Cardenal Stepinac
CARDENAL STEPINAC: Mártir de los Derechos Humanos
M. Landercy
[continuación]

Ivan Mestrovic (1883-1962)

Mons. Stepinac, Héroe Espiritual; Reflexiones sobre Stepinac en el décimo aniversario de su enjuiciamiento

El 11 de octubre de 1956 marcó el décimo aniversario de la triste condena y encarcelamiento de Mons. Stepinac, arzobispo de Zagreb y hoy cardenal de la Santa Iglesia Católica. Una fecha por sí misma tan gravosa como dolorosa para aquellos que lo condenaron. Este juicio fue uno de los gestos en contra de la Justicia por parte del Gobierno, que podrían resultarle fatales. Condena vergonzosa porque un hombre inocente fue acusado, un hombre del cual ningún croata ha dudado de la rectitud de su vida tanto como Pastor como en su vida ciudadana, nadie, salvo aquellos que lo han condenado. Ha sido acsuado a causa de su fe a toda prueba en Cristo y a causa de su adhesión a los derechos del pueblo croata, a su libertad, a su independencia. Todo el resto, todo lo que se ha dicho, no son más que fantasías. Uno de los líderes del Partido Comunista, cercano a Tito, encontró años atrás, en Nueva York, al autor de estas líneas. A mi pregunta: `Qué piensa sobre Stepinac, la acusación y el juicio contra él? 'Milovan Djilas respondió: 'Para hablar honestamente y decir la verdad, yo pienso, y no soy el único, que Stepinac es un hombre íntegro, con un carácter sólido, imposible de doblegar. Ha sido en verdad acusado siendo inocente, pero cuántos de estos casos podrían señalarse en la Historia, de inocentes que fueron condenados por necesidades políticas!' A la pregunta sobre si era verdaderamente una necesidad política impulsar este conflicto, contra la voluntad y los sentimientos del pueblo croata, con la Iglesia Católica y por consiguiente con todas las religiones que confiesan la existencia de Dios, respondió: '-Nosotros no habríamos criticado su nacionalismo croata, pero lo que nos ha impulsado fue su fidelidad al Papa de Roma'".

Y ahora algunas palabras sobre las acusaciones contra Stepinac: Acusar a Stepinac de odio contra los serbios, acusarlo de presión sobre ellos para convertirlos al catolicismo en tiempo del régimen ustacha, es una fantasía total. Durante la primera guerra mundial, Stepinac, que finalizó su cautiverio en Italia, actuó en la gurera en el frente de Salónica del lado de los serbios contra Austria. Esto no lo hizo por espíritu de aventura, sino impulsado por sentimientos de fraternidad. Estaba lejos de prever, como así también los otros voluntarios, que más tarde, después de la alianza, Belgrado tuvo una política hegemónica y de terrorismo frente a los croatas y a Croacia. Que Stepinac, decididio, se haya opuesto a tal alianza, es lógicamente natural para un hombre que no soporta la injusticia y el terrorismo y que respeta la dignidad humana y nacional. El no ha hecho política, pero, devenido arzobispo, condenó todo lo inhumano, sea en el país o en el extranjero.

Es una fantasía decir que ha tenido una actitud pasiva en tiempo de los ustachas. El autor de estas líneas no ha vuelto a encontrar en Zagreb, en ese tiempo, a nadie que haya tomado la iniciativa de condenar sus actos inhumanos. Ellos lo sabían y es por eso que se aprovechaban del odio. Durante uno de nuestos encuentros, Stepinac estaba al borde de las lágrimas, a causa de los actos de barbarie y salvajes de Pavelic y del Pacto de Roma firmado por "Poglavnik" (Pavelic). Este pacto cedía a Mussolini la parte más bella de Croacia, la Dalmacia pidiendo en "retorno" un Príncipe italiano como rey!

"Es el acto más vergonzoso de toda la historia croata", dijo Stepinac montando en cólera.

Durante una conferencia episcopal en el arzobispado de Zagreb, que debía analizar la postura de los superiores religiosos frente al Gobierno, los obispos, bajo la presidencia de Mons. Stepinac, decidieron enviar una delegación a Pavelic para protestar y pedirle el cese de las persecusiones. Stepinac propuso al arzobispo Zaric para hablar en su nombre a todos y redactar la protesta, lo que se llevó a cabo.

En lo que respecta a la participación de Stepinac en los actos que tenían como finalidad forzar a los judíos y a los ortodoxos para convetirlos al catolicismo, el caso siguiente bastará para desmentir esta acusación. El párroco cargo de la mayor iglesia de Zagreb mostró al autor de esas líneas las instrucciones al respecto recibidas por parte del arzobispo:

"Si personas de religión ortodoxa o judía, cuya vida está en peligro, vienen a verlo para convertirse al catolicismo a fin de salvar su vida, recíbalos con este fin; no les pida una profunda instrucción religiosa, pues los orodoxos son cristianos como nosotros y es en el pueblo judío en el que se originó el catolicismo. El deber cristiano es en primer lugar salvar a esos hombres. Una vez que la locura actual y estos actos salvajes hayan pasado, aquellos que hayan entrado en nuestra Iglesia por convicción permanecerán en ella y los otros, pasado el peligro, volverán a su Iglesia".

Entre las acusaciones contra Stepinac, una de las mayores fantasías es ciertamente la de que se decía colaboracionista con el régimen impuesto por el ocupante del país. En la primavera de 1942, me mostró una pila de cartas con amenazas ubicada sobre su escritorio, y sobre ella, la enorme piedra que recibiera en la espalda, lanzada por agentes de la ocupación durante uno de sus desplazamientos por los suburbios de Zagreb. Estas cartas amenazantes provenían tanto de los jefes del Estado Mayor de los ustachas como de la Gestapo; estaban escritas en alemán y en croata; su contenido era siempre el mismo:

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