CROACIA EN EL SIGLO XX

 

El Reino de Yugoslavia – El 10 de abril de 1941 – El Estado Independiente de Croacia 1941–1945 – La Yugoslavia comunista 1945–1990 – La República de Croacia desde 1991.-

 

 

¡El desconocimiento es la madre de todos los males!

 

A través de los últimos mil años de historia universal, Croacia conservó hasta el año 1918 los atributos esenciales que caracterizan a un Estado soberano. Aún en los peores momentos de su existencia, siempre tuvo su Sabor (Parlamento) y su Ban (Virrey), quienes garantizaban su autonomía legislativa, judicial y administrativa.

 

Croacia tenía su Ejército bajo el mando de oficiales croatas, cuyo comandante era el Ban (Virrey). A comienzos del siglo XX los representantes croatas luchaban para lograr que Croacia recupere los territorios que antes habían estado bajo jurisdicción de los Otomanos y luego bajo dominio del Imperio Austríaco y para que, como Estado Federal, ingrese en un Reino Danubiano renovado.

 

La Primera Guerra Mundial (1914), destruyó el futuro croata, con la desaparición del centenario Imperio Danubiano. Croacia perdió las últimas características de Estado soberano cuando en 1918, sin la voluntad del pueblo, sin elecciones, sin referendum, y en base al “Tratado de paz de Versalles” (28 junio de 1919) fue incorporada a un Estado común denominado “Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos”. En ese momento, dentro de este nuevo Estado, a Croacia le fueron suprimidos su Parlamento, su Constitución y su Ejército. Ya desde los comienzos, Serbia consideraba a ese Estado como la “Gran Serbia”, y pretendía dominar a las restantes naciones dentro del nuevo Estado. Esa fue la causa de la confrontación que marcó la lucha del pueblo croata por su independencia. Esa voluntad de independencia se manifestó en todas las clases sociales: campesinos, trabajadores, intelectuales, etc. El partido republicano croata de los campesinos liderado por Stjepan Radić reunió no sólo a los campesinos, sino también a otras clases sociales, y se convirtió en un verdadero movimiento, y esto porque su líder, Stjepan Radić (1871–1928) luchó por los derechos nacionales croatas, por un gobierno democrático y por la justicia social, oponiéndose a la “Gran Serbia”, al frente de la cual se hallaba el Rey Aleksandar Karađorđević (1888–1934), junto a algunos partidos políticos serbios.

 

Esta lucha política fue interrumpida cuando durante una sesión de la Asamblea legislativa, en Belgrado, un diputado serbio hirió mortalmente a Stjepan Radić y a otros dos diputados croatas. Seis meses después, el Rey Aleksandar anuló la Constitución del “Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos“, proclamó su dictadura personal e inmediatamente creó Yugoslavia en el año 1929.

 

El pueblo croata estaba imposibilitado de luchar a través de medios legales por su total igualdad de derechos y por su libertad. De esa manera, el mismo rey serbio sembró la semilla de la lucha revolucionaria por la independencia croata. El joven diputado Dr. Ante Pavelić (1889–1959), representante del “Partido Croata del Derecho”, viendo que a través de la contienda política no se podía lograr ningún acuerdo con los serbios, emigró y fundó la organización revolucionaria llamada “Ustaša” (del verbo croata “ustati” que significa levantarse) con el objetivo de luchar por un Estado croata independiente, para que el pueblo croata consiga su libertad y para que pueda desarrollarse cultural y económicamente.

 

La organización “Ustaša” junto con la organización revolucionaria macedonia (movimiento de liberación macedonio) (VMRO) atentó contra la vida del rey Aleksandar Karađorđević en Marsella (Francia) en 1934. Con este hecho Yugoslavia fue afectada a tal punto que fue el comienzo de su caída. Cuando Yugoslavia fue atacada por los alemanes el 6 de abril de 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, el pueblo croata no tuvo ninguna duda de que había que derrumbar Yugoslavia, a quien consideraba su presidio. El ejército yugoslavo, sin ofrecer resistencia, entregó sus armas a la guardia campesina croata, mientras sus oficiales –la mayoría serbios– huían queriendo llegar a la vecina Serbia.

 

A través de toda Croacia, en todos los pueblos y ciudades flameaban banderas croatas y el pueblo por sí mismo aclamó al “Estado Independiente de Croacia“, mucho antes de que el ejército alemán llegara a Zagreb. El ataque contra Yugoslavia comenzó el 6 de abril. El trabajo revolucionario dio su primer fruto importante ya el 7 de abril, con la sublevación del regimiento 108 de infantería que ocupó la ciudad de Bjelovar el 8 de abril y proclamó el Estado Independiente de Croacia ese mismo día por la tarde. Ese fervor revolucionario dividió el frente norte de la primera agrupación del ejército yugoslavo sin intervención del ejército alemán ni del italiano (Kazimir Katalinić, Argumenti, págs. 39-40).

 

Así, el 10 de abril de 1941, el coronel Slavko Kvaternik (1878-1947) a través de la estación de radio de Zagreb, proclamó el “Estado Independiente de Croacia” en nombre del Dr. Ante Pavelić, que aún se encontraba en el exterior. El líder del Partido Campesino Croata HSS (Hrvatska Seljačka Stranka) Dr. Vlatko Maček, indiscutido presidente electo, llamó al pueblo croata a defender y participar en la formación del Estado Independiente de Croacia.

