DOMINIK MANDIĆ - LA PERSONALIDAD Y SU OBRA CULTURAL

DUŠAN ŽANKO

"El presente a la luz de un pasado sano y científico".

Dr. CARLOS BALIC

Tres Fases Creativas

NO ES FÁCIL abarcar los impulsos creativos del Dr. Dominik Mandić (que acaba de cumplir 80 años) y que desde el primer decenio de este siglo hasta hoy no ha dejado de sorprender tanto a la Orden franciscana, a la que pertenece, como a los círculos intelectuales croatas y a las instituciones científicas y académicas internacionales.

Entre los rasgos más distintivos de esta excepcional personalidad sobresalen dos: el del humilde franciscano con su honda vocación espiritual y el del historiador en el sentido intelectual-humanista.

En efecto, Mandić es el franciscano integral e historiador nato, más bien historiador franciscano (investigador de las fuentes iniciales de su Orden y el historiador más competente de su Orden en Croacia, sobre todo en lo que respecta a Bosnia y Herzegovina); e historiador nacional (vale decir, un recto y humilde investigador y paladín de la verdad histórica concerniente a esas dos regiones (comarcas) donde esa verdad, a lo largo de los siglos, viene siendo deformada y tergiversada). Varios biógrafos de Mandić destacan su carácter y la mentalidad similares a aquellos de su provincia natal, Herzegovina[1].

La múltiple actividad del Dr. Mandić en el ámbito literario, cultural, social, pedagógico, religioso, artístico, administrativo-económico, político y rigurosamente científico puede dividirse, conforme a los distintos períodos de su vida, en tres fases: la herzegoviana, la romana y la americana. Trataremos de seguir su trayectoria en la medida de lo posible, teniendo en cuenta el tiempo transcurrido y la distancia que nos separa. Mostar, Roma y Chicago serán los tres hitos característicos de su fructífera vida y de su gran obra.

Mostar

La primera fase de su existencia transcurrida en Herzegovina, la más larga (hasta 50 años cumplidos) resulta muy inquieta en la manifestación de distintas tendencias y propensiones, rebosante de bríos juveniles y de talentos recibidos, ajustada a las necesidades espirituales y culturales de su provincia, que eran muchas; fase ésta dedicada con fervor y abnegación a los acuciantes problemas económico-culturales de su comarca. Aquí cabe mencionar las Escuelas campesinas croatas, la Asociación de los plantadores de tabaco, la fundación del semanario Narodna Sloga (La concordia nacional); había que concebir el primer programa del Partido Popular Croata, fundar la Imprenta de Mostar (que incluso dirigirá durante varios años); hubo que edificar el colegio para los alumnos externos que estudiaban en el liceo clásico de Siroki Brijeg[2].

Paralelamente con múltiples acciones de carácter cultural y social, sobresale un momento político en la vida del Dr. Mandić[3].

Mientras puede parecernos que Mandić estaba todavía en busca del campo propicio para su excepcional fuerza creativa, asoman ya los primeros signos de un auténtico historiador que poco a poco irán restringiendo sus presentes actividades y los recluirán en la biblioteca.

Doctorado en Friburgo, Suiza, 1921, en estudios teológicos, grupo historia, ya en 1923 publicó en Mostar su primer trabajo científico, seguido por otros[4], relacionados con las primeras fuentes de la Orden franciscana.

En el período 1932-1939, mejor dicho, en la segunda parte de su fase de Mostar, Mandić escribe mucho sobre la historia de los franciscanos de Bosnia y Herzegovina y sobre la de la Iglesia en general. Por fin, había encontrado su verdadera vocación como historiador humanista. Se retira a Siroki Brijeg como director del liceo franciscano (1934-1939) y allí, en su modesta celda, empieza a clasificar el material documental, publicando cada año dos o tres obras como aportes a la historia de los templos, conventos, escuelas, diócesis (especialmente la de Duvno, del siglo XIV al XVIII), franciscanos, como asimismo numerosas biografías de los franciscanos meritorios[5].

En 1939 fue elegido en Asís, durante el Congreso de los generales franciscanos, como asesor general (definitor) de la Orden en Roma, teniendo que dejar su fructífera labor y numerosas acciones empezadas en su querida provincia.

Roma

Aquí se inicia la fase romana de este dinámico, inteligente y popular franciscano de Herzegovina. Seguramente en su fuero interno se libraba una lucha dramática, ya que, aparte de las razones sentimentales y humanas, un consumado historiador debe dejar documentos e investigaciones, dedicándose a otras actividades (1939-1952). El espíritu universalista franciscano se impone temporariamente a sus anhelos patrióticos y científicos. Tuvo que renunciar a su vocación de investigador histórico y volcar todas sus energías a otro campo de acción, al servicio humilde y obediente de su Orden. El mismo Mandić nos dará testimonio de esa lucha interna:

"Cuando el día de Pentecostés de 1939 elegido en la reunión general de les provinciales generales, en Asís, representante de las provincias eslavas en el Gobierno Supremo de la Orden franciscana, representaba para mí un gran sacrificio salir de Herzegovina e interrumpir mi trabajo anterior, religioso, cultural y social. Llegado a Roma a fines de junio de ese mismo año traté de que el general Leonardo M. Bello aceptara mi renuncia y me permitiese reanudar mis actividades en Herzegovina. No quiso ni hablar de ello, asegurándome que en Roma iba a ser más útil a la Iglesia, a la Orden franciscana y a la nación croata. Me resigné y acepté la elección del cabildo general y la decisión del sucesor de San Francisco como manifestación de la voluntad divina. A principios de julio el Consejo superior me confió la gerencia de los asuntos de la curia general y de la Orden".

Esta brusca transición podría ser fatal para otro, mas para el espíritu fuerte e "incansable" de Mandić la fase romana significó trasladar todas sus energías y fuerzas morales e intelectuales a un campo distinto, a la esfera económica, organizativa, artística, humanitaria y caritativa.

Su primera tarea será de orden económico: es designado ecónomo general de la orden, ministro de finanzas de una de las mayores familias religiosas del mundo con una tradición de 800 años. Su programa es el siguiente: 1) Construir la nueva sede central de la Orden (curia general); 2) encontrar el espacio para ampliar la Universidad Antoniana y concentrar las instituciones científicas en Via Merulana en Roma; 3) organizar para dicha Universidad una sólida casa editora, como apoyo del trabajo y estudio de todas las instituciones centrales franciscanas y del apostolado de la prensa. Y como si eso no bastara, construir un aula magna y la biblioteca para el Ateneo de San Antonio, y luego, comprar y organizar la imprenta de la Orden franciscana.

Igual que en Mostar, aquí se revela su gran talento de fundador, de organizador, de iniciador y sobre todo de investigador.

No debemos olvidar que estamos en plena segunda guerra mundial y que en esas circunstancias se amilanaría el espíritu más fuerte. Mandić, empero, nada teme y supera todos los obstáculos en la realización de sus planes. Primero edifica la nueva curia en Gelsomino, cerca del Vaticano, edificio de los más hermosos de Roma, compuesto por un templo, nueva joya artística en la Ciudad Eterna que cuenta con más de 300 iglesias, y todo eso en la época en que, debido a la guerra, cesó casi toda la construcción. Dicen que encontró la caja casi vacía para mantener sólo por un mes el Colegio de San Antonio, que integraba también la Universidad y la misma curia.

Tras dos años de estudio de planos y la adquisición de materiales se inició el 31 de mayo de 1942 la edificación que terminaría el 29 de octubre de 1947; la piedra angular de dicha iglesia fue colocada en 1945 y se ejecutaron en cinco años todos los trabajos, incluso los artísticos.

Vale la pena oír lo que sobre el particular dice Mandić, quien reunió en torno suyo cual un mecena renacentista, a toda una legión de artistas plásticos. "Los planos de la iglesia los confié al refinado Giovanni Muzio, entonces, sin duda alguna, el arquitecto italiano de mayor relieve en la construcción de los templos. En cuanto a los trabajos artísticos, además del genial Ivan Meštrović y del escultor Manzo de Milán, recurrí a varios artistas plásticos, jóvenes y talentosos... En esa decoración colaboraron 27 artistas, entre ellos 2 croatas, un esloveno, un húngaro y 22 italianos ... Las líneas generales de la decoración del templo las esbocé personalmente. Controlé cada trabajo en los talleres respectivos y durante su colocación y ejecución en la iglesia. Di consejos, hice observaciones y crítica. Ninguna obra artística, salvo el San Francisco, de Ivan Meštrović, quedo terminada sin previas modificaciones y perfeccionamientos.. . El ornamento principal, repetido con distintas variantes, que enmarca y une todas las tareas (labores) artísticas y confiere al conjunto un aspecto peculiar es el troplet croata... En la fachada de la iglesia donde un gran mosaico de la Madre de Dios Mediadora, de Filocamo, que lleva la blusa nacional croata de Šestine y, bajo su pies, se halla el tapiz con motivos de los trajes nacionales de Rama, Duvno y Vrlika... En medio de la cúpula se destaca un tierno mosaico con la efigie de la Virgen y, sobre su cabeza, la corona del rey Zvonimir con el collar de tres vueltas de perlas en rojo, blanco y azul..." [6].

Durante doce años pasados en Roma, no publicó Mandić nada. Su musa, Clío, quedó silenciada ante el ecónomo ocupadísimo y el mecenas, constructor e inspirador de grandes obras arquitectónicas y artísticas. Había que verlo trepado en altas escaleras bajo la cúpula, dirigir, controlar y modificar detalles de los escultores y maestros e, incluso, de Meštrović[7]. Hubo que acompañarlo por los talleres donde examinaba cartones y esbozos y gozaba en la realización de la belleza artística, participando en cada detalle como el inspirador inspirado. Un día me mostró una serie de cartones que había descartado a causa de unas pocas líneas discordantes con su idea.

"¿Y los artistas no protestan ante tanta verificación?" —le pregunté—. "No, antes bien están contentos cuando se halla a su lado alguien con una visión segura de una idea" —me contestó sonriendo—; y en ese momento estaba convencido de que los artistas sentían la gran autoridad y el talento original de Mandić, quien durante la edificación y la ejecución de mosaicos, estatuas, relieves y motivos ornamentales fue un dirigente seguro y firme. Lo reconocen incluso Meštrović y Kljaković. "El profesor Nagni —escribe Mandić, creador del grupo escultórico de gran belleza en el altar de la Madre de Dios Mediadora, modificó 14 veces sus primeros planos antes de recibir la orden de ejecutar la obra. Con mi proceder e influencia los artistas perdían algo de su originalidad y espontaneidad, mas el conjunto arquitectónico-escultórico ganó en unidad, y los artistas tuvieron que esforzarse y perfeccionar sus obras".

¡Quién podría olvidar nuestro encuentro en Roma en 1945, después de Mostar en 1924! Ambos estábamos agobiados por el recuerdo de Široki Brijeg, ahora quemado y abandonado, él como su director y yo como alumno. Ese hecho facilitó nuestra mutua comprensión y confianza. El padre Dominik era un dignatario romano y yo un perdido y mísero refugiado, representante del campo de concentración en Fermo, donde había más de dos mil personas, inclusive mujeres y niños, faltos de todo.

