Studia Croatica
Año VII, Buenos Aires, 1966, N° 20
IVO BOGDAN: GRAVES CONFLICTOS EN YUGOESLAVIA
JURE PETRICEVIC: LA CRISIS POLÍTICA Y ECONÓMICA EN
YUGOESLAVIA
GOJKO BORIC: EL CASO DEL ESCRITOR MIHAILOV
FRANCISCO NEVISTIC: ¿PRESENCIAMOS EL RETORNO COMUNISTA AL
HUMANISMO O AL HUMANISMO COMUNISTA?
LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA Y EL ENCARECIMIENTO DE VÍVERES
EN YUGOSLAVIA
FRAY CARLOS BALIC, ESCOTISTA Y MARIÓLOGO
El milenio polaco y los croatas
EL RESTABLECIMIENTO DE LAS RELACIONES ENTRE LA SANTA SEDE
Y YUGOSLAVIA
El gobierno pidió que los obispos retiren la carta
pastoral. Sus implicaciones diplomáticas
Los católicos croatas y el ecumenismo
La declaración del Consejo Nacional Croata sobre la ayuda
norteamericana al dictador Tito 107
Monumento al cardenal Stepinac en Melbourne
Resistencia política y económica en Croacia vista por el
"New York Times"
Dr. Dominic Mandic: Rasprave i prilozi iz stare hrvatske
povijesti
Francis H.
Eterovic y Christopher Spalatin (redactores) Croatia: Land, People, Culture
George J. Prpic,
French rule in Croatia: 1806-1813
P. Bernardo Barcic O.F.M.: S. Pavlom VI u Kristovoj
Domovini (En la patria de Cristo con Paulo VI)
Journal of
Croatian Studies, III-IV, 1962-1963
Zlatko Tomicic: Put k Mestrovicu (Camino a
Mestrovic)
Rastko Vidic: Situación de la Iglesia en Yugoslavia
LA DEPURACION política en Yugoeslavia cuya víctima principal es el vicepresidente Alejandro Rankovic, ex jefe de la policía política, el N° 2 de Yugoeslavia, el comunista servio N° 1 y presunto sucesor de Tito, refleja a la vez la crisis del régimen y del Estado. Reiteradas veces hemos señalado las causas de esa crisis que explotó tras el fracaso total del régimen comunista en mejorar el nivel de vida de las masas y en solucionar el problema nacional mediante la formula del federalismo en el marco del “centralismo democrático”.
Los economistas sabían por anticipado que el comunismo no puede aportar una
verdadera mejora en el campo social y económico. Las masas populares llegaron a
la misma conclusión por vía empírica, comparando su situación con la imperante
en los países occidentales libres. Centenares de miles de obreros, obligados a
buscar trabajo en Alemania, Francia, Austria, Bélgica, Suecia y Holanda,
pudieron ver de cerca la vitalidad de la economía libre y sus enormes ventajas
sobre la economía comunista. Además, el régimen, escaso de divisas extranjeras,
tuvo que abrir las puertas del país al turismo internacional. Los súbditos de
Tito, los que trabajan en el exterior y los que están mirando a millones de
turistas, casi todos provenientes de los países libres, pudieron extraer
comparaciones concluyentes. A todo ello cabe sumar la ingente ayuda
norteamericana, despilfarrada sin ton ni son.
Las relaciones nacionales en un Estado plurinacional - otro problema
fundamental - no pueden resolverse con éxito si se quiere, con métodos
coercitivos, mantener unido el heterogéneo conglomerado yugoeslavo. Decimos con
métodos coercitivos, ya que en el momento en que los pueblos de Yugoeslavia
puedan practicar el derecho de autodeterminación, ese Estado se desintegraría
de acuerdo al criterio nacional. Aunque tomáramos en serio el intento comunista
por hallar una transacción política mediante el federalismo - incompatible con
el sistema centralista en la dirección del partido gobernante - los pueblos de
Yugoeslavia no la aceptarían. Contra la auténtica igualdad nacional se alzarían
en primer lugar los servios, es decir el elemento que utilizaron los comunistas
para restaurar a Yugoeslavia. Los servios engrosaron las filas de los
guerrilleros comunistas porque se les prometió restablecer a Yugoeslavia,
disgregada en 1941. Desde la época del rey Alejandro los servios ven en
Yugoeslavia a la Servia engrandecida, donde ellos son los ciudadanos de primer
orden, incluso en las regiones en que constituyen minoría étnica. De Tito se
dice que considera la restitución de Yugoeslavia como su obra maestra. Si es
así, entonces emprendió una tarea que supera las fuerzas humanas. Una cosa ha
sido restaurar el Estado yugoeslavo aprovechando la situación internacional al
final de la segunda guerra mundial, y otra distinta consolidar a la compelida
comunidad estatal de los servios, croatas, eslovenos, macedonios, montenegrinos
y de numerosas minorías nacionales (especialmente la albanesa y la húngara), o
sea de un país con cinco nacionalidades reconocidas, tres religiones, dos
escrituras, cuatro literaturas nacionales y dos órbitas culturales. La
evolución operada en la Europa centro-oriental después de la guerra mostró que
ni el comunismo ruso pudo suprimir los sentimientos nacionales de los pueblos
sojuzgados. Particularmente no es posible en los países de viejas y arraigadas
tradiciones de tipo occidental entre el Adriático y el Báltico, a saber: en
Polonia, en los Países Bálticos en Hungría, Croacia y Eslovenia.
Hay una obvia interdependencia entre los dos elementos fundamentales de la
crisis del régimen y del Estado en la Yugoeslavia comunista. Procede recalcar
ese hecho, por cuanto como motivo oficial de la "purga" se da el
sabotaje contra la reforma económica descentralizadora y se trata de encubrir
las verdaderas causas. Se califica como stalinismo lo que en realidad no es
otra cosa sino el descontento de los servios, partidarios del centralismo.
Rankovic, Stefanovic y sus adeptos son servios conscientes para quienes
Yugoeslavia desde el principio es la Servia ensanchada y los servios guardianes
de su unidad. José Broz Tito, croata de origen pero carente de sentimiento
nacional (en eso se asemeja a José Djugasvili Stalin, georgiano de origen) fue
aceptado y tolerado por los servios tan sólo como mero disfraz para mantener el
predominio de Servia y para frenar la oposición de los pueblos no servios en la
Yugoeslavia multinacional al sistema "del centralismo democrático"
comunista que necesariamente anula los efectos del federalismo.
Las divergencias entre el grupo dirigente servio y Tito surgieron cuando
éste, presionado por la incontenible crisis económica, comprendió que era
imprescindible, para salvar al régimen y al Estado, renunciar a ciertas medidas
del rígido centralismo económico, por cuanto ni los obreros croatas ni los
eslovenos toleraban ya que toda la ganancia de sus industrias - lograda en base
a salarios muy bajos- la consuman los servios, derrochándola en las llamadas
fábricas políticas no rentables, sin la perspectiva de que se ponga fin a
semejante explotación y que los excedentes logrados se inviertan en la
modernización de la industria productiva existente y en merecidas mejoras
salariales en Croacia y Eslovenia.
De ese modo surgieron contrastes nacionales en forma de intereses encontrados y de lucha contra la explotación colonial por parte de Servia. Aunque los funcionarios comunistas de Croacia y Eslovenia son en primer término comunistas y luego croatas y eslovenos, respectivamente, comprenden que si se prosigue con el mismo sistema, la crisis económica y política se agudizará indefectiblemente. No pueden seguir ignorando las reacciones y los intereses de su propio medio nacional. Los obreros de Croacia y Eslovenia se percatan de que los comunistas - que en Polonia, Rumania, Bulgaria, Albania, etc., reconocieron, aunque formalmente, el principio de los Estados nacionales - privaron de ese derecho únicamente a los croatas y los eslovenos, subordinándolos a Serbia en lo político y lo económico.
En otro lugar del presente número se habla[1]
de las decisiones y discusiones en el VIII Congreso de la Liga de los
Comunistas yugoeslavos sobre la descentralización económica. En la III reunión
plenaria del Comité Central, celebrada a principios de marzo último, Tito y el
mismo Rankovic censuraron en términos alarmantes el sabotaje que se hace contra
dicha reforma[2].
Tito dijo entonces que entre los más altos funcionarios partidarios los había
"que de palabra estaban en favor de la reforma y permanecieron pasivos o
trabajaron contra lo que se había resuelto". Aunque presionado
constantemente por el medio servio que lo rodea, el dictador comunista hizo
alusiones acres y claras a lo que en Servia llaman "la charsiya
belgradense" entendiéndose la oligarquía política y económica servia,
columna vertebral del chovinismo granservio que implicaba la explotación
implacable de las "regiones liberadas" después de las guerras
balcánicas y de la primera guerra mundial, es decir de Macedonia, Kosmet,
Croacia y Eslovenia, "A veces - declaró Tito- uno ya no sabe lo que
piensan los comunistas y lo que piensa la charsiya... En los cafés se barajan
varias combinaciones a quién asignar esta u otra función responsable, se hace
una política de comité (cuadros). Algunos comunistas, mejor dicho afiliados a
la Alianza (alusión a la infiltración, N. de la R.) caen bajo la influencia de
la ideología burguesa". Todo el discurso de Tito es una serie de lamentos
de la ineficiencia del régimen y del "chovinismo'', es decir los
conflictos nacionales. "Si nosotros - concluyó Tito- hubiéramos tenido
estas condiciones antes de la guerra que el enemigo tiene ahora, muchas cosas
hubiéramos terminado antes de la guerra". Quiso decir que la situación es
tan precaria para los comunistas que existe el peligro de una
contrarrevolución. Tuvo que admitir que el nivel de vida está bajando y para
remediarlo exigió la lucha implacable contra los conflictos nacionales, contra
las influencias occidentales, el desorden y la ineficacia de la administración
pública y sobre todo contra los saboteadores de las reformas económicas,
obviamente vinculando esa oposición al chovinismo granservio que resiste las
tímidas medidas en favor de la descentralización de las inversiones. Para que no
haya equívocos en ese sentido, habló el mismo Rankovic y señaló los peligros
que implica semejante posición de los servios para el régimen comunista y la
unidad estatal:
"Servia - dijo entonces el ahora depurado Rankovic - es la república
más grande y el pueblo servio la nación más numerosa en la comunidad socialista
de pueblos y nacionalidades de Yugoeslavia. De ahí, con justa razón, se impone
el grado mayor de responsabilidad para el desarrollo normal de las relaciones
entre nuestros pueblos. Sin embargo, hay comunistas en Servia que no son
conscientes de ello. No cabe duda de que el mayor empeño de los comunistas y de
todos los hombres progresistas en Servia en rebatir de manera más eficaz el
chovinismo, facilitaría la lucha de los comunistas en otras repúblicas contra
su propio chovinismo... La pasividad, la vacilación y las oposiciones, surgidas
en las filas comunistas en Servia durante el año pasado... pudieron suscitar
nuevas suspicacias, lo que perjudicó a la Liga Comunista de Servia y a la Liga Comunista
de Yugoeslavia en su totalidad...".
Pocos días antes, en su discurso en la ciudad croata Dubrovnik, Rankovic
condenó expresamente las tendencias unitarias de los comunistas servios, que
serían partidarios de la política "de mano fuerte". Es precisamente
el cargo, formuIado contra Rankovic después, el 1° de julio del año en curso en
reunión del Comité Central. Eso constituye la motivación oficial de la chistka
de Rankovic, de su grupo y de los jefes principales de la policía política,
organizada y controlada por él. Así se develó que Rankovic era la cabeza
invisible de la policía secreta, pues últimamente y en vista de su sucesión de
Tito se lo presentaba totalmente desvinculado de este aparato de represión, tan
siniestro y odiado.
Según los textos oficiales y las noticias incompletas que pudimos recoger
desde la destitución de Rankovic, casi simultánea al cierre de la redacción del
presente número, se puede concluir que el cargo aducido contra Rankovic -
asegurar su control completo del aparato estatal y partidario mediante la
policía política- está íntimamente unido al problema de la sucesión de Tito,
tan debatido en la prensa mundial en los últimos años, pero silenciado
totalmente en Yugoeslavia.
El dictador comunista y yugoeslavo tiene 74 años, edad no excesiva para un
Churchill o Adenauer, pero en el caso de Tito, quien tuvo una vida turbulenta y
propensa a los goces de la vida, además enfermo, según se afirma, cabe suponer
que en adelante le será difícil controlar todos los resortes del poder. Es una
tarea ardua incluso para un hombre pletórico de fuerzas. En un sistema
autocrático todo el poder está concentrado en un solo hombre.
Por esa razón, ante los jerarcas comunistas yugoeslavos se plantea el grave
problema de la sucesión de Tito. Ese problema es importantísimo en todo sistema
autocrático y especialmente en el comunista, donde, por falta de sucesor
natural, el futuro autócrata debe asegurar su poder eliminando previamente a
sus rivales. Basta evocar las luchas en torno de la sucesión de Lenin que
dieron al régimen de Stalin el carácter tan siniestro.
El problema de sucesión, grave y peligroso de por sí, es casi irresoluble
en un Estado plurinacional y heterogéneo como Yugoeslavia, donde el puelblo
servio no tiene, ni de lejos, la fuerza y la influencia del pueblo ruso en
Unión Soviética. Servia representa - ese hecho hay que tenerlo siempre
presente- tan sólo la cuarta parte del territorio y de la población total de
Yugoeslavia y en lo económico y cultural es un país menos desarrollado que las
naciones que quiere dominar.
Por concurso de circunstancias, por la designación de Stalin y por falta de
conciencia nacional, Tito consiguió dentro del partido comunista y de su
régimen desempeñar el papel de árbitro frente a diferentes tendencias e
intereses de sus dirigentes, de conformidad con las diferencias de
nacionalidades en Yugoeslavia. Aunque croata de origen, fue aceptado por los
servios en primer lugar por haber luchado en la última guerra, obedeciendo las
instrucciones de Stalin, por el restablecimiento de Yugoeslavia en su función
de la Servia engrandecida. A causa de eso contó con el apoyo masivo servio. Los
servios Io aceptaron porque además contaba con el respaldo de Rusia, en este
caso la Rusia comunista pero siempre Rusia, que para los servios es y fue
siempre la protectora de sus intereses nacionales, sobre todo en los conflictos
con los alemanes. Luego, Tito se casó con una comunista servia.
El partido comunista yugoeslavo no dispone de otra figura que llene, aunque
sea en parte, los requisitos de Tito para no provocar las sensibilidades
nacionales en el conglomerado multinacional yugoeslavo. Es verdad que se pensó
en ciertos dirigentes eslovenos, porque Eslovenia tiene frontera únicamente con
la "república socialista" de Croacia. Los eslovenos estuvieron
siempre en buenas relaciones con los croatas y pertenecen al mismo ámbito de la
cultura occidental. Eslovenia tiene 1.600.000 habitantes y nadie debe temer su
hegemonía. Sin embargo, los dirigentes comunistas eslovenos, hombres de
inclinaciones intelectuales, no disponen de fuerza suficiente en el aparato
militar y policial para imponerse al poderoso Rankovic, hasta hace poco
considerado sucesor predestinado de Tito.
En cambio, Rankovic ha sido hombre de mano fuerte, fundador y amo de la
policía secreta; dirigente muy influyente dentro del partido dominado por los
servios y gozaba de cierta popularidad entre el pueblo servio porque no oculta
su posición granservia. Empero, tales ventajas constituyen su defecto a los
ojos de la mayoría abrumadora de los súbditos de Tito. Se lo tiene por uno de
los responsables principales de las terribles opresiones y matanzas colectivas
no sólo de los opositores croatas, eslovenos y servios, sino de la vieja
guardia comunista durante la depuración antistalinista en 1948. Después del
reacercamiento Belgrado-Moscú, se creía que Rankovic trataría de apoyarse
totalmente en los soviéticos para asegurarse el respaldo en la probable
represión que ejecutaría contra los pueblos no servios de Yugoeslavia.
Semejante perspectiva infunde temor incluso a quienes no reaccionan ante los
conflictos nacionales; incluso hay dirigentes comunistas servios que temen el
retorno a los anteriores métodos terroristas, suavizados en parte por la
necesidad de conseguir divisas y la ayuda de Occidente. A Rankovic lo temen
también los círculos eclesiásticos de todas las confesiones. Por eso,
últimamente se dejó fotografiar con los prelados católicos.
No resulta claro si Tito y en qué medida ha participado en las luchas
preliminares por su sucesión. Desde el punto de vista psicológico se entiende
que no le gusta hablar de ello, pero debe preocuparle que su sucesor preserve
lo que considera su obra más importante. Thomas A. Crawford, corresponsal de
United Press en Belgrado, señala que Tito en su acusatoria contra Rankovic,
Stefanovic y su grupo, destacó que los servios deben tener en cuenta a los
demás pueblos de Yugoeslavia: "Las palabras del mariscal Tito pusieron de
actualidad el problema multinacional de Yugoeslavia en la más franca referencia
hecha hasta hoy en la capital. Tito es croata, grupo nacional que suma más de
cuatro millones de habitantes de raigambre católica y tradiciones de Europa
occidental, en contraposición a los servios-ortodoxos del Sur- que estuvieron
cinco siglos bajo el dominio de los turcos". (La Prensa, Buenos
Aires, 3/VII/1966).
No cabe duda que Tito como jefe comunista evidenció realismo político y probablemente sabe que su sucesor debe poseer bastante fuerza y capacidad para mantener unido el partido y el Estado. Rankovic, dijimos, satisface, en ese sentido, ciertos requisitos, pero al mismo tiempo suscita tanta oposición que, al morir Tito, podría hacer peligrar la misma existencia de la comunidad estatal de Yugoeslavia. La unión, realizada en las circunstancias excepcionales de la guerra, podría mantenerse únicamente mediante represiones recrudecidas, sobre todo fuera de Servia.
Indudablemente, Rankovic lo comprendió y preparándose para suceder a Tito,
prevé las dificultades con que tropezará. El VIII Congreso de la Liga Comunista
Yugoeslava, celebrado bajo el signo de la parcial derrota del centralismo, fue
interpretado como una adversidad para Rankovic. Pero se notaba que estaban
aglutinándose grandes resistencias dentro del partido, especialmente en
Belgrado. The Times londinense informó que a principios del año en curso más de
2.000 dirigentes comunistas servios renunciaron en son de protesta contra las
incipientes medidas de la descentralización. Luego en la III reunión plenaria
del Comité Central, celebrada en marzo último, Rankovic tuvo que decir a los
servios ciertas verdades que Tito no osó decirlas. Antes de la
"purga" se podía suponer que Tito y Rankovic se habían repartido los
papeles. Rankovic trataría de presentarse a los pueblos no servios como
adversario del chovinismo servio. Acompañó a Tito en el viaje a Rusia, y además
se trasladó a Italia donde negociaba con los gobernantes democristianos.
Sin embargo, los observadores bien interiorizados (por ej. el Dr. Juraj
Krnjevic, presidente del Partido Agrario Croata en el exilio) se preguntaban si
los comunistas estarían tramando la destitución de Tito[3].
Otros observadores extranjeros, como Víctor Meier[4],
advirtieron el año pasado que Rankovic, para asegurarse la sucesión de Tito,
está asignando los más importantes cargos en la policía y en la organización
partidaria a sus amigos servios. Cuando el prestigioso comentarista político
suizo estaba escribiendo su análisis, no pudo prever que eso podría ir contra el
mismo Tito. Recién a principios de julio tuvimos la interpretación oficial de
los esfuerzos de Rankovic y de su control de las conversaciones telefónicas y
del movimiento de los altos dirigentes comunistas, vieja práctica en todos los
regímenes totalitarios. Es muy probable que Rankovic, en la lucha por la
sucesión de Tito, buscara apoyo de los círculos granservios y mientras jugara
el nuevo papel de un humanista comunista y de adversario de la política
granservia, arrastrado por sus adeptos, se hizo peligroso para el mismo Tito.
Por ello, tuvo que ser destituido.
A PRlNCIPIOS de julio Tito congregó a todos los miembros del Comité Central
en la isla de Brioni, donde es amo absoluto y consiguió la condena unánime de
Rankovic y su segundo Stefanovic, ministro del interior encargado de la policía
política así como de su grupo. Trátase de una jugada de tipo del Príncipe de
Maquiavelo, y el éxito estuvo asegurado por anticipado. Sería interesante saber
cómo fueron descubiertos los planes de Rankovic y de su grupo y cómo ellos no
se percataron del peligro al trasladarse a Brioni. ¿De qué fuerzas de represión
disponía Tito contra el poderoso Rankovic? Por supuesto, que es falsa la imagen
de un Tito paternalista y es evidente que el viejo dictador dispone de su policía
personal y cuenta con la organización militar, que Rankovic nunca pudo
controlar totalmente. El lugarteniente de Tito en el ejército es un antiguo
comunista, ex obrero metalúrgico, igual que Tito. Se trata de Ivan Gosnjak,
nacido en Sisak (Croacia), ministro de las fuerzas armadas. Se impone, pues, la
comparación en la eliminación de Beria por los jefes militares.
Los diarios yugoeslavos publicaron ciertos datos y discursos de Tito
concernientes al desarrollo y las conclusiones de la IV reunión plenaria del
Comité Central de la Liga Comunista de Yugoeslavia, celebrada en la isla de
Brioni, que ratifican algunas deducciones.
Los 125 miembros del Comité Central se enteraron recién en Brioni del
verdadero propósito de la reunión. Rankovic y sus adeptos cayeron en la
emboscada, bien custodiados en la isla por la guardia personal de Tito. La
famosa unanimidad comunista en tomar las resoluciones fue asegurada por
anticipado. En esta "unanimidad" estaban incluidos hasta las víctimas
de la "chistka" de modo que al final Tito pudo elogiar al
"compañero Marcos” (Rankovic) por su renuncia espontánea, destacando con
evidente cinismo que ello prueba el amor a la libertad y el humanismo de los
comunistas.
Tito habló al comenzar y terminar la reunión. Fue bastante breve en
comparación con sus interminables exposiciones en otras reuniones partidarias.
El dictador comunista yugoeslavo manifestó que en la reunión del Comité
Ejecutivo (Politburo) del 16 de junio último, se había formado una
"comisión partidaria-estatal" de seis miembros con el fin de
investigar "las deformaciones" en la todopoderosa policía política,
dirigida por Svetislav Stefanovic, y cuyo jefe real era el "compañero
Marko", es decir Alexander Rankovic. Admitió que previamente existió la
investigación de una "comisión técnica", probablemente la policía
especial de Tito. Hubo que investigar, dijo Tito. para
verificar las causas por las que no se ejecutaban las resoluciones del VIII
Congreso del partido respecto a la conducción económica. Tito recalcó que esa ineficiencia
se constató también en la III reunión plenaria del Comité Central en marzo
último, pero que se había quedado a mitad de camino, sin establecer las
verdaderas causas y que eso fue un craso error. (Luego veremos que su causa fue
el temor a Rankovic y su grupo comunista servio). "Todo eso se arrastra
desde hace varios años, casi un decenio", puntualizó Tito. Empezó por no
controlar a la policía política de Rankovic, ni impedir "sus
deformaciones". Tito reiteró que no culpaba a la policía política como
conjunto y destacó, enfáticamente, los méritos de Rankovic en la lucha contra
el enemigo de clase, es decir, el terrorismo implacable y las matanzas en masa
durante y después de la guerra, cuando murieron centenares de miles de
personas, inclusive un grupo de los viejos comunistas, tachados de
cominformistas. Rankovic y Stefanovic son para Tito responsables únicamente de
las “deformaciones" en los últimos años.
¿En qué consistieron tales "deformaciones"?
Tito declaró que el grupo de Rankovic trató de controlar el aparato
partidario y estatal. Se produjo "la lucha fraccionista y de grupo, la
lucha por el poder", lo que hizo peligrar "la unión de nuestro
pueblo" y la "unidad de la Liga comunista (partido). "Se creó
la. desconfianza recíproca, de arriba a abajo. ¿No se
parece eso a lo que ocurrió en la época de Stalin? Creo que tiene bastante
parecido". (No se olvide que Tito dijo a su tiempo que Stalin había
superado en crueldad al mismo Gengis Khan).
A un observador poco interiorizado del modo esotérico con que se expresan
los comunistas, podría escapársele la gravedad de esos cargos. "El
fraccionismo", "la lucha por el poder", "la amenaza a la
unidad partidaria y estatal" y "estalinismo" son las acusaciones
más graves y terribles que pueden pronunciarse entre los comunistas
yugoeslavos. Por eso cuando Tito reprocha a Rankovic la lucha por el poder, lo
acusa, de hecho, de querer dar uno do los clásicos golpes de Estado servios
para asegurarse con métodos stalinistas el poder mientras viva Tito. Visto que Rankovic,
forzosamente, tuvo que buscar apoyo de los comunistas servios, lo que implica
el desafío a la mayoría no servia en Yugoeslavia eso, en realidad, constituye
el principio de la desintegración yugoeslava en el caso del éxito del golpe.
De modo que no es extraño que los integrantes del Comité Central hayan
aprobado sin reparos el informe de "la comisión partidaria-estatal",
presentado por su presidente, el macedonio Krsto Crvenkovski. Este acusó a los
jefes del Servicio de Seguridad de Estado (UDBA) de todo lo que adujo Tito y
además de su "cerrazón e insinceridad" durante la investigación. El
Comité Central aceptó la "renuncia" de Rankovic a las funciones
partidarias, mientras que Svetislav Stefanovic, jefe nominal de la UDBA, fue expulsado
del Comité Central y del partido comunista. Se eligió una comisión que
proseguirá con la "chistka". En lugar de Rankovic, como secretario
del Comité Central, fue nombrado Mihailo Todorovic, y Dobrivoje Radosavljevic
como miembro del mismo Comité en lugar de Stefanovic. Se puso mucho cuidado que
ambos fuesen servios, quienes, por lo demás, constituyen la mayoría en el
Comité Central.
Tito habló nuevamente al clausurarse la reunión y esta vez con cierto
alivio. Rankovic y su grupo habían capitulado sin resistencia, y por ello Tito
quiere ahora aquietar a la opinión pública, particularmente a los servios y al
personal de la policía política. Insiste en la repercusión en el extranjero, ya
que todo eso podría perjudicar el presunto gran prestigio de su gobierno. Lanza
nuevos slogans para calmar a la opinión pública. Sin embargo, admite que temía
seriamente por la unidad del partido. La palabra temor aparecerá varias veces
en su discurso. Se infiere claramente de sus palabras que temió especialmente
al nacionalismo servio. Llama a la lucha contra las desviaciones nacionalistas,
servias, sin duda alguna. Pide que la destitución de Rankovic no se interprete
como una derrota de los comunistas servios. Reconoce que debió antes eliminar
el "fraccionismo", pero tuvo terror de abordar ese "dramático
problema", pues era incierto cómo repercutiría en "la vida y el
desarrollo internos" y en el extranjero. Apela a Rankovic para que esta
crisis no se proyecte en el ámbito nacional e invita a la policía política a
continuar con su enérgica lucha contra el enemigo de clase, si bien hace falta
depurar a fondo sus filas y el aparato partidario en general.
La prensa yugoeslava, pese a las directivas de subrayar el triunfo de la
unidad y la demostración de la eficacia del Comité Central, no logró ocultar su
desorientación. Siguiendo la pauta oficial destaca, en forma asaz torpe, el
peligro de la lucha por el poder y el culto de la personalidad creado en torno
a Rankovic. Sobre el particular, el informe de la comisión investigadora dijo
expresamente:
"En los últimos años muchos cuadros de la seguridad estatal llegaron a
ocupar, con criterios especiales, funciones políticas y estatales de mucha
responsabilidad. Con semejante procedimiento se creaba y afirmaba la lealtad a
personalidades y no a la obra del socialismo y a los objetivos del Comité
Central''. Citando este párrafo, los fervientes comentaristas tuvieron que caer
en otro extremo, rindiendo pleitesía a la personalidad de Tito.
"Está fuera de lugar, pues, cuando se habla de la responsabilidad política
y otra, meditar que hay figuras históricas meritorias (Rankovic) e
imprescindibles. Hay una sola personalidad meritoria - Tito"
[5].
La prensa extranjera interpretó bastante bien el alcance de la depuración,
es decir, como contragolpe de Tito a la revolución de palacio en preparación
por parte del grupo de Rankovic y, además, como prueba de una honda y peligrosa
crisis del régimen y del Estado. Menos acertados fueron los comentarios de que
la destitución de Rankovic significaría una victoria de la corriente liberal
entre los comunistas yugoeslavos, lo que llevaría a un sistema pluripartidario.
La respuesta la dio el mismo Tito al hablar, una semana después, en Belgrado a
los ex combatientes comunistas El dictador comunista rechazó de plano
semejantes conjeturas hablando expresamente contra periódicos occidentales,
diciendo "que se trata de una tremenda equivocación", pues no cabe un
procedimiento liberal para con las desviaciones nacionalistas y "las
influencias negativas de la ideología occidental". En Yugoeslavia rige la
libertad únicamente para los comunistas y "otra gente honrada", no
contraria a la Liga comunista ni al socialismo. "Esta es mi respuesta al
Occidente", terminó Tito[6].
Tito en el mismo discurso reveló un hecho desconocido, o sea que ya en
marzo de 1962, el Comité Ejecutivo del Comité Central (Buró Político) había
discutido durante tres días acerca de las manifestaciones del nacionalismo que
"aparecía" por doquier, "especialmente en Belgrado". En
aquella ocasión Tito había dicho que las relaciones en la cúspide partidaria no
satisfacían, que había tensiones nacionales y "cocinas políticas" con
la participación de no comunistas también. La discusión fue muy acre y al final
parecía que los ánimos se habían calmado. En realidad, "algunos dirigentes
se encerraron en sí mismos". En otros términos, Tito reconoce que nada se
había solucionado, y se pasó a la lucha sorda y subterránea y a los
preparativos del golpe de Estado por parte del grupo de Rankovic. Los
conflictos - continuó Tito - reaparecieron en el momento de la reforma
económica. Tampoco omitió aludir a los ex movimientos nacionalistas
anticomunistas para despertar emociones pasionales de los comunistas.
"Subsiste, por supuesto – expresó - el resto de los chetniks en Servia, de
ustachi en Croacia y de la guardia blanca en Eslovenia".
Tito dedicó buena parte de su discurso "al problema de la hora" –
según lo calificó el corresponsal de Le Monde-, es decir a su temor de que la
destitución de Rankovic pueda incitar el nacionalismo servio. Trató de calmar a
sus partidarios, destacando que la reacción entre los comunistas servios fue
más bien favorable.
La Asamblea Federal de Belgrado, en su sesión del 14 de julio, aceptó por
aclamación la renuncia de Rankovic a la vicepresidencia de la República. Su
lugar lo ocupa ahora Koca Popovic, ex ministro de relaciones exteriores, de
nacionalidad servia. Por consiguiente, para apaciguar a los comunistas servios
fue elegido este intelectual servio, hijo de una acaudalada familia burguesa.
Popovic es mal reputado en Croacia y Eslovenia, pues se lo considera
responsable de las matanzas en masa, consumadas, al terminar la guerra, contra
los soldados croatas y eslovenos entregados a los comunistas por las
autoridades británicas en mayo de 1945. Ese hecho, para las
servios, no es el defecto, sino gran mérito de Popovic[7].
Koca Popovic es elegido, por supuesto unánimemente, por cuatro años, pero, de
acuerdo a la Constitución, no sucede automáticamente al presidente vitalicio
Tito; al nuevo presidente tendría que elegir la Asamblea Federal de Belgrado.
EL conflicto en torno a la sucesión de Tito abre una honda crisis entre los
jerarcas comunistas. Basta acotar que con la destitución de Rankovic, de la
"vieja guardia" del Partido Comunista Yugoeslavo de 1945, quedan sólo
Tito, Popovic y Kardelj. Antes del V Congreso del Partido (1948) fueron
depurados Andrija Hebrang y Zujovic-Crni; luego fueron destituidos Neskovic y
Milovan Djilas. De muerte natural fallecieron Moshe Pijade y Kidric. Ahora le
tocó a Rankovic. Las vacantes fueron ocupadas por hombres nuevos, pero sin el
ascendiente de los viejos, de modo que entre las filas comunistas reina la
pusilanimidad.
Ateniéndonos a los hechos, no vamos a entrar en conjeturas y trataremos de
precisar el alcance y el sentido político de la reciente "purga"
yugoeslava.
El dictador yugocomunista con su acción contra el Beria yugoeslavo,
Rankovic, vicepresidente y comunista N° 2, mucho más poderoso que Milovan
Djilas, ex N° 2, demostró que todavía domina en el partido y en el Estado. Su
posición se ve momentáneamente fortalecida. Pero la causa de la crisis no fue
eliminada, sino ahondada. El grupo "stalinista" de Rankovic es
netamente servio. Por consiguiente, la liquidación de Rankovic constituye, en
cierta medida, el desafío al sentimiento nacional servio. Para mantener el
equilibrio. Tito deberá proceder, con el pretexto que sea, contra los
destacados comunistas de otras nacionalidades. Es probable que la primera
víctima haya sido el general Venceslao Holjevac, comunista croata, degradado
por solidarizarse con la crítica "destructora", formulada por los
filósofos comunistas de Croacia en la revista Praxis. No están afectados
sólo Holjevac y el grupo de los inquietos intelectuales en Croacia y Eslovenia,
quienes, usando de la restringida libertad de expresión, empezaron, en base a
la doctrina ortodoxa marxista, a formular críticas al régimen, reacio a toda
crítica posible. Todo dictador comunista de turno, en principio, es dueño de la
verdad política, mientras que "el socialismo científico" provee la
respuesta clave para comprender el proceso histórico. Por eso los comunistas en
el poder están siempre tentados de recurrir a la dialéctica de '"las
purgas", los campos de concentración y los tiros a la nuca. Por un lado,
hay alivio por la destitución de los odiosos jefes policiales y por el otro, el
temor a las represiones que podrían sobrevenir para mantener la cohesión de las
resquebrajadas filas comunistas. Tito, hace justamente un decenio, asombró a
sus simpatizantes occidentales cuando durante la revolución húngara repudió la
actitud de Imre Nagy y declaró que eran saludables los tanques de Nikita
Khrushchev, porque fue necesidad política la preservación del régimen comunista
en Hungría.
No será fácil contener el iniciado proceso de destitución de los
principales agentes del terror y la represión comunistas. Cada vez más se
planteará el problema de la responsabilidad de Tito, no sólo entre los
comunistas croatas, crónicamente atemorizados, sino también entre los agresivos
jerarcas servios.
Tito se enfrentará con el difícil problema de su sucesión. Comprenderá que
la herencia que muy pronto habrá de dejar está preñada de problemas insolubles.
El régimen, el Estado que logró restablecer, se mantienen únicamente gracias a
la favorable situación exterior. Para comprender mejor esa verdad, dolorosa
desde el punto de vista de los oprimidos pueblos de Yugoeslavia, basta señalar
que los numerosos exiliados políticos de Yugoeslavia no cuentan con apoyo
alguno en Oeste o Este. Por el contrario, Tito recibe asistencia tanto de Moscú
como de Washington, no tanto debido a la fuerza real del ejército yugoeslavo
que en caso de guerra se desintegraría en pocos días igual que el ejército
monárquico en 1941, según lo afirma Phillis Audi, profesor de la Universidad de
Londres[8].
Más que con la fuerza del ejército yugoeslavo, en Moscú y Washington se
cuenta con la importante posición estratégica de Croacia y Eslovenia. Ningún
rival quiere ceder por anticipado esta posición tan neurálgica. Todo cambio de
este equilibrio precario podría hacer peligrar el régimen y el Estado de
Yugoeslavia.
La destitución de Rankovic, con todas sus implicaciones, indica que dicho
cambio no debe necesariamente provenir desde afuera. El problema de la sucesión
de Tito podría significar el comienzo de una serie de situaciones explosivas,
que exigirán de los patrocinadores de Tito en Moscú y en Washington claras
definiciones. Pues podrían darse las condiciones de movimientos revolucionarios
nacionales contra el régimen y contra el Estado yugoeslavo, con apoyo de uno u
otro bando en el conflicto.
Dichos movimientos estarían contestes con el ideario de la ONU que sostiene
el derecho de autodeterminación. Ese derecho cabe interpretarlo en doble
sentido: como derecho de cada país a decidir sobre su gobierno y como derecho
de cada grupo social nacional a realizar su propio Estado. Ambas versiones
deben ser tomadas en cuenta en el caso de producirse cambios en Yugoeslavia. A
sus súbditos les asiste el derecho a deponer el régimen comunista. Igualmente a
los pueblos que integran el conglomerado plurinacional yugoeslavo les incumbe
el derecho de la determinación nacional, incluyendo el derecho de separación.
En teoría lo reconoce también el Partido Comunista, pues Yugoeslavia, según su
constitución, es un Estado plurinacional, integrado por cinco pueblos: el
servio, el croata, el macedonio, el esloveno y el montenegrino. Todos esos
pueblos, así reza la constitución, igual que en la Unión Soviética, tienen el
derecho a separarse. Es verdad que en la práctica ese derecho está desvirtuado,
pues el gobierno comunista sostiene la teoría de que los pueblos de Yugoeslavia
habían consumado ese derecho durante la guerra al declararse por la vida común
en la federación multinacional yugoeslava, donde todas las repúblicas, salvo
Bosnia y Herzegovina, dicen los portavoces oficiales, están constituidas de
acuerdo al criterio nacional. Se sobreentiende que dicha teoría tiene validez
hasta tanto la apoye la dictadura comunista, que persigue despiadadamente a los
que se atreven a reclamar el derecho de la autodeterminación nacional[9].
Sin embargo, partiendo del derecho natural, expresado en la Carta de las
Naciones Unidas, no se puede aceptar la teoría sobre el presunto derecho
consumado, una vez por siempre, de los pueblos de Yugoeslavia a la
autodeterminación nacional. Desde el punto de vista de las democracias
occidentales, incluso la implantación del régimen comunista en Yugoeslavia se
realizó en contravención de los acuerdos precisos, concertados entre los
Aliados occidentales y la Unión Soviética. Desde el principio se consideró que
Yugoeslavia no podía caer bajo la influencia exclusiva de la Unión Soviética.
Churchill anotó en sus memorias que había acordado con Stalin la división de la
influencia en Yugoeslavia 50:50 [10]
En Yalta, Roosevelt, Stalin y Churchill resolvieron que en Yugoeslavia sería
formado el gobierno por los comunistas y los representantes del gobierno en el
exilio y que, terminada la guerra, los pueblos de Yugoeslavia deberían decidir
en comicios libres sobre el régimen que prefieren. Se acordó que ni las tropas
angloamericanas ni las soviéticas ocuparían el territorio de Yugoeslavia.
Londres y Washington respetaron lo estipulado, pero los soviéticos habían
ocupado el área al norte del Drava y el Danubio, muy importante desde el punto
de vista estratégico. Previamente habían conquistado a Belgrado y la Servia
septentrional, y entronizaron a Tito. Todo eso lo justificaban como necesidad
militar para poder avanzar hacia Austria y Alemania.
Los comunistas, por supuesto, no cumplieron con las promesas respecto a las
elecciones libres y su poder fue impuesto a los pueblos de Yugoeslavia. Fue
vulnerado el derecho democrático de decidir sobre el propio gobierno. Menos
todavía pudieron declararse los croatas, los
eslovenos, los macedonios, los montenegrinos y nutridas minorías nacionales -
la albanesa, alemana y húngara- si querían o no vivir en el Estado
plurinacional yugoeslavo, que pese a la teoría oficial sobre 'la "unidad y
fraternidad", actúa en su función de Servia engrandecida.
Los conflictos que podrían surgir en torno a la lucha por el poder y la
sucesión de Tito, abren lejanas posibilidades de reparar las injusticias
infligidas a los principios democráticos y al derecho nacional. El mundo libre,
al abogar por una solución justa y equitativa, contribuiría a la eliminación de
un peligroso foco de posibles choques en un terreno neurálgico donde fue
disparado el primer tiro de la primera guerra mundial. Con el establecimiento
de los Estados libres de Croacia y Eslovenia, cambiaría a fondo la relación de
fuerzas en la zona adriático-danubiana. Italia y Austria se sentirían aliviadas
de la presión soviética. Y la Europa occidental ganaría dos nuevos miembros constructivos
de la comunidad europea que tradicionalmente aspiran y gravitan hacia la
colaboración europea.
Buenos Aires.
Desde el octavo Congreso del Partido Comunista Yugoeslavo en diciembre de
1964 hasta la reunión de la comisión central en marzo de 1966.
DEL 7 al 13 de diciembre de 1964 sesionó en la Casa Sindical de Belgrado el
Octavo Congreso de la Liga de los comunistas de Yugoeslavia. Como era de
esperar, el Congreso deliberó sobre los asuntos más importantes y de mayor
actualidad. El problema nacional y las dificultades económicas privaron sobre
los demás temas. Y como los problemas económicos están íntimamente ligados a
los problemas nacionales, los contrastes nacionales, en rigor, confirieron la
impronta al congreso. Otro tema importante versó sobre la juventud y su
desinterés por el comunismo, planteándose el problema de los
"cuadros" y de las nuevas generaciones en la Liga comunista, y de su
influencia en la evolución de la sociedad. También se habló bastante de los
problemas científicos y culturales. Se hizo hincapié en la importancia y el
significado de la autogestión que, en vista de las aspiraciones de las
repúblicas, comunas y empresas a independizarse del centralismo y la hegemonía
de Belgrado, constituye un problema netamente político. También se dedicó gran
atención a las cuestiones internacionales, si bien su peso en comparación con
las dificultades internas disminuyó en este congreso. En los tres congresos
anteriores (el quinto celebrado en 1948; el sexto en 1952 y el séptimo en 1958)
la situación internacional, particularmente las relaciones dentro del bloque
comunista, desempeñaron un papel mucho mayor que en el congreso que nos ocupa.
Tito en su exposición inaugural se ocupó de todos los problemas de
importancia en el plano interno y externo. Su exposición se tituló: "El
papel de la Liga comunista en la construcción ulterior de las relaciones
socialistas y en la lucha por la paz y el socialismo en el mundo". Kardelj
abordó los temas económicos (Las tareas socio-económicas del desarrollo
económico en el período próximo) y Rankovic se ocupó de los problemas políticos
y organizativos de la Liga de los comunistas de Yugoeslavia. La exposición de
Vlahovic (Las corrientes ideológicas en el nivel actual de nuestro desarrollo y
las tareas futuras de la Liga de los comunistas en Yugoeslavia) se limitó a
repetir tesis y posiciones contenidas en los tres informes anteriores, tratando
de darles un cierto ropaje científico. Su informe se redujo al palabrerío
seudocientífico, típico de un funcionario partidario. Kolisevski se refirió a
"Las modificaciones y complementos de los estatutos de la Liga de los
comunistas de Yugoeslavia" y su informe tiene carácter meramente
partidista y administrativo.
Las exposiciones de Tito, Kardelj y Rankovic dieron la pauta y marcaron el
rumbo a todo el trabajo del Congreso, y su tesis y ponencias figuraron
mayormente en la Resolución final. Todo fue preparado a fondo, de modo que el
congreso, inclusive los debates, se desarrollaron conforme a un plan
preestablecido. Es obvio que todos los problemas fueron discutidos con
anterioridad y las decisiones tomadas en la cumbre del partido.
La declaración de Bakaric, importante personero comunista en Croacia, se
publicó una semana antes de la reunión del congreso, y en sus lineamientos
básicos concordaba con las resoluciones del congreso, lo que prueba que los
círculos dirigentes habían llegado al acuerdo previamente en lo concerniente a
todos los problemas de importancia. Pro foro externo se salvó la aparente
unanimidad de miras, aunque durante el congreso se oyeron también opiniones y
pareceres opuestos.
Todos los informes son muy largos, escritos en el estilo partidista
monótono y engorroso, cargados de repeticiones y a menudo oscuros. Es preciso
cierto esfuerzo y gran paciencia para leerlos. Esa técnica de informes
larguísimos e interminables discusiones es característica del mundo comunista y
su objetivo es impresionar, absorber y cansar a sus lectores u oyentes.
En nuestra reseña nos referiremos sólo a los problemas de capital
importancia, tal como fueron enfocados y resumidos en la Resolución del
congreso. Trátase de problemas muy importantes para el futuro de Croacia y
tienen significado en el plano general.
Pero antes de abocarnos al análisis de cada tema, es preciso ver quiénes
son o qué profesiones y gremios representan los delegados en el Octavo
congreso. Según el diario Vjesnik, del 9/XII/64, fueron elegidos 1452
delegados, y asistieron al congreso 1442. Los delegados elegidos representaron
a estos gremios y profesiones:
Nro. de delegados |
Porcentaje |
|
Obreros de la producción |
350 |
24.1 |
Trabajadores socio-políticos |
345 |
23.8 |
Secretarios de comités |
238 |
16.4 |
Funcionarios |
133 |
9.2 |
Ingenieros y técnicos |
127 |
8.7 |
Oficiales de las Fuerzas Armadas |
110 |
7.6 |
Trabajadores culturales |
50 |
3.4 |
Agricultores |
34 |
2.3 |
Estudiantes secundarios y universitarios |
23 |
1.6 |
Trabajadores sanitarios |
16 |
1.1 |
Demás profesiones |
26 |
1.8 |
Total |
1.452 |
100 |
De los delegados en el Octavo congreso los obreros representan apenas el
24%, es decir menos del cuarto del total de los delegados. Ese número es muy exiguo,
por cuanto la Liga de los Comunistas se declara representante político de la
clase obrera en primer término. Muy pequeña e insignificante fue la
participación de los agricultores, o sea el 2.3%, aunque alrededor del 50% de
la población activa total está ocupada en el campo. Por lo tanto, su papel para
los comunistas no tiene importancia. Los obreros y agricultores conjuntamente
constituyen el 26% del total de los delegados. En esos dos grupos debería
apoyarse la sociedad comunista y, sin embargo, en el partido del pueblo
trabajador están en minoría. En cambio, "los trabajadores sociopolíticos
estaban representados con el 24%, casi en la misma proporción que los obreros
de la producción. Muy afín es la categoría "secretarios de comités",
que forman el 16% de los delegados. Esos dos grupos dan el 40% del total de los
delegados. Se trata de políticos profesionales, de funcionarios del partido, de
burócratas comunistas que dirigen el partido y cubren los puestos clave, en
forma directa o indirecta, en la administración estatal y en la economía. Esta
clase dirigente, según la declaración de Bakaric, comprende principalmente a
los funcionarios del tiempo de la guerra, es reacia a las reformas y se aferra
al poder. Es la "nueva clase" gobernante, dominada por elementos
granservios. Con tales "políticos profesionales" son afines también
los oficiales de las fuerzas armadas de Yugoeslavia, representados en el Octavo
congreso tres veces más que los agricultores; con los "profesionales
políticos" forman el 48%, casi, la mitad de los delegados en el Octavo
congreso de la Alianza comunista, instrumento de una exigua camarilla
gobernante y burócrata.
Por 800 afiliados a la Liga comunista fue elegido un delegado al Octavo
congreso. Multiplicando este número por el total de delegados, el número de
afiliados a la Liga comunista importaría 1.161.600, vale decir el 10,1% de la
población total mayor de 19 años en 1961. Según otros datos anteriores, esta
cifra sería de 1.030.000. Por lo tanto, el partido comunista comprende la
décima parte de la población adulta y es una minoría insignificante. En esa
minoría domina la tenue capa de funcionarios partidistas, vale decir de
"políticos profesionales", quienes a través de la Liga comunista
gobiernan al país. Es bueno tener presente estas relaciones numéricas al leer
las declaraciones de los dirigentes comunistas sobre la "democratización
de la sociedad socialista", "el movimiento obrero" y
presunciones por el estilo.
Se conocen los datos referentes a los delegados por república; mas no por
su nacionalidad, lo que sería muy interesante dado el carácter multinacional
del conglomerado yugoeslavo.
SITUACIÓN INTERNACIONAL
Tito, en su exposición, se ocupó extensamente de la situación
internacional, fijando su posición, particularmente en lo que atañe a los
llamados países socialistas.
En los últimos años la política exterior de Yugoeslavia se movió dentro de
formas determinadas y Tito, de hecho, no dijo nada nuevo. Se trata de conocidos
slogans: la política de coexistencia pacífica, respaldo a los esfuerzos de
desarme y al acuerdo de Moscú entre la Unión Soviética y los Estados Unidos
sobre la restricción de experimentos atómicos, colaboración con los países no
comprometidos, ayuda a los países en desarrollo y la condena del presunto neocolonialismo
de los Estados Unidos y sus aliados. Todo ello es también la base de la
política exterior soviética en los últimos años.
Refiriéndose a las relaciones imperantes en el movimiento obrero
internacional, Tito condenó la política de Pekín, esgrimiendo estos argumentos:
Los dirigentes del Partido Comunista chino quieren imponer al mundo una
política de fuerza; niegan al Partido Comunista de la Unión Soviética el papel
rector en el movimiento obrero internacional, arrogándoselo para sí. Están
"irresponsablemente” dispuestos a crear "la tercera fuerza"
junto con algunos países capitalistas y provocan conflictos fronterizos con
pretensiones territoriales de "grandes proporciones"; desacreditan la
política de coexistencia pacífica y activa exigiendo que el gobierno y el
partido soviéticos modifiquen ahora su política interior y exterior, volviendo
a la línea stalinista; los dirigentes comunistas chinos con esa política y con
sus ataques contra los actuales jefes del Partido Comunista soviético están
escindiendo el movimiento obrero internacional.
Tito, pues, defiende la línea de Khruschev y la de sus sucesores. Ante el
nuevo equipo soviético asume una actitud expectante en relación con el
desarrollo de las relaciones soviético-chinas. Su actitud radical frente a los
chinos da la impresión de temer un acercamiento eventual, aunque temporario,
entre Moscú y Pekín, que debilitaría la posición de los comunistas yugoeslavos
en el ámbito comunista internacional. Idénticos motivos determinaron, acaso, la
defensa que hizo Tito de Khruschev y de su política.
Los ataques a China se deben también a otras causas. El entredicho chino-
soviético mejoró la situación de los países comunistas en Europa
Centro-oriental al debilitar la influencia soviética. La consecuencia es que
esos países se empeñan en librarse cada vez más de la influencia moscovita y en
independizarse en su política interna y externa. La Unión Soviética está tan
comprometida en el frente chino que ya no puede aplicar la fuerza en los países
satélites. De ahí que haya cesado el peligro para Europa occidental libre, pues
a la Unión Soviética no le interesan ahora complicaciones y conflictos en esa
parte del mundo. Todo ello favorece la desintegración del bloque de la Europa
oriental hasta ahora dirigida con puño de hierro por Moscú. Esa tendencia se
manifestó en forma más evidente en Rumania, donde los comunistas llevan hoy una
política "nacionalista", establecen estrechos vínculos económicos y
políticos con las democracias occidentales y se distancian de la Unión
Soviética sin caer bajo la influencia del comunismo chino de tipo stalinista.
En el fondo, la Albania stalinista eligió ese camino. La tendencia de
emanciparse de los soviéticos y la actitud hostil hacia Tito a causa de un
millón de albaneses bajo el yugo servio en Kosovo-Metohija, llevaron a los
comunistas albaneses a buscar el lejano amparo chino.
Ese giro no favorece a Tito ni a Yugoeslavia. En las fronteras
septentrional y meridional se hallan dos países comunistas que en caso de
importantes conmociones internas, no ofrecen garantía, y la vecina Albania
puede convertirse incluso en abierto agresor.
La tesis y puntos de vista de Tito concernientes a la situación política
internacional y a las relaciones con los demás partidos comunistas fueron
adoptados por el Congreso e insertados en su resolución final.
CONTRASTES NACIONALES Y EL PROBLEMA NACIONAL PENDIENTE
En los últimos años el problema nacional viene cobrando mayor importancia
en los debates públicos de los comunistas yugoeslavos. En los primeros años de
la posguerra se discutió muy poco al respecto, por cuanto en opinión de los
comunistas el problema nacional quedó "definitivamente solucionado".
Se recalcaba la "unidad y la fraternidad" como el máximo logro de la
guerra y de la revolución. Pero resurgieron las viejas dificultades en las
relaciones de los croatas y otros pueblos frente a la hegemonía servia, de modo
que ya no podía ocultárselas. El mismo Tito se ocupaba cada vez más del
acuciante problema. El discurso de Tito, en Split, en 1962, lo expuso en forma
amplia. Desde entonces los problemas económicos no se separan de la cuestión
nacional. El conflicto entre la clase dirigente servia y los pueblos no servios
se viene agudizando incluso en los círculos comunistas. Lo prueban las
declaraciones de Bakaric en 1964. Durante el Octavo Congreso de la Liga
Comunista de Yugoeslavia se debatió largo y tendido sobre el
"nacionalismo" y el "chovinismo" en conexión con los
problemas económicos, culturales, educativos y de organización partidaria. El
mismo problema fue tratado como tema político aparte en la resolución del
congreso.
Tito fue el primero en hablar del problema nacional, luego lo trató con ensión Kardelj, lo mismo que
Vlahovic. Rankovic lo tocó de pasada, refiriéndose a la organización partidaria
y al "centralismo democrático" y a la Liga Comunista de Yugoeslavia
como fuerza rectora y cohesiva de la sociedad.
Tito formuló las directivas partidarias sobre ese problema, repetidas luego
en todos los discursos, filtrándose sin embargo puntos de vista algo
divergentes. En el capítulo "las relaciones internacionales en nuestra
federación" de su exposición, definió la nueva posición de la dirección
comunista ante el problema nacional en Yugoeslavia. Según Tito, el Partido
Comunista de Yugoeslavia aun antes de la guerra tomó posición ante el problema
nacional, que definitivamente halló su solución de "la manera más
democrática", de conformidad con los pueblos interesados. Ahora se
trataría del desarrollo futuro de las relaciones "entre-nacionales"
dentro de la solución partidista. En vísperas de la guerra, el partido confirió
al problema nacional su auténtico contenido marxista. "Tal actitud de
nuestro partido ante el problema nacional suscitó la confianza de todos
nuestros pueblos en el partido comunista", dijo Tito. "Y el contenido
de las relaciones entre los pueblos debe ser tal que consolide la unidad y
fraternidad de nuestros pueblos".
Tal sería la actitud principista de Tito y de la Liga comunista frente al
problema nacional. Dicha posición no se alteró desde la preguerra. Se falsea la
realidad y se sostiene que los pueblos del conglomerado multinacional
yugoeslavo durante la guerra solucionaron "de mutuo acuerdo" el
problema nacional, pero, de hecho, a los pueblos de Yugoeslavia se les impidió,
antes, durante y después de la guerra, pronunciarse sobre la solución del
problema nacional: "La solución" de este problema se adoptó
arbitrariamente por el Partido Comunista en base a la concepción granservia. A
los croatas y otros pueblos no servios se les impuso por la fuerza la unidad
yugoeslava que no desean, pisoteándose brutalmente su derecho de
autodeterminación. Hoy esa situación constituye para Tito “una solución
democrática", y lo demás serían detalles. Pero el hecho de que sobre dicho
problema se esté discutiendo cada vez más entre los jerarcas comunistas y que
el proceso político y económico del país tropiece por ello con crecientes
dificultades, prueba lo contrario.
En el análisis posterior de esos problemas, tanto Tito como los demás
oradores en el Octavo Congreso partidario se apartaron de sus habituales
condenas del "nacionalismo" y del "chovinismo" de ciertas
repúblicas, y en sus juicios se mostraron más flexibles. Antes, tales ataques a
las repúblicas se referían principalmente a los croatas y los eslovenos,
subrayándose sin cesar la necesidad de la integración yugoeslava. Tito, al
inaugurar la feria internacional de Zagreb el 5 de septiembre de 1964, habló
expresamente de "nuestra integración nacional", mientras que ahora en
el congreso partidario celebrado en Belgrado modificó considerablemente su
terminología. Ahora impugna a los comunistas que opinan que "en nuestro
proceso socialista las nacionalidades están perimidas y que deben
extinguirse". A cargo de esos comunistas Tito declaró:
"Ellos confunden la unidad de la Nación con la liquidación de las
nacionalidades y con la creación de algo más grande, nuevo y artificial, es
decir de una nacionalidad yugoeslava uniforme, lo que se parece a asimilación,
unitarismo y hegemonismo. La integración socialista yugoeslava es un nuevo tipo
de comunidad social, en la que todas las nacionalidades encuentran sus interese
comunes”.
La condena de Tito de los círculos granservios unitaristas y hegemonistas
es sólo un gesto táctico, una concesión verbal a los pueblos no servios, si se
tiene en cuenta su declaración inaugural sobre el problema nacional
presuntamente solucionado. En su nueva terminología "la integración
socialista yugoeslava", "el patriotismo socialista yugoeslavo" y
"el proceso de la ulterior integración inter-nacional de nuestra
comunidad", significan, de hecho, la negación del derecho a la libertad
nacional de los pueblos que integran a Yugoeslavia e implica su integración
forzosa. Vale decir, es la confirmación del status quo ante.
Los dirigentes comunistas no se ocuparían de esos problemas si la situación
actual en las relaciones de los pueblos no servios hacia Servia y el
centralismo granservio no fuese tan tensa y crítica. La gravedad de esa
situación se refleja en las palabras de Tito acerca de las contradicciones en
las relaciones entre los pueblos. Tito la define así:
"Ciertas contradicciones, tanto en la federación como en las
repúblicas, tienen su raíz en lo que, al parecer, es lo sustancial en el
desarrollo económico de nuestro país, en la distribución
administrativo-burocrática y en otras irregularidades, en el distinto grado del
desarrollo de las repúblicas y regiones, etc. Eso conduce a manifestaciones
esporádicas, por parte de los elementos chovinistas, heredadas de la
Yugoeslavia de preguerra; ellos aprovechaban ávidamente tales debilidades, y a
veces incluso algunos comunistas se dejan engañar".
"Los fenómenos del chovinismo deben ser descubiertos, estudiados a
fondo; hay que investigar sus fuentes y causas y tratar de eliminarlos de nuestra
vida social. Esos fenómenos se manifiestan a veces en todos los aspectos de la
vida social: en la economía y en el desarrollo económico, en la cultura, en
artes y ciencia, y particularmente en la historiografía. La eliminación gradual
de esos fenómenos depende, en primer lugar, de las relaciones económicas y de
las medidas que tomemos en ese terreno, es decir de cómo estamos resolviendo
esos problemas".
"Las deformaciones nacionalistas aparecen también a causa de las
tendencias estatistas y burocráticas que refrenan los procesos de la
integración entre nuestras naciones. Por un lado provocan las tendencias
estatistas y burocráticas, el desprecio unitarista de la función
socio-económica de las repúblicas y de las provincias autónomas, y por otro lado
generan tendencias al enclaustramiento en "sus fronteras". Ambas
tendencias, en el fondo, son nacionalistas e igualmente nocivas para el proceso
normal de la integración social y económica".
"Los colectivos obreros son los que más sufren de tales deformaciones,
igual que la autogestión social, pues ellos tienden a la integración socialista
en la producción y no a la desintegración nacionalista o al unitarismo y el
centralismo".
"Para los productores no hay fronteras, pues sus intereses son
idénticos a los intereses de toda la comunidad social".
Huelga puntualizar aquí que entre el centralismo y la hegemonía granservia
por un lado y los croatas y otros pueblos no servias por el otro, se libra una
lucha abierta incluso dentro de las filas comunistas, no hay "coexistencia
pacífica", sino una encarnizada "guerra fría". Como últimamente
los croatas y los eslovenos censuraban abiertamente la política
"federal" de Belgrado, la siguiente observación de Tito apunta en
primer término a los comunistas croatas y eslovenos:
"En todas nuestras repúblicas, en todas regiones nacionales, a veces
algunos manifiestan su preocupación por los intereses nacionales presuntamente
amenazados, Esos hombres ven sólo las consecuencias negativas de distintas
medidas de nuestra política económica que afectan su "territorio",
ven provecho y beneficio sólo para otros territorios. Se muestran incapaces de
considerar globalmente y de manera objetiva nuestro desarrollo económico, es
decir el proceso de nuestro sistema económico y su supeditación a los factores
objetivos".
"Tales hombres a menudo se arrogan el derecho le autotitularse
“protectores” de los intereses nacionales de este o aquel pueblo. Sin embargo,
cuando es preciso ocuparse del pleno desarrollo de la autogestión social y de
los derechos de los trabajadores para que el verdadero interés nacional se
concretice en forma plena e inmediata, con frecuencia suelen oponerse
seriamente a ese desarrollo progresivo del sistema de la autogestión
social".
Tito critica acremente también los fenómenos del "nacionalismo"
en la cultura y la historiografía. En ellas se manifestarían del "modo más
tenaz" "las tradiciones negativas", "los aspectos negativos
del pasado, para ejercer una fuerte presión en la conciencia de los
hombres", lo que requiere de los comunistas "una premeditada acción
ideológica en la lucha por la represión aún más exitosa de las interpretaciones
nacionalistas de los logros culturales y de la herencia del pasado".
Aplicado al pueblo croata, eso significa que los croatas deberían renunciar
a sus valores culturales de tipo occidental y a su historia, aunque en la
Yugoeslavia actual esos valores son sistemáticamente pisoteados y silenciados,
y los servios les imponen, como a los demás pueblos, su ideal cultural y sus
tradiciones. En ese terreno, desde 1918 los croatas están en la defensiva y
ahora, según Tito, deberían capitular.
Tito, además, admite que el "nacionalismo" y el
"chovinismo" contagiaron también a la juventud.
Para él, la solución hay que buscarla en primer lugar en el "nuevo
sistema económico". Una medida eficaz sería "la restricción del campo
de acción de los métodos administrativos en la regulación de las relaciones
económicas entre los pueblos" "...y con ello limpiaremos nuestras
filas de las deformaciones nacionalistas". La solución del problema
nacional depende en gran medida también del "nuevo sistema
económico", con la mayor participación de los productores en la
autogestión de la empresa. En opinión de Tito, otra importante medida para
reprimir el nacionalismo sería la acción ideológico-política de los comunistas
"en la actividad educativa diaria dentro del espíritu de la unidad y
fraternidad y del patriotismo socialista yugoeslavo en todas las esferas de la
vida social". Esta medida no es sino la integración yugoeslava cultural y
política en el espíritu de Alejandro Karageorgevic y del portavoz de la
política granservia, Alejandro Rankovic. Para destacar la importancia de esas
medidas Tito exige “la consecuente eliminación y represión de todos los
elementos nacionalistas, idealistas y conservadores, en los planes docentes,
programas y manuales de educación, en la misma docencia, etc.". Una
aplicación total de ese programa significaría la capitulación total de los
pueblos no servios frente al granservismo, que en nombre del "nuevo
patriotismo socialista yugoeslavo" persigue asegurar en forma permanente
su hegemonía.
La oposición a esta hegemonía crece hasta en las filas comunistas, lo que
preocupa particularmente a Tito. Al respecto dijo:
"Ocurre que a veces somos demasiado tolerantes ante ciertos lamentos
nacionalistas y chovinistas por las posiciones nacionales presuntamente
amenazadas y ante los intereses de esta o aquella región. Algunos en la Liga
comunista se convierten incluso en los portavoces de esos fenómenos".
"En primer lugar debemos comprender que en nuestras condiciones
actuales el nacionalismo burocrático-centralista y burocrático-particularista
no es menos peligroso y contrarrevolucionario que el nacionalismo burgués
clásico".
"En lugar de comprenderlo, algunos se comportan de manera
irresponsable y hasta benévola hacia distintos fenómenos nacionalistas, y
algunos recurren a los harto conocidos “argumentos” de la ideología chovinista
burguesa".
Como salida de esta difícil situación, Tito exige "el fortalecimiento
de la unidad de nuestros pueblos y nacionalidades y del patriotismo socialista
yugoeslavo". Es la misma política granservia, practicada hasta ahora. En
parte cambiaron los slogans y ciertos acentos, pero en sustancia quedó la misma
línea política. Así Tito, al concluir su exposición y consideraciones sobre el
problema nacional, reafirma lo que dijo al principio, es decir, que el problema
nacional está en principio "definitivamente solucionado".
Kardelj, en su exposición, trató también el problema nacional. Su enfoque,
si bien determinado por la política partidista, refleja en muchos puntos el
descontento actual de los eslovenos y los croatas con la Yugoeslavia y el
régimen granservios de la "federación". En su disertación titulada
“El aspecto económico de las relaciones ente-nacionales”, Kardelj se refirió a
todos los contrastes nacionales en el campo económico, y en el centro de sus
consideraciones planteó el postulado de "la independencia económica de
cada pueblo", como punto de arranque para el desarrollo ulterior del
sistema económico en Yugoeslavia como "comunidad multi-nacional". La
aplicación cabal de ese principio equivaldría a la emancipación política y, en
la última línea, a la separación de Eslovenia, Croacia (con Bosnia) y de otras
repúblicas. Esa reclamación radical de Kardelj no concuerda con sus actitudes
anteriores y su explicación debemos buscarla en el descontento actual de las
amplias masas populares en Eslovenia con la política inversionista de la
"federación" y con el centralismo de Belgrado en general. Kardelj,
ahora por vía indirecta, reaviva el antiguo programa comunista respecto a la
solución del problema nacional en base a la asociación voluntaria de los
pueblos "con el derecho de separarse", derecho rechazado por Tito y
por los comunistas servios aún en vísperas de la última guerra mundial y
pisoteado en la actual Yugoeslavia.
Pero Kardelj se esfuerza por quedar bien también con la
"federación" y con la línea oficial del partido, desvirtuando su
postulado principista en estos términos:
"El problema de la igualdad económica de los pueblos se plantea por
ello (se refiere al carácter multinacional de Yugoeslavia) en dos aspectos:
coano problema de la independencia económica, es decir, como autogestión
popular y como problema de la eliminación gradual de las diferencias básicas en
el nivel del desarrollo de la base material de la vida nacional".
Kardelj prosigue: surgen opiniones que "se olvidan de uno u otro
aspecto de ese problema, o de ambos" y tales concepciones nacen "tanto
en el ámbito de la perimida estrechez nacionalista como de la tendencia
estatista y unitarista".
La panacea que propone Kardelj para la solución de las relaciones de las
nacionalidades en "las relaciones económicas socialistas en nuestro
país" sería la siguiente:
"El punto de partida de las relaciones económicas entre-nacionales es,
sin duda, la independencia económica de cada pueblo que le asegure la
independencia en el trabajo y en la disposición de los frutos de su trabajo,
vale decir, en la construcción de la base material para el desarrollo de su
propia cultura y civilización".
"Por supuesto, aquí no pienso en una independencia absoluta, pues tal
no existe. En nuestra época, los pueblos del mundo, y particularmente los que
están tan ligados por destino en una comunidad socialista como Yugoeslavia,
están unidos con tantos vínculos que aquí no podemos hablar sólo de la
independencia sino de la interdependencia. Mas esta dependencia no viene
impuesta desde arriba sino que es resultante de los intereses comunes de los
trabajadores de todos los pueblos".
Kardelj, pues, pide la independencia en la dependencia recíproca. Esa
"independencia económica nacional en las relaciones económicas
socialistas” la define como "un aspecto pacífico del autogobierno de los
trabajadores". Esas relaciones deberían regularse conforme al mismo
principio que rige para las relaciones socialistas hacia los hombres, es decir
"la distribución según el trabajo y la autogestión en las comunidades de
trabajo", pero "cada uno de acuerdo a su capacidad y a cada uno según
su rendimiento". Si las relaciones económicas entre los pueblos se basaran
en otros principios, entonces no habría igualdad, según lo subraya Kardelj.
Kardelj, en consecuencia, pide que se transfieran los "medios de la reproducción
ampliada", o sea los fondos de inversiones, a la esfera de la autogestión,
lo que se ajusta al nuevo programa partidario respecto al autogobierno. De ese
modo Kardelj reconcilia sus postulados "nacionalistas" con la nueva
línea partidaria, y más adelante trata de suavizarlos con la interpretación de
que el nuevo papel de la autogestión imprimirá "nuevo estímulo a los
auténticos procesos progresistas de integración entre los pueblos en el terreno
del desarrollo económico". Pese a su profesión de lealtad "a la
integración nacional", el sentido principal de su futura acción y el papel
de la Liga comunista de Yugoeslavia", no abordó exposición es: cuanto más
lejos de la federación y de Belgrado ("las tendencias estatistas unitaristas")
mejor, o "nuestra bolsa en nuestro bolsillo". Son los conocidos lemas
en Croacia en la época de la preguerra.
Será interesante seguir la posición de Kardelj. ¿Retrocederá (tal vez por
razones tácticas) como Bakaric o persistirá en la defensa de los intereses
eslovenos?
Rankovic en su exposición, que giró sobre "Los problemas actuales, la
futura acción y el papel de la Liga comunista de Yugoeslavia", no abordó
específicamente el problema nacional, pero tomó una actitud clara. Informando
sobre los fenómenos y procederes negativos, se refirió también a las
"graves deformaciones" de algunos que originan círculos cerrados,
"sociedades íntimas", donde se habla de política en forma
irresponsable y se desvaría con palabrerío chovinista..."
Rankovic exige la vigilancia, la unidad y la represión enérgica de tales
fenómenos. Esa amenaza apunta a buen seguro a la oposición comunista croata.
Además, fustiga la demagogia de "pequeños burgueses", de
"liberales imaginarios" y de otros, de la que "a veces no está
inmune ni la prensa, destacándose unos diarios más que otros". Con
relación a la crisis deportiva, Rankovic censura a la prensa por su
"sensacionalismo pequeño y grande". Es interesante registrar que el
diario de Zagreb, Vjesnik, hasta el otoño de 1964 criticaba con frecuencia la "federación"
y a Belgrado (debates sobre fundiciones de hierro, crisis en el deporte,
demanda de construir la autopista Zagreb-Split sin consultar a la
"federación", el atraso de la industria croata, etc.), pero de golpe
esa crítica enmudeció. Una declaración de Bakaric a dicho diario marcó el fin
de esa campaña y al parecer significó una decisiva retirada frente a Rankovic.
Rankovic, es verdad, se declara en pro de las relaciones democráticas en la
Liga comunista y en la sociedad, y en su discurso explicó "nuevas
características y el fondo del principio del centralismo democrático",
pero advirtió claramente a sus críticos y sostenedores de la liberación que él
y su grupo mantienen firmemente el poder en sus manos, que son dueños del
Partido y del Estado, y no los "demagogos", los "pequeños
burgueses", los "liberales" y los "chovinistas". Les
anunció en forma inequívoca una "lucha permanente y sin cuartel". Sus
palabras, evidentemente, fueron dirigidas en primer término a los opositores
croatas y eslovenos.
Hasta el montenegrino Vlahovic dedicó largo fragmento de su discurso al
problema nacional. El también subraya "el carácter multinacional" de
la comunidad yugoeslava, pero en forma llamativa recalca que "los
comunistas deben librar una batalla decisiva para la consolidación de la unidad
y fraternidad" y que "ciertas posiciones son retrógradas,
arrastrándonos a la ciénaga del nacionalismo y el chovinismo". Vlahovic en
todo adopta la línea de Tito sobre la "solución definitiva" del problema
nacional. En qué forma y en qué medida está resuelto ese problema crucial lo
prueba el llamado a la lucha para reprimir “las manifestaciones nacionalistas y
chovinistas" y contra "los intentos de crear oasis nacionalistas y
distintos bunkers chovinistas, ante todo, en las filas de la Liga
comunista". En el fondo se trata de la concepción granservia acerca del
problema nacional de Yugoeslavia, solucionado al punto que, por el descontento
surgido, es preciso llevar una lucha abierta dentro de la Liga comunista y allí
empezar a destruir "los bunkers chovinistas".
Tras las exposiciones de Tito, Rankovic y Vlahovic no había duda alguna
sobre qué posición se adoptaría en la resolución del congreso sobre el problema
nacional. Pro forma se condenó también el centralismo y el unitarismo
burocrático, mas el centro de gravedad se transfirió a la lucha contra "el
nacionalismo y el chovinismo" en el sentido del "encierro en sus
marcos nacionales", lo que apunta contra los pueblos no servios en
Yugoeslavia. Por último, la insistencia en "fortalecer la unidad y la
fraternidad" y el "patriotismo socialista yugoeslavo" es una
ratificación abierta del carácter granservio de Yugoeslavia y de la política
practicada hasta ahora y el reconocimiento que la lucha de los pueblos no servios
por su liberación nacional continúa y que no se detiene pese a la amenaza y la
fuerza.
LA POLÍTICA ECONÓMICA
A los problemas económicos dedicó el Octavo congreso una atención
principalísima. Las dificultades y las crisis surgidas en la economía, sumadas
a los conflictos nacionales y la disputa de las "repúblicas" con la
"federación" en el terreno económico, confieren prioridad a esos
problemas, lo que subrayó Tito de modo especial en su discurso.
Antes de referirnos a esos temas, es menester enumerar los principales
problemas y dificultades de la economía yugoeslava.
En Yugoeslavia la desocupación cobró dimensiones grandes y molestas. Las
cifras de los desocupados no se han publicado, pero, en base a datos e
informaciones, se estimaba que en 1964 el número de los desocupados sobrepasaba
de 500.000. Esa cifra no disminuye, sino que tiende a aumentar a causa de la
afluencia de la mano de obra del campo a las ciudades y debido a la crisis
industrial. Como escape de esa sobrecarga económica se recurre a la salida
legal de los obreros a los países libres de la Europa occidental. "La
Yugoeslavia socialista" envía a sus obreros a los "países
capitalistas" para atenuar su crisis económica. Según Bakaric, a
principios de 1964 tenían ocupación en el exterior cerca de 150.000 obreros y
durante ese año la cifra aumentó. Las autoridades están forzando la salida al
extranjero para conseguir divisas. El déficit de la balanza de pagos es cada
vez mayor y de esa manera se procura mejorarla. La exportación no sigue el
volumen de la importación, lo que provoca el aumento del déficit y a la vez
origina serios trastornos económicos, particularmente en la industria que
depende de los productos importados. El consumo masivo también sufre a causa de
la negativa balanza de pagos, puesto que debe restringirse la importación de
los bienes de consumo. Se decidió devaluar nuevamente el dinar, cuyo valor a
partir de 1965 es 1.250 por dólar, en lugar de 750.
La gran carga del entero desarrollo económico proviene de la permanente
crisis en la agricultura. La producción agropecuaria no puede cubrir las
necesidades del consumo interno. El sector socialista aumentó en cierta medida
la producción de cereales y de plantas industriales, pero las cosechas no
alcanzan a satisfacer la demanda de los consumidores. Durante años ese déficit
se viene cubriendo con la ayuda americana en víveres. Además, la cosecha de
trigo y maíz de 1964 no fue buena, por el mal tiempo y la ineficacia de las
variantes italianas de trigo que fueron impuestas sin experimentos previos. La
producción de carne y de leche satisface menos aún. Aquí la participación del
sector socialista es insignificante, pero como el campesino debe trabajar en
condiciones harto difíciles, se produce el estancamiento y la merma de la
producción, especialmente en lo concerniente al ganado. La secuela de la mala
política agraria es el abastecimiento insuficiente del mercado y la suba de
precios. El nuevo programa no prevé cambio radical alguno de la política
seguida hasta ahora. El encarecimiento de los productos agrícolas lo dictaron
las autoridades en el verano de 1964, en primer lugar para mejorar el
desastroso estado financiero de las granjas agrícolas socialistas, que operan
son grandes pérdidas. Ese aumento de precios estimulará en parte la producción
del sector privado, pero no en tal medida que la situación mejore
sustancialmente. A tal propósito serían necesarias medidas radicales en la
política impositiva y crediticia favorables a los productores individuales. Por
lo demás, el impacto de aumento de precio ya menguó a causa del aumento de los
costos.
El encarecimiento de los víveres es una carga que abruma particularmente al
obrero y al empleado, puesto que la economía, en vista de su productividad
insuficiente, no puede aumentar los salarios en la escala correspondiente sin
sufrir grandes trastornos.
Por otro lado, muchas inversiones improductivas y su gran dimensión se
vuelven contra los consumidores individuales. De ese modo, una gran parte
desproporcional de la renta nacional se invierte en detrimento de la producción
de los bienes de consumo.
Todos esos factores contribuyen en forma permanente y acelerada al alza de
precios y salarios, y como el sector socialista y el Estado regulan en su favor
el mercado, los precios suben más rápidamente que los salarios, aumentando
parejamente el descontento de obreros y empleados. La consecuencia de semejante
desarrollo es la inflación. El valor interno del dinar decae rápidamente.
Para comprender mejor los debates sobre el nuevo curso de la autogestión y
los fondos inversionistas, o sea la llamada reproducción ampliada, es preciso
subrayar el descontento en Croacia y Eslovenia por la política de inversiones.
En Croacia ese descontento culminó en el verano de 1964, después de la decisión
del gobierno federal sobre la construcción de una grande fundición de hierro en
el plan septenal 1964-1970. Belgrado desestimó la proposición croata de
construirla en la costa del Adriático, suscitando así la oposición abierta de
los comunistas croatas. Las dificultades en la producción y el pago de salarios
en la fábrica "Rade Koncar" (Zagreb) se produjeron por la compelida
contribución de altas sumas al fondo central de inversiones y por la provisión
insuficiente de materias primas y productos semielaborados por parte de las
autoridades centrales. El descontento de los obreros se dirigió contra la
"federación". La inundación de Zagreb y partes occidentales de
Croacia demostró que para la regulación del río Sava y la eliminación
permanente del peligro de las nuevas inundaciones existen desde tiempo atrás
proyectos elaborados, cuya ejecución Belgrado imposibilitó. Además, están en el
orden del día en Croacia discusiones sobre la caducidad de vías de
comunicación, transportes, plantas industriales, sobre el sabotaje contra la
construcción de puertos y vinculación al Adriático por vía férrea y una buena
ruta desde Bosnia a la cuenca danubiana. Dicho descontento cundió también en
las filas comunistas, y de ahí el "nacionalismo" y el
"chovinismo" que Tito y otros dirigentes supremos del Partido y de la
"federación" censuran y repudian.
El descontento que cunde en Eslovenia es aún más obvio. Allí, algunas
empresas dejaron de contribuir con "los excedentes" al fondo central
de inversiones de Belgrado, destinándolos a su fondo propio, con propósito de
invertirlos en la economía eslovena sin consulta o consentimiento de Belgrado.
En los círculos bien informados de Croacia se sostiene que los eslovenos de esa
manera están construyendo el puerto de Kopar en el Adriático. Aunque dicho
puerto será competitivo con los puertos croatas, muchos saludan ese proceder de
los eslovenos que se oponen a Belgrado y a la "federación",
instrumento granservio. Al parecer, las empresas en Eslovenia adoptan más y más
esos métodos. Me enteré que una gran fábrica en Eslovenia resolvió no enviar el
cupo fijado del "excedente" al fondo federal de inversiones, sino que
contabilizó dicho importe en el rubro de "inversiones" de la empresa
por orden de su director. En breve plazo lo emplearon en la ampliación de la
fábrica. Pocos meses después vino un control de Belgrado y se descubrió la
maniobra. El director fue procesado y condenado condicionalmente a 4 meses de
cárcel y destituido. Su fábrica la mandó a descansar en Kopar y le costeó todos
los gastos. Después de 3 meses fue incorporado a la misma fábrica como director
técnico. De ese modo la autogestión obrera y social adquiere hoy una función
nueva, es decir, los "colectivos" obreros disponen por sí de los
excedentes e inversiones. Está en formación “un nuevo sistema económico”, consistente
en la desintegración y, como el "viejo sistema" fracasó rotundamente,
había que buscar nuevas soluciones. No es extraño, pues, que el Octavo
congreso, obligado por la situación y el caos imperantes, tuvo que tomar en
consideración las nuevas tendencias y conceder, por lo menos en principio, a la
autogestión la función y la atribución de decidir sobre la "reproducción
ampliada".
Tito y Kardelj subrayaron "el gran progreso" registrado en la
economía entre el Séptimo y el Octavo Congreso (entre 1958-1964), arguyendo que
esos éxitos significan en primer lugar el fortalecimiento del sector social en
la economía. El aumento promedio de la renta nacional por habitante asciende a
7.6% anual, según Tito. Kardelj reconoce que una parte desproporcionalmente grande
de la renta nacional se empleó en la inversión a costa de los trabajadores.
Tito sostiene que la nueva política agrícola dio "buenos resultados"
y "que no es necesario modificar nuestra orientación en la política
agropecuaria". Al mismo tiempo reconoce, lo que es archisabido, "que
la agricultura todavía no está en condiciones de satisfacer las crecientes
necesidades del consumo interno y de la industria manufacturera, ni puede
desempeñar en nuestra exportación el papel que normalmente podría y debería desempeñar".
La consecuencia es "que todavía debemos destinar considerables recursos
para importar alimentos y que el atraso en la producción económica tiene un
impacto desfavorable sobre el nivel de vida de la población y de los procesos
económicos en general".
Para demostrar, no obstante, que el nivel de vida mejoró, Tito y Kardelj
indican cifras sobre el mayor consumo de paños, de corriente eléctrica y
televisores, sobre la construcción de viviendas, pero ocultan la verdadera
relación entre el consumo y el ingreso de los obreros, como asimismo el poder
adquisitivo del salario obrero. Mientras Tito trató de probar, mediante cifras
no verificadas, que la exportación en 1958-1964 aumentó mucho más que la
importación, ocultando desmejoras en el balance de pagos. Kardelj admite que el
"déficit de la balanza de pagos ejerce una presión constante sobre
nuestros procesos internos y como tal es un factor limitativo del desarrollo
social". Además, a causa del déficit, las autoridades estarían obligadas a
introducir distintas medidas "de la distribución administrativa en el
terreno del intercambio de divisas y a tomar varias otras
intervenciones...".
Los problemas económicos fueron discutidos en el Octavo Congreso bajo el
signo de la descentralización. Eso en primer término toca a la política
inversionista, que se convirtió en el campo de batalla de los "conflictos
nacionalistas". La remesa de los "excedentes" al fondo central
de inversiones de Belgrado y la decisión sobre su uso, lo que implica la
reforma de las empresas existentes y la construcción de las nuevas, como
asimismo la ampliación de la economía, degeneró en la lucha abierta de las
regiones no servias contra Servia y la ”federación". Esa lucha se libra en
la administración pública y en la Liga comunista y esa lucha condujo al fracaso
del "viejo sistema". Se busca el "nuevo sistema" mediante
la descentralización. En el nuevo sistema el decidir sobre las inversiones, es
decir "los excedentes acumulados" y "la reproducción ampliada"
sería la atribución de la autogestión.
Dentro del marco de la autogestión obrera y social se decidiría sobre la
distribución del ingreso social, sobre inversiones, amortizaciones y los planes
sociales, en otras palabras la autogestión debería decidir sobre los importantes
problemas económicos que hasta ahora pertenecía a la "Federación" que
resolvía esos problemas de modo soberano, pese a frecuentes cambios de decisión
en lo que concierne, a la "centralización" y la
"descentralización".
Como todos los problemas económicos en el Octavo Congreso fueron discutidos
con miras a la autogestión, y de rebote se debatía en buena parte sobre
"nacionalismo" o el problema nacional pendiente y el nivel de vida,
cabe analizar aquí ese tema de autogobierno. Dada la identidad de puntos de
vistas en todos los problemas básicos se infiere que el círculo íntimo en el
Comité Central de la Liga comunista tomó previamente la conclusión y del
Congreso se pedía sólo su ratificación. No obstante, la exposición de Kardelj
demostró que entre los comunistas hay opiniones divergentes en cuanto a la
concreción de la nueva resolución, y en la discusión, monótona por regla
general, únicamente el croata Tripalo sostenía la posición no ortodoxa y
declaró que ya anteriormente se habían tomado decisiones radicales y expresó su
duda en el éxito de las nuevas medidas.
Hablando de la autogestión obrera y social, Tito subrayó que el período
entre el Séptimo y el Octavo Congreso está marcado por "los grandes éxitos
de las fuerzas socialistas de nuestro país, conducidas por la Liga Comunista de
Yugoeslavia, en la edificación de nuevas relaciones socialistas de la
comunidad, cuyo fondo lo constituye la autogestión del pueblo trabajador en
todos los ámbitos de la vida social". A continuación Tito manifestó que
"el sistema de la autogestión social y de la democracia socialista directa
se convirtió en el fundamento de todo nuestro proceso, la forma principal de
dirigir los asuntos económicos y sociales. Resulta muy rara esta
"democracia socialista directa” en la que todos los problemas de
importancia sobre la distribución del ingreso, la acumulación de los
"excedentes'' y las inversiones fueron tratados, conforme lo confiesan
Tito, Kardelj, Bakaric y otros dirigentes comunistas, por los círculos
centralistas y burocráticos en la "federación", es decir, en Belgrado
y que recién ahora se habla de transferir esa autogestión a sus auténticos
detentores. La impotencia de esa ”democracia
socialista directa" no pudo exteriorizarse mejor. Por supuesto, esos
elogios no son sino frases huecas. Tito en seguida destaca "las
debilidades y molestias que hoy provienen principalmente de afuera, es decir,
de los factores ajenos a la producción". Tito debe admitir que el
desarrollo "de la autogestión obrera no depende ya sólo de los productores"
y que tal autogobierno no podría ejercer ya su función social,
“Si se privara en adelante a los colectivos obreros de disponer con
independencia de los recursos materiales indispensables, es decir, si no
dispusieran de los medios necesarios para el desarrollo y la ampliación de la
producción... Es incompatible con el exitoso proceso de producción la
ingerencia de factores políticos de las comunidades socio-políticas en la
producción social, tal como la tenemos hoy, y sobre todo la intervención de
casi todos los recursos de una empresa y su distribución arbitraria. O lo que
es aún peor, el aprovechamiento de esos recursos para distintos fines
improductivos o en inversiones no rentables y anticuadas. El desarrollo
ulterior de la reproducción ampliada podrá obtener éxito únicamente si los
colectivos obreros pueden disponer de los medios materiales imprescindibles, a
los que según la Constitución tienen derecho".
"Creo - son palabras de Tito - que cometen craso error aquellos
compañeros que opinan que el problema de la acumulación incumbe únicamente a
los factores políticos y quienes desean tenazmente preservar el sistema actual.
Esos compañeros discuten el derecho de los colectivos obreros y participan en
la decisión sobre la distribución y el uso de los medios acumulados".
La actual grave crisis "nacionalista" respecto a la distribución
de excedentes y la decisión sobre inversiones obliga a Tito a reconocer la
impotencia e ineficacia de los colectivos obreros y de la autogestión frente a
los factores políticos centralistas. La negación del derecho a los colectivos
obreros a participar en la distribución y el empleo de los medios acumulados
existe desde el primer día de la autogestión obrera y social que, según Tito,
se quedó sin contenido. Además, hay que sumar aquí el despilfarro de los fondos
arrebatados a las empresas. Tito, en la era de la abierta guerra
"nacionalista" en torno a las inversiones, particularmente entre los
eslovenos y los croatas por una parte y la hegemonía granservia de la
"federación" por la otra, ya no puede silenciar ese hecho.
"Nadie hoy puede negar el hecho de que año tras año hemos robado a la
industria existente con nuestra ingerencia y con amortizaciones y de esa manera
impedimos su renovación. Los medios que de ese modo hemos acumulado los
utilizamos a veces en inversiones improductivas. Semejante política de
inversiones forzadas causó y sigue causando grandes conmociones en nuestro
desarrollo económico y sobre todo contribuye a la inestabilidad del mercado, lo
que en conjunto provoca no sólo el descontento de nuestros trabajadores, de
nuestros ciudadanos, sino también fricciones interrepublicanas".
Tito reconoce que la "federación" saqueaba durante años a la
industria, sacándole incluso los fondos de amortización. Así, de las empresas
fueron llevados a Belgrado no sólo los excedentes fijados sino también los
fondos de amortización para las refacciones más urgentes. Con esos recursos se
construían empresas no rentables, que contribuyeron considerablemente a la
crisis económica y abrumaron especialmente a los obreros, empleados y
consumidores en general. La expresión "la fricción interrepublicana"
se refiere a la oposición de Croacia y Eslovenia a la hegemonía de la
"federación" donde domina la camarilla granservia, cuya política
económica toda tiende a la defensa de los intereses granservios y de la
concepción granservia de la política estatal yugoeslava. Mas la realidad es
dura y no se la puede ocultar.
Respecto a las inversiones y el nivel de vida resultan características estas
consideraciones de Tito:
“Creo que todos estamos de acuerdo en que nuestras inversiones son
exageradas y no se ajustan a la base material de nuestro país, al ritmo de la
acumulación y a la necesidad de elevar paulatinamente el nivel de vida. Eso
influye no sólo en el retroceso de la elevación del nivel de vida sino también
en su estancamiento. Por consiguiente, para que el nivel de vida mejore
constantemente, es necesario, entre otras cosas, cambiar la política
inversionista. Debemos abandonar la construcción de nuevas estructuras
improductivas y de nuevas fábricas no rentables, la construcción de nuevas
fábricas idénticas (en lugar de ampliar y cooperar con las ya existentes, que
requieren mucho menos recursos), pues eso huele y tiende a la autarquía económica
y constituye para nuestra comunidad gran perjuicio y a veces se convierte en
problema político. Nuestra futura política de inversiones debe ser orientada de
modo de asegurar la rentabilidad de los medios invertidos en provecho de toda
la comunidad, en beneficio del nivel de vida. Sobre ese punto deben decir su
palabra los productores en nuestra sociedad socialista. De los trastornos que
obstan al perfeccionamiento del sistema económico, aprobado por la Asamblea
Federal, no puede incriminarse a los colectivos obreros, sino a factores
políticos que se oponen a él".
