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IX. LA CUESTION DE BOSNIA EN RELACIONES
ENTRE AUSTRIA - HUNGRIA Y SERVIA DEL CONGRESO DE BERLIN
HASTA LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL 1. Austria-Hungria en el papel ingrato de la protectora de la Serbia de los Obrenovic
Viena no tomó debidamente en cuenta todo eso cuando favoreció
a los serbios al oponerse al intento ruso de crear en virtud
de la paz de San Stefano, la Gran Bulgaria que dominaría los
Balcanes y posibilitaría realizar el sueño de Rusia sobre la
posesión de Constantinopla y el control de los Estrechos. Viena
creyó que favoreciendo a Serbia como contrapeso a Bulgaria podría
transformarla en instrumento de su política balcánica. Tomando
en consideración únicamente la geografía política y
económica,
en Viena razonaban que la amistad de Serbia, su primer vecino
balcánico, era indispensable para poder controlar los accesos
al Mar Egeo.
Por su parte Serbia quería impedir la ocupación búlgara de la
Macedonia. Era lógico que se unió a Austro-Hungría para
desbaratar los planes rusos y búlgaros tendientes a afirmar su
supremacía en los Balcanes mediante la posesión de Macedonia.
Si la Bulgaria de San Stefano hubiera logrado mantenerse, habría
quitado no sólo a Serbia sino también a AustroHungría toda posibilidad
de expansión hacia el Sur en dirección al Egeo, y a la Serbia
en dirección al Adríatico a través de Albania y Montenegro. Tanto
más cuanto que las zonas pretendidas por Serbia, que una treintena
de años después conquistaría, étnicamente no son tierras serbias.
Macedonia
está poblada por la gente mucho más afín por idioma y sentimientos
a los búlgaros que a los serbios. Incluso los derechos históricos
serbios, tan invocados son muy dudosos. Respecto del territorio
de la antigua Rasa (vilayeto turco de Kosovo), que los serbios
llaman la "Vieja Serbia", es verdad que antaño fue la cuna de
la monarquía serbia medieval, pero, en el decurso del tiempo
la poblaron los albaneses que además viven en la continuidad
territorial con Albania y por lo tanto deberían integrarla. Mientras
esas áreas estuvieron bajo el dominio del Imperio turco decadente,
Serbia tenía la posibilidad de conseguirlas y de ese modo obtener
el control de la importante línea Morava-Vardar que conduce de
la cuenca danubiana al Cercano Oriente, y asegurarse la posesión
de la Macedonia de Vardar, la posición clave de los Balcanes.
En opinión del gobierno austríaco, los méritos de la Monarquía
danubiana en la contención de los otomanos, y los intereses mutuos
de Serbia y Austria a la salida al Egeo deberían servir de base
razonable para una política de apoyo recíproco.
Efectivamente. Serbia pudo impedir el predominio de su rival
búlgaro únicamente con la ayuda de Austro-Hungría, que se opuso
al predominio búlgaro-ruso en los Balcanes. La Gran Bulgaria
fue reducida, por las potencias reunidas en el Congreso de Berlín,
a su parte septentrional. Macedonia fue reintegrada a Turquía
y se creó la Rumelia oriental bajo el control turco. Serbia,
hasta entonces un principado vasallo de Turquía, fue proclamada
Estado independiente. Milan Obrenovic, su príncipe, asumió el
título del rey de Serbia.
En 1881 Serbia firmó con Austro-Hungría una convención secreta,
prorrogada en 1889 hasta 1895, por la que se comprometió a no
permitir la agitación contra Austro-Hungría, mientras esta última
defendería los intereses de la dinastía serbia y ayudaría la
expansión de Serbia en dirección sur. Posteriormente Austro-Hungría
se comprometió a respaldar a Serbia contra los intentos expansionistas
de Montenegro, respaldado por Moscú. Serbia se comprometió a
no concertar acuerdo alguno con países extranjeros sin consentimiento
de Austro-Hungría, que tomó muy en serio su papel de protectora
de Serbia. Creyendo en la permanente comunidad de intereses de
ambos Estados, la Monarquía danubiana hasta favoreció en su propio
territorio a los serbios en detrimento de los croatas. Además
en 1865 salvó a Serbia de las consecuencias de su derrota sobre
el río Slivnica. La guerra la había desatado Serbia queriendo
impedir que Bulgaria se apoderara de Rumelia oriental, con lo
que quedaría cerrado el camino de la expansión serbia hacia Constantinopla.
En virtud de la paz estipulada el año siguiente en Bucarest,
por segunda vez se impidió la unificación de Bulgaria, rival
principal balcánico de Serbia. Durante los gobiernos austrófilos
de los Obrenovic, Serbia organizó su administración y estructuró
su ejército, condición previa de los posteriores éxitos militares
y políticos.
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