Francis H. Eterovich y Christopher Spalatin, redactores, Croatia: Land, People, Culture

(Croacia: Territorio, Pueblo, Cultura), Vol. II, University of Toronto Press, Canadá, 1970, pág. XVII-568.

Seis años después del primer volumen de Croacia: Territorio, Pueblo, Cultura publicado a fines de 1964 (véase Studia Croatica, Vol. 20-21, 1966, pág. 170-182) apareció el segundo volumen de esta obra monumental, concebida como una serie de varios tomos y en la cual se presentará en forma de compendio el pasado y el presente cultural y político de la nación croata,

El aludido primer volumen contiene diez capítulos de los cuales la mayoría podemos considerar como un todo definitivo en cuanto a su contenido y que en la redacción final de la obra en el futuro podrían, quizás, sufrir una u otra enmienda, corrección o aditamento. Tales capítulos son: Datos geográficos y demográficos de Croacia y Bosnia y Herzegovina (F. H. Eterovich), Investigaciones arqueológicas en el territorio de Croacia y Bosnia y Herzegovina (Vladimir Markotic), Historia militar croata (Ivan Babic), El desarrollo económico de Croacia y Bosnia y Herzegovina (Drago Matkovic), Los aspectos éticos del carácter nacional croata (F. H. Eterovich), La artesanía (Tomo Markovic), Música (Fedor Kabalin), Arquitectura, escultura y pintura croatas (Ruza Bajurin).

El primer capítulo de los nueve que contiene este segundo volumen, es el del Prof. Dr. Stanko Guldescu y bajo el título "La historia política croata 1526-1918" (pág. 3-118), continuación de su contribución al primer volumen sobre la historia croata hasta el año 1526. Ambos artículos del profesor Guldescu tratan de la historia de Croacia en el estricto sentido de la palabra y de Eslavonia, ya que la historia de las restantes provincias croatas, como ser Dalmacia, Istria, Bosnia y Herzegovina y Dubrovnik -según lo expresa el Prof. Dr. Eterovich en su prefacio al segundo volumen- será presentada en los volúmenes posteriores de la obra, debido al desarrollo histórico de cada una de estas provincias, un tanto independiente del de Croacia y Eslavonia.

Es lamentable, aunque inevitable, la presentación de la historia croata por regiones y en forma separada, ya que con ello se destruye la intrínseca imagen del conjunto por desaparecer el vínculo que hace a la identidad nacional en el desarrollo histórico desfavorable a su unidad. Esta situación ingrata, debida a la dislocación natural del relieve territorial croata promotora de particularismos, a menudo fomentados por los intereses foráneos, se presta a toda clase de interpretaciones destructoras de la noción nacional croata como integridad. Por ello, los historiadores croatas tratan la historia ateniéndose a la cronología de cada una de las partes componentes de Croacia, ajustándola a la del núcleo principal, o sea a la de Croacia y Eslavonia. Es de esperar que así será también en la redacción definitiva de! compendio final que se realizará en el futuro, una vez publicado todo el material en la forma presente.

Así, pues, a lo largo de solamente 95 páginas el profesor Guldescu presenta 400 años de la turbulenta historia croata bajo la dinastía de los Habsburgo, o sea desde la elección de Fernando I como rey de Croacia, 1º-I-1527 -al disolverse la unión personal húngaro-croata a consecuencia de la muerte del rey húngaro-croata Ludovico II Jegello en la batalla de Mohac, 29-8-1526- hasta la disolución de los vínculos constitucionales de Croacia con Hungría y Austria, el 29-10-1918. El material histórico dividido en secciones breves y de acuerdo con los hechos y acontecimientos más característicos, está narrado en forma clara, interesante y atractiva, amén de que la exposición está abundantemente documentada. Los siete mapas históricos, que a su vez hacen resaltar las principales épocas en consideración, son un notable aporte a la visión panorámica de Croacia y proporcionan el marco general al estudio del profesor Guldescu.

