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X. LA CUESTION DE LA RESPONSABILIDAD DE LOS GOBERNANTES SERVIOS EN EL ATENTADO DE SARAJEVO [continuación]
1.La Cuestión de la culpabilidad serbia y el famoso Ultimatum de
Austria-Hungría
Como se sabe, la guerra estalló después de haber rechazado Serbia
el pedido de Austria-Hungría, contenido en el párrafo 60 del cuasi
ultimatum del 23/6/1914 (101), donde se exigía que en la instrucción
judicial en Serbia participan también los representantes de la doble
Monarquía (102). Si bien en Viena no se disponía de pruebas de
la responsabilidad directa del gobierno serbio y el ultimatum
erróneamente culpa a la organización de la "Defensa Nacional"
en lugar de la "Unión o la Muerte", denominada "La Mano Negra",
la investigación en Bosnia demostró, se expresa en la nota del 23/6/1914,
"que el asesinato de Sarajevo fue tramado en Belgrado, que las armas y
explosivos con que fueron provistos los asesinos les habían sido
facilitados por oficiales serbios y funcionarios que formaban
parte de la "Narodna Odbrana", y finalmente que el paso a Bosnia de
los criminales y sus armas fue organizado y efectuado por los jefes de servicio
de la frontera
serbia". (Indagaciones posteriores demostraron la veracidad de todos
esos cargos que además, evidenciaban sólo una pequeña parte
de la verdad).
(nota 101) Sir Edward Grey dio instrucciones el 25 de julio al embajador inglés en Petrogrado para que comunicara a Sazonov que el documento dirigido a Serbia no era un ultimatum sino "la démarche" con limitación de tiempo y que si no se aceptase las reclamaciones austríacas dentro del período de limitación, eí gobierno austro-húngaro rompería las relaciones diplomáticas y empezaría preparativos, pera no operaciones mititares.
En Viena, dado el carácter de la acción subversiva, dirigida desde
Serbia, que amenazaba la integridad territorial y la misma existencia
de la doble monarquía y que culminó con el asesinato del heredero
al trono imperial, estimaban que lo menos que se debía exigir era la
suspensión de actividades subversives, el castigo de los culpables
y, como garantía, la participación de los delegados austríacos en
la investigación pertinente. Esta última demanda, en vista de las
nociones vigentes en Europa acerca de la soberanía estatal,
fue calificada como incompatible con el honor de Serbia como
Estado soberano, y el gobierno francés junto con la opinión pública,
y en parte el de Gran Bretaña, aceptaron el punto de vista del
gobierno de Belgrado, de que tenía razón al rechazar el punto
60 de la démarche del 23 de julio de 1914.
Empero, otro cariz hubiera tomado todo ese problema de haberse
creído en París y en Londres que en efecto el gobierno de Serbia
era responsable del atentado de Sarajevo. Entonces el rechazo de
la participación de los representantes de Austro-Hungría en la
investigación del crimen habría sido interpretado en primer lugar
como el deseo de Belgrado de evitar se estableciera la verdad.
Por lo demás, tratábase de un país que carecía del derecho moral a
exigir la aplicación de los criterios justificados en los países
civilizados de Europa occidental, pero fuera de lugar en Serbia.
Los gobernantes serbios practicaban el terrorismo político como
un recurso casi normal en la lucha política, según lo comprueban
los mismos historiadores serbios.
La historia de la Serbia contemporánea está envuelta en una cadena
ininterrumpida de crímenes políticos. El cabecilla del primer
alzamiento-serbio a principios del siglo XiX y el fundador de la
dinastía Karageorgevic gobernó -dice un historiador serbio-de modo cruel
y violento y además "a menudo recurría al crimen político para
cambiar y beneficiarse de una situación". Tuvo que salir de Serbia y
la conducción de la lucha contra los turcos pasó a manos de Milos
Obrenovic, fundador de otra dinastía serbia. Este ordenó se matara a
Karageorge de su regreso a Serbia y su cabeza la envió al sultán de
Constantinopla como "obsequio". Mihailo, hijo y sucesor de Milos,
fue asesinado en 1868. Entonces el poder lo asumió Alejandro, hijo de
Karageorge, y cuando le tocó el destierro, se estableció su responsabilidad
en la muerte violenta de Mihailo. El asesinato del último Obrenovic
fue consumado en 1903 con el conocimiento de su sucesor el rey Pedro
Karageorgevic (103).
