LOS SACERDOTES CROATAS DEFIENDEN EL CARACTER CROATA DE ISTRIA

Informe ante la Comisión Aliada de 1946

Studia Croatica, Año XI – Enero - Junio 1970- Vol. 36-37

 

La revista italiana Il Borghese ha publicado el 22 de febrero de 1970 el, artículo "L'Italia e la prossima crisi jugoslava", cuyo autor es Piero Buscaroli. Partiendo de un hecho cada vez más evidente de la actual crisis general de la Yugoeslavia comunista, Buscaroli, intencionalmente, complica y oscurece el problema nacional croata en aquel complejo de factores que hacen el trasfondo de dicha crisis. Pero el propósito principal del autor es reavivar las pretensiones ilegítimas italianas a la costa oriental adriática, patria milenaria del pueblo croata. Buscaroli menciona expresamente a Istria como una de las cuatro provincias que Italia habría perdido al finalizar la segunda guerra mundial.

Para que los lectores de Studia Croatica puedan notar lo infundado del artículo de Piero Buscaroli, reproducimos aquí un documento de valor internacional, referente al carácter étnico croata y esloveno de Istria. Confiamos en que la opinión pública mundial no permitirá jamás la repetición de una proclama semejante a la del gobernador italiano —Dr. Giusepe Bastianini— de la Dalmacia croata durante la última guerra mundial bajo ocupación italiana, cuando el 12 de abril de 1942 en Zadar dijo enfáticamente qua de allí (es decir de Dalmacia, Obs. de la Redacción de SC) deben emigrar todos quienes no quieren reconocer la cultura italiana, la moral romana, el idioma italiano y el hecho "del retorno del león armado de San Marcos". — Redac. S. C.).

El día 19 de marzo de 1946, a las 22 horas y 45 minutos, se presentaron en Pazin (Istria) ante la Comisión Aliada, y permanecieron hasta las dos de la madrugada los sacerdotes Božo Milanović, Tomo Banko y Leopoldo Jurca en representación del clero croata de Istria, organizado en el "Colegio sacerdotal de San Pablo para Istria". Ante una larga mesa del ayuntamiento se hallaban sentados los delegados de los gobiernos inglés, norteamericano, soviético y francés. En total 17 personas. Ese día presidió el representante inglés.

Tras el saludo los sacerdotes tomaron asiento y fue leída el acta referente al carácter secreto del interrogatorio. El presidente de la Comisión, después de corresponder a su saludo, se refirió a dicha acta y les preguntó cuántos y a qué sacerdotes representaba el "Colegio Sacerdotal de San Pablo para Istria". El presidente del Colegio, Tomo Banko, respondió: "Es una organización gremial de todos los sacerdotes croatas de Istria y de los clérigos eslovenos que actúan en la zona croata de Istria".

PREGUNTA. — ¿Cuántos sacerdotes integran el Colegio?

RESPUESTA. — Cincuenta y dos.

P. — ¿No hay entonces más curas croatas y eslovenos en Istria?

R. — Hay además doce eslovenos en la parte eslovena de Istria; en total sesenta y cuatro.

P. — ¿Cuántos son por todo en Istria?

R. — (Según lo convenido previamente, empezó a contestar el Rev. Božo Milanović) Ciento cincuenta y dos.

P. — ¿Por lo tanto, hay en Istria ochenta y ocho sacerdotes italianos?

R. — Es verdad, pero nosotros representamos el 75% de todas las parroquias istrianas y la mayoría de las mixtas. O sea, en Istria hay 132 parroquias netamente croatas, 1 italiana y 23 mixtas, que comprenden sólo a las que cuentan con más del 10% de otras nacionalidades. Por consiguiente, de todas las parroquias y capellanías en Istria 75% son croatas, 12% italianas y 13% mixtas.

P. — ¿Vale decir que un sacerdote atiende varias parroquias?

R. — Así es; muchos de ellos, croatas, atienden dos o tres.

P. — ¿Podrían facilitarnos una lista de las parroquias de Istria?

R. — Desde luego; las tenemos aquí en varias copias, en croata, inglés, ruso y francés.

Los integrantes de la Comisión fueron gratamente sorprendidos y recibieron sendas copias con evidente satisfacción. El presidente de la Comisión recalcó que esa lista revista para ellos gran importancia y los comisionados la hojearon, y uno de ellos inquirió:

P. — ¿Cómo incluyeron Sovinjak entre las parroquias croatas si, de acuerdo al censo de la población de 1945, hay en Sovinjak más de 200 italianos de un total de 300 habitantes?

R. — Porque sabemos que algunas familias, si bien registradas como italianas, son de nacionalidad croata y porque es público y notorio que Sovinjak es parroquia croata.