El primer mapa presenta el "reino trino y uno" o sea el reino de Croacia, Eslavonia y Dalmacia, en 1526, previo a la batalla de Mohac. El segundo mapa refleja el territorio croata más reducido de su historia -16.800 km2, al caer la fortaleza de Sisak en manos turcas- por lo que se titula "reliquiae reliquiarum regni Croatiae" en 1594. En el tercer mapa se ven los cambios territoriales, mayormente los engrandecimientos del reino, desde el Tratado de Zitva, en 1606, con el imperio Otomano, cuando Croacia abarcaba unos 18.200 km2; a través de la Paz en Karlovci, en 1699, cuando Croacia recuperó sus territorios y ocupó 40.200 km2; hasta 1791, cuando con la Paz de Svistov alcanzó la superficie de 42.530 km2. El cuarto mapa presenta Croacia y la Marca Militar en 1785 y el quinto a Croacia civil y militar después de las guerras napoleónicas (1806-1813) e lliria Napoleónica, o sea "Les Provinces Illyriennes" cuando Croacia quedó reducida a 16.631 km2, a raíz de la creación de las Provincias llirias. El sexto mapa abarca Iliria austriaca (1814-1822), cuando la parte de Croacia al sur del río Sava formaba parte del imperio austriaco como provincia austriaca. El séptimo y último mapa representa Croacia. en 1848 bajo el ban Jelacic.

Aunque el autor en muchas oportunidades censura acerbamente la política de la corte de Viena y a los Habsburgo con respecto a Croacia, se desprende de toda la exposición de que es el convencimiento y la opinión del autor que los intereses de Croacia hubiesen sido mejor servidos si los croatas se hubieran inclinado más hacia Austria que hacia Hungría. La consecuencia de tal acercamiento al estudio de la historia croata es que impide al lector, no familiarizado con la misma, discernir claramente algunas constantes en las relaciones austro- húngaro- croatas y en sus respectivas políticas fundamentales. Los Habsburgo, se caracterizaron siempre por su absolutismo, su centralismo y su pugna por la germanización; pero pudieron, en cambio, movilizar muchas fuerzas en defensa de Croacia y Hungría contra Venecia y Turquía. Sin embargo, solamente en alianza con los húngaros podían los croatas resistir a las mencionadas tendencias centralistas y mantenerse como reino, sin convertirse en un "Land" austriaco. En cambio, sin ayuda del rey de Viena, difícilmente hubiesen podido defenderse los croatas contra la política de magyarización de los húngaros, a partir del año 1791.

En general, debido al mencionado enfoque -diríamos, pro-austriaco- de la historia croata, el lector podrá compartir o no los juicios del autor sobre algunas personalidades o no coincidir con el énfasis que el autor pone sobre algunos hechos o puede hasta discrepar completamente con sus interpretaciones de las tendencias políticas en distintos momentos o circunstancias. No podrá, sin embargo, tildar sus juicios o interpretaciones de fundamentalmente erróneas o equívocas. La historia no deja de ser una ciencia especulativa y la historiografía una fuente de argumentos para más de una interpretación de los hechos históricos.

Un característico caso de lo que acabamos de decir representa el capítulo "La conjura de Zrinski-Frankopan (en la obra se insiste en el nombre Frankopan, sin ninguna explicación). Si bien el autor admite que con "la ejecución en Wiener Neustadt del 30 de abril (1671), conmemorada por los croatas como día de duelo, en realidad las dos grandes familias croatas se extinguieron en su línea masculina a los pocos años del trágico drama", no supone siquiera en este hecho un plan de exterminación preconcebido por la corte de Viena, aunque registra brevemente, en la nota 47, la forma de desaparición de Adán y Juan Antonio, únicos hijos de Nicolás y Pedro Zrinski, respectivamente. En opinión del autor, con la excepción de las obras de Francisco Racki (Acta coniurationem Bani Petri a Zrinio et Com. Fr. Frangepani illustrantia, Zagreb 1873) y de Balthasar Begisic (Acta coniurationem Petri a Zrinio et Francisci de Frankopan nec non Francisci Nadasdy illustrantia (1663-1671), (Zagreb 1888), la mayoría de las historiadores croatas (F. Sisic, R. Lopasic, 0. Knezovic, etc.), han tratado el episodio de la conjura sin análisis crítico, opinión que no podemos compartir plenamente.

Además, consideramos que en la redacción definitiva de la obra sería oportuno aclarar la aseveración, en el fondo absolutamente correcta, de que "los estamentos (croatas en la Dieta común húngaro-croata de 1825) ofrecieron una oposición seria al reclamo de los húngaros para que se otorgaran plenos derechos ciudadanos a los protestantes en el Reino Trino y Uno (Reino de Croacia, Eslavonia y Dalmacia) (pág. 39). La oposición no radicaba en razones de orden religioso como podría colegirse de lo acotado, sino más bien de orden político-nacional.

