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I. SIN ENFOQUE CORRECTO DE LA CUESTION DE BOSNIA NO ES POSIBLE
DILUCIDAR LAS RESPONSABILIDADES DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Cómo y cuándo surgió la Cuestión de Bosnia.
La Cuestión de Bosnia (nota 3) que debe ser considerada de un plano
más amplio de la lucha por la herencia del Imperio otomano en
ocaso (la Cuestión de Oriente), aparece relativamente tarde.
Bosnia durante
siglos formaba parte integrante del reino croata y croata-húngaro,
y por cierto período fue un reino independiente, suprimido en
1463 a raíz de la invasión turca.
(nota 3) De hecho se trata de la Cuestión de Bosnia y Hercegovina, pero suele hablarse sólo de Bosnia, de modo que nos atendremos a esa terminología, sobreentendiéndose que nos referimos a ambas provincias.En el vilayato turco de Bosnia-Hercegovina las autoridades del Imperio otomano controlaban fácilmente la situación incluso durante los alzamientos nacionales de los pueblos balcánicos, debido a la presencia de una fuerte minoría islámica de la población aborigen, leal a la Sublime Porta por motivos religiosos y políticos.
El problema de esas provincias llegó a figurar en la agenda internacional
recién en vísperas del Congreso de Berlín (1878), precedido por
las revueltas de la población cristiana, promovidas entre los
católicos por Austria-Hungría y por Serbia entre los ortodoxos.
Los representantes de las potencias europeas reunidos en Berlín
convinieron, a propuesta de Gran Bretaña, y con consentimiento
de Turquía (art. XXV del acuerdo de Berlín), que Austria-Hungría
ocupase Bosnia-Hercegovina y las administrara y que en el sandyacato
de Novi Pazar podría instalar sus guarniciones militares.
Con esta resolución y otros acuerdos las potencias europeas trataron
de establecer el equilibrio de fuerzas, quebrado por la Paz de
San Stefano, (1878) forzada por Rusia a costa de Turquía, después
de haber sido
derrotada en la guerra con Rusia (1877-78). Al
adherirse a esa solución el Reino de Serbia, reconocido después
del Congreso de Berlín como un reino independiente bajo la dinastía
Obrenovic, la Cuestión de Bosnia fue temporalmente excluida del
orden del día de la política internacional, de modo que las autoridades
de ocupación pudieron abocarse a la introducción de una administración
y técnica modernas en las dos provincias atrasadas. Aún más,
en vista a la ayuda brindada a la sazón por Rusia a Bulgaria,
la Serbia de los Obrenovic consiguió una especie de protección
por parte de Austria-Hungría. Lo que no quiere decir que los grupos
nacionalistas serbios, ansiosos de crear un moderno imperio serbio,
se hubiesen resignado a tal estado de cosas. El cambio no tardó
en producirse, cuando tras la violenta destronización de los
Obrenovic en 1903, al trono serbio ascendió la dinastía Karageorgevic
como exponente del expansionismo ruso en los Balcanes. Desde
entonces Serbia formulaba abiertamente sus reinvindicaciones
de Bosnia y Hercegovina, provincias con presunta mayoría étnica
serbia y proclamadas de vital importancia para la subsistencia
del pueblo serbio.
Austria-Hungría aprovechó la debilidad de Rusia, derrotada en
la guerra ruso-nipona (1905) y con el consentimiento del gobierno
zarista proclamó la anexión de Bosnia-Hercegovina (el día 7 de
octubre de 1908), sancionando así formal y legalmente el estado
de cosas vigente. Bajo la presión rusa, el gobierno de Serbia
también tuvo que reconocer el hecho consumado, declarando el
31 de marzo de 1909 que reconoce que el fait accompti de la anexión
"no ha afectado a sus derechos", que se comprometía... "a renunciar
a su actitud de protesta y oposición que había seguido respecto
a la anexión" y "a modificar el curso de su política con relación
a Austria-Hungría y a vivir con ella como buen vecino de aquí
en adelante".
Con todo, ni Rusia ni Serbia dieron por definitiva la relación
de fuerzas producida por anexión de Bosnia, de modo que la grave
crisis en lugar de solucionarse o ceder, se agudizó. Hasta entonces
Serbia subrayaba el carácter transitorio de la ocupación y la
posibilidad de que la situación cambiase a su favor por vía diplomática.
Consumada la anexión, la única manera de satisfacer las aspiraciones
de Serbia era la guerra de aniquilación contra Austria-Hungría, proclamada anacrónica
por su carácter de monarquía multinacional, basada en el derecho dinástico
histórico lo que sería un reto al espíritu de la nueva era que afirma el principio
nacional.
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