VEINTICINCO AÑOS DIFUNDIENDO LA VERDAD SOBRE CROACIA

RADOVAN LATKOVIĆ, Buenos Aires

"Croacia es un país europeo —decíamos en la introducción en nuestra primera entrega— a quien cupo el destino trágico de haber perdido su libertad nacional, por lo que ni siquiera figura en los mapas políticos como nación aunque lo fue por más de mil años y actualmente posee todas las condiciones para participar en un pie de igualdad en la comunidad de las naciones libres."

Conscientes de esta realidad histórica llegamos a convencernos de que una de las múltiples tareas que impone al pueblo croata su lucha por reconquistar la libertad nacional consiste en la necesidad de difundir la verdad sobre Croacia y que cumplir con este deber nos corresponde en primer lugar a nosotros, los croatas en el exilio.

Así fue cómo un grupo establecido en Buenos Aires y conocedor de la importancia de la lengua española en la que nos había sumergido el destino de nuestro exilio, empezó a sentir la necesidad de publicar una revista en castellano para proclamar nuestras verdades.

Nació así en nuestras mentes Studia Croatica, revista de estudios politicos y culturales y, casi simultáneamente, el Instituto Croata Latina americano de Cultura. Eramos un grupo de catorce personas cada una de los cuales aportaba un óbolo cumpliendo sus funciones en un equilibrio orgánico. Tuvimos la suerte de contar entre nosotros con un excelente publicista y director, Ivo Bogdan, renombrado periodista y analista politico que dio su sello profesional a nuestra empresa editorial y que al sernos arrebatado por una muerte violenta tuvo un digno sucesor en la persona de Franjo Nevistić, figura de notables valores intelectuales y patrióticos.

Contábamos también en nuestro grupo con miembros que aportaban medios económicos, organizativos y trabajos de traducción y redacción específicos. Todo esto aseguró una linea independiente en cuanto a posibles influencias políticas externas como así también una actitud orgánica y unida en un acentuado espíritu de equipo, lo cual representa un valor poco corriente en el seno de emigrados políticos.

Al echar una mirada a los veinticinco años transcurridos lo primero que resalta es la larga lista de más de un centenar de colaboradores de nuestra revista, croatas y extranjeros, entre ellos varios de renombre científico y literario, de Argentina, Chile, Brasil, Venezuela, Colombia, Estados Unidos, Canadá y de todos los principales países de Europa. Gracias a ellos hemos podido cumplir con nuestro objetivo principal: explicar, afirmar y difundir la verdad sobre Croacia.

 

No hay tema de importancia que hayamos omitido. Creo que no exagero al decir que los 95 volúmenes de Studia Croatica editada en este cuarto de siglo forman una pequeña enciclopedia sabre Croacia. Su historia, sus hombres ilustres, su geografía, costumbres, idioma, literatura y cultura en general, la capacidad creadora de su gente en todos los campos del quehacer humano, su industria, sus problemas politicos, sociales y económicos son temas tratados y analizados en 5.640 páginas impresas.

En 1963 transcurridos apenas cuatro años desde la aparición de Studia Croatica, publicamos un tomo especial de 390 páginas, La Tragedia de Bleiburg, en el que fuimos los primeros en denunciar y documentar en una lengua de expansión universal el tremendo genocidio cometido al terminar la Segunda Guerra Mundial contra el pueblo croata. Este trabajo constituye un extenso estudio histórico-polittico de las causas que condujeron a este "superkatyn croata" y aporta los documentos sabre las masacres cometidas. El libro se completa con dos suplementos. "La tragedia del pueblo esloveno" y "El exterminio y expulsión de la minoría étnica alemana de Yugoslavia", y resúmenes en español, alemán, francés, inglés y croata. El prefacio del libro fue escrito por el ex Presidente del Consejo de la Organización de los Estados Americanos, Augusto García.

El libro La Tragedia de Bleiburg fue posteriormente traducido al idioma croata, algo ampliado con documentos recopilados posteriormente, y editado en 1976 en Barcelona por la Biblioteca de Hrvatska Revija con el título "Bleiburška tragedija hrvatskoga naroda" (La tragedia de Bleiburg del pueblo croata). De esta manera toda esta importante documentación fue accesible por primera vez a nuevas generaciones croatas que se formaron y educaron en la Yugoslavia comunista desconociendo uno de los, acontecimientos de mayor gravitación en la historia contemporánea croata. La obra despertó enorme interés, apareciendo una segunda edición ya al año siguiente.