 

La participación de las fuerzas del Eje (Alemania, Italia y Japón) en el reconocimiento del Estado Independiente de Croacia, incitó a los Aliados y amigos de la “Gran Serbia” a tratar de convencer a la opinión pública mundial, a través de una gran propaganda, de que el Estado Independiente de Croacia no era voluntad de su pueblo, sino una creación artificial nazi-fascista. Empero, ni Alemania ni Italia tenían predisposición por el Estado Independiente de Croacia, ni éste estaba dentro de sus propósitos. La adhesión al Pacto Tripartito (25 de marzo de 1941) que firmó en Viena el príncipe Pavle en nombre de Yugoslavia era muy conveniente para Yugoslavia, porque así quedaría fuera de la guerra y terminada ésta, obtendría el puerto de Salónica, importante puerto en el sur (hoy en Grecia). Pero los generales serbios realizaron un golpe el 27 de febrero de 1941 (bajo el lema: ¡Mejor la guerra que el pacto!) cuyo motivo fue el soborno que recibieron de los ingleses. Entonces Hitler decidió atacar a Yugoslavia. No podía dejar esta situación así antes del ataque que ya había decidido realizar contra la Unión Soviética. Italia lo acompañó, ya que no quería que Yugoslavia cayera bajo el poder alemán siendo que de esa forma se vería disminuida su influencia sobre el mar Adriático. Así en conjunto, Alemania e Italia atacaron a Yugoslavia, pero no para crear un Estado croata. Los croatas aprovecharon ese momento favorable, a semejanza de los pueblos de América del Sur que aprovecharon el ataque de Napoleón contra España y proclamaron su independencia, la cual, luego de cierta vacilación, debió ser reconocida por los españoles como hecho consumado.

 

Los Aliados, que condenaron la creación del Estado Independiente de Croacia, se olvidaron que los políticos croatas ya en el año 1919 habían entregado una solicitud a la “Conferencia de Paz” celebrada en París luego del armisticio, firmada por 157.000 croatas que solicitaban la autodeterminación del pueblo croata. Por otra parte, en el año 1922 los diputados nacionales croatas enviaron un memorandum a la Sociedad de las Naciones en Ginebra, explicando la situación de la nación croata en el nuevo Estado y nunca recibieron respuesta, como si Croacia y su pueblo no existieran. Del mismo modo, en 1923 el líder croata Stjepan Radić, en nombre de los diputados nacionales, buscó en París, Londres y Moscú ayuda para Croacia, que vivía cada día más esclavizada y tiranizada.

 

Durante los años 1929 y 1930, con motivo de los sucesos ocurridos en el parlamento de Belgrado, los diputados nacionales croatas solicitaron sin éxito la autodeterminación a la Sociedad de las Naciones. Los diputados croatas dr. Juraj Krnjević (1895-1988), ing. August Kosutić (1893-1964) y el dr. Ante Pavelić, visitaron personalmente la Sociedad de las Naciones, y solicitaron que Croacia obtuviera su derecho a la autodeterminación.

 

Entonces el diputado nacional dr. Ante Pavelić, viendo que los pedidos croatas no eran tomados en cuenta, anunció el levantamiento revolucionario, y deslindó toda responsabilidad de la nación croata por su lucha armada y revolucionaria por la libertad, lo que seguramente ocurriría, porque consideraba que el pueblo croata tenía derecho a su Estado.

 

Con la caída del Estado artificial yugoslavo en 1941, se presentó para Croacia el momento de proclamar su independencia. No podía esperarse otra cosa de los croatas, y mucho menos que defendieran a un Estado que le había arrebatado sus atributos nacionales, destruído su economía y cultura, encarcelado, torturado y asesinado a sus más destacadas personalidades y líderes. Yugoslavia era la opresora del pueblo croata y éste se sentía esclavizado dentro de ese Estado artificial. Está absolutamente claro que el pueblo croata aprovechó la ocasión para su independencia y eso no significó ninguna identificación con el fascismo italiano ni con el nacionalsocialismo alemán.

 

Por el contrario, los croatas, en su mayoría, se identificaban ideológicamente con las democracias de derecho. Esto fue confirmado por el entonces Cónsul inglés en Zagreb, Thomas C. Rapp. “No hay ninguna duda de que el Estado croata es un hecho, y el pueblo lo desea”. (Ivan Meštrović, Uspomene na političke ljude i događaje (Recuerdos de hechos y hombres  políticos) Knjižnica Hrvatske revije (Biblioteca de la Revista Croata) Buenos Aires, 1961, pág. 308.). En su viaje a través de Croacia en esos tiempos de guerra, continúa diciendo: “En cada lugar que nos detuvieron (los ustašas), al saber quién era yo, nos dejaban continuar nuestro camino sin molestar, destacando que no tenían nada en contra de los ingleses, que ellos estaban en realidad a favor de los ingleses, pero que debido a las circunstancias políticas que imperaban en ese momento, las cosas se dieron de otra forma”. (Idem, pág. 309).

 

Contrariamente a lo que propagaban los Aliados: que la creación del Estado Independiente de Croacia estaba vinculada con la doctrina del fascismo y del nazismo, el hecho es que el 10 de abril representó exactamente lo contrario y se diferenció de esos conceptos políticos. Entre los croatas prevalecía el interés por crear su Estado y no por una ideología. Durante toda la Segunda Guerra Mundial tuvieron lugar diversas alianzas por conveniencia. Las diferentes ideologías, aunque conflictivas entre sí, no impidieron ni dificultaron estas alianzas. Así fue que Stalin se asoció con Hitler para dividir Polonia y ese crimen no fue impedimento para que los ingleses y los estadounidenses (¡defensores de los derechos humanos y de la democracia!) se unieran a la Unión Soviética, con Stalin a la cabeza, el mayor verdugo y agresor, quien es responsable de la muerte de ochenta millones de víctimas comunistas. (El libro negro de comunismo).

