La experiencia croata o el socialismo en desesperanza

Jean Marmont

En la historia de los países socialistas hubo solamente dos tentativas de liberalización y establecimiento de un socialismo con rostro humano, teniendo probabilidades serias de éxito. Las dos fueron brutalmente reprimidas. La primera vez se intentó en Praga. Los hechos son conocidos, las causas también y yo no quiero detenerme sobre el particular, aunque la máquina aplanadora de almas y espíritus está pisoteando diariamente un poco más a los checos y eslovacos, cuyas esperanzas se ahogaron en agosto de 1968.

La segunda vez la tentativa fue en Zagreb, en 1970-1971. Yugoslavia, a pesar de considerársela en general, como liberal, dio prueba -y más de una vez- de la precariedad de su liberalismo.

Ya en 1966, después de la eliminación del gran patrón de la policía, A. Rankovic, se esperaba una época de democratización. Estas esperanzas fueron vanas y así se comprendió mejor que la caída de un policía puede no ser otra cosa que un episodio en la lucha por el poder supremo que se está desarrollando en torno a un Tito envejecido.

La corriente liberal halló una ocasión propicia cuatro años después, y en una sola nación de la federación yugoeslava, en Croacia. En efecto, al comienzo del año 1970, las fuerzas conservadoras en Yugoslavia intentaron un verdadero golpe de Estado contra el liderazgo político de Croacia. Parece que este intento apuntaba igualmente a Tito, que siempre tenía el apoyo y la obediencia incondicional en Croacia de sus líderes políticos. La caída de éstos, especialmente la de Miko Tripalo y Savka Dabcevic-Kucar, tenía que facilitar también la caída del mismo Tito.

El protagonista más visible de esta conjura fue Milos Zanko, en aquel tiempo vicepresidente de la Asamblea Federal y miembro del Comité Central de la Liga Comunista de Croacia. Fue él, y únicamente él quien -fallado el golpe de Estado- se convirtió en el chivo expiatorio. La famosa sesión plenaria (décima) del Comité Central croata procedió a su destitución, estigmatizando como el enemigo principal de la nación croata y de la federación entera al unitarismo representado por Zanko. En la realidad política, este unitarismo coincidía con la corriente neostalinista y el modelo soviético, hallando su soporte principal en la administración federal que a su vez se apoya sobre la hegemonía de la nación más numerosa de Yugoslavia (la servia).

El presidente Tito dio, en aquel momento, su aval a la posición del Comité Central croata. Más tarde se demostró que lo hizo sin admitir por eso los principios revolucionarios que de allí provenían. Esos principios, formando la base misma de la política del equipo de Tripalo, pueden resumirse en tres puntos fundamentales:

a) Valiéndose de la experiencia mundial socialista, especialmente de la de Checo-Eslovaquia y de su propio país, los dirigentes croatas sostuvieron rigurosamente la idea de que la clase obrera de una nación no puede ser libre, como tampoco -a fortiori-, dominante en la sociedad, si esta nación no está libre en relación con otras naciones. Esta idea fue la antítesis de la noción de la "soberanía limitada y parcial". Los dirigentes croatas sostenían que la clase obrera -especialmente croata- no es "anacional" y que no pudo resultarle indiferente el que si el producto de su trabajo quedara en su país o se "esfumara" por otro lugar, en nombre de la "fraternidad".

b) El fenómeno nacional o, más bien, el fenómeno nacional croata, ha sido sistemáticamente abandonado, olvidado, incluso condenado; aquellos que se preocupaban de la misma, como también toda manifestación de la pertenencia nacional croata, fueron perseguidos. En consecuencia, fue necesario reconsiderar las abusivas prácticas que apuntaban a "colonizar" la lengua, la historia, la cultura y los programas escolares croatas.

c) El problema de la autogestión -se sostenía en Zagreb- es inseparable de estas cuestiones ideológicas y políticas.