Aquí me acuerdo de que, en una oportunidad, el párroco de San Marcos, en Zagreb, Svetozar Rittig, me confió que en un momento de crisis religiosa, Meštrovic le habla manifestado que pensaba seriamente ingresar en la Orden franciscana.

En ese momento, Mandić acude en ayuda de tantos necesitados, abre el tesoro de su Orden, tesoro acumulado por él, y así se visten los desarrapados, comen los hambrientos y se atienden los enfermos. Formó también hospitales provisorios y escuelas en el campo de concentración de Fermo, y en Grottaferrata instaló un grupo de chicas estudiantes croatas. Ayuda donde puede, alienta y estimula los espíritus, interviene ante las autoridades eclesiásticas, civiles y militares anglo-norteamericanas. Salva a muchos, abonándoles los gastos de viaje a los países de ultramar.

Cuando un día, sin previo aviso, apareció en el campamento de Fermo hizo sombra al cardenal Rufini, de Palermo, que ese mismo día había visitado a los refugiados croatas junto con el arzobispo de Fermo. Dominik Mandić, vigoroso y erguido, en presencia del comandante inglés y de los prelados italianos, parecía Moisés al frente de su pueblo.

Esta es sólo una parte de la acción organizativa y caritativa de Mandić durante esos años. Trasladada a Roma la congregación de las hermanas de San Francisco de Maribor; instala las Hermanas de San Vicente de Paul en Roma; funda el noviciado para las monjas; y en Grottamare, en el Adriático, fundó la escuela y el convento para los seminaristas.

Además, son numerosos los monasterios e iglesias, los colegios e instituciones benéficas en Roma y en toda Italia que Mandić reformó, renovó y mejoró[8].

La fase romana también termina. Mandić cumplió con la misión encomendada mejor de lo que se esperaba. Su obra realizada en Roma ha quedado terminada y es imborrable. "Los artistas e ingenieros romanos, en los círculos íntimos, lo denominan «la curia del padre Mandić»", conforme lo acota Basilio Pandžić en su magistral descripción de "La nueva iglesia de la curia general franciscana en Roma".

El nuevo curso que toma la vida de los refugiados croatas influye también en Mandić que hará la rendición De re economica Curiae Generalis ab anno 1939-1951 en Acta Capituli generalis O.F.M. Assisi A.D. 1951. Hay que despedirse de Roma, alejarse aún más de su Croacia y marchar al Nuevo Mundo, donde, en Norteamérica, se instaló un importante núcleo de la familia franciscana de Herzegovina.

Chicago

En contacto con sus hermanos de Herzegovina. Mandić volverá a los problemas de Croacia en general, y de Herzegovina, en particular.

Será guardián por tres años, llenará Hrvatski Kalendar (El calendario croata) con sus artículos sobre la ilustración popular, realizada por los franciscanos, sobre el beato Nicolás Tavelić, sobre los sacerdotes croatas asesinados en el período 1941-1945, y encontrará tiempo para redactar Molitvenik za Hrvatski narod u Americi (Libro de oraciones para la colectividad croata en Norteamérica). Además, funda la serie Hrvatske knjige (Libro croata) titulada Croatia que dirige entre 1954-1955 y asimismo, como el ciclo Croatia, American series, V. I - II, 1954-1955.

Lo más importante, empero, es que ahora su musa, Clío, ocupará el primer lugar en su actividad creativa. Mandić se retira a su biblioteca y se aboca totalmente al estudio de la historia. Ese año será memorable para la historiografía croata, pues tras 30 años, ya cumplidos 66, Mandić se dedicará plenamente a su vocación verdadera. Este sacerdote de excepcional vigor apenas empieza ahora su obra maestra publicando una larga serie de trabajos histórico-científicos que revelan gran erudición y profundo sentido de responsabilidad para rectificar numerosas opiniones y teorías de los historiadores croatas y servios[9].

Rački y Sišić, los dos historiadores más destacados en la historiografía croata, serán sus adversarios principales, de modo que sus rectificaciones revisten doble sentido: el fin de una discusión que se remonta a los tiempos de F. Rački, o sea, desde hace 100 años, y el comienzo de una nueva era en la investigación del alto medioevo croata y de la historia de Bosnia y Herzegovina. Cuando en mi ensayo Bosnia y Herzegovina en la trilogía de Mandić manifesté mi sorpresa por la larga "espera" de Mandić como un auténtico investigador histórico y cuando me congratulé de que se hubiese refugiado en Chicago, prevaleciendo al fin "su verdadera vocación", recibí una carta suya que me permito transcribir aquí, pues nos explica esa larga "espera" y el fenómeno de su "vocación". Por otra parte, este valioso documento, al indicar el método y las condiciones de su trabajo, nos explica su tercera fase creativa, la norteamericana.

"Le extraña que haya podido ocuparme durante largos años de otros asuntos, pese a mi vocación de historiador. Ha de tener presente que ni la Universidad de Zagreb ni la Academia de Ciencias y Artes me dieron ningún cargo ni facilitaron que me dedicara exclusivamente al estudio histórico. Soy hijo de campesinos. Para mi educación mis padres pudieron comprarme únicamente los libros y el primer hábito. Lo demás corría a cargo, tanto durante mis estudios secundarios como universitarios, de la provincia franciscana de Herzegovina. Entonces escaseaba el personal y tuve que cumplir las tareas que mis superiores me confiaron. Paralelamente con mis deberes oficiales siempre me ocupé de la investigación histórica, que no pudo ser intensiva ni actual, pues me enseñaron en la universidad que no podía escribirse sobre ciertos problemas, y sobre todo sobre los problemas discutibles hasta que uno no reuniera suficientes documentos y material probatorio, lo que no pude hacer en Mostar cuya biblioteca franciscana es bastante pobre. Siempre confiaba en que el Señor me daría tiempo y oportunidad para dedicarme exclusivamente a la investigación histórica con el propósito de refutar todos los errores sobre la historia de Croacia, particularmente los concernientes a la de Bosnia y Herzegovina y de escribir una historia sistemática de esas dos provincias y de Croacia en general. Eso me lo dio Dios con su especial Providencia al llegar aquí y desde hace 12 años trabajo exclusivamente en la investigación histórica de Croacia. Ahora, tras haber reunido todos los documentos hasta ahora publicados referente a esa historia, y especialmente a la de Bosnia y Herzegovina, después de hallar nuevas fuentes documentales, no me resulta difícil escribir trabajos históricos y entablar polémicas acerca de las posiciones incorrectas de ciertos historiadores croatas y otros" (Chicago, 14-12-1967).

No hacemos ningún comentario sobre la carta reproducida, puesto que nos explica claramente el secreto y las peripecias de Mandić en sus tres fases creativas: la de Mostar, la romana, la de Chicago.

II — La Obra científica

La obra científica del doctor Mandić abarca, dos campos definidos: la historia de la Orden franciscana y la croata. En la primera fase, la de Mostar, Mandić publica sus investigaciones sobre los primeros documentos, estatutos y reglamentos de la Orden franciscana y en la tercera fase, la norteamericana, publicará trabajos sobre la fundación de la Provincia croata y sobre los primeros conventos franciscanos en Croacia, y luego sobre la constitución del primer vicariato franciscano bosníaco, completando la historia de la Orden franciscana en Bosnia. Durante toda su vida recogió documentos y materiales relativos a las iglesias, escuelas, parroquias, diócesis, especialmente en Bosnia y Herzegovina y publicó sus hallazgos en trabajos mayores y menores.

Especial atención dedicó Mandić a los documentos sobre el martirio del beato Nicolás Tavelić y a los franciscanos de todas las naciones en relación con los bogomili (paterenos) en Bosnia.

En el ámbito de la historia croata hasta fines del siglo XI y de la Bosnia y Herzegovina desde el comienzo de la migración de los croatas hasta hoy, los estudios de Mandić constituyen rectificaciones sensacionales que ningún historiador serio podrá dejar de lado. Desde que empezó a publicar sus trabajos en 1955 hasta hoy, Mandić nos asombra tanto por su edad cuanto por el número de estudios escritos y sobre todo por las nuevas tesis, mejor dicho, las cuestiones que no fueron aclaradas o fueron tratadas erróneamente.

Trataremos de resumir sus trabajos en forma de reseña bibliográfica, siguiendo este plan :

A. Rectificación de la historia croata

1.- Dalmacia, un clásico territorio romano o la Dalmacia romana y croata como parte integrante de Occidente. 2.- Se encontró la llave perdida de las primeras fuentes históricas croatas. 3.- Regnum Dalmatiae et Croatiae (siglo VII-XI), a) la llegada de los croatas y el primer territorio croata; b) la cristianización de los croatas; c) la asamblea croata en el campo de Duvno en 753; d) la Croacia Rubra; g) Dubrovnik.

B. Los franciscanos

1) En las fuentes; 2) La fundación de la provincia franciscana de Croacia; 3) La formación del vicariato franciscano en Bosnia; 4) El beato Nicalás Tavelić, mártir franciscano.

C. Bosnia y Herzegovina

1) Los croatas en Bosnia y Herzegovina (siglo VII-XX): a) los católicos; b) los patarenos; c) los musulmanes.

2) Los servios en Bosnia y Herzegovina.

A. Rectificaciones de la historia croata

Quienes están algo interiorizados en el desarrollo de la historiografia croata desde Kukuljević y Rački hasta Sakač, desde Klaić y luego Sišić, Barada, Guberina, Katić, Karaman, Truhelka y G. Novak, hasta hoy, comprenderán la importancia y el alcance de un historiador de fuste y envergadura en Mandić. Todo ese desarrollo a lo largo de un siglo no es otra cosa que una serie de continuas correcciones, revisiones y progresos lentos. Sisic rectificó a Klaić, Barada a Sisic, Mandić rectifica a Barada, pero no sólo a Barada sino a Sišić y Klaić, a Rački y Novaković, Perojević y a Ćorović. Por fin, tras tantos esfuerzos y tantas vidas dedicadas a la historia, estamos en presencia de una revisión y visión definitivas de la historia croata (D. Zanko, "Bosnia y Herzegovina en la trilogía de Mandić", Hrvatska Revija, N° 12(1-2), 1962, pág. 75).

Esta afirmación se imponía cuando leía el primer tomo de esa magna trilogía (1960) que trataba sobre la "Pertenencia estatal y religiosa de la Bosnia y Herzegovina medievales". La historiografía croata necesitaba urgentemente una honda rectificación después de tantas contradicciones, conclusiones ilógicas, documentos mal interpretados, ambigüedades, lagunas y, lo que es peor, de insinuaciones sospechosas provenientes de las fuentes políticas anticroatas y del mito yugoeslavo.

Compartimos la opinión del medievalista francés Marc Bloch "de que el conocimiento de la historia es algo en constante progreso, transformándose y perfeccionándose", pero todos los intentos anteriores de exponer la historia durante la dinastía nacional croata, desde Rački hasta Barada, nos parecen demasiado lábiles, inconstantes, siempre amenazados por nuevos puntos de vista, acompañados por hipótesis numerosas y cambiantes y por nuevas falsificaciones. Incluso como un ídolo de la erudición se declara al historiador que publica una nueva falsificación de algún documento de la dinastía croata. Hasta los autores de primera fila (como Sisic, Barada) cambian sus afirmaciones anteriores sobre la base de nuevos conocimientos y aportes por parte de la arqueología, filología y otras disciplinas subsidiarias. No debemos extrañarnos, pues un proceso similar rige también en la historiografía de todos los pueblos civilizados.