En efecto, al hablar de la rebelión del noble de Transilvania, Esteban Bocskay, quien obligó a la corte de Viena "a conceder la libertad religiosa a los protestantes de la Hungría real" y a concretar el Tratado de Zsitva-Torok con los turcos en 1606 (pág. 14), el autor omitió mencionar que tal libertad estaba en vigor "infra ambitum regni Hungariae solum" que no comprendía a Croacia. Porque el reino de Croacia tenía su propia Ley religiosa, distinta de la de Hungria, a partir del 16-1-1608, día en que el rey Rodolfo sancionó la resolución del Sabor (Dieta) croata, manteniendo en vigor la Ley XXII de 1604 de Rodolfo (derogada por la Paz de Viena del 22-6-1606, respecto a Hungría) y por ende reconociendo exclusivamente la religión católica dentro del ámbito del reino de Croacia y Eslavonia. Entonces como otrora, la oposición croata a la libertad religiosa, contribuyó considerablemente a salvaguardar a Croacia de la magyarización, ya que los húngaros, calvinistas y luteranos, no podían adquirir posesiones ni radicarse en Croacia.

A diferencia de los historiadores croatas, el profesor Guldescu no considera al régimen del Dr. Alexander Bach (1852-1860) como absolutismo, aunque así designa al de su predecesor conde Schwarzenberg, sino como "a menudo injustificadamente calumniado régimen de Bach". Menciona la emancipación de los siervos como justificativo del absolutismo, pero al no atribuirla como mérito del ban de Croacia, José Jelacic, deja así la impresión de que fue obra de ese absolutismo. Aunque censura a Viena por no haber comprendido las ventajas que pudieran resultar para Austria el efectuar la unificación de Dalmacia con Croacia-Eslavonia, reprocha a los croatas su negativa de participar en el parlamento central de Viena, ya sea a instigación de la corona durante la época de reformas constitucionales 1860-7, o al no apoyar la política de la unión "real" con Austria, del ban Ivan Mazuranic, en las elecciones de 1865, lo que constituía la pérdida de "la última oportunidad de asegurar la participación croata en el parlamento central de Viena" (pág. 46).

Por fin, y para ser tomado en cuenta en la redacción definitiva de obra, consideramos oportuno advertir que en la sección "El programa de la Croacia Magna y los servios de Croacia", en la cual el autor acertadamente cita las palabras de Svetozar Pribicevic: "La Gran Servia se erigira sobre las ruinas de Croacia", publicadas en Srbobran de Zagreb (diario de la minoría servia en Croacia!), se había deslizado un error que debe ser rectificado. Nos referimos a la síntesis del programa de la oposición unida croata del año 1894 cuyos cinco puntos el autor reduce a tres principales y de los cuales, empero, dos deberán ser corregidos.

A saber: el autor escribe que la resolución de la oposición reclamaba (1) integridad del territorio "húngaro" cuando en realidad debía decir "croata", puesto que la primera parte del primer punto del referido programa textualmente reza: "La oposición unida croata, basándose en el derecho constitucional y el principio nacional, trabajará con todos los medios legales para que el pueblo croata que vive en Croacia, Eslavonia y Dalmacia, en Rijeka con el partido y en Medjimurje, en Bosnia, Herzegovina e Istria se una en un ente estatal independiente, dentro del marco de la monarquía de los Habsburgo..." Con la última parte de la cita demostramos a la vez el error del autor cuando formula el segundo punto del programa y dice (2): "...dentro del marco de la monarquía austro-húngara", lo que evidentemente contradice al último reclamo o sea (3) paridad con Hungría y las demás partes de la monarquía respecto a los asuntos de interés común, y lo que constituye la idea del trialismo como opuesta al dualismo existente. En las referencias bibliográficas relacionadas con lo arriba tratado (nota 104) habrá que rectificar el año de publicación de la obra del Dr. Julius Makanec, 1944 en lugar de 1943, como así también retrotraer la referencia de dicha obra a la pág. 23, no a 33 en la que prácticamente termina. Con el mismo propósito en las páginas 24, 45 y 556 hay que corregir el apellido Rakoczi en Rákóczi.

