Cardenal Stepinac
CARDENAL STEPINAC: Mártir de los Derechos Humanos
M. Landercy
[continuación]

Esto no impidió que poco después, se convirtiera en uno de los jugadores más avezados del equipo: físicamente muy desarrollado, gracias al duro trabajo en la finca paterna. Estaba siempre en primera fila, como antaño durante la guerra. Los que jugaban en su equipo estaban siempre seguros de ganar. Antes de su partida para Roma, Mons. Loncaric, Director del Seminario de Zagreb, quien no había visto reir al joven Stepinac, pidió que se le informara cuando se produjera un cambio en ese sentido... Ahora bien, pasado un mes en el Germanicun, se vió reir a Stepinac con todo corazón. Poseía incluso un profundo sentido del humor, y apreciaba las buenas bromas. Cuando paseaba, reía de buena gana, escuchando por ejemplo, a uno de sus colegas de Chiemsee, que imitaba el sonido del asno, pues todos los asnos de los alrededores le respondían.

El ambiente que reinaba en el Germanicun era cálido y cordial: todas las diferencias de temperamento, de edad o de nacionalidad desaparecían. Como antaño en la casa, Aloysius continuaba buscando la compañía de la gente sencilla, de artesanos como el zapatero del Germanicun, y charlaba con ellos. Su madurez de hombre y su fe profunda le atraían la estima de todos sus colegas. Un rasgo particular de su espiritualidad era su devoción hacia la Santa Virgen.

Cuando comenzó a predicar, todos se percataron de la calidad y simplicidad de su enseñanza: siempre munido de pruebas sólidas, persuadía fácilmente. Solía decir que podría hablar toda la jornada. Su corazón estaba tan colmado por la fe, que podía expresar fácilmente las verdades cristianas. Stepinac era un hijo fiel del pueblo croata que, desde hacía siglos y a pesar de todos los acontecimientos dramáticos, había sabido conservar su fidelidad a la Santa Sede. Aloysius se inscribió en la Universidad Gregoriana en noviembre de 1924. A fin de cada año escolar, el joven Stepinac aprobó con éxito los diferentes grados de escolaridad. Todos su profesores gozaban de un gran renombre. Sin embargo Stepinac no conoció jamás un fracaso en sus exámenes, pasaba generalmente todas sus pruebas en el primer turno, para evitar los calores del verano romano. A todos aquellos que se asombraban de su tranquilidad en esos momentos, Aloysius respondía: nervios? ¿Por qué? He cumplido con mi deber.

Pasaba más tiempo que sus colegas leyendo libros, revistas y diarios, descubriendo sin cesar cuestiones pastorales de actualidad y como siempre tomaba notas, preparaba ya el material de sus futuras predicaciones. En el año 1925, tres Santos fueron canonizados: Santa Teresa de Lisieux, San Pedro Canisio, gran teólogo de la Compañía de la Compañía de Jesús y doctor de la Iglesia y San Juan María Vianney, el Cura de Ars.

En 1926, se produce la crisis del Seminario Francés a causa de la acción francesa que será condenada.

En 1929, se realiza el gran peregrinaje croata a Roma con gran alegría para Stepinac que verá en el Germanicun a los Obispos y Arzobispos croatas.

El 11 de febrero de 1929, se firman los acuerdos de Letrán entre la Santa Sede y el Estado Italiano.

El 25 de julio del mismo año, se lleva a cabo en la plaza de San Pedro una procesión al final de la reunión Internacional de los Seminaristas. Stepinac es uno de los ocho seminaristas del Germanicun que llevaban el baldaquín del Papa.

Durante las vacaciones de 1928, Aloysius fabricó en la carpintería de la San Pastore, casa de campo del Germanicun, con su amigo Franz Zauner, quien fuera más tarde Obispo de Linz: 30 mesas de cabecera, mesas, bancos, todo en madera de olivo. Al año siguiente, se ocupó de instalaciones eléctricas. Su pasatiempo favorito eran las largas caminatas y el alpinismo. Lo atraían las montañas. Escalaba hasta 2.600 m. de altura, siempre en buenas condiciones físicas. Por sus perfomances, superaba incluso a un suizo habituado a la montaña. Y cuando sus colegas se detenían fatigados, en la alta montaña, nuestro Stepinac continuaba, declarando: "me daría vergüenza no llegar". Todos se asombraban de su excelente entrenamiento, debido a su vida pasada.

Después de las excursiones, los jóvenes seminaristas volvían en autobús, pero Stepinac acompañado por el Director espiritual y algunos otros, volvían a pie; lo que significaba 5 o 6 horas de caminata hasta Roma.

Ordenación Sacerdotal

El 5 de abril de 1930, recibió junto con sus colegas; el sub-diaconato que incluía la obligación y la promesa del celibato de por vida, y el 18 de mayo, fue ordenado diácono, en el curso de una ceremonia en la Iglesia del Seminario Romano.

El 26 de octubre de 1930 fue ordenado sacerdote junto con otros dieciocho diáconos de diversos institutos romanos. Entre ellos, los futuros Cardenales Seper y Wendel y los futuros Obispos Emmanuel y Zauner, sus condiscípulos del Germanicun. En esta ocasión Aloysius renunció a todos los bienes materiales que podía heredar de su padre, deseando que fueran repartidos entre sus hermanas y hermanos.

El 30 de octubre, todos los sacerdotes recientemente ordenados fueron recibidos en audiencia por el Santo Padre Pío XI: días de gran alegría, en vísperas de las fiestas de Todos los Santos. Junto al banco de cada nuevo sacerdote habían colocado una flor roja. Al verla, Stepinac dijo en un tono meditativo: la flor roja del martirio... Celebró su primera misa el día de Todos los Santos en la Basílica de Santa María Mayor, que cobija, se cree, los restos del pesebre de Belén. Para nuestro Stepinac era el símbolo de la humildad incomprensible y de la pobreza que Cristo aceptaba. Por ello eligió este santuario para su primera Misa: aquí Stepinac quería pedirle a Cristo su espíritu de pobreza. Fue conducido al altar por el Padre Josip Loncaric.

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