P. — Hemos oído que los fascistas persiguieron a muchos sacerdotes croatas. ¿Cómo es que en vuestra organización figuran 52 miembros?

R. - Durante el primer año (1919) del dominio italiano, a raíz de las persecuciones, tantos sacerdotes croatas tuvieron que pasar ya a Yugoeslavia que 60 parroquias de esa nacionalidad, pasaron a manos de curas italianos que, inmediatamente introdujeron su idioma en las iglesias y los despachos parroquiales. Luego siguieron las persecuciones y muy pocos sacerdotes croatas permanecieron en Istria. Nuestra organización mandaba alumnos a los seminarios italianos y cuidó de que conservasen su conciencia nacional. De ese modo formamos a nuevos sacerdotes en Istria. Por ello, de los 52 integrantes de nuestro Colegio la mayor parte son jóvenes.

P. — ¿Aumentó el número de vuestros sacerdotes después de la guerra?

R. — No, salvo cinco recientemente ordenados.

P. — ¿Desde cuándo existe el Colegio sacerdotal de San Pablo para Istria?

R. — Desde 1920; más tarde, su actividad fue suspendida debido a la persecución fascista. Lo renovamos en agosto último con la aprobación de las autoridades eclesiásticas y civiles.

P. — Según el censo de la población de 1921, en Istria había 90.000 croatas y 250.000 italianos. ¿Qué sabéis sobre el particular?

R. — Fue precisamente al revés: alrededor de 90.000 italianos y 250.000 croatas. En Zona Julia entera había cerca de 600.000 eslavos --o sea 350.000 eslovenos y 250.000 croatas.

P. — ¿Cómo obtuvieron esa cifra?

R. — Sobre la base de las estadísticas eclesiásticas.

P. — ¿La Iglesia hizo algún censo de la población?

R. — Cada tercer o cuarto año las diócesis publicaban una nómina de sus feligreses y sacerdotes. En dicha nómina se consignaba también el número de habitantes de cada parroquia.

P. — ¿En qué forma se publicaban esos censos?

R. — En forma de libro, de formato normal.'

P. — ¿En esos censos se designaba la nacionalidad?

R. — En el de la diócesis de Trieste, que hasta 1919 abarcaba también la actual diócesis de Fiume, excepto esa misma ciudad, los lugares y las aldeas croatas venían designados con la ortografía croata y los italianos con la ortografía italiana. De ese modo se sabe dónde habitan los croatas y los eslovenos y dónde los italianos. En la diócesis de Goricia es fácil determinarlo, por cuanto allí hay parroquias mixtas.

P. — ¿Quién publicaba ese censo y cómo recogía los datos?

R. — El obispado publicaba oficialmente la nómina de sus parroquias y de sus sacerdotes, mientras que los datos los recibía de los párrocos.

P. — ¿Según qué criterio determinaban los párrocos la nacionalidad?

R. — De acuerdo con el idioma hablado en familia. En muchas localidades, los fascistas obligaban a los padres a hablar con los hijos en italiano, so pretexto de que los chicos pudieran entender a sus maestros en la escuela. En esas familias, los padres hablaban en croata y los hijos en italiano, por lo menos hasta que crecían, pues entonces usaban la lengua de sus progenitores. También en esos casos el idioma de la familia era el criterio para determinar la nacionalidad.

P. — ¿Los sacerdotes iban de casa en casa preguntando qué idioma usaban?

R. — No era necesario, ya que los párrocos están frecuentemente en contacto directo con sus feligreses al visitar a los enfermos, al bendecir las casas, etc., de modo que los conocen bien.

P. — ¿Este censo se refiere también a la Istria occidental?

R. — Sí, hasta Novigrad (Cittanova).

El delegado ruso. — ¿Cómo registraban a los sin confesión?

R. — No los hay entre nosotros.

P. — ¿Podríamos conseguir un censo eclesiástico de Goricia?

R. — Para las diócesis de Trieste y Poreč se lo podré dar mañana mismo. Con ello tendrán el de toda la Istria, pero se puede colegir la nacionalidad simplemente por el viejo censo (anterior a 1918), de la diócesis de Trieste que hasta entonces incluía también la de Rijeka (Fiume), salvo la ciudad homónima. Aquí en Pazin, tengo el correspondiente a la diócesis de Trieste de 1918 y 1940 y el de la diócesis de Poreč de 1918 y 1923.

Los integrantes de la Comisión Aliada evidenciaron gran interés y agradecimiento por conseguir esos censos atribuyéndoles especial importancia.

P. — ¿Sabéis en qué forma se publicó el censo de la población de 1921?

R. — Los empleados italianos iban de casa en casa y anotaban lo que querían, mientras los croatas no podían controlar sus registros. Por mucho tiempo, el resultado no fue publicado, de modo que la población no lo tomaba en cuenta ni tenía la impresión de que hubiese sido realizado. La prensa italiana jamás se refirió a dicho censo.