 

También Yugoslavia se alió al Eje (Alemania, Italia y Japón), con el príncipe Pavle a la cabeza -reconocido anglófilo-, quien firmó el Pacto Tripartito el 25 de marzo de 1941 en Viena. Los aliados (ingleses, franceses y estadounidenses) reconocieron las alianzas políticas de todos, pero no así la de los croatas, quienes firmaron el Pacto con la única intención de lograr su libertad e independencia.

 

No hay dudas de que el Estado Independiente de Croacia, a pesar de todos los errores humanos y males que ocasiona cualquier guerra, trajo para el pueblo croata su independencia, sin mayores limitaciones que aquellas que tenían no sólo las pequeñas naciones sino también las grandes, ya sea que se encontraran en uno u otro bando durante la guerra.

 

En el Estado Independiente de Croacia durante toda su vigencia de cuatro años (1941-1945), nunca existieron el Partido Fascista ni el Nazi. El pueblo no tenía predisposición por ideologías extranjeras. El Estado Independiente de Croacia fue para el pueblo croata la base fundamental de su defensa contra los agresores serbios, de su seguridad y desarrollo con perspectivas de bienestar y evolución política hacia la democracia.

 

Está claro que el 10 de abril el pueblo croata no se proclamó a favor de un régimen o sistema de gobierno, sino a favor de su Estado nacional. El pueblo croata comprendió que Estado y gobierno son dos cosas diferentes. Se encuentran ligadas entre sí, pero no son lo mismo. Aquello que se puede cuestionar a un gobierno no tiene valor frente al Estado, como máxima institución de la soberanía de un pueblo. Si el gobierno de un Estado fuera responsable de la existencia del Estado, como los Aliados quisieron implicar en el caso de Croacia, entonces, después de la Segunda Guerra Mundial no deberían haber existido Bulgaria, Hungría, Rumania, ni Finlandia, porque todas adhirieron a la alianza del Pacto Tripartito, como Croacia.

 

Debemos mencionar también que el Estado Independiente de Croacia fue reconocido por la mayoría de los Estados europeos, quienes tenían su representación en Zagreb. Los siguientes Estados reconocieron al Estado croata: Alemania, Bulgaria, Dinamarca, Eslovaquia, España, Finlandia, Francia, Hungría, Italia, Japón, Manchukuo (Manchuria), Rumania y Tailandia y se mantenían relaciones consulares con Argentina, Birmania, Estados Unidos, Santa Sede, Portugal, Suiza, Suecia, Turquía, Uruguay, Tailandia y China.

 

El joven Estado croata, ya desde los primeros días, estableció relaciones bilaterales con otros Estados y naciones y así eliminó las denominaciones con las que hasta entonces se designaba a los ciudadanos croatas en el exterior: “austríaco”, “austro-húngaro” o “yugoslavo”. Con el establecimiento de su Estado, los croatas recuperaron su identidad nacional y estatal e hicieron su aporte a la comunidad internacional.

 

Desde los mismos comienzos del Estado Independiente de Croacia, comenzaron a aparecer como guerrilla los četniks -chetniks-  (serbios), liderados por el general serbio Dragoljub (Draža) Mihailović (1893-1946), quienes tenían como único objetivo destruir al Estado croata. Draža Mihailović no tenía como objetivo luchar contra el invasor alemán en Serbia ni contra el gobierno pro-nazi de Serbia (general Milan Nedić /1877-1946/) sino contra el Estado croata. La Iglesia ortodoxa serbia apoyó a los četniks en contra del Estado croata. Muchas veces las iglesias serbias sirvieron como depósitos de armas y sus sacerdotes realizaban el adoctrinamiento de los četniks. Ya en el lejano año 1902 Antun Radić advirtió al pueblo croata sobre el accionar enemigo de la Iglesia ortodoxa serbia y propuso la creación de la Iglesia ortodoxa croata (revista Dom). Las primeras matanzas y saqueos se llevaron a cabo en el interior de Dalmacia, en la llamada “Dalmatinska Zagora”, en abril de 1941, en los municipios de Knin, Sinj y Grahovo y el 5 de mayo de 1941 los četniks serbios junto con la minoría serbia de Croacia, atacaron en Blagaj, cerca de Slunj, donde quemaron, saquearon y asesinaron a todos los campesinos del lugar. Además, establecieron un acuerdo con los italianos, ya que los unía el interés común de repartirse a Croacia entre ambos, obtenían armas del Ejército italiano y atacaban a la población civil. En ese entonces Croacia se defendía de los serbios y sus četniks, quienes eran ayudados por los ingleses y los italianos, éstos últimos, supuestos amigos y aliados de Croacia, quienes desde hace siglos desean las tierras croatas. En el mes de septiembre de 1941 se rompió el acuerdo Hitler-Stalin y el Partido Comunista Croata recibió la orden de la Unión Soviética de comenzar la lucha armada contra el Estado Independiente de Croacia. Mientras duró el pacto Hitler-Stalin el partido comunista croata permanecía quieto (inactivo). Al comienzo se creó la primera agrupación comunista en Sisak, y a partir de entonces, en nombre de Stalin y de la Unión Soviética, comenzaron la lucha contra el Estado croata. No lucharon contra el régimen gobernante, sino para establecer Yugoslavia, en la que nuevamente los croatas serían ciudadanos de segunda clase. Finalmente, los comunistas se unieron a los “četniks” serbios y así unidos procuraron destruir al Estado croata.

