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El atento investigador de la historia puede fácilmente descubrir las razones por las cuales los entonces gobernantes condujeron tan deshonesta e injusto juicio. Por cierto, la causa más directa fue la carta pastoral del 22 de septiembre de 1945 que fue condenada por el régimen comunista como el ataque al estado. En realidad, esa carta fue escrita con la profunda responsibilidad episcopal por los derechos de Dios, de la Iglesia y de todos los hombres a la libertad de la conciencia. Sin embargo, después de estudiar todos los documentos, uno puede claramente ver que en el fondo se trataba de la unidad de Iglesia católica en Croacia y Yugoslavia de ese tiempo, y especialmente de la unidad con el gobernador de Cristo y el sucesor de Pedro, el Santo Padre. Y por eso, tiene razón nuestro Cardinal Kuhariæ cuando dice en la catedral de Zagreb, el 10 de febrero de 1 993: "Pues, fue condenado a causa de su defensa de la unidad de la Iglesia. Y en esto es igual a los mártires: el cardinal John Fisher, el obispo Rochester y Tom Morus, el canciller del rey inglés Enrique VIII, a quienes les costó la vida su fidelidad a los sucesores de Pedro y a la unidad de la Iglesia." (25)
13. Es necesario destacar aquí que el primero que tomó la defensa de Stepinac, antes del proceso, fue su vicario general el obispo Salis Seewis en su carta dirigida a los sacerdotes y fieles el día de la detención del Arzobispo el 18 de septiembre de 1 946. Al apreciado y venerable Arzobispo le describe como "el más precioso ejemplo del pastor muy perfecto y santo, del patriota fervoroso y generoso, que en toda su vida trabajó por el pueblo croata colocando en práctica, casí perfectamente, los sagrados principios de la justicia del Dios, de los mandamientos de Dios y el Evangelio de Jesucristo." Las últimas palabras de la carta podrían ser grabadas en cada monumento de Stepinac: "El es el más fervoroso predicador de la verdad y la justicia, el más generoso y trabajador en el desarrollo de la verdadera cultura del pueblo croata. Por eso podemos decir, con orgullo, que el Arzobispo de Zagreb dr Aloysius Stepinac es hoy en día la figura más amada por el todo pueblo croata." (26)
En la carta del obispo Salis Seewis son citadas las famosas palabras del Arzobispo Stepinac dichas en su mensaje dirigido a los sacerdotes el 17 de deciembre de 1945. "En cuanto todas las acusaciones, dirigidas directamente o indirectamente a mí, podemos decir: No tenemos ninguna culpa. Nuestra conciencia es limpia ante Dios quien es el más fiel testigo y el más justo juzgador de nuestros hechos. Nuestra conciencia es limpia ante la Santa Sede, que juzgará de nuestros hechos sobre la base de los documentos originales. Nuestra conciencia es limpia ante los católicos de este país quienes tranquilamente y sobriamente estiman lo que sucede. Y finalmente, nuestra conciencia es limpia ante el pueblo croata al cual, por la voluntad de Dios, pertenecemos por nuestra sangre, y al cual, según nuestro oficio, servimos con toda nuestra alma, a pesar de los diferentes convicciones y grupos políticos." (27)
"Nuestra conciencia está tranquila y limpia!" Estas palabras, repetidas cuatros veces aquí en tan tranquila confesión, continuamente se podían oir en esa fatal sala dejusticia, y fueron las primeras y las últimas palabras de su testimonio. Empezó diciendo: "En cuanto todas las acusaciones contra mí, puedo responder que mi conciencia esta limpia... ya que mi conciencia es limpia, estoy preparado a morir." Y concluye: "En cuanto a mi y este proceso, no necesito misericordia, mí conciencia es limpia".(28)
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