Mientras más arriba conocimos el movimiento "nacionalista" de la
política de inversiones y de autogestión, aquí nos enteramos de la gravedad
social de esa política irresponsable. Desproporcionalmente a la gran
participación de inversiones en la renta nacional disminuye la producción de
bienes de consumo, es decir, se invierte demasiado en perjuicio de las
necesidades diarias del consumidor. Si todavía se levantan empresas no
rentables e improductivas, entonces nuevas cargas onerosas pesan sobre el nivel
de vida del trabajador. De esa manera, el obrero, el empleado y el campesino
pagan caramente la construcción irresponsable y excesiva de las fábricas, de
los edificios representativos y otros objetos para la realización de los planes
hegemonistas de la clase granservia gobernante y para satisfacer las ambiciones
primitivas y el prestigio de los dirigentes comunistas. De ahí surge nuevamente
el problema político en su aspecto nacional y social. La declaración de Tito
confirma el caos político y social existente, causado por la política de
inversiones.
Esta grave situación surgió pese al hecho, reconocido por Tito, "de
que desde hace tiempo se proclamó el principio de que los productores directos
deben ser los principales portadores de la reproducción ampliada...".
Sobre ese principio debe construirse un nuevo sistema, "pues la práctica
anterior y los resultados de la acción de la autogestión obrera y social
confirmaron convincentemente el carácter socio-político y económico de la
decisión de los productores directos dentro de sus organizaciones". Así
los productores podrían siempre hallar "las mejores y más racionales
soluciones a los problemas de producción, de planificación, inversiones y
productividad en su empresa, con el propósito de incrementar constantemente el
ingreso y los fondos de la organización obrera, y con ello de sus ingresos
personales". A juicio de Tito, es menester "hacer nuevos esfuerzos
para desarrollar más y profundizar la autogestión y la democracia socialista
directa, para poder progresar con más éxito y más rápidamente". Por esos
motivos "debemos con más decisión y rapidez emprender nuevos cambios en el
sistema socio-económico, en el sistema de la distribución social... Con tales
cambios en el status de las organizaciones económicas, en el proceso de la
reproducción social se posibilita a los colectivos obreros crear en forma más
libre y lograr el ingreso que distribuirán directamente de acuerdo a sus
intereses y necesidades, y los de la comunidad entera. Ese debería ser el nuevo
fundamento de la autogestión y del futuro desarrollo de todas las relaciones
sociales".
Tito destacó que esos principios fueron proclamados hace tiempo y ahora
expone los obstáculos a su realización. Empiezan en distintas empresas y
comunas "al obviar los órganos de la autogestión, con la interferencia
administrativa y los trámites burocráticos"..."Tales relaciones y
métodos, ya superados por nuestro desarrollo, conducen sólo al debilitamiento
del papel rector de las fuerzas socialistas, y ante todo de los comunistas,
alimentando a los elementos burocráticos y burgueses y otros fenómenos y
tendencias negativos, hasta antisocialistas, y acarrean nuevas problemas y
dificultades...".
Otros obstáculos serían las tendencias burocrático-centralistas en las
empresas fusionadas por vía administrativa, en el burocratismo republicano y
federal, etc. Tito y la Liga comunista proclamaron nuevamente el principio de
la determinación directa de los productores respecto a la "reproducción
ampliada", pero no se discierne cuál sería el camino para realizarlo. Por
la enumeración de los impedimentos se tiene la impresión de que los jefes
comunistas dudan seriamente del éxito de sus nuevas decisiones.
Mucho más concreto y preciso ha sido Kardelj. En su disertación se presentó
en doble papel: como orador de la oposición "nacionalista" eslovena y
como miembro de la dirección de la Liga Comunista de Yugoeslavia.
Antes de abordar los problemas económicos centrales de la acumulación y de
la reproducción ampliada, Kardelj se ocupó extensamente de los llamados
"presupuestos económicos del progreso social", con lo que distingue
dos grupos de problemas: 1) Dificultades y disposiciones estructurales "en
el desarrollo económico y social. La dificultad principal estriba aquí en que
la participación del ingreso personal en la renta nacional es muy exigua, y la
participación de las inversiones demasiado grande, lo que disminuye el nivel de
vida. Sobrevino la inflación, favorecida por la producción insuficiente de los
artículos alimenticios. La reducción de las inversiones y el incremento de la
producción agropecuaria son, a juicio de Kardelj, las condiciones
indispensables para superar las llamadas "dificultades y desproporciones
estructurales".
2) El segundo grupo de problemas se refiere a la industria extensiva y a la
política de inversiones. Relacionado con estos problemas está el comercio
exterior, que arroja cada vez mayor déficit en la balanza de pagos. "La
economía extensiva" consiste en primer término en el derroche de los
medios de inversión, en la prolongación de los períodos de construcción, en la
construcción de plantas excesivas, en su inadecuada ubicación, en la
edificación de objetos costosos. Paralelamente surgen las dificultades derivadas
de la afluencia masiva de los jóvenes campesinos a los centros urbanos e
industriales, lo que implica alto número de desocupados.
Pero mayores dificultades surgen "en las relaciones productivas
socialistas y en la autogestión", en "la distribución de los
productos del trabajo social" y en "la reproducción ampliada".
Analizando esos problemas, Kardelj se declara contra "la mentalidad de
cierta clase de paternalismo estatista", pero tampoco sostiene la libertad
completa de los colectivos obreros, sino la intervención moderada del Estado,
es decir "se entiende que en las condiciones de la autogestión obrera
sería totalmente irreal e insensato en principio rechazar los instrumentos de
la autoridad estatal en el ámbito de la vida económica". Pero esa ingerencia
"en nuestras condiciones actuará inevitablemente en el sentido de limitar
y suprimir la autogestión", es decir, deformará las relaciones socialistas
económicas y políticas, si acumulase en tal medida los instrumentos de la
ingerencia económica y las formas de la centralización administrativa y de la
distribución de los fondos acumulados que poco a poco transformarían al
trabajador en simple ejecutor de los programas de edificación, fijados en forma
subjetiva y tecnocrática. "Sobre todo resultaría peligroso si tal proceso
fuese acompañado por el error ideológico, ya que precisamente sobre la
ingerencia se basan las relaciones económicas, el verdadero socialismo.
Precisamente de ello quieren convencernos hoy los dirigentes chinos”.·Este lenguaje condicional refleja la situación real en
Yugoeslavia. Todavía siguen encubriendo la realidad como "si los
comunistas chinos los quisieran convencer de ello". De hecho, trátase del
conflicto centralismo-descentralización que caracteriza todo el proceso
económico y político de Yugoeslavia en los últimos años y que tuvo su vigorosa
expresión en el último congreso comunista.
Indudablemente, Kardelj se mueve sobre la línea de los centralistas y
unitaristas servios cuando habla de la necesidad de la "ingerencia
estatal", "del sistema unitario de las relaciones socio-económicas
dentro de la autogestión" y de "la integración simultánea", etc.
Por otra parte, habla bajo la presión de la oposición "nacionalista y
chovinista" eslovena cuando plantea este pedido:
"El punto de partida y el medio de realizar esa orientación debe ser
el esfuerzo para que el trabajador, su colectivo y su organización o su
servicio social, del que es parte integrante, estén en sumo grado en
condiciones de influir en las condiciones de su trabajo, empezando por las
decisiones elementales en el proceso directo del trabajo y a través del sistema
de la reproducción ampliada hasta el plan social...".
"Las relaciones económicas más libres en el país, la independencia de
los productores y su influencia en la reproducción ampliada deben reflejarse,
por supuesto, en las relaciones económicas más libres y amplias con el
exterior. Eso sería la expresión práctica de la integración socialista, que
desconoce las fronteras estatales y siempre tiene por objetivo al hombre
trabajador, del que procede tal integración".
Kardelj pide para los órganos de la autogestión atribuciones en todos los
problemas de importancia en las empresas económicas, subrayando el problema de
las inversiones y del plan social. Pero ahora, como abogado de las aspiraciones
nacionales eslovenas, postula también la independencia de los productores en
"las relaciones económicas más libres y amplias con el extranjero".
Este pedido es idéntico al que formuló Bakaric a principios de 1964, exigiendo
vínculos directos y participación de las repúblicas en las relaciones
internacionales. Aquí se manifiesta en su forma más vigorosa la oposición
croata-eslovena al centralismo granservio de la federación.
Kardelj tuvo que admitir que la realización de esos cometidos tropieza con
grandes y serios obstáculos. "Sobre el sistema de autogestión gravitan los
restos del viejo sistema que restringe sustancialmente su base material y las
posibilidades para su afirmación total..." - dijo textualmente Kardelj -,
para constatar a renglón seguido que la autogestión es imposible o muy difícil
de alcanzar en los terrenos que por su índole dependen de la decisión de la
"federación". Kardelj describe esa forma del centralismo en estos
términos:
“Eso se refiere de modo especial a los ferrocarriles, la energía eléctrica
y otras actividades económicas, donde en vista de la centralización
indispensable del trabajo de orden tecnológico, asoman todavía ciertas
claudicaciones en cuanto a la posibilidad de aplicar el principio de autogestión,
lo que impide la pronta solución de ciertos problemas de máxima importancia en
esos ámbitos. La salida de esa situación no es, por cierto, prolongar los
debates sobre el autogobierno, sino establecer lo antes posible las condiciones
para que el principio de la autogestión se realice plenamente también en las
organizaciones obreras en ese terreno. En otras palabras, es preciso dar a las
comunidades obreras en esas esferas una base material independiente, que hará
posible que los colectivos obreros lleguen a ser en la mayor medida posible
dirigentes independientes de su trabajo. Los problemas de orden tecnológico
pueden resolverse fácilmente si se tiene en cuenta que la autogestión es el
punto de partida y la base de todo el sistema. Se tiene la impresión que en los
debates las razones tecnológicas son mero pretexto, para defender los resabios
del centralismo administrativo en lugar de buscar formas adecuadas del
centralismo democrático partiendo de la autogestión".
La situación financiera es grave también en otros ámbitos no económicos. En
las instituciones científicas, educativas y culturales no hay ingresos y aquí
la autogestión no puede distribuir los excedentes y la asignación de fondos
depende del centralismo burocrático, contrarrestado ahora en el Partido, en la
economía y en otros sectores por el "centralismo democrático" de
Rankovic y la "unidad de la Liga comunista", como la línea ideológica
básica para el nuevo sistema. Kardelj recalca que la aplicación del nuevo
sistema se ve dificultada "porque en nuestra práctica en ciertos puntos se
enfrentan los elementos del viejo sistema con las nuevas relaciones, lo que a
menudo paraliza la eficacia de ambos". Además de esas dificultades
objetivas, Kardelj cita muchas razones subjetivas, entre las que incluye
"las concepciones gran-estatistas", es decir, las concepciones
granservias, que por supuesto no son concepciones subjetivas sino la plataforma
de la organización estatal.
Todas las reformas, pues, deberían empezar por la distribución del producto
del trabajo social en base a la autogestión, y Kardelj lo formula así:
"La tarea más importante para estabilizar las relaciones
socio-económicas socialistas en base a la autogestión es la necesidad de que el
sistema de distribución del producto social sea la parte constitutiva del
sistema socio-económico y que se despoje cada día más de los restos de la
dirección estatal-administrativa". Partiendo de ese principio, Kardelj
fija como primer objetivo inmediato "EI principio de la distribución según
el trabajo...en todas las relaciones hacia los hombres... Lo que quiere decir
que ese principio debe ser el módulo de la distribución entre los miembros de
la comunidad de trabajo, entre las partes de la comunidad de trabajo, entre las
empresas asociadas, entre la sociedad y la comunidad de trabajo, en las
relaciones entre los ueblos y entre las repúblicas, y en las obligaciones para
con la federación".
El sentido de ese postulado es indudable: la independencia
”nacionalista" de la república frente a la federación. "La distribución
según el trabajo" y la asignación de nuevas funciones a la autogestión
plantean el problema de si es necesaria "la federación". En ese
sentido se identifican las demandas croatas y eslovenas y en el Octavo
Congreso. Kardelj sustentaba, en rigor, también la tesis de la
"oposición" croata.
¿Cómo habría de realizarse ese nuevo sistema? El camino no es aún claro.
Como medida más importante, particularmente en cuanto a la política de inversiones,
Kardelj menciona la reforma del sistema crediticio y bancario, el papel del
interés, tarifas más flexibles en el transporte, un plan adecuado para los
fondos de reserva, la reforma del sistema de amortización, etc. Para financiar
los gastos de la federación y de otras "comunidades territoriales"
debería, en primer lugar, utilizarse el impuesto sobre el movimiento de los
productos terminados, varios impuestos a los ingresos personales, tasas e
impuestos aduaneros. Todo ello es todavía indefinido y teórico para poder ver
cómo funcionaría en la práctica el sistema anunciado.
Para el uso de los recursos de la "reproducción ampliada", vale
decir de los fondos de inversión, Kardelj pide una reforma en el espíritu de la
autogestión. Pero como aboga "por la nueva forma de la centralización
democrática en base a la autogestión social y de la correspondiente
centralización de recursos", junto a la descentralización como punto de
partida, y como admite que no existen recetas generales para solucionar esos problemas,
significa que "el nuevo sistema" no está todavía elaborado. La
dificultad principal, pues, no está removida y el problema central de la
economía de Yugoeslavia está lejos de ser resuelto. El resultado más importante
de los debates en cuestión es el hecho de que dentro de las filas comunistas se
enfrentan dos bandos antagónicos: los centralistas y los anticentralistas.
Sobre el nivel de vida de los trabajadores hablaron Tito y Kardelj sin
ofrecerles una mejor perspectiva para el futuro. En opinión de Kardelj, lo más
importante sería aumentar la productividad dentro del nuevo sistema de "la
reproducción ampliada". Otra medida sustancial consistiría en establecer
una relación estable entre "la productividad del trabajo y el consumo personal,
es decir entre el nivel social". En síntesis, la mejora del nivel de vida
de los trabajadores depende del éxito de las reformas relativas a la
autogestión y a la reducción de la participación de inversiones en la renta
nacional en beneficio del consumo personal. Kardelj, a la vez, expone las
dificultades anteriores y reconoce que "últimamente se ha agudizado el
problema del nivel de vida", que las nuevas promesas infunden poca
esperanza en su mejoramiento, pese a la insistencia en el principio: "a cada
uno según su capacidad y a cada uno de acuerdo a su rendimiento".
En la Resolución del Congreso se reconoce el principio de la “independencia
de los colectivos en las decisiones respecto a la reproducción ampliada”.
Destácase también la necesidad de “corrientes integracionistas” y se subraya a
la vez que “las relaciones entre las empresas asociadas deben descansar sobre
el principio de la autogestión y distribución del ingreso según el trabajo”. La
planificación de la “reproducción ampliada” es simultáneamente “el instrumento
de los mismos productores y de la comunidad para orientar el desarrollo
económico”. Las demandas de Kardelj fueron tomadas en cuenta sólo parcialmente
al colocar en el mismo nivel a la federación, las repúblicas y demás
comunidades socio-políticas y al exigirles que su función debe
ser “establecer las condiciones generales para un desarrollo más armonioso de
la economía obviando la disposición indirecta de los recursos...”. Si bien todo
el conflicto gira en torno a la influencia y el papel de la federación, “aquí
su papel está equiparado con el de las repúblicas”.
La Resolución del Congreso subraya también la continuación de la política
agropecuaria en el sentido “del futuro desarrollo del sector social y de la
cooperación más amplia con los productores individuales”, lo que hasta ahora
terminó en repetidos fracasos.
En líneas generales cabe decir que las propuestas de los “liberales”
comunistas croatas y eslovenos fueron aceptadas con muchas modificaciones, pero
que sus principios no fueron refutados. Es interesante acotar lo que piensa esa
oposición comunista de las perspectivas de éxito del nuevo sistema. Miko
Tripalo, croata, único en el Congreso que asumió una actitud de oposición, duda
del éxito de las medidas tomadas. Son características sus palabras:
"Si con cierta atención se leen tantas resoluciones, pronunciamientos,
artículos y discusiones durante los dos últimos años, como asimismo las
deducciones de los debates constitucionales, se obtiene la impresión de que la
gran mayoría de los autores se declara por ejemplo, en favor de que los
productores directos tengan influencia decisiva en la política de la
reproducción ampliada. Empero, es un hecho que tal política de la reproducción
ampliada no se lleva a cabo consecuentemente".
O más adelante: "Es verdad, casi todas las decisiones políticas sobre
el particular ya están tomadas... Sin embargo, pienso que esas decisiones se
aplican despacio y con indecisión, y que con demasiada frecuencia se buscan
compromisos que no satisfacen ni a los que sostienen tal política ni a sus
opositores". Tripalo seguidamente constata: "ciertos factores tratan
de mantener el sistema actual de la acumulación centralizada y descentralizarla
sólo hasta su nivel", que esas tendencias no deben atribuirse sólo a los
órganos federales, "aunque allí son actualmente más peligrosas".
Tripalo dice con claridad "que de un fortalecimiento de la base material
de la economía - para poder convertirse en el portador de la reproducción
ampliada - hasta ahora no había absolutamente nada".
En resumen: las propuestas y las conclusiones del Congreso sobre la
autogestión no son nada nuevo. Tales resoluciones fueron tomadas ya repetidas
veces, pero “los órganos federales" impidieron su realización. Hasta ahora
"los recursos descentralizados en las organizaciones laborales"
tuvieron mala suerte, pues, manifiesta Tripalo, "buena parte de esos
fondos fue sacada por otros canales, con menos publicidad que la quita de las
contribuciones..." Por ello, él no espera un gran efecto de las nuevas
medidas y dice: "Repasando el material y el proyecto para el plan social
1965, se ve nuevamente la misma tendencia". Es decir, se elaboraron los
planes para 1965 según el sistema viejo. Tripalo cita ejemplos muy interesantes
del plan social para 1965, que indican cuál será el destino de las nuevas
conclusiones y del "nuevo sistema".
"Se ha desistido de la anunciada supresión de la contribución
proveniente de la renta para la industria. Es verdad que se prevén reformas del
impuesto sobre el movimiento de mercancías pero al mismo tiempo se introduce el
préstamo obligatorio a la federación por un monto de 75.000 millones de
dinares, con lo que quedará reducido al mínimo el efecto positivo de muchas
medidas". Tripalo, además, destaca "que los dos últimos años se
caracterizan por la puja en conseguir los recursos de inversión, de modo que ya
se había efectuado la distribución del 70 a 80% de los recursos previsto en el
plan septenal antes de haber sido implantado". Agrega que en 1966 habría
que poner fin a la política y "realizar una revisión a fondo de las
inversiones aprobadas y ajustar el plan social para 1965 a la política que
adopte este Congreso".
Por lo tanto, ya se habían tomado las decisiones relativas al plan septenal
1965-70 y los recursos se asignaron de acuerdo al "viejo sistema".
Muchos factores en Croacia, además de Tripalo, no creen que cambiaría ese
sistema.
Tripalo asimismo esgrime argumentos serios contra el "viejo
sistema" en relación con las conclusiones y la orientación de la industria
altamente productiva, con la modernización y la reconstrucción de la industria
con la mira de incrementar su exportación. Según él, el estado real sería éste:
"Sin embargo, todas las medidas tendían hasta hoy a despojar la
industria, empezando por el régimen de amortización, la implantación de
contribuciones sobre el ingreso extraordinario que pagaba la industria
precisamente por no existir la amortización y a raíz de las nuevas medidas que
aumentaron los costos de producción, sin abolir, por ejemplo, la contribución
procedente del ingreso."
Esas medidas de "despojo", de saqueo, se refieren en primer lugar
a la industria en Croacia y Eslovenia, y según parece no mejorará mucho su
destino en el futuro. De esa manera enjuicia Tripalo, representante de los
comunistas croatas, el desenvolvimiento de la industria y el efecto que
surtirán las nuevas medidas.
AUSENCIA DE LA JUVENTUD, DE OBREROS Y CAMPESINOS EN EL PARTIDO COMUNISTA
Tito ofreció un cuadro sombrío en cuanto a la juventud comunista y a la
influencia comunista sobre la juventud. Reconoce que la acción comunista sobre
la juventud fue insuficiente y que en la juventud urbana "influyen más los
elementos negativos que los positivos de nuestra vida social", "que
manifiestan la intolerancia y el descontento, y que se produjeron casos de
hooliganism”, etc. De pasada Tito no dejó de recalcar "que nuestra
juventud es en su mayoría allegada a nosotros”, pero acumuló tantos aspectos
negativos que la conclusión definitiva es desastrosa.
La preocupación particular de los dirigentes comunistas es el abismo entre
la juventud intelectual y obrera. "Uno por fuerza recibe la impresión de
que una parte de la juventud tiene aires señoriales, quiere separarse y
diferenciarse de la juventud obrera" dijo Tito. Eso se refleja en el aspecto
material con la diferenciación de salarios, con la discriminación de la
juventud obrera, lo que origina la diferenciación social, etc. Según Tito la
juventud del campo está postergada, afluye a las ciudades y quiere emplearse en
la industria. Le preocupa sobremanera el hecho de que últimamente afectan a la
juventud "distintas tendencias localistas y particularistas de nuestra
sociedad". Tito pone de relieve que "en gran mayoría la juventud no
está contagiada con las tendencias nacionalistas y chovinistas, pero en ella
actúan negativamente varios fenómenos nocivos en nuestra vida cultural, en la
literatura, en la historiografía, etc.". Trata de atenuar esa
"negatividad" al afirmar que a nuestra juventud le es ajeno
"todo particularismo y chovinismo", y que la juventud tiende "a
la integración no unitaria sino socialista...". El cuadro que presenta
sobre la juventud universitaria es también sombrío. "Las organizaciones
estudiantiles y los comunistas en las universidades se encierran demasiado en
sí mismos, lo que los separa de la juventud obrera y luego en la producción se
diferencia a los trabajadores intelectuales de los productores. En lugar de
tender a la integración de los constructores socialistas se llega a la
desintegración...", constata Tito.
Tal la situación que enfrentan con impotencia los dirigentes comunistas. EI
comunismo no tiene atractivo para la juventud y en sus filas se agrupan
preferentemente meros oportunistas. De ahí la diferenciación de clase entre
"señores" y “obreros", el exclusivismo de la juventud
universitaria, etc. Los comunistas se habían empeñado en educar a las nuevas
generaciones en su espíritu para poder superar las dificultades, el conflicto
con las generaciones anteriores y para edificar la nueva sociedad. Empero, su
influencia sobre la juventud es muy débil y los resultados de la educación
comunista son contrarios a lo que se esperaba.
Los datos que citó Rankovic relativos a la afiliación de jóvenes a la Liga
Comunista denotan gran desinterés por el comunismo y una perspectiva negativa
para el futuro. Rankovic en su exposición cita estos datos y les da el
siguiente comentario:
"Las estadísticas nos dicen que la participación de los jóvenes de
hasta 25 años en la cifra total de afiliados, decayó en el período entre los
dos Congresos del 23,6% en 1958 al 13.6% en 1964. Es natural que los afiliados
a la Liga comunista envejecen, que la gran mayoría supera los 25 años, pero no
es natural que esa proporción sea tan acentuada. Debemos prestar urgente
atención a ese problema, tanto más cuanto que los datos estadísticos acusan que
la inscripción de jóvenes disminuye en relación con el número total de los
afiliados"...
Rankovic también consigna que la afluencia de obreros a las filas
comunistas es insuficiente, y especialmente la de campesinos. Según Rankovic
“en algunas organizaciones rurales los menos son los campesinos" y que,
pese al crecimiento de la producción agropecuaria, “los agricultores se afilian
cada vez menos a la Liga comunista".
En nuestro análisis de la estructura profesional de los delegados en el
Octavo Congreso pudimos apreciar que la Liga Comunista no es una organización
de trabajadores sino de "políticos" profesionales comunistas y de
burócratas y funcionarios partidistas. Además, faltan jóvenes.
LA PRINCIPAL LINEA POLÍTICA Y LA NUEVA DIRECCIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA
El Congreso condenó el centralismo y el unitarismo y recalcó "que el
papel y el status de los afiliados a la Liga comunista emanan del papel del
trabajador en el sistema de autogobierno, lo que quiere decir que un afiliado a
la Liga comunista deviene cada vez más un sujeto...". Rankovic traza así
"el centralismo democrático" como nueva línea política. Pero al
condenar y censurar a los "demagogos", a "los liberales", a
"la demagogia" de la prensa, a la "politiquería irresponsable",
y al amenazar a sus portavoces, sugiere con bastante claridad que el nuevo
"papel de los trabajadores en el sistema de autogestión" y el
"centralismo democrático" son frases huecas detrás de una realidad
inmutable. Durante el debate, lo confirmó S. Stefanovic, íntimo colaborador de
Rankovic, y jefe de policía política secreta (UDBA), quien atacó "el
dualismo" con que proceden algunos comunistas y pidió que se investigaran
las razones de la "mengua de la responsabilidad de ciertos
comunistas". Rankovic da el contenido al "centralismo
democrático" cuando exige la "unidad" en la Liga comunista no
sólo en los principios y la adopción de programas formulados con precisión,
sino también en su ejecución.
Hace tiempo que se adoptó el principio rotativo en la Liga comunista y en
los puestos importantes de la administración. Tito es la única excepción puesto
que fue proclamado presidente vitalicio. Habría que esperar, pues, que
cambiaría el núcleo dirigente de la Liga Comunista, es decir, el Comité Central
y el Comité ejecutivo. Sin embargo, la elección de los nuevos órganos de la
Liga comunista de Yugoeslavia muestra que el grupo dirigente servio que ocupa
todos los puestos clave en el aparato estatal y partidista desde la imposición
del régimen comunista, no fue relevado. En el Comité Central fueron elegidos
nuevamente los servios: A. Rankovic, P. Stambolic y S. Stefanovic, que detentan
el poder real. Ellos no fueron afectados por el sistema rotativo. Aquí no
importa mucho la elección del montenegrino Vlahovic como secretario del Comité
Central junto a Rankovic y Kardelj, puesto que el poder está firmemente en
manos de la camarilla granservia, a la que Tito sirve a la perfección frente al
extranjero como Secretario General de la Liga comunista de Yugoeslavia y como
jefe de Estado. En la clausura del Congreso, junto con Tito habló también
Rankovic, señal de su papel directivo en el Partido y en el Estado. Rankovic
incluso recalcó su papel y no cabe duda alguna de que él busca imponerse como
verdadero amo de la situación.
SIGNIFICADO DEL CONGRESO PARA CROACIA
El problema nacional fue el tema central del Congreso. La Liga comunista
abandona "la integración política yugoeslava" que ensalzaba hasta
hace poco y renuncia a la creación de la "nación yugoeslava" pero
simultáneamente condena las aspiraciones de los pueblos no servios a su
efectiva autonomía nacional como "nacionalismo y chovinismo", y aboga
por el fortalecimiento de "la unidad y fraternidad" y "del
patriotismo socialista yugoeslavo". Sólo cambian palabras, mientras que el
contenido sigue siendo el mismo, ya que la organización estatal y los
principales lineamientos políticos permanecen inalterables. La lucha contra la
hegemonía granservia continúa, los antagonismos crecen y la discusión sobre
esos temas se realiza en público.
Con las nuevas conclusiones sobre la autogestión en la economía y acerca de
la función de los colectivos obreros en la decisión respecto a las inversiones
vencieron en principio las tendencias descentralizantes de los comunistas croatas
y eslovenos frente al centralismo y el unitarismo. Pero con anterioridad se
tomaron también decisiones análogas sin ser ejecutadas. La realidad actual
indica que tampoco en adelante pueden producirse cambios sustanciales en ese
terreno. Sin embargo, las conclusiones del Octavo Congreso pueden beneficiar a
los círculos opositores, pues ahora, reivindicando la independencia de la
autogestión obrera y social respecto a la distribución de los excedentes y el
empleo de los fondos de inversión, pueden cubrir sus demandas con el manto de
legalidad, invocando en ese sentido las decisiones del Octavo Congreso. Con
ello se "legaliza" la actitud de la "oposición" y se le
facilita la tarea.
Entre los principales informantes habló Kardelj, quien se mostró muy enérgico
al exigir la distribución de los ingresos y el uso adecuado de los fondos de
inversión y la emancipación de las repúblicas. En muchos aspectos actuó
presionado por el descontento de los eslovenos, sostuvo tesis análogas y
planteó demandas semejantes a las que hace poco hacía el croata Bakaric. Aunque
Bakaric, portavoz croata, retrocedió ante la presión de la clase gobernante
granservia en torno a Rankovic, y no habló en el Congreso, se manifestó en el
congreso la identidad de puntos de vista de la "oposición" comunista
croata y eslovena. De todos modos, es un resultado positivo desde el punto de
vista nacional croata y esloveno, sin olvidarse que Bakaric y Kardelj son una
expresión muy moderada del descontento que cunde en las filas comunistas y no comunistas
en Croacia y Eslovenia. Ambos tratan de hallar un compromiso entre "el
nacionalismo" de los croatas y los eslovenos por un lado y la hegemonía
granservia por eI otro. Pero el choque entre el centralismo y las tendencias
descentralizadoras, cuyos partidarios fueron tildados por Rankovic de
"liberales y chovinistas", fue agudo y evidente. Se llegó a un
compromiso y prevaleció “el centralismo democrático" y "la
unidad" de los comunistas. La lucha entre esas dos tendencias continúa.
"El sistema rotativo" en el aparato partidario no tocó al grupo
granservio Rankovic-Stambolic-Stefanovic, que desde la fundación de la
Yugoeslavia comunista gobierna y ocupa los puestos clave en el partido y el
Estado. El grupo dirigente, encabezado por Rankovic, quedó el mismo.
El Congreso no aportó cambio sustancial al problema nacional y a la lucha
por la independencia de los pueblos no servios. Pero dio al conflicto do esos
pueblos con la hegemonía granservia nuevos visos e hizo ciertas concesiones a
los resistentes. La lucha continúa y los antagonismos se agudizan. Todos los
problemas están abiertos.
DIFICULTADES ECONÓMICAS Y POLÍTICAS DESPUÉS DEL CONGRESO
Tito prepara la retirada. – Contrastes nacionales, temas inagotables para
los dirigentes yugoeslavos
A principios de noviembre de 1965, Tito visitó Zupanja y Varazdin (Croacia)
para ver en marcha la reforma económica y a los problemas políticos en general[11].
Tito admitió que las nuevas medidas habían agravado el nivel de vida,
afectando sobre todo a los obreros, ocupados en las empresas no rentables. De
los discursos de Tito se infiere que las cesantías de los obreros asumieron
grandes proporciones. El corresponsal de Times londinense[12]
en Zagreb informó que a causa de la reforma económica la cifra de los
desempleados aumentó en 200.000, que en la Europa occidental había 200.000
obreros ocupados y que el gobierno comunista yugoeslavo espera, facilitando la
salida de los obreros, resolver en cierto grado el problema del desempleo.
En su discurso de Varazdin, Tito dio una cifra muy ilustrativa e importante
para poder apreciar los resultados obtenidos hasta hoy en la reforma económica.
La preocupación primordial del régimen de Tito es la escasez de divisas y el
elevado déficit en la Balanza de comercio exterior. Tito declaró que
Yugoeslavia disponía de un fondo de divisas tan sólo de 140 millones de dólares
y estimó que la creación de dicho fondo constituía cierto éxito. Es evidente
que se trata del saldo de los ingresos y egresos de divisas desde el comienzo
de la reforma económica (julio 1965), o sea las divisas disponibles
momentáneamente, sin tomar en consideración las deudas contraídas a causa del
déficit en el comercio exterior en los últimos años. Por consiguiente, están
incluidas las entradas del turismo para 1965, alrededor de 100 millones de
dólares, el préstamo a corto plazo del Fondo Monetario Internacional de 80
millones y los préstamos menores de algunos Estados (Unión Soviética, Italia,
Francia, etc.), en parte utilizados para cancelar las viejas deudas. Están también
incluidas las remesas regulares que los 200.000 obreros envían de los países de
la Europa occidental y que deben alcanzar un monto importante. Si se toma en
cuenta que las cuotas de pago de las deudas exteriores para 1965 ascienden a
289 millones de dólares y 252 millones para 1966, entonces las reservas de
divisas de 140 millones de dólares no alcanzan ni para enjugar las cuotas
normales de la deuda exterior. A este cuadro débese agregar el déficit de 433
millones de dólares que arrojó el balance comercial en 1964 y elevados saldos
negativos de los años anteriores. También se registró déficit en el comercio
exterior en 1965, pese a las medidas drásticas y restrictas para reducir la
importación. Para satisfacer las necesidades más apremiantes se requería la
suma de 500 a 1.000 millones de dólares.
Tito reconoce que no puede procurarse esos fondos en los países
occidentales. La ayuda norteamericana continúa sólo en alimentos y no puede
tapar los anchos agujeros de la balanza de pagos. Para comprar víveres en
Norteamérica están disponibles los créditos a largo plazo, recuperables, pero
que Yugoeslavia espera, como hasta ahora, pagar con grandes facilidades o
incluso que serán cancelados. Por ello se trata ahora de fomentar la
importación de los países orientales. Tito no dice de qué manera incrementará
la afluencia de divisas y reducirá la pasiva balanza de pagos estrechando sus
vínculos comerciales con los países del COMECON. La experiencia enseña que los
lazos comerciales de Yugoeslavia con los países orientales habían agravado la
situación y que Tito tuvo que buscar apoyo en Occidente. Esta nueva orientación
está determinada por el reacercamiento político Moscú-Belgrado. No obstante esa
orientación verbal del comercio exterior hacia los países orientales, Yugoeslavia
espera la ayuda sustancial de los países occidentales. Los pasos que
últimamente dio el gobierno yugoeslavo para establecer relaciones más estrechas
con el Mercado Común Europeo y su tentativa del otoño de 1965 de acercarse a la
Asociación Europea de Libre Comercio tienden a incrementar el intercambio
comercial con los países miembros de dichas organizaciones. La integración de
Yugoeslavia en dichas comunidades económicas no es viable, pero Belgrado espera
obtener facilidades especiales en el intercambio de bienes. A tal fin, los
países occidentales deberían abrir a Yugoeslavia créditos para pagar sus
importaciones respectivas. A varios países europeos Yugoeslavia debe sumas
considerables que no pagó según las obligaciones contraídas.
En qué medida Yugoeslavia depende económicamente de las democracias
occidentales lo evidencian claramente los envíos norteamericanos de alimentos
que desde hace años constituyen la base del abastecimiento del régimen de Tito.
Sin el trigo norteamericano gran parte de la población de Yugoeslavia carecería
de pan. Debido a la errónea política agraria comunista, el régimen de Tito no
logró resolver el problema de la producción de los alimentos básicos, pese a su
gran potencial agropecuario. Pese a presuntos grandes éxitos en la agricultura
el gobierno de Belgrado tuvo que negociar con Washington la compra, en
condiciones muy favorables, de importantes cantidades de cereales de los
excedentes norteamericanos.
Tito prevé nuevas dificultades y admite la posibilidad de la nueva
devaluación del dinar. De ese modo prepara la retirada y al mismo tiempo
anuncia que la responsabilidad recaerá sobre la autogestión obrera y la
dirección de las empresas. En los términos siguientes de su discurso en
Varazdin parece anunciar la nueva desvalorización del dinar:
"Debemos tratar de aumentar gradualmente el fondo de divisas si
queremos mantener el valor estable del dinar, y no que dentro de un año un
dólar valga 1.800 ó 2.000 dinares...”
En ese tiempo los precios en Yugoeslavia, tras la implantación de la
reforma económica, subieron tanto que la relación del dólar: 1.250 dinares no
es real. La evolución desfavorable del abastecimiento del mercado con los
productos determina la permanente alza de precios, y el valor adquisitivo del
dinar baja rápidamente. En la situación actual, el valor del dólar supera los
2.000 dinares. La estabilización monetaria y la creación "del dinar
fuerte" sigue siendo una gran ilusión. Por consiguiente, se pone en tela
de juicio el éxito de la reforma, impracticable sin la estabilidad del dinar y
sin un fondo más elevado de divisas extranjeras.
Tito reconoció que en las dificultades económicas juegan un papel
importante los contrastes nacionales. Grandes e insuperables dificultades
surgen del conflicto entre el centralismo granservio y las
"repúblicas" no serbias. Tito calificó ese conflicto en Varazdin como
causa fundamental del fracaso de la reforma económica. Dicho conflicto
constituye el problema sustancial estatal-político pendiente, cuya solución
impide el régimen comunista granservio. Hoy, ese problema es tan patente en la
política económica, que Tito se ve obligado a abordarlo nuevamente. Al respecto
dijo:
"En todas nuestras repúblicas hay pretensiones importantes, en unas
más, en otras menos. Ahora debemos coordinar esas exigencias para que el
desarrollo económico en las repúblicas se opere con mayor armonía, en el
espíritu de la unión y la fraternidad. En nuestra economía debe regir el
principio de que quien contribuye a la comunidad, también recibe y quien no aporta,
nada puede recibir... Hubo un período en que no se podía mirar cuanto aporta
cada una región, pues sabíamos que en todas partes no había experiencia,
técnicos u otras cosas, y debía darse. Por supuesto, las regiones más
desarrolladas contribuyeron en favor de las atrasadas sin protestas ni recelos.
Mas dicho período se prolongó bastante y ya es hora de
tratar de que cada uno contribuya a la comunidad según sus máximas
posibilidades. De otra manera, la gente se decepcionará y perderá el interés en
producir más incluso en las regiones de mayor rendimiento y podrían producirse
varias formas de intolerancia nacional".
Por lo tanto, según Tito, las repúblicas en sus demandas no siguen el
espíritu de la unidad y la fraternidad, y muchos reciben de la comunidad (es
decir de los fondos centrales de Belgrado) mucho más de lo que aportan. Es
sabido que las repúblicas occidentales, Croacia y Eslovenia, aportan
constantemente más de lo que reciben, que son explotadas por parte de Servia y
que su oposición a Belgrado en las filas comunistas adquirió un carácter
hostil. Es obvio que Tito formuló esa declaración bajo el impacto del
descontento entre los croatas en Zupanja y Varazdin.
Cuán incómodo es ese problema para los dirigentes comunistas, se colige de
la exposición de Tito al decir:
"Tengo que decir, compañeros, que todos los fenómenos negativos en el
ámbito de las relaciones nacionales tienen su base económica. La gente no
propende a una unión abstracta, fundada en palabras, sino que quiere la unión
en la vida cotidiana, conforme coordinamos y desarrollamos nuestra economía.
"Creo que entendéis lo que quiero decir. Aunque me cuesta hablar de
este tema, tengo que manifestar que últimamente había muchos fenómenos insanos
que se reflejan en nuestra vida social, incluso en la ejecución de la reforma.
Por eso, habría que poner orden en nuestro desarrollo económico. Este es
precisamente el cometido de nuestra reforma económica. No debería suceder que
en una república se atengan rigurosamente a los principios, fijados para la
reforma económica, y en la otra trabajen como antes y como quieren. Tiene que
haber disciplina.
"Hoy no pensaba hablar de las relaciones entre nuestras naciones. En
el Octavo Congreso de la Liga (partido) Comunista hemos tratado muy a fondo y
en forma exhaustiva el problema nacional, subrayando varios fenómenos negativos
en nuestra vida social. Pero, después se hizo muy poco. Si me permitís decir,
me parece que la situación en ese sentido empeoró. Las causas estriban en
nuestra economía, en esta base de la construcción socialista. Todos nosotros
que dirigimos este país, debemos organizar nuestro trabajo de manera que se
apliquen las decisiones tomadas en el Octavo Congreso".
Los contrastes nacionales pesan tanto en el terreno económico que Tito,
como exponente de la política granservia, debe reconocer que la unión es un
concepto abstracto, basado en palabras, y que la práctica es contraria a la
unidad y la fraternidad. Cuando se sabe que Servia y Belgrado en nombre de
"la unión y la fraternidad" obran contra los pueblos no servios, les
imponen su voluntad y dictados, entonces la declaración de Tito cobra su
sentido real. Tito además, debe admitir que pese a las conclusiones del Octavo
Congreso de la Liga Comunista, los contrastes nacionales se agudizaran, que
están obstaculizando la efectivización de la reforma económica y que la
situación empeoró. Tito dijo que habría "que poner orden", en otros
términos anuncia el uso de la fuerza en la regularización de las relaciones
nacionales. Con ello se abren perspectivas sombrías no sólo para la reforma
económica sino, y en mayor grado, para los pueblos no servios, el croata, el
esloveno, el macedonio y la minoría albanesa, contrarios al centralismo de
Belgrado.
LOS DESOCUPADOS EMIGRAN EN NÚMERO CRECIENTE A LOS PAÍSES LIBRES DE LA
EUROPA OCCIDENTAL. EXPLOTACIÓN DE LAS REGIONES CROATAS
Con anterioridad a la reforma económica de 1965 el número de los
desocupados en Yugoeslavia era elevado. Algunos observadores extranjeros
estimaron que esa cifra pasaba de 500.000, sin tomar en cuenta el desempleo
latente y no registrado en el campo. La reforma económica, debido a las
cesantías de los obreros, incrementó dicha cifra en 200.000.
Mientras antes la desocupación ni se mencionaba oficialmente, después de la
reforma de ese tema hablan la prensa y los dirigentes comunistas. Ahora ese
problema está en el orden del día de las discusiones públicas. ¿Cómo no habría
de serlo? Con las cesantías en masa cunde el descontento en las capas sociales
más pobres. Sobre todo, los obreros no calificados perdieron su empleo y
sustento, se encontraron en la calle, deben desalojar sus viviendas urbanas. El
problema es grande y complejo. Las masas desocupadas buscan trabajo en los
países libres occidentales con el beneplácito de las autoridades yugoeslavas.
Ultimamente, esa gran emigración al extranjero acarreó no pocos inconvenientes,
porque la gente no instruida se va sin contrato de trabajo, a la ventura, en
busca de pan. Así en el otoño del año pasado, varios miles de obreros, al
suprimirse el visado entre Suecia y Yugoeslavia, se fueron a Suecia y como en
corto plazo no pudieron encontrar trabajo y vivienda fueron repatriados. Como
este suceso llamó la atención de la prensa europea, los representantes del
gobierno yugoeslavo declararon que la emigración económica no es nada anormal,
pues "los obreros de un país en desarrollo se van a los países adelantados
para ganar más”.[13]
En la reunión del Presidium del Consejo Central de la Alianza de Sindicatos
de Yugoeslavia, efectuada a principios de noviembre de 1965, se dieron las
cifras de los obreros de Yugoeslavia, ocupados en el exterior. Conforme a los
datos del Servicio de pasaportes, en ese momento trabajaban en el extranjero
200.000 obreros, a saber: 100.000 en Alemania Occidental, 30.000 en Francia,
20.000 en Austria, 5.000 en Suecia, el remanente en otros países. La misma
fuente estima que en 1965 se fueron al extranjero 60.000 obreros, de los cuales
32.163 en forma organizada, de acuerdo a los arreglos previos de los órganos
autorizados. "Debido a los trámites engorrosos, una parte se va como
"visitas" o como "turistas" y tratan de encontrar trabajo
por su cuenta".[14]
La mayor parte de esos obreros proviene de Croacia. Sobre 100 obreros de Yugoeslavia, ocupados en el extranjero, a la
república de Croacia corresponde 65. Si se toma que ese porcentaje no cambió,
en el otoño de 1965 había 130.000 obreros y técnicos de la República de Croacia
en el extranjero.
Si tomamos otras regiones croatas, fuera de la república socialista de
Croacia, esta cifra resulta mucho más elevada.
En la prensa yugoslava se habla muy poco de las remesas obreras. Se sabe
que los obreros, técnicos y profesionales de Yugoslavia, que trabajan en el
exterior, envían grandes sumas de divisas en forma de seguros sociales y de
otros aportes obligatorios. Los aportes de obreros en divisas en los primeros
nueve meses de 1964 ascendieron a 49 millones de dólares[15].
Como la cifra de los obreros en 1965 incrementó en 140.000 a 200.000, es decir
en 43%, y presuponiendo idéntico aumento en las remesas de divisas, su monto en
1965 llegaría a 93 millones de dólares. Por esta cuerda Yugoslavia obtiene casi
la misma suma en divisas extranjeras que del turismo, en el cual en dicho año
aportó 100 millones de dólares. En concepto de remesas obreras y de turismo
Yugoslavia obtuvo el año pasado casi 200.000 dólares, provenientes en su mayor
parte de Croacia. Para el saneamiento de la economía deficitaria yugoslava y la
realización de la reforma económica, las regiones croatas aportan la parte
leonina, sin poder disponer de esos medios. Son muy frecuentes las críticas por
parte de los comunistas croatas contra Belgrado por la negligencia del turismo
y la retención de las divisas ingresadas del turismo. Esas críticas muestran
hondo descontento de los croatas, tanto comunistas como no comunistas, hacia
Belgrado y el régimen granserbio. La lucha en torno del fomento turístico dura
años, ya que Belgrado en sus planes económicos se rehúsa a incluir el fomento
de turismo en las provincias croatas.
Para conseguir divisas y aliviar la desocupación creciente, Belgrado de
buena gana manda mano de obra a los países con moneda fuerte. Esa política nada
le cuesta y le reditúa buena ganancia en divisas que maneja a su antojo. Aquí
también sirven las regiones croatas como pingue fuente de explotación.
SABOTAJE DE LAS REFORMAS ECONÓMICAS
El tercer plenario del Comité Central de la Liga Comunista de Yugoslavia
anuncia la lucha "a los enemigos de clase" y al nacionalismo.
Las maniobras de Rankovic
A fines de febrero y a comienzos de marzo de 1966 el Comité Central de la
Liga Comunista de Yugoslavia se reunió dos veces en Belgrado para tratar la
aplicación de la reforma económica. Fueron elaboradas y publicadas las tesis
que se discutirían. Tito habló al iniciarse y terminarse la reunión. Se tomaron
las resoluciones pertinentes. Esta reunión, celebrada como un plenario del
Comité Central de la Liga Comunista de Yugoslavia, fue convocada para que el
Partido Comunista se pronunciara oficialmente sobre realizaciones de la reforma
económica. El motivo fueron las dificultades en la aplicación de la reforma y
los reproches a los altos dirigentes partidarios de no poner mucho interés en
la reforma. Por otra parte, se hizo patente que los contrastes nacionales -es
decir la resistencia de Serbia- constituyen el obstáculo principal para la
buena marcha de la reforma, de modo que el Partido tuvo que condenar una vez
más "el nacionalismo y el chovinismo" de sendos pueblos de
Yugoslavia, lo que la prensa occidental registró y destacó. Por consiguiente,
el problema nacional y los antagonismos entre el centralismo granserbio y los
pueblos no serbios fueron el tema principal de las discusiones. Además, se hace
responsables de las dificultades y el fracaso de la reforma a los "enemigos
de clase" dentro del país y a los "imperialistas" occidentales.
La dirección comunista trató de encontrar a los culpables del fracaso de la
reforma económica fuera de las filas comunistas, que serían: el nacionalismo,
el enemigo de clase y el imperialismo de los países capitalistas. Como faltó el
resultado esperado de la reforma, es preciso buscar alibi en forma dialéctica
para la cúspide partidaria.
TESIS PARA EL PLENARIO Y EXPOSICIONES DE TITO Y RANKOVIC - IDÉNTICOS
PROBLEMAS, DIFICULTADES CRECIENTES, RESULTADOS MAGROS
El nacionalismo fue el tema principal de las discusiones. A continuación
transcribimos algunos párrafos de las tesis sobre dicho tema. En el prólogo,
además de la baja del nivel de vida, del alza de los precios, del fracaso de la
política inversionista, del aumento del déficit en el comercio exterior, se
habla "del fortalecimiento de los procederes nacionalistas y
particularistas". El punto 4 se refiere a la oposición de ciertos
comunistas a la autogestión obrera, que "siembran desconfianza en la
autogestión" o "defienden demagógicamente los intereses particulares
o del grupo o asumen posiciones chovinistas". Al final de ese punto se
llama a la lucha contra los fenómenos nacionales: "Hoy día toda nuestra
sociedad está empeñada en alcanzar los propósitos que al mismo tiempo
acelerarán el crecimiento material y arrancarán de cuajo las raíces que nutren
el burocratismo, el localismo, el seudoliberalismo y el chovinismo".
Conjuntamente con el problema de autogobierno, la política de inversión es el
punto principal de los intereses encontrados entre los pueblos no serbios y el
centralismo granserbio. Las tesis, en el punto 16, dicen textualmente al
respecto:
"Pese al curso tan equívoco, surgen conflictos en torno a la
reproducción ampliada y no se observan la resolución del Octavo Congreso ni los
fines de la reforma. Las inversiones fueron y siguen siendo la fuente principal
de fricciones y estímulos de las desavenencias nacionalistas y localistas:
desde las organizaciones económicas hasta la federación".
No obstante el principio de la autogestión, se viene forzando la
integración, postulada en el punto 18 de las tesis:
"La constante promoción de los procesos integracionistas constituye la
parte integrante de los esfuerzos para la realización de los fines de la
reforma". Pero esos problemas integracionistas se encierran en los marcos
republicanos y locales, de modo "que la protección de los intereses de
semejantes agrupaciones se transforma muy a menudo en fricciones
interrepublicanas e internacionales".
En el punto 23 de las tesis nuevamente se acusa al nacionalismo de
"imposibilitar a los trabajadores beneficiarse de sus derechos de
autogestión" y se subraya que "el burocratismo se pone el traje
nacional, de modo que hoy la lucha contra el nacionalismo es inseparable de la
lucha contra el burocratismo".
Por falta de unidad comunista, especialmente en el problema del
nacionalismo, en el punto 18 de las tesis se puntualiza:
"La unidad verdadera en la Liga Comunista no puede concretarse en la
práctica en base a los compromisos y concesiones al burocratismo, a las
tendencias liberales y nacionalistas que en la última línea son contrarias a
los intereses de los trabajadores y de nuestros pueblos".
En el punto 31 se objeta a la dirección comunista su tolerancia para con
las tendencias nacionalistas:
"La plana mayor no asume una actitud crítica hacia sus miembros y
otros comunistas que incitan y fomentan las tendencias conservadoras,
burocráticas y nacionalistas".
La gravedad del problema nacional se manifiesta también en el último punto,
el 33 de las tesis, donde se subraya:
"Además de las cuestiones concernientes al desarrollo ulterior de las
relaciones socioeconómicas y socialistas, en la aplicación de la reforma surgió
la necesidad de considerar a fondo las relaciones internacionales, las
actividades no económicas, la política de cuadros partidarios, etc.".
El discurso inaugural de Tito del 26 de febrero abunda en ataques al
nacionalismo y el chovinismo. Tito habló de la disciplina relajada en la Liga
Comunista y de la necesidad del "centralismo democrático", subrayado
sobre todo por Rankovic. Tito se quejó de que los comunistas están
influenciados por la "carsija" (el grupo dirigente de los burgueses
de orientación granserbia). "A veces, nos ahogamos, nos arrastra la
carsija, nos arrastra el adversario...". Luego pasó al ataque frontal
contra el nacionalismo:
"Miremos hoy en todas las direcciones: fenómenos en nuestra
literatura, diversas manifestaciones y la glorificación de todo lo pasado, sea
positivo o negativo, luego distintas tendencias occidentales, etc. Además,
compañeros, allí están el chovinismo, el nacionalismo y las exteriorizaciones
nacionalistas. Todo eso tiene el mismo fondo detrás del cual se halla el
enemigo de clase.
"Al enemigo de clase, digamos en Croacia, Serbia, Eslovenia, Macedonia
o donde sea, no le importa si en una u otra república habrá más fábricas. Le
importa que nuestro sistema socialista no progrese y no tenga éxito. El
nacionalismo y el chovinismo son los medios que utiliza.
"Nosotros los comunistas debemos siempre saber de qué se trata y
cuidarnos de las desviaciones que llevan al chovinismo, al nacionalismo e
incluso al localismo en cada república. Debemos tener presente que el enemigo
de clase está todavía, y en forma seria, presente por falta de vigilancia de
nosotros, los comunistas".
Hablando de las inversiones, censuró a los mismos elementos en estos
términos: "Cuando resulta a posteriori que cierta inversión es
improductiva, surgen disgustos, lo que aprovechan el enemigo de clase y otros
elementos chovinistas y nacionalistas".
Tito, a renglón seguido, reprochó a los comunistas el dejarse influir por
la "ideología de la pequeña burguesía". De esa manera el enemigo de
clase divide al Partido.
"Empero, algunos comunistas se dejan seducir por la nostalgia, por la
ideología burguesa occidental y por la reacción interior de la preguerra.
Veamos, por ejemplo, cómo proceden ahora algunos escritores e historiadores
nuestros. Están envenenando las relaciones entre las nacionalidades".
Tito aquí censuró la revista filosófica de Zagreb Praxis y otros
periódicos, pues "siempre hallamos uno que otro artículo y punto de vista
que no tienen nada en común con nuestros puntos de vista".
Luego Tito anuncia la depuración en las filas comunistas:
"Para los comunistas que no ponen en práctica las resoluciones de
nuestra Liga no hay lugar en la Liga, que se vayan. Siempre dijimos que nuestra
Liga Comunista es la de los cuadros y resulta que no lo es. Desde afuera y
adentro nos inundan diversos fenómenos negativos, y el enemigo de clase lo
explota. Tenemos que impedirlo y aquí hemos de ser más consecuentes que hasta
ahora para que no ocurra que los comunistas se arrastren en el lodo del
chovinismo, de la ideología burguesa y en la decadencia. Esas manifestaciones
nacionales eran en parte comprensibles los primeros años. Pero que aparezcan y
se robustezcan después de veinte años, al fin de cuentas es nuestra culpa y
prueba de nuestra falta de vigilancia. Tales fenómenos agobian el desarrollo
socialista y nuestras relaciones sociales. Todas esas desviaciones y
actuaciones tendrán, por supuesto, consecuencias imprevistas si no las
combatimos enérgicamente".
Por último, Tito inculpa al extranjero de los conflictos nacionales en
Yugoslavia. "En el exterior se escribe de los supuestos conflictos
nacionales en Yugoslavia, se los reactualiza. Claro que podrían surgir esos
conflictos, si permitimos que intervenga el enemigo de clase...".
Rankovic también dedicó mayormente su exposición a los conflictos
nacionales, el nacionalismo y el chovinismo. Esta vez censuró también el
nacionalismo en Serbia, pero su mayor preocupación era salvaguardar las
posiciones del centralismo granserbio contra los intereses y las
reivindicaciones de los pueblos no serbios. En los últimos años muy pocas veces
Rankovic abordó en público tan extensamente los problemas del nacionalismo y el
"chovinismo" como en esta ocasión[16].
La reforma económica hasta el Tercer Plenario del Comité Central de la Liga
Comunista de Yugoslavia no aportó mejora alguna, sino que agravó la situación.
El mejor índice es el nivel de vida de las masas populares que bajó. Tito lo
admitió en estos términos: "Cuando abordamos la reforma económica,
decíamos que el nivel de vida no empeoraría. Ya creo que, sin embargo, empeoró...".
En las tesis, pese al embellecimiento de la grave situación, se reconoce
"la disminución momentánea del nivel de vida y otras dificultades".
Los puntos centrales de la reforma económica son el cambio radical de la
política inversionista y la práctica consecuente de la autogestión.
Las tesis subrayan como un éxito extraordinario la reducción del déficit en
el comercio exterior para 1965. Es una autoilusión. Yugoslavia perdió la
confianza como socio comercial en el intercambio internacional y no pudo
cumplir con sus obligaciones. En el marco de la reforma económica se redujo
drásticamente la importación por falta de divisas, lo que trajo secuelas muy
graves. Al reducirse y en parte suspenderse la importación, la industria quedó
sin el indispensable "material de reproducción", es decir sin la
materia prima, los semiproductos y repuestos, y tuvo que restringir la
producción. El efecto obtenido fue contraproducente, pues la producción se
paralizó, se agravó el abastecimiento del mercado y se agudizó la desocupación.
A principios de 1966 hubo nuevos cambios. La importación creció más que la
exportación, con lo cual se agravó la balanza de pagos.
CONCLUSIONES DEL TERCER PLENARIO DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA
DE YUGOSLAVIA
Las conclusiones a que arribó el pleno del Comité Central de la Liga
Comunista de Yugoslavia el 11 de marzo último reafirman las conclusiones del
gobierno central y de la Asamblea sobre las medidas de la reforma económica,
iniciadas a mediados de 1965. La única novedad sería la infiltración de
"la lucha de clase" en las filas comunistas, lo que revela la crisis
en el Partido Comunista. Estos dos factores -el enemigo de clase y el
nacionalismo- dominaron en la discusión sobre la reforma económica, mientras
que el año pasado a esos factores no se les atribuyó tanta importancia.
En las "Conclusiones del Tercer Plenario" se declara la guerra al
nacionalismo en varios lugares. Es llamativa la invitación a los comunistas
para que luchen contra esos fenómenos. Así en el punto 9 se dice textualmente:
"Luchando por los auténticos intereses nacionales, los comunistas
deben a la vez en los medios en que viven y actúan, combatir de modo enérgico,
implacable y concreto todos los fenómenos nacionalistas y chovinistas. La Liga
Comunista tiene la obligación de revelar la substancia reaccionaria de
semejantes fenómenos y desenmascarar en lo político e ideológico a sus
propulsores. En la Liga Comunista no pueden caber quienes se rebajaron a las
posiciones nacionalistas. Los comunistas están llamados a luchar con su papel
social y la acción ideológica por superar las condiciones objetivas y no
tomarlas como justificativo del nacionalismo...". En varias partes se
habla en tono análogo de saldar cuentas con el nacionalismo.
Se designan los deberes de los comunistas respecto a "la lucha de
clase" dentro de las filas comunistas, particularmente en el punto 11,
donde se expresa:
"Una parte de los dirigentes y de los afiliados a la Liga Comunista no
percibe todo el alcance de las transformaciones sociales en las condiciones
actuales y no considera desde las posiciones de clase la contradicción operada
en dichas transformaciones. Eso debilita la vigilancia política, facilita la
penetración de la conciencia burguesa y de los influjos antisocialistas, lo que
impide ver el fondo de las formas específicas de la lucha política e ideológica
que se libra en nuestras condiciones y acusa una serie de rasgos
característicos de la lucha de clase...".
TITO FAVORECE EL DESARROLLO DE SERBIA A COSTA DE LAS REGIONES NO SERBIAS
Más informativo que las Conclusiones es el discurso de clausura de Tito.
Tito no espera gran cosa de la reforma económica. Ya ve su fracaso y da una
promesa indefinida a largo plazo. Aunque los dirigentes comunistas al comienzo
esperaban de la reforma una transformación y mejora en la economía, Tito se
alza contra ese optimismo:
"Cuando empezamos con la reforma económica, dijimos que el más difícil
sería este año. Eso es verdad. Pero tampoco nos será fácil el año próximo.
Pues, la reforma económica no se puede llevar a cabo en dos o tres años. Tal
vez dure algo más. Por ello, no hay que subrayar a nuestros trabajadores lo que
no es real, sino presentarles también todas las dificultades con que
tropezamos. Mirando la televisión y leyendo nuestra prensa, y en base a las
cartas que recibo, tengo la impresión de que hay demasiada esperanza de que de
ahora en adelante, de golpe y porrazo, todo iría sobre las ruedas. Ese
optimismo me preocupa un poco, ya que me parece que nuestra gente no ve todas
las dificultades que nos esperan, pero que superaremos".
Los precios permanecen congelados, el nivel de vida decae, la industria
está despojada, los técnicos y los obreros calificados se van al extranjero,
etc. Las dificultades, en lugar de disminuir, se acumulan. Además, Tito
constató que los criminales están ocupando importantes cargos en la economía:
"Tengo informaciones de una sola república, según las cuales varios
miles de individuos, condenados como criminales, ocupan nuevamente cargos
directivos... Esos casos se dan en todas las repúblicas. Y esa gente, ya
condenada por crímenes, por protección ocupan los puestos directivos y a menudo
siguen obrando como antes...".
La criminalidad en la economía es la secuela ineludible del sistema
comunista, donde a causa del monopolio del partido y del burocratismo, los
funcionarios no son responsables ante el pueblo, y el pueblo no puede
controlarlos ni sancionarlos.
Esta vez Tito vincula su ataque al "adversario de clase" con
"el capitalismo y el imperialismo". Pese a la copiosa ayuda recibida
del Occidente democrático, Tito ahora descubre allí a su gran enemigo. Cuando
el conflicto Moscú-Pekín atrae la atención mundial, y nadie amenaza a Tito
desde Occidente, él abre el fuego contra Occidente. ¿Por qué? Tito percibe que
las dificultades internas hacen peligrar su régimen y el Estado. Ante el
peligro de sus adversarios internos y los vecinos comunistas, con anticipación
quiere responsabilizar a Occidente y de esa manera asegurarse la ayuda de la
Unión Soviética en su lucha contra el "enemigo de clase", apoyado por
el Occidente "imperialista y capitalista". Tito ofrece la siguiente
imagen del fantasma capitalista y del enemigo de clase:
"En la Yugoslavia anterior el adversario de clase tenía el poder y los
recursos materiales. En la nueva Yugoslavia el poder lo tenemos nosotros. El
enemigo de clase, o mejor dicho, el adversario de clase, está destronado. Pero
no desapareció físicamente, está presente. Mantiene vínculos con todos los
factores del adversario de clase en el exterior y cuenta con su apoyo.
"Como sabéis, la situación internacional se agravó últimamente hasta
el extremo. El clima que reina en el mundo está cargado de electricidad y a
cada momento pueden surgir excesos. El capitalismo y el imperialismo están en
franca ofensiva para reconquistar sus posiciones. No es de extrañar, por lo
tanto, que todo ello se refleje también en nuestro país que mantiene contactos
múltiples con otros países.
"Observen, compañeros, qué es lo que escriben esos días algunos
diarios extranjeros respecto a nuestro plenario. Con el Occidente promovemos la
cooperación económica, el intercambio de bienes y otras cosas. Empero, en lo
ideológico, no queremos acercarnos a Occidente. Tenemos nuestro sistema
socialista y nuestro camino específico en la edificación del socialismo".
Refiriéndose a la impaciencia de algunos comunistas a causa de la
edificación económica, Tito expresó que ciertas cosas, sin mayores daños,
podrían aplazarse. Menciona dos casos que evidencian la postergación de las
provincias croatas:
"Hasta ahora construimos mucho. Tomemos por ejemplo algunas obras.
Para no hablar de la vía férrea Belgrado-Bar, tomemos la de Zadar-Knin. Quince
años estamos construyendo 20 kilómetros. ¿Por qué? Por haber pensado que
deberíamos construir, aunque cada año asignáramos a ese fin un par de
millones...".
Mientras, por un lado, se gastan elevadas sumas en la construcción de la
línea improductiva Belgrado-Bar (larga 700 km.) que no responde a necesidad
económica sino a la megalomanía granserbia, mientras se está forzando la
construcción del puerto en Bar, a los croatas se los quiere calmar con la
construcción de la imprescindible vía férrea Knin-Zadar, larga un par de
decenas de kilómetros. Al mismo tiempo se sabotea la construcción y la
renovación de los puertos adriáticos croatas y la comunicación de la Croacia
septentrional y de Bosnia con el Adriático. La comparación de Tito de las
líneas ferroviarias Belgrado-Bar con Knin-Zadar es de un cinismo a ultranza.
Tito también para el futuro aboga por Serbia y respecto a las centrales
eléctricas exige:
"Quisiera decir una cosa más. La república de Serbia tiene mayores
obligaciones en cuanto a la construcción de las centrales eléctricas. Creo,
compañeros, que eso no es asunto sólo de la república de Serbia, sino de nuestra
comunidad entera. Si tomamos un criterio correcto, posibilitaremos que la
república de Serbia construya lo antes posible esas obras. Se puede arreglar
que alguna otra república, que dispone de recursos, participe en dichas
obras...".
Por lo tanto, pese a las frases "autogestión" y la nueva política
inversionista, Tito exige que las regiones no serbias sigan contribuyendo con
sus recursos a la industrialización de Serbia. Para la construcción del
"Ruhr serbio" otras partes de Yugoslavia deben trabajar, sudar y
abandonar su propia economía. De esta manera el mismo Tito desvirtuó la nueva
reforma económica en el sentido de descentralización. Se debe fortalecer la
posición dominante de Serbia a costa de los croatas, eslovenos y otros pueblos
no serbios. Es obvio que Tito es prisionero del chovinismo serbio.
LA DERROTA DE LOS COMUNISTAS CROATAS Y SU ORIENTACIÓN NACIONAL
Las comunistas croatas, encabezados por Bakaric, reclamaban la reforma económica
aspirando al mismo tiempo a la reforma política. Esperaban vencer el
centralismo granserbio con la ayuda de los comunistas eslovenos. No lo
lograron. El régimen monetario es centralista también después de la reforma
anunciada, y perjudicial para las regiones croatas y eslovenas. El nuevo
sistema bancario y las inversiones que de él dependen se hallan firmemente en
manos de la burocracia belgradense. Eso constituye un obstáculo insuperable
para la autogestión y la descentralización de inversiones.
Dicha derrota se manifiesta también en el silencio de Bakaric, quien, como
el iniciador principal de la reforma, no habló en el Octavo Congreso de la Liga
Comunista de Yugoslavia en 1964, cuando en el foro partidario más alto se
tomaron resoluciones respecto a la nueva orientación económica y de la política
interior. Guardó silencio también en el Tercer Plenario, que tuvo efecto en
febrero-marzo del año en curso, donde salió airoso el centralismo de Rankovic.
Bakaric, verbigracia, no calla sólo en las importantes sesiones partidarias
yugoslavas, sino también en Croacia. En el Quinto Congreso de la Liga Comunista
de Croacia, celebrado en abril de 1965, Bakaric estaba ausente por presuntas
razones de salud, y Rankovic fue el orador principal. La exposición de Marijan
Cvetkovic, integrante de la minoría serbia en Croacia, como asimismo las
conclusiones del Congreso se ajustaron a la línea de Rankovic.
Poco después del Tercer Plenario del Comité Central Yugoslavo, el 26 y 27
de abril de 1966 se celebró el Cuarto Plenario del Comité Central de la Liga
Comunista de Croacia, con la presencia de Bakaric, quien ni tomó siquiera parte
en los debates. Nuevamente Cvetkovic pronunció el discurso principal. El
Plenario ratificó las conclusiones de la central partidaria en Belgrado,
tomadas el mes pasado, y así manifestó su impotencia y capitulación. El
silencio de Bakaric, por cierto, implica su disgusto y oposición a Belgrado.
Cuán importante es la victoria de Rankovic en el Tercer Plenario partidario
del 11 de marzo de 1966 y cuán graves serán las secuelas del nuevo centralismo,
particularmente para las provincias croatas, lo muestran dos nuevos casos de la
política económica del gobierno central.
Tras una larga lucha en torno a la construcción del nuevo complejo para la
producción de aluminio, se tomó el 28/III/1966 la resolución definitiva. Ese
día resolvió el comité ejecutivo del Banco Yugoslavo de Inversiones que el
crédito para la construcción de la magna planta se otorgarse a Titograd en
Montenegro. Con ello fueron rechazadas las peticiones de Mostar y Sibenik, en
condiciones mucho más favorables, ya que disponen de materia prima, de energía
eléctrica y de comunicaciones. En la zona de Herzegovina-Dalmacia hay
inagotables yacimientos de bauxita, se da la base energética y su ubicación
respecto al interior y al Adriático es mucho mejor que Montenegro. No obstante,
se decidió en favor de Montenegro, es decir en favor de la vía férrea
Belgrado-Bar y del puerto Bar. La resolución fue tomada aunque allí no hay
fuerza eléctrica ni minas. Primero hay que construirlo todo. La instalación de
dicho complejo fabril significa una gran obra que asumirá en los años próximos
ingentes sumas de dinero. Pero, hay que construir una gran industria en el área
de Serbia, perjudicando las regiones croatas. Todos esos casos denotan el neto
carácter de la hegemonía granserbia. Aquí cesa también para los comunistas
croatas cualquier "unidad y fraternidad" yugoslava. Se trata de la
explotación más despiadada y sistemática de Croacia y Eslovenia en provecho de
Serbia.
Esta resolución afecta asimismo la economía de Bosnia y Herzegovina. La
negativa de Belgrado de unir a Bosnia-Herzegovina con el Adriático culmina con
esta nueva determinación. Las consecuencias no faltarán, pues Bosnia y
Herzegovina se alinean cada día más con Croacia y Eslovenia y refuerzan el
frente opositor a Belgrado.
Al desestimar la proposición croata de levantar una acería en Nin y la
planta fabril de aluminio en el área dálmata-herzegovina, el régimen comunista
granserbio asestó a la economía croata un serio golpe.
Casi simultáneamente Belgrado provocó una nueva exasperación en las
regiones croatas. El diario Vjesnik, 26/III/1966, Zagreb, informó que la
dirección de los ferrocarriles piensa suprimir y desmontar, a causa de su déficit,
la línea de trocha angosta en la Podravina oriental. Es verdad que esa vía
férrea, vieja de 80 años y de 166 km. de longitud, es anticuada, pero como el
gobierno de Belgrado no tendió una nueva línea en esa comarca, es mejor algo
que nada. La noticia provocó gran inquietud y descontento entre la población y
los círculos económicos interesados. Así una zona económica importante quedará
sin su medio de transporte más importante. En los últimos años esa región quedó
rezagada y con el levantamiento de la vía férrea de Guttman se transformará en
zona subdesarrollada, que Tito tanto ayuda en otras partes. La población de
Podravina y de la Eslavonia central, como asimismo el diario Vjesnik se levantaron en defensa de ese viejo y gastado ferrocarril,
para que esa zona no retorne al estadio primitivo.
Frente a esa destructora política de Belgrado, Zagreb manifestó en el ámbito cultural-político. Es cuando más se acercaron la clase dirigente y la oposición en la Croacia comunista. Con motivo del 130ş aniversario del resurgimiento nacional croata hubo una serie de festejos que se transformaron en una auténtica manifestación contra el yugoslavismo, la unidad y la fraternidad, y contra Belgrado. Es interesante que los festejos no se referían al resurgimiento "ilirio", sino croata. Casi todas las conferencias y disertaciones en las Deliberaciones Científicas, iniciadas en Zagreb, el 30 de marzo en el salón del viejo Concejo Deliberante de Zagreb, se referían al "resurgimiento nacional croata". Miroslav Krleza en su disertación inaugural interpretó el ilirismo en el sentido de la formación de la conciencia nacional croata. Es característico que en el acto de clausura, que tuvo efecto en el Teatro nacional de Zagreb, al lado de los dirigentes comunistas se hallaban el cardenal Seper y los representantes de otras comunidades religiosas. Esos festejos y la recrudecida lucha en torno al idioma literario contra la penetración serbia, son la reacción natural en defensa de los vitales intereses nacionales frente a la opresión, la explotación e invasión de las comarcas de Croacia.
Brugg, Suiza
Resultó que acertaron algunos periódicos occidentales cuando al comienzo
del "affaire" Mihailov afirmaron que en Yugoslavia se está
produciendo el segundo caso Djilas. Mihailo Mihailov, profesor de literatura en
la Facultad de Filosofía de Zadar, fue arrestado por la policía secreta
comunista, UDBA, en Zadar, ciudad costera en Croacia, donde se había radicado[17].
¿Qué mal había hecho el profesor Mihailov que el mismo Tito, presidente
vitalicio de Yugoslavia, consideró necesario intervenir en el asunto? Tito
tildó a ese joven profesor de literatura de reaccionario que habla
despreciativamente de la gran revolución de octubre y al mismo tiempo reconvino
a un grupo del fiscales del Estado: "Mirad cuántos inconvenientes nos
acarreó ese artículo, publicado en Delo! Los
fiscales debieron en el acto prohibir su publicación y llevar al conocimiento
público esa medida"[18].
Lástima que ese artículo tan interesante, publicado luego en el exterior, lo
hayan podido leer muy pocos en Yugoslavia a causa de que la edición de la
conocida revista belgradense Delo,
correspondiente al mes de febrero, fue secuestrada a pedido de la embajada
soviética en Belgrado antes del discurso de Tito. El motivo de tal medida
policial fue la segunda parte del trabajo de Mihailov, titulado El verano de
Moscú de 1964.
Mihailo Mihailov, hijo de rusos, nació en Zrinjanin en Voivodina. Conoce
muy bien la vida cultural, moderna y antigua de Rusia. En Yugoslavia se destacó
por sus estudios en el campo de la eslavística y por sus numerosas traducciones
de escritores rusos. Con gran entusiasmo se dedicó al estudio del Fiodor
Mihailovic Dostoievski. Para comprender cabalmente su caso, cuadra subrayar que
se trata de un estudioso y escritor que busca afanosamente la verdad, pero está
obligado a vivir en un Estado comunista. Por mucho tiempo las obras de
Dostoievski fueron mal vistas, y en parte lo son hoy, en la Unión Soviética. El
mejor ejemplo nos lo brinda la "Historia de la literatura rusa" que
hoy sirve como manual en las escuelas yugoslavas: tiene 1.036 páginas y sólo
una página y media se dedica al gran escritor Dostoievki[19].
Algunos críticos rusos, serbios y croatas de orientación comunista
presentaron repetidas veces a Dostoievski como "tenebroso, reaccionario y
enemigo del socialismo". Mihailov refutó todas críticas injustas y
tendenciosas en el estudio Dostoievski hoy día, publicado en la revista
literaria Kolo[20].
Sin importarle el prestigio de ciertos críticos comunistas de Dostoievski,
entre los cuales figuran los nombres del comisario del pueblo Lunacharski, de
Lenin y Máximo Gorki. Mihailov analizó con criticismo sus apresurados juicios.
Les objeta haber empleado métodos erróneos y no tener la capacidad de
comprender la vida espiritual de Dostoievski con esta frase:
"Probaremos que la verdadera causa de la hostilidad empedernida hacia
Dostoievski no estriba en que dicho escritor no supiese contestar a los problemas
planteados o que diera tal vez una respuesta errada o rechazara la única
solución viable, "la progresiva", sino que esa causa hay que buscarla
en el hecho de que Bielinski, Mihalovski, Gorki e incluso Lenin, no supieron
contestar las preguntas formuladas por Dostoievski y de ahí esa antipatía
nerviosa que en los críticos menos circunspectos y respetuosos degeneró en
agravios"[21].
Mihailov a continuación calificó de prejuicios y perogrulladas literarias y
filosóficas todas las acusaciones formuladas contra el insigne novelista ruso,
pues contradicen totalmente cuanto Dostoievski escribió. (Mihailov cita también
el Diario de un escritor de Dostoievski). Aquí son patentes la sincera búsqueda
de la verdad objetiva y los vastos conocimientos literarios de Mihailov.
Por la descripción del viaje que hizo Mihailov a Moscú en su artículo
"El verano de Moscú en 1964", publicado en Delo, el lector se entera
de muchas cosas conocidas a medias en los países occidentales. Según las
observaciones del profesor Mihailov, el proceso de la destalinización en la
Unión Soviética se halla en su fase inicial. En su opinión, el tema principal
de la literatura rusa versará por mucho tiempo sobre los campos de
concentración. Conforme lo declaró Khrushchev, entre 1956 y 1964 a las
redacciones de las revistas y periódicos soviéticos les fueron entregados
10.000 novelas, cuentos y memorias que tratan de la vida en los campos de
concentración soviéticos.
"De esa elevadísima cifra -prosigue Mihailov- se publicaron sólo unos
cuantos manuscritos (debemos ser precavidos, dijo Nikita Khrushchev); sin
embargo, las revistas soviéticas se parecen cada día más a los anales de la
inquisición de Felipe II... Hoy, el gobierno soviético se enfrenta con esta
alternativa: o enviar nuevamente a todos los rehabilitados a los campos de
concentración o dejar que hablen libremente".
En tres décadas fueron deportadas a los campos de concentración y a los
lejanos confines siberianos de 8 a 12 millones de personas. Hasta el presente
fue rehabilitado un determinado número de comunistas. Por eso un estudiante de
la Universidad de Moscú se quejó al visitante de Croacia:
"Los comunistas rehabilitaron únicamente a sus partidarios. ¿Y qué
pasa con millares y millares de hombres honestos que no son comunistas? Pues se
procede con doble criterio, uno se aplica al stalinismo y otro a los que lo
combatieron. Por un lado se condena al stalinismo, y por el otro se condena a
los antistalinistas".
Se tilda de traidores a los que lograron escapar aun antes de la segunda guerra
mundial. Mihailov cita el caso de Ivan Solonevic que en 1937 se refugió en
Occidente, donde publicó su conocido libro "Rusia en el campo de
concentración"; menciona incluso la traducción croata de dicha obra
editada por "La Sociedad Literaria Croata de San Jerónimo" de Zagreb,
luego confiscada por los comunistas yugoslavos.
La prensa soviética no escribe de los campos de concentración de Stalin.
"Eso se comprende -manifiesta Mihailov-, pues los primeros campos de la
muerte no fueron organizados por los alemanes sino por los soviéticos".
"En lo tocante al genocidio -prosigue textualmente Mihailov-, Hitler
tampoco tuvo la primacía. Antes de la segunda guerra mundial varios pequeños
pueblos de las zonas fronterizas con Persia y Turquía fueron deportados a la
Siberia septentrional, donde no pudiendo aguantar el frío morían como moscas.
Esa fue la razón por la cual durante la segunda guerra mundial muchas unidades
del ejército rojo se pasaron a las filas de los criminales hitleristas. Dichas
unidades estaban compuestas de calmucos, tártaros, cherkeses y de integrantes
de otros pueblos pequeños, sometidos a las más severas represalias. Lo mismo
puede decirse de los cosacos del Don y de la formación del ejército cosaco a
las órdenes del general Vlasov, o sea del 'Ejército ruso de liberación', caso
único en la historia de Rusia".
Lo más interesante y a la vez peligroso -no sólo para los comunistas rusos
sino también yugoslavos- es la parte en que Mihailov aboga por la revisión de
la interpretación que se da a los grupos nacionales y guerrilleros que en la
última conflagración mundial lucharon contra los comunistas. La revista
soviética Junost (Juventud) publicó una novela sobre ese tema. Su autor,
Eugenio Piljar, trata de comprender a los hombres que combatieron en el
ejército libertador del general Vlasov. Piljar describe la conducta heroica de
los cosacos, hechos prisioneros y torturados por el Ejército Rojo. El autor se
debate en el dilema: "... Sé que son traidores, pero, ¿cómo se puede
explicar la traición de esos hombres, todos ellos simples campesinos rusos que
tan heroicamente van al encuentro de la muerte?".
También trata el problema de los guerrilleros que al mismo tiempo
combatieron contra los soviéticos y los alemanes. Mihailov estima que en un futuro
muy próximo deberá someterse a revisión total todo el complejo histórico de la
Segunda Guerra Mundial.
Lo que más impresionó al profesor Mihailov durante su estada en Moscú fue
la noche que pasó con los estudiantes moscovitas que recitaban poesías referentes
a los campos de concentración de Stalin.
"Jamás olvidaré esa noche" -escribe Mihailov, y prosigue-
"ni imaginar pude que algo parecido podría existir en la Unión
Soviética... Había muchas poesías de las cárceles y de los campos, llenas de
desesperanza y burlas, de protestas y resignación... Es el folklores más
grandioso de nuestra época". "No debemos olvidar que los presidiarios
tuvieron que escuchar todos los días que la URSS es el primer país socialista,
la patria más grande del pueblo trabajador -y lo que es más importante- ¡el
país más libre del mundo!".
(Sobre la vida en los campos de concentración soviéticos escribió un libro
conmovedor y testimonial el ex Secretario General del Partido Comunista Croata,
Dr. Ante Ciliga. Dicho libro fue publicado en francés, en París, bajo el título
Le pays du grand mensonge y en alemán "Im Land der verwirrende
Lüge", Ed. Verlag Rote
Weissbücher, Colonia, 1953. En Buenos Aires, 1951, ha sido publicado el libro
de Ciliga "Siberia - Tierra de destierro e industrialización")
No obstante, algunas de esas poesías traslucen un humor un tanto frío, como la siguiente, dedicada a la Pascua de la Resurrección:
Con la mirada luminosa
contemplo el cielo,
Ya por la mañana capté
su verdadero sentido.
Quiero ese día, lo quiero
como "el día del minero",
Como "el día de
nuestras fuerzas armadas".
Hoy estrepitosamente se
rompen los huevos,
El oído gozoso escucha
el alegre toque de las campanas,
Y los proletarios de
todo el mundo se reúnen
Alrededor de la mesa
festiva de la Pascua.
Todos pintan huevos con
el verde y el azul
Y yo los pinto sólo con
el rojo vivo
Y orgulloso los llevo
cual banderas desplegadas
Como símbolo de
nuestras victorias heroicas.
Con el repiqueteo
solemne de cuchillos y cucharas
Nos envolvía el olor
fino de la rosca de Pascua.
Cómo es agradable por
entre ese bosque de botellas
Descubrir, siquiera, el
rostro del denunciante.
Vamos, ˇoh!
pasajero, démonos un beso fraternal,
Perdóname mi inmaculada alegría.
Empezamos a parecernos
a los hombres.
Ven, un abrazo más,
¡Cristo ha resucitado!
Muchas de esas poesías tienen un tono triste y pesimista o tratan de la
"culpabilidad" de los condenados:
No sé por qué me han
encerrado,
Pero el acusador sin
duda tiene razón.
Sin protestar cargamos
con la culpa ajena
Y en etapas sucesivas
marchábamos todos
Al encuentro del
nefasto destino...
Por cierto que esas canciones se recitarán todo un siglo -una vez que les
otorguen el derecho de ciudadanía- de igual modo que se cantan y recitan hoy
las poesías de los presidiarios rusos, que no son tan hermosas como las
melodías contemporáneas rusas, concluye Mihailov sus consideraciones sobre el
folklore de los campos de concentración.
Huelga repetir aquí que el profesor Mihailov se ocupa en primer lugar de la
literatura, y su viaje a Rusia tenía propósito literario. Incluso grabó en la
cinta sonora el folklore de los campos de concentración y tuvo encuentros
interesantísimos con los intelectuales rusos.
Su primer encuentro fue con la poetisa Bela Ahmadulina, que por sus
creaciones y modo de vivir y pensar es todo lo contrario que un típico poeta
soviético. Aun más interesante fue su encuentro con el escritor Yuri Bondarev,
autor de la novela La calma, de carácter antistalinista, que describe la vida
de los estudiantes moscovitas en la época en que regía el culto de la
personalidad de Stalin. Conversaron largo tiempo del libro de Bondarev
"Las causas del fascismo y la relación entre lo espiritual y lo
material". Lo curioso es que los hombres inteligentes, como Bondarev, no
lograron todavía liberarse del modo de pensar stalinista. Mihailov escribe al
respecto: "Es sorprendente con cuánta ingenuidad los hombres soviéticos
más inteligentes (salvo la generación más joven) creen que las causas del
nazismo residen exclusivamente en las condiciones económicas".
Mihailov tuvo la misma experiencia en su conversación con el escritor
Vladimir Tendriakov:
"Cuando discutimos el problema de la educación, me asombró que los
cerebros privilegiados de la Unión Soviética hicieran suyas las más importantes
tesis del stalinismo. Tendriakov defendió el famoso sistema educativo del
"nuevo hombre" en el sentido del colectivismo y del sometimiento a
los intereses de la sociedad. "Si alguien no quiere trabajar en beneficio
de la sociedad, lo obligaremos", exclamó enérgicamente el escritor
soviético. Le contesté que entre esa manera de pensar y los campos de
concentración hay un solo paso y que la historia probó que con el hombre no se
puede tratar de ese modo a largo plazo".
"La juventud -dice Mihailov- es la única esperanza de Rusia. Pese a que los comunistas afirman que en el 'socialismo' no hay conflicto generacional, en la Unión Soviética de hoy existe un profundo abismo entre la generación vieja y la nueva; igual que entre los ex partidarios de Stalin y la guardia joven para la cual Stalin y su época son un eslabón más del pasado soviético. Uno de los representantes más interesantes de la nueva generación es el cancionista Bulat Okudzava, el más popular en la Unión Soviética. Su popularidad se debe al contenido apolítico de sus canciones. Todo le interesa menos lo que escriben Pravda e Izvestia. Su amor pertenece a la 'gente humilde' en la que únicamente confían las 'Tres mujeres, tres hermanas, tres enfermeras: La Fe, la Esperanza y el Amor. Tres nombres populares rusos y tres postulados cristianos'".
Okudzava es antimilitarista. Hablando de la culpabilidad de guerra dice:
La primera guerra - no
es culpa de nadie
La segunda guerra - no
es culpa de nadie
La tercera guerra -
¡será mi culpa!
Mihailov se queja de que en la Yugoslavia comunista se sabe muy poco de la
vida real en la Unión Soviética. Se desconocen los nombres de Víctor Shlovski,
uno de los mejores críticos, teóricos e historiadores literarios rusos, de
Nikolai Fjodor, filósofo ruso del siglo pasado o de Mihail Siemonovic Gus,
excelente conocedor de la obra dostoievskiana. Asimismo es desconocido Vladimir
Nikolaevic Turbin, uno de los apologistas del modernismo en el desolado paisaje
social-realista de la vida intelectual soviética. Gus en su libro
"Compañero tiempo, compañero arte" [22],
defiende en forma vivaz y poética todos los modernismos, inclusive el cubismo.
Que en la Unión Soviética hay poetas no obligados a escribir sobre el Plan
Quinquenal lo prueba el caso del lírico Eugenio Vinokurov. Mihailov dice:
"Su poesía sobresale en el océano de las innúmeras obras completas de los
escritores más diferentes. No hay temas sociales, no hay notas patrióticas o
revolucionarias. Vinokurov escribe para círculos selectos de amantes de la poesía".
"Lo que gusta a todos es siempre lo peor", Manifestó Vinokurov.
Resulta también muy interesante el encuentro de Mihailov con el escritor
Ilia Ehrenburg quien, pese a sus modales de hombre del mundo y su vasta
cultura, "es un típico representante de la psicología soviética, sordo y
ciego a todos los argumentos y hechos empíricos".
Mihailov, en su contacto con otros críticos y hombres de letras, tuvo
sorpresas agradables. "Constaté con satisfacción que uno de los típicos
teoréticos social-realistas e históricos, como Gus, conoce la obra de Teilhard
de Chardin". Pero de las notas y observaciones de Mihailov se puede
inferir que son muy pocos los intelectuales rusos dispuestos a luchar por su
independencia. "Empero -le dijo uno de los interlocutores- los heréticos
son la sal de la tierra y sostienen la vida del cosmos".
Sin embargo, Mihailov no tardó en experimentar que en un Estado totalitario
la herejía lleva derechamente a la cárcel. Komunista, órgano del Comité Central
de la Liga de los Comunistas (Partido comunista) de Yugoslavia, condenó en
términos acerbos, si bien con cierta demora, la descripción y observaciones de
Mihailov. Intitulando su crítica "La mística de un cronista", Miodrag
Bogicevic escribió:
El verano de Moscú de 1964 no habla sólo de la literatura y el folklore, sino también de una dudosa excursión política... La publicación de su artículo en una revista literaria nos brinda la ocasión de ocuparnos una vez más del problema de la responsabilidad en cuanto a las declaraciones públicas. Ese problema urge sobre todo hoy, después del Octavo Congreso de la Liga comunista. El Congreso subrayó de modo claro e inequívoco que en nuestro desarrollo democrático son inadmisibles desviaciones socialistas que se ocultan tras el disfraz de la libertad de discusión[23].
Poco tiempo después salió en el semanario serbio Nin un artículo en
que se tilda a Mihailov de "miembro de la guardia blanca". Mihailov
protestó en una carta dirigida al director del semanario. De su carta, que fue
remitida en 290 copias a todos los periódicos y publicaciones de Yugoslavia, se
colige que Mihailov se considera cristiano y que no está de acuerdo con
"el socialismo científico", basado en las leyes naturales de la
evolución. En opinión de Mihailovic, la reacción oficial contra su artículo
significa el retorno al zdanovismo[24].
"Trátase, pues -explica en su carta-, que me he atrevido a pensar con
mi cabeza, sin permiso previo, y a mirar con mis ojos. El quid es que en un
país donde todavía rige el sistema feudal -pues los campesinos por vía
administrativa están adscriptos a los koljoces-, he prestado mayor atención a
las canciones populares que a la publicidad pomposa que ensalza los cohetes
cósmicos".
Mihailov tiene razón cuando señala el peligro de reincidir en las
concepciones zdanovistas. Tito en su discurso dirigido a los fiscales censuró
también otras revistas que fueron advertidas por los jerarcas máximos del
partido por su independencia relativa. Como ejemplo citamos la publicación
eslovena de carácter cultural político Perspektive y la revista Praxis,
editada en Zagreb por la Asociación Filosófica Croata. Perspektive tuvo
que cambiar todo el elenco de redactores, mientras que Praxis todavía
sigue desagradando a los funcionarios gubernamentales con sus tesis marxistas
poco ortodoxas. Poco después Perspektive dejó de salir debido a la
"subvención insuficiente", y la calidad y el nivel intelectual de las
colaboraciones de Praxis menguaron considerablemente después del
discurso de Tito.
El proceso contra Mihailov debió iniciarse el 24 de abril de 1965 ante el
tribunal del distrito de Zadar, pero, a pedido del acusado, fue postergado por
cinco días. Tras pasar un mes en prisión preventiva, Mihailov fue excarcelado
para que pudiera defenderse en libertad en la fecha del juicio, el 29/4/1965.
El magistrado acusó a Mihailov, invocando el párrafo 175 del código penal
yugoslavo, y el cargo principal era el de haber agraviado a un país amigo y
difundido impresos sin autorización. "Esa difusión de impresos sin autorización"
se refiere a la carta que Mihailov remitió a las redacciones de los diarios y
periódicos. El tribunal lo condenó a diez meses de prisión, descontando un mes
que pasó en prisión preventiva. Mihailov apeló[25].