 

Durante los cuatro años de guerra, Croacia luchó contra los četniks serbios y los comunistas para defender su independencia. Así fue hasta el final de la contienda. Durante todo el transcurso de la guerra los comunistas croatas tuvieron el rol de traidores: como colaboradores de la Unión Soviética y de Serbia traicionaron a su pueblo, porque llevaron a cabo una lucha contra el Estado y no contra el régimen imperante en ese momento en Croacia. Ese es un pecado imperdonable para con el pueblo croata, cuyos hijos murieron con honor para que su nación viva dentro de su propio Estado. Los comunistas croatas, teniendo su propio Estado, lucharon para defender los intereses extranjeros contra los de su propio Estado, destruyéndolo. La lucha comunista fue conducida por Tito (1892-1980), de origen croata (?), el mayor verdugo y traidor de la nación croata.

 

En el año 1943, con la caída de Italia, el Estado Independiente de Croacia recuperó el resto de su territorio, el cual había sido ocupado por los italianos al forzar al dr. Ante Pavelić a firmar los Acuerdos de Roma, los que eran condición para la existencia del Estado croata. Las fronteras del Estado croata en 1943 iban desde Istria hasta Budva, desde el Adriático hasta el río Drina. En ese momento se reintegró el territorio ocupado al Estado croata y junto con Bosnia y Herzegovina se creó una unidad jurídica en todo su territorio. Por ejemplo, es impensable que los húngaros destruyeran su propio Estado para destruir al régimen que gobernaba durante la guerra.

 

En el mes de mayo de 1945 finalizó la Segunda Guerra Mundial. Y conforme al Tratado de Yalta (W. L. S. Churchill – J. V. Stalin – F. D. Roosevelt, febrero de 1945), se restauró Yugoslavia. Los aliados le entregaron la Europa oriental a Stalin, como botín de guerra. Llevaron a cabo una guerra contra los nazistas y los fascistas, pero lo que lograron fue implementar en toda la Europa Oriental el régimen comunista, tan totalitario como el nazista y el fascista, pero aún peor, porque eliminó la propiedad privada. El odio de los comunistas croatas contra el Estado Independiente de Croacia, demostrado durante la guerra, provocó el éxodo de los nacionalistas croatas hacia Occidente, para tratar de evitar las matanzas que realizarían los comunistas y entregarse a los ejércitos aliados, apoyándose en las convenciones de Ginebra de protección de los refugiados. Durante las negociaciones con los ingleses, se encontraron con la incomprensión de éstos, que defendiendo sus intereses comerciales –acordados previamente con Tito– entregaron a 200.000 soldados, y otros tantos, o quizá más, civiles, mujeres y niños a los comunistas yugoslavos, quienes se ensañaron con los croatas que se entregaron, matándolos en Bleiburg y en las Marchas de la Muerte (Vía Crucis).

 

Los serbios y los partisanos croatas (comunistas) terminaron con la vida de más de 500.000 jóvenes croatas. Así tuvo lugar la Tragedia de Bleiburg, que quedará en la memoria eterna de la nación croata. Ese crimen lo perpetraron los comunistas serbios y croatas, con la ayuda de sus aliados, los ingleses, quienes a sabiendas, entregaron en territorio extranjero, a los croatas que huían, a sus verdugos comunistas yugoslavos.

 

Ese "magnum crimen" del que participaron los comunistas croatas, hasta el día de hoy no fue juzgado por los antiguos aliados, pero tarde o temprano, el Estado de Croacia tendrá que juzgar a los comunistas croatas, aunque sea "post mortem", porque el delito de genocidio no prescribe.

 

Cuando los comunistas llegaron al poder (1945) en todas las dependencias del Estado estaban colgados retratos de Stalin, y la constitución del nuevo Estado era prácticamente una copia de la constitución de la Unión Soviética. Si los comunistas croatas hubieran preservado el Estado Independiente de Croacia manteniendo sus fronteras, aún introduciendo el régimen comunista, todo hubiera sido más sencillo, inclusive hoy. El Estado croata estaría en una mejor situación geopolítica y económica. Yugoslavia continuó persiguiendo a los croatas dentro de su propia patria y en el exterior. Durante cuarenta y cinco años Croacia vivió esclavizada y oprimida, destruida económicamente, sin libertad de expresión, dentro de la Yugoslavia comunista, donde reinaba el “delito verbal”, y cualquier expresión sobre libertad e independencia era penada con la cárcel. Los nacionalistas y disidentes croatas eran perseguidos dentro de su patria y en el mundo entero y los servicios secretos yugoslavos los mataban.

 

A partir de 1987 y en los años siguientes comenzaron a producirse cambios políticos. En la Unión Soviética, después de la perestroika y del colapso económico, cayó el comunismo. También cayó el Muro de Berlín (en 1989). Yugoslavia se tornó más vulnerable y Croacia juntó fuerzas. Nuevamente se levantó el espíritu y la lucha por un nuevo 10 de Abril. El pueblo buscó la independencia de su Estado. Un grupo de ex comunistas croatas, con el General Franjo Tuđman (1922-1999) a la cabeza, fundó el movimiento Unión Democrática Croata (HDZ) y buscó la forma de que los croatas obtuvieran su Estado independiente, luchó para que hubiera elecciones libres y para lograr la separación de Yugoslavia. En elecciones libres y en el referendum que se llevó a cabo, el pueblo croata eligió su libertad. El 25 de junio de 1991, el Parlamento croata (Sabor) proclamó la República de Croacia independiente. En esa ocasión, el Cardenal Franjo Kuharić (1919-2002) expresó: (en una entrevista para la revista Glas Koncila (La voz del Concilio) trasmitida por Internet por el HIC (Centro Informativo Croata)) “Sólo los hombres y los pueblos libres pueden construir sus relaciones en paz y justicia. Por eso la libertad no es en contra de nadie, ella es condición de la dignidad humana de cada ser. La libertad no es la derrota del otro, sino la victoria de todos para vivir en paz. Es por eso que vivimos la proclamación de la independencia de la República de Croacia como Estado soberano, como un acontecimiento feliz porque está basado en la lógica histórica y en la justicia. Es el triunfo del principio ético que es válido donde sea y para quien sea, por eso la decisión del Parlamento no es un acto en contra de nadie, ni dentro, ni fuera de Croacia”.