Aun cuando se la consideraba "rica" a Croacia, ella conoció, más que las otras repúblicas, una grave crisis económica y social: las pocas inversiones creaban en Croacia el desempleo más elevado de Yugoslavia y los croatas constituyen el 60% de los obreros emigrados de Yugoslavia (alrededor de un millón) a la Europa occidental. Al mismo tiempo, la república de Croacia, con un 22% de la población de Yugoeslava, producía el 28,3% del producto social de Yugoslavia y le aportaba más del 40% de sus divisas extranjeras. La causa de esta situación paradójica fue un sistema bancario y financiero extremadamente centralizado que impedía a Croacia y a su clase obrera utilizar los frutos de su trabajo.

En esta situación crítica, los dirigentes croatas demandaron simplemente la puesta en práctica real de los principios de autogestión tanto en el plano económico ("que los obreros croatas dispongan, ellos mismos, de su producto") como en el plano político (que "Croacia se autogestione como un Estado federal aparte"). Croacia continuaría -agregaban- ayudando con su propio dinero a las regiones y repúblicas menos desarrolladas, pero ella quería hacerlo más directamente, para evitar así todas las "evaporaciones" en Belgrado y los despilfarros que se producían en los lugares de utilización de dichos fondos.

El principio de la "república autogestionada" tenía otra implicación. Se suponía que los croatas deberían disponer del poder político en su propia república. Esto quería decir: los croatas constituyen en Croacia el 80% de la población, por lo cual a ellos corresponden cuatro puestos claves sobre cinco. Esta demanda se estrelló contra un muro de enemistad: en el Partido, el Estado, la policía, el ejército y las empresas de Croacia, donde los servios que viven allí (el 14% de la población) cubren más puestos ejecutivos que los croatas. La oposición a las concepciones croatas fue especialmente vigorosa por parte de los "magnates del capital" en Belgrado, es decir, por parte de los bancos y las empresas de comercio exterior, a su tiempo federales y, después de 1965, servios. El vocero de esta oposición reaccionaria y de antiautogestión fue la prensa de Belgrado. La misma difundió sistemáticamente una croatofobia y con suma "lógica": Los croatas demandan la descentralización y en realidad quieren la separación. Ellos piden más puestos claves en Croacia y en Belgrado, pero esto significa desear echar a los equipos servios. Pero el personal servio significa la totalidad de la población servia en Croacia y, siendo los croatas peligrosos, la vida de los servios en Croacia está en peligro. ¿Y las pruebas? ¡No las hubo! Por el contrarío: durante la primavera y el verano de 1971 se vieron muchos casos de violencia, de bastonamiento y de incendios cometidos en Croacia y Bosnia-Herzegovina por los provocadores servios: policías u oficiales, por lo general.

Al mismo tiempo se difundió una intensa propaganda anticroata, destinada al exterior. Con motivo de la discusión en torno de las enmiendas constitucionales especialmente los neostalinistas conservadores invocaron la posibilidad de un "estallido" de la Federación y denunciaron la "inestabilidad" que causaban las "agitaciones"' del liderazgo croata. Esta propaganda tenía por fin preparar la opinión internacional para una intervención armada en Croacia. Y, después de la visita de Brezhnev y de Nixon, fue obtenida la bendición para dicha intervención.

Frente a este contorno hostil, la Croacia del año 1970 y, sobre toda, de 1971 conoció efectivamente el florecimiento de un socialismo "con rostro humano". Por primera vez después de la guerra, la inmensa mayoría de la población se alistaba detrás del equipo dirigente. Hubo oposición neostalinista también en Croacia: ciertos círculos y viejos ex combatientes servios, policías, militares y financieros formaron el frente contra las reformas. Pero con el equipo de Tripalo marchó un eminente servio de Croacia: el Sr. Srecko Bijelic, secretario del Partido para la ciudad de Zagreb.

Para luchar contra la reacción, Tripalo procuraba la adhesión de los jóvenes obreros y de los estudiantes en el Partido. El y su equipo aprobaron el papel de vanguardia del movimiento social y popular que formaron las estudiantes y los equipos de la asociación cultural Matica Hrvatska que de 8.000 socios pasó a 55.000 en un solo año.

