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I. SIN ENFOQUE CORRECTO DE LA CUESTION DE BOSNIA NO ES POSIBLE
DILUCIDAR LAS RESPONSABILIDADES DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Posición de los comunistas yugoeslavos
De modo similar obraron después de la segunda guerra mundial
los nuevos dirigentes de Yugoeslavia cuando, imitando a su modelo
soviético, publicaron el material comprometedor para los círculos
monárquicos serbios, sus predecesores en el gobierno. Entre otras
cosas, hicieron en 1953 la revisión del proceso de Salónica de
1917, esclareciendo uno de los más oscuros capítulos de la por
sí tenebrosa historia de la dinastía serbia de los Karageorgevic,
gran aprovechador del atentado contra el último Obrenovic y de
la primera guerra mundial. Dicho proceso fue incoado con el fin
de ejecutar el asesinato legal (nota 7a) contra el coronel Dragutin
Apis-Dimitrijevic
y otros oficiales por oponerse estos a las ambiciones autocráticas
de los gobernantes de Serbia y de modo especial del príncipe
Regente, luego rey de Yugoeslavia Alejandro I. Trátase de las
mismas personas que tramaron el atentado contra el último Obrenovic
y que entronizaron al rey Pedro I Karageorgevic, padre de Alejandro,
para luego ocuparse de actividades subversivas contra Austria-Hungía,
incluyendo el atentado de Sarajevo.
(nota 7a) Término ese del más destacado intelectual serbio, jefe del gobierno yugoeslavo monárquico en el exilio (1942-43). Ver la sección "Documentos".La acusación decía que los inculpados atentaron contra la vida del Regente con el propósito de mantener su influencia. En efecto, Alejandro había conseguido congraciarse en buena parte con los atentadores de 1903, agrupados en una especie de logia militar, llamada "La mano blanca". Los demás, capitaneados por el acusado principal Dimitrijevic-Apis, formaron la logia "La unión o la muerte", denominada "La mano negra". Estos últimos opinaban que no había terminado su misión con la liquidación de los Obrenovic, incriminados de austrofilia, y proseguieron con sus acciones, recurriendo incluso a los métodos terroristas para realizar el programa de la Gran Serbia, luchando y conspirando a la vez contra Bulgaria, Turquía, Austria-Hungría y el mismo Montenegro. En las Guerras balcánicas (1912-13) Serbia conquistó y anexó zonas habitadas por macedonios, denominándolas Serbia Meridional y la región de Kosovo en gran parte poblada por los albaneses, denominándola "Vieja Serbia". Había en Belgrado políticos que, tras las conquistas en las guerras balcánicas, opinaban que sería arriesgado aventurarse en nuevas conquistas hasta tanto no se consolidase la situación en las zonas anexadas que aseguraron al Reino de Serbia una importante posición estratégica en la línea Danubio-Morava-Vardar-el Egeo, y cortando a Austria la vía discutida hacia Constantinopla y Salónica a través de Novi Pazar y Macedonia turca. Sin embargo, la agitación nacionalista sobre el presunto derecho de Serbia a BosniaHercegovina recrudeció tanto a raíz de las renovadas aspiraciones rusas para apoderarse de Constantinopla y de los Estrechos, que incluso hoy muchos serbios consideran que sería un acto de alta traición a la patria renunciar a dichas provincias. No les importa el hecho de que en el curso de la historia Bosnia-Hercegovina nunca fueron parte de Serbia, y que tampoco hoy día los serbios constituyen allí la mayoría de la población.
Alejandro, de hecho, compartía las pretensiones de la logia "La
unión o la muerte" a Bosnia y Hercegovina que, después de la
anexión de 1908, pudieron concretarse únicamente mediante la
guerra. Luego veremos que el Regente participó personalmente
en los preparativos del atentado de Sarajevo y que el proceso
de Salónica fue montado también por razones de política exterior
cuando en 1917, se vislumbraron serias posibilidades de concertar
una paz por separado con Austria-Hungría. Por ello, el Regente
y el gobierno radical de Nicolás Pasic se apresuraron a declinar
la responsabilidad por el atentado de Sarajevo y otras actividades
subversivas, derivándolas exclusivamente al grupo "La mano negra".
Los dirigentes comunistas yugoeslavos, sostenedores de la herencia
política de los Karageorgevic, de modo análogo como los bolcheviques
lo son de los Romanov, procuran rehabilitar a "La mano negra",
interpretando sus acciones subversivas, dirigidas contra Austria-Hungría,
como obra de auténticos revolucionarios, precursores en cierto
sentido de los comunistas. No sólo prosiguieron
con el culto de los atentadores de Sarajevo, sino que
se identifican con el expansionismo Rusia y Serbia de entonces
en dirección al oeste que después de la segunda guerra mundial
plantaron su dominio sobre Europa Centro-oriental.
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