"Historia marítima del Adriático Oriental" (pág. 119-156) es el segundo capítulo de esta obra colectiva, escrito por el capitán de navío, en el ínterin fallecido, Willy A. Bachich. Además de su alta graduación como oficial de la armada, el autor se doctoró en leyes, especializándose en derecho marítimo internacional, derecho internacional público e historia naval. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo adscripto como consejero al ministerio de Relaciones Exteriores del Estado Independiente de Croacia, escribiendo en aquella oportunidad dos de sus más importantes obras: La historia de la Primera Guerra Mundial en el mar Adriático (Zagreb, 1944), en croata, y La lucha por la costa oriental del Adriático (Zagreb, 1944), en alemán. Esta última bajo el seudónimo Liburnicus.

A lo largo de siete párrafos de su estudio el autor proporciona al lector una visión completa de las relaciones étnico-sociales y de la historia de la costa oriental del Adriático, de la actividad de su población en pesca, navegación, construcción naval y en varias batallas navales. Todo ello desde "los tiempos prehistóricos y la antigüedad" a través del "Medioevo: 614-1420", "la temprana época moderna: 1420-1815" y "la administración austriaca: 1815-1918", hasta "la Primera Guerra Mundial: 1914-1918" y, a través del período "entre las dos guerras: 1918-40", hasta incluso "la Segunda Guerra Mundial: 1941-1945". Cuatro mapas geográficas representan la división política de la Dalmacia (Iliria) antes del período romano (7 al 1 siglo a.C.), el Illyricum romano desde Augusto hasta el siglo 6 A. D., Dalmacia y la República de Dubrovnik desde el siglo 15 hasta comienzos del siglo 19 y, por fin, la costa oriental del Adriático en el período 1814-1918.

La presente contribución, respecto a la capacidad marítima croata, está enriquecida con varias páginas de ilustraciones, de las cuales hay que mencionar especialmente las reproducciones de los cuadros y modelos de distintas naves ragusinas, reconstruidas en 1940 por John Seits de acuerdo con las instrucciones del autor del presente estudio y que habían sido publicadas en su obra Los busques de Ragusa durante el florecimiento marítimo ragusino en el siglo XVI (Zagreb, 1941).

A fin de contribuir a la redacción definitiva de la presente obra, habría que verificar si en la pág. 128, en lugar del año 1885, no debiera figurar 1835 como el año de la introducción de buques a vapor, ya que el mismo autor dice en la pág. 141 que el Lloyd Austriaco, fundado en 1826, poseía diez vapores en 1838.

El tercer artículo, "El idioma croata" (pág. 156-174), pertenece al profesor Cristopher Spalatin, coeditor del presente simposio. En sus consideraciones preliminares el autor se ocupa brevemente de la tipología del idioma croata dentro del cuadro de las lenguas eslavas. El resto de su relativamente breve estudio abarca la fonética y la ortografía, el acento, la morfología y la sintaxis de la lengua croata. Aunque algunas comparaciones gramaticales y sintácticas con otros idiomas no-eslavos, como el francés, el inglés, el alemán y el italiano, puedan resultar interesantes y hasta cierto grado útiles para un eslavista no eslavo o un lingüista en general, las exiguas comparaciones con el idioma literario servio, tendientes a señalar las diferencias entre los idiomas literarios croata y servio, nos parecen engañadoras precisamente por exigüidad de los ejemplos que marcan las diferencias.

El problema de la unidad o dualidad de estos dos idiomas, la gran polémica de los últimos cien años acerca de este problema en que la lingüística se confunde con la política, el autor no lo aclara en su estudio. Al contrario, insinuando la existencia del problema al citar la posición oficial de los gobernantes de la Yugoslavia actual en que los croatas y los servios tienen el mismo idioma, no sólo en cuanto al idioma vernáculo sino también en cuanto al idioma literario, por un lado y por el otro la posición de otros lingüistas que distinguen los dos idiomas literarios, el autor alienta la confusión con algunos alegatos propios, como por ejemplo, "los servios y los croatas hablan varios dialectos del idioma común".