El carácter público de las discusiones, de la liberalización de las informaciones políticas y económicas, de la libertad de crítica y de investigación científica permitieron y consolidaron las posibilidades de una democracia socialista. Adelantados los mismos más que la dirección política del país (compuesta, junto con el equipo de Tripalo, también por conservadores y unitaristas reaccionarios) los estudiantes y los directivos de Matica Hrvatska dieron mientras tanto su apoyo total al núcleo progresista de los dirigentes croatas.

En sus consecuencias, el pluralismo venía imponiéndose como una práctica corriente de la vida apolítica: comilitantes del Partido y los no afiliados colaboraron estrechamente porque se demandó la autogestión por todos los lados. Se esperaba que un Congreso partidario extraordinario de Croacia iba a eliminar los obstáculos conservadores en el Partido y que las elecciones de 1973 iban a dar al país una base progresista en las estructuras del Estado croata.

Todas estas esperanzas fueron brutalmente detenidas a comienzos de diciembre último (1971). Presionado por las fuerzas reaccionarias del ejército, obteniendo la luz verde de Moscú y de Washington, y por haber encontrado "colaboradores" en el seno del grupo dirigente croata, Tito, desde la reunión de la Liga Comunista de Yugoslavia, acusa al núcleo progresista croata de "nacionalismo" y de "fraccionismo", reprochándole el haber buscado la politización y el apoyo de las masas croatas por "encima de nuestras organizaciones". (Recordemos que sólo dos meses antes y después de su largo viaje a través de Croacia, el mismo Tito había declarado que en Croacia no había "nacionalismo" y que él "no creía en las historias de ese género").

El pretexto para la intervención fue dado por una huelga de estudiantes de Croacia. Estos planeaban presionar a los dirigentes y diputados de Croacia para que exigiesen la abolición inmediatamente de los instrumentos económicos que servían de base a la explotación y colonización de Croacia, es decir, del sistema financiero y bancario.

Numerosos obreros de las empresas de Croacia se habían solidarizado con los estudiantes en huelga. Temiendo, sin embargo, una intervención armada, los estudiantes demandaron a los obreros que no se declarasen en huelga general. Además, ellos mismos dieron fin a su huelga después de 11 días, pero fue demasiado tarde: la destitución del núcleo Progresista del Partido fue decidida y consumado el golpe de Estado. Tripalo, y su equipo se fueron sin apelar a las masas. ¿Temían la intervención armada y sus consecuencias o permanecieron como hijos obedientes del Partido y de Tito? La primera hipótesis me parece la más probable.

Los estudiantes expresaron entonces su solidaridad con el equipo destituido. Este fue el pretexto de la represión policial y judicial que continúa hasta hoy en las dos repúblicas yugoeslavas habitadas por los croatas, es decir, en Croacia y en Bosnia Herzegovina. Todos los dirigentes del movimiento estudiantil y numerosos manifestantes obreros y estudiantiles fueron arrestados. A despecho de esto y contra la represión sangrienta, Zagreb vio varias noches de manifestación. En enero (de 1972) la represión se abatió sobre todos los ambientes intelectuales: la Comisión Directiva de Matica Hrvatska fue casi en su totalidad arrestada. Entre ellos figuran jóvenes profesores universitarios, economistas, escritores e historiadores. Sime Djodan (profesor de Economía Política, es guerrillero y capitán del ejército), Marko Veselica (Profesor suplente de Economía política, diputado federal); H. Sosic (candidato propuesto para un cargo ministerial); B. Busíc (joven escritor y periodista, estudiante en París en 1970-1971); A. Glibota (secretario de la Redacción del Mensajero Económico Croata); Vlado Gotovac y V. Pavletic (escritores y respectivos jefes de las redacciones del Semanario Croata y de la revista Kritika; F. Tudjman (Prof. de Historia, ex general del ejército de resistencia), José Ivicevic (Prof. en la Facultad de Derecho) y Z. Komarica (ex diputado y ex guerrillero, coronel del ejército).