Por otra parte, cada pueblo tiene momentos históricos discutibles y determinados mitos, respaldados más por ciertas ideologías y nacionalismos que por la ciencia. Así, por ejemplo, los franceses todavía hoy siguen discutiendo acerbamente sobre las fuentes galas o romanas de su carácter nacional sin que mencionemos a Napoleón, objeto de comentarios más contradictorios precisamente en este año. Los españoles todavía no pusieron término a la polémica en torno a la tesis de Américo Castro, que sostiene que es un craso error considerar españoles a los aborígenes de la península ibérica y declarar a Séneca, Trajano y Teodosio como españoles; en otros términos, no están de acuerdo sobre los orígenes de la forma española de vida. ¿Quién no se acuerda en Croacia del mito entretejido en torno a Gregorio de Nin, a la muerte del rey Zvonimir, a los conflictos trágicos entre la latinidad y la croaticidad en los primeros siglos de la vida estatal croata, mitos sostenidos y alimentados por una mentalidad típicamente antilatina, que juzgaba los siglos XI y XII desde el punto de vista del romanticismo eslavo del siglo XIX, omitiendo mencionar a Bosnia y Herzegovina? [10].

Teniendo todo eso en cuenta, la aparición del Dr. Mandić en el campo de la historiografía croata equivale a una salida del túnel oscuro, a una superación fenomenal de todos los puntos flojos justificados y de los "presupuestos" injustificados. En otros términos, la erudición no se opone a los objetivos esenciales de la actividad histórica. Mandić sitúa hechos y eventos en un curso lógico del acontecer histórico, aporta argumentos externos e internos. Crea una obra sumamente útil para comprender mejor el presente y preparar el futuro, interesándonos por la verdad de nuestro pasado. Libre de los programas oficiales y de las directivas administrativas, el autor medita en plena libertad y en la soledad franciscana sobre la historia de su pueblo, utilizando los métodos más rigurosos de la indagación histórica, conociendo los detalles más mínimos y responde a los interrogantes planteados respecto a los primeros siglos de la historia croata, del VII al XI, pues, como expresa Henri-Irénée Marrou: "La historia es la respuesta a la pregunta formulada, derivada de lo más hondo del alma del investigador". ¿Y qué es lo más hondo en el alma de Mandić, historiador nato? El mismo nos lo dirá: "Establecer la auténtica verdad histórica, de nuestro pasado y rectificar tantos asertos incorrectos como encontré, especialmente en obras escritas en otros idiomas" [11].

En otro lugar nos dirá con precisión y franqueza lo que más le preocupaba y que merecia una respuesta adecuada, a saber: "establecer la verdad histórica. Lucić, con sus obras científicas, era útil a la causa croata, ya que, a través de sus obras críticas, el Occidente conoció la antigua y gloriosa historia de aquel pueblo. Pero, sin querer, hizo daño a Croacia por cuanto los autores occidentales, siguiéndolo, no considerarán como tierras croatas a Bosnia, Zahumlje, Duklja medieval y la República de Dubrovnik, ni tratarán la historia de esas regiones como parte integrante de la historia general croata[12]. El doctor Francisco Rački, para atraer a los servios a la idea yugoeslava, servios que se arrogaban a Bosnia y a todas las provincias meridionales, Rački como uno de los principales abanderados de la idea yugoeslava, adoptó la tesis de Lucić y dejó a los servios todas las comarcas que les había regalado Constantino Porfirogéneto en el siglo X. En numerosos y valiosos trabajos Rački se ocupa sólo de la historia de los croatas entre Cetina y Rascia, vale decir de la ex Croacia Blanca. Lo que se halla al sur del Cetina y del Neretva y al este del Vrbas, lo omite Rački por no considerarlo territorio nacional croata. Desde entonces hasta hoy la problemática de la historia croata está a la sombra de F. Rački, el más destacado historiador.

Incluso Ferdo Sišić, reconocido científico y profesor titular de historia croata en la Universidad de Zagreb, no se aleja de las tesis de Lucić y Rački... Se comprende que esa posición vino bien a los historiadores servios quienes, sin objeciones serias, extendieron los límites del territorio histórico nacional servio desde el río Cetina en Dalmacia, hasta Livno en la Bosnia occidental (véase Vl. Ćorović: Historia de Bosnia, Belgrado, 1940).

"Este abandono de Bosnia y de las regiones meridionales por parte de los mejores historiadores croatas nos estimuló estudiar a fondo el problema nacional de dichas comarcas de acuerdo a las normas de la crítica histórica actual... Hemos hallado el testimonio claro e inequívoco de los documentos que, con la autoridad de numerosas y verídicas fuentes, atestiguan que los croatas, al llegar al Adriático, poblaron todas las regiones entre Istria y Albania y entre el Adriático y el río Drava al norte y el río Drina al este"[13].

El problema es serio. Según vemos, trátase del eje principal de la historiografía croata: Lucić-Rački-Sisic que, debido a la deficiente perspectiva de Lucić, motivada por las circunstancias políticas del siglo XVII y aprovechada con abuso por la línea yugoeslava Rački-Sisic, se trocará en una desviación que todavía hoy es sostenida oficialmente en la cátedra de historia en Zagreb[14].

El doctor Mandić era consciente desde el primer momento de esa magna empresa que, sobre la base de detalles, dará una obra integral de rectificación. Pero como se trataba del eje principal, desde el siglo XVII al XX, había que abarcar todos los documentos y fuentes, formar una unidad continua y explicar la lógica del acontecer histórico, pues "la historia tiene su modo —dice Vialetaux— en el sentido de querer revelar el orden de dependencia, la génesis y el significado de los acontecimientos que narra". La lógica de la historia medieval croata de Mandić, igual que "la cuestión nacional", por ser "fundamental" en la historia de Bosnia y Herzegovina "y en la realidad actual", esa lógica, por sí misma, condiciona su valor.

Aparte de ella, encontramos en Mandić una dimensión humanista que con afinidad misteriosa sitúa al objeto y sujeto históricos en idéntico marco racial, lingüístico, religioso, cultural, político y emocional. Mandić comprende el bajo Medioevo croata, pues siendo franciscano y uno de los principales investigadores de las fuentes de la Orden franciscana, posee la mentalidad y la visión religiosa del mundo occidental. Esta visión, esta experiencia personal, tal razonamiento del carácter existencial, mejor dicho insistencial, que Xénopol definiría "d'inférence historique", ayuda al autor cuando describe e investiga las condiciones de la vida estatal y religiosa, tan interdependientes en aquella época, para escribir con objetividad y sin "presupuestos" [15].

1. — Dalmacia —un territorio romano clásico o la Dalmacia romana y croata integrada al Occidente

"F. Sisic trató de corroborar la tesis de Diehl sosteniendo que desde el año 732 al 925 Dalmacia estaba subordinada en el orden eclesiástico al patriarcado de Bizancio y, por consiguiente, en el orden estatal, dependía de aquél y de su prefectura más próxima, el Ilírico oriental. Pero esa tesis es errónea" [16].

"A Sisic se adhirió Barada quien sostenía que la (archi) diócesis spalatense, desde su fundación alrededor de 760/70 y hasta 923, estaba subordinada al patriarcado de Constantinopla. Idéntica tesis infundada sustenta también N. Klaić" [17].

Mandić probó repetidas veces que el patriarcado de Bizancio hasta el Cisma nunca abarcaba ni reclamaba territorios al oeste del río Drina y Budva, pues esas regiones desde tiempos remotos pertenecían a la Prefectura Itálica y al Imperio romano del oeste, de modo que Bizancio estimaba que dichas comarcas pertenecían a la jurisdicción del patriarcado de Roma. La primera vez se ocupó de ese problema en el primer tomo de su trilogía Bosnia y Herzegovina (pág. 365-373) aclarando en forma irrebatible que en esas regiones se usaba la liturgia romana desde los tiempos romanos y que sus obispos siempre dependían del patriarcado romano. Incluso el Estado de Bosnia y los "cristianos bosníacos" (patarenos) celebraban sus fiestas según la liturgia romana (pág. 361-458). Por segunda vez, tres años más tarde, en su extenso estudio Dalmacia en el exarcato de Ravena desde mediados del siglo VI hasta mediado del siglo VIII [18] donde descartó las tesis de Diehl, L. M. Hartmann y Sisic acerca de la subordinación de Dalmacia al Ilírico Oriental y a Bizancio.

Desde que el emperador Diocleciano hizo la división definitiva del Ilírico ("Provincia Dalmatia" de Rascia al río Drina; "provincia Praevalitana, Praevalis" del río Drina al río Ibar y la montaña de Šar) estas formaciones del Ilírico occidental (incluyendo a Dalmacia) bajo la prefectura de Italia, y del Ilírico Oriental (incluyendo también Praevalis) bajo la prefectura Oriental —a través de distintas disposiciones de Constantino el Grande y Graciano, hasta la decisión definitiva de Teodosio el Grande—, la frontera entre Dalmacia y Praevalis sobre el río Drina se convertirá en el límite divisorio entre Oriente y Occidente, entre el mundo cultural occidental y oriental hasta la invasión otomana en el siglo XV [19].

Cuando Justiniano I (555), al desarticular el reino de los godos obtuvo el Ilírico Occidental e Italia, estableció en Ravena la Prefectura de Italia, luego denominada exarcado. ¿Qué pasó entonces con Dalmacia? ¿Quedó integrada a la Prefectura de Italia o fue anexada a la Prefectura del Ilírico Oriental? Aunque no hay ningún documento válido en favor de una u otra tesis, Charles Diehl, sin embargo, excluyó a Dalmacia del exarcado de Ravena y L. M. Hartmann trató de probar que Dalmacia pertenecía al Ilírico Oriental (555-751), tesis compartida por Sisic. Mandić, empero, halló varias pruebas y documentos indirectos que permitían colegir que Dalmacia perteneció a la Prefectura de Italia en Ravena y era su parte integrante. Esos argumentos (Mandić enumera 8) serían: el carácter de la administración eclesiástica y civil desde Constantino hasta Justiniano, que hace coincidir los límites de las metropolías con los límites de las provincias estatales ; luego, la valiosa colección de cartas de Gregorio I, de las cuales 32 fueron dirigidas a los obispos dálmatas y a otras personas, sin que aludiera ni hiciera mención de que la metropolía dálmata en Salona estaría subordinada al vicariato papal de Salónica. Por el contrario, Gregorio I afirma expresamente que los patriarcas romanos confiaban desde los primeros tiempos la elección de los obispos salonitanos. Del conflicto de Gregorio I con el obispo salonitano Máximo, Mandić concluye en "forma segura e inequívoca" que Dalmacia, a la sazón, estaba subordinada al exarcado, vale decir, que ni en el orden eclesiástico ni en el civil pertenecía al Ilírico Oriental o Bizancio.