En el momento de enfrentarse con el tribunal, Mihailov fue abandonado por
todos. La dirección de la revista Delo se lavó las manos mediante una
declaración, publicada en el tomo correspondiente al mes de marzo (el suplente
del redactor en jefe, Milosav Mirkovic, fue libertado al cabo de diez días y
Delo sigue publicándose normalmente). La dirección de la Facultad de Filosofía
de Zadar dirigió una nota al diario local Narodni
list, alegando que muchos colegas habían aconsejado oportunamente a
Mihailov no publicar sus artículos. A renglón seguido se expresa en dicha
carta: "El Consejo de la Facultad de Filosofía de Zadar repudia la actitud
reaccionaria de Mihailov y condena su modo de proceder... Las concepciones de
Mihailo Mihailov nunca encontraron apoyo en nuestro grupo. La dirección de la
Facultad lo ha suspendido de su cargo" [26].
Desde ya resulta extraño que Mihailov haya sido condenado por publicar una
serie de hechos tan coincidentes con las declaraciones públicas de Tito de la
época del entredicho Moscú-Belgrado. Con motivo del décimo aniversario de la
guerrilla comunista en la montaña bosníaca Kozara, Tito ante varios miles de
oyentes acusó a la Unión Soviética y entre otros cargos formuló los siguientes:
"¿Con qué derecho moral puede Molotov reprocharnos ser asesinos, que
matamos al pueblo y que queremos exterminarlo? ¿Con qué derecho puede hablar
así uno de los jefes de un país en que se cometieron crímenes horripilantes y a
la vista del mundo entero fueron liquidados y exterminados pueblos enteros?
¿Dónde está ahora la República de los alemanes del Volga, en que antes vivía
uno de los pueblos más capaces? Terminó en las estepas siberianas. ¿Dónde está
la República tártara de Crimea? No existe más, desapareció en las marismas y
estepas de Siberia. ¿Dónde están los checheneses del Cáucaso? ... ¿Dónde están
miles y miles de ciudadanos de Estonia, Lituania y Letonia...? No existen más,
día tras día son deportados a Siberia, donde deben trabajar en condiciones
pésimas para desaparecer pronto de la faz de la tierra" [27].
Tito también coincide con la descripción que hace Mihailov de los campos de
concentración soviéticos. Al respecto citaremos el discurso que Tito pronunció
con motivo del Segundo Congreso sindical de Yugoslavia, celebrado en Zagreb en
1951:
"Ya hablamos de las relaciones con los obreros, miremos un poco más
los métodos inhumanos que se aplican contra el pueblo trabajador de la Unión
Soviética. Los obreros son condenados a trabajos forzados por largo tiempo; son
deportados a los campos de concentración... En síntesis, allí tratan de educar
a la gente con métodos draconianos, policiales. Esos no son los métodos
socialistas; semejante proceder no tiene nada que ver con los métodos
socialistas[28].
La reacción violenta contra las observaciones de Mihailov no puede explicarse sólo por el hecho de que las relaciones actuales entre Belgrado y Moscú son amistosas y estrechas. En todos los países del bloque soviético, por lo menos pro foro externo, fueron repudiados y censurados los crímenes de Stalin. ¿Y en la Yugoslavia comunista? En Yugoslavia siguen siendo "tabú" los viejos discípulos de Stalin por sus fechorías no redimidas de la época de íntima y sumisa colaboración con Stalin, no obstante la oportuna resistencia de Tito (a Stalin) que en primer lugar apuntaba a la política exterior.
Uno de los motivos principales de la condena de Mihailov es que, a buen
seguro, el lector atento de sus escritos podrá hacer ciertas comparaciones
entre la situación y los métodos de la época de Stalin y los que prevalecen hoy
en la Yugoslavia de Tito. El culto de la personalidad es obvio. Por lo demás, quod
licet Jovi non licet bovi.
COLONIA, ALEMANIA OCCIDENTAL
TENDENCIAS GENERALES DE LA LIBERALIZACIÓN DE LOS REGIMENES COMUNISTAS -
APORTE "YUGOSLAVO" A LA MISMA TENDENCIA
Desde hace unos años, precisamente desde la época de la espectacular
carrera política de N. Kruschov como primer ministro soviético, solemos leer en
las publicaciones del mundo libre sobre los supuestos cambios doctrinales y
políticos de los regímenes comunistas. Rumania, Polonia, Hungría, Rusia, China
o Yugoslavia son, de vez en cuando, el escenario de acontecimientos tendientes
presuntamente a una liberalización o humanización del comunismo.
Queremos hacer aquí algunas reflexiones acerca de este fenómeno dentro del
cuadro general doctrinario marxista, con referencia especial a lo que nos
brinda al respecto la revista Praxis, editada por un grupo de filósofos
marxistas en la capital croata, Zagreb.
El comunismo como doctrina filosófica, social y política se caracteriza por
tener dos rasgos fundamentales contradictorios. El primero consiste en su
tradición liberal[29],
aceptando el evolucionismo universal en la forma de materialismo
dialéctico-histórico, y el segundo en su racionalismo con la consecuente
propensión hacia el dogmatismo y el absolutismo políticos[30].
Es que dentro de estos dos extremos, esencialmente opuestos, dentro de esta
antítesis teórica liberal-revolucionaria y la práctica absolutista del marxismo,
queremos someter al juicio las tendencias doctrinarias actuales y su pálido
reflejo en la política, seguida por los regímenes comunistas, dando preferente
atención a la contribución "yugoslava" al respecto.
Para evitar las confusiones o para reducirlas al mínimo, haría falta
precisar bien los conceptos del evolucionismo, el racionalismo y el humanismo.
Sin embargo, nos limitaremos a lo más indispensable, suponiendo un conocimiento
suficiente de nuestros lectores sobre la materia.
El evolucionismo es la teoría, la hipótesis o tesis, según la cual todo lo
existente y en todos los órdenes -material o espiritual- es el resultado de una
material evolución genética universal. Del mundo anorgánico proviene el mundo
orgánico, de éste el mundo animal y, como coronación evolutiva, del mundo
animal se desarrolla el hombre, combinando "energías y facultades que en
sí ya existen en la naturaleza infrahumana"[31]
con la posterior superestructura de su vida intelectual y ética.
Así concebido, el evolucionismo involucra en sí el monismo materialista
como su Weltanschauung, como su teoría del universo.
A pesar de que la teoría de la evolución se está imponiendo cada vez más
como una tesis definitiva, existen diferencias específicas y esenciales en su
interpretación. Consideramos por eso necesario exponer algunos aspectos de esas
interpretaciones. De acuerdo a ellas aparecen las semblanzas del hombre y del
mundo en una luz también esencialmente diferente. Estas interpretaciones
resaltan de modo peculiar en lo concerniente al sentido de la evolución.
Hay una interpretación católica, otra agnóstica-positivista, otra como una
"religión horizontal" (Camus), como la creencia en la misión de la
raza o del proletariado, del progreso científico-técnico y económico-social,
que deberían desembocar en el bienestar, la justicia y la libertad universales.
A primera vista no existe unanimidad ni dentro del ambiente
científico-intelectual católico, donde la unanimidad parece más natural. Unos,
como el padre jesuita, el paleontólogo francés, Teilhard de Chardin, aceptan la
evolución como una tesis definitiva[32].
El Magisterio de la Iglesia, a su vez, admitiendo la posibilidad de la
evolución, le pone límites y aconseja suma prudencia, sea en su aceptación, sea
en su interpretación[33].
Sin embargo, no hay diferencia sustancial entre la opinión de Teilhard de
Chardin y la doctrina católica oficial. Impresionado por su estudio
paleontológico y biológico, Teilhard acepta la evolución del mundo material en
su totalidad, aún cuando existen en ella lagunas y eslabones sueltos, mientras
la doctrina oficial procede con suma cautela. Pero las dos posiciones son
evidentemente teocéntricas. Todo está inspirado por el amor de Cristo y todo
debe regresar a Él, realizándose, por etapas, cada vez mayor armonía, amistad y
fraternidad entre los seres, especialmente entre los hombres. Un optimismo
irradia de ambas posiciones en el futuro de la humanidad, sin dejar de advertir
que no hay que entregarse al sueño de un paraíso de la justicia y la libertad
absolutas en este "valle de lágrimas". Pero sí podemos esperar el
futuro mejor, la humanización de relaciones mutuas en el amor de Cristo.
Esta interpretación del evolucionismo se llama el "creacionismo".
La evolución orgánica total es posible, pero todavía no está comprobada, y el
alma racional es el fruto de la actividad directa divina, siendo imposible su
evolución desde la materia. Este es el creacionismo "strictu sensu" [34].
Como un ejemplo típico para la interpretación positivista, podemos citar el
caso del biólogo francés, Jean Rostand, una de las autoridades máximas en el
campo de la ciencia biológica actual. Él declara abiertamente que no conocemos
los factores de la evolución, que tampoco sabemos en qué condiciones pudo
realizarse la génesis de la vida, dudando además de la ulterior evolución de
las especies. No obstante, reconoce que no encuentra otra solución mejor a
estos problemas que la teoría de la evolución. Para él, esta hipótesis aclara
mucho, aun cuando ella misma no está clara, dejando lugar a otras posibilidades
y opiniones. Rechazándola del todo, considera Rostand, volveríamos a las
soluciones míticas, incluyendo aquí también las doctrinas religiosas que
invocan un saber revelado especial. En cuanto al sentido de la evolución,
Rostand, liberal y ateísta, termina en un pesimismo absoluto[35].
J. Huxley, otra autoridad en el campo de la ciencia biológica, no admite
como Rostand la posibilidad de otra tesis, como, por ejemplo, la creacionista. Para
los hombres, según él, y de acuerdo con el estado actual de la ciencia, queda
todavía el misterio del origen y del sentido de la vida. Pero las dificultades
de develarlo son de carácter temporario. Un día descubriremos una energía
especial, que anima la materia, que siente y piensa al mismo tiempo, como hemos
descubierto la energía eléctrica, que ilumina y calienta, aun cuando permaneció
desconocida por nuestros predecesores durante millones de años[36].
Las dos opiniones constituyen la interpretación evolutiva positivista y
liberal. El hombre, en la libertad de la ciencia, de la investigación racional,
limita todo el poder político, religioso o social, buscando nuevas soluciones y
un orden mejor de las cosas, acercándose a un ideal humanitario, al humanismo
liberal.
Como contraposición a estas interpretaciones -divinizadoras y optimistas
unas y materializantes y pesimistas otras- tenemos otras dos de carácter a la
vez seudocientífico, seudoreligioso y profético.
Nietzsche, dicen, ha inspirado al nacionalsocialismo. Zaratustra estaría
como base doctrinal de su superhombre racista. "Yo les enseño el
superhombre. El hombre es algo que debe ser superado... El superhombre es el
sentido de la tierra. Os ruego, mis hermanos, permanecer fieles a la tierra y no
dar vuestra fe a los que os vienen hablando de las esperanzas
extraterrenales...", decía enfáticamente el filósofo alemán. Pero la
aventura del nacionalsocialismo ha terminado trágicamente para muchísimos. No
queremos discutir aquí sobre la exactitud o inexactitud de semejantes
afirmaciones. Nos interesa la posición comunista, la realidad palpable y el
factor determinante en la vida de muchos pueblos esclavizados, que constituyen
un elemento de inseguridad permanente para los pueblos libres. ¿Cuál es,
entonces, la posición marxista-comunista?
A pesar de las divergencias y discusiones científicas inconclusas, los
comunistas son partidarios del evolucionismo en forma total y absoluta. Para
ellos no hay duda no sólo en cuanto al origen del cuerpo humano que proviene de
una materia viva preexistente, sino tampoco en cuanto al alma racional y a lo
que constituye el edificio que llamamos la civilización. El materialismo
monista y la evolución universal entonces son dos hechos fuera de discusión.
Los comunistas no admiten ninguna fuerza extraterrenal y de carácter
espiritual. Su materialismo histórico en un inmanentismo absoluto. De acuerdo a
esta interpretación no hay "concepto esencial del hombre" sino sólo
un "concepto sistemático natural", forjado desde el "punto de vista
morfológico, fisiológico y psicológico" del mismo (Scheller).
Por esta misma razón los marxistas rechazan el materialismo
mecanicista-metafísico como inepto, inadecuado para explicar la vida, la
evolución y la historia. Este es un materialismo burgués, metafísico. Recién el
materialismo dialéctico se convierte en herramienta apropiada para desempeñar
dicho papel. La ley de unidad de los opuestos es la llave principal para este
fin[37].
A nuestro modo de ver, Engels no relegaba esta ley al segundo lugar, sino
le daba la máxima importancia, designándole justamente el puesto-llave en la
interpretación no sólo de la evolución y los procesos en la materia anorgánica
u orgánica, sino también en la vida del hombre y de la historia[38].
Para nosotros, el "movimiento innato a la materia" de Engels y el
"Qual" de Bochme, que Engels acepta como principio activo de adentro
de las cosas, no es otro fenómeno sino la transposición de la ley dialéctica de
los opuestos al campo histórico y social-humano. La idea de Engels, en su
esencia, es la misma de Lenin, sólo expresada en términos técnicos diferentes.
La terminología de éste es más precisa. Recibe la forma de una filosofía
oficial, dogmática, traducida en cánones "científicos",
convirtiéndose después en cánones político-sociales y párrafos de una sociedad
regida por el absolutismo y un tremendo régimen policial.
Hasta la aparición del materialismo dialéctico, según la doctrina marxista,
la historia se desarrollaba inconscientemente o, en el mejor de los casos,
girando alrededor de las ficciones mitológicas, religiosas o de la filosofía
idealista. En la religión, especialmente la era cristiana, y en la sociedad de
propiedad particular, especialmente burguesa, el hombre vivía en ilusiones,
esclavizado y deshumanizado en su esencia, en su trabajo y en sus relaciones[39].
Para poner fin a este período de deshumanización e inaugurar una nueva
época histórica, es preciso destruir la sociedad burguesa, basada en la
propiedad privada, y al Estado burgués, instrumento de opresión en manos de
pudientes contra sus adversarios de clase. Este nuevo período es el período
histórico del socialismo-comunismo como sistema de la libertad, el bienestar
histórico y la justicia absolutos. La
ciencia, el racionalismo desde ahora van a guiar a la historia y a la humanidad
y no ya las ficciones mitológicas y religiosas que invocaban los explotadores y
fiscalizadores inhumanos de las riquezas materiales. La alienación del hombre
desaparecerá por completo. El hombre será para el hombre el máximo valor. Ahí
se inaugura la época del humanismo comunista, la época de la humanidad.
Aceptando la crítica de la religión y de la filosofía idealista de
Feuerbach, Marx elabora la crítica de la sociedad y del Estado burgués[40].
Pero Marx no se quedó solo con la crítica. Se convierte en el promotor de
la revolución más consecuente contra la sociedad burguesa y en el profeta más
grande de la sociedad futura, proletaria, social-comunista. La "crítica
moralizante" es inerme. No existe una esencia inmutable del hombre. El hombre
es lo que es en sus relaciones económico-sociales. Hay que cambiar éstas para
cambiar al hombre[41].
De la realización de esta nueva sociedad, de esta nueva "praxis"
se han encargado primero Lenin, después Stalin y hoy día están fomentándola
muchos de sus discípulos e imitadores. El desarrollo y el viaje hacia la
humanización universal ya no es un juego de azar. El hombre mismo toma las
riendas de la evolución y de la historia en sus manos, él es "el director
de la evolución"[42].
Los humanistas-racionalistas del marxismo han inaugurado así los tiempos
nuevos. Con ellos se inicia una nueva época de la "aventura del
protoplasma", como lo diría J. Rostand. Un camino y una etapa, por cierto,
muy dolorosos. Su aventura aumentará, en forma y dimensiones, los antiguos
dolores, frustraciones e ilusiones, que el biólogo francés ubica en el
desarrollo biológico-histórico y social hasta ahora. El protoplasma, alcanzando
su estado racional, aplicará a su aventura las ilusiones bajo el aspecto más
racional y causará dolores más grandes que nunca, porque son racionales,
verdaderos, justos, en vista del imaginario futuro comunista. Su racionalismo
no es el racionalismo liberal, que confiaba en los principios (Camus) y la
libertad de todos, sino el racionalismo del proletariado, del partido, de su
jefe -Lenin, Stalin, Mao o Tito-: el racionalismo del partido, único y absoluto
dueño del saber y de la sociedad. Para los idealistas de una clase es el Dios
que guía la historia, ilumina al hombre y lo salva en un orden superior, y para
los otros, la función del cerebro humano está sometida a fuerzas desconocidas,
a "causas semejantes a la hechicería" [43].
Lafargue, amigo de Engels, dice en la misma obra de esta sociedad futura
comunista:
"El ideal comunista alumbra con nueva llama nuestra inteligencia, pero
ese ideal no es ya una reminiscencia sino que sale de las mismas entrañas de la
realidad, es reflejo del mundo económico. Nosotros no somos utopistas,
soñadores, como lollards de Inglaterra y como los plebeyos de Grecia: somos
hombres de ciencia, que no inventamos sociedades, sino que las desprendemos del
medio capitalista".
Pero, a pesar de este elemento evolutivo, espontáneo, con el cual debería
llegar la nueva sociedad, es el racionalismo, es el absolutismo político que se
imponen[44].
Este racionalismo comunista es bien diferente de aquel liberal para quien:
"Lo más grande que hay en el hombre es la soberana libertad del
espíritu, la idea de que ningún poder interno o externo, ninguna fuerza ni
dogma pueden limitar el perpetuo esfuerzo y la perpetua investigación de la
razón humana; esta idea, según la cual la humanidad en el universo es una
commission d'enqéte, cuyas operaciones no debe constreñir ninguna intervención
gubernamental, ninguna intriga celeste o terrenal... conservando siempre
nuestro sentido crítico... y un sentimiento de rebelión secreta... en todas
nuestras afirmaciones..." [45].
Contrariamente a este racionalismo liberal, el racionalismo comunista
inaugura el absolutismo político más íntegro y total. Edificabo et destruam,
destruam et edificabo es su lema principal. Después de una destrucción
completa de la sociedad, del Estado, de la propiedad privada, la sociedad
futura se realizará por intermedio del progreso general de las ciencias, la
técnica y la industrialización. Se conseguirá la abundancia de bienes que
podrán distribuirse a cada uno según sus necesidades. En vista de esta futura
sociedad no importan sacrificios ni dolores actuales.
"En efecto, ¿qué importancia tiene el sacrificio de los hombres si eso
debe servir para la salvación de toda la humanidad? El progreso se asemeja a
esa divinidad pagana terrible, que no quiso beber néctar sino de los cráneos de
sus enemigos matados. Es un progreso, por lo menos, que cesará de ser
torturante después del apocalipsis industrial, el día de la
reconciliación". "¿Qué importa que eso será por la dictadura y la
violencia? En esta nueva Jerusalén de ruido de maravillosas máquinas, ¿quién se
recordará todavía de los gritos de los degollados?".[46]
Marx -intenta excusarlo Camus- no había previsto todo esto. Fiel a su
tradición judeocristiana, el ideólogo marxista dijo: "El objetivo, que
necesita medios injustos, no es un objetivo justo".
Los que conocen al hombre, su esencia, su historia: los que han estudiado a
fondo los sistemas de la filosofía, de las doctrinas sociales, económicas y
políticas, eran bien conscientes de lo que sucedería, cuando se intentó
realizar "este ideal comunista". Pero lo que decían ellos, a muchos
les parecía una opinión parcial, una posición tomada a priori, inspirada por
los intereses de clase. A pesar de todos los aspectos negativos del nuevo
sistema de gobierno y de la sociedad, el "ideal" quedó inalcanzable
por la crítica y sus realizadores conservaron la aureola de auténticos
representantes de la humanidad en vía de realización del bienestar, la libertad
y la reconciliación universales. Recién desde el XXIII Congreso del partido
comunista soviético, por boca de N. Khruschov, empezó a revelarse la mentira,
la mistificación y lo ilusorio del nuevo intento. El supremo realizador del
paraíso terrenal. Stalin se ha convertido en el supremo criminal de la
historia, indigno de estar sepultado al lado de Lenin, quien no tuvo tiempo
necesario para alcanzar a Stalin en su absolutismo implacable del racionalismo
comunista.
Los nuevos esclavos no se concilian con su suerte. "Al esclavo, a
quienes tienen un presente miserable y no tienen consuelo del cielo, se les
asegura que a ellos pertenece el futuro. El futuro es la única clase de
propiedad que los dueños conceden voluntariamente a sus esclavos". ...
"Pero la rebelión en el hombre es el rechazo de que se lo trate como a una
cosa, de ser reducido a pura historia. Ella es la afirmación de la naturaleza
común a todos los hombres, que escapa al mundo de la fuerza".[47]
Lo antedicho lo confirman, en forma elocuente, los filósofos marxistas
croatas en la revista Praxis. Ellos entran en lo más vivo del sistema en
todos sus aspectos. Sus testimonios son inapreciables para quienes se ocupan
del hombre, de su suerte y la ubicación en la sociedad y la historia. Lo que
hasta ahora fueron apreciaciones burguesas de los "traidores" del
sistema, que escogieron "la libertad", desde ahora es la
autoconfesión de los marxistas mismos, que han sentido la viva contradicción
entre su vocación más profunda de hombres que piensan, y el sistema y el
régimen, con que han soñado en su educación filosófica, unilateralmente
inculcada.
En el primer artículo de fondo de la mencionada revista del año 1964 se
dice textualmente:
"La propia tradición nacional, la atracción o la aversión, los
diferentes puntos de partida históricos, el grado más o menos elevado de la
industrialización en los países que están marchando por la senda del
socialismo, todo esto tuvo una incidencia en el desarrollo del socialismo más
de lo que nadie -incluso sus creadores- pudo sospechar". Además, "la
discusión sobre las perspectivas del socialismo en los países altamente
industrializados ha incrementado el interés por su tema apenas tocado, que el
marxismo debe transformar, en gran parte, sus categorías tradicionales, si es
que quiere con éxito hacer el análisis del mundo actual". Pero: "La
atención mayor la ha despertado el análisis de la posición del hombre, la cual
sensiblemente difiere de la descripta por Marx hace cien años". Uno de los
colaboradores en el número 2 de Praxis, considerando la crítica de
"todo lo existente" como uno de los puntos esenciales de la doctrina
marxista en la actualidad ha llegado al punto (en realización del socialismo)
donde vale algo completamente contrario a Marx, entonces hay que ser
consecuente y rechazar a Marx y no al mismo tiempo apelar a él... Porque aquí,
quiéranlo o no, vale y puede valer solamente aquel (principio) lógico-formal ó
o ó. O vale Marx, o aquellos que defienden las posiciones esencialmente
contrarias (Praxis, Nro. 2, pág. 294, Milan Kangrga).
Danko Grlic, a su vez, escribe:
"En el mismo contexto de problemas de las verdades absolutas y eternas podemos preguntar żpor qué -para mantener a toda costa la fe casi mitológica en cuanto expusieron los clásicos- se pasa por alto (o en el mejor de los casos se trata de encubrir con 'felices expresiones') formulaciones y expresiones de doble sentido, que Lenin tuvo en realidad una opinión diferente de Marx, y éste diferente de Engels en muchas y, a menudo, cuestiones esenciales? Seguir siendo consecuentes marxistas-leninistas, un slogan tan favorito, significa hoy en día para muchos ser fieles a todas las posiciones de Marx-Lenin, sin saber que sus conceptos, muchas veces, sobre varios problemas, especialmente en el campo de las ciencias positivas, de las tesis científicamente comprobadas, son realmente anticuadas y, ateniéndose a los mismos (y no sólo literalmente, en forma de citaciones, sino también al espíritu de algunas tesis) significa hoy la imposibilidad de entender algunas características del régimen socialista-comunista en la actualidad o, dicho en otros términos, significa no ser ya marxista. Mirar directamente a los ojos este hecho y no solamente subrayar una obediencia como la virtud máxima, y ningún apego a la tradición de los clásicos como la legitimación exclusiva de ser pro o en contra del marxismo, sería, me parece, una de las condiciones previas (pero no la única) por aquella idea, que en nuestra época prefieren llamar "el marxismo creador" (Praxis, Nro. 1, pág. 48).
En cuanto al ideal de una futura sociedad comunista de bienestar general y
de libertad y justicia universales, Grlic prosigue:
"De la misma manera, a mi parecer, hoy está claro que en nombre de
este objetivo ilusorio no se puede ya justificar los sufrimientos
actuales". (¿Quién no se acordará aquí de Camus,
que decía al respecto: "A l'esclave, à ceux dont le présent est misérable
et qui n'ont point de consolation dans le ciel, on assure que le futur, au
moins, est a eux. L'avenir est la seule sorte de propiété que les maîtres
concédent de bon gré aux exclaves" - nuestra observación). "Así, por
ejemplo, continúa Grlic, se afirma que los socialismos, el nuestro y el chino,
conducen seguramente y sin vacilación hacia uno e idéntico objetivo, a la
organización de la sociedad comunista. Los medios, admitimos con dolor, son
diferentes, pero el motivo del movimiento, totalmente común, el fin de todo
esfuerzo, idéntico. Aun en caso de una crítica radical de los medios, este
objetivo queda sacrosanto: de él, de su realización, de sus cualidades, nadie
intenta dudar, ni los más audaces. Y no nos preguntamos, siendo así las cosas
concebidas ¿cómo es posible después de una navegación imaginaria en un vapor,
en que todos los pasajeros, con pesadumbre, dejarían de pensar y sentir
humanamente, que nos espere en el horizonte una nueva tierra firme de lo
humano? ¿Cómo todo esto puede ser el objetivo, si por su realización hemos
adoptado medios completamente contrarios a él? Otra vez vuelve a nuestra mente
lo dicho por Marx: "El objetivo, que en su realización necesita medios
injustos, es un objetivo injusto (nuestra observación) ¿qué será y cómo puede
ser el comunismo, si en el socialismo los burócratas sin conciencia ni
escrúpulos está dominando, sin el culto personal sigue creando un clima de
doble personalidad y apersonalidad? Por eso, la afirmación china de que ellos
ya han entrado al comunismo, no debe provocarnos solamente una sonrisa irónica
y evocar unos cuantos chistes sabrosos. El asunto es mucho más trágico en su
dolorosa verdad: si el socialismo chino prosigue por la senda por la que está
marchando, realizará y puede realizar solamente el tipo de comunismo
chino". "¿Es todavía hoy -después de las felices y amargas
experiencias- necesario mantener el carácter tan ilusorio sobre el concepto de
futuro? Recién entonces negaremos a fondo las exigencias escatológicas
cristianas respecto al futuro, recién entonces en oposición al sacrificio por
lo invisible, sacrificaremos este futuro de color de rosa en nombre de lo de
"aquí" y de "ahora", lo que es el único y real trampolín
para el futuro. Porque sólo un "aquí" y "ahora" y su
"cómo" y "qué" pueden convertirse en base para algo
verdaderamente nuevo. Por eso, esto de hoy no puede ser ni el reinado de los
ascetas ni el señoría de las mediocridades, que nos conducirían a la opulencia;
esto no puede ser un cuartel militar, que no podría introducir en la libertad
de pensamiento; el dominio de las directivas ocultas detrás de los bastidores,
de denuncias y de denunciantes moralmente arrugados, lo que nos llevaría al
estado de personalidades acabadas; el dominio del odio, que nos acercaría al
amor, de policía que posibilitaría la libertad, de lo inhumano que abra la puerta
a lo humano. Porque ¿quién y en nombre de qué construirá la sociedad futura
como patria de lo humano? ¿Quién y de dónde nos regalará tamaño constructor, si
hoy mutilamos al hombre y lo hacemos insensible, inmune a todo lo humano? ¿De
dónde, sino del cielo, caerá un hombre nuevo de amor, de entusiasmo, este
hombre humanizado de esta sociedad humanizada? Porque en la tierra no lo
podríamos encontrar, si lo reducimos a una labor-vegetación agotadora, a la
coacción, a la disciplina rigurosa, a la castración mental?
¿Debemos, quizás, esperar, para que Dios en un momento extraordinario y
sobrenatural le ilumine la inteligencia y le ennoblezca el alma? Creo que es
necesario, en los tiempos que nos toca vivir, que el comunismo como un concepto
del futuro estado imaginario de una permanente alegría y contento común, de
satisfacciones de todas las necesidades y de armonía completa, se convierta en
un concepto real de una sociedad, que surge de todas las contradicciones,
conflictos, dolores y enfermedades del hombre de nuestro siglo, del hombre
cuyas preguntas son diferentes, las necesidades más variadas, las discusiones y
los dilemas cambiados desde el tiempo, en que los clásicos elaboraban los
ideales de la nueva sociedad". "¿Quién pudo prever todas esas
desviaciones, todas estas y muy profundas deformaciones, opresiones nacionales,
exteriorización de pasiones chovinistas más oscuras, el genocidio, el trato de
los adversarios ideológicos y políticos peor que el de los criminales comunes,
como asimismo todos los demás horrores de la deshumanización, del terror
personal, de la burocracia gris, del dominio de castas y del primitivismo, y de
todo esto dentro del cuadro de un sistema, en principio, de los más humanos y
libres y en nombre de los espíritus más inteligentes y más liberales, como era
Marx? Quizás ¿no significó el stalinismo todo esto y, en algunos países en
formas modificadas, no significa todo esto hoy todavía? Justamente por eso y
después de estas experiencias: ni dudas, ni dolores, ni sufrimientos humanos son
los mismos de hace cien años. Hoy, además, se hace cada vez más evidente que
todo esto no es resultado de un desorden temporario o de un subdesarrollo
ideológico o económico, de falta de conciencia... como se suele decir en
algunas tesis pedagógico-políticas. Efectivamente, el hombre, contemporáneo a
los movimientos dentro del socialismo, no piensa que muchos problemas todavía
quedan abiertos como resultado de un desorden casual, el cual puede ser
eliminado y superado con una producción ulterior, continuando con la nueva
época y con su labor. La cuestión de una ambición morbosa, de voluntad de
poder, la aparición de naciones conductoras y explotadoras de los pueblos
pequeños, la liquidación de los que no piensan políticamente como nosotros,
como tantas otras deformaciones, todo esto no podrá desaparecer por sí solo en
la nueva época, sea ella económicamente no sé cómo desarrollada, sea que le
pongamos cualquier etiqueta. Por fin hay que tener presente que no sólo quedan
las cuestiones, que van a inquietar siempre de nuevo al hombre hasta que sea
hombre -y sería un empobrecimiento terrible, si pudiéramos alcanzar el estado,
en que el hombre no las sintiera o no reaccionara ante ellas-, sino que se
plantea la pregunta ¿en qué medida en general puede ser real un concepto
armónico de la sociedad en la que todos estarían contentos, la sociedad en la
que estuviese realizado el slogan "a cada uno según sus necesidades"?
Por lo demás, ¿por qué justamente en el momento cuando pisamos, en nuestras
proyecciones ideológicas, la entrada de la historia, en el comunismo (y para
algunos ya en el socialismo) sustituimos la dialéctica de las contradicciones y
conflictos por la pacífica armonía de una lógica satisfacción de todas las
necesidades?"
Para ejemplificar la permanencia de aquellas cuestiones, a que aluda Grlic,
que inquietarán siempre de nuevo al hombre, reproducimos lo que dice B. Bonsjak
en el nro. 2 de Praxis, pág. 253:
"Sin duda alguna, el hombre es el ser más trágico de la naturaleza. Solamente él sabe que es mortal y que debe morir. La conciencia de esto constituye una tragedia... El hecho de que el hombre debe morir, permanece como el misterio mayor de la existencia humana. La teología dirá que Dios ha dotado al hombre de la razón para utilizarla cuanto mejor y así conocer las perfecciones divinas del fundo. Pero, ¿por qué ni los descubrimientos científicos más recientes pueden servir al hombre religioso de argumento convincente contra la religión y contra la existencia divina? Porque la totalidad (del ser) no puede ser objeto del saber... La imposibilidad de conocer la totalidad deja para la religión todavía una posibilidad, que invoca sus soluciones escatológicas... Es decir, el egoísmo (en forma del deseo por lo escatológico) y la mortalidad del hombre quedan como elementos reservados a la religiosidad, independientemente de la forma del sistema social... Por eso lo de este mundo (ovostranost, Diesseitigkeit) no puede totalmente poner en peligro la religión... De acuerdo a la "lógica de ilusión" la religión no puede extinguirse. Sobre este punto debemos tener ideas claras".
Así, en lo sustancial, hablan nuestros filósofos marxistas. Ellos nos
revelan la frustración completa del comunismo en todos sus aspectos. Su
contradicción entre el liberalismo y el evolucionismo por un lado, y el deseo
racionalista de realizar una sociedad racional, lo ha convertido en un sistema
que nos presenta el caso de la sociedad y del Estado, en sus formas más
inhumanas. El ideal se ha convertido en su opuesto. En lugar de la humanización,
encontramos la deshumanización más completa, cuando los hombres, en efectos,
son tratados como las cosas, chosifié, lo que Cornu, marxista francés, cree ser
el fenómeno exclusivo de la sociedad burguesa.
Para terminar nuestra reflexión, podemos agregar que el mundo actual ha formado dos tipos de Estado de acuerdo a las concepciones marxistas. El mundo libre organizó el tipo de Estado burgués, instrumento de opresión en manos de la clase opulenta, plutocrática, contra los pobres, "carentes de medios sociólogos", y el mundo comunista estructuró el tipo de Estado proletario, instrumento de opresión en manos del proletariado de ayer, pero clase opresora de hoy. Los ha formado, pero decididamente entra en el período de superación. El Estado neoliberal de la posguerra registra en todos los campos -científico, técnico, económico y socio-político- grandes éxitos, demostrando en muchos campos su superioridad frente al Estado comunista. Este, salvo algunos éxitos espectaculares en el campo científico-técnico, muestra debilidades insanables en lo económico, político y humano en general más que cualquier otro sistema opresor conocido en la historia. Llegada esta forma de sociedad al extremo de sus absurdos, parece sentirse la necesidad de reorientación[48].
Sobre las explosiones "de la misma tendencia", la
"humanizante" antes de la aparición de Praxis ha escrito F.
Zagar en la Revista Croata, Buenos Aires. 1961. El autor con fuerte
sentido de síntesis ha dado una reseña de los fundamentos de esta índole dentro
del ámbito filosófico y crítico literario en la Rep. de
Croacia bajo el título: "La descentralización del espíritu".
Por ahora esta orientación debería producirse en el sentido de un retorno
al racionalismo liberal-científico. Se excluyen factores metafísicos y religiosos,
pero reconociendo el derecho de opinión, discusión y la coexistencia de ideas
diferentes. De aquí, nos parece, no estaría lejos el camino hacia una sociedad
verdaderamente democrática. Reconociendo el fracaso del ideal de una sociedad
comunista paradisíaca y la imposibilidad de cambiar al hombre en su esencia,
reconociendo, dicho en una palabra, el trágico fracaso de "la física del
alma" (Camus), después de un terror implacable para moldear la
"plasticidad" evolutiva del hombre de acuerdo a las exigencias del
comunismo, nuestros filósofos marxistas contribuyen grandemente a los
presupuestos de una sociedad más humana de lo que nos ha mostrado el comunismo
en todas sus versiones hasta ahora. El retorno al humanismo comunista
significaría solamente la confirmación del "terror racional" en vista
de un ideal imposible. "Nous sommes au temps de la préméditation et du
crimen parfait. Nos criminels ne sont plus ces enfants désarmés qui invoquient
l'excuse de l'amour. Ils sont
adultes, au contraire, et leur alibi est irrefutalbe: c'est la philosophie qui
peut servir à tout, même à changer les meurtriers en juges... Mais à partir du
moment ou …, le crime se raisonne, il prolifère comme
la raison elle même, il prend toutes les figures du syllogisme. Il était solitaire
comme le eri, le voilà universel comme la science. Hier jugé, il légifère
aujourd'hui" (Camus).
Los marxistas croatas testimonian una vez más que la ciencia positiva no es
idéntica con el racionalismo comunista; reconocen, además, que los regímenes comunistas
han cerrado la evolución, imponiendo la "armonía" de la sociedad por
el terror, aun cuando Lenin decía que el movimiento es absoluto, la unidad sólo
relativa, y Marx había formulado que los objetivos no son justos, si necesitan
medios injustos. Es en este punto donde se decidirá si hay o no humanización
del comunismo como poder. De esta decisión dependen muchas otras cosas de
importancia trascendental.
Al terminar este artículo, se difundieron noticias sensacionales de cambio
espectacular en el gobierno de Belgrado. El máximo exponente del terror del
régimen comunista yugoslavo, A. Rankovic y sus más íntimos colaboradores fueron
separados de sus funciones funestas. Los reemplazan los menos conocidos, pero
no menos crueles. ¿En qué sentido, entonces, se develará la actual misteriosa
efervescencia dentro y bajo el régimen comunista de Tito? Contradicciones y
vacilaciones. Epur si muove!
La privación de libertad de M. Mihailov y de sus amigos, sin embargo, es
deprimente, significativa, pero no para desesperar.
Buenos Aires
Planes de producción 1957-1964 y su realización
Jure
Petricevic, Brugg, Suiza
En 1963-64 finalizó la importante fase septenal
(1957-1964) en la política agraria de Yugoslavia, iniciada en virtud de la
"Resolución de la Asamblea Popular Federal sobre el desarrollo prospectivo
de la agricultura y el cooperativismo" del 27 de abril de 1957. Mediante
dicha resolución se reafirmó la tendencia de una política agraria más liberal,
introducida en 1952-53 con la disolución de los koljoces, el reconocimiento del
propietario campesino como un elemento permanente en la vida social y
económica, y el intenso fomento del sector socialista de la agricultura. Con
dicha resolución se impuso como objetivo principal la intensificación y el
aumento acelerado de la producción, con el propósito de llegar al
abastecimiento total del mercado interno de víveres y materias primas agrícolas
y de independizarse de la importación, o sea de la ayuda de los Estados Unidos
en artículos alimenticios. Como instrumento principal de esa nueva política
agraria del régimen de Tito[49]
fueron previstos el sector socialista de la agricultura, vale decir, las fincas
agrícolas estatales, el remanente de las cooperativas campesinas de trabajo y
las granjas de las cooperativas agrícolas y de otras instituciones agrarias. La
mayor importancia se atribuyó a la colaboración entre la cooperativa agrícola y
el productor individual. A través de esa cooperación con la cooperativa se
procuró incluir al campesino individual en el sector socialista y
colectivizarlo por vía indirecta. La búsqueda de nuevas soluciones mediante la
incorporación de la finca privada al programa oficial fue comprensible y
necesaria después del fracaso de la colectivización, pues entonces del total de
la superficie cultivable sólo el 10% perteneció a las granjas y cooperativas
agrícolas estatales. En 1963 esa relación llegó al 12% [50].
Para ensanchar la base de producción era preciso atraer
el mayor número posible de campesinos a la cooperación con las cooperativas y
así fortalecer el sector socialista. Esa colaboración se limitaba en líneas
generales a la producción de cereales y de algunas otras faenas (el arado,
siembra, cosecha, etc.). Hasta ahora esa cooperación no fue grande y en 1963
comprendía sólo el 13% de la superficie cultivable de los campos individuales,
mientras que la ganadería, la producción vinícola y frutícola no fueron
afectadas por la "cooperación" ente el campesino y la cooperativa.
Mediante esa cooperación la cooperativa agrícola general debería transformarse
en el portador del progreso y de la socialización del proceso del trabajo en el
campo. Dada la débil participación de los campesinos en la
"cooperación" y en base a los datos oficiales se puede establecer con
objetividad que dicha cooperación dista mucho de haber alcanzado el objetivo
propuesto y que, de hecho, fracaso rotundamente.
Los bienes agropecuarios del "sector
socialista" (propiedad del Estado) conjuntamente con los productores
individuales bajo la conducción de las "cooperativas", tuvieron como
cometido la realización de los fines trazados, y a disposición de ese sector se
pusieron todos los medios estatales y cooperativos. A través de dicho sector se
gastaron casi todos los fondos del presupuesto nacional, se le otorgaron todas
las facilidades crediticias e impositivas, se le concedieron ventajas en al
adquisición de máquinas e implementos, etc. El productor individual pudo
utilizar únicamente ciertos créditos a corto plazo y eso en colaboración con
las cooperativas comunistas. Pero en las inversiones a largo plazo, tales
productores han sido y siguen siendo totalmente postergados. El sector privado
está agobiado con altos impuestos y condenado a una vida difícil y a la
capitulación frente ala "cooperativa".
En la resolución de la Asamblea federal sobre el fomento
agrario y el cooperativismo figuran las cifras que deben alcanzarse en la
producción durante los 6 o 7 años dentro del plan en vigencia. Según ese plan,
el rendimiento anterior de trigo por hectárea deberá incrementarse en dicho
plazo el 50% como promedio para todo el Estado, es decir a 2,3 m2 por hectárea,
y en las comarcas netamente cerealistas, en la Croacia oriental y Voivodina, el
rendimiento promedio por hectárea deberá llegar a 3 toneladas. El rendimiento
de maíz tendría que alcanzar 3 toneladas en lugar del promedio actual de 14
quintales por hectáreas. La producción ganadera debería aumentar también en el
50%. Además se preveía un considerable incremento de las plantas industriales,
de frutas, hortalizas, legumbres, patatas, etc.
Al vencer el plazo previsto de 7 años y al comienzo del
nuevo plan septenal, cabe apreciar y analizar el resultado del plan para
1957-1964.
Dada la escasa participación de los campesinos
individuales en la cooperación, vimos que ese nuevo programa agrario fracasó
también en su aspecto político. Como la superficie cultivable de los bienes
socializados del 12% de la superficie total es muy exigua, el efecto lógico y
directo de la nueva política fue mínimo. (La superficie cultivable de las
granjas socializadas y la particular en cooperación con las cooperativas importaba en 1963 el 24% de la superficie total de
Yugoslavia, es decir, apenas la cuarta parte). Aun mejor ilustra ese fracaso la
relación del ganado en los campos socialistas y en las haciendas de los
campesinos individuales. Afines de 1963 la cantidad de vientres en el sector
socializado llegaba apenas al 9% del ganado en Yugoslavia, es decir, el 91%
restante pertenecía a los pequeños propietarios campesinos.
Producción cerealista
Como las mayores dificultades en la producción agrícola y
en el abastecimiento de víveres en Yugoslavia corresponden a los cereales, y en
primer lugar al trigo, nos ocuparemos en primer término de ellos en nuestro
análisis del plan 1957-64. Los resultados de la cosecha de 1964 y las acres
polémicas en la prensa yugoslava después de la cosecha facilitan la
apreciación. Mientras que en los últimos años los dirigentes comunistas
anunciaban grandes progresos en la producción y a pesar de la creciente
dependencia de los Estados Unidos para abastecerse de trigo, se mostraron
seguros de nuevos éxitos y de emanciparse de la ayuda foránea, pero la cosecha
de trigo de 1964 significó un gran fracaso y mayor dependencia de la ayuda
americana, es decir, del extranjero, y la agudización de la latente crisis
agrícola. La dependencia del extranjero se tornó aun más aguda e incómoda en
vista de que el Senado norteamericano, y previamente la Cámara de
Representantes, en septiembre de 1964, imposibilitaron la nueva ayuda,
poniéndola en los carriles del comercio habitual, ya que la importación mayor
de cereales, pagadera en dólares, significa para Yugoslavia obstáculos
insuperables. La única esperanza del régimen de Tito se cifra en que el
gobierno de Washington hallará la vía apropiada para proseguir con su abundante
ayuda en víveres. Aquí las perspectivas no son tan halagüeñas como en los años
anteriores, en vista de la integración de Tito al bloque soviético. Pero no
debe excluirse que a raíz de la inseguridad política, surgida en la Europa
oriental, Washington ceda nuevamente a Tito y continúe brindándole asistencia
económica. Esa ayuda debería ser a largo plazo, pues el fracaso de la
producción agrícola es un fenómeno serio que no puede eliminarse en un año.
El resultado de la política agraria de Tito debe ser
ponderado con doble criterio: con el rendimiento por hectárea y la importación
de trigo.
Al tomarse la resolución en abril de 1957 sobre el
fomento de la agricultura, se tuvieron en cuenta los promedios de trigo de
varios años que superaban los 10 quintales por hectárea. Como objetivo se fijó
el rendimiento de 23 quintales. Con tal rendimiento la cosecha de la superficie
total cultivada de unos 2 millones de hectáreas daría 460.000 vagones de 10
toneladas cada uno, lo que según las estimaciones aproximativas cubriría las
necesidades internas. Después de la resolución los rendimientos aumentaron
gracias a los abonos forzados y a la implantación de las variantes italianas de
trigo, generalmente de mala calidad y poco resistentes al frío y a las plagas.
Pero durante el período de 1957-1963 el rendimiento por hectárea nunca alcanzó
los 20 quintales, y en 1964 llegó sólo a 17,6. Cabe destacar aquí que el
rendimiento de trigo de 20 quintales por hectárea es muy bajo en confrontación
con el rendimiento alcanzado en Europa central y occidental y que el promedio
de muchos años en varios países osciló entre 30 y 40 quintales por hectárea[51].
En el esquema siguiente se ofrece la evolución de la producción triguera de
1957 a 1964.
Producción de trigo en Yugoslavia[52]
1957 |
1958 |
1959 |
1960 |
1961 |
1962 |
1963 |
1964 |
|
Superficie total 1000 has. |
1970 |
1990 |
2130 |
2060 |
1960 |
2130 |
2140 |
3100 |
Producción total 1000 ton. |
3100 |
2450 |
4130 |
3570 |
3170 |
3510 |
4140 |
3700 |
Rendimiento por ha., quint. |
15,8 |
12,30 |
19,4 |
17,3 |
16,1 |
16,5 |
19,3 |
17,6 |
El rendimiento de trigo por hectárea, no obstante cierto
incremento, se mueve en los últimos años en límites muy estrechos. Según los
datos oficiales, el promedio en el "sector socialista" es mucho más
algo a causa de abonos intensivos de las variantes italianas de trigo, de las
que se esperaban milagros, pero que fallaron tal como lo preveían los
especialistas en la materia. Resulta que la cosecha de trigo es insuficiente
para abastecer al país de pan, lo que se refleja en la importación, que crece
de año en año. La importación y la exportación de cereales se reflejan en este
diagrama:
Cereales y sus productos[53]
1957 |
1958 |
1959 |
1960 |
1961 |
1962 |
1963 |
|
Importación, 1000 toneladas |
1199 |
829 |
1119 |
187 |
826 |
867 |
1922 |
Exportación, 1000 toneladas |
56 |
748 |
366 |
677 |
384 |
56 |
110 |
En 1960 se produjo cierta mejora en el aprovisionamiento
de trigo de panificación. Debido a la buena cosecha de 1959 disminuyó la importación
e incluso hubo saldos exportables. Fue un fenómeno transitorio. Luego, la
dependencia de Yugoslavia de la importación de cereales crece rápidamente y en
1963 alcanza 15 millones de toneladas. Esta cifra alcanzará en 1964 casi 2
millones de toneladas.
¿Dónde reside la causa del lento crecimiento y en los
últimos años, de la disminución de la producción de trigo? Como las condiciones
naturales son propicias y el estado actual de la técnica de producción hace
posible, en opinión de los especialistas competentes, que el rendimiento en
Yugoslavia llegue a 30 quintales por hectárea, las causas hay que buscarlas en
otra parte: en la organización de la producción y en la política agraria.
Es insana una política si se postergan las fincas
privadas que abarcan el 88% de la superficie cultivable y se fomenta y ayuda al
"sector socialista" por motivos políticos, pues de esa manera se
quiere dejar de lado al productor individual y llevar a cabo la socialización
en la agricultura. No fue una socialización compelida la que fracasó, sino la
indirecta, mediante la postergación de la propiedad campesina privada, cargada
además de altos gravámenes.
El propósito de las autoridades era incrementar en las
granjas estatales la producción de los artículos alimenticios para satisfacer
la mayor parte o la totalidad de la demanda del mercado. Esa necesidad es mayor
en el abastecimiento de trigo y, a primera vista, parece fácil vencerla. Como
el propósito urgía, el Partido recurrió al medio más sencillo: introducir las
variantes de trigo foráneas de alto rendimiento y aplicar la técnica
contemporánea de producción (arado hondo, siembra densa, abonos abundantes,
etc.) que aseguraran un éxito infaltable y rápido. Sin vacilar mucho, se
recurrió a las variantes italianas de trigo por su alto rendimiento. Muchos
especialistas advirtieron enseguida los peligros y riesgos de tal experimento.
A diferencia de otras culturas agrícolas, las variantes foráneas de trigo no
pueden sin más trasplantarse a otros suelos, sino deben cultivarse variantes
propias adecuadas a las condiciones locales, resistentes a las heladas y
plagas, etc. Para seleccionarlas se pueden experimentar también variantes
extranjeras. Los especialistas sabían que las variantes italianas de trigo no
eran apropiadas para las condiciones locales y que su calidad no era buena. Sin
embargo, las autoridades optaron por esa variante dado que las locales no
satisfacían y sería largo esperar el cultivo y la selección de nuevas
variantes. Arando muy hondo, en contraste con lo que se hacía en las zonas
trigueras, mediante siembra demasiado densa y abonos intensivos, se procuró
alcanzar los rendimientos máximos de 50, 70 y hasta 100 quintales por hectárea.
De vez en cuando se logran esos rendimientos en las granjas estatales. Pero el
promedio total creció en proporción modesta, lo que se atribuyó principalmente
a los métodos anticuados de producción de los campesinos. Se esperaban nuevos
éxitos en el "sector socialista" a tal punto que no habría ya
necesidad de importar trigo.
La mala cosecha de trigo de 1964 mostró la debilidad de
esa política y obligó a reexaminar a fondo el programa trazado. En Vjesnik
de Zagreb se organizaron conferencias de especialistas y de funcionarios. Como
toda la culpa no podía derivarse del mal tiempo, nuevamente se discutió sobre
las variantes de trigo y la técnica de producción. No obstante opiniones
divergentes, cabe concluir de las encuestas y conferencias que no era prudente
recurrir únicamente a las variantes italianas de trigo, que resultaron inapropiadas
para las condiciones climáticas de Yugoslavia, además de ser el trigo de mala
calidad.
Se verificó también que la técnica empleada contribuyó a
la mala cosecha de 1964. Habría, pues, que cambiar a fondo la política del
trigo, sin admitirlo expresamente. Se reconoce que hay que tomar en cuenta en
primer lugar las variantes locales, en cuyo cultivo y selección trabaja
asiduamente el profesor M. Koric, que aun antes de la guerra logró grandes
éxitos y figura entre los opositores más enérgicos a la introducción de las
variantes italianas de trigo. De esa manera tardarán en alcanzarse los fines
propuestos, y el aprovisionamiento de trigo requiere éxitos rápidos y altos
rendimientos. Así el problema se reduce nuevamente al terreno político. Para
lograr un éxito sólido y permanente las autoridades deberían fomentar las
granjas privadas, brindarles todas las facilidades de que se beneficia el
sector socialista y rebajar los gravámenes sobre la propiedad particular. De
ese modo, con las variantes locales se incrementaría paulatina pero seguramente
la producción y se aseguraría la atención del mercado interno. Una
reorientación de la política agraria en ese sentido es poco verosímil, por
tratarse de una cuestión principista que para todo gobierno comunista es de gran
importancia. Por otra parte, depender de la importación, es decir de la ayuda
norteamericana, no es cómodo, y últimamente es inseguro, teniendo en cuenta que
el Congreso de Washington exige la suspensión de ayuda en víveres al gobierno
de Tito.
El régimen comunista yugoslavo se debate, por eso, en una
grave crisis. Para hallar una salida cualquiera en el verano de 1964 fueron
aumentados los precios de los productos agropecuarios. Esa alza se produjo, en
primer término, a pedido del "sector socialista" de la agricultura,
que, a despecho de la copiosa ayuda oficial, opera con ingentes pérdidas. Claro
que con dicho aumento se beneficiarían también los campesinos, lo que en parte
estimulará la producción. Pero, como por el momento los demás factores de la
producción en el sector privado permanecen invariables, ese aumento por sí no
provocará un cambio radical.
La producción de maíz en Yugoslavia[54]
1957 |
1958 |
1959 |
1960 |
1961 |
1962 |
1963 |
|
Superficie total 1000 has. |
2590 |
2390 |
2580 |
2570 |
2510 |
2460 |
2410 |
Producción total 1000 tn. |
5660 |
3950 |
6670 |
6160 |
4550 |
5270 |
5380 |
Rendimiento por ha. quint. |
21,9 |
16,5 |
28,8 |
23,9 |
18,1 |
21,5 |
22,3 |
Durante 1957-1963 ni un solo año se alcanzó el objetivo de
30 quintales por hectárea. Según las primeras estimaciones de la cosecha de
maíz en 1964, se lograría el mayor rendimiento desde la "Resolución"
de 1957: la producción total de maíz, según esas estimaciones, alcanzaría 6,8
millones de toneladas, o sea 1,3 millones de toneladas más que en 1963, lo que
en la superficie de 2,4 millones de hectáreas correspondería al rendimiento
promedio de 28 quintales por hectárea. El fin propuesto de 30 quintales por
hectárea es muy modesto en vista del progreso actual de la producción de maíz.
Gracias a los maíces híbridos y la técnica moderna, hoy se considera bajo el
promedio de 30 quintales por hectárea, y los países progresistas libres
registran en la producción maicera promedios más altos de 30 quintales por
hectárea y tienden al promedio de 50 quintales por hectárea, incluso más alto.
En Yugoslavia las condiciones naturales para la producción de maíz son muy
favorables y ese país figura en segundo lugar por superficie cultivada en
Europa, después de Rumania (no contando a la Unión Soviética). Hay grandes
reservas de producción, poco explotadas hasta ahora. Yugoslavia, con su actual
producción de maíz puede cubrir sus necesidades internas, pero con un
rendimiento mayor podría incrementar su exportación y asegurar mejor el
sustento, el pasto y forrajes para su ganadería, lo que resulta indispensable
para el incremento de la producción ganadera.
La producción ganadera
Para la alimentación de la población reviste suma
importancia la producción ganadera, a la que todos los planes del gobierno y el
partido comunista dedican atención especial. Para el año 1957, el plan septenal
preveía un gran incremento en dicha producción. Empero, los resultados
conseguidos aquí son más bajos e insatisfactorios que en otros sectores, lo que
se desprende del siguiente diagrama del ganado y la producción láctea:
Cantidad de ganado y producción de leche[55]
1957 |
1958 |
1959 |
1960 |
1961 |
1962 |
1963 |
1964 |
|
Total ganado 1000 cabezas |
4947 |
4860 |
5038 |
5297 |
5702 |
5884 |
5355 |
5106 |
Cant. vacas 1000 vientres |
2562 |
2634 |
2503 |
2536 |
2678 |
2763 |
2689 |
2616 |
Leche vacuna en mill. Lts. |
2094 |
2126 |
2231 |
2214 |
2181 |
2153 |
2105 |
|
Prod. leche s/vaca lechera |
1103 |
1098 |
1122 |
1107 |
1063 |
1078 |
1091 |
De 1957 a 1964 el estado numérico del ganado incrementó
muy poco. De 1959 a 1962 se registró mayor aumento, pero desde 1962 el número
de vacunos decae rápidamente y oscila ahora alrededor de 5 millones, es decir,
como era hace 10 años. Respecto a las vacas lecheras cabe anotar un desarrollo
análogo. Como la producción lechera por vaca en los últimos siete años no
varió, permanece estancada la producción total de leche, lo que se refleja en
el abastecimiento insuficiente del mercado de 20 millones de consumidores,
según testimonia la prensa yugoslava.
Para apreciar mejor el grado actual de la producción
lechera, conviene comparar la producción anual de leche por vaca en Yugoslavia
con la registrada en los países de Europa occidental. Según se colige del diagrama
precedente, una vaca lechera en Yugoslavia produce anualmente 1.100 litros de
leche, mientras en Alemania Occidental, Suiza, Dinamarca, Suecia, Finlandia,
Holanda, Bélgica y Gran Bretaña la producción lechera anual por vaca asciende a
3.000 y 4.000 litros, a veces más también[56].
En esos países la producción anual menor de 3.000 y 4.000 no es rentable y hoy
se considera indispensable la producción de 4 a 5.000. Si cotejamos esos
rendimientos con el de Yugoslavia, veremos que la producción de 1.100 litros anuales
por vaca es muy baja y desastrosa desde el punto de vista económico. Eso pasa
en un país donde las condiciones para la cría vacuna y la producción lechera
son óptimas. Si se tratara de una diferencia mínima, vaya y pase, pero la
producción de leche en Yugoslavia es tres o cuatro veces más baja que en los
países mencionados, lo que se debe exclusivamente al sistema económico vigente
en Yugoslavia. Pero no sólo el atraso es grande, sino que pese al plan septenal
y al fomento agropecuario, desde 1957 la producción de la leche no varió. Es el
mejor indicio de que la nueva política agraria no es sana y que resulta
contraproducente.
En cuanto a la producción de carne, la situación es algo
mejor que la lechera. El número de ganado sacrificado del 1957 al 1963 aumentó.
El incremento más alto lo acusa la matanza de porcinos con el 55%, y la de
bovinos con el 28% y ovinos con el 12%. Mas ese aumento ni de lejos responde a
las necesidades reales del mercado ni a los fines propuestos. La falta crónica
de carne en el mercado, permanentes discusiones sobre cómo mejorar tal
situación y nuevos planes llenan a diario las columnas de la prensa yugoslava.
La situación no mejora en los últimos tiempos, sino que empeora, lo que
atestigua la disminución del número de bovinos.
Respecto a la producción pecuaria, la relación de las
granjas socialistas y los campos privados es distinta que en la producción de
cereales. En la ganadería, la participación del sector socialista es
insignificante. Del total de ganado en 1963, sólo el 9% correspondió a las
granjas estatales, y respecto a las vacas lecheras, esa proporción alcanzó sólo
el 6%, en los porcinos 13% y en los ovinos 5% [57].
De modo que la producción ganadera depende prácticamente del sector campesino
privado. La producción ganadera es más compleja que la triguera y de ahí que el
"sector socialista" es muy inoperante en ese terreno. Pero como, por
otra parte, por razones políticas y doctrinarias, el régimen comunista no
quiere fortalecer la hacienda campesina, la producción no puede progresar. El
campesino, en vista de las condiciones imperantes, no tiene interés en aumentar
la producción y le faltan los medios necesarios. Muchos campesinos abandonan la
tierra y se dedican a otras tareas. Su tierra en parte pasa a las cooperativas
agrícolas comunistas, incapaces de cultivarla en debida forma. Superficies
desiertas, campos abandonados y aldeas vacías son casos frecuentes en la
Yugoslavia actual.
Aunque la participación del "sector socialista"
en la agricultura es pequeña, las autoridades intentaron por esa vía satisfacer
las necesidades del mercado y de la población en alimentos. Pese a que todos
los recursos estatales se pusieron a su disposición, los objetivos propuestos
no fueron alcanzados y el fracaso en la producción de trigo resultó grande. El
cálculo fue erróneo. El sector socialista ni por su dimensión ni por su calidad
es capaz de satisfacer esa demanda.
Cabría preguntarse ¿por qué no ampliar el "sector
socialista" y aumentar el número de las granjas socializadas en la medida
de satisfacer las demandas del mercado, cuando el sector privado queda
estancado? En el fondo es el problema básico del sistema comunista en la
agricultura. Conforme al programa doctrinario comunista, lo más simple sería
establecer las granjas estatales y las cooperativas comunistas que se
encargarían de la producción total. Tampoco la Unión Soviética pudo realizar la
socialización total de la agricultura ni lo pueden otros Estados comunistas por
una sencillísima razón: en los sovjoces el Estado corre todo el riesgo, pues
todos los empleados cobran del erario estatal, y todas las inversiones y otros
gastos van por cuenta del Estado; como por falta de interés e iniciativa de los
empleados y obreros y por burocratismo se opera con pérdidas, Stalin tampoco
osó estatizar toda la agricultura. Por eso se ensayó con las granjas colectivas
(koljoces en la Unión Soviética, cooperativa campesina de trabajo en
Yugoslavia y en otros países comunistas). Aquí los productores, los socios de
la cooperativa, corren todos los riesgos. Estas granjas colectivas deben dar al
Estado, en condiciones favorables y previamente estipuladas, una parte de sus
productos, y como aquí el interés del productor no es grande, su éxito y
progreso no satisfacen. Stalin permitió al kolhoznik, a fin de despertar
su mayor interés, cultivar por su cuenta hasta media hectárea, criar una vaca u
otro ganado. De esa manera está balanceado el interés general y el privado, a
duras penas se abastece el mercado y ciertos artículos provienen en gran parte
o totalmente de la granja privada. Ese sistema sigue después de la muerte de
Stalin; no Kruschev ni sus sucesores lo han modificado.
Tito, en vista de las condiciones específicas en
Yugoslavia, tuvo que hacer mayores concesiones al campesino que Stalin. En 1952
se vio obligado a disolver los koljoces y otorgar libertad a los
campesinos. Pero, por razones doctrinarias, no pudo facilitar simultáneamente
el desarrollo de la propiedad privada, y trató de colectivizarla por vía indirecta.
El campesino acogió con alegría su liberación del koljoz y de otras
medidas coercitivas, y el consumidor urbano quedó satisfecho por la
implantación del mercado libre. El aprovisionamiento de alimentos iba
mejorando, pero quedaron pendientes algunos problemas básicos del campesino y
del régimen. El gobierno de Washington suplía el déficit. Al fracasar los
nuevos experimentos y la "liberalización", Tito necesita
permanentemente esa ayuda que por motivos políticos deviene insegura. Si un día
cesa esa asistencia, su régimen se hallará en una situación harto precaria. Los
políticos de Washington no se han dado cuenta de que están destruyendo el
campesinado libre de Yugoslavia, la oposición más eficaz al comunismo.
Tampoco la situación del campesino mejoró. Ahora está
libre en su campo, pero a causa de onerosos impuestos y por falta de ayuda
estatal su campo se estanca y arruina. El régimen de Tito no le quiere conceder
mayor libertad ya que con ello socavaría sus cimientos. Hoy, tras la
reincorporación de Tito al bloque soviético, tales concesiones son menos
probables.
Una de las secuelas importantes de la postergación del
campo y de la presión sobre los campesinos es la afluencia masiva de la mano de
obra a los centros urbanos. Dicha afluencia suscitó nuevos y graves problemas.
El desarrollo industrial en Yugoslavia es lento y pasa por una grave crisis,
sin poder emplear toda la mano de obra que crece diariamente. El resultado es
la desocupación de muchos obreros y en primer lugar de los obreros no
especializados que llegan del campo. En el verano de 1964, la cifra de los
desocupados llegaba a medio millón. Además la gran afluencia de la mano de obra
creó serias dificultadas en cuanto a la vivienda. La falta de vivienda es ya
crónica en Yugoslavia, y la nueva afluencia de obreros a las ciudades la
agudizó. Es obvio, pues, que una política agraria forzada y arbitraria surte
efectos negativos en el terreno obrero y habitacional y agobia a todas las
clases sociales.
Desde luego, el régimen de Tito está más apretado que el
campesino. Hay que suplir la gran falta de alimentos. El atraso de la
agricultura abruma toda la economía y paraliza el progreso del país. El régimen
busca salida y en el verano de 1964 las autoridades centrales de Belgrado
fijaron el nuevo programa para el desarrollo agrícola. La medida más improtante
fue el alza del precio de los productos agropecuarios.
La mala cosecha de 1964 y el abastecimiento insuficiente
del mercado con carne y leche obligaron al gobierno y al Partido a reexaminar
la situación y tratar de hallar una salida a la crissi agrícola. El Consejo
Federal y Económico de la Asamblea Federal adoptó el 10 de julio de 1964 una
Resolución relativa al desarrollo agropecuario. Se trata de una especie de
programa agrícola para el futuro plan septenal 1964-1970. Los puntos
principales de dicho programa pueden resumirse como sigue:
Primero se recalcan "grandes éxitos" del plan
anterior en la producción agrícola, pero a rengl0ón seguido se dice
textualmente: "La agricultura fue en el plan vencido una de las causas
principales de la desproporción y la inestabilidad en el desarrollo económico
del país". "En el período venidero es imprescindible asegurar un
aumento mayor que hasta ahora". ¿Cómo alcanzar tal objetivo? La Resolución
establece el camino:
"En la estructura actual de la agricultura, el
crecimiento de la producción puede asegurarse únicamente con el desarrollo
acelerado de la gran producción social y con la mayor actividad de las
organizaciones obreras en el desarrollo de la cooperación con los productores
individuales".
"Los factores de la reproducción ampliada, del
desarrollo de la producción y de las relaciones socialistas en la agricultura
en el período futuro, deben ser los combinados agrícolas, las granjas y
cooperativas agrícolas (comunistas) y otras organizaciones que se ocupan de la
elaboración y comercialización de los productos agrarios. Por consiguiente, el
desarrollo de la producción agrícola organizada constituirá en adelante la base
para un desarrollo más rápido, eficaz y estable de toda la agricultura y del
mercado de los productos agrarios".
A continuación se recalca que, además de intensificar la
producción en las superficies existentes, es menester aumentar el área de la
producción social, robustecer la integración de la agricultura y la industria,
etc. Respecto de los fines de producción la Resolución dice:
"El objeto más importante de la política de
producción en el período venidero es la eliminación de la importación de trigo
y el desarrollo acelerado de la producción ganadera".
Como medida principal y más importante para el incremento
acelerado de la producción se estima el alza de precios.
"Por ello es necesario que con la actividad más
libre del mercado y con las medidas de la política económica aumenten
gradualmente los precios de los productos agrarios y se ajuste su relación a
los precios en otros sectores económicos".
Asegurar el mercado único, el nivel y las relaciones de
precios compete a la federación y otras comunidades político-territoriales.
Nuevamente fue definido el papel del productor
individual. Se le asegura lugar sólo dentro de la colaboración con las
organizaciones agropecuarias. La relación está definida en estos términos:
"A causa de la notable capacidad de producción y de
las posibilidades potenciales insuficientemente aprovechadas, huelga fomentar
con más energía y extensión la producción agropecuaria en las superficies de la
propiedad privada mediante la cooperación de las organizaciones agrícolas de
trabajo con los productores individuales. La política económica debe estimular
a los campesinos para que en unión con el sector social aumenten la producción
y la productividad de trabajo y en esa base logren mayor ingreso e incrementen
su nivel de vida".
En el marco de esa cooperación se prevén créditos,
premios y otras facilidades, y se expresa que esa cooperación debe ser igualada
con las granjas socialistas (antes privilegiadas).
Asimismo se recalca la necesidad de resolver los
problemas atinentes a la socialización del campo. Tal el contenido de fondo del
programa agrario-político en el marco del nuevo plan septenal.
Las características principales del nuevo programa
agrario son, por consiguiente:
El factor principal de la producción agropecuaria es el
"sector socialista". Se trata de estas organizaciones: 1. Los
combinados, bienes y granjas agrícolas (mayormente estatales); 2. Las
cooperativas campesinas de trabajo (koljoces); 3. Las economías de las
cooperativas agrícolas generales y, 4. Granjas de distintas instituciones, etc.
Ese sector abarca tan sólo el 12% de la superficie cultivable total en 1963.
De acuerdo al nuevo programa, el productor privado puede
actuar sólo en cooperación con las organizaciones agropecuarias, en primer
lugar con la cooperativa agrícola en virtud de un contrato especial. Se fomenta
su producción únicamente si colabora con alguna organización agrícola.
Por consiguiente, recrudeció el curso actual de la
socialización del campo mediante las cooperativas y otras organizaciones, cuyo
curso, según pudimos ver, dio resultados negativos. Todos los medios
financieros y otros (créditos, asesoramiento, adquisición de implementos y
abonos) se utilizan por vía de la producción socialista. El productor privado
puede aprovechar esos medios en medida limitada, es decir, en caso de colaborar
con la cooperativa.
Hasta ahora la cooperación del productor individual era
incipiente. Si se calcula la superficie conjunta de las granjas sociales y la
privada que entran en la cooperación de producción, alcanzaría en total la
cuarta parte de la superficie cultivable. En la ganadería esa cooperación es
insignificante y la producción ganadera se desenvuelve generalmente en la
hacienda privada, fuera de la cooperación que el nuevo programa omite
totalmente.
Esa política de producción no dio hasta ahora el
resultado deseado. Por el contrario, fracasó tanto en sus objetivos de
rendimiento como en la economía de las granjas sociales que generalmente operan
con pérdidas que el nuevo plan prevé enjugar con fondos especiales. Habida
cuenta de la experiencia, cuando las cooperativas se encarguen de los campos
abandonados, las dificultades crecerán.
El sistema agrario-económico, pues, no cambió. Con el nuevo
programa se afirma y amplía. Su fracaso anterior fue corregido mediante la
abundante ayuda norteamericana en alimentos. Con ello perduró la ficción en la
capacidad de sostenerse del nuevo sistema.
El nuevo factor en el plan 1964-70 es la acentuación de
la necesidad de aumentar los precios de los productos agropecuarios, como
estimulante principal a la producción futura. Parece que esa alza de precios no
es suficiente para que se cumplan los fines fijados en la producción.
El sector agrario socialista opera con grandes pérdidas.
Los balances de las granjas socialistas en la República socialista de Croacia
en 1963 arrojaron ganancia de 3.652 millones de dinares y pérdidas de 4.411
millones, lo que se traduce en déficit de 759 millones de dinares[58].
Para sanear la grave situación financiera del sector
socialista, sus representantes reclamaban desde hace tiempo el aumento de
precios de los productos agropecuarios. El gobierno de Belgrado los aprobó en
principio y en julio de 1964 fueron aumentados los precios de ciertos
productos. El kilo de trigo subió de 47 a 60 dinares, manteniéndose el premio
actual de 2 dinares, maíz de 38 a 50 dinares; la remolacha de azúcar de 7,80 a
12 dinares; el girasol de 75 a 85 dinares; la leche de 50 a 55 dinares, con el
aumento de premio de 20 dinares por litro. No variaron los precios de los demás
productos, si bien se reclamaba un alza general.
Según la estimación oficial, con esa suba de precios los
ingresos de la agricultura aumentarán en 140.000 millones de dinares, y de esa
suma corresponderá a las organizaciones agropecuarias 60.000 millones, a las
cooperativas 10.000 millones y a los productores individuales 60.000 millones.
Oficialmente se subraya que esas medidas favorecerán a los productores
individuales, si bien fueron tomadas para sanear las operaciones de las granjas
socializadas. Dichas medidas, no cabe duda alguna, estimularán la producción,
aunque muchos especialistas dudan de que sólo con el alza de los precios se
puedan resolver graves problemas agrarios. Por otra parte, los precios del
ganado no variaron, pues los precios actuales de la carne son muy altos en
comparación con los salarios. Por su parte, los interesados consideran que esos
precios son insuficientes para cubrir los costos actuales de la producción de
carne. Es muy probable que siga la crisis en el abastecimiento de carne.
Simultáneamente con la suba de precio de los productos agrícolas,
aumentaron el precio de la energía eléctrica, el del carbón y el del cobre. La
argumentación es igual que en el caso de los productos agrarios: esos ramos de
economía también operaban con pérdidas a los precios anteriores.
Desde el punto de vista del consumidor es sumamente
importante que todos esos aumentos inciden en el
encarecimiento de la vida. Los egresos de los consumidores aumentarían en
200.000 millones de dinares. Pero como el comercio y varios intermediarios
aumentan aun más los precios, los consumidores se verán agobiados con una suma
mayor de 200.000 millones.
Es sabido que el nivel de vida de las masas en Yugoslavia
es bajo y que el problema de su elevación constituye una de las mayores
dificultades internas. Para que el nivel de vida no baje junto con el aumento
de los precios se debería aumentar los sueldos y salarios. Para enfrentar el
encarecimiento, el sueldo de un empleado y obrero con familia tipo a su cargo
debería aumentar en 2.700 dinares mensuales. Como el subsidio familiar aumentará
también en 1.200 dinares (dos hijos por 600 dinares cada uno), el aumento neto
del sueldo importará 1.500 dinares.
¿A cargo de quién está la carga media de 1.500 dinares
por mes y por persona empleada en al economía? Deben enjugarla las empresas con
sus fondos. Pero gran cantidad de esas empresas no está en situación de
soportar dicho aumento, pues ya operan con pérdidas. Así, según el diario Vjesnik
del 23/VII/1964, en 1963 en la República Socialista de Croacia 825 empresas
arrojaron pérdidas, y entre ellas había grandes empresas con varios miles de
empleados y obreros cada una.
Por esos motivos los consumidores acogieron con desagrado
el aumento de los precios de los alimentos -aunque el aumento de salario en
parte compensa esa alza- y asimismo desagrada a la economía, especialmente a la
industria, pues muchas empresas no podrán soportar dicho aumento salarial. Así,
por ejemplo, la grande industria eléctrica de Zagreb Rade Koncar, que
desde hace tiempo se debate en crisis a causa de la política anticroata de
Belgrado, deberá afrontar nuevas dificultades. La reacción de la industria
contra el aumento de sueldos y salarios fue enérgica y apuntaba contra las
autoridades centrales en Belgrado. La prensa manifiesta sin rodeos que todo el
aumento "administrativo" deberá pagarlo la industria de sus fondos,
ya agotados en muchas empresas. Donde no existen esos fondos, la cuenta deberá
pagarla el obrero y el empleado cuya remuneración no podrá ser aumentada en el
límite mínimo previsto. Por ello, en los círculos económicos se critica al
gobierno central y se pide que la nueva redistribución no se reduzca a la
distribución dentro de la economía "sino ante todo entre la economía y los
beneficiarios de la acumulación social fuera de ella", según hace constar
K. Dzeba al terminar una serie de notas sobre el particular en el diario Vjesnik
del 25/VII/1964. En otras palabras, eso significa que la federación quita
enormes fondos de la economía, pero no los emplea en el aumento de salarios,
provocado por el alza de precios. En los últimos años la contribución de las
empresas a fondos centrales fue elevada y eso constituye uno de los motivos
capitales de la crisis de gran número de empresas, especialmente en Croacia y
Eslovenia, explotadas sistemáticamente por parte de Belgrado.
De lo antedicho se colige la relación estrecha de la
política agraria con los precios, salarios y el nivel de vida de amplias masas
populares. A causa de la política agraria irracional se gastan en vano ingentes
recursos comunes en el sector socialista de la agricultura. Debido a las
pérdidas que registra ese sector y a la postergación del sector agrario
privado, deben aumentarse los precios de los productos agrícolas que agobian al
obrero y al empleado, pues el gobierno central hace recaer toda la carga sobre
ellos y las empresas, que, a su vez, a causa del burocratismo y los dictados de
las autoridades centrales, no pueden desenvolverse libremente y asegurar a sus
obreros una paga correspondiente y satisfactoria. La mala política agraria y la
política económica en general abruman tanto al campesino como al consumidor.
La alta presión sobre "el nivel de vida" de los
obreros y empleados proviene de la agricultura y de la afluencia de la mano de
obra no calificada del campo, que en los centros urbanos incrementa el número
de desocupados y agudiza la ya aguda crisis de la vivienda. Por eso sufre toda
la economía: tanto las empresas como el obrero y el empleado. Aquí también la
cuenta deben pagarla esos círculos y el mal lo provocó el gobierno central en
Belgrado, empeñado en la transformación comunista del campo.
De ese modo, la entera economía de Yugoslavia se mueve en
un círculo vicioso, pasa de una crisis a otra. Desde el punto de vista de las
vastas masas populares no hay soluciones positivas en los marcos existentes y
conforme a las recetas de la dictadura comunista. La salida es posible
únicamente con un cambio radical del régimen y con el establecimiento del orden
democrático.
El abastecimiento de
pan en Yugoslavia depende de la ayuda norteamericana
La agricultura es el punto más débil de la economía
yugoslava. Pese a todos los planes, programas y declaraciones optimistas,
Yugoslavia, país agrario, no logró independizarse en el abastecimiento del
trigo, aunque el problema es sencillo. La producción media por hectárea es baja
y la producción total insuficiente para abastecer a todo el país con el trigo
que, dado el bajo nivel vida, tiene mucha más importancia que en los países
libres europeos, donde mengua el consumo de pan y aumenta el consumo de carne,
frutas y productos lácteos especiales. De acuerdo al plan septenal de 1957-63,
la producción media de trigo debió alcanzar 23 quintales por hectárea, pero en
ningún año superó el límite modesto de 20 quintales. En 1965 el rendimiento
medio llegó a 20,5 quintales, pero la cosecha total de 3,46 millones de
toneladas es inferior a la de los años 1962, 1963 y 1964 [59].
Como se estima que las necesidades actuales de Yugoslavia ascienden a 5
millones de toneladas, el déficit de 1,5 millón es considerable y agobia su
situación de divisas, de por sí precaria. Sin la ayuda de Washington, el
mercado de trigo en Yugoslavia no estaría abastecido. En la aplicación de la
reforma económica, el déficit de 1,5 millón de toneladas de trigo es muy
importante, pues para comprar esa cantidad al contado habría que pagar cerca de
90 millones de dólares, es decir la suma que Yugoslavia obtiene del turismo.
Esas cifras fueron publicadas a raíz de las nuevas deliberaciones de los
dirigentes comunistas en el otoño de 1965 en torno al aumento de la producción
triguera.
M. Sabol expuso esas dificultades, que son secuela de la
política agraria comunista, irresponsable e incompetente[60].
El impacto producido por el fracaso de la política
agraria de Tito es tan grande que todos los nuevos planes relativos al aumento
de la producción de cereales según las viejas recetas se vuelven ridículos.
Ahora la prensa yugoslava reconoce en parte la realidad, pasando por alto que
sin los créditos norteamericanos no podría importarse el trigo y que una gran
parte de las necesidades en ese alimento básico no podrá satisfacerse.
El nuevo procedimiento de importación de trigo
estadounidense es el siguiente. Por resolución del Congreso de Washington,
tomada en el otoño de 1964, las entregas de trigo no se pagarán en adelante con
dinares -lo que de hecho sería un obsequio- sino en dólares. Como Yugoslavia no
dispone de dólares, Washington la favorece abriéndole créditos en dólares. Así
en octubre-noviembre de 1965 Washington y Belgrado negociaban sobre los nuevos
envíos del trigo norteamericano en base a los créditos en dólares. La prensa
mundial hablaba de un acuerdo sobre el envío de 1.2 millones de toneladas de
trigo, es decir, de la cantidad que le falta a Yugoslavia para atender el
mercado. Se informó que Yugoslavia había comprado 700.000 toneladas por 46
millones de dólares, suma pagadera a largo plazo[61].
Según las noticias de la agencia UPI [62],
el Ministerio de Agricultura de Washington aprobó la entrega de trigo a
Yugoslavia de sus excedentes por el valor de 23.2 millones de dólares en el
marco del programa de alimentos para la paz. Es muy probable que se trate del
primer envío dentro de un programa más vasto. Washington otorga los alimentos
en porciones a Yugoslavia y a crédito. Si con ese recurso se cubre el déficit
de trigo en Yugoslavia, su valor ascenderá a 90 millones de dólares por año,
tal como fue publicado en la prensa yugoslava.
Para cubrir esas necesidades, Yugoslavia tendría que
utilizar todos sus ingresos en divisas anuales, provenientes del turismo, más
sus reservas en divisas no permiten semejante drenaje. Con los créditos
norteamericanos se salva por el momento la situación precaria. Es ejemplo
muestra que no se puede solucionar la crisis agraria en Yugoslavia sin un
cambio radical. Pero como la política agraria hasta ahora es inalterable, las
cuentas de esos costosos experimentos las paga todavía, al menos en parte,
Washington. Como la escasez de divisas es tan grande, la ayuda norteamericana
puede aliviar momentáneamente la crisis más no solucionarla.
Con muchas organizaciones ulteriores y granjas agrícolas
acusan grandes deudas y para facilitarles operaciones ulteriores, se prevén
facilidades sobre todo respecto al pago de cuotas anuales. Se propone prolongar
los plazos, reducir el interés y tal vez dar por cancelados todos los créditos
de saneamiento.
Para realizar el programa de producción les hacen falta
recursos mayores a las organizaciones agrícolas. Para su financiamiento se
prevén esos medios:
"En vista de que las organizaciones agropecuarias
tampoco podrán en las nuevas condiciones económicas asegurar los recursos
necesarios para el desarrollo independiente de la agricultura, será necesario,
sobre todo al comienzo, que la federación y otras comunidades socio-políticas,
mediante créditos y la política económica, aseguren la orientación de los
recursos bancarios y otros indispensables para la ejecución de las tareas de
producción en la agricultura".
Por tanto, la comunidad, es decir el trabajador y el
campesino libre, debe pagar la cuenta del fracasado sector socialista en la
agricultura.
(Con motivo del 700
aniversario del nacimiento de Juan Duns Escoto, 1266 - 1966)
P. Dr. Pedro Capkun, Roma, Italia
Quien escriba la historia de la renovación de la
filosofía y la teología escolástica en general y de la escuela franciscana de
Escoto en particular, tal como se operó en los últimos cincuenta años; quien
escriba la historia de la Mariología y del movimiento mariano y relate los
preparativos y los trabajos del Concilio Vaticano II (18/VI/1959 - 11/X/1962 -
8/XII/1965) habrá de registrar, con toda seguridad, en varios lugares el nombre
y el papel del franciscano croata fray Carlos Balic.
Como este año se celebra el 700 aniversario del
nacimiento de Juan Duns Escoto, gran doctor de la orden franciscana y líder de
la escuela franciscana, apodado doctor subtilis et marianus -quien fue
maestro e inspirador de Balic en todos sus trabajos- y en esa oportunidad la
orden franciscana está organizando un importante congreso internacional que se
realizará en Oxford y Edimburgo (de 11 a 17 de septiembre de 1966), nos parece
apropiado resumir la vida y la obra del padre Balic, tanto más cuanto que este
meritorio investigador está frisando los 70 años.
Tarea muy ardua, ya que la obra de Balic es múltiple; se
trata de una personalidad sobresaliente y polifacética, a la vez escritor,
investigador y organizador de muchas acciones, iniciadas ya durante sus
estudios universitarios en Lovaina, proseguidas en Croacia y culminadas en
Roma, Con repercusiones mundiales. Sin embargo, Balic dedicó la mayor parte de
sus energías al escolasticismo de orientación netamente franciscano-escotista,
a la Mariología y a las tareas conciliares. Sus demás trabajos y realizaciones
fueron, podríamos decir, circunstanciales, determinados por el tiempo y sus
necesidades.
Nacido el 6 de diciembre de 1899 en la aldea de Katuni
cerca de Omis, en la diócesis de Split [63],
en el suelo clásico de Croacia, no lejos de la antigua Salona, la capital de la
provincia romana Dalmatia, Carlos (bautizado Lorenzo) Balic heredó de su
terruño rocoso el espíritu combativo y emprendedor y de la cultura clásica la
amplitud de miras y el amor a la investigación. En los seminarios menor y mayor
que frecuentó en la provincia franciscana dálmata del Santísimo Redentor de
1912 a 1923 (el hábito de San Francisco lo puso el 2/II/1917 en el islote de
Visovac sobre el río Krka, cerca de Sibenik, Croacia)[64],
se encontró con la fecunda tradición espiritual y doctrinal de la orden
franciscana. El entonces conocido escritor franciscano croata Dr. Pedro Grabic
supo infundir entusiasmo al joven Balic[65].
En septiembre de 1923, recién ordenado, fue enviado a la
Universidad de Lovaina, donde, precisamente, en esa época de postguerra, bajo
el vigoroso impulso del cardenal Mercier, florecían la neoescolástica y la
Mariología, especialmente la doctrina sobre la mediación de María.
Los estudios cursados en Lovaina, bajo la guía de
excelentes profesores sobre todo de José Lebon y Alberto de Meyr, marcaron la
pauta a todo el trabajo posterior de Balic. Allí aprendió y asimiló los
requisitos fundamentales de la crítica histórica y de la técnica editorial,
cómo se debe investigar la doctrina original de los grandes doctores y brindar
sus textos auténticos con el aparato crítico y certeras aclaraciones a los
estudiosos de hoy. Desde Lovaina Balic visita bibliotecas y archivos europeos,
hurgando por los manuscritos medievales relacionados con el escolasticismo,
particularmente con la escuela escotista y con la Mariología. Ya en esos años
concibió la idea y trazó el plan organizativo para la edición crítica de la
obra completa de Juan Duns Escoto, bajo el alto patrocinio de la misma
Universidad de Lovaina. El primer fruto de esos esfuerzos fue su tesis
doctoral: Theologia mariana franciscana seculorum XIII-XIV [66]
que le reveló la riqueza secular de la tradición mariana de la obra
franciscana. Muy pronto le siguieron otros trabajos especializados, a saber: Quelques
précisions fournies par la tradition manuscrite, sur la vie, les oeuvres et
l'attitude doctrinale de Jean Duns Scot [67].
De regreso a Croacia, dicta cátedra en el Alto Instituto
Filosófico-teológico de Makarska (Dalmacia) de 1927 a 1933. Publica trabajos,
disertaciones y artículos en las revistas croatas, francesas y alemanas[68];
discute en torno a Duns Escoto con varios estudiosos, como ser Pelster, Pelzer,
Schmaus[69]
y con el profesor universitario ortodoxo Dr. Jaksic defendiendo de sus ataques
la doctrina sobre la Concepción Inmaculada de María[70].
En 1931 funda en dicho instituto la colección Bibliotheca Mariana medii aevi
- Textus et disquisitiones[71],
para publicar el tesoro literario de grandes y clásicos autores, estudios sobre
María, empezando por el San Juan Damasceno hasta el Concilio de Trento. Es la
primera colección de su género y en la orden franciscana la primera colección
mariológica científica[72].
Hasta el presente se publicaron ocho volúmenes de textos y tratados[73].
Semejante labor científica no pudo pasar inadvertida por
el definitorio de la orden franciscana. Por eso, al fundarse en 1933 la nueva
Universidad franciscana Antonianum, Balic, entre los primeros, fue
llamado a la cátedra[74]
y de ese modo se le abrieron nuevas posibilidades de acción. Desde entonces
dicta cátedra de la historia literaria del escolasticismo y de la Mariología
(cátedra -manifiesta P. Rodericus Normandin, O.I.M., rector de la Universidad de
Ottawa en Canadá- por sus resultados llegó a ser "en el espacio de una
quincena de años uno de los organismos científicos más fecundos y más señalados
en el campo teológico" [75].
El discurso programático, la llamada prolusio, en
la solemne inauguración de la nueva universidad fue confiado a Balic, quien
trató el tema De Ordine Minorum tamquam duce pii fidelium sensus in
quaestione Immaculatae Conceptionis [76],
vinculado a la nueva universidad con la tradición mariana, siempre viva, de la
Orden y alentó para que el nuevo Instituto científico central siguiera las
huellas dejadas por San Francisco de Asís, por San Antonio de Padua, San
Buenaventura, Juan Duns Escoto, San Bernardino de Siena y tantos otros hasta
los tiempos más recientes.
Además de ser un vigoroso escritor y excelente
catedrático, Balic muy pronto brilló como espíritu emprendedor y organizador
eficiente. Así en 1935 organizó en Zagreb, capital de Croacia, el primer
congreso internacional de profesores de las provincias franciscanas eslavas;
dos años después, en 1937, el segundo congreso de profesores de las mismas
provincias en Cracovia, Polonia. Editó los actos de dichos congresos en dos
gruesos volúmenes en la colección fundada ad hoc: Collectanea
franciscana slavica[77].
Para los profesores fundó la "Asociación de los profesores franciscanos
eslavos"; elaboró sus estatutos, según los cuales debían proseguir con los
trabajos en el campo científico y cultural[78].
En ambos congresos se abordaron preferentemente problemas
teológico-escolásticos. Es significativo que desde el Congreso de Cracovia se
solicitó a San Padre que la Iglesia promulgara como dogma la doctrina sobre la
mediación de María (Mediatrix omnium gratiarum) y sobre la Asunción de María al
cielo con cuerpo y alma[79].
A buen seguro que entonces los congresales ni imaginar podían cuán próximo era
ese momento (el dogma de la Asunción fue proclamado en 1950) y que en pro de
esa causa trabajaría mucho justamente el padre Carlos Balic[80].
En el movimiento general neoescolástico, iniciado hace un
siglo, que dio impulso a las nuevas ediciones críticas de las obras de los
maestros escolásticos como Tomás de Aquino, Buenaventura, Alejandro de Hales,
Alberto y otros [81],
no hubo que esperar mucho para que se reclamara desde muchas partes una
completa y crítica edición de todas las obras de Juan Duns Escoto, como uno de
los insignes doctores escolásticos y líder de la escuela franciscana. Tanto más
cuanto que en la vieja edición de Wadding de 1639 [82],
reeditada por Ludovico Vives en París en 1891 [83],
junto con las obras auténticas fueron publicadas muchas que no lo son, mientras
que varias obras auténticas de Escoto permanecieron todavía inéditas[84].
Ya desde 1870 ciertos medievalistas y especialistas como
P. Fidelis a Fanna (editor de la obra de San Buenaventura), el cardenal Ehrle,
Duhem, Grabmann y luego Pelster, Pelzer, Delorme, etc. Empezaron a dudar y a
distinguir las obras auténticas de las no auténticas de Escoto[85].
El mismo Balic, desde 1924 con tenacidad y aplicación investiga en las
bibliotecas, examina los manuscritos de Escoto y expone nuevos problemas y
nuevas soluciones. Los primeros resultados de esa perseverante labor son dos
libros de importancia capital para la edición crítica de las obras de Duns
Escoto: el primero, publicado en Lovaina, en 1927, bajo el título: Les
commentaires de Jean Duns Scot sur les Quatre livres des Sentences[86],
que mereció el siguiente juicio del gran conocedor de la escolástica dominico
prof. Martín: "Habent fata sua libella! No lo dudamos, la presente obra
dará muchas sorpresas. Posee la importancia de un gran evento en el movimiento
creado en torno a Escoto"; el segundo libro de Balic lleva por título: Ioannis
Duns Scoti, Doctoris Subtilis et Mariani, Theologiae marianae elementa, publicado
en 1933 [87],
y a juicio de los medievalistas constituye proestantissimum specimen
absolutae editionis Subtilis Operum[88].