Más aún, el autor no define su propia posición referente al problema, limitándose a invocar la "Declaración sobre el nombre y la posición del idioma literario croata", del 15 de marzo de 1967, de las diecinueve instituciones culturales y científicas croatas como coincidente con su opinión. Sin embargo, la "Declaración" no resolvió el mencionado problema y el desenvolvimiento socio-político del país permitió otras conquistas en el sentido de eliminar no solamente el adjetivo compuesto para el idioma común: servio-croata o croataservio, sino también a denunciar en 1970 el "Compromiso de Novi Sad del año 1954" que estipulaba la unidad lingüística.

Consideramos que en este sentido habrá que completar en la redacción definitiva de la obra el presente aporte y agregar los sucesos posteriores en este campo, como por ejemplo, la destrucción de 40.000 ejemplares de la Ortografía croata, editada por la Matica Hrvatska.

El capítulo "La literatura 1400-1835" (175-250) está a cargo de Francisco Trograncic, profesor de las lenguas croata y servia en la Universidad de Roma, en la cual él mismo se había doctorado en filosofía, en 1943, y en lenguas románicas, en 1945. Entre otras, es el autor de las siguientes obras: Storia della letteratura croata dall'Umanesmo, alla rinascita nazionale (Roma, 1953), Poeti croati moderni (Milano, 1956), Novellieri croati-moderni (Roma, 1967) y Narratori croati (Roma, 1969).

El presente estudio se divide en tres partes principales, abarcando la primera la literatura croata de los siglos 15 y 16, o sea el humanismo y renacimiento entre los croatas; la segunda y la tercera parte, en cambio, comprenden los siglos 17 y 18, respectivamente. Dentro de cada época el autor describe la actividad literaria en distintas partes geográfico-políticas que componen a Croacia, con las correspondientes influencias culturales del oeste o del norte, según corresponda.

Su profundo conocimiento, no sólo de la literatura croata sino también de la italiana, lo evidencian sus conceptos y juicios acerca de la influencia de la literatura renacentista de Italia sobre la literatura croata de aquella época. El autor se muestra también como crítico muy objetivo en cuanto al valor literario de distintas obras o respecto al talento poético o literario de distintos autores. Que sirva de ejemplo el caso del canónigo de Sibenik, Ivan Tomko Mrnavic (1580-1637), cuyo poema La vida de Magdalena Budrisic, condesa de Zirovo (Roma 1626), según Trograncic, "revela el pobre talento del autor, a pesar de su sincero sentimnento patriotico". En ella, pues, aparece por primera vez en la literatura la palabra "domovina", i.e. patria.

De la presentación de la literatura croata en el transcurso de los cuatro siglos se desprende claramente el paulatino desplazamiento del centro cultural de Split y Dubrovnik, donde proliferaba la literatura durante los siglos 15, 16 y 17, hacia el norte de Croacia, en los siglos 17, 18 y 19. Quiere decir, desde que Marko Marulic (1450-1524) de Split escribió el poema croata Historia de la santa viuda Judit, en versos croatas compuestos" (Venecia 1521), y desde que los poetas Sisko Mencetic (1457-1527) y Dzore Drzic (1461-1501) de Dubrovnik rompieron con el idioma eclesiástico-eslavo, escrito con caracteres glagolíticos, e introdujeron el idioma popular croata en la literatura con el alfabeto latino convenientemente adaptado -proceso que en Servia y Rusia tuvo lugar unos siglos más tarde; pero con alfabeto cirílico originario (!)-, hasta que el siglo 18 llegó a marcar el fin de la literatura provincial y el comienzo de la literatura nacional gracias a los exitosos empeños, no sólo de crear un idioma literario croata común sino también al manifestarse la tendencia de unificar la ortografía, lo que en buena parte se cumplió a fines del siglo 18, en el norte de Croacia.

Por lo tanto, opina el autor, están equivocados los que ligan el renacimiento político, cultural y literario en Croacia exclusivamente a Ljudevit Gaj, personaje principal del renacimiento nacional del comienzo del siglo 19; aun más, están equivocados al atribuirlo a las sugerencias foráneas. "El renacimiento o el Movimiento Ilirio Croata, en muchos de sus aspectos, no es el resultado de la fecundación extranjera, sino más bien un fenómeno indígena. Es un producto principalmente autóctono y sus raíces deben buscarse en el siglo 18 y aún más atrás", concluye Trograncic en su interesantísima exposición de casi 400 años de la literatura croata previa a la época moderna, tratada en el primer volumen por el profesor Ante Kadic bajo el título "La literatura croata desde 1835 hasta 1895".