De esta manera, las dos columnas de la "primavera croata": los estudiantes y Matica Hrvatska fueron borradas. Unos quince periódicos y revistas (entre ellos el Semanario Croata con más de 100.000 ejemplares de tiraje) fueron prohibidos, suprimidos, a desaparecidos, mientras sus redactores son perseguidos.

Centenares de pesquisas, de revocación de pasaportes (especialmente de los intelectuales) siembran el miedo e impiden que la verdad cruce las fronteras. La depuración del Partido interesa a muchos miles de equipos; a las exclusiones y renuncias forzadas se agregan a menudo, instrucciones de los centros locales partidarios del siguiente tenor: "El Comité considera que el camarada X no puede ejercer más su función de diputado... juez... alcalde... director...", etc. Así la depuración de los equipos sobrepasan en mucho la del Partido. Una y otra no tocan más que a los croatas de Croacia y de Bosnia-Herzegovina, y la concentración excesiva de los servios en puestos claves en Croacia sigue aumentando.

Muchos ex estudiantes que trabajaron en el extranjero (también en Francia) y numerosos obreros regresando durante sus vacaciones a Croacia son arrestados y juzgados porque La policía quiere "pruebas" sobre la relación de Matica Hrvatska y de los estudiantes con el extranjero.

En primavera (1972) comienza los procesos, primero "menores", dirigidos principalmente contra obreros; pero las penas, por de pronto, son entre 6 y 7 años. La policía política, los militares y los "ultras" están ejerciendo una presión constante sobre los tribunales: por esta razón el presidente de la Suprema Corte de Croacia, Drazen Sesardic, presentó su renuncia a comienzos de julio.

A fines de junio se volvió a los arrestos masivos. La policía política aprovecha la llegada de los guerrilleros de Bosnia (*) para obtener "manos libres". La garantía legal de 24 hs es ya sin límites. La policía la "usa" con abundancia. Los arrestos continúan hasta hoy. La policía aprovecha incluso los funerales del ex secretario ejecutivo del Comité Central croata, Pero Pirker (a los cuales concurrió una masa de más de 200.000 personas en Zagreb) para arrestar varias decenas de simpatizantes del equipo destituido.

Las inculpaciones reposan principalmente sobre los "artículos políticos" del Código penal yugoslavo, "elásticamente" interpretados. Los estudiantes y los dirigentes de Matica Hrvatska están o serán inculpados por "ataque contrarrevolucionario contra el régimen y por propaganda enemiga". Estas inculpaciones conciernen a las actividades que anteriormente fueron consideradas normales y absolutamente legales. Los cargos sostenidos son inexistentes e inventados en su totalidad. Hay procesos a puertas cerrados (así, por ejemplo, contra el joven escritor y periodista Busic).

El régimen carcelario es severo. Los acusados políticos, en su mayor parte están aislados en pequeñas celdas. Las visitas familiares, de 15 minutos, no son autorizadas más que una o dos veces cada quince días. Los paseos separados duran 15 minutos diarios, excepto sábados y domingos (y la ley dice 2 horas por lo menos y todos los días). La publicidad de los procesos no tiene garantías. La apertura de un proceso contra siete estudiantes a principios de julio en Zagreb, fue acompañada por refriegas entre los estudiantes universitarios y la policía que les prohibió el acceso a la audiencia.

En Zagreb, Split y Zadar, muchos estudiantes están ya condenados a penas que llegan a tres años y medio de prisión. Otros están esperando sus acusaciones. En este momento se están desarrollando en Zagreb, entre otros, dos procesos políticos contra estudiantes. Uno interesa a cuatro dirigentes estudiantiles de Zagreb: D. Budisa, I. Z. Cicak (este último intentó suicidarse),(**) A. Paradzik y G. Dodic. El otro se refiere a seis dirigentes de los estudiantes nacionales croatas: Est. Sucic, V. Bozikov, F. Busic, K. Martinac, D. Pamic y R. Holos. Los dirigentes estudiantiles de Rijeka, Zadar, Mostar y Sarajevo, que todavía no fueron juzgados, esperan con angustia el resultado de los dos procesos de Zagreb, que les servirá de referencia para la pena que les espera a ellos.

