El Arzobispo sabía bien que no podría ir a Roma para el Consistorio de su promoción. Difícilmente podría regresar luego a su país. Su lugar estaba en Croacia y allí permanecería.
El periodista de la Associated Press que lo había visitado tres años antes, en Lepoglava, fue esta vez a Krasic para ver al nuevo Cardenal.
"¿Piensa Ud., le preguntó, que puede existir colaboración entre la Iglesia y el Estado, dado que el Gobierno hace lo posible para alejar a la juventud de la Iglesia?".
"Esta es una cuestión grave, respondió el Cardenal, es una lucha constante y siempre latente. Diga a todos que en esta lucha que en esta lucha el espíritu vencerá, no la materia. Nunca en la historia de la humanidad, el materialismo ha podido mantenerse definitivamente. Un estado basado exclusivamente en principios materialistas no puede durar".
Por el contrario, en la prensa yugoeslava los ataques se multiplicaban bajo todas las formas: artículos calumniosos y caricaturas odiosas del Santo Padre y del cardenal Stepinac. Con iguales intenciones, el Gobierno organizaba manifestaciones y mitines. El 17 de diciembre del mismo año, Mons. Stepinac se enteró de que el Gobierno yugoeslavo había roto relaciones diplomáticas con la Santa Sede. Más que nunca la milicia prohibía a la gente que fuera a Krasic. Ya desde el 26 de diciembre de 1952, todos aquellos que intentaban ir, eran devueltos. Al constatar que nadie más venía a verlo, el Cardenal comentó: "Estaba absolutamente solo en Lepoglava, podré estarlo también aquí".
Más o menos al mismo tiempo, una delegación de Obispos fue invitada a asistir a una audiencia con Tito en Belgrado, el 8 de enero de 1953. La audiencia fue un fracaso. Lo mínimo que los Obispos pedían, con el objeto de salvaguardar los derechos esenciales de los católicos (la libertad de prensa, el catecismo en las escuelas, la restitución de los bienes confiscados a la Iglesia, el retorno del Arzobispo de Zagreb a su residencia episcopal), todo fue rechazado.
Consistorio del 12 de enero de 1953 y alocución del Papa
El 1 de enero de 1953, Pío XII nombró oficialmente a 24 nuevos Cardenales en Consistorio secreto. El Santo Padre manifestó su dicha de verlos a todos reunidos, pero señaló también su tristeza por la ausencia del Arzobispo de Zagreb:
"Y ahora venerables hermanos, en medio de la dicha que sentimos al verlos aquí ante Nosotros, no podemos impedir que nuestro espíritu se vuelva con tristeza hacia Nuestro Venerable Hermano, el Arzobispo de Zagreb, a quien no se le ha permitido, a causa de las condiciones en las que se encuentra, venir a Roma a presentarse ante el Padre común, con libre facultad de regreso. Aunque ausente lo abrazamos con amor paternal y deseamos vivamente que todo el mundo sepa que al decidir honrarlo con la majestad de la púrpura romana, nuestro único objetivo ha sido recompensar dignamente sus eminentes méritos y testimoniar también a su nación entera nuestra gran benevolencia, y especialmente hemos querido aportar también nuestro elogio y consuelo a nuestros queridos hijos e hijas que en este momento tan difícil, profesan con resuelta valentía su Fe católica.
Está muy alejado de la verdad quien dice que hemos hecho entrar a este prelado en nuestro Sacro Colegio para ofender, para provocar al Gobierno de Yugoslavia.
Y esta elección por otra parte, no quiere ser una respuesta al violento lenguaje por el cual se nos denigra al igual que a la Sede Apostólica. Lenguaje muy violento, decimos, que por otra parte, perdonamos de todo corazón y queremos olvidar.
Pero nuestra conciencia no podía autorizarnos a reconocer y admitir el fundamento de las acusaciones sufridas por el Arzobispo de Zagreb, acusaciones que como ustedes saben llegaron a hacerlo condenar a una pena muy grave. Además, no podemos defraudar la esperanza y la espera de los católicos del mundo y de buena cantidad de no católicos, que recibieron con viva satisfacción la noticia de la elevación a la dignidad de la púrpura romana de un pastor, que es un ejemplo de celo apostólico y de fuerza cristiana. Por otra parte, el Cardenalato es una dignidad puramente eclesiástica, pero también es tradición de los jefes de Estado y de sus pueblos, manifestar la mayor alegría cuando uno de sus conciudadanos es llamado a formar parte de vuestro Colegio".
Visitas de los periodistas al Cardenal prisionero
El periodista de la Associated Press volvió a formular otras preguntas. Encontró al Cardenal acostado, sufriendo después de una operación en la pierna izquierda.
"Es imposible, declaró el Cardenal, que se llegue a un acuerdo entre el Estado y la Iglesia, pues en tal caso, el comunismo debería abandonar sus tesis principales y sus reglas fundamentales; y esto es precisamente lo que no quiere. Entonces, es imposible cualquier acuerdo".
Los periodistas lo visitaban a menudo y quitaban mucho tiempo al Cardenal. Sin embargo los recibía a todos. A la pregunta sobre si él preveía un encuentro con Tito, respondió: "Pero si yo soy un criminal de guerra".