Cardenal Stepinac
CARDENAL STEPINAC: Mártir de los Derechos Humanos
M. Landercy
[continuación]

Actividad caritativa del Arzobispo

A partir de 1936, Hitler había comenzado a perseguir a los "no arios" quienes huían, exiliándose cada vez en mayor número en el sur. La mayor parte llegaba a Zagreb. Mons. Stepinac había garantizado la seguridad de los ancianos judíos en su propiedad en el campo y había organizado la ayuda a todos los necesitados y enfermos, sin distinción de raza o religión. (Ver testimonio de Georges Desbons, cap. XXII).

El año 1939 estuvo marcado por grandes inundaciones (Samobor, Karlovac, Nova Gradiska, Ogulin, y otras ciudades); a las que se han agregado las hambrunas en Dalmacia, durante los años de guerra. Generosamente, Mons. Stepinac procuraba ayudar sin descanso: "Dar de comer a los que tienen hambre, abrir la casa a quienes no tienen ya hogar, vestir a los que no tienen ya ropa, es uno de los primeros, uno de los más grandes actos de caridad y de los más agradables ante los ojos de Dios", afirmaba Stepinac.

En una circular de 1945, instituyó "el domingo de la caridad católica", para ayudar a aquellos que se encontraban en la miseria a causa de la guerra. Aquel día se recolectaba lo que la gente podía dar en alimentos para otros.

Ayuda a los ortodoxos, a los judíos y a los eslovenos

Fundada por Mons. Stepinac, "Caritas" distribuyó gratuitamente y sin distinción de raza o religión, vagones de alimentos entre los hambrientos. Aunque con dificultades, logró obtener la autorización de reunir a todos los pequeños niños que habían quedado sin padres ni hogar en los campos. Stepinac los ubicaba en las casas de familias dispuestas a albergarlos mediante el cobro de una pensión que Stepinac tomó completamente a su cargo.

Logró instalar cerca de 80 de estos niños en el castillo de Brezovica, propiedad del Arzobispado, y confió a las monjitas de Notre Dame su cuidado. A menudo iba a ver a estos chicos y estos pronto lo adoptaron y lo amaron. Así, desde 1942 a 1944, salvó del hambre y de la muerte a 6.717 niños, de los cuales alrededor de 6.000 era descendientes de ortodoxos o de padres que se habían incorporado a los "partisanos" de Tito.

Cientos de familias de Zagreb participaron así de esta obra de amor de los croatas católicos hacia todos los niños sin distinción. Esta inmensa cantidad de niños salvados por Mons. Stepinac fue la obra más meritoria realizada en tiempos de guerra. En 1943, Stepinac organizó una cantina para los sacerdotes. Esta era frecuentada por más de 30 sacerdotes, entre los que se encontraban profesores de religión y sacerdotes ya jubilados.

Daba audiencias, a menudo prolongadas, a todas las personas que tenían problemas, los consolaba, buscando junto a ellas las soluciones. Nunca se mostraba cansado, recibía a todo el mundo, modestamente, siempre dispuesto a hacer hasta lo imposible por ayudar. En el inicio de la guerra, las audiencias eran solicitadas, sobre todo, por los ortodoxos y los judíos puesto que eran los más expuestos a la persecución. Stepinac siempre los ayudaba con entereza, pero sus intervenciones no eran muy bien vistas por el gobierno.

Cuando Ante Pavelic ordenó tomar represalias contra los serbios, Mons. Stepinac hizo de todo para defenderlos o salvarlos de la muerte. Logró así salvar a miles de personas de la muerte. Escribió muchas veces a Pavelic diciéndole que no tenía derecho a actuar así, para vengarse de veinte años de inhumana dictadura serbia intentando despertar su sentido humanitario. Siempre hizo lo posible para mitigar el dolor de los desdichados. Muchas veces, pidió autorización a Ante Pavelic para que los sacerdotes pudieran entrar en los campos para asistir a los moribundos y a los que los reclamaban. Stepinac solicitó también a Pavelic que intentara paliar la situación de los prisioneros, permitiendo que "Caritas" de Zagreb distribuyera provisiones al menos en Navidad. Desde que los alemanes invadieron Croacia, comenzó a sentirse la dura mano del nazismo, especialmente por la primera ley para los judíos, quienes debían llevar un brazalete con la estrella amarilla. En vano el Arzobispo reclamaba, protestando ante esta injusticia.

Sometido a la voluntad de alemanes e italianos, Pavelic ejecutaba ciegamente sus órdenes. Mons. Stepinac logró, al menos, evitar que se disolvieran los matrimonios mixtos hasta fines de la guerra. Desde que las tropas de Hitler ocuparon Eslovenia, la Gestapo, adversaria de la Iglesia Católica y de los pueblos eslavos, comenzó a eliminar a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, quienes fueron a refugiarse a Croacia. Mons. Stepinac dio refugio a 300 sacerdotes eslovenos en su presbiterio y comprometió a sus colegas del Episcopado a refugiar a otros tantos.

Por su amor completamente evangélico por el prójimo, superó largamente lo que su deber como Arzobispo le exigía. Este amor por la humanidad le acarreó problemas en Zagreb, donde estaban instalados los alemanes, la Gestapo y sus subordinados.

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