Studia Croatica

 

 

Studia Croatica

 

Año VII, Buenos Aires, 1966, N° 20

 

 

IVO BOGDAN: GRAVES CONFLICTOS EN YUGOESLAVIA.. 2

JURE PETRICEVIC: LA CRISIS POLÍTICA Y ECONÓMICA EN YUGOESLAVIA.. 10

GOJKO BORIC: EL CASO DEL ESCRITOR MIHAILOV.. 35

FRANCISCO NEVISTIC: ¿PRESENCIAMOS EL RETORNO COMUNISTA AL HUMANISMO O AL HUMANISMO COMUNISTA?. 40

LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA Y EL ENCARECIMIENTO DE VÍVERES EN YUGOSLAVIA   47

FRAY CARLOS BALIC, ESCOTISTA Y MARIÓLOGO.. 57

DANTE Y LOS CROATAS.. 67

SIBENIK Y SU CATEDRAL. 73

LOS ESLAVOS CATÓLICOS ENTRE EL ESTE Y EL OESTE A LA LUZ DEL PENSAMIENTO Y LA OBRA DEL OBISPO STROSSMAYER.. 80

El milenio polaco y los croatas. 85

EL RESTABLECIMIENTO DE LAS RELACIONES ENTRE LA SANTA SEDE Y YUGOSLAVIA   90

DOCUMENTOS.. 95

La protesta de la conferencia episcopal de Yugoslavia contra la restricción de las libertades religiosas  95

El gobierno pidió que los obispos retiren la carta pastoral. Sus implicaciones diplomáticas  100

NOTAS Y COMENTARIOS.. 101

Los católicos croatas y el ecumenismo. 101

La declaración del Consejo Nacional Croata sobre la ayuda norteamericana al dictador Tito  107

Monumento al cardenal Stepinac en Melbourne. 109

Resistencia política y económica en Croacia vista por el "New York Times" 111

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA.. 113

Dr. Dominic Mandic: Rasprave i prilozi iz stare hrvatske povijesti 113

Francis H. Eterovic y Christopher Spalatin (redactores) Croatia: Land, People, Culture  116

George J. Prpic, French rule in Croatia: 1806-1813. 119

Ladislau Hory - Martin Broszats: Der Kroatische Ustacha - Staat 1941-1945 (El estado croata de los ustachi, 1941-1945) 120

Vinko Nikolic: Dúga nad porusenim mostovima (El arcoiris sobre los puentes destruidos); Pred vratima domovine (En el umbral de la Patria) 122

P. Bernardo Barcic O.F.M.: S. Pavlom VI u Kristovoj Domovini (En la patria de Cristo con Paulo VI) 124

Journal of Croatian Studies, III-IV, 1962-1963. 125

Zlatko Tomicic: Put k Mestrovicu (Camino a Mestrovic) 128

Rastko Vidic: Situación de la Iglesia en Yugoslavia. 129

 

 


IVO BOGDAN: GRAVES CONFLICTOS EN YUGOESLAVIA

LA DEPURACION política en Yugoeslavia cuya víctima principal es el vicepresidente Alejandro Rankovic, ex jefe de la policía política, el N° 2 de Yugoeslavia, el comunista servio N° 1 y presunto sucesor de Tito, refleja a la vez la crisis del régimen y del Estado. Reiteradas veces hemos señalado las causas de esa crisis que explotó tras el fracaso total del régimen comunista en mejorar el nivel de vida de las masas y en solucionar el problema nacional mediante la formula del federalismo en el marco del “centralismo democrático”.

Los economistas sabían por anticipado que el comunismo no puede aportar una verdadera mejora en el campo social y económico. Las masas populares llegaron a la misma conclusión por vía empírica, comparando su situación con la imperante en los países occidentales libres. Centenares de miles de obreros, obligados a buscar trabajo en Alemania, Francia, Austria, Bélgica, Suecia y Holanda, pudieron ver de cerca la vitalidad de la economía libre y sus enormes ventajas sobre la economía comunista. Además, el régimen, escaso de divisas extranjeras, tuvo que abrir las puertas del país al turismo internacional. Los súbditos de Tito, los que trabajan en el exterior y los que están mirando a millones de turistas, casi todos provenientes de los países libres, pudieron extraer comparaciones concluyentes. A todo ello cabe sumar la ingente ayuda norteamericana, despilfarrada sin ton ni son.

Las relaciones nacionales en un Estado plurinacional - otro problema fundamental - no pueden resolverse con éxito si se quiere, con métodos coercitivos, mantener unido el heterogéneo conglomerado yugoeslavo. Decimos con métodos coercitivos, ya que en el momento en que los pueblos de Yugoeslavia puedan practicar el derecho de autodeterminación, ese Estado se desintegraría de acuerdo al criterio nacional. Aunque tomáramos en serio el intento comunista por hallar una transacción política mediante el federalismo - incompatible con el sistema centralista en la dirección del partido gobernante - los pueblos de Yugoeslavia no la aceptarían. Contra la auténtica igualdad nacional se alzarían en primer lugar los servios, es decir el elemento que utilizaron los comunistas para restaurar a Yugoeslavia. Los servios engrosaron las filas de los guerrilleros comunistas porque se les prometió restablecer a Yugoeslavia, disgregada en 1941. Desde la época del rey Alejandro los servios ven en Yugoeslavia a la Servia engrandecida, donde ellos son los ciudadanos de primer orden, incluso en las regiones en que constituyen minoría étnica. De Tito se dice que considera la restitución de Yugoeslavia como su obra maestra. Si es así, entonces emprendió una tarea que supera las fuerzas humanas. Una cosa ha sido restaurar el Estado yugoeslavo aprovechando la situación internacional al final de la segunda guerra mundial, y otra distinta consolidar a la compelida comunidad estatal de los servios, croatas, eslovenos, macedonios, montenegrinos y de numerosas minorías nacionales (especialmente la albanesa y la húngara), o sea de un país con cinco nacionalidades reconocidas, tres religiones, dos escrituras, cuatro literaturas nacionales y dos órbitas culturales. La evolución operada en la Europa centro-oriental después de la guerra mostró que ni el comunismo ruso pudo suprimir los sentimientos nacionales de los pueblos sojuzgados. Particularmente no es posible en los países de viejas y arraigadas tradiciones de tipo occidental entre el Adriático y el Báltico, a saber: en Polonia, en los Países Bálticos en Hungría, Croacia y Eslovenia.

Hay una obvia interdependencia entre los dos elementos fundamentales de la crisis del régimen y del Estado en la Yugoeslavia comunista. Procede recalcar ese hecho, por cuanto como motivo oficial de la "purga" se da el sabotaje contra la reforma económica descentralizadora y se trata de encubrir las verdaderas causas. Se califica como stalinismo lo que en realidad no es otra cosa sino el descontento de los servios, partidarios del centralismo. Rankovic, Stefanovic y sus adeptos son servios conscientes para quienes Yugoeslavia desde el principio es la Servia ensanchada y los servios guardianes de su unidad. José Broz Tito, croata de origen pero carente de sentimiento nacional (en eso se asemeja a José Djugasvili Stalin, georgiano de origen) fue aceptado y tolerado por los servios tan sólo como mero disfraz para mantener el predominio de Servia y para frenar la oposición de los pueblos no servios en la Yugoeslavia multinacional al sistema "del centralismo democrático" comunista que necesariamente anula los efectos del federalismo.

Las divergencias entre el grupo dirigente servio y Tito surgieron cuando éste, presionado por la incontenible crisis económica, comprendió que era imprescindible, para salvar al régimen y al Estado, renunciar a ciertas medidas del rígido centralismo económico, por cuanto ni los obreros croatas ni los eslovenos toleraban ya que toda la ganancia de sus industrias - lograda en base a salarios muy bajos- la consuman los servios, derrochándola en las llamadas fábricas políticas no rentables, sin la perspectiva de que se ponga fin a semejante explotación y que los excedentes logrados se inviertan en la modernización de la industria productiva existente y en merecidas mejoras salariales en Croacia y Eslovenia.

De ese modo surgieron contrastes nacionales en forma de intereses encontrados y de lucha contra la explotación colonial por parte de Servia. Aunque los funcionarios comunistas de Croacia y Eslovenia son en primer término comunistas y luego croatas y eslovenos, respectivamente, comprenden que si se prosigue con el mismo sistema, la crisis económica y política se agudizará indefectiblemente. No pueden seguir ignorando las reacciones y los intereses de su propio medio nacional. Los obreros de Croacia y Eslovenia se percatan de que los comunistas - que en Polonia, Rumania, Bulgaria, Albania, etc., reconocieron, aunque formalmente, el principio de los Estados nacionales - privaron de ese derecho únicamente a los croatas y los eslovenos, subordinándolos a Serbia en lo político y lo económico.

En otro lugar del presente número se habla[1] de las decisiones y discusiones en el VIII Congreso de la Liga de los Comunistas yugoeslavos sobre la descentralización económica. En la III reunión plenaria del Comité Central, celebrada a principios de marzo último, Tito y el mismo Rankovic censuraron en términos alarmantes el sabotaje que se hace contra dicha reforma[2]. Tito dijo entonces que entre los más altos funcionarios partidarios los había "que de palabra estaban en favor de la reforma y permanecieron pasivos o trabajaron contra lo que se había resuelto". Aunque presionado constantemente por el medio servio que lo rodea, el dictador comunista hizo alusiones acres y claras a lo que en Servia llaman "la charsiya belgradense" entendiéndose la oligarquía política y económica servia, columna vertebral del chovinismo granservio que implicaba la explotación implacable de las "regiones liberadas" después de las guerras balcánicas y de la primera guerra mundial, es decir de Macedonia, Kosmet, Croacia y Eslovenia, "A veces - declaró Tito- uno ya no sabe lo que piensan los comunistas y lo que piensa la charsiya... En los cafés se barajan varias combinaciones a quién asignar esta u otra función responsable, se hace una política de comité (cuadros). Algunos comunistas, mejor dicho afiliados a la Alianza (alusión a la infiltración, N. de la R.) caen bajo la influencia de la ideología burguesa". Todo el discurso de Tito es una serie de lamentos de la ineficiencia del régimen y del "chovinismo'', es decir los conflictos nacionales. "Si nosotros - concluyó Tito- hubiéramos tenido estas condiciones antes de la guerra que el enemigo tiene ahora, muchas cosas hubiéramos terminado antes de la guerra". Quiso decir que la situación es tan precaria para los comunistas que existe el peligro de una contrarrevolución. Tuvo que admitir que el nivel de vida está bajando y para remediarlo exigió la lucha implacable contra los conflictos nacionales, contra las influencias occidentales, el desorden y la ineficacia de la administración pública y sobre todo contra los saboteadores de las reformas económicas, obviamente vinculando esa oposición al chovinismo granservio que resiste las tímidas medidas en favor de la descentralización de las inversiones. Para que no haya equívocos en ese sentido, habló el mismo Rankovic y señaló los peligros que implica semejante posición de los servios para el régimen comunista y la unidad estatal:

"Servia - dijo entonces el ahora depurado Rankovic - es la república más grande y el pueblo servio la nación más numerosa en la comunidad socialista de pueblos y nacionalidades de Yugoeslavia. De ahí, con justa razón, se impone el grado mayor de responsabilidad para el desarrollo normal de las relaciones entre nuestros pueblos. Sin embargo, hay comunistas en Servia que no son conscientes de ello. No cabe duda de que el mayor empeño de los comunistas y de todos los hombres progresistas en Servia en rebatir de manera más eficaz el chovinismo, facilitaría la lucha de los comunistas en otras repúblicas contra su propio chovinismo... La pasividad, la vacilación y las oposiciones, surgidas en las filas comunistas en Servia durante el año pasado... pudieron suscitar nuevas suspicacias, lo que perjudicó a la Liga Comunista de Servia y a la Liga Comunista de Yugoeslavia en su totalidad...".

Pocos días antes, en su discurso en la ciudad croata Dubrovnik, Rankovic condenó expresamente las tendencias unitarias de los comunistas servios, que serían partidarios de la política "de mano fuerte". Es precisamente el cargo, formuIado contra Rankovic después, el 1° de julio del año en curso en reunión del Comité Central. Eso constituye la motivación oficial de la chistka de Rankovic, de su grupo y de los jefes principales de la policía política, organizada y controlada por él. Así se develó que Rankovic era la cabeza invisible de la policía secreta, pues últimamente y en vista de su sucesión de Tito se lo presentaba totalmente desvinculado de este aparato de represión, tan siniestro y odiado.

Según los textos oficiales y las noticias incompletas que pudimos recoger desde la destitución de Rankovic, casi simultánea al cierre de la redacción del presente número, se puede concluir que el cargo aducido contra Rankovic - asegurar su control completo del aparato estatal y partidario mediante la policía política- está íntimamente unido al problema de la sucesión de Tito, tan debatido en la prensa mundial en los últimos años, pero silenciado totalmente en Yugoeslavia.

El dictador comunista y yugoeslavo tiene 74 años, edad no excesiva para un Churchill o Adenauer, pero en el caso de Tito, quien tuvo una vida turbulenta y propensa a los goces de la vida, además enfermo, según se afirma, cabe suponer que en adelante le será difícil controlar todos los resortes del poder. Es una tarea ardua incluso para un hombre pletórico de fuerzas. En un sistema autocrático todo el poder está concentrado en un solo hombre.

Por esa razón, ante los jerarcas comunistas yugoeslavos se plantea el grave problema de la sucesión de Tito. Ese problema es importantísimo en todo sistema autocrático y especialmente en el comunista, donde, por falta de sucesor natural, el futuro autócrata debe asegurar su poder eliminando previamente a sus rivales. Basta evocar las luchas en torno de la sucesión de Lenin que dieron al régimen de Stalin el carácter tan siniestro.

El problema de sucesión, grave y peligroso de por sí, es casi irresoluble en un Estado plurinacional y heterogéneo como Yugoeslavia, donde el puelblo servio no tiene, ni de lejos, la fuerza y la influencia del pueblo ruso en Unión Soviética. Servia representa - ese hecho hay que tenerlo siempre presente- tan sólo la cuarta parte del territorio y de la población total de Yugoeslavia y en lo económico y cultural es un país menos desarrollado que las naciones que quiere dominar.

Por concurso de circunstancias, por la designación de Stalin y por falta de conciencia nacional, Tito consiguió dentro del partido comunista y de su régimen desempeñar el papel de árbitro frente a diferentes tendencias e intereses de sus dirigentes, de conformidad con las diferencias de nacionalidades en Yugoeslavia. Aunque croata de origen, fue aceptado por los servios en primer lugar por haber luchado en la última guerra, obedeciendo las instrucciones de Stalin, por el restablecimiento de Yugoeslavia en su función de la Servia engrandecida. A causa de eso contó con el apoyo masivo servio. Los servios Io aceptaron porque además contaba con el respaldo de Rusia, en este caso la Rusia comunista pero siempre Rusia, que para los servios es y fue siempre la protectora de sus intereses nacionales, sobre todo en los conflictos con los alemanes. Luego, Tito se casó con una comunista servia.

El partido comunista yugoeslavo no dispone de otra figura que llene, aunque sea en parte, los requisitos de Tito para no provocar las sensibilidades nacionales en el conglomerado multinacional yugoeslavo. Es verdad que se pensó en ciertos dirigentes eslovenos, porque Eslovenia tiene frontera únicamente con la "república socialista" de Croacia. Los eslovenos estuvieron siempre en buenas relaciones con los croatas y pertenecen al mismo ámbito de la cultura occidental. Eslovenia tiene 1.600.000 habitantes y nadie debe temer su hegemonía. Sin embargo, los dirigentes comunistas eslovenos, hombres de inclinaciones intelectuales, no disponen de fuerza suficiente en el aparato militar y policial para imponerse al poderoso Rankovic, hasta hace poco considerado sucesor predestinado de Tito.

En cambio, Rankovic ha sido hombre de mano fuerte, fundador y amo de la policía secreta; dirigente muy influyente dentro del partido dominado por los servios y gozaba de cierta popularidad entre el pueblo servio porque no oculta su posición granservia. Empero, tales ventajas constituyen su defecto a los ojos de la mayoría abrumadora de los súbditos de Tito. Se lo tiene por uno de los responsables principales de las terribles opresiones y matanzas colectivas no sólo de los opositores croatas, eslovenos y servios, sino de la vieja guardia comunista durante la depuración antistalinista en 1948. Después del reacercamiento Belgrado-Moscú, se creía que Rankovic trataría de apoyarse totalmente en los soviéticos para asegurarse el respaldo en la probable represión que ejecutaría contra los pueblos no servios de Yugoeslavia. Semejante perspectiva infunde temor incluso a quienes no reaccionan ante los conflictos nacionales; incluso hay dirigentes comunistas servios que temen el retorno a los anteriores métodos terroristas, suavizados en parte por la necesidad de conseguir divisas y la ayuda de Occidente. A Rankovic lo temen también los círculos eclesiásticos de todas las confesiones. Por eso, últimamente se dejó fotografiar con los prelados católicos.

No resulta claro si Tito y en qué medida ha participado en las luchas preliminares por su sucesión. Desde el punto de vista psicológico se entiende que no le gusta hablar de ello, pero debe preocuparle que su sucesor preserve lo que considera su obra más importante. Thomas A. Crawford, corresponsal de United Press en Belgrado, señala que Tito en su acusatoria contra Rankovic, Stefanovic y su grupo, destacó que los servios deben tener en cuenta a los demás pueblos de Yugoeslavia: "Las palabras del mariscal Tito pusieron de actualidad el problema multinacional de Yugoeslavia en la más franca referencia hecha hasta hoy en la capital. Tito es croata, grupo nacional que suma más de cuatro millones de habitantes de raigambre católica y tradiciones de Europa occidental, en contraposición a los servios-ortodoxos del Sur- que estuvieron cinco siglos bajo el dominio de los turcos". (La Prensa, Buenos Aires, 3/VII/1966).

No cabe duda que Tito como jefe comunista evidenció realismo político y probablemente sabe que su sucesor debe poseer bastante fuerza y capacidad para mantener unido el partido y el Estado. Rankovic, dijimos, satisface, en ese sentido, ciertos requisitos, pero al mismo tiempo suscita tanta oposición que, al morir Tito, podría hacer peligrar la misma existencia de la comunidad estatal de Yugoeslavia. La unión, realizada en las circunstancias excepcionales de la guerra, podría mantenerse únicamente mediante represiones recrudecidas, sobre todo fuera de Servia.

Indudablemente, Rankovic lo comprendió y preparándose para suceder a Tito, prevé las dificultades con que tropezará. El VIII Congreso de la Liga Comunista Yugoeslava, celebrado bajo el signo de la parcial derrota del centralismo, fue interpretado como una adversidad para Rankovic. Pero se notaba que estaban aglutinándose grandes resistencias dentro del partido, especialmente en Belgrado. The Times londinense informó que a principios del año en curso más de 2.000 dirigentes comunistas servios renunciaron en son de protesta contra las incipientes medidas de la descentralización. Luego en la III reunión plenaria del Comité Central, celebrada en marzo último, Rankovic tuvo que decir a los servios ciertas verdades que Tito no osó decirlas. Antes de la "purga" se podía suponer que Tito y Rankovic se habían repartido los papeles. Rankovic trataría de presentarse a los pueblos no servios como adversario del chovinismo servio. Acompañó a Tito en el viaje a Rusia, y además se trasladó a Italia donde negociaba con los gobernantes democristianos.

Sin embargo, los observadores bien interiorizados (por ej. el Dr. Juraj Krnjevic, presidente del Partido Agrario Croata en el exilio) se preguntaban si los comunistas estarían tramando la destitución de Tito[3]. Otros observadores extranjeros, como Víctor Meier[4], advirtieron el año pasado que Rankovic, para asegurarse la sucesión de Tito, está asignando los más importantes cargos en la policía y en la organización partidaria a sus amigos servios. Cuando el prestigioso comentarista político suizo estaba escribiendo su análisis, no pudo prever que eso podría ir contra el mismo Tito. Recién a principios de julio tuvimos la interpretación oficial de los esfuerzos de Rankovic y de su control de las conversaciones telefónicas y del movimiento de los altos dirigentes comunistas, vieja práctica en todos los regímenes totalitarios. Es muy probable que Rankovic, en la lucha por la sucesión de Tito, buscara apoyo de los círculos granservios y mientras jugara el nuevo papel de un humanista comunista y de adversario de la política granservia, arrastrado por sus adeptos, se hizo peligroso para el mismo Tito. Por ello, tuvo que ser destituido.

A PRlNCIPIOS de julio Tito congregó a todos los miembros del Comité Central en la isla de Brioni, donde es amo absoluto y consiguió la condena unánime de Rankovic y su segundo Stefanovic, ministro del interior encargado de la policía política así como de su grupo. Trátase de una jugada de tipo del Príncipe de Maquiavelo, y el éxito estuvo asegurado por anticipado. Sería interesante saber cómo fueron descubiertos los planes de Rankovic y de su grupo y cómo ellos no se percataron del peligro al trasladarse a Brioni. ¿De qué fuerzas de represión disponía Tito contra el poderoso Rankovic? Por supuesto, que es falsa la imagen de un Tito paternalista y es evidente que el viejo dictador dispone de su policía personal y cuenta con la organización militar, que Rankovic nunca pudo controlar totalmente. El lugarteniente de Tito en el ejército es un antiguo comunista, ex obrero metalúrgico, igual que Tito. Se trata de Ivan Gosnjak, nacido en Sisak (Croacia), ministro de las fuerzas armadas. Se impone, pues, la comparación en la eliminación de Beria por los jefes militares.

Los diarios yugoeslavos publicaron ciertos datos y discursos de Tito concernientes al desarrollo y las conclusiones de la IV reunión plenaria del Comité Central de la Liga Comunista de Yugoeslavia, celebrada en la isla de Brioni, que ratifican algunas deducciones.

Los 125 miembros del Comité Central se enteraron recién en Brioni del verdadero propósito de la reunión. Rankovic y sus adeptos cayeron en la emboscada, bien custodiados en la isla por la guardia personal de Tito. La famosa unanimidad comunista en tomar las resoluciones fue asegurada por anticipado. En esta "unanimidad" estaban incluidos hasta las víctimas de la "chistka" de modo que al final Tito pudo elogiar al "compañero Marcos” (Rankovic) por su renuncia espontánea, destacando con evidente cinismo que ello prueba el amor a la libertad y el humanismo de los comunistas.

Tito habló al comenzar y terminar la reunión. Fue bastante breve en comparación con sus interminables exposiciones en otras reuniones partidarias.

El dictador comunista yugoeslavo manifestó que en la reunión del Comité Ejecutivo (Politburo) del 16 de junio último, se había formado una "comisión partidaria-estatal" de seis miembros con el fin de investigar "las deformaciones" en la todopoderosa policía política, dirigida por Svetislav Stefanovic, y cuyo jefe real era el "compañero Marko", es decir Alexander Rankovic. Admitió que previamente existió la investigación de una "comisión técnica", probablemente la policía especial de Tito. Hubo que investigar, dijo Tito. para verificar las causas por las que no se ejecutaban las resoluciones del VIII Congreso del partido respecto a la conducción económica. Tito recalcó que esa ineficiencia se constató también en la III reunión plenaria del Comité Central en marzo último, pero que se había quedado a mitad de camino, sin establecer las verdaderas causas y que eso fue un craso error. (Luego veremos que su causa fue el temor a Rankovic y su grupo comunista servio). "Todo eso se arrastra desde hace varios años, casi un decenio", puntualizó Tito. Empezó por no controlar a la policía política de Rankovic, ni impedir "sus deformaciones". Tito reiteró que no culpaba a la policía política como conjunto y destacó, enfáticamente, los méritos de Rankovic en la lucha contra el enemigo de clase, es decir, el terrorismo implacable y las matanzas en masa durante y después de la guerra, cuando murieron centenares de miles de personas, inclusive un grupo de los viejos comunistas, tachados de cominformistas. Rankovic y Stefanovic son para Tito responsables únicamente de las “deformaciones" en los últimos años.

¿En qué consistieron tales "deformaciones"?

Tito declaró que el grupo de Rankovic trató de controlar el aparato partidario y estatal. Se produjo "la lucha fraccionista y de grupo, la lucha por el poder", lo que hizo peligrar "la unión de nuestro pueblo" y la "unidad de la Liga comunista (partido). "Se creó la. desconfianza recíproca, de arriba a abajo. ¿No se parece eso a lo que ocurrió en la época de Stalin? Creo que tiene bastante parecido". (No se olvide que Tito dijo a su tiempo que Stalin había superado en crueldad al mismo Gengis Khan).

A un observador poco interiorizado del modo esotérico con que se expresan los comunistas, podría escapársele la gravedad de esos cargos. "El fraccionismo", "la lucha por el poder", "la amenaza a la unidad partidaria y estatal" y "estalinismo" son las acusaciones más graves y terribles que pueden pronunciarse entre los comunistas yugoeslavos. Por eso cuando Tito reprocha a Rankovic la lucha por el poder, lo acusa, de hecho, de querer dar uno do los clásicos golpes de Estado servios para asegurarse con métodos stalinistas el poder mientras viva Tito. Visto que Rankovic, forzosamente, tuvo que buscar apoyo de los comunistas servios, lo que implica el desafío a la mayoría no servia en Yugoeslavia eso, en realidad, constituye el principio de la desintegración yugoeslava en el caso del éxito del golpe.

De modo que no es extraño que los integrantes del Comité Central hayan aprobado sin reparos el informe de "la comisión partidaria-estatal", presentado por su presidente, el macedonio Krsto Crvenkovski. Este acusó a los jefes del Servicio de Seguridad de Estado (UDBA) de todo lo que adujo Tito y además de su "cerrazón e insinceridad" durante la investigación. El Comité Central aceptó la "renuncia" de Rankovic a las funciones partidarias, mientras que Svetislav Stefanovic, jefe nominal de la UDBA, fue expulsado del Comité Central y del partido comunista. Se eligió una comisión que proseguirá con la "chistka". En lugar de Rankovic, como secretario del Comité Central, fue nombrado Mihailo Todorovic, y Dobrivoje Radosavljevic como miembro del mismo Comité en lugar de Stefanovic. Se puso mucho cuidado que ambos fuesen servios, quienes, por lo demás, constituyen la mayoría en el Comité Central.

Tito habló nuevamente al clausurarse la reunión y esta vez con cierto alivio. Rankovic y su grupo habían capitulado sin resistencia, y por ello Tito quiere ahora aquietar a la opinión pública, particularmente a los servios y al personal de la policía política. Insiste en la repercusión en el extranjero, ya que todo eso podría perjudicar el presunto gran prestigio de su gobierno. Lanza nuevos slogans para calmar a la opinión pública. Sin embargo, admite que temía seriamente por la unidad del partido. La palabra temor aparecerá varias veces en su discurso. Se infiere claramente de sus palabras que temió especialmente al nacionalismo servio. Llama a la lucha contra las desviaciones nacionalistas, servias, sin duda alguna. Pide que la destitución de Rankovic no se interprete como una derrota de los comunistas servios. Reconoce que debió antes eliminar el "fraccionismo", pero tuvo terror de abordar ese "dramático problema", pues era incierto cómo repercutiría en "la vida y el desarrollo internos" y en el extranjero. Apela a Rankovic para que esta crisis no se proyecte en el ámbito nacional e invita a la policía política a continuar con su enérgica lucha contra el enemigo de clase, si bien hace falta depurar a fondo sus filas y el aparato partidario en general.

La prensa yugoeslava, pese a las directivas de subrayar el triunfo de la unidad y la demostración de la eficacia del Comité Central, no logró ocultar su desorientación. Siguiendo la pauta oficial destaca, en forma asaz torpe, el peligro de la lucha por el poder y el culto de la personalidad creado en torno a Rankovic. Sobre el particular, el informe de la comisión investigadora dijo expresamente:

"En los últimos años muchos cuadros de la seguridad estatal llegaron a ocupar, con criterios especiales, funciones políticas y estatales de mucha responsabilidad. Con semejante procedimiento se creaba y afirmaba la lealtad a personalidades y no a la obra del socialismo y a los objetivos del Comité Central''. Citando este párrafo, los fervientes comentaristas tuvieron que caer en otro extremo, rindiendo pleitesía a la personalidad de Tito.

"Está fuera de lugar, pues, cuando se habla de la responsabilidad política y otra, meditar que hay figuras históricas meritorias (Rankovic) e imprescindibles. Hay una sola personalidad meritoria - Tito" [5].

La prensa extranjera interpretó bastante bien el alcance de la depuración, es decir, como contragolpe de Tito a la revolución de palacio en preparación por parte del grupo de Rankovic y, además, como prueba de una honda y peligrosa crisis del régimen y del Estado. Menos acertados fueron los comentarios de que la destitución de Rankovic significaría una victoria de la corriente liberal entre los comunistas yugoeslavos, lo que llevaría a un sistema pluripartidario. La respuesta la dio el mismo Tito al hablar, una semana después, en Belgrado a los ex combatientes comunistas El dictador comunista rechazó de plano semejantes conjeturas hablando expresamente contra periódicos occidentales, diciendo "que se trata de una tremenda equivocación", pues no cabe un procedimiento liberal para con las desviaciones nacionalistas y "las influencias negativas de la ideología occidental". En Yugoeslavia rige la libertad únicamente para los comunistas y "otra gente honrada", no contraria a la Liga comunista ni al socialismo. "Esta es mi respuesta al Occidente", terminó Tito[6].

Tito en el mismo discurso reveló un hecho desconocido, o sea que ya en marzo de 1962, el Comité Ejecutivo del Comité Central (Buró Político) había discutido durante tres días acerca de las manifestaciones del nacionalismo que "aparecía" por doquier, "especialmente en Belgrado". En aquella ocasión Tito había dicho que las relaciones en la cúspide partidaria no satisfacían, que había tensiones nacionales y "cocinas políticas" con la participación de no comunistas también. La discusión fue muy acre y al final parecía que los ánimos se habían calmado. En realidad, "algunos dirigentes se encerraron en sí mismos". En otros términos, Tito reconoce que nada se había solucionado, y se pasó a la lucha sorda y subterránea y a los preparativos del golpe de Estado por parte del grupo de Rankovic. Los conflictos - continuó Tito - reaparecieron en el momento de la reforma económica. Tampoco omitió aludir a los ex movimientos nacionalistas anticomunistas para despertar emociones pasionales de los comunistas. "Subsiste, por supuesto – expresó - el resto de los chetniks en Servia, de ustachi en Croacia y de la guardia blanca en Eslovenia".

Tito dedicó buena parte de su discurso "al problema de la hora" – según lo calificó el corresponsal de Le Monde-, es decir a su temor de que la destitución de Rankovic pueda incitar el nacionalismo servio. Trató de calmar a sus partidarios, destacando que la reacción entre los comunistas servios fue más bien favorable.

La Asamblea Federal de Belgrado, en su sesión del 14 de julio, aceptó por aclamación la renuncia de Rankovic a la vicepresidencia de la República. Su lugar lo ocupa ahora Koca Popovic, ex ministro de relaciones exteriores, de nacionalidad servia. Por consiguiente, para apaciguar a los comunistas servios fue elegido este intelectual servio, hijo de una acaudalada familia burguesa. Popovic es mal reputado en Croacia y Eslovenia, pues se lo considera responsable de las matanzas en masa, consumadas, al terminar la guerra, contra los soldados croatas y eslovenos entregados a los comunistas por las autoridades británicas en mayo de 1945. Ese hecho, para las servios, no es el defecto, sino gran mérito de Popovic[7]. Koca Popovic es elegido, por supuesto unánimemente, por cuatro años, pero, de acuerdo a la Constitución, no sucede automáticamente al presidente vitalicio Tito; al nuevo presidente tendría que elegir la Asamblea Federal de Belgrado.

EL conflicto en torno a la sucesión de Tito abre una honda crisis entre los jerarcas comunistas. Basta acotar que con la destitución de Rankovic, de la "vieja guardia" del Partido Comunista Yugoeslavo de 1945, quedan sólo Tito, Popovic y Kardelj. Antes del V Congreso del Partido (1948) fueron depurados Andrija Hebrang y Zujovic-Crni; luego fueron destituidos Neskovic y Milovan Djilas. De muerte natural fallecieron Moshe Pijade y Kidric. Ahora le tocó a Rankovic. Las vacantes fueron ocupadas por hombres nuevos, pero sin el ascendiente de los viejos, de modo que entre las filas comunistas reina la pusilanimidad.

Ateniéndonos a los hechos, no vamos a entrar en conjeturas y trataremos de precisar el alcance y el sentido político de la reciente "purga" yugoeslava.

El dictador yugocomunista con su acción contra el Beria yugoeslavo, Rankovic, vicepresidente y comunista N° 2, mucho más poderoso que Milovan Djilas, ex N° 2, demostró que todavía domina en el partido y en el Estado. Su posición se ve momentáneamente fortalecida. Pero la causa de la crisis no fue eliminada, sino ahondada. El grupo "stalinista" de Rankovic es netamente servio. Por consiguiente, la liquidación de Rankovic constituye, en cierta medida, el desafío al sentimiento nacional servio. Para mantener el equilibrio. Tito deberá proceder, con el pretexto que sea, contra los destacados comunistas de otras nacionalidades. Es probable que la primera víctima haya sido el general Venceslao Holjevac, comunista croata, degradado por solidarizarse con la crítica "destructora", formulada por los filósofos comunistas de Croacia en la revista Praxis. No están afectados sólo Holjevac y el grupo de los inquietos intelectuales en Croacia y Eslovenia, quienes, usando de la restringida libertad de expresión, empezaron, en base a la doctrina ortodoxa marxista, a formular críticas al régimen, reacio a toda crítica posible. Todo dictador comunista de turno, en principio, es dueño de la verdad política, mientras que "el socialismo científico" provee la respuesta clave para comprender el proceso histórico. Por eso los comunistas en el poder están siempre tentados de recurrir a la dialéctica de '"las purgas", los campos de concentración y los tiros a la nuca. Por un lado, hay alivio por la destitución de los odiosos jefes policiales y por el otro, el temor a las represiones que podrían sobrevenir para mantener la cohesión de las resquebrajadas filas comunistas. Tito, hace justamente un decenio, asombró a sus simpatizantes occidentales cuando durante la revolución húngara repudió la actitud de Imre Nagy y declaró que eran saludables los tanques de Nikita Khrushchev, porque fue necesidad política la preservación del régimen comunista en Hungría.

No será fácil contener el iniciado proceso de destitución de los principales agentes del terror y la represión comunistas. Cada vez más se planteará el problema de la responsabilidad de Tito, no sólo entre los comunistas croatas, crónicamente atemorizados, sino también entre los agresivos jerarcas servios.

Tito se enfrentará con el difícil problema de su sucesión. Comprenderá que la herencia que muy pronto habrá de dejar está preñada de problemas insolubles. El régimen, el Estado que logró restablecer, se mantienen únicamente gracias a la favorable situación exterior. Para comprender mejor esa verdad, dolorosa desde el punto de vista de los oprimidos pueblos de Yugoeslavia, basta señalar que los numerosos exiliados políticos de Yugoeslavia no cuentan con apoyo alguno en Oeste o Este. Por el contrario, Tito recibe asistencia tanto de Moscú como de Washington, no tanto debido a la fuerza real del ejército yugoeslavo que en caso de guerra se desintegraría en pocos días igual que el ejército monárquico en 1941, según lo afirma Phillis Audi, profesor de la Universidad de Londres[8].

Más que con la fuerza del ejército yugoeslavo, en Moscú y Washington se cuenta con la importante posición estratégica de Croacia y Eslovenia. Ningún rival quiere ceder por anticipado esta posición tan neurálgica. Todo cambio de este equilibrio precario podría hacer peligrar el régimen y el Estado de Yugoeslavia.

La destitución de Rankovic, con todas sus implicaciones, indica que dicho cambio no debe necesariamente provenir desde afuera. El problema de la sucesión de Tito podría significar el comienzo de una serie de situaciones explosivas, que exigirán de los patrocinadores de Tito en Moscú y en Washington claras definiciones. Pues podrían darse las condiciones de movimientos revolucionarios nacionales contra el régimen y contra el Estado yugoeslavo, con apoyo de uno u otro bando en el conflicto.

Dichos movimientos estarían contestes con el ideario de la ONU que sostiene el derecho de autodeterminación. Ese derecho cabe interpretarlo en doble sentido: como derecho de cada país a decidir sobre su gobierno y como derecho de cada grupo social nacional a realizar su propio Estado. Ambas versiones deben ser tomadas en cuenta en el caso de producirse cambios en Yugoeslavia. A sus súbditos les asiste el derecho a deponer el régimen comunista. Igualmente a los pueblos que integran el conglomerado plurinacional yugoeslavo les incumbe el derecho de la determinación nacional, incluyendo el derecho de separación. En teoría lo reconoce también el Partido Comunista, pues Yugoeslavia, según su constitución, es un Estado plurinacional, integrado por cinco pueblos: el servio, el croata, el macedonio, el esloveno y el montenegrino. Todos esos pueblos, así reza la constitución, igual que en la Unión Soviética, tienen el derecho a separarse. Es verdad que en la práctica ese derecho está desvirtuado, pues el gobierno comunista sostiene la teoría de que los pueblos de Yugoeslavia habían consumado ese derecho durante la guerra al declararse por la vida común en la federación multinacional yugoeslava, donde todas las repúblicas, salvo Bosnia y Herzegovina, dicen los portavoces oficiales, están constituidas de acuerdo al criterio nacional. Se sobreentiende que dicha teoría tiene validez hasta tanto la apoye la dictadura comunista, que persigue despiadadamente a los que se atreven a reclamar el derecho de la autodeterminación nacional[9].

Sin embargo, partiendo del derecho natural, expresado en la Carta de las Naciones Unidas, no se puede aceptar la teoría sobre el presunto derecho consumado, una vez por siempre, de los pueblos de Yugoeslavia a la autodeterminación nacional. Desde el punto de vista de las democracias occidentales, incluso la implantación del régimen comunista en Yugoeslavia se realizó en contravención de los acuerdos precisos, concertados entre los Aliados occidentales y la Unión Soviética. Desde el principio se consideró que Yugoeslavia no podía caer bajo la influencia exclusiva de la Unión Soviética. Churchill anotó en sus memorias que había acordado con Stalin la división de la influencia en Yugoeslavia 50:50 [10] En Yalta, Roosevelt, Stalin y Churchill resolvieron que en Yugoeslavia sería formado el gobierno por los comunistas y los representantes del gobierno en el exilio y que, terminada la guerra, los pueblos de Yugoeslavia deberían decidir en comicios libres sobre el régimen que prefieren. Se acordó que ni las tropas angloamericanas ni las soviéticas ocuparían el territorio de Yugoeslavia. Londres y Washington respetaron lo estipulado, pero los soviéticos habían ocupado el área al norte del Drava y el Danubio, muy importante desde el punto de vista estratégico. Previamente habían conquistado a Belgrado y la Servia septentrional, y entronizaron a Tito. Todo eso lo justificaban como necesidad militar para poder avanzar hacia Austria y Alemania.

Los comunistas, por supuesto, no cumplieron con las promesas respecto a las elecciones libres y su poder fue impuesto a los pueblos de Yugoeslavia. Fue vulnerado el derecho democrático de decidir sobre el propio gobierno. Menos todavía pudieron declararse los croatas, los eslovenos, los macedonios, los montenegrinos y nutridas minorías nacionales - la albanesa, alemana y húngara- si querían o no vivir en el Estado plurinacional yugoeslavo, que pese a la teoría oficial sobre 'la "unidad y fraternidad", actúa en su función de Servia engrandecida.

Los conflictos que podrían surgir en torno a la lucha por el poder y la sucesión de Tito, abren lejanas posibilidades de reparar las injusticias infligidas a los principios democráticos y al derecho nacional. El mundo libre, al abogar por una solución justa y equitativa, contribuiría a la eliminación de un peligroso foco de posibles choques en un terreno neurálgico donde fue disparado el primer tiro de la primera guerra mundial. Con el establecimiento de los Estados libres de Croacia y Eslovenia, cambiaría a fondo la relación de fuerzas en la zona adriático-danubiana. Italia y Austria se sentirían aliviadas de la presión soviética. Y la Europa occidental ganaría dos nuevos miembros constructivos de la comunidad europea que tradicionalmente aspiran y gravitan hacia la colaboración europea.

Buenos Aires.

 


JURE PETRICEVIC: LA CRISIS POLÍTICA Y ECONÓMICA EN YUGOESLAVIA

Desde el octavo Congreso del Partido Comunista Yugoeslavo en diciembre de 1964 hasta la reunión de la comisión central en marzo de 1966.

 

DEL 7 al 13 de diciembre de 1964 sesionó en la Casa Sindical de Belgrado el Octavo Congreso de la Liga de los comunistas de Yugoeslavia. Como era de esperar, el Congreso deliberó sobre los asuntos más importantes y de mayor actualidad. El problema nacional y las dificultades económicas privaron sobre los demás temas. Y como los problemas económicos están íntimamente ligados a los problemas nacionales, los contrastes nacionales, en rigor, confirieron la impronta al congreso. Otro tema importante versó sobre la juventud y su desinterés por el comunismo, planteándose el problema de los "cuadros" y de las nuevas generaciones en la Liga comunista, y de su influencia en la evolución de la sociedad. También se habló bastante de los problemas científicos y culturales. Se hizo hincapié en la importancia y el significado de la autogestión que, en vista de las aspiraciones de las repúblicas, comunas y empresas a independizarse del centralismo y la hegemonía de Belgrado, constituye un problema netamente político. También se dedicó gran atención a las cuestiones internacionales, si bien su peso en comparación con las dificultades internas disminuyó en este congreso. En los tres congresos anteriores (el quinto celebrado en 1948; el sexto en 1952 y el séptimo en 1958) la situación internacional, particularmente las relaciones dentro del bloque comunista, desempeñaron un papel mucho mayor que en el congreso que nos ocupa.

Tito en su exposición inaugural se ocupó de todos los problemas de importancia en el plano interno y externo. Su exposición se tituló: "El papel de la Liga comunista en la construcción ulterior de las relaciones socialistas y en la lucha por la paz y el socialismo en el mundo". Kardelj abordó los temas económicos (Las tareas socio-económicas del desarrollo económico en el período próximo) y Rankovic se ocupó de los problemas políticos y organizativos de la Liga de los comunistas de Yugoeslavia. La exposición de Vlahovic (Las corrientes ideológicas en el nivel actual de nuestro desarrollo y las tareas futuras de la Liga de los comunistas en Yugoeslavia) se limitó a repetir tesis y posiciones contenidas en los tres informes anteriores, tratando de darles un cierto ropaje científico. Su informe se redujo al palabrerío seudocientífico, típico de un funcionario partidario. Kolisevski se refirió a "Las modificaciones y complementos de los estatutos de la Liga de los comunistas de Yugoeslavia" y su informe tiene carácter meramente partidista y administrativo.

Las exposiciones de Tito, Kardelj y Rankovic dieron la pauta y marcaron el rumbo a todo el trabajo del Congreso, y su tesis y ponencias figuraron mayormente en la Resolución final. Todo fue preparado a fondo, de modo que el congreso, inclusive los debates, se desarrollaron conforme a un plan preestablecido. Es obvio que todos los problemas fueron discutidos con anterioridad y las decisiones tomadas en la cumbre del partido.

La declaración de Bakaric, importante personero comunista en Croacia, se publicó una semana antes de la reunión del congreso, y en sus lineamientos básicos concordaba con las resoluciones del congreso, lo que prueba que los círculos dirigentes habían llegado al acuerdo previamente en lo concerniente a todos los problemas de importancia. Pro foro externo se salvó la aparente unanimidad de miras, aunque durante el congreso se oyeron también opiniones y pareceres opuestos.

Todos los informes son muy largos, escritos en el estilo partidista monótono y engorroso, cargados de repeticiones y a menudo oscuros. Es preciso cierto esfuerzo y gran paciencia para leerlos. Esa técnica de informes larguísimos e interminables discusiones es característica del mundo comunista y su objetivo es impresionar, absorber y cansar a sus lectores u oyentes.

En nuestra reseña nos referiremos sólo a los problemas de capital importancia, tal como fueron enfocados y resumidos en la Resolución del congreso. Trátase de problemas muy importantes para el futuro de Croacia y tienen significado en el plano general.

Pero antes de abocarnos al análisis de cada tema, es preciso ver quiénes son o qué profesiones y gremios representan los delegados en el Octavo congreso. Según el diario Vjesnik, del 9/XII/64, fueron elegidos 1452 delegados, y asistieron al congreso 1442. Los delegados elegidos representaron a estos gremios y profesiones:

 

Nro. de delegados

Porcentaje

Obreros de la producción

350

24.1

Trabajadores socio-políticos

345

23.8

Secretarios de comités

238

16.4

Funcionarios

133

9.2

Ingenieros y técnicos

127

8.7

Oficiales de las Fuerzas Armadas

110

7.6

Trabajadores culturales

50

3.4

Agricultores

34

2.3

Estudiantes secundarios y universitarios

23

1.6

Trabajadores sanitarios

16

1.1

Demás profesiones

26

1.8

Total

1.452

100

 

De los delegados en el Octavo congreso los obreros representan apenas el 24%, es decir menos del cuarto del total de los delegados. Ese número es muy exiguo, por cuanto la Liga de los Comunistas se declara representante político de la clase obrera en primer término. Muy pequeña e insignificante fue la participación de los agricultores, o sea el 2.3%, aunque alrededor del 50% de la población activa total está ocupada en el campo. Por lo tanto, su papel para los comunistas no tiene importancia. Los obreros y agricultores conjuntamente constituyen el 26% del total de los delegados. En esos dos grupos debería apoyarse la sociedad comunista y, sin embargo, en el partido del pueblo trabajador están en minoría. En cambio, "los trabajadores sociopolíticos estaban representados con el 24%, casi en la misma proporción que los obreros de la producción. Muy afín es la categoría "secretarios de comités", que forman el 16% de los delegados. Esos dos grupos dan el 40% del total de los delegados. Se trata de políticos profesionales, de funcionarios del partido, de burócratas comunistas que dirigen el partido y cubren los puestos clave, en forma directa o indirecta, en la administración estatal y en la economía. Esta clase dirigente, según la declaración de Bakaric, comprende principalmente a los funcionarios del tiempo de la guerra, es reacia a las reformas y se aferra al poder. Es la "nueva clase" gobernante, dominada por elementos granservios. Con tales "políticos profesionales" son afines también los oficiales de las fuerzas armadas de Yugoeslavia, representados en el Octavo congreso tres veces más que los agricultores; con los "profesionales políticos" forman el 48%, casi, la mitad de los delegados en el Octavo congreso de la Alianza comunista, instrumento de una exigua camarilla gobernante y burócrata.

Por 800 afiliados a la Liga comunista fue elegido un delegado al Octavo congreso. Multiplicando este número por el total de delegados, el número de afiliados a la Liga comunista importaría 1.161.600, vale decir el 10,1% de la población total mayor de 19 años en 1961. Según otros datos anteriores, esta cifra sería de 1.030.000. Por lo tanto, el partido comunista comprende la décima parte de la población adulta y es una minoría insignificante. En esa minoría domina la tenue capa de funcionarios partidistas, vale decir de "políticos profesionales", quienes a través de la Liga comunista gobiernan al país. Es bueno tener presente estas relaciones numéricas al leer las declaraciones de los dirigentes comunistas sobre la "democratización de la sociedad socialista", "el movimiento obrero" y presunciones por el estilo.

Se conocen los datos referentes a los delegados por república; mas no por su nacionalidad, lo que sería muy interesante dado el carácter multinacional del conglomerado yugoeslavo.

SITUACIÓN INTERNACIONAL

Tito, en su exposición, se ocupó extensamente de la situación internacional, fijando su posición, particularmente en lo que atañe a los llamados países socialistas.

En los últimos años la política exterior de Yugoeslavia se movió dentro de formas determinadas y Tito, de hecho, no dijo nada nuevo. Se trata de conocidos slogans: la política de coexistencia pacífica, respaldo a los esfuerzos de desarme y al acuerdo de Moscú entre la Unión Soviética y los Estados Unidos sobre la restricción de experimentos atómicos, colaboración con los países no comprometidos, ayuda a los países en desarrollo y la condena del presunto neocolonialismo de los Estados Unidos y sus aliados. Todo ello es también la base de la política exterior soviética en los últimos años.

Refiriéndose a las relaciones imperantes en el movimiento obrero internacional, Tito condenó la política de Pekín, esgrimiendo estos argumentos: Los dirigentes del Partido Comunista chino quieren imponer al mundo una política de fuerza; niegan al Partido Comunista de la Unión Soviética el papel rector en el movimiento obrero internacional, arrogándoselo para sí. Están "irresponsablemente” dispuestos a crear "la tercera fuerza" junto con algunos países capitalistas y provocan conflictos fronterizos con pretensiones territoriales de "grandes proporciones"; desacreditan la política de coexistencia pacífica y activa exigiendo que el gobierno y el partido soviéticos modifiquen ahora su política interior y exterior, volviendo a la línea stalinista; los dirigentes comunistas chinos con esa política y con sus ataques contra los actuales jefes del Partido Comunista soviético están escindiendo el movimiento obrero internacional.

Tito, pues, defiende la línea de Khruschev y la de sus sucesores. Ante el nuevo equipo soviético asume una actitud expectante en relación con el desarrollo de las relaciones soviético-chinas. Su actitud radical frente a los chinos da la impresión de temer un acercamiento eventual, aunque temporario, entre Moscú y Pekín, que debilitaría la posición de los comunistas yugoeslavos en el ámbito comunista internacional. Idénticos motivos determinaron, acaso, la defensa que hizo Tito de Khruschev y de su política.

Los ataques a China se deben también a otras causas. El entredicho chino- soviético mejoró la situación de los países comunistas en Europa Centro-oriental al debilitar la influencia soviética. La consecuencia es que esos países se empeñan en librarse cada vez más de la influencia moscovita y en independizarse en su política interna y externa. La Unión Soviética está tan comprometida en el frente chino que ya no puede aplicar la fuerza en los países satélites. De ahí que haya cesado el peligro para Europa occidental libre, pues a la Unión Soviética no le interesan ahora complicaciones y conflictos en esa parte del mundo. Todo ello favorece la desintegración del bloque de la Europa oriental hasta ahora dirigida con puño de hierro por Moscú. Esa tendencia se manifestó en forma más evidente en Rumania, donde los comunistas llevan hoy una política "nacionalista", establecen estrechos vínculos económicos y políticos con las democracias occidentales y se distancian de la Unión Soviética sin caer bajo la influencia del comunismo chino de tipo stalinista. En el fondo, la Albania stalinista eligió ese camino. La tendencia de emanciparse de los soviéticos y la actitud hostil hacia Tito a causa de un millón de albaneses bajo el yugo servio en Kosovo-Metohija, llevaron a los comunistas albaneses a buscar el lejano amparo chino.

Ese giro no favorece a Tito ni a Yugoeslavia. En las fronteras septentrional y meridional se hallan dos países comunistas que en caso de importantes conmociones internas, no ofrecen garantía, y la vecina Albania puede convertirse incluso en abierto agresor.

La tesis y puntos de vista de Tito concernientes a la situación política internacional y a las relaciones con los demás partidos comunistas fueron adoptados por el Congreso e insertados en su resolución final.

CONTRASTES NACIONALES Y EL PROBLEMA NACIONAL PENDIENTE

En los últimos años el problema nacional viene cobrando mayor importancia en los debates públicos de los comunistas yugoeslavos. En los primeros años de la posguerra se discutió muy poco al respecto, por cuanto en opinión de los comunistas el problema nacional quedó "definitivamente solucionado". Se recalcaba la "unidad y la fraternidad" como el máximo logro de la guerra y de la revolución. Pero resurgieron las viejas dificultades en las relaciones de los croatas y otros pueblos frente a la hegemonía servia, de modo que ya no podía ocultárselas. El mismo Tito se ocupaba cada vez más del acuciante problema. El discurso de Tito, en Split, en 1962, lo expuso en forma amplia. Desde entonces los problemas económicos no se separan de la cuestión nacional. El conflicto entre la clase dirigente servia y los pueblos no servios se viene agudizando incluso en los círculos comunistas. Lo prueban las declaraciones de Bakaric en 1964. Durante el Octavo Congreso de la Liga Comunista de Yugoeslavia se debatió largo y tendido sobre el "nacionalismo" y el "chovinismo" en conexión con los problemas económicos, culturales, educativos y de organización partidaria. El mismo problema fue tratado como tema político aparte en la resolución del congreso.

Tito fue el primero en hablar del problema nacional, luego lo trató con ensión Kardelj, lo mismo que Vlahovic. Rankovic lo tocó de pasada, refiriéndose a la organización partidaria y al "centralismo democrático" y a la Liga Comunista de Yugoeslavia como fuerza rectora y cohesiva de la sociedad.

Tito formuló las directivas partidarias sobre ese problema, repetidas luego en todos los discursos, filtrándose sin embargo puntos de vista algo divergentes. En el capítulo "las relaciones internacionales en nuestra federación" de su exposición, definió la nueva posición de la dirección comunista ante el problema nacional en Yugoeslavia. Según Tito, el Partido Comunista de Yugoeslavia aun antes de la guerra tomó posición ante el problema nacional, que definitivamente halló su solución de "la manera más democrática", de conformidad con los pueblos interesados. Ahora se trataría del desarrollo futuro de las relaciones "entre-nacionales" dentro de la solución partidista. En vísperas de la guerra, el partido confirió al problema nacional su auténtico contenido marxista. "Tal actitud de nuestro partido ante el problema nacional suscitó la confianza de todos nuestros pueblos en el partido comunista", dijo Tito. "Y el contenido de las relaciones entre los pueblos debe ser tal que consolide la unidad y fraternidad de nuestros pueblos".

Tal sería la actitud principista de Tito y de la Liga comunista frente al problema nacional. Dicha posición no se alteró desde la preguerra. Se falsea la realidad y se sostiene que los pueblos del conglomerado multinacional yugoeslavo durante la guerra solucionaron "de mutuo acuerdo" el problema nacional, pero, de hecho, a los pueblos de Yugoeslavia se les impidió, antes, durante y después de la guerra, pronunciarse sobre la solución del problema nacional: "La solución" de este problema se adoptó arbitrariamente por el Partido Comunista en base a la concepción granservia. A los croatas y otros pueblos no servios se les impuso por la fuerza la unidad yugoeslava que no desean, pisoteándose brutalmente su derecho de autodeterminación. Hoy esa situación constituye para Tito “una solución democrática", y lo demás serían detalles. Pero el hecho de que sobre dicho problema se esté discutiendo cada vez más entre los jerarcas comunistas y que el proceso político y económico del país tropiece por ello con crecientes dificultades, prueba lo contrario.

En el análisis posterior de esos problemas, tanto Tito como los demás oradores en el Octavo Congreso partidario se apartaron de sus habituales condenas del "nacionalismo" y del "chovinismo" de ciertas repúblicas, y en sus juicios se mostraron más flexibles. Antes, tales ataques a las repúblicas se referían principalmente a los croatas y los eslovenos, subrayándose sin cesar la necesidad de la integración yugoeslava. Tito, al inaugurar la feria internacional de Zagreb el 5 de septiembre de 1964, habló expresamente de "nuestra integración nacional", mientras que ahora en el congreso partidario celebrado en Belgrado modificó considerablemente su terminología. Ahora impugna a los comunistas que opinan que "en nuestro proceso socialista las nacionalidades están perimidas y que deben extinguirse". A cargo de esos comunistas Tito declaró:

"Ellos confunden la unidad de la Nación con la liquidación de las nacionalidades y con la creación de algo más grande, nuevo y artificial, es decir de una nacionalidad yugoeslava uniforme, lo que se parece a asimilación, unitarismo y hegemonismo. La integración socialista yugoeslava es un nuevo tipo de comunidad social, en la que todas las nacionalidades encuentran sus interese comunes”.

La condena de Tito de los círculos granservios unitaristas y hegemonistas es sólo un gesto táctico, una concesión verbal a los pueblos no servios, si se tiene en cuenta su declaración inaugural sobre el problema nacional presuntamente solucionado. En su nueva terminología "la integración socialista yugoeslava", "el patriotismo socialista yugoeslavo" y "el proceso de la ulterior integración inter-nacional de nuestra comunidad", significan, de hecho, la negación del derecho a la libertad nacional de los pueblos que integran a Yugoeslavia e implica su integración forzosa. Vale decir, es la confirmación del status quo ante.

Los dirigentes comunistas no se ocuparían de esos problemas si la situación actual en las relaciones de los pueblos no servios hacia Servia y el centralismo granservio no fuese tan tensa y crítica. La gravedad de esa situación se refleja en las palabras de Tito acerca de las contradicciones en las relaciones entre los pueblos. Tito la define así:

"Ciertas contradicciones, tanto en la federación como en las repúblicas, tienen su raíz en lo que, al parecer, es lo sustancial en el desarrollo económico de nuestro país, en la distribución administrativo-burocrática y en otras irregularidades, en el distinto grado del desarrollo de las repúblicas y regiones, etc. Eso conduce a manifestaciones esporádicas, por parte de los elementos chovinistas, heredadas de la Yugoeslavia de preguerra; ellos aprovechaban ávidamente tales debilidades, y a veces incluso algunos comunistas se dejan engañar".

"Los fenómenos del chovinismo deben ser descubiertos, estudiados a fondo; hay que investigar sus fuentes y causas y tratar de eliminarlos de nuestra vida social. Esos fenómenos se manifiestan a veces en todos los aspectos de la vida social: en la economía y en el desarrollo económico, en la cultura, en artes y ciencia, y particularmente en la historiografía. La eliminación gradual de esos fenómenos depende, en primer lugar, de las relaciones económicas y de las medidas que tomemos en ese terreno, es decir de cómo estamos resolviendo esos problemas".

"Las deformaciones nacionalistas aparecen también a causa de las tendencias estatistas y burocráticas que refrenan los procesos de la integración entre nuestras naciones. Por un lado provocan las tendencias estatistas y burocráticas, el desprecio unitarista de la función socio-económica de las repúblicas y de las provincias autónomas, y por otro lado generan tendencias al enclaustramiento en "sus fronteras". Ambas tendencias, en el fondo, son nacionalistas e igualmente nocivas para el proceso normal de la integración social y económica".

"Los colectivos obreros son los que más sufren de tales deformaciones, igual que la autogestión social, pues ellos tienden a la integración socialista en la producción y no a la desintegración nacionalista o al unitarismo y el centralismo".

"Para los productores no hay fronteras, pues sus intereses son idénticos a los intereses de toda la comunidad social".

Huelga puntualizar aquí que entre el centralismo y la hegemonía granservia por un lado y los croatas y otros pueblos no servias por el otro, se libra una lucha abierta incluso dentro de las filas comunistas, no hay "coexistencia pacífica", sino una encarnizada "guerra fría". Como últimamente los croatas y los eslovenos censuraban abiertamente la política "federal" de Belgrado, la siguiente observación de Tito apunta en primer término a los comunistas croatas y eslovenos:

"En todas nuestras repúblicas, en todas regiones nacionales, a veces algunos manifiestan su preocupación por los intereses nacionales presuntamente amenazados, Esos hombres ven sólo las consecuencias negativas de distintas medidas de nuestra política económica que afectan su "territorio", ven provecho y beneficio sólo para otros territorios. Se muestran incapaces de considerar globalmente y de manera objetiva nuestro desarrollo económico, es decir el proceso de nuestro sistema económico y su supeditación a los factores objetivos".

"Tales hombres a menudo se arrogan el derecho le autotitularse “protectores” de los intereses nacionales de este o aquel pueblo. Sin embargo, cuando es preciso ocuparse del pleno desarrollo de la autogestión social y de los derechos de los trabajadores para que el verdadero interés nacional se concretice en forma plena e inmediata, con frecuencia suelen oponerse seriamente a ese desarrollo progresivo del sistema de la autogestión social".

Tito critica acremente también los fenómenos del "nacionalismo" en la cultura y la historiografía. En ellas se manifestarían del "modo más tenaz" "las tradiciones negativas", "los aspectos negativos del pasado, para ejercer una fuerte presión en la conciencia de los hombres", lo que requiere de los comunistas "una premeditada acción ideológica en la lucha por la represión aún más exitosa de las interpretaciones nacionalistas de los logros culturales y de la herencia del pasado".

Aplicado al pueblo croata, eso significa que los croatas deberían renunciar a sus valores culturales de tipo occidental y a su historia, aunque en la Yugoeslavia actual esos valores son sistemáticamente pisoteados y silenciados, y los servios les imponen, como a los demás pueblos, su ideal cultural y sus tradiciones. En ese terreno, desde 1918 los croatas están en la defensiva y ahora, según Tito, deberían capitular.

Tito, además, admite que el "nacionalismo" y el "chovinismo" contagiaron también a la juventud.

Para él, la solución hay que buscarla en primer lugar en el "nuevo sistema económico". Una medida eficaz sería "la restricción del campo de acción de los métodos administrativos en la regulación de las relaciones económicas entre los pueblos" "...y con ello limpiaremos nuestras filas de las deformaciones nacionalistas". La solución del problema nacional depende en gran medida también del "nuevo sistema económico", con la mayor participación de los productores en la autogestión de la empresa. En opinión de Tito, otra importante medida para reprimir el nacionalismo sería la acción ideológico-política de los comunistas "en la actividad educativa diaria dentro del espíritu de la unidad y fraternidad y del patriotismo socialista yugoeslavo en todas las esferas de la vida social". Esta medida no es sino la integración yugoeslava cultural y política en el espíritu de Alejandro Karageorgevic y del portavoz de la política granservia, Alejandro Rankovic. Para destacar la importancia de esas medidas Tito exige “la consecuente eliminación y represión de todos los elementos nacionalistas, idealistas y conservadores, en los planes docentes, programas y manuales de educación, en la misma docencia, etc.". Una aplicación total de ese programa significaría la capitulación total de los pueblos no servios frente al granservismo, que en nombre del "nuevo patriotismo socialista yugoeslavo" persigue asegurar en forma permanente su hegemonía.

La oposición a esta hegemonía crece hasta en las filas comunistas, lo que preocupa particularmente a Tito. Al respecto dijo:

"Ocurre que a veces somos demasiado tolerantes ante ciertos lamentos nacionalistas y chovinistas por las posiciones nacionales presuntamente amenazadas y ante los intereses de esta o aquella región. Algunos en la Liga comunista se convierten incluso en los portavoces de esos fenómenos".

"En primer lugar debemos comprender que en nuestras condiciones actuales el nacionalismo burocrático-centralista y burocrático-particularista no es menos peligroso y contrarrevolucionario que el nacionalismo burgués clásico".

"En lugar de comprenderlo, algunos se comportan de manera irresponsable y hasta benévola hacia distintos fenómenos nacionalistas, y algunos recurren a los harto conocidos “argumentos” de la ideología chovinista burguesa".

Como salida de esta difícil situación, Tito exige "el fortalecimiento de la unidad de nuestros pueblos y nacionalidades y del patriotismo socialista yugoeslavo". Es la misma política granservia, practicada hasta ahora. En parte cambiaron los slogans y ciertos acentos, pero en sustancia quedó la misma línea política. Así Tito, al concluir su exposición y consideraciones sobre el problema nacional, reafirma lo que dijo al principio, es decir, que el problema nacional está en principio "definitivamente solucionado".

Kardelj, en su exposición, trató también el problema nacional. Su enfoque, si bien determinado por la política partidista, refleja en muchos puntos el descontento actual de los eslovenos y los croatas con la Yugoeslavia y el régimen granservios de la "federación". En su disertación titulada “El aspecto económico de las relaciones ente-nacionales”, Kardelj se refirió a todos los contrastes nacionales en el campo económico, y en el centro de sus consideraciones planteó el postulado de "la independencia económica de cada pueblo", como punto de arranque para el desarrollo ulterior del sistema económico en Yugoeslavia como "comunidad multi-nacional". La aplicación cabal de ese principio equivaldría a la emancipación política y, en la última línea, a la separación de Eslovenia, Croacia (con Bosnia) y de otras repúblicas. Esa reclamación radical de Kardelj no concuerda con sus actitudes anteriores y su explicación debemos buscarla en el descontento actual de las amplias masas populares en Eslovenia con la política inversionista de la "federación" y con el centralismo de Belgrado en general. Kardelj, ahora por vía indirecta, reaviva el antiguo programa comunista respecto a la solución del problema nacional en base a la asociación voluntaria de los pueblos "con el derecho de separarse", derecho rechazado por Tito y por los comunistas servios aún en vísperas de la última guerra mundial y pisoteado en la actual Yugoeslavia.

Pero Kardelj se esfuerza por quedar bien también con la "federación" y con la línea oficial del partido, desvirtuando su postulado principista en estos términos:

"El problema de la igualdad económica de los pueblos se plantea por ello (se refiere al carácter multinacional de Yugoeslavia) en dos aspectos: coano problema de la independencia económica, es decir, como autogestión popular y como problema de la eliminación gradual de las diferencias básicas en el nivel del desarrollo de la base material de la vida nacional".

Kardelj prosigue: surgen opiniones que "se olvidan de uno u otro aspecto de ese problema, o de ambos" y tales concepciones nacen "tanto en el ámbito de la perimida estrechez nacionalista como de la tendencia estatista y unitarista".

La panacea que propone Kardelj para la solución de las relaciones de las nacionalidades en "las relaciones económicas socialistas en nuestro país" sería la siguiente:

"El punto de partida de las relaciones económicas entre-nacionales es, sin duda, la independencia económica de cada pueblo que le asegure la independencia en el trabajo y en la disposición de los frutos de su trabajo, vale decir, en la construcción de la base material para el desarrollo de su propia cultura y civilización".

"Por supuesto, aquí no pienso en una independencia absoluta, pues tal no existe. En nuestra época, los pueblos del mundo, y particularmente los que están tan ligados por destino en una comunidad socialista como Yugoeslavia, están unidos con tantos vínculos que aquí no podemos hablar sólo de la independencia sino de la interdependencia. Mas esta dependencia no viene impuesta desde arriba sino que es resultante de los intereses comunes de los trabajadores de todos los pueblos".

Kardelj, pues, pide la independencia en la dependencia recíproca. Esa "independencia económica nacional en las relaciones económicas socialistas” la define como "un aspecto pacífico del autogobierno de los trabajadores". Esas relaciones deberían regularse conforme al mismo principio que rige para las relaciones socialistas hacia los hombres, es decir "la distribución según el trabajo y la autogestión en las comunidades de trabajo", pero "cada uno de acuerdo a su capacidad y a cada uno según su rendimiento". Si las relaciones económicas entre los pueblos se basaran en otros principios, entonces no habría igualdad, según lo subraya Kardelj. Kardelj, en consecuencia, pide que se transfieran los "medios de la reproducción ampliada", o sea los fondos de inversiones, a la esfera de la autogestión, lo que se ajusta al nuevo programa partidario respecto al autogobierno. De ese modo Kardelj reconcilia sus postulados "nacionalistas" con la nueva línea partidaria, y más adelante trata de suavizarlos con la interpretación de que el nuevo papel de la autogestión imprimirá "nuevo estímulo a los auténticos procesos progresistas de integración entre los pueblos en el terreno del desarrollo económico". Pese a su profesión de lealtad "a la integración nacional", el sentido principal de su futura acción y el papel de la Liga comunista de Yugoeslavia", no abordó exposición es: cuanto más lejos de la federación y de Belgrado ("las tendencias estatistas unitaristas") mejor, o "nuestra bolsa en nuestro bolsillo". Son los conocidos lemas en Croacia en la época de la preguerra.

Será interesante seguir la posición de Kardelj. ¿Retrocederá (tal vez por razones tácticas) como Bakaric o persistirá en la defensa de los intereses eslovenos?

Rankovic en su exposición, que giró sobre "Los problemas actuales, la futura acción y el papel de la Liga comunista de Yugoeslavia", no abordó específicamente el problema nacional, pero tomó una actitud clara. Informando sobre los fenómenos y procederes negativos, se refirió también a las "graves deformaciones" de algunos que originan círculos cerrados, "sociedades íntimas", donde se habla de política en forma irresponsable y se desvaría con palabrerío chovinista..."

Rankovic exige la vigilancia, la unidad y la represión enérgica de tales fenómenos. Esa amenaza apunta a buen seguro a la oposición comunista croata. Además, fustiga la demagogia de "pequeños burgueses", de "liberales imaginarios" y de otros, de la que "a veces no está inmune ni la prensa, destacándose unos diarios más que otros". Con relación a la crisis deportiva, Rankovic censura a la prensa por su "sensacionalismo pequeño y grande". Es interesante registrar que el diario de Zagreb, Vjesnik, hasta el otoño de 1964 criticaba con frecuencia la "federación" y a Belgrado (debates sobre fundiciones de hierro, crisis en el deporte, demanda de construir la autopista Zagreb-Split sin consultar a la "federación", el atraso de la industria croata, etc.), pero de golpe esa crítica enmudeció. Una declaración de Bakaric a dicho diario marcó el fin de esa campaña y al parecer significó una decisiva retirada frente a Rankovic.

Rankovic, es verdad, se declara en pro de las relaciones democráticas en la Liga comunista y en la sociedad, y en su discurso explicó "nuevas características y el fondo del principio del centralismo democrático", pero advirtió claramente a sus críticos y sostenedores de la liberación que él y su grupo mantienen firmemente el poder en sus manos, que son dueños del Partido y del Estado, y no los "demagogos", los "pequeños burgueses", los "liberales" y los "chovinistas". Les anunció en forma inequívoca una "lucha permanente y sin cuartel". Sus palabras, evidentemente, fueron dirigidas en primer término a los opositores croatas y eslovenos.

Hasta el montenegrino Vlahovic dedicó largo fragmento de su discurso al problema nacional. El también subraya "el carácter multinacional" de la comunidad yugoeslava, pero en forma llamativa recalca que "los comunistas deben librar una batalla decisiva para la consolidación de la unidad y fraternidad" y que "ciertas posiciones son retrógradas, arrastrándonos a la ciénaga del nacionalismo y el chovinismo". Vlahovic en todo adopta la línea de Tito sobre la "solución definitiva" del problema nacional. En qué forma y en qué medida está resuelto ese problema crucial lo prueba el llamado a la lucha para reprimir “las manifestaciones nacionalistas y chovinistas" y contra "los intentos de crear oasis nacionalistas y distintos bunkers chovinistas, ante todo, en las filas de la Liga comunista". En el fondo se trata de la concepción granservia acerca del problema nacional de Yugoeslavia, solucionado al punto que, por el descontento surgido, es preciso llevar una lucha abierta dentro de la Liga comunista y allí empezar a destruir "los bunkers chovinistas".

Tras las exposiciones de Tito, Rankovic y Vlahovic no había duda alguna sobre qué posición se adoptaría en la resolución del congreso sobre el problema nacional. Pro forma se condenó también el centralismo y el unitarismo burocrático, mas el centro de gravedad se transfirió a la lucha contra "el nacionalismo y el chovinismo" en el sentido del "encierro en sus marcos nacionales", lo que apunta contra los pueblos no servios en Yugoeslavia. Por último, la insistencia en "fortalecer la unidad y la fraternidad" y el "patriotismo socialista yugoeslavo" es una ratificación abierta del carácter granservio de Yugoeslavia y de la política practicada hasta ahora y el reconocimiento que la lucha de los pueblos no servios por su liberación nacional continúa y que no se detiene pese a la amenaza y la fuerza.

LA POLÍTICA ECONÓMICA

A los problemas económicos dedicó el Octavo congreso una atención principalísima. Las dificultades y las crisis surgidas en la economía, sumadas a los conflictos nacionales y la disputa de las "repúblicas" con la "federación" en el terreno económico, confieren prioridad a esos problemas, lo que subrayó Tito de modo especial en su discurso.

Antes de referirnos a esos temas, es menester enumerar los principales problemas y dificultades de la economía yugoeslava.

En Yugoeslavia la desocupación cobró dimensiones grandes y molestas. Las cifras de los desocupados no se han publicado, pero, en base a datos e informaciones, se estimaba que en 1964 el número de los desocupados sobrepasaba de 500.000. Esa cifra no disminuye, sino que tiende a aumentar a causa de la afluencia de la mano de obra del campo a las ciudades y debido a la crisis industrial. Como escape de esa sobrecarga económica se recurre a la salida legal de los obreros a los países libres de la Europa occidental. "La Yugoeslavia socialista" envía a sus obreros a los "países capitalistas" para atenuar su crisis económica. Según Bakaric, a principios de 1964 tenían ocupación en el exterior cerca de 150.000 obreros y durante ese año la cifra aumentó. Las autoridades están forzando la salida al extranjero para conseguir divisas. El déficit de la balanza de pagos es cada vez mayor y de esa manera se procura mejorarla. La exportación no sigue el volumen de la importación, lo que provoca el aumento del déficit y a la vez origina serios trastornos económicos, particularmente en la industria que depende de los productos importados. El consumo masivo también sufre a causa de la negativa balanza de pagos, puesto que debe restringirse la importación de los bienes de consumo. Se decidió devaluar nuevamente el dinar, cuyo valor a partir de 1965 es 1.250 por dólar, en lugar de 750.

La gran carga del entero desarrollo económico proviene de la permanente crisis en la agricultura. La producción agropecuaria no puede cubrir las necesidades del consumo interno. El sector socialista aumentó en cierta medida la producción de cereales y de plantas industriales, pero las cosechas no alcanzan a satisfacer la demanda de los consumidores. Durante años ese déficit se viene cubriendo con la ayuda americana en víveres. Además, la cosecha de trigo y maíz de 1964 no fue buena, por el mal tiempo y la ineficacia de las variantes italianas de trigo que fueron impuestas sin experimentos previos. La producción de carne y de leche satisface menos aún. Aquí la participación del sector socialista es insignificante, pero como el campesino debe trabajar en condiciones harto difíciles, se produce el estancamiento y la merma de la producción, especialmente en lo concerniente al ganado. La secuela de la mala política agraria es el abastecimiento insuficiente del mercado y la suba de precios. El nuevo programa no prevé cambio radical alguno de la política seguida hasta ahora. El encarecimiento de los productos agrícolas lo dictaron las autoridades en el verano de 1964, en primer lugar para mejorar el desastroso estado financiero de las granjas agrícolas socialistas, que operan son grandes pérdidas. Ese aumento de precios estimulará en parte la producción del sector privado, pero no en tal medida que la situación mejore sustancialmente. A tal propósito serían necesarias medidas radicales en la política impositiva y crediticia favorables a los productores individuales. Por lo demás, el impacto de aumento de precio ya menguó a causa del aumento de los costos.

El encarecimiento de los víveres es una carga que abruma particularmente al obrero y al empleado, puesto que la economía, en vista de su productividad insuficiente, no puede aumentar los salarios en la escala correspondiente sin sufrir grandes trastornos.

Por otro lado, muchas inversiones improductivas y su gran dimensión se vuelven contra los consumidores individuales. De ese modo, una gran parte desproporcional de la renta nacional se invierte en detrimento de la producción de los bienes de consumo.

Todos esos factores contribuyen en forma permanente y acelerada al alza de precios y salarios, y como el sector socialista y el Estado regulan en su favor el mercado, los precios suben más rápidamente que los salarios, aumentando parejamente el descontento de obreros y empleados. La consecuencia de semejante desarrollo es la inflación. El valor interno del dinar decae rápidamente.

Para comprender mejor los debates sobre el nuevo curso de la autogestión y los fondos inversionistas, o sea la llamada reproducción ampliada, es preciso subrayar el descontento en Croacia y Eslovenia por la política de inversiones. En Croacia ese descontento culminó en el verano de 1964, después de la decisión del gobierno federal sobre la construcción de una grande fundición de hierro en el plan septenal 1964-1970. Belgrado desestimó la proposición croata de construirla en la costa del Adriático, suscitando así la oposición abierta de los comunistas croatas. Las dificultades en la producción y el pago de salarios en la fábrica "Rade Koncar" (Zagreb) se produjeron por la compelida contribución de altas sumas al fondo central de inversiones y por la provisión insuficiente de materias primas y productos semielaborados por parte de las autoridades centrales. El descontento de los obreros se dirigió contra la "federación". La inundación de Zagreb y partes occidentales de Croacia demostró que para la regulación del río Sava y la eliminación permanente del peligro de las nuevas inundaciones existen desde tiempo atrás proyectos elaborados, cuya ejecución Belgrado imposibilitó. Además, están en el orden del día en Croacia discusiones sobre la caducidad de vías de comunicación, transportes, plantas industriales, sobre el sabotaje contra la construcción de puertos y vinculación al Adriático por vía férrea y una buena ruta desde Bosnia a la cuenca danubiana. Dicho descontento cundió también en las filas comunistas, y de ahí el "nacionalismo" y el "chovinismo" que Tito y otros dirigentes supremos del Partido y de la "federación" censuran y repudian.

