Cardenal Stepinac
CARDENAL STEPINAC: Mártir de los Derechos Humanos
M. Landercy
[continuación]

La oración del Sacro Colegio

Que la oración litúrgica que sale de nuestros labios y de nuestros corazones, a través de las volutas de incienso, implore una vez más por la paz y la gloria celestial del lamentado difunto Cardenal Stepinac. Sabemos que a esta oración se unen íntimamente todos los venerables miembros del sacro Colegio Cardenalicio, aquí presentes, o que, en todos los puntos de la tierra, escuchan al pueblo asociarse a la tristeza del Padre común, con sentimientos de emocionante fraternidad, manifestando las condolencias de la Iglesia universal. El cardenal Stepinac no pudo, ni siquiera una sola vez, vestir la púrpura tan merecida y tan gloriosa, fuera de su país natal o del lugar al cual estaba confinado; pero queremos creer piadosamente y esperar que, ahora aureolado de gracia y de luz extenderá su protección sobre todo el Sacro Colegio, del cual Stepinac es su brillante victoria, sobre toda la Santa Iglesia y sobre toda Yugoslavia.

Hay todavía una gracia particular que queremos pedir a través de él: la salud, la conservación y la cura de otro ilustre y queridísmo hermano, el cardenal Francois Koening, Arzobispo de Viena, a quien su admirable impulso de caridad fraternal lo impulsó a realzar con su presencia los solemnes funerales del Cardenal de Zagreb, ocasión en que sufrió un accidente de viaje, cuyas consecuencias hacen temer por su preciosa existencia (18).

¡Oh, qué sufrimientos, queridos hermanos e hijos, qué sufrimientos nos aportan estas misteriosas vicisitudes de la vida cotidiana llena de peligros! Estas nos empujan hacia el brazo de Jesús, como a los primeros discípulos en el lago de Galilea:

"Sálvanos, Señor, sino pereceremos" (Mat., VII, 25.). Estamos seguros de que nuestro Señor Jesucristo salvará su Iglesia y, en estas horas de tristeza, queremos escuchar de nuevo sus palabras, incluso si nos dicen con un acento de reproche: "Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?" (Cf. Mat., XVI, 31). Pero jesús quiere que lo invoquemos. Unámonos en esta súplica a los fieles de la siempre querida Austria fidelis, por el pronto restablecimiento de la robusta salud de su tan meritorio y ardiente pastor que, en un gesto de exquisita fraternidad, quería convertirse en el noble representante de todos los Cardenales y de todo el Episcopado de la Iglesia Católica.

Es suficiente, Señor, es suficiente. Per singulos dies benedicimus te, aún cuando éste sea un día de tristeza. Fiat misericordia tua, Domine, super nos, quemadmodum speravimus in te. Amen et semper amen".

El corresponsal de Paris Presse en el Vaticano escribió el 18 de febrero de 1960:

"Quizás el Papa proclame al Cardenal Stepinac Venerable. Vaticano, 18 de febrero - El Cardenal Stepinac, Primado de Yugoslavia, que acaba de morir, quizás sea proclamado `Venerable', primera etapa hacia la beatificación, la cual por sí misma conduce a veces a la canonización.

Fue el mismo Papa Juan XXIII quien lo mencionó en su elogio fúnebre del difunto, en el transcurso de una Misa de Requiem celebrada en la Basílica de San Pedro ante 28 Cardenales, numerosos eclesiásticos y miembros del cuerpo diplomático. Será en razón de "la admiración y de la veneración universal" de las que fue objeto Stepinac, que el prelado difunto verá introducir su causa prontamente en el Vaticano".

Alocución del cardenal Feltin

La misa celebrada en Notre Dame en París, la mañana del domingo 28 de febrero de 1960, por Exc. Mons. Rupp, por el descanso del alma del Cardenal Stepinac, revistió el doble carácter de oración por toda la Iglesia del silencio y de homenaje a "un mártir de los tiempos modernos" por tomar una expresión del Cardenal Feltin. El Arzobispo de París y S.E. el cardenal Marella presidieron la numerosa asamblea que se apiñaba en la nave. Los croatas, reconocibles por el nudo tricolor de la corbata de crepe que llevaban en el ojal, habían llevado un gran retrato del prisionero de Krasic. El Cardenal Feltin terminó su discurso diciendo:

"'In Te Domine, speravi' era el lema del Cardenal Stepinac. Este lema marca la totalidad de la vida de este intrépido prelado, sacerdote de Jesucristo, testigo heroico de la verdad, de la justicia, de la caridad, en cada instante de su dolorosa existencia, frente a todos los errores de nuestro tiempo, del nazismo y del comunismo. Toda la cristiandad es invitada a recogerse y orar por él. No podemos faltar a este deber de fraternal reconocimiento. Os invito a pensar en este héroe de los tiempos modernos, en el ejemplo magnífico de coraje cristiano que él nos ha dejado y pidámosle que intervenga ante el Señor en favor de todos los fieles que, del otro lado de la Cortina de Hierro, constituyen la Iglesia del silencio y que, como Stepinac son reprimidos en el ejercicio de su fe. Finalmente que intervenga para que el orden y la tranquilidad terminen por reinar entre los pueblos con justicia, legalidad y caridad".

Mensaje de los cardenales franceses

Los Cardenales franceses dirigieron el 12 de febrero el siguiente telegrama al Santo Padre:

"Profundamente conmovidos deceso del Cardenal Stepinac, compartimos dolor Vuestra Santidad en unión con todos los miembros Sacro Colegio. Seguros de interpretar pensamiento Episcopado Francés, pedimos oraciones para veneración difunto y para todos cristianos que conozcan pruebas semejantes a las suyas. Rogamos Vuestra Santidad recibir filial homenaje".

Achile, card. Lienart, card., Pierre Marie, card., Gerlier, card., Clement, card., Roques, card., Maurice, card., Feltin, card., Paul, card., Richaud, card.

Alocución del Cardenal Montini

"... Que Stepinac sea nuestro maestro, pedía el Cardenal Montini, en su catedral de Milán. Que nos enseñe la esperanza y la bondad. Ha muerto rodeado del silencio de su Iglesia a quien sólo le quedan las voces de la oración y del perdón. Stepinac nunca profirió ningún improperio, ningún anatema. Nunca quiso abandonar su país. Hermanos, hijos, perdonemos y recemos".

(18) Al dirigirse a Zagreb, donde debía presidir las exequias del Cardenal Stepinac, S.E. Cardenal Koening tuvo un grave accidente de auto. Hospitalizado en Varazdin, Croacia pudo, luego, una vez fuera de peligro, volver a Viena en helicóptero.

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