Los bancos en Yugoslavia

Contradicciones y dificultades de un régimen comunista

La lucha política, en Yugoslavia, en torno a los bancos está al orden del día. A pesar de la nueva Constitución que debía haber entrado en vigencia a fines de 1973 (fue proclamada realmente en febrero último 1974 -Nota de la red. de SC) y que había de reducir definitivamente el poder del capital financiero y el de las fuerzas que se aprovechan del mismo; el papel y la actividad de los bancos continúan siendo objeto de discusiones de especialistas y de políticos. En dichas discusiones domina el descontento por el ritmo con que se están realizando las medidas previstas ya en las reformas constitucionales del año 1971 por un lado, y por la resistencia a estas reformas por el otro. El Dr. Vladimir Bakaric, al pasar revista hace poco de "las debilidades de la economía yugoslava" mencionó a los bancos y al sistema bancario en primer término, pues allí "el control (obrero) sería todavía sólo formal" (Borba, 21 de nov. de 1973).

Pero no sólo los comunistas croatas, que fueron los primeros en plantear la reforma del sistema bancario, pidiendo acelerar su realización, sino también Kiro Gligorov, miembro del Buró Ejecutivo de la Presidencia de la Liga Comunista de Yugoslavia y uno de los principales expertos en economía de Yugoslavia, ha criticado enérgicamente, a principios de noviembre, en la cuadragésima cuarta reunión de dicha Presidencia, la aplicación de los principios de procedimiento en el sistema bancario, "que son todavía muy fuertes y sostenidos por aquellas fuerzas que mantienen la posición de privilegio y de monopolio" (Nedjeljne Informativne Novine - NIN, 18-IX-73). El director de la fábrica de cojinetes de Belgrado y presidente de la Comisión de Asuntos y Relaciones socio-económicas en el Comité de la Liga Comunista de Servia, Milan Dragovic no está contento con el ritmo, la firmeza y las consecuencias relativas a la realización del objetivo fundamental de las enmiendas laborales, es decir, del dominio material de los bancos y las inversiones sociales por parte del "trabajo unido" (los obreros). (Komunist, 19-XI-73.)

La lucha política en torno a los bancos o, mejor, acerca del poder de disposición del capital acumulado en ellos, está en pleno auge y probablemente continuará en el año venidero a pesar de haber sido, teóricamente y en principio, resuelto este problema en los artículos de la reforma de la Constitución en 1963, formulados en 1971, como también mediante las decisiones de los más altos órganos del Partido. La postergada realización de la reforma bancaria como también la rudeza de la polémica que la misma provocó, resultan lógicas y comprensibles. Los bancos, su función en la sociedad y en la economía yugoslava no fueron la causa del descontento solamente dentro de la conducción del Partido Comunista de Croacia en los años 1970-1971, ellos están también en íntima conexión con los cambios en la conducción del Partido Comunista de Servia en los años 1972-1973. La realización de la última reforma bancaria trata, sin duda, de "la más penetrante intervención económica y sociopolítica, pues tiene que eliminar las insostenibles diferencias en cuanto al modo de obtención de la renta, las diferencias entre los privilegiados y no privilegiados en la economía que han llevado a dicha situación que se ha denominado "relación de capital" (NIN, 18-XI-1973).

En otros términos: los bancos que se han desarrollado a partir de la reforma económica del año 1965, en fuertes centros del poder financiero y con esto del poder político, convirtiéndose en la principal causa de los conflictos políticos y sociales, deben ser sometidos, mediante la reforma, al control absoluto de la sociedad y su posición actual de monopolio eliminada mediante la posición del "servicio financiero y de negocio".

Los bancos en la sociedad y la economía de Yugoslavia habían conseguido su posición de privilegio durante el transcurso de varios años. La misma se desarrolló con la independización de la economía del aparato del Estado y el fortalecimiento de los elementos de la economía de mercado, que empezó a mediados de los años cincuenta, recibiendo un fuerte empuje con la reforma bancaria en los años 1961-1963, como también con la reforma económica emprendida en 1965.