P. — ¿Lo sabe en forma directa o indirecta?

R. — Leía siempre con suma atención los periódicos italianos en busca de alguna referencia o comentario al respecto. No encontré noticia alguna. Por otra parte, no insistimos tan sólo en los datos estadísticos sobre la nacionalidad de la población de Istria, sino todavía más en el área poblada por cada nacionalidad. Nosotros ocupamos en Istria el 80% del territorio, según podrán deducirlo por la lista de las parroquias y capellanías croatas, italianas y mixtas que acabamos de entregarles. Los croatas habitan Istria en forma compacta hasta la costa, y los italianos solamente aquí y allí, como islotes entre nosotros.

P. — ¿Bajo el dominio italiano gozaban de libertad, idiomática en las iglesias?

R. — Ya dije antes que en el primer año del dominio italiano en 60 parroquias croatas fue impuesto en forma exclusiva el idioma de aquel país por intermedio de los sacerdotes italianos. En las islas istrianas, desde tiempos remotos, la liturgia se oficiaba en el idioma antiguo eslavo, pero en los primeros años del gobierno italiano ese idioma fue prohibido y substituido por el latín. En cuanto a los sermones, las cosas eran así: donde había curas italianos se predicaba en su lengua y donde había croatas, en croata, pero tropezando con grandes dificultades y a menudo con la condición de pronunciar el sermón también en italiano durante la misma misa.

P. — ¿Tuvieron que pronunciarlo primero en italiano o en croata?

R. — Primero en italiano y luego en croata. En algunas aldeas, como por ejemplo en Motovunski Novaci, la gente salía del templo durante el sermón en italiano, pero los carabineros los obligaban a volver.

Los integrantes de la Comisión se miraron extrañados.

El presidente preguntó. — Si he entendido bien, ¿el oficio religioso debía celebrarse en latín y lo demás en un idioma moderno?

R. — Sí, así fue.

P. — ¿Podía impartirse la enseñanza religiosa en croata?

R. — Sólo durante el primer año bajo el gobierno italiano pudo hacerse en el idioma materno o hasta que hubiese alguna escuela croata. La mitad de nuestras escuelas primarias fue abolida ya el primer año de dominio italiano, y el resto corrió igual suerte pocos años después. La escuela secundaria no la teníamos bajo Italia.

P. — Acerca de las escuelas disponemos de datos exhaustivos y quisiéramos volver al tema de la enseñanza religiosa.

R. — Quiero agregar que en Italia, después del concordato, los sacerdotes no podían impartir la enseñanza religiosa en las escuelas. En las viejas provincias italianas los párrocos podían cada año visitar dos veces la escuela para controlar a los maestros encargados de la enseñanza religiosa. En cambio, aquí las autoridades obligaban a los párrocos a ir a la escuela e impartir la enseñanza religiosa. Lo hacían con el propósito de italianizar a los alumnos. Pero los sacerdotes croatas rehusaron contribuir a la desnacionalización de sus compatriotas mediante la enseñanza religiosa y la impartían exclusivamente en los templos. En su labor, fueron acosados y perseguidos a menudo. Con ese motivo muchas veces enviamos delegados con memoriales al Vaticano, generalmente sin éxito. La Santa Sede tenía las manos atadas, pues podía empeorar la situación de la Iglesia en toda Italia por nosotros. Además, es preciso tener en cuenta que no había clero superior de nacionalidad croata, ya que en virtud del concordato entre la Santa Sede y el gobierno italiano, estipulado en 1929, ni un solo sacerdote podía ser designado cura u obispo sin la previa aprobación del gobierno italiano. Por ello únicamente podían ser designados obispos de nacionalidad italiana y considerados nacionalistas por el gobierno de aquel país. Nosotros, los croatas, en Italia fuimos divididos en cuatro diócesis.

P. — ¿Dónde está la sede de vuestro Colegio y dónde vive su presidente?

R. — Señalé con la mano al rev. Banko. Entonces los integrantes de la Comisión Aliada se inclinaron con respeto. El presidente de la Comisión pidió disculpas a los sacerdotes presentes por haberles demorado tanto tiempo e interrogarlos detalladamente, pues sus datos eran muy valiosos para el cometido de la Comisión.

P. — ¿En las iglesias de la zona A se puede usar libremente el idioma esloveno e italiano?

R. — Sí, pero en Trieste se presta poca atención a las predicaciones en esloveno.

P. — ¿Se debe ello a la falta de sacerdotes de ese idioma?

R. — No, sino a que en ciertas iglesias no se puede predicar en esloveno. Asimismo, en la ciudad de Pula no se pronuncia un solo sermón en croata. (La Comisión manifestó su extrañeza).