 

Hace 53 años, fue llevado ante el tribunal comunista de Zagreb, el entonces arzobispo de esa ciudad y hoy beato Alojzije Stepinac, quien en ese momento aseveró: “El pueblo croata se pronunció plebiscitariamente a favor de un Estado croata y yo no valdría nada si no hubiese sido capaz de sentir el pulso de mi pueblo, el cual vivió esclavizado dentro de Yugoslavia”.

 

Los serbios ahora (en 1991), al igual que en 1941, atacaron a la República de Croacia. Comenzó la “Guerra Patriótica” en defensa de la independencia. La historia se repitió. Los “četnik” (resurgidos nazistas serbios) y el resto del ejército yugoslavo (JNA), que se identificó con Serbia, atacaron a la República de Croacia, mientras que la Europa unida junto con los Estados Unidos prohibieron a Croacia la importación de armas, para que ésta sucumbiera lo más rápidamente posible ante los ataques serbios. Los viejos aliados se unieron nuevamente en contra de la creación del Estado croata, aunque esta vez un ex general comunista estaba al frente y el fascismo y el nazismo  habían desaparecido hacía ya mucho tiempo.

 

Esta milenaria nación, cuyos hijos murieron con gloria para que su pueblo pueda vivir dignamente, luchó heroicamente por su libertad e independencia, que finalmente logró. La inmigración croata ayudó de diversas formas, ya sea con dinero, medicamentos o con ropa. La guerra concluyó en 1995, cuando los serbios fueron totalmente derrotados.

 

La República de Croacia, tanto durante como después de la guerra, por un término de diez años, fue conducida por el presidente Dr. Franjo Tuđman.

 

Luego de la muerte del presidente Tuđman (a fines de 1999), en las elecciones del 3 de enero de 2000, llegó al gobierno una coalición de partidos, encabezada por el ex comunista Partido Social-Demócrata (SDP). Las primeras acciones del nuevo gobierno fueron echar a 35 diplomáticos croatas en el mundo y a nacionalistas croatas de sus puestos de trabajo. Además pasaron a retiro a los generales que participaron en la “Guerra Patriótica” (1991–1995).

 

Hoy por hoy la economía no tiene ningún futuro, y la política exterior de Croacia se pone al servicio de las potencias occidentales sin defender los intereses croatas. La Europa unida y los EE.UU. imponen mediante el FMI, préstamos para debilitar la economía en Croacia. En la prensa y en la televisión se ataca constantemente al ex Presidente (Tuđman) y al Estado Independiente de Croacia (1941), les molesta y pretenden a toda costa mostrarlo como un Estado fascista y nazista. Van tan lejos que proponen una ley que penalice cualquier mención al Estado Independiente de Croacia (1941) y al 10 de Abril. Respecto de esa intención de penalizar legalmente, la “Asociación de presos políticos croatas” (“Hrvatsko društvo političkih zatvorenika” – HDPZ) en la edición de su revista del 29 de octubre de 2002, en el artículo “El Gobierno y el Totalitarismo” decía lo siguiente: “La HDPZ observa con preocupación este proyecto y el hecho de que en la Croacia de hoy, cuyo gobierno proclamó una orientación hacia el futuro, los medios de prensa bajo control gubernamental y los centros de poder político afines, se ocupen principalmente del pasado (según transmitió el Centro Informativo Croata el 30/10/2002 vía Internet). En esta estrategia retrógrada, se advierte una fuerte tendencia a identificar como “ustaša” a cualquier expresión de sentimiento nacional y se quiere imponer como indudable e indiscutible, que el movimiento ustaša y el Estado Independiente de Croacia (1941-1945) eran un movimiento fascista y una creación estatal fascista. Empero, parece totalmente inaceptable considerar a ese Estado y al movimiento político ustaša con una negación apriorística y general. Esa negación a priori y general es inaceptable, especialmente a nivel penal y judicial, porque lleva a los jueces y tribunales al muy resbaladizo terreno de la valoración de juicios académicos o de posiciones políticas individuales”.

 

La HDPZ hizo recordar también, que toda etiquetación a priori y general del movimiento ustaša y del Estado Independiente de Croacia como creación fascista proviene de la acumulación de propaganda comunista, la cual declaraba a todos sus adversarios como fascistas. Según esta regla, se considera como fascistas al Dr. Ante Pavelić y a Vlatko Maček (Partido campesino croata), al Cardenal Stepinac y a Bruno Busić (disidente comunista), mientras que algunos renombrados “pensadores” marxistas, fueron tan lejos que declararon a todo el pueblo croata o por lo menos a su diáspora, como fascistas.