Además, Porfirogénito registró que el emperador Heraclio I (610-641) exigió a Roma el establecimiento de la jerarquía eclesiástica en Dalmacia y el envío de los misioneros que se ocuparían de evangelizar a los croatas. Tomás archidiácono anotó que el primer arzobispo de la restaurada metropolía salonitana en Split (Spalato) era Juan de Ravena. "Dalmacia es la provincia que pertenece a la jurisdicción eclesiástica de Italia" escribe Porfirogenito. Los dálmatas son elegidos papas (Juan IV) y arzobispo de Ravena.

Cuando León III Isaurio (717-741) chocó con los papas romanos, confiscó en el 723 todos los bienes de la iglesia romana en la prefectura ilírica. Mandić subraya que estudiando a fondo todos los documentos[20] en ninguno se hace mención de que Dalmacia fuese arrebatada de la jurisdicción del papa. En cambio, todas las fuentes y documentos se limitan a la ingerencia del emperador en los países al este del río Drina y Budva.

Por otra parte, el patriarcado bizantino hasta el cisma definitivo de 1054 nunca ejerció el poder judicial en el territorio de la ex provincia romana de Dalmacia, por lo tanto en el territorio íntegro de la actual Bosnia y Herzegovina. Tampoco aspiraba a anexar esas regiones por cuanto pertenecían en forma indiscutible al patriarcado romano que desde los principios del cristianismo hasta el cisma ejercía exclusivamente el poder judicial eclesiástico.

Hemos insistido en esa primera y significativa rectificación de Mandić que ubica la línea demarcatoria y divisoria ya en los primeros conflictos civiles y eclesiásticos romanos entre Oriente y Occidente en el río Drina y Budva. La historiografía oficial resolvió esos problemas en forma nebulosa e incorrecta impidiendo que en el presente se pudiera comprender la "oposición interna europea entre los hombres del occidente europeo y los hombres del oriente europeo" (F. Heer). Esta oposición no puede entenderse debidamente si no se tiene en cuenta que los pueblos danubianos y balcánicos durante muchos siglos fueron el blanco de las luchas por el predominio espiritual, religioso y político entre el hemisferio latino y el bizantino. Aún más, según observa acertadamente el historiador austríaco Friedrich Heer, estamos en los umbrales de la formación de dos mentalidades, la griega y la latina: "Las Iglesias orientales y occidentales configuran cada una en sus espacios no sólo la religiosidad individual sino también la espiritualidad total, la cultura y la vida social. Cada una creó un hemisferio cerrado en el cual se vieron enfrentando los procesos específicos postcristianos, la secularización del cristianismo occidental y oriental" [21].

En los albores de la historia de los croatas percibe Mandić correctamente el trasfondo de todos nuestros problemas y lo esclarece en todas sus variantes y orientaciones. Cada pueblo posee su propia órbita cultural, en la que se hallan su fuente y su constitución, su tradición y continuidad, de modo que desconociendo los aspectos primordiales del pasado, nada se comprende. Por ello la rectificación mandichiana de in problema tan distante y delicado como lo era el de dos Ilíricos romanos. el oriental y el occidental, el problema de dos patriarcados, el oriental y el occidental, que estableció la línea divisoria secular Drina-Budva, no es en modo alguno una exhibición estéril de erudición, sino la base indispensable para captar el sentido histórico de dos esferas culturales, formadas a través de dos diferentes mentalidades medievales y la ubicación de los croatas en una de esas esferas[22].

2. Se encontró la llave perdida en torno a las primeras fuentes croatas

Sin duda alguna uno de los temas principales y fundamentales de Mandić será su rectificación en la gran discusión sobre la autenticidad, la fecha de origen y el nombre de las más antiguas crónicas. Recalcó el tema fundamental, ya que, gracias a esa rectificación, Mandić podrá aclarar y fundamentar muchos otros temas, a saber:

La llegada de los croatas al Adriático;

La asamblea croata en el campo de Duvno;

La Croacia Rubra y la Duklia medieval, y otros.

Hay dos crónicas que constituyen la primera fuente de la historia croata: una escrita en el dialecto chakavski, la llamada Crónica croata, otra escrita en latín y denominada la Crónica del sacerdote Duklianin (Ljetopis Popa Dukljanina).

Entre esas dos crónicas hay una relación interesante, es decir los primeros 23 capítulos de la Crónica. croata son traducidos textualmente al latín en la Crónica del sacerdote Duklianin. Además, la Crónica croata contiene 15 capítulos (pág. 24-28) que faltan en la otra, que, a su vez, cuenta con 34 capítulos nuevos, que no figuran en la Crónica croata.

Dada la evidente relación, se plantea el interrogante: ¿Cuál fue la primera, hubo un autor o varios, dónde cuándo y quién escribió una y quién la otra? [23].

F. Sisic trató de dilucidar esos problemas interesantes dos veces: la primera en su obra La historia croata (1925) y, tres años después, en la edición crítica de la Crónica del sacerdote Duklianin (en 1928, publicada por la Real Academia Servia en Belgrado). En ambos casos Sisic sostiene que Ljetopis es anterior a la Crónica, pero previamente había dicho que Ljetopis estaba redactada en latín y después en "idioma croata", siendo traducida por el mismo autor al latín. La Crónica sería una traducción de Ljetopis y se remonta "al siglo XIV cuando un autor desconocido, de los alrededores de Split, por cierto un sacerdote, tradujo del original latín únicamente la parte de Ljetopis que consideraba que contenía la historia de Croacia..."

Mandić contestará con seriedad y seguridad: "Las tesis de Sisic son infundadas y por lo tanto inaceptables".

Pero como Mandić suele asentar sus frías rectificaciones al comienzo de sus estudios y documentarlas luego en un prolijo y pormenorizado análisis, el lector se encontrará con 26 páginas eruditas en un lugar[24] y 21 en otro[25], en total 47 páginas de una exposición científica y lógica que dará la respuesta a todos los problemas en cuestión.

1. El presbítero de Dioklea (Lucić lo llama Presbyter Diocleas) no pudo ser "eslavo (servio) "sino un latino de Dalmacia o Dioclea, un sacerdote católico de Bar en Dioclea, ya que en ella no había servios hasta fines del siglo XII y porque el mismo presbítero anotó que desde mediados del siglo VII hasta sus tiempos, desde la Rijeka actual hasta Valona en Albania, vivían únicamente croatas y romanos (latinos). Por consiguiente, ese presbítero pudo ser también croata, pero Mandić prueba que era latino y que sabía el croata y por eso tradujo de ese idioma al latín el opúsculo sobre la historia croata.

2. La Crónica croata está escrita en el dialecto čakavski por un sacerdote partidario del idioma nacional en la liturgia.

3. La crónica del presbítero de Dioclea fue escrita entre 1149-1153. Mandić aporta pruebas irrefutables.

4. La Crónica croata es anterior a la del presbítero de Dioclea, lo que se confirma en el prólogo de esta última por decir su autor que "tradujo al latín el opúsculo sobre godos que en latín se llama Regnum Sclavorum". En la transcripción encontrada, la Crónica carece de ese prólogo. ¿Por qué? Por escribirlo el presbítero de Dioclea cuando traducía la obra Regnum Sclavorum, o sea, después de la obra conocida bajo el título de La crónica croata. Además, la Crónica omite en el IX capítulo el fragmento referente a las diócesis de Dioclea. ¿Por qué? Es obvio que en la época en que fue escrita, esas diócesis, según se infiere de las bulas sobre su fundación, no existían todavía. Además, si en opinión de Sisic, La Crónica croata es una versión posterior de la Crónica del presbítero de Dioclea, cabe preguntarse, ¿por qué fueron traducidos únicamente los primeros 23 capítulos y no todos?

5. El nombre original de La Crónica croata era, en opinión de Mandić, El Reino de los croatas. Los romanos lo llamaron Libellus Gothorum, pues irónicamente llaman godos a los croatas, pero el presbítero de Dioclea traduce al latín el verdadero título como Regnum Sclavorum, y seguramente debió de ser Regnum Croatorum, puesto que la vieja Crónica croata no conocía el nombre "eslavos" ni "servios" sino sólo "croatas". Hasta 23 veces menciona el nombre croata, el idioma y la tierra croata y nunca hace mención del nombre eslavo y deduce que los croatas provienen no de los eslavos sino de los godos. ¿Por qué entonces el presbítero de Dioclea escribe Regnum Sclavorum? Porque los habitantes de Italia y los romanos en Dalmacia y Dioclea llamaba a todos sus vecinos eslavos "Sclavi", de modo que aquel autor interpretó el título del cronista croata como Regnum Sclavorum.

6. ¿Dónde y cuándo fue escrito Regnum Croatorum? Seguramente en Dioclea, que para su autor es el centro del reino croata, ya que habla del primer rey y de los demás reyes, sin mencionar a los monarcas de la Croacia Blanca. Sería lógico que la obra fuera escrita en la Croacia Rubra, es decir en Dioclea. Más aún, en el capítulo IX se habla de la asamblea estatal y eclesiástica celebrada en Duvno, que dividió el Estado croata no sólo en dos partes políticas, la Croacia Blanca y la Rubra, sino también en dos jurisdicciones eclesiásticas: la arquidiócesis de Salona y la de Dioclea. El Reino croata desconoce la arquidiócesis de Bar (1089) y por la tanto, fue escrito antes de 1089.

Mandić insiste especialmente en las condiciones políticas que imperaban durante el reinado de Miguel, primer rey de la Croacia Meridional o Rubra (1074-1081), y en la situación que predominaba en Croacia sugiriendo que la Crónica croata fue escrita con vistas al interés político de Miguel y durante su reinado, hasta bajo su inspiración, pues a principios de siglo XI convencer a los croatas de que Dioclea presuntamente era un antiguo reino y el centro inicial del Estado croata entero, era un argumento que convenía únicamente a Miguel. Este reconocía la soberanía del rey croata común, Pedro Krešimir IV (alrededor de 1056-1073), pero después de su muerte parece que no quiso reconocer ni a Slavac ni a Zvonimir, y que incluso se independizó y ciñó la corona real en 1077.

Si se acepta esta hipótesis de Mandić sobre la tendencia oculta en la Crónica croata (o el Regnum Croatorum), entonces cabe concluir, además de otras pruebas, que se remonta al período entre 1074- y 1081.

7. Mandić considera que el valor principal de la crónica Regnum Croatorum consiste en haber conservado el recuerdo y dado un resumen exhaustivo de la obra administrativa más antigua croata llamada Methodos, que contenía leyes y disposiciones adoptadas en la célebre asamblea de Duvno y que todavía en el isglo XI regían en Dioclea. El mérito de Mandić consiste en haber esclarecido el secreto del Regnum Croatorum, pues "pese a la base incorrecta y otros puntos flojos, esta crónica posee gran valor histórico en razón de su antigüedad (la más antigua de todas las crónicas eslavas), por contener fragmentos y pasajes de documentos croatas todavía más viejos, que en los siglos posteriores se perdieron" y por haber encontrado la llave perdida de las primeras fuentes de la historia croata.

8. Lo más importante son las afirmaciones geopolíticas de las más antiguas crónicas croatas de que Dalmacia estaba dividida en la Dalmacia Superior e Inferior, que se identificaban con la Croacia Blanca y la Rubra. De las numerosas fuentes que consigna Mandić se sigue claramente que esa división de Dalmacia y su identificación con la Croacia Blanca y Rubra no fue inventada por las crónicas croatas, sino que fue una realidad, conocida y reconocida. Ese hecho contribuye a la veracidad y autenticidad de ambas crónicas y nos obliga a darles crédito cuando identifican la Dalmacia Superior con la Croacia Rubra y la Inferior con la Croacia Blanca[26].