El descontento que cunde en Eslovenia es aún más obvio. Allí, algunas empresas dejaron de contribuir con "los excedentes" al fondo central de inversiones de Belgrado, destinándolos a su fondo propio, con propósito de invertirlos en la economía eslovena sin consulta o consentimiento de Belgrado. En los círculos bien informados de Croacia se sostiene que los eslovenos de esa manera están construyendo el puerto de Kopar en el Adriático. Aunque dicho puerto será competitivo con los puertos croatas, muchos saludan ese proceder de los eslovenos que se oponen a Belgrado y a la "federación", instrumento granservio. Al parecer, las empresas en Eslovenia adoptan más y más esos métodos. Me enteré que una gran fábrica en Eslovenia resolvió no enviar el cupo fijado del "excedente" al fondo federal de inversiones, sino que contabilizó dicho importe en el rubro de "inversiones" de la empresa por orden de su director. En breve plazo lo emplearon en la ampliación de la fábrica. Pocos meses después vino un control de Belgrado y se descubrió la maniobra. El director fue procesado y condenado condicionalmente a 4 meses de cárcel y destituido. Su fábrica la mandó a descansar en Kopar y le costeó todos los gastos. Después de 3 meses fue incorporado a la misma fábrica como director técnico. De ese modo la autogestión obrera y social adquiere hoy una función nueva, es decir, los "colectivos" obreros disponen por sí de los excedentes e inversiones. Está en formación “un nuevo sistema económico”, consistente en la desintegración y, como el "viejo sistema" fracasó rotundamente, había que buscar nuevas soluciones. No es extraño, pues, que el Octavo congreso, obligado por la situación y el caos imperantes, tuvo que tomar en consideración las nuevas tendencias y conceder, por lo menos en principio, a la autogestión la función y la atribución de decidir sobre la "reproducción ampliada".

Tito y Kardelj subrayaron "el gran progreso" registrado en la economía entre el Séptimo y el Octavo Congreso (entre 1958-1964), arguyendo que esos éxitos significan en primer lugar el fortalecimiento del sector social en la economía. El aumento promedio de la renta nacional por habitante asciende a 7.6% anual, según Tito. Kardelj reconoce que una parte desproporcionalmente grande de la renta nacional se empleó en la inversión a costa de los trabajadores. Tito sostiene que la nueva política agrícola dio "buenos resultados" y "que no es necesario modificar nuestra orientación en la política agropecuaria". Al mismo tiempo reconoce, lo que es archisabido, "que la agricultura todavía no está en condiciones de satisfacer las crecientes necesidades del consumo interno y de la industria manufacturera, ni puede desempeñar en nuestra exportación el papel que normalmente podría y debería desempeñar". La consecuencia es "que todavía debemos destinar considerables recursos para importar alimentos y que el atraso en la producción económica tiene un impacto desfavorable sobre el nivel de vida de la población y de los procesos económicos en general".

Para demostrar, no obstante, que el nivel de vida mejoró, Tito y Kardelj indican cifras sobre el mayor consumo de paños, de corriente eléctrica y televisores, sobre la construcción de viviendas, pero ocultan la verdadera relación entre el consumo y el ingreso de los obreros, como asimismo el poder adquisitivo del salario obrero. Mientras Tito trató de probar, mediante cifras no verificadas, que la exportación en 1958-1964 aumentó mucho más que la importación, ocultando desmejoras en el balance de pagos. Kardelj admite que el "déficit de la balanza de pagos ejerce una presión constante sobre nuestros procesos internos y como tal es un factor limitativo del desarrollo social". Además, a causa del déficit, las autoridades estarían obligadas a introducir distintas medidas "de la distribución administrativa en el terreno del intercambio de divisas y a tomar varias otras intervenciones...".

Los problemas económicos fueron discutidos en el Octavo Congreso bajo el signo de la descentralización. Eso en primer término toca a la política inversionista, que se convirtió en el campo de batalla de los "conflictos nacionalistas". La remesa de los "excedentes" al fondo central de inversiones de Belgrado y la decisión sobre su uso, lo que implica la reforma de las empresas existentes y la construcción de las nuevas, como asimismo la ampliación de la economía, degeneró en la lucha abierta de las regiones no servias contra Servia y la ”federación". Esa lucha se libra en la administración pública y en la Liga comunista y esa lucha condujo al fracaso del "viejo sistema". Se busca el "nuevo sistema" mediante la descentralización. En el nuevo sistema el decidir sobre las inversiones, es decir "los excedentes acumulados" y "la reproducción ampliada" sería la atribución de la autogestión.

Dentro del marco de la autogestión obrera y social se decidiría sobre la distribución del ingreso social, sobre inversiones, amortizaciones y los planes sociales, en otras palabras la autogestión debería decidir sobre los importantes problemas económicos que hasta ahora pertenecía a la "Federación" que resolvía esos problemas de modo soberano, pese a frecuentes cambios de decisión en lo que concierne, a la "centralización" y la "descentralización".

Como todos los problemas económicos en el Octavo Congreso fueron discutidos con miras a la autogestión, y de rebote se debatía en buena parte sobre "nacionalismo" o el problema nacional pendiente y el nivel de vida, cabe analizar aquí ese tema de autogobierno. Dada la identidad de puntos de vistas en todos los problemas básicos se infiere que el círculo íntimo en el Comité Central de la Liga comunista tomó previamente la conclusión y del Congreso se pedía sólo su ratificación. No obstante, la exposición de Kardelj demostró que entre los comunistas hay opiniones divergentes en cuanto a la concreción de la nueva resolución, y en la discusión, monótona por regla general, únicamente el croata Tripalo sostenía la posición no ortodoxa y declaró que ya anteriormente se habían tomado decisiones radicales y expresó su duda en el éxito de las nuevas medidas.

Hablando de la autogestión obrera y social, Tito subrayó que el período entre el Séptimo y el Octavo Congreso está marcado por "los grandes éxitos de las fuerzas socialistas de nuestro país, conducidas por la Liga Comunista de Yugoeslavia, en la edificación de nuevas relaciones socialistas de la comunidad, cuyo fondo lo constituye la autogestión del pueblo trabajador en todos los ámbitos de la vida social". A continuación Tito manifestó que "el sistema de la autogestión social y de la democracia socialista directa se convirtió en el fundamento de todo nuestro proceso, la forma principal de dirigir los asuntos económicos y sociales. Resulta muy rara esta "democracia socialista directa” en la que todos los problemas de importancia sobre la distribución del ingreso, la acumulación de los "excedentes'' y las inversiones fueron tratados, conforme lo confiesan Tito, Kardelj, Bakaric y otros dirigentes comunistas, por los círculos centralistas y burocráticos en la "federación", es decir, en Belgrado y que recién ahora se habla de transferir esa autogestión a sus auténticos detentores. La impotencia de esa ”democracia socialista directa" no pudo exteriorizarse mejor. Por supuesto, esos elogios no son sino frases huecas. Tito en seguida destaca "las debilidades y molestias que hoy provienen principalmente de afuera, es decir, de los factores ajenos a la producción". Tito debe admitir que el desarrollo "de la autogestión obrera no depende ya sólo de los productores" y que tal autogobierno no podría ejercer ya su función social,

“Si se privara en adelante a los colectivos obreros de disponer con independencia de los recursos materiales indispensables, es decir, si no dispusieran de los medios necesarios para el desarrollo y la ampliación de la producción... Es incompatible con el exitoso proceso de producción la ingerencia de factores políticos de las comunidades socio-políticas en la producción social, tal como la tenemos hoy, y sobre todo la intervención de casi todos los recursos de una empresa y su distribución arbitraria. O lo que es aún peor, el aprovechamiento de esos recursos para distintos fines improductivos o en inversiones no rentables y anticuadas. El desarrollo ulterior de la reproducción ampliada podrá obtener éxito únicamente si los colectivos obreros pueden disponer de los medios materiales imprescindibles, a los que según la Constitución tienen derecho".

"Creo - son palabras de Tito - que cometen craso error aquellos compañeros que opinan que el problema de la acumulación incumbe únicamente a los factores políticos y quienes desean tenazmente preservar el sistema actual. Esos compañeros discuten el derecho de los colectivos obreros y participan en la decisión sobre la distribución y el uso de los medios acumulados".

La actual grave crisis "nacionalista" respecto a la distribución de excedentes y la decisión sobre inversiones obliga a Tito a reconocer la impotencia e ineficacia de los colectivos obreros y de la autogestión frente a los factores políticos centralistas. La negación del derecho a los colectivos obreros a participar en la distribución y el empleo de los medios acumulados existe desde el primer día de la autogestión obrera y social que, según Tito, se quedó sin contenido. Además, hay que sumar aquí el despilfarro de los fondos arrebatados a las empresas. Tito, en la era de la abierta guerra "nacionalista" en torno a las inversiones, particularmente entre los eslovenos y los croatas por una parte y la hegemonía granservia de la "federación" por la otra, ya no puede silenciar ese hecho.

"Nadie hoy puede negar el hecho de que año tras año hemos robado a la industria existente con nuestra ingerencia y con amortizaciones y de esa manera impedimos su renovación. Los medios que de ese modo hemos acumulado los utilizamos a veces en inversiones improductivas. Semejante política de inversiones forzadas causó y sigue causando grandes conmociones en nuestro desarrollo económico y sobre todo contribuye a la inestabilidad del mercado, lo que en conjunto provoca no sólo el descontento de nuestros trabajadores, de nuestros ciudadanos, sino también fricciones interrepublicanas".

Tito reconoce que la "federación" saqueaba durante años a la industria, sacándole incluso los fondos de amortización. Así, de las empresas fueron llevados a Belgrado no sólo los excedentes fijados sino también los fondos de amortización para las refacciones más urgentes. Con esos recursos se construían empresas no rentables, que contribuyeron considerablemente a la crisis económica y abrumaron especialmente a los obreros, empleados y consumidores en general. La expresión "la fricción interrepublicana" se refiere a la oposición de Croacia y Eslovenia a la hegemonía de la "federación" donde domina la camarilla granservia, cuya política económica toda tiende a la defensa de los intereses granservios y de la concepción granservia de la política estatal yugoeslava. Mas la realidad es dura y no se la puede ocultar.

Respecto a las inversiones y el nivel de vida resultan características estas consideraciones de Tito:

“Creo que todos estamos de acuerdo en que nuestras inversiones son exageradas y no se ajustan a la base material de nuestro país, al ritmo de la acumulación y a la necesidad de elevar paulatinamente el nivel de vida. Eso influye no sólo en el retroceso de la elevación del nivel de vida sino también en su estancamiento. Por consiguiente, para que el nivel de vida mejore constantemente, es necesario, entre otras cosas, cambiar la política inversionista. Debemos abandonar la construcción de nuevas estructuras improductivas y de nuevas fábricas no rentables, la construcción de nuevas fábricas idénticas (en lugar de ampliar y cooperar con las ya existentes, que requieren mucho menos recursos), pues eso huele y tiende a la autarquía económica y constituye para nuestra comunidad gran perjuicio y a veces se convierte en problema político. Nuestra futura política de inversiones debe ser orientada de modo de asegurar la rentabilidad de los medios invertidos en provecho de toda la comunidad, en beneficio del nivel de vida. Sobre ese punto deben decir su palabra los productores en nuestra sociedad socialista. De los trastornos que obstan al perfeccionamiento del sistema económico, aprobado por la Asamblea Federal, no puede incriminarse a los colectivos obreros, sino a factores políticos que se oponen a él".

Mientras más arriba conocimos el movimiento "nacionalista" de la política de inversiones y de autogestión, aquí nos enteramos de la gravedad social de esa política irresponsable. Desproporcionalmente a la gran participación de inversiones en la renta nacional disminuye la producción de bienes de consumo, es decir, se invierte demasiado en perjuicio de las necesidades diarias del consumidor. Si todavía se levantan empresas no rentables e improductivas, entonces nuevas cargas onerosas pesan sobre el nivel de vida del trabajador. De esa manera, el obrero, el empleado y el campesino pagan caramente la construcción irresponsable y excesiva de las fábricas, de los edificios representativos y otros objetos para la realización de los planes hegemonistas de la clase granservia gobernante y para satisfacer las ambiciones primitivas y el prestigio de los dirigentes comunistas. De ahí surge nuevamente el problema político en su aspecto nacional y social. La declaración de Tito confirma el caos político y social existente, causado por la política de inversiones.

Esta grave situación surgió pese al hecho, reconocido por Tito, "de que desde hace tiempo se proclamó el principio de que los productores directos deben ser los principales portadores de la reproducción ampliada...". Sobre ese principio debe construirse un nuevo sistema, "pues la práctica anterior y los resultados de la acción de la autogestión obrera y social confirmaron convincentemente el carácter socio-político y económico de la decisión de los productores directos dentro de sus organizaciones". Así los productores podrían siempre hallar "las mejores y más racionales soluciones a los problemas de producción, de planificación, inversiones y productividad en su empresa, con el propósito de incrementar constantemente el ingreso y los fondos de la organización obrera, y con ello de sus ingresos personales". A juicio de Tito, es menester "hacer nuevos esfuerzos para desarrollar más y profundizar la autogestión y la democracia socialista directa, para poder progresar con más éxito y más rápidamente". Por esos motivos "debemos con más decisión y rapidez emprender nuevos cambios en el sistema socio-económico, en el sistema de la distribución social... Con tales cambios en el status de las organizaciones económicas, en el proceso de la reproducción social se posibilita a los colectivos obreros crear en forma más libre y lograr el ingreso que distribuirán directamente de acuerdo a sus intereses y necesidades, y los de la comunidad entera. Ese debería ser el nuevo fundamento de la autogestión y del futuro desarrollo de todas las relaciones sociales".

Tito destacó que esos principios fueron proclamados hace tiempo y ahora expone los obstáculos a su realización. Empiezan en distintas empresas y comunas "al obviar los órganos de la autogestión, con la interferencia administrativa y los trámites burocráticos"..."Tales relaciones y métodos, ya superados por nuestro desarrollo, conducen sólo al debilitamiento del papel rector de las fuerzas socialistas, y ante todo de los comunistas, alimentando a los elementos burocráticos y burgueses y otros fenómenos y tendencias negativos, hasta antisocialistas, y acarrean nuevas problemas y dificultades...".

Otros obstáculos serían las tendencias burocrático-centralistas en las empresas fusionadas por vía administrativa, en el burocratismo republicano y federal, etc. Tito y la Liga comunista proclamaron nuevamente el principio de la determinación directa de los productores respecto a la "reproducción ampliada", pero no se discierne cuál sería el camino para realizarlo. Por la enumeración de los impedimentos se tiene la impresión de que los jefes comunistas dudan seriamente del éxito de sus nuevas decisiones.

Mucho más concreto y preciso ha sido Kardelj. En su disertación se presentó en doble papel: como orador de la oposición "nacionalista" eslovena y como miembro de la dirección de la Liga Comunista de Yugoeslavia.

Antes de abordar los problemas económicos centrales de la acumulación y de la reproducción ampliada, Kardelj se ocupó extensamente de los llamados "presupuestos económicos del progreso social", con lo que distingue dos grupos de problemas: 1) Dificultades y disposiciones estructurales "en el desarrollo económico y social. La dificultad principal estriba aquí en que la participación del ingreso personal en la renta nacional es muy exigua, y la participación de las inversiones demasiado grande, lo que disminuye el nivel de vida. Sobrevino la inflación, favorecida por la producción insuficiente de los artículos alimenticios. La reducción de las inversiones y el incremento de la producción agropecuaria son, a juicio de Kardelj, las condiciones indispensables para superar las llamadas "dificultades y desproporciones estructurales".

2) El segundo grupo de problemas se refiere a la industria extensiva y a la política de inversiones. Relacionado con estos problemas está el comercio exterior, que arroja cada vez mayor déficit en la balanza de pagos. "La economía extensiva" consiste en primer término en el derroche de los medios de inversión, en la prolongación de los períodos de construcción, en la construcción de plantas excesivas, en su inadecuada ubicación, en la edificación de objetos costosos. Paralelamente surgen las dificultades derivadas de la afluencia masiva de los jóvenes campesinos a los centros urbanos e industriales, lo que implica alto número de desocupados.

Pero mayores dificultades surgen "en las relaciones productivas socialistas y en la autogestión", en "la distribución de los productos del trabajo social" y en "la reproducción ampliada". Analizando esos problemas, Kardelj se declara contra "la mentalidad de cierta clase de paternalismo estatista", pero tampoco sostiene la libertad completa de los colectivos obreros, sino la intervención moderada del Estado, es decir "se entiende que en las condiciones de la autogestión obrera sería totalmente irreal e insensato en principio rechazar los instrumentos de la autoridad estatal en el ámbito de la vida económica". Pero esa ingerencia "en nuestras condiciones actuará inevitablemente en el sentido de limitar y suprimir la autogestión", es decir, deformará las relaciones socialistas económicas y políticas, si acumulase en tal medida los instrumentos de la ingerencia económica y las formas de la centralización administrativa y de la distribución de los fondos acumulados que poco a poco transformarían al trabajador en simple ejecutor de los programas de edificación, fijados en forma subjetiva y tecnocrática. "Sobre todo resultaría peligroso si tal proceso fuese acompañado por el error ideológico, ya que precisamente sobre la ingerencia se basan las relaciones económicas, el verdadero socialismo. Precisamente de ello quieren convencernos hoy los dirigentes chinos”Este lenguaje condicional refleja la situación real en Yugoeslavia. Todavía siguen encubriendo la realidad como "si los comunistas chinos los quisieran convencer de ello". De hecho, trátase del conflicto centralismo-descentralización que caracteriza todo el proceso económico y político de Yugoeslavia en los últimos años y que tuvo su vigorosa expresión en el último congreso comunista.

Indudablemente, Kardelj se mueve sobre la línea de los centralistas y unitaristas servios cuando habla de la necesidad de la "ingerencia estatal", "del sistema unitario de las relaciones socio-económicas dentro de la autogestión" y de "la integración simultánea", etc. Por otra parte, habla bajo la presión de la oposición "nacionalista y chovinista" eslovena cuando plantea este pedido:

"El punto de partida y el medio de realizar esa orientación debe ser el esfuerzo para que el trabajador, su colectivo y su organización o su servicio social, del que es parte integrante, estén en sumo grado en condiciones de influir en las condiciones de su trabajo, empezando por las decisiones elementales en el proceso directo del trabajo y a través del sistema de la reproducción ampliada hasta el plan social...".

"Las relaciones económicas más libres en el país, la independencia de los productores y su influencia en la reproducción ampliada deben reflejarse, por supuesto, en las relaciones económicas más libres y amplias con el exterior. Eso sería la expresión práctica de la integración socialista, que desconoce las fronteras estatales y siempre tiene por objetivo al hombre trabajador, del que procede tal integración".

Kardelj pide para los órganos de la autogestión atribuciones en todos los problemas de importancia en las empresas económicas, subrayando el problema de las inversiones y del plan social. Pero ahora, como abogado de las aspiraciones nacionales eslovenas, postula también la independencia de los productores en "las relaciones económicas más libres y amplias con el extranjero". Este pedido es idéntico al que formuló Bakaric a principios de 1964, exigiendo vínculos directos y participación de las repúblicas en las relaciones internacionales. Aquí se manifiesta en su forma más vigorosa la oposición croata-eslovena al centralismo granservio de la federación.

Kardelj tuvo que admitir que la realización de esos cometidos tropieza con grandes y serios obstáculos. "Sobre el sistema de autogestión gravitan los restos del viejo sistema que restringe sustancialmente su base material y las posibilidades para su afirmación total..." - dijo textualmente Kardelj -, para constatar a renglón seguido que la autogestión es imposible o muy difícil de alcanzar en los terrenos que por su índole dependen de la decisión de la "federación". Kardelj describe esa forma del centralismo en estos términos:

“Eso se refiere de modo especial a los ferrocarriles, la energía eléctrica y otras actividades económicas, donde en vista de la centralización indispensable del trabajo de orden tecnológico, asoman todavía ciertas claudicaciones en cuanto a la posibilidad de aplicar el principio de autogestión, lo que impide la pronta solución de ciertos problemas de máxima importancia en esos ámbitos. La salida de esa situación no es, por cierto, prolongar los debates sobre el autogobierno, sino establecer lo antes posible las condiciones para que el principio de la autogestión se realice plenamente también en las organizaciones obreras en ese terreno. En otras palabras, es preciso dar a las comunidades obreras en esas esferas una base material independiente, que hará posible que los colectivos obreros lleguen a ser en la mayor medida posible dirigentes independientes de su trabajo. Los problemas de orden tecnológico pueden resolverse fácilmente si se tiene en cuenta que la autogestión es el punto de partida y la base de todo el sistema. Se tiene la impresión que en los debates las razones tecnológicas son mero pretexto, para defender los resabios del centralismo administrativo en lugar de buscar formas adecuadas del centralismo democrático partiendo de la autogestión".

La situación financiera es grave también en otros ámbitos no económicos. En las instituciones científicas, educativas y culturales no hay ingresos y aquí la autogestión no puede distribuir los excedentes y la asignación de fondos depende del centralismo burocrático, contrarrestado ahora en el Partido, en la economía y en otros sectores por el "centralismo democrático" de Rankovic y la "unidad de la Liga comunista", como la línea ideológica básica para el nuevo sistema. Kardelj recalca que la aplicación del nuevo sistema se ve dificultada "porque en nuestra práctica en ciertos puntos se enfrentan los elementos del viejo sistema con las nuevas relaciones, lo que a menudo paraliza la eficacia de ambos". Además de esas dificultades objetivas, Kardelj cita muchas razones subjetivas, entre las que incluye "las concepciones gran-estatistas", es decir, las concepciones granservias, que por supuesto no son concepciones subjetivas sino la plataforma de la organización estatal.

Todas las reformas, pues, deberían empezar por la distribución del producto del trabajo social en base a la autogestión, y Kardelj lo formula así:

"La tarea más importante para estabilizar las relaciones socio-económicas socialistas en base a la autogestión es la necesidad de que el sistema de distribución del producto social sea la parte constitutiva del sistema socio-económico y que se despoje cada día más de los restos de la dirección estatal-administrativa". Partiendo de ese principio, Kardelj fija como primer objetivo inmediato "EI principio de la distribución según el trabajo...en todas las relaciones hacia los hombres... Lo que quiere decir que ese principio debe ser el módulo de la distribución entre los miembros de la comunidad de trabajo, entre las partes de la comunidad de trabajo, entre las empresas asociadas, entre la sociedad y la comunidad de trabajo, en las relaciones entre los ueblos y entre las repúblicas, y en las obligaciones para con la federación".

El sentido de ese postulado es indudable: la independencia ”nacionalista" de la república frente a la federación. "La distribución según el trabajo" y la asignación de nuevas funciones a la autogestión plantean el problema de si es necesaria "la federación". En ese sentido se identifican las demandas croatas y eslovenas y en el Octavo Congreso. Kardelj sustentaba, en rigor, también la tesis de la "oposición" croata.

¿Cómo habría de realizarse ese nuevo sistema? El camino no es aún claro. Como medida más importante, particularmente en cuanto a la política de inversiones, Kardelj menciona la reforma del sistema crediticio y bancario, el papel del interés, tarifas más flexibles en el transporte, un plan adecuado para los fondos de reserva, la reforma del sistema de amortización, etc. Para financiar los gastos de la federación y de otras "comunidades territoriales" debería, en primer lugar, utilizarse el impuesto sobre el movimiento de los productos terminados, varios impuestos a los ingresos personales, tasas e impuestos aduaneros. Todo ello es todavía indefinido y teórico para poder ver cómo funcionaría en la práctica el sistema anunciado.

Para el uso de los recursos de la "reproducción ampliada", vale decir de los fondos de inversión, Kardelj pide una reforma en el espíritu de la autogestión. Pero como aboga "por la nueva forma de la centralización democrática en base a la autogestión social y de la correspondiente centralización de recursos", junto a la descentralización como punto de partida, y como admite que no existen recetas generales para solucionar esos problemas, significa que "el nuevo sistema" no está todavía elaborado. La dificultad principal, pues, no está removida y el problema central de la economía de Yugoeslavia está lejos de ser resuelto. El resultado más importante de los debates en cuestión es el hecho de que dentro de las filas comunistas se enfrentan dos bandos antagónicos: los centralistas y los anticentralistas.

Sobre el nivel de vida de los trabajadores hablaron Tito y Kardelj sin ofrecerles una mejor perspectiva para el futuro. En opinión de Kardelj, lo más importante sería aumentar la productividad dentro del nuevo sistema de "la reproducción ampliada". Otra medida sustancial consistiría en establecer una relación estable entre "la productividad del trabajo y el consumo personal, es decir entre el nivel social". En síntesis, la mejora del nivel de vida de los trabajadores depende del éxito de las reformas relativas a la autogestión y a la reducción de la participación de inversiones en la renta nacional en beneficio del consumo personal. Kardelj, a la vez, expone las dificultades anteriores y reconoce que "últimamente se ha agudizado el problema del nivel de vida", que las nuevas promesas infunden poca esperanza en su mejoramiento, pese a la insistencia en el principio: "a cada uno según su capacidad y a cada uno de acuerdo a su rendimiento".

En la Resolución del Congreso se reconoce el principio de la “independencia de los colectivos en las decisiones respecto a la reproducción ampliada”. Destácase también la necesidad de “corrientes integracionistas” y se subraya a la vez que “las relaciones entre las empresas asociadas deben descansar sobre el principio de la autogestión y distribución del ingreso según el trabajo”. La planificación de la “reproducción ampliada” es simultáneamente “el instrumento de los mismos productores y de la comunidad para orientar el desarrollo económico”. Las demandas de Kardelj fueron tomadas en cuenta sólo parcialmente al colocar en el mismo nivel a la federación, las repúblicas y demás comunidades socio-políticas y al exigirles que su función debe ser “establecer las condiciones generales para un desarrollo más armonioso de la economía obviando la disposición indirecta de los recursos...”. Si bien todo el conflicto gira en torno a la influencia y el papel de la federación, “aquí su papel está equiparado con el de las repúblicas”.

La Resolución del Congreso subraya también la continuación de la política agropecuaria en el sentido “del futuro desarrollo del sector social y de la cooperación más amplia con los productores individuales”, lo que hasta ahora terminó en repetidos fracasos.

En líneas generales cabe decir que las propuestas de los “liberales” comunistas croatas y eslovenos fueron aceptadas con muchas modificaciones, pero que sus principios no fueron refutados. Es interesante acotar lo que piensa esa oposición comunista de las perspectivas de éxito del nuevo sistema. Miko Tripalo, croata, único en el Congreso que asumió una actitud de oposición, duda del éxito de las medidas tomadas. Son características sus palabras:

"Si con cierta atención se leen tantas resoluciones, pronunciamientos, artículos y discusiones durante los dos últimos años, como asimismo las deducciones de los debates constitucionales, se obtiene la impresión de que la gran mayoría de los autores se declara por ejemplo, en favor de que los productores directos tengan influencia decisiva en la política de la reproducción ampliada. Empero, es un hecho que tal política de la reproducción ampliada no se lleva a cabo consecuentemente".

O más adelante: "Es verdad, casi todas las decisiones políticas sobre el particular ya están tomadas... Sin embargo, pienso que esas decisiones se aplican despacio y con indecisión, y que con demasiada frecuencia se buscan compromisos que no satisfacen ni a los que sostienen tal política ni a sus opositores". Tripalo seguidamente constata: "ciertos factores tratan de mantener el sistema actual de la acumulación centralizada y descentralizarla sólo hasta su nivel", que esas tendencias no deben atribuirse sólo a los órganos federales, "aunque allí son actualmente más peligrosas". Tripalo dice con claridad "que de un fortalecimiento de la base material de la economía - para poder convertirse en el portador de la reproducción ampliada - hasta ahora no había absolutamente nada".

En resumen: las propuestas y las conclusiones del Congreso sobre la autogestión no son nada nuevo. Tales resoluciones fueron tomadas ya repetidas veces, pero “los órganos federales" impidieron su realización. Hasta ahora "los recursos descentralizados en las organizaciones laborales" tuvieron mala suerte, pues, manifiesta Tripalo, "buena parte de esos fondos fue sacada por otros canales, con menos publicidad que la quita de las contribuciones..." Por ello, él no espera un gran efecto de las nuevas medidas y dice: "Repasando el material y el proyecto para el plan social 1965, se ve nuevamente la misma tendencia". Es decir, se elaboraron los planes para 1965 según el sistema viejo. Tripalo cita ejemplos muy interesantes del plan social para 1965, que indican cuál será el destino de las nuevas conclusiones y del "nuevo sistema".

"Se ha desistido de la anunciada supresión de la contribución proveniente de la renta para la industria. Es verdad que se prevén reformas del impuesto sobre el movimiento de mercancías pero al mismo tiempo se introduce el préstamo obligatorio a la federación por un monto de 75.000 millones de dinares, con lo que quedará reducido al mínimo el efecto positivo de muchas medidas". Tripalo, además, destaca "que los dos últimos años se caracterizan por la puja en conseguir los recursos de inversión, de modo que ya se había efectuado la distribución del 70 a 80% de los recursos previsto en el plan septenal antes de haber sido implantado". Agrega que en 1966 habría que poner fin a la política y "realizar una revisión a fondo de las inversiones aprobadas y ajustar el plan social para 1965 a la política que adopte este Congreso".

Por lo tanto, ya se habían tomado las decisiones relativas al plan septenal 1965-70 y los recursos se asignaron de acuerdo al "viejo sistema". Muchos factores en Croacia, además de Tripalo, no creen que cambiaría ese sistema.

Tripalo asimismo esgrime argumentos serios contra el "viejo sistema" en relación con las conclusiones y la orientación de la industria altamente productiva, con la modernización y la reconstrucción de la industria con la mira de incrementar su exportación. Según él, el estado real sería éste:

"Sin embargo, todas las medidas tendían hasta hoy a despojar la industria, empezando por el régimen de amortización, la implantación de contribuciones sobre el ingreso extraordinario que pagaba la industria precisamente por no existir la amortización y a raíz de las nuevas medidas que aumentaron los costos de producción, sin abolir, por ejemplo, la contribución procedente del ingreso."

Esas medidas de "despojo", de saqueo, se refieren en primer lugar a la industria en Croacia y Eslovenia, y según parece no mejorará mucho su destino en el futuro. De esa manera enjuicia Tripalo, representante de los comunistas croatas, el desenvolvimiento de la industria y el efecto que surtirán las nuevas medidas.

AUSENCIA DE LA JUVENTUD, DE OBREROS Y CAMPESINOS EN EL PARTIDO COMUNISTA

Tito ofreció un cuadro sombrío en cuanto a la juventud comunista y a la influencia comunista sobre la juventud. Reconoce que la acción comunista sobre la juventud fue insuficiente y que en la juventud urbana "influyen más los elementos negativos que los positivos de nuestra vida social", "que manifiestan la intolerancia y el descontento, y que se produjeron casos de hooliganism”, etc. De pasada Tito no dejó de recalcar "que nuestra juventud es en su mayoría allegada a nosotros”, pero acumuló tantos aspectos negativos que la conclusión definitiva es desastrosa.

La preocupación particular de los dirigentes comunistas es el abismo entre la juventud intelectual y obrera. "Uno por fuerza recibe la impresión de que una parte de la juventud tiene aires señoriales, quiere separarse y diferenciarse de la juventud obrera" dijo Tito. Eso se refleja en el aspecto material con la diferenciación de salarios, con la discriminación de la juventud obrera, lo que origina la diferenciación social, etc. Según Tito la juventud del campo está postergada, afluye a las ciudades y quiere emplearse en la industria. Le preocupa sobremanera el hecho de que últimamente afectan a la juventud "distintas tendencias localistas y particularistas de nuestra sociedad". Tito pone de relieve que "en gran mayoría la juventud no está contagiada con las tendencias nacionalistas y chovinistas, pero en ella actúan negativamente varios fenómenos nocivos en nuestra vida cultural, en la literatura, en la historiografía, etc.". Trata de atenuar esa "negatividad" al afirmar que a nuestra juventud le es ajeno "todo particularismo y chovinismo", y que la juventud tiende "a la integración no unitaria sino socialista...". El cuadro que presenta sobre la juventud universitaria es también sombrío. "Las organizaciones estudiantiles y los comunistas en las universidades se encierran demasiado en sí mismos, lo que los separa de la juventud obrera y luego en la producción se diferencia a los trabajadores intelectuales de los productores. En lugar de tender a la integración de los constructores socialistas se llega a la desintegración...", constata Tito.

Tal la situación que enfrentan con impotencia los dirigentes comunistas. EI comunismo no tiene atractivo para la juventud y en sus filas se agrupan preferentemente meros oportunistas. De ahí la diferenciación de clase entre "señores" y “obreros", el exclusivismo de la juventud universitaria, etc. Los comunistas se habían empeñado en educar a las nuevas generaciones en su espíritu para poder superar las dificultades, el conflicto con las generaciones anteriores y para edificar la nueva sociedad. Empero, su influencia sobre la juventud es muy débil y los resultados de la educación comunista son contrarios a lo que se esperaba.

Los datos que citó Rankovic relativos a la afiliación de jóvenes a la Liga Comunista denotan gran desinterés por el comunismo y una perspectiva negativa para el futuro. Rankovic en su exposición cita estos datos y les da el siguiente comentario:

"Las estadísticas nos dicen que la participación de los jóvenes de hasta 25 años en la cifra total de afiliados, decayó en el período entre los dos Congresos del 23,6% en 1958 al 13.6% en 1964. Es natural que los afiliados a la Liga comunista envejecen, que la gran mayoría supera los 25 años, pero no es natural que esa proporción sea tan acentuada. Debemos prestar urgente atención a ese problema, tanto más cuanto que los datos estadísticos acusan que la inscripción de jóvenes disminuye en relación con el número total de los afiliados"...

Rankovic también consigna que la afluencia de obreros a las filas comunistas es insuficiente, y especialmente la de campesinos. Según Rankovic “en algunas organizaciones rurales los menos son los campesinos" y que, pese al crecimiento de la producción agropecuaria, “los agricultores se afilian cada vez menos a la Liga comunista".

En nuestro análisis de la estructura profesional de los delegados en el Octavo Congreso pudimos apreciar que la Liga Comunista no es una organización de trabajadores sino de "políticos" profesionales comunistas y de burócratas y funcionarios partidistas. Además, faltan jóvenes.

LA PRINCIPAL LINEA POLÍTICA Y LA NUEVA DIRECCIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA

El Congreso condenó el centralismo y el unitarismo y recalcó "que el papel y el status de los afiliados a la Liga comunista emanan del papel del trabajador en el sistema de autogobierno, lo que quiere decir que un afiliado a la Liga comunista deviene cada vez más un sujeto...". Rankovic traza así "el centralismo democrático" como nueva línea política. Pero al condenar y censurar a los "demagogos", a "los liberales", a "la demagogia" de la prensa, a la "politiquería irresponsable", y al amenazar a sus portavoces, sugiere con bastante claridad que el nuevo "papel de los trabajadores en el sistema de autogestión" y el "centralismo democrático" son frases huecas detrás de una realidad inmutable. Durante el debate, lo confirmó S. Stefanovic, íntimo colaborador de Rankovic, y jefe de policía política secreta (UDBA), quien atacó "el dualismo" con que proceden algunos comunistas y pidió que se investigaran las razones de la "mengua de la responsabilidad de ciertos comunistas". Rankovic da el contenido al "centralismo democrático" cuando exige la "unidad" en la Liga comunista no sólo en los principios y la adopción de programas formulados con precisión, sino también en su ejecución.

Hace tiempo que se adoptó el principio rotativo en la Liga comunista y en los puestos importantes de la administración. Tito es la única excepción puesto que fue proclamado presidente vitalicio. Habría que esperar, pues, que cambiaría el núcleo dirigente de la Liga Comunista, es decir, el Comité Central y el Comité ejecutivo. Sin embargo, la elección de los nuevos órganos de la Liga comunista de Yugoeslavia muestra que el grupo dirigente servio que ocupa todos los puestos clave en el aparato estatal y partidista desde la imposición del régimen comunista, no fue relevado. En el Comité Central fueron elegidos nuevamente los servios: A. Rankovic, P. Stambolic y S. Stefanovic, que detentan el poder real. Ellos no fueron afectados por el sistema rotativo. Aquí no importa mucho la elección del montenegrino Vlahovic como secretario del Comité Central junto a Rankovic y Kardelj, puesto que el poder está firmemente en manos de la camarilla granservia, a la que Tito sirve a la perfección frente al extranjero como Secretario General de la Liga comunista de Yugoeslavia y como jefe de Estado. En la clausura del Congreso, junto con Tito habló también Rankovic, señal de su papel directivo en el Partido y en el Estado. Rankovic incluso recalcó su papel y no cabe duda alguna de que él busca imponerse como verdadero amo de la situación.

SIGNIFICADO DEL CONGRESO PARA CROACIA

El problema nacional fue el tema central del Congreso. La Liga comunista abandona "la integración política yugoeslava" que ensalzaba hasta hace poco y renuncia a la creación de la "nación yugoeslava" pero simultáneamente condena las aspiraciones de los pueblos no servios a su efectiva autonomía nacional como "nacionalismo y chovinismo", y aboga por el fortalecimiento de "la unidad y fraternidad" y "del patriotismo socialista yugoeslavo". Sólo cambian palabras, mientras que el contenido sigue siendo el mismo, ya que la organización estatal y los principales lineamientos políticos permanecen inalterables. La lucha contra la hegemonía granservia continúa, los antagonismos crecen y la discusión sobre esos temas se realiza en público.

Con las nuevas conclusiones sobre la autogestión en la economía y acerca de la función de los colectivos obreros en la decisión respecto a las inversiones vencieron en principio las tendencias descentralizantes de los comunistas croatas y eslovenos frente al centralismo y el unitarismo. Pero con anterioridad se tomaron también decisiones análogas sin ser ejecutadas. La realidad actual indica que tampoco en adelante pueden producirse cambios sustanciales en ese terreno. Sin embargo, las conclusiones del Octavo Congreso pueden beneficiar a los círculos opositores, pues ahora, reivindicando la independencia de la autogestión obrera y social respecto a la distribución de los excedentes y el empleo de los fondos de inversión, pueden cubrir sus demandas con el manto de legalidad, invocando en ese sentido las decisiones del Octavo Congreso. Con ello se "legaliza" la actitud de la "oposición" y se le facilita la tarea.

Entre los principales informantes habló Kardelj, quien se mostró muy enérgico al exigir la distribución de los ingresos y el uso adecuado de los fondos de inversión y la emancipación de las repúblicas. En muchos aspectos actuó presionado por el descontento de los eslovenos, sostuvo tesis análogas y planteó demandas semejantes a las que hace poco hacía el croata Bakaric. Aunque Bakaric, portavoz croata, retrocedió ante la presión de la clase gobernante granservia en torno a Rankovic, y no habló en el Congreso, se manifestó en el congreso la identidad de puntos de vista de la "oposición" comunista croata y eslovena. De todos modos, es un resultado positivo desde el punto de vista nacional croata y esloveno, sin olvidarse que Bakaric y Kardelj son una expresión muy moderada del descontento que cunde en las filas comunistas y no comunistas en Croacia y Eslovenia. Ambos tratan de hallar un compromiso entre "el nacionalismo" de los croatas y los eslovenos por un lado y la hegemonía granservia por eI otro. Pero el choque entre el centralismo y las tendencias descentralizadoras, cuyos partidarios fueron tildados por Rankovic de "liberales y chovinistas", fue agudo y evidente. Se llegó a un compromiso y prevaleció “el centralismo democrático" y "la unidad" de los comunistas. La lucha entre esas dos tendencias continúa.

"El sistema rotativo" en el aparato partidario no tocó al grupo granservio Rankovic-Stambolic-Stefanovic, que desde la fundación de la Yugoeslavia comunista gobierna y ocupa los puestos clave en el partido y el Estado. El grupo dirigente, encabezado por Rankovic, quedó el mismo.

El Congreso no aportó cambio sustancial al problema nacional y a la lucha por la independencia de los pueblos no servios. Pero dio al conflicto do esos pueblos con la hegemonía granservia nuevos visos e hizo ciertas concesiones a los resistentes. La lucha continúa y los antagonismos se agudizan. Todos los problemas están abiertos.

DIFICULTADES ECONÓMICAS Y POLÍTICAS DESPUÉS DEL CONGRESO

Tito prepara la retirada. – Contrastes nacionales, temas inagotables para los dirigentes yugoeslavos

A principios de noviembre de 1965, Tito visitó Zupanja y Varazdin (Croacia) para ver en marcha la reforma económica y a los problemas políticos en general[11].

Tito admitió que las nuevas medidas habían agravado el nivel de vida, afectando sobre todo a los obreros, ocupados en las empresas no rentables. De los discursos de Tito se infiere que las cesantías de los obreros asumieron grandes proporciones. El corresponsal de Times londinense[12] en Zagreb informó que a causa de la reforma económica la cifra de los desempleados aumentó en 200.000, que en la Europa occidental había 200.000 obreros ocupados y que el gobierno comunista yugoeslavo espera, facilitando la salida de los obreros, resolver en cierto grado el problema del desempleo.

En su discurso de Varazdin, Tito dio una cifra muy ilustrativa e importante para poder apreciar los resultados obtenidos hasta hoy en la reforma económica. La preocupación primordial del régimen de Tito es la escasez de divisas y el elevado déficit en la Balanza de comercio exterior. Tito declaró que Yugoeslavia disponía de un fondo de divisas tan sólo de 140 millones de dólares y estimó que la creación de dicho fondo constituía cierto éxito. Es evidente que se trata del saldo de los ingresos y egresos de divisas desde el comienzo de la reforma económica (julio 1965), o sea las divisas disponibles momentáneamente, sin tomar en consideración las deudas contraídas a causa del déficit en el comercio exterior en los últimos años. Por consiguiente, están incluidas las entradas del turismo para 1965, alrededor de 100 millones de dólares, el préstamo a corto plazo del Fondo Monetario Internacional de 80 millones y los préstamos menores de algunos Estados (Unión Soviética, Italia, Francia, etc.), en parte utilizados para cancelar las viejas deudas. Están también incluidas las remesas regulares que los 200.000 obreros envían de los países de la Europa occidental y que deben alcanzar un monto importante. Si se toma en cuenta que las cuotas de pago de las deudas exteriores para 1965 ascienden a 289 millones de dólares y 252 millones para 1966, entonces las reservas de divisas de 140 millones de dólares no alcanzan ni para enjugar las cuotas normales de la deuda exterior. A este cuadro débese agregar el déficit de 433 millones de dólares que arrojó el balance comercial en 1964 y elevados saldos negativos de los años anteriores. También se registró déficit en el comercio exterior en 1965, pese a las medidas drásticas y restrictas para reducir la importación. Para satisfacer las necesidades más apremiantes se requería la suma de 500 a 1.000 millones de dólares.

Tito reconoce que no puede procurarse esos fondos en los países occidentales. La ayuda norteamericana continúa sólo en alimentos y no puede tapar los anchos agujeros de la balanza de pagos. Para comprar víveres en Norteamérica están disponibles los créditos a largo plazo, recuperables, pero que Yugoeslavia espera, como hasta ahora, pagar con grandes facilidades o incluso que serán cancelados. Por ello se trata ahora de fomentar la importación de los países orientales. Tito no dice de qué manera incrementará la afluencia de divisas y reducirá la pasiva balanza de pagos estrechando sus vínculos comerciales con los países del COMECON. La experiencia enseña que los lazos comerciales de Yugoeslavia con los países orientales habían agravado la situación y que Tito tuvo que buscar apoyo en Occidente. Esta nueva orientación está determinada por el reacercamiento político Moscú-Belgrado. No obstante esa orientación verbal del comercio exterior hacia los países orientales, Yugoeslavia espera la ayuda sustancial de los países occidentales. Los pasos que últimamente dio el gobierno yugoeslavo para establecer relaciones más estrechas con el Mercado Común Europeo y su tentativa del otoño de 1965 de acercarse a la Asociación Europea de Libre Comercio tienden a incrementar el intercambio comercial con los países miembros de dichas organizaciones. La integración de Yugoeslavia en dichas comunidades económicas no es viable, pero Belgrado espera obtener facilidades especiales en el intercambio de bienes. A tal fin, los países occidentales deberían abrir a Yugoeslavia créditos para pagar sus importaciones respectivas. A varios países europeos Yugoeslavia debe sumas considerables que no pagó según las obligaciones contraídas.

En qué medida Yugoeslavia depende económicamente de las democracias occidentales lo evidencian claramente los envíos norteamericanos de alimentos que desde hace años constituyen la base del abastecimiento del régimen de Tito. Sin el trigo norteamericano gran parte de la población de Yugoeslavia carecería de pan. Debido a la errónea política agraria comunista, el régimen de Tito no logró resolver el problema de la producción de los alimentos básicos, pese a su gran potencial agropecuario. Pese a presuntos grandes éxitos en la agricultura el gobierno de Belgrado tuvo que negociar con Washington la compra, en condiciones muy favorables, de importantes cantidades de cereales de los excedentes norteamericanos.

Tito prevé nuevas dificultades y admite la posibilidad de la nueva devaluación del dinar. De ese modo prepara la retirada y al mismo tiempo anuncia que la responsabilidad recaerá sobre la autogestión obrera y la dirección de las empresas. En los términos siguientes de su discurso en Varazdin parece anunciar la nueva desvalorización del dinar:

"Debemos tratar de aumentar gradualmente el fondo de divisas si queremos mantener el valor estable del dinar, y no que dentro de un año un dólar valga 1.800 ó 2.000 dinares...”

En ese tiempo los precios en Yugoeslavia, tras la implantación de la reforma económica, subieron tanto que la relación del dólar: 1.250 dinares no es real. La evolución desfavorable del abastecimiento del mercado con los productos determina la permanente alza de precios, y el valor adquisitivo del dinar baja rápidamente. En la situación actual, el valor del dólar supera los 2.000 dinares. La estabilización monetaria y la creación "del dinar fuerte" sigue siendo una gran ilusión. Por consiguiente, se pone en tela de juicio el éxito de la reforma, impracticable sin la estabilidad del dinar y sin un fondo más elevado de divisas extranjeras.

Tito reconoció que en las dificultades económicas juegan un papel importante los contrastes nacionales. Grandes e insuperables dificultades surgen del conflicto entre el centralismo granservio y las "repúblicas" no serbias. Tito calificó ese conflicto en Varazdin como causa fundamental del fracaso de la reforma económica. Dicho conflicto constituye el problema sustancial estatal-político pendiente, cuya solución impide el régimen comunista granservio. Hoy, ese problema es tan patente en la política económica, que Tito se ve obligado a abordarlo nuevamente. Al respecto dijo:

"En todas nuestras repúblicas hay pretensiones importantes, en unas más, en otras menos. Ahora debemos coordinar esas exigencias para que el desarrollo económico en las repúblicas se opere con mayor armonía, en el espíritu de la unión y la fraternidad. En nuestra economía debe regir el principio de que quien contribuye a la comunidad, también recibe y quien no aporta, nada puede recibir... Hubo un período en que no se podía mirar cuanto aporta cada una región, pues sabíamos que en todas partes no había experiencia, técnicos u otras cosas, y debía darse. Por supuesto, las regiones más desarrolladas contribuyeron en favor de las atrasadas sin protestas ni recelos. Mas dicho período se prolongó bastante y ya es hora de tratar de que cada uno contribuya a la comunidad según sus máximas posibilidades. De otra manera, la gente se decepcionará y perderá el interés en producir más incluso en las regiones de mayor rendimiento y podrían producirse varias formas de intolerancia nacional".

Por lo tanto, según Tito, las repúblicas en sus demandas no siguen el espíritu de la unidad y la fraternidad, y muchos reciben de la comunidad (es decir de los fondos centrales de Belgrado) mucho más de lo que aportan. Es sabido que las repúblicas occidentales, Croacia y Eslovenia, aportan constantemente más de lo que reciben, que son explotadas por parte de Servia y que su oposición a Belgrado en las filas comunistas adquirió un carácter hostil. Es obvio que Tito formuló esa declaración bajo el impacto del descontento entre los croatas en Zupanja y Varazdin.

Cuán incómodo es ese problema para los dirigentes comunistas, se colige de la exposición de Tito al decir:

"Tengo que decir, compañeros, que todos los fenómenos negativos en el ámbito de las relaciones nacionales tienen su base económica. La gente no propende a una unión abstracta, fundada en palabras, sino que quiere la unión en la vida cotidiana, conforme coordinamos y desarrollamos nuestra economía.

"Creo que entendéis lo que quiero decir. Aunque me cuesta hablar de este tema, tengo que manifestar que últimamente había muchos fenómenos insanos que se reflejan en nuestra vida social, incluso en la ejecución de la reforma. Por eso, habría que poner orden en nuestro desarrollo económico. Este es precisamente el cometido de nuestra reforma económica. No debería suceder que en una república se atengan rigurosamente a los principios, fijados para la reforma económica, y en la otra trabajen como antes y como quieren. Tiene que haber disciplina.

"Hoy no pensaba hablar de las relaciones entre nuestras naciones. En el Octavo Congreso de la Liga (partido) Comunista hemos tratado muy a fondo y en forma exhaustiva el problema nacional, subrayando varios fenómenos negativos en nuestra vida social. Pero, después se hizo muy poco. Si me permitís decir, me parece que la situación en ese sentido empeoró. Las causas estriban en nuestra economía, en esta base de la construcción socialista. Todos nosotros que dirigimos este país, debemos organizar nuestro trabajo de manera que se apliquen las decisiones tomadas en el Octavo Congreso".

Los contrastes nacionales pesan tanto en el terreno económico que Tito, como exponente de la política granservia, debe reconocer que la unión es un concepto abstracto, basado en palabras, y que la práctica es contraria a la unidad y la fraternidad. Cuando se sabe que Servia y Belgrado en nombre de "la unión y la fraternidad" obran contra los pueblos no servios, les imponen su voluntad y dictados, entonces la declaración de Tito cobra su sentido real. Tito además, debe admitir que pese a las conclusiones del Octavo Congreso de la Liga Comunista, los contrastes nacionales se agudizaran, que están obstaculizando la efectivización de la reforma económica y que la situación empeoró. Tito dijo que habría "que poner orden", en otros términos anuncia el uso de la fuerza en la regularización de las relaciones nacionales. Con ello se abren perspectivas sombrías no sólo para la reforma económica sino, y en mayor grado, para los pueblos no servios, el croata, el esloveno, el macedonio y la minoría albanesa, contrarios al centralismo de Belgrado.

LOS DESOCUPADOS EMIGRAN EN NÚMERO CRECIENTE A LOS PAÍSES LIBRES DE LA EUROPA OCCIDENTAL. EXPLOTACIÓN DE LAS REGIONES CROATAS

Con anterioridad a la reforma económica de 1965 el número de los desocupados en Yugoeslavia era elevado. Algunos observadores extranjeros estimaron que esa cifra pasaba de 500.000, sin tomar en cuenta el desempleo latente y no registrado en el campo. La reforma económica, debido a las cesantías de los obreros, incrementó dicha cifra en 200.000.

Mientras antes la desocupación ni se mencionaba oficialmente, después de la reforma de ese tema hablan la prensa y los dirigentes comunistas. Ahora ese problema está en el orden del día de las discusiones públicas. ¿Cómo no habría de serlo? Con las cesantías en masa cunde el descontento en las capas sociales más pobres. Sobre todo, los obreros no calificados perdieron su empleo y sustento, se encontraron en la calle, deben desalojar sus viviendas urbanas. El problema es grande y complejo. Las masas desocupadas buscan trabajo en los países libres occidentales con el beneplácito de las autoridades yugoeslavas. Ultimamente, esa gran emigración al extranjero acarreó no pocos inconvenientes, porque la gente no instruida se va sin contrato de trabajo, a la ventura, en busca de pan. Así en el otoño del año pasado, varios miles de obreros, al suprimirse el visado entre Suecia y Yugoeslavia, se fueron a Suecia y como en corto plazo no pudieron encontrar trabajo y vivienda fueron repatriados. Como este suceso llamó la atención de la prensa europea, los representantes del gobierno yugoeslavo declararon que la emigración económica no es nada anormal, pues "los obreros de un país en desarrollo se van a los países adelantados para ganar más”.[13]

En la reunión del Presidium del Consejo Central de la Alianza de Sindicatos de Yugoeslavia, efectuada a principios de noviembre de 1965, se dieron las cifras de los obreros de Yugoeslavia, ocupados en el exterior. Conforme a los datos del Servicio de pasaportes, en ese momento trabajaban en el extranjero 200.000 obreros, a saber: 100.000 en Alemania Occidental, 30.000 en Francia, 20.000 en Austria, 5.000 en Suecia, el remanente en otros países. La misma fuente estima que en 1965 se fueron al extranjero 60.000 obreros, de los cuales 32.163 en forma organizada, de acuerdo a los arreglos previos de los órganos autorizados. "Debido a los trámites engorrosos, una parte se va como "visitas" o como "turistas" y tratan de encontrar trabajo por su cuenta".[14]

La mayor parte de esos obreros proviene de Croacia. Sobre 100 obreros de Yugoeslavia, ocupados en el extranjero, a la república de Croacia corresponde 65. Si se toma que ese porcentaje no cambió, en el otoño de 1965 había 130.000 obreros y técnicos de la República de Croacia en el extranjero.

Si tomamos otras regiones croatas, fuera de la república socialista de Croacia, esta cifra resulta mucho más elevada.

En la prensa yugoslava se habla muy poco de las remesas obreras. Se sabe que los obreros, técnicos y profesionales de Yugoslavia, que trabajan en el exterior, envían grandes sumas de divisas en forma de seguros sociales y de otros aportes obligatorios. Los aportes de obreros en divisas en los primeros nueve meses de 1964 ascendieron a 49 millones de dólares[15]. Como la cifra de los obreros en 1965 incrementó en 140.000 a 200.000, es decir en 43%, y presuponiendo idéntico aumento en las remesas de divisas, su monto en 1965 llegaría a 93 millones de dólares. Por esta cuerda Yugoslavia obtiene casi la misma suma en divisas extranjeras que del turismo, en el cual en dicho año aportó 100 millones de dólares. En concepto de remesas obreras y de turismo Yugoslavia obtuvo el año pasado casi 200.000 dólares, provenientes en su mayor parte de Croacia. Para el saneamiento de la economía deficitaria yugoslava y la realización de la reforma económica, las regiones croatas aportan la parte leonina, sin poder disponer de esos medios. Son muy frecuentes las críticas por parte de los comunistas croatas contra Belgrado por la negligencia del turismo y la retención de las divisas ingresadas del turismo. Esas críticas muestran hondo descontento de los croatas, tanto comunistas como no comunistas, hacia Belgrado y el régimen granserbio. La lucha en torno del fomento turístico dura años, ya que Belgrado en sus planes económicos se rehúsa a incluir el fomento de turismo en las provincias croatas.

Para conseguir divisas y aliviar la desocupación creciente, Belgrado de buena gana manda mano de obra a los países con moneda fuerte. Esa política nada le cuesta y le reditúa buena ganancia en divisas que maneja a su antojo. Aquí también sirven las regiones croatas como pingue fuente de explotación.

SABOTAJE DE LAS REFORMAS ECONÓMICAS

El tercer plenario del Comité Central de la Liga Comunista de Yugoslavia anuncia la lucha "a los enemigos de clase" y al nacionalismo.

Las maniobras de Rankovic

A fines de febrero y a comienzos de marzo de 1966 el Comité Central de la Liga Comunista de Yugoslavia se reunió dos veces en Belgrado para tratar la aplicación de la reforma económica. Fueron elaboradas y publicadas las tesis que se discutirían. Tito habló al iniciarse y terminarse la reunión. Se tomaron las resoluciones pertinentes. Esta reunión, celebrada como un plenario del Comité Central de la Liga Comunista de Yugoslavia, fue convocada para que el Partido Comunista se pronunciara oficialmente sobre realizaciones de la reforma económica. El motivo fueron las dificultades en la aplicación de la reforma y los reproches a los altos dirigentes partidarios de no poner mucho interés en la reforma. Por otra parte, se hizo patente que los contrastes nacionales -es decir la resistencia de Serbia- constituyen el obstáculo principal para la buena marcha de la reforma, de modo que el Partido tuvo que condenar una vez más "el nacionalismo y el chovinismo" de sendos pueblos de Yugoslavia, lo que la prensa occidental registró y destacó. Por consiguiente, el problema nacional y los antagonismos entre el centralismo granserbio y los pueblos no serbios fueron el tema principal de las discusiones. Además, se hace responsables de las dificultades y el fracaso de la reforma a los "enemigos de clase" dentro del país y a los "imperialistas" occidentales. La dirección comunista trató de encontrar a los culpables del fracaso de la reforma económica fuera de las filas comunistas, que serían: el nacionalismo, el enemigo de clase y el imperialismo de los países capitalistas. Como faltó el resultado esperado de la reforma, es preciso buscar alibi en forma dialéctica para la cúspide partidaria.

TESIS PARA EL PLENARIO Y EXPOSICIONES DE TITO Y RANKOVIC - IDÉNTICOS PROBLEMAS, DIFICULTADES CRECIENTES, RESULTADOS MAGROS

El nacionalismo fue el tema principal de las discusiones. A continuación transcribimos algunos párrafos de las tesis sobre dicho tema. En el prólogo, además de la baja del nivel de vida, del alza de los precios, del fracaso de la política inversionista, del aumento del déficit en el comercio exterior, se habla "del fortalecimiento de los procederes nacionalistas y particularistas". El punto 4 se refiere a la oposición de ciertos comunistas a la autogestión obrera, que "siembran desconfianza en la autogestión" o "defienden demagógicamente los intereses particulares o del grupo o asumen posiciones chovinistas". Al final de ese punto se llama a la lucha contra los fenómenos nacionales: "Hoy día toda nuestra sociedad está empeñada en alcanzar los propósitos que al mismo tiempo acelerarán el crecimiento material y arrancarán de cuajo las raíces que nutren el burocratismo, el localismo, el seudoliberalismo y el chovinismo".

Conjuntamente con el problema de autogobierno, la política de inversión es el punto principal de los intereses encontrados entre los pueblos no serbios y el centralismo granserbio. Las tesis, en el punto 16, dicen textualmente al respecto:

"Pese al curso tan equívoco, surgen conflictos en torno a la reproducción ampliada y no se observan la resolución del Octavo Congreso ni los fines de la reforma. Las inversiones fueron y siguen siendo la fuente principal de fricciones y estímulos de las desavenencias nacionalistas y localistas: desde las organizaciones económicas hasta la federación".

No obstante el principio de la autogestión, se viene forzando la integración, postulada en el punto 18 de las tesis:

"La constante promoción de los procesos integracionistas constituye la parte integrante de los esfuerzos para la realización de los fines de la reforma". Pero esos problemas integracionistas se encierran en los marcos republicanos y locales, de modo "que la protección de los intereses de semejantes agrupaciones se transforma muy a menudo en fricciones interrepublicanas e internacionales".

En el punto 23 de las tesis nuevamente se acusa al nacionalismo de "imposibilitar a los trabajadores beneficiarse de sus derechos de autogestión" y se subraya que "el burocratismo se pone el traje nacional, de modo que hoy la lucha contra el nacionalismo es inseparable de la lucha contra el burocratismo".

Por falta de unidad comunista, especialmente en el problema del nacionalismo, en el punto 18 de las tesis se puntualiza:

"La unidad verdadera en la Liga Comunista no puede concretarse en la práctica en base a los compromisos y concesiones al burocratismo, a las tendencias liberales y nacionalistas que en la última línea son contrarias a los intereses de los trabajadores y de nuestros pueblos".

En el punto 31 se objeta a la dirección comunista su tolerancia para con las tendencias nacionalistas:

"La plana mayor no asume una actitud crítica hacia sus miembros y otros comunistas que incitan y fomentan las tendencias conservadoras, burocráticas y nacionalistas".

La gravedad del problema nacional se manifiesta también en el último punto, el 33 de las tesis, donde se subraya:

"Además de las cuestiones concernientes al desarrollo ulterior de las relaciones socioeconómicas y socialistas, en la aplicación de la reforma surgió la necesidad de considerar a fondo las relaciones internacionales, las actividades no económicas, la política de cuadros partidarios, etc.".

El discurso inaugural de Tito del 26 de febrero abunda en ataques al nacionalismo y el chovinismo. Tito habló de la disciplina relajada en la Liga Comunista y de la necesidad del "centralismo democrático", subrayado sobre todo por Rankovic. Tito se quejó de que los comunistas están influenciados por la "carsija" (el grupo dirigente de los burgueses de orientación granserbia). "A veces, nos ahogamos, nos arrastra la carsija, nos arrastra el adversario...". Luego pasó al ataque frontal contra el nacionalismo:

"Miremos hoy en todas las direcciones: fenómenos en nuestra literatura, diversas manifestaciones y la glorificación de todo lo pasado, sea positivo o negativo, luego distintas tendencias occidentales, etc. Además, compañeros, allí están el chovinismo, el nacionalismo y las exteriorizaciones nacionalistas. Todo eso tiene el mismo fondo detrás del cual se halla el enemigo de clase.

"Al enemigo de clase, digamos en Croacia, Serbia, Eslovenia, Macedonia o donde sea, no le importa si en una u otra república habrá más fábricas. Le importa que nuestro sistema socialista no progrese y no tenga éxito. El nacionalismo y el chovinismo son los medios que utiliza.

"Nosotros los comunistas debemos siempre saber de qué se trata y cuidarnos de las desviaciones que llevan al chovinismo, al nacionalismo e incluso al localismo en cada república. Debemos tener presente que el enemigo de clase está todavía, y en forma seria, presente por falta de vigilancia de nosotros, los comunistas".

Hablando de las inversiones, censuró a los mismos elementos en estos términos: "Cuando resulta a posteriori que cierta inversión es improductiva, surgen disgustos, lo que aprovechan el enemigo de clase y otros elementos chovinistas y nacionalistas".

Tito, a renglón seguido, reprochó a los comunistas el dejarse influir por la "ideología de la pequeña burguesía". De esa manera el enemigo de clase divide al Partido.

"Empero, algunos comunistas se dejan seducir por la nostalgia, por la ideología burguesa occidental y por la reacción interior de la preguerra. Veamos, por ejemplo, cómo proceden ahora algunos escritores e historiadores nuestros. Están envenenando las relaciones entre las nacionalidades".

Tito aquí censuró la revista filosófica de Zagreb Praxis y otros periódicos, pues "siempre hallamos uno que otro artículo y punto de vista que no tienen nada en común con nuestros puntos de vista".

Luego Tito anuncia la depuración en las filas comunistas:

"Para los comunistas que no ponen en práctica las resoluciones de nuestra Liga no hay lugar en la Liga, que se vayan. Siempre dijimos que nuestra Liga Comunista es la de los cuadros y resulta que no lo es. Desde afuera y adentro nos inundan diversos fenómenos negativos, y el enemigo de clase lo explota. Tenemos que impedirlo y aquí hemos de ser más consecuentes que hasta ahora para que no ocurra que los comunistas se arrastren en el lodo del chovinismo, de la ideología burguesa y en la decadencia. Esas manifestaciones nacionales eran en parte comprensibles los primeros años. Pero que aparezcan y se robustezcan después de veinte años, al fin de cuentas es nuestra culpa y prueba de nuestra falta de vigilancia. Tales fenómenos agobian el desarrollo socialista y nuestras relaciones sociales. Todas esas desviaciones y actuaciones tendrán, por supuesto, consecuencias imprevistas si no las combatimos enérgicamente".

Por último, Tito inculpa al extranjero de los conflictos nacionales en Yugoslavia. "En el exterior se escribe de los supuestos conflictos nacionales en Yugoslavia, se los reactualiza. Claro que podrían surgir esos conflictos, si permitimos que intervenga el enemigo de clase...".

Rankovic también dedicó mayormente su exposición a los conflictos nacionales, el nacionalismo y el chovinismo. Esta vez censuró también el nacionalismo en Serbia, pero su mayor preocupación era salvaguardar las posiciones del centralismo granserbio contra los intereses y las reivindicaciones de los pueblos no serbios. En los últimos años muy pocas veces Rankovic abordó en público tan extensamente los problemas del nacionalismo y el "chovinismo" como en esta ocasión[16].

La reforma económica hasta el Tercer Plenario del Comité Central de la Liga Comunista de Yugoslavia no aportó mejora alguna, sino que agravó la situación. El mejor índice es el nivel de vida de las masas populares que bajó. Tito lo admitió en estos términos: "Cuando abordamos la reforma económica, decíamos que el nivel de vida no empeoraría. Ya creo que, sin embargo, empeoró...". En las tesis, pese al embellecimiento de la grave situación, se reconoce "la disminución momentánea del nivel de vida y otras dificultades". Los puntos centrales de la reforma económica son el cambio radical de la política inversionista y la práctica consecuente de la autogestión.

Las tesis subrayan como un éxito extraordinario la reducción del déficit en el comercio exterior para 1965. Es una autoilusión. Yugoslavia perdió la confianza como socio comercial en el intercambio internacional y no pudo cumplir con sus obligaciones. En el marco de la reforma económica se redujo drásticamente la importación por falta de divisas, lo que trajo secuelas muy graves. Al reducirse y en parte suspenderse la importación, la industria quedó sin el indispensable "material de reproducción", es decir sin la materia prima, los semiproductos y repuestos, y tuvo que restringir la producción. El efecto obtenido fue contraproducente, pues la producción se paralizó, se agravó el abastecimiento del mercado y se agudizó la desocupación. A principios de 1966 hubo nuevos cambios. La importación creció más que la exportación, con lo cual se agravó la balanza de pagos.

CONCLUSIONES DEL TERCER PLENARIO DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE YUGOSLAVIA

Las conclusiones a que arribó el pleno del Comité Central de la Liga Comunista de Yugoslavia el 11 de marzo último reafirman las conclusiones del gobierno central y de la Asamblea sobre las medidas de la reforma económica, iniciadas a mediados de 1965. La única novedad sería la infiltración de "la lucha de clase" en las filas comunistas, lo que revela la crisis en el Partido Comunista. Estos dos factores -el enemigo de clase y el nacionalismo- dominaron en la discusión sobre la reforma económica, mientras que el año pasado a esos factores no se les atribuyó tanta importancia.

En las "Conclusiones del Tercer Plenario" se declara la guerra al nacionalismo en varios lugares. Es llamativa la invitación a los comunistas para que luchen contra esos fenómenos. Así en el punto 9 se dice textualmente:

"Luchando por los auténticos intereses nacionales, los comunistas deben a la vez en los medios en que viven y actúan, combatir de modo enérgico, implacable y concreto todos los fenómenos nacionalistas y chovinistas. La Liga Comunista tiene la obligación de revelar la substancia reaccionaria de semejantes fenómenos y desenmascarar en lo político e ideológico a sus propulsores. En la Liga Comunista no pueden caber quienes se rebajaron a las posiciones nacionalistas. Los comunistas están llamados a luchar con su papel social y la acción ideológica por superar las condiciones objetivas y no tomarlas como justificativo del nacionalismo...". En varias partes se habla en tono análogo de saldar cuentas con el nacionalismo.

Se designan los deberes de los comunistas respecto a "la lucha de clase" dentro de las filas comunistas, particularmente en el punto 11, donde se expresa:

"Una parte de los dirigentes y de los afiliados a la Liga Comunista no percibe todo el alcance de las transformaciones sociales en las condiciones actuales y no considera desde las posiciones de clase la contradicción operada en dichas transformaciones. Eso debilita la vigilancia política, facilita la penetración de la conciencia burguesa y de los influjos antisocialistas, lo que impide ver el fondo de las formas específicas de la lucha política e ideológica que se libra en nuestras condiciones y acusa una serie de rasgos característicos de la lucha de clase...".

TITO FAVORECE EL DESARROLLO DE SERBIA A COSTA DE LAS REGIONES NO SERBIAS

Más informativo que las Conclusiones es el discurso de clausura de Tito. Tito no espera gran cosa de la reforma económica. Ya ve su fracaso y da una promesa indefinida a largo plazo. Aunque los dirigentes comunistas al comienzo esperaban de la reforma una transformación y mejora en la economía, Tito se alza contra ese optimismo:

"Cuando empezamos con la reforma económica, dijimos que el más difícil sería este año. Eso es verdad. Pero tampoco nos será fácil el año próximo. Pues, la reforma económica no se puede llevar a cabo en dos o tres años. Tal vez dure algo más. Por ello, no hay que subrayar a nuestros trabajadores lo que no es real, sino presentarles también todas las dificultades con que tropezamos. Mirando la televisión y leyendo nuestra prensa, y en base a las cartas que recibo, tengo la impresión de que hay demasiada esperanza de que de ahora en adelante, de golpe y porrazo, todo iría sobre las ruedas. Ese optimismo me preocupa un poco, ya que me parece que nuestra gente no ve todas las dificultades que nos esperan, pero que superaremos".

Los precios permanecen congelados, el nivel de vida decae, la industria está despojada, los técnicos y los obreros calificados se van al extranjero, etc. Las dificultades, en lugar de disminuir, se acumulan. Además, Tito constató que los criminales están ocupando importantes cargos en la economía:

"Tengo informaciones de una sola república, según las cuales varios miles de individuos, condenados como criminales, ocupan nuevamente cargos directivos... Esos casos se dan en todas las repúblicas. Y esa gente, ya condenada por crímenes, por protección ocupan los puestos directivos y a menudo siguen obrando como antes...".

La criminalidad en la economía es la secuela ineludible del sistema comunista, donde a causa del monopolio del partido y del burocratismo, los funcionarios no son responsables ante el pueblo, y el pueblo no puede controlarlos ni sancionarlos.

Esta vez Tito vincula su ataque al "adversario de clase" con "el capitalismo y el imperialismo". Pese a la copiosa ayuda recibida del Occidente democrático, Tito ahora descubre allí a su gran enemigo. Cuando el conflicto Moscú-Pekín atrae la atención mundial, y nadie amenaza a Tito desde Occidente, él abre el fuego contra Occidente. ¿Por qué? Tito percibe que las dificultades internas hacen peligrar su régimen y el Estado. Ante el peligro de sus adversarios internos y los vecinos comunistas, con anticipación quiere responsabilizar a Occidente y de esa manera asegurarse la ayuda de la Unión Soviética en su lucha contra el "enemigo de clase", apoyado por el Occidente "imperialista y capitalista". Tito ofrece la siguiente imagen del fantasma capitalista y del enemigo de clase:

"En la Yugoslavia anterior el adversario de clase tenía el poder y los recursos materiales. En la nueva Yugoslavia el poder lo tenemos nosotros. El enemigo de clase, o mejor dicho, el adversario de clase, está destronado. Pero no desapareció físicamente, está presente. Mantiene vínculos con todos los factores del adversario de clase en el exterior y cuenta con su apoyo.

"Como sabéis, la situación internacional se agravó últimamente hasta el extremo. El clima que reina en el mundo está cargado de electricidad y a cada momento pueden surgir excesos. El capitalismo y el imperialismo están en franca ofensiva para reconquistar sus posiciones. No es de extrañar, por lo tanto, que todo ello se refleje también en nuestro país que mantiene contactos múltiples con otros países.

"Observen, compañeros, qué es lo que escriben esos días algunos diarios extranjeros respecto a nuestro plenario. Con el Occidente promovemos la cooperación económica, el intercambio de bienes y otras cosas. Empero, en lo ideológico, no queremos acercarnos a Occidente. Tenemos nuestro sistema socialista y nuestro camino específico en la edificación del socialismo".

Refiriéndose a la impaciencia de algunos comunistas a causa de la edificación económica, Tito expresó que ciertas cosas, sin mayores daños, podrían aplazarse. Menciona dos casos que evidencian la postergación de las provincias croatas:

"Hasta ahora construimos mucho. Tomemos por ejemplo algunas obras. Para no hablar de la vía férrea Belgrado-Bar, tomemos la de Zadar-Knin. Quince años estamos construyendo 20 kilómetros. ¿Por qué? Por haber pensado que deberíamos construir, aunque cada año asignáramos a ese fin un par de millones...".

Mientras, por un lado, se gastan elevadas sumas en la construcción de la línea improductiva Belgrado-Bar (larga 700 km.) que no responde a necesidad económica sino a la megalomanía granserbia, mientras se está forzando la construcción del puerto en Bar, a los croatas se los quiere calmar con la construcción de la imprescindible vía férrea Knin-Zadar, larga un par de decenas de kilómetros. Al mismo tiempo se sabotea la construcción y la renovación de los puertos adriáticos croatas y la comunicación de la Croacia septentrional y de Bosnia con el Adriático. La comparación de Tito de las líneas ferroviarias Belgrado-Bar con Knin-Zadar es de un cinismo a ultranza.

Tito también para el futuro aboga por Serbia y respecto a las centrales eléctricas exige:

"Quisiera decir una cosa más. La república de Serbia tiene mayores obligaciones en cuanto a la construcción de las centrales eléctricas. Creo, compañeros, que eso no es asunto sólo de la república de Serbia, sino de nuestra comunidad entera. Si tomamos un criterio correcto, posibilitaremos que la república de Serbia construya lo antes posible esas obras. Se puede arreglar que alguna otra república, que dispone de recursos, participe en dichas obras...".

Por lo tanto, pese a las frases "autogestión" y la nueva política inversionista, Tito exige que las regiones no serbias sigan contribuyendo con sus recursos a la industrialización de Serbia. Para la construcción del "Ruhr serbio" otras partes de Yugoslavia deben trabajar, sudar y abandonar su propia economía. De esta manera el mismo Tito desvirtuó la nueva reforma económica en el sentido de descentralización. Se debe fortalecer la posición dominante de Serbia a costa de los croatas, eslovenos y otros pueblos no serbios. Es obvio que Tito es prisionero del chovinismo serbio.

LA DERROTA DE LOS COMUNISTAS CROATAS Y SU ORIENTACIÓN NACIONAL

Las comunistas croatas, encabezados por Bakaric, reclamaban la reforma económica aspirando al mismo tiempo a la reforma política. Esperaban vencer el centralismo granserbio con la ayuda de los comunistas eslovenos. No lo lograron. El régimen monetario es centralista también después de la reforma anunciada, y perjudicial para las regiones croatas y eslovenas. El nuevo sistema bancario y las inversiones que de él dependen se hallan firmemente en manos de la burocracia belgradense. Eso constituye un obstáculo insuperable para la autogestión y la descentralización de inversiones.

Dicha derrota se manifiesta también en el silencio de Bakaric, quien, como el iniciador principal de la reforma, no habló en el Octavo Congreso de la Liga Comunista de Yugoslavia en 1964, cuando en el foro partidario más alto se tomaron resoluciones respecto a la nueva orientación económica y de la política interior. Guardó silencio también en el Tercer Plenario, que tuvo efecto en febrero-marzo del año en curso, donde salió airoso el centralismo de Rankovic. Bakaric, verbigracia, no calla sólo en las importantes sesiones partidarias yugoslavas, sino también en Croacia. En el Quinto Congreso de la Liga Comunista de Croacia, celebrado en abril de 1965, Bakaric estaba ausente por presuntas razones de salud, y Rankovic fue el orador principal. La exposición de Marijan Cvetkovic, integrante de la minoría serbia en Croacia, como asimismo las conclusiones del Congreso se ajustaron a la línea de Rankovic.

Poco después del Tercer Plenario del Comité Central Yugoslavo, el 26 y 27 de abril de 1966 se celebró el Cuarto Plenario del Comité Central de la Liga Comunista de Croacia, con la presencia de Bakaric, quien ni tomó siquiera parte en los debates. Nuevamente Cvetkovic pronunció el discurso principal. El Plenario ratificó las conclusiones de la central partidaria en Belgrado, tomadas el mes pasado, y así manifestó su impotencia y capitulación. El silencio de Bakaric, por cierto, implica su disgusto y oposición a Belgrado.

Cuán importante es la victoria de Rankovic en el Tercer Plenario partidario del 11 de marzo de 1966 y cuán graves serán las secuelas del nuevo centralismo, particularmente para las provincias croatas, lo muestran dos nuevos casos de la política económica del gobierno central.

Tras una larga lucha en torno a la construcción del nuevo complejo para la producción de aluminio, se tomó el 28/III/1966 la resolución definitiva. Ese día resolvió el comité ejecutivo del Banco Yugoslavo de Inversiones que el crédito para la construcción de la magna planta se otorgarse a Titograd en Montenegro. Con ello fueron rechazadas las peticiones de Mostar y Sibenik, en condiciones mucho más favorables, ya que disponen de materia prima, de energía eléctrica y de comunicaciones. En la zona de Herzegovina-Dalmacia hay inagotables yacimientos de bauxita, se da la base energética y su ubicación respecto al interior y al Adriático es mucho mejor que Montenegro. No obstante, se decidió en favor de Montenegro, es decir en favor de la vía férrea Belgrado-Bar y del puerto Bar. La resolución fue tomada aunque allí no hay fuerza eléctrica ni minas. Primero hay que construirlo todo. La instalación de dicho complejo fabril significa una gran obra que asumirá en los años próximos ingentes sumas de dinero. Pero, hay que construir una gran industria en el área de Serbia, perjudicando las regiones croatas. Todos esos casos denotan el neto carácter de la hegemonía granserbia. Aquí cesa también para los comunistas croatas cualquier "unidad y fraternidad" yugoslava. Se trata de la explotación más despiadada y sistemática de Croacia y Eslovenia en provecho de Serbia.

