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VIII. ¨COMO Y POR QVE SURGIO LA "CUESTION SURESLAVA"
DENTRO DE AUSTRIA-HUNGRIA?
5.Impacto del sistema dualista en la vida política de Croacia
La situación de Croacia en la última fase de vida de la Monarquía
dual fue indudablemente grave. En la era contemporánea de rivalidades
nacionalistas, Croacia entró con no restañadas heridas de las
guerras pluriseculares contra los turcos. Como tal, en la época
de los egoísmos y rivalidades nacionales dentro de la Monarquía
danubiana, no logró unificar
a todas sus provincias que, hasta la desaparición de Austria-Hungría,
quedaron divididas en varias unidades político-administrativas.
El nombre estatal y nacional croata se vinculaba sólo a la parte
noroeste, alrededor de Zagreb, que todavía sigue figurando en
muchos manuales, mapas y enciclopedias como Croacia propiamente
dicha, mientras otras regiones croatas se designan según sus
nombres provinciales. Croacia sería tan sólo el territorio en
que se mantuvo ininterrumpida la continuidad del Estado croata
bajo el gobierno de ban y de la Dieta (Sabor). Recién a fines
del siglo XVII a esta Croacia fue incorporada Eslavonia, constituyendo
el territorio en que se conservó la soberanía nacional. Durante
el dualismo, en virtud del Compromiso croata-húngaro de 1868,
esas regiones fueron reconocidas como territorio soberano croata.
Virtualmente le pertenecía también Dalmacia que, de facto hasta
1918, fue una de las provincias (Lander) de la mitad austríaca
de la Monarquía. Se trata del área adríática,
antaño centro del
reino medieval croata. Tras la invasión turca, la República de
Venecia, con la ayuda y sacrificios de la población local, liberaba
paulatinamente comarca por comarca, anexándolas a la estrecha
faja costera que en el Medievo constituía el tema bizantino de
Dalmacia. A consecuencia de la Paz de Campoformio entre Austria
y Napoleón, Dalmacia fue, en 1797 en forma transitoria y por
resolución del Congreso de Berlín en 1815 en forma definitiva,
anexada a Austria, encontrándose así con otros croatas bajo el
gobierno del monarca común.
Vastas comarcas de la Croacia medieval, junto con la Bosnia medieval,
casi la mitad del territorio croata, integraban hasta 1878 el
vilayet turco de Bosnia y Hercegovina. Estas provincias, como
lo señalamos, tras la ocupación austríaco-húngara permanecieron
en lo administrativo y lo político separadas de Croacia y constituían
un territorio aparte bajo la administración conjunta del ministerio
de finanzas austro-húngaro.
Cabe agregar que el ex margraviato de Istria, con neta mayoría
croata, integraba también la mitad austríaca de la Monarquía.
Por consiguiente, dentro de la monarquía de los Habsburgo las
provincias croatas no pudieron unirse bajo el gobierno de bafit
y de la Dieta (Sabor) de Zagreb. Los croatas lo consideraron
transgresión de las claras obligaciones asumidas por los Habsburgo,
que fueron en 1527 designados reyes de Croacia con la expresa
condición de defender la parte libre de Croacia y ayudar la reconquista
y unificación de todas las provincias croatas, invadidas por
los turcos.
Otra gravísima secuela de las guerras turcas es que en el territorio
croata étnicamente homogéneo se radicaron, procedentes del intérior
de los Balcanes, numerosos ortodoxos de distinto origen étnico.
Por otra parte, la gran mayoría de Bosnia y Hercegovina abrazó
el islam. De ese modo Croacia dejó de ser un país homogéneo en
lo religioso, étnico y cultural.
La unificación de las comarcas croatas se vio obstaculizada primordialmente
por la rivalidad húngaro-austríaca. Recién con la anexión de
la costa adriática croata a la mitad austríaca de la Monarquía
pudo mantenerse cierto equilibrio entre Austria y Hungría, y
se aseguró a Austria una posición de gran potencia. Por otra
parte, los nacionalistas húngaros buscaron en la unión política
con Croacia primordialmente una salida al mar. Logrando mediante
el Compromiso una posición privilegiada en Rijeka (Fiume), los
magiares ya no tenían interés en apoyar los anhelos croatas de
unión territorial. Sabían que si promovían la unión de Croacia,
habría quedado alterada la relación de fuerzas dentro de la
unión húngaro-croata en favor de Croacia.
Por consiguiente, Croacia fue la cabeza del chivo del dualismo
en la Monarquía austro-húngara y por ello la enérgica oposición
croata al sistema constituía peligro para la posición privilegiada
de los austríacos y los húngaros. Los círculos gobernantes de
la doble Monarquía, pues, trataron por todos los medios de debilitar
e invalidar esa oposición.
A pesar de todo, dentro del sistema dualista, en virtud del Acuerdo
húngaro-croata, únicamente a Croacia se le reconocía carácter
de Estado soberano y el territorio estatal de modo que pudo hablarse
de "subdualismo húngaro-croata". El gobierno de Zagreb gozaba
de completa autonomía en los asuntos internos, la educación,
el culto, la judicatura y la agricultura. Los demás asuntos eran
conjuntos de Hungría y Austria. Los croatas, además de participar
en número elevado en el cuerpo de oficiales del ejército y la
flota conjuntas, tenían tropas especiales, llamadas domobranstvo
(defensa de la patria), con el uso oficial del idioma nacional.
Para la legislatura, en todos asuntos de su competencia la Dieta
de Zagreb fue soberana. De los problemas comunes de la unión
húngaro-croata decidía el parlamento en Budapest con la participación
de la delegación de la Dieta de Zagreb, sin cuyo consentimiento
ninguna ley tenía vigencia en Croacia.
El punto flojo del Compromiso estribaba en que Dalmacia había
quedado "provisoriamente" dentro de la mitad austríaca de la
Monarquía y la ciudad de Rijeka (Fiume) "provisoriamente" supeditada
al gobierno húngaro. Ambas "provisoriedades" duraron cincuenta
años, hasta el derrumbe de la doble Monarquía. Tampoco podría
satisfacer a los croatas la distribución de las competencias,
especialmente en lo concerniente a finanzas y transportes (ferrocarriles).
Además, en virtud del decreto por el cual el ban (virrey de Croacia),
no sólo representante del Rey sino jefe del poder ejecutivo,
era designado por el Rey a propuesta del gobierno húngaro y no
a propuesta de la Dieta croata, facilitaba a los húngaros una
influencia directa en la política interna croata y sobre todo
abusos en las elecciones parlamentarias, un hecho muy grave,
teniendo en vista que la Dieta croata (Sabor) fue durante los
800 años de la unión húngaro-croata el verdadero depositario
y portavoz de la legitimidad política y la soberanía nacional.
No obstante, en Austria-Hungría, donde regía el imperio de la
ley y en gran medida estaban asegurados los derechos y libertades
individuales en virtud de una legislación netamente liberal,
se daban amplias posibilidades para luchar por las aspiraciones
nacionales a través de la opinión pública y de los partidos
políticos.
No sólo en la Dieta de Zagreb, sino también en las dietas locales
de las provincias autónomas de Dalmacia, Bosnia e Istria. En
todos esos cuerpos representativos actuaban fuertes partidos croatas.
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