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IV. EL DERECHO HISTORICO CONSTITUCIONAL DE CROACIA
Y LA CUESTION DE BOSNIA
Contrapuestas posturas croata y serbia con respecto a
la anexión de Bosnia
Las reacciones serbias ante esta actitud croata durante
la ocupación fueron violentas e ilustran la importancia trascendental
de la cuestión de Bosnia en las relaciones de los dos pueblos.
Las concepciones del derecho histórico constitucional croata
se hicieron repulsivas para los serbios desde el momento en que
en la agenda de la política europea figuró la solución de la
Cuestión de Bosnia. Hasta entonces las relaciones políticas croata-serbias
eran tolerables. Aún más, los croatas sentían solidaridad profunda
con un pueblo vecino de la común habla eslava, víctima de los
osmanlies. En ese clima nace el afán en Croacia de ahondar los
lazos culturales y luego políticos entre Croacia y Serbia. Ese
movimiento, sin adecuado eco en Serbia, se fundaba en la ilusión,
común a todos los pueblos occidentales de ese entonces, de que
la cultura occidental-que en la era moderna alcanzó un progreso
inesperado, extendiéndose por todo el mundo tras descubrimientos,
la revolución científica, técnica e industrial- es
la única civilización
del mundo contemporáneo, la cima del progreso humano. En tal
convicción, los portavoces croatas de la solidaridad de los eslavos
meridionales creen que a Croacia, país occidental y más adelantado
que los eslavos balcánicos, le partenece el papel protagonista.
Por intermedio de Croacia los serbios y búlgaros podrían participar
de los logros de la civilización contemporánea.
Esa concepción, noble y altruista en sí, fue ingenua, pues los
pueblos balcánicos, en parte todavía bajo el dominio turco, en
el plano cultural no fueron una tabuta rasa. Subsistía allí la
tradición de la alta civilización bizantina, heredada por Rusia
como nación rectora del mundo de la cultura oriental europea.
No es extraño, pues, que los serbios juzgaran esas ilusiones
croatas sobre la solidaridad sureslava como un intento de imponerles
un ideal cultural ajeno, y que sospecharan que los promotores
de la solidaridad eslava eran agentes de la expansión política
de Austria en la época en que aparecieron varios pretendientes
a la sucesión del Imperio otomano en decadencia.
Mientras los croatas soñaban una solidaridad sureslava, en Serbia
elaboraban un plan preciso para restablecer el Imperio serbio
sin los croatas y, de hecho, contra ellos. Los dirigentes políticos
serbios abrazarán la idea de la solidaridad sureslava recién
en nuestro siglo cuando se sientieron más fuertes y creyeron
que podrían explotar esa idea, con la ayuda rusa, para sus fines
imperialistas. En lugar de allanar la solidaridad eslava el camino
a la occidentalización de los Balcanes, conforme lo concebía
el obispo Strossmayer, tuvo que servir de instrumento para que los croatas
promoviesen el
expansionismo serbio y ruso. Los serbios se sirvieron de la idea
de la unidad sureslava para poder, en nombre del supuesto derecho
nacional yugoeslavo, socavar los cimientos de la monarquía multinacional
danubiana, "enemigo hereditario", según ellos, por ser la portadora
de las concepciones y formas occidentales en el sureste europeo.
De ese modo envenenáronse las relaciones entre croatas y serbios.
La piedra de escándalo fue Bosnia, a la que los croatas no podían
renunciar (nota 24).
(nota 24) Esos aspectos de la Cuestión de Bosnia son tratados a fondo en los trabajos de D. Mandic y P. Vukota en el presente tomo. "A costa de Bosnia no puede haber amistad entre los serbios y
los croatas"
En ese sentido es muy característica la carta abierta dirigida
por el catedrático de historia nacional de la Universidad de
Belgrado, Stanojevic, en el periódico serbio de Bosnia Narod,
al Dr Ferdo Sisic, profesor de historia nacional croata de la
Universidad de Zagreb, con motivo de su trabajo Bosnia-Hercegovina
en ocasión de la anexión" (Zagreb, 1908). Aunque Sisic compartía
la idea de la unión croata-serbia, en su disertación expuso argumentos
en favor del derecho croata a Bosnia, interpretando que la idea
yugoeslava no significa la absorción de Croacia por Serbia.
Stanojevic habla con desprecio del derecho constitucional croata
-invocado por Sisic- y le opone el empleo de la fuerza, recalcando:
"El derecho de nuestra fuerza nacional y de nuestras bayonetas
será más importante y superior a vuestro derecho...". Stanojevic
refuta el criterio de Sisic de que la anexión significa "la solución
definitiva de la pertenecia estataljurídica de Bosnia". Serbia
librará una "guerra santa" por Bosnia y Hercegovina, que son
de importancia vital para ella. Stanojevic sabe que Sisic es
"un partidario entusiasta de la concordia y cooperación serbio-croata",
pero "a costa de Bosnia no puede haber amistad entre nosotros".
Reprocha a los croatas ser instrumento en manos extranjeras:
"Ustedes incluso hoy sirven y apoyan los intereses enemigos,
aunque no lo sienten. La gran lucha entre Oriente y Occidente
que en los Balcanes viene librándose desde hace más de mil años.
hoy está circuncripta a la lucha por la subsistencia del pueblo
serbio. Los serbios en esta lucha tal vez sucumban... pero nunca
por su propia voluntad e iniciativa elegirán como su rey al emperador
de Austria y rey de Hungría, como lo hicieron, según usted lo
admite, los croatas hace 900 años" (nota 25).
(nota 25) Citado por L. V. Sudland (Juznoslavensko pitanje, Zagreb 1943), quien transcribe la carta íntegra en pp. 360-61.En dicha carta abierta el profesor universitario serbio señala el sentido y el alcance intrínsecos del conflicto serbio-croata sobre Bosnia, por encuadrarlo dentro del conflicto milenario Oriente versus Occidente. Mientras los los serbios percibían con claridad ese aspecto de la cuestión de Bosnia, las potencias europeas-que tras el atentado de Sarajevo se pusieron de lado de Rusia y Serbia-e incluso los políticos de Viena, no lo comprendieron.
En cuanto a las alusiones sobre supuesto grancroatismo análogo
al granservismo,-absurdo caso del imperialismo de una pequeña
nación-nadie pudo rebatirlas en forma más concluyente que el
citado historiador serbio al censurar a los croatas de servilismo,
interpretando en tal sentido el hecho de haberse avenido "por su propia
voluntad e iniciativa" a la
integración en la comunión de los pueblos danubianos. Demostraremos
en otro capítulo como esos conceptos refutó un destacado político
serbio. Por el momento, nos interesa evidenciar que la idea del
derecho histórico constitucional croata no debe ser considerada
como un caso más del imperialismo enano de los pueblos balcánicos
de tradición bizantina.
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