 

Mientras que para los académicos independientes, tal generalización es inaceptable. Historiadores extranjeros ya desde hace décadas no clasifican como fascista al movimiento ustaša, sino como movimiento nacionalista-revolucionario, tal como el movimiento macedonio-nacionalista VMRO (Ernst Nolte 1966). La gran mayoría de los que han escrito sobre el tema, consideran que el movimiento ustaša es una ideología de nacionalismo extremo y no un movimiento fascista (Ladislaus Hory – Martin Broszat – Hugh Seton-Watson – Joseph Rothschild – L. Cohen – P. Warwick – Stephen Fischer-Galati – James J. Sadkovich – Les Shaw – Richard Patee – Aleksa Djilas – Vasil Seizov – L. Ljubimirova – Jozo Tomasevich – P. Cvetkov – Nikolai Kochankov, etc.) Estos historiadores compararon el movimiento ustaša con los movimientos nacionalsocialistas y fascistas, encontraron algunas similitudes, pero también diferencias  esenciales:

 

a) el fascismo y el nacionalsocialismo se formaron dentro de Estados nacionales, cuyos ideólogos proclamaron la superioridad de sus propias naciones, o sea de la raza y abogaron objetivos imperialistas. Por el contrario, el movimiento ustaša surgió en un Estado multinacional, fue un típico movimiento de liberación nacional, como reacción contra la política opresiva de una nación mayoritaria.

 

b) A diferencia del fascismo y el nacionalsocialismo, que surgieron dentro de naciones y Estados homogéneos, pero con el objetivo de cambios radicales en lo político y social, el movimiento ustaša se agota en la creación del Estado.

 

c) A diferencia del fascismo y el nacionalsocialismo, los cuales se apoyaron en la clase media, el movimiento ustaša reclutó a sus seguidores entre campesinos, obreros y jóvenes universitarios. A estos seguidores no les atraía ninguna ideología, sino únicamente la lucha contra la Gran Serbia y cualquier Yugoslavia.

 

d) A diferencia del fascismo y el nacionalsocialismo, que fueron movimientos de grandes masas que buscaban apoyo en distintos partidos, el movimiento ustaša fue un núcleo revolucionario ideado por un pequeño grupo de gente.

 

e) El movimiento ustaša comparte, en cierta medida, con el fascismo y el nacionalsocialismo, el culto a la nación y al Estado, el historicismo, el culto de los próceres, el culto de la fuerza y del terrorismo como medio para realizar sus fines políticos.

 

f) En una fase posterior, el movimiento ustaša pasó a tener características de anticomunismo y antisemitismo, a pesar de que en sus raíces, hasta la segunda mitad de los años treinta, no tenía definida su relación con el comunismo y el antisemitismo. El anticomunismo, antes de la Segunda Guerra Mundial, formaba parte de la táctica política, mientras que durante la Segunda Guerra Mundial se convirtió en la principal consecuencia de la lucha contra los “partisanos” comunistas, por motivos de política nacional y no por motivos ideológicos. En sus raíces, el movimiento ustaša no contenía antisemitismo, ni éste fue desarrollado ideológicamente, sino que apareció recién a partir del año 1936, y a pesar de la gran cantidad de víctimas judías durante la vigencia del Estado Independiente de Croacia (NDH), ideológicamente permaneció sólo de forma accidental.

 

g) El movimiento ustaša, a diferencia del fascismo y nacionalsocialismo, tenía una relación muy diferente con la religión y la Iglesia. El movimiento ustaša no tenía elementos paganos, ni satánicos, tampoco pregonaba la creación del “nuevo hombre”, “superhombre” o alguna nueva deidad.

 

h) A diferencia del desarrollo fundamental del sistema ideológico del fascismo y del nacionalsocialismo, los estatutos del movimiento ustaša (Ustaška Načela), ya a simple vista demuestran heterogeneidad y eclecticismo ideológico.

 

i) Al movimiento ustaša, antes y durante la Segunda Guerra Mundial se le asociaron partidarios de diversas ideologías (miembros del partido del Derecho, clericales, eclesiásticos, liberales anticlericales, antiguos izquierdistas, fundamentalistas católicos, judíos y musulmanes);

 

j) Nunca ni en ningún lugar dentro del movimiento ustaša se redactó ningún documento, por el cual el movimiento ustaša estuviese conectado con el fascismo o el nacionalsocialismo. Por el contrario, en numerosas declaraciones de los conductores del movimiento ustaša y de su mismo fundador, siempre se ha destacado que el movimiento ustaša era un movimiento nacionalista croata autóctono, que tenía como única meta y misión la creación del Estado Independiente de Croacia.

 

k) En los estatutos del movimiento ustaša, como peculiar Biblia del mismo y de su eje ideológico-político, no se menciona ni una palabra sobre la organización del Estado, del partido o sobre la ideología que debería regir dicho Estado. Más aún, fuera de la mención al campesinado, no hay ni una palabra sobre la organización económica del Estado.

 

La conciencia de que el Estado Independiente de Croacia no es sinónimo de Jasenovac, fue manifestada también por aquellos que condenaron fuertemente a Jasenovac. El presidente de Estados Unidos Dwight David Eisenhower (1890-1969), el 15 de junio de 1954 recibió a una delegación de 143 sacerdotes católicos croatas, quienes le entregaron un memorandum dirigido a todos los presidentes de los distintos Estados del mundo, a modo de advertencia de la difícil situación de los croatas en la Yugoslavia comunista. En este memorandum se destacaba que la aparición del movimiento ustaša y la proclamación del Estado Independiente de Croacia fue una consecuencia de la difícil situación de los croatas en el Reino de Yugoslavia. El ex presidente de Estados Unidos Ronald Reagan (1911-2004), entonces gobernador de California, el 4 de abril de 1969 firmó el documento oficial por el cual se declaraba el 10 de abril “Día de la Independencia Croata”. Nos preguntamos entonces si según la ley que propone el actual gobierno croata deberían ser condenados Eisenhower, Reagan y los sacerdotes católicos croatas.