Esta resolución afecta asimismo la economía de Bosnia y Herzegovina. La negativa de Belgrado de unir a Bosnia-Herzegovina con el Adriático culmina con esta nueva determinación. Las consecuencias no faltarán, pues Bosnia y Herzegovina se alinean cada día más con Croacia y Eslovenia y refuerzan el frente opositor a Belgrado.

Al desestimar la proposición croata de levantar una acería en Nin y la planta fabril de aluminio en el área dálmata-herzegovina, el régimen comunista granserbio asestó a la economía croata un serio golpe.

Casi simultáneamente Belgrado provocó una nueva exasperación en las regiones croatas. El diario Vjesnik, 26/III/1966, Zagreb, informó que la dirección de los ferrocarriles piensa suprimir y desmontar, a causa de su déficit, la línea de trocha angosta en la Podravina oriental. Es verdad que esa vía férrea, vieja de 80 años y de 166 km. de longitud, es anticuada, pero como el gobierno de Belgrado no tendió una nueva línea en esa comarca, es mejor algo que nada. La noticia provocó gran inquietud y descontento entre la población y los círculos económicos interesados. Así una zona económica importante quedará sin su medio de transporte más importante. En los últimos años esa región quedó rezagada y con el levantamiento de la vía férrea de Guttman se transformará en zona subdesarrollada, que Tito tanto ayuda en otras partes. La población de Podravina y de la Eslavonia central, como asimismo el diario Vjesnik se levantaron en defensa de ese viejo y gastado ferrocarril, para que esa zona no retorne al estadio primitivo.

Frente a esa destructora política de Belgrado, Zagreb manifestó en el ámbito cultural-político. Es cuando más se acercaron la clase dirigente y la oposición en la Croacia comunista. Con motivo del 130ş aniversario del resurgimiento nacional croata hubo una serie de festejos que se transformaron en una auténtica manifestación contra el yugoslavismo, la unidad y la fraternidad, y contra Belgrado. Es interesante que los festejos no se referían al resurgimiento "ilirio", sino croata. Casi todas las conferencias y disertaciones en las Deliberaciones Científicas, iniciadas en Zagreb, el 30 de marzo en el salón del viejo Concejo Deliberante de Zagreb, se referían al "resurgimiento nacional croata". Miroslav Krleza en su disertación inaugural interpretó el ilirismo en el sentido de la formación de la conciencia nacional croata. Es característico que en el acto de clausura, que tuvo efecto en el Teatro nacional de Zagreb, al lado de los dirigentes comunistas se hallaban el cardenal Seper y los representantes de otras comunidades religiosas. Esos festejos y la recrudecida lucha en torno al idioma literario contra la penetración serbia, son la reacción natural en defensa de los vitales intereses nacionales frente a la opresión, la explotación e invasión de las comarcas de Croacia.

Brugg, Suiza

 

 


GOJKO BORIC: EL CASO DEL ESCRITOR MIHAILOV

Resultó que acertaron algunos periódicos occidentales cuando al comienzo del "affaire" Mihailov afirmaron que en Yugoslavia se está produciendo el segundo caso Djilas. Mihailo Mihailov, profesor de literatura en la Facultad de Filosofía de Zadar, fue arrestado por la policía secreta comunista, UDBA, en Zadar, ciudad costera en Croacia, donde se había radicado[17]. ¿Qué mal había hecho el profesor Mihailov que el mismo Tito, presidente vitalicio de Yugoslavia, consideró necesario intervenir en el asunto? Tito tildó a ese joven profesor de literatura de reaccionario que habla despreciativamente de la gran revolución de octubre y al mismo tiempo reconvino a un grupo del fiscales del Estado: "Mirad cuántos inconvenientes nos acarreó ese artículo, publicado en Delo! Los fiscales debieron en el acto prohibir su publicación y llevar al conocimiento público esa medida"[18]. Lástima que ese artículo tan interesante, publicado luego en el exterior, lo hayan podido leer muy pocos en Yugoslavia a causa de que la edición de la conocida revista belgradense Delo, correspondiente al mes de febrero, fue secuestrada a pedido de la embajada soviética en Belgrado antes del discurso de Tito. El motivo de tal medida policial fue la segunda parte del trabajo de Mihailov, titulado El verano de Moscú de 1964.

Mihailo Mihailov, hijo de rusos, nació en Zrinjanin en Voivodina. Conoce muy bien la vida cultural, moderna y antigua de Rusia. En Yugoslavia se destacó por sus estudios en el campo de la eslavística y por sus numerosas traducciones de escritores rusos. Con gran entusiasmo se dedicó al estudio del Fiodor Mihailovic Dostoievski. Para comprender cabalmente su caso, cuadra subrayar que se trata de un estudioso y escritor que busca afanosamente la verdad, pero está obligado a vivir en un Estado comunista. Por mucho tiempo las obras de Dostoievski fueron mal vistas, y en parte lo son hoy, en la Unión Soviética. El mejor ejemplo nos lo brinda la "Historia de la literatura rusa" que hoy sirve como manual en las escuelas yugoslavas: tiene 1.036 páginas y sólo una página y media se dedica al gran escritor Dostoievki[19].

Algunos críticos rusos, serbios y croatas de orientación comunista presentaron repetidas veces a Dostoievski como "tenebroso, reaccionario y enemigo del socialismo". Mihailov refutó todas críticas injustas y tendenciosas en el estudio Dostoievski hoy día, publicado en la revista literaria Kolo[20]. Sin importarle el prestigio de ciertos críticos comunistas de Dostoievski, entre los cuales figuran los nombres del comisario del pueblo Lunacharski, de Lenin y Máximo Gorki. Mihailov analizó con criticismo sus apresurados juicios. Les objeta haber empleado métodos erróneos y no tener la capacidad de comprender la vida espiritual de Dostoievski con esta frase:

"Probaremos que la verdadera causa de la hostilidad empedernida hacia Dostoievski no estriba en que dicho escritor no supiese contestar a los problemas planteados o que diera tal vez una respuesta errada o rechazara la única solución viable, "la progresiva", sino que esa causa hay que buscarla en el hecho de que Bielinski, Mihalovski, Gorki e incluso Lenin, no supieron contestar las preguntas formuladas por Dostoievski y de ahí esa antipatía nerviosa que en los críticos menos circunspectos y respetuosos degeneró en agravios"[21].

Mihailov a continuación calificó de prejuicios y perogrulladas literarias y filosóficas todas las acusaciones formuladas contra el insigne novelista ruso, pues contradicen totalmente cuanto Dostoievski escribió. (Mihailov cita también el Diario de un escritor de Dostoievski). Aquí son patentes la sincera búsqueda de la verdad objetiva y los vastos conocimientos literarios de Mihailov.

Por la descripción del viaje que hizo Mihailov a Moscú en su artículo "El verano de Moscú en 1964", publicado en Delo, el lector se entera de muchas cosas conocidas a medias en los países occidentales. Según las observaciones del profesor Mihailov, el proceso de la destalinización en la Unión Soviética se halla en su fase inicial. En su opinión, el tema principal de la literatura rusa versará por mucho tiempo sobre los campos de concentración. Conforme lo declaró Khrushchev, entre 1956 y 1964 a las redacciones de las revistas y periódicos soviéticos les fueron entregados 10.000 novelas, cuentos y memorias que tratan de la vida en los campos de concentración soviéticos.

"De esa elevadísima cifra -prosigue Mihailov- se publicaron sólo unos cuantos manuscritos (debemos ser precavidos, dijo Nikita Khrushchev); sin embargo, las revistas soviéticas se parecen cada día más a los anales de la inquisición de Felipe II... Hoy, el gobierno soviético se enfrenta con esta alternativa: o enviar nuevamente a todos los rehabilitados a los campos de concentración o dejar que hablen libremente".

En tres décadas fueron deportadas a los campos de concentración y a los lejanos confines siberianos de 8 a 12 millones de personas. Hasta el presente fue rehabilitado un determinado número de comunistas. Por eso un estudiante de la Universidad de Moscú se quejó al visitante de Croacia:

"Los comunistas rehabilitaron únicamente a sus partidarios. ¿Y qué pasa con millares y millares de hombres honestos que no son comunistas? Pues se procede con doble criterio, uno se aplica al stalinismo y otro a los que lo combatieron. Por un lado se condena al stalinismo, y por el otro se condena a los antistalinistas".

Se tilda de traidores a los que lograron escapar aun antes de la segunda guerra mundial. Mihailov cita el caso de Ivan Solonevic que en 1937 se refugió en Occidente, donde publicó su conocido libro "Rusia en el campo de concentración"; menciona incluso la traducción croata de dicha obra editada por "La Sociedad Literaria Croata de San Jerónimo" de Zagreb, luego confiscada por los comunistas yugoslavos.

La prensa soviética no escribe de los campos de concentración de Stalin. "Eso se comprende -manifiesta Mihailov-, pues los primeros campos de la muerte no fueron organizados por los alemanes sino por los soviéticos".

"En lo tocante al genocidio -prosigue textualmente Mihailov-, Hitler tampoco tuvo la primacía. Antes de la segunda guerra mundial varios pequeños pueblos de las zonas fronterizas con Persia y Turquía fueron deportados a la Siberia septentrional, donde no pudiendo aguantar el frío morían como moscas. Esa fue la razón por la cual durante la segunda guerra mundial muchas unidades del ejército rojo se pasaron a las filas de los criminales hitleristas. Dichas unidades estaban compuestas de calmucos, tártaros, cherkeses y de integrantes de otros pueblos pequeños, sometidos a las más severas represalias. Lo mismo puede decirse de los cosacos del Don y de la formación del ejército cosaco a las órdenes del general Vlasov, o sea del 'Ejército ruso de liberación', caso único en la historia de Rusia".

Lo más interesante y a la vez peligroso -no sólo para los comunistas rusos sino también yugoslavos- es la parte en que Mihailov aboga por la revisión de la interpretación que se da a los grupos nacionales y guerrilleros que en la última conflagración mundial lucharon contra los comunistas. La revista soviética Junost (Juventud) publicó una novela sobre ese tema. Su autor, Eugenio Piljar, trata de comprender a los hombres que combatieron en el ejército libertador del general Vlasov. Piljar describe la conducta heroica de los cosacos, hechos prisioneros y torturados por el Ejército Rojo. El autor se debate en el dilema: "... Sé que son traidores, pero, ¿cómo se puede explicar la traición de esos hombres, todos ellos simples campesinos rusos que tan heroicamente van al encuentro de la muerte?".

También trata el problema de los guerrilleros que al mismo tiempo combatieron contra los soviéticos y los alemanes. Mihailov estima que en un futuro muy próximo deberá someterse a revisión total todo el complejo histórico de la Segunda Guerra Mundial.

Lo que más impresionó al profesor Mihailov durante su estada en Moscú fue la noche que pasó con los estudiantes moscovitas que recitaban poesías referentes a los campos de concentración de Stalin.

"Jamás olvidaré esa noche" -escribe Mihailov, y prosigue- "ni imaginar pude que algo parecido podría existir en la Unión Soviética... Había muchas poesías de las cárceles y de los campos, llenas de desesperanza y burlas, de protestas y resignación... Es el folklores más grandioso de nuestra época". "No debemos olvidar que los presidiarios tuvieron que escuchar todos los días que la URSS es el primer país socialista, la patria más grande del pueblo trabajador -y lo que es más importante- ¡el país más libre del mundo!".

(Sobre la vida en los campos de concentración soviéticos escribió un libro conmovedor y testimonial el ex Secretario General del Partido Comunista Croata, Dr. Ante Ciliga. Dicho libro fue publicado en francés, en París, bajo el título Le pays du grand mensonge y en alemán "Im Land der verwirrende Lüge", Ed. Verlag Rote Weissbücher, Colonia, 1953. En Buenos Aires, 1951, ha sido publicado el libro de Ciliga "Siberia - Tierra de destierro e industrialización")

No obstante, algunas de esas poesías traslucen un humor un tanto frío, como la siguiente, dedicada a la Pascua de la Resurrección:

 

Con la mirada luminosa contemplo el cielo,

Ya por la mañana capté su verdadero sentido.

Quiero ese día, lo quiero como "el día del minero",

Como "el día de nuestras fuerzas armadas".

Hoy estrepitosamente se rompen los huevos,

El oído gozoso escucha el alegre toque de las campanas,

Y los proletarios de todo el mundo se reúnen

Alrededor de la mesa festiva de la Pascua.

Todos pintan huevos con el verde y el azul

Y yo los pinto sólo con el rojo vivo

Y orgulloso los llevo cual banderas desplegadas

Como símbolo de nuestras victorias heroicas.

Con el repiqueteo solemne de cuchillos y cucharas

Nos envolvía el olor fino de la rosca de Pascua.

Cómo es agradable por entre ese bosque de botellas

Descubrir, siquiera, el rostro del denunciante.

Vamos, ˇoh! pasajero, démonos un beso fraternal,

Perdóname mi inmaculada alegría.

Empezamos a parecernos a los hombres.

Ven, un abrazo más, ¡Cristo ha resucitado!

 

Muchas de esas poesías tienen un tono triste y pesimista o tratan de la "culpabilidad" de los condenados:

 

No sé por qué me han encerrado,

Pero el acusador sin duda tiene razón.

Sin protestar cargamos con la culpa ajena

Y en etapas sucesivas marchábamos todos

Al encuentro del nefasto destino...

 

Por cierto que esas canciones se recitarán todo un siglo -una vez que les otorguen el derecho de ciudadanía- de igual modo que se cantan y recitan hoy las poesías de los presidiarios rusos, que no son tan hermosas como las melodías contemporáneas rusas, concluye Mihailov sus consideraciones sobre el folklore de los campos de concentración.

Huelga repetir aquí que el profesor Mihailov se ocupa en primer lugar de la literatura, y su viaje a Rusia tenía propósito literario. Incluso grabó en la cinta sonora el folklore de los campos de concentración y tuvo encuentros interesantísimos con los intelectuales rusos.

Su primer encuentro fue con la poetisa Bela Ahmadulina, que por sus creaciones y modo de vivir y pensar es todo lo contrario que un típico poeta soviético. Aun más interesante fue su encuentro con el escritor Yuri Bondarev, autor de la novela La calma, de carácter antistalinista, que describe la vida de los estudiantes moscovitas en la época en que regía el culto de la personalidad de Stalin. Conversaron largo tiempo del libro de Bondarev "Las causas del fascismo y la relación entre lo espiritual y lo material". Lo curioso es que los hombres inteligentes, como Bondarev, no lograron todavía liberarse del modo de pensar stalinista. Mihailov escribe al respecto: "Es sorprendente con cuánta ingenuidad los hombres soviéticos más inteligentes (salvo la generación más joven) creen que las causas del nazismo residen exclusivamente en las condiciones económicas".

Mihailov tuvo la misma experiencia en su conversación con el escritor Vladimir Tendriakov:

"Cuando discutimos el problema de la educación, me asombró que los cerebros privilegiados de la Unión Soviética hicieran suyas las más importantes tesis del stalinismo. Tendriakov defendió el famoso sistema educativo del "nuevo hombre" en el sentido del colectivismo y del sometimiento a los intereses de la sociedad. "Si alguien no quiere trabajar en beneficio de la sociedad, lo obligaremos", exclamó enérgicamente el escritor soviético. Le contesté que entre esa manera de pensar y los campos de concentración hay un solo paso y que la historia probó que con el hombre no se puede tratar de ese modo a largo plazo".

"La juventud -dice Mihailov- es la única esperanza de Rusia. Pese a que los comunistas afirman que en el 'socialismo' no hay conflicto generacional, en la Unión Soviética de hoy existe un profundo abismo entre la generación vieja y la nueva; igual que entre los ex partidarios de Stalin y la guardia joven para la cual Stalin y su época son un eslabón más del pasado soviético. Uno de los representantes más interesantes de la nueva generación es el cancionista Bulat Okudzava, el más popular en la Unión Soviética. Su popularidad se debe al contenido apolítico de sus canciones. Todo le interesa menos lo que escriben Pravda e Izvestia. Su amor pertenece a la 'gente humilde' en la que únicamente confían las 'Tres mujeres, tres hermanas, tres enfermeras: La Fe, la Esperanza y el Amor. Tres nombres populares rusos y tres postulados cristianos'".

Okudzava es antimilitarista. Hablando de la culpabilidad de guerra dice:

 

La primera guerra - no es culpa de nadie

La segunda guerra - no es culpa de nadie

La tercera guerra - ¡será mi culpa!

 

Mihailov se queja de que en la Yugoslavia comunista se sabe muy poco de la vida real en la Unión Soviética. Se desconocen los nombres de Víctor Shlovski, uno de los mejores críticos, teóricos e historiadores literarios rusos, de Nikolai Fjodor, filósofo ruso del siglo pasado o de Mihail Siemonovic Gus, excelente conocedor de la obra dostoievskiana. Asimismo es desconocido Vladimir Nikolaevic Turbin, uno de los apologistas del modernismo en el desolado paisaje social-realista de la vida intelectual soviética. Gus en su libro "Compañero tiempo, compañero arte" [22], defiende en forma vivaz y poética todos los modernismos, inclusive el cubismo.

Que en la Unión Soviética hay poetas no obligados a escribir sobre el Plan Quinquenal lo prueba el caso del lírico Eugenio Vinokurov. Mihailov dice: "Su poesía sobresale en el océano de las innúmeras obras completas de los escritores más diferentes. No hay temas sociales, no hay notas patrióticas o revolucionarias. Vinokurov escribe para círculos selectos de amantes de la poesía". "Lo que gusta a todos es siempre lo peor", Manifestó Vinokurov.

Resulta también muy interesante el encuentro de Mihailov con el escritor Ilia Ehrenburg quien, pese a sus modales de hombre del mundo y su vasta cultura, "es un típico representante de la psicología soviética, sordo y ciego a todos los argumentos y hechos empíricos".

Mihailov, en su contacto con otros críticos y hombres de letras, tuvo sorpresas agradables. "Constaté con satisfacción que uno de los típicos teoréticos social-realistas e históricos, como Gus, conoce la obra de Teilhard de Chardin". Pero de las notas y observaciones de Mihailov se puede inferir que son muy pocos los intelectuales rusos dispuestos a luchar por su independencia. "Empero -le dijo uno de los interlocutores- los heréticos son la sal de la tierra y sostienen la vida del cosmos".

Sin embargo, Mihailov no tardó en experimentar que en un Estado totalitario la herejía lleva derechamente a la cárcel. Komunista, órgano del Comité Central de la Liga de los Comunistas (Partido comunista) de Yugoslavia, condenó en términos acerbos, si bien con cierta demora, la descripción y observaciones de Mihailov. Intitulando su crítica "La mística de un cronista", Miodrag Bogicevic escribió:

El verano de Moscú de 1964 no habla sólo de la literatura y el folklore, sino también de una dudosa excursión política... La publicación de su artículo en una revista literaria nos brinda la ocasión de ocuparnos una vez más del problema de la responsabilidad en cuanto a las declaraciones públicas. Ese problema urge sobre todo hoy, después del Octavo Congreso de la Liga comunista. El Congreso subrayó de modo claro e inequívoco que en nuestro desarrollo democrático son inadmisibles desviaciones socialistas que se ocultan tras el disfraz de la libertad de discusión[23].

Poco tiempo después salió en el semanario serbio Nin un artículo en que se tilda a Mihailov de "miembro de la guardia blanca". Mihailov protestó en una carta dirigida al director del semanario. De su carta, que fue remitida en 290 copias a todos los periódicos y publicaciones de Yugoslavia, se colige que Mihailov se considera cristiano y que no está de acuerdo con "el socialismo científico", basado en las leyes naturales de la evolución. En opinión de Mihailovic, la reacción oficial contra su artículo significa el retorno al zdanovismo[24].

"Trátase, pues -explica en su carta-, que me he atrevido a pensar con mi cabeza, sin permiso previo, y a mirar con mis ojos. El quid es que en un país donde todavía rige el sistema feudal -pues los campesinos por vía administrativa están adscriptos a los koljoces-, he prestado mayor atención a las canciones populares que a la publicidad pomposa que ensalza los cohetes cósmicos".

Mihailov tiene razón cuando señala el peligro de reincidir en las concepciones zdanovistas. Tito en su discurso dirigido a los fiscales censuró también otras revistas que fueron advertidas por los jerarcas máximos del partido por su independencia relativa. Como ejemplo citamos la publicación eslovena de carácter cultural político Perspektive y la revista Praxis, editada en Zagreb por la Asociación Filosófica Croata. Perspektive tuvo que cambiar todo el elenco de redactores, mientras que Praxis todavía sigue desagradando a los funcionarios gubernamentales con sus tesis marxistas poco ortodoxas. Poco después Perspektive dejó de salir debido a la "subvención insuficiente", y la calidad y el nivel intelectual de las colaboraciones de Praxis menguaron considerablemente después del discurso de Tito.

El proceso contra Mihailov debió iniciarse el 24 de abril de 1965 ante el tribunal del distrito de Zadar, pero, a pedido del acusado, fue postergado por cinco días. Tras pasar un mes en prisión preventiva, Mihailov fue excarcelado para que pudiera defenderse en libertad en la fecha del juicio, el 29/4/1965. El magistrado acusó a Mihailov, invocando el párrafo 175 del código penal yugoslavo, y el cargo principal era el de haber agraviado a un país amigo y difundido impresos sin autorización. "Esa difusión de impresos sin autorización" se refiere a la carta que Mihailov remitió a las redacciones de los diarios y periódicos. El tribunal lo condenó a diez meses de prisión, descontando un mes que pasó en prisión preventiva. Mihailov apeló[25].

En el momento de enfrentarse con el tribunal, Mihailov fue abandonado por todos. La dirección de la revista Delo se lavó las manos mediante una declaración, publicada en el tomo correspondiente al mes de marzo (el suplente del redactor en jefe, Milosav Mirkovic, fue libertado al cabo de diez días y Delo sigue publicándose normalmente). La dirección de la Facultad de Filosofía de Zadar dirigió una nota al diario local Narodni list, alegando que muchos colegas habían aconsejado oportunamente a Mihailov no publicar sus artículos. A renglón seguido se expresa en dicha carta: "El Consejo de la Facultad de Filosofía de Zadar repudia la actitud reaccionaria de Mihailov y condena su modo de proceder... Las concepciones de Mihailo Mihailov nunca encontraron apoyo en nuestro grupo. La dirección de la Facultad lo ha suspendido de su cargo" [26].

Desde ya resulta extraño que Mihailov haya sido condenado por publicar una serie de hechos tan coincidentes con las declaraciones públicas de Tito de la época del entredicho Moscú-Belgrado. Con motivo del décimo aniversario de la guerrilla comunista en la montaña bosníaca Kozara, Tito ante varios miles de oyentes acusó a la Unión Soviética y entre otros cargos formuló los siguientes: "¿Con qué derecho moral puede Molotov reprocharnos ser asesinos, que matamos al pueblo y que queremos exterminarlo? ¿Con qué derecho puede hablar así uno de los jefes de un país en que se cometieron crímenes horripilantes y a la vista del mundo entero fueron liquidados y exterminados pueblos enteros? ¿Dónde está ahora la República de los alemanes del Volga, en que antes vivía uno de los pueblos más capaces? Terminó en las estepas siberianas. ¿Dónde está la República tártara de Crimea? No existe más, desapareció en las marismas y estepas de Siberia. ¿Dónde están los checheneses del Cáucaso? ... ¿Dónde están miles y miles de ciudadanos de Estonia, Lituania y Letonia...? No existen más, día tras día son deportados a Siberia, donde deben trabajar en condiciones pésimas para desaparecer pronto de la faz de la tierra" [27].

Tito también coincide con la descripción que hace Mihailov de los campos de concentración soviéticos. Al respecto citaremos el discurso que Tito pronunció con motivo del Segundo Congreso sindical de Yugoslavia, celebrado en Zagreb en 1951:

"Ya hablamos de las relaciones con los obreros, miremos un poco más los métodos inhumanos que se aplican contra el pueblo trabajador de la Unión Soviética. Los obreros son condenados a trabajos forzados por largo tiempo; son deportados a los campos de concentración... En síntesis, allí tratan de educar a la gente con métodos draconianos, policiales. Esos no son los métodos socialistas; semejante proceder no tiene nada que ver con los métodos socialistas[28].

La reacción violenta contra las observaciones de Mihailov no puede explicarse sólo por el hecho de que las relaciones actuales entre Belgrado y Moscú son amistosas y estrechas. En todos los países del bloque soviético, por lo menos pro foro externo, fueron repudiados y censurados los crímenes de Stalin. ¿Y en la Yugoslavia comunista? En Yugoslavia siguen siendo "tabú" los viejos discípulos de Stalin por sus fechorías no redimidas de la época de íntima y sumisa colaboración con Stalin, no obstante la oportuna resistencia de Tito (a Stalin) que en primer lugar apuntaba a la política exterior.

Uno de los motivos principales de la condena de Mihailov es que, a buen seguro, el lector atento de sus escritos podrá hacer ciertas comparaciones entre la situación y los métodos de la época de Stalin y los que prevalecen hoy en la Yugoslavia de Tito. El culto de la personalidad es obvio. Por lo demás, quod licet Jovi non licet bovi.

COLONIA, ALEMANIA OCCIDENTAL

 


FRANCISCO NEVISTIC: ¿PRESENCIAMOS EL RETORNO COMUNISTA AL HUMANISMO O AL HUMANISMO COMUNISTA?

TENDENCIAS GENERALES DE LA LIBERALIZACIÓN DE LOS REGIMENES COMUNISTAS - APORTE "YUGOSLAVO" A LA MISMA TENDENCIA

Desde hace unos años, precisamente desde la época de la espectacular carrera política de N. Kruschov como primer ministro soviético, solemos leer en las publicaciones del mundo libre sobre los supuestos cambios doctrinales y políticos de los regímenes comunistas. Rumania, Polonia, Hungría, Rusia, China o Yugoslavia son, de vez en cuando, el escenario de acontecimientos tendientes presuntamente a una liberalización o humanización del comunismo.

Queremos hacer aquí algunas reflexiones acerca de este fenómeno dentro del cuadro general doctrinario marxista, con referencia especial a lo que nos brinda al respecto la revista Praxis, editada por un grupo de filósofos marxistas en la capital croata, Zagreb.

El comunismo como doctrina filosófica, social y política se caracteriza por tener dos rasgos fundamentales contradictorios. El primero consiste en su tradición liberal[29], aceptando el evolucionismo universal en la forma de materialismo dialéctico-histórico, y el segundo en su racionalismo con la consecuente propensión hacia el dogmatismo y el absolutismo políticos[30].

Es que dentro de estos dos extremos, esencialmente opuestos, dentro de esta antítesis teórica liberal-revolucionaria y la práctica absolutista del marxismo, queremos someter al juicio las tendencias doctrinarias actuales y su pálido reflejo en la política, seguida por los regímenes comunistas, dando preferente atención a la contribución "yugoslava" al respecto.

Para evitar las confusiones o para reducirlas al mínimo, haría falta precisar bien los conceptos del evolucionismo, el racionalismo y el humanismo. Sin embargo, nos limitaremos a lo más indispensable, suponiendo un conocimiento suficiente de nuestros lectores sobre la materia.

El evolucionismo es la teoría, la hipótesis o tesis, según la cual todo lo existente y en todos los órdenes -material o espiritual- es el resultado de una material evolución genética universal. Del mundo anorgánico proviene el mundo orgánico, de éste el mundo animal y, como coronación evolutiva, del mundo animal se desarrolla el hombre, combinando "energías y facultades que en sí ya existen en la naturaleza infrahumana"[31] con la posterior superestructura de su vida intelectual y ética.

Así concebido, el evolucionismo involucra en sí el monismo materialista como su Weltanschauung, como su teoría del universo.

A pesar de que la teoría de la evolución se está imponiendo cada vez más como una tesis definitiva, existen diferencias específicas y esenciales en su interpretación. Consideramos por eso necesario exponer algunos aspectos de esas interpretaciones. De acuerdo a ellas aparecen las semblanzas del hombre y del mundo en una luz también esencialmente diferente. Estas interpretaciones resaltan de modo peculiar en lo concerniente al sentido de la evolución.

Hay una interpretación católica, otra agnóstica-positivista, otra como una "religión horizontal" (Camus), como la creencia en la misión de la raza o del proletariado, del progreso científico-técnico y económico-social, que deberían desembocar en el bienestar, la justicia y la libertad universales.

A primera vista no existe unanimidad ni dentro del ambiente científico-intelectual católico, donde la unanimidad parece más natural. Unos, como el padre jesuita, el paleontólogo francés, Teilhard de Chardin, aceptan la evolución como una tesis definitiva[32].

El Magisterio de la Iglesia, a su vez, admitiendo la posibilidad de la evolución, le pone límites y aconseja suma prudencia, sea en su aceptación, sea en su interpretación[33]. Sin embargo, no hay diferencia sustancial entre la opinión de Teilhard de Chardin y la doctrina católica oficial. Impresionado por su estudio paleontológico y biológico, Teilhard acepta la evolución del mundo material en su totalidad, aún cuando existen en ella lagunas y eslabones sueltos, mientras la doctrina oficial procede con suma cautela. Pero las dos posiciones son evidentemente teocéntricas. Todo está inspirado por el amor de Cristo y todo debe regresar a Él, realizándose, por etapas, cada vez mayor armonía, amistad y fraternidad entre los seres, especialmente entre los hombres. Un optimismo irradia de ambas posiciones en el futuro de la humanidad, sin dejar de advertir que no hay que entregarse al sueño de un paraíso de la justicia y la libertad absolutas en este "valle de lágrimas". Pero sí podemos esperar el futuro mejor, la humanización de relaciones mutuas en el amor de Cristo.

Esta interpretación del evolucionismo se llama el "creacionismo". La evolución orgánica total es posible, pero todavía no está comprobada, y el alma racional es el fruto de la actividad directa divina, siendo imposible su evolución desde la materia. Este es el creacionismo "strictu sensu" [34].

Como un ejemplo típico para la interpretación positivista, podemos citar el caso del biólogo francés, Jean Rostand, una de las autoridades máximas en el campo de la ciencia biológica actual. Él declara abiertamente que no conocemos los factores de la evolución, que tampoco sabemos en qué condiciones pudo realizarse la génesis de la vida, dudando además de la ulterior evolución de las especies. No obstante, reconoce que no encuentra otra solución mejor a estos problemas que la teoría de la evolución. Para él, esta hipótesis aclara mucho, aun cuando ella misma no está clara, dejando lugar a otras posibilidades y opiniones. Rechazándola del todo, considera Rostand, volveríamos a las soluciones míticas, incluyendo aquí también las doctrinas religiosas que invocan un saber revelado especial. En cuanto al sentido de la evolución, Rostand, liberal y ateísta, termina en un pesimismo absoluto[35].

J. Huxley, otra autoridad en el campo de la ciencia biológica, no admite como Rostand la posibilidad de otra tesis, como, por ejemplo, la creacionista. Para los hombres, según él, y de acuerdo con el estado actual de la ciencia, queda todavía el misterio del origen y del sentido de la vida. Pero las dificultades de develarlo son de carácter temporario. Un día descubriremos una energía especial, que anima la materia, que siente y piensa al mismo tiempo, como hemos descubierto la energía eléctrica, que ilumina y calienta, aun cuando permaneció desconocida por nuestros predecesores durante millones de años[36].

Las dos opiniones constituyen la interpretación evolutiva positivista y liberal. El hombre, en la libertad de la ciencia, de la investigación racional, limita todo el poder político, religioso o social, buscando nuevas soluciones y un orden mejor de las cosas, acercándose a un ideal humanitario, al humanismo liberal.

Como contraposición a estas interpretaciones -divinizadoras y optimistas unas y materializantes y pesimistas otras- tenemos otras dos de carácter a la vez seudocientífico, seudoreligioso y profético.

Nietzsche, dicen, ha inspirado al nacionalsocialismo. Zaratustra estaría como base doctrinal de su superhombre racista. "Yo les enseño el superhombre. El hombre es algo que debe ser superado... El superhombre es el sentido de la tierra. Os ruego, mis hermanos, permanecer fieles a la tierra y no dar vuestra fe a los que os vienen hablando de las esperanzas extraterrenales...", decía enfáticamente el filósofo alemán. Pero la aventura del nacionalsocialismo ha terminado trágicamente para muchísimos. No queremos discutir aquí sobre la exactitud o inexactitud de semejantes afirmaciones. Nos interesa la posición comunista, la realidad palpable y el factor determinante en la vida de muchos pueblos esclavizados, que constituyen un elemento de inseguridad permanente para los pueblos libres. ¿Cuál es, entonces, la posición marxista-comunista?

A pesar de las divergencias y discusiones científicas inconclusas, los comunistas son partidarios del evolucionismo en forma total y absoluta. Para ellos no hay duda no sólo en cuanto al origen del cuerpo humano que proviene de una materia viva preexistente, sino tampoco en cuanto al alma racional y a lo que constituye el edificio que llamamos la civilización. El materialismo monista y la evolución universal entonces son dos hechos fuera de discusión. Los comunistas no admiten ninguna fuerza extraterrenal y de carácter espiritual. Su materialismo histórico en un inmanentismo absoluto. De acuerdo a esta interpretación no hay "concepto esencial del hombre" sino sólo un "concepto sistemático natural", forjado desde el "punto de vista morfológico, fisiológico y psicológico" del mismo (Scheller).

Por esta misma razón los marxistas rechazan el materialismo mecanicista-metafísico como inepto, inadecuado para explicar la vida, la evolución y la historia. Este es un materialismo burgués, metafísico. Recién el materialismo dialéctico se convierte en herramienta apropiada para desempeñar dicho papel. La ley de unidad de los opuestos es la llave principal para este fin[37].

A nuestro modo de ver, Engels no relegaba esta ley al segundo lugar, sino le daba la máxima importancia, designándole justamente el puesto-llave en la interpretación no sólo de la evolución y los procesos en la materia anorgánica u orgánica, sino también en la vida del hombre y de la historia[38].

Para nosotros, el "movimiento innato a la materia" de Engels y el "Qual" de Bochme, que Engels acepta como principio activo de adentro de las cosas, no es otro fenómeno sino la transposición de la ley dialéctica de los opuestos al campo histórico y social-humano. La idea de Engels, en su esencia, es la misma de Lenin, sólo expresada en términos técnicos diferentes. La terminología de éste es más precisa. Recibe la forma de una filosofía oficial, dogmática, traducida en cánones "científicos", convirtiéndose después en cánones político-sociales y párrafos de una sociedad regida por el absolutismo y un tremendo régimen policial.

Hasta la aparición del materialismo dialéctico, según la doctrina marxista, la historia se desarrollaba inconscientemente o, en el mejor de los casos, girando alrededor de las ficciones mitológicas, religiosas o de la filosofía idealista. En la religión, especialmente la era cristiana, y en la sociedad de propiedad particular, especialmente burguesa, el hombre vivía en ilusiones, esclavizado y deshumanizado en su esencia, en su trabajo y en sus relaciones[39].

Para poner fin a este período de deshumanización e inaugurar una nueva época histórica, es preciso destruir la sociedad burguesa, basada en la propiedad privada, y al Estado burgués, instrumento de opresión en manos de pudientes contra sus adversarios de clase. Este nuevo período es el período histórico del socialismo-comunismo como sistema de la libertad, el bienestar histórico y la  justicia absolutos. La ciencia, el racionalismo desde ahora van a guiar a la historia y a la humanidad y no ya las ficciones mitológicas y religiosas que invocaban los explotadores y fiscalizadores inhumanos de las riquezas materiales. La alienación del hombre desaparecerá por completo. El hombre será para el hombre el máximo valor. Ahí se inaugura la época del humanismo comunista, la época de la humanidad.

Aceptando la crítica de la religión y de la filosofía idealista de Feuerbach, Marx elabora la crítica de la sociedad y del Estado burgués[40].

Pero Marx no se quedó solo con la crítica. Se convierte en el promotor de la revolución más consecuente contra la sociedad burguesa y en el profeta más grande de la sociedad futura, proletaria, social-comunista. La "crítica moralizante" es inerme. No existe una esencia inmutable del hombre. El hombre es lo que es en sus relaciones económico-sociales. Hay que cambiar éstas para cambiar al hombre[41].

De la realización de esta nueva sociedad, de esta nueva "praxis" se han encargado primero Lenin, después Stalin y hoy día están fomentándola muchos de sus discípulos e imitadores. El desarrollo y el viaje hacia la humanización universal ya no es un juego de azar. El hombre mismo toma las riendas de la evolución y de la historia en sus manos, él es "el director de la evolución"[42].

Los humanistas-racionalistas del marxismo han inaugurado así los tiempos nuevos. Con ellos se inicia una nueva época de la "aventura del protoplasma", como lo diría J. Rostand. Un camino y una etapa, por cierto, muy dolorosos. Su aventura aumentará, en forma y dimensiones, los antiguos dolores, frustraciones e ilusiones, que el biólogo francés ubica en el desarrollo biológico-histórico y social hasta ahora. El protoplasma, alcanzando su estado racional, aplicará a su aventura las ilusiones bajo el aspecto más racional y causará dolores más grandes que nunca, porque son racionales, verdaderos, justos, en vista del imaginario futuro comunista. Su racionalismo no es el racionalismo liberal, que confiaba en los principios (Camus) y la libertad de todos, sino el racionalismo del proletariado, del partido, de su jefe -Lenin, Stalin, Mao o Tito-: el racionalismo del partido, único y absoluto dueño del saber y de la sociedad. Para los idealistas de una clase es el Dios que guía la historia, ilumina al hombre y lo salva en un orden superior, y para los otros, la función del cerebro humano está sometida a fuerzas desconocidas, a "causas semejantes a la hechicería" [43].

Lafargue, amigo de Engels, dice en la misma obra de esta sociedad futura comunista:

"El ideal comunista alumbra con nueva llama nuestra inteligencia, pero ese ideal no es ya una reminiscencia sino que sale de las mismas entrañas de la realidad, es reflejo del mundo económico. Nosotros no somos utopistas, soñadores, como lollards de Inglaterra y como los plebeyos de Grecia: somos hombres de ciencia, que no inventamos sociedades, sino que las desprendemos del medio capitalista".

Pero, a pesar de este elemento evolutivo, espontáneo, con el cual debería llegar la nueva sociedad, es el racionalismo, es el absolutismo político que se imponen[44].

Este racionalismo comunista es bien diferente de aquel liberal para quien:

"Lo más grande que hay en el hombre es la soberana libertad del espíritu, la idea de que ningún poder interno o externo, ninguna fuerza ni dogma pueden limitar el perpetuo esfuerzo y la perpetua investigación de la razón humana; esta idea, según la cual la humanidad en el universo es una commission d'enqéte, cuyas operaciones no debe constreñir ninguna intervención gubernamental, ninguna intriga celeste o terrenal... conservando siempre nuestro sentido crítico... y un sentimiento de rebelión secreta... en todas nuestras afirmaciones..." [45].

Contrariamente a este racionalismo liberal, el racionalismo comunista inaugura el absolutismo político más íntegro y total. Edificabo et destruam, destruam et edificabo es su lema principal. Después de una destrucción completa de la sociedad, del Estado, de la propiedad privada, la sociedad futura se realizará por intermedio del progreso general de las ciencias, la técnica y la industrialización. Se conseguirá la abundancia de bienes que podrán distribuirse a cada uno según sus necesidades. En vista de esta futura sociedad no importan sacrificios ni dolores actuales.

"En efecto, ¿qué importancia tiene el sacrificio de los hombres si eso debe servir para la salvación de toda la humanidad? El progreso se asemeja a esa divinidad pagana terrible, que no quiso beber néctar sino de los cráneos de sus enemigos matados. Es un progreso, por lo menos, que cesará de ser torturante después del apocalipsis industrial, el día de la reconciliación". "¿Qué importa que eso será por la dictadura y la violencia? En esta nueva Jerusalén de ruido de maravillosas máquinas, ¿quién se recordará todavía de los gritos de los degollados?".[46]

Marx -intenta excusarlo Camus- no había previsto todo esto. Fiel a su tradición judeocristiana, el ideólogo marxista dijo: "El objetivo, que necesita medios injustos, no es un objetivo justo".

Los que conocen al hombre, su esencia, su historia: los que han estudiado a fondo los sistemas de la filosofía, de las doctrinas sociales, económicas y políticas, eran bien conscientes de lo que sucedería, cuando se intentó realizar "este ideal comunista". Pero lo que decían ellos, a muchos les parecía una opinión parcial, una posición tomada a priori, inspirada por los intereses de clase. A pesar de todos los aspectos negativos del nuevo sistema de gobierno y de la sociedad, el "ideal" quedó inalcanzable por la crítica y sus realizadores conservaron la aureola de auténticos representantes de la humanidad en vía de realización del bienestar, la libertad y la reconciliación universales. Recién desde el XXIII Congreso del partido comunista soviético, por boca de N. Khruschov, empezó a revelarse la mentira, la mistificación y lo ilusorio del nuevo intento. El supremo realizador del paraíso terrenal. Stalin se ha convertido en el supremo criminal de la historia, indigno de estar sepultado al lado de Lenin, quien no tuvo tiempo necesario para alcanzar a Stalin en su absolutismo implacable del racionalismo comunista.

Los nuevos esclavos no se concilian con su suerte. "Al esclavo, a quienes tienen un presente miserable y no tienen consuelo del cielo, se les asegura que a ellos pertenece el futuro. El futuro es la única clase de propiedad que los dueños conceden voluntariamente a sus esclavos". ... "Pero la rebelión en el hombre es el rechazo de que se lo trate como a una cosa, de ser reducido a pura historia. Ella es la afirmación de la naturaleza común a todos los hombres, que escapa al mundo de la fuerza".[47]

Lo antedicho lo confirman, en forma elocuente, los filósofos marxistas croatas en la revista Praxis. Ellos entran en lo más vivo del sistema en todos sus aspectos. Sus testimonios son inapreciables para quienes se ocupan del hombre, de su suerte y la ubicación en la sociedad y la historia. Lo que hasta ahora fueron apreciaciones burguesas de los "traidores" del sistema, que escogieron "la libertad", desde ahora es la autoconfesión de los marxistas mismos, que han sentido la viva contradicción entre su vocación más profunda de hombres que piensan, y el sistema y el régimen, con que han soñado en su educación filosófica, unilateralmente inculcada.

En el primer artículo de fondo de la mencionada revista del año 1964 se dice textualmente:

"La propia tradición nacional, la atracción o la aversión, los diferentes puntos de partida históricos, el grado más o menos elevado de la industrialización en los países que están marchando por la senda del socialismo, todo esto tuvo una incidencia en el desarrollo del socialismo más de lo que nadie -incluso sus creadores- pudo sospechar". Además, "la discusión sobre las perspectivas del socialismo en los países altamente industrializados ha incrementado el interés por su tema apenas tocado, que el marxismo debe transformar, en gran parte, sus categorías tradicionales, si es que quiere con éxito hacer el análisis del mundo actual". Pero: "La atención mayor la ha despertado el análisis de la posición del hombre, la cual sensiblemente difiere de la descripta por Marx hace cien años". Uno de los colaboradores en el número 2 de Praxis, considerando la crítica de "todo lo existente" como uno de los puntos esenciales de la doctrina marxista en la actualidad ha llegado al punto (en realización del socialismo) donde vale algo completamente contrario a Marx, entonces hay que ser consecuente y rechazar a Marx y no al mismo tiempo apelar a él... Porque aquí, quiéranlo o no, vale y puede valer solamente aquel (principio) lógico-formal ó o ó. O vale Marx, o aquellos que defienden las posiciones esencialmente contrarias (Praxis, Nro. 2, pág. 294, Milan Kangrga).

Danko Grlic, a su vez, escribe:

"En el mismo contexto de problemas de las verdades absolutas y eternas podemos preguntar żpor qué -para mantener a toda costa la fe casi mitológica en cuanto expusieron los clásicos- se pasa por alto (o en el mejor de los casos se trata de encubrir con 'felices expresiones') formulaciones y expresiones de doble sentido, que Lenin tuvo en realidad una opinión diferente de Marx, y éste diferente de Engels en muchas y, a menudo,  cuestiones esenciales? Seguir siendo consecuentes marxistas-leninistas, un slogan tan favorito, significa hoy en día para muchos ser fieles a todas las posiciones de Marx-Lenin, sin saber que sus conceptos, muchas veces, sobre varios problemas, especialmente en el campo de las ciencias positivas, de las tesis científicamente comprobadas, son realmente anticuadas y, ateniéndose a los mismos (y no sólo literalmente, en forma de citaciones, sino también al espíritu de algunas tesis) significa hoy la imposibilidad de entender algunas características del régimen socialista-comunista en la actualidad o, dicho en otros términos, significa no ser ya marxista. Mirar directamente a los ojos este hecho y no solamente subrayar una obediencia como la virtud máxima, y ningún apego a la tradición de los clásicos como la legitimación exclusiva de ser pro o en contra del marxismo, sería, me parece, una de las condiciones previas (pero no la única) por aquella idea, que en nuestra época prefieren llamar "el marxismo creador" (Praxis, Nro. 1, pág. 48).

En cuanto al ideal de una futura sociedad comunista de bienestar general y de libertad y justicia universales, Grlic prosigue:

"De la misma manera, a mi parecer, hoy está claro que en nombre de este objetivo ilusorio no se puede ya justificar los sufrimientos actuales". (¿Quién no se acordará aquí de Camus, que decía al respecto: "A l'esclave, à ceux dont le présent est misérable et qui n'ont point de consolation dans le ciel, on assure que le futur, au moins, est a eux. L'avenir est la seule sorte de propiété que les maîtres concédent de bon gré aux exclaves" - nuestra observación). "Así, por ejemplo, continúa Grlic, se afirma que los socialismos, el nuestro y el chino, conducen seguramente y sin vacilación hacia uno e idéntico objetivo, a la organización de la sociedad comunista. Los medios, admitimos con dolor, son diferentes, pero el motivo del movimiento, totalmente común, el fin de todo esfuerzo, idéntico. Aun en caso de una crítica radical de los medios, este objetivo queda sacrosanto: de él, de su realización, de sus cualidades, nadie intenta dudar, ni los más audaces. Y no nos preguntamos, siendo así las cosas concebidas ¿cómo es posible después de una navegación imaginaria en un vapor, en que todos los pasajeros, con pesadumbre, dejarían de pensar y sentir humanamente, que nos espere en el horizonte una nueva tierra firme de lo humano? ¿Cómo todo esto puede ser el objetivo, si por su realización hemos adoptado medios completamente contrarios a él? Otra vez vuelve a nuestra mente lo dicho por Marx: "El objetivo, que en su realización necesita medios injustos, es un objetivo injusto (nuestra observación) ¿qué será y cómo puede ser el comunismo, si en el socialismo los burócratas sin conciencia ni escrúpulos está dominando, sin el culto personal sigue creando un clima de doble personalidad y apersonalidad? Por eso, la afirmación china de que ellos ya han entrado al comunismo, no debe provocarnos solamente una sonrisa irónica y evocar unos cuantos chistes sabrosos. El asunto es mucho más trágico en su dolorosa verdad: si el socialismo chino prosigue por la senda por la que está marchando, realizará y puede realizar solamente el tipo de comunismo chino". "¿Es todavía hoy -después de las felices y amargas experiencias- necesario mantener el carácter tan ilusorio sobre el concepto de futuro? Recién entonces negaremos a fondo las exigencias escatológicas cristianas respecto al futuro, recién entonces en oposición al sacrificio por lo invisible, sacrificaremos este futuro de color de rosa en nombre de lo de "aquí" y de "ahora", lo que es el único y real trampolín para el futuro. Porque sólo un "aquí" y "ahora" y su "cómo" y "qué" pueden convertirse en base para algo verdaderamente nuevo. Por eso, esto de hoy no puede ser ni el reinado de los ascetas ni el señoría de las mediocridades, que nos conducirían a la opulencia; esto no puede ser un cuartel militar, que no podría introducir en la libertad de pensamiento; el dominio de las directivas ocultas detrás de los bastidores, de denuncias y de denunciantes moralmente arrugados, lo que nos llevaría al estado de personalidades acabadas; el dominio del odio, que nos acercaría al amor, de policía que posibilitaría la libertad, de lo inhumano que abra la puerta a lo humano. Porque ¿quién y en nombre de qué construirá la sociedad futura como patria de lo humano? ¿Quién y de dónde nos regalará tamaño constructor, si hoy mutilamos al hombre y lo hacemos insensible, inmune a todo lo humano? ¿De dónde, sino del cielo, caerá un hombre nuevo de amor, de entusiasmo, este hombre humanizado de esta sociedad humanizada? Porque en la tierra no lo podríamos encontrar, si lo reducimos a una labor-vegetación agotadora, a la coacción, a la disciplina rigurosa, a la castración mental? ¿Debemos, quizás, esperar, para que Dios en un momento extraordinario y sobrenatural le ilumine la inteligencia y le ennoblezca el alma? Creo que es necesario, en los tiempos que nos toca vivir, que el comunismo como un concepto del futuro estado imaginario de una permanente alegría y contento común, de satisfacciones de todas las necesidades y de armonía completa, se convierta en un concepto real de una sociedad, que surge de todas las contradicciones, conflictos, dolores y enfermedades del hombre de nuestro siglo, del hombre cuyas preguntas son diferentes, las necesidades más variadas, las discusiones y los dilemas cambiados desde el tiempo, en que los clásicos elaboraban los ideales de la nueva sociedad". "¿Quién pudo prever todas esas desviaciones, todas estas y muy profundas deformaciones, opresiones nacionales, exteriorización de pasiones chovinistas más oscuras, el genocidio, el trato de los adversarios ideológicos y políticos peor que el de los criminales comunes, como asimismo todos los demás horrores de la deshumanización, del terror personal, de la burocracia gris, del dominio de castas y del primitivismo, y de todo esto dentro del cuadro de un sistema, en principio, de los más humanos y libres y en nombre de los espíritus más inteligentes y más liberales, como era Marx? Quizás ¿no significó el stalinismo todo esto y, en algunos países en formas modificadas, no significa todo esto hoy todavía? Justamente por eso y después de estas experiencias: ni dudas, ni dolores, ni sufrimientos humanos son los mismos de hace cien años. Hoy, además, se hace cada vez más evidente que todo esto no es resultado de un desorden temporario o de un subdesarrollo ideológico o económico, de falta de conciencia... como se suele decir en algunas tesis pedagógico-políticas. Efectivamente, el hombre, contemporáneo a los movimientos dentro del socialismo, no piensa que muchos problemas todavía quedan abiertos como resultado de un desorden casual, el cual puede ser eliminado y superado con una producción ulterior, continuando con la nueva época y con su labor. La cuestión de una ambición morbosa, de voluntad de poder, la aparición de naciones conductoras y explotadoras de los pueblos pequeños, la liquidación de los que no piensan políticamente como nosotros, como tantas otras deformaciones, todo esto no podrá desaparecer por sí solo en la nueva época, sea ella económicamente no sé cómo desarrollada, sea que le pongamos cualquier etiqueta. Por fin hay que tener presente que no sólo quedan las cuestiones, que van a inquietar siempre de nuevo al hombre hasta que sea hombre -y sería un empobrecimiento terrible, si pudiéramos alcanzar el estado, en que el hombre no las sintiera o no reaccionara ante ellas-, sino que se plantea la pregunta ¿en qué medida en general puede ser real un concepto armónico de la sociedad en la que todos estarían contentos, la sociedad en la que estuviese realizado el slogan "a cada uno según sus necesidades"? Por lo demás, ¿por qué justamente en el momento cuando pisamos, en nuestras proyecciones ideológicas, la entrada de la historia, en el comunismo (y para algunos ya en el socialismo) sustituimos la dialéctica de las contradicciones y conflictos por la pacífica armonía de una lógica satisfacción de todas las necesidades?"

Para ejemplificar la permanencia de aquellas cuestiones, a que aluda Grlic, que inquietarán siempre de nuevo al hombre, reproducimos lo que dice B. Bonsjak en el nro. 2 de Praxis, pág. 253:

"Sin duda alguna, el hombre es el ser más trágico de la naturaleza. Solamente él sabe que es mortal y que debe morir. La conciencia de esto constituye una tragedia... El hecho de que el hombre debe morir, permanece como el misterio mayor de la existencia humana. La teología dirá que Dios ha dotado al hombre de la razón para utilizarla cuanto mejor y así conocer las perfecciones divinas del fundo. Pero, ¿por qué ni los descubrimientos científicos más recientes pueden servir al hombre religioso de argumento convincente contra la religión y contra la existencia divina? Porque la totalidad (del ser) no puede ser objeto del saber... La imposibilidad de conocer la totalidad deja para la religión todavía una posibilidad, que invoca sus soluciones escatológicas... Es decir, el egoísmo (en forma del deseo por lo escatológico) y la mortalidad del hombre quedan como elementos reservados a la religiosidad, independientemente de la forma del sistema social... Por eso lo de este mundo (ovostranost, Diesseitigkeit) no puede totalmente poner en peligro la religión... De acuerdo a la "lógica de ilusión" la religión no puede extinguirse. Sobre este punto debemos tener ideas claras".

Así, en lo sustancial, hablan nuestros filósofos marxistas. Ellos nos revelan la frustración completa del comunismo en todos sus aspectos. Su contradicción entre el liberalismo y el evolucionismo por un lado, y el deseo racionalista de realizar una sociedad racional, lo ha convertido en un sistema que nos presenta el caso de la sociedad y del Estado, en sus formas más inhumanas. El ideal se ha convertido en su opuesto. En lugar de la humanización, encontramos la deshumanización más completa, cuando los hombres, en efectos, son tratados como las cosas, chosifié, lo que Cornu, marxista francés, cree ser el fenómeno exclusivo de la sociedad burguesa.

Para terminar nuestra reflexión, podemos agregar que el mundo actual ha formado dos tipos de Estado de acuerdo a las concepciones marxistas. El mundo libre organizó el tipo de Estado burgués, instrumento de opresión en manos de la clase opulenta, plutocrática, contra los pobres, "carentes de medios sociólogos", y el mundo comunista estructuró el tipo de Estado proletario, instrumento de opresión en manos del proletariado de ayer, pero clase opresora de hoy. Los ha formado, pero decididamente entra en el período de superación. El Estado neoliberal de la posguerra registra en todos los campos -científico, técnico, económico y socio-político- grandes éxitos, demostrando en muchos campos su superioridad frente al Estado comunista. Este, salvo algunos éxitos espectaculares en el campo científico-técnico, muestra debilidades insanables en lo económico, político y humano en general más que cualquier otro sistema opresor conocido en la historia. Llegada esta forma de sociedad al extremo de sus absurdos, parece sentirse la necesidad de reorientación[48].

Sobre las explosiones "de la misma tendencia", la "humanizante" antes de la aparición de Praxis ha escrito F. Zagar en la Revista Croata, Buenos Aires. 1961. El autor con fuerte sentido de síntesis ha dado una reseña de los fundamentos de esta índole dentro del ámbito filosófico y crítico literario en la Rep. de Croacia bajo el título: "La descentralización del espíritu".

Por ahora esta orientación debería producirse en el sentido de un retorno al racionalismo liberal-científico. Se excluyen factores metafísicos y religiosos, pero reconociendo el derecho de opinión, discusión y la coexistencia de ideas diferentes. De aquí, nos parece, no estaría lejos el camino hacia una sociedad verdaderamente democrática. Reconociendo el fracaso del ideal de una sociedad comunista paradisíaca y la imposibilidad de cambiar al hombre en su esencia, reconociendo, dicho en una palabra, el trágico fracaso de "la física del alma" (Camus), después de un terror implacable para moldear la "plasticidad" evolutiva del hombre de acuerdo a las exigencias del comunismo, nuestros filósofos marxistas contribuyen grandemente a los presupuestos de una sociedad más humana de lo que nos ha mostrado el comunismo en todas sus versiones hasta ahora. El retorno al humanismo comunista significaría solamente la confirmación del "terror racional" en vista de un ideal imposible. "Nous sommes au temps de la préméditation et du crimen parfait. Nos criminels ne sont plus ces enfants désarmés qui invoquient l'excuse de l'amour. Ils sont adultes, au contraire, et leur alibi est irrefutalbe: c'est la philosophie qui peut servir à tout, même à changer les meurtriers en juges... Mais à partir du moment ou …, le crime se raisonne, il prolifère comme la raison elle même, il prend toutes les figures du syllogisme. Il était solitaire comme le eri, le voilà universel comme la science. Hier jugé, il légifère aujourd'hui" (Camus).

Los marxistas croatas testimonian una vez más que la ciencia positiva no es idéntica con el racionalismo comunista; reconocen, además, que los regímenes comunistas han cerrado la evolución, imponiendo la "armonía" de la sociedad por el terror, aun cuando Lenin decía que el movimiento es absoluto, la unidad sólo relativa, y Marx había formulado que los objetivos no son justos, si necesitan medios injustos. Es en este punto donde se decidirá si hay o no humanización del comunismo como poder. De esta decisión dependen muchas otras cosas de importancia trascendental.

Al terminar este artículo, se difundieron noticias sensacionales de cambio espectacular en el gobierno de Belgrado. El máximo exponente del terror del régimen comunista yugoslavo, A. Rankovic y sus más íntimos colaboradores fueron separados de sus funciones funestas. Los reemplazan los menos conocidos, pero no menos crueles. ¿En qué sentido, entonces, se develará la actual misteriosa efervescencia dentro y bajo el régimen comunista de Tito? Contradicciones y vacilaciones. Epur si muove!

La privación de libertad de M. Mihailov y de sus amigos, sin embargo, es deprimente, significativa, pero no para desesperar.

Buenos Aires

 

 


LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA Y EL ENCARECIMIENTO DE VÍVERES EN YUGOSLAVIA

Planes de producción 1957-1964 y su realización

Jure Petricevic, Brugg, Suiza

En 1963-64 finalizó la importante fase septenal (1957-1964) en la política agraria de Yugoslavia, iniciada en virtud de la "Resolución de la Asamblea Popular Federal sobre el desarrollo prospectivo de la agricultura y el cooperativismo" del 27 de abril de 1957. Mediante dicha resolución se reafirmó la tendencia de una política agraria más liberal, introducida en 1952-53 con la disolución de los koljoces, el reconocimiento del propietario campesino como un elemento permanente en la vida social y económica, y el intenso fomento del sector socialista de la agricultura. Con dicha resolución se impuso como objetivo principal la intensificación y el aumento acelerado de la producción, con el propósito de llegar al abastecimiento total del mercado interno de víveres y materias primas agrícolas y de independizarse de la importación, o sea de la ayuda de los Estados Unidos en artículos alimenticios. Como instrumento principal de esa nueva política agraria del régimen de Tito[49] fueron previstos el sector socialista de la agricultura, vale decir, las fincas agrícolas estatales, el remanente de las cooperativas campesinas de trabajo y las granjas de las cooperativas agrícolas y de otras instituciones agrarias. La mayor importancia se atribuyó a la colaboración entre la cooperativa agrícola y el productor individual. A través de esa cooperación con la cooperativa se procuró incluir al campesino individual en el sector socialista y colectivizarlo por vía indirecta. La búsqueda de nuevas soluciones mediante la incorporación de la finca privada al programa oficial fue comprensible y necesaria después del fracaso de la colectivización, pues entonces del total de la superficie cultivable sólo el 10% perteneció a las granjas y cooperativas agrícolas estatales. En 1963 esa relación llegó al 12% [50].

Para ensanchar la base de producción era preciso atraer el mayor número posible de campesinos a la cooperación con las cooperativas y así fortalecer el sector socialista. Esa colaboración se limitaba en líneas generales a la producción de cereales y de algunas otras faenas (el arado, siembra, cosecha, etc.). Hasta ahora esa cooperación no fue grande y en 1963 comprendía sólo el 13% de la superficie cultivable de los campos individuales, mientras que la ganadería, la producción vinícola y frutícola no fueron afectadas por la "cooperación" ente el campesino y la cooperativa. Mediante esa cooperación la cooperativa agrícola general debería transformarse en el portador del progreso y de la socialización del proceso del trabajo en el campo. Dada la débil participación de los campesinos en la "cooperación" y en base a los datos oficiales se puede establecer con objetividad que dicha cooperación dista mucho de haber alcanzado el objetivo propuesto y que, de hecho, fracaso rotundamente.

Los bienes agropecuarios del "sector socialista" (propiedad del Estado) conjuntamente con los productores individuales bajo la conducción de las "cooperativas", tuvieron como cometido la realización de los fines trazados, y a disposición de ese sector se pusieron todos los medios estatales y cooperativos. A través de dicho sector se gastaron casi todos los fondos del presupuesto nacional, se le otorgaron todas las facilidades crediticias e impositivas, se le concedieron ventajas en al adquisición de máquinas e implementos, etc. El productor individual pudo utilizar únicamente ciertos créditos a corto plazo y eso en colaboración con las cooperativas comunistas. Pero en las inversiones a largo plazo, tales productores han sido y siguen siendo totalmente postergados. El sector privado está agobiado con altos impuestos y condenado a una vida difícil y a la capitulación frente ala "cooperativa".

En la resolución de la Asamblea federal sobre el fomento agrario y el cooperativismo figuran las cifras que deben alcanzarse en la producción durante los 6 o 7 años dentro del plan en vigencia. Según ese plan, el rendimiento anterior de trigo por hectárea deberá incrementarse en dicho plazo el 50% como promedio para todo el Estado, es decir a 2,3 m2 por hectárea, y en las comarcas netamente cerealistas, en la Croacia oriental y Voivodina, el rendimiento promedio por hectárea deberá llegar a 3 toneladas. El rendimiento de maíz tendría que alcanzar 3 toneladas en lugar del promedio actual de 14 quintales por hectáreas. La producción ganadera debería aumentar también en el 50%. Además se preveía un considerable incremento de las plantas industriales, de frutas, hortalizas, legumbres, patatas, etc.

Al vencer el plazo previsto de 7 años y al comienzo del nuevo plan septenal, cabe apreciar y analizar el resultado del plan para 1957-1964.

Dada la escasa participación de los campesinos individuales en la cooperación, vimos que ese nuevo programa agrario fracasó también en su aspecto político. Como la superficie cultivable de los bienes socializados del 12% de la superficie total es muy exigua, el efecto lógico y directo de la nueva política fue mínimo. (La superficie cultivable de las granjas socializadas y la particular en cooperación con las cooperativas importaba en 1963 el 24% de la superficie total de Yugoslavia, es decir, apenas la cuarta parte). Aun mejor ilustra ese fracaso la relación del ganado en los campos socialistas y en las haciendas de los campesinos individuales. Afines de 1963 la cantidad de vientres en el sector socializado llegaba apenas al 9% del ganado en Yugoslavia, es decir, el 91% restante pertenecía a los pequeños propietarios campesinos.

Producción cerealista

Como las mayores dificultades en la producción agrícola y en el abastecimiento de víveres en Yugoslavia corresponden a los cereales, y en primer lugar al trigo, nos ocuparemos en primer término de ellos en nuestro análisis del plan 1957-64. Los resultados de la cosecha de 1964 y las acres polémicas en la prensa yugoslava después de la cosecha facilitan la apreciación. Mientras que en los últimos años los dirigentes comunistas anunciaban grandes progresos en la producción y a pesar de la creciente dependencia de los Estados Unidos para abastecerse de trigo, se mostraron seguros de nuevos éxitos y de emanciparse de la ayuda foránea, pero la cosecha de trigo de 1964 significó un gran fracaso y mayor dependencia de la ayuda americana, es decir, del extranjero, y la agudización de la latente crisis agrícola. La dependencia del extranjero se tornó aun más aguda e incómoda en vista de que el Senado norteamericano, y previamente la Cámara de Representantes, en septiembre de 1964, imposibilitaron la nueva ayuda, poniéndola en los carriles del comercio habitual, ya que la importación mayor de cereales, pagadera en dólares, significa para Yugoslavia obstáculos insuperables. La única esperanza del régimen de Tito se cifra en que el gobierno de Washington hallará la vía apropiada para proseguir con su abundante ayuda en víveres. Aquí las perspectivas no son tan halagüeñas como en los años anteriores, en vista de la integración de Tito al bloque soviético. Pero no debe excluirse que a raíz de la inseguridad política, surgida en la Europa oriental, Washington ceda nuevamente a Tito y continúe brindándole asistencia económica. Esa ayuda debería ser a largo plazo, pues el fracaso de la producción agrícola es un fenómeno serio que no puede eliminarse en un año.

El resultado de la política agraria de Tito debe ser ponderado con doble criterio: con el rendimiento por hectárea y la importación de trigo.

Al tomarse la resolución en abril de 1957 sobre el fomento de la agricultura, se tuvieron en cuenta los promedios de trigo de varios años que superaban los 10 quintales por hectárea. Como objetivo se fijó el rendimiento de 23 quintales. Con tal rendimiento la cosecha de la superficie total cultivada de unos 2 millones de hectáreas daría 460.000 vagones de 10 toneladas cada uno, lo que según las estimaciones aproximativas cubriría las necesidades internas. Después de la resolución los rendimientos aumentaron gracias a los abonos forzados y a la implantación de las variantes italianas de trigo, generalmente de mala calidad y poco resistentes al frío y a las plagas. Pero durante el período de 1957-1963 el rendimiento por hectárea nunca alcanzó los 20 quintales, y en 1964 llegó sólo a 17,6. Cabe destacar aquí que el rendimiento de trigo de 20 quintales por hectárea es muy bajo en confrontación con el rendimiento alcanzado en Europa central y occidental y que el promedio de muchos años en varios países osciló entre 30 y 40 quintales por hectárea[51]. En el esquema siguiente se ofrece la evolución de la producción triguera de 1957 a 1964.

Producción de trigo en Yugoslavia[52]

1957

1958

1959

1960

1961

1962

1963

1964

Superficie total 1000 has.

1970

1990

2130

2060

1960

2130

2140

3100

Producción total 1000 ton.

3100

2450

4130

3570

3170

3510

4140

3700

Rendimiento por ha., quint.

15,8

12,30

19,4

17,3

16,1

16,5

19,3

17,6

El rendimiento de trigo por hectárea, no obstante cierto incremento, se mueve en los últimos años en límites muy estrechos. Según los datos oficiales, el promedio en el "sector socialista" es mucho más algo a causa de abonos intensivos de las variantes italianas de trigo, de las que se esperaban milagros, pero que fallaron tal como lo preveían los especialistas en la materia. Resulta que la cosecha de trigo es insuficiente para abastecer al país de pan, lo que se refleja en la importación, que crece de año en año. La importación y la exportación de cereales se reflejan en este diagrama:

Cereales y sus productos[53]

1957

1958

1959

1960

1961

1962

1963

Importación, 1000 toneladas

1199

829

1119

187

826

867

1922

Exportación, 1000 toneladas

56

748

366

677

384

56

110

 

En 1960 se produjo cierta mejora en el aprovisionamiento de trigo de panificación. Debido a la buena cosecha de 1959 disminuyó la importación e incluso hubo saldos exportables. Fue un fenómeno transitorio. Luego, la dependencia de Yugoslavia de la importación de cereales crece rápidamente y en 1963 alcanza 15 millones de toneladas. Esta cifra alcanzará en 1964 casi 2 millones de toneladas.

¿Dónde reside la causa del lento crecimiento y en los últimos años, de la disminución de la producción de trigo? Como las condiciones naturales son propicias y el estado actual de la técnica de producción hace posible, en opinión de los especialistas competentes, que el rendimiento en Yugoslavia llegue a 30 quintales por hectárea, las causas hay que buscarlas en otra parte: en la organización de la producción y en la política agraria.

Es insana una política si se postergan las fincas privadas que abarcan el 88% de la superficie cultivable y se fomenta y ayuda al "sector socialista" por motivos políticos, pues de esa manera se quiere dejar de lado al productor individual y llevar a cabo la socialización en la agricultura. No fue una socialización compelida la que fracasó, sino la indirecta, mediante la postergación de la propiedad campesina privada, cargada además de altos gravámenes.

El propósito de las autoridades era incrementar en las granjas estatales la producción de los artículos alimenticios para satisfacer la mayor parte o la totalidad de la demanda del mercado. Esa necesidad es mayor en el abastecimiento de trigo y, a primera vista, parece fácil vencerla. Como el propósito urgía, el Partido recurrió al medio más sencillo: introducir las variantes de trigo foráneas de alto rendimiento y aplicar la técnica contemporánea de producción (arado hondo, siembra densa, abonos abundantes, etc.) que aseguraran un éxito infaltable y rápido. Sin vacilar mucho, se recurrió a las variantes italianas de trigo por su alto rendimiento. Muchos especialistas advirtieron enseguida los peligros y riesgos de tal experimento. A diferencia de otras culturas agrícolas, las variantes foráneas de trigo no pueden sin más trasplantarse a otros suelos, sino deben cultivarse variantes propias adecuadas a las condiciones locales, resistentes a las heladas y plagas, etc. Para seleccionarlas se pueden experimentar también variantes extranjeras. Los especialistas sabían que las variantes italianas de trigo no eran apropiadas para las condiciones locales y que su calidad no era buena. Sin embargo, las autoridades optaron por esa variante dado que las locales no satisfacían y sería largo esperar el cultivo y la selección de nuevas variantes. Arando muy hondo, en contraste con lo que se hacía en las zonas trigueras, mediante siembra demasiado densa y abonos intensivos, se procuró alcanzar los rendimientos máximos de 50, 70 y hasta 100 quintales por hectárea. De vez en cuando se logran esos rendimientos en las granjas estatales. Pero el promedio total creció en proporción modesta, lo que se atribuyó principalmente a los métodos anticuados de producción de los campesinos. Se esperaban nuevos éxitos en el "sector socialista" a tal punto que no habría ya necesidad de importar trigo.

La mala cosecha de trigo de 1964 mostró la debilidad de esa política y obligó a reexaminar a fondo el programa trazado. En Vjesnik de Zagreb se organizaron conferencias de especialistas y de funcionarios. Como toda la culpa no podía derivarse del mal tiempo, nuevamente se discutió sobre las variantes de trigo y la técnica de producción. No obstante opiniones divergentes, cabe concluir de las encuestas y conferencias que no era prudente recurrir únicamente a las variantes italianas de trigo, que resultaron inapropiadas para las condiciones climáticas de Yugoslavia, además de ser el trigo de mala calidad.

Se verificó también que la técnica empleada contribuyó a la mala cosecha de 1964. Habría, pues, que cambiar a fondo la política del trigo, sin admitirlo expresamente. Se reconoce que hay que tomar en cuenta en primer lugar las variantes locales, en cuyo cultivo y selección trabaja asiduamente el profesor M. Koric, que aun antes de la guerra logró grandes éxitos y figura entre los opositores más enérgicos a la introducción de las variantes italianas de trigo. De esa manera tardarán en alcanzarse los fines propuestos, y el aprovisionamiento de trigo requiere éxitos rápidos y altos rendimientos. Así el problema se reduce nuevamente al terreno político. Para lograr un éxito sólido y permanente las autoridades deberían fomentar las granjas privadas, brindarles todas las facilidades de que se beneficia el sector socialista y rebajar los gravámenes sobre la propiedad particular. De ese modo, con las variantes locales se incrementaría paulatina pero seguramente la producción y se aseguraría la atención del mercado interno. Una reorientación de la política agraria en ese sentido es poco verosímil, por tratarse de una cuestión principista que para todo gobierno comunista es de gran importancia. Por otra parte, depender de la importación, es decir de la ayuda norteamericana, no es cómodo, y últimamente es inseguro, teniendo en cuenta que el Congreso de Washington exige la suspensión de ayuda en víveres al gobierno de Tito.

El régimen comunista yugoslavo se debate, por eso, en una grave crisis. Para hallar una salida cualquiera en el verano de 1964 fueron aumentados los precios de los productos agropecuarios. Esa alza se produjo, en primer término, a pedido del "sector socialista" de la agricultura, que, a despecho de la copiosa ayuda oficial, opera con ingentes pérdidas. Claro que con dicho aumento se beneficiarían también los campesinos, lo que en parte estimulará la producción. Pero, como por el momento los demás factores de la producción en el sector privado permanecen invariables, ese aumento por sí no provocará un cambio radical.

La producción de maíz en Yugoslavia[54]

1957

1958

1959

1960

1961

1962

1963

Superficie total 1000 has.

2590

2390

2580

2570

2510

2460

2410

Producción total 1000 tn.

5660

3950

6670

6160

4550

5270

5380

Rendimiento por ha. quint.

21,9

16,5

28,8

23,9

18,1

21,5

22,3

 

Durante 1957-1963 ni un solo año se alcanzó el objetivo de 30 quintales por hectárea. Según las primeras estimaciones de la cosecha de maíz en 1964, se lograría el mayor rendimiento desde la "Resolución" de 1957: la producción total de maíz, según esas estimaciones, alcanzaría 6,8 millones de toneladas, o sea 1,3 millones de toneladas más que en 1963, lo que en la superficie de 2,4 millones de hectáreas correspondería al rendimiento promedio de 28 quintales por hectárea. El fin propuesto de 30 quintales por hectárea es muy modesto en vista del progreso actual de la producción de maíz. Gracias a los maíces híbridos y la técnica moderna, hoy se considera bajo el promedio de 30 quintales por hectárea, y los países progresistas libres registran en la producción maicera promedios más altos de 30 quintales por hectárea y tienden al promedio de 50 quintales por hectárea, incluso más alto. En Yugoslavia las condiciones naturales para la producción de maíz son muy favorables y ese país figura en segundo lugar por superficie cultivada en Europa, después de Rumania (no contando a la Unión Soviética). Hay grandes reservas de producción, poco explotadas hasta ahora. Yugoslavia, con su actual producción de maíz puede cubrir sus necesidades internas, pero con un rendimiento mayor podría incrementar su exportación y asegurar mejor el sustento, el pasto y forrajes para su ganadería, lo que resulta indispensable para el incremento de la producción ganadera.

La producción ganadera

Para la alimentación de la población reviste suma importancia la producción ganadera, a la que todos los planes del gobierno y el partido comunista dedican atención especial. Para el año 1957, el plan septenal preveía un gran incremento en dicha producción. Empero, los resultados conseguidos aquí son más bajos e insatisfactorios que en otros sectores, lo que se desprende del siguiente diagrama del ganado y la producción láctea:

Cantidad de ganado y producción de leche[55]

1957

1958

1959

1960

1961

1962

1963

1964

Total ganado 1000 cabezas

4947

4860

5038

5297

5702

5884

5355

5106

Cant. vacas 1000 vientres

2562

2634

2503

2536

2678

2763

2689

2616

Leche vacuna en mill. Lts.

2094

2126

2231

2214

2181

2153

2105

Prod. leche s/vaca lechera

1103

1098

1122

1107

1063

1078

1091

De 1957 a 1964 el estado numérico del ganado incrementó muy poco. De 1959 a 1962 se registró mayor aumento, pero desde 1962 el número de vacunos decae rápidamente y oscila ahora alrededor de 5 millones, es decir, como era hace 10 años. Respecto a las vacas lecheras cabe anotar un desarrollo análogo. Como la producción lechera por vaca en los últimos siete años no varió, permanece estancada la producción total de leche, lo que se refleja en el abastecimiento insuficiente del mercado de 20 millones de consumidores, según testimonia la prensa yugoslava.

Para apreciar mejor el grado actual de la producción lechera, conviene comparar la producción anual de leche por vaca en Yugoslavia con la registrada en los países de Europa occidental. Según se colige del diagrama precedente, una vaca lechera en Yugoslavia produce anualmente 1.100 litros de leche, mientras en Alemania Occidental, Suiza, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Holanda, Bélgica y Gran Bretaña la producción lechera anual por vaca asciende a 3.000 y 4.000 litros, a veces más también[56]. En esos países la producción anual menor de 3.000 y 4.000 no es rentable y hoy se considera indispensable la producción de 4 a 5.000. Si cotejamos esos rendimientos con el de Yugoslavia, veremos que la producción de 1.100 litros anuales por vaca es muy baja y desastrosa desde el punto de vista económico. Eso pasa en un país donde las condiciones para la cría vacuna y la producción lechera son óptimas. Si se tratara de una diferencia mínima, vaya y pase, pero la producción de leche en Yugoslavia es tres o cuatro veces más baja que en los países mencionados, lo que se debe exclusivamente al sistema económico vigente en Yugoslavia. Pero no sólo el atraso es grande, sino que pese al plan septenal y al fomento agropecuario, desde 1957 la producción de la leche no varió. Es el mejor indicio de que la nueva política agraria no es sana y que resulta contraproducente.