El primer periodo de posguerra

En el primer período después de la guerra -tal vez hasta 1953- estuvo en vigencia el sistema llamado financiación de las inversiones sin reembolso. En 1953 fue introducido el crédito como el nuevo método de financiación de las inversiones. Esta novedad estaba en estricta relación con el nuevo sistema de economía, cuyas bases eran la autogestión obrera y la mayor autonomía de las empresas. A partir de entonces, los medios de inversión provenían de los fondos de las comunas, distritos, repúblicas o de la Federación misma. Estos medios se recogían mediante impuestos. Junto al Fondo de Inversión para la Industria en 1955, se organizaron también fondos para la construcción de viviendas, para la economía de la agricultura, forestación y energía hidráulica, como también para la construcción de rutas.

Durante este período se crearon fondos de inversión propios, fuera de los formados en las empresas. Con esto se crearon, en cierta medida, las condiciones para el funcionamiento del nuevo sistema de financiación sobre la base del crédito, porque las empresas llegaron a la posición desde donde pudieron amortizar los créditos obtenidos de los fondos fiscales. El porcentaje de la economía en el total de los medios de inversión fue en 1953 sólo del 2%, pero paulatinamente en el año 1956 subió al 30%. La formación de fondos y la introducción de los créditos de inversión trajo un empleo más racional de medios, los criterios económicos encontraron más respeto, aumentándose así también la eficiencia de las inversiones.

En la primera época de posguerra los bancos dependían íntegramente de los fondos sociales y de sus presupuestos. No poseían o, casi no poseían, sus propios medios. Hasta la promulgación, en marzo de 1961, de la ley sobre bancos, créditos y otras actividades bancarias (Sluzbeni List, Nro. 10 del 15-3-1961) existían, como bancos sociales, solamente el Banco Yugoslavo de Inversión, el de Agricultura y el de Comercio exterior, los bancos comunales y las Cajas de Ahorro. Se dedicaban preferentemente al arreglo de los créditos de inversión a largo plazo, mientras el otorgamiento de créditos a corto plazo correspondía únicamente al Banco Nacional. Los bancos fueron en aquel tiempo realmente solo un servicio, el servicio financiero de la comunidad político-social (corporaciones regionales) de las comunas, las repúblicas y la Federación.

En aquella época no se podía hablar de una actividad bancaria, en el campo de las inversiones, orientada por principios económicos. Además, su actividad era "territorializada", es decir, limitada al territorio en que fueron fundados. Las comunidades político-sociales ejercían, además, una decisiva influencia sobre la administración de los bancos, porque las mismas nombraban tanto al comité de administración como al director.

Una decisiva innovación trajo el proceso de "desestatización" del sistema de inversiones con la "Ley de empleo de los medios de inversiones económicas de la Federación" al final del año 1963 (Sluzbeni List. No. 52 del 31-XII-63). Mediante esta Ley fue disuelto "El Fondo General de Inversiones" y sus medios fueron transferidos a los fondos de créditos de los bancos especiales. Al mismo tiempo las repúblicas, los distritos y las comunas fueron autorizados a proceder del mismo modo con sus fondos. La etapa ulterior empezó el 19 de enero de 1964 con la supresión de las contribuciones a los fondos sociales de inversión correspondientes a las comunidades regionales. Junto con éstas, fueron transferidas otras más tarde a los bancos. La reforma completa del sistema bancario se efectuó, por fin, en el mes de marzo de 1965 mediante las Leyes "Sobre Bancos y Créditos" y "Sobre el Banco Nacional de Yugoslavia" (Sluzbeni List, Nro. 12 del 24-III-1965).

Condiciones de la reforma económica

La reforma económica de 1965 es inconcebible sin reformas previas del sistema bancario y de crédito. Con este nuevo papel los bancos se convirtieron en el factor más importante de la nueva política económica del país. El punto de partida de la reforma del sistema bancario de crédito y de condiciones indispensables para su eficiente funcionamiento, fue la elevación de la participación de las empresas económicas en la acumulación realizada y con esto trajo aparejada la limitación del poder de decisión de las comunidades regionales en cuanto a las reservas de fondos. La disposición de los medios de mayor monto otorgó a las organizaciones obreras (las empresas) la posibilidad de tomar con más independencia medidas en cuanto a la ampliación de su base de producción y -mediante decisiones de su autogestión- depositar una parte de acumulaciones en bancos y, gracias a estos depósitos, participar tanto en la administración de los bancos como en las decisiones bancarias en cuanto al empleo de los medios comunes de inversión.

