BOSNIA Y HERZEGOVINA


Bosnia y Herzegovina

LA CUESTION DE BOSNIA Y LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

IVO BOGDAN

III. "NACERTANIE" O LAS AMBICIONES IMPERIALES SERVIAS


1. El fenómeno del granservismo

Si tal fuera el caso serbio, no habría que ocuparse del término "granserbio". Pero los serbios tanto se extralimitaron en ese sentido chocando casi con todos sus vecinos de manera que el granservismo es la causa principal de los conflictos balcánicos.

Y así debe ser, pues Serbia no tiende a incorporar las zonas periféricas étnicamente mixtas sino a absorber a Croacia entera (incluso Bosnia-Hercegovina), Montenegro, así como la gran parte de Albania. Macedonia y Bulgaria, recurriendo a métodos violentos del poder estatal y a la ayuda de la Iglesia nacional serbia.

El fondo real e histórico de este absurdo imperialismo enano reside en la ubicación geográfica de Serbia en la parte central de la Península balcánica, en la similitud idiomática de los sureslavos y en las tradiciones del imperio serbio medieval, efímero por cierto, y obra de un gobernante emprendedor y ambicioso, encandilado con el esplendor y prestigio del Imperio bizantino.

Los serbios se emanciparon relativamente tarde de la autoridad de los emperadores bizantinos. Ubicados en los Balcanes centrales, sufrieron la presión de Bizancio menos que los búlgaros, pero mucho más que los croatas, cuyo país, situado entre el Adriático y el Danubio, perteneció ya durante Carlomagno, en virtud de la paz de Aquisgrán (813), a la esfera de influecia franca, vale decir de la Europa occidental. Recién en la época del Imperio latino de Bizancio, los serbios, apoyados por el Papa, quien mandó la corona a su primer rey, establecieron su monarquía nacional y, lo que acaso es más importante, la Iglesia nacional serbia.

A principios del siglo XIV la dinastía serbia se sentía ya tan poderosa que el rey Esteban Dusan el Poderoso se proclamó "emperador y autócrata de los serbios, griegos y búlgaros" (1345) y designó patriarca al metropolitano serbio. Dusan, anatematizado por eso por el Patriarca ecuménico, intentó conquistar a Constantinopla, la "Segunda Roma", esperando imponer la dirección serbia en lugar de la griego-bizantina. Murió en la plenitud de sus fuerzas y su imperio muy pronto se desintegró no contando Serbia con la fuerza real. Durante la invasión turca, los serbios, igual que Bizancio, estaban ante esta disyuntiva: colaborar con el Occidente cristiano reconociendo al papa como supremo jefe de la Cristiandad o aceptar la supremacía turca. Obraron como los griegos bizantinos que prefirieron "el turbante del Profeta al capelo cardenalicio".

El intento del gobernante de los pastores serbios,-que Nicéforo Grégoras comparó con monos (nota 18)- de ceñir la corona de los emperadores de la Segunda Roma, coincide con la decadencia del Imperio romano de Oriente. Desde el momento en que el Imperio bizantino recibió la impronta nacional griega, también otros pueblos del ámbito de la cultura bizantina consideraron de su derecho luchar por la conducción del Imperio. Así hay dos períodos del Imperio búlgaro y es conocida la concepción de que Moscú ha de ser la Tercera Roma. Hasta los turcos osmanlíes, haciéndose fuertes en Anatolia, suelo clásico de Bizancio, llegaron a considerarse herederes políticos de Nueva Roma, de modo que pueblos del Próximo Oriente consideraron como romanos (rumi) a los turcos.

(nota 18) "El griego... se mofaba de la imitación de las pompas y ceremonias bizantinas que encontraba en la corte serbia. Dicen los hombres que los monos hacen siempre monerías, fue el comentario de Nicéforo Grégoras. Para el bizantino el serbio fue en la mayoría de los casos un bandolero, un ladrón de ganado, y más de un escritor lamentó el gasto de un embajador en Serbia" (Norman H. Baynes: El imperio bizantino, México-Buenos Aires, 1951, pp. 190-191.

Por supuesto que los serbios, ni por su fuerza numérica ni por su desarrollo cultural, pudieron imprimirle al Imperio de Dusan su carácter nacional. Allí predominaban elementos heterogéneos y la corte imperial estuvo totalmente grecizada. No obstante, el recuerdo del imperio efímero de Dusan se gravó profundamente en la fantasía de rayeh serbia y fue mantenido por el Patriarcado serbio, renovado por los turcos, que lo convirtieron en un órgano del aparado estatal conforme a su institución característica millet, que otorgaba a los grupos religiosos y no étnicos cierto grado de autonomía cultural y política. La idea del imperio comprendía todo el período de la Serbia medieval, cuyos gobernantes la Iglesia serbia sigue honrando como santos en los altares, aunque no podría decirse que todos ellos llevaran una vida cristiana ejemplar y edificante.

Desgastado el Imperio osmanlí, surgió en Serbia un movimiento nacional, extraña mezcla de ideas occidentales y de tradición imperial bizantina, vigorizada por la influencia de Rusia, Tercera Roma.

Los serbios no fueron los únicos en alentar la ambición de resturación del Imperio bizantino. El movimiento griego de emancipación de Turquía se inició como lucha por la renovación del Imperio bizantino.

Se consideraba como helenos aun a los adherentes a la Iglesia grecooriental de habla serbia, búlgara y albanesa. Recién cuando esa idea resultó irrealizable, si bien tiene cierto fundamento, los griegos adoptaron la concepción del Estado nacional según el modelo occidental, con sus variantes particulares.

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Studia Croatica, año 1965
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