En cuanto a la producción de carne, la situación es algo mejor que la lechera. El número de ganado sacrificado del 1957 al 1963 aumentó. El incremento más alto lo acusa la matanza de porcinos con el 55%, y la de bovinos con el 28% y ovinos con el 12%. Mas ese aumento ni de lejos responde a las necesidades reales del mercado ni a los fines propuestos. La falta crónica de carne en el mercado, permanentes discusiones sobre cómo mejorar tal situación y nuevos planes llenan a diario las columnas de la prensa yugoslava. La situación no mejora en los últimos tiempos, sino que empeora, lo que atestigua la disminución del número de bovinos.

Respecto a la producción pecuaria, la relación de las granjas socialistas y los campos privados es distinta que en la producción de cereales. En la ganadería, la participación del sector socialista es insignificante. Del total de ganado en 1963, sólo el 9% correspondió a las granjas estatales, y respecto a las vacas lecheras, esa proporción alcanzó sólo el 6%, en los porcinos 13% y en los ovinos 5% [57]. De modo que la producción ganadera depende prácticamente del sector campesino privado. La producción ganadera es más compleja que la triguera y de ahí que el "sector socialista" es muy inoperante en ese terreno. Pero como, por otra parte, por razones políticas y doctrinarias, el régimen comunista no quiere fortalecer la hacienda campesina, la producción no puede progresar. El campesino, en vista de las condiciones imperantes, no tiene interés en aumentar la producción y le faltan los medios necesarios. Muchos campesinos abandonan la tierra y se dedican a otras tareas. Su tierra en parte pasa a las cooperativas agrícolas comunistas, incapaces de cultivarla en debida forma. Superficies desiertas, campos abandonados y aldeas vacías son casos frecuentes en la Yugoslavia actual.

Causas y consecuencias más hondas

Aunque la participación del "sector socialista" en la agricultura es pequeña, las autoridades intentaron por esa vía satisfacer las necesidades del mercado y de la población en alimentos. Pese a que todos los recursos estatales se pusieron a su disposición, los objetivos propuestos no fueron alcanzados y el fracaso en la producción de trigo resultó grande. El cálculo fue erróneo. El sector socialista ni por su dimensión ni por su calidad es capaz de satisfacer esa demanda.

Cabría preguntarse ¿por qué no ampliar el "sector socialista" y aumentar el número de las granjas socializadas en la medida de satisfacer las demandas del mercado, cuando el sector privado queda estancado? En el fondo es el problema básico del sistema comunista en la agricultura. Conforme al programa doctrinario comunista, lo más simple sería establecer las granjas estatales y las cooperativas comunistas que se encargarían de la producción total. Tampoco la Unión Soviética pudo realizar la socialización total de la agricultura ni lo pueden otros Estados comunistas por una sencillísima razón: en los sovjoces el Estado corre todo el riesgo, pues todos los empleados cobran del erario estatal, y todas las inversiones y otros gastos van por cuenta del Estado; como por falta de interés e iniciativa de los empleados y obreros y por burocratismo se opera con pérdidas, Stalin tampoco osó estatizar toda la agricultura. Por eso se ensayó con las granjas colectivas (koljoces en la Unión Soviética, cooperativa campesina de trabajo en Yugoslavia y en otros países comunistas). Aquí los productores, los socios de la cooperativa, corren todos los riesgos. Estas granjas colectivas deben dar al Estado, en condiciones favorables y previamente estipuladas, una parte de sus productos, y como aquí el interés del productor no es grande, su éxito y progreso no satisfacen. Stalin permitió al kolhoznik, a fin de despertar su mayor interés, cultivar por su cuenta hasta media hectárea, criar una vaca u otro ganado. De esa manera está balanceado el interés general y el privado, a duras penas se abastece el mercado y ciertos artículos provienen en gran parte o totalmente de la granja privada. Ese sistema sigue después de la muerte de Stalin; no Kruschev ni sus sucesores lo han modificado.

Tito, en vista de las condiciones específicas en Yugoslavia, tuvo que hacer mayores concesiones al campesino que Stalin. En 1952 se vio obligado a disolver los koljoces y otorgar libertad a los campesinos. Pero, por razones doctrinarias, no pudo facilitar simultáneamente el desarrollo de la propiedad privada, y trató de colectivizarla por vía indirecta. El campesino acogió con alegría su liberación del koljoz y de otras medidas coercitivas, y el consumidor urbano quedó satisfecho por la implantación del mercado libre. El aprovisionamiento de alimentos iba mejorando, pero quedaron pendientes algunos problemas básicos del campesino y del régimen. El gobierno de Washington suplía el déficit. Al fracasar los nuevos experimentos y la "liberalización", Tito necesita permanentemente esa ayuda que por motivos políticos deviene insegura. Si un día cesa esa asistencia, su régimen se hallará en una situación harto precaria. Los políticos de Washington no se han dado cuenta de que están destruyendo el campesinado libre de Yugoslavia, la oposición más eficaz al comunismo.

Tampoco la situación del campesino mejoró. Ahora está libre en su campo, pero a causa de onerosos impuestos y por falta de ayuda estatal su campo se estanca y arruina. El régimen de Tito no le quiere conceder mayor libertad ya que con ello socavaría sus cimientos. Hoy, tras la reincorporación de Tito al bloque soviético, tales concesiones son menos probables.

Una de las secuelas importantes de la postergación del campo y de la presión sobre los campesinos es la afluencia masiva de la mano de obra a los centros urbanos. Dicha afluencia suscitó nuevos y graves problemas. El desarrollo industrial en Yugoslavia es lento y pasa por una grave crisis, sin poder emplear toda la mano de obra que crece diariamente. El resultado es la desocupación de muchos obreros y en primer lugar de los obreros no especializados que llegan del campo. En el verano de 1964, la cifra de los desocupados llegaba a medio millón. Además la gran afluencia de la mano de obra creó serias dificultadas en cuanto a la vivienda. La falta de vivienda es ya crónica en Yugoslavia, y la nueva afluencia de obreros a las ciudades la agudizó. Es obvio, pues, que una política agraria forzada y arbitraria surte efectos negativos en el terreno obrero y habitacional y agobia a todas las clases sociales.

Desde luego, el régimen de Tito está más apretado que el campesino. Hay que suplir la gran falta de alimentos. El atraso de la agricultura abruma toda la economía y paraliza el progreso del país. El régimen busca salida y en el verano de 1964 las autoridades centrales de Belgrado fijaron el nuevo programa para el desarrollo agrícola. La medida más improtante fue el alza del precio de los productos agropecuarios.

Nuevo programa agrario en el plan septenal 1964-1970

La mala cosecha de 1964 y el abastecimiento insuficiente del mercado con carne y leche obligaron al gobierno y al Partido a reexaminar la situación y tratar de hallar una salida a la crissi agrícola. El Consejo Federal y Económico de la Asamblea Federal adoptó el 10 de julio de 1964 una Resolución relativa al desarrollo agropecuario. Se trata de una especie de programa agrícola para el futuro plan septenal 1964-1970. Los puntos principales de dicho programa pueden resumirse como sigue:

Primero se recalcan "grandes éxitos" del plan anterior en la producción agrícola, pero a rengl0ón seguido se dice textualmente: "La agricultura fue en el plan vencido una de las causas principales de la desproporción y la inestabilidad en el desarrollo económico del país". "En el período venidero es imprescindible asegurar un aumento mayor que hasta ahora". ¿Cómo alcanzar tal objetivo? La Resolución establece el camino:

"En la estructura actual de la agricultura, el crecimiento de la producción puede asegurarse únicamente con el desarrollo acelerado de la gran producción social y con la mayor actividad de las organizaciones obreras en el desarrollo de la cooperación con los productores individuales".

"Los factores de la reproducción ampliada, del desarrollo de la producción y de las relaciones socialistas en la agricultura en el período futuro, deben ser los combinados agrícolas, las granjas y cooperativas agrícolas (comunistas) y otras organizaciones que se ocupan de la elaboración y comercialización de los productos agrarios. Por consiguiente, el desarrollo de la producción agrícola organizada constituirá en adelante la base para un desarrollo más rápido, eficaz y estable de toda la agricultura y del mercado de los productos agrarios".

A continuación se recalca que, además de intensificar la producción en las superficies existentes, es menester aumentar el área de la producción social, robustecer la integración de la agricultura y la industria, etc. Respecto de los fines de producción la Resolución dice:

"El objeto más importante de la política de producción en el período venidero es la eliminación de la importación de trigo y el desarrollo acelerado de la producción ganadera".

Como medida principal y más importante para el incremento acelerado de la producción se estima el alza de precios.

"Por ello es necesario que con la actividad más libre del mercado y con las medidas de la política económica aumenten gradualmente los precios de los productos agrarios y se ajuste su relación a los precios en otros sectores económicos".

Asegurar el mercado único, el nivel y las relaciones de precios compete a la federación y otras comunidades político-territoriales.

Nuevamente fue definido el papel del productor individual. Se le asegura lugar sólo dentro de la colaboración con las organizaciones agropecuarias. La relación está definida en estos términos:

"A causa de la notable capacidad de producción y de las posibilidades potenciales insuficientemente aprovechadas, huelga fomentar con más energía y extensión la producción agropecuaria en las superficies de la propiedad privada mediante la cooperación de las organizaciones agrícolas de trabajo con los productores individuales. La política económica debe estimular a los campesinos para que en unión con el sector social aumenten la producción y la productividad de trabajo y en esa base logren mayor ingreso e incrementen su nivel de vida".

En el marco de esa cooperación se prevén créditos, premios y otras facilidades, y se expresa que esa cooperación debe ser igualada con las granjas socialistas (antes privilegiadas).

Asimismo se recalca la necesidad de resolver los problemas atinentes a la socialización del campo. Tal el contenido de fondo del programa agrario-político en el marco del nuevo plan septenal.

Las características principales del nuevo programa agrario son, por consiguiente:

El factor principal de la producción agropecuaria es el "sector socialista". Se trata de estas organizaciones: 1. Los combinados, bienes y granjas agrícolas (mayormente estatales); 2. Las cooperativas campesinas de trabajo (koljoces); 3. Las economías de las cooperativas agrícolas generales y, 4. Granjas de distintas instituciones, etc. Ese sector abarca tan sólo el 12% de la superficie cultivable total en 1963.

De acuerdo al nuevo programa, el productor privado puede actuar sólo en cooperación con las organizaciones agropecuarias, en primer lugar con la cooperativa agrícola en virtud de un contrato especial. Se fomenta su producción únicamente si colabora con alguna organización agrícola.

Por consiguiente, recrudeció el curso actual de la socialización del campo mediante las cooperativas y otras organizaciones, cuyo curso, según pudimos ver, dio resultados negativos. Todos los medios financieros y otros (créditos, asesoramiento, adquisición de implementos y abonos) se utilizan por vía de la producción socialista. El productor privado puede aprovechar esos medios en medida limitada, es decir, en caso de colaborar con la cooperativa.

Hasta ahora la cooperación del productor individual era incipiente. Si se calcula la superficie conjunta de las granjas sociales y la privada que entran en la cooperación de producción, alcanzaría en total la cuarta parte de la superficie cultivable. En la ganadería esa cooperación es insignificante y la producción ganadera se desenvuelve generalmente en la hacienda privada, fuera de la cooperación que el nuevo programa omite totalmente.

Esa política de producción no dio hasta ahora el resultado deseado. Por el contrario, fracasó tanto en sus objetivos de rendimiento como en la economía de las granjas sociales que generalmente operan con pérdidas que el nuevo plan prevé enjugar con fondos especiales. Habida cuenta de la experiencia, cuando las cooperativas se encarguen de los campos abandonados, las dificultades crecerán.

El sistema agrario-económico, pues, no cambió. Con el nuevo programa se afirma y amplía. Su fracaso anterior fue corregido mediante la abundante ayuda norteamericana en alimentos. Con ello perduró la ficción en la capacidad de sostenerse del nuevo sistema.

Mejora parcial de la situación agrícola - Carga sobre la economía y consumidores

El nuevo factor en el plan 1964-70 es la acentuación de la necesidad de aumentar los precios de los productos agropecuarios, como estimulante principal a la producción futura. Parece que esa alza de precios no es suficiente para que se cumplan los fines fijados en la producción.

El sector agrario socialista opera con grandes pérdidas. Los balances de las granjas socialistas en la República socialista de Croacia en 1963 arrojaron ganancia de 3.652 millones de dinares y pérdidas de 4.411 millones, lo que se traduce en déficit de 759 millones de dinares[58].

Para sanear la grave situación financiera del sector socialista, sus representantes reclamaban desde hace tiempo el aumento de precios de los productos agropecuarios. El gobierno de Belgrado los aprobó en principio y en julio de 1964 fueron aumentados los precios de ciertos productos. El kilo de trigo subió de 47 a 60 dinares, manteniéndose el premio actual de 2 dinares, maíz de 38 a 50 dinares; la remolacha de azúcar de 7,80 a 12 dinares; el girasol de 75 a 85 dinares; la leche de 50 a 55 dinares, con el aumento de premio de 20 dinares por litro. No variaron los precios de los demás productos, si bien se reclamaba un alza general.

Según la estimación oficial, con esa suba de precios los ingresos de la agricultura aumentarán en 140.000 millones de dinares, y de esa suma corresponderá a las organizaciones agropecuarias 60.000 millones, a las cooperativas 10.000 millones y a los productores individuales 60.000 millones. Oficialmente se subraya que esas medidas favorecerán a los productores individuales, si bien fueron tomadas para sanear las operaciones de las granjas socializadas. Dichas medidas, no cabe duda alguna, estimularán la producción, aunque muchos especialistas dudan de que sólo con el alza de los precios se puedan resolver graves problemas agrarios. Por otra parte, los precios del ganado no variaron, pues los precios actuales de la carne son muy altos en comparación con los salarios. Por su parte, los interesados consideran que esos precios son insuficientes para cubrir los costos actuales de la producción de carne. Es muy probable que siga la crisis en el abastecimiento de carne.

Simultáneamente con la suba de precio de los productos agrícolas, aumentaron el precio de la energía eléctrica, el del carbón y el del cobre. La argumentación es igual que en el caso de los productos agrarios: esos ramos de economía también operaban con pérdidas a los precios anteriores.

Desde el punto de vista del consumidor es sumamente importante que todos esos aumentos inciden en el encarecimiento de la vida. Los egresos de los consumidores aumentarían en 200.000 millones de dinares. Pero como el comercio y varios intermediarios aumentan aun más los precios, los consumidores se verán agobiados con una suma mayor de 200.000 millones.

Es sabido que el nivel de vida de las masas en Yugoslavia es bajo y que el problema de su elevación constituye una de las mayores dificultades internas. Para que el nivel de vida no baje junto con el aumento de los precios se debería aumentar los sueldos y salarios. Para enfrentar el encarecimiento, el sueldo de un empleado y obrero con familia tipo a su cargo debería aumentar en 2.700 dinares mensuales. Como el subsidio familiar aumentará también en 1.200 dinares (dos hijos por 600 dinares cada uno), el aumento neto del sueldo importará 1.500 dinares.

¿A cargo de quién está la carga media de 1.500 dinares por mes y por persona empleada en al economía? Deben enjugarla las empresas con sus fondos. Pero gran cantidad de esas empresas no está en situación de soportar dicho aumento, pues ya operan con pérdidas. Así, según el diario Vjesnik del 23/VII/1964, en 1963 en la República Socialista de Croacia 825 empresas arrojaron pérdidas, y entre ellas había grandes empresas con varios miles de empleados y obreros cada una.

Por esos motivos los consumidores acogieron con desagrado el aumento de los precios de los alimentos -aunque el aumento de salario en parte compensa esa alza- y asimismo desagrada a la economía, especialmente a la industria, pues muchas empresas no podrán soportar dicho aumento salarial. Así, por ejemplo, la grande industria eléctrica de Zagreb Rade Koncar, que desde hace tiempo se debate en crisis a causa de la política anticroata de Belgrado, deberá afrontar nuevas dificultades. La reacción de la industria contra el aumento de sueldos y salarios fue enérgica y apuntaba contra las autoridades centrales en Belgrado. La prensa manifiesta sin rodeos que todo el aumento "administrativo" deberá pagarlo la industria de sus fondos, ya agotados en muchas empresas. Donde no existen esos fondos, la cuenta deberá pagarla el obrero y el empleado cuya remuneración no podrá ser aumentada en el límite mínimo previsto. Por ello, en los círculos económicos se critica al gobierno central y se pide que la nueva redistribución no se reduzca a la distribución dentro de la economía "sino ante todo entre la economía y los beneficiarios de la acumulación social fuera de ella", según hace constar K. Dzeba al terminar una serie de notas sobre el particular en el diario Vjesnik del 25/VII/1964. En otras palabras, eso significa que la federación quita enormes fondos de la economía, pero no los emplea en el aumento de salarios, provocado por el alza de precios. En los últimos años la contribución de las empresas a fondos centrales fue elevada y eso constituye uno de los motivos capitales de la crisis de gran número de empresas, especialmente en Croacia y Eslovenia, explotadas sistemáticamente por parte de Belgrado.

De lo antedicho se colige la relación estrecha de la política agraria con los precios, salarios y el nivel de vida de amplias masas populares. A causa de la política agraria irracional se gastan en vano ingentes recursos comunes en el sector socialista de la agricultura. Debido a las pérdidas que registra ese sector y a la postergación del sector agrario privado, deben aumentarse los precios de los productos agrícolas que agobian al obrero y al empleado, pues el gobierno central hace recaer toda la carga sobre ellos y las empresas, que, a su vez, a causa del burocratismo y los dictados de las autoridades centrales, no pueden desenvolverse libremente y asegurar a sus obreros una paga correspondiente y satisfactoria. La mala política agraria y la política económica en general abruman tanto al campesino como al consumidor.

La alta presión sobre "el nivel de vida" de los obreros y empleados proviene de la agricultura y de la afluencia de la mano de obra no calificada del campo, que en los centros urbanos incrementa el número de desocupados y agudiza la ya aguda crisis de la vivienda. Por eso sufre toda la economía: tanto las empresas como el obrero y el empleado. Aquí también la cuenta deben pagarla esos círculos y el mal lo provocó el gobierno central en Belgrado, empeñado en la transformación comunista del campo.

De ese modo, la entera economía de Yugoslavia se mueve en un círculo vicioso, pasa de una crisis a otra. Desde el punto de vista de las vastas masas populares no hay soluciones positivas en los marcos existentes y conforme a las recetas de la dictadura comunista. La salida es posible únicamente con un cambio radical del régimen y con el establecimiento del orden democrático.

El abastecimiento de pan en Yugoslavia depende de la ayuda norteamericana

La agricultura es el punto más débil de la economía yugoslava. Pese a todos los planes, programas y declaraciones optimistas, Yugoslavia, país agrario, no logró independizarse en el abastecimiento del trigo, aunque el problema es sencillo. La producción media por hectárea es baja y la producción total insuficiente para abastecer a todo el país con el trigo que, dado el bajo nivel vida, tiene mucha más importancia que en los países libres europeos, donde mengua el consumo de pan y aumenta el consumo de carne, frutas y productos lácteos especiales. De acuerdo al plan septenal de 1957-63, la producción media de trigo debió alcanzar 23 quintales por hectárea, pero en ningún año superó el límite modesto de 20 quintales. En 1965 el rendimiento medio llegó a 20,5 quintales, pero la cosecha total de 3,46 millones de toneladas es inferior a la de los años 1962, 1963 y 1964 [59]. Como se estima que las necesidades actuales de Yugoslavia ascienden a 5 millones de toneladas, el déficit de 1,5 millón es considerable y agobia su situación de divisas, de por sí precaria. Sin la ayuda de Washington, el mercado de trigo en Yugoslavia no estaría abastecido. En la aplicación de la reforma económica, el déficit de 1,5 millón de toneladas de trigo es muy importante, pues para comprar esa cantidad al contado habría que pagar cerca de 90 millones de dólares, es decir la suma que Yugoslavia obtiene del turismo. Esas cifras fueron publicadas a raíz de las nuevas deliberaciones de los dirigentes comunistas en el otoño de 1965 en torno al aumento de la producción triguera.

M. Sabol expuso esas dificultades, que son secuela de la política agraria comunista, irresponsable e incompetente[60].

El impacto producido por el fracaso de la política agraria de Tito es tan grande que todos los nuevos planes relativos al aumento de la producción de cereales según las viejas recetas se vuelven ridículos. Ahora la prensa yugoslava reconoce en parte la realidad, pasando por alto que sin los créditos norteamericanos no podría importarse el trigo y que una gran parte de las necesidades en ese alimento básico no podrá satisfacerse.

El nuevo procedimiento de importación de trigo estadounidense es el siguiente. Por resolución del Congreso de Washington, tomada en el otoño de 1964, las entregas de trigo no se pagarán en adelante con dinares -lo que de hecho sería un obsequio- sino en dólares. Como Yugoslavia no dispone de dólares, Washington la favorece abriéndole créditos en dólares. Así en octubre-noviembre de 1965 Washington y Belgrado negociaban sobre los nuevos envíos del trigo norteamericano en base a los créditos en dólares. La prensa mundial hablaba de un acuerdo sobre el envío de 1.2 millones de toneladas de trigo, es decir, de la cantidad que le falta a Yugoslavia para atender el mercado. Se informó que Yugoslavia había comprado 700.000 toneladas por 46 millones de dólares, suma pagadera a largo plazo[61].

Según las noticias de la agencia UPI [62], el Ministerio de Agricultura de Washington aprobó la entrega de trigo a Yugoslavia de sus excedentes por el valor de 23.2 millones de dólares en el marco del programa de alimentos para la paz. Es muy probable que se trate del primer envío dentro de un programa más vasto. Washington otorga los alimentos en porciones a Yugoslavia y a crédito. Si con ese recurso se cubre el déficit de trigo en Yugoslavia, su valor ascenderá a 90 millones de dólares por año, tal como fue publicado en la prensa yugoslava.

Para cubrir esas necesidades, Yugoslavia tendría que utilizar todos sus ingresos en divisas anuales, provenientes del turismo, más sus reservas en divisas no permiten semejante drenaje. Con los créditos norteamericanos se salva por el momento la situación precaria. Es ejemplo muestra que no se puede solucionar la crisis agraria en Yugoslavia sin un cambio radical. Pero como la política agraria hasta ahora es inalterable, las cuentas de esos costosos experimentos las paga todavía, al menos en parte, Washington. Como la escasez de divisas es tan grande, la ayuda norteamericana puede aliviar momentáneamente la crisis más no solucionarla.

Con muchas organizaciones ulteriores y granjas agrícolas acusan grandes deudas y para facilitarles operaciones ulteriores, se prevén facilidades sobre todo respecto al pago de cuotas anuales. Se propone prolongar los plazos, reducir el interés y tal vez dar por cancelados todos los créditos de saneamiento.

Para realizar el programa de producción les hacen falta recursos mayores a las organizaciones agrícolas. Para su financiamiento se prevén esos medios:

"En vista de que las organizaciones agropecuarias tampoco podrán en las nuevas condiciones económicas asegurar los recursos necesarios para el desarrollo independiente de la agricultura, será necesario, sobre todo al comienzo, que la federación y otras comunidades socio-políticas, mediante créditos y la política económica, aseguren la orientación de los recursos bancarios y otros indispensables para la ejecución de las tareas de producción en la agricultura".

Por tanto, la comunidad, es decir el trabajador y el campesino libre, debe pagar la cuenta del fracasado sector socialista en la agricultura.


FRAY CARLOS BALIC, ESCOTISTA Y MARIÓLOGO

(Con motivo del 700 aniversario del nacimiento de Juan Duns Escoto, 1266 - 1966)

P. Dr. Pedro Capkun, Roma, Italia

Quien escriba la historia de la renovación de la filosofía y la teología escolástica en general y de la escuela franciscana de Escoto en particular, tal como se operó en los últimos cincuenta años; quien escriba la historia de la Mariología y del movimiento mariano y relate los preparativos y los trabajos del Concilio Vaticano II (18/VI/1959 - 11/X/1962 - 8/XII/1965) habrá de registrar, con toda seguridad, en varios lugares el nombre y el papel del franciscano croata fray Carlos Balic.

Como este año se celebra el 700 aniversario del nacimiento de Juan Duns Escoto, gran doctor de la orden franciscana y líder de la escuela franciscana, apodado doctor subtilis et marianus -quien fue maestro e inspirador de Balic en todos sus trabajos- y en esa oportunidad la orden franciscana está organizando un importante congreso internacional que se realizará en Oxford y Edimburgo (de 11 a 17 de septiembre de 1966), nos parece apropiado resumir la vida y la obra del padre Balic, tanto más cuanto que este meritorio investigador está frisando los 70 años.

Tarea muy ardua, ya que la obra de Balic es múltiple; se trata de una personalidad sobresaliente y polifacética, a la vez escritor, investigador y organizador de muchas acciones, iniciadas ya durante sus estudios universitarios en Lovaina, proseguidas en Croacia y culminadas en Roma, Con repercusiones mundiales. Sin embargo, Balic dedicó la mayor parte de sus energías al escolasticismo de orientación netamente franciscano-escotista, a la Mariología y a las tareas conciliares. Sus demás trabajos y realizaciones fueron, podríamos decir, circunstanciales, determinados por el tiempo y sus necesidades.

Los primeros servicios y trabajos

Nacido el 6 de diciembre de 1899 en la aldea de Katuni cerca de Omis, en la diócesis de Split [63], en el suelo clásico de Croacia, no lejos de la antigua Salona, la capital de la provincia romana Dalmatia, Carlos (bautizado Lorenzo) Balic heredó de su terruño rocoso el espíritu combativo y emprendedor y de la cultura clásica la amplitud de miras y el amor a la investigación. En los seminarios menor y mayor que frecuentó en la provincia franciscana dálmata del Santísimo Redentor de 1912 a 1923 (el hábito de San Francisco lo puso el 2/II/1917 en el islote de Visovac sobre el río Krka, cerca de Sibenik, Croacia)[64], se encontró con la fecunda tradición espiritual y doctrinal de la orden franciscana. El entonces conocido escritor franciscano croata Dr. Pedro Grabic supo infundir entusiasmo al joven Balic[65].

En septiembre de 1923, recién ordenado, fue enviado a la Universidad de Lovaina, donde, precisamente, en esa época de postguerra, bajo el vigoroso impulso del cardenal Mercier, florecían la neoescolástica y la Mariología, especialmente la doctrina sobre la mediación de María.

Los estudios cursados en Lovaina, bajo la guía de excelentes profesores sobre todo de José Lebon y Alberto de Meyr, marcaron la pauta a todo el trabajo posterior de Balic. Allí aprendió y asimiló los requisitos fundamentales de la crítica histórica y de la técnica editorial, cómo se debe investigar la doctrina original de los grandes doctores y brindar sus textos auténticos con el aparato crítico y certeras aclaraciones a los estudiosos de hoy. Desde Lovaina Balic visita bibliotecas y archivos europeos, hurgando por los manuscritos medievales relacionados con el escolasticismo, particularmente con la escuela escotista y con la Mariología. Ya en esos años concibió la idea y trazó el plan organizativo para la edición crítica de la obra completa de Juan Duns Escoto, bajo el alto patrocinio de la misma Universidad de Lovaina. El primer fruto de esos esfuerzos fue su tesis doctoral: Theologia mariana franciscana seculorum XIII-XIV [66] que le reveló la riqueza secular de la tradición mariana de la obra franciscana. Muy pronto le siguieron otros trabajos especializados, a saber: Quelques précisions fournies par la tradition manuscrite, sur la vie, les oeuvres et l'attitude doctrinale de Jean Duns Scot [67].

De regreso a Croacia, dicta cátedra en el Alto Instituto Filosófico-teológico de Makarska (Dalmacia) de 1927 a 1933. Publica trabajos, disertaciones y artículos en las revistas croatas, francesas y alemanas[68]; discute en torno a Duns Escoto con varios estudiosos, como ser Pelster, Pelzer, Schmaus[69] y con el profesor universitario ortodoxo Dr. Jaksic defendiendo de sus ataques la doctrina sobre la Concepción Inmaculada de María[70]. En 1931 funda en dicho instituto la colección Bibliotheca Mariana medii aevi - Textus et disquisitiones[71], para publicar el tesoro literario de grandes y clásicos autores, estudios sobre María, empezando por el San Juan Damasceno hasta el Concilio de Trento. Es la primera colección de su género y en la orden franciscana la primera colección mariológica científica[72]. Hasta el presente se publicaron ocho volúmenes de textos y tratados[73].

Semejante labor científica no pudo pasar inadvertida por el definitorio de la orden franciscana. Por eso, al fundarse en 1933 la nueva Universidad franciscana Antonianum, Balic, entre los primeros, fue llamado a la cátedra[74] y de ese modo se le abrieron nuevas posibilidades de acción. Desde entonces dicta cátedra de la historia literaria del escolasticismo y de la Mariología (cátedra -manifiesta P. Rodericus Normandin, O.I.M., rector de la Universidad de Ottawa en Canadá- por sus resultados llegó a ser "en el espacio de una quincena de años uno de los organismos científicos más fecundos y más señalados en el campo teológico" [75].

El discurso programático, la llamada prolusio, en la solemne inauguración de la nueva universidad fue confiado a Balic, quien trató el tema De Ordine Minorum tamquam duce pii fidelium sensus in quaestione Immaculatae Conceptionis [76], vinculado a la nueva universidad con la tradición mariana, siempre viva, de la Orden y alentó para que el nuevo Instituto científico central siguiera las huellas dejadas por San Francisco de Asís, por San Antonio de Padua, San Buenaventura, Juan Duns Escoto, San Bernardino de Siena y tantos otros hasta los tiempos más recientes.

Además de ser un vigoroso escritor y excelente catedrático, Balic muy pronto brilló como espíritu emprendedor y organizador eficiente. Así en 1935 organizó en Zagreb, capital de Croacia, el primer congreso internacional de profesores de las provincias franciscanas eslavas; dos años después, en 1937, el segundo congreso de profesores de las mismas provincias en Cracovia, Polonia. Editó los actos de dichos congresos en dos gruesos volúmenes en la colección fundada ad hoc: Collectanea franciscana slavica[77]. Para los profesores fundó la "Asociación de los profesores franciscanos eslavos"; elaboró sus estatutos, según los cuales debían proseguir con los trabajos en el campo científico y cultural[78]. En ambos congresos se abordaron preferentemente problemas teológico-escolásticos. Es significativo que desde el Congreso de Cracovia se solicitó a San Padre que la Iglesia promulgara como dogma la doctrina sobre la mediación de María (Mediatrix omnium gratiarum) y sobre la Asunción de María al cielo con cuerpo y alma[79]. A buen seguro que entonces los congresales ni imaginar podían cuán próximo era ese momento (el dogma de la Asunción fue proclamado en 1950) y que en pro de esa causa trabajaría mucho justamente el padre Carlos Balic[80].

La edición crítica de la obra completa de Juan Duns Escoto

En el movimiento general neoescolástico, iniciado hace un siglo, que dio impulso a las nuevas ediciones críticas de las obras de los maestros escolásticos como Tomás de Aquino, Buenaventura, Alejandro de Hales, Alberto y otros [81], no hubo que esperar mucho para que se reclamara desde muchas partes una completa y crítica edición de todas las obras de Juan Duns Escoto, como uno de los insignes doctores escolásticos y líder de la escuela franciscana. Tanto más cuanto que en la vieja edición de Wadding de 1639 [82], reeditada por Ludovico Vives en París en 1891 [83], junto con las obras auténticas fueron publicadas muchas que no lo son, mientras que varias obras auténticas de Escoto permanecieron todavía inéditas[84].

Ya desde 1870 ciertos medievalistas y especialistas como P. Fidelis a Fanna (editor de la obra de San Buenaventura), el cardenal Ehrle, Duhem, Grabmann y luego Pelster, Pelzer, Delorme, etc. Empezaron a dudar y a distinguir las obras auténticas de las no auténticas de Escoto[85]. El mismo Balic, desde 1924 con tenacidad y aplicación investiga en las bibliotecas, examina los manuscritos de Escoto y expone nuevos problemas y nuevas soluciones. Los primeros resultados de esa perseverante labor son dos libros de importancia capital para la edición crítica de las obras de Duns Escoto: el primero, publicado en Lovaina, en 1927, bajo el título: Les commentaires de Jean Duns Scot sur les Quatre livres des Sentences[86], que mereció el siguiente juicio del gran conocedor de la escolástica dominico prof. Martín: "Habent fata sua libella! No lo dudamos, la presente obra dará muchas sorpresas. Posee la importancia de un gran evento en el movimiento creado en torno a Escoto"; el segundo libro de Balic lleva por título: Ioannis Duns Scoti, Doctoris Subtilis et Mariani, Theologiae marianae elementa, publicado en 1933 [87], y a juicio de los medievalistas constituye proestantissimum specimen absolutae editionis Subtilis Operum[88].

En 1927 en el colegio internacional franciscano de San Buenaventura en Quaracchi cerca de Florencia fue creada Sectio Scolastica especial que hasta 1938 se ocupó de investigar y fotografiar los códices escotísticos con el texto de algunas de sus obras filosóficas[89].

Cuando las dificultades de una edición crítica parecían insuperables, la dirección de la Orden trasladó todo ese asunto de Quaracchi a Roma y encargó a Balic emprender esa magna obra conforme a los requisitos modernos de la crítica editorial[90]: propositum arduum et implicatum sed utilissimum et desideratissimum [91], "empresa inmensa, valiente y totalmente desinteresada", como solía expresarse E. Gilson, miembro de la Academia Francesa[92].

P. Balic emprende la tarea con su probada energía, funda la comisión internacional franciscana, integrándola con las figuras más prominentes de la Orden; estructura dicha comisión de manera que siempre haya doce socios internos o colaboradores activos, mientras los colaboradores externos (cuyo número es indeterminado, ya según las necesidades) reexaminarán las bibliotecas, fotografiarán los códices no fotografiados y prestarán ayuda allí donde los socios internos no pueden llegar. Los socios internos, ya especializados, bajo la guía del presidente C. Balic, deben realizar la crítica textual, verbal -interna y externa- del material recopilado, deben establecer el auténtico texto de Escoto, sistematizarlo, proveerlo de aparatos críticos indispensables de acuerdo a las exigencias de las novísimas ediciones críticas de otros grandes escritores antiguos y escolásticos[93]. P. Balic para la realización de esa magna obra impartió, desde el principio, instrucciones y directivas que gradualmente ampliaba y perfeccionaba[94].

Sin embargo, muy pronto se mostró que la tarea era muy ardua y compleja, más de lo que se esperaba, puesto que la edición de las obras de Duns Escoto -como admitió P. Pelster, S.J.- es la más difícil de las ediciones análogas[95]. En primer lugar, hubo que establecer las obras auténticas de Duns Escoto y separarlas de las apócrifas que a lo largo de los siglos llevaban su nombre; hubo que fijar y coordinar los criterios que regirían en la composición de la nueva edición, pues los criterios adoptados en la edición de obras parecidas no se adaptaban completamente. Cabe acotar aquí que las obras de Escoto quedaron inconclusas en sus manuscritos debido a su muerte prematura[96], de modo que se hallan en un estado caótico como manuscritos o como obras impresas; las teníamos como Reportaciones de varias recensiones (como cada alumno anotaba mientras Escoto dictaba la clase o discutía en debates públicos); en forma de transcripciones de apógrafos de sus obras, que sus alumnos completaron y prepararon para editarlos después de la muerte del maestro; en forma de transcripciones de la primera edición preparada, pero con muchísimas notas marginales en los pergaminos en cuanto a sendos textos, si se encuentran y como en el autógrafo de Escoto (es decir hecha la verificación con el autógrafo). Como con el tiempo se perdieron el autógrafo y el apógrafo, la herencia literaria del gran maestro nos llegó por canales tan enturbiados que había que remontarse a la fuente, paso a paso, estudiando cada detalle y cada nota de los manuscritos, separando lo auténtico de lo apócrifo, reconstruyendo la génesis de ciertas recensiones, la afinidad de los códices y su valor en relación con el texto original de Duns Escoto.

En esta verdadera selva de pergaminos (más de cien códices) y viejas ediciones (más de trescientas), prestó un valioso y extraordinario servicio el viejo códice de Asís (Biblioteca communale, 137) de la obra principal de Duns Escoto Ordinatio, que durante siglos se conocía con el nombre de Opus Oxoniense. Dicho códice, escrito diez años antes de morir Escoto, de los apógrafos de sus pergaminos, fue cotejado con el autógrafo de Escoto. En los márgenes y en el texto se hallan múltiples señales críticas y advertencias indicando que en lugar de dicho texto en el autógrafo de Escoto hay espacio vacío (Duns Escoto dejaba esos espacios para llenarlos después), de otros fragmentos dice que el mismo Escoto los borró de su autógrafo; de otros dice que los agregaba con su propia mano sobre los márgenes de su pergamino, etc. No obstante, con ese gran favor, el códice de Asís impuso a los editores una tarea enorme. Como no se trataba de una transcripción directa del autógrafo, sino de un códice ya corregido, el autor que hizo el cotejo con el autógrafo, pudo pasar por alto muchas cosas, anotarlas mal sin querer, cometer tantos errores con la mejor buena voluntad. No quedaba otro remedio sino controlar e interpretar este códice con varios centenares de otros, palabra por palabra, indagando, descubriendo y explicando cada omisión.

Realizada tan compleja labor de la reconstrucción del texto original, hubo que resolver numerosos problemas de la técnica editorial que se impone en una edición de tanta importancia. Tras varios intentos y muchas consultas se optó por el formato "cuarto menor", el texto de Escoto iba compuesto en "cuerpo 12", y debajo del texto se ordenarían las cuatro clases de aparatos críticos, los cuales, como reflectores, iluminan el texto y sirven de guía seguro para quienes se aboquen al estudio de Duns Escoto. El primer aparato contiene las notas del mismo Escoto, los fragmentos de textos, borrados por Escoto, los textos agregados por sus discípulos y editores, tomados de otras obras de Escoto. En el segundo aparato se hallan ordenadas en forma de mosaico las variaciones del texto tal como figuran en sendos códices y ediciones para servir como esclarecimiento de los textos auténticos de Escoto, difíciles y menos claros y den testimonio de cómo fue entendido y transcripto el texto de Escoto en la tradición de los manuscritos e impresos. En el tercer aparato figuran los autores que Duns Escoto en su texto expresamente menciona y cita; en el cuarto texto se consignan los autores de los que se sirve Escoto sin mencionarlos expresamente, luego los lugares paralelos de otras obras de Escoto (donde el sentido y las dificultades del texto lo exigen o el mismo Escoto los invoca), aclaraciones indispensables para facilitar al lector el estudio del Doctor Sutil. La presentación de la edición y la composición y distribución de dichos aparatos técnicamente están muy logradas. Este trabajo lo hizo y sigue haciéndolo la imprenta Poliglotta Vaticana.

Toda esta "labor prodigiosa" [97] la realiza Balic con su comisión desde 1938 hasta hoy. Desde 1926, a la vez que cumple otras tareas, no olvida su obra principal, investigas, escribe, está al tanto de cada problema que resuelve a medida que surge. Para tener una idea sumaria acerca de ese ingente trabajo, habría que leer no sólo sus Les comentáires y Theologiae marianae elementa, sino también los tres volúmenes de la colección Ratio criticae editionis Operum omnium Ioannis Duns Scoti [98], Disquisitio historico-critica de Ordinatione I. Duns Scoti, varias Adnotationes que prologan algunos volúmenes[99], luego numerosos artículos que Balic publicó en distintas revistas y libros acerca de los grandes medievalistas[100]. Con todo, una imagen exacta de su labor ciclópea puede tenerla únicamente quien, en los últimos 27 años, pasaba con él días y noches estudiando códices y resolviendo sus problemas. Particularmente había que estar con él los primeros doce años cuando se resolvían los problemas fundamentales, que hoy parecen cosas naturales, y entonces fueron incógnitas y secretos arcanos. Hasta 1950 se pudo editar sólo dos volúmenes de la obra completa de Escoto. Luego, cada dos o tres años se publica un volumen. Hoy, en 1966 (con motivo del 700 aniversario del nacimiento de Escoto) tenemos ocho volúmenes de la nueva edición que contienen el comentario auténtico de Escoto, primero llamado Ordinatio y el segundo Lectura, del primer libro Sententiarum de Pedro Lombardo; son tomos que contienen la principal doctrina filosófico-teológica de Escoto[101].

Qué importancia tiene esta obra lo evidenció la unánime crítica mundial especializada. Si pudiéramos recoger todas las opiniones de los destacados escolásticos tendríamos un verdadero florilegio. Nos limitaremos, pues, a transcribir algunos de los juicios de los críticos más autorizados.

El profesor Masai dice que la edición vaticana de las obras de Escoto "constituye casi el máximo de la perfección alcanzada en ese terreno" [102]; nos permite "seguir el curso del auténtico pensamiento de Duns Escoto"; manifiesta Monseñor Pelzer, scriptor de la Biblioteca Apostólica Vaticana[103]; allí se encuentra "el verdadero Duns Escoto" [104]; para Gilson "en términos científicos, la nueva edición se aproxima tanto a la perfección como una obra humana puede serlo" [105]; para el profesor Geyer "die Edition selbst is mit ciner technisch fast unübertietbaren Akribie gemacht" [106]; por eso el profesor Pelster, S.J., el medievalista jesuita más conocido después del cardenal Ehrle, pone dicha edición como ejemplo para las ediciones de textos de los autores medievales, sic kann, mutatis mutandis... als Vorbild dienen für andere mittelalterische Textausgaben[107]; en Italia lo acepta sin reserva el profesor Nardi al decir que la Commissione preposta all´edizione delle Opere di Duns Scoto... dovrebbe essere presa ormai a modello di ogni futura edizione critica [108]; el carmelitano español y conocido escritor P. Xiberta reconoce que esta edición "se ha impuesto ya como una de las más imponentes realizaciones de nuestro siglo en el campo de la crítica textual" [109]; se trata de la edición, destaca Van Steenberghen, profesor en Lovaina, ante la cual "nos hallamos en presencia de una obra que impone respeto por sus más altas cualidades científicas"[110] y por eso, al hablar de sendos volúmenes, concluye: "No puedo terminar esas breves recensiones sin expresar una vez más mi admiración y reconocimiento de todos los medievalistas por la magnífica obra que realiza el equipo de sabios franciscanos agrupados en torno al P. Balic" [111].

En 1928, el dominico P. Martín, al reseñar Les commentaires de Balic se quejó con justa razón de la falta de una edición crítica de Duns Escoto: "El nombre de Escoto impone respeto a los historiadores de la doctrina, cualquiera fuera la escuela teológica a que pertenece. Duns Escoto es un gran señor en el dominio del pensamiento. Se vincula a una ilustre tradición; a su vez, llegó a ser jefe de escuela y sus discípulos permanecen resueltamente allegados a su doctrina. Sin embargo, a ese respeto se mezclan un sentimiento de lástima, incluso de tristeza, al ver el estado en que encontramos, después de seis siglos, la herencia doctrinaria del maestro...; esa herencia preciosa ... no nos la brinda ninguna edición en su integridad y en su absoluta pureza[112]. Si este escritor renombrado y meritorio pudiera nuevamente tomar la pluma en sus manos, a buen seguro que su queja se transformaría ahora en reconocimiento al P. Balic por haber llenado el vacío y brindado la nueva edición, en parte impresa, en parte por imprimirse.

Hoy, gracias al trabajo perseverante de Balic y de sus colaboradores, conocemos al auténtico Escoto, sus obras auténticas.

Sin embargo, para tener una imagen completa de la labor de Balic en el campo escolástico, a su obra capital referente a la edición de Opera omnia de Duns Escoto, huelga agregar sus tratados sobre el escolasticismo, sobre la crítica textual, sobre la técnica editorial, hay que sumar cuatro congresos internacionales tendientes a la renovación de la escolástica integral. Ya nos hemos referido a los dos congresos de los profesores franciscanos de las provincias eslavas[113]. Balic convocó el tercer congreso en 1950 en Roma para entregar al público los dos primeros tomos de la nueva edición de las obras de Duns Escoto[114]; el cuarto, el más grande por sus dimensiones y alcance, se celebrará del 11 al 17 de septiembre de este año en Oxford y Edimburgo en honor de Juan Duns Escoto, con motivo del 700 aniversario de su nacimiento[115].

La reforma de la Escolástica integral responde totalmente a las directivas y deseos del Concilio Vaticano II, que espera, mediante estudio y esclarecimiento de los grandes Doctores y fundadores de las importantes escuelas, profundizar y aclarar mejor el "patrimonium philosophicum perenniter validum" y "mysterium fidei" [116] según lo resumió el cardenal Francisco Seper, metropolitano de Croacia, en su conferencia dada en Roma el 10/11/1965 sobre La Scolastica nella luce del Concilio Ecuménico Vaticano II, subrayando entre otras cosas: "El Concilio, pues, supone que el porvenir de la Escolástica depende más de la verdad y de la vitalidad de sus ideas que de su afiliación a una u otra escuela... Las palabras empleadas en el documento conciliar (que nombran a Santo Tomás) no excluyen, de hecho, sino que comprenden también a otros doctores y fundadores de las grandes corrientes de pensamiento... y entre estos sobresale Juan Duns Escoto...; como la Iglesia no pierde de vista la totalidad de la cultura cristiana, no excluye de su enseñanza a otros maestros, San Agustín, S. Buenaventura y Duns Escoto, mencionados por los Padres Conciliares[117].

En el campo mariológico

La Mariología es otro campo específico de P. Balic que, por cierto, tiene mayor dimensión que la Escolástica. Como no es posible seguirlo en todos sus pasos, consignaremos sólo los datos principales.

Cuando el 2/III/1939 el secretario de Estado, card. Eugenio Pacelli, fue elegido sucesor de San Pedro con el nombre de Pío XII, en el programa de su Pontificado incluyó tres tareas importantes: una se refería a "la definición del dogma de la Asunción" [118]. Poco después, Pío XII formó una comisión, integrada por los más prominentes teólogos para que estudiaran todo lo concerniente a esta verdad revelada y realizaran los trabajos preparatorios para su definición. Entre los primeros fue llamado Balic para integrar dicha comisión [119].

Teniendo en cuenta sus trabajos mariológicos anteriores, su formación en la tradición mariológica en la Orden Franciscana, Balic pudo trabajar con dedicación y conocimientos en dicha comisión; trabajó por espacio de doce años hasta la promulgación del dogma de Asunción de María, anunciado de manera muy solemne en la plaza de San Pedro el 1/XII/1950 [120]. Recién al cabo de 50 años de haberse promulgado el dogma de la Inmaculada Concepción de María, se publicaron las actas preparatorias respectivas[121]. Cuando se publiquen las actas relacionadas con el dogma de la Asunción, se podrá apreciar la participación y el papel desempeñado por el padre Balic. Ya se puede afirmar que trabajó mucho y con éxito y, según muchos indicios, su participación en los trabajos preparatorios era muy importante.

Paralelamente lo encontramos en ese período dictando conferencias, publicando artículos y estudios en revistas y enciclopedias [122], reuniendo testimonia de Assumptione B. V. Mariae ex omnibus saeculis, fruto de largos años de esfuerzos y asidua labor ("a pluribus eternim annis huismodi testimoniis colligendis vacantes"), impresos en dos tomos recién en 1948-1950 [123]. Esos dos tomos constituyen "una carpeta considerable de textos presentada con claridad y rigor, que constituye el instrumento de trabajo fundamental para el estudio de esta cuestión" [124].

En este período Balic traslada la sede y la dirección de su mencionada colección Bibliotheca mariana medii aevi de Makarska (Croacia), debido a las vicisitudes de guerra y posguerra, a Roma y acelera la publicación de nuevos tomos[125]. Al mismo tiempo madura en él la idea de ampliarla y agregarle otras cuatro, todas de carácter mariológico: dos dedica a la investigación de los estudios mariológicos medievales y modernos (Bibliotheca mariana medii aevi y Bibliotheca mariana moderni aevi)[126], y tres restantes dedica al estudio de los privilegios marianos, que implican varios problemas sobre María (Bibliotheca Immaculatae Conceptionis, Bibliotheca Assumptionis y Bibliotheca Mediationis)[127]. Los mariólogos con entusiasmo y agradecimiento saludaron esta nueva hazaña. Así Laurentin se refiere reiteradamente a las colecciones de Balic y les reconoce categoría superior: "Él ha fundado una serie de colecciones para el estudio de la historia de la Mariología... Otras están en proyecto. Los volúmenes de diversas colecciones se destacan por la amplitud de investigación, la objetividad de la presentación, la claridad de estilo y el cuidado habido en la confección de numerosos índices, de la bibliografía, de notas, en una palabra, de todo ese aparato que permite un uso cómodo y eficiente. En todo se ve la dirección exigente y experta del fundador de esas colecciones" [128].

En las cinco colecciones se publicaron hasta la fecha 27 notables tomos que constituyen un valioso aporte a la ciencia y la literatura mariológicas. "Es bastante arriesgado formular la mínima apreciación sobre la saludable influencia que esas publicaciones han ejercido no sólo en las diversas provincias religiosas de la Orden, sino también en numerosos medios teológicos de la cristiandad, ya ganados por el movimiento mariológico" [129].

Cuando Pío XII remitió el 1/V/1946 al episcopado católico la carta circular Deiparae Virginis Mariae[130] solicitando informes y opiniones sobre las creencias en sendas Iglesias acerca de la Asunción de María, la Orden Franciscana, por iniciativa de Balic, formó ya en agosto del mismo año la "Commissio Marialis Franciscana", incluyendo en su programa entre otros puntos "omnia privilegia B.M.V. aptius elucidanda et scientifica ratione prosequenda, necnon Marialia studia et congressus promovenda, fovenda, ad exitum dirigenda et perducenda" [131]. Nombrado presidente de esta comisión, Balic elabora su estatuto, aprobado por la Orden Franciscana el 29/IV/1947 [132].

Bajo el auspicio de esta nueva institución, en corto lapso de 1947-1950, Balic promueve, organiza y dirige congresos asuncionistas nacionales: en Italia (Roma, 1947), España (Madrid, 1947), Portugal (Lisboa, 1947), Argentina (Buenos Aires para América Latina, 1948); apoya e inspira congresos en Canadá (Montreal, 1947), en Francia (Puy-en-Velay, 1949) y en los Estados Unidos (Washington, 1957). Siempre encontraba tiempo y energía para preparar el programa, organizar a los conferenciantes, interesar a los colaboradores y en la mayoría de dichos congresos participaba personalmente, publica actas de todos los congresos en la colección fundada a propósito con el nombre Studia Mariana [133], fuente imprescindible para el estudio del movimiento asuncionista antes y después de la promulgación del dogma de la Asunción[134].

Promoviendo el movimiento mariológico, Balic se dio cuenta muy pronto de que algo faltaba. Hasta entonces lo habían conducido las llamadas "Sociedades Marianas" de carácter nacional y actuando cada una por separado, ocurría que unas no sabían lo que decían otra y de allí "confusiones, repeticiones, equívocos y divergencias", de manera que un perspicaz teólogo francés empezó a distinguir a los mariólogos de varios tipos, clasificarlos en dos grupos o categorías, "tipo crítica", distinto del "tipo devoto o místico" [135].

Era obvio que habría que crear una institución internacional para representar y dirigir incluso la organización técnica de los congresos mariológicos "en el alto nivel mundial, para referirse al progreso alcanzado en los convenios nacionales, valorar sus resultados e introducirlos al dominio común de la Mariología" [136]. Balic tuvo esta idea junto con la fundación de la Comissio Marialis Internationalis y el nombre de la Academia Mariana Internationalis le fue dado en vísperas de los congresos mariológicos-marianos internacionales que luego confirmarán su razón de ser.

Balic decidió con valentía convocar los congresos internacionales mariológico-marianos en el año jubilar de 1950. El primer congreso fue organizado en Roma, justamente en vísperas de la promulgación del dogma de la Asunción, del 23 al 31 de octubre, de suerte que sus sesiones fueron comparadas con el Concilio de Éfeso que definió la maternidad divina de la Virgen (Theotokós)[137]. El segundo congreso fue convocado nuevamente en Roma en 1954, de 24 de octubre al de noviembre, con motivo de los festejos del centenario del dogma de la Inmaculada Concepción de María. El fasto externo culminó con la proclamación de María como Reina del Cosmos y en una procesión memorable con la efigie milagrosa Salus populi romani, acompañada por los estandartes de María de los santuarios más célebres del mundo. La procesión iba de la basílica de S. María Maggiore a la basílica de San Pedro, donde el Santo Padre coronó esta imagen milagrosa de la Virgen con una corona nueva que Balic hizo con los aportes voluntarios recogidos en todo el mundo[138]. El tercer congreso mariano internacional fue celebrado en Lourdes en 1958, del 10 al 17 de septiembre, con motivo de festejarse el centenario de las apariciones de la Virgen[139]. El cuarto congreso se realizó durante el Concilio Vaticano II, en 1965, de 18 a 25 de marzo, en Santo Domingo[140].

El padre Balic logró prestigiar tanto a la Academia que muy pronto contó entre sus miembros a los más prestigiosos mariólogos y se convirtió en la institución central, eficiente y coordinadora del movimiento mariano mundial. Quien tuvo la dicha de asistir a cualquiera de sus congresos, nunca lo olvidará. Del primero y segundo congresos romanos dice P. Normandia, rector de la Universidad de Ottawa: "Estos días, Roma, centro de la cristiandad, fue el lugar de la cita de los mariólogos del mundo entero. Acudieron de todas partes, invitados por R. P. Balic, presidente de la Academia Mariana, las Sociedades nacionales de estudios marianos, las universidades, los institutos religiosos para conjugar, durante una semana, sus esfuerzos con el propósito de profundizar el conocimiento del misterio de María... En 1954, se repitió la experiencia con el mismo éxito para la gloria de la Inmaculada, siempre por intermedio de la Academia Mariana y de su incansable presidente, el R.P. Balic" [141]. Lo dicho del primero y del segundo congresos vale, acaso en grado más alto, para los congresos de Lourdes y Santo Domingo[142].

Las actas del congreso de 1950 fueron publicadas por Balic en 13 tomos con el título Alma Socia Christi[143], las actas del congreso de 1954 en veintidós tomos con el título Virgo Immaculata [144], las actas del congreso de Lourdes de 1958 en 16 tomos con el título María et Ecclesia[145]; las actas del congreso en Santo Domingo publica con el título María in Sacra Scriptura y comprenderán unos diez tomos[146].

Todo ese enorme material Balic, con la ayuda de sus colaboradores, lo clasificó, sistematizó, redactó los prolegómenos delineando el pensamiento recto y el significado de los trabajos contenidos en cada tomo. "Admiramos una vez más la prodigiosa actividad del presidente de la Academia Mariana que supo dominar esta masa y darle forma dentro de lo posible" [147]; "las publicaciones de la Academia Mariana están hechas con sumo cuidado: tipografía clara y aérea, pulcra presentación, índice de personas y materias al final de cada tomo. Huelga reconocer que la calidad de la edición de cada volumen sobrepasa la de sociedades particulares" [148]; como cada una de esas grandes y numerosas colecciones "constituye un conjunto de esfuerzos muy desiguales, muchos de ellos nuevos y valiosos, una recensión detallada requeriría un volumen" [149]; cada colección, cada tomo es una "mina", el "volumen", una verdadera mina de documentación sobre la corredención[150]; "P. Balic con ese congreso ha suscitado numerosas contribuciones a los estudios marianos" [151]. Al igual que R. Laurentin, conocedor cabal de la literatura mariana, otros mariólogos elogian los congresos y sus actas[152].

Labor de tales dimensiones y de tanto valor científico no pudo quedar sin el reconocimiento merecido. El Papa Juan XXIII, tomando en cuenta que la Academia Mariana por su intensa actividad fue conocida y reconocida como ente supranazionale e centrale, desiderato per un eque valutazione e necessario consuntivo del lavoro mariologico singolo, nazionale o di singole entita mariologiche[153], quiso sancionarlo jurídicamente y "motu propio" mediante la carta Maiora in dies del 8/XII/1959, reconociendo los méritos de la Academia Mariana para la teología católica, le dio el grado de Pontificia para que en adelante, con todos los derechos y privilegios inherentes, se llame Pontificia Academia Mariana Internationalis. Al mismo tiempo dispuso que en su seno se forme un consejo estable, "che presiederá nel futuro all´indizione, organizzacione e celebrazione, ogni quattro anni, di congressi mondiali mariologico-mariani" [154]. También aprobó el nuevo estatuto de la Academia ad experimentum, y Paulo VI lo ratificó definitivamente el 6 de julio de 1964 [155].

La participación de Balic en el Concilio Vaticano II

No era difícil prever que también el padre Balic sería llamado para participar en los trabajos preparatorios y en las sesiones del Concilio Vaticano II, poniendo sus talentos y su vasta experiencia al servicio de la Iglesia en estos momentos tan trascendentales de la reforma de la Iglesia en todas sus estructuras.

Sobre el Concilio Vaticano II existe ya una extensa literatura e informaciones muy variadas, de manera que cuesta orientarse y determinar el trabajo y el papel de cada participante, sobre todo de los periti del Concilio. Las actas oficiales de esta magna asamblea eclesiástica no fueron publicadas todavía para poder controlar ciertas informaciones y crónicas periodísticas. En cuanto a la labor del padre Balic, basta señalar aquí los hechos salientes que hacen suponer el papel que desempeñó.

Tan pronto fue anunciado el Concilio, Balic fue llamado a integrar como perito la Comisión teológica[156]; también en la selección de los expertos para la Comisión del mismo Concilio Balic figura entre los primeros[157]. Durante todo el lapso de los febriles trabajos preparatorios, del 27/10/1960 al 10/11/1962, como asimismo en los trabajos posteriores de la Comisión teológica y en las sesiones de los Padres Conciliares, Balic estuvo presente y activo[158].

Trabajando en la comisión preparatoria teológica, en la comisión conciliar y en varias subcomisiones, Balic trató, según su probada práctica, de ilustrar con la tradición científica los problemas actuales. Así, de 1960 a 1964, en colaboración con distinguidos escritores, mayormente periti del Concilio, preparó tres obras voluminosas acerca de los tres problemas más discutidos en el Concilio.

En vísperas de la inauguración del Concilio en 1962 editó el libro titulado De Mariologia et oecumenismo[159] donde, con dieciséis otros mariólogos, en casi 600 páginas se esclarecen los problemas mariológicos a la luz de los esfuerzos ecuménicos. "Este espléndido volumen ofrecido por la Academia Mariana a los Padres Conciliares del Vaticano II, más que tratar directamente las relaciones entre el ecumenismo y la Mariología, parece que intenta fijar sólidamente unas bases que se han de conservar al tratar las cuestiones mariológicas dentro de la preocupación ecuménica" [160]; "este grueso volumen merece la más atenta consideración y la más debida reflexión de todos cuantos trabajan en favor de la unión de los cristianos" [161]. "La más importante es la colección editada por el padre Balic: De Mariologia et oecumenismo, más de 600 páginas y 17 estudios... La conclusión tiene el mérito de suscitar, por primera vez, un problema que el diálogo ecuménico coloca en primer plano: ¿Hay convergencia u oposición entre el movimiento mariano y el movimiento ecuménico, más reciente, al cual Juan XXIII asignó tanta importancia? [162].

Otro problema complejo que surgió en el Concilio se relaciona con las fuentes de la Revelación, es decir giraba en torno a las Sagradas Escrituras y de la Tradición[163]. Por eso, Balic, entre la primera y la segunda sesión conciliar, en colaboración con 38 especialistas, elabora y publica en más de 700 páginas De Scriptura et Traditione, ofrece dicha obra a los Padres Conciliares, prae oculis habita gravitate et actualitate quaestionis de revelatione[164]. La obra fue calificada como "un monumento de la actividad, del dinamismo, el espíritu y la capacidad de realización de Balic... y merece de los teólogos y Padres Conciliares la más atenta consideración[165]. "Esta imponente documentación apareció en las librerías al comienzo de julio. Una vez más el incansable P. Balic mostró su talento de maestro"[166]. "Nada menos que 30 estudios diversos sobre el tema están recogidos en este imponente volumen... El notable valor de algunos trabajos y la colaboración de tantos especialistas hacen de este volumen una obra extraordinariamente valiosa... Ofrece estudios monográficos muy valiosos" [167].

El tercer libro editado y prologado por Balic, durante el Concilio, es De quaestione mariali in hodierna vita Ecclesiae [168], del ilustre teólogo y mariólogo jesuita José Aldama. El libro fue escrito con el fin de arrojar luz en la animada discusión en torno a los problemas y el movimiento mariológicos, reavivados especialmente por la obra La question mariale[169] de R. Laurentin, conocido mariólogo. Mientras en las comisiones conciliares se discutía acerca del capítulo De Beata Virgine Maria, los dos libros aducidos habían polarizado opiniones y adeptos. "Comparando, en bloque, ambos libros -anota García Garcés, presidente de la Sociedad Mariológica española y director de la revista Ephemerides mariologicae- repito que representan dos posiciones irreductibles...; considerando objetivamente las dos obras, una sabe a magisterio, a tradición, a solidez teológica, y la otra sabe a impresionismo...; el libro de P. Aldama... (es) un libro que hará época en la historia de la Mariología y de la ciencia sagrada en general, por la magistral comprensión del verdadero método teológico" [170].

De la labor desarrollada por Balic durante el Concilio nos dirán sus actas, una vez puestas a disposición de los estudiosos. Por lo que se sabe, ya se puede afirmar que los esfuerzos principales de Balic fueron concentrados a todo lo concerniente a la Virgen María. En la redacción del capítulo octavo de la constitución dogmática De Ecclesia, dedicado a María, Balic tomó parte activa desde la primera redacción hasta su aprobación definitiva por el Concilio. Hasta podemos asegurar que él fue el principal artífice del texto. Se sabe que, siendo relator en la Comisión preparatoria, le fue asignada la redacción del texto sobre la Virgen María, que la subcomisión, junto con él, debió pulir en las reuniones del 6 de junio, 21-22 de septiembre y 23 de noviembre de 1961, y en la reunión de la Comisión teológica general en marzo de 1962. El texto, al cabo de cinco redacciones, fue aprobado el 20 de junio por la Comisión Central y el 10 de noviembre se lo entregó a los Padres Conciliares[171].

En vísperas de la votación de los Padres Conciliares, el 29/X/1963, cuando debió decidirse si el texto De Beata se trataría como un esquema separado o adaptado a la constitución De Eclessia, Balic en un Votum especial explicó a los Padres Conciliares el procedimiento con que se llegó al texto De Beata[172]. Cuando con la mayoría de sólo 17 votos se optó por la adaptación y la inclusión del texto a la constitución De Ecclesia y cuando la comisión restringida de cuatro (luego ampliada) no logró encontrar la solución, fueron delegados Monseñor Philips, profesor en Lovaina, y Balic, presidente de la Academia Mariana, para que redactasen el texto definitivo De Beata que con la constitución De Ecclesia hará una unidad armónica[173].

El nuevo texto pasó por cinco redacciones, desde la primera, propuesta por Mons. Philips, quien tomó plurima ex schemate officiali (Balic) hasta la quinta que fue discutida en la sesión plenaria de la Comisión teológica. Por fin, fue distribuida a los Padres Conciliares[174]. Quien tuvo la ocasión de seguir de cerca dichas redacciones y el trabajo de ambos redactores, le consta que aquí también P. Balic desempeñó un papel de primer orden para que el texto fuese completo en lo doctrinario y lo formal[175].

También la opinión de P. Balic tuvo su peso en otras cuestiones, como ser sobre la Revelación, el primado papal y la colegiabilidad de los obispos, en las cuestiones relacionadas con los estudios, etc. Gozaba de gran autoridad en los problemas mariológicos y centenares de Padres Conciliares lo felicitaron al aprobarse el capítulo octavo de la constitución De Ecclesia.

Otros servicios y actividades

Nuestra reseña quedaría trunca si nos circunscribiésemos a los tres campos mencionados de la labor de Balic. Es preciso completarla, aunque en forma sintética, con otros servicios y encargos que realizó en su fecunda vida.

Mientras era profesor en Makarska (Croacia) se destacó como excelente predicador. De 1938 a 1962 fue miembro directivo del Colegio Croata de San Jerónimo en Roma. Era mano derecha del rector Magjerac, sobre todo en los años aciagos de la guerra y la posguerra. Se ocupó mucho para que el escultor croata Ivan Mestrovic se quedara en Roma y se alojara en el colegio de San Jerónimo, para facilitarle la ejecución de inmortales obras artísticas como la Pietá y Stigmata de San Francisco de Asís. Mantenía correspondencia con Mestrovic hasta la muerte de este último.

Como vicepresidente de la Cofradía de San Jerónimo, restaurada en 1945, para prestar ayuda como en los tiempos de las incursiones turcas, a millares de refugiados croatas, Balic se preocupaba mucho para aliviar su situación precaria. Compartía el dolor y los padecimientos de su pueblo cautivo e intervenía donde podía pidiendo ayuda, comprensión y protección para tantos asilados y perseguidos.

En 1954, fray Carlos Balic, siendo presidente de la Academia Mariana y cumpliendo las intenciones de Pío XII, que siempre ponía a la Iglesia sufriente bajo el amparo de María, organizó "las funciones litúrgicas por la Iglesia del Silencio"... en la Basílica Patriarcal Liberiana, y precisamente en la Capilla Borghesiana de la Virgen Santísima Salus Populi Romani[176]. Al comienzo, una vez por mes los representantes de las dieciocho nacionalidades de la Iglesia perseguida se reunían bajo la imagen de María para rezar por sus pueblos. Luego, ese rito litúrgico se celebra varias veces por año, coincidiendo con las principales fiestas de la Virgen. Aquí se turnaron como oficiantes las personalidades más prestigiosas de la jerarquía eclesiástica. Algunos discursos pronunciados tienen valor histórico[177]. Dicha acción litúrgica sigue todavía, auspiciada por la Academia Mariana. En 1957, Balic publicó Maria e la Chiesa del Silenzio que contiene la imagen de la Madre de Dios de los principales santuarios de cada nación, con una breve referencia a la devoción mariana del pueblo respectivo[178].

Balic, siendo gran medievalista, estudió a fondo la autenticidad de las obras de San Antonio de Padua, publicó un tratado al respecto y lo presentó a la S. Congregación de Ritos para que se otorgue a San Antonio el título de Doctor Ecclesiae[179]. Cuando Pío XII proclamó el 16/I/1946 a San Antonio como Doctor de la Iglesia, confiriéndole el título de Doctor Evangelicus [180], por iniciativa del padre Balic las tres ramas de la Orden Franciscana (Hermanos Menores, Conventuales y Capuchinos) celebraron en Roma y en Padua semanas antonianas. Dichas semanas de estudio se realizaron en Roma del 28 de abril al 5 de mayo de 1946; en Padua del 12-19 de mayo del mismo año. Las actas de dichos estudios fueron publicadas por Balic, en colaboración con el conventual P. Di Fonzo, en un grueso tomo de 500 páginas, titulado S. Antonio Dottore della Chiesa[181].

Durante 1947-1953 Balic fue rector de la Universidad Pontificia Athenaeum Antonianum de Urbe[182] y elevó el nivel de estudios y el prestigio de dicha institución docente a tal grado que el cardenal Pizzardo, prefecto de la S. Congregación de Estudios, solía señalarla como modelo y ejemplo. Logró que el Definitorio de la Orden, y especialmente el ecónomo general de entonces, padre Domingo Mandic, construyeran la nueva aula magna y nuevos locales, biblioteca, sala de consulta, etc.[183]. Al ser declarado beato el 13/IV/1947 Contardo Ferrini, profesor del derecho romano y terciario franciscano, Balic, como rector del Antonianum, preparó jornadas de estudios del 10-20 de abril sobre el nuevo beato. En dichas jornadas hablaron colegas y discípulos de Ferrini y entre otros Vittorio Emanuele Orlando, Salvatore Riccobono, Pietro di Francisci, Gualberto Archi. Todas las conferencias fueron publicadas en la colección, fundada ad hoc, Bibliotheca Pontificii Athenaei Antoniani[184]. En 1948 fundó otra colección universitaria Studia Antoniana para publicar las tesis doctorales sobresalientes de los discípulos de Antonianum[185]. En 1949 convocó en Roma el primer congreso bibliológico internacional (20-27 de febrero), donde los especialistas mundiales, sobre todo los de la Biblioteca Vaticana, disertaban acerca de los problemas de libros. Balic disertó acerca de La técnica en las ediciones críticas. Las actas de esos estudios fueron publicadas en 1950 con el título Il libro e le biblioteche en la colección Bibliotheca Pontificii Athenaei Antoniani[186].

En 1942, Pío XII nombró a Balic consultor calificatus de la S. Congregación de Oficios, y en 1953 consultor ordinarius de la misma Congregación, que después del Concilio se denomina Congregatio de doctrina fidei[187]. La labor que desarrolla en este más importante ministerio de la Iglesia es considerable y por su índole, secreta. Desde 1962, Balic es también consejero de la S. Congregación de seminarios y estudios universitarios[188]. Es partidario de la reorganización de las Universidades eclesiásticas romanas de acuerdo a los estudios unificados de la Universidad medieval de París[189]. Junto con la cátedra que dicta en Antonianum, en 1959 fue nombrado profesor de la Mariología en la Universidad Pontificia de Letrán[190].

Además de las funciones mencionadas, Balic sigue dirigiendo y editando varias colecciones y el órgano oficial de la Academia Mariana Acta Pontificiae Academiae Marianae Internationalis[191]. Es miembro ordinario de la Academia Teológica de Zagreb desde 1936; miembro ordinario de Pontificae Academiae Immaculatae Conceptionis en Roma, desde 1950; miembro asociado de la Sociedad Filosófica del Instituto Superior de Filosofía de la Universidad de Lovaina, desde 1953; miembro ordinario y directivo de Pontificiae Academiae Theologicae Romanae en Roma desde 1956; Socio de honor de la Sociedad Mariológica Española de Madrid, desde 1950; Doctor in Iure, honoris causa de la Universidad Católica de Ottawa, desde 1957.

Antes de concluir no estaría de más destacar otra función anónima de Balic, que podríamos calificar curriculum, carrera. San Pablo, movido por el Espíritu, cuatro veces recorrió el Imperio Romano con fines de evangelización. Padre Balic es un incansable "corredor". Ya como estudiante recorre Europa en busca de códices, como profesor viaja para organizar congresos científicos, como mariólogo visita pueblos, Estados, continentes para estimular, promover, convocar y organizar... Acaso en esa carrera lo encuentre el ángel del premio.

Dando una apretada síntesis de lo antedicho, es obvio que Balic sembró hondo y dejó huellas imborrables en varios campos de la ciencia eclesiástica y en los acontecimientos de la Iglesia durante los últimos cuatro decenios.

Como medievalista logró resolver múltiples problemas en torno de la edición crítica de las obras de Duns Escoto sirve como modelo para la edición de otros autores. Su Comisión Escotística es una excelente escuela para formar especialistas en la edición crítica de los antiguos clásicos y escritores medievales.

Grandes son los méritos de Balic en la reforma escolástica; sus criterios se adoptan cada vez más, pues Balic sostiene que hay que renovar la Escolástica integral mediante el conocimiento y el estudio detenido de todas las corrientes y maestros que dejaron hondos vestigios en la historia del pensamiento filosófico-teológico. Después del Concilio se acrecentó su prestigio e influencia.

Esta magna labor del Padre Carlos Balic tanto sobre la doctrina y las obras de Juan Duns Escoto como sobre la Escolástica integral, recibió su broche más hermoso y la confirmación más solemne en la reciente carta apostólica Alma Parens que el Papa Paulo VI dirigió el 14 de julio a la jerarquía católica en Inglaterra y Escocia con motivo del 700 aniversario del nacimiento de Juan Duns Escoto. En esa epístola monumental que inaugura una nueva época en el estudio y la valorización del pensamiento filosófico y teológico medieval, el Santo Padre recomienda el método histórico-crítico para el estudio de los Doctores medievales, realzando y elogiando especialmente la doctrina de Juan Duns Escoto, quien profundizó a otros escolásticos y construyó sobre sólidos fundamentos una magnífica catedral teológica con torres audaces, al lado de la de Santo Tomás de Aquino, llegando a ser el líder más calificado de la escuela franciscana; priva el amor, Cristo adquiere su primado y a su lado brilla la Virgen Inmaculada. Es la doctrina que rebate el ateísmo, proporciona bases para los diálogos ecuménicos que deberían conducir a la unión de la Iglesia Anglicana con la Católica[192].

En cuanto a la Mariología, Balic se distingue por sus opiniones y tesis originales que supo defender con éxito, especialmente en lo concerniente al esclarecimiento de la doctrina "de debito in B. Virgine" de acuerdo a la enseñanza de Duns Escoto, a la mediación, la corredención, la muerte de la Virgen, etc.

Sus esfuerzos desplegados en el Concilio Vaticano II para que el capítulo sobre la madre de Dios sea lo más completo posible, incluyendo los términos de mediación y la maternidad de la Iglesia, finalmente fueron coronados por el éxito.

La actividad organizativa de Balic en el campo de la Escolástica, la Mariología y otras disciplinas dio frutos inesperados. Ese trabajo queda perpetuado en dos instituciones, en Pontificia Academia Mariana Internationalis y en Commissio Operibus I. Duns Scoti critice edendis.

Su norma rectora en el trabajo "la actualidad a la luz del pasado sano y científico" dio resultados excelentes.

Creemos que nuestro modesto juicio cobrará mayor dimensión y profundidad a media que transcurra el tiempo. Si volviera el dálmata San Jerónimo a proseguir su obra De viribus Illustribus, aunque muy parco con el mismo Crisóstomo y Ambrosio, es muy probable que dedicaría algunas líneas a su compatriota, rev. Carlos Balic.

Traducción del croata: Branko Kadic

 


DANTE Y LOS CROATAS

Con motivo del séptimo centenario de su nacimiento (1265-1965)

Antun Nizeteo, Ithaca, USA

En 1964 se celebró el cuarto centenario del nacimiento de Shakespeare, y en primavera de 1965 se cumplieron 700 años del nacimiento de Dante Alighieri. "Shakespeare -escribe T.S. Eliot, quien considera a Dante como el poeta más universal de todos los idiomas modernos- da la amplitud más grande de la pasión humana; Dante, la altura y la profundidad máxima. Entre ellos se dividen el mundo moderno; no hay lugar para el tercero".

Con motivo de los 700 años del nacimiento del gran florentino, todo el mundo occidental evocó al poeta y su obra. En líneas generales se repetía lo que las generaciones anteriores (a veces en forma más hermosa y con más conocimientos) dijeron acerca de la personalidad del florentino, de su época y de la Divina Comedia, su obra maestra. Creemos que la mejor manera de evocar el poeta inmortal, que fue un proscripto y desterrado político como nosotros, sería reseñar sintéticamente el eco e influencia de su obra en Croacia, haciendo hincapié también en lo que escribió Dante en su magnífico poema sobre los croatas y los serbios, nuestros vecinos orientales.

Aunque faltan pruebas, es de suponer que los coetáneos de Dante en Croacia ya lo conocían en el siglo XIV. Durante el Renacimiento, los croatas instruidos rendían notable culto a Dante, manifestándolo en varias formas[193], mayormente con la lectura y traducciones, con las imitaciones, impresiones e ilustraciones de sus obras. Ya en el siglo XV, cuando por primera vez se imprimió La Divina Comedia, Marko Marulic, padre de la literatura croata, fue el primero en traducir al Dante en Croacia.

Sin embargo, antes de referirme a las repercusiones del poeta italiano en las letras croatas y a lo que y cuándo escribieron los croatas sobre Dante, quisiera subrayar la mención que hizo Dante de Croacia en su Divina Comedia, en el canto XXXI del Paraíso.

Qual é colui, che forse di Croazia

Viene a veder la Veronica nostra,

Che per l´antica fame non sen sazia,

Ma dice nel pensier, fin che si mostra:

"Signor mio Gesù Cristo, Dio verace,

Or fu si fatta la sembianza vostra?"

 

Como aquel que tal vez de la Croacia

viene a ver la Verónica faz nuestra,

por su fama, y de verla no se sacia,

y repite entre sí, mientras se muestra:

Jesucristo, Señor y mi Dios vivo,

¿es verdad que así fue la cara vuestra? ([194])

Oliko Delorko[195], poeta croata, dantólogo y traductor de Dante, al comentar los versos transcriptos recalca: "Es interesante que en uno de los momentos más sublimes de su poema Dante se acordó de los croatas, en el momento en que describe su asombro y su embelesamiento. Algunos intérpretes italianos quisieron ver en el hombre de Croacia, a causa de aquel forse únicamente un concepto del "extranjero primitivo, atrasado". Es verdad que compartían tal opinión ciertos comentaristas italianos de las primeras épocas, por ejemplo, el anónimo florentino[196] y algunos otros. Es de lamentar que esos comentarios fueran retomados por Andreoli, Camerini y otros destacados dantólogos hasta nuestros días. De hecho, Dante no pensaba así, ni su comparación con el peregrino croata fue inventada o intercalada ad hoc. Sabemos que su mundo poético quedó impresionado desde temprano con esa comparación del extranjero, del caminante que llega desde lejos. La encontramos en su primera obra, La Vita nuova :

"Ne la terza dico quella che vide, cioè una donna onorata la suso è chiamolo allora "spirito pelegrino", acciò che spiritualmente va la suso, e si come peregrino, lo quale è fuori de la su patria vi stae.