La necesidad de recoger los medios de inversión mediante impuestos, fue suprimida. Las comunidades socio-políticas en cuanto recogían todavía medios de inversión mediante impuestos estaban obligadas a entregar los mismos a los fondos de crédito destinados para negociar donde tenían las manos libres, es decir, que ya estaban obligadas a hacerlo con los bancos de su territorio. Estos medios podrían ser empleados en inversiones directas sólo excepcionalmente. No obstante, las comunidades socio-políticas no perdieron totalmente su influencia sobre la disposición de las inversiones. Para ciertos proyectos, sin más, pueden decidir con los bancos sobre intereses u otras facilidades. Los créditos de inversión de un plazo más largo se financian igualmente mediante medios de crédito comunes acumulados en los bancos.

Los cambios en el sistema bancario alcanzan la formación de los medios propios para la actividad independiente de los bancos, la forma de su fundación, el status, la administración, las relaciones con clientes y la distribución de rentas. La Ley "Sobre Bancos y Operaciones Crediticias" de marzo de 1965 los definió como organizaciones económicas "de especial interés social". "Ellos administran en nombre de la Comunidad social los medios de inversión comunes, proceden de acuerdo con los principios válidos para operaciones de crédito y similares, teniendo en consideración las principales directivas del plan social y de la política crediticia". La nueva ley les dio además la posibilidad de operar en todo el territorio de Yugoslavia, con lo cual fue dada la posibilidad a las empresas económicas y a las comunidades territoriales, de la libre elección de bancos y al mismo tiempo una circulación más amplia de los medios de inversión y su empleo racional.

A diferencia de épocas anteriores, las empresas económicas y otras instituciones fueron autorizadas, en las mismas condiciones, a participar en la fundación de bancos junto con las sociedades regionales. Las únicas condiciones para la fundación de un banco son: asegurar primero suficiente capital inicial y, segundo, participación de un número de empresas y comunidades regionales en la formación del banco, lo que aseguraría los medios necesarios para la actividad del mismo.

La administración de los bancos es realizada por los socios de la fundación y de acuerdo con las contribuciones de los mismos. Los contribuyentes pagan intereses, los que a su vez dependen del éxito de ejercicio. Los contribuyentes soportan también el riesgo de tener pérdidas. La participación con voz de los contribuyentes en las asambleas bancarias no deben, sin consideración alguna al monto de contribución, exceder el 10%. De esta manera se impide que la administración del banco se convierta en el monopolio de un círculo relativamente estrecho. Los órganos de administración del banco son la asamblea, el comité ejecutivo y el director. Los partícipes de la administración tienen derecho a organizarse en forma de autogestión que se parece a las demás organizaciones de este carácter y que se realiza en los consejos de trabajo.

Bajo estas condiciones, creadas mediante la reforma económica, la creciente actividad independiente de las empresas, una liberalización progresiva de los precios y del comercio exterior, una ulterior desestatización de los medios de inversión, el desarrollo de los elemento de la economía de mercado, creció evidentemente el papel de los bancos como instrumentos de la acumulación del capital y de la política crediticia y de inversiones. La tabla que se reproduce a continuación aclara la creciente participación de los medios bancarios en el total de las inversiones:

Participación de los medios bancarios en el total de las inversiones

 

1963

1966

1970

Total

15,848

50,0

25,220

50,0

44,577

50,0

Medios propios del inversor

4,096

25,5

8,338

33,5

11,259

25,3

Medios bancarios

1,236

8,3

8.731

24,9

19,659

44,1

Presupuesto u otros medios de la sociedad

8,254

51,6

2,742

11,0

5,972

13,4

Medios del productor privado

1,320

8,3

4,357

17,4

7,687

17,2

Otros medios

5,3

3,2

0,0

 

("Statisticki godisnjak" SFRJ 1962, p. 112)

La rápida expansión de los bancos como factor de inversión de medios, no quedó sin consecuencias, cosa que se reveló tanto en las relaciones económicas como en las sociales y políticas. Mientras los bancos estuvieron organizados más o menos de acuerdo con los principios clásicos, fueron, en los primeros años, sin duda alguna, un factor positivo de propulsión para el desarrollo, pero su rápido crecimiento posterior condujo a graves conflictos entre los grupos sociales y políticos.