3. Regnum Dalmatiae et Croatiae (siglo VII-XI)

a) La llegada de los croatas y su primer territorio

Hay poquísimas cuestiones en la historia croata que fueron tratadas y estudiadas por tantos autores como la de la venida de los croatas al Adriático. A ella añadían también la incógnita de su morada anterior y varias migraciones de multitudes anónimas eslavas así como de los servios, los problemas del nombre, del idioma, del tiempo y colonización del territorio. Y lo que es peor, chocaban entre sí puntos de vistas opuestos y contradictorios, confusos, fantasiosos y, en la mayoría de los casos, adaptados a la ideología yugoeslava. Se recurría exclusivamente a las interpretaciones del texto del emperador Porfirogéneo como si no hubiera otros documentos. Así, Ferdo Sisic, en el capítulo "Las teorías sobre la llegada de los croatas y los servios" de su célebre obra Historia Croata (1925), enumera una treintena de autores de tales teorías.

Primeramente, en vez de hablar en forma clara y diáfana de los croatas, se habla de los "eslavos" y se los presenta siempre en comunidad con los servios como si fueran gemelos. Y cuando se escribió sobre el territorio colonizado y los primeros signos de la vida estatal, entonces, juntamente con Dümmler, Rački y Jagić, se puso término a la discusión con dos tesis

—que los servios y los croatas, durante el siglo VII, como parte "de una enorme masa eslava... sin pensar en la fundación de Estados organizados" (Sisic), se perdieron en ese mar anónimo eslavo y pasaron "por el vacío histórico durante dos siglos, VII y VIII" (Sisic).

—que sólo en el siglo IX empezaron a formarse dos núcleos nacionales: el croata en Dalmacia, únicamente entre los ríos Cetina y Krka, y el servio en Rascia, núcleos que evolucionarán en dos estados: el de Croacia y el de Rascia.

Mandić despeja esta niebla y sobre la base de una investigación a fondo establece:

—que hubo dos migraciones de sureslavos: la primera desde fines del siglo IV hasta comienzos del VII, llegando primeramente los croatas, luego los servios y por último los búlgaros como pueblos organizados y no como tribus anónimas;

—que los croatas llegaron al Adriático con su nombre, con su ordenamiento social específico, con su gobernante y su ejército.

Mandić establece también que esta Llegada ocurrió en 626 basándose en un análisis pormenorizado "de la información más vieja sobre aquel evento, que se remonta al año 727", refiriéndose a la Chronica maiora del obispo sevillano San Isidoro (Cfr. Studia Croatica, Nro. 24-27, año 1966. pág. 64-69). En la segunda edición de su Crónica mayor San Isidoro de Sevilla anotó, en 727, que durante el año 16 del reinado de Heraclio, los eslavos se apoderaron de Grecia y por Grecia sobreentiende Dalmacia, según lo explica en su obra Etymologiae: "Grecia tiene siete provincias y la primera es Dalmacia..." Dichos eslavos eran los croatas que, según lo convenido, se apropiaron de las tierras conquistadas y, por consiguiente, arguye Mandić, "con razón anotó Isidoro de Sevilla que los eslavos croatas arrebataron a los romanos, es decir a los bizantinos, las provincias de Grecia".

En cuanto a las comarcas que poblaron los croatas al llegar al Adriático, Mandić confronta los datos suministrados por C. Porfirogéneto, el testimonio de Isidoro de Sevilla y Methodos de 753 y una desconocida crónica croata del siglo VIII o principios del siglo IX que utilizó el autor del opúsculo Regnum Croatorum. De lo que se sigue que los croatas ocuparon las provincias romanas de Panonia y Dalmacia, que entonces se extendían desde el Adriático hasta el río Drina, y el Ilírico bizantino, o sea, las tierras costeras desde Budva hasta la actual Valona en Albania (el tema de Drač)[27].

Si comparamos esta fundada opinión con la de Rački y Sisic que hablan de las tierras croatas sólo hasta Cetina y Vrbas, vemos que la rectificación documentada de Mandić constituye un valioso aporte a la historiografía croata.

b) La cristianización de los croatas

Desde Ivan Lucić (1666) hasta hoy se discute sobre el bautismo de los croatas, participando en dicha controversia casi todos los historiadores de envergadura. Lucić, partiendo de Porfirogénito, situó la fecha de ese bautismo a fines del siglo VII, y los demás, infuidos por Dümmler, Duchesne y Rački, opinaban e indicaban distintos años, pero todos estuvieron contestes en que los croatas fueron bautizados o a fines del siglo VIII o a principos del IX.

Gran innovación hará Esteban Sakač tratando de probar que los croatas fueron bautizados hacia el final del reinado de Heraclio I (610-641). Esa tesis será adoptada luego por Barada, pero Karaman, G. Novak y Nada Klaić, siguen la tesis de Bulić y Sisic, la llamada tesis franca.

Mandić, tuvo, pues, que habérselas con todos esos historiadores de renombre para dilucidar y descartar sus teorías y defender la suya sobre el bautismo de los croatas. Según Mandić ese hecho se consumó en tres etapas (según las distintas regiones): la primera en la Croacia Blanca, en 640, y se relaciona con Juan de Ravena, primer arzobispo de la metropolía de Split a la que el papa Juan IV transfirió los viejos derechos de la metropolía salonitana.

Primero tuvo que rebatir la tesis de Barada, según la cual los croatas llegaron al Adriático como cristianos, adeptos de Arrio. Aquí Barada adoptó con ligereza la opinión de Tomás Archidiácono quien confundió a los croatas con los godos; y como los godos eran arrianos, del nombre presuntamente godo de los croatas concluyó que ésos también eran arrianos. Mandić publicó todos los documentos anteriores a Tomás que com-prueban fehacientemente que los croatas llegaron como paganos (gentiles) (biografía de Juan IV en Liber pontificales, Porfirogéneto, Regnum Croatorum, La Crónica del presbítero de Dioclea, hallazgos arqueológicos, etc.).

La "tesis franca", cosa extraña, aporta sólo dos argumentos : el culto difundido de los santos francos y de Aquileia en "Acta s. Ursii Vicentini". Es verdad que en el siglo IX empieza a difundirse la veneración de los santos franco-aquileos (Crisógono, Ambrosio, Marcelo), mas eso nos habla tan sólo de la influencia religioso-cultural, como, por ejemplo, podríamos aducir el caso de San Jorge, de Cosme y Damián de Asia Menor, de San Lucas, Esteban, Anastasio, Trifón de Constantinopla; y de ese culto, como lo había dicho antes Barada, nada se puede concluir.

Para los adeptos a la "tesis franca" la Biografía de San Urso sería lamentablemente, la única fuente según la cual los croatas se mantenían paganos todavía en la época, de Carlomagno. Decimos lamentablemente, pues se trata de un documento falsificado, de una leyenda fantasiosa, tipo de la Leyenda de Oro, de Jacobi de Voragine, surgida 500 años después de Carlomagno; los editores críticos de Acta Sanctorum (1866) la declararon una burda falsificación y le pusieron el rótulo Acta suspecta. Ese Urso no existe ni como santo ni como personaje histórico. Es mera ficción de la fantasía medieval, ni siquiera figura en la Leyenda de Oro, es decir, no existe hasta fines del siglo XIII. En Acta s. Ursii se cuenta que un tal Urso llegó a Croacia y allí vivió desde 779 al 788, que el rey era pagano, que se casó con su hija y ocupó el trono croata. En cambio, en esa época gobierna en Croacia el príncipe Višeslav, cristiano, y [no] hay rastros de que reinara algún monarca de sangre extranjera. Además, ese documento no es contemporáneo de los sucesos que describe.

Pero para Víctor Novak "constituye un aporte valioso, que prueba irrefutablemente los esfuerzos expansionistas de Carlomagno... quien enviaba misioneros entre los croatas".

"Sea como fuere —concluye Mandić—, en adelante ningún historiador serio deberá referirse a la Biografía de San Urso en relación con la historia del bautismo de los croatas" [28].

En cambio, las pruebas de Mandić son serias, abundantes y fidedignas, de modo que, haciendo otra rectificación importante, asegura a los croatas el honor "de haber sido los primeros entre los pueblos eslavos en abrazar el cristianismo".

1. El testimonio de las actas de los sínodos de Split 925-928 que mencionan las diócesis organizadas desde Kotor hasta las islas de Quarnero y Sirmio, "todas pobladas y con muchos sacerdotes", antiguas (antiquitus), salvo la de Nin, fundada entre 863 y 867. Eso comprueba que las diócesis dálmatas fueron o restauradas o establecidas a más tardar, al comienzo del siglo IX. Regnum Croatorum registra, de acuerdo a Methodos, que en 753 fueron dadas las condiciones eclesiásticas para el bautismo de los croatas, se fundaron nuevas diócesis y las viejas se restauraron.

2. El testimonio del papa Juan X. Este Papa, en la carta dirigida al rey Tomislav en 925, califica a los croatas como "primicias de los apóstoles y de la Iglesia en general" que abrazaron el cristianismo antes que les germanos (sajones) a quienes, como sabemos, Gregorio II (715-731) envió a San Bonifacio, es decir, mucho antes de la época de Gregorio. Todos los documentos, por ende, apuntan al siglo VII.

3. El testimonio del emperador Constantino Porfirogéneto. El emperador menciona tres veces el bautismo de los croatas. La primera en el capítulo 31 de su De Administrando Imperio, cuando dice: "El emperador Heraclio trajo de Roma y mandó sacerdotes, entre los cuales designó arzobispo... y bautizó a los croatas, y esos croatas, en ese tiempo, tenían como gobernante a Porga". En el mismo capítulo se considera que Porga era hijo del gobernante que condujo a los croatas al Adriático. Por lo tanto, eso debió ocurrir antes de la muerte de Heraclio I, acaecida el 11 de febrero de 641. La segunda vez los menciona en un texto impreciso y confuso que se presta a distintas interpretaciones. Mandić explicó dicho texto con toda claridad: se trata del bautismo en la Croacia panónica y el emperador, por error, situó el suceso en la Croacia dálmata a fines del siglo IX. Lo confirman, además, las informaciones acerca de la actuación de los hermanos SS. Cirilo y Metodio para bautizar a los croatas de Panonia, bautismo que se inició en 867, lo que mencionan también dos viejos documentos: Regnum Croatorum y la Crónica del presbítero de Dioclea (aludimos a la conversión de los croatas "por el santo varón Constanzo").

Porfirogéneto hace la tercera mención de los croatas en el capítulo 29 durante Basilio I (867-886), lo que Mandić interpreta que se refiere principalmente a los servios y los habitantes de Neretva ("paganos").