En 1927 en el colegio internacional franciscano de San
Buenaventura en Quaracchi cerca de Florencia fue creada Sectio Scolastica especial
que hasta 1938 se ocupó de investigar y fotografiar los códices escotísticos
con el texto de algunas de sus obras filosóficas[89].
Cuando las dificultades de una edición crítica parecían
insuperables, la dirección de la Orden trasladó todo ese asunto de Quaracchi a
Roma y encargó a Balic emprender esa magna obra conforme a los requisitos
modernos de la crítica editorial[90]:
propositum arduum et implicatum sed utilissimum et desideratissimum
[91],
"empresa inmensa, valiente y totalmente desinteresada", como solía
expresarse E. Gilson, miembro de la Academia Francesa[92].
P. Balic emprende la tarea con su probada energía, funda
la comisión internacional franciscana, integrándola con las figuras más prominentes
de la Orden; estructura dicha comisión de manera que siempre haya doce socios
internos o colaboradores activos, mientras los colaboradores externos (cuyo
número es indeterminado, ya según las necesidades) reexaminarán las
bibliotecas, fotografiarán los códices no fotografiados y prestarán ayuda allí
donde los socios internos no pueden llegar. Los socios internos, ya
especializados, bajo la guía del presidente C. Balic, deben realizar la crítica
textual, verbal -interna y externa- del material recopilado, deben establecer
el auténtico texto de Escoto, sistematizarlo, proveerlo de aparatos críticos
indispensables de acuerdo a las exigencias de las novísimas ediciones críticas
de otros grandes escritores antiguos y escolásticos[93].
P. Balic para la realización de esa magna obra impartió, desde el principio,
instrucciones y directivas que gradualmente ampliaba y perfeccionaba[94].
Sin embargo, muy pronto se mostró que la tarea era muy
ardua y compleja, más de lo que se esperaba, puesto que la edición de las obras
de Duns Escoto -como admitió P. Pelster, S.J.- es la más difícil de las
ediciones análogas[95].
En primer lugar, hubo que establecer las obras auténticas de Duns Escoto y
separarlas de las apócrifas que a lo largo de los siglos llevaban su nombre;
hubo que fijar y coordinar los criterios que regirían en la composición de la
nueva edición, pues los criterios adoptados en la edición de obras parecidas no
se adaptaban completamente. Cabe acotar aquí que las obras de Escoto quedaron
inconclusas en sus manuscritos debido a su muerte prematura[96],
de modo que se hallan en un estado caótico como manuscritos o como obras
impresas; las teníamos como Reportaciones de varias recensiones (como cada
alumno anotaba mientras Escoto dictaba la clase o discutía en debates públicos);
en forma de transcripciones de apógrafos de sus obras, que sus alumnos
completaron y prepararon para editarlos después de la muerte del maestro; en
forma de transcripciones de la primera edición preparada, pero con muchísimas
notas marginales en los pergaminos en cuanto a sendos textos, si se encuentran
y como en el autógrafo de Escoto (es decir hecha la verificación con el
autógrafo). Como con el tiempo se perdieron el autógrafo y el apógrafo, la
herencia literaria del gran maestro nos llegó por canales tan enturbiados que
había que remontarse a la fuente, paso a paso, estudiando cada detalle y cada
nota de los manuscritos, separando lo auténtico de lo apócrifo, reconstruyendo
la génesis de ciertas recensiones, la afinidad de los códices y su valor en
relación con el texto original de Duns Escoto.
En esta verdadera selva de pergaminos (más de cien
códices) y viejas ediciones (más de trescientas), prestó un valioso y
extraordinario servicio el viejo códice de Asís (Biblioteca communale, 137) de
la obra principal de Duns Escoto Ordinatio, que durante siglos se
conocía con el nombre de Opus Oxoniense. Dicho códice, escrito diez años
antes de morir Escoto, de los apógrafos de sus pergaminos, fue cotejado con el
autógrafo de Escoto. En los márgenes y en el texto se hallan múltiples señales
críticas y advertencias indicando que en lugar de dicho texto en el autógrafo
de Escoto hay espacio vacío (Duns Escoto dejaba esos espacios para llenarlos
después), de otros fragmentos dice que el mismo Escoto los borró de su
autógrafo; de otros dice que los agregaba con su propia mano sobre los márgenes
de su pergamino, etc. No obstante, con ese gran favor, el códice de Asís impuso
a los editores una tarea enorme. Como no se trataba de una transcripción
directa del autógrafo, sino de un códice ya corregido, el autor que hizo el
cotejo con el autógrafo, pudo pasar por alto muchas cosas, anotarlas mal sin
querer, cometer tantos errores con la mejor buena voluntad. No quedaba otro
remedio sino controlar e interpretar este códice con varios centenares de
otros, palabra por palabra, indagando, descubriendo y explicando cada omisión.
Realizada tan compleja labor de la reconstrucción del
texto original, hubo que resolver numerosos problemas de la técnica editorial
que se impone en una edición de tanta importancia. Tras varios intentos y
muchas consultas se optó por el formato "cuarto menor", el texto de
Escoto iba compuesto en "cuerpo 12", y debajo del texto se ordenarían
las cuatro clases de aparatos críticos, los cuales, como reflectores, iluminan
el texto y sirven de guía seguro para quienes se aboquen al estudio de Duns
Escoto. El primer aparato contiene las notas del mismo Escoto, los fragmentos
de textos, borrados por Escoto, los textos agregados por sus discípulos y
editores, tomados de otras obras de Escoto. En el segundo aparato se hallan
ordenadas en forma de mosaico las variaciones del texto tal como figuran en
sendos códices y ediciones para servir como esclarecimiento de los textos
auténticos de Escoto, difíciles y menos claros y den testimonio de cómo fue
entendido y transcripto el texto de Escoto en la tradición de los manuscritos e
impresos. En el tercer aparato figuran los autores que Duns Escoto en su texto
expresamente menciona y cita; en el cuarto texto se consignan los autores de
los que se sirve Escoto sin mencionarlos expresamente, luego los lugares
paralelos de otras obras de Escoto (donde el sentido y las dificultades del
texto lo exigen o el mismo Escoto los invoca), aclaraciones indispensables para
facilitar al lector el estudio del Doctor Sutil. La presentación de la
edición y la composición y distribución de dichos aparatos técnicamente están
muy logradas. Este trabajo lo hizo y sigue haciéndolo la imprenta Poliglotta
Vaticana.
Toda esta "labor prodigiosa" [97]
la realiza Balic con su comisión desde 1938 hasta hoy. Desde 1926, a la vez que
cumple otras tareas, no olvida su obra principal, investigas, escribe, está al
tanto de cada problema que resuelve a medida que surge. Para tener una idea
sumaria acerca de ese ingente trabajo, habría que leer no sólo sus Les
comentáires y Theologiae marianae elementa, sino también los tres
volúmenes de la colección Ratio criticae editionis Operum omnium Ioannis
Duns Scoti [98],
Disquisitio historico-critica de Ordinatione I. Duns Scoti, varias Adnotationes
que prologan algunos volúmenes[99],
luego numerosos artículos que Balic publicó en distintas revistas y libros
acerca de los grandes medievalistas[100].
Con todo, una imagen exacta de su labor ciclópea puede tenerla únicamente
quien, en los últimos 27 años, pasaba con él días y noches estudiando códices y
resolviendo sus problemas. Particularmente había que estar con él los primeros
doce años cuando se resolvían los problemas fundamentales, que hoy parecen
cosas naturales, y entonces fueron incógnitas y secretos arcanos. Hasta 1950 se
pudo editar sólo dos volúmenes de la obra completa de Escoto. Luego, cada dos o
tres años se publica un volumen. Hoy, en 1966 (con motivo del 700 aniversario
del nacimiento de Escoto) tenemos ocho volúmenes de la nueva edición que
contienen el comentario auténtico de Escoto, primero llamado Ordinatio y
el segundo Lectura, del primer libro Sententiarum de Pedro
Lombardo; son tomos que contienen la principal doctrina filosófico-teológica de
Escoto[101].
Qué importancia tiene esta obra lo evidenció la unánime
crítica mundial especializada. Si pudiéramos recoger todas las opiniones de los
destacados escolásticos tendríamos un verdadero florilegio. Nos limitaremos,
pues, a transcribir algunos de los juicios de los críticos más autorizados.
El profesor Masai dice que la edición vaticana de las
obras de Escoto "constituye casi el máximo de la perfección alcanzada en
ese terreno" [102];
nos permite "seguir el curso del auténtico pensamiento de Duns
Escoto"; manifiesta Monseñor Pelzer, scriptor de la Biblioteca Apostólica
Vaticana[103];
allí se encuentra "el verdadero Duns Escoto" [104];
para Gilson "en términos científicos, la nueva edición se aproxima tanto a
la perfección como una obra humana puede serlo" [105];
para el profesor Geyer "die Edition selbst is mit ciner technisch fast
unübertietbaren Akribie gemacht" [106];
por eso el profesor Pelster, S.J., el medievalista jesuita más conocido después
del cardenal Ehrle, pone dicha edición como ejemplo para las ediciones de
textos de los autores medievales, sic kann, mutatis mutandis... als Vorbild
dienen für andere mittelalterische Textausgaben[107];
en Italia lo acepta sin reserva el profesor Nardi al decir que la
Commissione preposta all´edizione delle Opere di Duns Scoto... dovrebbe essere
presa ormai a modello di ogni futura edizione critica [108];
el carmelitano español y conocido escritor P. Xiberta reconoce que esta edición
"se ha impuesto ya como una de las más imponentes realizaciones de nuestro
siglo en el campo de la crítica textual" [109];
se trata de la edición, destaca Van Steenberghen, profesor en Lovaina, ante la
cual "nos hallamos en presencia de una obra que impone respeto por sus más
altas cualidades científicas"[110]
y por eso, al hablar de sendos volúmenes, concluye: "No puedo terminar
esas breves recensiones sin expresar una vez más mi admiración y reconocimiento
de todos los medievalistas por la magnífica obra que realiza el equipo de
sabios franciscanos agrupados en torno al P. Balic" [111].
En 1928, el dominico P. Martín, al reseñar Les commentaires
de Balic se quejó con justa razón de la falta de una edición crítica de Duns
Escoto: "El nombre de Escoto impone respeto a los historiadores de la
doctrina, cualquiera fuera la escuela teológica a que pertenece. Duns Escoto es
un gran señor en el dominio del pensamiento. Se vincula a una ilustre
tradición; a su vez, llegó a ser jefe de escuela y sus discípulos permanecen
resueltamente allegados a su doctrina. Sin embargo, a ese respeto se mezclan un
sentimiento de lástima, incluso de tristeza, al ver el estado en que
encontramos, después de seis siglos, la herencia doctrinaria del maestro...;
esa herencia preciosa ... no nos la brinda ninguna
edición en su integridad y en su absoluta pureza[112].
Si este escritor renombrado y meritorio pudiera nuevamente tomar la pluma en
sus manos, a buen seguro que su queja se transformaría ahora en reconocimiento
al P. Balic por haber llenado el vacío y brindado la nueva edición, en parte
impresa, en parte por imprimirse.
Hoy, gracias al trabajo perseverante de Balic y de sus
colaboradores, conocemos al auténtico Escoto, sus obras auténticas.
Sin embargo, para tener una imagen completa de la labor
de Balic en el campo escolástico, a su obra capital referente a la edición de Opera
omnia de Duns Escoto, huelga agregar sus tratados sobre el escolasticismo,
sobre la crítica textual, sobre la técnica editorial, hay que sumar cuatro
congresos internacionales tendientes a la renovación de la escolástica
integral. Ya nos hemos referido a los dos congresos de los profesores franciscanos
de las provincias eslavas[113].
Balic convocó el tercer congreso en 1950 en Roma para entregar al público los
dos primeros tomos de la nueva edición de las obras de Duns Escoto[114];
el cuarto, el más grande por sus dimensiones y alcance, se celebrará del 11 al
17 de septiembre de este año en Oxford y Edimburgo en honor de Juan Duns
Escoto, con motivo del 700 aniversario de su nacimiento[115].
La reforma de la Escolástica integral responde totalmente
a las directivas y deseos del Concilio Vaticano II, que espera, mediante
estudio y esclarecimiento de los grandes Doctores y fundadores de las
importantes escuelas, profundizar y aclarar mejor el "patrimonium
philosophicum perenniter validum" y "mysterium fidei" [116]
según lo resumió el cardenal Francisco Seper, metropolitano de Croacia, en su
conferencia dada en Roma el 10/11/1965 sobre La Scolastica nella luce del
Concilio Ecuménico Vaticano II, subrayando entre otras cosas: "El
Concilio, pues, supone que el porvenir de la Escolástica depende más de la
verdad y de la vitalidad de sus ideas que de su afiliación a una u otra
escuela... Las palabras empleadas en el documento conciliar (que nombran a
Santo Tomás) no excluyen, de hecho, sino que comprenden también a otros doctores
y fundadores de las grandes corrientes de pensamiento... y entre estos
sobresale Juan Duns Escoto...; como la Iglesia no pierde de vista la totalidad
de la cultura cristiana, no excluye de su enseñanza a otros maestros, San
Agustín, S. Buenaventura y Duns Escoto, mencionados por los Padres Conciliares[117].
La Mariología es otro campo específico de P. Balic que,
por cierto, tiene mayor dimensión que la Escolástica. Como no es posible
seguirlo en todos sus pasos, consignaremos sólo los datos principales.
Cuando el 2/III/1939 el secretario de Estado, card.
Eugenio Pacelli, fue elegido sucesor de San Pedro con el nombre de Pío XII, en
el programa de su Pontificado incluyó tres tareas importantes: una se refería a
"la definición del dogma de la Asunción" [118].
Poco después, Pío XII formó una comisión, integrada por los más prominentes
teólogos para que estudiaran todo lo concerniente a esta verdad revelada y
realizaran los trabajos preparatorios para su definición. Entre los primeros
fue llamado Balic para integrar dicha comisión [119].
Teniendo en cuenta sus trabajos mariológicos anteriores,
su formación en la tradición mariológica en la Orden Franciscana, Balic pudo
trabajar con dedicación y conocimientos en dicha comisión; trabajó por espacio
de doce años hasta la promulgación del dogma de Asunción de María, anunciado de
manera muy solemne en la plaza de San Pedro el 1/XII/1950 [120].
Recién al cabo de 50 años de haberse promulgado el dogma de la Inmaculada
Concepción de María, se publicaron las actas preparatorias respectivas[121].
Cuando se publiquen las actas relacionadas con el dogma de la Asunción, se
podrá apreciar la participación y el papel desempeñado por el padre Balic. Ya
se puede afirmar que trabajó mucho y con éxito y, según muchos indicios, su
participación en los trabajos preparatorios era muy importante.
Paralelamente lo encontramos en ese período dictando
conferencias, publicando artículos y estudios en revistas y enciclopedias
[122],
reuniendo testimonia de Assumptione B. V. Mariae ex omnibus saeculis,
fruto de largos años de esfuerzos y asidua labor ("a pluribus eternim
annis huismodi testimoniis colligendis vacantes"), impresos en dos tomos
recién en 1948-1950 [123].
Esos dos tomos constituyen "una carpeta considerable de textos presentada
con claridad y rigor, que constituye el instrumento de trabajo fundamental para
el estudio de esta cuestión" [124].
En este período Balic traslada la sede y la dirección de
su mencionada colección Bibliotheca mariana medii aevi de Makarska
(Croacia), debido a las vicisitudes de guerra y posguerra, a Roma y acelera la
publicación de nuevos tomos[125].
Al mismo tiempo madura en él la idea de ampliarla y agregarle otras cuatro,
todas de carácter mariológico: dos dedica a la investigación de los estudios
mariológicos medievales y modernos (Bibliotheca mariana medii aevi y Bibliotheca
mariana moderni aevi)[126],
y tres restantes dedica al estudio de los privilegios marianos, que implican
varios problemas sobre María (Bibliotheca Immaculatae Conceptionis,
Bibliotheca Assumptionis y Bibliotheca Mediationis)[127].
Los mariólogos con entusiasmo y agradecimiento saludaron esta nueva hazaña. Así
Laurentin se refiere reiteradamente a las colecciones de Balic y les reconoce
categoría superior: "Él ha fundado una serie de colecciones para el
estudio de la historia de la Mariología... Otras están en proyecto. Los
volúmenes de diversas colecciones se destacan por la amplitud de investigación,
la objetividad de la presentación, la claridad de estilo y el cuidado habido en
la confección de numerosos índices, de la bibliografía, de notas, en una
palabra, de todo ese aparato que permite un uso cómodo y eficiente. En todo se
ve la dirección exigente y experta del fundador de esas colecciones" [128].
En las cinco colecciones se publicaron hasta la fecha 27
notables tomos que constituyen un valioso aporte a la ciencia y la literatura
mariológicas. "Es bastante arriesgado formular la mínima apreciación sobre
la saludable influencia que esas publicaciones han ejercido no sólo en las
diversas provincias religiosas de la Orden, sino también en numerosos medios
teológicos de la cristiandad, ya ganados por el movimiento mariológico" [129].
Cuando Pío XII remitió el 1/V/1946 al episcopado católico
la carta circular Deiparae Virginis Mariae[130]
solicitando informes y opiniones sobre las creencias en sendas Iglesias acerca
de la Asunción de María, la Orden Franciscana, por iniciativa de Balic, formó
ya en agosto del mismo año la "Commissio Marialis Franciscana",
incluyendo en su programa entre otros puntos "omnia privilegia B.M.V.
aptius elucidanda et scientifica ratione prosequenda, necnon Marialia studia et
congressus promovenda, fovenda, ad exitum dirigenda et perducenda" [131].
Nombrado presidente de esta comisión, Balic elabora su estatuto, aprobado por
la Orden Franciscana el 29/IV/1947 [132].
Bajo el auspicio de esta nueva institución, en corto
lapso de 1947-1950, Balic promueve, organiza y dirige congresos asuncionistas
nacionales: en Italia (Roma, 1947), España (Madrid, 1947), Portugal (Lisboa,
1947), Argentina (Buenos Aires para América Latina, 1948); apoya e inspira
congresos en Canadá (Montreal, 1947), en Francia (Puy-en-Velay, 1949) y en los
Estados Unidos (Washington, 1957). Siempre encontraba tiempo y energía para preparar
el programa, organizar a los conferenciantes, interesar a los colaboradores y
en la mayoría de dichos congresos participaba personalmente, publica actas de
todos los congresos en la colección fundada a propósito con el nombre Studia
Mariana [133],
fuente imprescindible para el estudio del movimiento asuncionista antes y
después de la promulgación del dogma de la Asunción[134].
Promoviendo el movimiento mariológico, Balic se dio
cuenta muy pronto de que algo faltaba. Hasta entonces lo habían conducido las
llamadas "Sociedades Marianas" de carácter nacional y actuando cada
una por separado, ocurría que unas no sabían lo que decían otra y de allí
"confusiones, repeticiones, equívocos y divergencias", de manera que
un perspicaz teólogo francés empezó a distinguir a los mariólogos de varios
tipos, clasificarlos en dos grupos o categorías, "tipo crítica",
distinto del "tipo devoto o místico" [135].
Era obvio que habría que crear una institución
internacional para representar y dirigir incluso la organización técnica de los
congresos mariológicos "en el alto nivel mundial, para referirse al
progreso alcanzado en los convenios nacionales, valorar sus resultados e
introducirlos al dominio común de la Mariología" [136].
Balic tuvo esta idea junto con la fundación de la Comissio Marialis
Internationalis y el nombre de la Academia Mariana Internationalis le fue dado
en vísperas de los congresos mariológicos-marianos internacionales que luego
confirmarán su razón de ser.
Balic decidió con valentía convocar los congresos
internacionales mariológico-marianos en el año jubilar de 1950. El primer
congreso fue organizado en Roma, justamente en vísperas de la promulgación del
dogma de la Asunción, del 23 al 31 de octubre, de suerte que sus sesiones
fueron comparadas con el Concilio de Éfeso que definió la maternidad divina de
la Virgen (Theotokós)[137].
El segundo congreso fue convocado nuevamente en Roma en 1954, de 24 de octubre
al de noviembre, con motivo de los festejos del centenario del dogma de la
Inmaculada Concepción de María. El fasto externo culminó con la proclamación de
María como Reina del Cosmos y en una procesión memorable con la efigie
milagrosa Salus populi romani, acompañada por los estandartes de María
de los santuarios más célebres del mundo. La procesión iba de la basílica de S.
María Maggiore a la basílica de San Pedro, donde el Santo Padre coronó esta
imagen milagrosa de la Virgen con una corona nueva que Balic hizo con los
aportes voluntarios recogidos en todo el mundo[138].
El tercer congreso mariano internacional fue celebrado en Lourdes en 1958, del
10 al 17 de septiembre, con motivo de festejarse el centenario de las
apariciones de la Virgen[139].
El cuarto congreso se realizó durante el Concilio Vaticano II, en 1965, de 18 a
25 de marzo, en Santo Domingo[140].
El padre Balic logró prestigiar tanto a la Academia que
muy pronto contó entre sus miembros a los más prestigiosos mariólogos y se
convirtió en la institución central, eficiente y coordinadora del movimiento
mariano mundial. Quien tuvo la dicha de asistir a cualquiera de sus congresos,
nunca lo olvidará. Del primero y segundo congresos romanos dice P. Normandia,
rector de la Universidad de Ottawa: "Estos días, Roma, centro de la
cristiandad, fue el lugar de la cita de los mariólogos del mundo entero.
Acudieron de todas partes, invitados por R. P. Balic, presidente de la Academia
Mariana, las Sociedades nacionales de estudios marianos, las universidades, los
institutos religiosos para conjugar, durante una semana, sus esfuerzos con el
propósito de profundizar el conocimiento del misterio de María... En 1954, se
repitió la experiencia con el mismo éxito para la gloria de la Inmaculada,
siempre por intermedio de la Academia Mariana y de su incansable presidente, el
R.P. Balic" [141].
Lo dicho del primero y del segundo congresos vale, acaso en grado más alto,
para los congresos de Lourdes y Santo Domingo[142].
Las actas del congreso de 1950 fueron publicadas por
Balic en 13 tomos con el título Alma Socia Christi[143],
las actas del congreso de 1954 en veintidós tomos con el título Virgo Immaculata [144],
las actas del congreso de Lourdes de 1958 en 16 tomos con el título María et
Ecclesia[145]; las actas del
congreso en Santo Domingo publica con el título María in Sacra Scriptura y
comprenderán unos diez tomos[146].
Todo ese enorme material Balic, con la ayuda de sus
colaboradores, lo clasificó, sistematizó, redactó los prolegómenos delineando
el pensamiento recto y el significado de los trabajos contenidos en cada tomo.
"Admiramos una vez más la prodigiosa actividad del presidente de la
Academia Mariana que supo dominar esta masa y darle forma dentro de lo
posible" [147];
"las publicaciones de la Academia Mariana están hechas con sumo cuidado:
tipografía clara y aérea, pulcra presentación, índice de personas y materias al
final de cada tomo. Huelga reconocer que la calidad de la edición de cada
volumen sobrepasa la de sociedades particulares" [148];
como cada una de esas grandes y numerosas colecciones "constituye un
conjunto de esfuerzos muy desiguales, muchos de ellos nuevos y valiosos, una
recensión detallada requeriría un volumen" [149];
cada colección, cada tomo es una "mina", el "volumen", una
verdadera mina de documentación sobre la corredención[150];
"P. Balic con ese congreso ha suscitado numerosas contribuciones a los
estudios marianos" [151].
Al igual que R. Laurentin, conocedor cabal de la literatura mariana, otros
mariólogos elogian los congresos y sus actas[152].
Labor de tales dimensiones y de tanto valor científico no
pudo quedar sin el reconocimiento merecido. El Papa Juan XXIII, tomando en
cuenta que la Academia Mariana por su intensa actividad fue conocida y
reconocida como ente supranazionale e centrale, desiderato per un eque
valutazione e necessario consuntivo del lavoro mariologico singolo, nazionale o
di singole entita mariologiche[153],
quiso sancionarlo jurídicamente y "motu propio" mediante la carta Maiora
in dies del 8/XII/1959, reconociendo los méritos de la Academia Mariana
para la teología católica, le dio el grado de Pontificia para que en adelante,
con todos los derechos y privilegios inherentes, se llame Pontificia Academia
Mariana Internationalis. Al mismo tiempo dispuso que en su seno se forme un
consejo estable, "che presiederá nel futuro all´indizione, organizzacione
e celebrazione, ogni quattro anni, di congressi mondiali mariologico-mariani" [154].
También aprobó el nuevo estatuto de la Academia ad experimentum, y Paulo
VI lo ratificó definitivamente el 6 de julio de 1964 [155].
No era difícil prever que también el padre Balic sería
llamado para participar en los trabajos preparatorios y en las sesiones del
Concilio Vaticano II, poniendo sus talentos y su vasta experiencia al servicio
de la Iglesia en estos momentos tan trascendentales de la reforma de la Iglesia
en todas sus estructuras.
Sobre el Concilio Vaticano II existe ya una extensa
literatura e informaciones muy variadas, de manera que cuesta orientarse y
determinar el trabajo y el papel de cada participante, sobre todo de los periti
del Concilio. Las actas oficiales de esta magna asamblea eclesiástica no
fueron publicadas todavía para poder controlar ciertas informaciones y crónicas
periodísticas. En cuanto a la labor del padre Balic, basta señalar aquí los
hechos salientes que hacen suponer el papel que desempeñó.
Tan pronto fue anunciado el Concilio, Balic fue llamado a
integrar como perito la Comisión teológica[156];
también en la selección de los expertos para la Comisión del mismo Concilio
Balic figura entre los primeros[157].
Durante todo el lapso de los febriles trabajos preparatorios, del 27/10/1960 al
10/11/1962, como asimismo en los trabajos posteriores de la Comisión teológica
y en las sesiones de los Padres Conciliares, Balic estuvo presente y activo[158].
Trabajando en la comisión preparatoria teológica, en la
comisión conciliar y en varias subcomisiones, Balic trató, según su probada
práctica, de ilustrar con la tradición científica los problemas actuales. Así,
de 1960 a 1964, en colaboración con distinguidos escritores, mayormente periti
del Concilio, preparó tres obras voluminosas acerca de los tres problemas más
discutidos en el Concilio.
En vísperas de la inauguración del Concilio en 1962 editó
el libro titulado De Mariologia et oecumenismo[159]
donde, con dieciséis otros mariólogos, en casi 600 páginas se esclarecen los
problemas mariológicos a la luz de los esfuerzos ecuménicos. "Este
espléndido volumen ofrecido por la Academia Mariana a los Padres Conciliares
del Vaticano II, más que tratar directamente las relaciones entre el ecumenismo
y la Mariología, parece que intenta fijar sólidamente unas bases que se han de
conservar al tratar las cuestiones mariológicas dentro de la preocupación
ecuménica" [160];
"este grueso volumen merece la más atenta consideración y la más debida
reflexión de todos cuantos trabajan en favor de la unión de los
cristianos" [161].
"La más importante es la colección editada por el padre Balic: De
Mariologia et oecumenismo, más de 600 páginas y 17 estudios... La
conclusión tiene el mérito de suscitar, por primera vez, un problema que el
diálogo ecuménico coloca en primer plano: ¿Hay convergencia u oposición entre
el movimiento mariano y el movimiento ecuménico, más reciente, al cual Juan
XXIII asignó tanta importancia? [162].
Otro problema complejo que surgió en el Concilio se
relaciona con las fuentes de la Revelación, es decir giraba en torno a las
Sagradas Escrituras y de la Tradición[163].
Por eso, Balic, entre la primera y la segunda sesión conciliar, en colaboración
con 38 especialistas, elabora y publica en más de 700 páginas De Scriptura
et Traditione, ofrece dicha obra a los Padres Conciliares, prae oculis
habita gravitate et actualitate quaestionis de revelatione[164].
La obra fue calificada como "un monumento de la actividad, del dinamismo,
el espíritu y la capacidad de realización de Balic... y merece de los teólogos
y Padres Conciliares la más atenta consideración[165].
"Esta imponente documentación apareció en las librerías al comienzo de
julio. Una vez más el incansable P. Balic mostró su talento de maestro"[166].
"Nada menos que 30 estudios diversos sobre el tema están recogidos en este
imponente volumen... El notable valor de algunos trabajos y la colaboración de
tantos especialistas hacen de este volumen una obra extraordinariamente
valiosa... Ofrece estudios monográficos muy valiosos" [167].
El tercer libro editado y prologado por Balic, durante el
Concilio, es De quaestione mariali in hodierna vita Ecclesiae [168],
del ilustre teólogo y mariólogo jesuita José Aldama. El libro fue escrito con
el fin de arrojar luz en la animada discusión en torno a los problemas y el
movimiento mariológicos, reavivados especialmente por la obra La question
mariale[169] de R. Laurentin,
conocido mariólogo. Mientras en las comisiones conciliares se discutía acerca
del capítulo De Beata Virgine Maria, los dos libros aducidos habían polarizado
opiniones y adeptos. "Comparando, en bloque, ambos libros -anota García
Garcés, presidente de la Sociedad Mariológica española y director de la revista
Ephemerides mariologicae- repito que representan dos posiciones
irreductibles...; considerando objetivamente las dos obras, una sabe a
magisterio, a tradición, a solidez teológica, y la otra sabe a
impresionismo...; el libro de P. Aldama... (es) un
libro que hará época en la historia de la Mariología y de la ciencia sagrada en
general, por la magistral comprensión del verdadero método teológico" [170].
De la labor desarrollada por Balic durante el Concilio
nos dirán sus actas, una vez puestas a disposición de los estudiosos. Por lo
que se sabe, ya se puede afirmar que los esfuerzos principales de Balic fueron
concentrados a todo lo concerniente a la Virgen María. En la redacción del
capítulo octavo de la constitución dogmática De Ecclesia, dedicado a
María, Balic tomó parte activa desde la primera redacción hasta su aprobación definitiva
por el Concilio. Hasta podemos asegurar que él fue el principal artífice del
texto. Se sabe que, siendo relator en la Comisión preparatoria, le fue asignada
la redacción del texto sobre la Virgen María, que la subcomisión, junto con él,
debió pulir en las reuniones del 6 de junio, 21-22 de septiembre y 23 de
noviembre de 1961, y en la reunión de la Comisión teológica general en marzo de
1962. El texto, al cabo de cinco redacciones, fue aprobado el 20 de junio por
la Comisión Central y el 10 de noviembre se lo entregó a los Padres Conciliares[171].
En vísperas de la votación de los Padres Conciliares, el
29/X/1963, cuando debió decidirse si el texto De Beata se trataría como
un esquema separado o adaptado a la constitución De Eclessia, Balic en
un Votum especial explicó a los Padres Conciliares el procedimiento con
que se llegó al texto De Beata[172].
Cuando con la mayoría de sólo 17 votos se optó por la adaptación y la inclusión
del texto a la constitución De Ecclesia y cuando la comisión restringida
de cuatro (luego ampliada) no logró encontrar la solución, fueron delegados
Monseñor Philips, profesor en Lovaina, y Balic, presidente de la Academia
Mariana, para que redactasen el texto definitivo De Beata que con la
constitución De Ecclesia hará una unidad armónica[173].
El nuevo texto pasó por cinco redacciones, desde la
primera, propuesta por Mons. Philips, quien tomó plurima ex schemate
officiali (Balic) hasta la quinta que fue discutida en la sesión plenaria
de la Comisión teológica. Por fin, fue distribuida a los Padres Conciliares[174].
Quien tuvo la ocasión de seguir de cerca dichas redacciones y el trabajo de
ambos redactores, le consta que aquí también P. Balic desempeñó un papel de
primer orden para que el texto fuese completo en lo doctrinario y lo formal[175].
También la opinión de P. Balic tuvo su peso en otras
cuestiones, como ser sobre la Revelación, el primado papal y la colegiabilidad
de los obispos, en las cuestiones relacionadas con los estudios, etc. Gozaba de
gran autoridad en los problemas mariológicos y centenares de Padres Conciliares
lo felicitaron al aprobarse el capítulo octavo de la constitución De
Ecclesia.
Nuestra reseña quedaría trunca si nos circunscribiésemos
a los tres campos mencionados de la labor de Balic. Es preciso completarla,
aunque en forma sintética, con otros servicios y encargos que realizó en su
fecunda vida.
Mientras era profesor en Makarska (Croacia) se destacó
como excelente predicador. De 1938 a 1962 fue miembro directivo del Colegio
Croata de San Jerónimo en Roma. Era mano derecha del rector Magjerac, sobre
todo en los años aciagos de la guerra y la posguerra. Se ocupó mucho para que
el escultor croata Ivan Mestrovic se quedara en Roma y se alojara en el colegio
de San Jerónimo, para facilitarle la ejecución de inmortales obras artísticas
como la Pietá y Stigmata de San Francisco de Asís. Mantenía
correspondencia con Mestrovic hasta la muerte de este último.
Como vicepresidente de la Cofradía de San Jerónimo,
restaurada en 1945, para prestar ayuda como en los tiempos de las incursiones
turcas, a millares de refugiados croatas, Balic se preocupaba mucho para
aliviar su situación precaria. Compartía el dolor y los padecimientos de su
pueblo cautivo e intervenía donde podía pidiendo ayuda, comprensión y
protección para tantos asilados y perseguidos.
En 1954, fray Carlos Balic, siendo presidente de la
Academia Mariana y cumpliendo las intenciones de Pío XII, que siempre ponía a
la Iglesia sufriente bajo el amparo de María, organizó "las funciones
litúrgicas por la Iglesia del Silencio"... en la Basílica Patriarcal
Liberiana, y precisamente en la Capilla Borghesiana de la Virgen Santísima Salus
Populi Romani[176].
Al comienzo, una vez por mes los representantes de las dieciocho nacionalidades
de la Iglesia perseguida se reunían bajo la imagen de María para rezar por sus
pueblos. Luego, ese rito litúrgico se celebra varias veces por año,
coincidiendo con las principales fiestas de la Virgen. Aquí se turnaron como
oficiantes las personalidades más prestigiosas de la jerarquía eclesiástica.
Algunos discursos pronunciados tienen valor histórico[177].
Dicha acción litúrgica sigue todavía, auspiciada por la Academia Mariana. En
1957, Balic publicó Maria e la Chiesa del Silenzio que contiene la
imagen de la Madre de Dios de los principales santuarios de cada nación, con
una breve referencia a la devoción mariana del pueblo respectivo[178].
Balic, siendo gran medievalista, estudió a fondo la
autenticidad de las obras de San Antonio de Padua, publicó un tratado al
respecto y lo presentó a la S. Congregación de Ritos para que se otorgue a San
Antonio el título de Doctor Ecclesiae[179].
Cuando Pío XII proclamó el 16/I/1946 a San Antonio como Doctor de la Iglesia,
confiriéndole el título de Doctor Evangelicus [180],
por iniciativa del padre Balic las tres ramas de la Orden Franciscana (Hermanos
Menores, Conventuales y Capuchinos) celebraron en Roma y en Padua semanas
antonianas. Dichas semanas de estudio se realizaron en Roma del 28 de abril al
5 de mayo de 1946; en Padua del 12-19 de mayo del mismo año. Las actas de
dichos estudios fueron publicadas por Balic, en colaboración con el conventual
P. Di Fonzo, en un grueso tomo de 500 páginas, titulado S. Antonio Dottore
della Chiesa[181].
Durante 1947-1953 Balic fue rector de la Universidad Pontificia
Athenaeum Antonianum de Urbe[182]
y elevó el nivel de estudios y el prestigio de dicha institución docente a tal
grado que el cardenal Pizzardo, prefecto de la S. Congregación de Estudios,
solía señalarla como modelo y ejemplo. Logró que el Definitorio de la Orden, y
especialmente el ecónomo general de entonces, padre Domingo Mandic,
construyeran la nueva aula magna y nuevos locales, biblioteca, sala de
consulta, etc.[183].
Al ser declarado beato el 13/IV/1947 Contardo Ferrini, profesor del derecho
romano y terciario franciscano, Balic, como rector del Antonianum, preparó
jornadas de estudios del 10-20 de abril sobre el nuevo beato. En dichas
jornadas hablaron colegas y discípulos de Ferrini y entre otros Vittorio
Emanuele Orlando, Salvatore Riccobono, Pietro di Francisci, Gualberto Archi.
Todas las conferencias fueron publicadas en la colección, fundada ad hoc,
Bibliotheca Pontificii Athenaei Antoniani[184].
En 1948 fundó otra colección universitaria Studia Antoniana para
publicar las tesis doctorales sobresalientes de los discípulos de Antonianum[185].
En 1949 convocó en Roma el primer congreso bibliológico internacional (20-27 de
febrero), donde los especialistas mundiales, sobre todo los de la Biblioteca
Vaticana, disertaban acerca de los problemas de libros. Balic disertó acerca de
La técnica en las ediciones críticas. Las actas de esos estudios fueron
publicadas en 1950 con el título Il libro e le biblioteche en la
colección Bibliotheca Pontificii Athenaei Antoniani[186].
En 1942, Pío XII nombró a Balic consultor calificatus de
la S. Congregación de Oficios, y en 1953 consultor ordinarius de la
misma Congregación, que después del Concilio se denomina Congregatio de
doctrina fidei[187].
La labor que desarrolla en este más importante ministerio de la Iglesia es considerable
y por su índole, secreta. Desde 1962, Balic es también consejero de la S.
Congregación de seminarios y estudios universitarios[188].
Es partidario de la reorganización de las Universidades eclesiásticas romanas
de acuerdo a los estudios unificados de la Universidad medieval de París[189].
Junto con la cátedra que dicta en Antonianum, en 1959 fue nombrado profesor de
la Mariología en la Universidad Pontificia de Letrán[190].
Además de las funciones mencionadas, Balic sigue
dirigiendo y editando varias colecciones y el órgano oficial de la Academia
Mariana Acta Pontificiae Academiae Marianae Internationalis[191].
Es miembro ordinario de la Academia Teológica de Zagreb desde 1936; miembro
ordinario de Pontificae Academiae Immaculatae Conceptionis en Roma,
desde 1950; miembro asociado de la Sociedad Filosófica del Instituto Superior
de Filosofía de la Universidad de Lovaina, desde 1953; miembro ordinario y
directivo de Pontificiae Academiae Theologicae Romanae en Roma desde
1956; Socio de honor de la Sociedad Mariológica Española de Madrid, desde 1950;
Doctor in Iure, honoris causa de la Universidad Católica de Ottawa,
desde 1957.
Antes de concluir no estaría de más destacar otra función
anónima de Balic, que podríamos calificar curriculum, carrera. San Pablo,
movido por el Espíritu, cuatro veces recorrió el Imperio Romano con fines de
evangelización. Padre Balic es un incansable "corredor". Ya como
estudiante recorre Europa en busca de códices, como profesor viaja para
organizar congresos científicos, como mariólogo visita pueblos, Estados,
continentes para estimular, promover, convocar y organizar... Acaso en esa
carrera lo encuentre el ángel del premio.
Dando una apretada síntesis de lo antedicho, es obvio que
Balic sembró hondo y dejó huellas imborrables en varios campos de la ciencia
eclesiástica y en los acontecimientos de la Iglesia durante los últimos cuatro
decenios.
Como medievalista logró resolver múltiples problemas en
torno de la edición crítica de las obras de Duns Escoto sirve como modelo para
la edición de otros autores. Su Comisión Escotística es una excelente escuela
para formar especialistas en la edición crítica de los antiguos clásicos y
escritores medievales.
Grandes son los méritos de Balic en la reforma
escolástica; sus criterios se adoptan cada vez más, pues Balic sostiene que hay
que renovar la Escolástica integral mediante el conocimiento y el estudio
detenido de todas las corrientes y maestros que dejaron hondos vestigios en la
historia del pensamiento filosófico-teológico. Después del Concilio se
acrecentó su prestigio e influencia.
Esta magna labor del Padre Carlos Balic tanto sobre la
doctrina y las obras de Juan Duns Escoto como sobre la Escolástica integral,
recibió su broche más hermoso y la confirmación más solemne en la reciente
carta apostólica Alma Parens que el Papa Paulo VI dirigió el 14 de julio
a la jerarquía católica en Inglaterra y Escocia con motivo del 700 aniversario
del nacimiento de Juan Duns Escoto. En esa epístola monumental que inaugura una
nueva época en el estudio y la valorización del pensamiento filosófico y
teológico medieval, el Santo Padre recomienda el método histórico-crítico para
el estudio de los Doctores medievales, realzando y elogiando especialmente la
doctrina de Juan Duns Escoto, quien profundizó a otros escolásticos y construyó
sobre sólidos fundamentos una magnífica catedral teológica con torres audaces,
al lado de la de Santo Tomás de Aquino, llegando a ser el líder más calificado
de la escuela franciscana; priva el amor, Cristo adquiere su primado y a su lado
brilla la Virgen Inmaculada. Es la doctrina que rebate el ateísmo, proporciona
bases para los diálogos ecuménicos que deberían conducir a la unión de la
Iglesia Anglicana con la Católica[192].
En cuanto a la Mariología, Balic se distingue por sus
opiniones y tesis originales que supo defender con éxito, especialmente en lo
concerniente al esclarecimiento de la doctrina "de debito in B.
Virgine" de acuerdo a la enseñanza de Duns Escoto, a la mediación, la
corredención, la muerte de la Virgen, etc.
Sus esfuerzos desplegados en el Concilio Vaticano II para
que el capítulo sobre la madre de Dios sea lo más completo posible, incluyendo
los términos de mediación y la maternidad de la Iglesia, finalmente fueron
coronados por el éxito.
La actividad organizativa de Balic en el campo de la
Escolástica, la Mariología y otras disciplinas dio frutos inesperados. Ese
trabajo queda perpetuado en dos instituciones, en Pontificia Academia
Mariana Internationalis y en Commissio Operibus I. Duns Scoti critice
edendis.
Su norma rectora en el trabajo "la actualidad a la
luz del pasado sano y científico" dio resultados excelentes.
Creemos que nuestro modesto juicio cobrará mayor
dimensión y profundidad a media que transcurra el tiempo. Si volviera el
dálmata San Jerónimo a proseguir su obra De viribus Illustribus, aunque
muy parco con el mismo Crisóstomo y Ambrosio, es muy probable que dedicaría
algunas líneas a su compatriota, rev. Carlos Balic.
Traducción del croata: Branko Kadic
Con motivo del séptimo
centenario de su nacimiento (1265-1965)
Antun Nizeteo, Ithaca, USA
En 1964 se celebró el cuarto centenario del nacimiento de
Shakespeare, y en primavera de 1965 se cumplieron 700 años del nacimiento de
Dante Alighieri. "Shakespeare -escribe T.S. Eliot, quien considera a Dante
como el poeta más universal de todos los idiomas modernos- da la amplitud más
grande de la pasión humana; Dante, la altura y la profundidad máxima. Entre
ellos se dividen el mundo moderno; no hay lugar para el tercero".
Con motivo de los 700 años del nacimiento del gran
florentino, todo el mundo occidental evocó al poeta y su obra. En líneas
generales se repetía lo que las generaciones anteriores (a veces en forma más
hermosa y con más conocimientos) dijeron acerca de la personalidad del florentino,
de su época y de la Divina Comedia, su obra maestra. Creemos que la
mejor manera de evocar el poeta inmortal, que fue un proscripto y desterrado
político como nosotros, sería reseñar sintéticamente el eco e influencia de su
obra en Croacia, haciendo hincapié también en lo que escribió Dante en su
magnífico poema sobre los croatas y los serbios, nuestros vecinos orientales.
Aunque faltan pruebas, es de suponer que los coetáneos de
Dante en Croacia ya lo conocían en el siglo XIV. Durante el Renacimiento, los
croatas instruidos rendían notable culto a Dante, manifestándolo en varias
formas[193],
mayormente con la lectura y traducciones, con las imitaciones, impresiones e
ilustraciones de sus obras. Ya en el siglo XV, cuando por primera vez se
imprimió La Divina Comedia, Marko Marulic, padre de la literatura
croata, fue el primero en traducir al Dante en Croacia.
Sin embargo, antes de referirme a las repercusiones del
poeta italiano en las letras croatas y a lo que y cuándo escribieron los
croatas sobre Dante, quisiera subrayar la mención que hizo Dante de Croacia en
su Divina Comedia, en el canto XXXI del Paraíso.
Qual é colui, che forse di Croazia
Viene a veder la Veronica nostra,
Che per l´antica fame non sen sazia,
Ma dice nel pensier, fin che si mostra:
"Signor mio Gesù Cristo, Dio verace,
Or fu si fatta la sembianza vostra?"
Como aquel que tal vez de la Croacia
viene a ver la
Verónica faz nuestra,
por su fama, y de
verla no se sacia,
y repite entre
sí, mientras se muestra:
Jesucristo, Señor y mi Dios vivo,
¿es verdad que así fue la
cara vuestra? ([194])
Oliko Delorko[195],
poeta croata, dantólogo y traductor de Dante, al comentar los versos
transcriptos recalca: "Es interesante que en uno de los momentos más
sublimes de su poema Dante se acordó de los croatas, en el momento en que
describe su asombro y su embelesamiento. Algunos intérpretes italianos
quisieron ver en el hombre de Croacia, a causa de aquel forse únicamente
un concepto del "extranjero primitivo, atrasado". Es verdad que
compartían tal opinión ciertos comentaristas italianos de las primeras épocas,
por ejemplo, el anónimo florentino[196]
y algunos otros. Es de lamentar que esos comentarios fueran retomados por
Andreoli, Camerini y otros destacados dantólogos hasta nuestros días. De hecho,
Dante no pensaba así, ni su comparación con el peregrino croata fue inventada o
intercalada ad hoc. Sabemos que su mundo poético quedó impresionado
desde temprano con esa comparación del extranjero, del caminante que llega
desde lejos. La encontramos en su primera obra, La Vita nuova
:
"Ne la
terza dico quella che vide, cioè una donna onorata la suso è chiamolo allora
"spirito pelegrino", acciò che spiritualmente va la suso, e si come
peregrino, lo quale è fuori de la su patria vi stae.
...vede una dona, che
riceve onore
e luce si, che per lo suo splendore
lo peregrino spirito la mira[197]
("En la
tercera digo lo que ve, o sea una mujer a quien se honra en las alturas, y le
llamo "peregrino espíritu porque espiritualmente va allí y reside allí
cual peregrino fuera de su patria.
... Ve una dama
ceñida de alabanza
y, por el vivo resplandor que alcanza,
el peregrino espíritu la mira")
Es muy verosímil la hipótesis de que Dante, quien en
1300, cuando el papa Bonifacio VIII dio la gran indulgencia durante el jubileo
laterano, se hallaba en Roma, donde en la multitud de otros peregrinos notó la
presencia del grupo de los croatas, de los que sabía que eran muy devotos[198]
("Croacia ferviente y piadosa", dijo Juan XXIII). En tales solemnes
ocasiones se exponía en la basílica de San Pedro el sudario (sudarius) de Santa
Verónica, con el cual, según la leyenda, había secado el rostro sudoroso de
Jesús Cristo mientras llevaba la cruz camino al Calvario. Ante esa reliquia
todos los peregrinos se detenían admirados y con éxtasis la contemplaban. La
figura de uno de ellos (forze di Croazia)[199]
se grabó en la memoria de Dante y por asociación le refrescó la imagen citada
de La Vita Nuova, cuando en Ravena, veinte años después como desterrado,
escribió los versos, caros a todos los croatas.
Si Dante hizo honor a los croatas mencionándolos en un
momento muy solemne de su Comedia, siendo hombre de conocimientos
universales no dejó de aludir al territorio donde se encuentran los croatas y
los italianos. No se trata de una casualidad, sino del estudio y del
conocimiento de la materia. En su tratado incluso sobre la lengua popular (De
vulgari eloquentia) que debió ser un tratado sobre la poética teórica y el
tratado filológico sobre el carácter y la unidad del idioma italiano, del que
se colige que conocía los principales idiomas europeos, Dante traza con
exactitud las fronteras hasta donde llega el idioma italiano en las costas del
Adriático. Entre los dialectos italianos no incluye la antigua habla
romano-dálmata (extinguida a fines del siglo pasado), ni tampoco menciona
hablas de las orillas orientales del Adriático, salvo la de Istria occidental[200].
Cabe pues concluir que consideraba que las fronteras orientales de Italia
terminaban como lo definió en su poema:
Si com´a Pola presso del Carnaro,
Ch´Italia chiude e i suoi termini bagna[201].
(Infierno, XXX
IX, 113-114)
(... O en Pola del Cuarnaro, que son tersos
cristales en la Italia
cierra y baña.)([202])
Dante se refiere también al idioma croata y en el aludido
tratado habla de "Schiavoni", nombre muy difundido entre los
italianos para designar a los croatas. Por otra parte en La Divina Comedia
se menciona también Serbia, bajo su denominación de aquel entonces,
"Rascia":
... e quel di Rascia
Che mal ha visto il conio di Vinegia[203]
(... y del de Rascia el nombre escribiráse,
que el cuño
contrahizo veneciano).
Algunos dantólogos estiman que Dante supo algo de esas
naciones de los estudiantes durante su estada en Bologna, donde cursaban
estudios muchos croatas[204].
La Divina Comedia fue impresa por
primera vez en el siglo XV (1472) y en ese tiempo se verificaban los primeros
encuentros de los croatas con Dante. Nuestro maestro impresor Dobric Dobricevic
(Boninus de Boninis), nacido en Lastovo[205],
y Marco Marulic[206],
padre de las letras croatas, tradujo en hexámetros latinos el primer canto del Infierno:
Humanae spacium vitae concesserat aetas
Jam medium, tenerosque mihi subduxerant annos,
Per loca quum tenebris obscura atque aspera silvis
Me miserum errantem sensi, gresuque represso
Incertus que viae mentem confusus inhaesi
Et circumlustravi oculis pavitantibus...
Sabíamos que Dante y Petrarca no le eran desconocidos a
Marulic, quien en su biblioteca tenía la biografía de Dante, escrita por
Bocaccio, pero hasta hace pocas décadas (1924) no sabíamos[207]
que Marulic había traducido ciertos cantos de La Divina Comedia. Aunque
su versión es latina y no croata, resulta característica, pues por primera vez
un croata tradujo a Dante, y eso ya en el siglo XV. Hasta que se halló la
traducción de Marulic de Dante, como primer intento de traducirlo entre
nosotros se consideraba la versión anónima firmada con las iniciales V.L. y
publicada en 1845 en el periódico Zora Dalmatinska de Zadar, es decir
cuatro siglos después de la traducción de Marulic.
Esa cronología de los esfuerzos por traducir a Dante es
tanto más característica cuanto que la Divina Comedia en la literatura
croata, como en la mayor parte de las literaturas europeas, se manifestó y
evidenció, más que en otra cosa, en las traducciones de sus obras, y en primer
lugar de la Divina Comedia[208].
Huelga acotar aquí que Dante es el poeta más traducido al croata. No se trata
sólo de una curiosidad literaria, pues sus traducciones constituyen un valioso
aporte a la investigación histórica de la lengua croata. Es decir, estudiando y
cotejando las versiones croatas de las obras de Dante, se puede seguir la
evolución de las letras croatas, del lenguaje literario y de las posibilidades
de la expresión poética.
Ya en la vieja literatura croata se pueden hallar ecos y
hasta influjos de Dante, por ejemplo en Mavro Vetranic (Piligrin), Petar
Zoranic (Planine), Juraj Barakovic (Vila Slovinska)[209],
pero ninguno alcanzó ni de lejos, la inspiración y la fuerza creadora de Dante.
Lo mismo se puede decir de la obra del spalatense Jerónimo Kavanjin, cuyo
"magno poema" Bogatstvo i Ubostvo tiene a veces influencias
directas de la Divina Comedia, pero esa influencia resulta aquí
contraproducente, diríamos antipoética.
Los creadores literarios croatas de los siglos XIX y XX
aprecian más, estudian más a fondo y traducen mejor a Dante. Sin tener influjos
directos, no se puede negarla importancia de la DivinaComedia en la
formación dela personalidad poética y la obra de Preradovic, Vraz, Mazuranic,
Tresic-Pavicic, Kranjcevic, Nazor, Vojnovic, Ujevic, etc.[210].
Es verdad que la dantología en Croacia, salvo varias traducciones, no ha
registrado trabajos y estudios histórico-literarios y críticos de relieve. Sin
embargo, hay abundantes ensayos, notas, referencias, contribuciones de los
publicistas croatas que trataron de acercar a los lectores croatas la obra del
inmortal florentino[211].
Desde Marulic hasta hoy varios croatas emprendieron la
ardua tarea de traducir a Dante, especialmente su Divina Comedia. Salvo
la versión de Marulic, todas las traducciones pertenecen a los siglos XIX y XX.
Vidovic[212]
enumera a todos los traductores croatas de Dante según la fecha de la
publicación de cada versión (omitiendo a Stanko Vraz "que pertenece ala
literatura croata, pero tradujo al esloveno un fragmento de Dante en 1835).
Marko Marulic, V. L., Stjepan Ivicevic, Petar Preradovic,
N. N., Dragutin Prcic, Stjepan Buzolic, JurajCaric, Ivan Androvic, Ante Tresic
Pavicic, Ivan Cabric, Milan Begovic, Vinko Lozovina, Isidor Krsnjavi, Franjo
Tice-Uccelini, Vladimir Nazor, Antun Sasso, Antun Vio, Miho Gjuranec, Marko
Sljacic, Mihovil Kombol, Milan Pavelic, Marin Vuletic, Krunoslav Quien, Marin
Bego, Uros Predic, Olinko Delorko y Sibe Melicic. A esos nombres es menester
agregar los de Frane Cale y Antun Nizeteo, que publicaron sus versiones de
algunas canciones de Dante[213].
La primera traducción de la Divina Comedia íntegra
con comentarios pertenece al obispo Franjo Uccellini-Tice (Kotor, 1910, Dalmacia).
El traductor trabajó treinta años y realizó tarea de pionero, dando a los
croatas la primera versión completa de la Divina Comedia. La traducción
es bastante fiel al original, pero vertida en el monótono decasílabo popular.
Matica Hrvatska publicó (1909-1915;
2da ed. 1919-39) una edición lujosa, con ilustraciones de Mirko Racki, la
traducción en prosa del Infierno, hecha por Iso Krnsjavi, en el prólogo
el traductor subraya: "He traducido el santo poema de Dante. La belleza
de sus versos es intraducible y por lo tanto me interesa ante todo exponer
fielmente los pensamientos del poeta".[214]
Vladimir Nazor tradujo toda la Comedia en
dodecasílabo y sin rima. Sólo el Infierno fue publicado[215].
Conforme lo afirma Dinko Sirovica[216],
dantólogo experto y amigo de Nazor, nuestro poeta no tuvo muy buena opinión de
su traducción. Nazor pensaba que no se podía traducir a Dante con rimas, que
eso superaba las fuerzas humanas. Su tesis, por suerte, fue rebatida por
Mihovil Kombol, autor de la traducción más lograda de la Divina Comedia
al croata[217].
Vidovic, en su mencionado estudio sobre Dante en las
traducciones croatas, dedicó mayor atención a la versión de Mihovil Kombol, lo que
se justifica, pues se trata de la mejor edición del poema de Dante al croata.
Comparándola con las demás versiones, Vidovic resume: "En la traducción de
Mihovil Kombol por primera vez se realizó con éxito la ardua empresa de
alcanzar y reflejar todos los elementos del original. Kombol nada sacrificó, ni
el ritmo ni la estrofa ni la rima, y ese hecho duplica el valor de su exitosa
solución. Kombol se distinguió más en traducir los valores rítmicos y de la
rima de Dante que la fidelidad de su pensamiento. No obstante, incluso en ese
punto supera muchas traducciones, aun las que carecen de los res elementos
constitutivos de la poesía dantesca: la rima, la terzina y el ritmo" [218].
Por supuesto, eso no quiere decir que en el futuro, las
nuevas generaciones croatas no tratarán de superar la versión maestra de Kombol
mejorando su expresión poética. Es probable que los futuros poetas croatas seguirán queriendo y glorificando a Dante, como lo hicieron
sus predecesores[219].
Matos, Nazor, N. Polic, Delorko, Tadijanovic y otros lo
ensalzaron con sus poesías. El destacado poeta croata Olinko Delorko, que con
éxito concluyó la hazaña de Kombol, escribió hace tres décadas un soneto de
rigurosa formalidad, dedicado a Dante.
Mas Dante no fue inspiración favorita sólo de los escritores
croatas, sino que inspiró a muchos artistas plásticos. "Desde Juraj
Dalmatinac, Dobric Dobricevic y a través de Julio Clovio[220]
perdura en las artes plásticas croatas el interés por Dante hasta nuestros
días"[221].
Nuestro escultor Juraj Dalmatinac esculpió en el siglo XV el busto de Dante, y
luego Julio Clovio ilustró su Divina Comedia.
Uno de nuestros primeros maestros impresores,
Dobric-Dobricevic (Boninus de Boninis), publicó en la serie de autores clásicos
que editó en Brescia (1483-1491) también la Comedia de Dante bajo el
título: Cantica, overo Comedia del Divino (1487). Ese incunable,
ilustrado con 68 grabados artísticos, constituye una de las primeras ediciones
de Dante en su género y la verdadera obra maestra del incipiente arte de
impresión[222].
Esa edición Brescia Dante, como se la conoce en le mundo bibliográfico,
se considera como la segunda edición ilustrada de la Divina Comedia, y
como la primera edición ilustrada con grabados. La primera edición ilustrada de
la Comedia se publicó en Florencia en 1481. Un ejemplar de ese raro
incunable de Dobricevic se conserva en el Archivo Estatal de Zadar, el segundo
en la sección de libros raros de la Biblioteca de la Universidad de Cornell,
Ithaca, EE.UU.[223],
que se enorgullece por poseer una de las mejores colecciones de Dante en el
mundo. El tercer ejemplar acaba de ser obsequiado a la colección Lessing J.
Rosenwald de la biblioteca del Congreso de Washington.
Como en nuestra reseña de los traductores de Dante en
Croacia tuvimos que pasar del siglo XV al siglo pasado, algo parecido ocurre
con los artistas plásticos. Recién en los siglos XIX y XX encontramos de nuevo
en las artes plásticas croatas interés por Dante y su grandioso poema. Por
cierto que los méritos deben atribuirse a uno de nuestros más destacados
dantólogos[224].
Peic escribe al respecto: "Con insistencia en tratar a Dante, Krnsjavi,
que entonces era jefe del departamento de cultura y arte, no tuvo mucha suerte
en cuanto a nuestros pintores y escultores. A algunos entusiasmó
momentáneamente como a Bukovac[225],
a otros empeñó por más tiempo, esperando que se convirtieran en dantistas como
ocurrió a Czikos[226];
muy pronto los perdió porque iba muy lejos: no sólo les sugería de palabra lo
que debían pintar, sino que les tomaba el pincel de las manos para mostrarles
cómo se pintaba a lo Dante. En esa situación, al abandonarlo sus
artistas plásticos dantistas, estaba a punto de publicar su traducción del
Infierno. Buscaba al ilustrador. Entre los artistas con quienes discutía sobre
Dante hasta ese momento, no encontró a nadie capaz de hacerlo según lo
imaginaba él. Ocurrió, sin embargo, que topó con un pintor joven, quien por su
temperamento y el estilo pictóricos le pareció apropiado. Se llamaba Mirko
Racki[227].
Racki, mediante Krsnjavi, se puso así a ilustrar a Dante y generalmente por ese
trabajo es conocido en la moderna pintura croata".
Es cierto que las ilustraciones de Racki de la traducción
del Infierno de Krsnjavi contribuyeron en gran medida a popularizar a
Dante en Croacia, lo que evidentemente era el deseo de Krsnjavi. Ese deseo se
inspiraba en el profundo amor que sentía nuestro dantólogo por el gran poeta.
Como es sabido Dante era exiliado político y orgulloso de
su destierro. Lo consideraba un honor. Cabe, pues, evocar sus versos dedicados
a los perseguidos políticos, pues nunca hubo tanta persecución política y
tantos exiliados como precisamente en nuestro siglo.
E io, che ascolto nel parlar divino
Consolarsi e dolersi
Cosí alti dispersi
L´esiglio che m´e dato onor mi tegno
Cader co´buoni e pur di lode degno[228].
Todavía más conocidos son estos versos de Dante sobre el
exilio; sirvan pues de consuelo a los altos exilados croatas y de otras
nacionalidades (alti dispersi):
Tu lascerai ogni cosa diletta
Più caramente; e questo e quello strale
Che l´arco dell´esilio pria saetta.
Tu proverai sì come sa di sale
Lo pane altrui, e com´è duro calle
Lo scendere e ´l salir per l´altrui scale
E quel que più ti graverà le spalle,
Sarà la compagnia malvaggia e scempia,
Con la cual tu cadrai in questa valle;
Che tutta ingrata, tutta matta ed empia
Si farà contra te;ma poco
appresso
Ella, non tu, n´avrà rotta la tempia.
Di sua bestialitate il
suo processo
Farà la pruova, si ch´a te fia bello
Averti fatta parte per te stesso".
Paraíso, XVII, 55-70
TÚ dejarás lo que en mayor privanza
tiene tu amor: que
es esta la más grave
flecha que del
destierro el arco lanza.
Tú verás cuán salado que nos sabe
pan de limosna, y
del peldaño ajeno
qué angustia en el
subir y bajar cabe,
y lo que habrá
de darte aun más veneno
será la imbécil y
malvada gente con que caerás
del infortunio al
seno.
Que toda ingrata, pérfida, incipiente,
será en tu contra;
aunque muy pronto aquélla
tendrá no tú que
enrojecer la frente.
Prueba será que su estulticia sella
su torpe obra;
con que tu honor levanta
proceder por ti solo,
aparte de ella ([229]).
También el destierro de uno de los más insignes exiliados
del mundo fue, en líneas generales, idéntico al destierro de otros; el tiempo
de la esperanza y de la desesperanza, de zozobra y miedo al futuro, de amargura
respecto del pasado.
Sin embargo, cuando las autoridades de Florencia le
ofrecieron (1316) "la amnestia" -bajo condiciones que Dante no pudo
aceptar- con altivez rechazó el ofrecimiento:
"¿Es éste, pues, el glorioso modo en que Dante Alighieri
es llamado, después de casi quince años de exilio, a la patria? ¿Merece esto
una inocencia que a todos resulta evidente? ¿Esto los sudores y las largas
fatigas? ¡Lejos del hombre de la Filosofía familiar esta desconsiderada bajeza,
digna de un corazón de fango, que él a merced de cierto mísero sabihondo y de
otros carentes de fama, sufra casi vencido, el ser ofrecido al rescate! ¡Lejos
del hombre apóstol de la justicia, ofendido de injuria, el pagar a los
ofensores como si lo hubiesen beneficiado, un tributo suyo!
"Por semejante vía, ¡oh padre mío!, no se regresa a
la patria; por si alguna otra vez ya sea por vos o a través de otros se
encuentra que no traicione la fama y el honor de Dante, yo me aferraré a ella
sin demora: y si por una vía así no se entra en Florencia, yo en Florencia no
entraré. ¿Qué? ¿No veré yo donde me encuentre la esfera de las estrellas y del
sol? ¿No podré desde donde me encuentre bajo el cielo meditar acerca de la
dulcísima verdad, si antes no me privo de toda gloria, es más, me vuelva
ignominioso ante el pueblo y la ciudad florentina? Pan, ciertamente, no me
faltará".
Hemos reproducido este fragmento de la célebre carta de
Dante "porque el alma de Dante está en ella reflejada por que muchos
exilados de nuestra época quizás tengan necesidad de meditarla" -escribió
ya Giuseppe Mazzini, también desterrado, en Apostolato Popolare del
15-9-1844, Londres.
Con motivo del 900º aniversario la fundación de la ciudad
de Sibenik por el rey croata Petar Kresimir (1058-1074)
J. G. Fratija, Buenos
Aires
Este año se festeja en Croacia, con fervor patriótico, el
900º aniversario de Sibenik, una de las ciudades pintorescas de tipo
mediterráneo en la costa oriental del Adriático.
Croacia cuenta con numerosas ciudades, y muchas de ellas
se remontan a la época de la independencia ilírica, de la colonización helénica
y sucesivamente del Imperio romano, que en el área actual de Croacia duró más
de seis siglos. Ese territorio comprende casi la entera Dalmacia romana y la
Panonia Inferior. Por su importancia e influencia en el Imperio esas provincias
romanas pueden compararse con Galia e Hispania. Dieron al Imperio numerosas
legiones, ilustres jefes militares, prefectos y emperadores, y el más
destacado, Diocleciano, y a la Iglesia cristiana los mártires salonitanos y
sirmienses y al más grande dálmata de todos los tiempos, San Jerónimo, llamado
el Padre de Occidente.
Las ciudades a lo largo de la costa adriática se dividen
en dos grupos: las fundadas en la Edad Antigua y las formadas en el Medioevo
durante la monarquía nacional croata. Sibenik pertenece a las últimas. Aunque
no es la ciudad más antigua, ni más grande[230]
ni más ilustre, es muy querida por cada croata en razón de su origen, nombre[231]
y la originaria composición étnica, netamente croata.
En rigor, Sibenik fue fundada hace más de 900 años, pero
por primera se la menciona en 1066 en un documento del rey croata Petar
Kresimir, llamado el Grande, de la dinastía nacional de los Trpimirovic, como
su residencia y burgo (castrum). Por eso, para todos los croatas Sibenik es
"la ciudad de Kresimir", unida al recuerdo del poderoso rey que en un
documento habla del Adriático como "del mar dálmata nuestro"[232].
En dicho documento, escrito en latín, se expresa[233]
que por la Navidad de 1066, Cika, abadesa del recién fundado monasterio
benedictino de Santa María en Zadar, se presentó ante el rey Petar Kresimir,
quien se encontraba en Sibenik (in Sibinico) rodeado de su sobrino el
príncipe Esteban[234],
de los grandes del reino y de casi todo el episcopado croata-dálmata. En su
séquito se hallaban Lorenzo, arzobispo de Split; Esteban, obispo de Zadar;
Rainero, el obispo croata de Knin; Ivan, obispo de Trogir; Drago, Obispo de
Biograd y Drago, obispo de Osor (Cres y Losinj). En esa ocasión el rey Petar
Kresimir otorgó al nuevo monasterio de Santa María "la libertad
regia" (regiam libertatem), asegurándole el usufructo de las
posesiones que ya tenía y que en adelante adquiriese en el territorio del Reino
de Croacia y Dalmacia. Entre los primeros donantes fue el piadoso rey quien
titula a la abadesa Cika "su hermana". Donó al monasterio una
posesión cerca de la ciudad real de Biograd, que antaño perteneció al abuelo de
Cika, prior de Zadar y procónsul imperial Madij, obsequio del rey Kresimir III,
abuelo de Petar Kresimir. Madij era "cuñado" de Kresimir III y
emparentado con la dinastía croata. Por eso Petar Kresimir llama a Cika
"hermana mía".
Sibenik, al comienzo ciudadela y una de las varias
residencias reales (los reyes croatas de aquella época, igual que sus pares en
Occidente, recorrían su reino y ejercían sus funciones en distintos lugares sin
contar con una sede fija), poco a poco creció figurando entre otras ciudades
viejas de la costa adriática croata, sobre todo del tema bizantino de
Dalmacia (Osor, Krk, Zadar, Trogir, Split, Dubrovnik, Kotor y algunas islas).
Esas ciudades gozaban de una autonomía tan amplia, sobre todo bajo el cetro de
los reyes croatas y croata-húngaros sucesivamente, que se semejaban al tipo
clásico de la ciudad Estado.
En 1167, el rey húngaro-croata Geza otorgó a Sibenik el
privilegio, igualándola con las demás ciudades. El Papa Bonifacio VIII fundó en
1298 la diócesis de Sibenik y ordenó a los arzobispos de Zadar y Split elevar a
la categoría de ciudad "la villa de Sibenik" (villam sibenicescem
nostra froti auctoritate civitatis insigniis decorantes). En aquel entonces
únicamente las sedes obispales se consideraban ciudades.
Con ello Sibenik, originariamente un burgo -había muchos
en el interior del país- entró definitivamente en la categoría de las ciudades
tipo emporio de Dalmacia.
Cómo estaban estructuradas y qué relación tuvieron con
los reyes croatas y, luego al entrar Croacia en la unión personal, con los
reyes croata-húngaros, se infiere del famoso diploma, acordado en 1107 a la
ciudad de Trogir por el primer rey croata-húngaro, Koloman, coronado antes como
rey croata en la Biograd real cerca de Zadar. El diploma, redactado en latín,
constituye uno de los más importantes documentos de la historia
jurídico-estatal croata, y su texto los estudiantes de derecho en Croacia deben
aprenderlo de memoria, igual que el famoso Qualiter o Pacta conventa,
supuesto convenio relativo a la "unión personal" entre el rey húngaro
Koloman y los representantes de las doce tribus croatas, estipulado en 1102, al
extinguirse la dinastía nacional en Croacia.
En el referido diploma, siguiendo el ejemplo de los reyes
croatas, Koloman promete a la ciudad de Trogir: 1) defenderla contra todo
enemigo; 2) la exime de tributos directos; 3) asegura la libertad en la
elección del obispo y del rector (comes); 4) le reconoce el derecho de
regirse por la antigua ley (lex antiquitus constituta); 5) "de los
ingresos portuarios dos tercios van al rey, un tercio al rector y un décimo al
obispo" (es el viejo "tributo de paz" -tributum pacis- que
ya en el siglo VII pagaban, por orden imperial, las ciudades del tema
bizantino de Dalmacia a los monarcas croatas, luego lo pagaban también a Venecia
como derecho para la libre navegación); 6) en la ciudad no podían radicarse
húngaros; 7) el rey renuncia al derecho llamado ius descensus regii, en
caso de visitar la ciudad por negocios de Estado o coronación; 8) por último, a
los ciudadanos se les garantiza el derecho a la libre migración (libera
migratio), quiere decir que no están adscriptos a la ciudad como siervos a
la tierra.
Semejantes libertades fueron otorgadas a otras ciudades
en Regnum Croatiae et Dalmatiae. De esa manera se reafirmó el viejo y
peculiar dualismo del reino de Dalmacia en el Reino de Croacia y Dalmacia. En
los documentos figura que la ciudad de Sibenik consiguió tales libertades en
1127 por parte del rey croata-húngaro Esteban Arpad. Se supone que le fueron
otorgadas después de que los venecianos destruyeron en 1127 la ciudad real
croata de Biograd y muchos ciudadanos se refugiaron en Sibenik, incrementando
de ese modo su importancia [235].
Así Sibenik se igualó a las demás ciudades dálmatas y luego compartió su
suerte.
El segundo tipo de la ciudad croata, en la mayoría de los
casos de fecha posterior, se desarrolló en la zona septentrional,
principalmente entre los ríos Sava y Drava como consecuencia del orden feudal.
En la proximidad de los burgos y ciudadelas se radicaron artesanos y
comerciantes, mayormente extranjeros (hospites) de la Italia septentrional, de
las provincias eslovenas, austríacas y alemanas, o sea del territorio del Sacro
Imperio Romano-germánico. Esos inmigrados, siguiendo el modelo de las ciudades
de Europa occidental, muy pronto organizaron sus gremios y trataron de
liberarse del poder de la nobleza territorial feudal y depender directamente
del rey. Así nacen las "ciudades reales libres", principalmente en la
provincia croata de Eslavonia de entonces. Semejante privilegio lo obtuvieron
Varadzin en 1220, Vukovar en 1231, Virovitica en 1234, Petrinja en 1240,
Samobor 1242, Gradec, actual Zagreb, capital de Croacia, en 1242, Krizevci en
1252, Jastrebarsko en 1257, etc.
El privilegio otorgado a la ciudad de Zagreb por el rey
croata-húngaro Bela IV se conservó en su original. Como en ese documento está
estampado el sello real de oro, documento muy valioso, se lo llama "la
bula de oro de Bela IV a la ciudad de Zagreb". De hecho se trata de un
privilegio concedido al "castrum in monge Grech iuxta Zagabriam",
pues la ciudad originaria de Zagreb era la ciudad obispal, fundada en el siglo
XI, donde antes estaba la colonia romana Andautonium. La diócesis de Zagreb fue
fundada en 1094 [236].
Dos ciudades se unieron y tuvieron administración común recién en el siglo
pasado.
Una forma peculiar de la ciudad (siglos XVI y XVII) la
presentan las ciudades del Confín Militar, de la zona defensiva frente a los
turcos que habían ocupado ciertas partes de Croacia. Karlovac se asemeja mucho
al tipo de la ciudad colonial española. Por lo demás, las fundaban reyes y
archiduques de la casa de Austria, así se vestían y arreglaban su corte.
Un tipo específico de la población urbana lo encontramos
en las regiones que durante 400 años pertenecieron al Imperio otomano[237].
En el siglo XIV Sibenik estaba ligada a la importante
familia noble de los Subic[238].
Gregorio, uno de los hijos de Pablo Subic de Bribir, ban hereditario de
Croacia y señor de Bosnia, fue el rector (comes) de la ciudad de Sibenik[239].
En el siglo XV Sibenik, junto con las demás ciudades
dálmatas, cayó bajo el poder de Venecia. Esas ciudades desde el ascenso de la
República de Venecia eran sumamente importantes para su navegación hacia el
Levante. Por eso, al comienzo, la ciudad de las lagunas paga el tributum
pacis a los duques y reyes croatas y luego, con variable suerte, lucha por
conquistarlas. Dichas ciudades, originariamente romanas, habitadas por la
población ilírico-romana, luego cada vez más croatizadas, no simpatizan con las
pretensiones de Venecia. Bajo la protección de los reyes croatas gozaban de
amplias libertades. La República de San Marcos, en cambio, reconociendo la
autonomía administrativa de esas ciudades-emporios, trataba de limitar su
libertad mercantil en su provecho. Zadar se alzó nueve veces contra Venecia y
era preciso que en 1202, para vergüenza del mundo cristiano, la conquista de
los cruzados que en la famosa cuarta Cruzada se dirigieron
en naves venecianas contra Constantinopla y no contra los turcos[240].
Esa resistencia de las ciudades dálmatas, ya croatizadas[241],
menguó cuando los conquistadores osmanlíes, caído Bizancio, se aproximaron a las
costas dálmatas. Entonces únicamente Venecia pudo organizar la defensa de las
comarcas aún libres del Mediterráneo oriental, con ayuda de España y del Estado
papal. La monarquía de los Habsburgo asumió un papel análogo en la tierra firme
contra la penetración otomana en la Europa central. A ese propósito se unieron
en una alianza defensiva los países católicos de la cuenca danubiana contando
con el apoyo del Sacro Imperio romano-germánico, gobernado por los emperadores
de la casa de Austria.
Del siglo XV hasta fines del XVII Sibenik, junto con las
demás ciudades dálmatas, salvo Dubrovnik, ciudad-república independiente,
estuvo bajo el supremo poder de la República de San Marcos, hasta que en 1796
el torbellino napoleónico puso fin a su independencia. Entonces toda la
Dalmacia pasa a depender del emperador de Austria, quien desde 1527 era rey de
Croacia y Hungría, luego por corto lapso (1806-1813) depende de Francia, y a
partir del Congreso de Viena de 1815 hasta 1918 era una provincia de la
monarquía de los Habsburgo. Terminada la primera guerra mundial, con las demás
provincias croatas forma parte del Reino de Yugoslavia y después de la breve
ocupación italiana desde 1943 del Estado Independiente de Croacia, y en 1945 ha
sido integrada a la República Socialista de Croacia en la República Socialista
Federativa de Yugoslavia.
Respecto al poder de Venecia en Dalmacia resulta
totalmente errónea la visión histórica del irredentismo nacionalista italiano
cuando ve en la República de San Marcos una exclusiva formación política
italiana y, en consecuencia, considera que todo el ex territorio veneciano es
una herencia legítima del actual Estado nacional italiano. Las ciudades
adriáticas croatas, repúblicas urbanas semiindependientes, estaban en cierto
modo federadas con Venecia. La República de San Marcos no fue una formación
política de los italianos, sino más bien una alianza defensiva, sui generis
bajo la dirección de Venecia, con la participación de los italianos, croatas,
eslovenos, montenegrinos, albaneses y griegos, con mayor precisión de partes de
esos pueblos, ubicadas a lo largo de las costas marítimas y prestas a
defenderse de los turcos con la sustancial ayuda veneciana[242].
Cuando Venecia logró el título jurídico, por cierto
bastante dudoso, a la posesión de la Dalmacia de entonces (algunas ciudades e
islas), mediante una transacción insólita y vergonzosa con Ladislao de Nápoles[243],
toda esa comarca ya estaba casi en su totalidad croatizada. Quedaban únicamente
pequeños núcleos de la población aborigen ilírico-romana no asimilados todavía
que hablaban el especial idioma dálmata, diferente del italiano, extinguido
totalmente a fines del siglo pasado. Por otra parte, la República de Venecia
nunca pretendió italianizar a la población no italiana de sus posesiones.
Durante el período veneciano precisamente se desarrolló
en Dalmacia y en Dubrovnik -entonces la república independiente de San Blas- la
literatura renacentista croata, que marca el comienzo de la moderna literatura nacional
croata y de la formación de la lengua literaria. Lo que en Italia fue Toscana,
en España Castilla, en Croacia lo fue Dalmacia, particularmente Dubrovnik[244].
En este renacimiento literario croata Sibenik no
participó en la medida en que lo hicieron Dubrovnik, Split, Hvar y Zadar, si
bien dio una serie de insignes estadistas, humanistas y artistas plásticos,
conocidos también en los país4es vecinos, particularmente en Italia y Hungría.
El sibenicense Jorge Sigoric (n. en 1442), con el nombre
humanista de Georgius Sisgoreus, fue el primero entre sus conciudadanos en
publicar el libro poético en latín Elegiarum et Carminum, libri III
(impreso en Venecia en 1477). Más importante es su obra De situ Illyriae et
civitate Sibenici en que glorifica a su ciudad natal y a Dalmacia como la
provincia más noble del Ilírico. Este instruido humanista, en contraste con el
espíritu de su tiempo, no desprecia sino que ensalza la literatura popular,
igualándola con los clásicos greco-romanos. Recolecta proverbios y adagios
populares (dicteria) que, a su juicio, no son menos sabios que las leyes
salomónicas y con su perspicacia alcanzan las enseñanzas pitagóricas. En sus
alabanzas a los ilustres varones de Sibenik, dice que se distinguieron en el
campo de la teología, la filosofía, la poesía, la oratoria y el derecho,
"hombres que por su intelecto merecieron la admiración de la misma
Italia".
Entre ellos ocupa el primer lugar Antun Vrancic (Antonius
Verancius, 1505-1573), humanista y estadista, primado y regente de Hungría, cardenal
romano, además sobrino del famoso ban croata obispo Petar Berislavic.
Cambiaba cartas con Erasmo de Rotterdam y Melanchton. Viajó mucho, incluso por
Turquía. Sus obras selectas fueron editadas en diez tomos. Entre otras cosas apuntó
que en la corte imperial de Estambul se entendió en croata con el gran visir
Mohamed bajá Sokolovic. Traducía del turco al latín. Se carteaba con el ban
croata cardenal Draskovic y lo alentó para que salvaguardara las viejas glorias
del pueblo croata. Su sobrino Fausto Vrancic (1551-1617), en su obra Machinae
novae, publicó proyectos del paracaídas, de la turbina aérea, del molino
accionado por la marea marítima, etc. Publicó varias obras de índole filosófica
y teológica. En Venecia editó en 1955 Dictionarium quinque nobilissimarum
Europae linguarum, Latinae, Italicae, Germanicae, Dalmaticae et Hungaricae.
En 1606 publicó en Roma, redactada en croata, una obra hagiográfica.
Unido a Sibenik está también el nombre del pintor
renacentista Jorge Culinovic, destacada individualidad artística, perfeccionado
en la bottegha Squarcione, en Padua. En la historia del arte figura como
Georgius Dalmaticus y Schiavone. La mayor parte de su vida la pasó en Sibenik,
donde murió en 1505, Sus lienzos, especialmente las Vírgenes, se hallan en
Padua, París, Amsterdam, Venecia, Baltimore, Turín y Bergamo.
En el siglo XVI se distinguió el pintor y gráfico Martín
Kolunic-Rota, nacido en Sibenik, sobre todo por sus grabaciones en cobre de las
obras de los célebres pintores como Miguel Ángel, Durero, Ticiano y Klovic
(Julio Clovio). Se conservó su retrato de Antun Vrancic.
En el siglo XVII, un notable compositor croata, Iván
Lukacic, ha sido director del coro de la Iglesia Catedral. Sus motetos (Sacrae
Cantiones, Venecia, 1620), constituyen un valioso aporte al acervo cultural
croata.
Uno de los artistas más célebres ligados a Sibenik es
Georgius Matteo Dalmaticus, nacido en los alrededores de Zadar, cuya obra
maestra, tanto arquitectónica como escultórica, es la famosa catedral de
Sibenik. Trátase de un monumento artístico en la transición de la época gótica
a la renacentista, obra de los maestros croatas e italianos que dio origen a
una nueva escuela de arquitectos y escultores con repercusiones en toda la
Dalmacia y en la costa adriática italiana. Recién por su soberbia catedral
Sibenik ocupó, aunque con cierto atraso, el condigno lugar entre las ciudades
dálmatas. Esta última catedral medieval figura entre los más importantes monumentos
religiosos de la costa adriática croata. Esos magníficos monumentos reflejan la
fuerza vital y la ascensión político-cultural del país.
Durante la monarquía nacional croata el mundo europeo
occidental, del que Croacia es la periferia oriental, vienen formando, a paso
lento y penoso, en los despojos de la civilización
romana, la nueva cultura del Occidente cristiano. Desde el siglo XI los croatas
edifican pequeñas iglesias prerrománicas, de formas originales, de decoración
plateresca lineal, primitiva, pero de buen gusto. Recién al vincularse los
monarcas más íntimamente con el mundo occidental en ascenso y cuando los
benedictinos de Montecassino construyeron en Croacia numerosos conventos,
usando en la liturgia de rito latino el idioma vernáculo para contrarrestar la
influencia greco-bizantina, aparece en Croacia la basílica romántica de tres
naves. Del siglo XII al XIV, sobre todo en las ciudades dálmatas todo rebosa de
vida, de libertad y bienestar bajo la protección de los reyes croata-húngaros;
se desarrolla un vigoroso y peculiar estilo románico-dálmata. Las realizaciones
máximas de esa época son el portal de la catedral de Trogir (terminado en 1240)
del maestro croata Radovan. La primera catedral románica en Dalmacia fue
levantada en Kotor en honor al patrón de la ciudad, San Trifón, y terminada en
1166. En el siglo XIII se erigieron catedrales románicas en Dubrovnik, Zadar y
Zagreb (concluida en 1217) y en Trogir. Se destaca por su valor artístico la
catedral de San Juan, obispo de Trogir, por las formas vigorosas y grandes de
sus naves y la ábside. La catedral de Dubrovnik fue destruida en el gran
terremoto de 1667 y fue reemplazada por la catedral actual, construida en el
estilo del barroco romano, pero allí se conservó el famoso claustro románico
franciscano, obra del maestro local Miho de Bar. La catedral de Split, acaso la
más vieja de Europa, originariamente fue el mausoleo del emperador Diocleciano,
y a su lado se erigió el magnífico campanario románico, mientras que el
tallista local, maestro Buvina, ejecutó la hermosa puerta de dos hojas con
impresionantes tallas en madera. El campanario de Rab fue construido en el
siglo XIII.
De la época transitoria románico-gótica provienen las
catedrales de Senj y Korcula y el majestuoso palacio del rector en Dubrovnik.
La catedral de Santiago de Sibenik también apareció en la misma etapa. Fue
planeada en el estilo del gótico veneciano tardío, introducido en Dalmacia
junto con el poder veneciano a principios del siglo XV y fue terminada bajo la
influencia del nuevo estilo renacentista florentinol. Hasta entonces en la
costa oriental adriática prevalecían en la arquitectura los influjos de la
Italia meridional.
Por el empeño del obispo Bogdan Pulsic (1402-1436) se
iniciaron el 9 de abril de 1431 los trabajos de la construcción de la catedral
de Sibenik, que duraron casi un siglo. Se perfilan tres períodos: el primero,
bajo la guía de maestros medianos italianos y locales (1431-1441); el segundo,
del gótico florido de Jorge Dálmata (Juraj Dalmatinac), hijo de Sibenik
(1441-1473), y el tercero, en el estilo del alto Renacimiento del maestro
Nicolás Florentino (1475-1505) y de sus sucesores hasta 1536 [245]).
En el primer período se terminó buena parte de los muros
exteriores, la mayoría de las columnas interiores y ambos portales, todo en el
estilo del gótico tardío veneciano. La nueva fase, mucho más importante, empezó
con la contratación de Jorge, hijo de Mateo, oriundo de Zadar, vigorosa
personalidad artística que introdujo en Dalmacia la última etapa del pintoresco
gótico veneciano llamado "florido". Este maestro local fue calificado
y con justa razón, el último gran artista gótico de Dalmacia, pero "en
muchas esculturas suyas -dice Karaman- ejecutadas en relación muy cercana al
arte antiguo y a la vida real, él fue hijo del mejor quattrocento italian".
El apellido Orsini, que más tarde se le atribuyó, nunca lo usó. Llevaba su
nombre y el de su padre: Georgius quondam Mathaei, y en la inscripción en el
coro de la catedral de Sibenik puso como su nombre Georgius Dalmaticus. Al
distinguirse por su sustancial aporte a la catedral de Sibenik se lo llamó
Jorge de Sibenik (Juraj Sibencanin - Giorgio de Sebenico).
El maestro Jorge cambió a fondo el plan original de la
catedral, aumentándola con un crucero o sea una amplia nave transversal entre
el coro y el espacio central del templo y, en opinión de Karaman, ya había
imaginado una cúpula sustentada por cuatro columnas, cuyos modelos no tuvo que
buscar en Italia, pues en Croacia en Dubrovnik, ya había una cúpula parecida en
la hermosa capital románica, más tarde destruida por el terremoto. No se sabe
qué techo había ideado el maestro Jorge, ya que el techo actual y el perfil
semicilíndrico de la nave principal es obra de su sucesor Nicolás Florentino.
Peor es cierto que el maestro Jorge ya había anticipado la singular técnica
aplicada en el techo por su sucesor y continuador.
El maestro Jorge cambió a fondo el plan original de la
catedral, aumentó el coro. Gran arquitecto, y escultor aun más grande, decoró
la cornisa exterior de esas ábsides con setenta y cuatro cabezas humanas, que
en dimensión natural y en expresiva plasticidad emergen de la cornisa. Con ese
trabajo superó, y en mucho, análogos motivos de los capitales en el Palazzo
Ducale de Venecia. Las figuras no se repiten, surgen siempre nuevos rostros.
Las hay que recuerdan los bustos clásicos de Homero, Apolo y Heracles, pero
loas figuras más hermosas son las que reproducen los tipos locales que el
maestro Jorge veía todos los días en la algarabía del puerto, en las plazas y
las callejuelas de Sibenik, tipos de marineros y capitanes, cabezas
características de los campesinos de la retaguardia dálmata, con expresivos
rasgs somáticos del tipo racial dinárico (o adriático). Fueron esculpidos con
pocos golpes de cincel con tal fuerza, plasticidad y sugestión como no los
habrá en la creación plástica croata hasta la época de las figuras de los
héroes de Mestrovic, sacados de la poesía épica popular.
Jorge Dálmata hizo también el baptisterio de la catedral,
hermoso ejemplo de la arquitectura gótica. En sus esculturas trasuntan más los
modelos clásicos que góticos. En la construcción del baptisterio y luego de la
sacristía recurrió al sistema de intercalación y colocación de bloques de
piedra ya terminados y de ese modo logró la audaz bóveda redondeada de la
sacristía. Con la misma técnica continuará su sucesor y conferirá un encanto
especial y una forma peculiar al techo de la catedral.
El mérito de Jorge Dálmata es el de haber reunido a un
grupo de talentosos discípulos, especialmente a Iván Pribislavljic, oriundo de
Sibenik y a Andrés de Drac (Alessi). De toda Dalmacia y el litoral, de las
islas y la retaguardia acudieron a Sibenik aprendices albañiles y marmoleros
para aprender el oficio bajo la guía del maestro Jorge. Trabajaron para la
catedral sacando bloques y elementos decorativos, los marmoleros en las
canteras de las islas dálmatas de Brac, Korcula, Krk y Rab, a menudo bajo el
control directo de su constructor. De ese modo esta nueva corriente y el nuevo
gusto se difundían por todo el litoral croata. El arte del maestro Jorge pasó
incluso el Adriático e invadió Ancona y otras ciudades de la Marca anconitana.
Dalmacia esta vez también -como en muchas otras ocasiones- pagó y retribuyó con
creces lo que había recibido de Italia.
Jorge Dálmata trabajó también fuera de Sibenik. Sus obras
más hermosas son la capilla y el altar de San Anastasio en Split, que en su
concepción general armonizan con la capilla y el altar de San Daimo, colocados
al lado opuesto, obra del maestro Bonino de Milán, pero el altar del maestro
Jorge es más completo y más recatado en su ejecución, más amplio en su
concepción. Tiene gran valor en dicho altar el relieve de la flagelación de
Cristo y el maestro por su vigor expresivo alcanza aquí los límites admisibles
en el arte, en la reproducción del movimiento y de la realidad brutal.
