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VII. LA EQUIVOCADA POLITICA REFERENTE A SERVIOS EN EL SIGLO XVII 1. La oposición a los cristianos del Occidente y la opción en
favor de los conquistadores turcos en el mito nacional serbio de
Kosovo.
Este compromiso con el conquistador islámico adquirió en la tradición
nacional serbia la forma de mito sobre la elección del "reino
celestial" en lugar del terrenal. Como todos, también este mito
serbio contiene una parte de la verdad histórica. La sustancia
del mito de San Vito-Kosovo es que los serbios interpretan como
una abnegada perseverancia en la lucha por "el reino celestial"
su capitulación ante los turcos y el triunfo del "partido turco"
antioccidental en Serbia. Ese enfoque místico lo adoptó también
la moderna historiografía serbia y de rebote algunos historiadores
europeos de categoría como por ejemplo Leopoldo Ranke.
La crítica histórica contemporánea dio por tierra con la teoría
sobre la defensa sacrificada y heroica de Serbia a costa de
autoaniquilamiento.
Incluso Esteban Dusan el Poderoso, que se había proclamado emperador,
buscó aliarse con el sultán turco Orkan y ofreció a su hija por
esposa de uno de sus hijos. Anteriormente había solicitado del
papa Inocencio VI que lo nombrase comandante supremo de la Cruzada
contra los turcos, pero, cedida la presión turca, descortésmente
despidió a los legados papales. Al mismo tiempo peleó sin éxito
por el mismo título contra su rival, Luis Ių el Grande, rey húngaro-croata
de los Angevinos de Nápoles. Sisman, monárca búlgaro, coétaneo
de ambos, también se autotituló emperador y solicitó la ayuda
turca contra el reino húngaro-croata. Al sultán Murad le dió
por esposa a su hermana. (Es característico de la situación imperante
en aquel entonces en los países de la civilización bizantina
que tres monarcas a la vez pugnaban por el mismo título-el monarca
serbio, el búlgaro y el bizantino- y a la postre ganó el cuarto
rival, los turcos osmanlíes).
En la batalla de Kosovo (1389) los cabecillas serbios, enemistados
entre sí, ofrecieron débil resistencia. Los combatientes principales
fueron los cristianos occidentales de Hungría y Croacia, especialmente
de Bosnia. Tvrtko, rey de Bosnia, comunicó a sus amigos europeos
que había ganado la victoria en Kosovo y fue felicitado. La batalla
resultó indecisa, el emperador Murad fue asesinado y Tvrtko con
razón creyó en el triunfo alcanzado. No obstante, después de
Kosovo virtualmente cesó toda la resistencia serbia a los turcos.
Milica, viuda del "zar" (emperador) Lázaro fue firme partidaria
de los turcos y dio al sultán Bayaceto por esposa a su hija María.
El déspota serbio llegó a ser vasallo turco y junto con los osmanlíes
peleó contra los húngaros y los croatas. Marko, vasallo turco
de Macedonia, glorificado por la leyenda como el Rolando y Cid
balcánico, ha sido vasallo turco y cayó combatiendo al lado turco
contra el duque rumano Mirca. Por lo tanto, los serbios, antes
que los griegos bizantinos, hicieron paces con los turcos.
La historiografía serbia, impregnada de espíritu nacionalista,
conforme a la práctica bizantina sirve más a la política que
a la verdad, y trata de mantener el mito de Kosovo, sin poder
ocultar del todo la verdad histórica. Citaremos a Vasilj Popovic,
quien en su obra sobre la Cuestión de Oriente, da una
explicación asaz sincera sobre el "mísero fin" de los intentos
de resistencia conjunta de los cristianos occidentales y orientales
a los turcos.