4. El testimonio de la metropolía spalatense. Las obras, escritas sobre la base de los viejos archivos de la metropolía de Split, como la Historia salonitana maior (alrededor de 1185) e Historia salonitana de Tomás Archidiácono (t 1268) mencionan expresamente al delegado del Papa Juan IV (-642), Juan de Ravena quien empezó (cepit) a convertir a los croatas, en primer lugar a su gobernante Porga y a la clase dirigente, entre los rios Zrmanja y Cetina y paulatinamente (paulatim) siguió visitando las regiones de Dalmacia y Croacia...", y "restauró iglesias, designó obispos, ordenó parroquias y atraía poco a poco a la gente sencilla a la doctrina cristiana". Todo eso ocurrió en vida del emperador Heraclio I (-641).

5. El testimonio del Papa Agatón (678-681). De una misiva que Agatón dirigió al emperador Constantino IV en 680, Mandić deduce que el pasaje relativo a los obispos que actúan entre los pueblos eslavos recién conversos se refiere únicamente a los croatas. Luego trata sobre el célebre acuerdo entre el Papa Agatón y los croatas. De ese acuerdo habla Porfirogéneto sin indicar el nombre de Pontífice ni el año, aunque transcribe textualmente el acuerdo y acota que fue firmado por los príncipes croatas. El historiador E. Sakač, en su conocido estudio de 1931, comprobó, lo que Mandić había completado, que se trataba del Papa Agatón.

6. Testimonio arqueológico. En cuanto al Evangeliarium spalatense, Mandić opina que M. Faber y Barada determinaron correctamente su fecha situándola a fines del siglo VII o a principios de siglo VIII. Que el cristianismo existió ya en el siglo VII entre los croatas lo comprueba también el nuevo hallazgo (1958) en la catedral de Split dentro de un sarcófago interior del siglo VII que se refiere al traslado de las reliquias de San Daimo. Este es el documento más antiguo y contemporáneo sobre la actuación de Juan de Ravena en Split y Dalmacia.

Un año antes (1957), Mandić había terminado su extenso estudio probando, a diferencia de Bulić, que San Daimo fue el primer obispo de Salona y que sus restos fueron trasladados a Split y no a Roma. El hallazgo aludido de 1958 confirma la tesis de Mandić y corrobora sus tesis sobre el bautismo de los croatas en relación con Juan de Ravena y con la fundación de la metropolía spalatense en el siglo VII y no a fines del siglo VIII, o sea, antes del sínodo celebrado en Split en 925, según sostenían Bulić, Sisic y Barada bajo la influencia de Duchesne[29].

Lo que significan las rectificaciones hechas por Mandić frente a los historiadores croatas y extranjeros para la inicial formación cultural de los croatas dentro de la comunidad universal de la Iglesia que había monopolizado la cultura y el prestigio espiritual en la Europa de entonces, pueden juzgarlo y apreciarlo quienes conocen el carácter universal de la cultura europea en vísperas de la época carolingia y durante ella, y el significado del papado en las relaciones con los monarcas y pueblos europeos de aquellos tiempos. Formarse uno o dos siglos antes en esa universalidad "Iglesia-Estado o Estado-Iglesia", según sintetiza C. Dawson, la mentalidad de la alta Edad Media es cosa importante. Cuando Juan X convoca el sínodo de Split en 925 y considera a los croatas un pueblo cristiano, y oficialmente los denomina "hijos escogidos de la Iglesia romana", esa significaba entonces una clasificación honrosa de su carácter universal y no una mera frase diplomática.

c) La asamblea croata en Duvno en 753

Cuando hablamos de la tesis fundamental de Mandić sobre Regnum Croatorum, subrayamos que con esa clave iba a esclarecer también el tema relativo a la asamblea croata en Duvno. Nos toca ahora examinar también esa rectificación de nuestro autor.

El capítulo IX, el más importante del Regnum Croatorum describe en detalle esa asamblea estatal-eclesiástica, menciona a los delegados papales y del emperador y la importantísima disposición sobre la división del Estado en la parte continental y el litoral de la Croacia Blanca y Rubra[30].

Sobre ese tema se escribió mucho "sin que se llegase a una solución, por lo menos parcialmente fundada y explicada en forma documental" —afirma Mandić—. Hubo que estudiar y revisar un copioso material y dar "una argumentación científica indispensable". Para comprender el alcance de esa nueva y significativa rectificación de Mandić, siguiendo nuestro método, nos referimos a los criterios anteriores de la historio-grafía croata.

Rački y M. Kostrenčić atribuyen gran valor jurídico a la asamblea de Duvno, sin indicar su fecha. Farlati la situó en 877 y Sisic la trasladó al 882. Kukuljević, Smiciklas y Klaić opinan que la asamblea tuvo efecto en 925 y que en ella fue coronado el primer rey croata Tomislav. Luka Jelić trató de probar que la asamblea se celebró en 1057.

Todos esos esfuerzos de la historiografía croata testimonian el valor de las investigaciones de Mandić quien, junto con la capacidad científica y la erudición necesaria, toma en cuenta los criterios internos que le abren la puerta.

Mandić demostró que las fechas señaladas no corresponden. Primeramente descartó el año 1057:

1. Del Methodos se colige que, durante la asamblea de Duvno, el Estado croata se hallaba en su fase inicial, lo que no puede decirse del año 1057, cuando reinaba Petar Krešimir IV sobre territorio que cuenta con su forma jurídica establecida y más de 130 años de vida. Además, en esa época, el Estado croata no se extendía hasta "Ba (m) balona", es decir, la Valona actual en Albania, como en tiempo de la asamblea de Duvno.

2. El cisma de Bizancio con Roma no permitía que los delegados respectivos asistieran conjuntamente a la asamblea de 1057. Respecto al año 925, en esa fecha tuvo efecto el sínodo de Split, en el que no estaban presentes los delegados del emperador, ni sus conclusiones coinciden con las de la asamblea de Duvno. Además, el pueblo no asiste y en esa época no vive ningún Papa Esteban, ni el Estado croata llegaba hasta Valona, como durante Budimir a quien en manera alguna podemos identificar con Tomislav.

Según la Crónica del presbítero de Dioclea, en la asamblea se mencionan los nombres del papa Esteban y del emperador Miguel, lo que indujo a error a Jelić, llevándole a fijarla en 1057 cuando, de hecho, era Pontífice Esteban IX y emperador Miguel VI; pero Mandić probó que en Regnum Croatorum, más próximo al original del Methodos, figura el nombre del emperador Constantino (741-775); y el Presbítero de Dioclea tomó de las leyendas de los SS. Cirilo y Metodio el nombre de Miguel y lo relacionó con Svätopluk y, en cambio, Constantino es contemporáneo de Esteban II (752-757).

Con dichos argumentos, Mandić descartó el año que fijaron Farlati y Sisic, analizando a fondo los primeros pasajes del capítulo IX de Regnum Croatorum y de la Crónica (Ljetopis) que carecen del valor original de Methodos, documento éste contemporáneo de la asamblea de Duvno, pues se trata del agregado y de combinaciones del mismo Presbítero de Dioclea a mediados del siglo XII sobre la base del texto del Regnum Croatorum del siglo XI, prólogo que, a su vez, fue redactado según la Biografía de S. Metodio (principios del siglo X), donde se menciona "Svetopelek".

Según Methodos, en la asamblea de Duvno hubo colaboración intima entre Roma y Bizancio. Esto sólo era posible hasta 754 cuando el papa Esteban II, protegido por el rey franco Pipino el Breve provocó la ruptura política y estatal entre Roma y Bizancio que se ahondaría por el cisma religioso en 863 (Focio) y en 1054.

Que la asamblea de Duvno se celebró en 753 lo prueba Mandić analizando la vida del enviado imperial, llamado Juan. Se trata del secretario del emperador que en 752 y 753 desempeñó esa misión en la corte del papa Esteban II en Roma, y en 756 en la corte del Pipino el Breve en Francia. Además, Mandić aporta otros documentos y pruebas, hace pequeñas correcciones de las tesis de Sisic bajo el título Resolviendo las dificultades, y concluye: "Hemos probado con rigor científico, sobre base de sólidos documentos internos y externos, que la asamblea de Duvno no pudo tener efecto en el siglo XI, ni en el X, ni en el IX, sino única-mente en siglo VIII, y con mayor precisión, en 753. Este hecho histórico comprobado arroja nueva luz sobre la historia croata de los primeros siglos y abre nuevos enfoques sobre la vida de aquellos en el siglo VIII, hasta ahora cubierta con tupido velo" [31] o como diría Sisic, nos hallábamos en el "vacío histórico".

Mandić reconoce que "Sisic fue uno de los mejores y más científicos historiadores croatas y por eso nos extrañó su proceder y la evaluación del documento La crónica del Presbítero de Dioclea".

El argumento principal que esgrimia Sisic para negar la existencia del viejo documento croata Methodos era que no pudo encontrar ese término en los diccionarios del griego medieval y moderno. Sin embargo, ese vocablo existia en el idioma griego y tuvo que tener una acepción precisa en la era bizantina. Marulic (célebre humanista croata) acotó en 1510 que esa obra se llamaba Methodos en la vieja crónica Regnum Croatorum que, según Jerónimo Caletić, "había transcripto Dmine Papalić de un vetusto libro, escrito en caracteres croatas". Mandić opina que esa obra se llamaba originariamente Methodos en su acepción de manual para una administración ordenada y sistemática del Estado, pues ambas crónicas dicen que dicha obra contenía leyes estatales y eclesiásticas, votadas en la asamblea de Duvno.

Otro argumento de Sisic contra Methodos era que los croatas, hasta fines del siglo XI, carecían de lengua literaria desarrollada. "Eso no es exacto" —arguye Mandić al analizar acertadamente la pastorización eclesiástica desde el bautismo de los croatas en 640 hasta 753-. Esta pastorización obligó al clero, a traducir las Sagradas Escrituras y enseñar a su grey en el idioma nacional durante más de cien años, lo que facilitó el perfeccionamiento del idioma vernáculo. Esas reflexiones inducen a Mandić a formular una hipótesis original, es decir que S. Cirilo se sirvió del idioma y de Ias traducciones de los evangelios y epístolas, hechas por los anónimos sacerdotes croatas en la costa adriática durante 200 años, desde mediado del siglo VII hasta mediados del siglo IX. Por lo demás, el Methodos croata fue redactado con una anterioridad de 110 años al viaje de los SS. Cirilo y Metodio a Moravia[32].

d) Croacia Rubra

Al hablar, al comienzo, de las rectificaciones hechas por Mandić, nos hemos referido a su programa, que consiste en reintegrar todas las regiones croatas "a un área historica y étnica del pueblo croata". Pero esas tierras no son sólo la Croacia Blanca que luego se llamará el Reino de Croacia, Dalmacia y Eslavonia, sino también la Croacia Rubra (es decir Neretva, Zahumlje, Travunja y la Dioclea medieva), Bosnia y la República de Dubrovnik.

Por esa razón sus primeras obras tratarán sobre la Croacia Rubra (1957) y sobre Bosnia y Herzegovina (1er. tomo en 1960), primeras cronológicamente y por el interés puesto en ellas y por los nuevos argumentos aportados. Ocurrió, empero, lo que previmos al reseñar en 1962 el primer tomo de Bosnia y Herzegovina, es decir "que Mandić había reunido tantos documentos, tesis y detalles que ya se vislumbraba una obra integral y monumental, un panorama total del territorio histórico croata". El tiempo nos dio la razón y esperamos con impaciencia su anunciada obra La historia de los croatas durante los gobernantes nacionales (626-1102).