...vede una dona, che riceve onore

e luce si, che per lo suo splendore

lo peregrino spirito la mira[197]

("En la tercera digo lo que ve, o sea una mujer a quien se honra en las alturas, y le llamo "peregrino espíritu porque espiritualmente va allí y reside allí cual peregrino fuera de su patria.

... Ve una dama ceñida de alabanza

y, por el vivo resplandor que alcanza,

el peregrino espíritu la mira")

Es muy verosímil la hipótesis de que Dante, quien en 1300, cuando el papa Bonifacio VIII dio la gran indulgencia durante el jubileo laterano, se hallaba en Roma, donde en la multitud de otros peregrinos notó la presencia del grupo de los croatas, de los que sabía que eran muy devotos[198] ("Croacia ferviente y piadosa", dijo Juan XXIII). En tales solemnes ocasiones se exponía en la basílica de San Pedro el sudario (sudarius) de Santa Verónica, con el cual, según la leyenda, había secado el rostro sudoroso de Jesús Cristo mientras llevaba la cruz camino al Calvario. Ante esa reliquia todos los peregrinos se detenían admirados y con éxtasis la contemplaban. La figura de uno de ellos (forze di Croazia)[199] se grabó en la memoria de Dante y por asociación le refrescó la imagen citada de La Vita Nuova, cuando en Ravena, veinte años después como desterrado, escribió los versos, caros a todos los croatas.

Si Dante hizo honor a los croatas mencionándolos en un momento muy solemne de su Comedia, siendo hombre de conocimientos universales no dejó de aludir al territorio donde se encuentran los croatas y los italianos. No se trata de una casualidad, sino del estudio y del conocimiento de la materia. En su tratado incluso sobre la lengua popular (De vulgari eloquentia) que debió ser un tratado sobre la poética teórica y el tratado filológico sobre el carácter y la unidad del idioma italiano, del que se colige que conocía los principales idiomas europeos, Dante traza con exactitud las fronteras hasta donde llega el idioma italiano en las costas del Adriático. Entre los dialectos italianos no incluye la antigua habla romano-dálmata (extinguida a fines del siglo pasado), ni tampoco menciona hablas de las orillas orientales del Adriático, salvo la de Istria occidental[200]. Cabe pues concluir que consideraba que las fronteras orientales de Italia terminaban como lo definió en su poema:

Si com´a Pola presso del Carnaro,

Ch´Italia chiude e i suoi termini bagna[201].

(Infierno, XXX IX, 113-114)

(... O en Pola del Cuarnaro, que son tersos

cristales en la Italia cierra y baña.)([202])

Dante se refiere también al idioma croata y en el aludido tratado habla de "Schiavoni", nombre muy difundido entre los italianos para designar a los croatas. Por otra parte en La Divina Comedia se menciona también Serbia, bajo su denominación de aquel entonces, "Rascia":

... e quel di Rascia

Che mal ha visto il conio di Vinegia[203]

 

(... y del de Rascia el nombre escribiráse,

que el cuño contrahizo veneciano).

Algunos dantólogos estiman que Dante supo algo de esas naciones de los estudiantes durante su estada en Bologna, donde cursaban estudios muchos croatas[204].

La Divina Comedia fue impresa por primera vez en el siglo XV (1472) y en ese tiempo se verificaban los primeros encuentros de los croatas con Dante. Nuestro maestro impresor Dobric Dobricevic (Boninus de Boninis), nacido en Lastovo[205], y Marco Marulic[206], padre de las letras croatas, tradujo en hexámetros latinos el primer canto del Infierno:

Humanae spacium vitae concesserat aetas

Jam medium, tenerosque mihi subduxerant annos,

Per loca quum tenebris obscura atque aspera silvis

Me miserum errantem sensi, gresuque represso

Incertus que viae mentem confusus inhaesi

Et circumlustravi oculis pavitantibus...

Sabíamos que Dante y Petrarca no le eran desconocidos a Marulic, quien en su biblioteca tenía la biografía de Dante, escrita por Bocaccio, pero hasta hace pocas décadas (1924) no sabíamos[207] que Marulic había traducido ciertos cantos de La Divina Comedia. Aunque su versión es latina y no croata, resulta característica, pues por primera vez un croata tradujo a Dante, y eso ya en el siglo XV. Hasta que se halló la traducción de Marulic de Dante, como primer intento de traducirlo entre nosotros se consideraba la versión anónima firmada con las iniciales V.L. y publicada en 1845 en el periódico Zora Dalmatinska de Zadar, es decir cuatro siglos después de la traducción de Marulic.

Esa cronología de los esfuerzos por traducir a Dante es tanto más característica cuanto que la Divina Comedia en la literatura croata, como en la mayor parte de las literaturas europeas, se manifestó y evidenció, más que en otra cosa, en las traducciones de sus obras, y en primer lugar de la Divina Comedia[208]. Huelga acotar aquí que Dante es el poeta más traducido al croata. No se trata sólo de una curiosidad literaria, pues sus traducciones constituyen un valioso aporte a la investigación histórica de la lengua croata. Es decir, estudiando y cotejando las versiones croatas de las obras de Dante, se puede seguir la evolución de las letras croatas, del lenguaje literario y de las posibilidades de la expresión poética.

Ya en la vieja literatura croata se pueden hallar ecos y hasta influjos de Dante, por ejemplo en Mavro Vetranic (Piligrin), Petar Zoranic (Planine), Juraj Barakovic (Vila Slovinska)[209], pero ninguno alcanzó ni de lejos, la inspiración y la fuerza creadora de Dante. Lo mismo se puede decir de la obra del spalatense Jerónimo Kavanjin, cuyo "magno poema" Bogatstvo i Ubostvo tiene a veces influencias directas de la Divina Comedia, pero esa influencia resulta aquí contraproducente, diríamos antipoética.

Los creadores literarios croatas de los siglos XIX y XX aprecian más, estudian más a fondo y traducen mejor a Dante. Sin tener influjos directos, no se puede negarla importancia de la DivinaComedia en la formación dela personalidad poética y la obra de Preradovic, Vraz, Mazuranic, Tresic-Pavicic, Kranjcevic, Nazor, Vojnovic, Ujevic, etc.[210]. Es verdad que la dantología en Croacia, salvo varias traducciones, no ha registrado trabajos y estudios histórico-literarios y críticos de relieve. Sin embargo, hay abundantes ensayos, notas, referencias, contribuciones de los publicistas croatas que trataron de acercar a los lectores croatas la obra del inmortal florentino[211].

Desde Marulic hasta hoy varios croatas emprendieron la ardua tarea de traducir a Dante, especialmente su Divina Comedia. Salvo la versión de Marulic, todas las traducciones pertenecen a los siglos XIX y XX. Vidovic[212] enumera a todos los traductores croatas de Dante según la fecha de la publicación de cada versión (omitiendo a Stanko Vraz "que pertenece ala literatura croata, pero tradujo al esloveno un fragmento de Dante en 1835).

Marko Marulic, V. L., Stjepan Ivicevic, Petar Preradovic, N. N., Dragutin Prcic, Stjepan Buzolic, JurajCaric, Ivan Androvic, Ante Tresic Pavicic, Ivan Cabric, Milan Begovic, Vinko Lozovina, Isidor Krsnjavi, Franjo Tice-Uccelini, Vladimir Nazor, Antun Sasso, Antun Vio, Miho Gjuranec, Marko Sljacic, Mihovil Kombol, Milan Pavelic, Marin Vuletic, Krunoslav Quien, Marin Bego, Uros Predic, Olinko Delorko y Sibe Melicic. A esos nombres es menester agregar los de Frane Cale y Antun Nizeteo, que publicaron sus versiones de algunas canciones de Dante[213].

La primera traducción de la Divina Comedia íntegra con comentarios pertenece al obispo Franjo Uccellini-Tice (Kotor, 1910, Dalmacia). El traductor trabajó treinta años y realizó tarea de pionero, dando a los croatas la primera versión completa de la Divina Comedia. La traducción es bastante fiel al original, pero vertida en el monótono decasílabo popular.

Matica Hrvatska publicó (1909-1915; 2da ed. 1919-39) una edición lujosa, con ilustraciones de Mirko Racki, la traducción en prosa del Infierno, hecha por Iso Krnsjavi, en el prólogo el traductor subraya: "He traducido el santo poema de Dante. La belleza de sus versos es intraducible y por lo tanto me interesa ante todo exponer fielmente los pensamientos del poeta".[214]

Vladimir Nazor tradujo toda la Comedia en dodecasílabo y sin rima. Sólo el Infierno fue publicado[215]. Conforme lo afirma Dinko Sirovica[216], dantólogo experto y amigo de Nazor, nuestro poeta no tuvo muy buena opinión de su traducción. Nazor pensaba que no se podía traducir a Dante con rimas, que eso superaba las fuerzas humanas. Su tesis, por suerte, fue rebatida por Mihovil Kombol, autor de la traducción más lograda de la Divina Comedia al croata[217].

Vidovic, en su mencionado estudio sobre Dante en las traducciones croatas, dedicó mayor atención a la versión de Mihovil Kombol, lo que se justifica, pues se trata de la mejor edición del poema de Dante al croata. Comparándola con las demás versiones, Vidovic resume: "En la traducción de Mihovil Kombol por primera vez se realizó con éxito la ardua empresa de alcanzar y reflejar todos los elementos del original. Kombol nada sacrificó, ni el ritmo ni la estrofa ni la rima, y ese hecho duplica el valor de su exitosa solución. Kombol se distinguió más en traducir los valores rítmicos y de la rima de Dante que la fidelidad de su pensamiento. No obstante, incluso en ese punto supera muchas traducciones, aun las que carecen de los res elementos constitutivos de la poesía dantesca: la rima, la terzina y el ritmo" [218].

Por supuesto, eso no quiere decir que en el futuro, las nuevas generaciones croatas no tratarán de superar la versión maestra de Kombol mejorando su expresión poética. Es probable que los futuros poetas croatas seguirán queriendo y glorificando a Dante, como lo hicieron sus predecesores[219].

Matos, Nazor, N. Polic, Delorko, Tadijanovic y otros lo ensalzaron con sus poesías. El destacado poeta croata Olinko Delorko, que con éxito concluyó la hazaña de Kombol, escribió hace tres décadas un soneto de rigurosa formalidad, dedicado a Dante.

Mas Dante no fue inspiración favorita sólo de los escritores croatas, sino que inspiró a muchos artistas plásticos. "Desde Juraj Dalmatinac, Dobric Dobricevic y a través de Julio Clovio[220] perdura en las artes plásticas croatas el interés por Dante hasta nuestros días"[221]. Nuestro escultor Juraj Dalmatinac esculpió en el siglo XV el busto de Dante, y luego Julio Clovio ilustró su Divina Comedia.

Uno de nuestros primeros maestros impresores, Dobric-Dobricevic (Boninus de Boninis), publicó en la serie de autores clásicos que editó en Brescia (1483-1491) también la Comedia de Dante bajo el título: Cantica, overo Comedia del Divino (1487). Ese incunable, ilustrado con 68 grabados artísticos, constituye una de las primeras ediciones de Dante en su género y la verdadera obra maestra del incipiente arte de impresión[222]. Esa edición Brescia Dante, como se la conoce en le mundo bibliográfico, se considera como la segunda edición ilustrada de la Divina Comedia, y como la primera edición ilustrada con grabados. La primera edición ilustrada de la Comedia se publicó en Florencia en 1481. Un ejemplar de ese raro incunable de Dobricevic se conserva en el Archivo Estatal de Zadar, el segundo en la sección de libros raros de la Biblioteca de la Universidad de Cornell, Ithaca, EE.UU.[223], que se enorgullece por poseer una de las mejores colecciones de Dante en el mundo. El tercer ejemplar acaba de ser obsequiado a la colección Lessing J. Rosenwald de la biblioteca del Congreso de Washington.

Como en nuestra reseña de los traductores de Dante en Croacia tuvimos que pasar del siglo XV al siglo pasado, algo parecido ocurre con los artistas plásticos. Recién en los siglos XIX y XX encontramos de nuevo en las artes plásticas croatas interés por Dante y su grandioso poema. Por cierto que los méritos deben atribuirse a uno de nuestros más destacados dantólogos[224]. Peic escribe al respecto: "Con insistencia en tratar a Dante, Krnsjavi, que entonces era jefe del departamento de cultura y arte, no tuvo mucha suerte en cuanto a nuestros pintores y escultores. A algunos entusiasmó momentáneamente como a Bukovac[225], a otros empeñó por más tiempo, esperando que se convirtieran en dantistas como ocurrió a Czikos[226]; muy pronto los perdió porque iba muy lejos: no sólo les sugería de palabra lo que debían pintar, sino que les tomaba el pincel de las manos para mostrarles cómo se pintaba a lo Dante. En esa situación, al abandonarlo sus artistas plásticos dantistas, estaba a punto de publicar su traducción del Infierno. Buscaba al ilustrador. Entre los artistas con quienes discutía sobre Dante hasta ese momento, no encontró a nadie capaz de hacerlo según lo imaginaba él. Ocurrió, sin embargo, que topó con un pintor joven, quien por su temperamento y el estilo pictóricos le pareció apropiado. Se llamaba Mirko Racki[227]. Racki, mediante Krsnjavi, se puso así a ilustrar a Dante y generalmente por ese trabajo es conocido en la moderna pintura croata".

Es cierto que las ilustraciones de Racki de la traducción del Infierno de Krsnjavi contribuyeron en gran medida a popularizar a Dante en Croacia, lo que evidentemente era el deseo de Krsnjavi. Ese deseo se inspiraba en el profundo amor que sentía nuestro dantólogo por el gran poeta.

Como es sabido Dante era exiliado político y orgulloso de su destierro. Lo consideraba un honor. Cabe, pues, evocar sus versos dedicados a los perseguidos políticos, pues nunca hubo tanta persecución política y tantos exiliados como precisamente en nuestro siglo.

E io, che ascolto nel parlar divino

Consolarsi e dolersi

Cosí alti dispersi

L´esiglio che m´e dato onor mi tegno

Cader co´buoni e pur di lode degno[228].

 

Todavía más conocidos son estos versos de Dante sobre el exilio; sirvan pues de consuelo a los altos exilados croatas y de otras nacionalidades (alti dispersi):

Tu lascerai ogni cosa diletta

Più caramente; e questo e quello strale

Che l´arco dell´esilio pria saetta.

 

Tu proverai sì come sa di sale

Lo pane altrui, e com´è duro calle

Lo scendere e ´l salir per l´altrui scale

 

E quel que più ti graverà le spalle,

Sarà la compagnia malvaggia e scempia,

Con la cual tu cadrai in questa valle;

 

Che tutta ingrata, tutta matta ed empia

Si farà contra te;ma poco appresso

Ella, non tu, n´avrà rotta la tempia.

 

Di sua bestialitate il suo processo

Farà la pruova, si ch´a te fia bello

Averti fatta parte per te stesso".

Paraíso, XVII, 55-70

TÚ dejarás lo que en mayor privanza

tiene tu amor: que es esta la más grave

flecha que del destierro el arco lanza.

Tú verás cuán salado que nos sabe

pan de limosna, y del peldaño ajeno

qué angustia en el subir y bajar cabe,

y lo que habrá de darte aun más veneno

será la imbécil y malvada gente con que caerás

del infortunio al seno.

Que toda ingrata, pérfida, incipiente,

será en tu contra; aunque muy pronto aquélla

tendrá no tú que enrojecer la frente.

Prueba será que su estulticia sella

su torpe obra; con que tu honor levanta

proceder por ti solo, aparte de ella ([229]).

También el destierro de uno de los más insignes exiliados del mundo fue, en líneas generales, idéntico al destierro de otros; el tiempo de la esperanza y de la desesperanza, de zozobra y miedo al futuro, de amargura respecto del pasado.

Sin embargo, cuando las autoridades de Florencia le ofrecieron (1316) "la amnestia" -bajo condiciones que Dante no pudo aceptar- con altivez rechazó el ofrecimiento:

"¿Es éste, pues, el glorioso modo en que Dante Alighieri es llamado, después de casi quince años de exilio, a la patria? ¿Merece esto una inocencia que a todos resulta evidente? ¿Esto los sudores y las largas fatigas? ¡Lejos del hombre de la Filosofía familiar esta desconsiderada bajeza, digna de un corazón de fango, que él a merced de cierto mísero sabihondo y de otros carentes de fama, sufra casi vencido, el ser ofrecido al rescate! ¡Lejos del hombre apóstol de la justicia, ofendido de injuria, el pagar a los ofensores como si lo hubiesen beneficiado, un tributo suyo!

"Por semejante vía, ¡oh padre mío!, no se regresa a la patria; por si alguna otra vez ya sea por vos o a través de otros se encuentra que no traicione la fama y el honor de Dante, yo me aferraré a ella sin demora: y si por una vía así no se entra en Florencia, yo en Florencia no entraré. ¿Qué? ¿No veré yo donde me encuentre la esfera de las estrellas y del sol? ¿No podré desde donde me encuentre bajo el cielo meditar acerca de la dulcísima verdad, si antes no me privo de toda gloria, es más, me vuelva ignominioso ante el pueblo y la ciudad florentina? Pan, ciertamente, no me faltará".

Hemos reproducido este fragmento de la célebre carta de Dante "porque el alma de Dante está en ella reflejada por que muchos exilados de nuestra época quizás tengan necesidad de meditarla" -escribió ya Giuseppe Mazzini, también desterrado, en Apostolato Popolare del 15-9-1844, Londres.

 


SIBENIK Y SU CATEDRAL

Con motivo del 900º aniversario la fundación de la ciudad de Sibenik por el rey croata Petar Kresimir (1058-1074)

J. G. Fratija, Buenos Aires

Este año se festeja en Croacia, con fervor patriótico, el 900º aniversario de Sibenik, una de las ciudades pintorescas de tipo mediterráneo en la costa oriental del Adriático.

Croacia cuenta con numerosas ciudades, y muchas de ellas se remontan a la época de la independencia ilírica, de la colonización helénica y sucesivamente del Imperio romano, que en el área actual de Croacia duró más de seis siglos. Ese territorio comprende casi la entera Dalmacia romana y la Panonia Inferior. Por su importancia e influencia en el Imperio esas provincias romanas pueden compararse con Galia e Hispania. Dieron al Imperio numerosas legiones, ilustres jefes militares, prefectos y emperadores, y el más destacado, Diocleciano, y a la Iglesia cristiana los mártires salonitanos y sirmienses y al más grande dálmata de todos los tiempos, San Jerónimo, llamado el Padre de Occidente.

Las ciudades a lo largo de la costa adriática se dividen en dos grupos: las fundadas en la Edad Antigua y las formadas en el Medioevo durante la monarquía nacional croata. Sibenik pertenece a las últimas. Aunque no es la ciudad más antigua, ni más grande[230] ni más ilustre, es muy querida por cada croata en razón de su origen, nombre[231] y la originaria composición étnica, netamente croata.

La ciudad de Kresimir

En rigor, Sibenik fue fundada hace más de 900 años, pero por primera se la menciona en 1066 en un documento del rey croata Petar Kresimir, llamado el Grande, de la dinastía nacional de los Trpimirovic, como su residencia y burgo (castrum). Por eso, para todos los croatas Sibenik es "la ciudad de Kresimir", unida al recuerdo del poderoso rey que en un documento habla del Adriático como "del mar dálmata nuestro"[232].

En dicho documento, escrito en latín, se expresa[233] que por la Navidad de 1066, Cika, abadesa del recién fundado monasterio benedictino de Santa María en Zadar, se presentó ante el rey Petar Kresimir, quien se encontraba en Sibenik (in Sibinico) rodeado de su sobrino el príncipe Esteban[234], de los grandes del reino y de casi todo el episcopado croata-dálmata. En su séquito se hallaban Lorenzo, arzobispo de Split; Esteban, obispo de Zadar; Rainero, el obispo croata de Knin; Ivan, obispo de Trogir; Drago, Obispo de Biograd y Drago, obispo de Osor (Cres y Losinj). En esa ocasión el rey Petar Kresimir otorgó al nuevo monasterio de Santa María "la libertad regia" (regiam libertatem), asegurándole el usufructo de las posesiones que ya tenía y que en adelante adquiriese en el territorio del Reino de Croacia y Dalmacia. Entre los primeros donantes fue el piadoso rey quien titula a la abadesa Cika "su hermana". Donó al monasterio una posesión cerca de la ciudad real de Biograd, que antaño perteneció al abuelo de Cika, prior de Zadar y procónsul imperial Madij, obsequio del rey Kresimir III, abuelo de Petar Kresimir. Madij era "cuñado" de Kresimir III y emparentado con la dinastía croata. Por eso Petar Kresimir llama a Cika "hermana mía".

Sibenik, al comienzo ciudadela y una de las varias residencias reales (los reyes croatas de aquella época, igual que sus pares en Occidente, recorrían su reino y ejercían sus funciones en distintos lugares sin contar con una sede fija), poco a poco creció figurando entre otras ciudades viejas de la costa adriática croata, sobre todo del tema bizantino de Dalmacia (Osor, Krk, Zadar, Trogir, Split, Dubrovnik, Kotor y algunas islas). Esas ciudades gozaban de una autonomía tan amplia, sobre todo bajo el cetro de los reyes croatas y croata-húngaros sucesivamente, que se semejaban al tipo clásico de la ciudad Estado.

En 1167, el rey húngaro-croata Geza otorgó a Sibenik el privilegio, igualándola con las demás ciudades. El Papa Bonifacio VIII fundó en 1298 la diócesis de Sibenik y ordenó a los arzobispos de Zadar y Split elevar a la categoría de ciudad "la villa de Sibenik" (villam sibenicescem nostra froti auctoritate civitatis insigniis decorantes). En aquel entonces únicamente las sedes obispales se consideraban ciudades.

Con ello Sibenik, originariamente un burgo -había muchos en el interior del país- entró definitivamente en la categoría de las ciudades tipo emporio de Dalmacia.

Cómo estaban estructuradas y qué relación tuvieron con los reyes croatas y, luego al entrar Croacia en la unión personal, con los reyes croata-húngaros, se infiere del famoso diploma, acordado en 1107 a la ciudad de Trogir por el primer rey croata-húngaro, Koloman, coronado antes como rey croata en la Biograd real cerca de Zadar. El diploma, redactado en latín, constituye uno de los más importantes documentos de la historia jurídico-estatal croata, y su texto los estudiantes de derecho en Croacia deben aprenderlo de memoria, igual que el famoso Qualiter o Pacta conventa, supuesto convenio relativo a la "unión personal" entre el rey húngaro Koloman y los representantes de las doce tribus croatas, estipulado en 1102, al extinguirse la dinastía nacional en Croacia.

En el referido diploma, siguiendo el ejemplo de los reyes croatas, Koloman promete a la ciudad de Trogir: 1) defenderla contra todo enemigo; 2) la exime de tributos directos; 3) asegura la libertad en la elección del obispo y del rector (comes); 4) le reconoce el derecho de regirse por la antigua ley (lex antiquitus constituta); 5) "de los ingresos portuarios dos tercios van al rey, un tercio al rector y un décimo al obispo" (es el viejo "tributo de paz" -tributum pacis- que ya en el siglo VII pagaban, por orden imperial, las ciudades del tema bizantino de Dalmacia a los monarcas croatas, luego lo pagaban también a Venecia como derecho para la libre navegación); 6) en la ciudad no podían radicarse húngaros; 7) el rey renuncia al derecho llamado ius descensus regii, en caso de visitar la ciudad por negocios de Estado o coronación; 8) por último, a los ciudadanos se les garantiza el derecho a la libre migración (libera migratio), quiere decir que no están adscriptos a la ciudad como siervos a la tierra.

Semejantes libertades fueron otorgadas a otras ciudades en Regnum Croatiae et Dalmatiae. De esa manera se reafirmó el viejo y peculiar dualismo del reino de Dalmacia en el Reino de Croacia y Dalmacia. En los documentos figura que la ciudad de Sibenik consiguió tales libertades en 1127 por parte del rey croata-húngaro Esteban Arpad. Se supone que le fueron otorgadas después de que los venecianos destruyeron en 1127 la ciudad real croata de Biograd y muchos ciudadanos se refugiaron en Sibenik, incrementando de ese modo su importancia [235]. Así Sibenik se igualó a las demás ciudades dálmatas y luego compartió su suerte.

Ciudades reales libres en Croacia

El segundo tipo de la ciudad croata, en la mayoría de los casos de fecha posterior, se desarrolló en la zona septentrional, principalmente entre los ríos Sava y Drava como consecuencia del orden feudal. En la proximidad de los burgos y ciudadelas se radicaron artesanos y comerciantes, mayormente extranjeros (hospites) de la Italia septentrional, de las provincias eslovenas, austríacas y alemanas, o sea del territorio del Sacro Imperio Romano-germánico. Esos inmigrados, siguiendo el modelo de las ciudades de Europa occidental, muy pronto organizaron sus gremios y trataron de liberarse del poder de la nobleza territorial feudal y depender directamente del rey. Así nacen las "ciudades reales libres", principalmente en la provincia croata de Eslavonia de entonces. Semejante privilegio lo obtuvieron Varadzin en 1220, Vukovar en 1231, Virovitica en 1234, Petrinja en 1240, Samobor 1242, Gradec, actual Zagreb, capital de Croacia, en 1242, Krizevci en 1252, Jastrebarsko en 1257, etc.

El privilegio otorgado a la ciudad de Zagreb por el rey croata-húngaro Bela IV se conservó en su original. Como en ese documento está estampado el sello real de oro, documento muy valioso, se lo llama "la bula de oro de Bela IV a la ciudad de Zagreb". De hecho se trata de un privilegio concedido al "castrum in monge Grech iuxta Zagabriam", pues la ciudad originaria de Zagreb era la ciudad obispal, fundada en el siglo XI, donde antes estaba la colonia romana Andautonium. La diócesis de Zagreb fue fundada en 1094 [236]. Dos ciudades se unieron y tuvieron administración común recién en el siglo pasado.

Una forma peculiar de la ciudad (siglos XVI y XVII) la presentan las ciudades del Confín Militar, de la zona defensiva frente a los turcos que habían ocupado ciertas partes de Croacia. Karlovac se asemeja mucho al tipo de la ciudad colonial española. Por lo demás, las fundaban reyes y archiduques de la casa de Austria, así se vestían y arreglaban su corte.

Un tipo específico de la población urbana lo encontramos en las regiones que durante 400 años pertenecieron al Imperio otomano[237].

El período de la suprema potestad de Venecia

En el siglo XIV Sibenik estaba ligada a la importante familia noble de los Subic[238]. Gregorio, uno de los hijos de Pablo Subic de Bribir, ban hereditario de Croacia y señor de Bosnia, fue el rector (comes) de la ciudad de Sibenik[239].

En el siglo XV Sibenik, junto con las demás ciudades dálmatas, cayó bajo el poder de Venecia. Esas ciudades desde el ascenso de la República de Venecia eran sumamente importantes para su navegación hacia el Levante. Por eso, al comienzo, la ciudad de las lagunas paga el tributum pacis a los duques y reyes croatas y luego, con variable suerte, lucha por conquistarlas. Dichas ciudades, originariamente romanas, habitadas por la población ilírico-romana, luego cada vez más croatizadas, no simpatizan con las pretensiones de Venecia. Bajo la protección de los reyes croatas gozaban de amplias libertades. La República de San Marcos, en cambio, reconociendo la autonomía administrativa de esas ciudades-emporios, trataba de limitar su libertad mercantil en su provecho. Zadar se alzó nueve veces contra Venecia y era preciso que en 1202, para vergüenza del mundo cristiano, la conquista de los cruzados que en la famosa cuarta Cruzada se dirigieron en naves venecianas contra Constantinopla y no contra los turcos[240].

Esa resistencia de las ciudades dálmatas, ya croatizadas[241], menguó cuando los conquistadores osmanlíes, caído Bizancio, se aproximaron a las costas dálmatas. Entonces únicamente Venecia pudo organizar la defensa de las comarcas aún libres del Mediterráneo oriental, con ayuda de España y del Estado papal. La monarquía de los Habsburgo asumió un papel análogo en la tierra firme contra la penetración otomana en la Europa central. A ese propósito se unieron en una alianza defensiva los países católicos de la cuenca danubiana contando con el apoyo del Sacro Imperio romano-germánico, gobernado por los emperadores de la casa de Austria.

Del siglo XV hasta fines del XVII Sibenik, junto con las demás ciudades dálmatas, salvo Dubrovnik, ciudad-república independiente, estuvo bajo el supremo poder de la República de San Marcos, hasta que en 1796 el torbellino napoleónico puso fin a su independencia. Entonces toda la Dalmacia pasa a depender del emperador de Austria, quien desde 1527 era rey de Croacia y Hungría, luego por corto lapso (1806-1813) depende de Francia, y a partir del Congreso de Viena de 1815 hasta 1918 era una provincia de la monarquía de los Habsburgo. Terminada la primera guerra mundial, con las demás provincias croatas forma parte del Reino de Yugoslavia y después de la breve ocupación italiana desde 1943 del Estado Independiente de Croacia, y en 1945 ha sido integrada a la República Socialista de Croacia en la República Socialista Federativa de Yugoslavia.

Respecto al poder de Venecia en Dalmacia resulta totalmente errónea la visión histórica del irredentismo nacionalista italiano cuando ve en la República de San Marcos una exclusiva formación política italiana y, en consecuencia, considera que todo el ex territorio veneciano es una herencia legítima del actual Estado nacional italiano. Las ciudades adriáticas croatas, repúblicas urbanas semiindependientes, estaban en cierto modo federadas con Venecia. La República de San Marcos no fue una formación política de los italianos, sino más bien una alianza defensiva, sui generis bajo la dirección de Venecia, con la participación de los italianos, croatas, eslovenos, montenegrinos, albaneses y griegos, con mayor precisión de partes de esos pueblos, ubicadas a lo largo de las costas marítimas y prestas a defenderse de los turcos con la sustancial ayuda veneciana[242].

Cuando Venecia logró el título jurídico, por cierto bastante dudoso, a la posesión de la Dalmacia de entonces (algunas ciudades e islas), mediante una transacción insólita y vergonzosa con Ladislao de Nápoles[243], toda esa comarca ya estaba casi en su totalidad croatizada. Quedaban únicamente pequeños núcleos de la población aborigen ilírico-romana no asimilados todavía que hablaban el especial idioma dálmata, diferente del italiano, extinguido totalmente a fines del siglo pasado. Por otra parte, la República de Venecia nunca pretendió italianizar a la población no italiana de sus posesiones.

El aporte de Sibenik a la cultura croata

Durante el período veneciano precisamente se desarrolló en Dalmacia y en Dubrovnik -entonces la república independiente de San Blas- la literatura renacentista croata, que marca el comienzo de la moderna literatura nacional croata y de la formación de la lengua literaria. Lo que en Italia fue Toscana, en España Castilla, en Croacia lo fue Dalmacia, particularmente Dubrovnik[244].

En este renacimiento literario croata Sibenik no participó en la medida en que lo hicieron Dubrovnik, Split, Hvar y Zadar, si bien dio una serie de insignes estadistas, humanistas y artistas plásticos, conocidos también en los país4es vecinos, particularmente en Italia y Hungría.

El sibenicense Jorge Sigoric (n. en 1442), con el nombre humanista de Georgius Sisgoreus, fue el primero entre sus conciudadanos en publicar el libro poético en latín Elegiarum et Carminum, libri III (impreso en Venecia en 1477). Más importante es su obra De situ Illyriae et civitate Sibenici en que glorifica a su ciudad natal y a Dalmacia como la provincia más noble del Ilírico. Este instruido humanista, en contraste con el espíritu de su tiempo, no desprecia sino que ensalza la literatura popular, igualándola con los clásicos greco-romanos. Recolecta proverbios y adagios populares (dicteria) que, a su juicio, no son menos sabios que las leyes salomónicas y con su perspicacia alcanzan las enseñanzas pitagóricas. En sus alabanzas a los ilustres varones de Sibenik, dice que se distinguieron en el campo de la teología, la filosofía, la poesía, la oratoria y el derecho, "hombres que por su intelecto merecieron la admiración de la misma Italia".

Entre ellos ocupa el primer lugar Antun Vrancic (Antonius Verancius, 1505-1573), humanista y estadista, primado y regente de Hungría, cardenal romano, además sobrino del famoso ban croata obispo Petar Berislavic. Cambiaba cartas con Erasmo de Rotterdam y Melanchton. Viajó mucho, incluso por Turquía. Sus obras selectas fueron editadas en diez tomos. Entre otras cosas apuntó que en la corte imperial de Estambul se entendió en croata con el gran visir Mohamed bajá Sokolovic. Traducía del turco al latín. Se carteaba con el ban croata cardenal Draskovic y lo alentó para que salvaguardara las viejas glorias del pueblo croata. Su sobrino Fausto Vrancic (1551-1617), en su obra Machinae novae, publicó proyectos del paracaídas, de la turbina aérea, del molino accionado por la marea marítima, etc. Publicó varias obras de índole filosófica y teológica. En Venecia editó en 1955 Dictionarium quinque nobilissimarum Europae linguarum, Latinae, Italicae, Germanicae, Dalmaticae et Hungaricae. En 1606 publicó en Roma, redactada en croata, una obra hagiográfica.

Unido a Sibenik está también el nombre del pintor renacentista Jorge Culinovic, destacada individualidad artística, perfeccionado en la bottegha Squarcione, en Padua. En la historia del arte figura como Georgius Dalmaticus y Schiavone. La mayor parte de su vida la pasó en Sibenik, donde murió en 1505, Sus lienzos, especialmente las Vírgenes, se hallan en Padua, París, Amsterdam, Venecia, Baltimore, Turín y Bergamo.

En el siglo XVI se distinguió el pintor y gráfico Martín Kolunic-Rota, nacido en Sibenik, sobre todo por sus grabaciones en cobre de las obras de los célebres pintores como Miguel Ángel, Durero, Ticiano y Klovic (Julio Clovio). Se conservó su retrato de Antun Vrancic.

En el siglo XVII, un notable compositor croata, Iván Lukacic, ha sido director del coro de la Iglesia Catedral. Sus motetos (Sacrae Cantiones, Venecia, 1620), constituyen un valioso aporte al acervo cultural croata.

Las catedrales del Reino de Croacia y Dalmacia

Uno de los artistas más célebres ligados a Sibenik es Georgius Matteo Dalmaticus, nacido en los alrededores de Zadar, cuya obra maestra, tanto arquitectónica como escultórica, es la famosa catedral de Sibenik. Trátase de un monumento artístico en la transición de la época gótica a la renacentista, obra de los maestros croatas e italianos que dio origen a una nueva escuela de arquitectos y escultores con repercusiones en toda la Dalmacia y en la costa adriática italiana. Recién por su soberbia catedral Sibenik ocupó, aunque con cierto atraso, el condigno lugar entre las ciudades dálmatas. Esta última catedral medieval figura entre los más importantes monumentos religiosos de la costa adriática croata. Esos magníficos monumentos reflejan la fuerza vital y la ascensión político-cultural del país.

Durante la monarquía nacional croata el mundo europeo occidental, del que Croacia es la periferia oriental, vienen formando, a paso lento y penoso, en los despojos de la civilización romana, la nueva cultura del Occidente cristiano. Desde el siglo XI los croatas edifican pequeñas iglesias prerrománicas, de formas originales, de decoración plateresca lineal, primitiva, pero de buen gusto. Recién al vincularse los monarcas más íntimamente con el mundo occidental en ascenso y cuando los benedictinos de Montecassino construyeron en Croacia numerosos conventos, usando en la liturgia de rito latino el idioma vernáculo para contrarrestar la influencia greco-bizantina, aparece en Croacia la basílica romántica de tres naves. Del siglo XII al XIV, sobre todo en las ciudades dálmatas todo rebosa de vida, de libertad y bienestar bajo la protección de los reyes croata-húngaros; se desarrolla un vigoroso y peculiar estilo románico-dálmata. Las realizaciones máximas de esa época son el portal de la catedral de Trogir (terminado en 1240) del maestro croata Radovan. La primera catedral románica en Dalmacia fue levantada en Kotor en honor al patrón de la ciudad, San Trifón, y terminada en 1166. En el siglo XIII se erigieron catedrales románicas en Dubrovnik, Zadar y Zagreb (concluida en 1217) y en Trogir. Se destaca por su valor artístico la catedral de San Juan, obispo de Trogir, por las formas vigorosas y grandes de sus naves y la ábside. La catedral de Dubrovnik fue destruida en el gran terremoto de 1667 y fue reemplazada por la catedral actual, construida en el estilo del barroco romano, pero allí se conservó el famoso claustro románico franciscano, obra del maestro local Miho de Bar. La catedral de Split, acaso la más vieja de Europa, originariamente fue el mausoleo del emperador Diocleciano, y a su lado se erigió el magnífico campanario románico, mientras que el tallista local, maestro Buvina, ejecutó la hermosa puerta de dos hojas con impresionantes tallas en madera. El campanario de Rab fue construido en el siglo XIII.

De la época transitoria románico-gótica provienen las catedrales de Senj y Korcula y el majestuoso palacio del rector en Dubrovnik. La catedral de Santiago de Sibenik también apareció en la misma etapa. Fue planeada en el estilo del gótico veneciano tardío, introducido en Dalmacia junto con el poder veneciano a principios del siglo XV y fue terminada bajo la influencia del nuevo estilo renacentista florentinol. Hasta entonces en la costa oriental adriática prevalecían en la arquitectura los influjos de la Italia meridional.

Jorge Dálmata, arquitecto de la Catedral de Sibenik

Por el empeño del obispo Bogdan Pulsic (1402-1436) se iniciaron el 9 de abril de 1431 los trabajos de la construcción de la catedral de Sibenik, que duraron casi un siglo. Se perfilan tres períodos: el primero, bajo la guía de maestros medianos italianos y locales (1431-1441); el segundo, del gótico florido de Jorge Dálmata (Juraj Dalmatinac), hijo de Sibenik (1441-1473), y el tercero, en el estilo del alto Renacimiento del maestro Nicolás Florentino (1475-1505) y de sus sucesores hasta 1536 [245]).

En el primer período se terminó buena parte de los muros exteriores, la mayoría de las columnas interiores y ambos portales, todo en el estilo del gótico tardío veneciano. La nueva fase, mucho más importante, empezó con la contratación de Jorge, hijo de Mateo, oriundo de Zadar, vigorosa personalidad artística que introdujo en Dalmacia la última etapa del pintoresco gótico veneciano llamado "florido". Este maestro local fue calificado y con justa razón, el último gran artista gótico de Dalmacia, pero "en muchas esculturas suyas -dice Karaman- ejecutadas en relación muy cercana al arte antiguo y a la vida real, él fue hijo del mejor quattrocento italian". El apellido Orsini, que más tarde se le atribuyó, nunca lo usó. Llevaba su nombre y el de su padre: Georgius quondam Mathaei, y en la inscripción en el coro de la catedral de Sibenik puso como su nombre Georgius Dalmaticus. Al distinguirse por su sustancial aporte a la catedral de Sibenik se lo llamó Jorge de Sibenik (Juraj Sibencanin - Giorgio de Sebenico).

El maestro Jorge cambió a fondo el plan original de la catedral, aumentándola con un crucero o sea una amplia nave transversal entre el coro y el espacio central del templo y, en opinión de Karaman, ya había imaginado una cúpula sustentada por cuatro columnas, cuyos modelos no tuvo que buscar en Italia, pues en Croacia en Dubrovnik, ya había una cúpula parecida en la hermosa capital románica, más tarde destruida por el terremoto. No se sabe qué techo había ideado el maestro Jorge, ya que el techo actual y el perfil semicilíndrico de la nave principal es obra de su sucesor Nicolás Florentino. Peor es cierto que el maestro Jorge ya había anticipado la singular técnica aplicada en el techo por su sucesor y continuador.

El maestro Jorge cambió a fondo el plan original de la catedral, aumentó el coro. Gran arquitecto, y escultor aun más grande, decoró la cornisa exterior de esas ábsides con setenta y cuatro cabezas humanas, que en dimensión natural y en expresiva plasticidad emergen de la cornisa. Con ese trabajo superó, y en mucho, análogos motivos de los capitales en el Palazzo Ducale de Venecia. Las figuras no se repiten, surgen siempre nuevos rostros. Las hay que recuerdan los bustos clásicos de Homero, Apolo y Heracles, pero loas figuras más hermosas son las que reproducen los tipos locales que el maestro Jorge veía todos los días en la algarabía del puerto, en las plazas y las callejuelas de Sibenik, tipos de marineros y capitanes, cabezas características de los campesinos de la retaguardia dálmata, con expresivos rasgs somáticos del tipo racial dinárico (o adriático). Fueron esculpidos con pocos golpes de cincel con tal fuerza, plasticidad y sugestión como no los habrá en la creación plástica croata hasta la época de las figuras de los héroes de Mestrovic, sacados de la poesía épica popular.

Jorge Dálmata hizo también el baptisterio de la catedral, hermoso ejemplo de la arquitectura gótica. En sus esculturas trasuntan más los modelos clásicos que góticos. En la construcción del baptisterio y luego de la sacristía recurrió al sistema de intercalación y colocación de bloques de piedra ya terminados y de ese modo logró la audaz bóveda redondeada de la sacristía. Con la misma técnica continuará su sucesor y conferirá un encanto especial y una forma peculiar al techo de la catedral.

El mérito de Jorge Dálmata es el de haber reunido a un grupo de talentosos discípulos, especialmente a Iván Pribislavljic, oriundo de Sibenik y a Andrés de Drac (Alessi). De toda Dalmacia y el litoral, de las islas y la retaguardia acudieron a Sibenik aprendices albañiles y marmoleros para aprender el oficio bajo la guía del maestro Jorge. Trabajaron para la catedral sacando bloques y elementos decorativos, los marmoleros en las canteras de las islas dálmatas de Brac, Korcula, Krk y Rab, a menudo bajo el control directo de su constructor. De ese modo esta nueva corriente y el nuevo gusto se difundían por todo el litoral croata. El arte del maestro Jorge pasó incluso el Adriático e invadió Ancona y otras ciudades de la Marca anconitana. Dalmacia esta vez también -como en muchas otras ocasiones- pagó y retribuyó con creces lo que había recibido de Italia.

Jorge Dálmata trabajó también fuera de Sibenik. Sus obras más hermosas son la capilla y el altar de San Anastasio en Split, que en su concepción general armonizan con la capilla y el altar de San Daimo, colocados al lado opuesto, obra del maestro Bonino de Milán, pero el altar del maestro Jorge es más completo y más recatado en su ejecución, más amplio en su concepción. Tiene gran valor en dicho altar el relieve de la flagelación de Cristo y el maestro por su vigor expresivo alcanza aquí los límites admisibles en el arte, en la reproducción del movimiento y de la realidad brutal.

De su taller salió el sarcófago del beato Arniero, arzobispo spalatense, otrora en la iglesia de las benedictinas en Split y ahora en la iglesia parroquial de Kastel Luksic, en los alrededores de Split. Impresionan por su expresividad las figuras de relieve que se refieren al martirio del obispo, con la descripción realista de las figuras campesinas. Entre los trabajos de Jorge Dálmata que se hallan en Ancona, es preciso mencionar la figura de Caritas en la Loggia dei Mercanti, ejecutada en colaboración con sus discípulos. En Dubrovnik trabajó en la reparación de las murallas urbanas, terminó la importante fortaleza de Minceta y el palacio del rector. Murió en Sibenik en octubre de 1473.

Nicolás Florentino, sucesor del maestro Jorge Dálmata

Con el sucesor de Jorge Dálmata, Nicolás Florentino, discípulo de Donatello según Venturi, en Dalmacia triunfaban las formas del alto renacimiento florentino, ya introducidas por el mismo Michelozzo, quien trabajó algún tiempo en el palacio del rector de Dubrovnik. De acuerdo a Venturi, trátase de Nicolás, hijo de Juan, apellidado Cikaro, de Florencia. Ese Nicolás ejecutó para Donatello ciertas partes del altar y de la fachada de San Antonio de Padua. No obstante ello, Nicolás, por su opus artístico pertenece a Dalmacia, particularmente a Trogir y Sibenik. Aquel ambiente le proporcionó la ocasión de manifestar su talento e influyó mucho en él. En la ejecución de su hermosa bóveda en la capilla de San Juan Orsini en la catedral de Trogir, le sirvió de modelo la bóveda de piedra formada de cuadros contiguos del templo en el palacio de Diocleciano, luego transformado en catedral. "Frente a la tarea para la que no tuvo la fórmula aprendida en el taller de su maestro, sigue libremente su instinto artístico y asombra a los historiadores del arte cuando en la cúpula de la catedral de Sibenik coloca, con anterioridad a Bramante, el tambor octogonal sobre la base cuadrangular; o cuando en el cielo raso de la misma catedral realiza la maravilla de la arquitectura dálmata: la bóveda en cañón, visible desde fuera y dentro" (Karaman). El maestro Nicolás enriqueció el litoral croata con el tipo de la fachada que tiene la forma semicilíndrica, repetida en el siglo XVI en las iglesias de variadas dimensiones. Por eso, algunos historiadores del arte atribuyen esas formas, sin razón alguna, a la influencia de la familia Lombardi.

También la capilla de San Juan de Trogir constituye una verdadera joya en el arte dálmata, obra del alto renacimiento[246]. La decoración plástica guarda una relación íntima con la concepción arquitectónica, lo que no es fácil de encontrar en Italia. Esa obra merecería una nota más extensa, pero preferimos circunscribirnos a nuestro tema central sobre Sibenik y su catedral.

Nicolás Florentino ejecutó los trabajos finales en la catedral de Sibenik en el estilo renacentista que armonizan perfectamente con las formas góticas, demodo que el espectador admira un conjunto armónico. Del maestro Nicolás son los hermosos triforios en el interior, el techo y la cúpula. La tracción principal y la forma original de la catedral de Sibenik estriba en las bóvedas de piedra, visibles de fuera y línea terminal de la fachada, obra de Nicolás Florentino, realizada con la técnica adaptada ya por Jorge Dálmata. Los autores extranjeros del siglo pasado y el mencionado Fausto Vrancic-Verancius subrayan al unísono con admiración que la entera catedral, desde el fundamento hasta el techo, por dentro y por fuera, está construida exclusivamente en piedra, sin un solo madero o construcción de madera. La línea semicilíndrica de la fachada, que también aparece en Italia pero más bien con una decoración impuesta desde fuera, sin relación con la construcción del techo, en Sibenik es la continuación indispensable y lógica de la construcción del techo original de piedra y de formas redondas. Precisamente por eso, como todo lo que es lógico y racional, lo que es indispensable y realizado consecuentemente, confiere a la catedral de Sibenik su extraordinaria redondez y una belleza peculiar y eterna.

Nicolás Tommaseo

Antes de terminar nuestra reseña de los valores culturales de Sibenik, nos referiremos a otro hijo célebre de esa ciudad, a Nicolás Tomacic-Tommaseo (1802-1874), una de las figuras más ilustres y más interesantes del Resorgimento italiano. Croata por su origen (sólo una de sus abuelas era oriunda de Bergamo), por su obra pertenece a Italia, aunque Tommaseo nunca renegó su origen, incluso escribió y publicó en croata su preciosa obra Las chispas (Iskrice) y recolectaba y traducía las poesías populares croatas. Su actitud ante la lucha por la unión de Dalmacia a la Croacia propiamente dicha, gobernada por el ban, no fue comprensible ni lógica. Sosteniendo la tesis contraria a los anhelos de la abrumadora mayoría de la población, se alineó con los contados italianos de Dalmacia contrarios a la unificación de las provincias croatas. Pese a todo, los croatas, respetuosos de los ideales del Resorgimento italiano, apreciaban a Tommaseo como gran escritor de inspiración noble y cristiana y como figura de relieve en la vida italiana, pero también como un hombre de enlace, ese típico ítalo-eslavo, entre dos pueblos. Fueron los croatas quienes le levantaron el monumento en su ciudad natal, Sibenik, respetado pese a todos los vaivenes políticos y pese al hecho de que el virulento irredentismo italiano abusó de su prestigio y desvirtuó su pensamiento. Los croatas dieron con ese ejemplo una valiosa prueba de la tolerancia política y de la posibilidad de una cooperación armónica entre los dos principales pueblos adriáticos. Es interesante acotar que Tommaseo, igual que su coetáneo, el revolucionario croata Eugenio Kvaternik, también ferviente católico, percibió el peligro que implicaría la creación del bloque ortodoxo eslavo bajo la égida de Rusia y reclamó como contrapeso la vinculación de los pueblos de habla eslava pero de cultura occidental, especialmente de los polacos, checos y croatas[247].

* * *

Después de esta prieta reseña de los hechos salientes en los 900 años del pasado de Sibenik y de su tradición, será más fácil comprender por qué las autoridades comunistas se esfuerzan en dar a los festejos un carácter opuesto a los sentimientos de la ciudad de Sibenik y del pueblo croata. Esos sentimientos los reflejó con fidelidad el mismo Tommaseo al destacar el peligro, para el mundo occidental, del bloque eslavo bajo la égida rusa. En ese bloque está incluida Yugoslavia y en ella marcan la pauta los serbios, partidarios de las concepciones y de la realidad que temía Tommaseo. Por eso el actual régimen comunista, al conmemorar los sucesos íntimamente ligados a la tradición del Occidente cristiano, se esfuerza por deformar el pasado de Sibenik y darle una interpretación errónea y arbitraria[248]. Así que la conmemoración oficial dista de ser auténtica. La verdadera conmemoración del 900º aniversario de la antigua ciudad de Sibenik, villa del rey croata Kresimir, que coincide con los festejos del 900º aniversario del convento benedictino de Santa María en Zadar y de la catedral de San Trifón en Kotor, será la que prepara la Iglesia en el auténtico espíritu de la gloriosa tradición de Sibenik, con la colaboración masiva y espontánea de la población. Como escenario de esta conmemoración servirá la majestuosa catedral de Santiago, obra maestra de arte, expresión auténtica y suprema de la cultura croata.

 


 

LOS ESLAVOS CATÓLICOS ENTRE EL ESTE Y EL OESTE A LA LUZ DEL PENSAMIENTO Y LA OBRA DEL OBISPO STROSSMAYER

Ivan Vizetic, Viena

En el presente trabajo, el Este y el Oeste están tomados en el sentido del cristianismo oriental y el catolicismo. Precisamente desde ese punto de vista quisiéramos establecer la posición y el papel real o potencial de los eslavos católicos en el acercamiento de los eslavos ortodoxos hacia la unión de la Iglesia tal como ese anhelo se refleja en los conceptos y la obra del obispo de Djakovo, José Jorge Strossmayer (4/2/1815-8/4/1905).

En primer lugar, hemos de resumir en brevísimas palabras los rasgos esenciales caracterológicos de la personalidad de Strossmayer. Tomar a los hombres en su condición humana, con todos los defectos y virtudes, siempre es conveniente y de manera alguna menoscaba su grandeza; más bien los vemos en su exacta medida. Strossmayer, alumno siempre sobresaliente, se distinguió de modo particular en el latín. Dio prueba de su absoluto dominio de él en el Concilio Vaticano (1869/70), donde fue considerado en lo tocante al idioma y la brillante estilística, uno de los mejores oradores del Concilio. Cuando terminó sus estudios en el Augustinianum de Viena, el rector de dicho instituto lo calificó en estos términos: "Un sacerdote muy valiente y de gran talento; de él podemos esperar muchas cosas buenas" [249]. Cuando a la edad de 34 años fue nombrado obispo de Djakovo (18/11/1849), parecía que escalaría los más altos peldaños de la carrera eclesiástica. En 1858 fue nombrado doctor honoris causa de la Universidad de Budapest y el año siguiente asistente del trono papal y conde de Roma. Dotado de extraordinaria capacidad intelectual, con su agradable figura y el porte distinguido conquistaba y fascinaba a la gente. Jinete y cazador apasionado, le gustaba jactarse de su excelente puntería. De añadidura, sus palabras y acciones denotaban cierto dejo heroico. Horas y horas solía jugar a las cartas [250].

Por parte paterna, Strossmayer procedía de Linz -la forma originaria de su apellido era Strossmayer- y con frecuencia solía decir con seriedad que algunas gotas de sangre alemana pueden ser muy útiles en el cuerpo de un buen eslavo[251]. Excepcionalmente dotado, aplicado y ambicioso, ya en sus años juveniles logró notables éxitos, lo que robusteció su innata autoconfianza. En la carta dirigida el 31/8/1849 a su amigo Brlic dice para el caso de que no se lo nombre de Djakovo: "Nuestra Eslavonia en todo caso perderá mucho en mí[252], y en la carta enviada al ordinariato de Djakovo (24/8/1850, un año después de ser designado obispo) manifiesta: "Deseo que se me reciba de la manera más solemne" [253]. Solía ser precipitado e irascible, lo que a veces admitía, y también despedido, tosco y ordinario en sus expresiones tanto escritas como orales. En su precipitación a veces formulaba juicios injustos acerca de ciertas personas, y en tono vehemente, pero al conocer la verdad, hallaba fuerza interior para rectificarse. Su talento de orador le surtió efectos positivos y negativos. A menudo fue víctima de su propia imaginación retórica. En cambio, sus convicciones y la energía con que defendió sus ideas, le hacían un símbolo de extraordinario poder atractivo. Como obispo, especialmente después del Concilio Vaticano, se interesó vivamente en las artes, pues como uno de los fines de su vida se había propuesto construir la catedral de Djakovo. Le gustaban las artes y la cultura en general. En vista de sus rasgos personales y de su labor no sin razón fue comparado con un príncipe de la Iglesia del Renacimiento. Sin embargo, Strossmayer fue algo más, aunque, teniendo en cuenta los altos propósitos que quería servir, hubiera sido deseable que poseyera mayor equilibrio interior y que sublimara las particularidades de su carácter.

Su descollante actividad en el Concilio Vaticano I le valió renombre mundial. Su posición contra la infalibilidad papal lo hizo popular en los círculos liberales de entonces. Sin embargo, Seton Watson dice con justa razón: "La verdadera pretensión de Strossmayer a la inmortalidad estriba no en su liberalismo eclesiástico, sino en sus méritos para la causa de la nación y la cultura croatas" [254]. En su primera carta a Gladstone (1/10/1876) Strossmayer delineó la misión de los croatas en el mediodía eslavo en los siguientes términos: "Nosotros los croatas, dicho sea sin presunción, en esta pequeña alianza de los hermanos eslavos, constituimos el elemento toscano" [255]. Con ese espíritu había fundado, diez años antes, la Academia de Ciencias y Artes (Jugoslavenska Akademija Znanosti i Umjetnosti) de Zagreb, obra favorita de su actividad cultural.

Guiado por el mismo espíritu, se dedicó a fundar la nueva Universidad Nacional de Zagreb y varias otras obras culturales.

Su mano derecha fue el Dr. Francisco Racki, eximio historiador, luego canónico del cabildo de la catedral de Zagreb. Racki y Strossmayer son inseparables. Durante 34 años intercambiaban ideas, como lo prueban sus 1404 cartas, publicadas en cuatro tomos voluminosos bajo el título Korespondencija Racki-Strossmayer (Zagreb, 1929-1931). Racki conocía el temperamento de Strossmayer, sus facetas positivas y negativas, y siempre supo intervenir en el momento oportuno y de manera adecuada para comunicarle su parecer, sus proposiciones y consejos, que Strossmayer casi siempre aceptaba, por cuanto apreciaba a Racki como auténtico historiador y amigo muy allegado.

Cabe referirme aquí a la posición y la valorización de Strossmayer en la vida nacional de Croacia. No obstante sus valiosas obras patrióticas, sobre todo en el ámbito cultural, muchos croatas estiman que Strossmayer como político fue negativo e incluso lo hacen responsable de los fracasos experimentados en la lucha por la independencia nacional y en el progreso nacional en general.

La razón de semejante apreciación sería su llamado yugoslavismo, que Racki no sólo compartía sino también lo alentaba en ese sentido. Conforme a esa concepción sureslava, los eslavos meridionales serían un solo pueblo que debe aspirar a formar una sola cultura para posibilitar así que en un futuro cercano se constituya un Estado sureslavo común. Tales concepciones sobre la presunta nación sureslava no fueron confirmadas, ni mucho menos, por el desarrollo histórico. Por el contrario, esos conceptos originaron hondas disensiones, desacuerdos y conflictos que, por supuesto, Strossmayer no deseaba, pero al no ver factores concomitantes o al no admitirlos, contribuyó con su gran autoridad a que su ideología sureslava ganase ciertos adeptos y por fin produjera consecuencias indeseables.

A menudo Strossmayer fue calificado magnus Croata et Slavus. Mientras estudiaba en Budapest, donde encontró a Jan Kollár, conoció la corriente que propugnaba la solidaridad de los pueblos eslavos. Esa posición irá afirmándose en él durante los años subsiguientes, y sobre todo a raíz de los acontecimientos ocurridos en 1848. Strossmayer no pudo concebir el futuro de su pequeña Croacia separado de la suerte de los demás eslavos, dentro y fuera de la monarquía de los Habsburgo. Muy temprano se despertó en él el interés por la re-unión cristiana, que más tarde, siendo obispo, subrayaba en toda oportunidad y bregaba en forma constante por su realización. Sus dos disertaciones en el colegio Augustinianum de Viena versan sobre ese problema, enfocado desde el punto de vista histórico-dogmático. Cuando el ministro de culto y educación, conde Leo Thun, aconsejado por el ban (virrey) de Croacia, conde Jelacic, propuso al Emperador a Strossmayer como primer candidato para ocupar el sillón obispal de Djakovo (8/IX/1849), motivaba su proposición en que, siendo la diócesis de Djakovo de tanta importancia por los contactos entre los católicos y los disidentes, el obispo de Djakovo debería ser un ejemplo del amor y la tolerancia cristianos[256]. Ya en 1851 la Santa Sede lo designó Administrador Apostólico de los católicos en Serbia, cargo que ocupó hasta 1896. Strossmayer veía en la unión cristiana no sólo la meta más alta en lo eclesiástico, sino el camino más seguro y la garantía más firme para que los pueblos eslavos ocupasen en la vida internacional el lugar que les pertenece por su importancia numérica y por sus cualidades. Por eso pudo escribir el excelente conocedor de la vida y la obra de Strossmayer, Ferdo Sisic: "La idea de la reconciliación de la Iglesia oriental con la occidental fue la fuerza rectora del alma y de la vida de Strossmayer con la que sus demás ideas y acciones están íntimamente ligadas" [257].

Entre varias enunciaciones y acciones de índole eclesiástico-política de Strossmayer que -inspiradas por el ideal de la unión religiosa- perseguían el acercamiento de los pueblos eslavos y su mayor significación en el plano internacional, sobresalen el memorial enviado al gobierno ruso el 8/8/1876 y su correspondencia con el conocido estadista liberal inglés William Gladstone. El motivo del memorandum al gobierno ruso como asimismo de las cartas intercambiadas con Gladstone, fue la cuestión de Oriente. Strossmayer alentaba la esperanza de que una solución acertada de dicha cuestión proporcionaría mejores y más sólidos fundamentos a la paz, la libertad, la autoridad y la estabilidad en Europa. El aludido memorandum, que en opinión de Sisic constituye "el documento político más importante de Strossmayer" [258], contiene, podría decirse, toda su ideología eslava. El memorial fue entregado al consejero estatal Dr. Agustín Heesen, alemán de origen y católico converso del protestantismo. Hasta hoy muy poco ser sabe de la suerte y el efecto de dicho documento, aunque Heesen visitó más tarde (en octubre de 1879) a Strossmayer en Djakovo e intercambió con él varias cartas.

Echemos un vistazo sobre los puntos principales de ese memorandum.

Como a los individuos, también a los pueblos -dice Strossmayer- les cuesta más la fortuna que la desgracia. Una derrota induce a menudo a individuos y pueblos a ser prudentes y razonables; en cambio, los éxitos actúan con fuerza seductora. "Siempre existía cierto instinto pagano a ejercer la tiranía sobre todo el mundo o determinadas partes del mundo conforme lo prueban, verbigracia, las guerras de Alejandro Magno y de Napoleón I, como asimismo los imperios romano y francés. Si ese afán irrazonable prendiese en los alemanes, entrañaría, pese a su alta instrucción y cautela, la ruina de Europa entera, y ante todo de los mismos alemanes", decía Strossmayer textualmente. Sobre el particular escribió pocos días después (22/9/1876) a Racki: "Si Rusia, en caso de semejante guerra (pensaba en la guerra con Turquía a punto de estallar; N. del autor) no pudiera asegurarse la neutralidad de Alemania, que mantendría en jaque a Austria, entonces Alemania un día se pondría a la cabeza de Europa contra Rusia, y parece que ya está preparándose para tal eventualidad[259]. Para Strossmayer, en rigor, los eslavos serían "el glorioso pueblo ruso", que en el camino para alcanzar "la posición normal" en un nuevo ordenamiento europeo, tropieza con grandes dificultades y entre los medios más importantes que podrían disminuir esas dificultades o eliminarlas por completo está la "convención que el glorioso imperio debería concertar con la Santa Sede". Hay una dificultad de orden general y otra de índole especial. La dificultad de orden general es "un temor no definido claramente", casi el terror, como si la participación más completa y activa de los esclavos en Europa llevase oculto el peligro de una tiranía particular que amenaza a Europa".

En opinión de Strossmayer, los principales culpables de esa errada visión de Rusia son los católicos. Por eso, habría que ganar a los franceses, italianos y demás pueblos católicos que, pese a las controversias con la Iglesia Católica, siempre permanecen católicos. Rusia debe ganar su benevolencia y el mejor camino para lograrlo sería un acuerdo con la Santa Sede, que daría por tierra con las suspicacias y prejuicios de los católicos respecto a Rusia. Las dificultades específicas son: 1) Los polacos; 2) los húngaros, y 3) los turcos. Los polacos, manifiesta Strossmayer, se muestran "como por necesidad, siempre y por doquier adversarios de los rusos". Esa actitud la llama el polonismo. Un acuerdo con la Santa Sede podría poner término a ese polonismo, pues "hay una parte más sana de los polacos que en la reconciliación con Rusia busca su mejor fortuna". Por eso Strossmayer concluye: "Si no había otras razones que justificasen dicho acuerdo, ésta sola sería suficiente, a mi parecer". Los húngaros "sin excepción alguna estarían prontos, en caso de serles factible, a ahogar en una gota de agua a todos los eslavos, especialmente a los rusos, como reza un proverbio eslavo". Strossmayer alega conocer a fondo a los húngaros, que tienen grandes cualidades, y contra ellos no diría una sola palabra si no se tratara de cosas importantes y serias. "De los húngaros podría decirse con razón: vanae sunt sine viribus irae, desde que no consiguieron en la alianza con los polacos conferir al Imperio austríaco la forma, preñada de peligro en todos sus aspectos". También en cuanto a los húngaros, cree Strossmayer, una convención con la Santa Sede sería el instrumento más conveniente para neutralizar su influencia. En lo concerniente a los checos, Strossmayer escribió que sus demandas son tan justificadas y corresponden en tal grado a los intereses de la Monarquía y de la Dinastía que es inconcebible que todavía no hayan sido atendidas y satisfechas. En lo tocante a los turcos, Strossmayer dijo que el emperador ruso está predestinado a liberar a Europa "de la peste turca".

Los rusos solucionarían con mayor facilidad la Cuestión de Oriente si suscribieran dicho acuerdo con la Santa Sede. Como ilustración toma el ejemplo de Bosnia y Herzegovina, que a todas luces cede a Servia. En cuanto a las relaciones croata-serbias y la política austríaca al respecto, Strossmayer expresó que "entre los croatas se lleva a cabo la agitación contra Serbia, análoga a la que se practica en Bosnia y Herzegovina". "Es un fenómeno insólito que judíos de la peor calaña, dueños de los órganos de la opinión pública en Budapest y Viena, aparezcan en los últimos tiempos como paladines y protectores de la religión católica en Croacia, aunque en sus corazones odian toda creencia cristiana más que al perro y la serpiente". A continuación Strossmayer se refirió al contenido que tendría la Convención y subrayó que entonces era el momento propicio tanto para la Santa Sede como para Rusia. Por último, destacó la importancia del acercamiento entre la Iglesia occidental y la oriental. La Iglesia oriental representa hoy al pueblo ruso de la manera más digna. En armonía y mediante nuevas obras de amor recíproco, ambas iglesias deberían ser precursoras de la dicha final. "He ahí el sublime propósito -exclama Strossmayer- al que podría contribuir la aludida Convención". Al final, expresa su disposición a cooperar en los trámites de la concertación de la Convención, pero de manera muy confidencial y "nuevamente" pide que su nombre permanezca en secreto. En la carta adjunta Strossmayer observa que los preparativos serían acelerados si en Roma negociase un ruso católico.

Hemos citado algo in extenso los pensamientos y proposiciones del memorandum de Strossmayer, publicado en el segundo tomo de la correspondencia Racki-Strossmayer, que comprende 16 grandes páginas (pp. ). El memorándum fue redactado en latín y una copia enviada a Racki para que la guardara y no quedara rastro de ese documento en el archivo diocesano de Djakovo.

El memorial de Strossmayer concuerda en muchos puntos con el documento que Jorge Krizanic entregó en al cardenal Barberini, prefecto de la S. Congregación de la Propagación de la Fe[260]. Asimismo coinciden los puntos fundamentales de Strossmayer con los de Vladimiro Soloviev, como ambos pudieron constatar con motivo de su primer encuentro en Croacia a fines de 1885. Sobre las relaciones Strossmayer-Soloviev se trató repetidas veces en la literatura, y el último que abordó ese tema pocos años ha en un artículo sintético fue Vladimiro Szylkarski, editor de los escritos completos de Soloviev en su versión alemana[261]. V. Szylkarski calificó las concepciones de Strossmayer como "el paneslavismo en el terreno católico" y agregó que Strossmayer era más entusiasta que el mismo Soloviev en la propagación de la misión mesiánica de Rusia, pues Soloviev, que conocía mejor la situación en Rusia, se oponía al abuso de la idea cristiana en provecho de las ilusiones panrusas[262].

Resultan sumamente interesantes los puntos de vista de Strossmayer en lo tocante a Polonia. Strossmayer apreciaba la cultura polaca, formada en base a la civilización greco-romana, como asimismo su fidelidad al catolicismo, que reprochaba a los polacos su "exagerado occidentalismo". Le hubiera complacido ver también entre los polacos una idea sobre su misión entre los eslavos. Consideraba que el antagonismo polaco-ruso es una tragedia del mundo eslavo. Sus ideas y esfuerzos encontraron poco eco en Polonia, cosa que no debe extrañar, si se tiene en cuenta que en el mismo tiempo el mítico eslavófilo Ivan Sergueievic Aksakov predicaba que era una obligación moral de los eslavófilos trabajar para que desaparezca el pueblo polaco como representante de la latinidad "corrompida"[263].

Strossmayer en las cartas a Gladstone exponía ideas análogas acerca de la solución de la Cuestión de Oriente como en el memorandum dirigido al emperador ruso. Consideraba sumamente deseable que Inglaterra y Rusia coincidiesen en sus propósitos respecto a Turquía, y tratando ese problema a menudo hablaba de la armonía del género humano que, obviamente, está en los designios divinos. Gladstone mismo le suscitaba semejantes pensamientos. Así, por ejemplo, Gladstone en su carta de 15/12/1876 escribe que aparte de la lucha política, hay otra lucha más grave e importante para el bien de la humanidad, a saber, la lucha entre el credo y non credo.

Respecto a Bosnia y Herzegovina, en su correspondencia con Gladstone, Strossmayer sostenía, -en contraste con la opinión pública croata- que esas provincias debían cederse a la administración serbia, y cuando advirtió que ello era imposible, sugirió a Gladstone se concediese la autonomía a Bosnia y Herzegovina bajo la soberanía turca. Cuando los sucesos en el Sudeste europeo tomaron un curso diferente del que esperaba Strossmayer, escribió el 13/3/1879 que Inglaterra no había comprendido cuál era su misión en los acontecimientos actuales, pero Gladstone y sus amigos habían salvado el honor de Inglaterra. En esta oportunidad Strossmayer escribió sobre la misión de Austria: "Yo quisiera, al precio de mi vida, salvar a ese maravilloso Estado. En la nueva situación debe cumplir una hermosa misión. Austria debería convertirse en un gran Estado neutral en el gran imperio germano y el gran imperio eslavo con el fin de impedir un conflicto entre esos dos grandes Estados y facilitar la solución pacífica de la convulsión oriental" [264]. Sin embargo, la realidad es que Austria se hace cada día más débil e incapaz para esa misión, más aun, su política está complicando la posición europea. Desde antes Strossmayer sustentaba esa opinión acerca de la Monarquía de los Habsburgo y pedía su reorganización interna en el sentido federal y la igualdad de todos sus pueblos. Por esa razón chocó sobre todo con la política húngara de su época. Ya octogenario, Strossmayer escribe en francés, el 25/7/1895, con mano temblorosa a Gladstone, seis años mayor que él, una acusatoria contra la administración magiarizante del ban Khuen-Héderváry en Croacia, y a la vez expresa su esperanza de que "la cause des Slaves en générale, rendue, par les événements providentielles, à sa destination inhérante au profit de la culture et liberté universelle, délivrera aussi ma prope nation, qui est digne de toute faveur de Dieu et des hommes" [265].

Cierto tiempo Strossmayer participó activamente en la política de su país y cuando se retiró de la vida política activa, estaba en permanente contacto con los acontecimientos públicos. Con razón dijo Seton-Watson que Strossmayer como político carecía de moderación y contención y que siempre prevalecía en él la emoción[266]. De esa manera Strossmayer chocaba con facilidad con otros, incluso tenía conflictos muy nocivos para él y para quienes representaba, como, por ejemplo, algunos de sus conflictos con el emperador francisco José, probablemente, con los círculos vaticanos, de los que se sabe muy poco porque todavía no son accesibles los archivos vaticanos.

Por último, cabe ahora tocar el terreno donde Strossmayer esperaba lograr resultados más tangibles en el sentido de sus esfuerzos unionistas y paneslavos, es decir en la liturgia antiguo-eslava, llamada glagolitza[267], el uso del antiguo idioma eslavo en los ritos romanos.

Dicha liturgia, como es sabido, se conservaba en las diócesis de la costa oriental adriática. Strossmayer estaba convencido de que la Santa Sede, extendiendo esa liturgia a todos los eslavos católicos, daría la mejor prueba a los disidentes ortodoxos eslavos de que en el acercamiento a Roma y en la reunión con la Iglesia Católica no deben ver la amenaza a su rito bizantino, a su idioma y tradiciones. De esa manera, junto con el común culto de San Cirilo y Metodio, la liturgia antigua eslava uniría firmemente a los eslavos católicos y no católicos y a la vez aceleraría el acercamiento de los eslavos disidentes a la Santa Sede. Ya en 1859 Strossmayer había entregado al Papa Pío IX una promemoria sobre esta liturgia y cuando temió que todos sus esfuerzos y afanes fracasarían, en 1868 fue llamado por Nuncio Apostólico en Viena para que propusiera personas idóneas, capaces de preparar una edición corregida de los libros litúrgicos glagolíticos.

En la carta dirigida el 19/3/1868, al Msgr. Maupas, arzobispo de Zadar, subrayaba Strossmayer que entre los varios fines de la Iglesia figura la terminación del cisma y la reunión de los pueblos eslavos con Roma. Siempre sostenía que con esa acción debería empezarse precisamente entre los pueblos sur-eslavos. Gran impulso en ese sentido dio la encíclica Grande munus deLeón XIII, del 30/9/1880, según la cual la fiesta de los SS. Cirilo y Metodio, observada hasta entonces únicamente entre los pueblos eslavos, debía festejarse en toda la Iglesia. El Papa, además, mostró su inclinación especial hacia los pueblos eslavos. Cuando el año siguiente una peregrinación eslava conjunta bajo la guía de Strossmayer, debió venir a Roma, escribió entonces el primer ministro húngaro, conde Kalman Tisza, el 29/5/1881 al canciller conjunto, Freiherr Heinrich von Haymerle, una carta, advirtiéndole sobre los designios de Strossmayer de pedir en esa ocasión del Santo Padre el permiso de introducir la liturgia eslava en todos los pueblos eslavos de la Monarquía. Tisza expresó que no podía dejar "de señalar los peligros que se derivarían del éxito de semejante plan en las relaciones políticas y respecto al desarrollo del problema de las nacionalidades". Por eso, Tisza pedía que el embajador austro-húngaro ante la Santa Sede siguiese con atención ese problema e interviniese en el momento oportuno contra los nuevos esfuerzos de Strossmayer. Cuando se informó a Tisza que la Santa Sede en ningún caso permitiría la liturgia en un idioma eslavo moderno, contestó al ministro von Haymerle que tampoco debía permitirse en el antiguo eslavo. Que eso sería el mal menor y es un asunto eclesiástico; sin embargo, Tisza cree que la liturgia eslava "crearía un lazo entre las nacionalidades católicas eslavas, cuyas consecuencias serían de gran alcance". Eso constituiría -dice Tisza- un peligro grave y permanente no sólo para Hungría sino también para los reinos y las provincias representadas en el Consejo Imperial[268].

Así empezó la dura y por momentos dramática lucha eclesiástico-política en torno a la liturgia antiguo-eslava, que se prolongó por más de dos décadas. De eso hablan centenares de notas y escritos guardados en el archivo estatal de Viena, y datan de 1881 a 1914, clasificados en cuatro carpetas voluminosas bajo la carátula "La liturgia eslava". La cancillería de Viena optó por razones de Estado por la concepción dualista del reino húngaro, y de ese modo el embajador conde Ludwig Para (1877-88) y todavía más el conde Friendrich Revertera-Salandra (1888-1901) se empeñaron con toda energía en frustrar el intento de Strossmayer y de sus correligionarios en este asunto. Strossmayer solicitó de la Santa Sede que el día de la consagración de su catedral de Djakovo, el 1/10/1882, la santa misa pudiera oficiarse en el idioma antiguo eslavo. El Papa estaba dispuesto a permitirlo, pero el gobierno austro-húngaro logró impedirlo, recurriendo a la intervención en nombre del mismo Emperador Francisco José. Strossmayer, empero, solicitó del obispo Polisovic, en cuya diócesis de Senj se usaba el idioma antiguo eslavo en la liturgia, que oficiara en la recién consagrada catedral una misa pontifical glagolítica. Ese hecho inquietó tanto a Viena y Budapest que el primado de Hungría, cardenal Simor, expresó al Papa, en nombre del Emperador, la preocupación por la eventual concesión que la Santa Sede podría otorgar en la liturgia antigua eslava. El Papa mandó el 27/XII/1882 al Emperador una carta personal prometiéndole que, sin el entendimiento oportuno con Su Majestad, nada se haría en cuanto a la liturgia antigua eslava.

El movimiento para la extensión de la liturgia antigua eslava fue tildado en Budapest y Viena como un movimiento político y nacional tendiente a destruir los fundamentos de la Monarquía. Cierto tiempo la Santa Sede estuvo propensa a aceptar las propuestas de Strossmayer. De ello nos habla el informe del embajador austro-húngaro en la Santa Sede del 12/9/1884: "... que el Santo Padre había aceptado esa idea, incluso con entusiasmo, y de no mediar influencias contrarias, los hechos hubieran seguido los píos deseos" [269]. El gobierno austro-húngaro y sus representantes ante la Santa Sede consiguieron que los esfuerzos de Strossmayer respecto a la extensión de la liturgia antigua eslava, dieran magros resultados. Más se trataba de una victoria de Pirro. El cardenal Domenico Bertolini, que conocía bien esta cuestión como prefecto de la Congregación de los Ritos, escribió el 1/8/1886 al barnabita italiano Cesare Tondini: "Como le había dicho una vez, Austria hace cálculos erróneos hostigando a los eslavos y de esa manera -sin darse cuenta- sirve a los propósitos de Rusia" [270]. El derecho de usar el idioma antiguo eslavo en la liturgia fue acordado a la arquidiócesis de Bar en Montenegro por decreto el 28/3/1887. (En dicho decreto se habla de la restitución de los privilegios "jamdiu a Summis Pontificibus concessi universae Slavorum genti"). Salvo la nueva edición del misal glagolítico en 1893, realizada en virtud de ese decreto, dicha concesión no tuvo otra consecuencia práctica.

