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X. LA CUESTION DE LA RESPONSABILIDAD DE LOS GOBERNANTES SERVIOS EN EL ATENTADO DE SARAJEVO [continuación]
8. Analogías entre atentado de Sarajevo y asesinato de Esteban
Pasic en el parlamento de Belgrado.
Si se trató así a los serbios, ¨cómo entonces habrían de
proceder con adversarios de Serbia? Lo prueba de modo relevante el asesinato
de Esteban Radic, líder democrático croata, "rey croata no coronado",
y de dos diputados de su partido baleados por un diputado serbio en el
recinto del parlamento de Belgrado (1928).
Ya en 1918 Radic se opuso enérgicamente a la anexión de Croacia
al Reino de Serbia. Luego en torno al programa de la república croata
reunió en varios comicios más del 90 % de votos croatas, pese a toda
clase de persecuciones. Durante años boicoteó el parlamento de
Belgrado, de manera que la constitución del nuevo Reino de los
Servios, Croatas y Eslovenos fue promulgada sin la participación de
la gran mayoría de los diputados croatas. Cuando Radic se incorporó al
parlamento con el propósito de oponerse a la hegemonía serbia y la
autocracia real, un diputado nacionalista del partido radical serbio lo
hirió mortalmente.
Muchísimos indicios decían que el atentado fue sugerido e inspirado
por el rey Alejandro (127), lo que pensaba el mismo Radic. Su hijo
Vladimir publicó en París un libro documental para comprobar la
responsabilidad del rey Alejandro en la muerte violenta de su padre y
denunciando los métodos criminales de la política serbia (128).
(nota 127) Cf. Memorias de Ivan Mestrovic, Studia Croatica, Año III, Nø 1.
Del aludido libro se colige que la prensa internacional vinculó
el asesinato de Radic con él atentado de Sárajevo, haciendo hincapié
en el empleo dc crimen como recurso político.
Hans Trobst, corresponsal del gran diario alemán Berliner Lokal
Anzeiger, polemizando con el colaborador diplomático del rotativo
parisiense Le Matin, Jules Sauerwein quien defendió al rey
Alejandro, señaló los verdaderos culpables del asesinato de Radic
y concluyó: "En esta lucha no renuncian siquiera a las balas en el lugar
más sagrado, en el recinto parlamentario, ensalzando al mismo tiempo
su heroísmo y su granservismo... Europa en 1914 subestimó las
balas disparadas en Sarajevo, pero desde entonces se portó con
mayor cautela. Sabrá extraer las consecuencias, qúe de ello estén
seguros los señores en Belgrado" (129).
(nota 129) op. cit., pp. 11-115.
Hagener Zeitung (10/8/1928) también trabó analogías entre el
asesinato de Radic y el de Francisco Fernando. "Los tiros serbios de
1914 fueron una señal tormentosa de la primera guerra mundial, que se
convirtió en la desgracia universal. ¨Piensa Serbia, engradecida en la
guerra, seguir con los mismos métodos?" (130)
(nota 130) Op. cit., pp. 121-22.
Daity Express (Londres, 11/8/1928) subraya en un largo artículo
que los asesinatos en el parlamento de Belgrado "recuerdan en todos
los aspectos el atentado de Sarajevo" (131).
(nota 131) Op. cit., pp. 141-42.
New Leader (Londres, 22/6/1928) se expresa en términos más claros
todavía: "Todos nos acordamos muy bien que el asesinato del archiduque
austríaco y de su esposa, cometido por los serbios, que abogaban por
la autonomía de Croacia, significó el comienzo de la guerra
mundial y hasta tanto la revisión de la constitución actual de
Belgrado no se concrete a raíz de esta violencia y opresión, Belgrado
seguirá creyendo en la guerra como instrumento normal de su política y
nuevamente incendiará a Europa".
Le Droit du Peuple (Lausana, 14/8/1928) escribió entre otros
conceptos: "Los que no tienen memoria corta se acuerdan muy bien de los
disparos de revolver que hiceron estallar la guerra mundial... Ese tiro
fue disparado por un fanático partidario de Gran Serbia". Los serbios
alcanzaron sus fines pero prosiguen con los atentados, esta vez
"contra un gran pacifista". El diario suizo constató que la prensa serbia
defendía y glorificaba al asesino (132).
(nota 132) op. cit., p. 190.
Vladimir Radic cita asimismo decenas y decenas de publicaciones
de todos los países civilizados que condenaron los métodos de la
política serbia, y concluye: "Muchísimos periódicos compararon
el atentado del 20 de junio con el conocido atentado de Sarajevo
cuando los fanáticos granserbios asesinaron al sucesor al trono
de Austria-Hungría sin interesarles las tremendas consecuencias,
derivadas de dicho atentado. Aquéllos fueron los días más
sangrientos en la historia humana cuando millones de hombres cayeron en los
campos de batalla de Europa... como secuela de la criminal propaganda
granserbia" (133).
(nota 133) Op. cit., p. 195.
El citado autor recuerda también que el gobierno dictatorial
del rey Alejandro alentaba el culto dé los atentadores de Sarajevo.
En el lugar del atentado se colocó en su honor una placa conmemorativa.
Un puente de Sarajevo fue designado con el nombre de Gavrilo Princip,
y en los textos escolares los atentadores aparecían como heroes nacionales.
Las organizaciones juveniles deportivas adictas al régimen dictatorial
denominaban sus secciones locales con los nombres de los atentadores.
No es de extrañar, pues, que la dictadura de Alejandro organizara el
asesinato también de otros adversarios políticos. Así el 18 de
febrero de 1931 fue matado en las caIles de Zagreb el erudito e
historiador croata Dr. Milan Sufflay, albanólogo de renombre
internacional, por ser tenido por un opositor peligroso a la
dictadura real. En esa ocasión, Alberto Einstein y Heinrich Mann
dirigieron a la Liga internacional en pro de los Derechos
Humanos, con sede en París, en nombre de la sección alemana,
una extensa nota señalando toda una serie de crímenes políticos,
organizados por las autoridades yugoeslavas, y pedían que "se tomaran
las medidas necesarias para poner coto a ese extremadamente violento
gobierno. No debe tolerarse que se recurra al asesinato como
medio para lograr propósitos políticos. No puede tolerarse que los
asesinos sean glorificados como heroes nacionales" (134)
(nota 134) Citado según el texto publicado integramente en el libro de Vladimir Radic, Op. cit., pp. 206-208.
También la Yugoeslavia comunista sostiene el culto de los atentadores
de Sarajevo, pues pese a su fachada federal sigue actuando en función
de la Serbia engrandecida (135).
(nota 135) Dinko Tomasic, "Nueva clase y nacionalismo", Studia Croatica, Año I, N. 1, pp. 61-67.
Durante la guerra pasada los guerrilleros comunistas dieron a
una de sus "brigadas" el nombre de Gavrilo Princip, asesino de
Francisco Fernando. En Sarajevo, sobre el río Miljacka, un puente
sigue llamándose el puente de Gavrilo Princip; además se organizó
un museo consagrado a la memoria de Princip. Su director es uno de los
cómplices en los preparativos del atentado de Sarajevo. Hecho que no
debe sorprendernos si se toma en cuenta que los comunistas, con el
objeto de facilitar el restablecimiento de Yugoeslavia, consumaron
matanzas en masa contra centenares de miles de croatas, eslovenos e
integrantes de las minorías alemana, húngara y albanesa (136).
(nota 136) Studia Croatica, ed. especial "La tragedia de Bleiburg".
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