Reseña de libros

Aleksa Benigar: Alojzije Stepinachrvatski cardinal —

Luis Stepinac, cardenal croata, Edición "Ziral", Roma 1974, páginas 939 con 70 ilustraciones.

Studia Croatica, Año XVI – Enero – Junio 1975- Vol. 56-57

 

"Tomando todo esto en consideración, especialmente el material probatorio del que una parte mencioné aquí, mientras el resto lo conoce el tribunal, mi conciencia no me permite ponerme de acuerdo con la proposición definitiva del fiscal.

"Los periódicos publicaron en estos últimos días numerosos telegramas, pero yo les opongo no sólo la declaración de los 150 sacerdotes de Zagreb, presentada al tribunal desvirtuando la acusación del arzobispo, sino también oraciones de miles y miles de feligreses del pueblo croata que en sus iglesias y hogares ya hace algunos días, sin interrupción vienen rezando y ahora mismo lo están haciendo para que Dios le otorgue la liberación como el veredicto más justo posible.

"Yo también en mi calidad de defensor propongo que el tribunal popular supremo se digne liberar al acusado, el arzobispo Dr. Luis Stepinac".

Así nos retrotraemos espiritualmente al año 1946, anotado en la dolorosa historia de Croacia. Con estas palabras finales del abogado defensor —el doctor Ivo Politeo— a cuyo cargo estuvo la defensa del arzobispo de Zagreb, más tarde elevado a la dignidad de cardenal, se cierra un capítulo trágico más en la vida de este hombre singular y para nuestros días tan excepcional. Las componentes de dicho capitulo, por cierto múltiples y muy complicadas, pese a su carácter prevalentemente religioso, llevarán al historiador concienzudo cuando se decida a escribir y dedicar su pluma a la reciente época de la historia de Croacia hasta la fecha 1' de diciembre de 1918, es decir a la fecha de la proclamación de la unión de Croacia con Servia. Allí, según nuestra profunda convicción, tienen comienzo tanto el caso humanamente trágico del cardenal como la situación general de su pueblo croata en la actualidad.

El día 11 de octubre de 1946 el arzobispo fue condenado a la pena de "privación de la libertad con el trabajo forzado durante 16 años".

Esta condena estaba ya preparada de antemano y fue proclamada por el tribunal, cuya tarea consistió en "cumplir con la orden de cierta organización", como lo dijo el arzobispo mismo a sus jueces. Conociendo bien todo esto, el arzobispo Stepinac expresó en su corto y condensado discurso lo siguiente:

1") "Personalmente no me defenderé;

2°) "Declino (rehúso) toda posible defensa de abogados;

3°) "Contra la condena, termine como terminare, no voy hacer recurso alguno, porque no veo utilidad en el mismo como tampoco un sentido posible, porque es sabido que el tribunal no pronuncia otro que el que quiso una bien determinada organización".

Es evidente y claro de qué organización se trataba. La verdad de lo que dijo el arzobispo será confirmada más tarde tanto por parte de Tito como de Milovan Djilas, conversando con el escultor croata Ivan Meštrović.

Tito en persona dijo al mencionado escultor que el arzobispo croata fue condenado para satisfacer a los ortodoxos granservios, mientras Djilas le dijo textualmente: "Para decir verdad y con toda honradez —creo que no soy yo sólo que piensa así— Stepinac es un hombre irreprochable, de carácter firme y que no deja quebrarse. El fue condenado inocente...

Todo esto lo conocía casi todo el mundo. Todos los elementos esenciales del proceso montado contra el arzobispo, individualmente o en su conjunto, fueron publicados por la prensa libre de Occidente. No obstante todo quedó así como se había previsto por razones del oportunismo politico. Después de 5 años de encarcelamiento en Lepoglava, el arzobispo fue el 5 de diciembre de 1951 "condicionalmente" excarcelado y confinado en su aldea natal Krašić, donde murió el dia 10 de febrero de 1960.

Sacamos estos elementos que nos refrescan la memoria de la monumental obra del padre Aleksa Benigar, recién publicada en Roma. Se trata de una obra muy bien documentada y que ninguno que se dedique a la historia de la Iglesia Católica en Croacia, empezando allí en 1943 y hasta nuestros días, podrá pasarla por alto, incluso será indispensable para su trabajo. Especialmente será imprescindible para quien se decida a estudiar la vida de esta gigantesca personalidad, que fue a su tiempo el centro viviente de toda la vida religiosa, cultural, social y, en una gran medida, de la vida política de Croacia. No como si Stepinac fuese un hombre político o se dedicara a la política en el sentido común.

¡No! Su vida intensamente religiosa — bonum difusivum sui— irradiaba espontáneamente la entera vida de su pueblo, incluso la política, dándole la orientación fundamental que radica en los valores éticos invariables. La existencia del cardenal Stepinac fue muy agitada, pero profundamente incisa y guiada por la voluntad y designios divinos. En una entrega total a Dios y a la fe de su pueblo, él dedica todas sus fuerzas a los feligreses, enseñándoles en sus innumerables pastorales, donde aconseja, pacifica, consuela, advierte, pero también reprende y protesta siempre y cuando lo considere como deber en su calidad de pastor de la grey confiada a su cuidado.