¿Cómo repercutió esa lucha por la liturgia antigua eslava entre los eslavos católicos? Salvo en Croacia, y particularmente en las diócesis dálmatas e istrianas, los círculos eclesiásticos evidenciaron escaso interés. Los contrastes político-nacionales en la Monarquía, que iban agudizándose, dieron a los empeños de Strossmayer un carácter político, que impedía incluso a la Santa Sede dar pasos más amplios y decididos en ese terreno. Ese carácter político obligó al gobierno austro-húngaro en las últimas etapas de la lucha respecto a la liturgia antigua eslava, a solicitar de la Santa Sede la suspensión de sus decretos recientes, considerados desfavorables para la liturgia antigua eslava [271].

"La libertad y el amor crearán la unión", escribió Racki al publicarse la encíclica Grande Munus. Al mismo tiempo exigía que la Europa occidental renunciara a su política de conquista en Oriente[272]. Apenas transcurrieron 80 años desde que escribió esas palabras y el mundo sufrió a muchos opresores de la libertad y el amor. Lo sintieron también y en varias partes los eslavos católicos. Pero a ese respecto no son libres de toda culpa. Las palabras de Racki no son por eso menos verdaderas. En forma lapidaria y sucinta expresan el único camino a la auténtica unión. Defendiéndonos del egoísmo ajeno y combatiendo el propio podemos alcanzar el fin: Ut omnes unum sint.

 


El milenio polaco y los croatas

J. G. Fratija, Buenos Aires

Este año se cumplió el milenio de la evangelización de Polonia y al par de la monarquía nacional polaca que durante siglos desempeñó un papel importante en el área de la Europa Centro-oriental. De esa manera, ya al comienzo de la historia nacional de Polonia se realizó la característica simbiosis entre la religión y la nacionalidad, entre la Iglesia y el Estado, quebrada recién en los dos últimos decenios. "Esta simbiosis -recalcan con razón los obispos polacos en su conocida carta al episcopado alemán, enviada desde Roma el 18 de noviembre de 1965, en vísperas de la clausura del Concilio Vaticano II, imprimió su estilo propio a la religión, ya que en Polonia, desde el principio, el aspecto religioso y el aspecto nacional se han desarrollado conjuntamente y siempre estuvieron entrelazados en lo que ello entraña de positivo como de negativo" [273].

Es comprensible, pues, que la celebración de tan magno fasto debe tener carácter religioso y nacional, lo que se lograría sin tropiezos si Polonia fuera libre e independiente. Sin embargo, en la situación actual, "mientras el poder en Polonia se halla en manos de los que no frecuentan la Iglesia" [274], y en lo ideológico y político, pese al tan recalcado "comunismo nacional", dependen de la Unión Soviética, potencia que en 1939 liquidó la independencia de Polonia de acuerdo mutuo con el Tercer Reich, era ineludible que el actor principal de los festejos del jubileo fuera la Iglesia católica. De ahí una serie de medidas coercitivas del régimen comunista para impedir la participación de los obispos extranjeros y del mismo Papa. El gobierno de Polonia incluso acusó a los obispos de traición por haber invitado a los festejos a los obispos alemanes abogando por la reconciliación germano-polaca[275].

Es evidente que el gobierno comunista polaco quiso impedir, por razones ideológicas y políticas, que el mundo entero viera una vez más que son los obispos los que interpretan fielmente el sentir de su pueblo y no el régimen comunista. Lo expresó magníficamente Mons. Chromanski, secretario del obispado polaco, en su sermón de Nochebuena:

"Todo este ruido, toda esta irritación, todo este odio en torno al mensaje son necesarios para humillar a la Iglesia, para degradarla, para reducir y destruir las realizaciones del Concilio y eclipsar el milenio de la instauración del cristianismo en Polonia que debe celebrarse el año próximo. Pero la Iglesia no se expresará en el lenguaje marxista, lenguaje de mentira y odio. La Iglesia se expresará en el lenguaje cristiano, que es el lenguaje de reconciliación y de perdón" [276].

El gobierno comunista de Varsovia se esfuerza por distanciar al pueblo polaco de la comunidad de los pueblos de la cultura occidental a la que pertenece por sus tradiciones. Es la continuación de la política de la Unión Soviética que se anexó casi la mitad del territorio polaco y como presente griego entregó a Polonia vastas regiones, habitadas hasta entonces por los alemanes. Si Moscú no puede granjearse las simpatías polacas, entonces hay que crear causas nuevas y permanentes de hostilidad germano-polaca entre esos dos pueblos de cultura occidental que por su ubicación geográfica constituyen la barrera principal a la expansión soviética hacia el Oeste. Junto a los motivos ideológicos, ésa sería la razón fundamental de que los comunistas reaccionaran tan violentamente ante la acción reconciliadora de los obispos polacos y alemanes, movida por el espíritu ecuménico del Concilio Vaticano II. Por otro lado, esos mismos comunistas no dejan de hablar de la paz mundial, de la hermandad y unidad de todos los pueblos. Con su nombre acción el episcopado polaco, sin quererlo, despertó inusitado interés por el jubileo en el mundo libre y conquistó unánime simpatía hacia la cautiva nación polaca[277].

Tampoco podían faltar en ese glorioso jubileo los croatas, pueblo muy afín a los polacos por la posición geográfica, el origen y el papel desempeñado en la misma frontera de nuestra sociedad occidental.

Glas Koncila, quincenal muy difundido, editado en Zagreb por el cardenal Francisco Seper, arzobispo metropolitano de Croacia, anunció en marzo próximo pasado que el cardenal Seper presidiría una peregrinación croata a Czestochowa. Entonces no se sabía que el gobierno polaco había prohibido la entrada a todos los invitados del episcopado polaco. Pero lo que no puede hacer el pueblo en la patria cautiva lo pueden hacer los refugiados que de todo corazón adhieren al milenio nacional y religioso polaco. En ese sentido, nos referiremos a la reina Jadwiga que los obispos polacos evocan en su mensaje, dirigido al episcopado francés. En los sendos mensajes que los obispos enviaron a sus colegas de otros países, invitándolos a magnificar con su presencia los festejos programados, explicaron el alcance de ese jubileo y sus implicaciones históricas. Conocemos el texto de los mensajes dirigidos al episcopado francés y al alemán, respectivamente[278].

Desconocemos el texto de la invitación dirigida a los obispos croatas y eslovenos. El hecho de que los obispos polacos subrayaron los méritos de la reina Jadwiga, hija del rey húngaro-croata Luis I de la dinastía Anjou y de Jelisava de la dinastía croata de los Kotromanic bosníacos, cuya memoria evocamos en esta revista (Studia Croatica, "Recuerdo de dos reinas en Roma y Zadar", Nros. 16-16, pp. 144-152, 1965), nos mueve a evocar su origen croata por parte materna, a traer a colación varios momentos de las relaciones polaco-croatas, como asimismo a señalar evidentes analogías en el proceso histórico de ambas naciones.

Polonia y Croacia son países fronterizos. Ese carácter fronterizo de Polonia lo recalcó Paulo VI en su mensaje al episcopado polaco con motivo del jubileo milenario:

"Polonia se siente honrada y con justa razón por su título del baluarte de la Cristiandad, porque ella ha conservado su patrimonio espiritual en el momento en que ciertas naciones de Europa conocieron la lamentable ruptura de la unidad de la fe católica y porque en el momento de peligro supo erguirse con un magnánimo valor para defender a la cristiandad. También es cierto que fue la Iglesia en primer lugar la que sostuvo y mantuvo esos ideales cada vez que la adversidad -que vosotros recordáis con pena- puso en peligro la existencia misma de vuestro país" [279].

Las afinidades entre Polonia y Croacia se exteriorizaron de modo peculiar ya antes de las irrupciones turcas, en la época en que Luis I Anjou (1342-1382) fue al mismo tiempo rey de Croacia, Hungría y Polonia. Es decir que su reino abarcaba todo el territorio que se extiende desde el Adriático hasta el Báltico. Que también después de la segunda guerra mundial, cuando el imperio soviético de los satélites llegó al corazón de Europa, esa misma área constituye el cinturón defensivo espiritual, lo evidencia la carta que Pío XII dirigió en 1955 a los jefes espirituales de Polonia, Hungría y Croacia, cardenales Wyshynski, Mindszenty y Stepinac, entonces confinados, a raíz del quinto centenario de la defensa de Belgrado, en aquel tiempo ciudadela húngara en la frontera del imperio otomano. En dicha carta Pío XII puso de relieve el papel histórico de esas tres naciones que, por separado, merecieron el título de Antemurale Christianitatis[280].

Los obispos polacos se refirieron a esa época de los Angevinos, cuando en su mensaje al episcopado francés destacaron los méritos de la reina Jadwiga. A continuación reproducimos los párrafos pertinentes:

"Se ha podido comparar con Juana de Arco a la reina Jadwiga Anjou, descendiente de San Luis y de los Piasts que un día tuvo en sus frágiles manos de niña la suerte de Polonia y de Lituania. Reina a los 13 años de edad, muerta a los 25 años, de notable belleza e inteligencia, supo franquear la abrupta montaña del sacrificio y llegar a la cumbre de la santidad. La razón de Estado exigía que renunciara al casamiento con Guillermo de Austria, su compañero de infancia al que amaba tiernamente, para casarse con el "bárbaro" Jagello, duque de Lituania. Durante una larga noche de agonía que pasó ante el Crucifijo que se guarda en la catedral de Wawel, Jadwiga aceptó, no por razones políticas, sino por el bien de todo el pueblo cuya suerte estaba en juego. Jagello prometió no sólo unir sus tierras lituanas y rutenas a la corona de Polonia, sino también convertir al catolicismo a su dinastía y todo el pueblo. Cumplió la palabra. La evangelización pacífica de Lituania desenmascara los objetivos agresivos de la Orden Teutónica que estaba fraguando un imperio en los países del Este so pretexto de incursiones misioneras. Pronto, en el Concilio de Constanza (1414-1418) un grupo de teólogos y obispos polacos obtendrán la solemne ratificación de la primera carta de tolerancia y de libertad religiosa, condenando todo intento de convertir a los paganos 'a hierro y fuego'. Trátase del famoso tratado de Pablo Wlodkowic De potestate Papae et Imperatoris respectu infidelium. Esta toma de posición, debidamente comprobada, fue posible gracias al sacrificio de la reina Jadwiga.

"Su vida harto breve fue una bendición para Polonia. Los historiadores quedan sorprendidos por la variedad y los éxitos de sus intervenciones pacíficas. Para conjurar un conflicto armado no la arredraba hacer largos y extenuantes viajes, montada en su caballo, y tal fue el ascendiente de su santidad que bastaba su presencia para que adversarios a muerte se reconciliasen pronto.

"Evoquemos un rasgo más que nos recuerda el origen francés de la reina Jadwiga. La Universidad de Cracovia, fundada por su abuelo Casimiro el Grande, iba decayendo. Jadwiga apeló a la Universidad de la Sorbona para que la restaurara y a tal efecto legó todas sus joyas reales. A partir de esa época los intercambios entre Francia y Polonia se multiplicaron.

"Jadwiga no asistió a la inauguración de la universidad, ocurrida un año después de su muerte. No vio los resultados cada vez más fecundos de su sacrificio y de su reinado. Los milagros que ocurrieron sobre su sepulcro hicieron que sus contemporáneos comprendiesen mejor la maravilla de su obra histórica. El acto de unión entre Polonia y Lituania, concluido en Horodio en 1413, evoca su recuerdo comenzando con la gran carta de amor de San Pablo en el famoso capítulo XIII de la I Epístola a los Corintios. Nada parecido encontramos en la historia de la Europa cristiana, nada que pruebe con más evidencia el ascendiente indeleble de la santidad sobre la cosa pública. Pues el reinado de Jadwiga Anjou abrió para Polonia y Lituania una época, denominado unánimemente que la decadencia empieza desde el momento en que cayó en olvido el testamento de amor, de paz y de unión que había legado la nieta de San Luis de Francia.

"Perdónennos, queridos hermanos en Cristo, el haber insistido tanto en el recuerdo de la reina Jadwiga. En la amistad que nos une, nada podría compararse con los lazos de santidad que comprometen, simultáneamente, a nuestros dos pueblos. Ya que Jadwiga es también vuestra por la sangre de sus venas que la emparenta con la Casa Anjou y es también vuestro interés verla un día elevada en los altares. Su causa, introducida apenas murió, demorada por la causa de la duquesa de Silesia, su homónima, que nosotros festejamos el 16 de octubre, espera todavía como tantas otras después de las particiones de Polonia".

Aquí los obispos polacos subrayan el origen francés por línea paterna, de Jadwiga, sin referirse a su origen croata por línea materna y a los lazos políticos entre Polonia, Croacia y Hungría. Jadwiga, por parte materna, era nieta de los banes de Bosnia y Croacia, descendientes de dos insignes dinastías croatas: los Kotromanic y los Subic.

Esos vínculos familiares entre los descendientes de San Luis y los nobles croatas se establecieron cuando al trono croata-húngaro subieron los Angevinos, que entonces reinaron en las dos Sicilias y su sede era Nápoles. Ellos llegan al trono de Croacia y Hungría a principios del siglo XIV al extinguirse la dinastía Arpad, fundadora de la monarquía nacional húngara, que reinó también en Croacia desde el siglo XII, tras la extinción de la dinastía nacional croata de los Trpimirovic que reinara del siglo VIII al XI. Por el parentesco de ambas dinastías en los tiempos de Gregorio VII y como había que defenderse de la influencia bizantina en el momento del cisma definitivo entre la Iglesia Oriental y Occidental, los croatas y los húngaros, pueblos católicos, habían convenido la unión política bajo los reyes comunes de la dinastía de los Arpad. Al extinguirse, dos siglos después, esa dinastía, por intervención del papa Bonifacio VIII -cuyo nombre de por sí evoca las aspiraciones y concepciones de aquella época- los Angevinos napoletanos, protegidos del Papa, suben al trono, primero de Croacia, luego de Hungría y, por último, de Polonia. De esa manera y con el apoyo de la Santa Sede, se formó entre el Adriático y el Báltico una fuerte monarquía en función de la política papal, que luego se llamará "la línea de los Angevinos". En nuestra época tratará de re reactualizarla, desde luego en nuevas formas y con propósitos imperialistas, el conde Ciano antes de aliarse la Italia fascista con el Tercer Reich.

El primer rey de la casa Anjou en el trono de Croacia y Hungría fue Carlos Roberto (reinó de 1300 a1342). De Nápoles lo trajeron los grandes de Croacia, y entre ellos el más poderoso, Pablo I Subic, "ban hereditario de Croacia y señor de Bosnia" (gobernó de 1273 a 1312). En 1300 o coronaron en Zagreb. Por segunda vez fue coronado en Budapest con una corona improvisada y la tercera vez con la corona de San Esteban en Alba Regia (Székesfehévár)[281].

Carlos Roberto se casó con la princesa Isabel, hermana del rey polaco Casimiro, que no tuvo descendientes. En 1339 acordaron Casimiro y Carlos Roberto que el trono polaco lo heredaría el primogénito de Isabel y Carlos Roberto, es decir Luis I, denominado el Grande, rey húngaro-croata (reinó de 1342 a 1382).

Muerto Casimiro, en Polonia gobernó, en lugar de Luis, la reina madre, el último retoño de la dinastía polaca de los Piasts. Después de su muerte reinó, por doce años, Luis I. Este no dejó descendientes varones sino dos hijas de sus segundas nupcias con Jelisava Kotromanic, hija del ban Esteban Kotromanic I, emparentado con los príncipes Subic, de rancio abolengo aristocrático. Los Subic gobernaron durante tres generaciones como banes hereditarios de Croacia y, como dijimos ya, Pablo I Subic fue también "Señor de Bosnia". Esa familia luego se llamó Zrinski, según el burgo Zrin en la Croacia septentrional. Los Zrinski dieron a Croacia y Hungría una serie de ilustres militares, estadistas y escritores. Entre ellos figura el "Leónidas de la Cristiandad", el ban croata Nicolás Subic Zrinski, caído hace cuatrocientos años defendiendo Szigetvár (en croata Siget) en la Hungría meridional, del ejército muy superior del sultán Solimán el Magnífico, que en 1566 marchaba sobre Viena, sede de los emperadores romano-germánicos de la casa austríaca de los Habsburgo. Zrinski murió, pero el enorme ejército fue detenido ante la fortaleza y cuando durante el largo asedio murió el sultán Solimán II, su gran visir Mohamed Bajá Sokolovic, de origen croata[282] tuvo que volver a Estambul, al aproximarse el invierno, sin haber llegado hasta Viena.

Luis I deseaba que su sucesor en Polonia fuese el presunto heredero al trono croata-húngaro, prometido de su hija menor María (la mayor, Catalina, prometida del Delfín, murió muy joven) Segismundo de Luxemburgo y Brandeburgo, segundo hijo del emperador Carlos IV y luego rey de Bohemia y emperador romano-germánico. Con ese propósito Luis I presentó a Segismundo a la Dieta Polaca de Zolion, pero los polacos no querían tener rey de origen alemán ni la unión con Hungría. Pidieron que su reina fuera una de las hijas de Luis que residiría en Polonia. Como María ya estaba prometida a Segismundo, entonces recurrieron a la princesa Jadwiga, benjamina de Luis Anjou e Isabel Kotromanic. Jadwiga, como vimos antes, estaba prometida a Guillermo, duque de Austria, pero sacrificó sus sentimientos y se casó a pedido de los polacos, con el duque lituano Jagello. De esa manera Lituania se cristianizó, se unió a Polonia y así se fundó la nueva dinastía lituano-polaca de los Jagellones. Esa dinastía dio varios reyes a Polonia, y, muerto Segismundo I (reinó de 1387 a 1437) reinaron en Croacia-Hungría los reyes de esa casa: Vladislao I (1440-44), Vladislao II (1490-1516) y Luis II (1516-1526).

Existen otros múltiples vínculos históricos polaco-croatas. Esos lazos se remontan a la temprana Edad Media. Cuando a principios del siglo VII, durante la migración de los pueblos, siete tribus croatas, militarmente organizadas, se radicaron en el territorio de la Dalmacia romano-bizantina y de la Panonia Inferior, dejaron a muchos congéneres en la morada anterior al norte de los Cárpatos, es decir en la Polonia actual. Allí hasta el siglo X existió la Croacia Blanca, que comprendía las regiones aledañas de la posterior capital polaca, Cracovia[283]. Esos croatas, con el transcurrir del tiempo, se fusionaron con los checos y los polacos, y seguramente constituyeron un elemento importante de la etnogénesis del pueblo polaco. En el Mediodía, los croatas se mezclaron con los aborígenes ilirios, celtas y romanos. Fueron los primeros entre los pueblos del grupo lingüístico eslavo en fundar su monarquía nacional y en abrazar el cristianismo. No obstante, en Croacia es todavía vivo el recuerdo de su antigua morada allende los Cárpatos.

Es más grande poeta croata del siglo XVII y uno de los escritores más ilustres de la época de la Reforma católica, Juan Francisco Gundulic (1588-1638), en su obra principal, el poema Osman, dedicado al príncipe polaco Ladislao vencedor de los turcos cerca de Hodin en 1621, convencido de que los polacos liberaría n a los pueblos de la Europa Centro-oriental de la dominación otomana. Su esperanza no se cumplió, pero medio siglo después el rey polaco Juan Sobieski salvó en 1683 a Viena de los turcos. Uno de los principales defensores de Viena fue justamente el hijo de nuestro poeta, Francisco Gundulic, que fue general imperial y luego vicemariscal.

El milenio del bautismo de Polonia está unido especialmente a Czestochowa, donde en la iglesia del Eremita S. Pablo (paulistas), se guarda la imagen milagrosa de nuestra Señora. Es el convento más conocido de la orden paulista, fundada en Hungría y difundida sobre todo en Croacia y Polonia. Los conventos paulistas más célebres en Croacia, suprimidos durante el absolutismo ilustrado de José II (1780-90), se hallaban en Remete en Lepoglava. En llamada Advocata Croatiae-Mater fidelissima. En el mismo altar hay una estatua de Santa Jadwiga. El gran monasterio paulista de Lepoglava, uno de los monumentos artísticos más hermosos, tenía ya en 1502 gymnasium (escuela secundaria), que pronto fue convertido en un instituto de estudios superiores con derecho a otorgar diplomas doctorales.

El insigne croata Jorge Utjesinovic Martinusic (Utiesenovich Martinuzzi) fue prior de Czestochova durante el reinado del último Jagello en Croacia. Nació en 1482 en Kamicak, Dalmacia, en el corazón del reino medieval croata. Su padre era Gregorio y su madre Ana Martinusic. Tras la trágica derrota de las armas cristianas en Mohac (1527), donde cayó el rey húngaro croata Luis II Jagello, Utjesinovic tuvo que salir de Czestochova y asumir una importancia misión política. En esos tiempos difíciles del avance turco, se entabló la guerra civil en Croacia y Hungría entre los partidarios de Fernando de Austria y el candidato local, Ivan Zapolya. Utjesinovic, registrado siempre por los historiadores extranjeros como Martinuzzi, ocupó los más altos cargo s políticos en Hungría (palatino y jefe del ejército). Zapolya lo designó tutor de su hijo Ivan Segismundo. Utjesinovic se esforzó por reconciliar a los dos bandos en pugna y, por último, lo logró. Fernando de Austria unió bajo su cetro todas las regiones de Hungría que no estaban bajo el dominio otomano. A su pedido Utjesinovic fue designado primado de Hungría y cardenal.

Tras el tercer reparto de Polonia, su provincia Galicia integraba la monarquía de los Habsburgo. En ese marco, las relaciones polaco-croatas eran muy cordiales, particularmente en el Consejo Imperial de Viena, dentro de la mitad austríaca de la Monarquía que integraban también Galicia y las provincias croatas de Dalmacia e Istria. Los polacos, en el sistema dualista de Austria-Hungría, desempeñaron un papel relativamente importante.

Al finalizar la primera guerra mundial en Croacia se seguía con franca simpatía la resistencia la resistencia polaca a la invasión soviética. Cuando en 1939, en virtud del acuerdo Ribbentrop-Molotov, Alemania y Rusia se repartieron por cuarta vez a Polonia, los croatas acogieron con corazón abierto y abrazo fraternal a los refugiados polacos a través de Rumania buscaban llegar a Francia e Inglaterra para seguir luchando hasta el término de la segunda conflagración mundial. Lamentablemente, tanto Polonia como Croacia, amputadas territorialmente, fueron importadas al imperio soviético de satélites. Después de la guerra Stepinac fue víctima del comunismo al igual que el valeroso cardenal Wyszynski. Durante varios años su morada ha sido el convento de Lepoglava, confiscado por José II y convertido en presidio.

Los croatas no pudieron asistir a los festejos del milenio de Polonia ni la Croacia cautiva pudo expresar libremente sus sentimientos y franca adhesión a la nación polaca. Son sentimientos de dos pueblos de destinos afines, de dos pueblos ubicados en la frontera de civilizaciones. Los polacos sienten la presión de Rusia y los croatas la de Serbia, dos países de tradiciones ajenas. La tenaz resistencia polaca al predominio ruso-soviético como la croata al serbio-comunismo constituyen a la vez la defensa de los valores tradicionales de la sociedad occidental en su frontera oriental todavía amenazada.

 


EL RESTABLECIMIENTO DE LAS RELACIONES ENTRE LA SANTA SEDE Y YUGOSLAVIA

Ivo Bogdan

El 25 de junio último fue suscripto en Belgrado el protocolo sobre "la reglamentación de las relaciones entre la Iglesia Católica y la República Socialista Federativa de Yugoslavia". Los comentaristas políticos calificaron la nueva situación como relaciones semidiplomáticas. Las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Yugoslavia comunista existieron de 1945 a 1952, hasta que Belgrado el 16 de diciembre las rompió unilateralmente como protesta contra la elevación del arzobispo Aloysus Stepinac, metropolitano de Croacia, condenado a 16 años de presidio, a la púrpura cardenalicia. Hasta entonces existía en Belgrado la Nunciatura Apostólica, dirigida por mons. Hurley, hoy arzobispo de Florida, EE.UU.

El protocolo fue firmado por mons. Agustín Casaroli, subsecretario de la Sagrada Comisión para los Asuntos Eclesiásticos y Milutin Moraca, presidente de la Comisión Federal para las Cuestiones Eclesiásticas.

Contenido del protocolo

El protocolo consta de preámbulo y cuatro artículos, dos de los cuales subdivididos a su vez en dos puntos.

En el preámbulo se expresa que el protocolo fue firmado para llegar a una reglamentación de las relaciones entre la Iglesia Católica y la RSFY", lo que según la interpretación oficiosa vaticana sería el primer paso en vista de nuevos acuerdos. El art. I, en su primer punto, precisa la posición del gobierno yugoslavo, según la cual el status de las comunidades religiosas está fijado por la Constitución y las leyes pertinentes. En el punto segundo el gobierno yugoslavo garantiza a la Iglesia Católica el libre ejercicio del culto y reconoce la competencia de la Santa Sede en el ejercicio de su jurisdicción y garantiza a los obispos contactos con la Santa Sede.

En el art. II la Santa Sede, por su parte, reafirma su posición principista, según la cual el clero debe limitar sus actividades a las funciones eclesiásticas sin servirse de ellas para fines políticos. La Santa Sede condena todo acto de terrorismo político y de violencia política. En el art. III se prevén futuras consultas "cada vez que lo consideren necesario" y el IV se conviene "proceder a la designación de sus respectivos representantes con el título de Enviados.

No se trata de la reanudación de las relaciones diplomáticas

Respecto a los arts. III y IV, L´Osservatore Romano precisó el carácter de esos "Enviados" en los siguientes términos:

Un canje de cartas, entre el excelentísimo cardenal secretario de Estado y ministro de Relaciones Exteriores de Yugoslavia, en la misma fecha de la firma del protocolo, precisa que, según los acuerdos establecidos, estos enviados tienen carácter de representantes oficiosos, pero que a ellos les serán aplicadas íntegramente las normas que el derecho internacional, y especialmente la Convención de Viena del 18 de abril de 1961, establecen respecto a la persona y las funciones de los agentes diplomáticos y a los locales de las respectivas misiones.

Por lo tanto, no se puede hablar precisamente de la reanudación de las relaciones diplomáticas interrumpidas en 1952, tratándose de una forma diferente de relaciones, que -al menos en la práctica de la Santa Sede- constituye algo nuevo, pero que parece adecuada a las especiales circunstancias.

El enviado de la Santa Sede en Belgrado tendrá juntamente (más bien, según el art. IV del protocolo, en primer lugar) título y funciones de delegado apostólico: título y funciones bien conocidas, ya sea por lo que al respecto establece el Código de Derecho Canónico, ya sea por la práctica difundida desde hace tiempo en los países más diversos[284].

En el comunicado de la Santa Sede sobre la firma del protocolo del 25 de junio del intercambio de los enviados se ha dicho lo siguiente:

Con la finalidad de proseguir y hacer más orgánicos los contactos así iniciados, la Santa Sede y el Gobierno de la RSFY han establecido proceder al intercambio de representantes oficiosos, a los cuales están garantizados los privilegios y las inmunidades propias de los agentes diplomáticos, con el convencimiento de que esto contribuirá al mejoramiento de las mutuas relaciones y a una útil cooperación en el terreno internacional. La Santa Sede designará por consiguiente un delegado apostólico, con sede en Belgrado, el que tendrá a la vez las funciones de enviado ante el gobierno yugoslavo; éste, a su vez, designará su propio enviado ante la Sede apostólica[285].

Además el comunicado pone de relieve el propósito de la colaboración en el campo internacional a favor de la paz y ayuda entre las naciones, lo que el órgano vaticano señala como ámbitos donde "la presencia y la acción de la Santa Sede han ido afirmándose cada vez más en estos últimos tiempos, suscitando esperanzas y aprobaciones generales".

En cuanto a las relaciones Iglesia-Estado en la Yugoslavia comunista (incluidas en los arts. I y II), L´Osservatore Romano destaca la garantía legal dada a la Iglesia en Yugoslavia, ya que: "con su introducción en el protocolo, se le da también un valor bilateral, en relación a la Santa Sede. Por lo tanto, éste podrá hacer al Gobierno las indicaciones que juzgue necesarias en relación a la plena aplicación de los principios y de las garantías enunciadas, indicaciones que el gobierno se declara dispuesto a examinar".

Las actividades políticas del clero

En lo concerniente a la obligación de la Santa Sede (art. II del protocolo) respecto a las actividades políticas del clero, desusadas por sus formas y contenido, L´Osservatore Romano da un amplio comentario que, dadas sus implicaciones políticas, transcribimos íntegro:

A su vez, la S. Sede ha juzgado por ahora poder acoger dos de las solicitudes formuladas por el gobierno yugoslavo y lo hace refiriéndose -en el art. II- a algunos principios generales, cuya validez está ya garantizada para Yugoslavia como para cualquier otro país, por la doctrina misma y por la disciplina de la Iglesia Católica, y es aquí confirmada.

Así, en primer lugar, "la S. Sede confirma la afirmación de principio de que la actividad de los eclesiásticos católicos, en el ejercicio de sus funciones sacerdotales, debe desenvolverse en el ámbito religioso y eclesiástico"; de tal modo, sería ilegítimo el eventual abuso de dichas funciones "para fines que sean realmente de carácter político".

Los principios de la Iglesia Católica en esta materia son claros y bien conocidos, aun si en su aplicación concreta pueden chochar frecuentemente con diversos, y no raramente del todo inaceptables, conceptos sobre lo que está comprendido "en el ámbito religioso y eclesiástico", sobre lo que es realmente "de carácter político", y sobre lo que constituye efectivo "abuso" de las funciones sacerdotales. Para la Iglesia Católica, a los que se dedican al servicio de la religión en el estado eclesiástico no es lícito, en el ejercicio del sagrado servicio, obrar para fines que -por más que puedan ser legítimos y loables en sí mismos- pertenezcan a una esfera que no sea la de la Iglesia; es decir la que comprende, en especial, el ejercicio del culto y la administración de los sacramentos, la enseñanza de la doctrina dogmática y moral de la Iglesia, la atención pastoral y la guía del pueblo católico hacía la coherencia de la vida con la profesión cristiana.

En caso de que alguna falta pudiese verificarse en este campo, la Iglesia sería la primera en querer provocar que se ponga el remedio.

Por este motivo la S. Sede -análogamente a lo que hace el gobierno, en el art. I, Por lo que le respecta- se declara "dispuesta a examinar los casos que el gobierno de la R.S.F.Y. retuviese deber señalarle con este propósito". Evidentemente, esto no significa que la S. Sede tenga motivo para temer que se verifiquen dichos casos; solamente no se excluye -ni se ve cómo podría excluirse- su posibilidad.

Asombrosa declaración sobre terrorismo

Lo mismo se puede decir acerca de la segunda "posición" manifestada por la S. Sede en respuesta a la explícita solicitud del gobierno, y en la cual ella, "en conformidad con los principios de la moral católica, desaprueba y condena todo acto, cumplido por quien sea, de terrorismo y análogas formas delictuosas de violencia política".

Tal vez podrá suscitar asombro -continúa L´Osservatore Romano- que esta declaración sea hecha en relación a una eventualidad no excluida de que algún eclesiástico católico pueda ser acusado o sospechoso de participación en acciones de ese género. Pero el obvio el motivo por el cual la S. Sede no rechaza -"en el caso de que el gobierno yugoslavo juzgase que eclesiásticos católicos hayan participado en cualquier acción del género en daño de la R.S.F.Y. y retuviese necesario señalar esos casos a la S. Sede"- la posibilidad de declararse dispuesta a examinar estas señalaciones, para juzgar y eventualmente proveer en los modos "previstos para dichos casos por el derecho canónico".

Al terminar la ceremonia de la firma del protocolo, monseñor Casaroli declaró:

"Este acto abre una nueva página en las relaciones entre la Santa Sede y Yugoslavia y, por consiguiente, así lo esperamos, en las relaciones del Estado yugoslavo con la Iglesia Católica de Yugoslavia". Formuló votos por los que trabajan "por la paz, justicia y libertad".

Sólo una etapa

El día anterior, 24 de junio, fiesta patronal de San Juan de Laterán, el papa Paulo VI hablando a los cardenales y miembros del clero romano indicó que desde el comienzo de su pontificado su atención se dirigió especialmente "con afecto muy particular" hacia los problemas de la Iglesia en Yugoslavia. Señaló que al respecto "dio su acuerdo e instrucciones para las conversaciones que las autoridades civiles manifiestan querer entablar con la Santa Sede con vistas a buscar honestamente una solución, aunque fuera incompleta, de las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado yugoslavo".

"En este terreno va a franquearse positivamente una etapa -dijo el Santo Padre- y confiamos a la providencia ese resultado para que aporte frutos para la Iglesia y los pueblos de esta nación".

"Modus vivendi" no pudo firmarse debido a la oposición serbia

En nuestro breve análisis hemos de señalar que en su citado comentario L´Osservatore Romano subrayó que desde el comienzo de las negociaciones "no se ha tomado en consideración la posibilidad de llegar a un concordato o a un 'Modus vivendi' en el sentido de reglamento jurídico, aunque fuera parcial, de las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado yugoslavo.

A esto se oponía -aclara L´Osservatore Romano- la consideración hecha presente desde el principio de que el Estado yugoslavo no podría, en base a su propia Constitución, conceder en su sistema, a una de las diversas confesiones religiosas presentes en el país, un status jurídico especial.

De tal modo que en el documento (art. I, 1) el gobierno yugoslavo se limita a exponer "los principios sobre los cuales se funda, en la República Socialista Federativa de Yugoslavia, el sistema de la posición jurídica de las comunidades religiosas y que son garantizados por la Constitución y por las leyes".

Conociendo las relaciones políticas en Yugoslavia, donde prevalece la influencia de los serbios y de su Iglesia nacional ortodoxa, cabe concluir que es un mero pretexto del gobierno yugoslavo cuando invoca la Constitución que impediría un status especial para la Iglesia Católica. Se trata tan sólo del temor a suscitar una reacción violenta de los serbios ortodoxos, en principio reacios a toda influencia de la Santa Sede. Basta recordar el caso análogo en la Yugoslavia monárquica. El concordato fue suscripto en el Vaticano el 25 de julio de 1935 y votado por el Parlamento de Belgrado el 23 de julio de 1937, mas el gobierno no osó promulgarlo por temor a la Iglesia ortodoxa. El Santo Sínodo serbio agitó a la opinión pública y excomulgó a los diputados ortodoxos que votaron por la ratificación del concordato.

La insistencia del gobierno comunista en evitar todo lo que podría recordar el concordato e incluso un Modus vivendi, se debe a consideraciones políticas y no jurídicas. Pocos días después de la firma del protocolo, trascendió que Rankovic, número dos de Yugoslavia, preparaba una revolución de palacio con el apoyo de los comunistas serbios. Tito que sabía todo eso, evidentemente, tuvo sobradas razones de no herir la sensibilidad política de los serbios que dominan en el aparato partidario y administrativo.

Por cierto que el gobierno de Belgrado en sus negociaciones con la Santa Sede, además de efectos políticos en los países de Occidente, quiso lograr un impacto entre los católicos croatas y eslovenos. No obstante, por temor a las reacciones serbias, se aplazaban y duraron dos años, según aclara el mismo texto del protocolo. El régimen comunista, que depende de la ayuda económica de los países occidentales, había expresado el deseo de llegar a un arreglo con el Vaticano durante el pontificado de Juan XXIII, pero luego interpuso toda clase de obstáculos[286] antes de llegar a un acuerdo harto incompleto.

El mayor obstáculo en las negociaciones fue el evidente deseo del régimen de lograr máximos efectos políticos con concesiones mínimas. Por ello, para los dirigentes comunistas la carta pastoral del Episcopado (texto íntegro en el rubro Documentos) del año pasado constituía un impedimento serio. En dicha pastoral los obispos invitan a sus feligreses a liberarse del temor y exigir los derechos a las libertades religiosas, garantizados por la letra de las leyes. Es sabido que disposiciones análogas sobre la libertad del culto existen en la legislatura de otras "democracias populares", pero es muy discutible en qué medida se respetan en la práctica. La carta pastoral señaló precisamente esta diferencia entre la teoría y la práctica, reduciendo así por anticipado el efecto político en el exterior que el gobierno comunista de Belgrado quiso lograr en sus negociaciones con la Santa Sede. El gobierno comunista posponía la fase final de las negociaciones y mientras tanto se presionaba a los obispos para que revocaran por lo menos la parte de su pastoral, referente a la liberación del miedo. Los obispos, empero, permanecieron firmes[287].

Insistencia en la insólita declaración contra el terrorismo

Además, los negociadores comunistas exigían que la Santa Sede, en un documento con carácter de convenio diplomático, repudiara no solamente la injerencia del clero en la vida política, sino también los supuestos actos del clero relacionados con el terrorismo político, lo que fue la causa de las comprensibles demoras. Visto que el régimen comunista justificaba sus implacables persecuciones contra los católicos, sobre todo en Croacia, por la presunta actividad política, terrorista y delictuosa del clero (todos esos cargos fueron imputados al mismo arzobispo monseñor Aloysius Stepinac), los negociadores vaticanos resistían a ese insólito pedido[288] de parte de un régimen que se impuso y existe por practicar el territorio como parte del sistema de gobierno. El mismo dictador yugoslavo insistió en esa cuestión. La declaración respectiva ha sido conditio sine qua non para la firma del acuerdo. Por consiguiente, fue hallada la fórmula que permitió a L´Osservatore Romano interpretarla como algo referente a los casos harto hipotéticos y futuros.

En cuanto a las declaraciones acerca de la paz mundial y la paz, la justicia y la libertad en las relaciones de los pueblos que integran a Yugoslavia, resulta que no hubo resistencias por parte del Vaticano. Es bien sabido lo que todo ello significa en la terminología y el pensamiento de la Iglesia y cuánto difiere de los conceptos comunistas.

Sin embargo, ya desde el mismo día de la firma del protocolo la prensa comunista yugoslava comentó lo convenido de manera que no concuerda precisamente con las interpretaciones del órgano oficioso del Vaticano. La Política, gran diario de Belgrado, al admitir que el protocolo constituye la base para los diálogos ulteriores, considera necesario destacar que eso tiene que ser únicamente dentro del marco de la reglamentación estatal acerca de las comunidades religiosas y que no cabe esperar excepciones a favor de la Iglesia Católica. Vjesnik, principal diario de Zagreb, al comentar la declaración de la Santa Sede acerca de las actividades políticas del clero y la condena de los eventuales hechos delictivos no deja de vincularla con las actividades "enemistosas anticomunistas y antiyugoslavas" del clero croata exilado que vive y actúa en los países democráticos. Eso nos hace recordar las anteriores exigencias del gobierno comunista, que consideró como inadmisibles las denuncias de las actividades liberticidas del régimen yugoslavo en lo religioso y nacional por parte del clero exilado (Ver S.C. Año V, pp. 30-32, 164-166). Por consiguiente, no hay que excluir nuevas insistencias con el propósito de cercenar la libertad de expresión del clero católico exilado invocando el protocolo del 25 de junio. Por supuesto, el gobierno totalitario comunista yugoslavo tendrá que aprender que las denuncias de los crímenes comunistas y la invocación del derecho de los católicos croatas y eslovenos a la autodeterminación nacional no pueden ser calificados como indebidas actividades y menos que menos delictuosas, sino que se trata de un derecho de la persona humana libre. Es verdad, lamentablemente, que los comunistas yugoslavos son los dueños de pisotear los derechos humanos en su propia jurisdicción, pero no tienen derecho a exigir que la misma Santa Sede se haga su cómplice.

Tentativa de regularizar las relaciones entre la Iglesia y los estados comunistas

El contenido del protocolo fue calificado por la prensa mundial como un paso importante para "la reanudación de vínculos de la Santa Sede" con los regímenes comunistas de Europa oriental". A tal propósito la Santa Sede, tras 14 años de interrumpidas las relaciones con Yugoslavia, accedió a un magro acuerdo. El mismo Paulo VI en su discurso del 24 de junio lo calificó de incompleto, y declaró que había sido solicitado por el gobierno yugoslavo, destacando su sincero deseo de arribar a una solución honesta. Las relaciones entre el Vaticano y Yugoslavia constituyen "algo nuevo... que parece adecuado a las especiales circunstancias" y es un retroceso en comparación con la situación hasta el año 1952, cuando en Belgrado existía la Nunciatura Apostólica. En cuanto a la libertad de culto, garantizada por el protocolo, ya existía en la legislación yugoslava, en el papel, por supuesto. Por otra parte, la libertad de culto en los países comunistas no equivale a la libertad religiosa. Lo único nuevo es que ahora la libertad de culto se reconoce también en un protocolo diplomático y que el representante de la Santa Sede podrá hacer eventuales reclamos ante el gobierno yugoslavo. En teoría, se admite la posibilidad de nuevas negociaciones "para la completa regulación de las relaciones", de manera que Paulo VI considera la firma del Protocolo como una solución incompleta y una etapa inicial en la regularización de las relaciones entre la Iglesia y el Estado yugoslavo. Un acuerdo similar fue firmado ya antes con el gobierno húngaro. La Iglesia en la situación actual se empeña en conseguir acuerdos, aunque sea limitados con los Estados comunistas pese al peligro de que no se respete lo estipulado. En tal eventualidad se deslindarán las responsabilidades.

Temor a la resistencia nacional croata y eslovena

En cuanto a la participación del clero en la vida política y en supuestas actividades terroristas y delictivas, basta acotar que en Croacia, aun antes de la guerra, la jerarquía católica había prohibido al clero intervenir en las actividades políticas. Lo mismo vale para el período de la guerra, cuando el arzobispo A. Stepinac había prohibido a los sacerdotes, electos con anterioridad diputados nacionales, tomar parte en el parlamento (Sabor) al ser invitados por el gobierno del Estado Independiente de Croacia. Por lo demás, el clero católico tampoco participa en la vida partidaria política en los países del Occidente libre.

La insistencia en la prohibición de la actividad terrorista y delictuosa del clero es motivada, no cabe duda, por temor a la resistencia nacional croata y eslovena a la hegemonía serbia y, en realidad, es contraproducente. Los dirigentes comunistas, por lo visto, psicológicamente no están en condiciones como para apreciar correctamente las reacciones del mundo libre respecto a su obsesionante temor a las hipotéticas actividades terroristas y criminales del clero católico. A ese estado de ánimo aludió el Episcopado Católico cuando en su protesta, dirigida a Tito el 25/IX/1952 al señalar que todavía se hallaban encarcelados más de doscientos sacerdotes por supuestos hechos criminales, preguntó irónicamente: "¿No es extraño, por cierto, que el clero que en todos los pueblos civilizados no entra en contacto con el código penal, en nuestro país se torna tan incorregiblemente criminal?" [289].

Lo único que los observadores extranjeros interiorizados podrán concluir de esa "asombrosa" (expresión de L´Osservatore Romano) declaración es que el régimen comunista yugoslavo: 1) sigue considerando peligrosa la resistencia de los católicos croatas tanto al comunismo como a la impuesta unión estatal que vulnera su derecho de autodeterminación, y 2) trata como acto criminal la reivindicación de ese derecho universalmente reconocido, siempre y cuando su concreción es postulada por los croatas y los eslovenos, casi los únicos católicos en Yugoslavia.

La aspiración a las libertades individuales y nacionales es tan arraigada en Croacia y Eslovenia que el clero católico no debe alentarla. Por el contrario, la limitada libertad de culto, las procesiones y otros actos religiosos, sirven al pueblo para manifestar también su conciencia nacional, de modo que el clero se ve obligado a pedir la moderación de sus feligreses en vista de las posibles represalias comunistas.

Últimamente y en forma reiterada en Croacia los festejos religiosos adquirieron también el carácter de manifestaciones patrióticas anticomunistas. Eso es inevitable en un ambiente en que la tradición religiosa y nacional están íntimamente unidas. Así el año pasado, en la fiesta de la Asunción de María, se conmemoró en Sinj, Dalmacia, el 250 aniversario de la defensa de dicha ciudad por mediación de la muy venerada Virgen de Sinj. En el acto oficial, presidido por el mismo Tito, asistieron apenas 10.000 personas, y en la conmemoración religiosa, ocho días después, con la asistencia del cardenal monseñor Francisco Seper, metropolitano de Croacia, se congregaron más de 40.000 feligreses, coreando con entusiasmo himnos religiosos a la "Reina de los croatas" y vitoreando al "cardenal croata". Análogas manifestaciones tuvieron efecto en Zagreb, Split, Sibenik y no hace mucho en Dubrovnik, con motivo de los festejos de San Blas, patrón de la diócesis y de la ex república croata de Dubrovnik.

Los observadores extranjeros, cuya imparcialidad está fuera de duda, destacan que en Croacia "el momento nacional es más fuerte que el comunismo" y que los jóvenes croatas son perseguidos si critican al comunismo, pero se los castiga cruelmente cuando exigen el derecho de autodeterminación para el pueblo croata[290]. La prensa internacional registró que en Croacia fueron detenidos 400 estudiantes y obreros en "la fiesta nacional yugoslava" por distribuir volantes en los que reclamaban el derecho de autodeterminación. Muchos fueron torturados por la policía política y otros recluidos en el famoso presidio de la isla Goli, mientras cuarenta fueron procesados, a puertas cerradas, y condenados en febrero último a penas de dos a ocho años de prisión. El New York Times[291] comentó que se trata de una generación joven, desvinculada totalmente de los exiliados políticos y que "incluso en las esferas oficiales en Croacia reina un gran disgusto hacia Belgrado... y Serbia, adversario tradicional de Croacia" . Es obvio, pues, que en Belgrado no temen tanto a "la influencia política" de la Iglesia por su oposición intrínseca al comunismo materialista y ateo, sin mucho más por existir en Croacia y Eslovenia una solidaridad natural entre los intereses nacionales y eclesiásticos en la lucha contra la dictadura comunista y la dominación serbia.

Hace falta tomar en cuenta lo antedicho si se quiere apreciar correctamente las circunstancias que rodearon las negociaciones sobre las relaciones entre Belgrado y el Vaticano y lo sensible que es el terreno en que se desenvuelven esas relaciones.


DOCUMENTOS

La protesta de la conferencia episcopal de Yugoslavia contra la restricción de las libertades religiosas

(Los arzobispos y obispos de Yugoslavia celebraron sesiones plenarias de las Conferencias Episcopales en mayo de 1965 en Zagreb, capital de Croacia, bajo la presidencia del metropolitano de Croacia, S. E. Cardenal Francisco Seper. El 21 de mayo dirigieron a los fieles "El mensaje conjunto de los Obispos de Yugoslavia" bajo el nro. 40-BK-1965, reclamando el derecho a la educación religiosa de la juventud, repudiando abortos y divorcios y reivindicando el derecho a la libertad religiosa.

La carta pastoral de los obispos católicos constituye valioso testimonio de la situación pastoral de la Iglesia en Croacia y Eslovenia, regiones occidentales de Yugoslavia donde viven los católicos, mientras que las regiones orientales -Serbia, Montenegro y Macedonia-, mayormente están habitadas por los ortodoxos. Esta última carta pastoral de los obispos católicos, si bien moderada por su estilo y tono con el propósito de poder llegar a las manos de los fieles, contiene fragmentos que prueban que en la Yugoslavia comunista no se respetan leyes y obligaciones internacionales inherentes a los derechos y libertades humanas y que hasta ahora las disposiciones legales y enunciaciones sobre la libertad religiosa son un caso flagrante de la "hipocresía legal" mencionada por el Papa Pablo VI en su homilía del Viernes Santo de 1964.

A continuación transcribimos en versión castellana el texto íntegro de dicho documento, según fue publicado por el Ordinariato Episcopal de Zadar y bajo la responsabilidad del arzobispo mons. Mateo Grkovic fue reproducido en mimeógrafo).

Amados fieles:

"Gracia a vosotros y paz de parte de Dios Padre y del Señor Nuestro Jesucristo, quien, según la voluntad de Dios Padre nuestro, se entregó a sí mismo por nuestros pecados, a fin de arrancarnos de este presente siglo perverso. A Dios la gloria por los siglos de los siglos. Amén", (Gal. 1, 3-5).

Cristo, el Maestro y Pastor de almas nos confió un deber sagrado y responsable: "Id, pues, y amaestrad a todas las gentes... (Mat. 28, 19). San Pablo, consciente de ese gran deber y responsabilidad, exclama: "Pues, ¡ay de mí si no predicare el Evangelio" (1 Cor. 9,16). Bajo la honda impresión de ese deber apostólico escribe a su discípulo Timoteo: Te conjuro en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, y por su advenimiento y por su reino: predica la palabra, insta a tiempo y a destiempo, reprende, exhorta, increpa con toda longanimidad y no cejando en la enseñanza" (2 Tim. 4, 1-2). Nosotros, vuestros obispos, somos sucesores de los derechos y deberes apostólicos. Las palabras de Cristo "Amaestrad a todas las gentes..." nos obligan y estimulan para enseñaros la doctrina evangélica y según ella encaminemos nuestra vida hacia la bendición terrenal y la eternidad bienaventurada.

Os amamos en el Señor y les deseamos todo bien, y por eso os dirigimos este mensaje conjunto, en el que con plena seriedad hemos de hablaros de algunos problemas importantes de la vida cristiana, a saber:

1) De la educación religiosa de nuestros hijos y la juventud; 2) De la protección de la vida humana en la familia; y 3) De la libertad del cristiano.

I. La educación religiosa de los niños y la juventud

Amados fieles, nuestra alma de pastores está invadida de preocupación en cuanto a la enseñanza religiosa y la educación de niños y la juventud. Es el problema fundamental, pues se trata de la orientación y enseñanza católica de nuestra juventud, portadora de nuestro futuro. Son corazones y almas que nunca se orientarán totalmente si no los ayudamos comúnmente. Cuesta hallar el camino recto entre tantas opiniones y sistemas opuestos que procuran dar a la juventud su visión de la vida.

Nuestra juventud se encontró ante la fatal encrucijada sin conocimientos y experiencias necesarios. ¿Cuántas cosas no le ofrecen como solución de los problemas de la vida y como camino a la felicidad? Desgraciadamente, los corazones jóvenes, ansiosos de la verdad y la dicha, a menudo se entusiasman con lo que no puede satisfacer sus aspiraciones nobles e ideales juveniles. Por eso, todos debemos, obispos, sacerdotes y vosotros los padres, en concordancia y a tiempo acudir en ayuda y hablar con sinceridad y amor. Es el último momento de acercarnos a los niños y a la juventud con más sinceridad y decisión y ofrecerles el ideal y el alimento de la vida de Cristo.

Padres cristianos, antes de que el niño experimente su primer contacto consciente con la Iglesia, lo vive con vosotros. Vino a este mundo mediante vuestra colaboración con Dios, quien le inspiró el alma inmortal. Sabed bien que vuestro hijo, precisamente a causa de la colaboración divina en su existencia, está destinado por su naturaleza a ser eterno. Como vosotros sois los colaboradores primeros e inmediatos de su nacimiento, debéis serlo también de su consagración, pues a ese niño Dios lo creó para sí.

El vínculo natural de padres con el hijo os brinda la mejor posibilidad de acercar a Dios el alma y la vida de sus hijos, ya en la más tierna edad. No os engañéis pensando que los hijos en la edad preescolar están inmaduros para la enseñanza y la educación religiosas. Precisamente ese período de la tierna infancia y el de la pubertad constituyen el tiempo más importante y decisivo en la formación de la persona humana.

Vuestro hijo depende en todo de vosotros. Cada palabra y acto vuestro le descubre un mundo desconocido. Mira todo alrededor tal como lo veis vosotros y lo juzga según lo juzgáis vosotros. Vosotros sois por la ley divina y natural la primera autoridad para el niño y el primer nexo con la vida.

¿Comprendéis cuánta es vuestra responsabilidad? Es tanto mayor por cuanto el niño no nació sólo para este mundo sino para el ultraterrenal. Precisamente a través de vosotros el pequeño debe vivir su primer encuentro con Dios y la Iglesia. Sobre vuestras rodillas debe aprender a juntar las manos y rezar. Vosotros sois el primer maestro de vuestro hijo, los primeros mensajeros del Evangelio, de la noticia gozosa sobre el Reino y la gracia de Dios, que en virtud del bautismo reside en el alma del niño. El hijo debe aprender de vosotros la feliz verdad de que Dios lo ama y el dulce deber de retribuir con el amor a su Creador. En vuestras manos está depositada la eternidad de vuestros hijos. La Iglesia os brinda instrucciones y consejos para que podáis cumplir rectamente con ese deber. Os ofrece el libro de oraciones, el catecismo y la prensa religiosa. Ningún hogar debería carecer de esos instrumentos educacionales.

Cuando vuestro hijo llegue a la edad escolar y cuando lo confiéis a los maestros para que amplíen sus conocimientos, no olvidéis, amados hijos, llevarlo enseguida al sacerdote para que continúe, como vuestro asistente y colaborador, la formación religiosa de vuestro hijo. Vosotros con el amor paternal habéis empezado esta sagrada tarea, y el sacerdote como director espiritual y amigo continuará y completará la misma obra bendita.

Si los padres descuidan ese su máximo deber, yerran gravemente y son responsables de esa fatal omisión ante Dios y sus propios hijos. Permaneced en asiduo contacto con el sacerdote y seguid, vigilantes, el desarrollo religioso de vuestro hijo. Cada sacrificio en ese sentido os será recompensado con creces, pues os bendecirá Dios desde el fondo del alma de vuestro hijo. No debéis engañaros pensando en haber cumplido vuestro deber si procuráis que el hijo reciba la primera comunión y la confirmación tras una doctrina breve y superficial. Sabéis bien que esos sacramentos son instituciones divinas, de las que debe vivir el alma de vuestros hijos y no deben considerarse como costumbres hermosas de las que luego sólo queda el recuerdo. Por el contrario, la preparación suficiente para el recibimiento de esos sacramentos debe ser el comienzo de la verdadera vida religiosa del niño, que ha de crecer en la sabiduría, la gracia y la virtud. Es por ello que con toda seriedad condenamos la triste costumbre de muchos padres que, después de la primera comunión y la confirmación, no envían más a sus hijos a la enseñanza religiosa. Sabed bien que después de recibir esos sacramentos, permanece vuestro deber de mandar a los hijos a la doctrina religiosa hasta el fin de la escuela. Como se amplían los conocimientos generales de los hijos es necesario profundizar sus conocimientos religiosos. Al hombre adulto no le basta el conocimiento religioso que adquirió en la niñez, pues se enfrenta con problemas que puede solucionar únicamente con la ayuda de una instrucción religiosa sólida y madura.

Sabemos que, lamentablemente, incluso ahora, no obstante disposiciones legales y garantías constitucionales, hay intentos de restringir en varias formas e impedir la enseñanza religiosa. Nosotros declaramos que tales intentos lesionan vuestros derechos de padres. Cuando en cualquier forma ocurra algo parecido, dirigíos en cada caso a nosotros y nosotros -de conformidad con nuestro deber pastoral- nos levantaremos en defensa de vuestros derechos sagrados, pues esos derechos están garantizados por las leyes positivas del Estado.

Especialmente, padres cristianos, os recomendamos cuidar a vuestros hijos en el período de su desarrollo. Es un período lleno de tormentas y crisis, una etapa que causa mucha preocupación a vuestros hijos, a vosotros, a vuestros sacerdotes y obispos. Entonces no debéis dejar a vuestros hijos librados al tiempo y al azar. Dirigíos hacia los sacerdotes, que serán sus directores espirituales, sus confesores y maestros. Vuestro hijo confiará en los servidores de la Iglesia si vosotros confiáis. En ese período la juventud a menudo pasa por crisis espirituales, toma consciencia de sí misma, supera el sentimiento de subordinación y busca la originalidad para expresar su lozana y briosa fuerza vital. Entonces es muy importante que vuestros hijos racional y volitivamente acepten lo que, en su niñez, vivían sentimentalmente. No olvidéis que a un ser joven que conscientemente entra en la vida, le es necesaria la guía. Esa guía le ofreceréis vosotros en colaboración con la Iglesia.

Amados padres cristianos, vuestra casa debe ser un hogar cálido y un lugar sagrado. Lo será si los padres llevan una vida ejemplar. En la familia debe siempre reinar el amor, la honradez y la paz que los hijos puedan crecer normalmente en el respeto de los valores morales. Deben estar lejos el desenfreno, riñas, blasfemias e insultos, pues en caso contrario se irá extinguiendo el sagrado fuego de la dicha familiar.

¡Cómo se escandalizan las pequeñas almas ya en el hogar paterno oyendo conversaciones e insultos impúdicos! Con la mayor tristeza y decepción debemos decir que en muchas familias de nuestro pueblo están arraigadas blasfemias e insultos contra lo más sagrado. Agraviar a Dios, al Salvador, a la Madre de Dios y a los santos -sea de palabra o por escrito- quiere decir atentar contra el honor divino. El blasfemo se despoja de su propia dignidad y difunde en torno el escándalo destructor y deshonra el don de la palabra, ya que el señor dijo: "¡Ay del mundo por los escándalos! ... ¡hay del hombre por quien el escándalo viene!" (Mat. 18,7).

Amados hijos e hijas, que en vuestros hogares no quepa ningún blasfemo pues todo blasfemo es el traidor de las cosas sagradas.

Para que en la familia pueda desenvolverse la normal educación cristiana de los hijos, debe ser el hogar de la oración, pues mediante la oración se une a Dios, fuente de toda bondad, dicha y armonía. Os recomendamos cálidamente que practiquéis la oración familiar conjunta, que tendrá un carácter especial de unión recíproca y de entrega a Dios. Mediante esa oración madurarán grandes obras para el florecimiento y la salvación de la comunidad familiar, célula básica de la sociedad humana.

II. De la protección de la vida humana en la familia

Queridos padres, os hemos hablado de la vida religiosa, sobrenatural de vuestros hijos y ahora consideramos nuestro deber hablaros de otro problema de suma importancia.

Ante todo hemos de recalcar que Dios es el Creador del mundo, que todos los seres están supeditados a sus leyes. El origen de los átomos, el movimiento de las estrellas, el florecimiento de las flores, la vida acuática, terrestre y espacial, todo se desenvuelve según el designio del eterno Creador.

Como corona de toda su creación Dios hizo al hombre y en su ser imprimió la ley de la vida, que no lo aprisiona sino que lo protege de la deshonra, de la humillación, de la ruina temporal y eterna.

Las leyes divinas son inmutables y sagradas, y no pueden violarse sin graves y tristes consecuencias incluso en la vida terrenal. La voluntad humana debe someterse a la voluntad divina para que permanezca dentro del orden, el honor y la dignidad humana. También la familia es una institución de origen divino y como tal está sujeta a las leyes divinas que le confieren sentido, guardan su santidad y determinan su fecundidad. Más arriba explicamos que la familia es escuela de santidad, y ahora debemos subrayar que la familia es el santuario del origen de la vida humana. Por ello, en esta ocasión consideramos nuestro mayor deber y derecho levantarnos en nombre de las inmutables leyes divinas, en defensa de las vidas que todavía se esconden en el santuario del útero materno. La grandeza de la mujer y la dignidad del hombre consisten en su servicio desinteresado a la vida. Los católicos deben poseer la profunda noción de lo sublime que es el sacramento del matrimonio. El novio y la novia católicos quedan unidos ante el altar con vínculos indisolubles y están enriquecidos con los dones de la gracia. Mediante el sacramento del matrimonio están consagrados y autorizados a ser ejecutores de los sagrados secretos de la vida. Por eso el matrimonio como santuario de la vida no debe ser violado de manera alguna.

Cómo nos duele el hecho de que muchas parejas matrimoniales se han convertido en ejecutores de la muerte y no en portadores de la vida. Han desvirtuado su fin primario y fundamental. El niño, desde el primer instante de su gestación, es el fruto bendito del útero materno y partícipe de todos los derechos naturales en la sociedad humana. Por no haber nacido todavía y a causa de su total impotencia y dependencia de la madre debe gozar de la mayor protección y amor que el niño nacido. Hoy muchos hogares están empañados con la sangre de los no nacidos y son tantos que nos acordamos de las palabras de la Santa Escritura: "Effunderunt sanguinem eorum ut aquam..." (S. 78,3). Dios demandará por cada inocente como preguntó al primer asesino, Caín: "¿Qué hiciste? Desde la tierra clama a mí la sangre de tu hermano" (1 Mois. 4.10)

La vida humana es sagrada y un ser inocente siempre tiene derecho a la vida. Dios es divinamente consecuente consigo mismo y cuando grabó en la conciencia humana el mandamiento: no matarás, entonces quiso proteger a toda la vida humana, la de jóvenes y viejos, la del niño y la madre, la del hombre sano y el moribundo, la del cuerdo y el alienado, la de los chicos y los adultos. La madre da la vida sólo al hombre, por eso aquel ser diminuto que lleva bajo su corazón es hombre. Y ese hombre no nacido tiene el derecho inalienable a que su madre lo quiera, lo proteja, alimente y con la solicitud materna lo dé a luz y luego lo eduque para la luz de la eternidad.

La mujer cumple con la maternidad los designios de la Providencia, ya que el Creador depositó en su ser la posibilidad y el deseo de la maternidad. Por su naturaleza es la madre de la vida y por su más honda inclinación desea servir a la vida. La mujer está llamada al altruismo extremo que se regale y viva para el otro.

De modo que el asesinato del hijo no nacido constituye el ataque a la misma naturaleza de la mujer, a la humanidad en general y a la Iglesia, y al Cuerpo Místico de Cristo, al cual, mediante el bautismo, debió unirse también ese pequeño ser humano. Nadie tiene derecho, por cualesquiera razones, a quitar directamente la vida a un hombre inocente, y menos aún para conseguir que su vida sea más despreocupada y fácil. La conciencia humana condena los crímenes perpetrados durante la última guerra, y ahora, ¿dónde está esa conciencia, por qué calla cuando se cometen crímenes iguales contra un número mucho mayor de seres humanos?

Las estadísticas sobre los abortos en nuestro país nos asombran. Algunas regiones de año a año registran permanentemente más muertos que nacidos. Prefieren la muerte a la vida y se precipitan también a su ruina biológica.

Padres cristianos, sin sacrificio y magnanimidad el matrimonio no puede vivirse dignamente. El verdadero sentido para el sacrificio y el amor desinteresado puede lograrse sólo a la luz de la realidad sobrenatural y eterna.

Los suscriptos arzobispos y obispos declaramos solemnemente que cada aborto intencional y realizado directamente es un grave pecado ante Dios, y para todos los fieles que en ello participen implica el castigo eclesiástico de la excomunión (C.C., k 2350-1). La conciencia despertada y la conciencia cristiana deben restituir en la opinión pública el respeto a la vida humana.

III. De la libertad del cristianismo

"Hermanos, ya es hora de que despertéis del sueño" (Rom. 13,11). Nos hallamos en la encrucijada de una gran época y en el centro de tiempos decisivos. Es nuestro deber aportar al progreso de la comunidad humana nuestra contribución viviendo según el Evangelio. La Iglesia rinde el máximo servicio a la sociedad humana al orientar las conciencias y humanas y las vidas humanas a los valores espirituales y eternos.

En la vida de un pueblo no es indiferente si la juventud pierde la noción de la honradez y dignidad de la persona humana y se propone como objetivo sólo los gozos arrastrándose hasta el fondo de la relajación sexual.

Para la vida de un pueblo es muy importante si las estadísticas registran cada año mayor número de divorcios, sobre todo si afectan a millares de hijos que pierden el calor y la protección familiar.

Para la vida de un pueblo no es indiferente si los hombres se entregan a la beodez, robos, odio y violencia.

La iglesia considera que es su misión divina desviar al hombre del mal y educarlo para la bondad y la justicia en la verdad. Con ello se hace la colaboradora más sincera con todos los hombres de buena voluntad en la construcción de una vida humana pacífica y digna.

Aunque su primera misión es conducir a los hombres a la patria eterna no puede permanecer indiferente ante lo que ocurre en este mundo.

La Iglesia aboga por la concordia y el amor entre los hombres de todos los colores y razas, de todas las convicciones y clases. Trata de contribuir a la construcción de un mundo de paz, justicia y sincera solidaridad entre hombres, y sin embargo tropieza con oposición e incomprensión. Pero ella sigue predicando el amor en todos los hombres: a los que aceptan el Evangelio como su convicción vital y a los que se declaran ateos. A nadie debemos odiar o despreciar. En cada hombre debemos respetar su dignidad humana.

No debe ser violentada la convicción de nadie. Por fuerza a nadie puede imponerse la religión, pero tampoco el ateísmo. En nombre de la dignidad humana, declaramos solemnemente que los fieles tienen derecho a ser respetados. La Iglesia no puede predicar otro humanismo que el del amor y de la paz. Ella bendice todo esfuerzo por el bien y la paz del mundo, pero no sólo la paz universal entre los pueblos, sino también la paz individual de cada ser humano: para que rece en paz, para que en paz viva una vida digna del hombre.

Nos inquieta una extraña psicosis de cierto miedo y circunspección en profesar su fe y en cumplir con los deberes cristianos. Por ellos, muchos no quieren bautizar a sus hijos, no se casan por la Iglesia, no reciben los demás sacramentos. No van a la Iglesia ni envían a sus hijos, aunque están persuadidos de que tal es su deber, e incurren en esas omisiones con remordimiento de conciencia y descontento en su alma.

Nosotros declaramos solemnemente que en todo régimen el hombre debe considerarse en su integridad. No es sólo el cuerpo. Posee el raciocinio, el alma inmortal que aspira a los valores espirituales. De allí que el hombre, para sentirse contento y tranquilo, tiene derecho a plena libertad para vivir su vida de acuerdo a su religión y su conciencia. Ese derecho está garantizado por la constitución de la República Federal Socialista de Yugoslavia. Ese derecho está recalcado en la Carta de las Naciones Unidas, firmada por todos los países miembros. El artículo primero de la ley sobre el status jurídico de las comunidades religiosas reza: "A los ciudadanos de la República Federal Socialista de Yugoslavia se les garantiza la libertad de conciencia y la libertad de religión".

En el artículo 6º de la misma ley se lee: "Nadie puede prohibir a un ciudadano participar en los ritos religiosos y otras manifestaciones de carácter religioso. Nadie puede obligar a un miembro de la comunidad religiosa a no beneficiarse del derecho que le incumbe como ciudadano según la Constitución y las leyes".

En todas las tribunas del mundo se habla de los derechos del hombre y se considera una barbarie perseguir al hombre a causa del color de su piel. Pero si se inflige grave injusticia a un hombre cuando se le posterga y desprecia a causa de una señal corporal, entonces se inflige mayor injusticia cuando se toca su realidad espiritual y cuando se lo humilla a causa de sus convicciones religiosas.

La ley garantiza la libertad de conciencia y la libertad religiosa, pero ciertos elementos con procederes inadmisibles abusan de su posición y de varias maneras ejercen presión sobre la conciencia, creando así la psicosis de miedo, lo que es contrario a la ley. Tales abusos ocurren particularmente en escuelas, empresas e instituciones.

De los responsables exigimos leal y solemnemente la protección de la legalidad, y de los fieles valor y decisión en la profesión de su fe. Jesucristo habla a todas las generaciones: "Yo os lo digo: a quien me confesare delante de los hombres, el Hijo del hombre lo confesará también delante de los ángeles de Dios" (Luc. 12,8).

No permitáis, amados fieles, que os embargue el sentimiento de inferioridad y tomad nota de vuestros derechos. No queremos ofender a nadie y no merecemos que nos ofenda quienquiera sea. Por la misma índole de la dignidad humana a cada ciudadano le asiste el derecho inviolable e inalienable de educar a sus hijos de acuerdo a su conciencia, a contraer matrimonio según su conciencia y a cumplir con los deberes religiosos conforme a su conciencia, a hacer bien y vivir honradamente.

No olvidéis que la decisión siempre crea nueva posibilidad de acción y los reproches, burlas e intimidaciones no deben debilitaros. Si tenéis conciencia de seguir la verdad, entonces nunca debéis desviaros de ella. Tener carácter resulta simpático incluso al adversario. "No se turbe vuestro corazón" -dice el señor (Juan 14,19). Amados fieles, no vaciéis, sino sed orgullosos y consecuentes en vuestra fe. Jesucristo vive siempre en su Iglesia. "Y mirad que yo con vosotros estoy todos los días, hasta la consumación del siglo" (Mat. 28,20). En esas palabras con que el Salvador alentaba a sus apóstoles, nosotros también encontramos fuerza y ayuda.

"No os despojéis de vuestra confianza, que tiene alto premio. Pues la perseverancia os es necesaria para que, cumpliendo la voluntad de Dios, recibáis su promesa -dice San Pablo (Hebr. 10,35-36).

Amados fieles, os dirigimos estas palabras paternales, animados por la preocupación y el amor hacia vuestras almas, y "Dios de toda gracia" (Ped. 5,10) fortalezca sin cesar vuestra fe para que afirme vuestra esperanza y multiplique el amor para que "no decaigáis de vuestra firmeza, antes bien creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén" (2 Ped. 3,17-19).

La bendición de Dios triunio: Padre e Hijo y Espíritu Santo que descienda sobre todos vosotros y permanezca ahora y siempre con vosotros.

En Zagreb el 21/V/1965, dirigido desde las Conferencias Plenarias Episcopales.

 

El gobierno pidió que los obispos retiren la carta pastoral. Sus implicaciones diplomáticas

"Después de la llegada (a Belgrado), en enero de 1945, del Msrg. Casaroli, subsecretario de la Congregación de asuntos extraordinarios de la Santa Sede, en la capital yugoslava se esperaba la firma inminente de un acuerdo. Luego Mons. Casaroli regresó a Belgrado en agosto último. Fue una visita tan discreta que los periodistas ni la olfatearon..."

"Contrariamente a lo que dijo la prensa, parece que no se trata de un 'acuerdo' como en el caso de Hungría, sino más bien de un protocolo por el cual se establecerían las relaciones diplomáticas entre el Vaticano y Yugoslavia. Un representante del Vaticano que, forzosamente, no tendría el rango de nuncio, podría allí, en Belgrado, proseguir las negociaciones para hallar una solución de los problemas que se plantean".

"Si dicho protocolo no se firmó entonces fue porque el gobierno esgrimió el pretexto de una carta pastoral del episcopado yugoslavo. Esta carta, elaborada el 21 de mayo de 1965, durante una conferencia plenaria, se dio a conocer a principios de septiembre y fue publicada en el período Glas Koncila (5 de septiembre)".

"La embajada yugoslava en Roma solicitó a los obispos presentes en el Concilio que la desmintieran lisa y llanamente. Pero, pese a ciertas presiones, de amenazas más o menos veladas e incluso un aluvión de 'cartas espontáneas', remitidas desde el país por laicos, sacerdotes y, en ciertos casos, por vicarios generales, la solidaridad de los obispos no ha sido quebrada: se negaron a desmentirla. Por el momento, el asunto está allí".

"La carta del episcopado yugoslavo no reclamaba sino simplemente el respeto a la libertad religiosa garantida, en principio, por la Constitución. Es cierto, empero, que respecto a otros países de Europa oriental, los creyentes en Yugoslavia gozan de libertad mucho más amplia".

"La religión es libre, pero son numerosas las leyes restrictivas, me dijo un obispo. Se aplican con sutileza, lo que hace creer que hay tolerancia. De hecho, la política del régimen ahora es más hábil. Antes atacaban frontalmente a la religión. Era la persecución abierta. Suscitaba la resistencia que amenazaba con destruir las posiciones adquiridas del socialismo. Actualmente, la variedad de medios utilizados es amplia: va de la persecución a la tolerancia. Es con las teclas de la tolerancia que el gobierno juega últimamente".

(Cfr. Nous construirons des ponts..., por Vladimir Hawryluk, Informations Catholiques Internationales, París, Nº 15 de febrero de 1966, p. 19).

 


NOTAS Y COMENTARIOS

Los católicos croatas y el ecumenismo

Ivo Bogdan, Buenos Aires

Informations Catholiques Internationales (París, nro. 256, 15 de febrero de 1966, pp. 17-26) publica una "Encuesta en Yugoslavia" que su enviado especial Vladimir Hawryluk realizó para indagar las posibilidades del movimiento ecuménico.

La necesidad del acercamiento entre pueblos, religiones y civilizaciones es la más urgente en la actual fase de la historia de la humanidad. Únicamente los hombres cerrados y obcecados en sus prejuicios pueden oponerse a esa tendencia, de modo que con gran simpatía y vivo interés seguimos el empeño ecuménico de esta publicación quincenal francesa.

Tal posición principista no obsta para que hagamos ciertos reparos fundamentales a esa encuesta sumamente interesante y útil, convencidos de que el ignorar las dificultades que surgen en un sector tan neurálgico, podría surtir un efecto contraproducente.

El mismo autor admite que Yugoslavia es un terreno complejo y heterogéneo: "Dos escrituras, la cirílica y la latina; tres religiones: la ortodoxa, la católica y la islámica; cuatro idiomas: el serbio, el croata, el esloveno y el macedonio; cinco nacionalidades: la serbia, la croata, la macedonia, la montenegrina y la eslovena; seis repúblicas: Serbia, Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia y Montenegro, a las que es preciso agregar dos provincias autónomas: Voivodina y Kosovo-Metohija... Se necesitaban puentes para hacer un Estado de ese mosaico humano, dividido por la historia y la geografía".

La imagen de los puentes para consolidar a Yugoslavia figura en el mismo título ("Construiremos los puentes...") y está tomada de la novela de Ivo Andric, El puente sobre el río Drina. Lo triste es que el autor no comprendió el alcance de la tendencia granserbia de esa frase, que constituye un reto a todos los pueblos no serbios de Yugoslavia. Vale decir que Andric con esta frase se declaró a favor de la anexión a Serbia de los territorios que por su composición étnica, conciencia nacional, la ubicación geográfica y la tradición cultural y política no son serbias. Al mencionar el Sr. Hawryluk los territorios autónomos de Voivodina y de Kosovo-Metohija dentro de la República Socialista de Serbia evoca en el espíritu de los interesados y enterados el hecho de que allí los serbios constituyen una minoría y de que se había intentado convertirlos en mayoría por medios violentos, inclusive mediante la matanza colectiva de los musulmanes de Kosovo y de los católicos y protestantes de Voivodina, donde la minoría alemana de 500.000 personas fue exterminada o expulsada.

Vladimir Hawryluk está tan influenciado por la propaganda anticroata serbia que, al referirse a los conflictos entre los ortodoxos serbios y los católicos croatas, cita únicamente la cifra de 200.000 ortodoxos, presuntamente muertos durante la última guerra por culpa del régimen ustacha. Sin reserva alguna toma esta cifra como una razón justificada de la oposición serbia al ecumenismo, sin mencionar que se trata de las víctimas de una cruenta guerra entre dos pueblos. Ni siquiera alude a los cientos de miles de católicos, víctimas tanto de los nacionalistas serbios como de los comunistas. Conteste con la línea rectora de Informations Catholiques Internationales que tiende a la "apertura" hacia los "socialistas" de la Europa Centro-oriental, Hawryluk menciona que "tres escritores (sin precisarlos) a principios del siglo XIX soñaron" con un Estado yugoslavo, creado en 1918. Ese Estado -agrega- "fue abolido en 1941 por los alemanes que impusieron gobiernos 'fantoches' en sus partes divididas". "Precisamente en la resistencia animada por el Partido Comunista y su jefe, Tito, se fraguaron y tendieron ya los nuevos puentes. Su cimiento fue la revolución socialista". Si añadimos que el autor a renglón seguido habla del "socialismo original" yugoslavo que podría servir como puente entre el "colectivismo" del Este y el "capitalismo" del Oeste, tenemos los presupuestos básicos que determinaron esta encuesta en su aspecto político.

No nos extraña que en Croacia y Eslovenia nadie se atreviera a decirle al señor Hawryluk que los comunistas de Tito no están tendiendo puente nuevo alguno y que, de hecho, no existían puentes viejos. Los "tres escritores" indeterminados -que cita Hawryluk- por cierto, no querían lo que se creó en 1918, si es que alguna vez, ilusos por el movimiento paneslavista, soñaron en la comunidad política sureslava (no olvidando a los búlgaros que Hawryluk no toma en consideración). En 1918 Croacia y Eslovenia fueron anexadas al Reino de Serbia. Entre las dos guerras mundiales el pueblo croata -dijo el cardenal Stepinac- se declaró repetidas veces y de modo plebiscitario contra esa comunidad forzosa e innatural.