 

Y en lo que respecta al rol histórico del movimiento ustaša, escribe el acádemico Mirko Vidović (en el semanario croata Fokus del 25 de julio de 2008, pág. 13): “En la creación y los esfuerzos realizados por mantener al Estado Independiente de Croacia se deben  tener presentes los siguientes tres hechos esenciales que los aliados occidentales toman en consideración como contribución positiva permanente del Estado Independiente de Croacia en la defensa de los intereses de la civilización occidental, y ellos son: Primero: el envío de una división al frente oriental bajo el mando del coronel Marko Mesić y la participación de un grupo de esos soldados del Estado Independiente de Croacia en la liberación de Belgrado del general Milan Nedić y sus aliados alemanes. Segundo: el rechazo del dr. Pavelić de la oferta de Stalin, quien reconocería al Estado Independiente de Croacia si Zagreb permitía al mariscal Tolbuhin el libre paso a través de Croacia, para así entrar a Italia a través de la puerta de Ljubljana (capital de Eslovenia). Tercero: que el dr. Ante Pavelić emprendió su retirada hacia occidente con la intención de ponerse a disposición de los aliados occidentales, primero de los ingleses y luego de los estadounidenses, con la esperanza de poner su ejército fugitivo a disposición para impedir el avance de las hordas comunistas hacia occidente”.

 

Agregamos aquí también el hecho de que Francia erigió un monumento permanente a los soldados del Estado Independiente de Croacia quienes en Villefranche-de-Rouergue, en septiembre de 1943, dieron sus vidas por sus anfitriones franceses.

 

La HDPZ destaca que las diferencias mencionadas entre el movimiento ustaša y el fascismo y el nacionalsocialismo son en realidad, una unificación de conceptos y conclusiones de conocidos historiadores, politólogos y sociólogos extranjeros, que conducen a preguntarse en cuán ingrata situación se encontrarían los jueces que tendrían que aplicar las normas que el gobierno de la República de Croacia está anunciando.

 

El periodista Gojko Borić de Colonia (Alemania) escribió en el periódico Vjesnik del 7 y 8 de octubre de 2002 (Zagreb, año LXIII., núm. 19.712, pág. 13) y respondió a Ivo Horvat, nostálgico de los partisanos, quien en su artículo del 19 de septiembre en el mismo períodico, defendió a los partisanos y atacó al Estado Independiente de Croacia y al movimiento ustaša, lo siguiente:

 

“Por otra parte, empero, el movimiento ustaša surgió en territorio croata, como movimiento revolucionario contra el totalitarismo monarco-fascista del rey Aleksandar Karađorđević, después del asesinato de los diputados croatas y del líder Stjepan Radić en la Asamblea de Belgrado.

 

Debido a que los países occidentales no quisieron ni oir hablar de la independencia de Croacia, a Pavelić no le quedó otra alternativa que acercarse a los llamados Estados revisionistas, del mismo modo que lo han hecho los luchadores independentistas desde Eslovaquia hasta la India.

 

Para el movimiento ustaša el Estado estaba por sobre todo y esa fue su mayor desventaja. Pero el Partido Campesino (HSS) permaneció inactivo y por eso los comunistas tuvieron éxito, ya que fueron los únicos que supieron movilizar la secular animosidad hacia los germanos y los latinos propagando hábilmente el paneslavismo.

 

Ya durante la Segunda Guerra Mundial, estaba claro para los entendidos, que con la victoria del comunismo resurgiría nuevamente una Yugoslavia sovietizada. El Estado Independiente de Croacia creado por el movimiento ustaša debía sucumbir ya que se encontraba del lado erróneo, esto es del de los que perdieron. El movimiento ustaša perdió la guerra, pero los partisanos perdieron su época. Según mi opinión -continúa Borić- ésta es una derrota mayor porque el socialismo (léase comunismo) realizó la matanza de 80 millones de personas, destruyó la moral y los valores materiales de varias generaciones desde Yugoslavia, pasando por la Unión soviética hasta China y Corea del Norte. La desolación que dejó el comunismo en Yugoslavia y en el mundo, fue mucho mayor que el episodio del nazismo, del fascismo y del movimiento ustaša”.

 

En el semanario Fokus, en el artículo “Stalin y Tito la misma escuela, idénticos métodos” (Zagreb, 14 de marzo de 2003, núm. 144), escribió el mismo periodista refiriéndose a los comunistas yugoslavos:

 

“Al ocupar el poder en Yugoslavia, los comunistas transformaron ese Estado artificial en una copia de la Unión Soviética. Imitaron en todo al modelo stalinista. Del mismo modo que los bolcheviques, lucharon contra la Iglesia, contra los así llamdos “kulaks” (campesinos), contra los nacionalistas, contra la clase burguesa, contra los intelectuales independientes, y contra los artistas. Transformando la propiedad privada en propiedad del Estado cometieron el robo más grande de la historia en el territorio bajo su dominación. Así como los bolcheviques, liquidaron a sus enemigos reales y potenciales, y a menudo también a los imaginarios, de la misma forma lo hicieron los comunistas yugoslavos.