Así se produjo una emancipación absoluta de los bancos con respecto a las comunidades socio-políticas y económicas y sólo así se llegó a una posición casi monopolista en el mercado financiero. La ley bancaria del año 1965 concibió a los bancos sólo como instrumentos de la política de financiación e inversión de las empresas económicas y las comunidades socio-políticas, con el propósito de asegurar una influencia, cada vez mayor, de la economía y cada vez menor de las comunidades regionales. Esto resulta también evidente de la proporción de sus participaciones al formarse el capital inicial de los fondos bancarios, donde la participación de las empresas correspondía a la tercera parte, mientras las comunidades socio-políticas participaban con dos terceras partes. Al finalizar los años sesenta, esta relación ya había cambiado completamente. Las empresas yugoslavas financieramente débiles o ilíquidas cayeron en una dependencia bancaria cada vez mayor.

Por otro lado la ley bancaria prohibía, es verdad, la influencia de empresas económicas o de comunidades socio-políticas y promovía al mismo tiempo, mediante la autogestión, el refuerzo y la independencia de los bancos con respecto a los dos "partners". Si se agrega a esto el hecho que los bancos, gracias a sus grandes medios financieros, crecían continuamente como el punto de acumulación de los mejores especialistas del ramo, entonces no hay que maravillarse que los grandes bancos, en corto plazo, no sólo se independizaron sino que también crearon el así llamado "capital anónimo". La participación de este capital anónimo, el propio capital de los bancos en sus fondos de crédito, alcanzó en 1972 más de una tercera parte, mientras que la de las comunidades socio-políticas decayó por debajo de la mitad y la de las empresas económicas se redujo a su quinta parte (Komunist, 19-XI-1973). Mediante esta "independización de los centros del poder financiero" se creó también la base material para la influencia política de los "tecnócratas".

Bancos "ricos" - economía "pobre"

La expansión de los bancos y el crecimiento de su poder se toleraba, mientras paralelamente se desarrollaba la economía entera. Con la aparición de las dificultades económicas, con el desequilibrio interno y externo, con el crecimiento de la falta de trabajo y la insolvencia de la economía, creció también el antagonismo entre las empresas económicas y los bancos. No sólo las empresas débiles, sino también las más avanzadas cayeron en una dependencia permanente de los grandes bancos que, aprovechando condiciones en la plaza financiera, impusieron un interés del 10% en el caso de los créditos a largo plazo y del 20% en los de corto plazo, incautándose, al mismo tiempo, de casi la totalidad de las divisas obtenidas por dichas empresas. Esto demuestra que la economía de mercado yugoslava y socialista no tenía ni instrumental necesario, ni tampoco una legislación capaz de impedir el crecimiento desparejo, con el predominio de los bancos.

Mientras la economía venía empobreciendo, incluso en las empresas sanas, debido a la falta de dinero y a la iliquidez que sufrían en tal medida, que hasta las obreros, a veces, esperaban un mes y más para recibir sus salarios; el poder financiero de los bancos crecía constantemente, tanto, que era algo completamente normal que la secretaria o el portero de un banco grande fueran mejor pagados que un ingeniero en una fábrica insolvente. La burocracia política y partidaria en el interior, cuyo renombre e incluso existencia, a veces, dependían del éxito de la economía local, ofrece prueba de su capacidad e imprescindibilidad en las intervenciones crediticias, llevando a menudo a sí misma y a la organización partidaria entera, como también a las empresas, a una directa dependencia de los grandes bancos. Todo esto en conjunto asegura la base de lo que se llama la "estructura burocrático-técnica" contra la cual se dirige últimamente la ofensiva de la Liga de los Comunistas Yugoslavos (el Partido). Estas relaciones forman también la base de los grandes conflictos político nacionales que caracterizaron en los años 1971-72 la escena política yugoslava.