Como observamos en la reseña del primer artículo de este simposio, los redactores nos deben una explicación por la transformación del apellido Frankopan Frankapan que aparece también en este artículo sobre la literatura croata, pues tanto los hermanos Nikolás y Pedro Zrinski como la esposa de este último, Katarina Zrinski (1625-73), y su hermano Frano Krsto Frankopan (1643-71), enriquecen la literatura en la Croacia del norte en el siglo 17. Katarina, con su manual de oraciones Putni tovarus que representa la primera obra de la literatura croata escrita por una mujer, y Fran Krsto, como "poeta de verdadero genio lírico" con su colección de poesías descubiertas doscientos años después de su trágica muerte en Wiener Neustadt, en los archivos imperiales de Viena y bajo la designación de los manuscritos "Frangipani croatice conscripta".

Es de esperar que en la redacción definitiva de la obra esta colaboración ilustrada con las reproducciones de las portadas de las ediciones más representativas de la literatura croata ya que el artículo siguiente tampoco las trae.

El único colaborador de este simposio residente en Croacia ha sido el poli-historiador y políglota, fallecido en Zagreb en 1966: Ivan Esih. Aunque su estudio "El arte de la impresión de libros: su desarrollo 1483-1940 (251-298) no ha sido cabalmente terminado por su repentina muerte en la mesa de trabajo, los editores decidieron homenajear al autor publicando su estudio en el presente volumen. Acertaron al hacerlo, pues sería difícil encontrar a un colaborador, fuera de Croacia, que tuviera a su disposición las diez páginas de bibliografía como la tuvo Ivan Esih. Por ello, este artículo no deja de ser una contribución con características de trabajo completo, que contiene los datos respecto a "los comienzos en Venecia" sobre la actividad literaria con la consiguiente impresión en Istria y el Litoral Croata, sobre las primeras ediciones de las obras seculares literarias, sobre la literatura croata protestante y sobre las impresiones de obras croatas en el extranjero. Siguen los datos sobre la actividad literaria e impresora en las ciudades de Zagreb, Dubrovnik, Zadar, Varazdin, Osijek, Karlovac, Sarajevo y Mostar.

Respecto a la reciente polémica entre los escritores y publicistas croatas referente al lugar de la primera imprenta en suelo croata, Esih la menciona en la nota 6 (pág. 254); sin embargo, no aprueba la tesis del escritor Zvonimir Kulundzic de que el primer libro croata impreso, el 12 de febrero de 1483, el Missale glagolítico, había salido de la imprenta ubicada en Kosinj, Croacia. Al respecto escribe Esih: "Aunque él (el Missale) no contiene indicación alguna sobre el lugar de publicación o sobre el nombre de la casa editorial, su origen es definitivamente veneciano" (pág. 252). De todos modos vendría bien la actualización de los resultados de la investigación al respecto, después del año 1966 y hasta la redacción definitiva de la obra. Asimismo, será el trabajo de los editores el agregar, a su debido tiempo, las portadas de distintas ediciones como material ilustrativo.

Este segundo volumen introduce a Bosnia y Herzegovina en el campo cultural y étnico croata con dos importantes aportes: "Logros culturales de los musulmanes de Bosnia y Herzegovina" (299-361) e "Historia étnica y religiosa de Bosnia y Herzegovina" (362-393) por los Dres. Smail Balic de Viena y Prof. Fray Dominik Mandic de Chicago, respectivamente. Ya el Prof. Trograncic ha dedicado un párrafo a la literatura en Bosnia (pág. 207-8), en el siglo 17, y el Dr. Esih, como destacamos más arriba, se refirió a la impresión de libros en Bosnia y Herzegovina en el capítulo "Sarajevo y Mostar" (pág. 276-280).

En la introducción de su ensayo, el Dr. Balic se refiere a los contactos de Bosnia con el Islam previo a la conquista por los turcos, en 1463. Por ejemplo, la más antigua mezquita de Bosnia, en Ustikolina, fue habilitada por las menos cincuenta años antes de la mencionada conquista. El autor constata que muchas distinguidas obras de la literatura croata y servia (Ivo Andric, Ivan Mazuranic, Petar Petrovic Njegos) sostienen la opinión que el período otomano ha sido un período de oscuridad cultural. "Pero ningún juicio objetivo serio sobre el pasado puede pasar por alto el papel de los musulmanes croatas, especialmente de los de Bosnia-Herzegovina, en la movida vida cultural del Imperio Otomano", dice el Dr. Balic y destaca que a pesar de la distancia hasta Constantinopla "en los años 1544-1612 nueve grandes visires eran de Bosnia y que Bosnia había dado al Imperio la mayoría de los veinticuatro grandes visires de origen croata" (pág. 305).