Los capítulos de esta obra del padre Benigar "En el remolino de guerra", "Stepinac en la Yugoslavia comunista", "Ante el tribunal comunista" son especialmente conmovedores por la seriedad de los acontecimientos que se describe y en los que Stepinac es la figura central, protagonista y portador del peso de los acontecimientos. Sus cartas y sus pastorales reflejan perfectamente aquella realidad. El arzobispo, en ellas, interviene y ruega, advierte o con una necesaria decisión rehúsa o rechaza haciéndose siempre protector de los perseguidos, defensor de los humildes y aquel que recibe a los privados de sus hogares. En estos documentos se refleja el alma del arzobispo. Una alma serena, cándida, magnánima. No hay problema que agobiara al pueblo en aquellos tiempos, especialmente durante la última gran guerra, que Stepinac no tocó a pesar de tantos adversarios y enemigos, exponiendo su propia vida al peligro. No conocía el temor cuando fue necesario exponer públicamente la enseñanza de la Iglesia acerca del racismo. Haciéndolo, no tomaba en consideración que el nacionalsocialismo estaba en el cenit de su poder. Igualmente no se sentía atemorizado para emprender todo lo que estaba a su alcance en pro de la protección a los ortodoxos. los que injustamente fueron perseguidos, o judíos objetivo principal de la persecución. El mismo intrépido mostró el valor espiritual oponiéndose al materialismo comunista en el peor de los momentos de la tiranía de Tito.

Stepinac fue en aquella época la personalidad eclesiástica acerca de la cual se escribía y discutía más que de ninguna otra. Su actitud, sus prédicas y sus consejos fueron recibidos por muchos con entusiasmo, mientras otros los ponían en tela de juicio.

La mayor parte de su vida de arzobispo coadjutor la dedicó a la organización interna de su diócesis, lo que continuó también una vez en el cargo de arzobispo efectivo, fundando nuevas parroquias y propagando la necesidad de las organizaciones laicas religiosas (Acción Católica).

Una personalidad firme que amó la verdad por sobre todas las cosas, su comportamiento fue consecuente y uniforme tanto en los contactos diarios con fieles o prójimos como en el púlpito o las cartas pastorales. La verdad, la moral cristiana y la comprensión general constituyen el fundamento inalterable de todas las manifestaciones de la vida de este dignatario.

Una simplicidad y un comportamiento humilde son dos características ulteriores de este hombre de Dios. El secreto de toda estas virtudes reside en su fe: In Te, Domine, speraviConfio en Ti, Señor —, éste es lema de nuestro cardenal. Teniendo ante sus ojos el ejemplo de Santa Teresa de Jesús, creyó y fue consciente el arzobispo de Zagreb de que ninguna acción humana puede tener un efecto per-durable sin la vida espiritual profunda y sentada en la fe. Stepinac en este sentido fue un ejemplo vivo tanto para sus feligreses como para todos sus prójimos.

Estas virtudes irradiaban lógica y espontáneamente de sus conversaciones con los más encumbrados igual que con los más humildes. Hay ciertos detalles en su vida que atraen la atención del atento lector de este libro: un gran amor para con su madre, hacia los niños y la familia, pero por sobre todo un patriotismo sin manchas de índole alguna. A pesar de su origen de una familia bastante pudiente, un sentido y comprensión por la pobreza fueron altamente desarrollados en él, tan altamente que todo lo que le pertenecía lo dividió hasta el último momento de su vida con su prójimo.

La vida de cada uno de los hombres es un gran misterio, casi indescifrable. Pero la vida de Luis Stepinac, arzobispo de Zagreb, con todos sus sacrificios. su trabajo y un amor desinteresado hacia los hombres en general, en una palabra, toda la vida de él es un secreto por sobre todos los secretos, comprensible únicamente a la luz de .la gracia divina Así fue él y así lo presenta en este trabajo de gran valor el padre Benigar. Si vale la verdad de que el 95% de los libros que actualmente se escriben y publican es absolutamente innecesario y sólo el 5% necesario, este libro tan documentado, bien escrito, con seriedad, responsabilidad y el amor por la personalidad que nos presenta, pertenece, a todo título, a este 5%. Un libro tan útil y necesario a nuestra generación. Al terminar su lectura nos sentimos más fuertes y más decididos para la constante superación de nuestras debilidades humanas; más alentados y más tranquilos en nuestras inquietudes anímicas diarias. La personalidad de un gigante espiritual nos atrae, nos serena, nos inspira confianza y el valor necesario para enfrentarnos con todo lo maligno que se anida en nuestras entrañas, en nuestra naturaleza tan íntimamente ligada con las leyes fisiológico-materiales en desarmonía con la ley ética y el Amor, única que nos eleva por encima del mundo animal y nos garantiza a todos un porvenir más luminoso que debemos merecer. El ejemplo del arzobispo Stepinac es un signo de la intervención divina en la oscuridad tan característica para la humanidad actual. La integridad de aquella "imagen del Pastor Divino", como lo llamó el papa Juan XXIII, resplandece en este libro y disipa su luz para todos los que quieran ver. La luz y el esplendor que no conocen límites y a los que hay que abrir nuestros ojos y, sobre todo, nuestros corazones. La editorial "Ziral" se hizo gran acreedora de todos nosotros y, en primer término, de los croatas, al publicar este libro de inmenso valor. Conmemorando el decimoquinto aniversario de su desaparición del mundo visible, "Ziral" no pudo hacerle un mejor homenaje.

El gobierno yugoslavo protestó ante las autoridades italianas por la publicación de la obra del padre Benigar. Este paso yugoslavo tiene un doble significado: la verdad quita al despotismo de Belgrado la tranquilidad y, todavía peor, ese despotismo pretende trasplantar sus métodos policiales a Italia!

M. Rakovac