 

“Cuando algunos miembros del actual gobierno en Croacia dicen que los comunistas croatas lucharon por el Estado croata, eso es una mentira primitiva y una caricatura de la comprensión de la historia. Los así llamados comunistas croatas eran más stalinistas que Stalin y los más grandes yugoslavos. Más allá de algunas honrosas excepciones (p.ej. Andrija Hebrang y el grupo de la “primavera croata”), habría que sentar a los comunistas croatas en el banquillo de los acusados por el genocidio perpetrado sobre su propio pueblo (Bleiburg, el Vía Crucis, Goli Otok, etc.), lo que hasta ahora no se hizo, ya que la “Guerra Patriótica” impidió la revolución anticomunista y esto juega en contra de la democracia a cada paso.

 

“Agregamos a esto que el presidente de Croacia Stjepan Mesić patrocinó la celebración de los 60 años (1942) de la fundación del Primer cuerpo croata y de los aniversarios de los cuerpos: Sexto, Séptimo, Décimo y Undécimo (brigadas partisanas). En esa ocasión en su discurso dijo que esos corpuses y formaciones partisanas lucharon por la independencia croata (esto es en 1942). Mesić agregó que el año 1942 marca el comienzo de la independencia croata. Debe quedarnos claro -continuó Mesić- que ningún Estado se crea de la noche a la mañana, sino que para ello se necesitan incluso décadas. La independencia de Croacia empezó a gestarse en 1942”.

 

En el semanario Hrvatsko Slovo del 29 de noviembre de 2002 (Zagreb, núm. 397), el profesor Julije Derossi le contestó al presidente Mesić: “En el discurso del Presidente Mesić lo único cierto es que ningún Estado se crea de la noche a la mañana. El Estado de Croacia, como sabemos, se fundó en tiempos del príncipe Branimir en la segunda mitad del siglo IX y duró hasta el año 1097, cuando en la montaña Gvozd moría el último rey de sangre croata, Petar. Luego de eso, durante siglos, Croacia no fue un Estado independiente, a pesar de que siempre conservó algunas características de Estado. En el año 1941 se proclamó el Estado Independiente de Croacia, el cual, según el derecho formal, era un Estado independiente y significó en ese sentido “la realización de la aspiración del pueblo croata” (Tuđman), pero en realidad dependía de las potencias del Eje: Alemania e Italia. Sin considerar esa dependencia, miles de “ustašas” y “domobran” (ejército regular de Croacia en tiempos del Estado Independiente de Croacia) dieron sus vidas en ese Estado con la sincera creencia de que las daban en la lucha por su Estado independiente, y no por alguna ideología o política, especialmente no por la ideología del fascismo italiano. Contra el Estado Independiente de Croacia se alzaron los comunistas yugoslavos entre los cuales estaban ciertamente los comunistas de Croacia (serbios y croatas), pero no para crear una Croacia independiente comunista sino para crear la Yugoslavia comunista (socialista) en la que Croacia sería solo una de sus partes, con algunas características de autonomía. Dentro del partido comunista nunca existió una corriente o una fracción que tuviera como meta la creación de un Estado croata independiente comunista. Al contrario, incluso los que intentaron que en la futura Yugoslavia se prevea para Croacia un grado de autonomía mayor del confirmado “oficialmente”, fueron condenados y drásticamente castigados (Andrija Hebrang). Decenas de miles de croatas han sido ejecutados por el solo hecho de luchar por una Croacia independiente, y contra Yugoslavia y esto no tenía ninguna conexión con el fascismo ni con el antifascismo. Según el punto de vista de los yugo-comunistas, los croatas no tenían permitido tener su propio Estado, aunque éste fuera comunista. Ésta es la única verdad histórica con respecto a la independencia del Estado croata”.

 

Esa fue la respuesta al Presidente Mesić, quien no conoce la historia croata. Lo único que sabe es lo que aprendió en las escuelas partidarias comunistas. Finalmente, podemos concluir que el 10 de abril de 1941, el pueblo croata proclamó el Estado Independiente de Croacia, y ese mismo pueblo renovó el Estado de Croacia independiente o la República de Croacia, el 25 de junio de 1991.

 

Sin importar lo que piensan los que están actualmente en el poder en Croacia, debemos liberarnos de las mentiras y del silencio que nos impusieron. Debemos hablar libremente y dar a conocer todo lo que hemos sufrido y vivido, y constantemente debemos estudiar nuestra historia. Hoy se continúa propagando y se trata de encubrir e incluso de que se tenga vergüenza del 10 de abril de 1941 en base a intereses pequeños e individuales.

 

Concluyo que el movimiento ustaša, de acuerdo con las investigaciones históricas, no era un movimiento fascista ni nazista, era una organización revolucionaria que luchaba contra la dictadura monárquico-fascista del rey serbio Aleksandar Karađorđević por la destrucción de Yugoslavia, y para lograr el Estado Independiente de Croacia. Cuando en toda Europa dominaba el fascismo y el nazismo, Croacia no podía oponerse a los fascistas ni a los nazistas, menos aún teniendo en cuenta que los aliados occidentales (Estados Unidos, Francia e Inglaterra) no querían ni siquiera oir hablar de independencia croata. La historia se repite, y hoy en día Estados Unidos y la Europa Occidental promueven su política en las elecciones y en las campañas electorales. Con su dinero y con una gran promoción nos imponen alternativas que no tienen en cuenta en absoluto los intereses croatas. Pienso que llegó el momento de formar una comisión de historiadores, los cuales deben investigar profundamente, sin encono ni parcialidad, al Estado Independiente de Croacia y al movimiento ustaša, y también al movimiento comunista yugoslavo respecto del Estado Independiente de Croacia, del movimiento ustaša y de la creación de la República de Croacia. Sin conocer el pasado no se puede avanzar hacia el futuro.

 

Anđelko  Jurun

CENTRO CROATA

Buenos Aires, año 2008