Cardenal Stepinac
CARDENAL STEPINAC: Mártir de los Derechos Humanos
M. Landercy
[continuación]

Encuentro de Tito con los representantes de la Iglesia

La víspera de la liberación de Mons. Stepinac, Tito llegó a Zagreb y recibió en audiencia a los miembros del clero quienes protestaron contra el encarcelamiento del Arzobispo y pidieron su liberación. Manifestaron a Tito que no podían discutir con él sin su interprete auténtico, el Arzobispo Stepinac, quien estaba encarcelado. Tito les habló sin embargo de la idea de una gran comunidad de eslavos del Sur, formada por ortodoxos y católicos, en la cual sería necesaria la colaboración entre la Iglesia y el Estado. Tito deseaba también que la Iglesia Yugoslava fuera más independiente de Roma.

Los obispos intentaron explicar a Tito, apoyando sus afirmaciones con pruebas, que el Santo Padre nunca había criticado el sentimiento nacionalista de los pueblos eslavos; por el contrario, defendía y respetaba el punto de vista de la población croata en todos los litigios que los croatas interponían por ejemplo contra Italia respecto de Dalmacia, o contra Hungría respecto de la población típicamente croata de Medjimurje que Hungría quería apropiarse. La Iglesia Católica Croata estaba ligada a la Santa Sede sólo en lo concerniente a los asuntos de disciplina y de dogma, pero era libre en lo concerniente a su actividad nacional y social. Por otra parte, la Santa sede no se oponía a la idea de la unión de los eslavos. Seguidamente expusieron a Tito la fuerte personalidad del Arzobispo Stepinac, cuya acción humanitaria no tenía límites. Le revelaron la cantidad de masacres evitadas gracias a su intervención, la cantidad de niños ortodoxos, judíos o gitanos que habían sido salvados. Tito reprochó entonces a los sacerdotes de estar a favor de los Oustachis. Los Obispos le explicaron que los croatas esperaban desde hacía siglos la concreción de un Estado croata independiente y que pensaron que la espera llegaba a su fin debido a las promesas de Pavelic y los Oustachis. ¡Y ahora, los partisanos, a su vez, los encierran y los matan so pretexto de que han colaborado con los Oustachis!... incontables campos están llenos de una población inocente.

Después de esta explicación, Tito prometió hacer interrogar a todos los prisioneros y dejar en libertad a los que no fueran culpables. Los Obispos le dijeron también que una política anticlerical se imponía en forma creciente, sobre todo en las escuelas. Tito respondió que ignoraba estos hechos y prometí arreglar ese litigio.

Al día siguiente, 3 de junio, el Arzobispo salió de prisión. El mismo día, Tito recibió al representante del papa, Mons. R. Marcone y a su secretario G. Masucci. Estos últimos intentaron mostrar el peligro de una política comunista que, siendo atea, no podía ser aceptada por el pueblo croata. En efecto, la radio y los diarios atacaban continuamente al papa y a los sacerdotes. Tito prometió entonces intervenir, garantizando su promesa con el compromiso de restablecer en el término de cuarenta días, la libertad de conciencia.

Encuentro Tito-Stepinac

El 4 de junio, se produjo el encuentro de Tito con Stepinac; éste dijo que comprendía la dificultad de crear un Estado, pero que esta dificultad se agravaría si continuaban los problemas en el país. Lo mejor sería, entonces, componer la situación: la de los ortodoxos ya estaba resuelta, pero no así la de los católicos; había varios medios para lograrlo, uno de los cuales era un concordato con la Santa Sede. Mantener relaciones normales con el Santo Padre daría un gran prestigio internacional al nuevo Estado. Tito era escéptico respecto de la simpatía del Santo Padre hacia los pueblos eslavos.

Entonces Mons. Stepinac, con el apoyo de pruebas, citó numerosos casos en los que el papa había defendido a los eslavos y sus derechos. Mons. Stepinac aconsejó también a Tito que intentara discutir con los representantes del partido Comunista Croata, al igual que con los Oustachis que quisieran colaborar honestamente en la reconstrucción del país. Tito estaba completamente de acuerdo, pero decía que no era fácil, y que había que ejecutar la justicia.

Según el testimonio del abate Mons. Stjepan Lackovic, secretario de Mons. Stepinac, durante la entrevista con el Arzobispo, Tito confió a su interlocutor que durante la guerra, había visitado de incógnito, es decir vestido como un oficial ruso, el estado mayo de los Tchetniks. Había sostenido allí una conversación con su jefe Draza Mihailovic sobre la futuras operaciones militares. Persuadido de que hablaba con un oficial ruso, Mihailovic explicó su plan sobre los croatas: "Un tercio debe ser asesinado, un segundo tercio expatriado, el tercero deberá someterse a nosotros".

Tito agregó que a partir de ese momento, él había decidido impedir que Mikhailovic cumpliera su abominable plan.

A pesar de las promesas de Tito, el nuevo gobierno activaba la realización de una política atea. Se impedía la enseñanza del catecismo. Se continuaba encarcelando a sacerdotes y a numerosos fieles. La prensa y la radio atacaban a los Obispos, a la Santa Sede y sobre todo al Arzobispo de Zagreb. Muchos Obispos fueron encarcelados. Al principio, Stepinac mostraba su buena voluntad de colaborar con el nuevo régimen recientemente instalado, respondiendo a las invitaciones a sus fiestas o a sus reuniones políticas. A pesar de todo esto, Stepinac fue atacado cada vez con mayor dureza.

Toda la población elevaba hacia él sus ojos llenos de esperanza. En julio de 1945, se llevó a cabo el tradicional peregrinaje a Marija Bistrica cuyo número de participantes evaluado en varios miles, nunca había sido alcanzado; los peregrinos rezaban, lloraban, clamaban el nombre del Arzobispo.

En momento de celebrarse las elecciones para la Asamblea Constitucional, muchos fueron los que pidieron a Stepinac que se presentara en nombre de la lista croata, pues todo el pueblo votaría por él. Pero el Arzobispo respondió que nadie podía superar su sentimiento patriótico, y sin embargo no quería hacer política; que sus deberes de Arzobispo consistían en luchar por la Iglesia Católica. De todas formas no había más que una lista y sólo una elección posible; era la lista comunista que debía triunfar a cualquier precio.

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