Echamos un vistazo ahora al tema más favorito de Mandić, a su original Croacia Rubra. Lo dicho hasta aquí indica con claridad que los documentos más antiguos hablan de la Croacia Rubra que se extendía desde río Cetina a Valona y comprendía a Dioclea.

Mandić aportará nuevos documentos, hallados en las fuentes occidentales y en los archivos de Dubrovnik, entre ellos:

1. Andrés Dandolo (1309-1354), dux veneciano y cronista, menciona la asamblea de Duvno y la división de Dalmacia en 4 partes: "Desde el campo de Duvno hasta Istria se denominó la Croacia Blanca y desde ese campo hasta Drač, la Croacia Rubra; la región montañosa desde el río Drina hasta Macedonia se denominó Rascia y desde este rio al oeste Bosnia... Los autores modernos denominan todo el litoral Dalmacia, y la región montañosa, Croacia" [33]. La novedad consiste en que la parte continental (Zagorje) no se denomina "Surbia" sino "Chroatia". El humanista italiano Flavio Biondo (1388-1463) transcribe textualmente a Dandolo y concluye: "Rascia y Bosnia se consideran tierras del Reino de Croacia" [34].

2. Los autores raguseos y otros. De la Croacia Rubra hablan junio Resti, Mavro Orbini, Jacobo Lukarić, y todos ellos conocen la Crónica del presbítero de Dioclea. Los testimonios de los autores raguseos revisten un valor peculiar. Trátase del nombre de su patria chica. Conocían la opinión popular y la vieja tradición respecto del nombre de su región y respecto de sus pobladores. Al mismo tema se refieren también Dinko Zavorović (1545-1610), Ivan Mrnavić (1580-1637), Ivan Lucic, Du Cange (Historia Byzantina, París, 1680), Pablo Ritter-Vitezović, Farlati y otros.

3. El cronista veneciano Diacono Juan acotó en su crónica una anécdota de la que cabe concluir que Zahumlje, parte integrante de la Croacia Rubra, formaba en 912 parte del Estado croata. La argumentación de Mandić, en ese tema, a diferencia de Sisic, es brillante[35].

Siguen documentos sobre la Croacia Rubra de las fuentes oficiales de los siglos IX y X: la donación del ban Trpimir de 852; las cartas papales de 874 y 879; de los sínodos eclesiásticos de Split en 929 y 928; autores bizantinos de los siglos XI y XII, en total siete.

"Para debilitar —dice Mandic— los valiosos testimonios de los autores bizantinos sobre el carácter croata de Dioclea y de toda la Croacia meridional, la Rubra en los siglos XI y XII, los historiadores servios tratan de probar que habría que rectificar a esos autores bizantinos y donde en los documentos figura "Croacia" y "croatas" sustituir esoos nombres por "Servia" y "servios"... Una crítica objetiva y seria no puede aceptar semejante interpretación de las fuentes bizantinas".

¿A qué se debe esta dificultad? Ivan Skilices describe la colaboración servio-croata contra los rebeldes búlgaros para liberar a Bulgaria del dominio bizantino, lo que califica de conquista de Bulgaria y escribe textualmente: "Durante el primer año de ese emperador, indicación undécima (-1073) el pueblo servio, que también llaman croata, salió a someter a Bulgaria". Los historiadores servios extraerán la conclusión de "que el proceso de diferenciación entre croatas y servios en los siglos XI y XII no había avanzado tanto que los extranjeros pudieron notarlo

El nombre "croata" es, pues, sinónimo de "servio" y de "habitantes de Dioclea". En cambio, trátase de la sublevación búlgara en 1073. Los servios prestaron gran ayuda a los búlgaros, pero bajo la conducción del croata Bodin, hijo de Miguel, "soberano de los que se llaman croatas". En esa época, en Rascia, el gran comites (prefecto) era Petrislav, hijo del principe Miguel de Dioclea. Skilices se refiere a esa dependencia ser-via de los croatas, de modo que dicho pasaje debería interpretarse: "Durante el primer año de ese emperador... el pueblo servio (étnicamente) que llaman también croata (políticamente) salió (de Rascia) para someter a Bulgaria".

Otra dificultad estriba en Porfirogénito quien, en un lugar, en contraste con las demás afirmaciones, escribe que los servios poblaron la cuenca del río Neretva, Zahumlje y Travunja. Además de contradecir numerosos documentos fidedignos, tanto nacionales como foráneos, de fecha anterior y posterior a Porfirogéneto, él mismo afirma en varios lugares que los pobladores de esas comarcas no son servios[36].

Así Mandić soluciona en varios casos las dificultades, incluso la identificación que hace Jirecek del "Servio de Trebinje" con "Vojislav de Dioclea", argumento que esgrimió para declarar a Esteban Vojislav y a Dioclea tierras servias[37].

Dilucidar semejantes "dificultades" constituye para Mandić un placer especial. Erudito consumado, toma en cuenta todos los detalles, antes de emitir una opinión estudia no sólo una frase suelta, sino el texto íntegro, otros textos contemporáneos, las circunstancias imperantes que aclaran la estructura lógica, arrojan clara luz, justifican un complemento o corrección. Por eso, según dijimos, siempre busca nuevos documentos y testimonios. Respecto de la Croacia Rubra los encuentra, además de los ya citados, en los documentos arqueológicos, en la unidad idiomática, en las condiciones eclesiásticas, en las observaciones de los itineraristas foráneos y en la tradición del mismo Montenegro. "En toda el área de la Croacia Rubra hasta los Nemanidas no existen documentos servios culturales o arqueológicos. Hasta esa época no había ni servios ni ortodoxos en toda la Croacia Rubra salvo un puñado de emigrados en la Travunja septentrional y algunos refugiados políticos en otras regiones. Incluso los primeros Nemanidas, cuando gobernaban en alguna provincia de la Croacia Rubra, tuvieron que adaptarse a la religión de sus súbditcs y volver al catolicismo de sus antepasados, nobles croatas católicos[38].

Especial tención merece la teoría de Mandić según la cual los croatas llegaron al Mediodía con el idioma croata en dialecto čaiavski y encontraron en la nueva patria a los eslavos de la primera migración que hablaban los dialectos kaikavski y štokavski. Desde el comienzo, en todas las comarcas croatas, desde Trieste hasta Valona, desde el Adriático hasta el río Drava al norte y el Drina al este, se hablaba el dialecto čakavski, traído de allende los Cárpatos, y mezclado con el correr del tiempo y fusionado según las provincias respectivas, con los dialectos kajkavski y štokavski. Pero, después de la Croacia Blanca, la influencia del čakavski fue más fuerte en el viejo territorio de la Croacia Rubra[39].

Es gran mérito de Mandić haber establecido y probado que las tierras de la Croacia Rubra fueron desde el principio parte integrante de la historia croata y que la Dioclea medieval, no obstante su situación actual, era incuestionablemente provincia croata[40] y como tal debe ser tratada en el marco de la historia político-cultural de Croacia, especialmente en los siglos XI y XII.

Lo que omitieron en sus estudios históricos "nuestros mejores historiadores, F. Rački y F. Sisic y cedieron históricamente regiones al sur de Cetina y Neretva a los servios", lo rectificó en forma concluyente Mandić como uno de los paladines más grandes y más meritorio de la Croacia Rubra[41].

M. Sufflay escribió mucho acerca de los problemas de la Croacia Rubra y llegó a la conclusión en su meduloso estudio "La Croacia Rubra y Dubrovnik" Hrvatska Revija, Nro. 1, 1930: Croacia Rubra de que el presbítero de Dioclea tuvo realmente un fondo étnico croata..."

Mi amigo y colega en las aulas universitarias en Zagreb, V. Tripunov, oriundo de Kotor, publicó en Hrvatska Smotra (8(1), 12-27, 1940) un estudio intitulado En la periferia de Croacia, tratando de probar el origen, el nombre y el territorio de la Croacia Rubra. Consciente de la fuerza probatoria de muchos autores, escribe: "Consignar todos los hechos históricos que crearon la Croacia Rubra y analizar todos los factores principales que quebraron la integridad del pueblo croata en ese punto álgido de la croaticidad implica probar y explicar las aseveraciones anteriores". Hoy podemos decir que el doctor Mandić consignó todos esos datos, los analizó y ordenó, los interpretó y explicó con el rigor científico y estableció la verdad histórica..

 



[1] Fray Predrag Kordic, en su ensayo El perfil de Mandić (Hrvatska Revija 15 [1-2], pág. 14-23, 1965), conociendo el ambiente de Herzegovina, publica varios datos y anécdotas interesantes al respecto.

[2] Yo también fui dos años alumno externo de ese conocido liceo, en el séptimo y octavo grado y allí me recibí de bachiller en 1924. Allí también encontré por primera vez y conocí al Dr. Mandić. Mostar era el receptáculo de sus acciones e iniciativas.

[3] Este período de la vida de Mandic está resumido en un excelente ensayo de Franjo Nevistić, quien ubicó al hombre, sus acciones, intenciones y su orientación en "el ambiente físico e históricoo-cultural-político" de Bosnia y Herzegovina. El conocimiento de ese ambiente y el hecho de que Mandić naciera "el 2 de diciembre de 1889 en un rincón del valle de Široki Brijeg, once años después de la ocupación de Bosnia y Herzegovina y del derrumbe final del poder turco allí", contribuyen a comprender la gran obra de Mandić sobre los problemas de estos territorios. Además, Nevistić trazó el justo y adecuado "marco histórico-político" de la acción política de Mandić, sin el cual no se le comprendería. Cfr.: F. Nevistić, O. Dominik Mandić; životni put i djelo (Vida y Obra de D. Mandić), con motivo de cumplir 70 años. Hrvatska Revija 9(4); pág. 383-395, Buenos Aires, 1959.

El aludido ensayo de P. Kordić se refiere también a la actividad política de Mandić, tratando de explicar su "gran fracaso político", derivado de las creencias de los dirigentes del movimiento católico croata en la idea yugoeslava. Mientras escribía este trabajo, el mismo Mandić me señaló el libro Hrvatska politika i jugoslavenska ideja (La política croata y la idea yugoeslava), Split, 1969, de I. Mužić. En dicho libro se publican varios trozos de la carta que Mandic dirigió a Mužić (Chicago, 8 de julio de 1968) que explican el alcance y las intenciones del "momento político" de Mandić. A renglón seguido reproduciremos los pasajes más importantes de dicha carta: "Presencié con preocupación, igual que la mayor parte de los intelectuales católicos, la desintegración de la monarquía de los Habsburgo y la creación del Estado conjunto de los Servios, Croatas y Eslovenos. Empero, los doctores Pero Rogulja y Janko Simrak infundían esperanzas y estimulaban a tomar una actitud positiva hacia el nuevo Estado... Por motivos familiares y eclesiásticos, ambos se inclinaban a la colaboración y unificación con los servias ortodoxos. Compartían el idealismo del esloveno Krek, de que en la comunidad estatal servio-croata-eslovena prevalecerían la honestidad y hombres íntegros y capaces... Tal las cosas, la jefatura del movimiento católico croata, que yo también integraba, aceptó el hecho consumado y resolvió actuar en forma positiva para el bien de la población croata y católica en el nuevo Estado. Para poder actuar con espíritu católico en el campo socio-político decidimos fundar nuestro propio partido. El doctor Rogulja llegó a Mostar con el anteproyecto del estatuto, y allí analizamos y estudiamos el estatuto y el reglamento del nuevo partido. Rogulja proponía que se llamase "El partido nacional", conforme a la «Gazeta nacional» que publicábamos en Zagreb. Con ello, argüía, el partido adquirirla un carácter más amplio y tendría la puerta abierta para una parte de los servios ortodoxos de orientación social cristiana. Exigí, y así se hizo por fin, que la denominación (El partido popular croata», porque era preciso conservar ese nombre en el mismo título y subrayar que, en primer lugar, bregaremos por la clase campesina a la que pertenecía, a la sazón, la mayoría abrumadora de aquel pueblo. En el reglamento incluimos algunas denominaciones tomadas de la práctica organizativa de Bosnia y Herzegovina".