Si Yugoslavia no fuese un Estado multinacional, sino un Estado nacionalmente homogéneo, la expansión de los bancos, a costa de las empresas económicas se reduciría a los conflictos sociales y se limitaría a las luchas internas de partido y de fracciones y a un eventual cambio de la política económica. Pero por su estructura plurinacional, el conflicto bancos-economía y bancos-burocracia partidaria, revistió en primer término el aspecto de un conflicto político-nacional. A esto contribuyó la desmedida concentración de los bancos en Belgrado y, paralelamente, la expansión de la economía croata, consistente, en primer lugar, en el tráfico exterior, la industria petrolera y la astillera.

Aspectos político-nacionales

Cuando en 1953 los fondos de inversión de la Federación habían sido gradualmente transferidos a los bancos, fueron los bancos importantes de la Federación los más grandes usufructuarios: El Banco Yugoslavo de Inversiones, El Banco de Agricultura y el Banco de Comercio Exterior, el último conocido como Jugobanco; los tres tenían su sede en Belgrado. Al comienzo el hecho no provocó ninguna sacudida porque hasta la Ley de Bancos de 1965 los mismos disponían de su propio capital y estaban bajo el control de las comunidades socio-políticas. Pero cuando los bancos desde 1965 fueron independientes y empezaron a formar su propio capital, estos tres bancos juntos, con el recién fundado Banco de Belgrado, pasaron a dominar prácticamente el mercado financiero entero.. La tabla que reproducimos lo muestra:

Monto de la colocación de capital y la sede de la institución bancaria

 

Nombre del Banco

Sede

Monto de colocación

en millones de dinares nuevos 1971

1.

Banco Yugoslavo de Inversiones

Belgrado

43,760 

2.

Banco de Belgrado

Belgrado

36,737

3.

Banco de Comercio Exterior

Belgrado

21,522

4.

Banco de Ljubljana (esloveno)

Ljubljana

20,003

5.

Banco Económico

Sarajevo

19,625

6.

Banco Agrario

Belgrado

14,973

7.

Banco Económico

Zagreb

11,014

8.

Banco Económico

Skopje

10,682

9.

Banco de Crédito

Zagreb

10,181

10.

Banco Comercial y de Inversiones

Skopje

9,195

 

("Ekonomska Politika", Belgrado, 4-IX-1972)

Se desprende de esta tabla que la colocación de los bancos croatas alcanza sólo la quinta parte de la de los bancos de Belgrado y apenas es tan alta como la de los bancos de Macedonia que se enumera entre las repúblicas subdesarrolladas del país. La paradoja de la situación resulta todavía más clara, si se toma en consideración que la república de Croacia se convirtió en los últimos veinte años en el mayor productor de los bienes industriales en Yugoslavia. Con una participación del 22% en la totalidad de población de Yugoslavia, Croacia contribuye con un 27% a la renta nacional, realiza el 30% de la producción industrial, el 30% del comercio exterior y contribuye, más o menos, con el 36% en la entrada de divisas. (NIN, del 13-II-1972). El "gigante" industrial, Croacia, se convierte así en el "enano" financiero.

El centro financiero - Belgrado

La participación de los bancos croatas en la colocación total de los bancos yugoslavos es del 17%, mientras que los bancos de Serbia participan con el 60%. De la comparación de Zagreb, el más grande centro industrial de Croacia y de Yugoslavia, con Belgrado, la resultante es todavía peor. Los dos bancos de Zagreb controlan el 9% del crédito colocado en la economía yugoslava, mientras los bancos de Belgrado alcanzan al 49%, (Ekonomska Politika del 4-IX-1973). Hay que agregar, además, que de diez grandes empresas de comercio exterior, cuatro tienen su sede en Belgrado y un giro anual de 23.5 mil millones de dinares (16,4 mil millones de marcos alemanes), mientras la única empresa de comercio exterior con sede en Zagreb, "Ferimport", tiene sólo un giro de 2 mil millones de dinares. Con esto el 75% del total del comercio exterior yugoslavo se concluye mediante las empresas de Belgrado, mientras Zagreb participa sólo con el 10%.

