BOSNIA Y HERZEGOVINA

INTRODUCCION

El escudo oficial de Bosnia, 1878-1918

Hace 50 años en Sarajevo, capital de Bosnia y Hercegovina, cayeron víctimas del atentado el archiduque austríaco Francisco Fernando y su esposa Sofía, condesa de Chotek. El asesinato del heredero al trono de Francisco José I, emperador de Austria, rey de Bohemia, Hungría y Croacia, fue obra de un grupo de jóvenes nacionalistas serbios. Los autores del crimen reconocieron en el proceso, intachable desde todo punto de vista, 1) que las armas las recibieron de Serbia, y 2) que se habían organizado con el propósito de promover, mediante acciones subversivas, la realización de las pretensiones de Serbia a Bosnia y Hercegovina.

Esas dos provincias, que durante 4 siglos integraban el Imperio osmanlí, por decisión de las potencias europeas, reunidas en el Congreso de Berlín ( 1878 ), fueron confiadas en lo administrativo a Austria-Hungría y en 1908 anexadas por la misma.

En vista de los vínculos obvios de los conjurados con los cómplices en el Reino de Serbia, no comprobados cabalmente en aquel entonces, el atentado no era tan solo la secuela de las tensiones políticas internas dentro de la Monarquía plurinacional danubiana fomentadas por Serbia de modo que era inevitable una tirantez entre Austria-Hungría y Serbia, respaldada incondicionalmente por la Rusia zarista.

Esta tirantez diplomática internacional desembocó en la primera guerra mundial con todas sus horrendas consecuencias, entre las que figura -según la opinión unánime de historiadores y políticos- la segunda guerra mundial y en parte las actuales relaciones anormales de un mundo dividido. El crimen de Sarajevo fue, pues, uno de los nefastos sucesos históricos que no producen ventajas trascendentales a los vencedores y si muchísimo mal a todos sin distinción.

Durante las cinco décadas que transcurrieron desde que estalló la crisis europea y mundial, se ha escrito una gran pila de libros, estudios y disertaciones sobre los problemas vinculados con el atentado de Sarajevo, especialmente sobre el problema de la culpabilidad por la primera guerra mundial, que afectaba por igual a vencedores y vencidos. Precisamente debido a esos intereses opuestos, todavía no hay una conclusión unánime respecto a los acontecimientos fatales de 1914. Las polémicas desatadas sobre ese tema con motivo del cincuentenario de la primera conflagración mundial, llaman la atención tanto de los especialistas como de la opinión pública en general.

Si bien el atentado fue perpetrado en el territorio croata y sus consecuencias siguen teniendo trágicas consecuencias para el destino de la nación croata, no queremos tomar parte en tales discusiones, aportando versiones más o menos ingeniosas sobre la culpabilidad por la guerra. Este problema será tratado cada vez con mayor calma y objetividad en la nueva atmósfera de la colaboración europea y la reconciliación franco-germana. Los croatas están muy interesados en esos problemas, si bien no fueron protagonistas de los sucesos referidos. Hasta 1918, Croacia formaba parte de la Monarquía danubiana, pero sus representantes no pudieron influir directamente en el desenlace de la crisis internacional, suscitada por el atentado de Sarajevo. Las grandes decisiones respecto a la guerra y la paz fueron reservadas a factores constitucionales fuera de Croacia.

No obstante, según queda dicho, Croacia está sumamente interesada en que queden establecidos con toda objetividad los importantes hechos de orden histórico e incluso geográfico, tan falseados por las propagandas políticas. Así gran parte de la literatura que se ocupa del desencadenamiento de la primera guerra mundial toma como hecho incontrovertible que Bosnia y Hercegovina en el plano histórico y nacional por ser las comarcas serbias debieron incorporarse a Serbia y no a la Monarquía danubiana. La propaganda rusa y la serbia trataron presentar a Austria-Hungría como un conquistador prepotente de la mitad del territorio nacional de su pequeño vecino balcánico, el reino de Serbia, impidiendo de esa manera su unificación nacional, el desarrollo económico y el presunto derecho a la salida al Adriático. Estallada la guerra, las potencias de la Entente aceptaron oficialmente ese punto de vista y se consideraron en la obligación de ayudar a Serbia para, lograda la victoria, "liberar" a Bosnia y Hercegovina.

Desde entonces, y salvo raras excepciones, fue adoptada como una verdad fundamental en los textos de historia la tesis sobre el carácter serbio de Bosnia y Hercegovina.

En consonancia con dicha proposición se aprecian los sucesos previos al atentado de Sarajevo y a la primera guerra mundial.

Una vez aceptada la tesis sobre el rapto de Bosnia, hasta el atentado de Sarajevo, vale decir la responsabilidad política y moral de sus autores, inspiradores y cómplices, aparece en una luz menos negativa. En el mismo sentido se pondera la responsabilidad política por la resistencia del Reino de Serbia al famoso punto ó del ultimátum de Austria-Hungría en el que se exigía la investigación en Serbia con la presencia de sus funcionarios.

Si Bosnia y Hercegovina son comarcas serbias en lo histórico, étnico y por los sentimientos de su población, entonces Serbia, aun tomando por establecida su responsabilidad en el atentado, aparece a pesar de eso ante la opinión mundial, tan sensible para los derechos de los pueblos pequeños, como un débil David frente al prepotente Goliat. Los autores, iniciadores y cómplices del atentado son, por cierto, terroristas, pero se trataría de unos idealistas nacionalistas revolucionarios que se sacrificaron para desbaratar los nefandos planes del Heredero al trono de una poderosa monarquía que amenaza a su pequeña y débil patria, Serbia.

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Bosnia y Herzegovina, Edición especial de Studia Croatica, 1965
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