Cardenal Stepinac
CARDENAL STEPINAC: Mártir de los Derechos Humanos
M. Landercy
[continuación]

Stepinac y el Nazismo

Examinemos ahora la actitud del Arzobispo en relación al ocupante alemán. Los alemanes tenían en Zagreb dos representantes, Kasche y Glaise von Horstenau.

Kasche, antiguo comerciante del vidrio, miembro del Partido Nazi, era un ardiente defensor de los ustachis; Glaise, por el contrario, que era un secreto enemigo de los nazis (fue trasladado a Zagreb después del atentado contra Hitler), se oponía a los crímenes de los ustachis y se esforzaba por hacer caer su gobierno. Su acción le generaba continuamente conflicto con Kasche.

Glaise era un austríaco, soldado de la antigua escuela, adversario de los Junkers prusianos y un reconocido experto militar. Había sido nombrado doctor Honoris Causa en la Universidad de Viena. Estas divergencias entre los dos personajes alemanes eran de pública notoriedad en Zagreb, y sus conflictos se propagaban como cuentos por toda la capital croata. Durante los cuatro años de ocupación alemana, el Arzobispo se encontró con Kasche sólo tres veces y por contactos convencionales. Con Glaise se encontró más a menudo, pero únicamente con el objeto de intervenir en favor de los perseguidos por los ustachis o por la soldadesca alemana. Estas intervenciones dieron, en la mayoría de los casos, buenos resultados. Hay, incluso en Zagreb, muchos comunistas que fueron salvados por la intervención de Glaise. Hemos escuchado aquí el testimonio de un hombre que afirmó que, gracias a la intervención del Arzobispo, Glaise hizo detener las acciones violentas del ejército alemán en ciertos pueblos cercanos a la ciudad de Jaska. El acusado Maric habló también de este asunto. En estas condiciones, me permito formular la siguiente pregunta: ¿Se puede calificar como acto de colaboración condenable al hecho de haber actuado para salvar vidas humanas? ¿El Arzobispo hubiera actuado más correctamente si, rechazando todo contacto con Glaise, hubiera abandonado así a cientos de personas a su suerte?

Stepinac y el Fascismo

Mientras que los contactos del Arzobispo con Glaise eran excepcionales y motivados únicamente por la preocupación de salvar a los croatas y a los serbios, en su mayoría anti- fascistas, sus relaciones con los italianos eran casi inexistentes. Las cartas dirigidas por el Arzobispo al ministro italiano en Zagreb, Casertano, ilustran esta carencia, sobre todo la carta del 27 de marzo de 1943. Es sabido que Casertano y Pavelic detestaban al Arzobispo y que ambos se esforzaron por alejarlo de Croacia.

El Procurador leyó en la audiencia un largo informe, atribuído a Stepinac, que éste habría dirigido a la Santa Sede el 18 de marzo de 1945, y del que resultaría que el Arzobispo asumía la defensa del régimen ustachista, que detestaba a los serbios y que informaba falsamente al Santo Padre sobre la situación en el Estado Independiente de Croacia atribuyendo a los partisanos los crímenes cometidos por los tchetniks y los ustachis.

Concedo que la lectura de este supuesto informe, acompañado por el comentario del Procurador, que lo ha leído, haya podido provocar una mala impresión. El Procurador otorga una particular importancia a este informe, considerándolo como auténtico o, aún mejor, considerando la copia de este informe, que sólo él posee, como una copia fiel del original. El Procurador afirma que este informe fue realmente transmitido al Santo Padre por el Arzobispo. Yo también otorgo una particular importancia a este informe. Sin embargo, hay razones importantes para no considerarlo como auténtico sino como falso, fabricado por los ustachis, al menos el esquema, que nunca fue utilizado por el Arzobispo, fue compuesto por los ustachis. Mi opinión a este respecto se basa en el hecho de que la copia de este informe está en completa contradicción con todas las convicciones y toda la obra del Arzobispo. Además, otro hecho refuerza mi opinión: el Arzobispo negó enérgicamente ser el autor de este informe desde que escuchó la lectura de los primeros pasajes de boca del Procurador. Sé bien que no debo considerar las afirmaciones de mi cliente como indiscutibles, pero en todo caso éstas indican la vía de la investigación y la revelación de la verdad. Además, yo creo en la palabra del Arzobispo Stepinac. Habiendo formado mi convicción sobre argumentos contundentes, creo que este informe es apócrifo y baso mi opinión en las siguientes pruebas:

La correspondencia con la Santa Sede. Falso informe

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