Nuestro libro descorrió el telón que ocultaba a la opinión pública al igual que a los croatas mismos una de las más trágicas verdades de nuestra historia reciente: el intento de exterminio de nuestro pueblo perpetrado por aquellos que, alentados por el "derecho de los vencedores", tuvieron todo a su alcance no solamente para cometerlo sino lo que es más grave aún, para justificarlo.

Por eso sólo con el editar La Tragedia de Bleiburg, pienso que podríamos considerar ampliamente justificada la labor emprendida por Studia Croatica. Sin embargo, publicamos en 1965 otra edición especial Bosnia y Herzegovina, libro de 343 páginas, fundamental para comprender los pro-fundos conflictos históricos incubados en los Balcanes que condujeron a la Primera Guerra Mundial y a la total pérdida de la soberanía política de nuestro pueblo.

A pesar de que Studia Croatica constituye una fuente continua de temas fundamentales referentes a Croacia sentíamos la necesidad de resumir en un libro-compendio todo lo que concierne al pueblo croata y su lucha milenaria por sobrevivir y lograr su soberanía estatal. Así nació Croacia y su destino, libro de 285 páginas, editado en 1977, prologado por la eximia pluma de Raúl Oscar Abdala.

Si toda esta labor hubiese tenido el respaldo de una gran empresa editorial con medios humanos, administrativos y financieros adecuados no seria tal vez necesario dedicar tanta atención a los resultados logrados. Pero en nuestro caso se trata de esfuerzos y sacrificios personales que merecen destacarse. Así, por ejemplo, la Tragedia de Bleiburg y Croacia y su destino, dos obras "anónimas" son, en realidad, casi en su totalidad, obras de nuestros dos directores: la primera, de Ivo Bogdan, y la segunda de Franjo Nevistić. Es justo expresarles aquí nuestro reconocimiento póstumo.

Al echar una mirada al camino recorrido en estos veinticinco años podemos observar los siguientes resultados: a través de Studia Croatica, la verdad sobre Croacia abarcó no sólo las fronteras del idioma castellano, sino que las ha traspasado. El interés por nuestra revista se ha manifestado también en el ámbito de otros idiomas, pues figura tanto en las bibliotecas latinoamericanas como en las de los Estados Unidos, Canadá, Australia, Europa y esperamos lo hará también en las de Japón, China y el resto del mundo.

Ahora bien, si miramos hacia el futuro, ¿qué caminos nuevos se abren ante nosotros?

Al mirar hacia adelante se nos presenta una realidad que no existía en el punto de partida: una nueva generación de hombres y mujeres, de ascendencia croata, nacida al llegar nosotros a las tierras de este continente particularmente a la Argentina, país que recibió generosamente a un gran número de exiliados croatas. Aquí nacieron, aquí se educaron y aquí formaron sus propias familias integrándose a la nueva sociedad. Son ya médicos, ingenieros, abogados, economistas, se dedican a la enseñanza, al comercio, a la industria, son dirigentes de empresas, profesionales, técnicos, políticos y también obreros. Son en su mayoría argentinos y también chilenos, venezolanos, uruguayos, pero su origen es croata.

Si consideramos importante difundir la verdad sobre Croacia a los pueblos de habla española, a los políticos, estudiosos, periodistas, profesionales, diplomáticos y estadistas de distintas naciones, tenemos que tener presente que entre ellos hay cada día más descendientes de croatas. A ellos debemos de ahora en más prestar mayor atención para que conozcan mejor al país del que provienen, sus raíces, su historia, sus vicisitudes, su "destino trágico", sus victorias y derrotas, sus grandes hombres que brillan en el horizonte de la cultura europea, sus luchas para salir del estado humillante de un pueblo casi borrado de los mapas políticos y organizarse digna y soberanamente en su estado propio.

Ellos deben sentir de ahora en adelante que nuestra revista lo es a la vez de ellos, tomar parte en ella como promotores y colaboradores. Siguiendo la línea de redacción establecida en los veinticinco años transcurridos creo que esto podrá lograrse insertando más temas de actualidad y ampliando la parte informativa, indispensable para aportar al conocimiento de la vida del pueblo croata tanto en su patria como en la diáspora.

Tenemos que hacer el máximo esfuerzo para transmitirle a esta nueva generación las inquietudes del pueblo croata para que puedan compartirlas y para que sean, como buenos argentinos, chilenos, venezolanos y latino-americanos que son, promotores vivientes de la verdad sobre Croacia, sus defensores y embajadores.

Creo que éste es el camino que hemos de seguir después de estos veinticinco años de labor editorial.