Numerosos funcionarios del Partido..., diputados (Dr. Tandara), alcaldes (Novacic y Mihalic), jueces, procuradores, abogados, artistas y deportistas están arrestados o bajo proceso. Entre ellos figuran muchos ex combatientes de la resistencia; muchos policías, jueces y fiscales no habían nacido todavía cuando estos arrestados de ahora eran ya afiliados al Partido y resistentes.

La frustración, la angustia y la desesperación se apoderaron de Croacia. La represión neostalinista terminará necesariamente por engendrar actos desesperados, incluso de terrorismo. (***)

Las víctimas no hallan ayuda alguna. Simpatizantes que no existen en Kosovo (uno de los estudiantes de Croacia Mujo Krasnica es albanés de Kosovo). Unico gesto de apoyo fue el de los estudiantes eslovenos que denunciaran la "histeria del poder" en Croacia en su periódico (inmediatamente prohibido) y cuyo líder, Tone Remc, había llegado para asistir a los procesos estudiantiles croatas para ser, él también, en seguida encarcelado.

Los procesos que se están desarrollando actualmente en Croacia constituyen un insulto a la conciencia de las izquierdas en Europa. El silencio de éstas facilita la intervención ignominiosa de Belgrado y su acción de "no-liberalización" y de "consolidación". La teoría de la "soberanía limitada" halla su nueva afirmación en el país que quiso pasar por ser el más liberal del mundo socialista y que, recientemente, en la persona del presidente Tito, ha aceptado reparación y abastecimiento de la flota mediterránea soviética y permitido sobrevuelos (¿quizás también escalas?) para aviones de guerra soviéticos en el caso del conflicto en Medio Oriente. (Ver Le Monde, 9 de agosto de 1972, pág. 3).

"El rostro humano" del socialismo está borrándose ante los juicios de Zagreb, en las cárceles de Croacia, en las oficinas para refugiados en Europa occidental. Una nación que quiso reconquistar su personalidad, salvar a Split, Sarajevo... su idioma, su cultura, su historia, hacer regresar a sus obreros emigrados y disponer libremente de su suerte, está actualmente aplastada y humillada.

El socialismo de autogestión y pluralista primero fue un sueño; se convirtió luego en esperanza; tenía que ser después una realidad. Hoy es una desesperación para Croacia y la Europa entera.

(Este extraordinario artículo fue escrito por el señor Jean Marmont y publicado en la revista parisiense L'Esprit el mes de octubre ppdo. Traducido del francés por. F. N.)

Argentinische Tageblatt del 2 de octubre de 1972, refiriéndose al proceso contra el escritor croata Z. Tomicic, condenado a 4 años de prisión y el "terrorismo" aéreo croata, dice entre otras cosas: "Si Belgrado es de opinión que sería posible eliminar el terrorismo árabe únicamente si se aseguran derechos del pueblo de Palestina, debería asimismo ser de la misma opinión cuando se trata de la solución de la cuestión croata. Pero, notablemente, no lo hace así...."

La Opinión, Buenos Aires, del 9-IX-72, toma otra y contraria posición. La expuso, entre otros, uno de la "nueva clase" servio por su nombre y apellido.

.¿Qué decir? La Opinión tiene también derecho de opinar. El problema de los hombres de bien es si sus opiniones descansan sobre la verdad histórica y si tienen una base ética, digna de hombres!

 

 



* Según los comunicados oficiales del ministerio federal del Interior, los diecinueve jóvenes croatas emigrados, en su mayoría obreros oriundos de las provincias croatas pobres (Herzegovina, Dalmacia y Bosnia) y que habían regresado en junio a su país para organizar "maquis" fueron liquidados en su totalidad en los encuentros con las "fuerzas de orden". Excepto su objetivo -liberar a Croacia- nada se sabe de sus opiniones o proyectos.

*** No es cierto que la "liquidación" de los "diecinueve" haya traído la calma a Croacia. Ver Le Monde del 27 de septiembre de 1972, pág. 3.