Fue lógico y natural que una distribución de capital financiero de esta clase, tuvo que despertar y ahondar viejos antagonismos entre Zagreb y Belgrado, y en definitiva, pasar también a los gremios dirigentes de la Liga de los Comunistas de Croacia y los de Servia, posteriormente también a la prensa, a los intelectuales y a los amplios estratos de las masas. Teniendo presente que los bancos croatas en los años de preguerra tenían una posición envidiable, la situación, tal como se presentó a fines de los años sesenta, para la conducción económica y política de Croacia fue insostenible.

Esta desfavorable situación financiera de Croacia y las grandes dificultades en el desarrollo económico motivaron a los dirigentes políticos de Croacia en 1970 a plantear el problema de los bancos, del comercio exterior y del sistema de divisas, como un problema nacional y político de primer rango. Se expuso la tesis de la "explotación de la economía croata" y se exigió un rápido cambio del sistema financiero y económico existente. Para conseguir esto, el liderazgo croata pidió la descentralización del sistema político y económico.

La conducción política de Servia y una buena parte del aparato de la administración federal, allegados a los bancos de Belgrado, no se mostraron dispuestos para un cambio radical. Los bancos de Belgrado consiguieron movilizar contra la Liga Comunista de Croacia, a las repúblicas subdesarrolladas como son Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Macedonia y la Provincia Kosovo-Metohija, cuyas economías, en gran medida, dependen de los créditos. Eslovenia se mantuvo neutral, de modo que Croacia quedó sola con sus exigencias en las discusiones acerca de la revisión de la Constitución, que tenía que cambiar el sistema económico-financiero. "Croacia se vio sola ante las otras cinco repúblicas" (V. Bakaric en "Vjesnik u Srijedu del 21-VII-1971).

Croacia quiso suplir este "aislamiento" en el nivel Yugoslavo con una activación propia, interna. La prensa se convirtió en tribuna de propaganda contra los bancos, los negocios y las empresas de exportación de Belgrado. La conocida periodista Neda Krmpotic, desde el IX Congreso, también miembro de la Conferencia de la Liga Comunista de Yugoslavia, escribió que Croacia en realidad es un "coto de caza libre de los grandes hombres de negocios de Yugoslavia" (Vjesnik u Srijedu del 16-IX-1971). También el político y profesor croata Marcos Veselica declaró en una asamblea estudiantil de la Universidad de Zagreb que "los centralistas, junto con los burócratas croatas, venden la costa croata (Adriático) a los banqueros de Belgrado".

Objetivos de la nueva reforma bancaria

El líder croata, el más influyente en aquel momento, Miko Tripalo, declaró en una entrevista, sin ambigüedades, que las grandes empresas de negocio y los bancos debían renacionalizarse" (Vjesnik u Srijedu del 14-X-1971). La huelga de estudiantes, en noviembre, llevó al cenit esta acción pero al mismo tiempo también a su fin, porque en la sesión 21 de la Presidencia de la Liga Comunista de Yugoslavia, efectuada el 1º y el 2 de diciembre en Karadjordjevo Tito condenó, apoyado por la mayoría de los miembros de la Presidencia, la "política contrarrevolucionaria y separatista" del liderazgo croata y lo disolvió al cabo de poco tiempo.

Exactamente un año más tarde, en octubre de 1972, después de virulentas discusiones dentro del Partido y después de las repetidas críticas de Tito, fue cambiada también la cumbre de la pirámide de la conducción de la Liga de los Comunistas de Servia y de Belgrado y con esto, una gran parte de aquel círculo de personas que se oponía con más virulencia a las reformas del sistema bancario y de gran comercio: sin duda alguna en la convicción que los bancos son un elemento insustituible en la economía de mercado, pero también sabiendo que por las reformas Belgrado y Servia iban a perder tanto su poder económico como la influencia política.

