Croacia: Mito y Realidad

CROACIA: MITO Y REALIDAD

C. Michael McAdams

[continuación]

La retirada de Zagreb

El Ejército alemán en retirada, generalmente sin molestarse en informar a sus aliados, tomaba consigo la mayor parte del equipo de soporte para las fuerzas armadas croatas. A pesar de las condiciones, varios generales croatas querían defender la ciudad de Zagreb del avance partisano, luchando hasta el fin si fuera necesario. Los comunistas dejaron en claro que la ciudad, que tenía el doble de su población debido a los refugiados, sería destruida si encontraban resistencia. Una última reunión del gobierno croata tuvo lugar el 30 de abril de 1945 en la que se tomó la decisión de abandonar Zagreb y retroceder hacia Austria.

Muchos oficiales croatas todavía continuaban siendo ingenuos respecto de las intenciones de los aliados, al tener la esperanza de que al Ejército Croata, que todavía tenía un tamaño considerable, se le permitiría rendirse ante los británicos para volver a pelear contra los rusos. Ya que tanto Croacia como Gran Bretaña eran signatarios de la Convención de Ginebra, los croatas pensaban que lo peor que podía pasarles es que fueran tratados como prisioneros de guerra.

El éxodo desde Zagreb comenzó el primero de mayo: 200 mil civiles marchaban flanqueados por 200 ml soldados. El arzobispo Aloysius Stepinac tomó el gobierno por algunas horas, hasta que llegara el Ejército Partisano. El ministro Vrancic fue despachado a Italia como un enviado de paz, y varios oficiales de alto rango que hablaban inglés encabezaban la columna principal hacia Austria.

La retirada era bien ordenada, y el ejército que iba en los flancos aseguró que todos los civiles llegaran a salvo a la frontera austríaca el 7 de mayo. Un número de unidades militares quedaron atrás, para pelear acciones de retraso hasta el 12 de mayo. A su vez, otras unidades, conocidas como Krizari o "Cruzados", huyeron a las montañas y pelearon en esporádicas acciones de guerrilla hasta 1948.

La inmensa columna, que tenía quizás hasta medio millón de soldados y civiles, incluyendo eslovenos, algunos serbios y hasta unos pocos cetniks, finalmente se detuvo a descansar en un pequeño valle cerca de la aldea austríaca de Bleiburg. Los líderes no tenían forma de saber que su emisario de paz, el Dr. Vrancic, había viajado tan lejos como Forli, Italia, por avión y en automóvil, con una bandera blanca, para ser detenido cerca de su objetivo. En Forli, Francic y el capitán naval Vrkljan, quien hablaba fluido inglés, fueron detenidos por el capitán Douglas, de la Seguridad de Campo británica, quien estaba más interesado en el automóvil Mercedes Benz, con rango diplomático, que en la misión que tenían los viajeros, de ver al mariscal de campo Alexander, en Caserta. Los mantuvo incomunicados hasta el 20 de mayo, cuando los depositó en un campo de prisioneros de guerra y confiscó el automóvil.

Decepción, traición y engaño

En la creencia de que sus emisarios habían hecho algún arreglo con los británicos, la multitud de humanidad acampó en el valle para esperar el resultado de las negociaciones. Uno de los primeros grupos en llegar al cuartel general británico fue un contingente de 130 miembros del gobierno, encabezados por el presidente Nikola Mandic. A todos se les dijo que serían transferidos a Italia lo antes posible por la Policía Militar británica. Todos fueron entonces embarcados en un tren y devueltos a los comunistas para su ejecución. La intención de los británicos era entregar a todos los croatas, así como a los serbios y eslovenos, a los comunistas, de quienes precisamente habían huido.

Cuando los líderes militares croatas comprendieron que habían conducido a cientos de miles a una trampa, algunos se suicidaron en el momento. Los británicos extraditaron al principio a cientos, y después a miles de croatas. Algunos eran fusilados en la frontera, mientras que otros se unieron a las infames "Marchas de la Muerte", que los condujeron más profundamente en la nueva República Popular para luego ser liquidados.

Reconociendo la importancia del clero para el pueblo croata, la mayor parte de los dirigentes eclesiásticos fueron arrestados. Aun cuando el arzobispo Stepinac fue sentenciado a muerte, fue salvado de ella por una protesta masiva de la opinión pública mundial y murió estando bajo arresto domiciliario en 1960, posiblemente envenenado por la Policía Secreta. Dos obispos, 300 sacerdotes, 29 seminaristas y cuatro hermanos legos tuvieron menos suerte y fueron ejecutados.

El número de líderes religiosos musulmanes ejecutados nunca fue establecido, pero se piensa que la cifra es mayor que 600. Iglesias y mezquitas fueron cerradas o destruidas en toda Croacia y Bosnia-Herzegovina. El nuevo gobierno dinamitó los minaretes alrededor de la mezquita de Zagreb, convirtió al edificio en un museo para glorificar la victoria comunista, y renombró a la plaza en que éste se encuentra "Víctimas del Fascismo". Uno de los primeros actos del gobierno independiente croata en 1991 fue dejar sin efecto este nombre y rebautizar la plaza.

Prácticamente todos los funcionarios gubernamentales, desde el Presidente hasta los jefes locales de correos, todos los oficiales militares con rango superior al de mayor, y virtualmente todos los oficiales ustase, sin importar su rango, fueron encontrados culpables de "crímenes contra el pueblo". Muchos de ellos fueron ejecutados. Miembros enrolados en el movimiento Ustase fueron frecuentemente declarados culpables en masa, y enviados a campos de concentración, donde muchos murieron. Todos los altos miembros del gobierno fueron ejecutados. El jefe de Estado, Ante Pavelic, escapó sólo para ser baleado por un asesino en 1957.

También desapareció la memoria de aquellos anti-partisanos que murieron en combate durante la guerra, ya que todos los cementerios militares no partisanos fueron arrasados y cubiertos por tierra.

En 1996, el Presidente de Croacia, Franjo Tudjman, sugirió que se levante en Jasenovac un monumento en memoria de quienes fueron masacrados después de la guerra. En ese sitio había un campo de concentración dirigido por los ustase durante la guerra, y por los comunistas después, donde se levantó un gran monumento en homenaje a las "Víctimas del Fascismo". Esta sugerencia encontró una gran protesta en los medios internacionales. Lejos de ser un gesto de reconciliación entre los croatas, como era la intención de Tudjman, fue visto como una afrenta a quienes ya estaban recordados.

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Edición electrónica de Studia Croatica, 1998