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I. SIN ENFOQUE CORRECTO DE LA CUESTION DE BOSNIA NO ES POSIBLE
DILUCIDAR LAS RESPONSABILIDADES DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Conceptos erróneos sobre carácter nacional de Bosnia y Hercegovina
En vista de tal proceso regional y general resulta asombroso
que la situación política en el sureste europeo, marcada, podríamos
decir, por el atentado de Sarajevo, no haya sido estudiada y
esclarecida a fondo en las últimas cinco décadas como lo merece por sus
implicaciones generales. Ese vacío es el gran defecto de la vasta literatura que
trata el problema de la culpabilidad de la guerra. Hasta autores de renombre en la compleja
problemática del sureste europeo -clasificado por los geógrafos del
siglo XIX un tanto arbitrariamente como Península
balcánica- toman, por
ejemplo como verdad sentada la tesis oficial rusa y serbia de aquella época
sobre
el carácter nacional serbio de Bosnia y Hercegovina. La decisión
del Congreso de Berlín implicaría la vulneración de los derechos
de Serbia y sería un capítulo desdichado en el proceso de la
famosa Cuestión de Oriente a favor de un imperio multinacional
anacrónico y en detrimento de los jóvenes Estados nacionales
balcánicos, herederos del Imperio otomano en disgregación.
Admitido tal criterio, las acciones subversivas del nacionalismo
serbio contra Austria-Hungría adquieren el carácter de las guerras
de liberación nacional, ineludibles en una época de enardecidos
sentimientos nacionalistas. En cambio, las represiones por parte
de Viena serían actos de opresión y violencia enderezados a detener el curso de
la historia, lo que indefectiblemente tuvo que desembocar en un
conflicto bélico.
El atentado de Sarajevo sería una reacción deplorable pero comprensible
de los jóvenes revolucionarios nacionalistas, un incidente pérfidamente
explotado por los círculos militaristas austríacos para convertir
la tensión política en intervención militar. No se perdona ni
siquiera a las víctimas del atentado, alegándose que perecieron
en un acto de provocación grosera de los sentimientos nacionales
serbios al visitar desafiadamente la ciudad serbia de Sarajevo
precisamente el día de la fiesta nacional serbia de San Vito
(nota 2).
(nota 2) Con motivo del cincuentenario del atentado de Sarajevo, Jean Ratinaud expresa esa opinión en el artículo publicado el 25/6/1964 en Les Nouvelles Littéraires de París y titulado "Une grenade fait sauter l'Europe-L'Atentat de Sarajevo, heure par heure":Que tal apreciación es inexacta se colige del simple hecho, fácilmente verificable, de los datos estadísticos yugoeslavos, de que Bosnia-Hercegovina y Sarajevo, su capital, no son serbias por su composición étnica (nota 2a). Sobre todo no lo es Sarajevo, con la gran mayoría de los croatas católicos y musulmanes, quienes reaccionaron violentamente contra el atentado, según lo atestiguan fuentes contemporáneas fidedignas. Tanto más reaccionaron por cuanto al archiduque asesinado se le atribuían planes reformatorios que hubieran satisfecho las demandas de la gran mayoría de la población de Bosnia.
(nota 2a) Recién en una edición oficialista en castellano, la Revista "Publicación mensual yugoeslava", VII-VIII, 1965, que en Belgrado edita la editorial "Borba" (principal diario comunista yugoeslavo) bajo la dirección de un miembro del gobierno, Moma Markovic, en un artículo titulado Calidoscopio yugoeslavo al enumerar cinco nacionalidades de Yugoeslavia -serbios, croatas, eslovenos, macedonios y montenegrinos- que viven en cinco repúblicas socialistas homónimas, respecto a la sexta república socialista Bosnia y Hercegovina, se dice: "Los habitantes de Bosnia-Hercegovina son, en mayoria, croatas".En todo caso no procede evocar aquí la fiesta nacional serbia. Si se habla de una provocación, entonces el culto de Vidovdan (la fiesta de San Vito) es un reto permanente a la población musulmana de Bosnia y Sarajevo. Trátase del mito nacional serbio que entraña la idea revanchista por la derrota serbia en Kosovo en 1389 no sólo contra los turcos sino contra los musulmanes aborígenes. Los serbios de Serbia ejecutaban esa venganza a lo largo del siglo XIX, muy virulenta en vísperas del asesinato de Sarajevo, durante las Guerras balcánicas (1912-1913).
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