De su taller salió el sarcófago del beato Arniero,
arzobispo spalatense, otrora en la iglesia de las benedictinas en Split y ahora
en la iglesia parroquial de Kastel Luksic, en los alrededores de Split.
Impresionan por su expresividad las figuras de relieve que se refieren al
martirio del obispo, con la descripción realista de las figuras campesinas.
Entre los trabajos de Jorge Dálmata que se hallan en Ancona, es preciso
mencionar la figura de Caritas en la Loggia dei Mercanti,
ejecutada en colaboración con sus discípulos. En Dubrovnik trabajó en la
reparación de las murallas urbanas, terminó la importante fortaleza de Minceta
y el palacio del rector. Murió en Sibenik en octubre de 1473.
Con el sucesor de Jorge Dálmata, Nicolás Florentino,
discípulo de Donatello según Venturi, en Dalmacia triunfaban las formas del
alto renacimiento florentino, ya introducidas por el mismo Michelozzo, quien
trabajó algún tiempo en el palacio del rector de Dubrovnik. De acuerdo a
Venturi, trátase de Nicolás, hijo de Juan, apellidado Cikaro, de Florencia. Ese
Nicolás ejecutó para Donatello ciertas partes del altar y de la fachada de San
Antonio de Padua. No obstante ello, Nicolás, por su opus artístico
pertenece a Dalmacia, particularmente a Trogir y Sibenik. Aquel ambiente le
proporcionó la ocasión de manifestar su talento e influyó mucho en él. En la
ejecución de su hermosa bóveda en la capilla de San Juan Orsini en la catedral
de Trogir, le sirvió de modelo la bóveda de piedra formada de cuadros contiguos
del templo en el palacio de Diocleciano, luego transformado en catedral.
"Frente a la tarea para la que no tuvo la fórmula aprendida en el taller
de su maestro, sigue libremente su instinto artístico y asombra a los
historiadores del arte cuando en la cúpula de la catedral de Sibenik coloca,
con anterioridad a Bramante, el tambor octogonal sobre la base cuadrangular; o
cuando en el cielo raso de la misma catedral realiza la maravilla de la
arquitectura dálmata: la bóveda en cañón, visible desde fuera y dentro"
(Karaman). El maestro Nicolás enriqueció el litoral croata con el tipo de la
fachada que tiene la forma semicilíndrica, repetida en el siglo XVI en las
iglesias de variadas dimensiones. Por eso, algunos historiadores del arte
atribuyen esas formas, sin razón alguna, a la influencia de la familia
Lombardi.
También la capilla de San Juan de Trogir constituye una
verdadera joya en el arte dálmata, obra del alto renacimiento[246].
La decoración plástica guarda una relación íntima con la concepción
arquitectónica, lo que no es fácil de encontrar en Italia. Esa obra merecería
una nota más extensa, pero preferimos circunscribirnos a nuestro tema central
sobre Sibenik y su catedral.
Nicolás Florentino ejecutó los trabajos finales en la
catedral de Sibenik en el estilo renacentista que armonizan perfectamente con las
formas góticas, demodo que el espectador admira un conjunto armónico. Del
maestro Nicolás son los hermosos triforios en el interior, el techo y la
cúpula. La tracción principal y la forma original de la catedral de Sibenik
estriba en las bóvedas de piedra, visibles de fuera y línea terminal de la
fachada, obra de Nicolás Florentino, realizada con la técnica adaptada ya por
Jorge Dálmata. Los autores extranjeros del siglo pasado y el mencionado Fausto
Vrancic-Verancius subrayan al unísono con admiración que la entera catedral,
desde el fundamento hasta el techo, por dentro y por fuera, está construida
exclusivamente en piedra, sin un solo madero o construcción de madera. La línea
semicilíndrica de la fachada, que también aparece en Italia pero más bien con
una decoración impuesta desde fuera, sin relación con la construcción del
techo, en Sibenik es la continuación indispensable y lógica de la construcción
del techo original de piedra y de formas redondas. Precisamente por eso, como
todo lo que es lógico y racional, lo que es indispensable y realizado
consecuentemente, confiere a la catedral de Sibenik su extraordinaria redondez
y una belleza peculiar y eterna.
Antes de terminar nuestra reseña de los valores
culturales de Sibenik, nos referiremos a otro hijo célebre de esa ciudad, a
Nicolás Tomacic-Tommaseo (1802-1874), una de las figuras más ilustres y más
interesantes del Resorgimento italiano. Croata por su origen (sólo una
de sus abuelas era oriunda de Bergamo), por su obra pertenece a Italia, aunque
Tommaseo nunca renegó su origen, incluso escribió y publicó en croata su
preciosa obra Las chispas (Iskrice) y recolectaba y traducía las poesías
populares croatas. Su actitud ante la lucha por la unión de Dalmacia a la
Croacia propiamente dicha, gobernada por el ban, no fue comprensible ni
lógica. Sosteniendo la tesis contraria a los anhelos de la abrumadora mayoría
de la población, se alineó con los contados italianos de Dalmacia contrarios a
la unificación de las provincias croatas. Pese a todo, los croatas, respetuosos
de los ideales del Resorgimento italiano, apreciaban a Tommaseo como
gran escritor de inspiración noble y cristiana y como figura de relieve en la
vida italiana, pero también como un hombre de enlace, ese típico ítalo-eslavo,
entre dos pueblos. Fueron los croatas quienes le levantaron el monumento en su
ciudad natal, Sibenik, respetado pese a todos los
vaivenes políticos y pese al hecho de que el virulento irredentismo italiano
abusó de su prestigio y desvirtuó su pensamiento. Los croatas dieron con ese
ejemplo una valiosa prueba de la tolerancia política y de la posibilidad de una
cooperación armónica entre los dos principales pueblos adriáticos. Es
interesante acotar que Tommaseo, igual que su coetáneo, el revolucionario croata
Eugenio Kvaternik, también ferviente católico, percibió el peligro que
implicaría la creación del bloque ortodoxo eslavo bajo la égida de Rusia y
reclamó como contrapeso la vinculación de los pueblos de habla eslava pero de
cultura occidental, especialmente de los polacos, checos y croatas[247].
* * *
Después de esta prieta reseña de los hechos salientes en
los 900 años del pasado de Sibenik y de su tradición, será más fácil comprender
por qué las autoridades comunistas se esfuerzan en dar a los festejos un carácter
opuesto a los sentimientos de la ciudad de Sibenik y del pueblo croata. Esos
sentimientos los reflejó con fidelidad el mismo Tommaseo al destacar el
peligro, para el mundo occidental, del bloque eslavo bajo la égida rusa. En ese
bloque está incluida Yugoslavia y en ella marcan la pauta los serbios,
partidarios de las concepciones y de la realidad que temía Tommaseo. Por eso el
actual régimen comunista, al conmemorar los sucesos íntimamente ligados a la
tradición del Occidente cristiano, se esfuerza por deformar el pasado de
Sibenik y darle una interpretación errónea y arbitraria[248].
Así que la conmemoración oficial dista de ser auténtica. La verdadera
conmemoración del 900º aniversario de la antigua ciudad de Sibenik, villa del
rey croata Kresimir, que coincide con los festejos del 900º aniversario del
convento benedictino de Santa María en Zadar y de la catedral de San Trifón en
Kotor, será la que prepara la Iglesia en el auténtico espíritu de la gloriosa
tradición de Sibenik, con la colaboración masiva y espontánea de la población.
Como escenario de esta conmemoración servirá la majestuosa catedral de
Santiago, obra maestra de arte, expresión auténtica y suprema de la cultura
croata.
Ivan Vizetic, Viena
En el presente trabajo, el Este y el Oeste están tomados
en el sentido del cristianismo oriental y el catolicismo. Precisamente desde
ese punto de vista quisiéramos establecer la posición y el papel real o
potencial de los eslavos católicos en el acercamiento de los eslavos ortodoxos
hacia la unión de la Iglesia tal como ese anhelo se refleja en los conceptos y
la obra del obispo de Djakovo, José Jorge Strossmayer (4/2/1815-8/4/1905).
En primer lugar, hemos de resumir en brevísimas palabras
los rasgos esenciales caracterológicos de la personalidad de Strossmayer. Tomar
a los hombres en su condición humana, con todos los defectos y virtudes,
siempre es conveniente y de manera alguna menoscaba su grandeza; más bien los
vemos en su exacta medida. Strossmayer, alumno siempre sobresaliente, se
distinguió de modo particular en el latín. Dio prueba de su absoluto dominio de
él en el Concilio Vaticano (1869/70), donde fue considerado en lo tocante al
idioma y la brillante estilística, uno de los mejores oradores del Concilio.
Cuando terminó sus estudios en el Augustinianum de Viena, el rector de dicho
instituto lo calificó en estos términos: "Un sacerdote muy valiente y de
gran talento; de él podemos esperar muchas cosas buenas"
[249].
Cuando a la edad de 34 años fue nombrado obispo de Djakovo (18/11/1849),
parecía que escalaría los más altos peldaños de la carrera eclesiástica. En
1858 fue nombrado doctor honoris causa de la Universidad de Budapest y
el año siguiente asistente del trono papal y conde de Roma. Dotado de
extraordinaria capacidad intelectual, con su agradable figura y el porte
distinguido conquistaba y fascinaba a la gente. Jinete y cazador apasionado, le
gustaba jactarse de su excelente puntería. De añadidura, sus palabras y
acciones denotaban cierto dejo heroico. Horas y horas solía jugar a las cartas [250].
Por parte paterna, Strossmayer procedía de Linz -la forma
originaria de su apellido era Strossmayer- y con frecuencia solía decir con
seriedad que algunas gotas de sangre alemana pueden ser muy útiles en el cuerpo
de un buen eslavo[251].
Excepcionalmente dotado, aplicado y ambicioso, ya en sus años juveniles logró
notables éxitos, lo que robusteció su innata autoconfianza. En la carta
dirigida el 31/8/1849 a su amigo Brlic dice para el caso de que no se lo nombre
de Djakovo: "Nuestra Eslavonia en todo caso perderá mucho en mí[252],
y en la carta enviada al ordinariato de Djakovo (24/8/1850, un año después de
ser designado obispo) manifiesta: "Deseo que se me reciba de la manera más
solemne" [253].
Solía ser precipitado e irascible, lo que a veces admitía, y también despedido,
tosco y ordinario en sus expresiones tanto escritas como orales. En su
precipitación a veces formulaba juicios injustos acerca de ciertas personas, y
en tono vehemente, pero al conocer la verdad, hallaba fuerza interior para
rectificarse. Su talento de orador le surtió efectos positivos y negativos. A
menudo fue víctima de su propia imaginación retórica. En cambio, sus
convicciones y la energía con que defendió sus ideas, le hacían un símbolo de
extraordinario poder atractivo. Como obispo, especialmente después del Concilio
Vaticano, se interesó vivamente en las artes, pues como uno de los fines de su
vida se había propuesto construir la catedral de Djakovo. Le gustaban las artes
y la cultura en general. En vista de sus rasgos personales y de su labor no sin
razón fue comparado con un príncipe de la Iglesia del Renacimiento. Sin
embargo, Strossmayer fue algo más, aunque, teniendo en cuenta los altos
propósitos que quería servir, hubiera sido deseable que poseyera mayor
equilibrio interior y que sublimara las particularidades de su carácter.
Su descollante actividad en el Concilio Vaticano I le
valió renombre mundial. Su posición contra la infalibilidad papal lo hizo
popular en los círculos liberales de entonces. Sin embargo, Seton Watson dice
con justa razón: "La verdadera pretensión de Strossmayer a la inmortalidad
estriba no en su liberalismo eclesiástico, sino en sus méritos para la causa de
la nación y la cultura croatas" [254].
En su primera carta a Gladstone (1/10/1876) Strossmayer delineó la misión de
los croatas en el mediodía eslavo en los siguientes términos: "Nosotros
los croatas, dicho sea sin presunción, en esta pequeña alianza de los hermanos
eslavos, constituimos el elemento toscano" [255].
Con ese espíritu había fundado, diez años antes, la Academia de Ciencias y
Artes (Jugoslavenska Akademija Znanosti i Umjetnosti) de Zagreb, obra favorita
de su actividad cultural.
Guiado por el mismo espíritu, se dedicó a fundar la nueva
Universidad Nacional de Zagreb y varias otras obras culturales.
Su mano derecha fue el Dr. Francisco Racki, eximio
historiador, luego canónico del cabildo de la catedral de Zagreb. Racki y
Strossmayer son inseparables. Durante 34 años intercambiaban ideas, como lo
prueban sus 1404 cartas, publicadas en cuatro tomos voluminosos bajo el título Korespondencija
Racki-Strossmayer (Zagreb, 1929-1931). Racki conocía el temperamento de
Strossmayer, sus facetas positivas y negativas, y siempre supo intervenir en el
momento oportuno y de manera adecuada para comunicarle su parecer, sus
proposiciones y consejos, que Strossmayer casi siempre aceptaba, por cuanto
apreciaba a Racki como auténtico historiador y amigo muy allegado.
Cabe referirme aquí a la posición y la valorización de
Strossmayer en la vida nacional de Croacia. No obstante sus valiosas obras
patrióticas, sobre todo en el ámbito cultural, muchos croatas estiman que
Strossmayer como político fue negativo e incluso lo hacen responsable de los
fracasos experimentados en la lucha por la independencia nacional y en el
progreso nacional en general.
La razón de semejante apreciación sería su llamado
yugoslavismo, que Racki no sólo compartía sino también lo alentaba en ese
sentido. Conforme a esa concepción sureslava, los eslavos meridionales serían
un solo pueblo que debe aspirar a formar una sola cultura para posibilitar así
que en un futuro cercano se constituya un Estado sureslavo común. Tales
concepciones sobre la presunta nación sureslava no fueron confirmadas, ni mucho
menos, por el desarrollo histórico. Por el contrario, esos conceptos originaron
hondas disensiones, desacuerdos y conflictos que, por supuesto, Strossmayer no
deseaba, pero al no ver factores concomitantes o al no admitirlos, contribuyó
con su gran autoridad a que su ideología sureslava ganase ciertos adeptos y por
fin produjera consecuencias indeseables.
A menudo Strossmayer fue calificado magnus Croata et
Slavus. Mientras estudiaba en Budapest, donde encontró a Jan Kollár,
conoció la corriente que propugnaba la solidaridad de los pueblos eslavos. Esa
posición irá afirmándose en él durante los años subsiguientes, y sobre todo a
raíz de los acontecimientos ocurridos en 1848. Strossmayer no pudo concebir el
futuro de su pequeña Croacia separado de la suerte de los demás eslavos, dentro
y fuera de la monarquía de los Habsburgo. Muy temprano se despertó en él el
interés por la re-unión cristiana, que más tarde, siendo obispo, subrayaba en
toda oportunidad y bregaba en forma constante por su realización. Sus dos
disertaciones en el colegio Augustinianum de Viena versan sobre ese problema,
enfocado desde el punto de vista histórico-dogmático. Cuando el ministro de
culto y educación, conde Leo Thun, aconsejado por el ban (virrey) de
Croacia, conde Jelacic, propuso al Emperador a Strossmayer como primer
candidato para ocupar el sillón obispal de Djakovo (8/IX/1849), motivaba su
proposición en que, siendo la diócesis de Djakovo de tanta importancia por los
contactos entre los católicos y los disidentes, el obispo de Djakovo debería
ser un ejemplo del amor y la tolerancia cristianos[256].
Ya en 1851 la Santa Sede lo designó Administrador Apostólico de los católicos en
Serbia, cargo que ocupó hasta 1896. Strossmayer veía en la unión cristiana no
sólo la meta más alta en lo eclesiástico, sino el camino más seguro y la
garantía más firme para que los pueblos eslavos ocupasen en la vida
internacional el lugar que les pertenece por su importancia numérica y por sus
cualidades. Por eso pudo escribir el excelente conocedor de la vida y la obra
de Strossmayer, Ferdo Sisic: "La idea de la reconciliación de la Iglesia
oriental con la occidental fue la fuerza rectora del alma y de la vida de
Strossmayer con la que sus demás ideas y acciones están íntimamente ligadas" [257].
Entre varias enunciaciones y acciones de índole
eclesiástico-política de Strossmayer que -inspiradas por el ideal de la unión
religiosa- perseguían el acercamiento de los pueblos eslavos y su mayor
significación en el plano internacional, sobresalen el memorial enviado al
gobierno ruso el 8/8/1876 y su correspondencia con el conocido estadista
liberal inglés William Gladstone. El motivo del memorandum al gobierno ruso
como asimismo de las cartas intercambiadas con Gladstone, fue la cuestión de
Oriente. Strossmayer alentaba la esperanza de que una solución acertada de
dicha cuestión proporcionaría mejores y más sólidos
fundamentos a la paz, la libertad, la autoridad y la estabilidad en Europa. El
aludido memorandum, que en opinión de Sisic constituye "el documento
político más importante de Strossmayer" [258],
contiene, podría decirse, toda su ideología eslava. El memorial fue entregado
al consejero estatal Dr. Agustín Heesen, alemán de origen y católico converso
del protestantismo. Hasta hoy muy poco ser sabe de la suerte y el efecto de
dicho documento, aunque Heesen visitó más tarde (en octubre de 1879) a
Strossmayer en Djakovo e intercambió con él varias cartas.
Echemos un vistazo sobre los puntos principales de ese
memorandum.
Como a los individuos, también a los pueblos -dice
Strossmayer- les cuesta más la fortuna que la desgracia. Una derrota induce a
menudo a individuos y pueblos a ser prudentes y razonables; en cambio, los
éxitos actúan con fuerza seductora. "Siempre existía cierto instinto
pagano a ejercer la tiranía sobre todo el mundo o determinadas partes del mundo
conforme lo prueban, verbigracia, las guerras de Alejandro Magno y de Napoleón
I, como asimismo los imperios romano y francés. Si ese afán irrazonable
prendiese en los alemanes, entrañaría, pese a su alta instrucción y cautela, la
ruina de Europa entera, y ante todo de los mismos alemanes", decía
Strossmayer textualmente. Sobre el particular escribió pocos días después
(22/9/1876) a Racki: "Si Rusia, en caso de semejante guerra (pensaba en la
guerra con Turquía a punto de estallar; N. del autor) no pudiera asegurarse la
neutralidad de Alemania, que mantendría en jaque a Austria, entonces Alemania un
día se pondría a la cabeza de Europa contra Rusia, y parece que ya está
preparándose para tal eventualidad[259].
Para Strossmayer, en rigor, los eslavos serían "el glorioso pueblo
ruso", que en el camino para alcanzar "la posición normal" en un
nuevo ordenamiento europeo, tropieza con grandes dificultades y entre los
medios más importantes que podrían disminuir esas dificultades o eliminarlas
por completo está la "convención que el glorioso imperio debería concertar
con la Santa Sede". Hay una dificultad de orden general y otra de índole
especial. La dificultad de orden general es "un temor no definido
claramente", casi el terror, como si la participación más completa y
activa de los esclavos en Europa llevase oculto el peligro de una tiranía
particular que amenaza a Europa".
En opinión de Strossmayer, los principales culpables de
esa errada visión de Rusia son los católicos. Por eso, habría que ganar a los
franceses, italianos y demás pueblos católicos que, pese a las controversias
con la Iglesia Católica, siempre permanecen católicos. Rusia debe ganar su
benevolencia y el mejor camino para lograrlo sería un acuerdo con la Santa
Sede, que daría por tierra con las suspicacias y prejuicios de los católicos
respecto a Rusia. Las dificultades específicas son: 1) Los polacos; 2) los
húngaros, y 3) los turcos. Los polacos, manifiesta Strossmayer, se muestran
"como por necesidad, siempre y por doquier adversarios de los rusos".
Esa actitud la llama el polonismo. Un acuerdo con la Santa Sede podría poner
término a ese polonismo, pues "hay una parte más sana de los polacos que
en la reconciliación con Rusia busca su mejor fortuna". Por eso
Strossmayer concluye: "Si no había otras razones que justificasen dicho
acuerdo, ésta sola sería suficiente, a mi parecer". Los húngaros "sin
excepción alguna estarían prontos, en caso de serles factible, a ahogar en una
gota de agua a todos los eslavos, especialmente a los rusos, como reza un
proverbio eslavo". Strossmayer alega conocer a fondo a los húngaros, que
tienen grandes cualidades, y contra ellos no diría una sola palabra si no se
tratara de cosas importantes y serias. "De los húngaros podría decirse con
razón: vanae sunt sine viribus irae, desde que no consiguieron en la
alianza con los polacos conferir al Imperio austríaco la forma, preñada de
peligro en todos sus aspectos". También en cuanto a los húngaros, cree
Strossmayer, una convención con la Santa Sede sería el instrumento más
conveniente para neutralizar su influencia. En lo concerniente a los checos,
Strossmayer escribió que sus demandas son tan justificadas y corresponden en
tal grado a los intereses de la Monarquía y de la Dinastía que es inconcebible
que todavía no hayan sido atendidas y satisfechas. En lo tocante a los turcos,
Strossmayer dijo que el emperador ruso está predestinado a liberar a Europa
"de la peste turca".
Los rusos solucionarían con mayor facilidad la
Cuestión de Oriente si suscribieran dicho acuerdo con la Santa Sede. Como
ilustración toma el ejemplo de Bosnia y Herzegovina, que a todas luces cede a
Servia. En cuanto a las relaciones croata-serbias y la política austríaca al
respecto, Strossmayer expresó que "entre los croatas se lleva a cabo la
agitación contra Serbia, análoga a la que se practica en Bosnia y
Herzegovina". "Es un fenómeno insólito que judíos de la peor calaña,
dueños de los órganos de la opinión pública en Budapest y Viena, aparezcan en
los últimos tiempos como paladines y protectores de la religión católica en
Croacia, aunque en sus corazones odian toda creencia cristiana más que al perro
y la serpiente". A continuación Strossmayer se refirió al contenido que
tendría la Convención y subrayó que entonces era el momento propicio tanto para
la Santa Sede como para Rusia. Por último, destacó la importancia del
acercamiento entre la Iglesia occidental y la oriental. La Iglesia oriental
representa hoy al pueblo ruso de la manera más digna. En armonía y mediante
nuevas obras de amor recíproco, ambas iglesias deberían ser precursoras de la
dicha final. "He ahí el sublime propósito -exclama Strossmayer- al que
podría contribuir la aludida Convención". Al final, expresa su disposición
a cooperar en los trámites de la concertación de la Convención, pero de manera
muy confidencial y "nuevamente" pide que su nombre permanezca en
secreto. En la carta adjunta Strossmayer observa que los preparativos serían
acelerados si en Roma negociase un ruso católico.
Hemos citado algo in extenso los pensamientos y
proposiciones del memorandum de Strossmayer, publicado en el segundo tomo de la
correspondencia Racki-Strossmayer, que comprende 16 grandes páginas (pp. ). El memorándum fue redactado en latín y una copia
enviada a Racki para que la guardara y no quedara rastro de ese documento en el
archivo diocesano de Djakovo.
El memorial de Strossmayer concuerda en muchos puntos con
el documento que Jorge Krizanic entregó en al cardenal Barberini, prefecto de
la S. Congregación de la Propagación de la Fe[260].
Asimismo coinciden los puntos fundamentales de Strossmayer con los de Vladimiro
Soloviev, como ambos pudieron constatar con motivo de su primer encuentro en
Croacia a fines de 1885. Sobre las relaciones Strossmayer-Soloviev se trató
repetidas veces en la literatura, y el último que abordó ese tema pocos años ha
en un artículo sintético fue Vladimiro Szylkarski, editor de los escritos
completos de Soloviev en su versión alemana[261].
V. Szylkarski calificó las concepciones de Strossmayer como "el
paneslavismo en el terreno católico" y agregó que Strossmayer era más
entusiasta que el mismo Soloviev en la propagación de la misión mesiánica de
Rusia, pues Soloviev, que conocía mejor la situación en Rusia, se oponía al
abuso de la idea cristiana en provecho de las ilusiones panrusas[262].
Resultan sumamente interesantes los puntos de vista de
Strossmayer en lo tocante a Polonia. Strossmayer apreciaba la cultura polaca,
formada en base a la civilización greco-romana, como asimismo su fidelidad al
catolicismo, que reprochaba a los polacos su "exagerado
occidentalismo". Le hubiera complacido ver también entre los polacos una
idea sobre su misión entre los eslavos. Consideraba que el antagonismo
polaco-ruso es una tragedia del mundo eslavo. Sus ideas y esfuerzos encontraron
poco eco en Polonia, cosa que no debe extrañar, si se tiene en cuenta que en el
mismo tiempo el mítico eslavófilo Ivan Sergueievic Aksakov predicaba que era
una obligación moral de los eslavófilos trabajar para que desaparezca el pueblo
polaco como representante de la latinidad "corrompida"[263].
Strossmayer en las cartas a Gladstone exponía ideas análogas
acerca de la solución de la Cuestión de Oriente como en el memorandum dirigido
al emperador ruso. Consideraba sumamente deseable que Inglaterra y Rusia
coincidiesen en sus propósitos respecto a Turquía, y tratando ese problema a
menudo hablaba de la armonía del género humano que, obviamente, está en los
designios divinos. Gladstone mismo le suscitaba semejantes pensamientos. Así,
por ejemplo, Gladstone en su carta de 15/12/1876 escribe que aparte de la lucha
política, hay otra lucha más grave e importante para el bien de la humanidad, a
saber, la lucha entre el credo y non credo.
Respecto a Bosnia y Herzegovina, en su correspondencia
con Gladstone, Strossmayer sostenía, -en contraste con la opinión pública
croata- que esas provincias debían cederse a la administración serbia, y cuando
advirtió que ello era imposible, sugirió a Gladstone se concediese la autonomía
a Bosnia y Herzegovina bajo la soberanía turca. Cuando los sucesos en el
Sudeste europeo tomaron un curso diferente del que esperaba Strossmayer,
escribió el 13/3/1879 que Inglaterra no había comprendido cuál era su misión en
los acontecimientos actuales, pero Gladstone y sus amigos habían salvado el
honor de Inglaterra. En esta oportunidad Strossmayer escribió sobre la misión
de Austria: "Yo quisiera, al precio de mi vida, salvar a ese maravilloso
Estado. En la nueva situación debe cumplir una hermosa misión. Austria debería
convertirse en un gran Estado neutral en el gran imperio germano y el gran
imperio eslavo con el fin de impedir un conflicto entre esos dos grandes
Estados y facilitar la solución pacífica de la convulsión oriental" [264].
Sin embargo, la realidad es que Austria se hace cada día más débil e incapaz
para esa misión, más aun, su política está complicando la posición europea. Desde
antes Strossmayer sustentaba esa opinión acerca de la Monarquía de los
Habsburgo y pedía su reorganización interna en el sentido federal y la igualdad
de todos sus pueblos. Por esa razón chocó sobre todo con la política húngara de
su época. Ya octogenario, Strossmayer escribe en francés, el 25/7/1895, con
mano temblorosa a Gladstone, seis años mayor que él, una acusatoria contra la
administración magiarizante del ban Khuen-Héderváry en Croacia, y a la
vez expresa su esperanza de que "la cause des Slaves en générale, rendue,
par les événements providentielles, à sa destination inhérante au profit de la
culture et liberté universelle, délivrera aussi ma prope nation, qui est digne
de toute faveur de Dieu et des hommes" [265].
Cierto tiempo Strossmayer participó activamente en la
política de su país y cuando se retiró de la vida política activa, estaba en
permanente contacto con los acontecimientos públicos. Con razón dijo
Seton-Watson que Strossmayer como político carecía de moderación y contención y
que siempre prevalecía en él la emoción[266].
De esa manera Strossmayer chocaba con facilidad con otros, incluso tenía
conflictos muy nocivos para él y para quienes representaba, como, por ejemplo,
algunos de sus conflictos con el emperador francisco José, probablemente, con
los círculos vaticanos, de los que se sabe muy poco porque todavía no son
accesibles los archivos vaticanos.
Por último, cabe ahora tocar el terreno donde Strossmayer
esperaba lograr resultados más tangibles en el sentido de sus esfuerzos
unionistas y paneslavos, es decir en la liturgia antiguo-eslava, llamada glagolitza[267],
el uso del antiguo idioma eslavo en los ritos romanos.
Dicha liturgia, como es sabido, se conservaba en las
diócesis de la costa oriental adriática. Strossmayer estaba convencido de que
la Santa Sede, extendiendo esa liturgia a todos los eslavos católicos, daría la
mejor prueba a los disidentes ortodoxos eslavos de que en el acercamiento a
Roma y en la reunión con la Iglesia Católica no deben ver la amenaza a su rito
bizantino, a su idioma y tradiciones. De esa manera, junto con el común culto
de San Cirilo y Metodio, la liturgia antigua eslava uniría firmemente a los
eslavos católicos y no católicos y a la vez aceleraría el acercamiento de los
eslavos disidentes a la Santa Sede. Ya en 1859 Strossmayer había entregado al
Papa Pío IX una promemoria sobre esta liturgia y cuando temió que todos sus
esfuerzos y afanes fracasarían, en 1868 fue llamado por Nuncio Apostólico en
Viena para que propusiera personas idóneas, capaces de preparar una edición
corregida de los libros litúrgicos glagolíticos.
En la carta dirigida el 19/3/1868, al Msgr. Maupas,
arzobispo de Zadar, subrayaba Strossmayer que entre los varios fines de la
Iglesia figura la terminación del cisma y la reunión de los pueblos eslavos con
Roma. Siempre sostenía que con esa acción debería empezarse precisamente entre
los pueblos sur-eslavos. Gran impulso en ese sentido dio la encíclica Grande
munus deLeón XIII, del 30/9/1880, según la cual la fiesta de los SS. Cirilo
y Metodio, observada hasta entonces únicamente entre los pueblos eslavos, debía
festejarse en toda la Iglesia. El Papa, además, mostró su inclinación especial
hacia los pueblos eslavos. Cuando el año siguiente una peregrinación eslava
conjunta bajo la guía de Strossmayer, debió venir a Roma, escribió entonces el
primer ministro húngaro, conde Kalman Tisza, el 29/5/1881 al canciller
conjunto, Freiherr Heinrich von Haymerle, una carta, advirtiéndole sobre los
designios de Strossmayer de pedir en esa ocasión del Santo Padre el permiso de
introducir la liturgia eslava en todos los pueblos eslavos de la Monarquía.
Tisza expresó que no podía dejar "de señalar los peligros que se
derivarían del éxito de semejante plan en las relaciones políticas y respecto
al desarrollo del problema de las nacionalidades". Por eso, Tisza pedía
que el embajador austro-húngaro ante la Santa Sede siguiese con atención ese
problema e interviniese en el momento oportuno contra los nuevos esfuerzos de
Strossmayer. Cuando se informó a Tisza que la Santa Sede en ningún caso
permitiría la liturgia en un idioma eslavo moderno, contestó al ministro von
Haymerle que tampoco debía permitirse en el antiguo eslavo. Que eso sería el
mal menor y es un asunto eclesiástico; sin embargo, Tisza cree que la liturgia eslava
"crearía un lazo entre las nacionalidades católicas eslavas, cuyas
consecuencias serían de gran alcance". Eso constituiría -dice Tisza- un
peligro grave y permanente no sólo para Hungría sino también para los reinos y
las provincias representadas en el Consejo Imperial[268].
Así empezó la dura y por momentos dramática lucha
eclesiástico-política en torno a la liturgia antiguo-eslava, que se prolongó
por más de dos décadas. De eso hablan centenares de notas y escritos guardados
en el archivo estatal de Viena, y datan de 1881 a 1914, clasificados en cuatro
carpetas voluminosas bajo la carátula "La liturgia eslava". La
cancillería de Viena optó por razones de Estado por la concepción dualista del
reino húngaro, y de ese modo el embajador conde Ludwig Para (1877-88) y todavía
más el conde Friendrich Revertera-Salandra (1888-1901) se empeñaron con toda
energía en frustrar el intento de Strossmayer y de sus correligionarios en este
asunto. Strossmayer solicitó de la Santa Sede que el día de la consagración de su
catedral de Djakovo, el 1/10/1882, la santa misa pudiera oficiarse en el idioma
antiguo eslavo. El Papa estaba dispuesto a permitirlo, pero el gobierno
austro-húngaro logró impedirlo, recurriendo a la intervención en nombre del
mismo Emperador Francisco José. Strossmayer, empero, solicitó del obispo
Polisovic, en cuya diócesis de Senj se usaba el idioma antiguo eslavo en la
liturgia, que oficiara en la recién consagrada catedral una misa pontifical
glagolítica. Ese hecho inquietó tanto a Viena y Budapest que el primado de
Hungría, cardenal Simor, expresó al Papa, en nombre del Emperador, la
preocupación por la eventual concesión que la Santa Sede podría otorgar en la
liturgia antigua eslava. El Papa mandó el 27/XII/1882 al Emperador una carta
personal prometiéndole que, sin el entendimiento oportuno con Su Majestad, nada
se haría en cuanto a la liturgia antigua eslava.
El movimiento para la extensión de la liturgia antigua
eslava fue tildado en Budapest y Viena como un movimiento político y nacional
tendiente a destruir los fundamentos de la Monarquía. Cierto tiempo la Santa
Sede estuvo propensa a aceptar las propuestas de
Strossmayer. De ello nos habla el informe del embajador austro-húngaro en la
Santa Sede del 12/9/1884: "... que el Santo Padre había aceptado esa idea,
incluso con entusiasmo, y de no mediar influencias contrarias, los hechos
hubieran seguido los píos deseos" [269].
El gobierno austro-húngaro y sus representantes ante la Santa Sede consiguieron
que los esfuerzos de Strossmayer respecto a la extensión de la liturgia antigua
eslava, dieran magros resultados. Más se trataba de una victoria de Pirro. El
cardenal Domenico Bertolini, que conocía bien esta cuestión como prefecto de la
Congregación de los Ritos, escribió el 1/8/1886 al barnabita italiano Cesare
Tondini: "Como le había dicho una vez, Austria hace cálculos erróneos
hostigando a los eslavos y de esa manera -sin darse cuenta- sirve a los
propósitos de Rusia" [270].
El derecho de usar el idioma antiguo eslavo en la liturgia fue acordado a la
arquidiócesis de Bar en Montenegro por decreto el 28/3/1887. (En dicho decreto
se habla de la restitución de los privilegios "jamdiu a Summis
Pontificibus concessi universae Slavorum genti"). Salvo la nueva edición
del misal glagolítico en 1893, realizada en virtud de ese decreto, dicha
concesión no tuvo otra consecuencia práctica.
¿Cómo repercutió esa lucha por la liturgia antigua eslava
entre los eslavos católicos? Salvo en Croacia, y particularmente en las
diócesis dálmatas e istrianas, los círculos eclesiásticos evidenciaron escaso
interés. Los contrastes político-nacionales en la Monarquía, que iban
agudizándose, dieron a los empeños de Strossmayer un carácter político, que
impedía incluso a la Santa Sede dar pasos más amplios y decididos en ese
terreno. Ese carácter político obligó al gobierno austro-húngaro en las últimas
etapas de la lucha respecto a la liturgia antigua eslava, a solicitar de la
Santa Sede la suspensión de sus decretos recientes, considerados desfavorables
para la liturgia antigua eslava [271].
"La libertad y el amor crearán la unión",
escribió Racki al publicarse la encíclica Grande Munus. Al mismo tiempo
exigía que la Europa occidental renunciara a su política de conquista en
Oriente[272].
Apenas transcurrieron 80 años desde que escribió esas palabras y el mundo
sufrió a muchos opresores de la libertad y el amor. Lo sintieron también y en
varias partes los eslavos católicos. Pero a ese respecto no son libres de toda
culpa. Las palabras de Racki no son por eso menos verdaderas. En forma lapidaria
y sucinta expresan el único camino a la auténtica unión. Defendiéndonos del
egoísmo ajeno y combatiendo el propio podemos alcanzar el fin: Ut omnes unum
sint.
J. G. Fratija, Buenos Aires
Este año se cumplió el milenio de la evangelización de
Polonia y al par de la monarquía nacional polaca que durante siglos desempeñó
un papel importante en el área de la Europa Centro-oriental. De esa manera, ya
al comienzo de la historia nacional de Polonia se realizó la característica simbiosis
entre la religión y la nacionalidad, entre la Iglesia y el Estado, quebrada
recién en los dos últimos decenios. "Esta simbiosis -recalcan con razón
los obispos polacos en su conocida carta al episcopado alemán, enviada desde
Roma el 18 de noviembre de 1965, en vísperas de la clausura del Concilio
Vaticano II, imprimió su estilo propio a la religión, ya que en Polonia, desde
el principio, el aspecto religioso y el aspecto nacional se han desarrollado
conjuntamente y siempre estuvieron entrelazados en lo que ello entraña de
positivo como de negativo" [273].
Es comprensible, pues, que la celebración de tan magno
fasto debe tener carácter religioso y nacional, lo que se lograría sin
tropiezos si Polonia fuera libre e independiente. Sin embargo, en la situación
actual, "mientras el poder en Polonia se halla en manos de los que no
frecuentan la Iglesia" [274],
y en lo ideológico y político, pese al tan recalcado "comunismo
nacional", dependen de la Unión Soviética, potencia que en 1939 liquidó la
independencia de Polonia de acuerdo mutuo con el Tercer Reich, era ineludible
que el actor principal de los festejos del jubileo fuera la Iglesia católica.
De ahí una serie de medidas coercitivas del régimen comunista para impedir la
participación de los obispos extranjeros y del mismo Papa. El gobierno de
Polonia incluso acusó a los obispos de traición por haber invitado a los
festejos a los obispos alemanes abogando por la reconciliación germano-polaca[275].
Es evidente que el gobierno comunista polaco quiso
impedir, por razones ideológicas y políticas, que el mundo entero viera una vez
más que son los obispos los que interpretan fielmente el sentir de su pueblo y
no el régimen comunista. Lo expresó magníficamente Mons. Chromanski, secretario
del obispado polaco, en su sermón de Nochebuena:
"Todo este ruido, toda esta irritación, todo este
odio en torno al mensaje son necesarios para humillar a la Iglesia, para
degradarla, para reducir y destruir las realizaciones del Concilio y eclipsar
el milenio de la instauración del cristianismo en Polonia que debe celebrarse
el año próximo. Pero la Iglesia no se expresará en el lenguaje marxista,
lenguaje de mentira y odio. La Iglesia se expresará en el lenguaje cristiano,
que es el lenguaje de reconciliación y de perdón" [276].
El gobierno comunista de Varsovia se esfuerza por
distanciar al pueblo polaco de la comunidad de los pueblos de la cultura
occidental a la que pertenece por sus tradiciones. Es la continuación de la
política de la Unión Soviética que se anexó casi la mitad del territorio polaco
y como presente griego entregó a Polonia vastas regiones, habitadas
hasta entonces por los alemanes. Si Moscú no puede granjearse las simpatías
polacas, entonces hay que crear causas nuevas y permanentes de hostilidad
germano-polaca entre esos dos pueblos de cultura occidental que por su
ubicación geográfica constituyen la barrera principal a la expansión soviética
hacia el Oeste. Junto a los motivos ideológicos, ésa sería la razón fundamental
de que los comunistas reaccionaran tan violentamente ante la acción
reconciliadora de los obispos polacos y alemanes, movida por el espíritu
ecuménico del Concilio Vaticano II. Por otro lado, esos mismos comunistas no
dejan de hablar de la paz mundial, de la hermandad y unidad de todos los
pueblos. Con su nombre acción el episcopado polaco, sin quererlo, despertó
inusitado interés por el jubileo en el mundo libre y conquistó unánime simpatía
hacia la cautiva nación polaca[277].
Tampoco podían faltar en ese glorioso jubileo los
croatas, pueblo muy afín a los polacos por la posición geográfica, el origen y
el papel desempeñado en la misma frontera de nuestra sociedad occidental.
Glas Koncila, quincenal muy
difundido, editado en Zagreb por el cardenal Francisco Seper, arzobispo
metropolitano de Croacia, anunció en marzo próximo pasado que el cardenal Seper
presidiría una peregrinación croata a Czestochowa. Entonces no se sabía que el
gobierno polaco había prohibido la entrada a todos los invitados del episcopado
polaco. Pero lo que no puede hacer el pueblo en la patria cautiva lo pueden
hacer los refugiados que de todo corazón adhieren al milenio nacional y
religioso polaco. En ese sentido, nos referiremos a la reina Jadwiga que los
obispos polacos evocan en su mensaje, dirigido al episcopado francés. En los
sendos mensajes que los obispos enviaron a sus colegas de otros países,
invitándolos a magnificar con su presencia los festejos programados, explicaron
el alcance de ese jubileo y sus implicaciones históricas. Conocemos el texto de
los mensajes dirigidos al episcopado francés y al alemán, respectivamente[278].
Desconocemos el texto de la invitación dirigida a los
obispos croatas y eslovenos. El hecho de que los obispos polacos subrayaron los
méritos de la reina Jadwiga, hija del rey húngaro-croata Luis I de la dinastía
Anjou y de Jelisava de la dinastía croata de los Kotromanic bosníacos, cuya
memoria evocamos en esta revista (Studia Croatica, "Recuerdo de dos
reinas en Roma y Zadar", Nros. 16-16, pp. 144-152, 1965), nos mueve a
evocar su origen croata por parte materna, a traer a colación varios momentos
de las relaciones polaco-croatas, como asimismo a señalar evidentes analogías
en el proceso histórico de ambas naciones.
Polonia y Croacia son países fronterizos. Ese carácter
fronterizo de Polonia lo recalcó Paulo VI en su mensaje al episcopado polaco
con motivo del jubileo milenario:
"Polonia se siente honrada y con justa razón por su
título del baluarte de la Cristiandad, porque ella ha conservado su
patrimonio espiritual en el momento en que ciertas naciones de Europa conocieron
la lamentable ruptura de la unidad de la fe católica y porque en el momento de
peligro supo erguirse con un magnánimo valor para defender a la cristiandad.
También es cierto que fue la Iglesia en primer lugar la que sostuvo y mantuvo
esos ideales cada vez que la adversidad -que vosotros recordáis con pena- puso
en peligro la existencia misma de vuestro país" [279].
Las afinidades entre Polonia y Croacia se exteriorizaron
de modo peculiar ya antes de las irrupciones turcas, en la época en que Luis I Anjou
(1342-1382) fue al mismo tiempo rey de Croacia, Hungría y Polonia. Es decir que
su reino abarcaba todo el territorio que se extiende desde el Adriático hasta
el Báltico. Que también después de la segunda guerra mundial, cuando el imperio
soviético de los satélites llegó al corazón de Europa, esa misma área
constituye el cinturón defensivo espiritual, lo evidencia la carta que Pío XII
dirigió en 1955 a los jefes espirituales de Polonia, Hungría y Croacia,
cardenales Wyshynski, Mindszenty y Stepinac, entonces confinados, a raíz del
quinto centenario de la defensa de Belgrado, en aquel tiempo ciudadela húngara
en la frontera del imperio otomano. En dicha carta Pío XII puso de relieve el
papel histórico de esas tres naciones que, por separado, merecieron el título
de Antemurale Christianitatis[280].
Los obispos polacos se refirieron a esa época de los
Angevinos, cuando en su mensaje al episcopado francés destacaron los méritos de
la reina Jadwiga. A continuación reproducimos los párrafos pertinentes:
"Se ha podido comparar con Juana de Arco a la reina
Jadwiga Anjou, descendiente de San Luis y de los Piasts que un día tuvo en sus
frágiles manos de niña la suerte de Polonia y de Lituania. Reina a los 13 años
de edad, muerta a los 25 años, de notable belleza e inteligencia, supo
franquear la abrupta montaña del sacrificio y llegar a la cumbre de la
santidad. La razón de Estado exigía que renunciara al casamiento con Guillermo
de Austria, su compañero de infancia al que amaba tiernamente, para casarse con
el "bárbaro" Jagello, duque de Lituania. Durante una larga noche de
agonía que pasó ante el Crucifijo que se guarda en la catedral de Wawel,
Jadwiga aceptó, no por razones políticas, sino por el bien de todo el pueblo
cuya suerte estaba en juego. Jagello prometió no sólo unir sus tierras lituanas
y rutenas a la corona de Polonia, sino también convertir al catolicismo a su
dinastía y todo el pueblo. Cumplió la palabra. La evangelización pacífica de
Lituania desenmascara los objetivos agresivos de la Orden Teutónica que estaba
fraguando un imperio en los países del Este so pretexto de incursiones
misioneras. Pronto, en el Concilio de Constanza (1414-1418) un grupo de
teólogos y obispos polacos obtendrán la solemne ratificación de la primera
carta de tolerancia y de libertad religiosa, condenando todo intento de
convertir a los paganos 'a hierro y fuego'. Trátase del famoso tratado de Pablo
Wlodkowic De potestate Papae et Imperatoris respectu infidelium. Esta
toma de posición, debidamente comprobada, fue posible gracias al sacrificio de
la reina Jadwiga.
"Su vida harto breve fue una bendición para Polonia.
Los historiadores quedan sorprendidos por la variedad y los éxitos de sus
intervenciones pacíficas. Para conjurar un conflicto armado no la arredraba
hacer largos y extenuantes viajes, montada en su caballo, y tal fue el
ascendiente de su santidad que bastaba su presencia para que adversarios a
muerte se reconciliasen pronto.
"Evoquemos un rasgo más que nos recuerda el origen
francés de la reina Jadwiga. La Universidad de Cracovia, fundada por su abuelo
Casimiro el Grande, iba decayendo. Jadwiga apeló a la Universidad de la Sorbona
para que la restaurara y a tal efecto legó todas sus joyas reales. A partir de
esa época los intercambios entre Francia y Polonia se multiplicaron.
"Jadwiga no asistió a la inauguración de la
universidad, ocurrida un año después de su muerte. No vio los resultados cada
vez más fecundos de su sacrificio y de su reinado. Los milagros que ocurrieron sobre
su sepulcro hicieron que sus contemporáneos comprendiesen mejor la maravilla de
su obra histórica. El acto de unión entre Polonia y Lituania, concluido en
Horodio en 1413, evoca su recuerdo comenzando con la gran carta de amor de San
Pablo en el famoso capítulo XIII de la I Epístola a los Corintios. Nada
parecido encontramos en la historia de la Europa cristiana, nada que pruebe con
más evidencia el ascendiente indeleble de la santidad sobre la cosa pública.
Pues el reinado de Jadwiga Anjou abrió para Polonia y Lituania una época,
denominado unánimemente que la decadencia empieza desde el momento en que cayó
en olvido el testamento de amor, de paz y de unión que había legado la nieta de
San Luis de Francia.
"Perdónennos, queridos hermanos en Cristo, el haber
insistido tanto en el recuerdo de la reina Jadwiga. En la amistad que nos une,
nada podría compararse con los lazos de santidad que comprometen,
simultáneamente, a nuestros dos pueblos. Ya que Jadwiga es también vuestra por
la sangre de sus venas que la emparenta con la Casa Anjou y es también vuestro
interés verla un día elevada en los altares. Su causa, introducida apenas
murió, demorada por la causa de la duquesa de Silesia, su homónima, que
nosotros festejamos el 16 de octubre, espera todavía como tantas otras después
de las particiones de Polonia".
Aquí los obispos polacos subrayan el origen francés por
línea paterna, de Jadwiga, sin referirse a su origen croata por línea materna y
a los lazos políticos entre Polonia, Croacia y Hungría. Jadwiga, por parte
materna, era nieta de los banes de Bosnia y Croacia, descendientes de
dos insignes dinastías croatas: los Kotromanic y los Subic.
Esos vínculos familiares entre los descendientes de San
Luis y los nobles croatas se establecieron cuando al trono croata-húngaro
subieron los Angevinos, que entonces reinaron en las dos Sicilias y su sede era
Nápoles. Ellos llegan al trono de Croacia y Hungría a principios del siglo XIV
al extinguirse la dinastía Arpad, fundadora de la monarquía nacional húngara,
que reinó también en Croacia desde el siglo XII, tras la extinción de la
dinastía nacional croata de los Trpimirovic que reinara del siglo VIII al XI.
Por el parentesco de ambas dinastías en los tiempos de Gregorio VII y como
había que defenderse de la influencia bizantina en el momento del cisma
definitivo entre la Iglesia Oriental y Occidental, los croatas y los húngaros,
pueblos católicos, habían convenido la unión política bajo los reyes comunes de
la dinastía de los Arpad. Al extinguirse, dos siglos después, esa dinastía, por
intervención del papa Bonifacio VIII -cuyo nombre de por sí evoca las
aspiraciones y concepciones de aquella época- los Angevinos napoletanos,
protegidos del Papa, suben al trono, primero de Croacia, luego de Hungría y,
por último, de Polonia. De esa manera y con el apoyo de la Santa Sede, se formó
entre el Adriático y el Báltico una fuerte monarquía en función de la política
papal, que luego se llamará "la línea de los Angevinos". En nuestra
época tratará de re reactualizarla, desde luego en nuevas formas y con
propósitos imperialistas, el conde Ciano antes de aliarse la Italia fascista
con el Tercer Reich.
El primer rey de la casa Anjou en el trono de Croacia y
Hungría fue Carlos Roberto (reinó de 1300 a1342). De Nápoles lo trajeron los
grandes de Croacia, y entre ellos el más poderoso, Pablo I Subic, "ban hereditario
de Croacia y señor de Bosnia" (gobernó de 1273 a 1312). En 1300 o
coronaron en Zagreb. Por segunda vez fue coronado en Budapest con una corona
improvisada y la tercera vez con la corona de San Esteban en Alba Regia
(Székesfehévár)[281].
Carlos Roberto se casó con la princesa Isabel, hermana
del rey polaco Casimiro, que no tuvo descendientes. En 1339 acordaron Casimiro
y Carlos Roberto que el trono polaco lo heredaría el primogénito de Isabel y
Carlos Roberto, es decir Luis I, denominado el Grande, rey húngaro-croata
(reinó de 1342 a 1382).
Muerto Casimiro, en Polonia gobernó, en lugar de Luis, la
reina madre, el último retoño de la dinastía polaca de los Piasts. Después de
su muerte reinó, por doce años, Luis I. Este no dejó descendientes varones sino
dos hijas de sus segundas nupcias con Jelisava Kotromanic, hija del ban
Esteban Kotromanic I, emparentado con los príncipes Subic, de rancio abolengo
aristocrático. Los Subic gobernaron durante tres generaciones como banes hereditarios
de Croacia y, como dijimos ya, Pablo I Subic fue también "Señor de
Bosnia". Esa familia luego se llamó Zrinski, según el burgo Zrin en la
Croacia septentrional. Los Zrinski dieron a Croacia y Hungría una serie de
ilustres militares, estadistas y escritores. Entre ellos figura el
"Leónidas de la Cristiandad", el ban croata Nicolás Subic
Zrinski, caído hace cuatrocientos años defendiendo Szigetvár (en croata Siget)
en la Hungría meridional, del ejército muy superior del sultán Solimán el
Magnífico, que en 1566 marchaba sobre Viena, sede de los emperadores
romano-germánicos de la casa austríaca de los Habsburgo. Zrinski murió, pero el
enorme ejército fue detenido ante la fortaleza y cuando durante el largo asedio
murió el sultán Solimán II, su gran visir Mohamed Bajá Sokolovic, de origen
croata[282]
tuvo que volver a Estambul, al aproximarse el invierno, sin haber llegado hasta
Viena.
Luis I deseaba que su sucesor en Polonia fuese el
presunto heredero al trono croata-húngaro, prometido de su hija menor María (la
mayor, Catalina, prometida del Delfín, murió muy joven) Segismundo de
Luxemburgo y Brandeburgo, segundo hijo del emperador Carlos IV y luego rey de
Bohemia y emperador romano-germánico. Con ese propósito Luis I presentó a
Segismundo a la Dieta Polaca de Zolion, pero los polacos no querían tener rey
de origen alemán ni la unión con Hungría. Pidieron que su reina fuera una de
las hijas de Luis que residiría en Polonia. Como María ya estaba prometida a
Segismundo, entonces recurrieron a la princesa Jadwiga, benjamina de Luis Anjou
e Isabel Kotromanic. Jadwiga, como vimos antes, estaba prometida a Guillermo,
duque de Austria, pero sacrificó sus sentimientos y se casó a pedido de los
polacos, con el duque lituano Jagello. De esa manera Lituania se cristianizó,
se unió a Polonia y así se fundó la nueva dinastía lituano-polaca de los
Jagellones. Esa dinastía dio varios reyes a Polonia, y, muerto Segismundo I
(reinó de 1387 a 1437) reinaron en Croacia-Hungría los reyes de esa casa:
Vladislao I (1440-44), Vladislao II (1490-1516) y Luis II (1516-1526).
Existen otros múltiples vínculos históricos
polaco-croatas. Esos lazos se remontan a la temprana Edad Media. Cuando a
principios del siglo VII, durante la migración de los pueblos, siete tribus
croatas, militarmente organizadas, se radicaron en el territorio de la Dalmacia
romano-bizantina y de la Panonia Inferior, dejaron a muchos congéneres en la
morada anterior al norte de los Cárpatos, es decir en la Polonia actual. Allí
hasta el siglo X existió la Croacia Blanca, que comprendía las regiones
aledañas de la posterior capital polaca, Cracovia[283].
Esos croatas, con el transcurrir del tiempo, se fusionaron con los checos y los
polacos, y seguramente constituyeron un elemento importante de la etnogénesis
del pueblo polaco. En el Mediodía, los croatas se mezclaron con los aborígenes
ilirios, celtas y romanos. Fueron los primeros entre los pueblos del grupo
lingüístico eslavo en fundar su monarquía nacional y en abrazar el cristianismo.
No obstante, en Croacia es todavía vivo el recuerdo de su antigua morada
allende los Cárpatos.
Es más grande poeta croata del siglo XVII y uno de los
escritores más ilustres de la época de la Reforma católica, Juan Francisco
Gundulic (1588-1638), en su obra principal, el poema Osman, dedicado al
príncipe polaco Ladislao vencedor de los turcos cerca de Hodin en 1621,
convencido de que los polacos liberaría n a los pueblos de la Europa
Centro-oriental de la dominación otomana. Su esperanza no se cumplió, pero
medio siglo después el rey polaco Juan Sobieski salvó en 1683 a Viena de los
turcos. Uno de los principales defensores de Viena fue justamente el hijo de
nuestro poeta, Francisco Gundulic, que fue general imperial y luego
vicemariscal.
El milenio del bautismo de Polonia está unido
especialmente a Czestochowa, donde en la iglesia del Eremita S. Pablo
(paulistas), se guarda la imagen milagrosa de nuestra Señora. Es el convento
más conocido de la orden paulista, fundada en Hungría y difundida sobre todo en
Croacia y Polonia. Los conventos paulistas más célebres en Croacia, suprimidos
durante el absolutismo ilustrado de José II (1780-90), se hallaban en Remete en
Lepoglava. En llamada Advocata Croatiae-Mater fidelissima. En el mismo
altar hay una estatua de Santa Jadwiga. El gran monasterio paulista de
Lepoglava, uno de los monumentos artísticos más hermosos, tenía ya en 1502 gymnasium
(escuela secundaria), que pronto fue convertido en un instituto de estudios
superiores con derecho a otorgar diplomas doctorales.
El insigne croata Jorge Utjesinovic Martinusic
(Utiesenovich Martinuzzi) fue prior de Czestochova durante el reinado del
último Jagello en Croacia. Nació en 1482 en Kamicak, Dalmacia, en el corazón
del reino medieval croata. Su padre era Gregorio y su madre Ana Martinusic.
Tras la trágica derrota de las armas cristianas en Mohac (1527), donde cayó el
rey húngaro croata Luis II Jagello, Utjesinovic tuvo que salir de Czestochova y
asumir una importancia misión política. En esos tiempos difíciles del avance
turco, se entabló la guerra civil en Croacia y Hungría entre los partidarios de
Fernando de Austria y el candidato local, Ivan Zapolya. Utjesinovic, registrado
siempre por los historiadores extranjeros como Martinuzzi, ocupó los más altos
cargo s políticos en Hungría (palatino y jefe del ejército). Zapolya lo designó
tutor de su hijo Ivan Segismundo. Utjesinovic se esforzó por reconciliar a los
dos bandos en pugna y, por último, lo logró. Fernando de Austria unió bajo su
cetro todas las regiones de Hungría que no estaban bajo el dominio otomano. A
su pedido Utjesinovic fue designado primado de Hungría y cardenal.
Tras el tercer reparto de Polonia, su provincia Galicia
integraba la monarquía de los Habsburgo. En ese marco, las relaciones
polaco-croatas eran muy cordiales, particularmente en el Consejo Imperial de
Viena, dentro de la mitad austríaca de la Monarquía que integraban también
Galicia y las provincias croatas de Dalmacia e Istria. Los polacos, en el
sistema dualista de Austria-Hungría, desempeñaron un papel relativamente
importante.
Al finalizar la primera guerra mundial en Croacia se
seguía con franca simpatía la resistencia la resistencia polaca a la invasión
soviética. Cuando en 1939, en virtud del acuerdo Ribbentrop-Molotov, Alemania y
Rusia se repartieron por cuarta vez a Polonia, los croatas acogieron con
corazón abierto y abrazo fraternal a los refugiados polacos a través de Rumania
buscaban llegar a Francia e Inglaterra para seguir luchando hasta el término de
la segunda conflagración mundial. Lamentablemente, tanto Polonia como Croacia,
amputadas territorialmente, fueron importadas al imperio soviético de
satélites. Después de la guerra Stepinac fue víctima del comunismo al igual que
el valeroso cardenal Wyszynski. Durante varios años su morada ha sido el
convento de Lepoglava, confiscado por José II y convertido en presidio.
Los croatas no pudieron asistir a los festejos del
milenio de Polonia ni la Croacia cautiva pudo expresar libremente sus
sentimientos y franca adhesión a la nación polaca. Son sentimientos de dos
pueblos de destinos afines, de dos pueblos ubicados en la frontera de
civilizaciones. Los polacos sienten la presión de Rusia y los croatas la de
Serbia, dos países de tradiciones ajenas. La tenaz resistencia polaca al predominio
ruso-soviético como la croata al serbio-comunismo constituyen a la vez la
defensa de los valores tradicionales de la sociedad occidental en su frontera
oriental todavía amenazada.
Ivo Bogdan
El 25 de junio último fue suscripto en Belgrado el
protocolo sobre "la reglamentación de las relaciones entre la Iglesia
Católica y la República Socialista Federativa de Yugoslavia". Los
comentaristas políticos calificaron la nueva situación como relaciones
semidiplomáticas. Las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la
Yugoslavia comunista existieron de 1945 a 1952, hasta que Belgrado el 16 de
diciembre las rompió unilateralmente como protesta contra la elevación del
arzobispo Aloysus Stepinac, metropolitano de Croacia, condenado a 16 años de
presidio, a la púrpura cardenalicia. Hasta entonces existía en Belgrado la
Nunciatura Apostólica, dirigida por mons. Hurley, hoy arzobispo de Florida,
EE.UU.
El protocolo fue firmado por mons. Agustín Casaroli,
subsecretario de la Sagrada Comisión para los Asuntos Eclesiásticos y Milutin
Moraca, presidente de la Comisión Federal para las Cuestiones Eclesiásticas.
Contenido del protocolo
El protocolo consta de preámbulo y cuatro artículos, dos
de los cuales subdivididos a su vez en dos puntos.
En el preámbulo se expresa que el protocolo fue firmado
para llegar a una reglamentación de las relaciones entre la Iglesia Católica y
la RSFY", lo que según la interpretación oficiosa vaticana sería el primer
paso en vista de nuevos acuerdos. El art. I, en su primer punto, precisa la
posición del gobierno yugoslavo, según la cual el status de las comunidades
religiosas está fijado por la Constitución y las leyes pertinentes. En el punto
segundo el gobierno yugoslavo garantiza a la Iglesia Católica el libre
ejercicio del culto y reconoce la competencia de la Santa Sede en el ejercicio
de su jurisdicción y garantiza a los obispos contactos con la Santa Sede.
En el art. II la Santa Sede, por su parte, reafirma su
posición principista, según la cual el clero debe limitar sus actividades a las
funciones eclesiásticas sin servirse de ellas para fines políticos. La Santa
Sede condena todo acto de terrorismo político y de violencia política. En el
art. III se prevén futuras consultas "cada vez que lo consideren
necesario" y el IV se conviene "proceder a la designación de sus
respectivos representantes con el título de Enviados.
No se trata de la reanudación de las relaciones
diplomáticas
Respecto a los arts. III y IV, L´Osservatore Romano
precisó el carácter de esos "Enviados" en los siguientes términos:
Un canje de cartas, entre el excelentísimo cardenal
secretario de Estado y ministro de Relaciones Exteriores de Yugoslavia, en la
misma fecha de la firma del protocolo, precisa que, según los acuerdos
establecidos, estos enviados tienen carácter de representantes oficiosos, pero
que a ellos les serán aplicadas íntegramente las normas que el derecho
internacional, y especialmente la Convención de Viena del 18 de abril de 1961,
establecen respecto a la persona y las funciones de los agentes diplomáticos y
a los locales de las respectivas misiones.
Por lo tanto, no se puede hablar precisamente de la
reanudación de las relaciones diplomáticas interrumpidas en 1952, tratándose
de una forma diferente de relaciones, que -al menos en la práctica de la Santa
Sede- constituye algo nuevo, pero que parece adecuada a las especiales
circunstancias.
El enviado de la Santa Sede en Belgrado tendrá juntamente
(más bien, según el art. IV del protocolo, en primer lugar) título y funciones
de delegado apostólico: título y funciones bien conocidas, ya sea por lo que al
respecto establece el Código de Derecho Canónico, ya sea por la práctica
difundida desde hace tiempo en los países más diversos[284].
En el comunicado de la Santa Sede sobre la firma del
protocolo del 25 de junio del intercambio de los enviados se ha dicho lo
siguiente:
Con la finalidad de proseguir y hacer más orgánicos los
contactos así iniciados, la Santa Sede y el Gobierno de la RSFY han establecido
proceder al intercambio de representantes oficiosos, a los cuales están
garantizados los privilegios y las inmunidades propias de los agentes
diplomáticos, con el convencimiento de que esto contribuirá al mejoramiento de
las mutuas relaciones y a una útil cooperación en el terreno internacional. La
Santa Sede designará por consiguiente un delegado apostólico, con sede en
Belgrado, el que tendrá a la vez las funciones de enviado ante el gobierno
yugoslavo; éste, a su vez, designará su propio enviado ante la Sede
apostólica[285].
Además el comunicado pone de relieve el propósito de la
colaboración en el campo internacional a favor de la paz y ayuda entre las
naciones, lo que el órgano vaticano señala como ámbitos donde "la
presencia y la acción de la Santa Sede han ido afirmándose cada vez más en
estos últimos tiempos, suscitando esperanzas y aprobaciones generales".
En cuanto a las relaciones Iglesia-Estado en la
Yugoslavia comunista (incluidas en los arts. I y II), L´Osservatore Romano destaca
la garantía legal dada a la Iglesia en Yugoslavia, ya que: "con su
introducción en el protocolo, se le da también un valor bilateral, en
relación a la Santa Sede. Por lo tanto, éste podrá hacer al Gobierno las
indicaciones que juzgue necesarias en relación a la plena aplicación de los
principios y de las garantías enunciadas, indicaciones que el gobierno se
declara dispuesto a examinar".
Las actividades políticas del clero
En lo concerniente a la obligación de la Santa Sede (art.
II del protocolo) respecto a las actividades políticas del clero, desusadas por
sus formas y contenido, L´Osservatore Romano da un amplio comentario
que, dadas sus implicaciones políticas, transcribimos íntegro:
A su vez, la S. Sede ha juzgado por ahora poder acoger
dos de las solicitudes formuladas por el gobierno yugoslavo y lo hace
refiriéndose -en el art. II- a algunos principios generales, cuya validez está
ya garantizada para Yugoslavia como para cualquier otro país, por la doctrina
misma y por la disciplina de la Iglesia Católica, y es aquí confirmada.
Así, en primer lugar, "la S. Sede confirma la
afirmación de principio de que la actividad de los eclesiásticos católicos, en
el ejercicio de sus funciones sacerdotales, debe desenvolverse en el ámbito
religioso y eclesiástico"; de tal modo, sería ilegítimo el eventual abuso
de dichas funciones "para fines que sean realmente de carácter
político".
Los principios de la Iglesia Católica en esta materia son
claros y bien conocidos, aun si en su aplicación concreta pueden chochar frecuentemente
con diversos, y no raramente del todo inaceptables, conceptos sobre lo que está
comprendido "en el ámbito religioso y eclesiástico", sobre lo que es
realmente "de carácter político", y sobre lo que constituye efectivo "abuso"
de las funciones sacerdotales. Para la Iglesia Católica, a los que se dedican
al servicio de la religión en el estado eclesiástico no es lícito, en el
ejercicio del sagrado servicio, obrar para fines que -por más que puedan ser
legítimos y loables en sí mismos- pertenezcan a una esfera que no sea la de la
Iglesia; es decir la que comprende, en especial, el ejercicio del culto y la
administración de los sacramentos, la enseñanza de la doctrina dogmática y
moral de la Iglesia, la atención pastoral y la guía del pueblo católico hacía
la coherencia de la vida con la profesión cristiana.
En caso de que alguna falta pudiese verificarse en este
campo, la Iglesia sería la primera en querer provocar que se ponga el remedio.
Por este motivo la S. Sede -análogamente a lo que hace el
gobierno, en el art. I, Por lo que le respecta- se declara "dispuesta a
examinar los casos que el gobierno de la R.S.F.Y. retuviese deber señalarle con
este propósito". Evidentemente, esto no significa que la S. Sede tenga
motivo para temer que se verifiquen dichos casos; solamente no se excluye -ni
se ve cómo podría excluirse- su posibilidad.
Asombrosa declaración sobre terrorismo
Lo mismo se puede decir acerca de la segunda
"posición" manifestada por la S. Sede en respuesta a la explícita
solicitud del gobierno, y en la cual ella, "en conformidad con los
principios de la moral católica, desaprueba y condena todo acto, cumplido por
quien sea, de terrorismo y análogas formas delictuosas de violencia
política".
Tal vez podrá suscitar asombro -continúa L´Osservatore
Romano- que esta declaración sea hecha en relación a una eventualidad no
excluida de que algún eclesiástico católico pueda ser acusado o sospechoso de
participación en acciones de ese género. Pero el obvio el motivo por el cual la
S. Sede no rechaza -"en el caso de que el gobierno yugoslavo juzgase que
eclesiásticos católicos hayan participado en cualquier acción del género en
daño de la R.S.F.Y. y retuviese necesario señalar esos casos a la S.
Sede"- la posibilidad de declararse dispuesta a examinar estas
señalaciones, para juzgar y eventualmente proveer en los modos "previstos
para dichos casos por el derecho canónico".
Al terminar la ceremonia de la firma del protocolo,
monseñor Casaroli declaró:
"Este acto abre una nueva página en las relaciones
entre la Santa Sede y Yugoslavia y, por consiguiente, así lo esperamos, en las
relaciones del Estado yugoslavo con la Iglesia Católica de Yugoslavia".
Formuló votos por los que trabajan "por la paz, justicia y libertad".
Sólo una etapa
El día anterior, 24 de junio, fiesta patronal de San Juan
de Laterán, el papa Paulo VI hablando a los cardenales y miembros del clero
romano indicó que desde el comienzo de su pontificado su atención se dirigió
especialmente "con afecto muy particular" hacia los problemas de la
Iglesia en Yugoslavia. Señaló que al respecto "dio su acuerdo e
instrucciones para las conversaciones que las autoridades civiles manifiestan
querer entablar con la Santa Sede con vistas a buscar honestamente una
solución, aunque fuera incompleta, de las relaciones entre la Iglesia Católica
y el Estado yugoslavo".
"En este terreno va a franquearse positivamente una
etapa -dijo el Santo Padre- y confiamos a la providencia ese resultado para que
aporte frutos para la Iglesia y los pueblos de esta nación".
"Modus vivendi" no pudo firmarse debido a
la oposición serbia
En nuestro breve análisis hemos de señalar que en su
citado comentario L´Osservatore Romano subrayó que desde el comienzo de
las negociaciones "no se ha tomado en consideración la posibilidad de llegar
a un concordato o a un 'Modus vivendi' en el sentido de reglamento jurídico,
aunque fuera parcial, de las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado
yugoslavo.
A esto se oponía -aclara L´Osservatore Romano- la
consideración hecha presente desde el principio de que el Estado yugoslavo no
podría, en base a su propia Constitución, conceder en su sistema, a una de las
diversas confesiones religiosas presentes en el país, un status jurídico
especial.
De tal modo que en el documento (art. I, 1) el gobierno
yugoslavo se limita a exponer "los principios sobre los cuales se funda,
en la República Socialista Federativa de Yugoslavia, el sistema de la posición
jurídica de las comunidades religiosas y que son garantizados por la
Constitución y por las leyes".
Conociendo las relaciones políticas en Yugoslavia, donde
prevalece la influencia de los serbios y de su Iglesia nacional ortodoxa, cabe
concluir que es un mero pretexto del gobierno yugoslavo cuando invoca la
Constitución que impediría un status especial para la Iglesia Católica. Se
trata tan sólo del temor a suscitar una reacción violenta de los serbios
ortodoxos, en principio reacios a toda influencia de la Santa Sede. Basta
recordar el caso análogo en la Yugoslavia monárquica. El concordato fue suscripto
en el Vaticano el 25 de julio de 1935 y votado por el Parlamento de Belgrado el
23 de julio de 1937, mas el gobierno no osó promulgarlo por temor a la Iglesia
ortodoxa. El Santo Sínodo serbio agitó a la opinión pública y excomulgó a los
diputados ortodoxos que votaron por la ratificación del concordato.
La insistencia del gobierno comunista en evitar todo lo
que podría recordar el concordato e incluso un Modus vivendi, se debe a
consideraciones políticas y no jurídicas. Pocos días después de la firma del
protocolo, trascendió que Rankovic, número dos de Yugoslavia, preparaba una
revolución de palacio con el apoyo de los comunistas serbios. Tito que sabía
todo eso, evidentemente, tuvo sobradas razones de no herir la sensibilidad
política de los serbios que dominan en el aparato partidario y administrativo.
Por cierto que el gobierno de Belgrado en sus
negociaciones con la Santa Sede, además de efectos políticos en los países de
Occidente, quiso lograr un impacto entre los católicos croatas y eslovenos. No obstante,
por temor a las reacciones serbias, se aplazaban y duraron dos años, según
aclara el mismo texto del protocolo. El régimen comunista, que depende de la
ayuda económica de los países occidentales, había expresado el deseo de llegar
a un arreglo con el Vaticano durante el pontificado de Juan XXIII, pero luego
interpuso toda clase de obstáculos[286]
antes de llegar a un acuerdo harto incompleto.
El mayor obstáculo en las negociaciones fue el evidente
deseo del régimen de lograr máximos efectos políticos con concesiones mínimas.
Por ello, para los dirigentes comunistas la carta pastoral del Episcopado
(texto íntegro en el rubro Documentos) del año pasado constituía un
impedimento serio. En dicha pastoral los obispos invitan a sus feligreses a
liberarse del temor y exigir los derechos a las libertades religiosas,
garantizados por la letra de las leyes. Es sabido que disposiciones análogas
sobre la libertad del culto existen en la legislatura de otras
"democracias populares", pero es muy discutible en qué medida se
respetan en la práctica. La carta pastoral señaló precisamente esta diferencia
entre la teoría y la práctica, reduciendo así por anticipado el efecto político
en el exterior que el gobierno comunista de Belgrado quiso lograr en sus
negociaciones con la Santa Sede. El gobierno comunista posponía la fase final
de las negociaciones y mientras tanto se presionaba a los obispos para que
revocaran por lo menos la parte de su pastoral, referente a la liberación del
miedo. Los obispos, empero, permanecieron firmes[287].
Insistencia en la insólita declaración contra el
terrorismo
Además, los negociadores comunistas exigían que la Santa
Sede, en un documento con carácter de convenio diplomático, repudiara no solamente
la injerencia del clero en la vida política, sino también los supuestos actos
del clero relacionados con el terrorismo político, lo que fue la causa de las
comprensibles demoras. Visto que el régimen comunista justificaba sus
implacables persecuciones contra los católicos, sobre todo en Croacia, por la
presunta actividad política, terrorista y delictuosa del clero (todos esos
cargos fueron imputados al mismo arzobispo monseñor Aloysius Stepinac), los
negociadores vaticanos resistían a ese insólito pedido[288]
de parte de un régimen que se impuso y existe por practicar el territorio como
parte del sistema de gobierno. El mismo dictador yugoslavo insistió en esa
cuestión. La declaración respectiva ha sido conditio sine qua non para
la firma del acuerdo. Por consiguiente, fue hallada la fórmula que permitió a L´Osservatore
Romano interpretarla como algo referente a los casos harto hipotéticos y
futuros.
En cuanto a las declaraciones acerca de la paz mundial y
la paz, la justicia y la libertad en las relaciones de los pueblos que integran
a Yugoslavia, resulta que no hubo resistencias por parte del Vaticano. Es bien
sabido lo que todo ello significa en la terminología y el pensamiento de la
Iglesia y cuánto difiere de los conceptos comunistas.
Sin embargo, ya desde el mismo día de la firma del
protocolo la prensa comunista yugoslava comentó lo convenido de manera que no
concuerda precisamente con las interpretaciones del órgano oficioso del
Vaticano. La Política, gran diario de Belgrado, al admitir que el protocolo
constituye la base para los diálogos ulteriores, considera necesario destacar
que eso tiene que ser únicamente dentro del marco de la reglamentación estatal
acerca de las comunidades religiosas y que no cabe esperar excepciones a favor
de la Iglesia Católica. Vjesnik, principal diario de Zagreb, al comentar
la declaración de la Santa Sede acerca de las actividades políticas del clero y
la condena de los eventuales hechos delictivos no deja de vincularla con las
actividades "enemistosas anticomunistas y antiyugoslavas" del clero
croata exilado que vive y actúa en los países democráticos. Eso nos hace
recordar las anteriores exigencias del gobierno comunista, que consideró como
inadmisibles las denuncias de las actividades liberticidas del régimen yugoslavo
en lo religioso y nacional por parte del clero exilado (Ver S.C. Año V,
pp. 30-32, 164-166). Por consiguiente, no hay que excluir nuevas insistencias
con el propósito de cercenar la libertad de expresión del clero católico
exilado invocando el protocolo del 25 de junio. Por supuesto, el gobierno
totalitario comunista yugoslavo tendrá que aprender que las denuncias de los
crímenes comunistas y la invocación del derecho de los católicos croatas y
eslovenos a la autodeterminación nacional no pueden ser calificados como
indebidas actividades y menos que menos delictuosas, sino que se trata de un
derecho de la persona humana libre. Es verdad, lamentablemente, que los
comunistas yugoslavos son los dueños de pisotear los derechos humanos en su
propia jurisdicción, pero no tienen derecho a exigir que la misma Santa Sede se
haga su cómplice.
Tentativa de regularizar las relaciones entre la
Iglesia y los estados comunistas
El contenido del protocolo fue calificado por la prensa
mundial como un paso importante para "la reanudación de vínculos de la
Santa Sede" con los regímenes comunistas de Europa oriental". A tal
propósito la Santa Sede, tras 14 años de interrumpidas las relaciones con
Yugoslavia, accedió a un magro acuerdo. El mismo Paulo VI en su discurso del 24
de junio lo calificó de incompleto, y declaró que había sido solicitado
por el gobierno yugoslavo, destacando su sincero deseo de arribar a una
solución honesta. Las relaciones entre el Vaticano y Yugoslavia constituyen
"algo nuevo... que parece adecuado a las especiales circunstancias" y
es un retroceso en comparación con la situación hasta el año 1952, cuando en
Belgrado existía la Nunciatura Apostólica. En cuanto a la libertad de culto,
garantizada por el protocolo, ya existía en la legislación yugoslava, en el
papel, por supuesto. Por otra parte, la libertad de culto en los países
comunistas no equivale a la libertad religiosa. Lo único nuevo es que ahora la
libertad de culto se reconoce también en un protocolo diplomático y que el
representante de la Santa Sede podrá hacer eventuales reclamos ante el gobierno
yugoslavo. En teoría, se admite la posibilidad de nuevas negociaciones
"para la completa regulación de las relaciones", de manera que Paulo
VI considera la firma del Protocolo como una solución incompleta y una etapa
inicial en la regularización de las relaciones entre la Iglesia y el Estado
yugoslavo. Un acuerdo similar fue firmado ya antes con el gobierno húngaro. La
Iglesia en la situación actual se empeña en conseguir acuerdos, aunque sea limitados con los Estados comunistas pese al peligro de que
no se respete lo estipulado. En tal eventualidad se deslindarán las
responsabilidades.
Temor a la resistencia nacional croata y eslovena
En cuanto a la participación del clero en la vida
política y en supuestas actividades terroristas y delictivas, basta acotar que
en Croacia, aun antes de la guerra, la jerarquía católica había prohibido al
clero intervenir en las actividades políticas. Lo mismo vale para el período de
la guerra, cuando el arzobispo A. Stepinac había prohibido a los sacerdotes,
electos con anterioridad diputados nacionales, tomar parte en el parlamento
(Sabor) al ser invitados por el gobierno del Estado Independiente de Croacia.
Por lo demás, el clero católico tampoco participa en la vida partidaria
política en los países del Occidente libre.
La insistencia en la prohibición de la actividad
terrorista y delictuosa del clero es motivada, no cabe duda, por temor a la
resistencia nacional croata y eslovena a la hegemonía serbia y, en realidad, es
contraproducente. Los dirigentes comunistas, por lo visto, psicológicamente no
están en condiciones como para apreciar correctamente las reacciones del mundo
libre respecto a su obsesionante temor a las hipotéticas actividades
terroristas y criminales del clero católico. A ese estado de ánimo aludió el
Episcopado Católico cuando en su protesta, dirigida a Tito el 25/IX/1952 al
señalar que todavía se hallaban encarcelados más de doscientos sacerdotes por
supuestos hechos criminales, preguntó irónicamente: "¿No es extraño, por
cierto, que el clero que en todos los pueblos civilizados no entra en contacto
con el código penal, en nuestro país se torna tan incorregiblemente criminal?" [289].
Lo único que los observadores extranjeros interiorizados
podrán concluir de esa "asombrosa" (expresión de L´Osservatore
Romano) declaración es que el régimen comunista yugoslavo: 1) sigue
considerando peligrosa la resistencia de los católicos croatas tanto al
comunismo como a la impuesta unión estatal que vulnera su derecho de
autodeterminación, y 2) trata como acto criminal la reivindicación de ese
derecho universalmente reconocido, siempre y cuando su concreción es postulada
por los croatas y los eslovenos, casi los únicos católicos en Yugoslavia.
La aspiración a las libertades individuales y nacionales
es tan arraigada en Croacia y Eslovenia que el clero católico no debe
alentarla. Por el contrario, la limitada libertad de culto, las procesiones y
otros actos religiosos, sirven al pueblo para manifestar también su conciencia
nacional, de modo que el clero se ve obligado a pedir la moderación de sus
feligreses en vista de las posibles represalias comunistas.
Últimamente y en forma reiterada en Croacia los festejos
religiosos adquirieron también el carácter de manifestaciones patrióticas
anticomunistas. Eso es inevitable en un ambiente en que la tradición religiosa
y nacional están íntimamente unidas. Así el año
pasado, en la fiesta de la Asunción de María, se conmemoró en Sinj, Dalmacia,
el 250 aniversario de la defensa de dicha ciudad por mediación de la muy
venerada Virgen de Sinj. En el acto oficial, presidido por el mismo Tito,
asistieron apenas 10.000 personas, y en la conmemoración religiosa, ocho días
después, con la asistencia del cardenal monseñor Francisco Seper, metropolitano
de Croacia, se congregaron más de 40.000 feligreses, coreando con entusiasmo
himnos religiosos a la "Reina de los croatas" y vitoreando al
"cardenal croata". Análogas manifestaciones tuvieron efecto en
Zagreb, Split, Sibenik y no hace mucho en Dubrovnik, con motivo de los festejos
de San Blas, patrón de la diócesis y de la ex república croata de Dubrovnik.
Los observadores extranjeros, cuya imparcialidad está
fuera de duda, destacan que en Croacia "el momento nacional es más fuerte
que el comunismo" y que los jóvenes croatas son perseguidos si critican al
comunismo, pero se los castiga cruelmente cuando exigen el derecho de
autodeterminación para el pueblo croata[290].
La prensa internacional registró que en Croacia fueron detenidos 400
estudiantes y obreros en "la fiesta nacional yugoslava" por
distribuir volantes en los que reclamaban el derecho de autodeterminación.
Muchos fueron torturados por la policía política y otros recluidos en el famoso
presidio de la isla Goli, mientras cuarenta fueron procesados, a puertas
cerradas, y condenados en febrero último a penas de dos a ocho años de prisión.
El New York Times[291]
comentó que se trata de una generación joven, desvinculada totalmente de los
exiliados políticos y que "incluso en las esferas oficiales en Croacia
reina un gran disgusto hacia Belgrado... y Serbia, adversario tradicional de
Croacia" . Es obvio, pues, que en Belgrado no
temen tanto a "la influencia política" de la Iglesia por su oposición
intrínseca al comunismo materialista y ateo, sin mucho más por existir en
Croacia y Eslovenia una solidaridad natural entre los intereses nacionales y
eclesiásticos en la lucha contra la dictadura comunista y la dominación serbia.
Hace falta tomar en cuenta lo antedicho si se quiere
apreciar correctamente las circunstancias que rodearon las negociaciones sobre
las relaciones entre Belgrado y el Vaticano y lo sensible que es el terreno en
que se desenvuelven esas relaciones.
(Los arzobispos y obispos de Yugoslavia celebraron
sesiones plenarias de las Conferencias Episcopales en mayo de 1965 en Zagreb,
capital de Croacia, bajo la presidencia del metropolitano de Croacia, S. E.
Cardenal Francisco Seper. El 21 de mayo dirigieron a los fieles "El
mensaje conjunto de los Obispos de Yugoslavia" bajo el nro. 40-BK-1965,
reclamando el derecho a la educación religiosa de la juventud, repudiando
abortos y divorcios y reivindicando el derecho a la libertad religiosa.
La carta pastoral de los obispos católicos
constituye valioso testimonio de la situación pastoral de la Iglesia en Croacia
y Eslovenia, regiones occidentales de Yugoslavia donde viven los católicos,
mientras que las regiones orientales -Serbia, Montenegro y Macedonia-,
mayormente están habitadas por los ortodoxos. Esta última carta pastoral de los
obispos católicos, si bien moderada por su estilo y tono con el propósito de
poder llegar a las manos de los fieles, contiene fragmentos que prueban que en
la Yugoslavia comunista no se respetan leyes y obligaciones internacionales
inherentes a los derechos y libertades humanas y que hasta ahora las
disposiciones legales y enunciaciones sobre la libertad religiosa son un caso
flagrante de la "hipocresía legal" mencionada por el Papa Pablo VI en
su homilía del Viernes Santo de 1964.
A continuación transcribimos en versión castellana
el texto íntegro de dicho documento, según fue publicado por el Ordinariato
Episcopal de Zadar y bajo la responsabilidad del arzobispo mons. Mateo Grkovic
fue reproducido en mimeógrafo).
Amados fieles:
"Gracia a vosotros y paz de parte de Dios Padre y
del Señor Nuestro Jesucristo, quien, según la voluntad de Dios Padre nuestro,
se entregó a sí mismo por nuestros pecados, a fin de arrancarnos de este
presente siglo perverso. A Dios la gloria por los siglos de los siglos.
Amén", (Gal. 1, 3-5).
Cristo, el Maestro y Pastor de almas nos confió un deber
sagrado y responsable: "Id, pues, y amaestrad a todas las gentes... (Mat.
28, 19). San Pablo, consciente de ese gran deber y responsabilidad, exclama:
"Pues, ¡ay de mí si no predicare el
Evangelio" (1 Cor. 9,16). Bajo la honda impresión de ese deber apostólico
escribe a su discípulo Timoteo: Te conjuro en la presencia de Dios y de Cristo
Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, y por su advenimiento y por su
reino: predica la palabra, insta a tiempo y a destiempo, reprende, exhorta,
increpa con toda longanimidad y no cejando en la enseñanza" (2 Tim. 4,
1-2). Nosotros, vuestros obispos, somos sucesores de los derechos y deberes
apostólicos. Las palabras de Cristo "Amaestrad a todas las gentes..."
nos obligan y estimulan para enseñaros la doctrina evangélica y según ella
encaminemos nuestra vida hacia la bendición terrenal y la eternidad bienaventurada.
Os amamos en el Señor y les deseamos todo bien, y por eso
os dirigimos este mensaje conjunto, en el que con plena seriedad hemos de
hablaros de algunos problemas importantes de la vida cristiana, a saber:
1) De la educación religiosa de nuestros hijos y la
juventud; 2) De la protección de la vida humana en la familia; y 3) De la
libertad del cristiano.
I. La educación religiosa de los niños y la
juventud
Amados fieles, nuestra alma de pastores está invadida de
preocupación en cuanto a la enseñanza religiosa y la educación de niños y la
juventud. Es el problema fundamental, pues se trata de la orientación y
enseñanza católica de nuestra juventud, portadora de nuestro futuro. Son
corazones y almas que nunca se orientarán totalmente si no los ayudamos
comúnmente. Cuesta hallar el camino recto entre tantas opiniones y sistemas
opuestos que procuran dar a la juventud su visión de la vida.
Nuestra juventud se encontró ante la fatal encrucijada
sin conocimientos y experiencias necesarios. ¿Cuántas cosas no le ofrecen como
solución de los problemas de la vida y como camino a la felicidad?
Desgraciadamente, los corazones jóvenes, ansiosos de la verdad y la dicha, a
menudo se entusiasman con lo que no puede satisfacer sus aspiraciones nobles e
ideales juveniles. Por eso, todos debemos, obispos, sacerdotes y vosotros los
padres, en concordancia y a tiempo acudir en ayuda y hablar con sinceridad y
amor. Es el último momento de acercarnos a los niños y a la juventud con más
sinceridad y decisión y ofrecerles el ideal y el alimento de la vida de Cristo.
Padres cristianos, antes de que el niño experimente su
primer contacto consciente con la Iglesia, lo vive con vosotros. Vino a este
mundo mediante vuestra colaboración con Dios, quien le inspiró el alma
inmortal. Sabed bien que vuestro hijo, precisamente a causa de la colaboración
divina en su existencia, está destinado por su naturaleza a ser eterno. Como
vosotros sois los colaboradores primeros e inmediatos de su nacimiento, debéis
serlo también de su consagración, pues a ese niño Dios lo creó para sí.
El vínculo natural de padres con el hijo os brinda la
mejor posibilidad de acercar a Dios el alma y la vida de sus hijos, ya en la
más tierna edad. No os engañéis pensando que los hijos en la edad preescolar están
inmaduros para la enseñanza y la educación religiosas. Precisamente ese período
de la tierna infancia y el de la pubertad constituyen el tiempo más importante
y decisivo en la formación de la persona humana.
Vuestro hijo depende en todo de vosotros. Cada palabra y
acto vuestro le descubre un mundo desconocido. Mira todo alrededor tal como lo
veis vosotros y lo juzga según lo juzgáis vosotros. Vosotros sois por la ley
divina y natural la primera autoridad para el niño y el primer nexo con la
vida.
¿Comprendéis cuánta es vuestra responsabilidad? Es tanto
mayor por cuanto el niño no nació sólo para este mundo sino para el
ultraterrenal. Precisamente a través de vosotros el pequeño debe vivir su
primer encuentro con Dios y la Iglesia. Sobre vuestras rodillas debe aprender a
juntar las manos y rezar. Vosotros sois el primer maestro de vuestro hijo, los
primeros mensajeros del Evangelio, de la noticia gozosa sobre el Reino y la
gracia de Dios, que en virtud del bautismo reside en el alma del niño. El hijo
debe aprender de vosotros la feliz verdad de que Dios lo ama y el dulce deber
de retribuir con el amor a su Creador. En vuestras manos está depositada la
eternidad de vuestros hijos. La Iglesia os brinda instrucciones y consejos para
que podáis cumplir rectamente con ese deber. Os ofrece el libro de oraciones,
el catecismo y la prensa religiosa. Ningún hogar debería carecer de esos
instrumentos educacionales.
Cuando vuestro hijo llegue a la edad escolar y cuando lo
confiéis a los maestros para que amplíen sus conocimientos, no olvidéis, amados
hijos, llevarlo enseguida al sacerdote para que continúe, como vuestro
asistente y colaborador, la formación religiosa de vuestro hijo. Vosotros con
el amor paternal habéis empezado esta sagrada tarea, y el sacerdote como
director espiritual y amigo continuará y completará la misma obra bendita.
Si los padres descuidan ese su máximo deber, yerran
gravemente y son responsables de esa fatal omisión ante Dios y sus propios
hijos. Permaneced en asiduo contacto con el sacerdote y seguid, vigilantes, el
desarrollo religioso de vuestro hijo. Cada sacrificio en ese sentido os será
recompensado con creces, pues os bendecirá Dios desde el fondo del alma de
vuestro hijo. No debéis engañaros pensando en haber cumplido vuestro deber si procuráis
que el hijo reciba la primera comunión y la confirmación tras una doctrina
breve y superficial. Sabéis bien que esos sacramentos son instituciones
divinas, de las que debe vivir el alma de vuestros hijos y no deben
considerarse como costumbres hermosas de las que luego sólo queda el recuerdo.