En ese período de paz precaria los pueblos y las minorías nacionales no serbios de Yugoslavia, protegida de la Tercera República Francesa, fueron privados de los derechos y las libertades individuales, políticas, nacionales y religiosos, especialmente durante la dictadura del rey Alejandro, implantada en 1929. Esa implacable dictadura se empeñaba en afirmar por siempre el predominio de Serbia, aliada al proselitismo ortodoxo. La explosión, ocurrida en 1941, fue ineludible. No hacía falta Hitler para que se restableciera el Estado Independiente de Croacia. De los documentos de la Cancillería del Tercer Reich se desprende en forma obvia que Hitler no tenía en su programa la desintegración de Yugoslavia y la restauración del Estado croata. Los croatas habían votado en repetidos comicios por el Partido Campesino Croata, netamente democrático, pacifista y en lo social progresista. Su líder, Esteban Radic, fue asesinado en el recinto del parlamento de Belgrado. Hitler únicamente aprovechó la cadena de las explosiones nacionalistas, pero no las creó.

A la misma táctica recurrieron Stalin y Tito cuando utilizaron el nacionalismo serbio para restablecer a Yugoslavia en su función de Gran Serbia. En la guerra de guerrillas en Yugoslavia, durante la última contienda, que cautiva a ciertos círculos occidentales, se cometieron masacres contra los serbios y de modo especial contra centenares de miles de croatas, eslovenos e integrantes de las minorías alemana, albanesa y húngara, indiscriminadamente, sin distinción de su religión católica, islámica o protestante, de modo que el triste balance tuvo un fuerte saldo a favor de los serbios. Los reproches en relación con esas matanzas, desatadas por los nacionalistas serbios, retribuidas por los ustachi y recrudecidas por los comunistas ni de lejos pueden favorecer la construcción de "los nuevos puentes" para el diálogo ecuménico.

Los comunistas no persiguieron sólo al clero católico. En Zagreb mataron al metropolitano ortodoxo de Croacia, Germogeno, al obispo evangélico doctor Popp y al muftí de Zagreb, Muftic. Los chetniks ortodoxos -a veces armados y protegidos por los italianos- mataron a decenas de miles de musulmanes y el gobierno comunista transformó la mezquita de Zagreb en museo de los guerrilleros.

Tampoco puede constituir un "nuevo puente", la persecución del arzobispo Stepinac, de quien Hawryluk habla en términos ambiguos, y de su "tristísimo proceso" (expresión de Pío XII) habla en el sentido ambiguo, sosteniendo que "la pasión de los acusadores pareció ser más fuerte que sus argumentos jurídicos". En otra manera habló del cardenal Stepinac S.S. Juan XXIII al considerarlo "fiel reproducción del buen Divino Pastor, fiel y edificante" pidiendo después de su muerte "su protección sobre todo Sacro Colegio, del que sigue siendo preclara prez...". Los comunistas no pudieron esgrimir ningún argumento jurídico contra la Iglesia Católica, y menos aún contra el valiente y justo defensor de los derechos divinos y humanos como lo fue Stepinac, tal vez el prelado católico con más claro sentimiento ecuménico, que con valor y claridad condenara durante la última guerra la doctrina y los excesos del nacionalsocialismo, y eso en momentos en que los tanques alemanes estaban durante largos meses estacionados frente a su residencia, y defendiera a los ortodoxos y judíos en desafío abierto a los todopoderosos de turno.

Las luchas y matanzas recíprocas que se registraron en el territorio de Yugoslavia durante la última guerra no tenían carácter religioso, sino nacional. Los mismos gobernantes comunistas reconocen últimamente que Yugoslavia sigue desgarrada por los conflictos nacionales. Sobre todo, en lo que concierne a los croatas durante la última guerra, no se puede hablar de guerra religiosa sino nacional. Si se tratase de una nueva Cruzada, ¿cómo podría explicarse el hecho de que nada les pasó a los musulmanes y a los protestantes en Croacia y que, en cambio, ellos padecieron mucho, igual que sus hermanos católicos, por parte de los chetniks serbios y los comunistas? Los ortodoxos en Croacia, radicados allí desde varios siglos, en lugar de compenetrarse con los croatas se convirtieron, bajo el impacto de la Iglesia ortodoxa serbia, en instrumento de la agitación, la subversión y opresión nacionalista de Serbia. Esa agitación no data de 1941: una de sus funestas consecuencias fue también el atentado de Sarajevo. En Croacia ningún ortodoxo, leal a su patria, fue perseguido: más aún, varios ortodoxos integraban el gobierno y la plana mayor del ejército croata.

"El socialismo original" yugoslavo derivó, entre otras cosas, en la despiadada explotación de Croacia y Eslovenia en provecho de la parte oriental de Yugoslavia, y en primer lugar de Serbia. Victor Meier, escritor suizo, estableció que Eslovenia aporta el 34% de los ingresos del gobierno federal yugoslavo y de esa suma sólo el 7% reingresa a Eslovenia. Es lógico que todo eso ocurra en un Estado heterogéneo en lo nacional y cultural, donde por fuerza se quiere imponer la dominación de Serbia, país de mentalidad específica, opuesta no sólo a la tradición occidental de Croacia y Eslovenia, sino también a la idea nacional de los búlgaros, macedonios y los albaneses de Kosovo-Metohija, de religión ortodoxos y musulmanes.

Todos los hombres de buena voluntad quieren allanar los antagonismos entre los pueblos y las civilizaciones, pero la experiencia nos enseña que, para lograr ese fin, el dominio de un pueblo sobre otro es el camino menos indicado. Sabemos que los poderosos pueblos coloniales de Europa occidental, pese a su alta cultura y elevado desarrollo económico, no pudieron mantener su dominio sobre pueblos africanos mucho más débiles tan pronto éstos iniciaron su despertar nacional. ¿Cómo se puede suponer, entonces, que Serbia, pequeño país balcánico, que representa apenas cuarta parte del territorio y de la población total de Yugoslavia, en lo económico y cultural relativamente atrasada, podrá seguir dominando sobre Croacia y Eslovenia, países de tradición occidental? Si licet parva componere magnis, ¿quién, razonablemente, puede esperar que la incorporación de Polonia a la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas podría contribuir al acercamiento cultural y político ruso-polaco y católico-ortodoxo? ¿No es obvio que detrás de la polémica del gobierno comunista polaco con el episcopado católico subsiste el temor al fracaso de la política soviética del alejamiento de Polonia del mundo occidental al que pertenece por sus tradiciones y sentimientos desde hace un milenio?

Nadie como los croatas tiene tanta experiencia con la "apertura" de la cristiandad occidental al Oriente ortodoxo (Cfr. Bonifacio Perovic: Krizanic - Strossmayer - Mandic, "S.C.", 1962, vol. 1 (6), pp. 31-42). Los afanes eslavos de un Krizanic y Strossmayer resultaron una ilusión al enfrentarse con la realidad. Lo que no quiere decir que nosotros los croatas vamos a renunciar a nuestras tradiciones ecuménicas, determinadas, por otra parte, por la geografía y la comunidad idiomática eslava. En Croacia, además de la minoría ortodoxa, vive casi un millón de musulmanes en las provincias de Bosnia y Herzegovina, croatas de nacionalidad, pero ligados al Oriente islámico por la religión y recuerdos no tan lejanos. La Croacia milenaria, una vez libre e independiente en virtud del mismo derecho que se otorga a las jóvenes naciones africanas, puede y debe ser el país donde se practique el ecumenismo, pero no lo puede ser Yugoslavia, creada y mantenida por la fuerza, donde, por supuesto, o hay ni puede haber libertad política ni religiosa: Sin la liberta puede practicarse tan sólo el proselitismo, pero nunca el ecumenismo.

Los croatas y los serbios, dueños de su propia casa, pueden entablar un diálogo positivo en su espíritu ecuménico. No cabe un diálogo auténtico entre el opresor y el oprimido. Lo que es válido en el plano universal respecto al diálogo entre los gobernantes comunistas y los católicos perseguidos, apenas tolerados, vale también para los croatas y los serbios en cuanto dos naciones diferentes. La relación entre el opresor y el oprimido es indigna para el hombre nacido para ser libre.

La dominación serbia en Croacia no perjudica sólo a los católicos y los musulmanes sino también a los ortodoxos. Los serbios adictos al unitarismo yugoslavo se empeñarán en mantener por la fuerza la continuidad política, contraria a los derechos legítimos de los pueblos involucrados y no quieren ver que los pueblos y minorías interesadas (por ejemplo, en Yugoslavia hay casi tantos albaneses como en Albania) tienen derecho a decidir libremente sobre la ciudadanía que prefieren. Por esa razón los serbios quisieron asegurar a Yugoslavia (gran Serbia) primero recurriendo a la dictadura monárquica bajo el amparo de la Tercera República Francesa y luego a la dictadura comunista bajo el amparo de la Rusia Soviética.

A la resistencia inevitable a su hegemonía los serbios contestan con una actitud rígida lo que torna imposible un diálogo. Hawryluk tuvo que registrar, lamentándolo a la vez, las reacciones de los serbios ortodoxos que no ocultan que el momento no es propicio para practicar el ecumenismo. No se cansan exigiendo que la perseguida Iglesia católica exprese su sentir por los sufrimientos de los serbios en Croacia durante la última guerra. Se portan como si no fuera archisabido que la jerarquía católica, y especialmente el arzobispo Stepinac, condenó toda violencia durante la guerra e hizo todo lo posible para prevenir los excesos por parte de los croatas provocadas por los serbios. Todos los serbios con quienes conversó Hawryluk exigen que los obispos croatas condenen el Estado croata como prueba de su buena voluntad. "Semejante gesto de la Iglesia y no la carta pastoral de uno u otro obispo, separadamente, contribuirá automáticamente al deshielo de nuestras relaciones". Ni una sola palabra en el sentido de que los croatas tienen derecho a la libertad nacional y que también ellos tienen que perdonar a los serbios. Ni una palabra, sobre el hecho comprobado que los excesos de los croatas fueron la respuesta a la violencia y la virulencia del nacionalismo granserbio durante veinte años dueño de Croacia.

La carta pastoral aludida se refiere al mensaje navideño de 1964, dirigido a sus feligreses por el obispo de Banjaluka (Bosnia) Mons. A. Pichler. Mons. Pichler en su mensaje de paz y buena voluntad condenó los excesos cometidos contra los ortodoxos durante la última contienda mundial por parte de los que se dicen católicos. El obispo fue tan lejos que ni mencionó que hubo excesos graves por ambas partes y que, en realidad, los ortodoxos habían empezado con la matanza de los católicos.

No es nuestra intención justificar los excesos de quienquiera, pero es preciso establecer la verdad, o sea que no hubo tal guerra religiosa sino represión de la rebelión de la minoría serbio-ortodoxa en Croacia. Lo que no quiere decir que dicha subversión justifique una represión indiscriminada.

Hay otro hecho que debe subrayarse en procura de la verdad y la justicia. Los croatas no traspusieron las fronteras de Serbia, en cambio los serbios sí, que pasaban de Serbia a Croacia, y para colmo del absurdo bajo la protección del ejército de la Italia católica. El gobierno fascista quiso dividir a Croacia entre Italia y Serbia. Ayudó a la minoría serbia a cometer matanzas contra los católicos y los musulmanes en Croacia. En el Vaticano existen informes al respecto de parte del delegado apostólico en Croacia (1941-1945), abad Ramiro Marcone y del arzobispo Stepinac.

Por otra parte, debe tenerse en cuenta que los serbios llevaron a cabo represalias horribles en contra de los croatas no sólo durante la guerra, sino aún después, cuando asesinaron por lo menos, entre civiles y soldados desarmados, a 200.000 croatas en la acción criminal que se llama la Tragedia de Bleiburg.

No obstante, es justo y digno cuando los croatas católicos lamentan el daño infligido a los ortodoxos serbios. Sería lógico esperar un gesto idéntico por parte serbia, como respuesta al mensaje de Mons. Pichler. Más aún, enfocando ese problema desde el punto de vista netamente político, y tomando en cuenta que los croatas fueron provocados y que sería prudente apaciguarlos por cuanto están constreñidos a convivir en el mismo Estado con los serbios y bajo su hegemonía, que la Iglesia ortodoxa serbia sea la primera en tender la mano conciliadora y reconozca a los croatas el derecho a la libertad nacional. Al fin de cuentas, un frente unido en la lucha por la libertad religiosa redundaría en mutuo provecho.

Cabe suponer que el obispo Pichler actuó a propósito como representante de la Iglesia, libre de todas implicaciones políticas. Animado por el espíritu del ecumenismo cristiano, pasó por alto las consideraciones políticas, sumamente importantes para los croatas, dada su subordinación en Yugoslavia, pidió perdón de los hermanos cristianos ortodoxos sin aludir a la necesidad del perdón recíproco. Pudo haberlo hecho en la convicción de que su noble gesto sería retribuido por la Iglesia ortodoxo-serbia y en el mismo espíritu. Tanto más cuanto que poco antes los católicos alemanes (y no la Santa Sede, como erróneamente alega V. Hawryluk) habían contribuido a la reconstrucción de la iglesia ortodoxa de Banjaluka, dañada por los bombardeos alemanes y luego destruida. Los serbios ortodoxos exigen de la jerarquía católica la condena oficial de los excesos católicos, pero de sus propios excesos ni siquiera hablan, mientras el patriarca serbio German, muy cauto en sus declaraciones, sólo habla del perdón pero no del arrepentimiento. Es totalmente diferente la actitud del episcopado polaco en su mensaje a los obispos alemanes. Aunque el pueblo polaco fue víctima indiscutible de la agresión germana, los obispos polacos hablan a la vez del perdón y del arrepentimiento, exponiéndose así a los ataques arbitrarios del régimen comunista, empeñado en perpetuar y alentar los antagonismos y pasiones nacionalistas.

Mons. Pichler fue más lejos que el episcopado polaco. En nombre de la Iglesia católica en Croacia halló únicamente del arrepentimiento de los católicos. Al faltar la declaración similar por parte de los prelados ortodoxos, los croatas se vieron afectados en sus sentimientos más profundos. Para aclarar el panorama, basta acotar que el número de los católicos se redujo a la mitad durante la guerra en la comarca de Banja Luka, diócesis de Mons. Pichler.

No obstante, el reportaje de Hawryluk, salvo su desacertada visión política, contiene varios valiosos datos y constituye un plausible esfuerzo ecuménico. En nuestro comentario nos limitamos a la faz política, que escapó a la atención del autor. Huelga registrar un dato importante relacionado con la posición de los musulmanes para con las Iglesias cristianas, con sus implicaciones políticas menos conocidas. Hadji Sulejman ef. Kemura, jefe supremo de la Comunidad religiosa musulmana (Reis-ul-ulema), si bien en muy buenas relaciones con el régimen comunista, declaró que no veía la posibilidad de cooperar en el plano teológico con los cristianos, pero mostró vivo interés por el secretariado vaticano para las relaciones con los no cristianos. "Si el cardenal Seper nos tiende la mano, la aceptaremos". Acertadamente, Hawryluk supone que una colaboración ecuménica entre los católicos y los musulmanes podría con el tiempo ser viable. "Tal vez y por razones cuyos orígenes se remontan a la historia, esta apertura sería acogida con mayor simpatía que si viniera de parte serbia... Pero hay un problema que no debe olvidarse en ese caso: el Estado". Aquí el autor se acercó a la realidad política. El gobierno de Belgrado trata de apartar a los musulmanes de los católicos. No sólo debido al carácter antirreligioso del régimen. El Partido Comunista que, en nombre de "la fraternidad y unión" obliga a los pueblos no serbios a convivir en la indeseable comunidad supranacional, bajo la hegemonía serbia, procede de modo peculiar con los musulmanes.

De las seis "repúblicas socialistas" que integran "la República Federal Socialista de Yugoslavia", cinco fueron constituidas aproximadamente según el criterio nacional. Únicamente Bosnia y Herzegovina, según la teoría oficial, forman una unidad federal serbio-musulmana-croata, heterogénea en lo nacional. Si los musulmanes pudieran declararse croatas,, lo que son, entonces Bosnia y Herzegovina deberían incorporase a la República Socialista de Croacia", a la que pertenecen por la composición étnica, la geografía, las vías de comunicación, la interdependencia económica y el derecho histórico-constitucional. En virtud de la teoría oficialista que sostiene que los musulmanes no son croatas, sino un grupo "nacionalmente indefinido", Bosnia y Herzegovina están separadas de Croacia y gobernadas por los serbios, que constituyen una minoría étnica en esas provincias. Por otra parte, equivocadamente se identifica la ortodoxia con la nacionalidad serbia en Croacia. Así, por ejemplo, el general Jorge Grujic, comandante en jefe del ejército del Estado de Croacia, fue condenado después de la guerra como "traidor" por haber servido a la patria, siendo ortodoxo. Grujic se defendió ante el tribunal comunista diciendo que él era croata de religión ortodoxa y que su filiación religiosa no determina nacionalidad.

Yugoslavia, evidentemente, no construye los puentes, como lo sugiere el autor en el mismo título de su encuesta, tomado de la novela de Ivo Andric, considerado renegado por muchos croatas por la tendencia política de su obra maestra. Su concepción de la unión yugoslava de orientación granserbia la rechazan hoy incluso los pocos intelectuales croatas que una vez creyeron en la posibilidad de una comunidad estatal yugoslava, donde los intereses vitales de cada pueblo armonizarían con los intereses del conjunto. Andric, empero, insiste en esa concepción, aunque quedó comprobado que no es factible una transacción política entre dos pueblos de diferentes culturas y que Yugoslavia no puede convertirse en una comunidad de pueblos con derechos iguales. Croacia y Serbia son países tan antagónicos en lo cultural y político que el presidente F. D. Roosevelt trató de convencer durante la última guerra a Sir Anthony Eden que es absurdo obligar a los serbios y los croatas a convivir bajo un gobierno común. El antagonismo no desapareció ni después de la guerra cuando fue restaurada Yugoslavia por ceder los países democráticos ante el empuje soviético. Por ende, resulta errada la conclusión de Hawryluk de que, con el tiempo, quedarían limadas las rivalidades nacionales entre serbios y croatas y con ello las relaciones religiosas se normalizarían, y Yugoslavia podrá ser el terreno propicio para una fructífera cooperación ecuménica. Por el contrario, las tensiones nacionales, no mitigadas por el régimen comunista, obstaculizan el diálogo ecuménico. Es cierto que la jerarquía católica se esfuerza, a pesar de todo, por alcanzar una situación tolerante al menos en Croacia. A tal propósito trata de despojar la idea ecuménica de toda implicación política. En ese sentido se publicaron valiosos comentarios y notas en la prensa religiosa de Croacia (Glas Koncila). La tarea no es fácil, no tanto a causa de los antiguos conflictos y el estado de subordinación de Croacia a Serbia, sino porque para un diálogo se necesitan dos interlocutores. Desafortunadamente, la Iglesia nacional serbia, politizada a ultranza, interpreta la idea de la unión cristiana como una acción a favor de las concepciones políticas granserbias. Eso se infiere claramente de la declaración aparentemente conciliante del patriarca serbio German al Sr. Hawryluk. Para el jefe de la Iglesia serbia la "razón especial" del acercamiento entre ortodoxos y católicos sería "el interés de la patria común", vale decir de Yugoslavia, que para los croatas no es "la patria" sino la Serbia engrandecida, un Estado opresor que despoja al pueblo croata como un todo y a los croatas como individuos de sus derechos y libertades fundamentales.

Mientras la Iglesia nacional serbia, que sometió a su jurisdicción a todos los ortodoxos sin distinción de nacionalidad (a saber: macedonios, montenegrinos, integrantes de las minorías rumana y albanesa), quiere que el movimiento ecuménico sirva a los fines del imperialismo enano serbio, los sinceros esfuerzos ecuménicos de los católicos croatas, comprobados con satisfacción por Mr. Hawryluk, pueden ser útiles únicamente en el plano interconfesional en el territorio nacional croata, sobre todo en el acercamiento de la mayoría católica con las minorías ortodoxa y musulmana. Eso será factible cuando los ortodoxos de Croacia reconozcan a ese país y no a la vecina Serbia como su verdadera patria.

Si se tiene presente que el Partido Comunista se apoderó del gobierno explotando los antagonismos nacionales, es muy dudoso que los jerarcas comunistas toleren los esfuerzos ecuménicos, que aplauden en teoría, que en la práctica, igual que sus correligionarios en Polonia y Checoslovaquia, hacen todo lo posible para que no se restañen viejas heridas, para que no se olviden los excesos nacionalistas, y tratan de crear nuevos motivos de hostilidad y animosidad entre los croatas y la minoría serbia en Croacia. A tal fin se da una interpretación parcial del alcance y el carácter del conflicto entre los nacionalismos serbio y croata. Como el régimen imperante se apoya en el nacionalismo serbio y lo considera guardián del Estado yugoslavo en su función de Serbia ensanchada, los croatas y los católicos indefectiblemente quedan mal parados. Por lo tanto, corren el riego de hacer injusticia a una nación de enraizada tradición católica, los autores católicos, desconfiados, en su buena fe, de todo lo que se podría interpretar como el "integrismo" católico y, al contrario, son muy abiertos a los criterios de los no católicos, incluso de los mismos comunistas.

No deseamos discutir aquí si el catolicismo croata es en parte "integrista" como le pareció al Sr. Hawryluk. Habría que tomarlos antecedentes del Concilio Vaticano I donde el obispo Strossmayer sostenía tesis que triunfaron recién en el Concilio Vaticano II. Strossmayer no fue sólo el titular de una vasta diócesis, sino el prestigioso forjador de la moderna cultura croata y portador de las concepciones políticas a causa de las cuales el circunspecto y comedido emperador Francisco José I lo censuró en presencia de altos dignatarios expresando la duda de que era anormal. Juan XXIII solía elogiar el catolicismo "de esa Croacia ferviente y piadosa", que conoció personalmente en sus viajes cuando era nuncio de Constantinopla. El arzobispo Stepinac, por su formación espiritual y por sus inclinaciones, no era "integrista". Lo pueden testimoniar sus colegas del Germanicum. Antes de entrar al seminario mayor, Stepinac, estudiante de agronomía, pertenecía al círculo de los intelectuales que simpatizaban con los movimientos social cristianos. Luego, como metropolitano de Croacia, siempre contaba con la colaboración de los intelectuales católicos de ese grupo. Glas Koncila (El vocero del Concilio), periódico más difundido en Croacia, que con éxito presenta "el nuevo rostro de la Iglesia", y elogiado por el Sr. Hawryluk, no es una improvisación sin nexo con el anterior movimiento católico en Croacia. Si la fuerte corriente del catolicismo social, muy intensa entre los intelectuales, no dio buenos resultados en el ámbito político a causa del conflicto nacional croata-serbio, sin embargo contribuyó considerablemente a la madurez del catolicismo en Croacia.

Cuando en 1918 se desintegró Austria-Hungría, muchos croatas no lo lamentaron. El Parlamento (Sabor) croata decidió unánimemente el 29 de octubre de 1918 romper todos los vínculos estatales con Austria y Hungría. Mientras la mayoría del pueblo era contraria a la integración de Croacia en el Reino de Serbia, el obispo Mahnic, fundador del movimiento católico croata (entonces internado por el gobierno de Italia que había ocupado su diócesis), se consolaba creyendo que con la creación de la nueva comunidad estatal se abrían grandes posibilidades al diálogo ecuménico con los serbios ortodoxos. Los intelectuales católicos eran entonces "abiertos" a la idea ecuménica, desde luego no tanto como los eslovenos que por su situación específica y sin el contacto territorial directo con los serbios, eran más propensos a ven en la nueva formación estatal una posibilidad excelente para tender los puentes entre Occidente y Oriente cristianos. Recién con la triste experiencia con los serbios y cuando el pueblo croata dejó de apoyar políticamente a los políticos de inspiración demócrata cristiana, "abiertos" respecto a los serbios, entre los militantes católicos croatas prevaleció el convencimiento de que Yugoslavia no favorece el catolicismo. El arzobispo Stepinac lo manifestó al declarar ante el tribunal comunista, que el pueblo croata "en la antigua Yugoslavia (1918-1941) era esclavo (...). Los croatas no podían ascender en la carrera militar o ingresar al cuerpo diplomático a no ser que mudaran su religión o se casaran con una ortodoxa". (El texto completo del discurso en S.C. 1960, nro. 1, pp. 40-44.).

Por lo tanto, no hubo de esperar el régimen de Pavelic durante la pasada guerra, como afirma Hawryluk, para que se "envenenen las relaciones entre los católicos y los ortodoxos". Estas relaciones, lamentablemente, estaban envenenadas antes de la guerra y lo que pasó durante la contienda fueron las secuelas de la política opresora granserbia, la réplica del nacionalismo croata con el único lenguaje que, desgraciadamente, entiende el nacionalismo serbio.

El arzobispo Stepinac no tuvo que esperar que el trono papal lo ocupara Juan XXIII y que el Concilio Vaticano II presentara el "nuevo rostro de la Iglesia" para recalcar dos veces ante sus presuntos jueces comunistas: "Nadie piense que quiero la guerra. Que las autoridades actuales entablen conversación con la Santa Sede. La Iglesia no reconoce la dictadura, mas no se opone a un entendimiento honrado con quienquiera. Los obispos sabrán a qué atenerse en el cumplimiento de sus deberes y no habrá ya necesidad de buscar sacerdotes que levanten su dedo acusador contra los obispos como se ha hecho aquí... Si hay buena voluntad, puede llegarse a un entendimiento y la iniciativa corresponde a las actuales autoridades. No somos, ni yo ni los demás miembros del episcopado los que habremos de entrar en esas negociaciones básicas. Trátase de una cuestión entre el Estado y la Santa Sede".

O sea, dijo más o menos lo mismo que el Mons. Bukatko, arzobispo de Belgrado, al señor Hawryluk. Si el régimen comunista -que hoy, según declara Hawryluk, espera la "extinción" de la religión y a la vez desea restablecer las relaciones diplomáticas con la Santa Sede- no quiso entonces entender ese lenguaje, la culpa no fue de los católicos. Entonces los comunistas creían poder obligar a los católicos croatas a separarse de Roma, es decir, creían que la Iglesia católica en Croacia correrá la suerte de los uniatas de Rumania y Ucrania. Por otra parte, los dirigentes comunistas en los tiempos de las más cruentas persecuciones del catolicismo se sentían respaldados por los rusos. Recién al producirse el conflicto Tito-Stalin, la relación de fuerza entre el catolicismo y el comunismo en Croacia cambió. Tito entonces inició el acercamiento declarando que no podía liberar a Stepinac debido a la oposición serbia. Los comunistas, verbigracia, habían condenado y ejecutado a Draza Mihailovic, prócer nacionalista serbio y exigían una víctima similar en Croacia. Además había que quebrar la columna vertebral de los croatas por haberse atrevido a separarse de Serbia en 1941, independizarse al consumar el derecho de autodeterminación nacional. Como dijo Djilas, había que exterminar al desarmado ejército croata al finalizar la guerra "para que Yugoslavia pudiera sobrevivir".

Todo lo que antecede está dicho sin odio y con profunda convicción que el acercamiento entre pueblos, civilizaciones y religiones en aras del bien superior del género humano, es necesario. Pero puede ser viable únicamente si a todos los hombres y pueblo se les reconoce los derechos y las libertades que les incumben -como declaró el arzobispo Stepinac- según las leyes divinas y humanas. Creemos que no nos alejamos del espíritu ecuménico si advertimos a los observadores extranjeros que se ocupan de la problemática croata, que en su noble afán ecuménico no pasen por alto los derechos legítimos de un pueblo subyugado que abrazó el cristianismo hace 1300 años y luchó con tenacidad durante amargos siglos en la frontera occidental de nuestra sociedad occidental. ¿Quién puede tomar a mal si decimos que no se promueve el ecumenismo si por amor a los hermanos separados, se considera como una circunstancia agravante, la milenaria fidelidad católica de varios pueblos de Europa Centro-oriental, ubicados en la frontera de civilizaciones? De nadie pedimos, ni siquiera de los católicos "abiertos" que sean indulgentes con nosotros. ¿Pero dónde vamos, si registramos y exageramos los pecados de los pueblos católicos, sin mencionar siquiera las faltas de los pueblos ortodoxos; si confundimos el efecto con la causa al acusar a los católicos croatas de las "relaciones envenenadas" con los serbios ortodoxos?

Nosotros los croatas no cesamos en destacar que deploramos inmensamente que la réplica croata a las provocaciones serbias haya sido, en parte, contraria a nuestras tradiciones milenarias de ética y del derecho. Lamentamos todo crimen cometido contra los serbios igual que las injusticias serbias contra nosotros. Ese sentir y la necesidad de arrepentimiento lo manifestaron nuestros obispos antes de que Croacia y Serbia cayeran en la esclavitud comunista, que algunas publicaciones no comunistas todavía califican como "la liberación". Lo que lamentamos sinceramente es que no hayamos visto gesto semejante por parte de los serbios. Todos los serbios sin distingo alguno, comunistas o nacionalistas (a veces en su trato con los católicos no es fácil distinguirlos), incluso la jerarquía eclesiástica ortodoxa, conocen únicamente los sufrimientos de los serbios durante la guerra sin tener presente las persecuciones y provocaciones anteriores en los tiempos de la paz que acarrearon tremendas calamidades exclusivamente a los croatas. Además, terminada la guerra, los serbios, bajo la égida comunista, se vengaron terriblemente de los croatas, eslovenos, alemanes, húngaros y albaneses por atreverse ellos a separarse de la Serbia opresora. Centenares de miles de personas inocentes fueron asesinadas, terminada ya la contienda bélica. Los interlocutores croatas de Hawryluk no podían hablarle de esos crímenes. Sus interlocutores serbios tampoco hablaron, por considerarlo un hecho justiciero o no sintieron la necesidad de deplorarlos.

A su vez los católicos croatas con quienes dialogó Hawryluk seguramente callaron todos esos crímenes porque quieren olvidar todo lo que haya que perdonar y no quieren que siga al infinito la sangrienta cadena de venganzas y acusaciones mutuas. Estamos seguros que así piensan y sienten nuestros connacionales en Croacia. Conociendo el problema por dentro, podemos declarar que tampoco los exiliados croatas, blanco de los ataques comunistas, alientan sentimientos revanchistas contra los factores responsables de las dictaduras monárquica, comunista y la dominación serbia en Croacia.

Lo único que perseguimos es la liberación de la dictadura comunista, de la dominación serbia y de la descarada explotación económica. Creemos que podemos conseguir la libertad sólo mediante el restablecimiento del Estado croata, siguiendo así la tradición milenaria, interrumpida con la creación del Estado yugoslavo en 1918. Esta será nuestra única "venganza" al comunismo y al imperialismo enano de Serbia.

La declaración del Consejo Nacional Croata sobre la ayuda norteamericana al dictador Tito

La presente declaración expresa el punto de vista del Consejo Nacional Croata en Exilio (Nueva York) respecto a la reciente decisión del Departamento de Estado de otorgar a la Yugoslavia comunista asistencia económica adicional.

El 14 de diciembre de 1965 el New York Times informó que el gobierno estadounidense había otorgado a la Yugoslavia comunista 576 millones de dólares en nuevos créditos y la prórroga en el pago de las deudas. Eso debe agregarse a los 46 millones de créditos a largo plazo otorgados en noviembre para la compra de trigo. Con ello, la ayuda total dada por los Estados Unidos al régimen de Tito desde la segunda guerra mundial asciende a más de 3.500 millones de dólares. El Comité opina que esa ayuda no promueve los mejores intereses de los Estados Unidos ni significa una asistencia a los pueblos de Yugoslavia en su legítima lucha por la democracia política y por un nivel decente de vida.

La inversión de 3.500 millones de dólares no dio resultado

No cabe duda de que los Estados Unidos, al alentar el desafío de Tito a Stalin tras el cisma de 1948, contribuyó a fragmentar el mundo comunista. Pero Stalin murió en 1953 y después Yugoslavia hizo las paces con Moscú. En cuanto a los desvíos periódicos entre Moscú y Belgrado, se debieron a los conflictos internos entre los dirigentes soviéticos y a las exigencias de las relaciones soviéticas con China comunista y no a la falta de buena voluntad por parte de Tito. Recientemente, el creciente antagonismo chino-soviético ensombreció todas las tensiones internas en la órbita comunista. En tales circunstancias cambiantes, la herejía particular de Tito perdió su estímulo y efecto disgregador, de modo que la razón primitiva para ayudar a Yugoslavia no existe ya.

Conscientes de ello, los proponentes norteamericanos de la ayuda perpetua a Tito cambiaron algo sus argumentos. Ahora arguyen que las pretensiones mundiales de Tito contribuyen a socavar tanto la influencia soviética como la china en los países subdesarrollados de Asia y África. Mas ese argumento contradice los hechos. El Dr. Víctor Meier, historiador y veterano corresponsal del más importante diario suizo, Neue Züricher Zeitung, mostró en su análisis del comunismo yugoslavo en el libro Comunism in Europe (M.I.T. Press, 1964), editado por el profesor William E. Griffith, que la diplomacia yugoslava ha trabajado con asiduidad en las naciones subdesarrolladas para minar las posiciones occidentales. "Los yugoslavos -escribe el Dr. Meier- resultaron extremadamente nocivos para la política occidental. La nacionalización del canal de Suez en 1956 fue precedida por largas conversaciones entre Nasser y Tito en Brioni. La posición de Nehru respecto a los acontecimientos en Hungría en 1957 (que prestó apoyo a los comunistas)... fue fuertemente influida por Tito".

Durante la reunión de los países no comprometidos en 1961 en Belgrado -prosigue Meier- "el propósito yugoslavo consistió obviamente en explotar todas las posibilidades para imponer a los participantes y a la conferencia en conjunto el mayor grado posible de la actitud pro-soviética y anti-occidental". Hay en abundancia ejemplos análogos. Debe admitirse que Tito nunca ocultó su devoción por la causa del mundo comunista. Proclamó sus objetivos pública y repetidamente, y obró de conformidad. Por ejemplo, en mayo de 1963, Tito declaró: "Debemos interesarnos especialmente en el desarrollo del movimiento revolucionario internacional. Debemos tener presente que formamos parte de ese movimiento".

Incluso cuando el gobierno de Washington anunciaba nuevas ayudas a Yugoslavia, los propagandistas de Tito censuraban la intervención norteamericana en Vietnam, acusando a Washington de desenfrenado imperialismo y de matanzas en masa. Víctor Riesel, en su habitual columna del 3 de febrero, citó al órgano oficial de los sindicatos yugoslavos, dominado por los comunistas, que acusaba a los Estados Unidos de usar "gases venenosos y otros medios de destrucción masiva" para asesinar al pueblo vietnamés. Más aún, hay indicios de que la Yugoslavia de Tito está enviando ayuda al gobierno comunista de Hanoi. Quisiéramos que el departamento de Estado diga a los contribuyentes norteamericanos y a las familias de los G.I. que luchan por la libertad en Vietnam, si la ayuda que Tito manda a los comunistas nord-vietnamitas la viene pagando el pueblo norteamericano.

La ayuda norteamericana no puede solucionar la crónica crisis económica de Yugoslavia.

Pese a las masivas inyecciones de ayuda norteamericana, Yugoslavia se debatió en 1965 en una crisis económica más grave que los anteriores. Es razonable pensar que si la ayuda norteamericana de 3.500 millones de dólares no fue suficiente para prevenir el quebranto actual, 100 millones e incluso 200 no enderezarán la economía yugoslava. Brindar nueva ayuda a Tito significa derrochar dinero. En tales circunstancias el buen sentido ordena cortar las pérdidas.

Pocos años ha, los Estados Unidos, conjuntamente con el Fondo Monetario Internacional y algunos países de Europa occidental, otorgaron a Tito casi 300 millones de dólares en ayuda y créditos para contribuir a "liberalizar y reformar" la economía yugoslava. Por supuesto, Tito cobró el dinero, lo despilfarró, pero no realizó la reforma prometida, de modo que Yugoslavia se encuentra hoy en una crisis económica de magnitud sin precedentes. Hace algún tiempo, Marko Nikezic, a la sazón embajador yugoslavo en Washington y ahora ministro de relaciones exteriores, observó que únicamente los países totalmente desarreglados fracasaron en mejorar sus economías en los años recientes. El presente caos económico en Yugoslavia muestra que ése es uno de los países totalmente mal administrados.

Ya en 1961, el Dr. Joseph Bombelles, profesor de economía en la John Carrol University de Cleveland, subrayó en Journal of Croatian Studies que la economía yugoslava se encontraba "al borde de la bancarrota" y que únicamente "amplios créditos y donaciones..., principalmente por parte de los Estados Unidos, salvaron a la economía yugoslava de la quiebra. Incluso podríamos decir que durante todo el período posterior a 1950, la economía yugoslava pudo funcionar gracias a los créditos foráneos".

La nueva, o una de tantas "reformas" económicas, lanzada en julio de 1965 y que motivó que Yugoslavia recibiera nuevos préstamos y ayuda norteamericana, fallará sin duda alguna como las anteriores. La razón es que esta "reforma" no está encaminada a corregir las condiciones básicas, causantes de la presente crisis, sino a perpetuar el presente sistema económico defectuoso -por lo menos por largo tiempo- mediante la obtención de nueva ayuda norteamericana con falsa promesa de liberalizar la economía. Según escribió Commonwealth el 17 de diciembre último, "Parece que ya la reforma tropieza con inconvenientes... El dinar (devaluado en dos etapas de 750 a 1.250 por dólar) en el mercado libre en Trieste y en Suiza bajó ya a 1.500 y a 2.000 dinares por dólar. Para hacer frente al creciente caos económico, el gobierno tuvo que intervenir nuevamente al fijar precios y salarios y otorgar subsidios, negando de ese modo el propósito principal de la reforma que consiste en establecer la economía de mercado, en la que los precios sean determinados en gran medida por la demanda y la oferta, y los salarios por la productividad. Por supuesto, los gobernantes comunistas de Yugoslavia echan la culpa a cualquiera menos a sí mismos del caos imperante. El Dr. Meier sitúa la culpa donde es debido: "El mismo Tito es el principal responsable de la situación actual".

La creciente lucha dentro del partido comunista

Para resolver la crisis endémica haría falta un cambio drástico en el sistema de gobernar y dirigir la economía. Tito no lo quiere porque ello requiere el desmantelamiento de la dictadura comunista. Yugoslavia está en crisis, debido a que la mayor parte de la renta nacional la traga el ejército, la burocracia comunista y la numerosa policía secreta. Tito mismo es uno de los derrochones más licenciosos desde los emperadores mongoles; mantiene de quince a veinte palacios, aviones particulares, un tren lujoso, una flota de coches, un zoológico particular, un yate a todo lujo y millares de personas de servidumbre, jardineros y guardias. El costo anual de la manutención de todos esos establecimientos se eleva a más de 50 millones de dólares. Para asentar la economía yugoslava sobre base sólida, se requeriría eliminar a los funcionarios comunistas de todos los puestos clave en la planificación económica y en la dirección de fábricas. Los comunistas ocupan esos puestos por lealtad política, pero son incompetentes y deshonestos. La prensa yugoslava está llena de noticias sobre estafas, desfalcos y peculados cometidos en las empresas por sus directores y gerentes comunistas.

Pero tal vez la razón más importante del colapso económico que originó un alza de 100% en el costo de vida en los últimos 12 meses y el creciente desempleo que alcanza la cifra de medio millón, sea el modo discriminatorio y miope de emplear los fondos de inversión. Por ejemplo, el gobierno central de Belgrado derrochó centenares de millones de dólares en la vía férrea, inconclusa todavía, que debería unir Belgrado con la localidad de Bar en la costa montenegrina. El objetivo primordial de ese ferrocarril es asegurar una salida propia de Serbia al Adriático en caso de que las repúblicas occidentales de Yugoslavia (Croacia y Eslovenia) se separaran. Por otra parte, Belgrado denegó fondos para desarrollar los puertos croatas, mucho más importantes económicamente, y para mejorar el antiguo ferrocarril que une esos importantes puertos con el interior, para obstaculizar así el crecimiento económico de Croacia. Tal vez más que nadie fue explotada Eslovenia, la república occidental de Yugoslavia, económicamente la más adelantada. Aunque tiene sólo el 8,6% de la población total de Yugoslavia, Eslovenia tuvo que pagar el 38% de las contribuciones federales sin recibir casi fondos federales de inversión para instalar sus industrias. Según el Dr. Meier, "en toda la historia del período de postguerra no se da otro caso, salvo las áreas coloniales soviéticas, de que un pueblo sea tan explotado y despojado de los frutos de su trabajo como lo fueron los eslovenos".

Esa política económica miope y discriminatoria provocó la oposición de los comunistas croatas y eslovenos. El Dr. Vladimir Bakaric, principal dirigente comunista en Croacia, admitió que existe una nueva especie de nacionalismo comunista -"nuestro nacionalismo" lo denominó- como resultado de la explotación económica de ciertas regiones por el gobierno central. El creciente antagonismo nacional llevó a disturbios producidos en los últimos meses en las ciudades de Split, Sarajevo y Osijek, y al arresto de más de 600 comunistas croatas por la policía secreta. En opinión del Dr. Meier, el conflicto de las nacionalidades contiene la "futura dinamita para el régimen", conjuntamente con la cuestión de la sucesión de Tito, que frisa ya en los 74 años, está enfermo y se vuelve senil. En febrero último, trece jóvenes obreros y estudiantes croatas fueron procesados en Zagreb, capital de Croacia, inculpados de tratar de establecer el Estado de Croacia, lo que quiere la mayoría abrumadora del pueblo croata. Ese proceso, como tantas persecuciones anteriores de los obreros e intelectuales croatas, prueba que al pueblo croata se le priva del derecho legítimo de autodeterminación nacional, derecho reconocido en las Cartas del Atlántico y de las Naciones Unidas.

Es evidente que en condiciones semejantes la nueva ayuda norteamericana, igual que los miles de millones que Tito recibió antes, no resolverá la endémica crisis político económica de Yugoslavia. Por el contrario, facilitará a Tito proseguir por un lapso más por el mismo camino. Para resolver la crisis que corroe la economía yugoslava debe emprenderse y operarse cambios drásticos en la estructura global económica y política del Estado yugoslavo. En primer lugar, debería establecerse la democracia política y el desmantelamiento del aparato burocrático y policial comunista que sofoca la economía y al pueblo. Con dar más ayuda a Tito es difícil que se cumplan esos fines, habida cuenta de la experiencia anterior. "La política occidental, dice el Dr. Meier, que desde el término de la guerra y hasta 1941 dio a Yugoslavia 3.500 millones de ayuda, al parecer no encontró modo de influir en el curso político-económico de Yugoslavia".

Monumento al cardenal Stepinac en Melbourne

El 4 de abril de 1965 fue inaugurado con ceremonias solemnes en Melbourne un monumento al cardenal Aloysius Stepinac, obra del escultor croata Ivan Mestrovic, recientemente fallecido. Dicho monumento es la única obra del célebre escultor en Australia, cuyas creaciones figuran en todos los centros principales del mundo occidental. En el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires figura un Moisés de Mestrovic; y su hija, radicada en la capital argentina, posee varias obras valiosas de su padre. El monumento al cardenal Stepinac se erige ante la iglesia de la parroquia croata, consagrada al beato Nicolás Tavilic, mártir, de origen croata (Cf. Studia Croatica, año 1961, nros. 2-3, pp. 229-32). El Mons. Beran, representando al enfermo arzobispo Simonds, bendijo e inauguró el monumento en presencia de numerosa concurrencia, especialmente de gran número de inmigrantes croatas, que llegan en Australia a 10.000, y poseen varias organizaciones y sus parroquias.

La presencia en el acto de prestigiosos representantes de la Iglesia, del gobierno y la vida política de Australia adquiere mayor importancia en vista de que la Yugoslavia comunista trató en los últimos años de calumniar a los inmigrantes croatas que reclamaban el derecho de su vieja patria a la autodeterminación nacional. Resuelta, pues, extraña y paradójica la actitud de los representantes oficiales de Yugoslavia, donde Croacia figura como una de las repúblicas populares, cuyo deber debería ser proteger los intereses de los inmigrantes (casi exclusivamente de origen croata) y no organizar contra ellos campañas denigratorias e incluso agresiones físicas. El colmo del absurdo es que los representantes del régimen totalitario comunista tratan de presentarse como paladines y defensores de los derechos democráticos y nacionales. Sin embargo, la opinión pública australiana no tardó en comprender ese doble juego de la Yugoslavia comunista, que en el plano internacional aboga por los llamados movimientos de liberación nacional de los pueblos africanos y sudamericanos, y en el conglomerado yugoslavo conculca y avasalla con medios violentos los derechos nacionales y democráticos de sus súbditos.

Los tribunales alemanes juzgan justificada la resistencia de los croatas

Oportunamente informamos detalladamente acerca de la demostración por parte de un grupo de jóvenes exiliados croatas contra la delegación comercial yugoslava en Mehlem, cerca de Bonn, Alemania Occidental (Cf. Studia Croatica, año III, Nro. 4 (9), 251-271, 379-355). En esa ocasión fue destruida parcialmente la sede de dicha delegación y falleció por las heridas recibidas un funcionario yugoslavo, conocido agente de la policía política comunista y uno de los verdugos de numerosos croatas y los prisioneros alemanes al terminar la segunda guerra mundial.

Como los demostrantes habían contravenido las leyes germanas, fueron llevados al tribunal de Bonn. Sabían que serían enjuiciados y no rehuyeron el veredicto de la justicia con el deseo de exponer durante el proceso la difícil situación del pueblo croata en la Yugoslavia comunista, y de ese modo atraer la atención de la opinión pública y de la nación germana sobre la opresión de sus connacionales. La Yugoslavia comunista como la monárquica persigue los objetivos granserbios y cercena los derechos y las libertades nacionales de los croatas y demás pueblos oprimidos en el conglomerado multinacional yugoslavo. Belgrado, con motivo de dicha demostración, desencadenó una intensa acción diplomática y propagandística con el propósito de recrudecer la campaña comunista contra la República Federal Alemana y de arrojar falsa luz sobre la acción de jóvenes patriotas croatas. Recurrieron a todos los medios y trataron de presionar al gobierno de Bonn, exigiendo la prohibición de toda actividad política de los exiliados croatas. Frente a ese vasto aparato policial, diplomático y propagandístico se encontró un pequeño grupo de desamparados refugiados croatas, tildados como criminales de guerra, aunque casi todos durante la segunda guerra mundial eran niños.

Como era de esperar, fueron dictadas severas sentencias contra los participantes del incidente señalado. El fiscal y el presidente del tribunal, por motivos de oportunismo político, se esforzaron por impedir que el aludido proceso se transformase en un proceso político (la prensa alemana lo denominaba "el proceso croata" -kroatenprozess-). Por ello, el fiscal, según convicción generalizada, exageró en sus cargos y no planteó correctamente el problema de la resistencia croata, influido en parte por los informantes oficiales yugoslavos. Empero, en los considerandos de la sentencia se subrayó el verdadero carácter de la demostración. En los considerandos, dados a publicidad el 8 de febrero de 1965, y que constan de 151 páginas, se lee en la página 31:

"Los croatas emigrados, nacionalmente conscientes, y adversarios de la conducción estatal comunista yugoslava, querían advertir a la opinión pública mundial de la injusticia que padecen los croatas en Yugoslavia".

En la página 141, se establece lo que sigue:

"Es evidente que los acusados no cometieron esa acción por motivos egoístas, sino que tuvieron como fin, siendo actores políticos convencidos, llamar la atención de la opinión pública mundial sobre la injusticia que se practica contra el pueblo croata en Yugoslavia. Asimismo, debe tenerse en cuenta que el ingrato destino de los inculpados y de sus parientes tuvo una influencia sustancial sobre su actitud política hacia la dirección estatal de Yugoslavia".

La defensa pudo probar que los inculpados personalmente o sus familiares fueron perseguidos por las autoridades comunistas yugoslavas que, como es sabido, perpetraron innúmeros actos de terrorismo político en Croacia, que culminaron en la organización y consumación de las matanzas en masa y del genocidio.

El tribunal desestimó el cargo de la presunta asociación secreta de los croatas en Alemania con propósitos terroristas. Tampoco prosperó el pedido de los dirigentes comunistas yugoslavos, basado en una interpretación tergiversada y propia de los totalitarios de la convención internacional sobre los refugiados, en el sentido de que se prohíba toda actividad política de los exilados croatas en Alemania, alegando que la reivindicación de los croatas del derecho a al autodeterminación nacional perjudica la integridad del Estado yugoslavo.

Es obvio que los croatas, radicados en el mundo libre -únicos que pueden expresarse libremente- exigen que también en Croacia se facilite la realización del derecho de autodeterminación nacional. Trátase de un derecho democrático, garantizado por la Carta de las Naciones Unidas, firmada también por la Yugoslavia comunista. Los comunistas sostienen que la constitución yugoslava reconoce el principio de la autodeterminación nacional y el derecho de separación, pero se lo desvirtúa en la práctica arguyendo que los croatas y los demás pueblos oprimidos en Yugoslavia consumaron ese derecho por haberse declarado libremente por la unión con Serbia durante la toma violenta del poder por parte de los comunistas. Belgrado trata de confundir a la opinión pública en cuanto a los derechos nacionales de los pueblos que integran Yugoslavia y quiere que los exiliados que invocan ese derecho sean perseguidos como contraventores de la convención internacional sobre los refugiados. Un sector de la opinión pública alemana, en parte se solidarizó con los cargos de Yugoslavia contra una parte de los refugiados croatas. Ese sería el aspecto negativo de la demostración en Bad Godesberg y los croatas en Alemania deberían tomar en consideración la difícil situación de Alemania dividida así como evitar toda acción o enunciación que facilitara los esfuerzos de los comunistas tendientes a identificar la justa reclamación de la nación croata por su libertad nacional y su justificada y comprensible oposición al totalitarismo comunista con una política antidemocrática.

La ley sobre los extranjeros promulgada por Bundestag (Parlamento federal) de Bonn el 12/2/1965, asegura a los inmigrantes extranjeros, incluyendo a los exiliados políticos, amplios derechos democráticos, prescindiendo de la religión, raza, lengua u origen, igual que a los ciudadanos alemanes (art. 3). Los que viven cinco años en Alemania, sin infringir las leyes positivas, automáticamente adquieren el derecho de asilo político de conformidad con la Convención de Ginebra sobre exiliados de 1951. Ningún exiliado puede ser repatriado contra su voluntad a un país de régimen totalitario, ni en caso de haber transgredido las disposiciones legales en vigencia.

Con esa ley la República Federal Alemana encabeza a los países libres en el reconocimiento de los derechos de los refugiados de los países comunistas. Alemania, víctima también de la violencia y el chantaje comunistas, tuvo que amparar a millones de sus connacionales expulsados por los comunistas y comprende la ansiedad y la precaria situación de los exilados croatas anticomunistas, que se encuentran en una situación mucho más difícil que los refugiados alemanes que en su patria encuentran refugio y amparo, mientras que los exilados de otros países, y entre ellos los croatas, deben pedir hospitalidad y refugio en países extranjeros.

Huelga recalcar que las autoridades alemanas, previamente a la promulgación de la ley aludida, hicieron una encuesta a fondo, incluso entre los representantes de todos los exiliados. Con la nueva ley sobre los extranjeros se pone fin a las interpretaciones tendenciosas de los comunistas yugoslavos, que querían imponer los criterios de una ideología y de un régimen totalitarios a las autoridades democráticas de Alemania, recriminándoles tendencias no democráticas por el solo hecho de no compartir sus concepciones totalitarias. En virtud de dicha ley decenas de miles de exiliados croatas, radicados en Alemania, podrán desarrollar actividad políticas denunciando la tiranía impuesta en su país. El hecho cobra mayor importancia si se considera que últimamente trabajan en Alemania más de 70.000 obreros croatas que llegan con pasaporte yugoslavo y al cabo de cierto tiempo vuelven a su s hogares. Claro que los comunistas saben muy bien que ese movimiento masivo de obreros constituye para ellos un gran peligro, pues los obreros ven con sus propios ojos la realidad política y económica de los países libres y toman contacto con sus connacionales residentes en Alemania, emigrados políticos y críticos consecuentes de la Yugoslavia, sea ella comunista u otra. Así regresan a Croacia convencidos aún más de que el régimen y el conglomerado estatal de Yugoslavia son insostenibles y que es imprescindible que los croatas y otros pueblos y minorías nacionales oprimidos en Yugoslavia recuperen su libertad lo más pronto posible. Los comunistas yugoslavos permiten que los obreros busquen trabajo en los países "capitalistas" no por razones de presunta "liberalización" del régimen, sino por urgente e imperiosa necesidad de divisas extranjeras. La exportación de Yugoslavia cubre apenas el 50% de la importación. Pese a los crecientes ingresos provenientes del turismo internacional, limitado casi completamente a la costa adriática croata, la balanza de pagos de Yugoslavia arroja un elevado déficit. Belgrado debe pagar, además de importaciones, cuotas de elevadas deudas. Ahora, tras la reducción y suspensión sucesivas de la ayuda extranjera, Tito recurre a la exportación masiva de la mano de obra y al turismo. Por ello la nueva ley germana sobre los extranjeros, que no prohíbe la actividad política de los exiliados políticos, preocupa mucho a los dirigentes comunistas yugoslavos e influyó en el mayor acercamiento Belgrado-Moscú.

Resistencia política y económica en Croacia vista por el "New York Times"

A raíz del proceso y la detención de un crecido número de estudiantes y obreros croatas que pedían el derecho de autodeterminación para la Croacia el corresponsal del "New York Times" en su despacho del 18 de febrero del año corriente enviado desde Zagreb, dice:

"El gobierno acusó a unos cuarenta jóvenes croatas, mayormente estudiantes universitarios, de chovinismo. Se trata de un grupo que se denomina "El Movimiento Croata de Liberación", que dio señales de vida en el mayo último durante los festejos de la victoria en Europa, cuando algunos de sus integrantes lanzaron, desde un hotel, volantes nacionalistas. Según fuentes fidedignas fueron detenidos 400 jóvenes y sometidos por la policía secreta a un riguroso interrogatorio. Por lo visto quedaron retenidos cuarenta, sospechosos de actividades chovinistas. Algunos fueron confinados en la isla de Goli, en el Adriático, y otros detenidos en el campo de concentración, en la isla de Sveti Grgur. Se dice que los interrogatorios estaban acompañados de torturas. Treinta personas, de las que diez eran estudiantes, enfrentaron el proceso el mes pasado y fueron condenadas a penas de 2 a 9 años de encarcelamiento. Nueve estudiantes fueron condenados el sábado último a penas de 10 a 12 meses de prisión .Otros nueve estudiantes comparecerán ante el juzgado el martes próximo, y otros 8 o 9 serán juzgados el 5 de marzo. El público pudo asistir a los dos primeros procesos, pero únicamente el primero fue registrado en la prensa yugoslava. Lo que más intriga a la gente de Zagreb es que esos jóvenes, que eran niños durante la guerra cuando floreció en Croacia el movimiento separatista, hayan manifestado semejantes sentimientos después de más de dos décadas del régimen comunista. Algunos croatas alegan que ese movimiento se debe al hecho de que la gente joven se siente frustrada al no poder tomar parte en la vida pública yugoslava sin afiliarse al partido comunista. Preguntados por qué no se afilian, algunos jóvenes contestan que eso parecería una especie de 'colaboración', o dicen que sus padres ya han 'traicionado' los ideales de la revolución. En el plano oficial trasunta el resentimiento contra Belgrado, no sólo por ser la capital federal sino también la capital de Serbia, oponente tradicional de Croacia".

Respecto a la crisis económica, dicho corresponsal manifiesta: "El sentimiento nacionalista croata se vio agitado por la reforma económica yugoslava y un clima de mayor libertad de discusión pública que la acostumbrada. Los economistas locales sugieren que la única manera de que las repúblicas relativamente desarrolladas como Croacia y Eslovenia eviten la tremenda carga financiera, derivada de la reforma, es conseguir inversiones en Occidente, aunque eso no esté autorizado por el gobierno de Belgrado. El argumento que se esgrime en Zagreb es que el gobierno federal, dominado por serbios, ha manejado la presente reforma económica a favor de Serbia, al aumentar los precios de las materias primas en esa república, haciendo así la discriminación contra las industrias en Croacia. Se alega que ciertas industrias están al borde de la quiebra, debido a los altos nuevos precios de materias primas. Resulta más serio su cargo de que Belgrado ha reestructurado el mes pasado el nuevo sistema bancario de inversiones en beneficio de Serbia. Los croatas destacan que en la enmienda a la ley bancaria, adopta el 19 de enero, sólo por una mayoría de 8 votos, la Asamblea Federal dispuso que los fondos originalmente destinados a las inversiones en todo el país, se restituyan al gobierno federal para los gastos centrales. Los beneficiarios principales, añaden, serán la línea férrea Belgrado-Bar, la gran represa de la Puerta de Hierro en el Danubio, la acería de Smederevo y la planta fabril de abonos de Panchevo, todos proyectos esencialmente serbios. Algunos croatas llaman ese procedimiento la 'megalomanía serbia'. Para que las relativamente bien desarrolladas repúblicas de Croacia y Eslovenia puedan salir del estancamiento, hace falta obtener 'amplias inversiones industriales occidentales en base al dividendo' y ello lo más pronto posible, afirman los funcionarios de Zagreb y Ljubljana. 'Nuestra esperanza finca únicamente en el extranjero', declaró recientemente un miembro del gobierno local. 'Nada conseguiremos de Belgrado'. Los observadores dijeron que la idea consiste en obtener inversiones extranjeras, aunque el gobierno federal todavía no aprobó leyes que las reglamentarían, y de esa manera obligar a Belgrado a aceptar el hecho consumado".

 


RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

Dr. Dominic Mandic: Rasprave i prilozi iz stare hrvatske povijesti

(Estudios y aportes de la vieja historia croata)

Por Ivo Bogdan, Buenos Aires

Ed. Hrvatski Povijesni Institut (El Instituto Histórico Croata), Roma, 1963, pp. XLIV-632.

A la personalidad y la obra del Dr. Mandic nuestra revista se refirió ya en dos oportunidades (Cfr. "Bosnia y Herzegovina - Indagaciones crítico-históricas, Tomo I", Studia Croatica Nro. 2-3 (7-8), 1962, pp. 241-242 y en el Nro. 1-4 (16-19), 1965, en la nota sobre los colaboradores con motivo de la publicación de su magistral estudio "Bosnia y Herzegovina - Provincias Croatas"). Ya se publicó el segundo tomo de la obra de Mandic sobre Bosnia y Herzegovina y como el tercero no tardará en salir, muy pronto se dispondrá de una obra monumental dedicada a las mencionadas provincias, íntimamente ligadas a la crisis política europea que desembocó en la primera guerra mundial. En el plano local, dicha área originó tensas relaciones y conflictos entre los serbios y los croatas, que a la postre facilitaron la toma del poder por parte de los comunistas.

En la obra del epígrafe las investigaciones históricas de Mandic abarcan todo el territorio nacional croata. En veinticuatro monografías el autor trata de los importantes problemas de la historia medieval de Croacia, desde el comienzo del siglo VII, cuando los croatas se radicaron en Dalmacia, la Panonia Inferior e Ilírico, entonces provincias del Imperio romano bizantino; aborda el problema de su cristianización y estudia el proceso histórico hasta la extinción de la dinastía nacional croata sobrevenida a principios del siglo XII.

En breve prólogo, firmado por los franciscanos D. Lasic y B. Pandzic en nombre del Instituto Histórico Croata de Roma que editó la obra, nos enteramos de que los estudios publicados son trabajos preparatorios para una obra sistemática sobre la historia de la monarquía nacional croata que Mandic proyecta publicar en breve.

Como los recuerdos relacionados con el reino independiente de Croacia en la temprana Edad Media constituyeron un factor importante en la formación de la consciencia nacional e influyeron en el movimiento nacional croata en la época moderna, el opus histórico de Mandic tiene gran alcance. Este investigador fecundo ya por su obra sobre Bosnia y Herzegovina -probando que se trata de dos provincias croatas- figura entre las más prominentes historiadores de su nación. Cuando complete su obra anunciada, sin duda alguna será calificado como el historiador croata más insigne y meritorio de su generación, quien, desde luego, no puede ocupar el sillón que le corresponde en la Academia de Ciencias y Artes de Zagreb, fundada hace justamente 100 años por el obispo José J. Strossmayer.

La nueva obra completa de Mandic sobre el período de la monarquía nacional croata, tanto por su valor histórico como por sus derivaciones patrióticas, satisfará una imperiosa y apremiante necesidad. Pues, la última obra crítico-científica que se ocupa de dicho período es la "Historia de los croatas en el período de los gobernantes nacionales", de Ferdo Sisic (Zagreb, 1925). Desde entonces, en croata y en otros idiomas fueron publicados numerosos estudios y documentos sobre la misma época, unos corroboran las conclusiones de Sisic y otros las completan, modifican, rectifican o desmienten. De ahí la urgencia de una nueva obra que tome en cuenta los nuevos resultados y hallazgos de la investigación histórica.

El Dr. D. Mandic posee todos los requisitos para realizar esa importantísima y tan necesaria labor. Conoce las fuentes y la literatura históricas, él mismo es un investigador perspicaz por vocación y hasta esclareció muchos puntos oscuros y extrajo conclusiones convincentes. Aunque por su metodología sigue la huella de Sisic y de sus coetáneos, su enfoque es más amplio, más cercano a la realidad croata, y su modo de exposición más claro y convincente. Mandic, evitando todo efecto literario, escribe en un lenguaje vigoroso, con apropiado estilo, domina el idioma croata por ser oriundo de Herzegovina, que lingüísticamente es como Castilla para el castellano. Por otra parte, Mandic se despojó de todos los prejuicios característicos de la mayoría de los filólogos eslavos. Bajo el impacto del racismo lingüístico, muchos de esos estudiosos deducen de la similitud idiomática de los pueblos de habla eslava una presunta comunidad de origen y cultura. Ese criterio forzosamente lleva a simpatizar con las teorías según las cuales los vínculos religiosos, culturales y políticos croatas con los pueblos de cultura occidental se interpretan en forma tendenciosa. La concepción paneslava, verbigracia, entraña la idea de que los únicos y auténticos depositarios del espíritu eslavo y del genuino patriotismo son los herederos de la tradición bizantina, siendo los rusos sus principales protagonistas en la época moderna.

Mandic, como investigador objetivo, buen patriota y destacada figura eclesiástica (durante años ocupó cargos de jerarquía en la Curia Generalicia de la Orden Franciscana -O.F.M.- en Roma), está capacitado de sobra para brindar una visión auténtica del proceso histórico de la nación croata, conteste con sus tradiciones occidentalistas. Ello no obsta para que, con rigor científico, ponga de relieve la participación del Imperio romano-bizantino en la migración de los croatas y en la organización de su monarquía nacional. Tampoco deduce de esos hechos conclusiones exageradas. En las pp. 210-213 señala que en la temprana Edad Media existía todavía la unidad cristiana y que a posteriori se formaron dos civilizaciones diferentes dentro de la Cristiandad, hasta entonces unida. La ubicación de Croacia en la parte occidental del Imperio romano, su cristianización, que provenía de Roma, y la permanente comunidad con el papado influyeron sustancialmente en la formación cultural del pueblo croata. El idioma que empleaban los croatas en su comunicación con los extranjeros, incluso con los representantes del Imperio bizantino, era el latín, que hasta 1848 era idioma diplomático en Croacia. En latín fueron escritos muchos documentos públicos. Junto con la glagolitza, escritura nacional croata, gran mayoría de las inscripciones en iglesias y otros monumentos públicos, fueron redactadas en latín. El derecho consuetudinario y nacional croata fue enriquecido muy temprano con las instituciones y normas del derecho romano. Desde fines del siglo VII, o sea desde el uso de la liturgia antiguo-croata en los oficios religiosos, se desarrolla la literatura glagolítica en base a la Vulgata, a los ritos romanos, a la hagiografía y la literatura de la Iglesia occidental.

También el proceso socio-político de los croatas se operó bajo la influencia occidental, particularmente de la corte de los reyes francos y del feudalismo europeo. Durante la soberanía de los francos llegaron a Croacia los benedictinos que allí, como en otras partes, contribuyeron en gran medida a la conservación y el fomento de la cultura romano-occidental. Incluso el artesanado y el comercio provenían de Occidente. "En una palabra: los croatas, al abrazar el cristianismo, edificaban su vida nacional y estatal, formaban su cultura bajo la poderosa y casi exclusiva influencia de la Iglesia cristiana occidental y de los pueblos del Occidente europeo". Mantenían vínculos con Bizancio en la medida en que el Imperio bizantino-romano en la temprana Edad Media era el continuador del Imperio romano. "Entre los croatas nunca actuaron los sacerdotes y monjes bizantinos, los croatas no conocían el griego ni se beneficiaron en forma directa de los logros de la civilización bizantina. Con la caída de Bosnia y de otras regiones croatas en poder de los turcos, numerosos croatas abrazaron al Islam y recibieron la fuerte influencia de la cultura islámico-árabe, diferente de la civilización bizantina. Con Bizancio, los croatas tuvieron contactos breves y superficiales, mayormente por intermedio de sus gobernantes y de algún jefe provincial. El pueblo como tal nunca experimentó una influencia digna de mención de la civilización bizantina. Por eso -concluye Mandic- puede y debe decirse que los croatas desde su llegada al Adriático se formaron y permanecieron como un pueblo occidental".

Semejante visión de la historia croata desagrada a los partidarios de la concepción paneslava y yugoslava que ejerció gran influencia en la interpretación del pasado croata. De modo especial el actual régimen comunista de Yugoslavia insiste en las tendencias antioccidentales del paneslavismo, por cuanto, ahora como antes en la Yugoslavia monárquica, el país dominante es Serbia de netas tradiciones bizantinas y porque el comunismo, no obstante el entredicho Moscú-Belgrado, sustancialmente es la interpretación rusa del marxismo, su versión ajustada a la tradición autocrática y césaropapista de Bizancio, primer Estado totalitario de Europa.

Todo ello determina que la historiografía contemporánea croata, en vista de la ineludible injerencia ideológica estatal, no puede dar una obra fundamental sobre el pasado de Croacia, en concordancia con la verdad histórica. Mandic señaló que ni siquiera en la reciente edición crítica del cartulario del convento benedictino de San Pedro de Gumai, documento muy importante para la historia de Croacia en el alto Medioevo, no pudo faltar la tendencia antieclesiástica (pp. 423-442). Además, el régimen comunista yugoslavo, totalitario y de tendencia unitarista, tilda de chovinismo peligroso cuando los croatas afirman los valores de su historia y sobre todo cuando sostienen que Bosnia y Herzegovina son provincias croatas. Estas provincias forman hoy la única república socialista "entre las seis que integran la República Federal Socialista de Yugoslavia" a la que no se reconoce carácter nacional. Los comunistas se apartaron en este caso del criterio adoptado debido a la oposición serbia a la incorporación de esas provincias a la República Socialista de Croacia. El pretexto sería la minoría ortodoxa, oficialmente considerada como serbia, y los musulmanes, de nacionalidad croata, calificados como "nacionalmente indefinidos". Mientras por un lado se da ese trato a los croatas, por el otro en la República Socialista de Serbia están incluidos la provincia autónoma de Voivodina, que no cuenta con la mayoría étnica serbia ni después de la matanza y la expulsión de 500.000 integrantes de la minoría étnica alemana, y el territorio autónomo de Kosmet (Kosovo y Metohija), con la predominante mayoría albanesa. Si esos albaneses no fueron reintegrados a Albania, su Estado nacional, por ser musulmanes, se incorporarían con más agrado, junto con los musulmanes del sandyacato de Novi Pazar, a Bosnia y Herzegovina que a Serbia. Pero de esa manera en la república de Bosnia y Herzegovina, nacionalmente indefinida, el número de los musulmanes superaría el de los serbios, lo que ningún gobierno yugoslavo puede tolerar.

Todo eso evidencia la urgencia y el valor actual de las indagaciones históricas de Mandic, quien, radicado en los Estados Unidos de América, puede dedicarse a su estudio, libre de toda presión de un régimen totalitario, anticroata y antirreligioso.

Los trabajos recientes de Mandic prueban que él es precisamente el autor indicado para brindar una obra esclarecedora de los puntos contenciosos y ambiguos en la historiografía relacionada con la Edad Media croata. En sus monografías rigen criterios científicos. El autor recurre a todas las fuentes accesibles y utiliza una bibliografía completa (pp. XVII-XLII). Cada capítulo contiene valiosos datos, antecedentes, aclaraciones y correcciones de las tesis prevalecientes hasta ahora. Aporta nuevas pruebas con rigor científico y sin ánimo de polemizar.

Con la mejor voluntad no podemos ni siquiera resumir cada capítulo, puesto que los títulos y subtítulos del Sumario abarcan más de seis páginas (IX-XV). Nos circunscribiremos, pues, a señalar algunos temas. Así en el primer capítulo (pp. 1-18) Mandic esclarece el problema en torno al primer obispo de Salona, capital de la Dalmacia romana. Según la antigua tradición lo sería San Daimo, discípulo de San Pedro. El renombrado arqueólogo croata Francisco Bulic, trabajando asiduamente en las excavaciones de Salona, destruida por los avaros, demostró que San Daimo murió como mártir en el año 304 a raíz de las persecuciones del emperador Diocleciano. Bulic sostenía, además, que San Daimo no fue el primer obispo de Salona sino San Venancio y que la tumba de éste se halla en Roma. Para reforzar su tesis, entre otros indicios, se atuvo también al mosaico de los mártires dálmata-istrianos, de San Venancio y otros, colocados por el Papa Juan IV en el baptisterio de San Juan de Letrán. Sobre ese problema y los hallazgos salonitanos hay abundante literatura. Mandic establece que el primer obispo no fue San Venancio sino San Daimo; que su tumba no se halla en Roma sino en la catedral de Split, ex mausoleo del emperador Diocleciano; que San Venancio no fue obispo de Salona sino de Duvno (Delminium), Bosnia actual, que murió en 257 y que sus reliquias fueron trasladadas a Roma en 641.

Tratando de la llegada de los croatas al Adriático durante la Migración de los pueblos, Mandic rebate (pp. 51-76) las tesis vigentes sobre una migración difusa y gradual de los eslavos de pertenencia étnica indefinida y de la formación paulatina de la monarquía nacional croata. Establece que los croatas emigraron de la Croacia aquende los Cárpatos como tribus con organización política. Ya en la primera mitad del siglo VII organizaron en el área central de la costa oriental del Adriático su Estado, del que dependían los croatas radicados entre los ríos Sava y Drava y los de la Croacia Rubra, que abarcaba el territorio actual de Albania y Montenegro.

Opuestamente a la teoría de L. Duchesne, aceptada por muchos investigadores, Mandic establece (pp. 109-144) que la mayoría de los croatas fue bautizada ya en el siglo VII. Además, arroja nueva luz sobre el problema de la genealogía y la cronología de los príncipes y reyes de la dinastía nacional croata del siglo VII al XI; ofrece una valiosa aclaración del título del rey croata; de la época de la fundación del reino de Croacia; de la organización de la cancillería de la corte; de la victoria del rey Tomislav sobre el ejército del emperador búlgaro Simón en 927; de la composición étnica del territorio de la Bosnia y la Herzegovina actual, rectificando ciertos asertos de Constantino Porfirogeneto; de la primitiva alfabetización en Croacia, etc.

Particularmente cabe destacar la interpretación de Mandic de la llamada Crónica del sacerdote Dukljanin. El autor establece que dicha Crónica es una valiosa fuente histórica, compuesta de varios documentos que explican muchos episodios importantes que explican muchos episodios importantes de los primeros siglos de la monarquía nacional croata. Con mucha acribia trata de los importantes problemas de la historia de la Iglesia, íntimamente vinculadas con la vida nacional en Croacia, como en los demás países europeos.

Uno de los capítulos está dedicado al carácter croata de Bosnia y Herzegovina, que el autor había escrito especialmente para nuestra revista (Studia Croatica, Nro. 16-19, año 1965, pp. 153-223). Es sumamente interesante también su trabajo sobre el origen de los valacos balcánicos.

El libro está provisto de índice por materia y alfabético. La impresión es irreprochable, notándose el uso de varios alfabetos. El libro contiene asimismo ilustraciones y el retrato del autor, por cuanto la edición fue hecha en homenaje al reverendo Mandic con motivo de sus bodas de oro sacerdotales.

Vale destacar que los gastos de impresión fueron sufragados por Ivan Tuskan y su señora María Tuskan, ambos médicos en Cincinnati, EE.UU. Es una prueba más del patriotismo de los exilados croatas. No sólo los intelectuales croatas en el exilio colaboran en muchas publicaciones sin recibir honorario alguno sino que los gastos que requieren las publicaciones de carácter literario y científico, se solventan mediante las contribuciones voluntarias de los exiliados. Es hecho es de por sí elocuente. Prueba que el pueblo croata, sometido actualmente al doble yugo -el granserbio y el comunista- es maduro y que merece realizar el derecho de autodeterminación, realizado por tantos países jóvenes africanos, algunos todavía indefinidos nacionalmente.

 

Francis H. Eterovic y Christopher Spalatin (redactores) Croatia: Land, People, Culture

Por Branko Anzulovic, Chicago, EE.UU

(Vol. 1, University of Toronto Press, Canada, 1964. XXIII-408 págs. Prólogo de Ivan Mestrovic).

Este libro, publicado a fines de 1964, es el primero de varios volúmenes que abarcarán en forma enciclopédica diversos aspectos de la vida del pueblo croata, en el pasado y en el presente. La obra completa representará una contribución bibliográfica sumamente importante; el lector extranjero tendrá por primera vez la oportunidad de informarse, en el idioma más difundido en el Occidente contemporáneo, de la historia y la cultura croata. La necesidad de una obra de arte de este tipo se ha sentido tanto más que, por circunstancias especiales de carácter político, muchas de las informaciones accesibles son tendenciosas y erróneas, o por lo menos superficiales. Por todas estas razones, como también por las dificultades que representa la publicación de una obra de tanto alcance, hay que saludar la aparición del primer volumen como un gran éxito. Sin embargo, debido a la misma importancia de la obra, hay que destacar no sólo sus cualidades sino aun más sus insuficiencias, para que éstas últimas puedan con más facilidad ser subsanadas en los próximos volúmenes.

Los diez capítulos del primer volumen tratan respectivamente de las estadísticas geográficas y demográficas, arqueología, historia política hasta 1526, historia militar, desarrollo económico, valores éticos tradicionales, artesanía artística popular, historia de la literatura de 1835 a 1895, música, y se cierra con el capítulo sobre arquitectura, escultura y pintura. Los demás temas, por lo tanto, no están agrupados sistemáticamente, pero se prevé la posibilidad, una vez publicados todos los volúmenes, de una nueva edición en la que todos los capítulos serían ordenados por materias y por orden cronológico.

El primer capítulo, "Las estadísticas geográficas y demográficas de Croacia y Bosnia-Herzegovina", presenta en 17 páginas una serie de datos sobre la población y el territorio de Croacia y Bosnia-Herzegovina, dos de las cinco repúblicas constituyentes de Yugoslavia. Es lástima que no se haya presentado ningún dato sobre los croatas que viven en otras repúblicas, tanto más que la república de Serbia -en el llamado distrito autónomo de Voivodina- y la república de Montenegro contienen territorios que durante siglos formaron parte de Croacia. El autor de este capítulo introductorio no es un experto en la materia, y no ha entrado por ello en el delicado problema de la definición geográfica de Croacia, ni en la interpretación de los datos de los censos, lo que habría sido muy interesante como introducción al libro, sino que se ha limitado a transmitir los datos esenciales para las dos mencionadas unidades de la república federal de Yugoslavia.

En el segundo capítulo, el arqueólogo Vladimir Markotic expone los resultados de las investigaciones arqueológicas en el territorio de las actuales repúblicas de Croacia y Bosnia Herzegovina. Su exposición abarca no sólo la prehistoria, sino también algunos monumentos de la era histórica.

El autor comienza su exposición con el famoso "hombre de Krapina" de la raza Neanderthal. Una de las virtudes de este bien documentado y bien escrito estudio es el esfuerzo del autor por relacionar los abundantes descubrimientos arqueológicos del paleolítico, el neolítico y de épocas prehistóricas más recientes en el terreno hoy habitado por los croatas, con las culturas a las que los objetos hallados pertenecían. El doctor Markotic se ha abstenido de afirmaciones categóricas y cita las teorías divergentes en los casos de no haber unanimidad de interpretación.

El arqueólogo está justificado en extender su análisis a la época histórica, es decir al período posterior a la ocupación del actual territorio croata por parte del imperio romano, porque debido a la escasez de documentos escritos hasta el fin de la edad media, los métodos de la arqueología pueden arrojar un poco más de luz sobre tal período. No se ha encontrado, por ejemplo, una sola inscripción en idioma ilirio. Muy poco se sabe también de la cultura de los eslavos en los primeros siglos, después de su llegada al territorio ilirio, antes de la conversión al cristianismo. El autor destaca que algunos descubrimientos arqueológicos permiten concluir que el cristianismo fue introducido entre los croatas antes del año 800, fecha comúnmente aceptada.