Respecto del programa, Mandić escribe: "El programa lo articulé en las conclusiones aceptadas en la asamblea del Partido Popular Croata en Mostar y publicadas en 1920. Conforme a ese programa, el nuevo partido exigía que el Estado fuese dividido en provincias que serían regidas en forma autónoma por los gobiernos provinciales, dependientes de los paramentos provinciales con poderes legislativos. En las conclusiones figura el término «autonomía», pero, de hecho, se exigía la organización federativa del Estado".

[4] Ver detalles sabre esos trabajos en la segunda parte del presente estudio.

[5] Fray Basilio Pandzic publicó la bibliografía completa de ese período y del anterior bajo el título en "život i pisana djela O. Dominika Mandica" (Vida y obras escritas de D. Mandic), Mandićev Zbornik, Roma, Instituto Histórico Croata, pág. 1-10, 1965.

[6] Cfr. D. Mandić, La construcción de la nueva iglesia de la curia general franciscana y los ornamentales croatas en ella.

[7] Cfr. Dominik Mandić, "Postanak Meštrovićvih Rana Sv. Franje" (Stigmata de San Francisco de Meštrović), Hrvatska Revija, 12, 1962, pág. 388-395. En estas interesantes memorias relacionadas con Ivan Meštrović, Mandić describe en detalles cómo había entusiasmado al célebre escultor para ejecutar un grupo marmóreo Stigmata de San Francisco con destino a un altar de la nueva iglesia; cómo le sirvió de modelo e, incluso, sugirió ciertas correciones, cómo elegía con él los mármoles y buscaba marmoleros y cómo Meštrović regaló esta hermosa obra religiosa a él y a la Orden franciscana "en retribución por el bien que vuestra Orden hizo a mi pueblo croata".

[8] Fray Predrag Kordic, en el artículo citado, publica muchos datos de esa época.

[9] Con su obra Mandić sigue con honor la gloriosa tradición de los sacerdotes historiadores croatas: Rački, Markovic, Zlatović, Batinić, Bulić, Jelenić, Sakac, Barada, Katić y de tantos otros. Podríamos decir que la historia es la materia especifica de los sacerdotes croatas, como un legado del clero medieval que fue el único en registrar los hechos y desventuras de su pueblo.

[10] Al respecto resulta instructiva la obra de Ivo Guberina, La Política estatal de los monarcas croatas, parte II — Desde Krešimir III hasta Zvonimir, Zagreb, 1945. "La opinión sustentada hasta hoy sobre la política de nuestros monarcas era totalmente desacertada... Los precursores de la historiografía croata, Hauptmann y Sisic, los calificaron de traidores nacionales... Todos esos ataques se deben a presupuestos mal planteados", pág. 208.

[11] D. Mandić, Bosnia v Herzegovina, tomo I, Chicago, 1960, pág. 9.

[12] D. Mandic, Crvena Hrvatska (Croacia Rubra), Chicago, 1957, pág. IX-XI.

[13] Trogiranin Ivan Lucić (Ioannes Lucius, 1604-1679).

[14] D. Mandic, La historia croata en la Edad Media, interpretada por la profesora universitaria Nada Klaić en Zagreb, Hrvatska Revija 17, 1967, pág. 278-299. En el prólogo de ese interesante trabajo, Mandic subraya: "Hemos estudiado con atención sus conferencias y creemos que es nuestro deber de historiador y de patriota advertir al público croata, en la patria y en el extranjero, que sus puntos de vista son erróneos y nocivos para la formación de jóvenes historiadores croatas y del pueblo croata en general".

Es menester reproducir aquí las observaciones de dos autores, I. Mužic y Sava M. Stedimlija. Este último a raíz del libro de Mužic: La Política croata y la idea yugoeslava (Split, 1969 publicó en la revista: la Iglesia en el mundo (Año II, Nro. 5, Split) lo que sigue: "El problema de «actualizar nuestro pasado medieval» se impuso en el momento en que en la primera mitad del isglo pasado empezó a despertar la conciencia nacional en los círculos más progresistas de la clase culta. Por la ley de una inercia incomprensible, ese problema cobró actualidad en la Yugoeslavia monárquica. Medić tiene presente esa época al decir: “ciertos autores e historiadores actualizaron politicamente el alto Medioevo croata de manera de ajustarlo a sus deseos y a los intereses de sus empleadores del siglo XX”. Debido a dicha actualización y para lograr los fines propuestos quedaron en sombra y sin solución muchos problemas del pasado croata y del pasado de sus vecinos. En lugar de obras sobre historia y cultura nacional, aparecieron libros que no lo eran y que tampoco era posible analizar y señalar sus efectos negativos. Incluso los libros mejor escritos en tales condiciones eran, de hecho, tratados políticos, en los que sus autores exponían y comentaban únicamente lo que respondía a sus fines, y lo que no respondía, lo silenciaron o simplemente lo omitieron. De ese modo (la actualización de nuestro pasado medieval» se erigió en un poderoso obstáculo para el desarrollo de la ciencia histórica, incluso en ciertas instituciones científicas de alta categoría. Por eso hace bien Muzić al replantear ese problema que debe resolver la historiografía moderna, regida por los principios clásicos: exponer con objetividad, sin parcialidad nacional, únicamente la verdad, prescindiendo de si gusta o no a quien sea".

[15] "No se puede comprender la historia de la Iglesia medieval y sus relaciones con el Estado y la sociedad si la consideramos análogamente a las condiciones modernas. La Iglesia no era sólo una sociedad mucho más universal y de mayor alcance que el Estado medieval, sino que ejercía muchas funciones que hoy consideramos esencialmente políticas... En la Edad Media, la última realidad social no era el reino naciona', sino la unidad general del pueblo cristiano, siendo el Estado tan sólo el órgano temporal de esa unión y el rey, centinela y defensor, designado por la divinidad.

"Esa concepción religiosa del Estado y del servicio real se manifestó plenamente en el Imperio carolingio, que tuvo gran influencia en la sucesiva evolución de la cultura medieval". Christopher Dawson, Ensayos acerca de la Edad Media, pág. 98-99, Ed. Aguilar, 1960, Madrid.

[16] D. Mandić, Estudios y aportes de la vieja historia croata, Roma, 1963, pág. 36.

[17] D. Mandić, Op. cit., Hrvatska Revija 17, 1967, pág. 290.

[18] Estudios y Aportes..., pág. 32-50.

[19] Consúltese el estudio exhaustivo de Mandić sobre "Dalmacia, sus denominaciones y división hasta el sigo XII" en La Croacia Rubra, pág. 51-95.

[20] Mandić, Bosnia y Herzegovina, I, 367-473.

[21] F. Heer, Europa oriental en Europa. Ensayo en el libro Humanismo abierto, Ed. Estela, Barcelona, 1969, pág. 232.

[22] Además de F. Heer, cabe mencionar aquí a Arnold J. Toynbee quien, clasificando las civilizaciones, distingue la civilización occidental y la cristiana ortodoxa, cada una con su individualidad cultural, con su génesis, evolución y conflictos.

[23] Ambos manuscritos se hallan en la Biblioteca Vaticana. Ivan Lucic fue el primero en publicar la Crónica del sacerdote Duklianin (en 1666) e Ivan Kukuljevic la Crónica croata (en 1851). En cuanto a los detalles sobre las transcripciones, varias ediciones y traducciones, véase Mandić, Estudios y aportes..., pág. 443-448.

[24] Ibid., pág. 185-190; 443-469.

[25] Mandić, La Croacia Rubra, pág. 18-36.

[26] Véase el capitulo "La Dalmacia Superior e Inferior" en la obra La Croacia Rubra, pág. 74-95.

[27] D. Mandić, Estudios y aportes, pág. 51-76; La Croacia Rubra, 1-17, 54 73, 191-198.

[28] Mandić, Estudios y aportes, pág. 109-120.

[29] ¿San Venancio o San Daimo, primer obispo y fundador de la diócesis salonitano-spalatense? Cfr. Estudios y aportes, pág. 1-18.

[30] Este estudio histórico fue publicado primero en Hrvatska Revija (1957) y luego, ampliado, en Estudios y Aportes, pág. 145-193.

[31] Estudios y Aportes, pág. 191.

[32] Mandić dedicó mucha atención a esta hipótesis, fundándola en documentos interesantes. Señaló el hecho de que los historiadores de la creación literaria croata arrancaban hasta ahora de la Lápida de Bašća (Bašćanska ploća) que situaron alrededor del año 1102. No tomaron en cuenta las creaciones culturales croatas del año 626 al 1102, de hecho el período más esplendente de su vida nacional. Cfr. "El capítulo inédito de las letras croatas", publicado por primera vez en Hrvatska Revi ja (1961) y reproducido en Estudios y Aportes, pág. 390-422.

[33] La Croacia Rubra, pág. 39.

[34] "También Rascia se menciona por primera vez en la asamblea de Duvno de 753. Configura un conjunto étnico servio particular. Pero como en la primera mitad del siglo VIII a o fines dal siglo VII, se puso bajo la protección del Estado croata temiendo la amenaza avara o búlgara, en la asamblea de Duvno fue anexada a la Croacia continental (Zagorje) y recibió nuevo nombre "Surbia" (Servia), pues constituía la parte principal de la nueva región estatal". Mandic, "La asamblea croata en el campo de Duvno", Estudios y Aportes, pág. 191.

[35] La Croacia Rubra, pág. 43-45.

[36] Ibid., pág. 156-160; véase además Zahumlje yTravunja medievales, capitulo en Bosnia y Herzegovina I, pág. 82-99.

[37] Ibid, pág. 160-168.

[38] Ibid. pág. 138, notas 24 y 184; Zahumlje y Travunja medievales, pág. 82-98. En ese capítulo están tratados todos los detalles sobre el origen, la dimensión, los límites, comitatus (župe) y ciudades.

[39] Ibid., pág. 187 203.

[40] Sobre los monumentos y restos arqueológicos de la Croacia Rubra escribió Zvonimir Bjelovučić en la obra, publicada por Matica Hrvatska bajo el titulo La Croacia Rubra y Dubrovnik (1929) y Sava S.. Štedimlija: La Croacia Rubra, Zagreb, 1937, un diligente estudioso de los vestigios de la Croacia Rubra que se conservaron en Dioclea hasta nuestros días.

[41] "El carácter croata de la Dioclea medieval" en Estudios y Aportes, p. 368-375.