Por el contrario, la preparación suficiente para el recibimiento de esos
sacramentos debe ser el comienzo de la verdadera vida religiosa del niño, que
ha de crecer en la sabiduría, la gracia y la virtud. Es por ello que con toda
seriedad condenamos la triste costumbre de muchos padres que, después de la
primera comunión y la confirmación, no envían más a sus hijos a la enseñanza
religiosa. Sabed bien que después de recibir esos sacramentos, permanece
vuestro deber de mandar a los hijos a la doctrina religiosa hasta el fin de la
escuela. Como se amplían los conocimientos generales de los hijos es necesario
profundizar sus conocimientos religiosos. Al hombre adulto no le basta el
conocimiento religioso que adquirió en la niñez, pues se enfrenta con problemas
que puede solucionar únicamente con la ayuda de una instrucción religiosa
sólida y madura.
Sabemos que, lamentablemente, incluso ahora, no obstante
disposiciones legales y garantías constitucionales, hay intentos de restringir
en varias formas e impedir la enseñanza religiosa. Nosotros declaramos que
tales intentos lesionan vuestros derechos de padres. Cuando en cualquier forma
ocurra algo parecido, dirigíos en cada caso a nosotros y nosotros -de
conformidad con nuestro deber pastoral- nos levantaremos en defensa de vuestros
derechos sagrados, pues esos derechos están garantizados por las leyes
positivas del Estado.
Especialmente, padres cristianos, os recomendamos cuidar
a vuestros hijos en el período de su desarrollo. Es un período lleno de
tormentas y crisis, una etapa que causa mucha preocupación a vuestros hijos, a
vosotros, a vuestros sacerdotes y obispos. Entonces no debéis dejar a vuestros
hijos librados al tiempo y al azar. Dirigíos hacia los sacerdotes, que serán
sus directores espirituales, sus confesores y maestros. Vuestro hijo confiará
en los servidores de la Iglesia si vosotros confiáis. En ese período la
juventud a menudo pasa por crisis espirituales, toma consciencia de sí misma,
supera el sentimiento de subordinación y busca la originalidad para expresar su
lozana y briosa fuerza vital. Entonces es muy importante que vuestros hijos
racional y volitivamente acepten lo que, en su niñez, vivían sentimentalmente.
No olvidéis que a un ser joven que conscientemente entra en la vida, le es
necesaria la guía. Esa guía le ofreceréis vosotros en colaboración con la
Iglesia.
Amados padres cristianos, vuestra casa debe ser un hogar
cálido y un lugar sagrado. Lo será si los padres llevan una vida ejemplar. En la
familia debe siempre reinar el amor, la honradez y la paz que los hijos puedan
crecer normalmente en el respeto de los valores morales. Deben estar lejos el
desenfreno, riñas, blasfemias e insultos, pues en caso contrario se irá
extinguiendo el sagrado fuego de la dicha familiar.
¡Cómo se escandalizan las pequeñas almas ya en el hogar
paterno oyendo conversaciones e insultos impúdicos! Con la mayor tristeza y
decepción debemos decir que en muchas familias de nuestro pueblo están
arraigadas blasfemias e insultos contra lo más sagrado. Agraviar a Dios, al
Salvador, a la Madre de Dios y a los santos -sea de palabra o por escrito-
quiere decir atentar contra el honor divino. El blasfemo se despoja de su
propia dignidad y difunde en torno el escándalo destructor y deshonra el don de
la palabra, ya que el señor dijo: "¡Ay del mundo por los escándalos! ...
¡hay del hombre por quien el escándalo viene!" (Mat. 18,7).
Amados hijos e hijas, que en vuestros hogares no quepa
ningún blasfemo pues todo blasfemo es el traidor de las cosas sagradas.
Para que en la familia pueda desenvolverse la normal
educación cristiana de los hijos, debe ser el hogar de la oración, pues
mediante la oración se une a Dios, fuente de toda bondad, dicha y armonía. Os
recomendamos cálidamente que practiquéis la oración familiar conjunta, que
tendrá un carácter especial de unión recíproca y de entrega a Dios. Mediante
esa oración madurarán grandes obras para el florecimiento y la salvación de la
comunidad familiar, célula básica de la sociedad humana.
II. De la protección de la vida humana en la
familia
Queridos padres, os hemos hablado de la vida religiosa,
sobrenatural de vuestros hijos y ahora consideramos nuestro deber hablaros de
otro problema de suma importancia.
Ante todo hemos de recalcar que Dios es el Creador del
mundo, que todos los seres están supeditados a sus leyes. El origen de los
átomos, el movimiento de las estrellas, el florecimiento de las flores, la vida
acuática, terrestre y espacial, todo se desenvuelve según el designio del eterno
Creador.
Como corona de toda su creación Dios hizo al hombre y en
su ser imprimió la ley de la vida, que no lo aprisiona sino que lo protege de
la deshonra, de la humillación, de la ruina temporal y eterna.
Las leyes divinas son inmutables y sagradas, y no pueden
violarse sin graves y tristes consecuencias incluso en la vida terrenal. La
voluntad humana debe someterse a la voluntad divina para que permanezca dentro
del orden, el honor y la dignidad humana. También la familia es una institución
de origen divino y como tal está sujeta a las leyes divinas que le confieren
sentido, guardan su santidad y determinan su fecundidad. Más arriba explicamos
que la familia es escuela de santidad, y ahora debemos subrayar que la familia
es el santuario del origen de la vida humana. Por ello, en esta ocasión
consideramos nuestro mayor deber y derecho levantarnos en nombre de las
inmutables leyes divinas, en defensa de las vidas que todavía se esconden en el
santuario del útero materno. La grandeza de la mujer y la dignidad del hombre
consisten en su servicio desinteresado a la vida. Los católicos deben poseer la
profunda noción de lo sublime que es el sacramento del matrimonio. El novio y
la novia católicos quedan unidos ante el altar con vínculos indisolubles y están
enriquecidos con los dones de la gracia. Mediante el sacramento del matrimonio
están consagrados y autorizados a ser ejecutores de los sagrados secretos de la
vida. Por eso el matrimonio como santuario de la vida no debe ser violado de
manera alguna.
Cómo nos duele el hecho de que muchas parejas
matrimoniales se han convertido en ejecutores de la muerte y no en portadores
de la vida. Han desvirtuado su fin primario y fundamental. El niño, desde el
primer instante de su gestación, es el fruto bendito del útero materno y
partícipe de todos los derechos naturales en la sociedad humana. Por no haber
nacido todavía y a causa de su total impotencia y dependencia de la madre debe
gozar de la mayor protección y amor que el niño nacido. Hoy muchos hogares
están empañados con la sangre de los no nacidos y son tantos que nos acordamos
de las palabras de la Santa Escritura: "Effunderunt sanguinem eorum ut
aquam..." (S. 78,3). Dios demandará por cada inocente como preguntó al
primer asesino, Caín: "¿Qué hiciste? Desde la tierra clama a mí la sangre
de tu hermano" (1 Mois. 4.10)
La vida humana es sagrada y un ser inocente siempre tiene
derecho a la vida. Dios es divinamente consecuente consigo mismo y cuando grabó
en la conciencia humana el mandamiento: no matarás, entonces quiso proteger a
toda la vida humana, la de jóvenes y viejos, la del niño y la madre, la del
hombre sano y el moribundo, la del cuerdo y el alienado, la de los chicos y los
adultos. La madre da la vida sólo al hombre, por eso aquel ser diminuto que lleva
bajo su corazón es hombre. Y ese hombre no nacido tiene el derecho inalienable
a que su madre lo quiera, lo proteja, alimente y con la solicitud materna lo dé
a luz y luego lo eduque para la luz de la eternidad.
La mujer cumple con la maternidad los designios de la
Providencia, ya que el Creador depositó en su ser la posibilidad y el deseo de
la maternidad. Por su naturaleza es la madre de la vida y por su más honda
inclinación desea servir a la vida. La mujer está llamada al altruismo extremo
que se regale y viva para el otro.
De modo que el asesinato del hijo no nacido constituye el
ataque a la misma naturaleza de la mujer, a la humanidad en general y a la
Iglesia, y al Cuerpo Místico de Cristo, al cual, mediante el bautismo, debió
unirse también ese pequeño ser humano. Nadie tiene derecho, por cualesquiera
razones, a quitar directamente la vida a un hombre inocente, y menos aún para
conseguir que su vida sea más despreocupada y fácil. La conciencia humana
condena los crímenes perpetrados durante la última guerra, y ahora, ¿dónde está
esa conciencia, por qué calla cuando se cometen crímenes iguales contra un
número mucho mayor de seres humanos?
Las estadísticas sobre los abortos en nuestro país nos
asombran. Algunas regiones de año a año registran permanentemente más muertos
que nacidos. Prefieren la muerte a la vida y se precipitan también a su ruina
biológica.
Padres cristianos, sin sacrificio y magnanimidad el
matrimonio no puede vivirse dignamente. El verdadero sentido para el sacrificio
y el amor desinteresado puede lograrse sólo a la luz de la realidad
sobrenatural y eterna.
Los suscriptos arzobispos y obispos declaramos
solemnemente que cada aborto intencional y realizado directamente es un grave
pecado ante Dios, y para todos los fieles que en ello participen implica el
castigo eclesiástico de la excomunión (C.C., k 2350-1). La conciencia
despertada y la conciencia cristiana deben restituir en la opinión pública el
respeto a la vida humana.
III. De la libertad del cristianismo
"Hermanos, ya es hora de que despertéis del
sueño" (Rom. 13,11). Nos hallamos en la encrucijada de una gran época y en
el centro de tiempos decisivos. Es nuestro deber aportar al progreso de la
comunidad humana nuestra contribución viviendo según el Evangelio. La Iglesia rinde
el máximo servicio a la sociedad humana al orientar las conciencias y humanas y
las vidas humanas a los valores espirituales y eternos.
En la vida de un pueblo no es indiferente si la juventud
pierde la noción de la honradez y dignidad de la persona humana y se propone
como objetivo sólo los gozos arrastrándose hasta el fondo de la relajación
sexual.
Para la vida de un pueblo es muy importante si las
estadísticas registran cada año mayor número de divorcios, sobre todo si
afectan a millares de hijos que pierden el calor y la protección familiar.
Para la vida de un pueblo no es indiferente si los
hombres se entregan a la beodez, robos, odio y violencia.
La iglesia considera que es su misión divina desviar al
hombre del mal y educarlo para la bondad y la justicia en la verdad. Con ello
se hace la colaboradora más sincera con todos los hombres de buena voluntad en
la construcción de una vida humana pacífica y digna.
Aunque su primera misión es conducir a los hombres a la patria
eterna no puede permanecer indiferente ante lo que ocurre en este mundo.
La Iglesia aboga por la concordia y el amor entre los
hombres de todos los colores y razas, de todas las convicciones y clases. Trata
de contribuir a la construcción de un mundo de paz, justicia y sincera
solidaridad entre hombres, y sin embargo tropieza con oposición e
incomprensión. Pero ella sigue predicando el amor en todos los hombres: a los
que aceptan el Evangelio como su convicción vital y a los que se declaran
ateos. A nadie debemos odiar o despreciar. En cada hombre debemos respetar su
dignidad humana.
No debe ser violentada la convicción de nadie. Por fuerza
a nadie puede imponerse la religión, pero tampoco el ateísmo. En nombre de la
dignidad humana, declaramos solemnemente que los fieles tienen derecho a ser
respetados. La Iglesia no puede predicar otro humanismo que el del amor y de la
paz. Ella bendice todo esfuerzo por el bien y la paz del mundo, pero no sólo la
paz universal entre los pueblos, sino también la paz individual de cada ser
humano: para que rece en paz, para que en paz viva una vida digna del hombre.
Nos inquieta una extraña psicosis de cierto miedo y
circunspección en profesar su fe y en cumplir con los deberes cristianos. Por
ellos, muchos no quieren bautizar a sus hijos, no se casan por la Iglesia, no
reciben los demás sacramentos. No van a la Iglesia ni envían a sus hijos,
aunque están persuadidos de que tal es su deber, e incurren en esas omisiones
con remordimiento de conciencia y descontento en su alma.
Nosotros declaramos solemnemente que en todo régimen el
hombre debe considerarse en su integridad. No es sólo el cuerpo. Posee el
raciocinio, el alma inmortal que aspira a los valores espirituales. De allí que
el hombre, para sentirse contento y tranquilo, tiene derecho a plena libertad
para vivir su vida de acuerdo a su religión y su conciencia. Ese derecho está
garantizado por la constitución de la República Federal Socialista de
Yugoslavia. Ese derecho está recalcado en la Carta de las Naciones Unidas,
firmada por todos los países miembros. El artículo primero de la ley sobre el
status jurídico de las comunidades religiosas reza: "A los ciudadanos de
la República Federal Socialista de Yugoslavia se les garantiza la libertad de
conciencia y la libertad de religión".
En el artículo 6º de la misma ley se lee: "Nadie
puede prohibir a un ciudadano participar en los ritos religiosos y otras
manifestaciones de carácter religioso. Nadie puede obligar a un miembro de la
comunidad religiosa a no beneficiarse del derecho que le incumbe como ciudadano
según la Constitución y las leyes".
En todas las tribunas del mundo se habla de los derechos
del hombre y se considera una barbarie perseguir al hombre a causa del color de
su piel. Pero si se inflige grave injusticia a un hombre cuando se le posterga
y desprecia a causa de una señal corporal, entonces se inflige mayor injusticia
cuando se toca su realidad espiritual y cuando se lo humilla a causa de sus
convicciones religiosas.
La ley garantiza la libertad de conciencia y la libertad
religiosa, pero ciertos elementos con procederes inadmisibles abusan de su
posición y de varias maneras ejercen presión sobre la conciencia, creando así
la psicosis de miedo, lo que es contrario a la ley. Tales abusos ocurren
particularmente en escuelas, empresas e instituciones.
De los responsables exigimos leal y solemnemente la
protección de la legalidad, y de los fieles valor y decisión en la profesión de
su fe. Jesucristo habla a todas las generaciones: "Yo os lo digo: a quien
me confesare delante de los hombres, el Hijo del hombre lo confesará también
delante de los ángeles de Dios" (Luc. 12,8).
No permitáis, amados fieles, que os embargue el
sentimiento de inferioridad y tomad nota de vuestros derechos. No queremos
ofender a nadie y no merecemos que nos ofenda quienquiera sea. Por la misma
índole de la dignidad humana a cada ciudadano le asiste el derecho inviolable e
inalienable de educar a sus hijos de acuerdo a su conciencia, a contraer
matrimonio según su conciencia y a cumplir con los deberes religiosos conforme
a su conciencia, a hacer bien y vivir honradamente.
No olvidéis que la decisión siempre crea nueva
posibilidad de acción y los reproches, burlas e intimidaciones no deben
debilitaros. Si tenéis conciencia de seguir la verdad, entonces nunca debéis
desviaros de ella. Tener carácter resulta simpático incluso al adversario.
"No se turbe vuestro corazón" -dice el señor (Juan 14,19). Amados
fieles, no vaciéis, sino sed orgullosos y consecuentes en vuestra fe. Jesucristo
vive siempre en su Iglesia. "Y mirad que yo con vosotros estoy todos los
días, hasta la consumación del siglo" (Mat. 28,20). En esas palabras con
que el Salvador alentaba a sus apóstoles, nosotros también encontramos fuerza y
ayuda.
"No os despojéis de vuestra confianza, que tiene
alto premio. Pues la perseverancia os es necesaria para que, cumpliendo la
voluntad de Dios, recibáis su promesa -dice San Pablo (Hebr. 10,35-36).
Amados fieles, os dirigimos estas palabras paternales,
animados por la preocupación y el amor hacia vuestras almas, y "Dios de
toda gracia" (Ped. 5,10) fortalezca sin cesar vuestra fe para que afirme
vuestra esperanza y multiplique el amor para que "no decaigáis de vuestra
firmeza, antes bien creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo. A Él la gloria ahora y hasta el día de la eternidad.
Amén" (2 Ped. 3,17-19).
La bendición de Dios triunio: Padre e Hijo y Espíritu
Santo que descienda sobre todos vosotros y permanezca ahora y siempre con
vosotros.
En Zagreb el 21/V/1965, dirigido desde las
Conferencias Plenarias Episcopales.
"Después de la llegada (a Belgrado), en enero de
1945, del Msrg. Casaroli, subsecretario de la Congregación de asuntos
extraordinarios de la Santa Sede, en la capital yugoslava se esperaba la firma
inminente de un acuerdo. Luego Mons. Casaroli regresó a Belgrado en agosto
último. Fue una visita tan discreta que los periodistas ni la
olfatearon..."
"Contrariamente a lo que dijo la prensa, parece que
no se trata de un 'acuerdo' como en el caso de Hungría, sino más bien de un
protocolo por el cual se establecerían las relaciones diplomáticas entre el
Vaticano y Yugoslavia. Un representante del Vaticano que, forzosamente, no
tendría el rango de nuncio, podría allí, en Belgrado, proseguir las
negociaciones para hallar una solución de los problemas que se plantean".
"Si dicho protocolo no se firmó entonces fue porque
el gobierno esgrimió el pretexto de una carta pastoral del episcopado
yugoslavo. Esta carta, elaborada el 21 de mayo de 1965, durante una conferencia
plenaria, se dio a conocer a principios de septiembre y fue publicada en el
período Glas Koncila (5 de septiembre)".
"La embajada yugoslava en Roma solicitó a los
obispos presentes en el Concilio que la desmintieran lisa y llanamente. Pero,
pese a ciertas presiones, de amenazas más o menos veladas e incluso un aluvión
de 'cartas espontáneas', remitidas desde el país por laicos, sacerdotes y, en
ciertos casos, por vicarios generales, la solidaridad de los obispos no ha sido
quebrada: se negaron a desmentirla. Por el momento, el asunto está allí".
"La carta del episcopado yugoslavo no reclamaba sino
simplemente el respeto a la libertad religiosa garantida, en principio, por la
Constitución. Es cierto, empero, que respecto a otros países de Europa
oriental, los creyentes en Yugoslavia gozan de libertad mucho más amplia".
"La religión es libre, pero son numerosas las leyes
restrictivas, me dijo un obispo. Se aplican con sutileza, lo que hace creer que
hay tolerancia. De hecho, la política del régimen ahora es más hábil. Antes
atacaban frontalmente a la religión. Era la persecución abierta. Suscitaba la
resistencia que amenazaba con destruir las posiciones adquiridas del
socialismo. Actualmente, la variedad de medios utilizados es amplia: va de la
persecución a la tolerancia. Es con las teclas de la tolerancia que el gobierno
juega últimamente".
(Cfr. Nous construirons des ponts..., por Vladimir
Hawryluk, Informations Catholiques Internationales, París, Nº 15 de
febrero de 1966, p. 19).
Ivo Bogdan, Buenos
Aires
Informations Catholiques Internationales (París, nro. 256,
15 de febrero de 1966, pp. 17-26) publica una "Encuesta en
Yugoslavia" que su enviado especial Vladimir Hawryluk realizó para indagar
las posibilidades del movimiento ecuménico.
La necesidad del acercamiento entre pueblos, religiones y
civilizaciones es la más urgente en la actual fase de la historia de la
humanidad. Únicamente los hombres cerrados y obcecados en sus prejuicios pueden
oponerse a esa tendencia, de modo que con gran simpatía y vivo interés seguimos
el empeño ecuménico de esta publicación quincenal francesa.
Tal posición principista no obsta para que hagamos
ciertos reparos fundamentales a esa encuesta sumamente interesante y útil,
convencidos de que el ignorar las dificultades que surgen en un sector tan
neurálgico, podría surtir un efecto contraproducente.
El mismo autor admite que Yugoslavia es un terreno
complejo y heterogéneo: "Dos escrituras, la cirílica y la latina; tres
religiones: la ortodoxa, la católica y la islámica; cuatro idiomas: el serbio,
el croata, el esloveno y el macedonio; cinco nacionalidades: la serbia, la
croata, la macedonia, la montenegrina y la eslovena; seis repúblicas: Serbia,
Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia y Montenegro, a las que es
preciso agregar dos provincias autónomas: Voivodina y Kosovo-Metohija... Se
necesitaban puentes para hacer un Estado de ese mosaico humano, dividido por la
historia y la geografía".
La imagen de los puentes para consolidar a Yugoslavia
figura en el mismo título ("Construiremos los puentes...") y está
tomada de la novela de Ivo Andric, El puente sobre el río Drina. Lo
triste es que el autor no comprendió el alcance de la tendencia granserbia de
esa frase, que constituye un reto a todos los pueblos no serbios de Yugoslavia.
Vale decir que Andric con esta frase se declaró a favor de la anexión a Serbia
de los territorios que por su composición étnica, conciencia nacional, la
ubicación geográfica y la tradición cultural y política no son serbias. Al
mencionar el Sr. Hawryluk los territorios autónomos de Voivodina y de Kosovo-Metohija
dentro de la República Socialista de Serbia evoca en el espíritu de los
interesados y enterados el hecho de que allí los serbios constituyen una
minoría y de que se había intentado convertirlos en mayoría por medios
violentos, inclusive mediante la matanza colectiva de los musulmanes de Kosovo
y de los católicos y protestantes de Voivodina, donde la minoría alemana de
500.000 personas fue exterminada o expulsada.
Vladimir Hawryluk está tan influenciado por la propaganda
anticroata serbia que, al referirse a los conflictos entre los ortodoxos
serbios y los católicos croatas, cita únicamente la cifra de 200.000 ortodoxos,
presuntamente muertos durante la última guerra por culpa del régimen ustacha.
Sin reserva alguna toma esta cifra como una razón justificada de la oposición
serbia al ecumenismo, sin mencionar que se trata de las víctimas de una cruenta
guerra entre dos pueblos. Ni siquiera alude a los cientos de miles de
católicos, víctimas tanto de los nacionalistas serbios como de los comunistas.
Conteste con la línea rectora de Informations Catholiques Internationales
que tiende a la "apertura" hacia los "socialistas" de la
Europa Centro-oriental, Hawryluk menciona que "tres escritores (sin
precisarlos) a principios del siglo XIX soñaron" con un Estado yugoslavo,
creado en 1918. Ese Estado -agrega- "fue abolido en 1941 por los alemanes
que impusieron gobiernos 'fantoches' en sus partes divididas".
"Precisamente en la resistencia animada por el Partido Comunista y su
jefe, Tito, se fraguaron y tendieron ya los nuevos puentes. Su cimiento fue la
revolución socialista". Si añadimos que el autor a renglón seguido habla
del "socialismo original" yugoslavo que podría servir como puente
entre el "colectivismo" del Este y el "capitalismo" del
Oeste, tenemos los presupuestos básicos que determinaron esta encuesta en su
aspecto político.
No nos extraña que en Croacia y Eslovenia nadie se
atreviera a decirle al señor Hawryluk que los comunistas de Tito no están
tendiendo puente nuevo alguno y que, de hecho, no existían puentes viejos. Los
"tres escritores" indeterminados -que cita Hawryluk- por cierto, no
querían lo que se creó en 1918, si es que alguna vez, ilusos por el movimiento
paneslavista, soñaron en la comunidad política sureslava (no olvidando a los búlgaros
que Hawryluk no toma en consideración). En 1918 Croacia y Eslovenia fueron
anexadas al Reino de Serbia. Entre las dos guerras mundiales el pueblo croata
-dijo el cardenal Stepinac- se declaró repetidas veces y de modo plebiscitario
contra esa comunidad forzosa e innatural.
En ese período de paz precaria los pueblos y las minorías
nacionales no serbios de Yugoslavia, protegida de la Tercera República
Francesa, fueron privados de los derechos y las libertades individuales,
políticas, nacionales y religiosos, especialmente
durante la dictadura del rey Alejandro, implantada en 1929. Esa implacable
dictadura se empeñaba en afirmar por siempre el predominio de Serbia, aliada al
proselitismo ortodoxo. La explosión, ocurrida en 1941, fue ineludible. No hacía
falta Hitler para que se restableciera el Estado Independiente de Croacia. De
los documentos de la Cancillería del Tercer Reich se desprende en forma obvia
que Hitler no tenía en su programa la desintegración de Yugoslavia y la
restauración del Estado croata. Los croatas habían votado en repetidos comicios
por el Partido Campesino Croata, netamente democrático, pacifista y en lo
social progresista. Su líder, Esteban Radic, fue asesinado en el recinto del
parlamento de Belgrado. Hitler únicamente aprovechó la cadena de las
explosiones nacionalistas, pero no las creó.
A la misma táctica recurrieron Stalin y Tito cuando
utilizaron el nacionalismo serbio para restablecer a Yugoslavia en su función
de Gran Serbia. En la guerra de guerrillas en Yugoslavia, durante la última
contienda, que cautiva a ciertos círculos occidentales, se cometieron masacres
contra los serbios y de modo especial contra centenares de miles de croatas,
eslovenos e integrantes de las minorías alemana, albanesa y húngara,
indiscriminadamente, sin distinción de su religión católica, islámica o
protestante, de modo que el triste balance tuvo un fuerte saldo a favor de los
serbios. Los reproches en relación con esas matanzas, desatadas por los
nacionalistas serbios, retribuidas por los ustachi y recrudecidas por
los comunistas ni de lejos pueden favorecer la construcción de "los nuevos
puentes" para el diálogo ecuménico.
Los comunistas no persiguieron sólo al clero católico. En
Zagreb mataron al metropolitano ortodoxo de Croacia, Germogeno, al obispo
evangélico doctor Popp y al muftí de Zagreb, Muftic. Los chetniks ortodoxos
-a veces armados y protegidos por los italianos- mataron a decenas de miles de
musulmanes y el gobierno comunista transformó la mezquita de Zagreb en museo de
los guerrilleros.
Tampoco puede constituir un "nuevo puente", la
persecución del arzobispo Stepinac, de quien Hawryluk habla en términos
ambiguos, y de su "tristísimo proceso" (expresión de Pío XII) habla
en el sentido ambiguo, sosteniendo que "la pasión de los acusadores
pareció ser más fuerte que sus argumentos jurídicos". En otra manera habló
del cardenal Stepinac S.S. Juan XXIII al considerarlo "fiel reproducción
del buen Divino Pastor, fiel y edificante" pidiendo después de su muerte
"su protección sobre todo Sacro Colegio, del que sigue siendo preclara
prez...". Los comunistas no pudieron esgrimir ningún argumento jurídico
contra la Iglesia Católica, y menos aún contra el valiente y justo defensor de
los derechos divinos y humanos como lo fue Stepinac, tal vez el prelado
católico con más claro sentimiento ecuménico, que con valor y claridad
condenara durante la última guerra la doctrina y los excesos del
nacionalsocialismo, y eso en momentos en que los tanques alemanes estaban
durante largos meses estacionados frente a su residencia, y defendiera a los
ortodoxos y judíos en desafío abierto a los todopoderosos de turno.
Las luchas y matanzas recíprocas que se registraron en el
territorio de Yugoslavia durante la última guerra no tenían carácter religioso,
sino nacional. Los mismos gobernantes comunistas reconocen últimamente que
Yugoslavia sigue desgarrada por los conflictos nacionales. Sobre todo, en lo
que concierne a los croatas durante la última guerra, no se puede hablar de
guerra religiosa sino nacional. Si se tratase de una nueva Cruzada, ¿cómo
podría explicarse el hecho de que nada les pasó a los musulmanes y a los
protestantes en Croacia y que, en cambio, ellos padecieron mucho, igual que sus
hermanos católicos, por parte de los chetniks serbios y los comunistas? Los
ortodoxos en Croacia, radicados allí desde varios siglos, en lugar de
compenetrarse con los croatas se convirtieron, bajo el impacto de la Iglesia
ortodoxa serbia, en instrumento de la agitación, la subversión y opresión
nacionalista de Serbia. Esa agitación no data de 1941: una de sus funestas
consecuencias fue también el atentado de Sarajevo. En Croacia ningún ortodoxo,
leal a su patria, fue perseguido: más aún, varios ortodoxos integraban el
gobierno y la plana mayor del ejército croata.
"El socialismo original" yugoslavo derivó,
entre otras cosas, en la despiadada explotación de Croacia y Eslovenia en
provecho de la parte oriental de Yugoslavia, y en primer lugar de Serbia.
Victor Meier, escritor suizo, estableció que Eslovenia aporta el 34% de los ingresos
del gobierno federal yugoslavo y de esa suma sólo el 7% reingresa a Eslovenia.
Es lógico que todo eso ocurra en un Estado heterogéneo en lo nacional y
cultural, donde por fuerza se quiere imponer la dominación de Serbia, país de mentalidad específica, opuesta no sólo a la tradición
occidental de Croacia y Eslovenia, sino también a la idea nacional de los
búlgaros, macedonios y los albaneses de Kosovo-Metohija, de religión ortodoxos
y musulmanes.
Todos los hombres de buena voluntad quieren allanar los
antagonismos entre los pueblos y las civilizaciones, pero la experiencia nos
enseña que, para lograr ese fin, el dominio de un pueblo sobre otro es el
camino menos indicado. Sabemos que los poderosos pueblos coloniales de Europa
occidental, pese a su alta cultura y elevado desarrollo económico, no pudieron
mantener su dominio sobre pueblos africanos mucho más débiles tan pronto éstos
iniciaron su despertar nacional. ¿Cómo se puede suponer, entonces, que Serbia,
pequeño país balcánico, que representa apenas cuarta parte del territorio y de
la población total de Yugoslavia, en lo económico y cultural relativamente
atrasada, podrá seguir dominando sobre Croacia y Eslovenia, países de tradición
occidental? Si licet parva componere magnis, ¿quién, razonablemente,
puede esperar que la incorporación de Polonia a la Unión de las Repúblicas
Socialistas Soviéticas podría contribuir al acercamiento cultural y político
ruso-polaco y católico-ortodoxo? ¿No es obvio que detrás de la polémica del
gobierno comunista polaco con el episcopado católico subsiste
el temor al fracaso de la política soviética del alejamiento de Polonia del
mundo occidental al que pertenece por sus tradiciones y sentimientos desde hace
un milenio?
Nadie como los croatas tiene tanta experiencia con la
"apertura" de la cristiandad occidental al Oriente ortodoxo (Cfr.
Bonifacio Perovic: Krizanic - Strossmayer - Mandic, "S.C.",
1962, vol. 1 (6), pp. 31-42). Los afanes eslavos de un Krizanic y Strossmayer
resultaron una ilusión al enfrentarse con la realidad. Lo que no quiere decir
que nosotros los croatas vamos a renunciar a nuestras tradiciones ecuménicas,
determinadas, por otra parte, por la geografía y la comunidad idiomática
eslava. En Croacia, además de la minoría ortodoxa, vive casi un millón de musulmanes
en las provincias de Bosnia y Herzegovina, croatas de nacionalidad, pero
ligados al Oriente islámico por la religión y recuerdos no tan lejanos. La
Croacia milenaria, una vez libre e independiente en virtud del mismo derecho
que se otorga a las jóvenes naciones africanas, puede y debe ser el país donde
se practique el ecumenismo, pero no lo puede ser Yugoslavia, creada y mantenida
por la fuerza, donde, por supuesto, o hay ni puede haber libertad política ni
religiosa: Sin la liberta puede practicarse tan sólo el proselitismo, pero
nunca el ecumenismo.
Los croatas y los serbios, dueños de su propia casa,
pueden entablar un diálogo positivo en su espíritu ecuménico. No cabe un
diálogo auténtico entre el opresor y el oprimido. Lo que es válido en el plano
universal respecto al diálogo entre los gobernantes comunistas y los católicos
perseguidos, apenas tolerados, vale también para los croatas y los serbios en cuanto dos naciones diferentes. La relación entre el opresor
y el oprimido es indigna para el hombre nacido para ser libre.
La dominación serbia en Croacia no perjudica sólo a los
católicos y los musulmanes sino también a los ortodoxos. Los serbios adictos al
unitarismo yugoslavo se empeñarán en mantener por la fuerza la continuidad
política, contraria a los derechos legítimos de los pueblos involucrados y no
quieren ver que los pueblos y minorías interesadas (por ejemplo, en Yugoslavia
hay casi tantos albaneses como en Albania) tienen derecho a decidir libremente
sobre la ciudadanía que prefieren. Por esa razón los serbios quisieron asegurar
a Yugoslavia (gran Serbia) primero recurriendo a la dictadura monárquica bajo
el amparo de la Tercera República Francesa y luego a la dictadura comunista
bajo el amparo de la Rusia Soviética.
A la resistencia inevitable a su hegemonía los serbios
contestan con una actitud rígida lo que torna imposible un diálogo. Hawryluk
tuvo que registrar, lamentándolo a la vez, las reacciones de los serbios
ortodoxos que no ocultan que el momento no es propicio para practicar el
ecumenismo. No se cansan exigiendo que la perseguida Iglesia católica exprese
su sentir por los sufrimientos de los serbios en Croacia durante la última
guerra. Se portan como si no fuera archisabido que la jerarquía católica, y
especialmente el arzobispo Stepinac, condenó toda violencia durante la guerra e
hizo todo lo posible para prevenir los excesos por parte de los croatas
provocadas por los serbios. Todos los serbios con quienes conversó Hawryluk
exigen que los obispos croatas condenen el Estado croata como prueba de su
buena voluntad. "Semejante gesto de la Iglesia y no la carta pastoral de
uno u otro obispo, separadamente, contribuirá automáticamente al deshielo de
nuestras relaciones". Ni una sola palabra en el sentido de que los croatas
tienen derecho a la libertad nacional y que también ellos tienen que perdonar a
los serbios. Ni una palabra, sobre el hecho comprobado que los excesos de los
croatas fueron la respuesta a la violencia y la
virulencia del nacionalismo granserbio durante veinte años dueño de Croacia.
La carta pastoral aludida se refiere al mensaje navideño
de 1964, dirigido a sus feligreses por el obispo de Banjaluka (Bosnia) Mons. A.
Pichler. Mons. Pichler en su mensaje de paz y buena voluntad condenó los
excesos cometidos contra los ortodoxos durante la última contienda mundial por
parte de los que se dicen católicos. El obispo fue tan lejos que ni mencionó
que hubo excesos graves por ambas partes y que, en realidad, los ortodoxos
habían empezado con la matanza de los católicos.
No es nuestra intención justificar los excesos de
quienquiera, pero es preciso establecer la verdad, o sea que no hubo tal guerra
religiosa sino represión de la rebelión de la minoría serbio-ortodoxa en
Croacia. Lo que no quiere decir que dicha subversión justifique una represión
indiscriminada.
Hay otro hecho que debe subrayarse en procura de la
verdad y la justicia. Los croatas no traspusieron las fronteras de Serbia, en
cambio los serbios sí, que pasaban de Serbia a Croacia, y para colmo del
absurdo bajo la protección del ejército de la Italia católica. El gobierno
fascista quiso dividir a Croacia entre Italia y Serbia. Ayudó a la minoría
serbia a cometer matanzas contra los católicos y los musulmanes en Croacia. En
el Vaticano existen informes al respecto de parte del delegado apostólico en
Croacia (1941-1945), abad Ramiro Marcone y del arzobispo Stepinac.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta que los serbios
llevaron a cabo represalias horribles en contra de los croatas no sólo durante
la guerra, sino aún después, cuando asesinaron por lo menos, entre civiles y
soldados desarmados, a 200.000 croatas en la acción criminal que se llama la
Tragedia de Bleiburg.
No obstante, es justo y digno cuando los croatas
católicos lamentan el daño infligido a los ortodoxos serbios. Sería lógico
esperar un gesto idéntico por parte serbia, como respuesta al mensaje de Mons.
Pichler. Más aún, enfocando ese problema desde el punto de vista netamente
político, y tomando en cuenta que los croatas fueron provocados y que sería prudente
apaciguarlos por cuanto están constreñidos a convivir en el mismo Estado con
los serbios y bajo su hegemonía, que la Iglesia ortodoxa serbia sea la primera
en tender la mano conciliadora y reconozca a los croatas el derecho a la
libertad nacional. Al fin de cuentas, un frente unido en la lucha por la
libertad religiosa redundaría en mutuo provecho.
Cabe suponer que el obispo Pichler actuó a propósito como
representante de la Iglesia, libre de todas implicaciones políticas. Animado
por el espíritu del ecumenismo cristiano, pasó por alto las
consideraciones políticas, sumamente importantes para los croatas, dada
su subordinación en Yugoslavia, pidió perdón de los hermanos cristianos
ortodoxos sin aludir a la necesidad del perdón recíproco. Pudo haberlo hecho en
la convicción de que su noble gesto sería retribuido por la Iglesia
ortodoxo-serbia y en el mismo espíritu. Tanto más cuanto que poco antes los
católicos alemanes (y no la Santa Sede, como erróneamente alega V. Hawryluk)
habían contribuido a la reconstrucción de la iglesia ortodoxa de Banjaluka,
dañada por los bombardeos alemanes y luego destruida. Los serbios ortodoxos
exigen de la jerarquía católica la condena oficial de los excesos católicos,
pero de sus propios excesos ni siquiera hablan, mientras el patriarca serbio
German, muy cauto en sus declaraciones, sólo habla del perdón pero no del
arrepentimiento. Es totalmente diferente la actitud del episcopado polaco en su
mensaje a los obispos alemanes. Aunque el pueblo polaco fue víctima indiscutible
de la agresión germana, los obispos polacos hablan a la vez del perdón y del
arrepentimiento, exponiéndose así a los ataques arbitrarios del régimen
comunista, empeñado en perpetuar y alentar los antagonismos y pasiones
nacionalistas.
Mons. Pichler fue más lejos que el episcopado polaco. En
nombre de la Iglesia católica en Croacia halló únicamente del arrepentimiento
de los católicos. Al faltar la declaración similar por parte de los prelados
ortodoxos, los croatas se vieron afectados en sus sentimientos más profundos.
Para aclarar el panorama, basta acotar que el número de los católicos se redujo
a la mitad durante la guerra en la comarca de Banja Luka, diócesis de Mons.
Pichler.
No obstante, el reportaje de Hawryluk, salvo su
desacertada visión política, contiene varios valiosos datos y constituye un
plausible esfuerzo ecuménico. En nuestro comentario nos limitamos a la faz
política, que escapó a la atención del autor. Huelga registrar un dato
importante relacionado con la posición de los musulmanes para con las Iglesias
cristianas, con sus implicaciones políticas menos conocidas. Hadji Sulejman ef.
Kemura, jefe supremo de la Comunidad religiosa musulmana (Reis-ul-ulema),
si bien en muy buenas relaciones con el régimen comunista, declaró que no veía
la posibilidad de cooperar en el plano teológico con los cristianos, pero
mostró vivo interés por el secretariado vaticano para las relaciones con los no
cristianos. "Si el cardenal Seper nos tiende la mano, la
aceptaremos". Acertadamente, Hawryluk supone que una colaboración
ecuménica entre los católicos y los musulmanes podría con el tiempo ser viable.
"Tal vez y por razones cuyos orígenes se remontan a la historia, esta
apertura sería acogida con mayor simpatía que si viniera de parte serbia...
Pero hay un problema que no debe olvidarse en ese caso: el Estado". Aquí
el autor se acercó a la realidad política. El gobierno de Belgrado trata de
apartar a los musulmanes de los católicos. No sólo debido al carácter
antirreligioso del régimen. El Partido Comunista que, en nombre de "la
fraternidad y unión" obliga a los pueblos no serbios a convivir en la
indeseable comunidad supranacional, bajo la hegemonía serbia, procede de modo
peculiar con los musulmanes.
De las seis "repúblicas socialistas" que
integran "la República Federal Socialista de Yugoslavia", cinco
fueron constituidas aproximadamente según el criterio
nacional. Únicamente Bosnia y Herzegovina, según la teoría oficial, forman una
unidad federal serbio-musulmana-croata, heterogénea en lo nacional. Si los musulmanes
pudieran declararse croatas,, lo que son, entonces
Bosnia y Herzegovina deberían incorporase a la República Socialista de
Croacia", a la que pertenecen por la composición étnica, la geografía, las
vías de comunicación, la interdependencia económica y el derecho
histórico-constitucional. En virtud de la teoría oficialista que sostiene que
los musulmanes no son croatas, sino un grupo "nacionalmente
indefinido", Bosnia y Herzegovina están separadas de Croacia y gobernadas
por los serbios, que constituyen una minoría étnica en esas provincias. Por
otra parte, equivocadamente se identifica la ortodoxia con la nacionalidad
serbia en Croacia. Así, por ejemplo, el general Jorge Grujic, comandante en
jefe del ejército del Estado de Croacia, fue condenado después de la guerra
como "traidor" por haber servido a la patria, siendo ortodoxo. Grujic
se defendió ante el tribunal comunista diciendo que él era croata de religión
ortodoxa y que su filiación religiosa no determina nacionalidad.
Yugoslavia, evidentemente, no construye los puentes, como
lo sugiere el autor en el mismo título de su encuesta, tomado de la novela de
Ivo Andric, considerado renegado por muchos croatas por la tendencia política
de su obra maestra. Su concepción de la unión yugoslava de orientación
granserbia la rechazan hoy incluso los pocos intelectuales croatas que una vez
creyeron en la posibilidad de una comunidad estatal yugoslava, donde los
intereses vitales de cada pueblo armonizarían con los intereses del conjunto.
Andric, empero, insiste en esa concepción, aunque quedó comprobado que no es
factible una transacción política entre dos pueblos de diferentes culturas y
que Yugoslavia no puede convertirse en una comunidad de pueblos con derechos
iguales. Croacia y Serbia son países tan antagónicos en lo cultural y político
que el presidente F. D. Roosevelt trató de convencer durante la última guerra a
Sir Anthony Eden que es absurdo obligar a los serbios y los croatas a convivir
bajo un gobierno común. El antagonismo no desapareció ni después de la guerra
cuando fue restaurada Yugoslavia por ceder los países democráticos ante el
empuje soviético. Por ende, resulta errada la conclusión de Hawryluk de que,
con el tiempo, quedarían limadas las rivalidades nacionales entre serbios y
croatas y con ello las relaciones religiosas se normalizarían, y Yugoslavia
podrá ser el terreno propicio para una fructífera cooperación ecuménica. Por el
contrario, las tensiones nacionales, no mitigadas por el régimen comunista,
obstaculizan el diálogo ecuménico. Es cierto que la jerarquía católica se
esfuerza, a pesar de todo, por alcanzar una situación tolerante al menos en
Croacia. A tal propósito trata de despojar la idea ecuménica de toda
implicación política. En ese sentido se publicaron valiosos comentarios y notas
en la prensa religiosa de Croacia (Glas Koncila). La tarea no es fácil,
no tanto a causa de los antiguos conflictos y el estado de subordinación de
Croacia a Serbia, sino porque para un diálogo se necesitan dos interlocutores.
Desafortunadamente, la Iglesia nacional serbia, politizada a ultranza,
interpreta la idea de la unión cristiana como una acción a favor de las
concepciones políticas granserbias. Eso se infiere claramente de la declaración
aparentemente conciliante del patriarca serbio German al Sr. Hawryluk. Para el
jefe de la Iglesia serbia la "razón especial" del acercamiento entre
ortodoxos y católicos sería "el interés de la patria común", vale
decir de Yugoslavia, que para los croatas no es "la patria" sino la
Serbia engrandecida, un Estado opresor que despoja al pueblo croata como un
todo y a los croatas como individuos de sus derechos y libertades
fundamentales.
Mientras la Iglesia nacional serbia, que sometió a su
jurisdicción a todos los ortodoxos sin distinción de nacionalidad (a saber: macedonios,
montenegrinos, integrantes de las minorías rumana y albanesa), quiere que el
movimiento ecuménico sirva a los fines del imperialismo enano serbio, los
sinceros esfuerzos ecuménicos de los católicos croatas, comprobados con
satisfacción por Mr. Hawryluk, pueden ser útiles únicamente en el plano
interconfesional en el territorio nacional croata, sobre todo en el
acercamiento de la mayoría católica con las minorías ortodoxa y musulmana. Eso
será factible cuando los ortodoxos de Croacia reconozcan a ese país y no a la
vecina Serbia como su verdadera patria.
Si se tiene presente que el Partido Comunista se apoderó
del gobierno explotando los antagonismos nacionales, es muy dudoso que los
jerarcas comunistas toleren los esfuerzos ecuménicos, que aplauden en teoría,
que en la práctica, igual que sus correligionarios en Polonia y Checoslovaquia,
hacen todo lo posible para que no se restañen viejas heridas, para que no se
olviden los excesos nacionalistas, y tratan de crear nuevos motivos de
hostilidad y animosidad entre los croatas y la minoría serbia en Croacia. A tal
fin se da una interpretación parcial del alcance y el carácter del conflicto
entre los nacionalismos serbio y croata. Como el régimen imperante se apoya en
el nacionalismo serbio y lo considera guardián del Estado yugoslavo en su
función de Serbia ensanchada, los croatas y los católicos indefectiblemente
quedan mal parados. Por lo tanto, corren el riego de hacer injusticia a una
nación de enraizada tradición católica, los autores católicos, desconfiados, en
su buena fe, de todo lo que se podría interpretar como el
"integrismo" católico y, al contrario, son muy abiertos a los
criterios de los no católicos, incluso de los mismos comunistas.
No deseamos discutir aquí si el catolicismo croata es en
parte "integrista" como le pareció al Sr. Hawryluk. Habría que
tomarlos antecedentes del Concilio Vaticano I donde el obispo Strossmayer
sostenía tesis que triunfaron recién en el Concilio Vaticano II. Strossmayer no
fue sólo el titular de una vasta diócesis, sino el prestigioso forjador de la
moderna cultura croata y portador de las concepciones políticas a causa de las
cuales el circunspecto y comedido emperador Francisco José I lo censuró en
presencia de altos dignatarios expresando la duda de que era anormal. Juan
XXIII solía elogiar el catolicismo "de esa Croacia ferviente y
piadosa", que conoció personalmente en sus viajes cuando era nuncio de
Constantinopla. El arzobispo Stepinac, por su formación espiritual y por sus
inclinaciones, no era "integrista". Lo pueden testimoniar sus colegas
del Germanicum. Antes de entrar al seminario mayor, Stepinac, estudiante
de agronomía, pertenecía al círculo de los intelectuales que simpatizaban con los movimientos social cristianos. Luego, como metropolitano
de Croacia, siempre contaba con la colaboración de los intelectuales católicos
de ese grupo. Glas Koncila (El vocero del Concilio), periódico más
difundido en Croacia, que con éxito presenta "el nuevo rostro de la
Iglesia", y elogiado por el Sr. Hawryluk, no es una improvisación sin nexo
con el anterior movimiento católico en Croacia. Si la fuerte corriente del
catolicismo social, muy intensa entre los
intelectuales, no dio buenos resultados en el ámbito político a causa del
conflicto nacional croata-serbio, sin embargo contribuyó considerablemente a la
madurez del catolicismo en Croacia.
Cuando en 1918 se desintegró Austria-Hungría, muchos
croatas no lo lamentaron. El Parlamento (Sabor) croata decidió unánimemente el
29 de octubre de 1918 romper todos los vínculos estatales con Austria y
Hungría. Mientras la mayoría del pueblo era contraria a la integración de
Croacia en el Reino de Serbia, el obispo Mahnic, fundador del movimiento
católico croata (entonces internado por el gobierno de Italia que había ocupado
su diócesis), se consolaba creyendo que con la creación de la nueva comunidad
estatal se abrían grandes posibilidades al diálogo ecuménico con los serbios
ortodoxos. Los intelectuales católicos eran entonces "abiertos" a la
idea ecuménica, desde luego no tanto como los eslovenos que por su situación
específica y sin el contacto territorial directo con los serbios, eran más
propensos a ven en la nueva formación estatal una posibilidad excelente para
tender los puentes entre Occidente y Oriente cristianos. Recién con la triste
experiencia con los serbios y cuando el pueblo croata dejó de apoyar
políticamente a los políticos de inspiración demócrata cristiana,
"abiertos" respecto a los serbios, entre los militantes católicos
croatas prevaleció el convencimiento de que Yugoslavia no favorece el
catolicismo. El arzobispo Stepinac lo manifestó al declarar ante el tribunal
comunista, que el pueblo croata "en la antigua Yugoslavia (1918-1941) era
esclavo (...). Los croatas no podían ascender en la carrera militar o ingresar
al cuerpo diplomático a no ser que mudaran su religión o se casaran con una
ortodoxa". (El texto completo del discurso en S.C. 1960, nro. 1, pp.
40-44.).
Por lo tanto, no hubo de esperar el régimen de Pavelic
durante la pasada guerra, como afirma Hawryluk, para que se "envenenen las
relaciones entre los católicos y los ortodoxos". Estas relaciones,
lamentablemente, estaban envenenadas antes de la guerra y lo que pasó durante
la contienda fueron las secuelas de la política opresora granserbia, la réplica
del nacionalismo croata con el único lenguaje que, desgraciadamente, entiende
el nacionalismo serbio.
El arzobispo Stepinac no tuvo que esperar que el trono
papal lo ocupara Juan XXIII y que el Concilio Vaticano II presentara el
"nuevo rostro de la Iglesia" para recalcar dos veces ante sus
presuntos jueces comunistas: "Nadie piense que quiero la guerra. Que las
autoridades actuales entablen conversación con la Santa Sede. La Iglesia no
reconoce la dictadura, mas no se opone a un entendimiento honrado con
quienquiera. Los obispos sabrán a qué atenerse en el cumplimiento de sus
deberes y no habrá ya necesidad de buscar sacerdotes que levanten su dedo
acusador contra los obispos como se ha hecho aquí... Si hay buena voluntad,
puede llegarse a un entendimiento y la iniciativa corresponde a las actuales
autoridades. No somos, ni yo ni los demás miembros del episcopado los que
habremos de entrar en esas negociaciones básicas. Trátase de una cuestión entre
el Estado y la Santa Sede".
O sea, dijo más o menos lo mismo que el Mons. Bukatko,
arzobispo de Belgrado, al señor Hawryluk. Si el régimen comunista -que hoy,
según declara Hawryluk, espera la "extinción" de la religión y a la
vez desea restablecer las relaciones diplomáticas con la Santa Sede- no quiso
entonces entender ese lenguaje, la culpa no fue de los católicos. Entonces los
comunistas creían poder obligar a los católicos croatas a separarse de Roma, es
decir, creían que la Iglesia católica en Croacia correrá la suerte de los uniatas
de Rumania y Ucrania. Por otra parte, los dirigentes comunistas en los
tiempos de las más cruentas persecuciones del catolicismo se sentían
respaldados por los rusos. Recién al producirse el conflicto Tito-Stalin, la
relación de fuerza entre el catolicismo y el comunismo en Croacia cambió. Tito
entonces inició el acercamiento declarando que no podía liberar a Stepinac
debido a la oposición serbia. Los comunistas, verbigracia, habían condenado y
ejecutado a Draza Mihailovic, prócer nacionalista serbio y exigían una víctima
similar en Croacia. Además había que quebrar la columna vertebral de los
croatas por haberse atrevido a separarse de Serbia en 1941, independizarse al
consumar el derecho de autodeterminación nacional. Como dijo Djilas, había que
exterminar al desarmado ejército croata al finalizar la guerra "para que
Yugoslavia pudiera sobrevivir".
Todo lo que antecede está dicho sin odio y con profunda
convicción que el acercamiento entre pueblos, civilizaciones y religiones en
aras del bien superior del género humano, es necesario. Pero puede ser viable
únicamente si a todos los hombres y pueblo se les reconoce los derechos y las
libertades que les incumben -como declaró el arzobispo Stepinac- según las
leyes divinas y humanas. Creemos que no nos alejamos del espíritu ecuménico si
advertimos a los observadores extranjeros que se ocupan de la problemática
croata, que en su noble afán ecuménico no pasen por alto los derechos legítimos
de un pueblo subyugado que abrazó el cristianismo hace 1300 años y luchó con
tenacidad durante amargos siglos en la frontera occidental de nuestra sociedad
occidental. ¿Quién puede tomar a mal si decimos que no se promueve el
ecumenismo si por amor a los hermanos separados, se considera como una
circunstancia agravante, la milenaria fidelidad católica de varios pueblos de
Europa Centro-oriental, ubicados en la frontera de civilizaciones? De nadie
pedimos, ni siquiera de los católicos "abiertos" que sean indulgentes
con nosotros. ¿Pero dónde vamos, si registramos y exageramos los pecados de los
pueblos católicos, sin mencionar siquiera las faltas de los pueblos ortodoxos;
si confundimos el efecto con la causa al acusar a los católicos croatas de las
"relaciones envenenadas" con los serbios ortodoxos?
Nosotros los croatas no cesamos en destacar que deploramos
inmensamente que la réplica croata a las provocaciones serbias haya sido, en
parte, contraria a nuestras tradiciones milenarias de ética y del derecho.
Lamentamos todo crimen cometido contra los serbios igual que las injusticias
serbias contra nosotros. Ese sentir y la necesidad de arrepentimiento lo
manifestaron nuestros obispos antes de que Croacia y Serbia cayeran en la
esclavitud comunista, que algunas publicaciones no comunistas todavía califican
como "la liberación". Lo que lamentamos sinceramente es que no
hayamos visto gesto semejante por parte de los serbios. Todos los serbios sin
distingo alguno, comunistas o nacionalistas (a veces en su trato con los
católicos no es fácil distinguirlos), incluso la jerarquía eclesiástica
ortodoxa, conocen únicamente los sufrimientos de los serbios durante la guerra
sin tener presente las persecuciones y provocaciones anteriores en los tiempos
de la paz que acarrearon tremendas calamidades exclusivamente a los croatas.
Además, terminada la guerra, los serbios, bajo la égida comunista, se vengaron
terriblemente de los croatas, eslovenos, alemanes, húngaros y albaneses por
atreverse ellos a separarse de la Serbia opresora. Centenares de miles de
personas inocentes fueron asesinadas, terminada ya la contienda bélica. Los
interlocutores croatas de Hawryluk no podían hablarle de esos crímenes. Sus
interlocutores serbios tampoco hablaron, por considerarlo un hecho justiciero o
no sintieron la necesidad de deplorarlos.
A su vez los católicos croatas con quienes dialogó Hawryluk
seguramente callaron todos esos crímenes porque quieren olvidar todo lo que
haya que perdonar y no quieren que siga al infinito la sangrienta cadena de
venganzas y acusaciones mutuas. Estamos seguros que así piensan y sienten
nuestros connacionales en Croacia. Conociendo el problema por dentro, podemos
declarar que tampoco los exiliados croatas, blanco de los ataques comunistas,
alientan sentimientos revanchistas contra los factores responsables de las
dictaduras monárquica, comunista y la dominación serbia en Croacia.
Lo único que perseguimos es la liberación de la dictadura
comunista, de la dominación serbia y de la descarada explotación económica.
Creemos que podemos conseguir la libertad sólo mediante el restablecimiento del
Estado croata, siguiendo así la tradición milenaria, interrumpida con la
creación del Estado yugoslavo en 1918. Esta será nuestra única
"venganza" al comunismo y al imperialismo enano de Serbia.
La presente declaración expresa el punto de vista del
Consejo Nacional Croata en Exilio (Nueva York) respecto a la reciente decisión
del Departamento de Estado de otorgar a la Yugoslavia comunista asistencia
económica adicional.
El 14 de diciembre de 1965 el New York Times
informó que el gobierno estadounidense había otorgado a la Yugoslavia comunista
576 millones de dólares en nuevos créditos y la prórroga en el pago de las
deudas. Eso debe agregarse a los 46 millones de créditos a largo plazo otorgados
en noviembre para la compra de trigo. Con ello, la ayuda total dada por los
Estados Unidos al régimen de Tito desde la segunda guerra mundial asciende a
más de 3.500 millones de dólares. El Comité opina que esa ayuda no promueve los
mejores intereses de los Estados Unidos ni significa una asistencia a los
pueblos de Yugoslavia en su legítima lucha por la democracia política y por un
nivel decente de vida.
La inversión de 3.500 millones de dólares no dio
resultado
No cabe duda de que los Estados Unidos, al alentar el
desafío de Tito a Stalin tras el cisma de 1948, contribuyó a fragmentar el
mundo comunista. Pero Stalin murió en 1953 y después Yugoslavia hizo las paces
con Moscú. En cuanto a los desvíos periódicos entre Moscú y Belgrado, se
debieron a los conflictos internos entre los dirigentes soviéticos y a las
exigencias de las relaciones soviéticas con China comunista y no a la falta de
buena voluntad por parte de Tito. Recientemente, el creciente antagonismo
chino-soviético ensombreció todas las tensiones internas en la órbita
comunista. En tales circunstancias cambiantes, la herejía particular de Tito
perdió su estímulo y efecto disgregador, de modo que la razón primitiva para
ayudar a Yugoslavia no existe ya.
Conscientes de ello, los proponentes norteamericanos de
la ayuda perpetua a Tito cambiaron algo sus argumentos. Ahora arguyen que las
pretensiones mundiales de Tito contribuyen a socavar tanto la influencia
soviética como la china en los países subdesarrollados de Asia y África. Mas
ese argumento contradice los hechos. El Dr. Víctor Meier, historiador y
veterano corresponsal del más importante diario suizo, Neue Züricher
Zeitung, mostró en su análisis del comunismo yugoslavo en el libro Comunism
in Europe (M.I.T. Press, 1964), editado por el profesor William E.
Griffith, que la diplomacia yugoslava ha trabajado con asiduidad en las
naciones subdesarrolladas para minar las posiciones occidentales. "Los
yugoslavos -escribe el Dr. Meier- resultaron extremadamente nocivos para la
política occidental. La nacionalización del canal de Suez en 1956 fue precedida
por largas conversaciones entre Nasser y Tito en Brioni. La posición de Nehru
respecto a los acontecimientos en Hungría en 1957 (que prestó apoyo a los
comunistas)... fue fuertemente influida por Tito".
Durante la reunión de los países no comprometidos en 1961
en Belgrado -prosigue Meier- "el propósito yugoslavo consistió obviamente
en explotar todas las posibilidades para imponer a los participantes y a la
conferencia en conjunto el mayor grado posible de la actitud pro-soviética y
anti-occidental". Hay en abundancia ejemplos análogos. Debe admitirse que
Tito nunca ocultó su devoción por la causa del mundo comunista. Proclamó sus
objetivos pública y repetidamente, y obró de conformidad. Por ejemplo, en mayo
de 1963, Tito declaró: "Debemos interesarnos especialmente en el
desarrollo del movimiento revolucionario internacional. Debemos tener presente
que formamos parte de ese movimiento".
Incluso cuando el gobierno de Washington anunciaba nuevas
ayudas a Yugoslavia, los propagandistas de Tito censuraban la intervención
norteamericana en Vietnam, acusando a Washington de desenfrenado imperialismo y
de matanzas en masa. Víctor Riesel, en su habitual columna del 3 de febrero,
citó al órgano oficial de los sindicatos yugoslavos, dominado por los
comunistas, que acusaba a los Estados Unidos de usar "gases venenosos y
otros medios de destrucción masiva" para asesinar al pueblo vietnamés. Más
aún, hay indicios de que la Yugoslavia de Tito está enviando ayuda al gobierno
comunista de Hanoi. Quisiéramos que el departamento de Estado diga a los
contribuyentes norteamericanos y a las familias de los G.I. que luchan por la
libertad en Vietnam, si la ayuda que Tito manda a los comunistas
nord-vietnamitas la viene pagando el pueblo norteamericano.
La ayuda norteamericana no puede solucionar la
crónica crisis económica de Yugoslavia.
Pese a las masivas inyecciones de ayuda norteamericana,
Yugoslavia se debatió en 1965 en una crisis económica más grave que los anteriores.
Es razonable pensar que si la ayuda norteamericana de 3.500 millones de dólares
no fue suficiente para prevenir el quebranto actual, 100 millones e incluso 200
no enderezarán la economía yugoslava. Brindar nueva ayuda a Tito significa
derrochar dinero. En tales circunstancias el buen sentido ordena cortar las
pérdidas.
Pocos años ha, los Estados Unidos, conjuntamente con el
Fondo Monetario Internacional y algunos países de Europa occidental, otorgaron
a Tito casi 300 millones de dólares en ayuda y créditos para contribuir a
"liberalizar y reformar" la economía yugoslava. Por supuesto, Tito
cobró el dinero, lo despilfarró, pero no realizó la reforma prometida, de modo
que Yugoslavia se encuentra hoy en una crisis económica de magnitud sin precedentes.
Hace algún tiempo, Marko Nikezic, a la sazón embajador yugoslavo en Washington
y ahora ministro de relaciones exteriores, observó que únicamente los países
totalmente desarreglados fracasaron en mejorar sus economías en los años
recientes. El presente caos económico en Yugoslavia muestra que ése es uno de
los países totalmente mal administrados.
Ya en 1961, el Dr. Joseph Bombelles, profesor de economía
en la John Carrol University de Cleveland, subrayó en Journal of Croatian
Studies que la economía yugoslava se encontraba "al borde de la
bancarrota" y que únicamente "amplios créditos y donaciones...,
principalmente por parte de los Estados Unidos, salvaron a la economía
yugoslava de la quiebra. Incluso podríamos decir que durante todo el período
posterior a 1950, la economía yugoslava pudo funcionar gracias a los créditos
foráneos".
La nueva, o una de tantas "reformas"
económicas, lanzada en julio de 1965 y que motivó que Yugoslavia recibiera
nuevos préstamos y ayuda norteamericana, fallará sin duda alguna como las
anteriores. La razón es que esta "reforma" no está encaminada a
corregir las condiciones básicas, causantes de la presente crisis, sino a
perpetuar el presente sistema económico defectuoso -por lo menos por largo
tiempo- mediante la obtención de nueva ayuda norteamericana con falsa promesa
de liberalizar la economía. Según escribió Commonwealth el 17 de
diciembre último, "Parece que ya la reforma tropieza con inconvenientes...
El dinar (devaluado en dos etapas de 750 a 1.250 por dólar) en el mercado libre
en Trieste y en Suiza bajó ya a 1.500 y a 2.000 dinares por dólar. Para hacer
frente al creciente caos económico, el gobierno tuvo que intervenir nuevamente
al fijar precios y salarios y otorgar subsidios, negando de ese modo el
propósito principal de la reforma que consiste en establecer la economía de
mercado, en la que los precios sean determinados en gran medida por la demanda
y la oferta, y los salarios por la productividad. Por supuesto, los gobernantes
comunistas de Yugoslavia echan la culpa a cualquiera menos a sí mismos del caos
imperante. El Dr. Meier sitúa la culpa donde es debido: "El mismo Tito es
el principal responsable de la situación actual".
La creciente lucha dentro del partido comunista
Para resolver la crisis endémica haría falta un cambio
drástico en el sistema de gobernar y dirigir la economía. Tito no lo quiere
porque ello requiere el desmantelamiento de la dictadura comunista. Yugoslavia
está en crisis, debido a que la mayor parte de la renta nacional la traga el
ejército, la burocracia comunista y la numerosa policía secreta. Tito mismo es
uno de los derrochones más licenciosos desde los emperadores mongoles; mantiene
de quince a veinte palacios, aviones particulares, un tren lujoso, una flota de
coches, un zoológico particular, un yate a todo lujo y millares de personas de
servidumbre, jardineros y guardias. El costo anual de la manutención de todos
esos establecimientos se eleva a más de 50 millones de dólares. Para asentar la
economía yugoslava sobre base sólida, se requeriría eliminar a los funcionarios
comunistas de todos los puestos clave en la planificación económica y en la
dirección de fábricas. Los comunistas ocupan esos puestos por lealtad política,
pero son incompetentes y deshonestos. La prensa yugoslava está llena de noticias
sobre estafas, desfalcos y peculados cometidos en las empresas por sus
directores y gerentes comunistas.
Pero tal vez la razón más importante del colapso
económico que originó un alza de 100% en el costo de vida en los últimos 12
meses y el creciente desempleo que alcanza la cifra de medio millón, sea el
modo discriminatorio y miope de emplear los fondos de inversión. Por ejemplo,
el gobierno central de Belgrado derrochó centenares de millones de dólares en
la vía férrea, inconclusa todavía, que debería unir Belgrado con la localidad
de Bar en la costa montenegrina. El objetivo primordial de ese ferrocarril es
asegurar una salida propia de Serbia al Adriático en caso de que las repúblicas
occidentales de Yugoslavia (Croacia y Eslovenia) se separaran. Por otra parte,
Belgrado denegó fondos para desarrollar los puertos croatas, mucho más
importantes económicamente, y para mejorar el antiguo ferrocarril que une esos
importantes puertos con el interior, para obstaculizar así el crecimiento
económico de Croacia. Tal vez más que nadie fue explotada Eslovenia, la
república occidental de Yugoslavia, económicamente la más adelantada. Aunque
tiene sólo el 8,6% de la población total de Yugoslavia, Eslovenia tuvo que
pagar el 38% de las contribuciones federales sin recibir casi fondos federales
de inversión para instalar sus industrias. Según el Dr. Meier, "en toda la
historia del período de postguerra no se da otro caso, salvo las áreas
coloniales soviéticas, de que un pueblo sea tan explotado y despojado de los frutos
de su trabajo como lo fueron los eslovenos".
Esa política económica miope y discriminatoria provocó la
oposición de los comunistas croatas y eslovenos. El Dr. Vladimir Bakaric,
principal dirigente comunista en Croacia, admitió que existe una nueva especie
de nacionalismo comunista -"nuestro nacionalismo" lo denominó- como
resultado de la explotación económica de ciertas regiones por el gobierno
central. El creciente antagonismo nacional llevó a disturbios producidos en los
últimos meses en las ciudades de Split, Sarajevo y Osijek, y al arresto de más
de 600 comunistas croatas por la policía secreta. En opinión del Dr. Meier, el
conflicto de las nacionalidades contiene la "futura dinamita para el
régimen", conjuntamente con la cuestión de la sucesión de Tito, que frisa
ya en los 74 años, está enfermo y se vuelve senil. En febrero último, trece
jóvenes obreros y estudiantes croatas fueron procesados en Zagreb, capital de
Croacia, inculpados de tratar de establecer el Estado de Croacia, lo que quiere
la mayoría abrumadora del pueblo croata. Ese proceso, como tantas persecuciones
anteriores de los obreros e intelectuales croatas, prueba que al pueblo croata
se le priva del derecho legítimo de autodeterminación nacional, derecho
reconocido en las Cartas del Atlántico y de las Naciones Unidas.
Es evidente que en condiciones semejantes la nueva ayuda
norteamericana, igual que los miles de millones que Tito recibió antes, no
resolverá la endémica crisis político económica de
Yugoslavia. Por el contrario, facilitará a Tito proseguir por un lapso más por
el mismo camino. Para resolver la crisis que corroe la economía yugoslava debe
emprenderse y operarse cambios drásticos en la estructura global económica y
política del Estado yugoslavo. En primer lugar, debería establecerse la
democracia política y el desmantelamiento del aparato burocrático y policial
comunista que sofoca la economía y al pueblo. Con dar más ayuda a Tito es
difícil que se cumplan esos fines, habida cuenta de la experiencia anterior.
"La política occidental, dice el Dr. Meier, que desde el término de la
guerra y hasta 1941 dio a Yugoslavia 3.500 millones de ayuda, al parecer no
encontró modo de influir en el curso político-económico de Yugoslavia".
El 4 de abril de 1965 fue inaugurado con ceremonias
solemnes en Melbourne un monumento al cardenal Aloysius Stepinac, obra del
escultor croata Ivan Mestrovic, recientemente fallecido. Dicho monumento es la
única obra del célebre escultor en Australia, cuyas creaciones figuran en todos
los centros principales del mundo occidental. En el Museo de Bellas Artes de
Buenos Aires figura un Moisés de Mestrovic; y su hija, radicada en la capital
argentina, posee varias obras valiosas de su padre. El monumento al cardenal
Stepinac se erige ante la iglesia de la parroquia croata, consagrada al beato
Nicolás Tavilic, mártir, de origen croata (Cf. Studia Croatica, año
1961, nros. 2-3, pp. 229-32). El Mons. Beran, representando al enfermo
arzobispo Simonds, bendijo e inauguró el monumento en presencia de numerosa
concurrencia, especialmente de gran número de inmigrantes croatas, que llegan
en Australia a 10.000, y poseen varias organizaciones y sus parroquias.
La presencia en el acto de prestigiosos representantes de
la Iglesia, del gobierno y la vida política de Australia adquiere mayor
importancia en vista de que la Yugoslavia comunista trató en los últimos años
de calumniar a los inmigrantes croatas que reclamaban el derecho de su vieja
patria a la autodeterminación nacional. Resuelta, pues, extraña y paradójica la
actitud de los representantes oficiales de Yugoslavia, donde Croacia figura
como una de las repúblicas populares, cuyo deber debería ser proteger los
intereses de los inmigrantes (casi exclusivamente de origen croata) y no
organizar contra ellos campañas denigratorias e incluso agresiones físicas. El
colmo del absurdo es que los representantes del régimen totalitario comunista
tratan de presentarse como paladines y defensores de los derechos democráticos
y nacionales. Sin embargo, la opinión pública australiana no tardó en
comprender ese doble juego de la Yugoslavia comunista, que en el plano
internacional aboga por los llamados movimientos de liberación nacional de los
pueblos africanos y sudamericanos, y en el conglomerado yugoslavo conculca y
avasalla con medios violentos los derechos nacionales y democráticos de sus
súbditos.
Oportunamente informamos detalladamente acerca de la
demostración por parte de un grupo de jóvenes exiliados croatas contra la
delegación comercial yugoslava en Mehlem, cerca de Bonn, Alemania Occidental
(Cf. Studia Croatica, año III, Nro. 4 (9), 251-271, 379-355). En esa
ocasión fue destruida parcialmente la sede de dicha delegación y falleció por
las heridas recibidas un funcionario yugoslavo, conocido agente de la policía
política comunista y uno de los verdugos de numerosos croatas y los prisioneros
alemanes al terminar la segunda guerra mundial.
Como los demostrantes habían contravenido las leyes
germanas, fueron llevados al tribunal de Bonn. Sabían que serían enjuiciados y
no rehuyeron el veredicto de la justicia con el deseo de exponer durante el
proceso la difícil situación del pueblo croata en la Yugoslavia comunista, y de
ese modo atraer la atención de la opinión pública y de la nación germana sobre
la opresión de sus connacionales. La Yugoslavia comunista como la monárquica
persigue los objetivos granserbios y cercena los derechos y las libertades
nacionales de los croatas y demás pueblos oprimidos en el conglomerado
multinacional yugoslavo. Belgrado, con motivo de dicha demostración,
desencadenó una intensa acción diplomática y propagandística con el propósito
de recrudecer la campaña comunista contra la República Federal Alemana y de
arrojar falsa luz sobre la acción de jóvenes patriotas croatas. Recurrieron a
todos los medios y trataron de presionar al gobierno de Bonn, exigiendo la
prohibición de toda actividad política de los exiliados croatas. Frente a ese
vasto aparato policial, diplomático y propagandístico se encontró un pequeño
grupo de desamparados refugiados croatas, tildados como criminales de guerra,
aunque casi todos durante la segunda guerra mundial eran niños.
Como era de esperar, fueron dictadas severas sentencias
contra los participantes del incidente señalado. El fiscal y el presidente del
tribunal, por motivos de oportunismo político, se esforzaron por impedir que el
aludido proceso se transformase en un proceso político (la prensa alemana lo
denominaba "el proceso croata" -kroatenprozess-). Por ello, el
fiscal, según convicción generalizada, exageró en sus cargos y no planteó
correctamente el problema de la resistencia croata, influido en parte por los
informantes oficiales yugoslavos. Empero, en los considerandos de la sentencia
se subrayó el verdadero carácter de la demostración. En los considerandos,
dados a publicidad el 8 de febrero de 1965, y que constan de 151 páginas, se
lee en la página 31:
"Los croatas emigrados, nacionalmente conscientes, y
adversarios de la conducción estatal comunista yugoslava, querían advertir a la
opinión pública mundial de la injusticia que padecen los croatas en
Yugoslavia".
En la página 141, se establece lo que sigue:
"Es evidente que los acusados no cometieron esa
acción por motivos egoístas, sino que tuvieron como fin, siendo actores
políticos convencidos, llamar la atención de la opinión pública mundial sobre
la injusticia que se practica contra el pueblo croata en Yugoslavia. Asimismo,
debe tenerse en cuenta que el ingrato destino de los inculpados y de sus
parientes tuvo una influencia sustancial sobre su actitud política hacia la
dirección estatal de Yugoslavia".
La defensa pudo probar que los inculpados personalmente o
sus familiares fueron perseguidos por las autoridades comunistas yugoslavas
que, como es sabido, perpetraron innúmeros actos de terrorismo político en
Croacia, que culminaron en la organización y consumación de las matanzas en
masa y del genocidio.
El tribunal desestimó el cargo de la presunta asociación
secreta de los croatas en Alemania con propósitos terroristas. Tampoco prosperó
el pedido de los dirigentes comunistas yugoslavos, basado en una interpretación
tergiversada y propia de los totalitarios de la convención internacional sobre
los refugiados, en el sentido de que se prohíba toda actividad política de los
exilados croatas en Alemania, alegando que la reivindicación de los croatas del
derecho a al autodeterminación nacional perjudica la integridad del Estado
yugoslavo.
Es obvio que los croatas, radicados en el mundo libre
-únicos que pueden expresarse libremente- exigen que también en Croacia se
facilite la realización del derecho de autodeterminación nacional. Trátase de
un derecho democrático, garantizado por la Carta de las Naciones Unidas,
firmada también por la Yugoslavia comunista. Los comunistas sostienen que la
constitución yugoslava reconoce el principio de la autodeterminación nacional y
el derecho de separación, pero se lo desvirtúa en la práctica arguyendo que los
croatas y los demás pueblos oprimidos en Yugoslavia consumaron ese derecho por
haberse declarado libremente por la unión con Serbia durante la toma violenta
del poder por parte de los comunistas. Belgrado trata de confundir a la opinión
pública en cuanto a los derechos nacionales de los pueblos que integran
Yugoslavia y quiere que los exiliados que invocan ese derecho sean perseguidos
como contraventores de la convención internacional sobre los refugiados. Un
sector de la opinión pública alemana, en parte se solidarizó con los cargos de
Yugoslavia contra una parte de los refugiados croatas. Ese sería el aspecto
negativo de la demostración en Bad Godesberg y los croatas en Alemania deberían
tomar en consideración la difícil situación de Alemania dividida así como
evitar toda acción o enunciación que facilitara los esfuerzos de los comunistas
tendientes a identificar la justa reclamación de la nación croata por su
libertad nacional y su justificada y comprensible oposición al totalitarismo
comunista con una política antidemocrática.
La ley sobre los extranjeros promulgada por Bundestag
(Parlamento federal) de Bonn el 12/2/1965, asegura a los inmigrantes
extranjeros, incluyendo a los exiliados políticos, amplios derechos
democráticos, prescindiendo de la religión, raza, lengua u origen, igual que a
los ciudadanos alemanes (art. 3). Los que viven cinco años en Alemania, sin
infringir las leyes positivas, automáticamente adquieren el derecho de asilo
político de conformidad con la Convención de Ginebra sobre exiliados de 1951.
Ningún exiliado puede ser repatriado contra su voluntad a un país de régimen
totalitario, ni en caso de haber transgredido las disposiciones legales en
vigencia.
Con esa ley la República Federal Alemana encabeza a los
países libres en el reconocimiento de los derechos de los refugiados de los
países comunistas. Alemania, víctima también de la violencia y el chantaje
comunistas, tuvo que amparar a millones de sus connacionales expulsados por los
comunistas y comprende la ansiedad y la precaria situación de los exilados
croatas anticomunistas, que se encuentran en una situación mucho más difícil
que los refugiados alemanes que en su patria encuentran refugio y amparo,
mientras que los exilados de otros países, y entre ellos los croatas, deben pedir
hospitalidad y refugio en países extranjeros.
Huelga recalcar que las autoridades alemanas, previamente
a la promulgación de la ley aludida, hicieron una encuesta a fondo, incluso
entre los representantes de todos los exiliados. Con la nueva ley sobre los
extranjeros se pone fin a las interpretaciones tendenciosas de los comunistas
yugoslavos, que querían imponer los criterios de una ideología y de un régimen
totalitarios a las autoridades democráticas de Alemania, recriminándoles
tendencias no democráticas por el solo hecho de no compartir sus concepciones
totalitarias. En virtud de dicha ley decenas de miles de exiliados croatas,
radicados en Alemania, podrán desarrollar actividad políticas denunciando la
tiranía impuesta en su país. El hecho cobra mayor importancia si se considera
que últimamente trabajan en Alemania más de 70.000 obreros croatas que llegan
con pasaporte yugoslavo y al cabo de cierto tiempo vuelven a su s hogares.
Claro que los comunistas saben muy bien que ese movimiento masivo de obreros
constituye para ellos un gran peligro, pues los obreros ven con sus propios
ojos la realidad política y económica de los países libres y toman contacto con
sus connacionales residentes en Alemania, emigrados políticos y críticos
consecuentes de la Yugoslavia, sea ella comunista u otra. Así regresan a
Croacia convencidos aún más de que el régimen y el conglomerado estatal de
Yugoslavia son insostenibles y que es imprescindible que los croatas y otros
pueblos y minorías nacionales oprimidos en Yugoslavia recuperen su libertad lo
más pronto posible. Los comunistas yugoslavos permiten que los obreros busquen
trabajo en los países "capitalistas" no por razones de presunta
"liberalización" del régimen, sino por urgente e imperiosa necesidad
de divisas extranjeras. La exportación de Yugoslavia cubre apenas el 50% de la
importación. Pese a los crecientes ingresos provenientes del turismo
internacional, limitado casi completamente a la costa adriática croata, la
balanza de pagos de Yugoslavia arroja un elevado déficit. Belgrado debe pagar,
además de importaciones, cuotas de elevadas deudas. Ahora, tras la reducción y
suspensión sucesivas de la ayuda extranjera, Tito recurre a la exportación
masiva de la mano de obra y al turismo. Por ello la nueva ley germana sobre los
extranjeros, que no prohíbe la actividad política de los exiliados políticos,
preocupa mucho a los dirigentes comunistas yugoslavos e influyó en el mayor
acercamiento Belgrado-Moscú.
A raíz del proceso y la detención de un crecido número de
estudiantes y obreros croatas que pedían el derecho de autodeterminación para
la Croacia el corresponsal del "New York Times" en su despacho del 18
de febrero del año corriente enviado desde Zagreb, dice:
"El gobierno acusó a unos cuarenta jóvenes croatas,
mayormente estudiantes universitarios, de chovinismo. Se trata de un grupo que
se denomina "El Movimiento Croata de Liberación", que dio señales de
vida en el mayo último durante los festejos de la victoria en Europa, cuando
algunos de sus integrantes lanzaron, desde un hotel, volantes nacionalistas.
Según fuentes fidedignas fueron detenidos 400 jóvenes y sometidos por la
policía secreta a un riguroso interrogatorio. Por lo visto quedaron retenidos
cuarenta, sospechosos de actividades chovinistas. Algunos fueron confinados en
la isla de Goli, en el Adriático, y otros detenidos en el campo de
concentración, en la isla de Sveti Grgur. Se dice que los interrogatorios
estaban acompañados de torturas. Treinta personas, de las que diez eran
estudiantes, enfrentaron el proceso el mes pasado y fueron condenadas a penas
de 2 a 9 años de encarcelamiento. Nueve estudiantes fueron condenados el sábado
último a penas de 10 a 12 meses de prisión .Otros nueve estudiantes
comparecerán ante el juzgado el martes próximo, y otros 8 o 9 serán juzgados el
5 de marzo. El público pudo asistir a los dos primeros procesos, pero
únicamente el primero fue registrado en la prensa yugoslava. Lo que más intriga
a la gente de Zagreb es que esos jóvenes, que eran niños durante la guerra
cuando floreció en Croacia el movimiento separatista, hayan manifestado
semejantes sentimientos después de más de dos décadas del régimen comunista.
Algunos croatas alegan que ese movimiento se debe al hecho de que la gente
joven se siente frustrada al no poder tomar parte en la vida pública yugoslava
sin afiliarse al partido comunista. Preguntados por qué no se afilian, algunos
jóvenes contestan que eso parecería una especie de 'colaboración', o dicen que
sus padres ya han 'traicionado' los ideales de la revolución. En el plano
oficial trasunta el resentimiento contra Belgrado, no sólo por ser la capital
federal sino también la capital de Serbia, oponente tradicional de
Croacia".
Respecto a la crisis económica, dicho corresponsal
manifiesta: "El sentimiento nacionalista croata se vio agitado por la
reforma económica yugoslava y un clima de mayor libertad de discusión pública
que la acostumbrada. Los economistas locales sugieren que la única manera de
que las repúblicas relativamente desarrolladas como Croacia y Eslovenia eviten
la tremenda carga financiera, derivada de la reforma, es conseguir inversiones
en Occidente, aunque eso no esté autorizado por el gobierno de Belgrado. El
argumento que se esgrime en Zagreb es que el gobierno federal, dominado por
serbios, ha manejado la presente reforma económica a favor de Serbia, al
aumentar los precios de las materias primas en esa república, haciendo así la
discriminación contra las industrias en Croacia. Se alega que ciertas
industrias están al borde de la quiebra, debido a los altos nuevos precios de
materias primas. Resulta más serio su cargo de que Belgrado ha reestructurado
el mes pasado el nuevo sistema bancario de inversiones en beneficio de Serbia.
Los croatas destacan que en la enmienda a la ley bancaria, adopta el 19 de
enero, sólo por una mayoría de 8 votos, la Asamblea Federal dispuso que los
fondos originalmente destinados a las inversiones en todo el país, se
restituyan al gobierno federal para los gastos centrales. Los beneficiarios
principales, añaden, serán la línea férrea Belgrado-Bar, la gran represa de la
Puerta de Hierro en el Danubio, la acería de Smederevo y la planta fabril de
abonos de Panchevo, todos proyectos esencialmente serbios. Algunos croatas
llaman ese procedimiento la 'megalomanía serbia'. Para que las relativamente
bien desarrolladas repúblicas de Croacia y Eslovenia puedan salir del
estancamiento, hace falta obtener 'amplias inversiones industriales
occidentales en base al dividendo' y ello lo más pronto posible, afirman los
funcionarios de Zagreb y Ljubljana. 'Nuestra esperanza finca únicamente en el
extranjero', declaró recientemente un miembro del gobierno local. 'Nada
conseguiremos de Belgrado'. Los observadores dijeron que la idea consiste en
obtener inversiones extranjeras, aunque el gobierno federal todavía no aprobó
leyes que las reglamentarían, y de esa manera obligar a Belgrado a aceptar el
hecho consumado".
(Estudios y aportes de
la vieja historia croata)
Por Ivo Bogdan, Buenos Aires
Ed. Hrvatski Povijesni Institut (El Instituto
Histórico Croata), Roma, 1963, pp. XLIV-632.
A la personalidad y la obra del Dr. Mandic nuestra
revista se refirió ya en dos oportunidades (Cfr. "Bosnia y Herzegovina -
Indagaciones crítico-históricas, Tomo I", Studia Croatica Nro. 2-3
(7-8), 1962, pp. 241-242 y en el Nro. 1-4 (16-19), 1965, en la nota sobre los
colaboradores con motivo de la publicación de su magistral estudio "Bosnia
y Herzegovina - Provincias Croatas"). Ya se publicó el segundo tomo de la
obra de Mandic sobre Bosnia y Herzegovina y como el tercero no tardará en
salir, muy pronto se dispondrá de una obra monumental dedicada a las mencionadas
provincias, íntimamente ligadas a la crisis política europea que desembocó en
la primera guerra mundial. En el plano local, dicha área originó tensas
relaciones y conflictos entre los serbios y los croatas, que a la postre
facilitaron la toma del poder por parte de los comunistas.
En la obra del epígrafe las investigaciones históricas de
Mandic abarcan todo el territorio nacional croata. En veinticuatro monografías
el autor trata de los importantes problemas de la historia medieval de Croacia,
desde el comienzo del siglo VII, cuando los croatas se radicaron en Dalmacia,
la Panonia Inferior e Ilírico, entonces provincias del Imperio romano
bizantino; aborda el problema de su cristianización y estudia el proceso
histórico hasta la extinción de la dinastía nacional croata sobrevenida a
principios del siglo XII.
En breve prólogo, firmado por los franciscanos D. Lasic y
B. Pandzic en nombre del Instituto Histórico Croata de Roma que editó la obra,
nos enteramos de que los estudios publicados son trabajos preparatorios para
una obra sistemática sobre la historia de la monarquía nacional croata que
Mandic proyecta publicar en breve.
Como los recuerdos relacionados con el reino
independiente de Croacia en la temprana Edad Media constituyeron un factor
importante en la formación de la consciencia nacional e influyeron en el
movimiento nacional croata en la época moderna, el opus histórico de
Mandic tiene gran alcance. Este investigador fecundo ya por su obra sobre
Bosnia y Herzegovina -probando que se trata de dos provincias croatas- figura
entre las más prominentes historiadores de su nación.
Cuando complete su obra anunciada, sin duda alguna será calificado como el
historiador croata más insigne y meritorio de su generación, quien, desde
luego, no puede ocupar el sillón que le corresponde en la Academia de Ciencias
y Artes de Zagreb, fundada hace justamente 100 años por el obispo José J.
Strossmayer.
La nueva obra completa de Mandic sobre el período de la
monarquía nacional croata, tanto por su valor histórico como por sus
derivaciones patrióticas, satisfará una imperiosa y apremiante necesidad. Pues,
la última obra crítico-científica que se ocupa de dicho período es la
"Historia de los croatas en el período de los gobernantes
nacionales", de Ferdo Sisic (Zagreb, 1925). Desde entonces, en croata y en
otros idiomas fueron publicados numerosos estudios y documentos sobre la misma
época, unos corroboran las conclusiones de Sisic y otros las completan,
modifican, rectifican o desmienten. De ahí la urgencia de una nueva obra que
tome en cuenta los nuevos resultados y hallazgos de la investigación histórica.
El Dr. D. Mandic posee todos los requisitos para realizar
esa importantísima y tan necesaria labor. Conoce las fuentes y la literatura
históricas, él mismo es un investigador perspicaz por vocación y hasta
esclareció muchos puntos oscuros y extrajo conclusiones convincentes. Aunque
por su metodología sigue la huella de Sisic y de sus coetáneos, su enfoque es
más amplio, más cercano a la realidad croata, y su modo de exposición más claro
y convincente. Mandic, evitando todo efecto literario, escribe en un lenguaje
vigoroso, con apropiado estilo, domina el idioma croata por ser oriundo de
Herzegovina, que lingüísticamente es como Castilla para el castellano. Por otra
parte, Mandic se despojó de todos los prejuicios característicos de la mayoría
de los filólogos eslavos. Bajo el impacto del racismo lingüístico, muchos de
esos estudiosos deducen de la similitud idiomática de los pueblos de habla
eslava una presunta comunidad de origen y cultura. Ese criterio forzosamente
lleva a simpatizar con las teorías según las cuales los vínculos religiosos,
culturales y políticos croatas con los pueblos de cultura occidental se
interpretan en forma tendenciosa. La concepción paneslava, verbigracia, entraña
la idea de que los únicos y auténticos depositarios del espíritu eslavo y del
genuino patriotismo son los herederos de la tradición bizantina, siendo los
rusos sus principales protagonistas en la época moderna.
Mandic, como investigador objetivo, buen patriota y
destacada figura eclesiástica (durante años ocupó cargos de jerarquía en la
Curia Generalicia de la Orden Franciscana -O.F.M.- en Roma), está capacitado de
sobra para brindar una visión auténtica del proceso histórico de la nación
croata, conteste con sus tradiciones occidentalistas. Ello no obsta para que,
con rigor científico, ponga de relieve la participación del Imperio
romano-bizantino en la migración de los croatas y en la organización de su
monarquía nacional. Tampoco deduce de esos hechos conclusiones exageradas. En
las pp. 210-213 señala que en la temprana Edad Media existía todavía la unidad
cristiana y que a posteriori se formaron dos civilizaciones diferentes
dentro de la Cristiandad, hasta entonces unida. La ubicación de Croacia en la
parte occidental del Imperio romano, su cristianización, que provenía de Roma,
y la permanente comunidad con el papado influyeron sustancialmente en la
formación cultural del pueblo croata. El idioma que empleaban los croatas en su
comunicación con los extranjeros, incluso con los representantes del Imperio
bizantino, era el latín, que hasta 1848 era idioma diplomático en Croacia. En
latín fueron escritos muchos documentos públicos. Junto con la glagolitza, escritura
nacional croata, gran mayoría de las inscripciones en iglesias y otros
monumentos públicos, fueron redactadas en latín. El derecho consuetudinario y
nacional croata fue enriquecido muy temprano con las instituciones y normas del
derecho romano. Desde fines del siglo VII, o sea desde el uso de la liturgia
antiguo-croata en los oficios religiosos, se desarrolla la literatura
glagolítica en base a la Vulgata, a los ritos romanos, a la hagiografía
y la literatura de la Iglesia occidental.
También el proceso socio-político de los croatas se operó
bajo la influencia occidental, particularmente de la corte de los reyes francos
y del feudalismo europeo. Durante la soberanía de los francos llegaron a
Croacia los benedictinos que allí, como en otras partes, contribuyeron en gran
medida a la conservación y el fomento de la cultura romano-occidental. Incluso
el artesanado y el comercio provenían de Occidente. "En una palabra: los
croatas, al abrazar el cristianismo, edificaban su vida nacional y estatal,
formaban su cultura bajo la poderosa y casi exclusiva influencia de la Iglesia
cristiana occidental y de los pueblos del Occidente europeo". Mantenían
vínculos con Bizancio en la medida en que el Imperio bizantino-romano en la
temprana Edad Media era el continuador del Imperio romano. "Entre los
croatas nunca actuaron los sacerdotes y monjes bizantinos, los croatas no
conocían el griego ni se beneficiaron en forma directa de los logros de la
civilización bizantina. Con la caída de Bosnia y de otras regiones croatas en
poder de los turcos, numerosos croatas abrazaron al Islam y recibieron la
fuerte influencia de la cultura islámico-árabe, diferente de la civilización
bizantina. Con Bizancio, los croatas tuvieron contactos breves y superficiales,
mayormente por intermedio de sus gobernantes y de algún jefe provincial. El
pueblo como tal nunca experimentó una influencia digna de mención de la
civilización bizantina. Por eso -concluye Mandic- puede y debe decirse que los
croatas desde su llegada al Adriático se formaron y permanecieron como un pueblo
occidental".
