BOSNIA Y HERZEGOVINA


Bosnia y Herzegovina

LA CUESTION DE BOSNIA Y LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

IVO BOGDAN

X. LA CUESTION DE LA RESPONSABILIDAD DE LOS GOBERNANTES SERVIOS EN EL ATENTADO DE SARAJEVO


[continuación]

2. La cuestión de la responsabilidad serbia en las obras de Albertini, Falcionelli y Barnes

Lejos de abocarnos al análisis de la responsabilidad por la primera guerra mundial y quedando dentro de los límites trazados en este estudio, señalaremos tan sólo obras de tres autores donde se establece el grado de la responsabilidad de Serbia en el atentado de Sarajevo y la crisis subsiguiente.

El primero en establecer la responsabiliad del gobierno ser-vio y de los círculos of iciales rusos en el atentado de Sarajevo fue LUIGI ALBBRTINI, senador del Reino de Italia y director del diario milanés II Corriere della Sera en su obra Le origini delta guerra del 1914, publicada en 1943. Estudiando a fondo todos los docpmentos y archivos pertinentes y relatarldo sus contactos personales, en varios capitulos del libro II de su reputada obra Albertini constató algunos hechos, poco conocidos o totalmente ignorados, los conectó dándoles un comentario coherente, de modo que los historiadores ya no pueden negar la responsabilidad de los circulos oficiales de Serbia y Rusia. Albertini señala de modo especial la responsabilidad del agregado militar ruso en Belgrado, coronel Artamanov y del "partido belicista" ruso. Además aporta pruebas según las cuales el atentado fue organizado por altos oficiales del Reino de Serbia y su preparación fue conocida por el gobierno de Nikola Pasic. Ese gobierno quiso reservarse el atibi por haber prohibido presuntamente el pase de los atentadores a Bosnia y por haber instruido a su embajador en Viena de advertir sobre el peligro de atentado. Albertini juzga con acierto que aquí se trataba de intentos de derivar la responsabilidad al grupo de oficiales de la llamada Mano Negra, señalando asimismo la manera inadecuada de atraer la atención de las autoridades austrohúngaras. Señala también la negligencia de la administración austríaca y la posibilidad de que los adversarios de Francisco Fernando omitieron adrede tomar las medidas necesarias frente a atentados eventuales. Por un lado, los influyentes círculos húngaros veían en el heredero al trono un opositor peligroso al dualismo y los partidarios austríacos de la intervención militar contra Serbia veian en él un oponente decidido a la guerra contra Rusia y Serbia. Francisco Fernando quiso solucionar la cuestión yugoeslava por medios políticos y no militares.

Dicho de pasada, nos parece que se ha exagerado sosteniendo que Austria-Hungría buscaba un motivo de guerra y que el atentado de Sarajevo vino como llovido del cielo. Incluso se afirmaba que el mismo heredero al trono buscaba el pretexto de la guerra y a tal efecto, de acuerdo con el kaiser Guillermo II, organizó la visita a Sarajevo. Con razón observa el nieto del desafortunado archiduque, George Hohenberg, en la revista austríaca Forum: "¨Quiere decirse que el Kaiser sugirió a su amigo que se dejara asesinar para que él, Guillermo, pueda declarar la guerra?".

Otra obra es de ALBERTO FALCIONELLI. En su monumental "Historia de la Rusia Contemporánea", el autor argentino se ocupa del fondo político del atentado de Sarajevo, particularmente en los capítulos XII y XIII, del primer tomo. Falcionelli, adversario ideológico del comunismo, procede con extrema cautela en su crítica de la Rusia imperial.

Acertadamente enjuició los efectos perniciosos de la agresiva política serbia contra la Monarquía danubiana, señalando la culpabilidad del partido belicista ruso que la respaldaba. En ese punto difiere de muchos autores de los países latinos, demasiado influenciados por la propaganda bélica de la Entente, favorable a Serbia. En lo concerniente a la responsabilidad por el atentado de Sarajevo, Falcionelli comparte la opinión de Albertini, pero extrae sus conclusiones de manera independiente, en base al conocimiento cabal de la materia, libre de todos los prejuicios en cuanto a los protagonistas del drama, que culmina con cátastrofe de la primera guerra mundial. Resulta muy inter‡sante su semblanza de Francisco Eernando y la apreciación de ios motivos de los conspiradores serbios, más temerosos de las reformas poli¨icas del heredero al trono que de los preparativos militares austro-húngaros.

El profesor HARRY ELMER BARNES es el tercer autor cuyo juicio acerca de la responsabilidad de Serbia por la primera guerra mundial merece traerse a colación. Barnes se ocupa del problema de la culpabilidad de la guerra desde hace 40 años. Con motivo de la publicación del discutido libro Griff nach der Wettmacht (Droste-Verlag, Dusseldorf) fue invitado a exponer sus conclusiones sobre las causas de la primera guerra mundial. En su opinión, la causa principal de la guerra fue el afán de Rusia de apoderarse de los Estrechos del mar Negro. Rusia trató de alcanzar su propósito de todas las maneras y por fin mediante la Alianza Balcánica. En efecto, en 1912 se había acercado bastante al objetivo ansiado, pero no tardó en producirse la guérra entre los Estados balcánicos cuyo resultado fue el alineamiento de Bulgaria con las Potencias Centrales. Desde ese momento, opina Barnes, en Pétrogrado prevaleció el partido paneslavista belicista que propugnaba la realización del sueño bizantino ruso aunque fuera al precio de la guerra europea.

Izvolsky fue el ejecutor de esa política. El pretexto para la guerra lo proporcionaron los nacionalistas granserbios, quienes, alentados por Rusia, perpetraron el asesinato de Sarajevo, temerosos de las reformas políticas favorables a los eslavos austríacos. El gobierno serbio estaba enterado de los preparativos del atentado por lo ménos tres semanas antes de su consumación y nada hizo para impedirlo o por lo menos para informar debidamente al gobierno vienés. Incluso altos oficiales, entre ellos el gran principe Nicolas, como asimismo algunos diplomáticos, interiorizados de los preparativos, dieron su apoyo y prometieron ayuda militar a Serbia en caso de desencadenarse la guerra. Del complot estaban enterados también el Zar y el ministro de relaciones exteriores de Rusia, Sazonov. En Viena conocían los fines de los fanáticos serbios, pero desconocían los pormenores de los preparativos del atentado. Veían claro que el nacionalismo serbio perseguía la desintegración de AustroHungría. Serbia rechazó las demandas fundamentales de Viena y por supuesto tal respuesta no pudo satisfacer al gobierno austro-húngaro.

Empero, Bertchold se decidió por la guerra únicamente por haber sido mal informado por el embajador inglés Bunsen de que su gobierno no intervendría en el conflicto bélico. Averiguó demasiado tarde que Bunsen no había entendido bien las instrucciones de su gobierno. El historiador norteamericano extrae la conclusión de que en primer lugar Serbia era culpable de la guerra.

Dice textualmente: "La responsabilidad principal por la primera guerra mundial recae sobre Serbia, Rusia y Francia y eso en el orden indicado. Luego recaería sobre Austria que pedía sólo una justificada acción local punitiva. Al final figuran Inglaterra y Alemania, por el orden citado. Las personalidades más responsables fueron Izvolsky, los intrigantes serbios, Rankeschmiede, Sazonov y Poincaré, por orden indicado" (108).

(nota 108) Harry Elmer Barnes, Ein Schlussurteil ber die Ursachen des Ersten Weltkrieges, "Nation Europea", XIV Jahrgang, tomo 5, mayo 1965, pp. 5-13.

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Studia Croatica, año 1965
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