P. — ¿Pueden nombrarnos las parroquias de Trieste y sus alrededores?

R. — Las encontrarán en la nómina de ellas que les entregaré mañana. Agregó que de las 23 parroquias mixtas de Istria en que se pronuncia el sermón en dos idiomas sólo se hace en cinco de aquéllas, mientras que en las 18 restantes todavía queda excluido el uso de la lengua croata.

La Comisión se mostró sorprendida y pidió la nómina de las cinco parroquias con el sermón bilingüe. Se las cité y los comisionados tomaron nota. Luego les informé que los periódicos y los prefectos italianos en varias audiencias se negaban a llamarnos croatas y reconocernos como tales, sino que nos denominaban "istriani", "carsi", etc., y generalmente nos apodaban con el nombre "alloglotti".

El presidente de la Comisión dejó seguidamente en libertad a los demás integrantes para formular preguntas si así lo deseaban. El delegado francés inquirió por qué habíamos incluido Buzet entre las parroquias croatas toda vez que, según los datos estadísticos de 1945, había allí 240 italianos y 170 croatas.

R. — A esa parroquia no pertenecen tan sólo las casas cercanas a la iglesia sino muchas otras aldeas que son croatas y totalizan más de 4.000 habitantes. Por lo tanto, el número de italianos no alcanza ni el 10% de la totalidad de los feligreses.

P. — ¿Podría usted nombrarnos algunas de esas aldeas?

R. — La nómina de todas ellas la encontrará en el libro que le entregaré mañana.

M. Mosley, delegado norteamericano, preguntó a su vez: ¿Cuándo fue fundada la asociación de San Mohor y qué clase de sociedad era?

R. — Es una Sociedad literaria y fue fundada en 1924. Antes imprimíamos libros aquí, en Pazin, donde teníamos nuestra imprenta. Pero los italianos de esta ciudad la destrozaron en 1919 y 1920. Rompieron las máquinas y desparramaron los carácteres de tipografía por la calle, donde durante un mes podía recogerlos quien quisiera menos nosotros. Más adelante fundamos la Sociedad de San Mohor como una cofradía religiosa con la aprobación eclesiástica, ya que las autoridades civiles no nos permitieron fundar asociaciones de otra índole.

P. — ¿Les autorizaban imprimir libros?

R. — A fin de conseguir más fácilmente el permiso, trasladamos la imprenta a Trieste. Allí, superando grandes obstáculos, pudimos publicar varios libros. Pero impusieron la censura de éstos después de ser impresos, y sin la aprobación previa no podíamos salir de la imprenta. Por varios meses hubimos de esperar la aprobación indispensable. De ese modo nos retenían los calendarios hasta que transcurriera el tiempo propicio para su venta. Un libro de cuentos fue secuestrado por contener los nombres de los autores croatas. Una vez aprobado el libro en Trieste, los carabineros en Istria obstaculizaban su distribución. El rev. L. Jurca, presente aquí, fue multado con 500 liras por distribuir libros a los socios.

P. — Ustedes tres estuvieron en una o en varias parroquias. Por lo tanto, ¿conocen la situación imperante en una jurisdicción más amplia?

R. — Servimos en varias parroquias.

El presidente preguntó. — Los representantes del clero, teniendo en cuenta el memorándum que acaban de entregarnos, ¿tienen algo que agregar?

R. — En la época de la lucha nacional bajo el Imperio austríaco, los políticos croatas confeccionaron la nómina de los italianos, radicados en Istria desde hace tiempo. Eran 24.000.

Que los italianos provienen generalmente de los eslavos lo prueban sus apellidos, cambiados por los fascistas.

El carácter croata de Istria lo comprueban también los nombres croatas de la totalidad de los campos, valles, montes, ríos, etc., usados igualmente por los italianos.

Los croatas y los eslovenos poseen en Istria su poesía popular, sus cuentos, trajes típicos, costumbres peculiares, etc., lo que no tienen los italianos de aquella región.

Nuestro pueblo padeció tanto bajo el dominio italiano que preferiría morir a volver a depender de Italia y creo que todos los considerarían como su mayor desgracia.

Sostenemos que el Adriático es la frontera natural entre Italia y Croacia. Istria se halla ubicada en la orilla oriental del Adriático. Donde termina el Adriático y desemboca el río Soča (Isonzo), allí está desde tiempos remotos el linde étnico entre los eslavos y los italianos cohabitando en el territorio ininterrumpido.

Istria constituye, también, una unidad geográfica y económica e inseparable de Croacia.

(Traducido de Bakarska Zvona — Las Campanas de Bakar, N° 7, octubre-noviembre de 1968, Bakar, Croacia).