Semejante visión de la historia croata desagrada a los
partidarios de la concepción paneslava y yugoslava que ejerció gran influencia
en la interpretación del pasado croata. De modo especial el actual régimen
comunista de Yugoslavia insiste en las tendencias antioccidentales del
paneslavismo, por cuanto, ahora como antes en la Yugoslavia monárquica, el país
dominante es Serbia de netas tradiciones bizantinas y porque el comunismo, no
obstante el entredicho Moscú-Belgrado, sustancialmente es la interpretación
rusa del marxismo, su versión ajustada a la tradición autocrática y
césaropapista de Bizancio, primer Estado totalitario de Europa.
Todo ello determina que la historiografía contemporánea
croata, en vista de la ineludible injerencia ideológica estatal, no puede dar
una obra fundamental sobre el pasado de Croacia, en concordancia con la verdad
histórica. Mandic señaló que ni siquiera en la reciente edición crítica del
cartulario del convento benedictino de San Pedro de Gumai, documento muy
importante para la historia de Croacia en el alto Medioevo, no pudo
faltar la tendencia antieclesiástica (pp. 423-442). Además, el régimen
comunista yugoslavo, totalitario y de tendencia unitarista, tilda de chovinismo
peligroso cuando los croatas afirman los valores de su historia y sobre todo
cuando sostienen que Bosnia y Herzegovina son provincias croatas. Estas
provincias forman hoy la única república socialista "entre las seis que
integran la República Federal Socialista de Yugoslavia" a la que no se
reconoce carácter nacional. Los comunistas se apartaron en este caso del
criterio adoptado debido a la oposición serbia a la incorporación de esas
provincias a la República Socialista de Croacia. El pretexto sería la minoría
ortodoxa, oficialmente considerada como serbia, y los musulmanes, de
nacionalidad croata, calificados como "nacionalmente indefinidos".
Mientras por un lado se da ese trato a los croatas, por el otro en la República
Socialista de Serbia están incluidos la provincia autónoma de Voivodina, que no
cuenta con la mayoría étnica serbia ni después de la matanza y la expulsión de
500.000 integrantes de la minoría étnica alemana, y el territorio autónomo de
Kosmet (Kosovo y Metohija), con la predominante mayoría albanesa. Si esos
albaneses no fueron reintegrados a Albania, su Estado nacional, por ser
musulmanes, se incorporarían con más agrado, junto con los musulmanes del
sandyacato de Novi Pazar, a Bosnia y Herzegovina que a Serbia. Pero de esa
manera en la república de Bosnia y Herzegovina, nacionalmente indefinida, el
número de los musulmanes superaría el de los serbios, lo que ningún gobierno
yugoslavo puede tolerar.
Todo eso evidencia la urgencia y el valor actual de las
indagaciones históricas de Mandic, quien, radicado en los Estados Unidos de
América, puede dedicarse a su estudio, libre de toda presión de un régimen
totalitario, anticroata y antirreligioso.
Los trabajos recientes de Mandic prueban que él es
precisamente el autor indicado para brindar una obra esclarecedora de los
puntos contenciosos y ambiguos en la historiografía relacionada con la Edad
Media croata. En sus monografías rigen criterios científicos. El autor recurre
a todas las fuentes accesibles y utiliza una bibliografía completa (pp.
XVII-XLII). Cada capítulo contiene valiosos datos, antecedentes, aclaraciones y
correcciones de las tesis prevalecientes hasta ahora. Aporta nuevas pruebas con
rigor científico y sin ánimo de polemizar.
Con la mejor voluntad no podemos ni siquiera resumir cada
capítulo, puesto que los títulos y subtítulos del Sumario abarcan más de seis
páginas (IX-XV). Nos circunscribiremos, pues, a señalar algunos temas. Así en
el primer capítulo (pp. 1-18) Mandic esclarece el problema en torno al primer
obispo de Salona, capital de la Dalmacia romana. Según la antigua tradición lo
sería San Daimo, discípulo de San Pedro. El renombrado arqueólogo croata
Francisco Bulic, trabajando asiduamente en las excavaciones de Salona,
destruida por los avaros, demostró que San Daimo murió como mártir en el año
304 a raíz de las persecuciones del emperador Diocleciano. Bulic sostenía,
además, que San Daimo no fue el primer obispo de Salona sino San Venancio y que
la tumba de éste se halla en Roma. Para reforzar su tesis, entre otros
indicios, se atuvo también al mosaico de los mártires dálmata-istrianos, de San
Venancio y otros, colocados por el Papa Juan IV en el baptisterio de San Juan
de Letrán. Sobre ese problema y los hallazgos salonitanos hay abundante
literatura. Mandic establece que el primer obispo no fue San Venancio sino San
Daimo; que su tumba no se halla en Roma sino en la catedral de Split, ex
mausoleo del emperador Diocleciano; que San Venancio no fue obispo de Salona
sino de Duvno (Delminium), Bosnia actual, que murió en 257 y que sus reliquias
fueron trasladadas a Roma en 641.
Tratando de la llegada de los croatas al Adriático
durante la Migración de los pueblos, Mandic rebate (pp. 51-76) las tesis
vigentes sobre una migración difusa y gradual de los eslavos de pertenencia
étnica indefinida y de la formación paulatina de la monarquía nacional croata.
Establece que los croatas emigraron de la Croacia aquende los Cárpatos como
tribus con organización política. Ya en la primera mitad del siglo VII
organizaron en el área central de la costa oriental del Adriático su Estado,
del que dependían los croatas radicados entre los ríos Sava y Drava y los de la
Croacia Rubra, que abarcaba el territorio actual de Albania y
Montenegro.
Opuestamente a la teoría de L. Duchesne, aceptada por
muchos investigadores, Mandic establece (pp. 109-144) que la mayoría de los
croatas fue bautizada ya en el siglo VII. Además, arroja nueva luz sobre el
problema de la genealogía y la cronología de los príncipes y reyes de la
dinastía nacional croata del siglo VII al XI; ofrece una valiosa aclaración del
título del rey croata; de la época de la fundación del reino de Croacia; de la
organización de la cancillería de la corte; de la victoria del rey Tomislav
sobre el ejército del emperador búlgaro Simón en 927; de la composición étnica
del territorio de la Bosnia y la Herzegovina actual, rectificando ciertos
asertos de Constantino Porfirogeneto; de la primitiva alfabetización en
Croacia, etc.
Particularmente cabe destacar la interpretación de Mandic
de la llamada Crónica del sacerdote Dukljanin. El autor establece que
dicha Crónica es una valiosa fuente histórica, compuesta de varios documentos
que explican muchos episodios importantes que explican muchos episodios
importantes de los primeros siglos de la monarquía nacional croata. Con mucha acribia
trata de los importantes problemas de la historia de la Iglesia, íntimamente
vinculadas con la vida nacional en Croacia, como en los demás países europeos.
Uno de los capítulos está dedicado al carácter croata de
Bosnia y Herzegovina, que el autor había escrito especialmente para nuestra
revista (Studia Croatica, Nro. 16-19, año 1965, pp. 153-223). Es
sumamente interesante también su trabajo sobre el origen de los valacos
balcánicos.
El libro está provisto de índice por materia y
alfabético. La impresión es irreprochable, notándose el uso de varios
alfabetos. El libro contiene asimismo ilustraciones y el retrato del autor, por
cuanto la edición fue hecha en homenaje al reverendo Mandic con motivo de sus
bodas de oro sacerdotales.
Vale destacar que los gastos de impresión fueron
sufragados por Ivan Tuskan y su señora María Tuskan, ambos médicos en
Cincinnati, EE.UU. Es una prueba más del patriotismo de los exilados croatas.
No sólo los intelectuales croatas en el exilio colaboran en muchas
publicaciones sin recibir honorario alguno sino que los gastos que requieren
las publicaciones de carácter literario y científico, se solventan mediante las
contribuciones voluntarias de los exiliados. Es hecho es de por sí elocuente.
Prueba que el pueblo croata, sometido actualmente al doble yugo -el granserbio
y el comunista- es maduro y que merece realizar el
derecho de autodeterminación, realizado por tantos países jóvenes africanos,
algunos todavía indefinidos nacionalmente.
Por Branko Anzulovic, Chicago, EE.UU
(Vol. 1, University
of Toronto Press, Canada, 1964. XXIII-408 págs. Prólogo de Ivan Mestrovic).
Este libro, publicado a fines de 1964, es el primero de
varios volúmenes que abarcarán en forma enciclopédica diversos aspectos de la
vida del pueblo croata, en el pasado y en el presente. La obra completa
representará una contribución bibliográfica sumamente importante; el lector
extranjero tendrá por primera vez la oportunidad de informarse, en el idioma
más difundido en el Occidente contemporáneo, de la historia y la cultura
croata. La necesidad de una obra de arte de este tipo se ha sentido tanto más
que, por circunstancias especiales de carácter político, muchas de las informaciones
accesibles son tendenciosas y erróneas, o por lo menos superficiales. Por todas
estas razones, como también por las dificultades que representa la publicación
de una obra de tanto alcance, hay que saludar la aparición del primer volumen
como un gran éxito. Sin embargo, debido a la misma importancia de la obra, hay
que destacar no sólo sus cualidades sino aun más sus insuficiencias, para que
éstas últimas puedan con más facilidad ser subsanadas en los próximos
volúmenes.
Los diez capítulos del primer volumen tratan
respectivamente de las estadísticas geográficas y demográficas, arqueología,
historia política hasta 1526, historia militar, desarrollo económico, valores
éticos tradicionales, artesanía artística popular, historia de la literatura de
1835 a 1895, música, y se cierra con el capítulo sobre arquitectura, escultura
y pintura. Los demás temas, por lo tanto, no están agrupados sistemáticamente,
pero se prevé la posibilidad, una vez publicados todos los volúmenes, de una
nueva edición en la que todos los capítulos serían ordenados por materias y por
orden cronológico.
El primer capítulo, "Las estadísticas geográficas y
demográficas de Croacia y Bosnia-Herzegovina", presenta en 17 páginas una
serie de datos sobre la población y el territorio de Croacia y
Bosnia-Herzegovina, dos de las cinco repúblicas constituyentes de Yugoslavia.
Es lástima que no se haya presentado ningún dato sobre los croatas que viven en
otras repúblicas, tanto más que la república de Serbia -en el llamado distrito
autónomo de Voivodina- y la república de Montenegro contienen territorios que
durante siglos formaron parte de Croacia. El autor de este capítulo
introductorio no es un experto en la materia, y no ha entrado por ello en el
delicado problema de la definición geográfica de Croacia, ni en la
interpretación de los datos de los censos, lo que habría sido muy interesante
como introducción al libro, sino que se ha limitado a transmitir los datos
esenciales para las dos mencionadas unidades de la república federal de
Yugoslavia.
En el segundo capítulo, el arqueólogo Vladimir Markotic
expone los resultados de las investigaciones arqueológicas en el territorio de
las actuales repúblicas de Croacia y Bosnia Herzegovina. Su exposición abarca
no sólo la prehistoria, sino también algunos monumentos de la era histórica.
El autor comienza su exposición con el famoso
"hombre de Krapina" de la raza Neanderthal. Una de las virtudes de
este bien documentado y bien escrito estudio es el esfuerzo del autor por relacionar
los abundantes descubrimientos arqueológicos del paleolítico, el neolítico y de
épocas prehistóricas más recientes en el terreno hoy habitado por los croatas,
con las culturas a las que los objetos hallados pertenecían. El doctor Markotic
se ha abstenido de afirmaciones categóricas y cita las teorías divergentes en
los casos de no haber unanimidad de interpretación.
El arqueólogo está justificado en extender su análisis a
la época histórica, es decir al período posterior a la ocupación del actual
territorio croata por parte del imperio romano, porque debido a la escasez de
documentos escritos hasta el fin de la edad media, los métodos de la
arqueología pueden arrojar un poco más de luz sobre tal período. No se ha
encontrado, por ejemplo, una sola inscripción en idioma ilirio. Muy poco se
sabe también de la cultura de los eslavos en los primeros siglos, después de su
llegada al territorio ilirio, antes de la conversión al cristianismo. El autor
destaca que algunos descubrimientos arqueológicos permiten concluir que el
cristianismo fue introducido entre los croatas antes del año 800, fecha
comúnmente aceptada.
Es imposible resumir aquí el análisis sumamente
interesante de las iglesias croatas construidas antes de la afirmación de los
estilos románico y gótico. En este primer período de la arquitectura
eclesiástica las influencias de las condiciones y tradiciones locales fueron
mucho más pronunciadas y resultaron en una arquitectura muy original y en una
variedad de estilos.
Otra creación original del arte medieval croata fueron
las piedras sepulcrales de Bosnia y Herzegovina, los "Stecak". En
opinión del autor, la gran mayoría de esos monumentos pertenece a la secta
maniquea de los bogomili. Los bogomili no usaban el signo de la
cruz, mientras que la cruz figura en muchas de las piedras, y basándose en esto
varios autores afirman que esos monolitos pertenecen tanto a los heréticos como
a los no heréticos cristianos, pero el doctor Markotic dice que lo que aparenta
ser una cruz es en realidad la figura humana estilizada, ya que los maniqueos
de Bosnia representaban a Cristo con los brazos extendidos.
Este es el último tema tratado por el doctor Markotic, y
aquí también él ofrece, junto con una descripción clara y concisa, una
abundante guía bibliográfica para los que quieran estudiar el problema más a
fondo.
El capítulo sobre la historia política hasta 1526 estuvo
a cargo del doctor Stanko Guldescu, autor del libro History of Medieval
Croatia, La Haya, 1964.
Este capítulo comienza con el problema del origen étnico
de los croatas, es decir, de las tribus que impusieron su nombre y la
organización política a una población predominantemente eslava. El autor no fue
muy afortunado en esta parte de su exposición, porque no ha logrado demarcar
las diferentes teorías que expone, así que el lector queda confundido entre
tantas sucesivas amalgamaciones irano-sarmato-gótico-eslavas. Con esta
excepción, el doctor Guldescu ofrece al lector una presentación clara y
bastante completa de los acontecimientos hasta el año 1526. El cuadro
cronológico y la guía bibliográfica que el doctor Guldescu ha agregado a su
capítulo son muy útiles para el lector. Hay que destacar, sin embargo, que sus
observaciones sobre la escritura glagolítica y cirílica en la página 92 son
erróneas y están en conflicto no sólo con la opinión del doctor Mandic sino con
la opinión de casi todos los expertos en la materia; San Cirilo adaptó la
escritura glagolítica, basándose en ciertos modelos ya existentes en Croacia,
mientras que la escritura cirílica se inventó algo más tarde en Bulgaria. Una
falta menor es la omisión de la fuente de origen del dramático diálogo entre el
ban Derencin y los Frakopan, antes de la trágica batalla en el campo de
Krbava (pág. 113´). En cuanto a las alusiones a los acontecimientos políticos
del siglo XX (págs. 113-4), están fuera de lugar, aparte de la cuestión de su
valor.
El año 1526, año de la batalla de Mohacs, es muy
apropiado como término de la primera fase de la historia croata, porque al
comienzo del año siguiente los croatas eligieron como rey a Fernando, hermano
de Carlos V, con lo que comenzó la unión de Croacia con la monarquía de los
Habsburgo que duraría hasta el año 1918.
Cuando la historia militar forma parte de un compendio
que contiene también historia política, hay que tomar precauciones especiales
para que ambas historias no repitan lo mismo y mucho menos que se contradigan.
Este peligro no ha sido siempre evitado en el presente caso; así, por ejemplo,
mientras en la pág. 103 podemos leer que el documento llamado Pacta Conventa
"parece ser una falsificación que data del siglo XIV más bien que del
principio del siglo XII, Babic menciona en su historia militar el mismo tratado
como un hecho cierto consumado en 1102 (pág. 134).
Babic escribió las páginas sobre la historia militar
durante su estada en Venezuela, y esto explica la falta de una adecuada
bibliografía evidenciada en el texto. Esta falta ha afectado particularmente a
los tiempos más remotos, mientras que el autor posee datos abundantes
referentes a la participación croata en las dos guerras mundiales. En
consecuencia, el período de 1918 a 1945 ocupa tantas páginas como toda la
historia anterior. Aparte de este problema de proporción, la exposición es muy
interesante, especialmente para el período más reciente, con la única reserva
respecto a las implicaciones polémicas de carácter político. En cuanto a la
relación de la heroica actitud de los croatas en los tiempos de Jurisic y
Zrinski con la decadencia del poder ofensivo de los turcos (págs. 138-9), habría
que evitar la sugestión de un nexo causal demasiado directo entre las dos
series de acontecimientos.
El autor del capítulo sobre el desarrollo económico,
Drago Markovic, no careció de bibliografía ni de datos. Sin embargo, sus
páginas son probablemente las de menos calidad de todo el libro. El material no
está bien ordenado, el análisis del desarrollo económico es a menudo
superficial, y el estilo, pobre.
El doctor Eterovich, director principal de la edición,
escribió las páginas sobre los aspectos éticos del carácter nacional,
limitándose a los croatas de religión católica. Es un tema muy delicado, ya que
el "carácter nacional" es una abstracción difícil de captar entre las
diferencias individuales como también entre las diferencias caracterológicas de
diversas provincias o grupos sociales. Además, como destaca el autor, este
aspecto de la vida nacional se ha estudiado muy poco. A pesar de estas
dificultades, el doctor Eterovich ha escrito páginas muy interesantes y llenas
de observaciones agudas. Entre las virtudes nacionales destaca la hospitalidad,
el sentido de la justicia, y un deseo de orden y de paz, comprensible en un
pueblo que ha gozado muy poco de estos beneficios. Entre los defectos cuenta en
primer lugar la falta de realismo político y la discordia; en su opinión, el
hecho lamentable de que un individuo superior no encuentre siempre el apoyo que
merece, a causa de la envidia, es un resultado de muchos siglos de lucha contra
los agresores, dado que en esa lucha los croatas han llegado a sospechar en
demasía de los peligros potenciales. También destaca las diferencias entre
varias provincias croatas como uno de los factores que dificultan el
consentimiento en la vida política. A esto podríamos agregar que las virtudes
cívicas, necesarias para lograr el orden en la vida política de una sociedad,
son al mismo tiempo en gran parte el resultado de la vida en una sociedad bien
ordenada. Es una paradoja que hace tan graves los problemas en la vida política
de muchas naciones.
El capítulo de Tomo Markovic sobre la artesanía trata del
arte folklórico en madera, arcilla, piedra, metal y género tejido, de la
coloración de calabazas y huevos, y del tatuaje. El material de este capítulo
es sumamente interesante, lo que no debe sorprender, ya que las diferentes provincias
croatas con sus distintas tradiciones ofrecen una extraordinaria riqueza de
motivos desarrollados por los campesinos y artesanos a través de los siglos.
Por la misma razón es de lamentar que tan sólo dieciséis páginas sean dedicadas
a este tema. Esta brevedad tiene ciertamente algo que ver con el hecho de que
el autor reside en América del Sur, donde las bibliotecas no pueden ofrecer el
material necesario para un estudio sistemático del folklore croata. Por lo
tanto, en la selección de los colaboradores habría que tomar en cuenta su
posibilidad de acceso a las fuentes de información.
El doctor Ante Kadic, oculto bajo las iniciales K.B.K.,
es el autor del capítulo sobre la literatura en el período de 1835 hasta 1895.
Es el período en que se elaboró la lengua literaria croata moderna y apareció
una serie de novelistas y la poesía llegó a su madurez con el poeta S. S.
Kranjcevic. La exposición del doctor Kadic es clara y concisa, y logra
presentar los rasgos esenciales de los autores del período, relacionándolos
también con el fondo político y social de su tiempo.
Fedor Kabalin escribe sobre la música artística croata
desde la época del Renacimiento, dado que no se han conservado textos musicales
anteriores a ese período. Hasta el siglo XIX hubo varios compositores y músicos
croatas de fama europea, pero la falta de una corte real y de ricos
aristócratas impidió la creación de importante centros musicales en el país.
Solamente en el siglo XIX, cuando la burguesía llegó a ser el principal
sostenedor de la vida cultural, se tomaron principalmente en Zagreb las
instituciones y el público que permitieron el cultivo de la música en escala
cada vez mayor, y que hicieron de Zagreb en el siglo XX un centro musical de
fama mundial. Kabalin explica el florecimiento de la vida musical luego de la
primera guerra mundial por la liberación de la dominación austrohúngara. Pero,
¿cómo explicaría él entonces el fenómeno de Dvorak y Smetana en Bohemia bajo el
"yugo" de los Habsburgo? O será simplemente que la música checa ha
florecido antes, y en escala mayor, por que la cultura urbana se ha
desarrollado antes y tenía raíces más profundas en ese país eslavo.
La caracterización de Kuhac como un ilirio tardío no es
muy convincente. En cuanto a las tentativas de Kuhac de "hacer de Haydn un
croata", como se expresa irónicamente el autor, es cierto que no es
posible caracterizar a Haydn como un compositor croata, pero la posibilidad de
que Haydn haya sido étnicamente croata tiene fuertes argumentos en su favor.
Kabalin habría hecho mejor en ignorar ese problema,
destacando en la obra de Haydn los motivos de la música popular croata. Hay que
destacar, sin embargo, que la parte principal del capítulo, el relato sobre el
desarrollo de la música y los músicos, es satisfactoria, con excepción de la
estimación excesiva de Josip Slavneski. Los apéndices -la bibliografía, la
lista de los músicos, y la discografía- son muy útiles también.
En el capítulo sobre la arquitectura, la escultura y la
pintura la profesora Ruza Bajurin presenta al lector las figuras y obras más
representativas en estos tres campos artísticos desde los comienzos hasta el
presente. Lo hace en forma clara, aunque a veces retórica. Es lástima que la
autora no haya hecho el esfuerzo final de retocar algunos detalles que disminuyen
la calidad de su estudio.
La comparación de las "misteriosas" lápidas
sepulcrales de Bosnia y Herzegovina con las esculturas de la Isla de Pascua es
muy superficial, y lo mismo puede decirse de la comparación de la "ciudad
de pioneros" en Zagreb con Disneylandia. Luego no es cierto que esas
piedras pertenezcan exclusivamente a los heréticos maniqueos, y la explicación
del símbolo de la mano abierta en esas piedras tampoco concuerda con la opinión
de los expertos en la materia. La autora se ha atenido aquí a una falsa versión
popular. Por lo que se refiere a las ideas del escultor Augustincic sobre el
arte no figurativo, ellas ciertamente no merecían ser citadas.
La autora menciona que los minaretes fueron agregados al
pabellón de Mestrovic en Zagreb sin el consentimiento del artista, pero para
por alto que él luego aceptó esta modificación, y que la demolición de los
minaretes -que ciertamente no fue guiada por motivos artísticos- tampoco tuvo
su consentimiento.
Hemos comentado aquí los defectos del libro en forma más
extensa que sus virtudes por la razón indicada al comienzo. Sin embargo, los
aspectos positivos del libro prevalecen con mucho sobre los negativos. Además,
la mayor parte de los defectos podrían eliminarse con un pequeño esfuerzo por parte
de los colaboradores. Es de esperar que la experiencia ganada con el primer
volumen se refleje en el segundo, que ya está listo para la imprenta.
Por Milan Blazekovic, Buenos Aires
(separata del Balkan
Studies, 5, 1964, pp. 221-276.
Una parte del territorio nacional croata, debido a su
ubicación geopolítica y al juego de la política imperial de las potencias
europeas, formó parte del gran Imperio de Napoleón I. Por vía indirecta,
primero, cuando en 1806 el gobierno provincial de Dalmacia con sede en Zadar,
cuyo proveditore generale era Vicko Dandolo, estuvo indirectamente
sometido a Eugène Beauharnais en su carácter de virrey de Italia y a Napoleón,
que ostentaba el título de rey del Reino de Italia. Más tarde, pro vía directa,
cuando Napoleón formó con las provincias austríacas, y con Dalmacia y Croacia
hasta el río Sava, ganadas en virtud de la Paz de Schönbrunn (14/10/1809), las
Provincias Ilíricas, que -separadas del Reino de Italia- integraban el Imperio
francés. Los gobernantes generales de las Provincias Ilíricas fueron
sucesivamente el mariscal Auguste Marmont (y hasta enero de 1811), general
Bertrand (hasta marzo de 1813), el mariscal Junot (hasta julio de 1813) y
Fouché (hasta fines de agosto de 1813). La sede de la gobernación era
Ljubljana, hoy capital de Eslovenia.
Por lo tanto, el gobierno francés en Croacia abarca dos
períodos: el primero, desde el comienzo de 1806 hasta octubre en 1809, que
incluía sólo a Dalmacia, y el segundo, desde octubre de 1809 hasta fines de
1813, cuando también la Croacia propiamente dicha hasta el río Sava integraba
las Provincias Ilíricas.
Este sería el marco general del interesante estudio
histórico de George J. Prpic, hecho en base a la exhaustiva documentación
histórica. El autor recurrió a las fuentes históricas francesas, inglesas y
croatas. De los aspectos históricos, socioeconómicos, administrativos y
culturales de la administración francesa Prpic trata en los siguientes
capítulos: Dalmacia y la caída de Venecia; La conquista francesa de Dalmacia;
Francia y Montenegro; El comienzo de la administración francesa en Dalmacia; La
reacción del pueblo; La creación de Provincias Ilíricas; El mariscal Marmont y
sus reformas en Iliria; Iliria tras la ida de Marmont; El fin de Iliria;
Napoleón y los croatas y El significado de la administración francesa - Un
enfoque crítico.
Si bien la administración francesa en Croacia hizo
muchísimo en ese breve lapso en el campo de la educación, la judicatura, la
agricultura, la minería y el comercio, la reacción popular no le fue favorable.
Más tarde, con la reimplantación del feudalismo y de la política de
desnacionalización se creó una especie de leyenda sobre la época napoleónica.
Los escritores analizaron el alcance y la influencia de la gestión francesa en
el posterior proceso político de los pueblos que integraban la Iliria. Aunque
las consecuencias de la administración francesa son más evidentes en el plano
económico y social que político, unos tratadistas exageraban sus repercusiones
políticas y otros las reducían, de modo que se plantea el problema: ¿La
administración francesa contribuyó al surgimiento del nacionalismo sureslavo y
a la idea de la unión sureslava?
El autor cita las opiniones de varios historiadores, a
saber: del francés H. Desprez y de los norteamericanos Oscar Halecki, L.S.
Stavrianos y Hans Kohn que coinciden en que la administración francesa y la
creación de Iliria estimularon la comunidad de los sureslavos, es decir que
tuvieron un vigoroso impacto sobre el movimiento sureslavo y el Movimiento
Ilírico de Luis Gaj. En cambio, R. A. Kann llega a la conclusión de que los
franceses no perseguían el despertar nacional de los pueblos de Iliria, pero
que explotaban las aspiraciones nacionales existentes. Para Pivec-Stelé es una
mera presunción afirmar que Napoleón quiso crear un Estado sureslavo, mientras
los propagandistas yugoslavos Bogumil Vsnjak y Louis Adamic piensan lo
contrario. Eduardo Kardelj, máximo jerarca comunista esloveno, es uno de los
autores que minimizan e interpretan mal los logros de la gestión francesa,
viendo en Iliria tan sólo los designios imperialistas de Napoleón.
A renglón seguido, Prpic reseña la historiografía croata
sobre ese problema y alega que Vj. Klaic, T. Smiciklas, Rudolf y Josip Horvat,
Mihovil Kombol, R. P. Lopasic, F. Sisic, Petar Skok, Grga Novak, A. Dabinovic,
J. Sidak y Vaso Bogdanov (serbio) reconocen los efectos beneficiosos de la
administración francesa, sobre todo en el terreno económico y cultural, pero
disienten en qué medida influyó políticamente en Croacia, Eslovenia y Serbia.
Subraya que Ferdo Sisic, "uno de tantos croatas que creyeron sinceramente
en la idea de la unión sureslava", proyectaba sus ideales al futuro y
llegó a la conclusión de que la administración francesa contribuyó al
nacimiento del movimiento sureslavo de unión en el marco de las ideas de J. J.
Strossmayer y F. Racki. No cabe duda de que F. Sisic y algunos historiadores
sureslavos que compartían sus conceptos, influyeron hasta cierto punto en
muchos escritores contemporáneos franceses, alemanes y algunos británicos. Aquí
podemos citar los nombres de Emil Hausmant, Gustave Horn y Louis Léger. De los
alemanes el autor menciona a Alfred Fischel y H. Wendel, que comparten la
opinión generalizada sobre la influencia de la administración francesa en la
formación del movimiento sureslavo. De los autores croatas que no comulgan con
Sisic, Prpic cita a M. Kombol, que sostiene que Dandolo practicaba en Dalmacia
la política de desnacionalización y que Austria, desde 1814, trató de borrar
todo rastro de nacionalismo croata y a tal efecto trasladó a Dalmacia a miles
de empleados italianos y alemanes. En opinión de Kombol, el resultado del
gobierno francés era más bien la desnacionalización de Dalmacia que su despertar
nacional. A continuación Prpic cita al historiador marxista Vasa Bogdanov,
quien -al igual que los autores no marxistas en la situación actual- subrayan
la lucha de clases y el determinismo histórico.
Prpic también recalca que los historiadores dieron poca
importancia a los testimonios de millares y millares de los veteranos de las
guerras napoleónicas, tanto croatas como eslovenos, que vivieron la gloria y la
caída del Imperio francés. Los historiadores sureslavos -manifiesta Prpic- se
esforzaron muy poco por indagar si y hasta qué medida esos miles de soldados y
oficiales influyeron, acaso, en su medio. ¿Qué pasó con los 200.000 jóvenes que
las autoridades ilíricas francesas mandaron a Francia para su instrucción?
Hasta ahora se estudiaba poco los testimonios de los numerosos ciudadanos,
integrantes de la clase media, que simpatizaban con los franceses. Hasta que no
se indaguen a fondo todos esos problemas, la historia de la administración
francesa en el Mediodía eslavo quedará incompleta -concluye el autor.
En oposición a las tesis señaladas, Prpic expone la
opinión del investigador histórico croata Francisco Fancev, quien en sus
numerosos estudios mostró que el Movimiento ilírico era un movimiento autóctono
del pueblo croata. Para su líder Gaj, y para otros escritores anteriores,
incluso para Vitezovic, el nombre "ilirio" era sinónimo de croata y
de esloveno. Considerando el revisionismo de Fancev se plantea el interrogante
de si el Movimiento ilirio tendía a la unión de los pueblos sureslavos o se
trataba de un movimiento nacional netamente croata. Ante Starcevic en su
juventud perteneció al Movimiento ilirio. Los serbios y los eslovenos
rechazaron ese movimiento en 1830 y 1840. Los autores extranjeros no tomaron en
cuenta hasta ahora los descubrimientos y las teorías revisionistas de Fancev,
de modo que sus juicios respecto al Movimiento ilirio parecen insostenibles y
anticuados. Por eso Prpic advierte que en los trabajos futuros habría que
proceder con mayor cautela y objetividad, tomando en consideración los
hallazgos nuevos.
Prpic concluye su enjundioso estudio citando el texto que
figura en la placa, descubierta en 28/10/1956 en Le Dóme des Invalides de
París, que reza: "A la mémoire des régiments croates qui sous le drapeau
fran¸ais partageaient la gloire de l´armée française". (A la memoria de
los regimientos croatas que bajo la bandera francesa compartían la gloria del
ejército francés). Sin embargo, los croatas lucharon también contra Napoleón.
F. Bourienne (Memoirs of Napoleon Bonaparte, Londres, 1903) escribe que
cerca de Arcole (15/XI/1796) A.F.I. Marmont salvó al mismo Napoleón que corría
gran peligro de caer prisionero de una unidad croata. Prpic cita también a P.
Sagnac que acotó (La Révolution Française 1789-1792, París, 1920) que la
revolución francesa estalló el 14/7/1789 en su máximo fervor con el ataque a La
Bastille a raíz de falsos rumores de que las tropas alemanas y croatas, fieles
al rey, estaban atacando La place du Trône y el suburbio de Saint-Antoine.
Semejantes detalles interesantes abundan en el minucioso trabajo de Prpic.
Prpic, al referirse a la influencia de las ideas
revolucionarias francesas en Croacia, cita entre "jacobinos"
conocidos al abad Ignacio Martinovic, serbio de Voivodina (p. 222). Sisic
afirma que Martinovic, jefe de una sociedad secreta fundada en Budapest,
desciende de una familia serbia, radicada en Hungría desde 1690 y que su padre
había pasado al catolicismo como oficial austríaco. Según Sisic, Martinovic
nació el 20/7/1755 en Budapest y no en la Hungría meridional como escribe Prpic
(cfr. F. Sisic, Hrvatska Povijest, IIIª parte, p. 115). Imbro Tkalac, en
cambio, habla "de la conjura del croata Martinovic (Martinuzzi)", que
determinó con su decapitación en Budapest. Tkalac quiso explicar con ese
ejemplo por qué los croatas se apartaban de las logias masónicas, esas
organizaciones secretas que por primera vez aparecieron en Croacia junto con
burdeles a la llegada de los franceses (I. v. Tkalac, Jugenderrinerungen aus
Kroatien, Liepzig 1894, p. 34).
Prpic escribe en la página 23: "En 1797 Dalmacia,
vieja cuna del Estado medieval croata, seguía todavía bajo la administración de
Venecia que en 1420 la obtuvo de Hungría". La República de San Marcos
obtuvo a Dalmacia -con mayor precisión, aquella parte de Dalmacia que hasta
entonces pertenecía al reino croata-húngaro- en la segunda guerra véneta
(1418-1420), durante el reinado de Segismundo de Luxemburgo, rey común de los
reinos electorales de Hungría y Croacia. Erróneamente, en la historiografía y
la cartografía ambos reinos a veces vienen designados con el nombre de Hungría,
pues parece que los magiares impusieron su punto de vista de que Dalmacia y
Croacia eran partes adnexae y no regna socia (reinos asociados),
criterio que siempre sostuvieron y defendieron los croatas. Por lo tanto, nunca
es tarde para rectificar nociones y tesis históricas inexactas a la luz de la
verdad objetiva tal como lo hizo George J. Prpic en su valioso estudio
concerniente a la influencia de la administración napoleónica en el proceso
ideológico y político de Croacia.
Por Franjo Nevistic, Buenos Aires
edición Deutsche
Verlags-Anstalt Gmbh Stuttgart 1964, pp.
El libro de referencia, con pretensiones científico
históricas, tiene dos autores. L. Hory es húngaro, y durante la última guerra
vivió en Belgrado, desde donde se dirigió la guerra contra Croacia. Martín
Broszat es alemán, uno de los redactores y colaboradores del instituto editor
del libro.
Hory escribió su parte en base a las informaciones
serbias, húngaras y alemanas, como también de sus observaciones y anotaciones
propias, mientras que Broszat se sirvió de las fuentes alemanas: informes del
embajador alemán en Zagreb, S. Kasche, de Glaise von Horstenau, general alemán
(durante años 1941-44 vivió en Croacia), de varios informes y partes de los
servicios informativos de la cancillería alemana y de las delegaciones
oficiales o secretas del Partido Nacionalsocialista, enviadas a Croacia. En
consecuencia, la obra constituye una especie de síntesis de observaciones y
comentarios particulares, a menudo subjetivos y pasionales, por un lado, y de
los informes alemanes, oficiales y semioficiales, por el otro.
Los autores subrayan su propósito de establecer la verdad
objetiva. Es de lamentar que sus juicios, tomados imparcialmente, resulten
totalmente opuestos a sus enunciaciones de
objetividad. El libro, en la parte que les pertenece, de hecho constituye un
alegato contra el Estado de Croacia, restablecido entre 1941-1945. Desde ya, el
mismo título, "El Estado Ustacha", denota el espíritu malintencionado
de los autores, pues el Estado croata de esta época se llamó Estado
Independiente de Croacia. Su deseo principal era mostrar con el título elegido
que el restablecido Estado de Croacia fue cosa de la minoría ustacha;
que la mayoría del pueblo croata se desinteresó de él; que los ustachi y
su Estado fueron una creación de Hitler y de Mussolini y, por fin, que la
minoría ustacha era tan fanática, incapaz y violenta, que mereció el
fracaso más completo y su fin poco glorioso. En opinión de los autores,
cualquier solución yugoslava, incluso la actual comunista, es mejor para los
croatas que la independencia nacional.
A juicio de los autores, el Movimiento Ustacha
sería un fenómeno profascista que les sirvió, presuntamente, para estudiar el
fascismo fuera de Italia y Alemania. De este modo les resulta más fácil
vincular el derecho de autodeterminación del pueblo croata con un fenómeno
sociológico-político extraño y pasajero, proscripto dentro de la órbita del
mundo libre. Vinculándolo así, los autores intentan negarlo también y sellar de
esta manera el destino croata en Yugoslavia, sin tener en cuenta las
condiciones humanas, el orden jurídico y la situación política que rigen en el
conglomerado político y artificial que es Yugoslavia.
Pero una lectura cuidadosa del libro desmiente todas las
tesis e hipótesis de sus autores. El movimiento Ustacha y su jefe, el
Dr. A. Pavelic no fueron creación de Mussolini ni de Hitler. Loas mismos
autores reconocen que un descontento general de los croatas reinaba en
Yugoslavia. Pavelic encabeza a los más decididos y exige la liberación e
independencia de Croacia. Claro, de acuerdo a las reglas políticas y a la
experiencia histórica, tuvo que contar con el apoyo de alguien. Este alguien
fueron las potencias revisionistas -Alemania e Italia-. Ambas potencias, en
realidad, con miras a la futura guerra, contaban más con Yugoslavia, pero dada
su ambigüedad e incertidumbre, explotaron el conocido y reconocido descontento
croata, como lo hicieron Checoslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria, y el Dr.
Pavelic, por su parte, vio que el momento era propicio para proclamar la
independencia estatal croata, lo que "el pueblo croata aceptó con
unanimidad" (Stepinac). De ese modo se desintegró el Estado multinacional
yugoslavo, gobernado por los hegemonistas serbios.
Además, del libro se colige claramente que Pavelic no
había contraído ninguna obligación territorial previa u otras con Italia o
Alemania. Por el contrario, los documentos publicados confirman que la Italia
fascista perseguía la destrucción de Croacia y la anexión de sus territorios.
Los fascistas italianos intentaron realizar ese plan, aliándose y colaborando
activamente con la minoría serbia ortodoxa en Croacia. No le importaba al
fascismo italiano aliarse con los adversarios del catolicismo en contra de los
croatas, mayormente católicos, que durante siglos sangraron en defensa de la
Iglesia Católica, de la civilización occidental y de la misma Italia.
Los autores responsabilizan a los ustachi y,
generalmente, a los croatas de las violencias contra la población
serbio-ortodoxa, pero admiten la subversión y los crímenes de esta minoría,
"que no van en zaga de los crímenes ustachi" (Aquí cabe una
acotación de orden jurídico y moral, es decir, aleccionar a nuestros autores
que no es igual traicionar a su patria, como lo hizo la minoría serbia en
Croacia, y defenderla como hicieron los ustachi y el pueblo croata en
general, combatiendo la subversión y la rebelión, dirigidas contra la
existencia misma de Croacia como Nación). Los ortodoxos búlgaros, rusos,
ucranianos, rumanos, etc., Eran amigos y gozaban en Croacia de todos los
derechos civiles. En consecuencia, los autores yerran al caracterizar esa lucha
como una lucha de carácter religioso entre los católicos y los ortodoxos, que
significaría el retorno a la Edad Media, a las guerras religiosas. La minoría
serbia en Croacia no quiso reconocer a Croacia como su patria, se alió contra
ella con los fascistas italianos y dio el apoyo principal al movimiento
comunista, dirigido desde Serbia. Era entonces absolutamente natural tratar a
esa minoría como enemiga, de acuerdo a la experiencia universal de la historia.
Hubo en Croacia varios generales, altos funcionarios administrativos y
políticos de religión ortodoxa. ¿Cómo, entonces, es posible sostener la tesis
de que Croacia llevó la guerra contra los ortodoxos? La minoría serbio-ortodoxa
trataba por todos los medios de restablecer nuevamente la hegemonía serbia en
Croacia y de ahí el origen de todos los males. Si los norteamericanos, por
ejemplo, de origen inglés, se alzaran hoy en armas, mientras EE.UU. está en una
guerra con China comunista, con propósito de abolir el gobierno de Washington y
proclamar a Norteamérica como Nueva Inglaterra bajo el régimen de Londres, ¿qué
haría el presidente Johnson? ¿Les dirigiría a los rebeldes llamados de cordura,
organizando marchas y oraciones pacifistas o usaría las armas contra los rebeldes?
Los informes negativos sobre Croacia, provenientes del
ambiente militar alemán en Belgrado, o de los servicios secretos del partido
nacionalsocialista, no se ajustan a los hechos. Son totalmente parciales, pues
Belgrado dirigía la guerra contra Croacia, y los alemanes, influidos por las
informaciones unilaterales serbias, remitían informes falsos o exagerados; los
informes de los agentes secretos del partido nacionalsocialista pierden valor,
ya que los mismos autores afirman que los nazis odiaban a los ustachi
por su orientación católica, y, por fin, en los informes, que publican los
autores, del embajador alemán de Croacia, Siegfried Kasche y del general Glaise
von Horstenau, que conocían muy bien a los hombres y las circunstancias
imperantes en Croacia, se reconoce a los croatas patriotismo, espíritu de
sacrificio y lealtad a la palabra empeñada. Se ha cometido a veces, excesos de
carácter criminal, pero, en circunstancias similares, ¿dónde no los hubo?
De ese modo, creemos que quedan destruidos los fundamentos
"científicos" de nuestros autores. La lucha por la autodeterminación
nacional croata bajo el signo de los valores fundamentales de la civilización
europea, no puede tildársela de fascista, aunque el pueblo croata aprovechara
momentáneamente el torbellino fascista que pasó sobre Europa. Particularmente,
no deberían hacerlo los hombres que pretenden ser historiadores y tratadistas
de temas políticos-sociológicos. Hasta admiten que Pavelic, en el documento con
que estableció su primer contacto con la Alemania nacionalsocialista, por
razones tácticas acentuó la semejanza entre los ustachi y los
nacionalsocialistas sin fundamentos ideológicos internos que pudiesen
justificar tal afinidad.
Cuando los autores sostienen, para negarle fundamentos
democráticos al renovado Estado de Croacia, que sólo la exigua minoría ustacha
quería la independencia nacional de Croacia, revelan sus puntos débiles de
sociólogos e historiadores incompletos. Es uno de los resultados indiscutibles
de la sociología política como ciencia que los revolucionarios siempre y en
todos los lugares del mundo constituyen una minoría. Además, sobran las pruebas
de que en aquel momento el pueblo croata quería unánimemente el
restablecimiento de su soberanía nacional (Mestrovic, Stepinac).
Cabe recalcar aquí que los autores, desde el primer
momento, señalan la actitud hostil de la Italia fascista hacia Croacia, como
asimismo la actitud negativa de los alemanes en la última fase de la guerra,
cuando prevaleció la improvisación y cuando Himmler actuó como farsante en
todos los planos y sobre todo en el caso de los musulmanes croatas.
La política hostil e insensata de Italia fascista hacia
Croacia está comprobada en el libro que criticamos, en forma clara, firme y
definitiva. Ningún espíritu objetivo e imparcial de Italia podría afirmar que
dicha política brindó alguna ventaja al pueblo de S. Francisco o a la patria
del Juan XXIII, el Bueno. Por otra parte, todo el mundo sabe que esa política
causó al pueblo croata daños incalculables de toda índole.
Los autores, contra sus intenciones, se hacen acreedores
en este aspecto de nuestro sincero reconocimiento. Con un poco más de
objetividad y un poco menos de oportunismo y parcialidad pasional, su libro
serviría mucho más a la verdad histórica.
Por Branko Kadic,
Buenos Aires
Dúga nad porusenim
mostovima (El arcoiris sobre los puentes destruidos). Buenos Aires, 1964; Pred
vratima domovine (En el umbral de la Patria), Buenos Aires, 1966, pp. 416.
El problema de los exiliados políticos se remonta a los
albores de la sociedad humana. Cuando el exilado es un escritor, un poeta
(acordémonos tan sólo del profeta Jeremías, de Ovidio, de Dante Alighieri y de
Unamuno) su destino se vuelva aun más trágico y su angustia crece. Sobre la
poesía de los desterrados se ha escrito mucho. Así Albert Thibaudet, analizando
la difícil situación de los exilados durante la Revolución Francesa, recalca:
"Las élites exiladas viven trágicamente. Están obligadas a una vida dura,
a una vida de aislamiento y humillación. Bajo la presión del extranjero y de
distintas pruebas deben modificar sus puntos de vista anteriores, conocer otros
o crear nuevos".
Entre decenas de miles de refugiados croatas, al término
de la segunda conflagración mundial -cuando Croacia fue sometida al régimen
opresor comunista e incorporada al conglomerado multinacional yugoslavo, sumida
en terror y sangre a raíz de matanzas colectivas de centenares de miles de
civiles y soldados desarmados, conocidas como la Tragedia de Bleiburg-, hubo
también varios poetas que se radicaron en distintos países europeos y del Nuevo
Mundo. Entre los que llegaron a las costas argentinas se encontraba el profesor
Vinko Nikolic, hombre de múltiple acción, cuya obra poética y la actividad
literario-cultural y editora queremos resumir aquí con motivo de su reciente
traslado a París.
Vinko Nikolic nació en Sibenik, vieja ciudad de la costa
adriática. Se recibió de profesor de filosofía y letras en la Universidad
Nacional de Zagreb y en 1947, prófugo de la persecución comunista, se radicó en
Buenos Aires. En Croacia había publicado tres libros de poesía (Los
amaneceres primaverales, Las vías luminosas y Mi ciudad, esta última
colección en el dialecto de su ciudad natal). En Roma, en 1947, vio la luz su
libro La patria perdida, y en Buenos Aires La primavera violada (1947)
y Plegaria por mi Croacia (1949). Sus poemas posteriores se hallan
publicados en varias revistas y periódicos de los refugiados.
En 1964 salió su antología Dúga nad porusenim
mostovima (El arco iris sobre los puentes destruidos). La selección estuvo
a cargo del poeta y crítico literario croata Raimundo Kupareo, actualmente
decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Católica de
Santiago de Chile. Dicha antología abarca la producción poética de tres
décadas, de 1934 a 1964.
Nikolic es, por excelencia, un poeta lírico, encuadrado
en la corriente literaria croata de preguerra, de dúctil versatilidad, capaz de
captar y trasmitir, en forma adecuada, sus propias vivencias y la angustia de
toda una nación. Sus temas preferidos son la figura de su dulce y lejana madre,
la patria cautiva, los sufrimientos de sus connacionales y el espectro de la
muerte. Lejos de todo hermetismo y abstracción premeditados, su verso es
diáfano y fluido, y su inspiración, por lo demás, sincera y espontánea. Nikolic
escribió sonetos muy logrados. Su mundo poético está poblado de tiernas
reminiscencias amorosas, de horripilantes escenas de la barbarie humana y, sin
deseos vengativos, trasunta la absorbente nostalgia de un desterrado y de un
hombre desarraigado. Prevalecen acentos doloridos; el poeta se debate entre la
desesperanza y los nuevos amaneceres luminosos. En las últimas composiciones
líricas, maduradas a la vera de la costa atlántica argentina, Nikolic,
recurriendo a nuevos registros, logra un diapasón poético mucho más amplio,
sustentado por imágenes y metáforas refrescantes.
Nikolic, buen conocedor de la poesía de Alfonsina Storni,
tradujo al croata algunos de sus poemas representativos. Con la gran poetisa
sanjuanina tenía en común la capacidad de vivificar, con pocas pinceladas policromáticas,
determinados paisajes y el entrañable amor al mar y sus misteriosas
sugestiones.
Aparte de su labor literaria, Nikolic desplegó una
intensa y meritoria actividad en el campo cultural. En 1951 fundó el trimestral
cultural-literario Hrvatska Revija (La Revista Croata) que desde
entonces dirige y edita en forma ininterrumpida. Esta publicación nunca contó
con el apoyo financiero o subvención de institución o fundación alguna. Gracias
al empeño y esfuerzos perseverantes de su director, que la dotó de una amplia
plataforma democrática, la Revista Croata se convirtió en verdadera
atalaya literaria, cultural y política de los exilados croatas, dispersos por
los cinco continentes. Su director, abierto a todas las inquietudes, logró la
colaboración gratuita y el apoyo moral casi unánime de los intelectuales
croatas emigrados. Su meta era: estimular la labor creativa de los refugiados,
promover la cultura de su país, interpretar las aspiraciones del pueblo croata,
impedido de expresarlas libremente, y contribuir a la liberación de Croacia. En
sesenta tomos, ilustrados gráficamente, hay abundante y variado material,
relacionado con el pasado y el presente de la nación croata y con los salientes
acontecimientos en el plano mundial. La mayor parte de las colaboraciones está
escrita en nivel científico, aparte de los aportes originales literarios y
artísticos. La Revista Croata es la suma de los esfuerzos intelectuales de los
exilados croatas y, al par, un foro de libre discusión dentro de las normas
democráticas. Constituye y, a justo título, un orgullo para todos los croatas y
una prueba, pese a las circunstancias tan adversas, de su madurez cultural y
política. Cuadra destacar aquí que en cada número se publicaba el artículo de
fondo en español y, reunidos, constituyen un compendio sobre los hechos
salientes de la vida pasada y presente en Croacia y entre los exilados. La
Revista Croata se honra de haber contado entre sus colaboradores con las
eximias figuras del quehacer cultural y político argentino, a saber: Rvdo.
Padre Franceschi, ex director del Criterio, José León Pagano, Julio E.
Payró, Troiano Troiani, Alfredo Bigatti, Humberto Eduardo Cerantonio, Romualdo
Brughetti y José Garo, ex cónsul argentino en Zagreb, capital de Croacia.
Nikolic, además de dirigir, redactar y administrar la
referida publicación trimestral, y trabajar como un empleado subalterno en la
administración pública argentina, fundó la editorial "La Biblioteca de la
Revista Croata", evidenciando sus raras aptitudes de organizador y editor
exitoso, sobre todo si se tiene en cuenta que su mercado es muy restringido.
Hasta ahora editó trece libros, de esmerada presentación gráfica, y vale la
pena consignar sus títulos y temas, pues son una prueba fehaciente de la
capacidad de trabajo del editor y de la intensa labor cultural de los exiliados
croatas. Pod tudjim nebom (Bajo el cielo extranjero), antología de la
poesía de los exiliados croatas, Bs. As. 1957; Bez Povratka (Sin el
retorno), cuentos de Antun Nizeteo, Bs. As., 1957; Dr. Ante Trumbic, estudio
político del Dr. Ante Smith Pavelic, Munich, 1959; Pola stoljeca hrvatske
politike (Medio siglo de política croata), estudio histórico-político de
Jere Jareb, Bs. As., 1960, Uspomene na politicke ljude i dogodjaje (Recuerdos
de hombres y sucesos políticos), memorias del escultor Ivan Mestrovic, Bs. As.
1961; Blagoslov zvijezda (La bendición de las estrellas), poemas
escogidos de Raimundo Jupareo, Buenos Aires 1960; Sabrane pjesme Viktora
Vide, colección completa de las poesías del malogrado poeta Victor Vida,
Bs. As., 1962; Dúga nad porusenim mostovima (El arco iris sobre los
puentes destruidos), antología de poesía de Vinko Nikolic, Bs. As. 1964: Put
k Mestrovicu (Camino a Mestrovic), un ensayo sobre Mestrovic del joven
escritor Zlatko Tomicic, Bs. As. 1965; Exodus, poemas de Luciano Kordic,
Roma-Buenos Aires, 1964; I poslije nas ostaje tuga (Después de nosotros
también queda la tristeza), poesías de Borislav Maruna, Bs. As. 1964; y el
último libro, al que nos referiremos a continuación, Pred Vratima Domovine
(En el umbral de la patria), de Vinko Nikolic, Bs. As. 1966.
El año pasado Vinko Nikolic visitó colectividades,
instituciones y colonias croatas en Venezuela, Estados Unidos, Canadá y varios
países europeos. El fruto de este largo itinerario, de sus encuentros y
diálogos con las destacadas figuras del quehacer político y cultural entre los
croatas, en el extenso reportaje titulado Pred vratima domovine (En el
umbral de la patria), cuyo primer tomo acaba de salir de la imprenta. Nikolic,
con el ameno relato de su itinerario, nos ofrece el panorama de la emigración
croata, sus logros y aspiraciones inmediatas, sugiriendo a la vez lo que queda
por realizar o lo que se omitió hacer. Las impresiones, apuntes y apreciaciones
del autor se complementan con interesantes diálogos e intercambios de
opiniones, mantenido s con personas de destacada actuación en el medio de los
inmigrantes croatas sobre los problemas relacionados con la actualidad y con la
acción futura. El fin que se persigue es la coordinación de todas las fuerzas
intelectuales, morales y financieras para continuar, de modo más eficiente, la
lucha por la liberación e independencia de Croacia, tanto en el plano cultural
como político. Por otra parte, el libro que comentamos está salpicado de apuntes
de un viajero poeta que en rápidas pinceladas nos brinda enfoques panorámicos,
impresiones originales y tomas instantáneas de los países, modo de vida y
costumbres de los países y ciudades que visitó (el presente tomo abarca
únicamente Venezuela, los Estados Unidos y Canadá).
Quisimos, en rasgos sumarios, delinear la trayectoria
fecunda y trazar la figura polifacética de Vinko Nikolic, feliz conjunción de
auténtico poeta lírico, de hombre emprendedor, de constante animador, de
promotor de la cultura croata e insobornable luchador por la independencia de
su patria, quien, radicado en París ahora, se propone ensanchar aun más su
campo de acción.
Por Bonifacio Perovic,
Buenos Aires
(Makarska, Croacia, 1965)
Es sabido que la Orden Franciscana tiene a su cargo la
misión evangelizadora en la Tierra Santa desde los tiempos de las Cruzadas,
inaugurada por S. Francisco de Asís, por lo cual la historia de los Santos
Lugares está íntimamente unida a la de los PP. Franciscanos.
Motivo suficiente para que, anunciado el peregrinaje del
Papa Pablo VI a la Tierra Santa, la Curia Generalicia de los Frailes Menores,
es decir el Ministro General con su Definitorio, decidiera acompañar al Vicario
de Cristo. Es así que el franciscano croata Bernardo Barcic, definidor general
de la Orden Franciscana para las lenguas eslavas, acompañó al Papa en su
histórico viaje y, además, fue el único croata integrante del séquito papal. Su
libro sobre ese viaje acaba de publicarse en Croacia, donde (como en toda
Yugoslavia) no hay libertad de prensa y son muy escasas las publicaciones de
carácter religioso. Obtuvo gran éxito debido a la trascendencia del suceso que
describe (muchos en Croacia siguieron por televisión las etapas de la
peregrinación papal) y a la avidez con que se leen en Croacia las publicaciones
que se apartan de la ideología, la temática y el estilo uniforme y
estereotipado de la prensa comunista.
El autor se propuso dos finalidades: brindar a los fieles
en Croacia, sedientos desde hace más de dos décadas de publicaciones
religiosas, un libro, lleno de citas de las Sagradas Escrituras que sirvieron
de guía al Santo Padre en su peregrinaje, y hacer revivir en las mentes y los corazones
de sus lectores la vida y la pasión de Jesucristo, haciendo despertar, al mismo
tiempo, por la trascendencia del acontecimiento, fervor piadoso en las almas
hacia los Santos Lugares. Su segundo propósito era evocar los vestigios de sus
antecesores croatas, su labor y contribución a la defensa, la conservación y la
administración de los santuarios en la Tierra Santa.
En sus apuntes de viaje el padre Barcic da un lugar
prominente al mártir B. Nicolás Tavelic O.F. M., cuya pronta canonización ser
está aguardando. En este caso Tavelic sería el primer santo de la Custodia de
la Tierra Santa. En la capilla de la Legación Apostólica de Jerusalén (donde
residió Pablo VI durante su estada allí), el beato Nicolás Tavelic tiene su
altar. Entre numerosos franciscanos croatas que durante siglos se sucedieron en
el servicio de la Custodia de la Tierra Santa, Barcic menciona a varios
custodios como ser: P. Jorge Bosnjak (1544), P. Buenaventura Corsetto (1547),
oriundo de Zadar, P. Francisco de Kotor (1635). Merece mencionarse aparte el P.
Bonifacio Drakulica, de Lopud, quien en su función de custodio renovó casi
todos los santuarios de la Tierra Santa y fue el primero, después de Santa
Elena, madre del emperador Constantino, en abrir el sepulcro de Cristo, en
1555. Drakulica dejó escrita la obra intitulada: De Perenni cultu Terrae
Sanctae et de fructuosa eius peregrinatione.
Barcic tuvo la oportunidad de ver el firman, es
decir, el documento otomano de compraventa, en el que consta cómo los
franciscanos entraron en posesión de Getsemaní. Según las leyes vigentes en
aquel entonces en el Imperio Otomano, los frailes franciscanos en la Palestina
no podían comprar directamente terreno o inmueble alguno. En 1681 llegaron como
peregrinos a la Tierra Santa tres hermanos Brankovic, croatas de Sarajevo.
Enterados de que los franciscanos querrían conseguir el lugar donde Cristo pasó
sus últimas horas de agonía en el Huerto de los Olivos, y que las leyes en
vigor lo vedaban, los hermanos Brankovic, siendo súbditos turcos, se ofrecieron
para realizar la compra a su nombre. Una vez firmado el contrato de
compraventa, al pie del mismo hicieron cesión del terreno de Getsemaní a la
Custodia. El contrato, conservado hasta hoy, está redactado, por supuesto, en
turco.
Los episodios del peregrinaje de Pablo VI, relatados por
Barcic, si bien conocidos, resultan interesantes a causa de muchos detalles y
anécdotas amenas que contienen. El autor pone de relieve el encuentro histórico
del Papa Pablo VI con el patriarca Athenágoras en vista de su alto significado
en la cuestión de la unión de los católicos y los ortodoxos, problema éste de
sumo interés para los croatas.
El libro contiene un mapa de Palestina con el itinerario
detallado del viaje papal y varias tomas ilustrativas del peregrinaje.
Por Milan Blazekovic
(Annual
Review of the Croatian Academy of América, Inc., Nueva York, pp. 200).
A mediados del año pasado la Academia Croata de América publicó
los números III y IV de su Anuario para 1962/1963, en un tomo que se distingue
por sólidos trabajos de carácter histórico político y cultural. El grupo
histórico-político de los colaboradores lo encabeza Dinko A. Tomasic, profesor
de sociología y de estudios de la Europa Oriental en la Universidad de Indiana,
EE.UU., con su excelente estudio Componentes étnicos de la nacionalidad
croata (la versión castellana de ese trabajo, sin cambios dignos de
mención, fue publicada en Studia Croatica, Nos. 2-3, año 1962, pp.
167-177). Se trata de una reseña sucinta y sintética del proceso sociopolítico
del pueblo croata desde su radicación en la patria actual y hasta el presente.
El autor analiza el papel desempeñado por los guerrilleros pastores de las
montañas dináricas, de los labradores de las llanuras de Panonia y el de la
inteligencia en los centros urbanos, viendo en ellos los tres actores cuya
influencia fue decisiva en la formación de la nacionalidad croata y de sus
rasgos distintivos, y que, además, fueron los portadores de la ideología
nacional desde la temprana Edad Media hasta hoy. En los capítulos subsiguientes
-"La inteligentsia ortodoxo-oriental" y "El conflicto
croata serbio"- Tomasic resumió, en sólo cinco páginas, con claridad
expositiva e imparcialidad científica el escabroso proceso de la situación en
el área étnica croata, determinado por la presencia del inadaptable elemento
serbio-ortodoxo y su colaboración con distintos amos de esta área, en
detrimento de los croatas. De ese modo dio una adecuada interpretación de los
sucesos ocurridos en los últimos cincuenta años, que empezando por el proyecto
de constitución "de la república campesina neutral croata", luego a
través del asesinato de Radic en 1928 en el parlamento de Belgrado y del rey
dictador Alejandro en Marsella en 1934, pasando por la formación del movimiento
ustacha, la creación de Banovina Hrvatska y del Estado
Independiente de Croacia, llevaron a los comunistas al poder en todo el
territorio de Yugoslavia "con la ayuda activa de los Aliados occidentales
y de las tropas soviéticas". Los comunistas yugoslavos están dominados por
los serbios, lo que provoca oposición incluso en las filas del mismo partido,
debilitando así su unidad monolítica.
El trabajo del profesor Tomasic, colocado con acertado
criterio de la redacción en primer lugar, sirve, además, como introducción
valiosa al estudio histórico-político de Stjepan Gazi, El comienzo del
Partido Campesino Croata. En la primera parte Gazi ofrece un panorama
político general en Croacia durante el gobierno de dos decenios del ban Khuen
Hedervary (1883-1903). Al reemplazarlo el ban Teodoro Pejacevic en 1903, la
vida política cobra nuevo impulso y a los tres partidos existentes se agregan
nuevas agrupaciones políticas de 1904 a 1905, entre ellas el Partido Popular
Campesino Croata.
En la segunda parte se refiere a la aparición de los
hermanos Radic en la arena política en 1902, su participación en la
"Oposición croata", integrada por el Partido Nacional Independiente y
el Partido del Derecho Constitucional Croata, cuyo secretario ejecutivo era
Esteban Radic, quien en 1904 renunció a dicho partido. Gazi relata cómo se
fundó el Partido Campesino Croata en 1905 y cómo evolucionó hasta febrero de
1908, cuando obtuvo su primera victoria electoral y envió tres diputados al
Sabor (Parlamento). Mientras el trabajo de Tomasic es una enjundiosa valoración
del pasado sociopolítico croata y una interpretación original del presente, el
estudio de Gazi es una cabal reseña, copiosamente documentada, de cómo y por
qué se formó en Croacia una organización política, original en aquel entonces,
la cual, en las décadas sucesivas, se convertirá en el partido político croata
más importante, cuyo programa contenía estos tres puntos fundamentales: el
derecho constitucional croata, la democracia campesina y la solidaridad eslava.
Con el tiempo esta última ha sido reemplazada con la idea del nacionalismo
croata de extracción humanista.
La colaboración del profesor Cristóbal Spalatin, "La
reforma ortográfica en Yugoslavia" y "Las notas sobre las literaturas
croata y serbia" del profesor Bogdan Radica se complementan y explican al
lector las diferencias entre ambos idiomas literarios antes de la reforma
unificadora, y entre las literaturas croata y serbia, respectivamente.
El profesor Spalatin sostiene que un idioma literario es
siempre el resultado de esfuerzos organizados, impuestos o voluntarios. Quiere
decir que se acepta un dialecto determinado como idioma literario, dejando que
los demás dialectos se desarrollen en sus marcos provinciales. En el siglo
pasado tanto los croatas como los serbios lograron, por vías separadas, fijar
sus idiomas literarios, aunque su fundamento es el mismo: "la lengua
serbocroata". En otras palabras, "los idiomas literarios serbio y
croata son dos versiones diferentes de un mismo idioma". Entre tres
principales dialectos -chakavski, shtokavski y kaikavski- dice el autor,
los serbios y los croatas eligieron el dialecto shtokavski como lengua
literaria, con la diferencia de que los serbios adoptaron el habla ekavski
(subdialecto) y la escritura cirílica, y los croatas el habla ijekavski
y la escritura latina como medio de expresión literaria. Pero como esos dos
pueblos han vivido separadamente a través de los siglos y bajo influencias
culturales divergentes, se produjeron en ambos idiomas diferencias ortoépicas,
ortográficas, morfológicas, sintácticas, semánticas y lexicográficas,
insignificantes desde el punto de vista objetivo, pero sumamente importantes
desde el punto de vista subjetivo.
Luego el autor puntualiza que en la vida política de
Serbia y de Croacia se manifestaron dos tendencias capitales: una solución
política común, el Estado yugoslavo, y países separados, Serbia y Croacia. Las
tendencias unificadoras implicaban también la unificación idiomática, mientras
que las tendencias que aspiran a la vida separada entre Serbia y Croacia
recalcaban que se trata de dos lenguas literarias diferentes. Como ejemplo de
la interdependencia político-lingüística, Spalatin aduce el período 1918-1941
(vida política común), luego 1941-1945 (vida política separada) y 1945-1964,
cuando el régimen comunista decretó la idea de la unión y del compromiso,
censurando como residuos del régimen ustacha toda manifestación de la
individualidad nacional croata. Esa oposición prevaleció de 1953 a 1960 cuando
se redactó la ortografía conjunta del idioma literario "serbocroata"
para los serbios y "croata-serbio" en Croacia. Recién en febrero de
1964, vale decir al cabo de 20 años de régimen comunista, Stjepan Babic pudo referirse,
con mucha cautela por supuesto, a las diferencias lingüísticas serbocroatas en
la revista Jezik (El idioma). Spalatin, para resumir la nueva ortografía
de 1960 y mostrar el verdadero carácter del compromiso, impuesto por los
dirigentes comunistas dentro del espíritu de "la unión y la
fraternidad" oficialistas, la analiza detalladamente y compara la
ortografía serbia de Belic de 1952 y la croata de Boranic de 1940 (la VII
edición) con la ortografía unificada de 1960, normativa tanto para los croatas
como para los serbios.
Karl Gustav Ströhm: Zwischen Mao und Kruschow, Wandlungen des Komunismus
in Südosteuropa (Entre Mao y Khrushchev - Oscilaciones del
comunismo en el sudeste europeo)
Por Francisco Nevistic, Buenos Aires
(Stuttgart, 1964, pp. 301).
El autor del libro de referencia es un joven publicista
alemán, colaborador de la revista Christ und Welt, donde se destacó por
sus artículos sobre los problemas del sudeste y este europeo.
Con el título del epígrafe se ocupa del porvenir del
comunismo después de que la autoridad de Moscú, como centro del comunismo
mundial, fue puesta en tela de juicio por China roja. Ello significa el
comienzo de la desintegración de una doctrina monolítica y una crisis en la
adopción de decisiones prácticas. El conflicto Moscú-Pekín pone en duda la
solidaridad de los regímenes comunistas, y determina no sólo el futuro del
comunismo, sino también el desarrollo de la política mundial.
En su exposición Ströhm se limita, sustancialmente, al
comunismo yugoslavo y albanés, en lo que la crisis ideológico-práctica se
manifiesta de modo especial. Prescindiendo de los detalles, destacaremos la
idea general concerniente a las relaciones Moscú-Pekín y algunos puntos que
afectan directamente a Croacia.
Ströhm se equivocó en su pronóstico según el cual Pekín
ganaría los favores de los pueblos afroasiáticos y sudamericanos. La situación
actual desde Indonesia hasta Cuba habla a favor de Moscú y no de Pekín. Resulta
interesante la posición antichina de África, que va agudizándose cada vez más.
Desde luego, esta situación no puede tomarse como definitiva e inalterable. Si
los nuevos dirigentes políticos africanos no toman en debida cuenta la justicia
social en sus respectivos países e incurran en los errores anteriores de la
clase burguesa en general, podría ocurrir que la situación cambie a favor de
Pekín.
Ströhm se esfuerza por ser imparcial. Con seriedad
germana reunió muchísimos datos y desea que los factores políticos mundiales
presten más atención a los pueblos balcánicos y a sus problemas.
Sin embargo, le faltan muchos elementos de juicio para
poder enfocar con objetividad tan complejos problemas. En nuestra opinión, por
ejemplo, Ströhm atribuye importancia exagerada a la derrota serbia de Kosovo en
1389. Ni siquiera hace mención de las cruentas y largas luchas de los croatas y
los húngaros contra el conquistador otomano. Tampoco menciona le decisiva
batalla de Mohac. El "emperador" Lazar, como lo llama Ströhm, fue
simplemente un príncipe serbio local.
Hablando de la organización del Confín Militar,
estructurado por el gobierno central de Viena en Croacia, Ströhm dice que lo
integraban, mayormente, los "fronterizos" croatas, eslavonios y
serbios. Eso equivale a decir que en Stalingrado combatieron las tropas
alemanas compuestas por bávaros, prusianos, silesios y alemanes. Eslavonia es
una provincia de Croacia y sus habitantes son croatas, y su nombre local es
eslavonio. Es este un error inadmisible en quien pretende ser especialista en
los problemas del sudeste europeo.
Ströhm diferencia con precisión la religión y el tipo de
cultura de la población eslava en los Balcanes. Esas diferencias desembocaron
en las luchas sin cuartel de 1941-1945, con centenares de miles de muertos.
"El odio brotaba de lo hondo del subconsciente -dice textualmente Ströhm-
y los serbios a los ojos de los croatas eran semiturcos, representantes del
Oriente y quisieron protegerse de ellos". Evidentemente, aquí el autor
exagera. En Croacia, desde hace varios siglos vive una considerable minoría
ortodoxa, leal a su patria Croacia y nunca hubo choques de importancia entre
los católicos y los ortodoxos, como por ejemplo los hubo entre los católicos y
los protestantes de Europa Occidental. El conflicto surgió recién a fines de
siglo pasado y en el presente, sobre todo después de la creación de Yugoslavia
en 1918. Los ortodoxos en Croacia empezaron a sentirse serbios, puesto que la
ortodoxa era la Iglesia nacional serbia y los maestros, sacerdotes y el
ejército serbios hicieron cuanto estuvo a su alcance para que la minoría ortodoxa
en Croacia reemplazara su anterior patriotismo croata por el serbio. Desde
entonces dicha minoría se puso al servicio de la idea granserbia y de la
hegemonía de Belgrado sobre el pueblo croata, desempeñando de esa manera el
papel de traidores. Ese elemento, en el momento en que Croacia proclamó la
independencia y se separó de Serbia en 1941, empezó con actos subversivos, con
masacres y motines, primero al mando del general Draza Mihailovic, jefe del
movimiento chetnik de carácter nacionalista y militar serbio, y luego en
las filas de los guerrilleros comunistas de Tito. Contra esa minoría ortodoxa,
que niega al pueblo croata el derecho de autodeterminación, era lógico y
necesario luchar por los medios, que ella misma impuso.
Tampoco es sostenible la tesis del autor de que también
los croatas, como los demás pueblos balcánicos, "descubrieron el pasado
mítico de su pueblo". Después el siglo VII hasta 1918 el pueblo croata
tuvo comunicación directa con los Papas, con los emperadores bizantinos, los de
Austria, con los dux de Venecia y los reyes franceses y españoles. Tuvo su
Siglo de Oro en la literatura, contribuyendo sus hijos en gran medida al arte y
la ciencia europeos (R. Boskovic, Julio Clovio, Laurana, etc.). En presencia de
tantos documentos, no es legítimo hablar de mitología. Aunque las incesantes
luchas contra los osmanlíes debilitaron sus fuerzas, Croacia nunca perdió los
atributos y ciertas prerrogativas de Estado soberano en relación con Hungría y
Austria, según se refleja en la fórmula: Regnum regno non proescribit leges,
usadas por nuestros políticos y militares de aquellas épocas. Por eso no es
tampoco exacto el aserto del autor cuando se refiere al "dominio de
Budapest sobre Croacia", como si habláramos del dominio turco sobre
Hungría.
Ströhm pone de relieve el espíritu de conjura de
organizaciones y partidos secretos que prendió hondo en Serbia. Eso vale
sobre todo para Serbia -escribe- donde el asesinato de los príncipes y
reyes (el último fue cometido en 1903 cuando quedó exterminada la dinastía de
los Obrenovic), se convirtió en el instrumento de las decisiones políticas.
Incluso hoy se rinden honores al estudiante Gavrilo Princip, que en 1914, por
orden de la organización secreta "La mano negra", asesinó en Sarajevo
al archiduque Francisco Fernando, amigo de los eslavos. Una dialéctica muy
extraña: Francisco Fernando tuvo que morir porque quiso reconciliar a la Casa
de los Habsburgo con sus súbditos eslavos y transformar en trialismo el
dualismo austrohúngaro, con la incorporación de los checos, croatas y los
eslavos de Galicia. Eso, empero, estaría dirigido contra el gran imperio eslavo
que soñaban una vez los políticos serbios. Cuando se concretó la idea por
la cual Gavrilo Princip se hizo asesino, surgieron todas las dificultades de un
pasado muy complejo. Los croatas se sintieron más distantes de Belgrado que de
Budapest y de Viena. Los serbios no pudieron ni quisieron comprender que las
diferencias seculares en lo cultural no se borran de la noche a la mañana, ni
permiten una autoridad común. Negando la autonomía a Croacia y Eslovenia
occidentalizadas, los serbios estimularon el espíritu de separación. Cuando
llegó el momento, "el nacionalismo croata abandonó la estrecha plataforma
yugoslava" en 1941. Para congraciarse con las potencias victoriosas, el
autor aquí también responsabiliza a los "extremistas" croatas de los
"implacables métodos de lucha".
El autor traza una biografía sucinta de Tito y del
dictador de Albania, Enver Hodza. Acto seguido, recurriendo a copiosos datos y
documentos, enfoca acertadamente el conflicto yugoslavo-albanés, que es muy
anterior a al crisis surgida en el seno de la ideología comunista y se refiere
también al entredicho ideológico comunista general, especialmente al conflicto
Moscú-Pekín. Se trata de conflictos viejos en el nuevo ropaje comunista. En
procura de la verdad, el autor debió hablar del conflicto serbio-albanés,
puesto que ni los croatas ni los eslovenos presentan intereses opuestos a los
del pueblo albanés. Serbia, desde hace siglos, alimenta pretensiones
imperialistas sobre el territorio albanés, buscando por allí su salida al
Adriático. En 1913, los serbios ocuparon y anexaron extensas zonas habitadas
por un millón de albaneses, casi la mitad de la población de esa nacionalidad,
que viven en continuidad territorial con su patria de origen. Emplean todos los
métodos para serbizarlos u obligarlos a emigrar y abandonar los hogares
ancestrales. Esas zonas, pobladas exclusivamente por albaneses, constituyen hoy
"el territorio autónomo de Kosovo-Metohija" en la República
Socialista de Serbia. Sobra decir que tal autonomía figura únicamente en el
papel.
Enver Hodza aprovechó el conflicto Moscú-Belgrado para
desasirse del "abrazo fraternal serbio" con que los comunistas
serbios, durante la última guerra e inmediatamente después de ella, intentaron
ahogar al pueblo albanés como nación. Más tarde, al sobrevenir el acercamiento
entre Moscú y Belgrado, Albania, por los mismos motivos, se alineó con China
comunista.
Nos llevaría lejos analizar los aspectos de la política
mundial, sugeridos por el autor en relación con el conflicto y la división
comunistas en el mundo, y particularmente en el caso Yugoslavia-Albania. Cabe
consignar, empero, que el autor recalca el patriotismo y la habilidad política
de Enver Hodza por defender en cada situación los intereses de Albania y su
independencia e integridad territorial. Esta tendencia es visible incluso en
los comunistas macedonios. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de Tito y de
sus comunistas de origen croata, excepción hecha de Hebrang, quien tuvo que
suicidarse en la cárcel de Tito por abogar por el "comunismo
nacional" en Croacia. Tito, ya en 1940, en la V Conferencia del Partido
Comunista Yugoslavo, celebrada en Zagreb, había declarado que la insistencia en
dividir a Yugoslavia en los respectivos Estados nacionales sería opuesta a los
intereses comunistas. Tito, pues, desde el principio obró contra su patria,
Croacia. Se puso al servicio de la Yugoslavia granserbia, liquidó a sus
compañeros y correligionarios, que se mostraban reacios a "tener que
querer menos a Croacia que a la Yugoslavia granserbia", para parodiar sus
propias palabras cuando dijo en su polémica con los rusos, que él y sus
partidarios no tenían obligación de querer menos a Yugoslavia que a la Unión
Soviética. Al finalizar la segunda guerra mundial Tito permitió a sus
guerrilleros serbios perpetrar la horrenda matanza colectiva, que hasta
entonces no registró la milenaria historia del pueblo croata, tomando en cuenta
los cuatro siglos de constantes y sangrientas luchas contra los invasores
osmanlíes. ¿Puede Tito probar hoy que los intereses del comunismo que él
antepuso a la independencia de Croacia, hayan beneficiado, en lo que sea, al
pueblo croata? La Tragedia de Bleiburg, decenas de miles de exiliados
políticos, cientos de miles de obreros que buscan trabajo y sustento en los
países "capitalistas" de la Europa occidental, prueban
fehacientemente que Tito ha fracasado como comunista, como estadista y como
presunto "patriota croata". Los comunistas rumanos, albaneses,
húngaros y polacos se esfuerzan por defender a sus pueblos de la excesiva
injerencia extranjera, y el croata Tito oprime y explota a su propio pueblo en
provecho de Serbia. Por eso Ströhm está totalmente desacertado, cuando sostiene
que únicamente el comunismo, o sea Tito, sabía muy bien durante la última
conflagración mundial lo que debería hacerse con los pueblos de aquella área:
organizarlos en el Partido Comunista sobre una base supranacional y conducirlos
a la guerra de la revolución social. Este sería uno de los errores más crasos
del enfoque global del joven publicista alemán.
Por Branko Kadic, Buenos Aires
(Buenos Aires, 1965, 152 pp. y 56 reproducciones
gráficas)
El autor del libro del epígrafe -para ser más preciso, de
un reportaje ensayo impresionista- va en busca de Mestrovic, "el fenómeno
más grande entre los escultores" (Rodin), desde su cuna hasta las
galerías, mausoleos, templos, capillas y plazas donde se guardan las obras del
estatuario genial e innovador asombroso de nuestro siglo. Tomicic es un
destacado poeta croata de la generación de postguerra y vive actualmente en
Zagreb. Desde muy temprano lo cautivó el arte vigoroso de Mestrovic, a quien
dedicó su poema "El escultor", que pro razones obvias no puedo
publicar. Su ensayo fue publicado el año pasado, en Buenos Aires, por la
editorial "La Biblioteca de la Revista Croata". Resulta interesante
el destino de sus notas y reflexiones. El manuscrito, redactado en 1960, con
motivo del 75 aniversario de Mestrovic, que entonces residía en South Bend,
EE.UU, fue remitido al maestro. Muerto éste, el 16/1/1961, su hijo lo envió al
editor Vinko Nikolic para su publicación, ya que en Croacia, donde rige una
severa censura comunista, no podía editarse. El autor ni actualizó ni dio
permiso para que se publicara su cálido e inspirado homenaje al gran maestro.
Se repite, pues, el viejo adagio: fata sua habent libella.
Tomicic, talento vigoroso y original, afín al espíritu de
Mestrovic y como éste muy enraizado en su tierra y en su pueblo, nos brinda un
cuadro sugestivo y poético de la vida y obra de Mestrovic en Croacia. Buen
conocedor de su obra, del ambiente y los temas que la inspiraron, recurre a un
método interesante para transmitir sus impresiones y vivencias, siguiendo las
huellas del maestro desde su terruño hasta los lugares que guardan las estatuas
de Mestrovic. Primero va en busca de sus fuentes naturales, de su pueblo natal
Otavice. Describe patéticamente esta región rocosa y pobre de la retaguardia de
Dalmacia, empapada de glorias añejas de la historia de Croacia, escenario de
cruentas luchas contra los invasores otomanos que dieron origen a las baladas
históricas, cantos épicos y una concepción particular del heroísmo, que
Mestrovic expresó en su ciclo heroico, En la cercana localidad de Drnis se
encuentra con La fuente de la vida, bajorrelieve expresionista,
ejecutado en Viena en 1905 para el palacio Wittgestein que el maestro luego
recuperó y, pocos años antes de morir, donó a dicha ciudad. El autor bebe en
esta fuente "la belleza más sublime y más humana que acaso una sola vez
creara el hombre en piedra y madera. Y ese hombre es el croata Ivan
Mestrovic". Con acentos poéticos describe el paisaje árido y rocoso a
medida que se aproxima al mausoleo de Otavice, magnífico conjunto
arquitectónico-escultórico, donde actualmente yacen los restos mortales de
Mestrovic junto con los de sus padres y varios familiares. Tomicic analiza las
esculturas del "poderoso dominador de la forma y prodigioso
megaloplasta", confiriéndole a veces simbolismos y orígenes inesperados.
Los parientes de Mestrovic lo interiorizan de muchos episodios y detalles
característicos para el escultor. Así se enteró que también su padre, un rudo
campesino, poseía un talento escultórico. Tomicic en el contacto directo con el
pueblo pudo verificar que Mestrovic, si bien silenciado bajo el régimen
comunista y a veces atacado, está en el corazón del pueblo que le rinde
tributos, lo admira y quiere, se enorgullece de él y lo considera símbolo y
gloria nacionales.
En un capítulo aparte, traza un paralelo entre Mestrovic
y Miguel Ángel, subrayando sus afinidades y divergencias, señalando que ambos
maestros estuvieron compenetrados con el fecundo espíritu mediterráneo y que
los une el genio plástico y el dolor ontológico. Mestrovic es un "creador
extravertido" que sintetiza todos los rasgos de su pueblo: fuerza
invencible, optimismo, esperanza, honda fe, orgullo y altivez, la riqueza de
pensamientos y sentimientos, pero también todos los padecimientos y
sufrimientos, todas las humillaciones, infortunios y tinieblas. Miguel Ángel se
parecería a los profetas bíblicos y Mestrovic a los evangelistas; de ahí el
contraste entre la religiosidad ensimismada, desesperada, angustiosa y
escrutadora de Miguel Ángel y la depurada, optimista y nítida de Mestrovic.
Tomicic, en su peregrinaje artístico, se traslada a
Split, evoca el aprendizaje del maestro en esta hermosa ciudad, narra las
impresiones que le inspira cada unja de las estatuas que se guardan en las
plazas y en la Galería Mestrovic. Sin embargo, no presenta debida atención a la
serie de paneles, tallados en madera, colocados en la Capilla de la Santa Cruz,
que representan la Vida y la Pasión de Cristo, ciclo en que el escultor trabajó
muchos años y que constituye su obra maestra. Luego lo encontraremos en la
monumental capilla votiva de Nuestra Señora de los Ángeles -mausoleo de
la familia Racic en Cavtat. Aquí el maestro lo hizo todo: trazó los planos
arquitectónicos, ejecutó las estatuas y bajorrelieves, las tallas de las
puertas, modeló la ornamentación de la campana, logrando la perfecta armonía
entre la arquitectura y la escultura. A Tomicic, extasiado por tanta belleza,
le pareció ver, al salir del templo, que las palmas estaban anunciando el fin
de la esclavitud, la llegada de la paz y de la libertad, tan magníficamente
simbolizadas en las grandiosas obras de Mestrovic y tan actuales un su patria
Croacia, a la que donó buena parte de sus creaciones.
El ensayo de Tomicic, escrito en estilo vivaz y ameno,
sin pretensiones de ser un análisis riguroso, logra acercar al lector la figura
humana y la obra del insigne maestro en artes plásticas, aunque sus juicios,
valorizaciones y deducciones resultan a veces arbitrarios e insostenibles.
El libro contiene reproducciones gráficas de 56 obras de
Mestrovic y en la portada, diseñada por el pintor Pero Maruna, se puede
apreciar el impresionante mármol Historia Croata.
Por Ivo Bogdan, Buenos
Aires
(ed. Publicistico Izdavacki
zavod "Jugoslavija", Belgrado, pp. 144.)
En nuestra exposición Las relaciones entre Yugoslavia
y la Santa Sede (Studia Croatica, 1964, nros. 1-2, pp. 32-33) ya
habíamos mencionado este libro. Trátase de una edición oficiosa del gobierno
comunista yugoslavo, traducida a varios idiomas, inclusive el castellano y
editada por al empresa especializada en las publicaciones destinadas al
exterior. La versión que reseñamos es la castellana.
El libro del epígrafe reviste más bien carácter
propagandístico que de estudio serio y objetivo. No obstante, creemos oportuno
señalarlo por estar destinado al público internacional y por ser un documento
que nos hará más comprensible la constante prórroga de la firma del acuerdo
sobre la reanudación de las relaciones entre la Santa Sede y el gobierno
comunista de Belgrado, anunciada tantas veces en la prensa mundial como
inminente y efectuada recién el 25 de junio de 1966.
El autor expone el criterio del régimen comunista yugoslavo
sobre el papel social de la Iglesia, lo que nos facilita comprender las
dificultades con que la jerarquía católica tropieza en sus intentos de asegurar
el mínimo imprescindible de libertad religiosa en un Estado comunista.
Aparte de ese interés general y principista, el libro
tiene el valor de un documento, pues ofrece un cuadro pormenorizado de la
situación interna de un Estado plurinacional, donde la división nacional
coincide también con la cultural y religiosa. Mientras Serbia, país gobernante,
está arraigada en la tradición de la Iglesia ortodoxa y de Bizancio (en la
época moderna también de Rusia), Croacia y Eslovenia son países
predominantemente católicos, partes integrantes durante cuatro siglos de la
comunidad multinacional de los pueblos danubianos de cultura occidental. Dicha
comunidad fue realizada a principios del siglo XVI como necesidad de la defensa
común de la penetración otomana, contando con el apoyo del Imperio
romano-germánico y del Imperio español. El primer rey común de la monarquía
danubiana de los Habsburgo fue Fernando I de la Casa de Austria, nieto de los
reyes Católicos Fernando I, rey de Aragón, lo educó como presunto sucesor de
los Reyes Católicos, pues ya entonces quiso separarla función del emperador
romano-germánico y la del rey de España. Recién Felipe II llevaría a cabo esa
separación.
Mientras Croacia ya en el siglo IX estuvo gobernada por
los reyes de la dinastía nacional, luego por los reyes croata-húngaros y los
Habsburgo, figurando siempre como reino asociado con los derechos y atributos
soberanos, tierras eslovenas ya en la época de los francos integraban el Sacro
Imperio. Ambos países se desarrollaron durante más de mil años en la comunidad
de los pueblos de la cultura occidental. Recién en 1918 fueron incorporados en
el nuevo Estado yugoslavo, teniendo que luchar contra las formas e ideas del
mundo bizantino-ruso, impuestas por la fuerza. La hegemonía de Serbia rige
también en el régimen comunista que supuestamente habría superado los
conflictos nacionales mediante la aplicación de la fórmula federal. Incluso, el
modo de tratar la posición de los católicos y los ortodoxos, respectivamente,
en esa edición oficiosa, sirve como prueba de la discriminación en detrimento
de los croatas y los eslovenos, vale decir la Iglesia Católica.
El título del libro es impreciso y no se ajusta al
contenido, en cuanto se refiere a la Iglesia, en singular, mientras en el libro
se habla de las Iglesias católica, ortodoxa, de la antigua católica, de varias
sectas protestantes, e incluso de la comunidad religiosa musulmana, muy
numerosa, y de la comunidad religiosa musulmana, muy numerosa, y de la
comunidad judía, aunque el término iglesia no puede usarse para dichas
comunidades religiosas y menos en singular.
Tras breve introducción de carácter principista, es pasa
a la exposición de las comunidades religiosas (empleando siempre el término
Iglesia, en singular), entre las dos guerras mundiales, es decir bajo la
dinastía serbia de los Karageorgevic. En el capítulo siguiente se habla de la
posición de las comunidades religiosas durante el levantamiento conducido por
los comunistas en la última conflagración. En capítulos separados se trata
sobre el status jurídico y la situación real de cada una de las comunidades
religiosas en la Yugoslavia comunista. Luego siguen datos de índole
propagandística sobre el seguro social del clero, sobre los seminarios,
publicaciones eclesiásticas, la ayuda financiera estatal prestada
particularmente para la conservación de los edificios religiosos n su calidad de
monumentos históricos. En un capítulo aparte se habla de las relaciones
internacionales de cada una de las comunidades religiosas, de la asociación del
clero, o sea de las tan discutidas organizaciones sindicales de los sacerdotes.
Las últimas páginas contienen las declaraciones de algunos representantes
religiosos y dos textos legales: "La ley sobre el estatuto jurídico de las
comunidades religiosas" (1953) y el decreto relativo a la Comisión Federal
para Asuntos Confesionales. El libro contiene también material ilustrativo de
carácter propagandístico. En la mayoría de las fotos aparece el dictador
comunista Tito, rodeado de dignatarios ortodoxos serbios, rusos y griegos.
En la introducción se citan las prescripciones
constitucionales relacionadas con las disposiciones de la citada ley de 1953.
Esas disposiciones concuerdan con las soviéticas y coinciden en su espíritu con
el laicismo estatal a ultranza que considera la religión como residuo del
pasado. "En la regularización de relaciones entre la Iglesia y el Estado
-se lee en la p. 8- Yugoslavia se basa en la realidad social de hoy. Conforme a
uno de los principios ideológicos de la sociedad, la religión es un fenómeno
social condicional y dependiente de la etapa recorrida en la trayectoria del
desarrollo de la sociedad". La contención de la influencia social de la
religión se presenta como supresión de los privilegios eclesiásticos y como
logro en el camino de la realización de las libertades humanas. El laicismo
radical de corte comunista se exhibe como la consecución del derecho a la libertado de los no creyentes y, en rigor, se trata de
la implantación de privilegios para los comunistas, y de la restricción de los
derechos de los creyentes. El Estado se arroga el derecho a controlarlo todo,
con el presunto propósito de mantener el orden y prevenir conflictos religiosos
y para la preservación -muy importante en un Estado multinacional como
Yugoslava- "de la unidad y la fraternidad de los pueblos de Yugoslavia, de
la soberanía y de la independencia del país, su edificación socialista y el
afianzamiento de la fuerza defensiva". A continuación veremos que todas
esas reservas apuntan contra la Iglesia Católica que agrupa a los croatas
adversarios de la unión yugoslava, impuesta por la fuerza.