(nota 103) Dr. M. Boghitschevitch, Le colonel Dragoutine Dimitrijevic-Apis, Paris, 1928 - Ivan Mestrovic en sus memorias, Uspomene na politicke ljude i dogodjaje (Buenos Aires, 1961 p. 79), cita lo que dijo el Dr. Ante Trumbic tras suscribir con Nikola Pasic en Corfú en 1917 una declaración conjunta sobre la constitución del Estado de los Servios, Croatas y Eslovenos. "Me parece -manifestó Trumbic aludiendo al Proceso de Salónica- que la última palabra de los serbios es matar al adversario y que ellos creen que de ese modo se solucionan los problemas, sin mirar las consecuencias en el extranjero ni las que se derivan en la vida interna".Los asesinos de Alejandro Obrenovic y su esposa figuraron entre los líderes militares y políticos más influyentes. Serbia empleaba el terror y el crimen político contra todos sus vecinos y especialmente contra Turquía y AustroHungría, de modo que un historiador argentino definió a Serbia como "foco de asesinos" (104).
(nota 104) A. Falcionelli, Op. cit., p. 444.
Los gobiernos de la Entente evidentemente no procedieron con
la cautela debida cuando presentaban a esa Serbia que rechazó la
investigación sobre el atentado de Sarajevo como inocente víctima de
la prepotencia de su poderoso vecino. Esa ficción fue alimentada también
después de la guerra con el fin de justificar severas condiciones
de los tratados de paz (105).
(nota 105) Alfred Fabre-Luce dice que por los años 1920 al discutirse la responsabilidad de la guerra, la falsificación de textos diptomáticos en Francia era moneda corriente. La indagación implicaba riesgo. El "Libro Amarillo'' francés, una especie de colección de documentos sobre la responsabilidad bélica, está lleno de documentos filtrados, truncados censurados y, si es necesario, inventados. "Les origines de la guerre de 1914. Controversé sur le probleme des responsabilités." ("Le Monde", Paris 12/8/1964).En Francia también con el tiempo penetró al menos parte de la verdad sobre la culpabilidad de Serbia en el atentado de Sarajevo. Renouvoin constata en el artículo mencionado "la responsabilidad indirecta" del gobierno serbio. En cambio, A.Fabre-Luce estima que la culpabilidad de Serbia está comprobada. Renouvoin tomó el concepto sobre la culpabilidad indirecta del gobierno serbio de la conclusión aprobada en la reunión conjunta de los historiadores alemanes y franceses en 1951, donde respecto a la responsabilidad serbia leemos también estas palabras... "aunque parece que ciertos miembros de ese gobierno tuvieran conocimiento del atentado". Por consiguiente. Fabre-Luce concluye que el punto 6§ de la démarche austro-húngara pudo haber sido inspirado por el deseo de preservar el prestigio y la hegemonía, pero "por ello no parece hoy menos excusable. El gobierno de Belgrado no había empezado ninguna investigación seria y esta abstención se explicaba demasiado bien". Las nuevas revelaciones podrían servir para completar la conclusión de los historiadores franceses y alemanes sobre la controversia de la culpabilidad indudable del gobierno serbio (106). "Al establecerse la verdad-destaca Fabre-Luce-, no disminuye el valor de los sacrificos de los combatientes franceses en la primera guerra mundial. Ellos lamentablemente preparaban el futuro que no deseaban. "La reconciliación franco-germana pudo concretarse recién después de la segunda conflagración mundial que, indudablemente, pudo evitarse si la verdad sobre los orígenes de la precedente hubiera sido totalmente conocida antes del nacimiento del hitlerismo" (107).
(nota 106) Fabre-Luce se refiere a los documentos, publicados en Yugoeslavia a raíz de la llamada revisión del Proceso de salónica por las autoridades comunistas. Esos documentos se hallaban en el archivo secreto del rey Alejandro. Información y comentario sobre dicha revisión los publicó Le Monde en sus ediciones del 27, 28 y 29 de junio de 1964. Ver Documentos", del presente volumen. ContinúaIndice
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