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III. "NACERTANIE" O LAS AMBICIONES IMPERIALES SERVIAS
5. Identidicación det nacionalismo serbio con el
granservismo
Hemos recapitulado in extenso el programa político panserbio
que por su alcance excede el marco de las enunciaciones partidistas
y concepciones expresadas en los escritos de distintos ideólogos
nacionalistas. Trátase de la posición y del programa de la Serbia
oficial y de las constantes de la política nacional serbia. Refleja
fielmente las aspiraciones nacionales y detalla los medios de
acción, mayormente respaldados en los agentes secretos, que caracterizarán
la penetración serbia en Austro-Hungría y culminarán con el atentado
de Sarajevo, organizado y ejecutado, como se sabe hoy, por los
agentes directos de Serbia. Trazando los objetivos de la política
serbia como continuación de la lucha por realizar el imperio
bizantino de nacionalidad serbia, tal como fue concebido en la
Edad Media, Nacertanije expresa cabalmente las aspiraciones del
nacionalismo serbio, identificado con la idea granserbia.
El deseo de constituirse en los herederos exclusivos del imperio
otomano que impregna este plan, evidencia fehacientemente el
ansia de poder de los dirigentes del principado vasallo, muy
desproporcionado con su verdadera fuerza. La idea de asumir la
dirección política del mundo de la civilización bizantina en
los Balcanes por los serbios que carecían de fuerza para alcanzar
ese objetivo tan ambicioso ya en el siglo XIV, no tenia asidero
alguno en los tiempos modernos. Durante el ocaso del Imperio
bizantino contendieron por su dirección tres pueblos de fuerzas
casi iguales, el griego, el serbio y el búlgaro y esa puja terminó
con la dominación de los turcos osmanlíes, quienes por la fuerza
unieron los desgarrados miembros del cuerpo de la civilización
bizantina y establecieron la Pax Ottomanica. Las pretensiones
imperiales de Serbia, empero, son francamente absurdas en la
época moderna cuando aparece Rusia como potencia rectora del
mundo de la tradición bizantina, con la aspiración de asumir
la herencia de la Segunda Roma. En cambio, "el sueño bizantino
de Rusia"-a veces ridiculizado e impopular entre las potencias
europeas que procuraban asegurar sus intereses en el Cercano
Oriente-no resultaba absurdo. Sigue la línea del desarrollo lógico
de la idea imperial de la Segunda Roma. Por otra parte, no es
excesivamente ambicioso si se toman en cuenta las inmensas posibilidades
de Rusia. Otra cosa es si el sueño del dominio mundial de un
solo pueblo, por grande que sea, y que implica
la idea universal del Imperio romano, puede realizarse
en presencia de otros países igualmente poderosos sin arriesgar
la paz y el progreso de la humanidad.
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