Durante los años siguientes a menudo se enfermaba gravemente. Era asistido de un médico, pero nunca aceptó el tratamiento en el extranjero, porque quiso quedar con su grey como un buen pastor. (37) Pero la conducta del régimen hacia Stepinac no mejoraba. Por el contrario, en todo ese tiempo nuestro Arzobispo Stepinac constantemente mantenía la actidud espiritual y psicológica que ordenó Nuestro Señor Jesucristo: "Amad a vosotros enemigos, rezad por los que os perseguien" (Mt 5,54). Las últimas violentas presiones del gobierno, poco antes de su muerte, le dieron la oportunidad a mostrarnos al menos una parte de su largo y grave sufrimiento, pero también su inviolable preparación a mantenerse fiel a su sacrificio pastoral unido con su voluntad a perdonar. En el mes de deciembre de 1959 el Tribunal Provincial de Osijek inició el proceso contra los religiosos del seminario de Dakovo, contra Ciril Kos, el presente obispo de Dakovo en paz, y sus asistentes. Aunque en el pueblo se sabía que la salud del Cardenal mostraba grave deterioro, él fue, sin escrúpulos, invitado a dar testimonio ante el tribunal. (38) El Cardenal decidió expresar su inalterable opinión. El 5 de deciembre de 1959 escribe una larga carta al "cuerpo del gobierno del pueblo que quiere examinarme como el testigo según la citación del Tribunal Provincial de Osijek", en la cual describe las razones por cuales no quiere comparecer ante el tribunal. Escribe sobre la larga historia de tortura que, hasta entones, había sufrido como el Arzobispo de Zagreb. Y dice al fin: "Yo se cual es mi deber. Por la gracia de Dios lo cumpliré hasta el final, sin odio hacia nadie, sin miedo a nadie." (39)
Padre Benigar nos da testimonio de esta heróica voluntad y decisión: "No se puede encontrar ni en el diario de Vranekoviæ ni en otros documentos ninguna prueba de que el Cardenal dijo alguna palabra contra sus perseguidores. Por lo contrario, en muchas ocaciones subrayó el orden de Cristo que tenemos de amar a nuestros enemigos y rezar por aquellos que nos odian y persiguen." (40) El Cardenal Stepinac, como nuestro pastor y maestro nos ha dejado esta santa actitud cristiana como su testamento.
Y con su fe y esperanza toda colocada en Dios, despaidiéndose de su grey y perdonando a todos, de la limpia conciencia y con la paz espiritual, entregó su alma a Dios en Krasiæ, el 10 de febrero de 1960.
"Nuestra conciencia es limpia y tranquila". Esto es la lema de toda su vida desde el día de su detención, como prisionero, de su sufrimiento y su santo martirio y muerte. Con la conciencia tranquila, con paz y dignidad, pasó sus últimos días en la prisión de Lepoglava que tenía como domicilio en Krasiæ hasta su paso a la eternidad.
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