Como el crecimiento del poder de los bancos agudizó el antagonismo entre los grupos nacionales y sociales en Yugoslavia, su solución tuvo que enfocarse o desde el punto de vista de clase o del de nación. La conducción partidaria croata, ya disuelta, quería evidentemente resolverla desde el punto de vista nacional. En una entrevista dada al "Komunist", el Dr. V. Bakaric dijo al respecto: "La capa de managership de la sociedad que ha privatizado los extraordinarios medios de la sociedad, de los bancos e instituciones similares llegó a dominar sobre Yugoslavia y el centro del poder financiero, enajenando a la clase obrera, comenzó a convertirse también en el centro del poder político". Tito quiso impedir este desarrollo con medios democráticos y es por eso que "el centro que se hallaba del otro lado" fue protegido. La crítica, no obstante, desde 1968 tomó formas que ya no pudieron ser aceptadas, pues la misma enjuiciaba "no un cambio real de relaciones, sino una redistribución del poder financiero y político del cual la clase obrera seguiría privada también en adelante". La crítica se había "escalonado hasta el nacionalismo y, por vía de rodeo del Partido, buscó el apoyo de la calle". Por eso tuvo que llegar al "estallido" de la 21 sesión de la Presidencia de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia (Komunist del 26-XI-1973).

Tito y la mayoría de la Presidencia se decidieron por la solución clasista. Esto significó: privar del poder al capital de bancos y transferirlo a la economía, a los gremios de la autogestión, a los obreros sin tener en vista ni consideración alguna de las repúblicas o las fronteras nacionales. De acuerdo con eso, los artículos 40, 41 y 42 de la nueva Constitución determinaron que las fundaciones de los bancos pueden hacerse a través dé "las organizaciones de trabajo unido, las comunidades de intereses autogestionados y otras personas de derecho de la sociedad", es decir, los bancos pueden ser fundados por empresas económicas e instituciones que se desempeñen como servicio social, entendiéndose con eso también institutos sociales y de cultura.

La Constitución garantiza a la economía el control de las instituciones bancarias y provee que las organizaciones de trabajo unidos, las comunidades de intereses de autogestión y otras personas sociales con derecho ejerzan las operaciones bancarias en concordancia con la Ley, con el convenio de autogestión sobre los bancos y con arreglo a las disposiciones de este convenio" (Proyecto de la Constitución, "Vjesnik" del 9-VI-1973). En el mismo se señala especialmente que "las comunidades socio-políticas", es decir comunas, repúblicas y la Federación "no son fundadoras de bancos y no pueden ejercer actividades bancarias". Con esto se quiere evidentemente prohibir toda interferencia directa del aparato administrativo en asuntos bancarios.

Además, con los nuevos artículos de la Constitución se prohíbe la posterior formación de bancos como "centros independientes del poder financiero" con la acumulación del propio capital. El banco en el futuro debe distribuir "los medios creados por su actividad, después de cubrir los costos de sus negocios y la separación de medios que corresponden a la comunidad de trabajo de acuerdo con el convenio entre la comunidad de trabajo y el órgano de la administración del banco a aquellas personas sociales de derecho, que han depositado sus medios en el banco."

Los objetivos de la actual reforma bancaria prevista en la nueva Constitución son, según "Komunist (19-XI-1973): "Primero, el dominio real de los bancos y de la producción social en su totalidad por parte del trabajo unido; segundo, la prohibición de desagüe, de la plusvalía desde la producción a las regiones no productivas mediante bancos; tercero, la disolución de la estructura burocrático-técnica de la administración bancaria por el trabajo unido". Por "trabajo unido" hay que entender instalaciones de producción.

Los teóricos yugoslavos y los que idearon esta reforma son completamente conscientes de las dificultades para la realización de la misma, tratándose, además, de un modelo completamente nuevo. En su entrevista ya mencionada, otorgada al "Komunist", Bakaric dijo con respecto a las inquietudes que trae la reforma: "Se trata de un complejo de problemas, para los que no se puede encontrar la solución de la noche a la mañana. Habrá tormentas y grandes oposiciones. Los managers técnicos están vencidos en realidad, pero ahora tenemos que dar un paso más adelante. No se debe uno quedar parado a mitad del camino" (Komunist del 26-XI-1973).

(Traducido por FN de "Wissenschaflicher Dienst Sudosteuropa", Munich, volumen 11/12 de 1973, pp. 179-184.)