"Los pueblos balcánicos-dice Popovic-pudieron ver que las potencias
cris tianas occidentales tendían, igual que los turcos, a expandir
su poder político en los Balcanes, y según las circunstancias
apoyáronse ora en unos, ora en otros. Detrás de la abnegación
y las ambiciones bélicas de ciertos cristianos occidentales se
ocultaba siempre la intención expansionista de los papas o de
otra potencia católica (...) Por ello, los cristianos balcánicos
no pudieron apoyarse exclusivamente en las potencias cristianas
occidentales y entraron en compromisos con los turcos (...) En la tradición
popular se grabó hondamente la derrota de Kosovo como la caída del imperio
en el campo de batalla y caló profundamente el deseo de renovar la antigua
gloria y la grandeza mediante hazañas heróicas (...) La Iglesia cultivaba
recuerdos de la gloriosa época de los Nemanjic y mantenía en el pueblo
su tradición estatal" (nota 36).
(nota 36) Dr. Vasilj Popovic, Istocno Pitanje, Belgrado 1928, pp. 18-19.El mismo historiador, pero con menos reservas, describe el triunfo del "partido turco" sobre los partidarios de Occidente en Constantinopla en vísperas de su caída. No vacila en responsabilizar al Papa por su insistencia en la Unión y lo culpa de "perturbaciones, disensiones y confusiones", que "destruyeron toda la autoconfianza del pueblo". "La masa fanatizada aguardaba el castigo divino sobre la ciudad por haber abandonado ésta la verdadera religión. Sin disciplina alguna el populacho de Constantinopla prefería asaltar las bodegas que combatir al enemigo y se emborrachaba para la mayor gloria de la Virgen y dejaba a los latinos la defensa de la última fortaleza bizantina del ortodoxismo". "Incluso empezaron a gritar con exasperación que era mejor el turco que el latino". Mohamed II el Conquistador fue apoyado por los vasallos cristianos, y entre ellos por los serbios. "Isidoro, el odiado patriarca latino, huyó y el Sultán respet6 al luchador popular del ortodoxísimo Genadio, y puso a su servicio una fuerte organización eclesiástica" (nota 37).
(nota 37) Ibid., pp. 28-29,N. Jorga, conocido historidaor rumano, acota que fue un soldado serbio quien decapitó a Constantino, último emperador oriental, y su cabeza la obsequió al sultán turco (nota 38). (nota 38) Una fuente descuidada sobre la conquista de Constantinopla, "Boletin" de la sección histórica de la Academia Rumana, XII, 1927, pp. 59-48.Stanoje Stanojevic, destacado historiador serbio, al referirse a la renovación del patriarcado serbio con sede en Pec en 1557, decretada por el gran visir Mohamed bajá Sokolovic, dice:
"La Iglesia serbia reconoció entonces la autoridad de los osmanlíes
y concertó con ellos un acuerdo. (...) De esa manera casi
todo el pueblo serbio estaba bajo la autoridad del patriarca
de Pec. Los patriarcas de Pec dictaban sentencias solos o por
conducto de sus órganos. No sólo en los asuntos eclesiásticos.
De ese modo el patriarcado de Pec disponía de gran poder en todas
las regiones habitadas por los serbios, en las comarcas desde
Budapest hasta más al sur de Skoplje" (nota 39).
(nota 39) S. Stanojevic: Istorija srpskog naroda. Belgrado 191O, pp. 5 y 207.El aludido V. Popovic, hablando de las relaciones de los serbios, después de Kosovo, con los turcos por un lado y con los cristianos occidentales por el otro, cita ejemplos de intentos fallados para combinar una defensa conjunta de los serbios ortodoxos y los pueblos católicos danubianos. Tal cooperación no pudo lograrse, puesto que los serbios aborrecian del Occidente y dirigían su mirada hacia Rusia todavía cuando la ayuda rusa era "el canto de un futuro lejano". "La santa Rusia, lejos de la influencia papal y del cristianismo occidental, quedó como el último refugio del cristianismo ortodoxo, el único Estado ortodoxo independiente, Rusia asumió la dirección del cristianismo oriental. La afinidad religiosa con los súbditos de Turquía dio base a la importancia rusa en la Cuestión de Oriente, aun antes que Rusia tuviera contactos territoriales con Turquía y estuviera en condiciones de guerrear contra ella, y comenzara a poner en práctica sus pretensiones. En Rusia enraizó el pensamiento de que Dios le asigno el papel de Tercera Roma" (nota 40). (nota 40) V. Popovic, op. cit., pp. 33-34. ContinúaPrincipio de ArtículoIndiceHome
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