El propósito del presente ensayo es proporcionar una sinopsis cultural de los musulmanes de Bosnia-Herzegovina tal como se había formado durante los siglos de la administración otomana. A tal efecto, el ensayo abarca dos partes principales: "Cultura Popular" con los párrafos: poesía épica popular, poesía lírica popular -en la cual se reproduce la traducción inglesa de "Hasanaginica" (La noble mujer de Hasanaga), -la primera balada bosníaca que fue conocida en el Occidente gracias a Herder y Goethe-, música popular, arte dramático y cuentos populares, arte decorativo y viviendas. La segunda parte, "Cultura Avanzada", comprende la actividad literaria de los bosníacos en los idiomas orientales, enumerando los escritores que escribían en árabe, en persa, en turco y en croata. Menciona, además, miniaturistas y calígrafos, escuelas y seminarios, arquitectura, monumentos de carácter sagrado y secular, convenientemente ilustrado con cuatro páginas de fotografías.

En este ensayo, si bien excelente, nos encontramos con cierto grado de imprecisión respecto al origen de algunas poesías musulmanas de Bosnia. El autor habla como si las mismas fueran croatas, lo que absolutamente aprobamos. Sin embargo, el autor usa las traducciones de la épica popular y de las baladas extraídas de las obras como "Servian Popular Poetry (Londres, 1827) o "Heroic Ballads of Serbia" (Bosna 1913), sin ninguna explicación -véanse las notas 174 y 24-. Pocos lectores extranjeros podrán entender que la poesía popular recitada en "Ikavski" (lenguaje), como lo es mayormente la de los musulmanes croatas de Bosnia-Herzegovina, pueda ser exclusivamente de origen croata, y que es, por lo tanto, ilícito referirlas al acervo cultural servio, como se desprende por las referencias usadas. Sin la correspondiente explicación de las mencionadas notas podría colegirse que los croatas están apropiándose de algo que no les pertenece, aunque la verdad es todo lo contrario.

El ensayo del Prof. Dominik J. Mandic representa una breve exposición del resultado de los estudios de este prestigioso historiador croata, efectuados especialmente durante los últimos diez años y con el propósito de proporcionar nuevas visiones en el complejo y hasta ahora no solucionado problema del origen étnico y religioso del pueblo de Bosnia y Herzegovina. El autor lo hace en tres principales capítulos: los croatas en Bosnia y Herzegovina; el origen de los musulmanes en Bosnia y Herzegovina y El origen y la colonización de los actuales servios en Bosnia y Herzegovina.

Aunque el conciso y académico relato del Prof. Mandic está acompañado con los correspondientes datos estadísticos sobre la composición étnica y religiosa de la población en distintas épocas, el capítulo "sumario y datos estadísticos" agregado al final del ensayo, se muestra sumamente útil. Quizá hubiese sido conveniente aclarar en una nota la división administrativa y militar de Bosnia como parte del Imperio Otomano, a fin de dejar una más clara impresión de qué área y tiempo se relaciona con los datos estadísticos.

El presente segundo volumen concluye con dos aportes sobre los croatas en el Nuevo Mundo: "Los inmigrantes croatas en los Estados Unidos de América (394-478) por el Prof. Dr. George J. Prpic de la Universidad John Carroll de Cleveland, y "Los croatas en Canadá" (479-506) por Nedo Paveskovic de Ottawa. Resulta pues que los redactores se proponen abarcar a todos los croatas por doquier viven, y no sólo los que viven actualmente en las dos repúblicas populares de Croacia y de Bosnia-Herzegovina.

Opinamos que a los dos apéndices en este volumen, o sea "Las biografías de los autores" (apéndice A) y "Nombres geográficos" (apéndice B) en el tercer volumen habría que agregar en alguna forma los índices de los dos volúmenes a los que acabamos de referirnos en nuestra introducción.

Los croatas en el mundo pueden mirar con orgullo la obra de los editores y colaboradores del simposio "Croacia".

Milan Blazekovic