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III. "NACERTANIE" O LAS AMBICIONES IMPERIALES SERVIAS
4. El texto original de "Nacertanie" y sus
modificaciones
Ya acotamos que "Nacertanie" fue inspirado por los exilados polacos.
Lo comprobó el profesor universitario de Belgrado Stranjakovic,
quien recibió del nieto de Ilija Garasanin documentos referentes
a la redacción de dicho plan y a quienes fueron sus verdaderos
autores. Ocurre que Garasanin recibió el plan elaborado por Francisco
Zah, de origen checo, y agente de los círculos exiliados polacos
en París, agrupados en torno a Adán Chartorisky. Garasanin se
conformó con el plan en sus principales lineamientos, haciendo
mofificaciones características. Eso se puede verificar por el
estudio de Stranjakovic "Cómo se llegó a Nacertanie de Garasanin"
(nota 20), en el que viene impreso el texto original entregado por
Zah al lado del texto modificado por Garasanin.
(nota 20) Spomenik Srpske Kralievske Akademije (Documentos de la Real Academia Serbia). XCI. clase 2ø. 70. Belgrado 1939, 65-115.En el texto de Zah en varios lugares se habla de los croatas católicos, de Croacia como ente nacional y de provincias croatas, lo que Garasanin omitió lisa y llanamente.
El propósito de los autores del plan era que Serbia no sirviera
los intereses rusos; a tal efecto sugirieron la idea del restablecimiento
del imperio bizantino bajo la égida serbia y predominantemente
eslava, pero independiente de Rusia y contrariando sus planes
de conquista de Constantinopla y dc los Estrechos. Garasanin
adoptó ese plan, pero tachó o suavizó los términos
fuertes empleados
por los exiliados polacos contra Rusia y expresó el deseo de
que se ejecute el plan con la ayuda y en el interés de Rusia.
En la versión de Garasanin no sólo quedan omitidos los croatas
sino que el plan adquiere un carácter netamente panserbio. Donde
en el original se habla "del Estado sureslavo" y "de los eslavos
meridionales", Garasanin pone "el Estado serbio" y "los serbios".
Donde en el original, en el fragmento sobre Bosnia, se decía
que los croatas contribuyeron a la creación del sentimiento de
la solidaridad eslava entre los católicos bosníacos, Garasanin
lo omite totalmente. En Bosnia no tiene que haber croatas.
También se omitió enteramente el capítulo sobre "La relación
de Serbia respecto a Croacia", que decía que Bosnia está íntimamente
ligada a Croacia a través de los católicos bosníacos y se elogiaba
a los croatas y su interés por la solidaridad eslava
en la defensa de los enemigos comunes y
que, en cambio, los serbios en Croacia propenden a colaborar
con Austria y contra la misma Serbia. "Ese sería-decía el proyecto
polaco-el mérito de los croatas por el cual los serbios austríacos
deberían ruborizarse". En el capítulo omitido se reprochaba también
a los serbios en Austria su oposición al movimiento croata ilírico
que bregaba por la solidaridad croata-serbia. Garasanin lo omitió,
pues evaluó correctamente, como los demás serbios, que el ilirismo
era un movimiento nacional croata, tendiente a la afirmación
de Croacia como nación pero dentro de la monarquía de los Habsburgo.
Los patriotas croatas, igual que los demás eslavos austríacos,
consideraban que la monarquía danubiana era una necesidad histórica;
un instrumento apropiado de defensa de los checos, eslovacos,
croatas, eslovenos, de las minorías polaca, ucrania y serbia
contra las tendencias pangermánicas y chovinismo húngaro de aquellos
tiempos. Al contrario, para la concepción granserbia Austria
era "el enemigo hereditario", la portadora de las ideas occidentales
opuestas a la tradición cultural y política de Serbia.
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