Ya en la introducción se menciona expresamente que están
normalizadas las relaciones con la Iglesia ortodoxa y con otras comunidades
religiosas de menor importancia, pero que la jerarquía de la Iglesia Católica
romana no comprendió aún que la regularización de esas relaciones le interesa
también a ella. "Los representantes de la Iglesia católico-romana se han
excluido por sí mismos de estos trabajos y discusiones (...) El ritmo de este
proceso depende de factores subjetivos que residen en la dirección de la
Iglesia Católica Romana (p. 11).
No cabe duda de que la posición y la actitud de la
Iglesia Católica no dependen de factores subjetivos sino objetivos, que el
autor no puede ocultar. Esos factores son:
1) El hecho de que la mayor parte de los católicos son de
nacionalidad croata y que los croatas, como totalidad, se oponen a la unión
estatal impuesta, lo que no puede borrarse con los huecos slogans sobre
"la fraternidad y la unión de los pueblos de Yugoslavia".
2) La Iglesia Católica es una organización universal. Su
jefatura suprema está fuera de Yugoslavia y escapa a la presión directa del
totalitarismo rojo. En cambio, otras comunidades religiosas son autocéfalas y
no cuentan con el apoyo moral tan firme de sus correligionarios de otros
países.
3) Por idénticas razones en ambas Yugoslavias, la actual
comunista y la anterior monárquica, se practica la discriminación en provecho
de la Iglesia ortodoxa serbia y en perjuicio de la Iglesia Católica. La
tradición cultural y estatal de Serbia, que incluso hoy goza de posición hegemonista,
está estrechamente unida a la Iglesia oriental, mientras la Iglesia occidental
y los pueblos occidentales son tenidos "por enemigos hereditarios" de
Serbia, vale decir de Yugoslavia.
4) Los católicos por su buena organización eclesiástica,
su alta cultura religiosa y particularmente por su doctrina social son para los
comunistas peligrosos adversarios ideológicos.
Todo eso se desprende claramente de las consideraciones
ulteriores. En el capítulo que trata sobre la situación de las comunidades
religiosas en la Yugoslavia monárquica (1918-1941) se reprocha también a la
Iglesia nacional serbia por su "posición predominante" (pp. 16-18),
mas se subraya que tal posición era comprensible "dados sus méritos
históricos en la creación y salvaguardia del Estado de la nación serbia".
Más aun se recalca que la Iglesia serbia había hecho bien al oponerse
oportunamente a la ratificación del concordato con la Santa Sede.
De manera muy distinta se trata a la Iglesia católica, presentada
como una institución antinacional, pese al hecho de que en los países
católicos, como ser Irlanda, Polonia, Croacia, países hispanos, etc., no
obstante su carácter universal, la Iglesia católica tiene tantos méritos en la
historia de las naciones mencionadas que en cierta medida es considerada, como
la Iglesia nacional. En la parte relativa a la actuación de la Iglesia Católica
entre las dos guerras (pp. 18-25) se habla con acentuada animosidad de su obra
cultural-religiosa y se la interpreta como un empeño por controlar toda la vida
nacional y como una acción contraria a los intereses nacionales. Los comunistas
pasan por alto el hecho de que los católicos en Croacia consideraban deber
patriótico tomar parte en la oposición nacional a la unión estatal yugoslava,
impuesta por la fuerza, unión ésta que fue la negación no sólo del derecho de
los croatas a restablecer su Estado nacional sino también de la misma
subsistencia del grupo social-nacional croata.
Cuán tendencioso, y hasta ignorante, es el autor, se
deduce también de su afirmación de que la Iglesia Católica en la Yugoslavia
monárquica, donde se la relegaba, quiso impedir y obstaculizar la actividad de
las demás comunidades religiosas. Y ¿por qué? "La Iglesia católico-romana
se ha proclamado a sí misma como la única y verdadera Iglesia para la salvación
del alma" ¿Es que toda religión no se considera la única verdadera?
El autor se muestra extremadamente tendencioso cuando
reseña el fracasado intento de la firma del concordato entre la Santa Sede y el
Reino de Yugoslavia. En un Estado donde, según lo admite el autor, la Iglesia
nacional serbia que comprendía el 41% de los fieles (muchos de ellos no eran de
nacionalidad serbia) gozaba de posición privilegiada, era normal que el 39% de
los católicos regularizasen sus relaciones con las autoridades estatales
mediante concordato para asegurar la igualdad religiosa.
En 1934 fue firmado el concordato. Era la época de la
dictadura del rey Alejandro, que buscaba no la igualdad de los croatas
católicos y los serbios ortodoxos sino los efectos en el plano exterior. El
régimen esperaba, además, debilitar con ello la oposición nacional croata a la
dictadura granserbia. Por motivos análogos el régimen comunista actual trata de
conseguir un modus vivendi con la Santa Sede. Por eso, también hoy,
oficialmente se aceptan y defienden las tesis de los chovinistas serbios que en
1936 impidieron la ratificación del concordato por parte del seudo parlamento
yugoslavo. El chovinismo granserbio inflamó tanto los ánimos que los obispos
ortodoxos excomulgaron a los diputados serbios que se habían
declarando en la primera votación a favor de la ratificación del concordato.
Los obispos ortodoxos tomaron parte activa en las bochornosas manifestaciones
callejeras. La jerarquía eclesiástica ortodoxa reclamaba abiertamente la
posición privilegiada de la Iglesia serbia. Varios diarios liberales y
serbófilos de Francia y Checoslovaquia calificaron esa actitud como peligrosa
para la existencia misma del Estado yugoslavo. Por fin, el concordato no fue
ratificado y ése fue un argumento más y convincente para los croatas de que no
era viable la convivencia serbocroata en un Estado común.
Tomando en cuenta esos hechos, resulta muy significativo
que el autor adopta los puntos de vista de los opositores serbios de entonces a
la igualdad de los católicos y ortodoxos en Yugoslavia. Sin criterio alguno
hace suyas las interpretaciones capciosas de la proyectada disposición del
concordato, según la cual la Iglesia católica podría ejercer libremente su
misión en el Reino de Yugoslavia.
La propaganda anticatólica granserbia, verbigracia,
aprovechó al máximo la errónea interpretación del término "la
misión", como si significara el derecho a organizar las misiones católicas
entre los serbios con el propósito de convertirlos al catolicismo (pp.,
120-21). Los obispos serbios reaccionaron "al darse cuenta de que las
posiciones de la Iglesia ortodoxa serbia estaban amenazadas en provecho de la
Iglesia católica". Conforme a la concepción típica de los chovinistas
serbios, según la cual la Iglesia católica sería el exponente de los intereses
nacionales italianos frente a los pueblos eslavos, el autor insinúa que el
gobierno yugoslavo abogó en 1937 por la ratificación del concordato "a fin
de llevar a la práctica sus proyectos políticos, que consistían en su adhesión
cada vez más íntima a las fuerzas del Eje". Vale decir que el gobierno
yugoslavo, para congraciarse con Mussolini e Hitler, tuvo que favorecer a la
Iglesia católica. El autor va tan lejos y afirma que el rechazo del concordato
-lo que equivalía a reafirmar que los católicos, croatas y eslovenos, eran
ciudadanos de segunda categoría- fue la concesión hecha a la opinión pública
unánime no sólo en Serbia sino "en todas las regiones de Yugoslavia",
o sea, también entre los católicos, quienes, según se sostiene en otra parte,
estaban bien organizados, disponían de una prensa poderosa y habían
"conseguido someter a casi todos los intelectuales y, naturalmente, a la
multitud. Aparte de las gentes y movimientos progresistas, raro era el hombre
político y burgués que se diera cuenta de las intenciones de la Iglesia
católico-romana y que se enfrentara a sus objetivos clericales" (p. 20).
El autor termina su exposición de ese problema alegando que los separatistas y
los chovinistas croatas aprovecharon el rechazo del concordato y que los
pueblos de Yugoslavia sintieron en propia carne durante la última guerra
"la actividad 'fructuosa' de la Iglesia católico-romana y del
Vaticano". Se refiere a la desintegración de Yugoslavia y al
restablecimiento del Estado de Croacia en 1941-1945.
En el capítulo siguiente el autor responsabiliza a la
Iglesia católica de los conflictos nacionales entre los croatas y los serbios.
Poco antes (pp. 24-25) habla "de la pretendida Acción Católica puesta en
marcha desde el Vaticano, una nueva ola ofensiva de la Iglesia
católico-romana... en todos los Estados del mundo". Su fin es fanatizar a
los fieles católicos en su devoción clerical", "luchar ciegamente por
su confesión", por "su poder terrenal". El autor manifiesta que
en las organizaciones juveniles de la Acción Católica bajo el amparo del
Estado, se crearon grupos paramilitares, como por ejemplo Orao, que
luego se iban a convertir en "focos de crímenes".
Aparte de las interpretaciones propiamente comunistas de
los fines y métodos de la Acción Católica, trátase aquí de grandes
inexactitudes históricas. La organización católica juvenil deportiva Orao
que actuaba no sólo en Croacia, sino en Bohemia y Eslovenia como contrapeso a
la organización laicista Sokol, fue prohibida en Croacia durante la
dictadura ya en 1929 y después no fue restablecida. Por lo tanto, resultan
falsos todos los cargos concernientes al carácter paramilitar de las
organizaciones juveniles católicas. El Estado no las protegía, sino que las
prohibió por ser croatas y católicas y dio el monopolio exclusivo a la
organización nacionalista yugoslava Sokol. Los obispos católicos
tuvieron que prohibir la afiliación de los jóvenes a esa organización netamente
laicista y antirreligiosa, lo que provocó acres polémicas y persecuciones de
padres y estudiantes que por razones religiosas o patrióticas se negaron a
formar parte de esa organización laicista, que, por otra parte, predicaba que
no hay tal pueblo croata en el sentido étnico.
La actitud anticroata del autor se manifiesta también en
el fragmento en que habla de la formación de la comunidad antigua católica en
Yugoslavia después de la primera guerra mundial. Ese movimiento disidente
surgió en Croacia en la época revolucionaria y confusa de la postguerra.
Algunos sacerdotes pedían el divorcio y la supresión del celibato. Cuando los
gobiernos yugoslavos granserbios empezaron a favorecer ese movimiento con el
propósito de originar el cisma político y religioso en Croacia, la nueva comunidad
quedó reducida a unos cuantos miles de adherentes que de esa manera podían
conseguir el divorcio. Vidic, empero, ve lo contrario. "La Iglesia
viejo-católica empezó por ganar sus fieles en número harto importante, por
medio de los conceptos patrióticos y nacionalistas, por medio de la causa
yugoslava y porque se oponía al Vaticano y a su política dirigida contra los
eslavos y contra el Estado yugoslavo" (p. 27). (El régimen comunista
favorece a dicha secta. En el libro que nos ocupa, en la página 138, hay una
foto en la cual el presidente de "la República Popular de Serbia", no
de Croacia, condecora en Belgrado "al eminente militante nacional",
obispo viejo-católico Milan Dobrovoljac).
En el capítulo "Actitud de las comunidades
religiosas durante la guerra" (se entiende la segunda guerra mundial) se
acusa a todas las comunidades religiosas que "se hallaban íntimamente
unidas al medio político reaccionario" o asumieron una actitud pasiva ante
el alzamiento comunista o incluso colaboraron con "las fuerzas
invasoras". Sin embargo, cierto número del clero "en primer lugar los
sacerdotes ortodoxos", se plegó al alzamiento. Por supuesto, el alto clero
serbio es acusado de haber colaborado sistemáticamente con los traidores de la
patria. "Sin embargo, el patriarca serbio Gavrilo no quiso ponerse de
parte de las fuerzas de ocupación y de los quislings". "Ya en una
buena parte del clero se puso del lado del enemigo y de Draza Mihailovic".
Como contraste a esta reseña favorable de la actitud de
parte del clero ortodoxo serbio que en su afán de restaurar a Yugoslavia en su
función de Gran Serbia estaba dispuesto a someterse a los comunistas, ayudados
por Rusia, surge un cuadro totalmente diferente cuando se trata de los
musulmanes, protestantes y católicos.
Se acusa a los musulmanes (la mayor parte son croatas de
Bosnia y Herzegovina y el resto lo integran las minorías albanesa y turca) de
haber prestado su apoyo "al Estado ustachi" (rarísimas veces se lo
llama correctamente el Estado Independiente de Croacia). "La Iglesia
evangélica alemana, con su obispo Popp en Zagreb (capital de Croacia, N. de la
R.) estaba totalmente al servicio de las fuerzas
alemanas...". (El obispo Popp fue muerto por los comunistas en 1945).
Buena parte de ese capítulo está dedicada a los ataques a
la posición de los católicos durante la guerra. La Iglesia católica tomó el
derrumbe de Yugoslavia como buena ocasión "para hacerse acreedora y
apropiarse del mismo poder de que hacía gala en las comarcas del norte de
Yugoslavia en la época de Austro-Hungría". Para el autor, en consecuencia,
Croacia sería únicamente "la comarca al norte de Yugoslavia", y al
frente de dicha comarca la Iglesia católica tenía "al dócil lacayo del
Vaticano y antiguo alumno jesuita Pavelic, con el arzobispo Stepinac y, recurriendo
a todos los medios, actuaba para forzar a los no católicos, y en primer lugar a
los ortodoxos, a negar su fe y a adherirse a la Iglesia católica... Con
conocimiento y con bendición de la Iglesia católico-romana y del Vaticano se
han llevado a cabo los crímenes horribles de los ustachis: crímenes ejecutados
en el mal llamado Estado Independiente de Croacia..."
El Vaticano -sostiene el autor- aspiraba a la
restauración de la monarquía de los Habsburgo como un gran Estado católico
centroeuropeo. A continuación se nombran algunos miembros del clero católico
que tomaron parte en las luchas entre los serbios y los croatas, sin decir que
fueron suspendidos por las autoridades eclesiásticas por ser incompatible su
acción con la función sacerdotal. Cabe acotar aquí que entre ellos se
interpolaron también los nombres de los sacerdotes ejemplares que ejercen
actualmente su misión pastoral en diferentes repúblicas del Nuevo Mundo. Entre
otros está acusado el arzobispo de Sarajevo, Ivan E. Saric (fallecido en Madrid
en 1960), digno representante espiritual de los católicos de Bosnia y
Herzegovina. El autor dice que "su actividad criminal fue coronada por
actos sin escrúpulos y sin vergüenza". Luego se falsifica el carácter de
la comisión obispal, constituida para impedir y prevenir las conversiones
forzosas. En el libro se sostiene que la función de esa comisión fue, por el
contrario, promover las conversiones coercitivas al catolicismo. Este no es un
invento del autor, sino la tesis oficial de la propaganda yugocomunista.
Los católicos eslovenos son mencionados únicamente para
subrayar "que es bien conocida la actividad traidora en la Eslovenia
ocupada del príncipe-obispo Gregorij Rozman, de Ljubljana..." (este ferviente pastor murió en los Estados Unidos donde actuó
entre numerosos refugiados católicos eslovenos).
En la parte que se ocupa de la posición vaticana durante
la última guerra (pp. 39-42) se aduce que la Santa Sede consideró el
restablecimiento del Estado croata en 1941-45 "como la realización de sus
viejas aspiraciones y de su proyecto de creación en los Balcanes de un país
católico y sólido que debía servir de baluarte contra la invasión de los
movimientos de corrientes peligrosas procedentes del Este". Por ello el
Vaticano, prescindiendo de su posición neutral, dio su pleno apoyo y
reconocimiento a los fundadores del Estado Independiente de Croacia. Para el
autor, el colmo de la culpabilidad del Vaticano sería la audiencia que el Papa
Pío XII concedió a Pavelic en 1941. (¿Qué diría hoy el autor de la audiencia
privada que otorgó Paulo VI a Andrés Gromyko?). También se acusa al Vaticano
por mandar a Croacia al Delegado Apostólico en la persona del abad benedictino
Ramiro Marcone.
Se falsifica el carácter de su función que se ajustaba
plenamente a la práctica de la Santa Sede. Un viaje que el abad Marcone hizo a
Bosnia y Herzegovina es visto como la agitación en la lucha antiserbia. De
hecho el delegado apostólico trató de influir con su presencia para que las
tropas del II Ejército italiano, estacionado en aquellas provincias, cesaran en
sus acciones violentas. Los italianos, además, prestaban ayuda a los
nacionalistas serbios chetniks que exterminaban a los musulmanes y los
católicos y dieron muerte a varios sacerdotes católicos. Se repite sin fundamento
alguno la calumnia de que el Vaticano enviaba mensajes a Croacia en el sentido
de que las conversiones "mediante la fuerza armada" son lícitas. El
Vaticano habría manifestado sus simpatías hacia Pavelic cuando le dio el
pasaporte, terminada la guerra, para trasladarse a la América del Sur (Se ve a
todas luces que el autor ignora totalmente cómo actúa el Vaticano. Además, es
archisabido que Pavelic llegó a la América del Sur con pasaporte de la Cruz
Roja Internacional).
Nos parece innecesario rebatir el aserto del autor de que
Pavelic estaba al frente de la Iglesia católica en Croacia. La idea de que un
laico puede ser jefe de la Iglesia católica en un país cabe únicamente en la
fantasía de un hombre nacido y educado en el mundo de la tradición césaropapista
bizantina. La Iglesia católica en Croacia durante la última guerra, conducida
por su decidido y recto pastor, arzobispo de Zagreb y metropolitano croata,
Luis Stepinac, supo ocupar el lugar que le correspondía. Estaba al lado de su
pueblo cuando luchaba y se sacrificaba por el ideal de la independencia
nacional y al mismo tiempo nunca dejó de predicar y señalar que la justicia y
el respeto de los derechos humanos y divinos son el fundamento de todo Estado y
de toda sociedad civilizada. Los comunistas, al calumniar a la Iglesia católica
en Croacia y a la Santa Sede, subrayando la ayuda que prestaron al Estado de
Croacia durante la guerra, sin quererlo, hablan a favor de la lucha por la
independencia de Croacia, ya que el mundo libre conoce muy bien el verdadero
carácter de la Iglesia católica. Si la jerarquía católica, con el Papa a la
cabeza, ayudó tanto al Estado de Croacia, según dicen los comunistas, eso
significa que se trataba de una causa justa y buena. Y así era. La Iglesia
católica no debe avergonzarse de su benévola actitud hacia la lucha del pueblo
croata por su independencia nacional y contra el comunismo ateo a pesar de la
confusa y contradictoria pugna de los grupos políticos e ideológicos durante la
última guerra mundial.
En el capítulo que trata del status jurídico de
las comunidades religiosas se habla únicamente de la injerencia unilateral de
un gobierno, controlado y dirigido por el Partido Comunista, en la materia de las
relaciones entre la Iglesia y el Estado. Existe la separación de la Iglesia y
del Estado en varios países libres, sobre todo donde no predomina una comunidad
religiosa. Por lo tanto, dicha separación no tiene el mismo carácter en un país
libre y en un país comunista.
De los textos constitucionales y legales, citados en el
libro, se colige que la presunta libertad de culto se halla bajo el riguroso
control de un régimen ateo y totalitario. El art. 5º de la Constitución de 1946
contiene, por ejemplo, las disposiciones siguientes: "Las escuelas
religiosas para la formación del clero son libres, pero sometidas al control
del Estado" ... "Las organizaciones
políticas teniendo por base un dogma religioso quedan prohibidas". El art.
26 de la Constitución dice en uno de sus incisos:;
"Los hijos menores gozan de una protección especial del Estado".
La disposición que prohíbe una organización religiosa
como la democracia cristiana habla por sí misma. Tales disposiciones revisten
suma importancia en un país neutral en lo religioso como lo es un Estado
democrático laico, y además en un régimen que se autoproclama la dictadura del
proletariado.
Según la ley sobre las comunidades religiosas por la
transgresión eventual de un seminarista no se castiga sólo al culpable, sino
puede clausurarse la escuela, el seminario o la institución a la que pertenece
(art. 23). De esa manera los seminarios dependen de la policía política
comunista. No es un mero presupuesto sino la dura realidad. Repetidas veces
fueron montados procesos políticos contra los seminaristas y sus superiores. Se
dictaron penas severas y en varios casos se decretó la clausura del seminario
respectivo.
"La protección de los menores" se realiza
contra la voluntad de los padres y los niños deben denunciar a sus progenitores
como elementos subversivos y adversarios del régimen. La ley sobre las
comunidades religiosas entre otras cosas permite el bautismo de los niños
previo consentimiento de los padres, pero si el niño cumplió 10 años el padre
no debe intervenir (art. 14). De ese modo se considera que un chico de 10 años
posee más madurez espiritual que sus padres. La experiencia dice que todas las
supuestas libertades religiosas en un Estado comunista son restrictivas y se
interpretan de acuerdo a los criterios y los intereses momentáneos del régimen.
La manera de exponer la organización eclesiástica en
Yugoslavia en lo tocante a los católicos es tendenciosa, plagada de prejuicios,
lo que se refleja también en la errónea terminología usada. En lugar de la
Santa Sede varias veces figura "Santo Lugar". De los conventos
católicos se dice que tienen "el príncipe o el depositario a su
frente" (p. 67).
En un capítulo aparte se habla de las organizaciones
sindicales de los sacerdotes, prohibidas por los obispos y la Santa Sede. Los
comunistas se empeñan en que el mayor número de sacerdotes católicos se afilie
a esas organizaciones, concediéndoles varios beneficios de orden económico,
pero sin éxito. En los capítulos que se ocupan de los edificios religiosos,
considerados monumentos culturales, y de los contactos internacionales de las
comunidades religiosas surge en forma evidente el carácter privilegiado de la
Iglesia ortodoxa. Se dan todos los detalles de los monumentos medievales
serbios y apenas se mencionan las iglesias y otros edificios católicos muy
numerosos, verdaderas joyas del arte religioso occidental. El autor describe
extensamente los lazos de la iglesia serbia con la rusa y otras iglesias
ortodoxas y relata las visitas intercambiadas por sus representantes. En cambio,
ni hablar se puede de los contactos directos con el exterior de la Iglesia
católica hasta el Concilio Vaticano II, cuando se permitió a los obispos
trasladarse a Roma. Como no hay organizaciones de la Acción Católica, los
croatas y los eslovenos brillan por su ausencia en los congresos católicos
internacionales. Tanto el régimen comunista, como el monárquico antes, no ven
con buenos ojos la vinculación internacional de los católicos siquiera
individual, pues, sencillamente, se trata de vínculos cono el mundo occidental,
con los países democráticos, ajenos a los gobernantes de Belgrado, sean
comunistas o no. La tendencia persistente de la Yugoslavia bajo la hegemonía
serbia, prescindiendo del régimen imperante, persigue la separación de los
croatas y los eslovenos del mundo libre y el fortalecimiento de la influencia
del mundo ruso al que pertenece Serbia por su básica tradición nacional.
[1] Ver artículos
de nuestro colaborador Petricevic.
[2] Komunist, 3/III/1966. Belgrado.
[3] Hrvatski Glas, Winnipeg, 18/III/1966, Canadá.
[4] Yugoslav Communism. By Viktor
Meier. Published in Communism in Europe.
Volumen I, Cambridge: Massachusetts Institute of Technology Press, pp. 20-80.
[5] Vjesnik u srijedu, Zagreb, 6/I/1966.
[6] Le Monde, París,
7/III/1966.
[7] Algunos
periódicos europeos se refirieron a las inclinaciones intelectuales de Koca
Popovic. En efecto, ese típico representante de la decadencia de la alta
burguesía servia, de rápido ascenso y caída más rápida aún, editaba antes de la
guerra en Belgrado la revista surrealista exclusiva Nemoguce-Impossible. Ya el
título bilingüe indica que se trataba de una imitación de los surrealistas
franceses. La revista se editaba en 150 ejemplares, destinados al círculo
“selecto” de los snobs. Sus financistas fueron Koca Popovic, Marko Ristic,
escritor marxista y primer embajador de la Yugoeslavia comunista en París, y
Stanislav Krakov, íntimo colaboracionista del nacionalsocialismo alemán. En
dicha revista Koca Popovic había publicado su autoentrevista. A la pregunta:
“¿Qué hace falta a la humanidad?”, contestó: “Una trompeta infantil, una
garrafa de gas y una caja de fósforos”. Y a la pregunta: “¿Qué piensa usted de
la venganza?”, Popovic dio esta significativa respuesta: “ La
venganza del cabecilla rojo será atroz; hasta los nińos en las entrañas
maternas responderán”. En efecto, en 1945, en el área del II Ejército
yugoeslavo, con sede en Zagreb, al mando del general de los guerrilleros
comunistas, Koca Popovic, se cometieron matanzas colectivas de croatas y eslovenos.
Millares y millares de niños fueron matados en el útero materno. (Cf. La
Tragedia de Bleiburg, “Studia Croatica”, Nros. 10-13). Por cierto, la
venganza del cabecilla rojo fue horrenda.
[8] Phillis
Audi, Yugoslavia, Londres 1955, p. 194.
[9] The New York
Times, el 20 de febrero 1966. El texto en la sección “Notas y comentarios” del
presente número.
[10] Winston
Churchill: La Segunda Guerra Mundial – Triunfo y Tragedia, Buenos Aires
1955, p. 209.
[11] Vjesnik,
Zagreb, 9/I/1965.
[12] Times, Londres, 12/XI/1965.
[13] Borba, Belgrado,
12/XI/1965 en el artículo de P. Stojanovic: Con medidas administrativas no
podemos impedir la salida de los obreros al extranjero; ef., el artículo de M.
Baletic en Vjesnik, Zagreb, 21/XI/1965: ¿Por qué ilegalmente?
[14] Borba, 12/XI/1965,
Belgrado.
[15] Vjesnik, 18/1/1965.
[16] Respecto de
las noticias sobre la depuración de Rankovic por tratar de hacer "la
revolución de palacio" -noticias que nos llegan mientras el presente
número se halla en la imprenta- aquí se trata, evidentemente, de la táctica de
Rankovic para no suscitar o reforzar suspicacias en su actitud granserbia. (N.
de la R.).
[17] Cfr. AFP, Reuter, 12/3/1965
[18] Vjesnik, Zagreb, 5/3/1965.
[19] N. Pospelov, P. Zablinovkyi, A.
Serchaminov: Ruskaia literatura, Moscú, 1945.
[20] Dostojevski danas, Kolo, Nos. 6-7,
Zagreb, 1964.
[21] Ibid.
[22] Ed. Iskustvo, Moscú, 1961.
[23] Komunista, febrero 1965,
Belgrado, N. 408.
[24] Die
Zeit, 19/3/65.
[25] Die
Welt, 6/5/1965.
[26] Narodni
list, 6/5/1965, Zadar.
[27] Borba, 29/7/51.
[28] Borba, 9/10/51.
[29] Ver: "La
Pensée", revue du rationalisme moderne, A. Cornu: Karl Marx à, Paris, p.
100, 1961, pág. 24.
[30] Para estudiar
la relación entre el nacionalismo-dogmatismo y el absolutismo político ver:
Hans Kelsen: Staasform und Weltanschauung, Tubingen 1933; H. de Man, por
ejemplo, dice que el comunismo de Marx es el fruto auténtico de su tiempo, una
síntesis del racionalismo y de métodos de las ciencias naturales. Su
racionalismo "consiste à transporter le principe de causalité mécanique,
qui si manifeste dans la technique, à l'intérpretation des faits psychiques.
Elle voit dans la pensée rationelle... la règle de tout vouloir et de tout
devoir social...".
[31] M. Scheller: El
puesto del Hombre en el Cosmos, pág. 26, Buenos Aires, 1938.
[32] Theilhard de
Chardin: El Porvenir del Hombre, Madrid, 1962. Aquí se puede ver el
alcance y el sentido de la interpretación de la evolución de un eminente sabio
y sacerdote católico. "Sin la evolución biológica, que ha constituido el
cerebro, no habría ánima santificada..." y en cuanto al objetivo último de
la evolución,Teilhard dice: "En el seno de un
Océano tranquilizado, pero en el que cada gota tendrá consciencia de
permanecer, siendo ella misma, terminará la extraordinaria aventura de mundo.
El sueño de toda mística habrá hallado su satisfacción plena y legítima. ERIT IN OMNIBUS DEUS", pág. 379. Esta posición
acepta también el jesuita español E. Aguirre. Ver: Cuadernos Hispanoamericanos,
en el artículo: El Mañana de la Evolución, N. 193, enero 1966.
[33] Pío XII:
Encíclica "Humani Generis", Colección Completa de Encíclicas
Pontificias, Ed. Guadalupe, Bs. Aires, Tomo II, pág. 1804.
[34] Existe la
opinión sobre este asunto, que podríamos llamar creacionismo "lato
sensu". Ver: Cuadernos Hispanoamericanos, enero 1966, pág. 179. Romano
García, presentando el libro del C. H. Waddington: La naturaleza de la Vida,
dice: "Ya Anaxágoras, frente a Empédocles y Demócrito, que explicaban los
cambios evolutivos por las colisiones y conjugaciones azarosas de los átomos,
veía en tales cambios la materialización de un propósito inteligente"
(Waddington), lo que admite la disposición creadora desde el principio,
depositando en la primera materia todo el desarrollo ulterior.
[35] Es sumamente
interesante lo que dice: "La especie humana desaparecerá como han
desaparecido los dinosaurios... lentamente perderá nuestra estrella su calor y
su luz, entonces desaparecerá en ella toda la vida... Entonces no se salvará
nada de la civilización humana o superhumana. Descubrimientos, filosofía,
ideales, religión -nada existirá ya. De nosotros no quedará tanto ni cuanto
quedó del hombre de Neanderthal... En este pequeño rincón del universo será
anulada para siempre la irrisoria aventura del protoplasma... La aventura que,
posiblemente, se repita en otros planetas... Pero, por donde quiera, siempre
sostenida por las mismas ilusiones; creadora de los mismos dolores, absurda; de
la misma manera frustrada; de igual manera, por doquiera, destinada fatalmente,
desde el principio, a la muerte definitiva y a la eterna oscuridad". Jean
Rostand: "Pensées d'un Biologiste", pág. 103, 4. Citado en
"Crkva u Svijetu", vocero de la diócesis de Split, enero 1966.
[36] J. Huxley: En
su famosa polémica con el presbítero anglicano Mascall: Die Mucht des Menschen
ist alarmierend, en Die Zeit Nro. 32/1960, Complemento, pág. 1.
[37] Gustavo A.
Wetter: El Materialismo Dialéctico Soviético, págs. 222, 3, 4 y 5.
Buenos Aires, 1950. "Esta ley que por Engels fuera ubicada en el segundo
puesto, hoy en día es colocada generalmente en le primero. Esta ubicación
preferencial corresponde a la importancia capital que le atribuye Lenin, quien
dice: "La condición del conocimiento de todos los procesos del mundo está
en su autocínesis, en su desarrollo espontáneo, en su vida viviente y en su
conocimiento como unidad de los opuestos". La esencia de esta autocínesis
es descrita por Lenin como: "... el desdoblamiento del uno de los
opuestos, que se excluyen recíprocamente, y la relación recíproca entre
ellos"... "La 'Unidad' (coincidencia, identidad, equilibrio de la
acción) de los opuestos, es condicionada, temporánea, transitoria, relativa. La
lucha de los opuestos, que se excluyen recíprocamente, es absoluta, así como
también es absoluto el desarrollo, el movimiento".
[38] Ver sobre las
propiedades innatas de la materia y el concepto de "Qual" en F.
Engels: El socialismo utópico y socialismo científico, pág. 13, Ed. Coyoacán,
Buenos Aires, 1961.
[39] A. Cornu, op.
cit. "La généralisation de la production de valeurs d'échange, qui
caractérise le régime de la propriété privée et en particulier le sistème
capitaliste, a déshumanisé à la fois le travail, le produit du travail et
l'échange". Pág. 29.
[40] "El
objetivo de la historia, después de haber desaparecido la verdad de otro mundo,
es el restablecer la verdad de este de aquí. El primer deber de la filosofía,
que se halla al servicio de la historia, después de haber desenmascarado la
sagrada forma de la alineación del hombre de sí mismo, desenmascarar también
esta alineación en sus formas profanas. La crítica del cielo se convierte así
en la crítica de la tierra, la crítica de la religión en la crítica del
derecho, la crítica de la teología en la crítica de la política". Karl
Marx: Zur Kritik der Hegelschen Rechts-Philosophie: Einleitung, en la obra de
Marx-Engels: Uber Historischen Materialismus, Berlín, 1930, pp. 17-18.
[41] A. Cornu: op.
cit. en nota bajo el texto: "Ceci (la crítica de Hegel y Feuerbach - n.
observación) montre combien sont peu fondées les tentatives sans cesse
réiterées del penseurs burgeois, qui posent comme notion centrale et fondamentale
du marxisme, no la notion de praxis, mais celle d'aliénation, pur rejeter
l'élément révolucionaire de la pensée marxiste et la réduire à une utopie
moralisante, à un humanisme, dont le but serait la réalisation de l'homme vrai,
socialment indiferencié". Pág. 32.
[42] E. Aguirre, S.
J., en revista Cuadernos Hispanoamericanos, cita a J. Huxley: "El
hombre tiene de hecho nueva responsabilidad, le guste o no; ha sido promovido a
'Director de la empresa evolutiva' y no tiene opción a rehusar este
cargo", pág. 9.
[43] Idealismo y
Materialismo en la concepción de la historia, J. Jaurès y P.
Lafargue, Ed. Siglo Veinte, Buenos Aires, 1960, pág. 47.
[44] "Ici
s'achève l'itinéraire surprennat de Prométhée. Clamant sa haine de dieux et son
amour de l'homme, il se détourne avec mépris de Zeus et vient ver les mortels
pour les mener à l'assaut du ciel. Mais les hommes sont faibles, ou lâches; il faut les organiser. Ils aiment
le plaisir et le bonheur immédiat; il faut leur apprende ŕ refuser, pur le
grandir, le miel des jours. Ainsi, Prométhée, á son tour, devient un maître qui enseigne d'abord, commande ensuite. La lutte
se prolonge encore et devient épuisante. Les hommes
doutent d'aborder ŕ la cité du soleil et si cette cité existe. Il faut les
sauver d'eux-męmes... Le Prométhée seul, est devenu dieu et rčgne sur
la solicitude des hommes. Mais, de Zeus, il n'a conquis que la solicitude et la
cruauté..." A. Camus: L'Homme Révolté, Gallimard, 1951, pág. 301.
[45] R. Rolland: Péguy,
pág. 21, Buenos Aires, 1916.
[46] A. Camus: Op. cit.,
págs. 253 y 257
[47] A. Camus: Op.
cit., págs. 241 y 307
[48] H. Wallon: "Témoignage", en la revista
"Pensée", pág. 3, toma la posición contra el positivismo científico,
por no querer pronunciarse sobre lo que está más allá de lo positivamente
comprobado. Así, según él, se deja lugar para lo misterioso, para lo
excepcional, para lo providencial y autónomo. "Et l'autonomie absolue des
individus autorisait la croyance qu'il peut y en avoir d'excepcionnels, de
providenciels, que leur destin place au-dessus des autres: on sait l'espèce de
credulité populaire qui s'attache è la personne des dictateurs".
Wallon evidentemente trata de exterminar una clase de dictadores, excepción de la historia de los pueblos civilizados, para substituirla por otra, del terror racional, como lo ha demostrado en forma tan brillante su connacional A. Camus. Además, desde la sociedad de esos racionalistas modernos, actualmente se libra una batalla muy recia contra Pauwels y Bergier, por temor a permitir el derecho de ciudadanía a otras fuerzas del espíritu, fuerzas irracionales, lo que para los marxistas significa la degradación de la ciencia y el retorno a la hechicería.
En cuanto a la crítica de nuestros filósofos marxistas
del régimen comunista yugoslavo, debemos destacar que la ideología oficial
yugoslava está contra ellos. Efectivamente, el gobierno de Belgrado en la
edición Práctica y Teoría de la Edificación del Socialismo en Yugoslavia,
preparada para los lectores de idioma castellano, toma posición al respecto con
las siguientes enunciaciones: "... El humanismo abstracto preconiza, a
veces, la necesidad de realizar, en las relaciones actuales, los elementos
fundamentales de la sociedad comunista; pero en el grado actual de desarrollo
material de la sociedad yugoslava, y no sólo de la sociedad yugoslava, sólo
podría realizarse en el mejor de los casos, una especie de comunismo primitivo,
no exento de elementos burocráticos-estatales, impresos fuertemente". Pág.
372. Del texto fácilmente desprendemos que la política oficial de Tito rechaza
el humanismo de los filósofos de Zagreb, insistiendo en la veracidad, la
intangibilidad y la posibilidad de realizar la sociedad comunista. Al comunismo
"primitivo" le faltan elementos, pero con "elementos
burocráticos fuertemente impresos" todo se va a conseguir. Además el
ministro de Tito, Kyrov, al defender la orientación económica de su gobierno
hacia el Occidente, no pone en duda la superioridad del socialismo-comunismo
frente al sistema de libre empresa. Una vez obtenidos los elementos técnicos
del mundo capitalista, se realizará la plena industrialización, llegará
"el apocalipsis industrial" y con él el comunismo puro! ¡La fe comunista en su futura sociedad queda intangible y,
naturalmente, también el terror racional como medio de realización!
[49] Cf. J.
Petricevic, Política agraria en Yugoslavia, "Studia Croatica"
Nros. 2-3, 1961, pp. 117-129, Fracaso del titoismo en agricultura y el campo
en general, "S. C." Vol. 4, 1962, pp. 309-324.
[50] Statisticki
godisnjak SFRJ 1964 (En Anuario estadístico de Yugoslavia 1964),
ed. El Instituto Federal de Estadística, Belgrado, p. 142.
[51] FAO, Production Yearbook 1963, Roma,
p. 37.
[52] Statisticki
godisnjak SFRJ 1964 (El anuario estadístico de Yugoslavia, 1964), p. 145; Borba
del 2/10/1964. Datos provisorios.
[53] Statiscki
godisnjak SFRJ, 1963-1964 (El anuario estadístico de Yugoslavia, 1961964)
[54] Anuario
estadístico de Yugoslavia.
[55] Anuario
estadístico de Yugoslavia 1964, pp. 150 y 153.
[56] Cf.:
FAO, Production Yearbook 1963, Roma, p. 222.
[57] Calculado
según el Anuario estadístico de Yugoslavia 1964, pp. 150 y 161.
[58] Cf. Vjesnik
del 22/VII/64; K. Dzeba, Razgovor o novim cijenama (La discusión
sobre los nuevos precios).
[59] Vjesnik, 2/ /1976,
Zagreb.
[60] Vjesnik u
srijedu, 8/XII/1965.
[61] New York Herald
Tribune, edición parisina del 23/XII/1965.
[62] New York Herald
Tribune, 4 y 5/XII/1965.
[63] Cf. Schematismus
Provinciae Dalmatae SS. Redemptoris O.F.M., Spalati 1965, 1960. Su padre se
llamaba Marko y madre Matija Radojkovic.
[64] Ibídem.
[65] Acerca del profesor
fray Pedro Grabic consultar: Mp. O. Petar Dr. Grabic (1882-1963) Zivotne
crtice i glavnija djela, Split, 1964, p. 8; cf. el artículo de Balic:
"Glavne oznake dogmatsko-apologetske naravi O. Fra Grabica", ibid.,
14-26.
[66] Cf. Ephemerides
theologicae lovaniensis 4 (1927) 743; Antonianum, Romae, 1 (1926)
507.
[67] Este estudio
fue publicado den Revue d´histoire ecclésiastique, Lovaina, 22 (1926)
551-566.
[68] Cf. Nova
revija, Makarska, 7 (1928), 13-22; 8 (1929) 3-16; 9 (1930) 1-21; 10 (1931)
310-329, 414-417; Bogoslovni vestnik, Ljubljana, 9 (1929) 185-219; Theologische
Revue, Münter in Westf, 28 (1929) 449-451; Recherches de théologie
ancienne et médiévale, Lovaina, 2 (1930) 160-188; 3 (1931) 191-201.
[69] Cf. Theologische
Revue, 28 (1929) 414-417; Nova revija, 10 (1931) 414-417.
[70] Cf. Nova
revija, 10 (1931) 331-352; 390-392; 11 (1932) 123-140.
[71] Bibliotheca
Mariana medii aevi - Textus et disquisitiones, Collectio edita cura
Instituti Theologici Macerskensis (Dalmacia), I-II, Sibenici 1931-1933;
III-V; Sibenici-Romae 1941-1945; VI-VIII, Romae 1951-1954.
[72] Cf.
Bittremieux, J., en Ephemerides theologicae lovanienses 8 (1931)
464-465: "Hoc fasciculo cl. Balic dignissime inaugurat novam collectionem
mariologicam... Eruditionem ingentissimam manifesttat Auctor
ubicunque; maximam curam in edendo adhibuit, quibus accedit elegans ac nitidus
edendi typus; ex quibus omnibus de scientifica soliditate totius collectionis
ex hoc primo fasciculo bene augurare jam licet. Quantae utilitatis pro
estudio ac progressu mariologiae erit, omnes facile vident"; ver también
reseñas en Nova revija 10 (1931) 375-379; en Recherches de théol.
Ancienne et méd. 4 (1932) 593-595; Collectanea franciscana 3 (1933)
109-13.
[73] Autores
tratados en la colección: Ionnes de Polliaco et Ionnes de Neapoli; Duns Scotus;
S. Bonaventura; Asunción de María en los escritores del siglo XIII;
Constitución de Sixto IV sobre la Inmaculada Concepción de María; Jacobus a
Voragine; Dionysius Cartusianus; S. Albertus Magnus es eius coaequales. Ver
nota Nº 9.
[74] Cf. Acta Ordinis
Fr. Min., 53 (1934) 14.
[75] Cf. Malo A. -
M., Pour le centenaire de Lourdes, Montreal, Canadá, 1958, 89.
[76] Cf. Acta
Ordinis Fr. Min., 53 (1934) 50-65.
[77] Colectanea
franciscana slavica. Acta congressum
professorum complectentia, I-II Sibenici 19371940. La crónica del
congreso en Zagreb se halla en el vol. I, p. V-XXIV - 534-574; la crónica del
congreso en Cracovia figura en el vol. II, p. V-XIX. El tercer congreso, dedicado al Cristo Rey, debió
celebrarse en septiembre de 1939 en Bratislava, Eslovaquia, pero fue postergado
debido a la crítica situación política. Los provinciales de las cinco
provincias franciscanas croatas, junto con la eslovena, habían decidido en su
reunión de 17-18 de septiembre de 1939, celebrarlo en Zagreb en 1941 con motivo
de los festejos de 1300 años de la cristianización de los croatas y de sus
primeras relaciones con la Santa Sede. Debido a la guerra, tampoco esta vez
pudo celebrarse. Cf. Collectanea franciscana slavica, II, p. XIX, nota
8.
[78] Cf. Collectanea
frac. Slavica, II, p. XVIII-XIX.
[79] Cf. Ibid., II,
p. XIV.
[80] Ver la
Constitución sobre la Asunción de María Munificentissimus Deus en
"Acta Apostolicae Sedis" 42 (1950) 753-771. De la participación de
Balic en la promulgación de ese dogma se hablará en las páginas siguientes.
[81] Dom Quentin
H., O.S.B., La vulgate à travers les siècles et sa révision actuelle, Roma
1926, 85: "Ya no se lee ningún texto, clásico o patrístico, en una edición
del siglo XV; la crítica ha pasado por doquier, logrando que las ediciones
hagan progreso a veces muy grande".
[82] Ioannis
Duns Scoti, Doctoris Subtilis, Ordinis Minorum, Opera omnia, vols.
I-XII, ed. Lucas Wadding, Lugduni 1639.
[83] Ioannis
Duns Scoti, Doctoris Subtilis, Ordinis Minorum, Opera omnia, editio nova
iuxta editionem Waddingi, vols. I-XXVI, ed. Ludovicus Vives,
Parisiis 1891-1895.
[84] Balic C., The life and works of John Duns Scotus, in Studies
in Philosophy and the History of Philosophy, Washington, 3 (1965) 15-26.
[85] Cf.
Balic C., Die kritische Textausgabe der Werke des Johannes Duns Skotus, in
Archiv für Geschichte der Philosophie, Bd. 43, Heft 3, Berlín 1961,
303-304; The nature and value of a critical edition of the complete works of
John Duns Scotus, in Studies in Philosophy and the History of Philosophy,
Washington, 3 (1965) 369.
[86] La obra
publicada como primer tomo de la nueva colección: Bibliothèque de la Revue
d´histoire ecclésiastique, 1, Lovaina 1927, pp. XVI -
370.
[87] Ioannis
Duns Scoti, Doctoris Subtilis et Mariani, Theologiae Marianae elementa, quae
ad finem codicum manuscriptorum editit P. Carolus Balic (Bibliotheca Mariana
medii aevi) 2 A. Sibenici 1933, pp. CLVL - 452.
[88] Amadeus a Zedelgen, O. M. Cap., in Collectanea franciscana, 5
(1957) 262.
[89] Cf. Acta
Capituli Generalis a. 1927, ad Claras Aquas 1928, 40; Acta Ordinis Fr.
Min., 58 (1939) 25-26.
[90] Cf. Acta Ordinis Fr. Min., 57 (1938) 233.
[91] Amedeus a Zedelgen. O. M. Cap., in Collectanea
franciscana, 5 (1957) 262.
[92] Gilson, E., Duns Scott à la lumière des recherches
historico-critiques, en Scholastica ratione historico-critica
instauranda, Romae, 1951, 507.
[93] Cf. Ratione criticae editionis Operum omnium I. Duns Scoti, I,
Romae, 1939, 106-114.
[94] Normae pro collatione codicum manuscriptorum a Commissione
Operibus I. Duns Scoti edendis servandae, Romae 1939, pp. 8.
[95] Pelster,
F. J., en Scholastik, 27 (1952), 246-247: "Ich glaube nicht zu
übertrieben, wenn ich sage, dass siese Opera zu den schwierigsten Ausgaben
gehören, die je unternommen wurden".
[96] El plazo de su
labor literaria fue demasiado corto: "unum fere decennium 2, cf. Disquisitio
historico-critica, en Ioannis Duns Scoti, Doctoris Subtilis et Mariani, Opera
omnia, ed. Vaticana, I, p. 155; cf. asimismo Balic C., The
life and works of John Duns Scotus, 2-14.
[97] Gilson, E., Duns
Scot à la lumière des recherches historico-critiques, en Scholastica
ratione historico-critica instauranda, Romae, 1951, 516
[98] Ratio
criticae editiones Operum omnium Ioannis Duns Scoti, I-III, Romae,
1939-1951.
[99] Disquisitio
historico-critica y varias Adnotationes están impresas en Ioannis
Duns Scoti, O.F.M., Doctores Subtilis et Mariani, Opera omnia, ed.
Vaticana, I. Civitas Vaticana 1950, 3-319; IV, 1956, 1-46; VI, 1963, 1-30;
XVII, 1966, Introductio.
[100] Cf. entre
otras, ej. Gr., Antonianum, 20 (1945) 267-308; Miscellanea Giovanni
Mercati, vol. 6 (en Studi e Testi, 126), Città del Vaticano 1946,
292-233; Mélanges Auguste Pelzer, Lovaina 1947, 551-556; Libro e
Biblioteche (en Bibliotheca Pontificii Athenaei Antoniani, 5-6),
Roma 1950, 189-219, Scholastica ratione historico-critica instauranda (en
Bibliotheca Pont. Athnaei Antoniani, 7), Roma 1951,
489-501; Scriptorium, 8 (1964) 304-318; Archiv für Geschichte der
Philosophie, Bd. 43, Heft 3, Berlín, 1961, pp. 303-317.
[101] Ioannis
Duns Scoti, O.F.M. Doctoris Subtilis et Mariani, Opera omnia, studio et
cura Commissionis Scolasticae ad fidem codicum edita praeside P. Carolo Balic: Ordinatio,
vols. I-IV, Civitas Vaticana 1950-1963; Lectura, vols. XVI-XVII, Civitas
Vaticana 1960-1966.
[102] Masai F. En Scriptorum,
8 (1954) 142.
[103] Pelzer A., en Revue
d´histoire ecclésiastique, 51(1956) 439.
[104] Dumont C., S.J. Nouvelle Revue Théologique, 88 (1956) 439.
[105] Gilson
E., Bulletin thomiste, 8 (1955) 115
[106] Geyer B., Franziskanische
Studien, 33 (1951) 301.
[107] Pelster F.,
S.J., Archivum franciscanum historicum, 44 (1951) 215.
[108] Nardi B. Revista
de storia di filosofia, 1951, p.8.
[109] Xiberta B., O.
Carm., Revista española de teología, 15 (1955) 689.
[110] Van Steenbeghen F., Revue philosophique de Louvain, 50
(1952) 611-612.
[111] Idem, Ibid.,
61(1963) 321.
[112] Martin R. M.,
O.P. Revue d´histoire ecclésiastique, 24 (1928), 175.
[113] Cf. ver nota
15.
[114] Scholastica
ratione historico-critica instauranda. Acta congressus scholastici internationalis Romae Anno Sancto 1950
celebrati (Bibliotheca Pont. Athenaei Antoniani,
7), Romae, 1951, pp. XXIII, 670.
[115] Cf.
Programma: "Duns Scotus Congress" - Secundus Congressus
internationalis scholasticus VII recurrente saeculo a nativitate I. Duns Scoti
celebrandus (Oxonii 1114 sept., Edimburgi-Duns 15-17 sept. 1966), Romae,
1965.
[116] Concilium
Oecumenicum Vaticanum II, Decretum de institutione sacerdotali, Nos. 15 y 16.
[117] Cf. Acta
Ordinis Fr. Min. 85 (1966) 53-56.
[118] Cf. L´Osservatore
Romano, 22/X/1950, p. 1: "Apenas elegido Papa, Pío XII confió al entonces
monseñor Tardini, que tenía tres puntos principales en el programa de su
pontificado: la nueva traducción del Salterio, la definición de la Asunción, y
las excavaciones de la tumba de San Pedro".
[119] Cf. L´Osservatore
Romano, 9-10 dic. 1950, pp. 1 y 2.
[120] Cf. L´Osservatore
Romano, 1/XI/1950; Acta Apostolicae Sedis, 42 (1950) 778-782.
[121] Sardi V., La
solenne definizione del dogma dell´Inmacolato Concepimento di Maria Santissima.
Atti e documenti pubblicati nel cinquantesimo anniversario della stessa definizione,
I-II, Roma, 1904-1905.
[122] Balic. C., Von
Tode und Himmelfahrt Mariä, en Wissenschaft und Weisheit, 5 (1938)
183-201; De definibilitate Assumptionis B. V. Mariae in caelum, en Antonianum,
21 (1946) 3-67; De Assumptione B.V. Mariae quatenus in deposito fidei
continentur, en Antonianum, 24 (1949) 153-182; La controversia
acerca de la muerte de María Santísima desde la Edad Media hasta nuestros días,
en Estudios Marianos, Madrid, 9 (1950)101-123; Verso la definizione
dogmatica dell´Assunzione della SS. Vergine Maria, en L´Osservatore
Romano, 19/VIII/1950.
[123] Balic C. Testimonia
de Assumptione B.V. Mariae ex omnibus saeculis, I-II, Romae, 1948-1950; cf.
vol. I, p. IX.
[124] Laurentin R., La
vie spirituelle, nro. 378, noviembre 1952, p. 393, nota 16: "Le soin
apporté à èlucider les questions de date et d´athentiché et la présentation de
cet Enchiridion sont dignes de tous éloges".
[125] Cf. Ver nota
nro. 9.
[126] Bibliotheca
mariana moderni aevi - Textus et disquisitiones, Collectio edita cura
Academiae Marianae Internationalis, I-III, Romae, 1953-1964. Sobre Bibliotheca
mariana medii aevi ver nota nro. 9.
[127] Bibliotheca Assumptionis B.V. Mariae - .
Textus et disquisitiones, I-IV,
Romae 1948-1962; Bibliotheca Immaculatae Conceptionis - . Textus et
disquisitiones, I-IX, Romae, 1950-1959; Bibliotheca Mediationis B.V.
Mariae - . Textus et disquisitiones, I-II Romae 1952-1960.
[128] Laurentin R., La
vie spirituelle, nro. 378, noviembre 1952, 391.
[129] Cf. Malo,
A.M., Pour le centenaire de Lourdes, p. 89. R. Laurentin
("mariologue bien connu", prof. Phillips), analizando sendos
volúmenes de dichas colecciones, con frecuencia elogia la labor de Balic:
"En esta colección (Bibliotheca Immaculatae Conceptionis) se siente
plenamente la notable dirección de P. Balic... aquí puede extremar sus
exigencias. El resultado es notable: ordenamiento bien concebido, redacciones
claras y objetivas, apoyadas paso a paso en notas precisas. La documentación
agota los inéditos y nos brinda, cuando lo merecen, una impecable edición
crítica. Los índices rematan el conjunto que se presenta en la misma tipografía
clara y aérea que las actas del congreso. Es un verdadero descanso espiritual
consultar obras tan bien hechas". La vie spirituelle, nro. 456,
diciembre 1959, pp. 539-540.
[130] Ver el texto
de la carta papal Deiparae Virginis Mariae en las actas del congreso de
Montreal: Vers le dogme de l´Assomption (en Studia Mariana, 4),
Montreal 1948, 4-5.
[131] Cf. Ordinationes peculiares Commiss. Mariali
Franciscanae, Romae 1948, 5.
[132] Cf. Ibid.,
p. 4.
[133] La crónica de
cada congreso consultarla en el tomo correspondiente de Studia Mariana.
[134] Studia Mariana,
cura Commissionis Marialis Franciscanas edita I-IX, Romae (Lisboa, Madrid,
Buenos Aires, París, Montreal, Burlington, etc.) 1947-1954.
[135] Cf. Acta
Pontificae Academiae Marianae Internationalis, Romae, 1, (1961) 18.
[136] Ibid., p. 18. Es
interesante acotar aquí el juicio de R. Laurentin: "¿De dónde estriba el
interés primordial de esos congresos? En el encuentro, en la reunión, en los
intercambios que suscitan. Acabamos de ver que el trabajo mariano de siglo XX
se organiza en el cuadro de las sociedades nacionales. La proximidad geográfica
y lingüística impuso tal solución. No está exenta de peligro: de producir
mariologías en el vaso cerrado donde el factor nacional perjudica al factor
Iglesia, puesto que las tendencias, buenas o malas de cada país se exageran y
porque cada sociedad particular tiende a erigirse en norma. Importaba, pues,
que se celebren reuniones supranacionales donde las tendencias divergentes
puedan tomar conciencia de sus particularismos, neutralizarse, también
intercambiar sus logros positivos. Ese resultado fue conseguido tanto al margen
como durante las manifestaciones de las que ha informado la prensa. Fue conseguido
no sin dificultad: dificultades insuperables aparentemente, afrentadas con
intrepidez por el padre Balic. La dificultad básica material es el idioma. El
presidente de la Academia Mariana insistió esta vez que las sesiones se
desarrollen en latín. Y por cierto, es una buena solución" (CF. La vie
spirituelle, Suplément, nro. 52, 1er. trimestre 1960, p. 234).
[137] Ver crónica
del congreso en la colección Alma Socia Christi, I, Romae, 1951, un tomo
de 382 páginas con muchas fotografías; cf. ver nota 82.
[138] Ver la crónica
del congreso en la colección Virgo Immaculata, I, Romae, 1958, un tomo
de 422 páginas y con abundante material gráfico; cf. nota 83.
[139] Ver la
historia y la crónica del congreso en Nuntia periodica de congressu
mariologico-mariano international in civitate Lourdes diebus 10-17 sept. 1958
celebrando, nro. 1-5, Romae 1957-1958.
[140] Cf. Acta
Pontificae Academiae Marianae Internationalis, 3 (1965), 53-72.
[141] Malo, A.M. Pour
le centenaire de Lourdes, 90-91.
[142] L´Osservatore Romano 1958, sept. 12,
15-16, 17, 19, 20; 1965 marzo 17, 19, 22-23, 25, 27, 31.
[143] Alma
Socia Christi (Acta congressus mariologici-mariani Romae anno sancto 1950
celebrati), I-XIII, Romae, 1951-1958.
[144] Virgo Immaculata (Acta congressus mariologici-mariani Romae
anno 1954 celebrati), I-XVII, Romae, 1955-1958.
[145] Maria
et Ecclesia (Acta congressus mariologici-mariani
in civitate Lourdes anno 1958 celebrati), I-XVI, Romae, 1959-1960.
[146] Cf. Acta
Pont. Academiae Marianae Internationalis, 3 (1965) 53. El primer volumen está
imprimiéndose.
[147] Laurentin R., La vie spirituelle, Supplément, nro. 28, 15/II/1954,
p. 104.
[148] Idem, Ibid. Nro. 52, 1er.
trimestre 1960, pp. 224-225.
[149] Idem. La vie
spirituelle, Supplément, nro. 28, 15/II/1954, p. 104.
[150] Idem La vie
spirituelle, nro. 378, nov. 1952, p. 390; nro. 388, octubre 1953, p.
292, nota 15.
[151] Idem La vie
spirituelle, nro. 378, nov. 1952, p. 391.
[152] Así el gran
mariólogo jesuita P. De Aldama escribe en Estudios Eclesiásticos 26
(1952) 88: "Todo este conjunto de trabajos y colecciones... constituye hoy
sin duda el más importante centro de investigación mariológica en el mundo. La
Mariología lo habrá de agradecer siempre a la gloriosa Orden Seráfica";
monseñor Parente en Euntes docete, 6 (1953) 397, dice: "Debemos
estar agradecidos al reverendo padre Balic y a todos los relatores del congreso
por este largo y precioso aporte científico a la Mariología, que en nuestros
tiempos se ha convertido en el punto focal de la Teología"; Michel A.,
dice L´Ami du Clergé, 66 (1956), 300: "Es un nuevo y verdadero
monumento teológico que la Academia Mariana Internacional ha erigido a la
Virgen Inmaculada en su congreso de 1954, realizado en Roma"; P. García
Garcés, presidente de la Sociedad Mariológica EspaÑola y director de la revista
Ephemerides mariologicae, 8 (1958) 174, escribe: "Todos los
volúmenes de esta colección (Virgo Immaculata) tienen valor y precio
innegables...". Varios juicios están recogidos en Nuntia periodica, Academia
Mariana Internationalis, Romae, 6 (1959) 85-95.
[153] Cf. Acta
Pont. Academiae Marianae Internationalis, 1 (1961) 19.
[154] Cf. Ibid., p.
7-9, 20.
[155] Cf. Ibid., 3
(1965) 3.
[156] Cf. L´Osservatore
Romano, 18-19 julio 1960, Civilitá Cattolica nro. 111, 20/VIII/1960.
[157] Cf. Civilitá
Cattolica nro. 113, 3/XI/1962, p. 279; . L´Osservatore Romano, 28/IX/1962.
[158] Sobre el
trabajo de las comisiones preparatorias y conciliares y sobe el curso de los
trabajos en las sesiones conciliares, consultar, además de los comunicados de L´Osservatore
Romano, cf.: Besutti G.M., O.S.M. le note di cronica sul Concilio
Vaticano II e lo schema "De B. Maria Virgine", en Marianum, 26
(1964), 1-42; Balic C., O.F.M. La docrine sur la Bienheureuse Vierge Marie,
Mére de l´Eglise, et la Constitution "Lumen Gentium", du Concile
Vatican II, en Divinitas, 9 (1965) 464-482; Laurentin R. L´enjeu
du Concile, I-IV, París, 1962-1965.
[159] De Maria et
oecumenismo, Romae 1962, pp. XI - 593.
[160] Sebastián
Aguilar, CMF, Ephemerides mariologicae, 13 (1963), 491.
[161] Koser, C.
O.F.M., Revista ecclesiastica Brasileira, 23, fasc. 2 (1963) 537.
[162]
Laurentin, R. Revue des sciences philosophiques et
théologiques 48 (1964) 122. Ver también P. Luigi Ciappi, O. P. Maestro del
Sacro Palazzo Apostolico, L´Osservatore Romano, 19/XII/1962.
[163] Cf. Laurentin
R. L´enjeu du Concile, II, p. 27-45; II. P. 89-113.
[164] De Scriptura et
Traditione, Romae 1963, pp. XI - 742, cf. p. XI.
[165] Koser C., Revista
ecclesiastica Brasileira, 23 fasc. 3 (1963)
819.
[166] Holstein H., Recherches de science religieuse, 62 (1964), p.
170.
[167] F.S.A., Ephemerides mariologiae, 14 (1964) 420-423.
Cf. Julius Kaup, Franziskanische Studien, Heft 1-2, 1964, p. 163:
"monumentale Band".
[168] Aldama (De)
J., S.J., De quaestione mariali in hodierna vita Ecclesiae, ed. Bibliotheca
Mariana moderni aevi, 3, Romae, 1964, pp. XIII - 163.
[169] Laurentin, R.,
La question mariale, París, 1963, pp. 176.
[170] García Garcés
N., CMF, Ephemerides mariologicae, 14 (1964) 419; cf. asimismo:
Aperribay B., Verdad y vida, 88 (1964) 719-728; Philips G., Ephemerides
theologicae lovanienses, 41 (1964) 527-528; Boyer, C., S.J., Gregorianum,
45 (1965) 573-574.
[171] Cf. Balic C., La
doctrine sur la Bienheureuse Vierge Marie..., en Divinitas, 9 (
1965) 464: "L´un ou l´autre pourrait penser: celui qui fut membre depuis
le début de la commission théologique, participant ainsi à toutes ses séances;
qui fut en outre au début relateur du schéma oficiel, puis participa avec
Monseigneur Philips à la rédaction du schéma actuel, est certainement en
possession de détails intéressants, peut-être encore non connus ou du moins
rapportés de manière imparfaite et souvent inexacte"; cf. p. 465-469; cf.
Laurentin R., La Vierge au Concile, Paris, 1965, 9-16.
[172] Cf. Circa
schema constitutionis dogmaticae De Beata María Virgine Mater Ecclesiae; Votum
P.C. Balic, periti, Typis Polyglottis Vaticanis 1963, pp. 32.
[173] Cf. Balic C., La
doctrine ..., en Divinitas, 9 (1965)
469-70; cf. Laurentin R., La Vierge au Concile, 16-17.
[174] Cf. Balic C., La
doctrine ..., 469-71; cf. Laurentin R., La
Vierge au Concile, 21-23.
[175] Al respecto, estimo
apropiado citar aquí un párrafo del artículo de Balic La doctrine. P.
170-171, para que el lector tenga una idea objetiva: "Quand les divisions
(entre los Padres Conciliares) parrurent telles qu´elles mena¸aient de ruiner
tout le travail accompli, je me rendis chez le cardinal Frings, le priant
d´intervenir pour qu´on accepte le texte tel qu´il était, ni plus ni moins. Il
le fit et le vote du 29 octobre 1964 obtint le consentement de 1559 contre 10,
et 521 se prononcant iuxta modum. Ces derniers étaint encore trop
nombreux; ils auraient éte plus élevés encore si directement ou par personne
interposée je n´avait pas fait tout mon possible pur convainere les Pères de se
contenter de la vois moyenne qui avait ètè choisie".
[176] Cf. Maria e
la Chiesa del Silenzio, Roma, 1957, p. 2.
[177] Mencionamos
sólo alocuciones de los cardenales Ottaviani, Bea, Dopfner, Brown.
[178] Ver nota 115.
[179] Disquisitio de
valore seu momento critico editionis Locatellinae Sermonum S. Antonii Patavini (Disceptatio
Sacrae Congretationi Rituum exhibita super confirmatione cultus Doctoris S.
Antonio Patavino per saecula tributi eiusque extensionis ad universam
Ecclesiam), Romae 1945.
[180] Cf. Acta
Apostolicae Sedis, 38 (1946) 200-204.
[181] S. Antonio
Dottore della Chiesa. Atti delle Settimane Antoniane tenute a Roma e a Padova
nel 1946, Città del Vaticano, 1947, XIX - 520.
[182] Cf. Acta
Ordinis Fr. Min., 66 (1947) 15; 69 (1950) 43.
[183] Cf. Acta
Ordinis Fr. Min., 67 (1948).
[184] Miscellanea
Contardo Ferrini. Conferenze e studi nel fausto evento della sua Beatificazione
(Bibliotheca Pont. Athenaei Antoniani, 1) Roma 1947, pp. X - 176. En
esta colección salieron hasta ahora 14 volúmenes.
[185] Studia
Antoniana, cura Pontificii Athenaei Antoniani edita, I, Romae 1948.
En esta colección se editaron hasta ahora 21 volúmenes.
[186] Il libro e le
biblioteche. Atti del primo congresso bibliologico francescano
internazionale, 20-27 febbraio 1949 (Bibliotheca Pont. Athenaei
Antoniani, 5-6) I-II, Romae 1950, pp. XX - 525-494
[187] Cf. L´Osservatore
Romano, 6-7 dic. 1965.
[188] Cf. Acta
Apostolicae Sedis, 56 (1964) 223.
[189] Sobre la
estructura de la universidad medieval, especialmente la de París, cf. Balic C.,
Sredovjecna Univerza (De universitate medioaevali), Nova revija,
17 (1938) 266-282.
[190] Cf. Commentarium,
Pontificia Universitas lateranensis anno academico 1959-1960, Romae 1960, 100.
[191] Acta
Pontificiae Academiae Marianae Internationalis vel ad Academiam quoquo modo
pertinentia, fasc. 1-3, Romae 1951-1965.
[192] Epístola
apostólica Alma parens, "L´Osservatore Romano", 24/7/1966.
[193] Cfr. Cronia
A., Dante nella letteratura serbo-croata, L´Europa Orientale, I (1921).
[194] Llama la
Verónica faz nuestra al Santo Sudario con la faz de Jesucristo que se conserva
en Roma.
[195] Delorko
completó la traducción inconclusa de Mihovil Kombol, el mejor traductor croata
de La Divina Comedia. De su versión se hablará más adelante. Kombol no
consiguió traducir los últimos dieciséis cantos del Paraíso por fallecer
antes, de manera que su traducción fue completada por Delorko, excelente
conocedor del idioma y la literatura italianos. Su versión, editada por Matica
Hrvatska tuvo varias reediciones, lo que prueba el vivo interés de los
lectores croatas por la obra maestra de Dante.
[196] Anonimo
Florentino. Commento alla Divina Commedia d´Anonimo
Fiorentino del secolo XIV, ora per la prima volta stampato, a cura di Pietro
Fanfani, Bologna, Romagnoli, 1866-1874. En dicha obra los versos aludidos se
comentan en los términos siguientes: "Gente salvatica e scostumata nella
riviera del mare adriatico" (La gente salvaje y rústica del litoral
adriático). Cfr. La Divina Commedia nella figurazione artística en el
secolare comento. A cura G. Biagi (et al.), Turín, 1939, v. 3., pp.
701-702. Ver también artículos y notas de Vinko Lozovina, R. Lenac y B. Poparic
sobre dichos versos de Dante en Obzor (1936-37), Hrvatski Dnevnik,
(1938), Jadranski Dnevnik (1937) y Hrvatska smotra (1938).
Asimismo consultar el artículo de M. Deanovic en Ponte, IX, nro. 8-9
(1955), p. 1430; y B. Radica en Hrvatski Glas, nro. 25 (1965), Canadá.
[197] Dante Alighieri,
Vita Nuova, XLI.
[198] Cfr. Trabajo
de Mirko Deanovic, Dante prema Hrvatima (Dante acerca de los croatas), Hrvatska
Enciklopedija, tomo 4, Zagreb, 1943, p. 588. Es escritor croata y
prestigioso publicista norteamericano, Bogdan Radica en su estudio "Dante
1265-1965" (Hrvatska Revija, Buenos Aires, 1965, tomo 3, pp.
182-183) comenta los versos de referencia y cita a su profesor de la lengua y
literatura italianas Vinko Lozovina en la escuela secundaria de Split, quien
opinaba que el sudario de Verónica se mostraba especialmente a los romeros
croatas porque en él había escritas letras glagolíticas (Sobre la Glagolitza
Croata ver el estudio de M. Japundzic, Studia Croatica, Año V, nro.
1-2, pp. 55-76).
[199] El
comentarista de este forse (acaso) T. Casini en Ponte, IX, nro.
8-9 (1955).
[200] M. Deanovic, op. cit..
[201] Cuando durante
la primera guerra mundial y en la Conferencia de la Paz los croatas lucharon
contra las injustas cláusulas del Pacto de Londres (de carácter secreto) de
1915, según las cuales Istria entera y gran parte de Dalmacia con sus islas
debieron ser incorporadas a Italia como recompensa por su participación del
lado de las Potencias de la Entente, pudieron citar al mismo Dante en defensa
del principio nacional.
[202] Trad. Del italiano
por Juan González, Conde de Cheste; Ed. El Ateneo, Buenos Aires, 1959. Nota del
traductor de dicha edición: Pola es ciudad de Istria y el Cuarnaro el golfo que
la baña y separa la Italia de la Croacia.
[203] Paraíso, XIX,
140-41. "Aquel de Rascia", es decir el rey serbio Uros Milutin,
falsificador de la moneda veneciana.
[204] M. Deanovic, Ponte,
nro. 8-9, 1955, p. 1430.
[205] Nacido
alrededor de 1450 en el territorio de la República de Dubrovnik. Si bien
actuaba en Italia (falleció en 1528 como decano del Cabildo de Treviso) no se
olvidó de su patria chica. Hizo importantes donaciones a la iglesia de la Madre
de Dios en Lastovo, donde todavía se conserva un cuadro de la Virgen de Pier
Francesco Bisoli con la figura del donante e inscripción: Virgini Matri Boninus
de Boninis, decanus travisinus aere su j.f. MDXVI. Su nombre y apellido en
latín es la traducción fiel de su nombre y apellidos croatas.
[206] Sobre Marko
Marulic ver: Pedro Barnola S.J, Epifanía americana de un insigne humanista
croata, "Studia Croatica", Año I, nro. 1, Buenos Aires, pp.
58-60; Ante Kadic: La literatura renacentista croata, "Studia
Croatica", año III, nro. 4, 1962, pp. 293-96.
[207] Cf. C.
Dionissoti, M. Marulo, traduttore di Dante, Miscellanea L. Ferrari,
Florencia, L. Olschki, 1952. Transcribe el texto íntegro de la traducción de
Marulic y en parte la comenta. Influenciado por las pretensiones infundadas del
irredentismo italiano sobre Dalmacia, étnicamente la provincia croata más pura,
considera a Marulo (Marulic) "dálmata" y nada más. R. Vidovic, Marulicev
prepjev Dantea, "Mogucnosti" nro. 4 (1956). El mismo autor, Dante
u hrvatskim i srpskim prijevodima, "Mogucnosti" nro. 7-8 (1963);
luego Versioni croate e serbe di Dante, "Studi Danteschi", XL
(1963), pp. 411-441. Ver también la bibliografía citada allí.
[208] Cf. El trabajo
de Vidovic sobre las versiones croatas de Danta. Ver asimismo Bibliografija
rasprava, clanaka iknjizavnih radova (vol. Para el año 1960 y ss.), luego Republika,
nro. 5 (1965) dedicada a Dante, con las colaboraciones de F. Cale, M. Zoric, O.
Delorko, M. Peic y otros.
[209] Acerca de
dichos escritores ver: Ante Kadic, op. cit.
[210] Petar
Preradovic (1818-1872), Stanko Vraz (1818-1851) e Ivan Mazuranic (1814-1894),
escritores de nota de la época del resurgimiento nacional croata de los aÑos
treinta y cuarenta del siglo pasado. Ante Tresic-Pavici (1867-1945), Silvio S.
Kranjcevic (1865-1908), Ivo Vojnovic (1857-1930) y Agustín Ujevic, destacados
escritores y poetas de fines del siglo pasado y de la primera mitad del siglo
presente. Algunos representan la cumbre de la creación poética croata.
[211] Entre otros
escribieron sobre Dante: Ivan K. Ostojic (1882), M. Srepel (1889), I. Krsnjavi,
L. Vojnovic, M. Begovic, Dinko Sirovica, Lj. Marakovic, Stj. Ilijic, A. Ssso,
A. Petravic, V. Vitazica, Vl. Nazor, A. Tresic-Pavicic, V. Lozovina, B.
Poparic, T. Ujevic, R. Lenac, S. Rac, A. Wenzelides, M. Deanovic, I. Hergesic,
A. Bonifacic, M. Kombol, B. Radica, O. Delorko, F. Cale, M. Zoric, M. Peic, I.
Franges y otros. Entre las dos guerras mundiales I. Krsnjavi, L. Vojnovic, M.
Deanovic y Vl. Nazor pronunciaron conferencias sobre Dante, y con motivo del
6to. centenario de su muerte las revistas Kritika y Savremenik
publicaron colaboraciones especiales. Vale la pena destacar que dedicaron su
atención a Dante todas las revistas literarias sin distinción de ideologías,
desde la católica Hrvatska prosvjeta (1939) hasta las comunistas Republika
y Forum (con motivo del 7mo. Centenario del nacimiento de Dante).
[212] Cf. Vidovic, op.
cit., ver nota 13.
[213] F. Cale en Republika,
nro. 5 (1965), Zagreb. A. Nizeteo en Hrvatska Revija XV, t. 3 (1965),
Buenos Aires.
[214] D. Alighieri,
La Comedia Divina, 1ra. Parte: Infierno. Traducción y comentario de Iso
Krsnjavi; ed. Matica Hrvatska,
Zagreb, 1909, p. 3.
[215] D. Alighieri, El
Infierno, traducción de V. Nazor, comentario y epílogo de I. Hergesic,
Zagreb, Matica Hrvaska, 1943. Las partes restantes todavía en
manuscrito. Es extraño que a un Nazor no se le publican ni hoy día algunas
obras póstumas.
[216] D. Sirovica, La
versión croata de Dante, "Zadarska revija", IV, nro. 4 (1965).
[217] Dante
Alighieri: La Divina Comedia, trad. Mihovil Kombol,
Zagreb, ed. Matica Hrvatska, 1948-63. Muerto Kombol en 1955, los últimos dieciséis cantos
inconclusos del Paraíso los tradujo Olinko Delorko. Esta edición de
Dante fue reimpresa repetidas veces.
[218] Vidovic, op.
cit.
[219] Cfr. M. Zoric,
Nasi novi pjesnici i Dante, "Repúblika", XXI, nro. 5 (1965).
[220] Cfr. Branko
Kadic, Julio Clovio, protector del Greco joven, "Studia
Croatica" aÑo II, nro. 1 (nota 2), pp. 19-24.
[221] Cf. M. Peic, Dante
i Hrvatsko slikarstvo (Dante y la pintura croata), "Republika",
XXI, nro. 5 (1965).
[222] J.
Badalic, Inkunabule u NR Hrvatskoj, Zagreb, 1952. A. Nizeteo, The
First Press in Croatia, "The Library Quaterly", XXX, nro. 3
(1960), p. 209.
[223] Cornell University. Rare Book Library.
Biblioteca Dantesca. The request of Willard Fiske, Cfr. M.
Bishop A History of Cornell, Ithaca, N.Y., Cornell University Press,
1962.
[224] Isidoro
Krsnjavi (1845-1927), escritor, pintor, erudito y, sobre todo, meritorio
organizador de instituciones culturales croatas como ministro de educación y
culto en el gobierno croata autónomo de Zagreb a fines del siglo pasado y
comienzo del actual. Dicho gobierno estaba influenciado por los húngaros, de
modo que los patriotas lo criticaban acremente, per ni sus adversarios
políticos más radicales le negaron sus méritos extraordinarios en el fomento de
la cultura croata. Se oponía a toda clase de yugoslavismo. Escribió una
biografía novelada de San Francisco de Asís.
[225] Vlaho Bukovac
(1855-1922), el pintor croata más destacado por los años 1900. Alumno de
Cabanel, tuvo mucho éxito en París y en Praga, donde era profesor en la
Academia de Bellas Artes.
[226] Bela Czikos
(1864-1931), profesor de la Academia de Bellas Artes de Zagreb fundada por
Krsnjavi, notable representante y jefe intelectual del academismo pictórico
croata.
[227] Mirko Racki,
destacado pintor croata, escenógrafo, profesor de la Academia de Bellas Artes
en Zagreb y miembro de la Academia de Ciencia y Artes, Zagreb.
[228] Dante, Tre
donne intorno al cor mi son venute. Canz. XVII, Stanza V.
[229] Versión
castellana: Juan González, Conde de Cheste; Ed. El Ateneo, Buenos Aires, 1959.
[230] De acuerdo a
la estadística oficial de 1963, en el perímetro urbano de Sibenik viven 23.000
habitantes, y casi igual número en sus alrededores densamente poblados.
[231] La forma
italiana es Sebenico y data de la época de la administración veneciana.
[232] F. Racki, Documenta
Historiae Chroaticae periodum antiguum illustrantia, en Monumenta Slavorum Meridionalium
7 (1877), 66.
[233] Ibid., pp. 65-66.
[234] Rey de Croacia
y Dalmacia (1089-90) de quien se conserva un documento, expedido apud
castrum Sibinico, feckado el 8/IX/1089 (Cf. Racki, Ibid., p. 148).
[235] Marko
Kostrencik, Nacrt historije hrvatske drzave i hrvatskoga prava (Esbozo
de la historia del Estado croata y del derecho croata), Zagreb, 1956, pp.
175-176.
[236] Ferdo
Sisic, Pregled Povijesti Hrvatskog naroda, Zagreb 1862, p. 144.
[237] Cf. J. G.
Fratija, Arquitectura islámica en Bosnia y Herzegovina, "Studia
Croatica", 1965, pp. 273-278.
[238] Cf. el
artículo El milenio polaco y los croatas, en este número; Pedro Vukota, Croacia
en la geografía Blaviana, "Studia Croatica", Año I, Nro. 1, pp.
56-57; J. B. Fratija, Recuerdo de dos reinas de Bosnia en Roma y Zadar, "Studia
Croatica", 1965, pp. 151-52.
[239] Antun
Dabinovic, Hrvatska drzavna i pravna povijest, Zagreb, 1940, p. 214.
[240] Geoffroy de
Willehardouin, uno de los comandantes de la cuarta Cruzada, describió también
la conquista de Zadar. Una parte de los cruzados franceses, pese a la protesta
de los delegados del Papa Inocencio III, consistió en conquistar Jadees en
Eslavonie por 35.000 marcos de plata, para pagar el transporte de los cruzados
en las naves venecianas. Willehardouin relató el sitio de la ciudad y los
conflictos entre los cruzados y los venecianos. De Zadar dice que "la cité
fermée est de hautes murs et de hautes tours; et vainement en eussiez-vous
demandé une plus belle, plus forte, ni plus riche" (La Conquête de
Constantinople... écrite par... maréchal de Champagne et de Romanie"; "Classiques
de l´histoire de France au moyen âge", Chap. 38-40). El Papa emitió un
interdicto contra los conquistadores de Zadar y sobre todo contra los
venecianos, censurando sus fechorías. "Au lieu de gagner la Terre promise,
vous avez eu soif du sang de vous frères. Satan, le séducteur universel, vous a
surpris. De mauvais anges vous ont induit, sous prétextes des nécessités
inéluctables, a dévier... au païement de votre dette la dépoulle des
chrétienes... Tout aurait dû vous détourner de ce dessein, le respect de la
croix placée sur vos épaules, le respect du roi, de Hongrie et de son frère, le
duc André, croisé comme vous; le respect tout au moins de l´autotité
apostolique.Vous n´avez déféré ni à Dieu, ni au Siège Apostolique. Vous avez
obligé les gens de Zara à capituler. Sous vos yeux les Vénitiens ont détruit
les murs de la cité, pillé les églises, renversé les édifices, et vous avez
partagé avec eux les dépouilles de ces malheureux. Sous peine d´anathème,
arrètez-vous dans cette oeuvre de dèstruction et faites restituter aux envoyés
du roi de Hongrie tout ce qui leur a eté enlevé...". Andrea Vicentino y
Tintoretto perpetuaron en el palacio ducal la conquista de Zadar, y sus lienzos
prueban los métodos de las conquistas venecianas.
[241] El cardenal
Boson (las biografías de los papas inserte en el Liber Censum de Cencius
Camerarius, Liber Pontificalis, ed. Duchesne, 1886-92) describió la
visita que el papa Alejandro III hizo a la ciudad de Zadar en 1777. Acota que
la ciudad está "ubicada en los confines de Hungría" es decir
que la ciudad pertenece al reino húngaro-croata. "Visto que ninguno de los
papas había anteriormente visitado esta ciudad, el clero y el pueblo se
regocijaron inmensamente a causa de la llegada del Papa y bendecían con voz
alta a Dios por haber permitido que su servidor Alejandro, sucesor del
bienaventurado Pedro, visitara la iglesia de Zadar. Luego de montar, según la
costumbre romana, un corcel blanco, lo llevaron en procesión por la ciudad con
inmensas alabanzas y cánticos en su lengua eslava (in eorum slavica lingua)
hasta la iglesia catedral de Santa Anastasia... Cuatro días después, el
Soberano Pontífice dejó Zadar y costeando las islas eslavas... llegó felizmente ... a Venecia". Esos eslavos, se entiende,
eran croatas.
[242] Las galeras de
las ciudades dálmatas tomaron parte activa en la batalla naval de Lepanto.
Algunas ciudades dálmatas guardan todavía con gran respeto los trofeos de la
trascendental victoria.
[243] En 1409, Ladislao,
llamado el Napolitano, el último angevino con pretensiones al trono
croata-húngaro, se dio cuenta de que prevalecería el partido de Segismundo I de
la dinastía de Luxemburgo y por 100.000 ducados vendió a Venecia: Zadar,
Novigrad, Vrana y la isla de Pag, el único territorio croata que estaba en su
poder, y también sus presuntos derechos a las ciudades dálmatas. Por supuesto
que Venecia tuvo que conquistarlas, pero la transacción concertada con
Ladislao, en la concepción de aquellos tiempos, le facilitó la conquista.
Invocando sus derechos adquiridos mediante la compra, Venecia no se portó como
un simple conquistador, sin tener en cuenta cómo logró su título, no
reconocido, por supuesto, por el rey Segismundo, monarca legítimo de Croacia,
Hungría, Bohemia y emperador romano-germánico.
[244] Cf. el ensayo
de Ante Kadic, La literatura renacentista croata, "Studia
Croatica", 1962, nro. 4 (nota 9), pp. 287-308.
[245] Ljubo Karaman,
Umjetnost u Dalmaciji XV i XVI (El arte en Dalmacia en los siglos XV y
XVI), Zagreb, 1933; C. M. Ivekovic, Dalmatien Architektur und Plastik, Bd.
I-VIII, Viena, 1927; Ivan Bach, Likovna umjetnost u primorskoj Hrvatskoj. "Nasa
Domovina", Zagreb 1943m, pp. 669-675; Hans Folnecies, Studiens zur
Entwicklungsgeschichte der Architektur un Plastik des XV, Jahrhunderts in
Dalmatien, en "Jahrbuch d. Zentr. Kommision", 1914, Viena; D.
Frey, Der Dom von Sebenico und sein Baumeister Giorgio Orsini en
"Jahrbuch d. Zentr. Kommision", Viena 1913; A. Venturi, Storia
dell´Arte Italiana, vol. VI y ss., Milán 1908.
[246] Cf. J. G.
Fratija, Ivan Duknovic (Giovanni Dalmata), "Studia Croatica",
vol. 2-3 (7-8) 1963, pp. 159-166.
[247] Bogdan
Radica, Risorgimento and the Croatian Question - Tommaseo and Kvaternik,
"Journal of Croatian Studies", Nueva York, V-VI, 1964-1965, pp.
3-144.
[248] Al inaugurar
los festejos oficiales del noveno centenario de Sibenik, el 24 de abril del año
en curso, Tito personalmente sostuvo en su discurso conmemorativo que la
trayectoria histórico-cultural de la ciudad de Kresimir culminó en la supuesta
guerra de liberación, encabezada por los comunistas.
[249] Josip Juraj
Strossmayer, Dokumenti i Korespondencija I, Zagreb 1933 (Red. de F.
Sisic)
[250] I. Krnsjavi, Acerca
del obispo Strossmayer, Strossmayer - koledar za god. 1907, pp. 124-127.
[251] Ch. Loiseau, Strossmayer,
son époque et son oeuvre, "Le Monde Slave", XIV, 1937, 426.
[252] Documenti i
korespondencija, op. cit., p. 70
[253] Idem, p.
110.
[254] R. W.
Seton-Watson (Scotus Viator), Die Südslawische Frage im Hamsburger Reiche,
Berlín, 1913, 136.
[255] Idem, 594.
[256] Dokumenti
i korespondencija, op. cit., pp. 72-73
[257] Prólogo a la
"Correspondencia Racki-Strossmayer", IV.
[258] Ibid.,
II
[259]
"Korespondencija Racki-Strossmayer", II, 65.
[260] Cf. P.
C. Scolardi, Krijanich, París, 1947, 53 ff.
[261] V.
Szylkarski, Solowjew und Strossmayer, "Ostkirchliche Studien",
1 bd., Würzburg, 1952, 2-15, 86-106, 174-186; 2 Bd., 1953, 36-58.
[262] Ibid.
1.175
[263] Cf. S.
Rospond: Biskup J. J. Strossmayer a Polska. "Slavia",
XV, Praga, 1937-38, 216-230.
[264] Seton-Watson, op. cit., 262.
[265] Idem, p. 630.
[266] Ibid., 148.
[267] Sobre la Glagolitza
consultar el estudio de M. Japundzic en S.C., año V 1-2, pp. 55-76. . N. de la R.
[268] Haus-, Hof- und Stattsarchiv, Viena, P.A.,
tomo 259.
[269] Ibid.
"Strossmayeriana varia" 1882-85, 7.73 v.
[270] El original
italiano reza: "Comele he detto altre voltre l´Austria fa male i suoi
conti osteggiando gli Slavi e servendo cosí stenza accorgersi alle mire della
Rusia" (El archivo de los Barnabitas, Roma).
[271] Haus, -Hof- und Staatsarchiv P. A. Bd. Fasz., 1913-14.
[272] Korespondencija
Racki-Strossmayer", II, 323.
[273] La Documentation
Catholique, Nro. 1466, col. 432, 6 de marzo de 1966, París.
[274] Palabras de
mons. Boleslao Kominek, quien, según el Anuario Pontificio, es "el
encargado de la atención espiritual de los católicos de la diócesis de
Vroclav" (ex Breslau), Cfr. Documentation Catolique, París, marzo
1966, col. 445.
[275] El Consejo de ministros polacos (el gobierno)
dirigió el 9/1/1966 una extensa carta al episcopado polaco, alegando que el motivo
de haber retirado el pasaporte al cardenal Wyszynski es el envío del mensaje a
los obispos alemanes. A continuación escribiremos un párrafo de la carta del
gobierno polaco:
"Lo que se dice en ese mensaje y particularmente el
pedido de perdón por pecados de que la nación polaca no es culpable, es
contrario a la historia, nocivo para la razón de Estado polaco y opuesto a la
dignidad nacional. Todo eso suscitó en todo el pueblo polaco una justa
indignación". (Ibid. Col.
, 448).
[276] Ibid., col. 445.
[277] Que los
comunistas polacos no lograron inducir a error al pueblo, aunque recurrieron a
todos los medios propagandísticos, lo prueban las enormes multitudes en las
manifestaciones religiosas y otros sucesos. La Croix (París, 10/2/1966)
escribe textualmente al respecto:
"Una ukase de la Oficina de Culto ordenó que
los deberes en las escuelas debían hacerse en torno a las distintas variantes
de la cuestión: '¿Qué tienen que reprochar al episcopado polaco en su mensaje a
los obispos alemanes?' Hubo respuestas asaz inesperadas.
A su vez los alumnos preguntaban, por ejemplo, si los polacos habían abandonado
voluntariamente las tierras del Este, ocupadas por la Unión Soviética; si el
perdón a 'los verdugos de Katyn' y de los campos de trabajo forzado en Siberia,
donde murió más de un millón de polacos, era también reprochable como 'el
perdón al Oeste'; si los polacos estuvieron presentes en Yalta y Postdam".
Ibid. col. 446.
[278] La lettre des
évêques polonais aux évêques allemands (La documentation
Catholique, Ibid., col. 431-439); La réponse des évêques allemands
(ibid., col. 439-442); Message collégial des évêques polonais à
l'episcopat fran¸ais (ibid., col. 450-458).
[279] Ibid., col. 428.
[280] Cfr. L´Osservatore Romano.
[281] Dr. Antun Dabinovic, Hrvatska drzavna i pravna povijest, Zagreb,
1940, pp. 208 y 214.
[282] Cfr. Milan
Blazekovic, "Ilustres croatas de Bosnia y Herzegovina en el imperio
turco", Studia Croatica, 1965, Nros. 1-4 (16-19), pp. 298-311.
[283] D. Mandic, Rasprave
i prilozi iz stare hrvatske povijesti (Estudios y aportes de la vieja
historia croata), Roma, 1963, pp. 54, 55 y 59.
[284] Cf. L´Osservatore
Romano, ed. Castellana, Buenos Aires, 12 de julio
1966.
[285] L´Osservatore
Romano, Ib.
[286] Cf. Las
relaciones entre Yugoslavia y la Santa Sede, "Studia Croatica",
v. 1-2.
[287] Cf. el texto de
Informations Catholiques Internationales en la sección Documentos.
[288] The Time, 8 de julio de
1966.
[289] Ver texto
completo de la carta en T. Dragoun: Le dossier du cardinal Stepinac, París,
1958, pp. 224-233.
[290] Paul Lendvai, Jugoslaviens
Einvillige Kommunisten, "Der Monat", Berlín, marzo 1966, p. 23.
[291] New York, 20
de febrero de 1966. Texto en la sección "Crónicas y comentarios".