Es imposible resumir aquí el análisis sumamente interesante de las iglesias croatas construidas antes de la afirmación de los estilos románico y gótico. En este primer período de la arquitectura eclesiástica las influencias de las condiciones y tradiciones locales fueron mucho más pronunciadas y resultaron en una arquitectura muy original y en una variedad de estilos.

Otra creación original del arte medieval croata fueron las piedras sepulcrales de Bosnia y Herzegovina, los "Stecak". En opinión del autor, la gran mayoría de esos monumentos pertenece a la secta maniquea de los bogomili. Los bogomili no usaban el signo de la cruz, mientras que la cruz figura en muchas de las piedras, y basándose en esto varios autores afirman que esos monolitos pertenecen tanto a los heréticos como a los no heréticos cristianos, pero el doctor Markotic dice que lo que aparenta ser una cruz es en realidad la figura humana estilizada, ya que los maniqueos de Bosnia representaban a Cristo con los brazos extendidos.

Este es el último tema tratado por el doctor Markotic, y aquí también él ofrece, junto con una descripción clara y concisa, una abundante guía bibliográfica para los que quieran estudiar el problema más a fondo.

El capítulo sobre la historia política hasta 1526 estuvo a cargo del doctor Stanko Guldescu, autor del libro History of Medieval Croatia, La Haya, 1964.

Este capítulo comienza con el problema del origen étnico de los croatas, es decir, de las tribus que impusieron su nombre y la organización política a una población predominantemente eslava. El autor no fue muy afortunado en esta parte de su exposición, porque no ha logrado demarcar las diferentes teorías que expone, así que el lector queda confundido entre tantas sucesivas amalgamaciones irano-sarmato-gótico-eslavas. Con esta excepción, el doctor Guldescu ofrece al lector una presentación clara y bastante completa de los acontecimientos hasta el año 1526. El cuadro cronológico y la guía bibliográfica que el doctor Guldescu ha agregado a su capítulo son muy útiles para el lector. Hay que destacar, sin embargo, que sus observaciones sobre la escritura glagolítica y cirílica en la página 92 son erróneas y están en conflicto no sólo con la opinión del doctor Mandic sino con la opinión de casi todos los expertos en la materia; San Cirilo adaptó la escritura glagolítica, basándose en ciertos modelos ya existentes en Croacia, mientras que la escritura cirílica se inventó algo más tarde en Bulgaria. Una falta menor es la omisión de la fuente de origen del dramático diálogo entre el ban Derencin y los Frakopan, antes de la trágica batalla en el campo de Krbava (pág. 113´). En cuanto a las alusiones a los acontecimientos políticos del siglo XX (págs. 113-4), están fuera de lugar, aparte de la cuestión de su valor.

El año 1526, año de la batalla de Mohacs, es muy apropiado como término de la primera fase de la historia croata, porque al comienzo del año siguiente los croatas eligieron como rey a Fernando, hermano de Carlos V, con lo que comenzó la unión de Croacia con la monarquía de los Habsburgo que duraría hasta el año 1918.

Cuando la historia militar forma parte de un compendio que contiene también historia política, hay que tomar precauciones especiales para que ambas historias no repitan lo mismo y mucho menos que se contradigan. Este peligro no ha sido siempre evitado en el presente caso; así, por ejemplo, mientras en la pág. 103 podemos leer que el documento llamado Pacta Conventa "parece ser una falsificación que data del siglo XIV más bien que del principio del siglo XII, Babic menciona en su historia militar el mismo tratado como un hecho cierto consumado en 1102 (pág. 134).

Babic escribió las páginas sobre la historia militar durante su estada en Venezuela, y esto explica la falta de una adecuada bibliografía evidenciada en el texto. Esta falta ha afectado particularmente a los tiempos más remotos, mientras que el autor posee datos abundantes referentes a la participación croata en las dos guerras mundiales. En consecuencia, el período de 1918 a 1945 ocupa tantas páginas como toda la historia anterior. Aparte de este problema de proporción, la exposición es muy interesante, especialmente para el período más reciente, con la única reserva respecto a las implicaciones polémicas de carácter político. En cuanto a la relación de la heroica actitud de los croatas en los tiempos de Jurisic y Zrinski con la decadencia del poder ofensivo de los turcos (págs. 138-9), habría que evitar la sugestión de un nexo causal demasiado directo entre las dos series de acontecimientos.

El autor del capítulo sobre el desarrollo económico, Drago Markovic, no careció de bibliografía ni de datos. Sin embargo, sus páginas son probablemente las de menos calidad de todo el libro. El material no está bien ordenado, el análisis del desarrollo económico es a menudo superficial, y el estilo, pobre.

El doctor Eterovich, director principal de la edición, escribió las páginas sobre los aspectos éticos del carácter nacional, limitándose a los croatas de religión católica. Es un tema muy delicado, ya que el "carácter nacional" es una abstracción difícil de captar entre las diferencias individuales como también entre las diferencias caracterológicas de diversas provincias o grupos sociales. Además, como destaca el autor, este aspecto de la vida nacional se ha estudiado muy poco. A pesar de estas dificultades, el doctor Eterovich ha escrito páginas muy interesantes y llenas de observaciones agudas. Entre las virtudes nacionales destaca la hospitalidad, el sentido de la justicia, y un deseo de orden y de paz, comprensible en un pueblo que ha gozado muy poco de estos beneficios. Entre los defectos cuenta en primer lugar la falta de realismo político y la discordia; en su opinión, el hecho lamentable de que un individuo superior no encuentre siempre el apoyo que merece, a causa de la envidia, es un resultado de muchos siglos de lucha contra los agresores, dado que en esa lucha los croatas han llegado a sospechar en demasía de los peligros potenciales. También destaca las diferencias entre varias provincias croatas como uno de los factores que dificultan el consentimiento en la vida política. A esto podríamos agregar que las virtudes cívicas, necesarias para lograr el orden en la vida política de una sociedad, son al mismo tiempo en gran parte el resultado de la vida en una sociedad bien ordenada. Es una paradoja que hace tan graves los problemas en la vida política de muchas naciones.

El capítulo de Tomo Markovic sobre la artesanía trata del arte folklórico en madera, arcilla, piedra, metal y género tejido, de la coloración de calabazas y huevos, y del tatuaje. El material de este capítulo es sumamente interesante, lo que no debe sorprender, ya que las diferentes provincias croatas con sus distintas tradiciones ofrecen una extraordinaria riqueza de motivos desarrollados por los campesinos y artesanos a través de los siglos. Por la misma razón es de lamentar que tan sólo dieciséis páginas sean dedicadas a este tema. Esta brevedad tiene ciertamente algo que ver con el hecho de que el autor reside en América del Sur, donde las bibliotecas no pueden ofrecer el material necesario para un estudio sistemático del folklore croata. Por lo tanto, en la selección de los colaboradores habría que tomar en cuenta su posibilidad de acceso a las fuentes de información.

El doctor Ante Kadic, oculto bajo las iniciales K.B.K., es el autor del capítulo sobre la literatura en el período de 1835 hasta 1895. Es el período en que se elaboró la lengua literaria croata moderna y apareció una serie de novelistas y la poesía llegó a su madurez con el poeta S. S. Kranjcevic. La exposición del doctor Kadic es clara y concisa, y logra presentar los rasgos esenciales de los autores del período, relacionándolos también con el fondo político y social de su tiempo.

Fedor Kabalin escribe sobre la música artística croata desde la época del Renacimiento, dado que no se han conservado textos musicales anteriores a ese período. Hasta el siglo XIX hubo varios compositores y músicos croatas de fama europea, pero la falta de una corte real y de ricos aristócratas impidió la creación de importante centros musicales en el país. Solamente en el siglo XIX, cuando la burguesía llegó a ser el principal sostenedor de la vida cultural, se tomaron principalmente en Zagreb las instituciones y el público que permitieron el cultivo de la música en escala cada vez mayor, y que hicieron de Zagreb en el siglo XX un centro musical de fama mundial. Kabalin explica el florecimiento de la vida musical luego de la primera guerra mundial por la liberación de la dominación austrohúngara. Pero, ¿cómo explicaría él entonces el fenómeno de Dvorak y Smetana en Bohemia bajo el "yugo" de los Habsburgo? O será simplemente que la música checa ha florecido antes, y en escala mayor, por que la cultura urbana se ha desarrollado antes y tenía raíces más profundas en ese país eslavo.

La caracterización de Kuhac como un ilirio tardío no es muy convincente. En cuanto a las tentativas de Kuhac de "hacer de Haydn un croata", como se expresa irónicamente el autor, es cierto que no es posible caracterizar a Haydn como un compositor croata, pero la posibilidad de que Haydn haya sido étnicamente croata tiene fuertes argumentos en su favor.

Kabalin habría hecho mejor en ignorar ese problema, destacando en la obra de Haydn los motivos de la música popular croata. Hay que destacar, sin embargo, que la parte principal del capítulo, el relato sobre el desarrollo de la música y los músicos, es satisfactoria, con excepción de la estimación excesiva de Josip Slavneski. Los apéndices -la bibliografía, la lista de los músicos, y la discografía- son muy útiles también.

En el capítulo sobre la arquitectura, la escultura y la pintura la profesora Ruza Bajurin presenta al lector las figuras y obras más representativas en estos tres campos artísticos desde los comienzos hasta el presente. Lo hace en forma clara, aunque a veces retórica. Es lástima que la autora no haya hecho el esfuerzo final de retocar algunos detalles que disminuyen la calidad de su estudio.

La comparación de las "misteriosas" lápidas sepulcrales de Bosnia y Herzegovina con las esculturas de la Isla de Pascua es muy superficial, y lo mismo puede decirse de la comparación de la "ciudad de pioneros" en Zagreb con Disneylandia. Luego no es cierto que esas piedras pertenezcan exclusivamente a los heréticos maniqueos, y la explicación del símbolo de la mano abierta en esas piedras tampoco concuerda con la opinión de los expertos en la materia. La autora se ha atenido aquí a una falsa versión popular. Por lo que se refiere a las ideas del escultor Augustincic sobre el arte no figurativo, ellas ciertamente no merecían ser citadas.

La autora menciona que los minaretes fueron agregados al pabellón de Mestrovic en Zagreb sin el consentimiento del artista, pero para por alto que él luego aceptó esta modificación, y que la demolición de los minaretes -que ciertamente no fue guiada por motivos artísticos- tampoco tuvo su consentimiento.

Hemos comentado aquí los defectos del libro en forma más extensa que sus virtudes por la razón indicada al comienzo. Sin embargo, los aspectos positivos del libro prevalecen con mucho sobre los negativos. Además, la mayor parte de los defectos podrían eliminarse con un pequeño esfuerzo por parte de los colaboradores. Es de esperar que la experiencia ganada con el primer volumen se refleje en el segundo, que ya está listo para la imprenta.

 

George J. Prpic, French rule in Croatia: 1806-1813

Por Milan Blazekovic, Buenos Aires

(separata del Balkan Studies, 5, 1964, pp. 221-276.

Una parte del territorio nacional croata, debido a su ubicación geopolítica y al juego de la política imperial de las potencias europeas, formó parte del gran Imperio de Napoleón I. Por vía indirecta, primero, cuando en 1806 el gobierno provincial de Dalmacia con sede en Zadar, cuyo proveditore generale era Vicko Dandolo, estuvo indirectamente sometido a Eugène Beauharnais en su carácter de virrey de Italia y a Napoleón, que ostentaba el título de rey del Reino de Italia. Más tarde, pro vía directa, cuando Napoleón formó con las provincias austríacas, y con Dalmacia y Croacia hasta el río Sava, ganadas en virtud de la Paz de Schönbrunn (14/10/1809), las Provincias Ilíricas, que -separadas del Reino de Italia- integraban el Imperio francés. Los gobernantes generales de las Provincias Ilíricas fueron sucesivamente el mariscal Auguste Marmont (y hasta enero de 1811), general Bertrand (hasta marzo de 1813), el mariscal Junot (hasta julio de 1813) y Fouché (hasta fines de agosto de 1813). La sede de la gobernación era Ljubljana, hoy capital de Eslovenia.

Por lo tanto, el gobierno francés en Croacia abarca dos períodos: el primero, desde el comienzo de 1806 hasta octubre en 1809, que incluía sólo a Dalmacia, y el segundo, desde octubre de 1809 hasta fines de 1813, cuando también la Croacia propiamente dicha hasta el río Sava integraba las Provincias Ilíricas.

Este sería el marco general del interesante estudio histórico de George J. Prpic, hecho en base a la exhaustiva documentación histórica. El autor recurrió a las fuentes históricas francesas, inglesas y croatas. De los aspectos históricos, socioeconómicos, administrativos y culturales de la administración francesa Prpic trata en los siguientes capítulos: Dalmacia y la caída de Venecia; La conquista francesa de Dalmacia; Francia y Montenegro; El comienzo de la administración francesa en Dalmacia; La reacción del pueblo; La creación de Provincias Ilíricas; El mariscal Marmont y sus reformas en Iliria; Iliria tras la ida de Marmont; El fin de Iliria; Napoleón y los croatas y El significado de la administración francesa - Un enfoque crítico.

Si bien la administración francesa en Croacia hizo muchísimo en ese breve lapso en el campo de la educación, la judicatura, la agricultura, la minería y el comercio, la reacción popular no le fue favorable. Más tarde, con la reimplantación del feudalismo y de la política de desnacionalización se creó una especie de leyenda sobre la época napoleónica. Los escritores analizaron el alcance y la influencia de la gestión francesa en el posterior proceso político de los pueblos que integraban la Iliria. Aunque las consecuencias de la administración francesa son más evidentes en el plano económico y social que político, unos tratadistas exageraban sus repercusiones políticas y otros las reducían, de modo que se plantea el problema: ¿La administración francesa contribuyó al surgimiento del nacionalismo sureslavo y a la idea de la unión sureslava?

El autor cita las opiniones de varios historiadores, a saber: del francés H. Desprez y de los norteamericanos Oscar Halecki, L.S. Stavrianos y Hans Kohn que coinciden en que la administración francesa y la creación de Iliria estimularon la comunidad de los sureslavos, es decir que tuvieron un vigoroso impacto sobre el movimiento sureslavo y el Movimiento Ilírico de Luis Gaj. En cambio, R. A. Kann llega a la conclusión de que los franceses no perseguían el despertar nacional de los pueblos de Iliria, pero que explotaban las aspiraciones nacionales existentes. Para Pivec-Stelé es una mera presunción afirmar que Napoleón quiso crear un Estado sureslavo, mientras los propagandistas yugoslavos Bogumil Vsnjak y Louis Adamic piensan lo contrario. Eduardo Kardelj, máximo jerarca comunista esloveno, es uno de los autores que minimizan e interpretan mal los logros de la gestión francesa, viendo en Iliria tan sólo los designios imperialistas de Napoleón.

A renglón seguido, Prpic reseña la historiografía croata sobre ese problema y alega que Vj. Klaic, T. Smiciklas, Rudolf y Josip Horvat, Mihovil Kombol, R. P. Lopasic, F. Sisic, Petar Skok, Grga Novak, A. Dabinovic, J. Sidak y Vaso Bogdanov (serbio) reconocen los efectos beneficiosos de la administración francesa, sobre todo en el terreno económico y cultural, pero disienten en qué medida influyó políticamente en Croacia, Eslovenia y Serbia. Subraya que Ferdo Sisic, "uno de tantos croatas que creyeron sinceramente en la idea de la unión sureslava", proyectaba sus ideales al futuro y llegó a la conclusión de que la administración francesa contribuyó al nacimiento del movimiento sureslavo de unión en el marco de las ideas de J. J. Strossmayer y F. Racki. No cabe duda de que F. Sisic y algunos historiadores sureslavos que compartían sus conceptos, influyeron hasta cierto punto en muchos escritores contemporáneos franceses, alemanes y algunos británicos. Aquí podemos citar los nombres de Emil Hausmant, Gustave Horn y Louis Léger. De los alemanes el autor menciona a Alfred Fischel y H. Wendel, que comparten la opinión generalizada sobre la influencia de la administración francesa en la formación del movimiento sureslavo. De los autores croatas que no comulgan con Sisic, Prpic cita a M. Kombol, que sostiene que Dandolo practicaba en Dalmacia la política de desnacionalización y que Austria, desde 1814, trató de borrar todo rastro de nacionalismo croata y a tal efecto trasladó a Dalmacia a miles de empleados italianos y alemanes. En opinión de Kombol, el resultado del gobierno francés era más bien la desnacionalización de Dalmacia que su despertar nacional. A continuación Prpic cita al historiador marxista Vasa Bogdanov, quien -al igual que los autores no marxistas en la situación actual- subrayan la lucha de clases y el determinismo histórico.

Prpic también recalca que los historiadores dieron poca importancia a los testimonios de millares y millares de los veteranos de las guerras napoleónicas, tanto croatas como eslovenos, que vivieron la gloria y la caída del Imperio francés. Los historiadores sureslavos -manifiesta Prpic- se esforzaron muy poco por indagar si y hasta qué medida esos miles de soldados y oficiales influyeron, acaso, en su medio. ¿Qué pasó con los 200.000 jóvenes que las autoridades ilíricas francesas mandaron a Francia para su instrucción? Hasta ahora se estudiaba poco los testimonios de los numerosos ciudadanos, integrantes de la clase media, que simpatizaban con los franceses. Hasta que no se indaguen a fondo todos esos problemas, la historia de la administración francesa en el Mediodía eslavo quedará incompleta -concluye el autor.

En oposición a las tesis señaladas, Prpic expone la opinión del investigador histórico croata Francisco Fancev, quien en sus numerosos estudios mostró que el Movimiento ilírico era un movimiento autóctono del pueblo croata. Para su líder Gaj, y para otros escritores anteriores, incluso para Vitezovic, el nombre "ilirio" era sinónimo de croata y de esloveno. Considerando el revisionismo de Fancev se plantea el interrogante de si el Movimiento ilirio tendía a la unión de los pueblos sureslavos o se trataba de un movimiento nacional netamente croata. Ante Starcevic en su juventud perteneció al Movimiento ilirio. Los serbios y los eslovenos rechazaron ese movimiento en 1830 y 1840. Los autores extranjeros no tomaron en cuenta hasta ahora los descubrimientos y las teorías revisionistas de Fancev, de modo que sus juicios respecto al Movimiento ilirio parecen insostenibles y anticuados. Por eso Prpic advierte que en los trabajos futuros habría que proceder con mayor cautela y objetividad, tomando en consideración los hallazgos nuevos.

Prpic concluye su enjundioso estudio citando el texto que figura en la placa, descubierta en 28/10/1956 en Le Dóme des Invalides de París, que reza: "A la mémoire des régiments croates qui sous le drapeau fran¸ais partageaient la gloire de l´armée française". (A la memoria de los regimientos croatas que bajo la bandera francesa compartían la gloria del ejército francés). Sin embargo, los croatas lucharon también contra Napoleón. F. Bourienne (Memoirs of Napoleon Bonaparte, Londres, 1903) escribe que cerca de Arcole (15/XI/1796) A.F.I. Marmont salvó al mismo Napoleón que corría gran peligro de caer prisionero de una unidad croata. Prpic cita también a P. Sagnac que acotó (La Révolution Française 1789-1792, París, 1920) que la revolución francesa estalló el 14/7/1789 en su máximo fervor con el ataque a La Bastille a raíz de falsos rumores de que las tropas alemanas y croatas, fieles al rey, estaban atacando La place du Trône y el suburbio de Saint-Antoine. Semejantes detalles interesantes abundan en el minucioso trabajo de Prpic.

Prpic, al referirse a la influencia de las ideas revolucionarias francesas en Croacia, cita entre "jacobinos" conocidos al abad Ignacio Martinovic, serbio de Voivodina (p. 222). Sisic afirma que Martinovic, jefe de una sociedad secreta fundada en Budapest, desciende de una familia serbia, radicada en Hungría desde 1690 y que su padre había pasado al catolicismo como oficial austríaco. Según Sisic, Martinovic nació el 20/7/1755 en Budapest y no en la Hungría meridional como escribe Prpic (cfr. F. Sisic, Hrvatska Povijest, IIIª parte, p. 115). Imbro Tkalac, en cambio, habla "de la conjura del croata Martinovic (Martinuzzi)", que determinó con su decapitación en Budapest. Tkalac quiso explicar con ese ejemplo por qué los croatas se apartaban de las logias masónicas, esas organizaciones secretas que por primera vez aparecieron en Croacia junto con burdeles a la llegada de los franceses (I. v. Tkalac, Jugenderrinerungen aus Kroatien, Liepzig 1894, p. 34).

Prpic escribe en la página 23: "En 1797 Dalmacia, vieja cuna del Estado medieval croata, seguía todavía bajo la administración de Venecia que en 1420 la obtuvo de Hungría". La República de San Marcos obtuvo a Dalmacia -con mayor precisión, aquella parte de Dalmacia que hasta entonces pertenecía al reino croata-húngaro- en la segunda guerra véneta (1418-1420), durante el reinado de Segismundo de Luxemburgo, rey común de los reinos electorales de Hungría y Croacia. Erróneamente, en la historiografía y la cartografía ambos reinos a veces vienen designados con el nombre de Hungría, pues parece que los magiares impusieron su punto de vista de que Dalmacia y Croacia eran partes adnexae y no regna socia (reinos asociados), criterio que siempre sostuvieron y defendieron los croatas. Por lo tanto, nunca es tarde para rectificar nociones y tesis históricas inexactas a la luz de la verdad objetiva tal como lo hizo George J. Prpic en su valioso estudio concerniente a la influencia de la administración napoleónica en el proceso ideológico y político de Croacia.

 

Ladislau Hory - Martin Broszats: Der Kroatische Ustacha - Staat 1941-1945 (El estado croata de los ustachi, 1941-1945)

Por Franjo Nevistic, Buenos Aires

edición Deutsche Verlags-Anstalt Gmbh Stuttgart 1964, pp.

El libro de referencia, con pretensiones científico históricas, tiene dos autores. L. Hory es húngaro, y durante la última guerra vivió en Belgrado, desde donde se dirigió la guerra contra Croacia. Martín Broszat es alemán, uno de los redactores y colaboradores del instituto editor del libro.

Hory escribió su parte en base a las informaciones serbias, húngaras y alemanas, como también de sus observaciones y anotaciones propias, mientras que Broszat se sirvió de las fuentes alemanas: informes del embajador alemán en Zagreb, S. Kasche, de Glaise von Horstenau, general alemán (durante años 1941-44 vivió en Croacia), de varios informes y partes de los servicios informativos de la cancillería alemana y de las delegaciones oficiales o secretas del Partido Nacionalsocialista, enviadas a Croacia. En consecuencia, la obra constituye una especie de síntesis de observaciones y comentarios particulares, a menudo subjetivos y pasionales, por un lado, y de los informes alemanes, oficiales y semioficiales, por el otro.

Los autores subrayan su propósito de establecer la verdad objetiva. Es de lamentar que sus juicios, tomados imparcialmente, resulten totalmente opuestos a sus enunciaciones de objetividad. El libro, en la parte que les pertenece, de hecho constituye un alegato contra el Estado de Croacia, restablecido entre 1941-1945. Desde ya, el mismo título, "El Estado Ustacha", denota el espíritu malintencionado de los autores, pues el Estado croata de esta época se llamó Estado Independiente de Croacia. Su deseo principal era mostrar con el título elegido que el restablecido Estado de Croacia fue cosa de la minoría ustacha; que la mayoría del pueblo croata se desinteresó de él; que los ustachi y su Estado fueron una creación de Hitler y de Mussolini y, por fin, que la minoría ustacha era tan fanática, incapaz y violenta, que mereció el fracaso más completo y su fin poco glorioso. En opinión de los autores, cualquier solución yugoslava, incluso la actual comunista, es mejor para los croatas que la independencia nacional.

A juicio de los autores, el Movimiento Ustacha sería un fenómeno profascista que les sirvió, presuntamente, para estudiar el fascismo fuera de Italia y Alemania. De este modo les resulta más fácil vincular el derecho de autodeterminación del pueblo croata con un fenómeno sociológico-político extraño y pasajero, proscripto dentro de la órbita del mundo libre. Vinculándolo así, los autores intentan negarlo también y sellar de esta manera el destino croata en Yugoslavia, sin tener en cuenta las condiciones humanas, el orden jurídico y la situación política que rigen en el conglomerado político y artificial que es Yugoslavia.

Pero una lectura cuidadosa del libro desmiente todas las tesis e hipótesis de sus autores. El movimiento Ustacha y su jefe, el Dr. A. Pavelic no fueron creación de Mussolini ni de Hitler. Loas mismos autores reconocen que un descontento general de los croatas reinaba en Yugoslavia. Pavelic encabeza a los más decididos y exige la liberación e independencia de Croacia. Claro, de acuerdo a las reglas políticas y a la experiencia histórica, tuvo que contar con el apoyo de alguien. Este alguien fueron las potencias revisionistas -Alemania e Italia-. Ambas potencias, en realidad, con miras a la futura guerra, contaban más con Yugoslavia, pero dada su ambigüedad e incertidumbre, explotaron el conocido y reconocido descontento croata, como lo hicieron Checoslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria, y el Dr. Pavelic, por su parte, vio que el momento era propicio para proclamar la independencia estatal croata, lo que "el pueblo croata aceptó con unanimidad" (Stepinac). De ese modo se desintegró el Estado multinacional yugoslavo, gobernado por los hegemonistas serbios.

Además, del libro se colige claramente que Pavelic no había contraído ninguna obligación territorial previa u otras con Italia o Alemania. Por el contrario, los documentos publicados confirman que la Italia fascista perseguía la destrucción de Croacia y la anexión de sus territorios. Los fascistas italianos intentaron realizar ese plan, aliándose y colaborando activamente con la minoría serbia ortodoxa en Croacia. No le importaba al fascismo italiano aliarse con los adversarios del catolicismo en contra de los croatas, mayormente católicos, que durante siglos sangraron en defensa de la Iglesia Católica, de la civilización occidental y de la misma Italia.

Los autores responsabilizan a los ustachi y, generalmente, a los croatas de las violencias contra la población serbio-ortodoxa, pero admiten la subversión y los crímenes de esta minoría, "que no van en zaga de los crímenes ustachi" (Aquí cabe una acotación de orden jurídico y moral, es decir, aleccionar a nuestros autores que no es igual traicionar a su patria, como lo hizo la minoría serbia en Croacia, y defenderla como hicieron los ustachi y el pueblo croata en general, combatiendo la subversión y la rebelión, dirigidas contra la existencia misma de Croacia como Nación). Los ortodoxos búlgaros, rusos, ucranianos, rumanos, etc., Eran amigos y gozaban en Croacia de todos los derechos civiles. En consecuencia, los autores yerran al caracterizar esa lucha como una lucha de carácter religioso entre los católicos y los ortodoxos, que significaría el retorno a la Edad Media, a las guerras religiosas. La minoría serbia en Croacia no quiso reconocer a Croacia como su patria, se alió contra ella con los fascistas italianos y dio el apoyo principal al movimiento comunista, dirigido desde Serbia. Era entonces absolutamente natural tratar a esa minoría como enemiga, de acuerdo a la experiencia universal de la historia. Hubo en Croacia varios generales, altos funcionarios administrativos y políticos de religión ortodoxa. ¿Cómo, entonces, es posible sostener la tesis de que Croacia llevó la guerra contra los ortodoxos? La minoría serbio-ortodoxa trataba por todos los medios de restablecer nuevamente la hegemonía serbia en Croacia y de ahí el origen de todos los males. Si los norteamericanos, por ejemplo, de origen inglés, se alzaran hoy en armas, mientras EE.UU. está en una guerra con China comunista, con propósito de abolir el gobierno de Washington y proclamar a Norteamérica como Nueva Inglaterra bajo el régimen de Londres, ¿qué haría el presidente Johnson? ¿Les dirigiría a los rebeldes llamados de cordura, organizando marchas y oraciones pacifistas o usaría las armas contra los rebeldes?

Los informes negativos sobre Croacia, provenientes del ambiente militar alemán en Belgrado, o de los servicios secretos del partido nacionalsocialista, no se ajustan a los hechos. Son totalmente parciales, pues Belgrado dirigía la guerra contra Croacia, y los alemanes, influidos por las informaciones unilaterales serbias, remitían informes falsos o exagerados; los informes de los agentes secretos del partido nacionalsocialista pierden valor, ya que los mismos autores afirman que los nazis odiaban a los ustachi por su orientación católica, y, por fin, en los informes, que publican los autores, del embajador alemán de Croacia, Siegfried Kasche y del general Glaise von Horstenau, que conocían muy bien a los hombres y las circunstancias imperantes en Croacia, se reconoce a los croatas patriotismo, espíritu de sacrificio y lealtad a la palabra empeñada. Se ha cometido a veces, excesos de carácter criminal, pero, en circunstancias similares, ¿dónde no los hubo?

De ese modo, creemos que quedan destruidos los fundamentos "científicos" de nuestros autores. La lucha por la autodeterminación nacional croata bajo el signo de los valores fundamentales de la civilización europea, no puede tildársela de fascista, aunque el pueblo croata aprovechara momentáneamente el torbellino fascista que pasó sobre Europa. Particularmente, no deberían hacerlo los hombres que pretenden ser historiadores y tratadistas de temas políticos-sociológicos. Hasta admiten que Pavelic, en el documento con que estableció su primer contacto con la Alemania nacionalsocialista, por razones tácticas acentuó la semejanza entre los ustachi y los nacionalsocialistas sin fundamentos ideológicos internos que pudiesen justificar tal afinidad.

Cuando los autores sostienen, para negarle fundamentos democráticos al renovado Estado de Croacia, que sólo la exigua minoría ustacha quería la independencia nacional de Croacia, revelan sus puntos débiles de sociólogos e historiadores incompletos. Es uno de los resultados indiscutibles de la sociología política como ciencia que los revolucionarios siempre y en todos los lugares del mundo constituyen una minoría. Además, sobran las pruebas de que en aquel momento el pueblo croata quería unánimemente el restablecimiento de su soberanía nacional (Mestrovic, Stepinac).

Cabe recalcar aquí que los autores, desde el primer momento, señalan la actitud hostil de la Italia fascista hacia Croacia, como asimismo la actitud negativa de los alemanes en la última fase de la guerra, cuando prevaleció la improvisación y cuando Himmler actuó como farsante en todos los planos y sobre todo en el caso de los musulmanes croatas.

La política hostil e insensata de Italia fascista hacia Croacia está comprobada en el libro que criticamos, en forma clara, firme y definitiva. Ningún espíritu objetivo e imparcial de Italia podría afirmar que dicha política brindó alguna ventaja al pueblo de S. Francisco o a la patria del Juan XXIII, el Bueno. Por otra parte, todo el mundo sabe que esa política causó al pueblo croata daños incalculables de toda índole.

Los autores, contra sus intenciones, se hacen acreedores en este aspecto de nuestro sincero reconocimiento. Con un poco más de objetividad y un poco menos de oportunismo y parcialidad pasional, su libro serviría mucho más a la verdad histórica.

 

Vinko Nikolic: Dúga nad porusenim mostovima (El arcoiris sobre los puentes destruidos); Pred vratima domovine (En el umbral de la Patria)

Por Branko Kadic, Buenos Aires

 

Dúga nad porusenim mostovima (El arcoiris sobre los puentes destruidos). Buenos Aires, 1964; Pred vratima domovine (En el umbral de la Patria), Buenos Aires, 1966, pp. 416.

El problema de los exiliados políticos se remonta a los albores de la sociedad humana. Cuando el exilado es un escritor, un poeta (acordémonos tan sólo del profeta Jeremías, de Ovidio, de Dante Alighieri y de Unamuno) su destino se vuelva aun más trágico y su angustia crece. Sobre la poesía de los desterrados se ha escrito mucho. Así Albert Thibaudet, analizando la difícil situación de los exilados durante la Revolución Francesa, recalca: "Las élites exiladas viven trágicamente. Están obligadas a una vida dura, a una vida de aislamiento y humillación. Bajo la presión del extranjero y de distintas pruebas deben modificar sus puntos de vista anteriores, conocer otros o crear nuevos".

Entre decenas de miles de refugiados croatas, al término de la segunda conflagración mundial -cuando Croacia fue sometida al régimen opresor comunista e incorporada al conglomerado multinacional yugoslavo, sumida en terror y sangre a raíz de matanzas colectivas de centenares de miles de civiles y soldados desarmados, conocidas como la Tragedia de Bleiburg-, hubo también varios poetas que se radicaron en distintos países europeos y del Nuevo Mundo. Entre los que llegaron a las costas argentinas se encontraba el profesor Vinko Nikolic, hombre de múltiple acción, cuya obra poética y la actividad literario-cultural y editora queremos resumir aquí con motivo de su reciente traslado a París.

Vinko Nikolic nació en Sibenik, vieja ciudad de la costa adriática. Se recibió de profesor de filosofía y letras en la Universidad Nacional de Zagreb y en 1947, prófugo de la persecución comunista, se radicó en Buenos Aires. En Croacia había publicado tres libros de poesía (Los amaneceres primaverales, Las vías luminosas y Mi ciudad, esta última colección en el dialecto de su ciudad natal). En Roma, en 1947, vio la luz su libro La patria perdida, y en Buenos Aires La primavera violada (1947) y Plegaria por mi Croacia (1949). Sus poemas posteriores se hallan publicados en varias revistas y periódicos de los refugiados.

En 1964 salió su antología Dúga nad porusenim mostovima (El arco iris sobre los puentes destruidos). La selección estuvo a cargo del poeta y crítico literario croata Raimundo Kupareo, actualmente decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Católica de Santiago de Chile. Dicha antología abarca la producción poética de tres décadas, de 1934 a 1964.

Nikolic es, por excelencia, un poeta lírico, encuadrado en la corriente literaria croata de preguerra, de dúctil versatilidad, capaz de captar y trasmitir, en forma adecuada, sus propias vivencias y la angustia de toda una nación. Sus temas preferidos son la figura de su dulce y lejana madre, la patria cautiva, los sufrimientos de sus connacionales y el espectro de la muerte. Lejos de todo hermetismo y abstracción premeditados, su verso es diáfano y fluido, y su inspiración, por lo demás, sincera y espontánea. Nikolic escribió sonetos muy logrados. Su mundo poético está poblado de tiernas reminiscencias amorosas, de horripilantes escenas de la barbarie humana y, sin deseos vengativos, trasunta la absorbente nostalgia de un desterrado y de un hombre desarraigado. Prevalecen acentos doloridos; el poeta se debate entre la desesperanza y los nuevos amaneceres luminosos. En las últimas composiciones líricas, maduradas a la vera de la costa atlántica argentina, Nikolic, recurriendo a nuevos registros, logra un diapasón poético mucho más amplio, sustentado por imágenes y metáforas refrescantes.

Nikolic, buen conocedor de la poesía de Alfonsina Storni, tradujo al croata algunos de sus poemas representativos. Con la gran poetisa sanjuanina tenía en común la capacidad de vivificar, con pocas pinceladas policromáticas, determinados paisajes y el entrañable amor al mar y sus misteriosas sugestiones.

Aparte de su labor literaria, Nikolic desplegó una intensa y meritoria actividad en el campo cultural. En 1951 fundó el trimestral cultural-literario Hrvatska Revija (La Revista Croata) que desde entonces dirige y edita en forma ininterrumpida. Esta publicación nunca contó con el apoyo financiero o subvención de institución o fundación alguna. Gracias al empeño y esfuerzos perseverantes de su director, que la dotó de una amplia plataforma democrática, la Revista Croata se convirtió en verdadera atalaya literaria, cultural y política de los exilados croatas, dispersos por los cinco continentes. Su director, abierto a todas las inquietudes, logró la colaboración gratuita y el apoyo moral casi unánime de los intelectuales croatas emigrados. Su meta era: estimular la labor creativa de los refugiados, promover la cultura de su país, interpretar las aspiraciones del pueblo croata, impedido de expresarlas libremente, y contribuir a la liberación de Croacia. En sesenta tomos, ilustrados gráficamente, hay abundante y variado material, relacionado con el pasado y el presente de la nación croata y con los salientes acontecimientos en el plano mundial. La mayor parte de las colaboraciones está escrita en nivel científico, aparte de los aportes originales literarios y artísticos. La Revista Croata es la suma de los esfuerzos intelectuales de los exilados croatas y, al par, un foro de libre discusión dentro de las normas democráticas. Constituye y, a justo título, un orgullo para todos los croatas y una prueba, pese a las circunstancias tan adversas, de su madurez cultural y política. Cuadra destacar aquí que en cada número se publicaba el artículo de fondo en español y, reunidos, constituyen un compendio sobre los hechos salientes de la vida pasada y presente en Croacia y entre los exilados. La Revista Croata se honra de haber contado entre sus colaboradores con las eximias figuras del quehacer cultural y político argentino, a saber: Rvdo. Padre Franceschi, ex director del Criterio, José León Pagano, Julio E. Payró, Troiano Troiani, Alfredo Bigatti, Humberto Eduardo Cerantonio, Romualdo Brughetti y José Garo, ex cónsul argentino en Zagreb, capital de Croacia.

Nikolic, además de dirigir, redactar y administrar la referida publicación trimestral, y trabajar como un empleado subalterno en la administración pública argentina, fundó la editorial "La Biblioteca de la Revista Croata", evidenciando sus raras aptitudes de organizador y editor exitoso, sobre todo si se tiene en cuenta que su mercado es muy restringido. Hasta ahora editó trece libros, de esmerada presentación gráfica, y vale la pena consignar sus títulos y temas, pues son una prueba fehaciente de la capacidad de trabajo del editor y de la intensa labor cultural de los exiliados croatas. Pod tudjim nebom (Bajo el cielo extranjero), antología de la poesía de los exiliados croatas, Bs. As. 1957; Bez Povratka (Sin el retorno), cuentos de Antun Nizeteo, Bs. As., 1957; Dr. Ante Trumbic, estudio político del Dr. Ante Smith Pavelic, Munich, 1959; Pola stoljeca hrvatske politike (Medio siglo de política croata), estudio histórico-político de Jere Jareb, Bs. As., 1960, Uspomene na politicke ljude i dogodjaje (Recuerdos de hombres y sucesos políticos), memorias del escultor Ivan Mestrovic, Bs. As. 1961; Blagoslov zvijezda (La bendición de las estrellas), poemas escogidos de Raimundo Jupareo, Buenos Aires 1960; Sabrane pjesme Viktora Vide, colección completa de las poesías del malogrado poeta Victor Vida, Bs. As., 1962; Dúga nad porusenim mostovima (El arco iris sobre los puentes destruidos), antología de poesía de Vinko Nikolic, Bs. As. 1964: Put k Mestrovicu (Camino a Mestrovic), un ensayo sobre Mestrovic del joven escritor Zlatko Tomicic, Bs. As. 1965; Exodus, poemas de Luciano Kordic, Roma-Buenos Aires, 1964; I poslije nas ostaje tuga (Después de nosotros también queda la tristeza), poesías de Borislav Maruna, Bs. As. 1964; y el último libro, al que nos referiremos a continuación, Pred Vratima Domovine (En el umbral de la patria), de Vinko Nikolic, Bs. As. 1966.

El año pasado Vinko Nikolic visitó colectividades, instituciones y colonias croatas en Venezuela, Estados Unidos, Canadá y varios países europeos. El fruto de este largo itinerario, de sus encuentros y diálogos con las destacadas figuras del quehacer político y cultural entre los croatas, en el extenso reportaje titulado Pred vratima domovine (En el umbral de la patria), cuyo primer tomo acaba de salir de la imprenta. Nikolic, con el ameno relato de su itinerario, nos ofrece el panorama de la emigración croata, sus logros y aspiraciones inmediatas, sugiriendo a la vez lo que queda por realizar o lo que se omitió hacer. Las impresiones, apuntes y apreciaciones del autor se complementan con interesantes diálogos e intercambios de opiniones, mantenido s con personas de destacada actuación en el medio de los inmigrantes croatas sobre los problemas relacionados con la actualidad y con la acción futura. El fin que se persigue es la coordinación de todas las fuerzas intelectuales, morales y financieras para continuar, de modo más eficiente, la lucha por la liberación e independencia de Croacia, tanto en el plano cultural como político. Por otra parte, el libro que comentamos está salpicado de apuntes de un viajero poeta que en rápidas pinceladas nos brinda enfoques panorámicos, impresiones originales y tomas instantáneas de los países, modo de vida y costumbres de los países y ciudades que visitó (el presente tomo abarca únicamente Venezuela, los Estados Unidos y Canadá).

Quisimos, en rasgos sumarios, delinear la trayectoria fecunda y trazar la figura polifacética de Vinko Nikolic, feliz conjunción de auténtico poeta lírico, de hombre emprendedor, de constante animador, de promotor de la cultura croata e insobornable luchador por la independencia de su patria, quien, radicado en París ahora, se propone ensanchar aun más su campo de acción.

 

P. Bernardo Barcic O.F.M.: S. Pavlom VI u Kristovoj Domovini (En la patria de Cristo con Paulo VI)

Por Bonifacio Perovic, Buenos Aires

(Makarska, Croacia, 1965)

Es sabido que la Orden Franciscana tiene a su cargo la misión evangelizadora en la Tierra Santa desde los tiempos de las Cruzadas, inaugurada por S. Francisco de Asís, por lo cual la historia de los Santos Lugares está íntimamente unida a la de los PP. Franciscanos.

Motivo suficiente para que, anunciado el peregrinaje del Papa Pablo VI a la Tierra Santa, la Curia Generalicia de los Frailes Menores, es decir el Ministro General con su Definitorio, decidiera acompañar al Vicario de Cristo. Es así que el franciscano croata Bernardo Barcic, definidor general de la Orden Franciscana para las lenguas eslavas, acompañó al Papa en su histórico viaje y, además, fue el único croata integrante del séquito papal. Su libro sobre ese viaje acaba de publicarse en Croacia, donde (como en toda Yugoslavia) no hay libertad de prensa y son muy escasas las publicaciones de carácter religioso. Obtuvo gran éxito debido a la trascendencia del suceso que describe (muchos en Croacia siguieron por televisión las etapas de la peregrinación papal) y a la avidez con que se leen en Croacia las publicaciones que se apartan de la ideología, la temática y el estilo uniforme y estereotipado de la prensa comunista.

El autor se propuso dos finalidades: brindar a los fieles en Croacia, sedientos desde hace más de dos décadas de publicaciones religiosas, un libro, lleno de citas de las Sagradas Escrituras que sirvieron de guía al Santo Padre en su peregrinaje, y hacer revivir en las mentes y los corazones de sus lectores la vida y la pasión de Jesucristo, haciendo despertar, al mismo tiempo, por la trascendencia del acontecimiento, fervor piadoso en las almas hacia los Santos Lugares. Su segundo propósito era evocar los vestigios de sus antecesores croatas, su labor y contribución a la defensa, la conservación y la administración de los santuarios en la Tierra Santa.

En sus apuntes de viaje el padre Barcic da un lugar prominente al mártir B. Nicolás Tavelic O.F. M., cuya pronta canonización ser está aguardando. En este caso Tavelic sería el primer santo de la Custodia de la Tierra Santa. En la capilla de la Legación Apostólica de Jerusalén (donde residió Pablo VI durante su estada allí), el beato Nicolás Tavelic tiene su altar. Entre numerosos franciscanos croatas que durante siglos se sucedieron en el servicio de la Custodia de la Tierra Santa, Barcic menciona a varios custodios como ser: P. Jorge Bosnjak (1544), P. Buenaventura Corsetto (1547), oriundo de Zadar, P. Francisco de Kotor (1635). Merece mencionarse aparte el P. Bonifacio Drakulica, de Lopud, quien en su función de custodio renovó casi todos los santuarios de la Tierra Santa y fue el primero, después de Santa Elena, madre del emperador Constantino, en abrir el sepulcro de Cristo, en 1555. Drakulica dejó escrita la obra intitulada: De Perenni cultu Terrae Sanctae et de fructuosa eius peregrinatione.

Barcic tuvo la oportunidad de ver el firman, es decir, el documento otomano de compraventa, en el que consta cómo los franciscanos entraron en posesión de Getsemaní. Según las leyes vigentes en aquel entonces en el Imperio Otomano, los frailes franciscanos en la Palestina no podían comprar directamente terreno o inmueble alguno. En 1681 llegaron como peregrinos a la Tierra Santa tres hermanos Brankovic, croatas de Sarajevo. Enterados de que los franciscanos querrían conseguir el lugar donde Cristo pasó sus últimas horas de agonía en el Huerto de los Olivos, y que las leyes en vigor lo vedaban, los hermanos Brankovic, siendo súbditos turcos, se ofrecieron para realizar la compra a su nombre. Una vez firmado el contrato de compraventa, al pie del mismo hicieron cesión del terreno de Getsemaní a la Custodia. El contrato, conservado hasta hoy, está redactado, por supuesto, en turco.

Los episodios del peregrinaje de Pablo VI, relatados por Barcic, si bien conocidos, resultan interesantes a causa de muchos detalles y anécdotas amenas que contienen. El autor pone de relieve el encuentro histórico del Papa Pablo VI con el patriarca Athenágoras en vista de su alto significado en la cuestión de la unión de los católicos y los ortodoxos, problema éste de sumo interés para los croatas.

El libro contiene un mapa de Palestina con el itinerario detallado del viaje papal y varias tomas ilustrativas del peregrinaje.

 

Journal of Croatian Studies, III-IV, 1962-1963

Por Milan Blazekovic

(Annual Review of the Croatian Academy of América, Inc., Nueva York, pp. 200).

A mediados del año pasado la Academia Croata de América publicó los números III y IV de su Anuario para 1962/1963, en un tomo que se distingue por sólidos trabajos de carácter histórico político y cultural. El grupo histórico-político de los colaboradores lo encabeza Dinko A. Tomasic, profesor de sociología y de estudios de la Europa Oriental en la Universidad de Indiana, EE.UU., con su excelente estudio Componentes étnicos de la nacionalidad croata (la versión castellana de ese trabajo, sin cambios dignos de mención, fue publicada en Studia Croatica, Nos. 2-3, año 1962, pp. 167-177). Se trata de una reseña sucinta y sintética del proceso sociopolítico del pueblo croata desde su radicación en la patria actual y hasta el presente. El autor analiza el papel desempeñado por los guerrilleros pastores de las montañas dináricas, de los labradores de las llanuras de Panonia y el de la inteligencia en los centros urbanos, viendo en ellos los tres actores cuya influencia fue decisiva en la formación de la nacionalidad croata y de sus rasgos distintivos, y que, además, fueron los portadores de la ideología nacional desde la temprana Edad Media hasta hoy. En los capítulos subsiguientes -"La inteligentsia ortodoxo-oriental" y "El conflicto croata serbio"- Tomasic resumió, en sólo cinco páginas, con claridad expositiva e imparcialidad científica el escabroso proceso de la situación en el área étnica croata, determinado por la presencia del inadaptable elemento serbio-ortodoxo y su colaboración con distintos amos de esta área, en detrimento de los croatas. De ese modo dio una adecuada interpretación de los sucesos ocurridos en los últimos cincuenta años, que empezando por el proyecto de constitución "de la república campesina neutral croata", luego a través del asesinato de Radic en 1928 en el parlamento de Belgrado y del rey dictador Alejandro en Marsella en 1934, pasando por la formación del movimiento ustacha, la creación de Banovina Hrvatska y del Estado Independiente de Croacia, llevaron a los comunistas al poder en todo el territorio de Yugoslavia "con la ayuda activa de los Aliados occidentales y de las tropas soviéticas". Los comunistas yugoslavos están dominados por los serbios, lo que provoca oposición incluso en las filas del mismo partido, debilitando así su unidad monolítica.

El trabajo del profesor Tomasic, colocado con acertado criterio de la redacción en primer lugar, sirve, además, como introducción valiosa al estudio histórico-político de Stjepan Gazi, El comienzo del Partido Campesino Croata. En la primera parte Gazi ofrece un panorama político general en Croacia durante el gobierno de dos decenios del ban Khuen Hedervary (1883-1903). Al reemplazarlo el ban Teodoro Pejacevic en 1903, la vida política cobra nuevo impulso y a los tres partidos existentes se agregan nuevas agrupaciones políticas de 1904 a 1905, entre ellas el Partido Popular Campesino Croata.

En la segunda parte se refiere a la aparición de los hermanos Radic en la arena política en 1902, su participación en la "Oposición croata", integrada por el Partido Nacional Independiente y el Partido del Derecho Constitucional Croata, cuyo secretario ejecutivo era Esteban Radic, quien en 1904 renunció a dicho partido. Gazi relata cómo se fundó el Partido Campesino Croata en 1905 y cómo evolucionó hasta febrero de 1908, cuando obtuvo su primera victoria electoral y envió tres diputados al Sabor (Parlamento). Mientras el trabajo de Tomasic es una enjundiosa valoración del pasado sociopolítico croata y una interpretación original del presente, el estudio de Gazi es una cabal reseña, copiosamente documentada, de cómo y por qué se formó en Croacia una organización política, original en aquel entonces, la cual, en las décadas sucesivas, se convertirá en el partido político croata más importante, cuyo programa contenía estos tres puntos fundamentales: el derecho constitucional croata, la democracia campesina y la solidaridad eslava. Con el tiempo esta última ha sido reemplazada con la idea del nacionalismo croata de extracción humanista.

La colaboración del profesor Cristóbal Spalatin, "La reforma ortográfica en Yugoslavia" y "Las notas sobre las literaturas croata y serbia" del profesor Bogdan Radica se complementan y explican al lector las diferencias entre ambos idiomas literarios antes de la reforma unificadora, y entre las literaturas croata y serbia, respectivamente.

El profesor Spalatin sostiene que un idioma literario es siempre el resultado de esfuerzos organizados, impuestos o voluntarios. Quiere decir que se acepta un dialecto determinado como idioma literario, dejando que los demás dialectos se desarrollen en sus marcos provinciales. En el siglo pasado tanto los croatas como los serbios lograron, por vías separadas, fijar sus idiomas literarios, aunque su fundamento es el mismo: "la lengua serbocroata". En otras palabras, "los idiomas literarios serbio y croata son dos versiones diferentes de un mismo idioma". Entre tres principales dialectos -chakavski, shtokavski y kaikavski- dice el autor, los serbios y los croatas eligieron el dialecto shtokavski como lengua literaria, con la diferencia de que los serbios adoptaron el habla ekavski (subdialecto) y la escritura cirílica, y los croatas el habla ijekavski y la escritura latina como medio de expresión literaria. Pero como esos dos pueblos han vivido separadamente a través de los siglos y bajo influencias culturales divergentes, se produjeron en ambos idiomas diferencias ortoépicas, ortográficas, morfológicas, sintácticas, semánticas y lexicográficas, insignificantes desde el punto de vista objetivo, pero sumamente importantes desde el punto de vista subjetivo.

Luego el autor puntualiza que en la vida política de Serbia y de Croacia se manifestaron dos tendencias capitales: una solución política común, el Estado yugoslavo, y países separados, Serbia y Croacia. Las tendencias unificadoras implicaban también la unificación idiomática, mientras que las tendencias que aspiran a la vida separada entre Serbia y Croacia recalcaban que se trata de dos lenguas literarias diferentes. Como ejemplo de la interdependencia político-lingüística, Spalatin aduce el período 1918-1941 (vida política común), luego 1941-1945 (vida política separada) y 1945-1964, cuando el régimen comunista decretó la idea de la unión y del compromiso, censurando como residuos del régimen ustacha toda manifestación de la individualidad nacional croata. Esa oposición prevaleció de 1953 a 1960 cuando se redactó la ortografía conjunta del idioma literario "serbocroata" para los serbios y "croata-serbio" en Croacia. Recién en febrero de 1964, vale decir al cabo de 20 años de régimen comunista, Stjepan Babic pudo referirse, con mucha cautela por supuesto, a las diferencias lingüísticas serbocroatas en la revista Jezik (El idioma). Spalatin, para resumir la nueva ortografía de 1960 y mostrar el verdadero carácter del compromiso, impuesto por los dirigentes comunistas dentro del espíritu de "la unión y la fraternidad" oficialistas, la analiza detalladamente y compara la ortografía serbia de Belic de 1952 y la croata de Boranic de 1940 (la VII edición) con la ortografía unificada de 1960, normativa tanto para los croatas como para los serbios.

 

Karl Gustav Ströhm: Zwischen Mao und Kruschow, Wandlungen des Komunismus in Südosteuropa (Entre Mao y Khrushchev - Oscilaciones del comunismo en el sudeste europeo)

Por Francisco Nevistic, Buenos Aires

(Stuttgart, 1964, pp. 301).

El autor del libro de referencia es un joven publicista alemán, colaborador de la revista Christ und Welt, donde se destacó por sus artículos sobre los problemas del sudeste y este europeo.

Con el título del epígrafe se ocupa del porvenir del comunismo después de que la autoridad de Moscú, como centro del comunismo mundial, fue puesta en tela de juicio por China roja. Ello significa el comienzo de la desintegración de una doctrina monolítica y una crisis en la adopción de decisiones prácticas. El conflicto Moscú-Pekín pone en duda la solidaridad de los regímenes comunistas, y determina no sólo el futuro del comunismo, sino también el desarrollo de la política mundial.

En su exposición Ströhm se limita, sustancialmente, al comunismo yugoslavo y albanés, en lo que la crisis ideológico-práctica se manifiesta de modo especial. Prescindiendo de los detalles, destacaremos la idea general concerniente a las relaciones Moscú-Pekín y algunos puntos que afectan directamente a Croacia.

Ströhm se equivocó en su pronóstico según el cual Pekín ganaría los favores de los pueblos afroasiáticos y sudamericanos. La situación actual desde Indonesia hasta Cuba habla a favor de Moscú y no de Pekín. Resulta interesante la posición antichina de África, que va agudizándose cada vez más. Desde luego, esta situación no puede tomarse como definitiva e inalterable. Si los nuevos dirigentes políticos africanos no toman en debida cuenta la justicia social en sus respectivos países e incurran en los errores anteriores de la clase burguesa en general, podría ocurrir que la situación cambie a favor de Pekín.

Ströhm se esfuerza por ser imparcial. Con seriedad germana reunió muchísimos datos y desea que los factores políticos mundiales presten más atención a los pueblos balcánicos y a sus problemas.

Sin embargo, le faltan muchos elementos de juicio para poder enfocar con objetividad tan complejos problemas. En nuestra opinión, por ejemplo, Ströhm atribuye importancia exagerada a la derrota serbia de Kosovo en 1389. Ni siquiera hace mención de las cruentas y largas luchas de los croatas y los húngaros contra el conquistador otomano. Tampoco menciona le decisiva batalla de Mohac. El "emperador" Lazar, como lo llama Ströhm, fue simplemente un príncipe serbio local.

Hablando de la organización del Confín Militar, estructurado por el gobierno central de Viena en Croacia, Ströhm dice que lo integraban, mayormente, los "fronterizos" croatas, eslavonios y serbios. Eso equivale a decir que en Stalingrado combatieron las tropas alemanas compuestas por bávaros, prusianos, silesios y alemanes. Eslavonia es una provincia de Croacia y sus habitantes son croatas, y su nombre local es eslavonio. Es este un error inadmisible en quien pretende ser especialista en los problemas del sudeste europeo.

Ströhm diferencia con precisión la religión y el tipo de cultura de la población eslava en los Balcanes. Esas diferencias desembocaron en las luchas sin cuartel de 1941-1945, con centenares de miles de muertos. "El odio brotaba de lo hondo del subconsciente -dice textualmente Ströhm- y los serbios a los ojos de los croatas eran semiturcos, representantes del Oriente y quisieron protegerse de ellos". Evidentemente, aquí el autor exagera. En Croacia, desde hace varios siglos vive una considerable minoría ortodoxa, leal a su patria Croacia y nunca hubo choques de importancia entre los católicos y los ortodoxos, como por ejemplo los hubo entre los católicos y los protestantes de Europa Occidental. El conflicto surgió recién a fines de siglo pasado y en el presente, sobre todo después de la creación de Yugoslavia en 1918. Los ortodoxos en Croacia empezaron a sentirse serbios, puesto que la ortodoxa era la Iglesia nacional serbia y los maestros, sacerdotes y el ejército serbios hicieron cuanto estuvo a su alcance para que la minoría ortodoxa en Croacia reemplazara su anterior patriotismo croata por el serbio. Desde entonces dicha minoría se puso al servicio de la idea granserbia y de la hegemonía de Belgrado sobre el pueblo croata, desempeñando de esa manera el papel de traidores. Ese elemento, en el momento en que Croacia proclamó la independencia y se separó de Serbia en 1941, empezó con actos subversivos, con masacres y motines, primero al mando del general Draza Mihailovic, jefe del movimiento chetnik de carácter nacionalista y militar serbio, y luego en las filas de los guerrilleros comunistas de Tito. Contra esa minoría ortodoxa, que niega al pueblo croata el derecho de autodeterminación, era lógico y necesario luchar por los medios, que ella misma impuso.

Tampoco es sostenible la tesis del autor de que también los croatas, como los demás pueblos balcánicos, "descubrieron el pasado mítico de su pueblo". Después el siglo VII hasta 1918 el pueblo croata tuvo comunicación directa con los Papas, con los emperadores bizantinos, los de Austria, con los dux de Venecia y los reyes franceses y españoles. Tuvo su Siglo de Oro en la literatura, contribuyendo sus hijos en gran medida al arte y la ciencia europeos (R. Boskovic, Julio Clovio, Laurana, etc.). En presencia de tantos documentos, no es legítimo hablar de mitología. Aunque las incesantes luchas contra los osmanlíes debilitaron sus fuerzas, Croacia nunca perdió los atributos y ciertas prerrogativas de Estado soberano en relación con Hungría y Austria, según se refleja en la fórmula: Regnum regno non proescribit leges, usadas por nuestros políticos y militares de aquellas épocas. Por eso no es tampoco exacto el aserto del autor cuando se refiere al "dominio de Budapest sobre Croacia", como si habláramos del dominio turco sobre Hungría.

Ströhm pone de relieve el espíritu de conjura de organizaciones y partidos secretos que prendió hondo en Serbia. Eso vale sobre todo para Serbia -escribe- donde el asesinato de los príncipes y reyes (el último fue cometido en 1903 cuando quedó exterminada la dinastía de los Obrenovic), se convirtió en el instrumento de las decisiones políticas. Incluso hoy se rinden honores al estudiante Gavrilo Princip, que en 1914, por orden de la organización secreta "La mano negra", asesinó en Sarajevo al archiduque Francisco Fernando, amigo de los eslavos. Una dialéctica muy extraña: Francisco Fernando tuvo que morir porque quiso reconciliar a la Casa de los Habsburgo con sus súbditos eslavos y transformar en trialismo el dualismo austrohúngaro, con la incorporación de los checos, croatas y los eslavos de Galicia. Eso, empero, estaría dirigido contra el gran imperio eslavo que soñaban una vez los políticos serbios. Cuando se concretó la idea por la cual Gavrilo Princip se hizo asesino, surgieron todas las dificultades de un pasado muy complejo. Los croatas se sintieron más distantes de Belgrado que de Budapest y de Viena. Los serbios no pudieron ni quisieron comprender que las diferencias seculares en lo cultural no se borran de la noche a la mañana, ni permiten una autoridad común. Negando la autonomía a Croacia y Eslovenia occidentalizadas, los serbios estimularon el espíritu de separación. Cuando llegó el momento, "el nacionalismo croata abandonó la estrecha plataforma yugoslava" en 1941. Para congraciarse con las potencias victoriosas, el autor aquí también responsabiliza a los "extremistas" croatas de los "implacables métodos de lucha".

El autor traza una biografía sucinta de Tito y del dictador de Albania, Enver Hodza. Acto seguido, recurriendo a copiosos datos y documentos, enfoca acertadamente el conflicto yugoslavo-albanés, que es muy anterior a al crisis surgida en el seno de la ideología comunista y se refiere también al entredicho ideológico comunista general, especialmente al conflicto Moscú-Pekín. Se trata de conflictos viejos en el nuevo ropaje comunista. En procura de la verdad, el autor debió hablar del conflicto serbio-albanés, puesto que ni los croatas ni los eslovenos presentan intereses opuestos a los del pueblo albanés. Serbia, desde hace siglos, alimenta pretensiones imperialistas sobre el territorio albanés, buscando por allí su salida al Adriático. En 1913, los serbios ocuparon y anexaron extensas zonas habitadas por un millón de albaneses, casi la mitad de la población de esa nacionalidad, que viven en continuidad territorial con su patria de origen. Emplean todos los métodos para serbizarlos u obligarlos a emigrar y abandonar los hogares ancestrales. Esas zonas, pobladas exclusivamente por albaneses, constituyen hoy "el territorio autónomo de Kosovo-Metohija" en la República Socialista de Serbia. Sobra decir que tal autonomía figura únicamente en el papel.

Enver Hodza aprovechó el conflicto Moscú-Belgrado para desasirse del "abrazo fraternal serbio" con que los comunistas serbios, durante la última guerra e inmediatamente después de ella, intentaron ahogar al pueblo albanés como nación. Más tarde, al sobrevenir el acercamiento entre Moscú y Belgrado, Albania, por los mismos motivos, se alineó con China comunista.

Nos llevaría lejos analizar los aspectos de la política mundial, sugeridos por el autor en relación con el conflicto y la división comunistas en el mundo, y particularmente en el caso Yugoslavia-Albania. Cabe consignar, empero, que el autor recalca el patriotismo y la habilidad política de Enver Hodza por defender en cada situación los intereses de Albania y su independencia e integridad territorial. Esta tendencia es visible incluso en los comunistas macedonios. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de Tito y de sus comunistas de origen croata, excepción hecha de Hebrang, quien tuvo que suicidarse en la cárcel de Tito por abogar por el "comunismo nacional" en Croacia. Tito, ya en 1940, en la V Conferencia del Partido Comunista Yugoslavo, celebrada en Zagreb, había declarado que la insistencia en dividir a Yugoslavia en los respectivos Estados nacionales sería opuesta a los intereses comunistas. Tito, pues, desde el principio obró contra su patria, Croacia. Se puso al servicio de la Yugoslavia granserbia, liquidó a sus compañeros y correligionarios, que se mostraban reacios a "tener que querer menos a Croacia que a la Yugoslavia granserbia", para parodiar sus propias palabras cuando dijo en su polémica con los rusos, que él y sus partidarios no tenían obligación de querer menos a Yugoslavia que a la Unión Soviética. Al finalizar la segunda guerra mundial Tito permitió a sus guerrilleros serbios perpetrar la horrenda matanza colectiva, que hasta entonces no registró la milenaria historia del pueblo croata, tomando en cuenta los cuatro siglos de constantes y sangrientas luchas contra los invasores osmanlíes. ¿Puede Tito probar hoy que los intereses del comunismo que él antepuso a la independencia de Croacia, hayan beneficiado, en lo que sea, al pueblo croata? La Tragedia de Bleiburg, decenas de miles de exiliados políticos, cientos de miles de obreros que buscan trabajo y sustento en los países "capitalistas" de la Europa occidental, prueban fehacientemente que Tito ha fracasado como comunista, como estadista y como presunto "patriota croata". Los comunistas rumanos, albaneses, húngaros y polacos se esfuerzan por defender a sus pueblos de la excesiva injerencia extranjera, y el croata Tito oprime y explota a su propio pueblo en provecho de Serbia. Por eso Ströhm está totalmente desacertado, cuando sostiene que únicamente el comunismo, o sea Tito, sabía muy bien durante la última conflagración mundial lo que debería hacerse con los pueblos de aquella área: organizarlos en el Partido Comunista sobre una base supranacional y conducirlos a la guerra de la revolución social. Este sería uno de los errores más crasos del enfoque global del joven publicista alemán.

 

Zlatko Tomicic: Put k Mestrovicu (Camino a Mestrovic)

Por Branko Kadic, Buenos Aires

(Buenos Aires, 1965, 152 pp. y 56 reproducciones gráficas)

El autor del libro del epígrafe -para ser más preciso, de un reportaje ensayo impresionista- va en busca de Mestrovic, "el fenómeno más grande entre los escultores" (Rodin), desde su cuna hasta las galerías, mausoleos, templos, capillas y plazas donde se guardan las obras del estatuario genial e innovador asombroso de nuestro siglo. Tomicic es un destacado poeta croata de la generación de postguerra y vive actualmente en Zagreb. Desde muy temprano lo cautivó el arte vigoroso de Mestrovic, a quien dedicó su poema "El escultor", que pro razones obvias no puedo publicar. Su ensayo fue publicado el año pasado, en Buenos Aires, por la editorial "La Biblioteca de la Revista Croata". Resulta interesante el destino de sus notas y reflexiones. El manuscrito, redactado en 1960, con motivo del 75 aniversario de Mestrovic, que entonces residía en South Bend, EE.UU, fue remitido al maestro. Muerto éste, el 16/1/1961, su hijo lo envió al editor Vinko Nikolic para su publicación, ya que en Croacia, donde rige una severa censura comunista, no podía editarse. El autor ni actualizó ni dio permiso para que se publicara su cálido e inspirado homenaje al gran maestro. Se repite, pues, el viejo adagio: fata sua habent libella.

Tomicic, talento vigoroso y original, afín al espíritu de Mestrovic y como éste muy enraizado en su tierra y en su pueblo, nos brinda un cuadro sugestivo y poético de la vida y obra de Mestrovic en Croacia. Buen conocedor de su obra, del ambiente y los temas que la inspiraron, recurre a un método interesante para transmitir sus impresiones y vivencias, siguiendo las huellas del maestro desde su terruño hasta los lugares que guardan las estatuas de Mestrovic. Primero va en busca de sus fuentes naturales, de su pueblo natal Otavice. Describe patéticamente esta región rocosa y pobre de la retaguardia de Dalmacia, empapada de glorias añejas de la historia de Croacia, escenario de cruentas luchas contra los invasores otomanos que dieron origen a las baladas históricas, cantos épicos y una concepción particular del heroísmo, que Mestrovic expresó en su ciclo heroico, En la cercana localidad de Drnis se encuentra con La fuente de la vida, bajorrelieve expresionista, ejecutado en Viena en 1905 para el palacio Wittgestein que el maestro luego recuperó y, pocos años antes de morir, donó a dicha ciudad. El autor bebe en esta fuente "la belleza más sublime y más humana que acaso una sola vez creara el hombre en piedra y madera. Y ese hombre es el croata Ivan Mestrovic". Con acentos poéticos describe el paisaje árido y rocoso a medida que se aproxima al mausoleo de Otavice, magnífico conjunto arquitectónico-escultórico, donde actualmente yacen los restos mortales de Mestrovic junto con los de sus padres y varios familiares. Tomicic analiza las esculturas del "poderoso dominador de la forma y prodigioso megaloplasta", confiriéndole a veces simbolismos y orígenes inesperados. Los parientes de Mestrovic lo interiorizan de muchos episodios y detalles característicos para el escultor. Así se enteró que también su padre, un rudo campesino, poseía un talento escultórico. Tomicic en el contacto directo con el pueblo pudo verificar que Mestrovic, si bien silenciado bajo el régimen comunista y a veces atacado, está en el corazón del pueblo que le rinde tributos, lo admira y quiere, se enorgullece de él y lo considera símbolo y gloria nacionales.

En un capítulo aparte, traza un paralelo entre Mestrovic y Miguel Ángel, subrayando sus afinidades y divergencias, señalando que ambos maestros estuvieron compenetrados con el fecundo espíritu mediterráneo y que los une el genio plástico y el dolor ontológico. Mestrovic es un "creador extravertido" que sintetiza todos los rasgos de su pueblo: fuerza invencible, optimismo, esperanza, honda fe, orgullo y altivez, la riqueza de pensamientos y sentimientos, pero también todos los padecimientos y sufrimientos, todas las humillaciones, infortunios y tinieblas. Miguel Ángel se parecería a los profetas bíblicos y Mestrovic a los evangelistas; de ahí el contraste entre la religiosidad ensimismada, desesperada, angustiosa y escrutadora de Miguel Ángel y la depurada, optimista y nítida de Mestrovic.

Tomicic, en su peregrinaje artístico, se traslada a Split, evoca el aprendizaje del maestro en esta hermosa ciudad, narra las impresiones que le inspira cada unja de las estatuas que se guardan en las plazas y en la Galería Mestrovic. Sin embargo, no presenta debida atención a la serie de paneles, tallados en madera, colocados en la Capilla de la Santa Cruz, que representan la Vida y la Pasión de Cristo, ciclo en que el escultor trabajó muchos años y que constituye su obra maestra. Luego lo encontraremos en la monumental capilla votiva de Nuestra Señora de los Ángeles -mausoleo de la familia Racic en Cavtat. Aquí el maestro lo hizo todo: trazó los planos arquitectónicos, ejecutó las estatuas y bajorrelieves, las tallas de las puertas, modeló la ornamentación de la campana, logrando la perfecta armonía entre la arquitectura y la escultura. A Tomicic, extasiado por tanta belleza, le pareció ver, al salir del templo, que las palmas estaban anunciando el fin de la esclavitud, la llegada de la paz y de la libertad, tan magníficamente simbolizadas en las grandiosas obras de Mestrovic y tan actuales un su patria Croacia, a la que donó buena parte de sus creaciones.

El ensayo de Tomicic, escrito en estilo vivaz y ameno, sin pretensiones de ser un análisis riguroso, logra acercar al lector la figura humana y la obra del insigne maestro en artes plásticas, aunque sus juicios, valorizaciones y deducciones resultan a veces arbitrarios e insostenibles.

El libro contiene reproducciones gráficas de 56 obras de Mestrovic y en la portada, diseñada por el pintor Pero Maruna, se puede apreciar el impresionante mármol Historia Croata.

 

Rastko Vidic: Situación de la Iglesia en Yugoslavia

Por Ivo Bogdan, Buenos Aires

(ed. Publicistico Izdavacki zavod "Jugoslavija", Belgrado, pp. 144.)

En nuestra exposición Las relaciones entre Yugoslavia y la Santa Sede (Studia Croatica, 1964, nros. 1-2, pp. 32-33) ya habíamos mencionado este libro. Trátase de una edición oficiosa del gobierno comunista yugoslavo, traducida a varios idiomas, inclusive el castellano y editada por al empresa especializada en las publicaciones destinadas al exterior. La versión que reseñamos es la castellana.

El libro del epígrafe reviste más bien carácter propagandístico que de estudio serio y objetivo. No obstante, creemos oportuno señalarlo por estar destinado al público internacional y por ser un documento que nos hará más comprensible la constante prórroga de la firma del acuerdo sobre la reanudación de las relaciones entre la Santa Sede y el gobierno comunista de Belgrado, anunciada tantas veces en la prensa mundial como inminente y efectuada recién el 25 de junio de 1966.

El autor expone el criterio del régimen comunista yugoslavo sobre el papel social de la Iglesia, lo que nos facilita comprender las dificultades con que la jerarquía católica tropieza en sus intentos de asegurar el mínimo imprescindible de libertad religiosa en un Estado comunista.

Aparte de ese interés general y principista, el libro tiene el valor de un documento, pues ofrece un cuadro pormenorizado de la situación interna de un Estado plurinacional, donde la división nacional coincide también con la cultural y religiosa. Mientras Serbia, país gobernante, está arraigada en la tradición de la Iglesia ortodoxa y de Bizancio (en la época moderna también de Rusia), Croacia y Eslovenia son países predominantemente católicos, partes integrantes durante cuatro siglos de la comunidad multinacional de los pueblos danubianos de cultura occidental. Dicha comunidad fue realizada a principios del siglo XVI como necesidad de la defensa común de la penetración otomana, contando con el apoyo del Imperio romano-germánico y del Imperio español. El primer rey común de la monarquía danubiana de los Habsburgo fue Fernando I de la Casa de Austria, nieto de los reyes Católicos Fernando I, rey de Aragón, lo educó como presunto sucesor de los Reyes Católicos, pues ya entonces quiso separarla función del emperador romano-germánico y la del rey de España. Recién Felipe II llevaría a cabo esa separación.

Mientras Croacia ya en el siglo IX estuvo gobernada por los reyes de la dinastía nacional, luego por los reyes croata-húngaros y los Habsburgo, figurando siempre como reino asociado con los derechos y atributos soberanos, tierras eslovenas ya en la época de los francos integraban el Sacro Imperio. Ambos países se desarrollaron durante más de mil años en la comunidad de los pueblos de la cultura occidental. Recién en 1918 fueron incorporados en el nuevo Estado yugoslavo, teniendo que luchar contra las formas e ideas del mundo bizantino-ruso, impuestas por la fuerza. La hegemonía de Serbia rige también en el régimen comunista que supuestamente habría superado los conflictos nacionales mediante la aplicación de la fórmula federal. Incluso, el modo de tratar la posición de los católicos y los ortodoxos, respectivamente, en esa edición oficiosa, sirve como prueba de la discriminación en detrimento de los croatas y los eslovenos, vale decir la Iglesia Católica.

El título del libro es impreciso y no se ajusta al contenido, en cuanto se refiere a la Iglesia, en singular, mientras en el libro se habla de las Iglesias católica, ortodoxa, de la antigua católica, de varias sectas protestantes, e incluso de la comunidad religiosa musulmana, muy numerosa, y de la comunidad religiosa musulmana, muy numerosa, y de la comunidad judía, aunque el término iglesia no puede usarse para dichas comunidades religiosas y menos en singular.

Tras breve introducción de carácter principista, es pasa a la exposición de las comunidades religiosas (empleando siempre el término Iglesia, en singular), entre las dos guerras mundiales, es decir bajo la dinastía serbia de los Karageorgevic. En el capítulo siguiente se habla de la posición de las comunidades religiosas durante el levantamiento conducido por los comunistas en la última conflagración. En capítulos separados se trata sobre el status jurídico y la situación real de cada una de las comunidades religiosas en la Yugoslavia comunista. Luego siguen datos de índole propagandística sobre el seguro social del clero, sobre los seminarios, publicaciones eclesiásticas, la ayuda financiera estatal prestada particularmente para la conservación de los edificios religiosos n su calidad de monumentos históricos. En un capítulo aparte se habla de las relaciones internacionales de cada una de las comunidades religiosas, de la asociación del clero, o sea de las tan discutidas organizaciones sindicales de los sacerdotes. Las últimas páginas contienen las declaraciones de algunos representantes religiosos y dos textos legales: "La ley sobre el estatuto jurídico de las comunidades religiosas" (1953) y el decreto relativo a la Comisión Federal para Asuntos Confesionales. El libro contiene también material ilustrativo de carácter propagandístico. En la mayoría de las fotos aparece el dictador comunista Tito, rodeado de dignatarios ortodoxos serbios, rusos y griegos.

En la introducción se citan las prescripciones constitucionales relacionadas con las disposiciones de la citada ley de 1953. Esas disposiciones concuerdan con las soviéticas y coinciden en su espíritu con el laicismo estatal a ultranza que considera la religión como residuo del pasado. "En la regularización de relaciones entre la Iglesia y el Estado -se lee en la p. 8- Yugoslavia se basa en la realidad social de hoy. Conforme a uno de los principios ideológicos de la sociedad, la religión es un fenómeno social condicional y dependiente de la etapa recorrida en la trayectoria del desarrollo de la sociedad". La contención de la influencia social de la religión se presenta como supresión de los privilegios eclesiásticos y como logro en el camino de la realización de las libertades humanas. El laicismo radical de corte comunista se exhibe como la consecución del derecho a la libertado de los no creyentes y, en rigor, se trata de la implantación de privilegios para los comunistas, y de la restricción de los derechos de los creyentes. El Estado se arroga el derecho a controlarlo todo, con el presunto propósito de mantener el orden y prevenir conflictos religiosos y para la preservación -muy importante en un Estado multinacional como Yugoslava- "de la unidad y la fraternidad de los pueblos de Yugoslavia, de la soberanía y de la independencia del país, su edificación socialista y el afianzamiento de la fuerza defensiva". A continuación veremos que todas esas reservas apuntan contra la Iglesia Católica que agrupa a los croatas adversarios de la unión yugoslava, impuesta por la fuerza.

Ya en la introducción se menciona expresamente que están normalizadas las relaciones con la Iglesia ortodoxa y con otras comunidades religiosas de menor importancia, pero que la jerarquía de la Iglesia Católica romana no comprendió aún que la regularización de esas relaciones le interesa también a ella. "Los representantes de la Iglesia católico-romana se han excluido por sí mismos de estos trabajos y discusiones (...) El ritmo de este proceso depende de factores subjetivos que residen en la dirección de la Iglesia Católica Romana (p. 11).

No cabe duda de que la posición y la actitud de la Iglesia Católica no dependen de factores subjetivos sino objetivos, que el autor no puede ocultar. Esos factores son:

1) El hecho de que la mayor parte de los católicos son de nacionalidad croata y que los croatas, como totalidad, se oponen a la unión estatal impuesta, lo que no puede borrarse con los huecos slogans sobre "la fraternidad y la unión de los pueblos de Yugoslavia".

2) La Iglesia Católica es una organización universal. Su jefatura suprema está fuera de Yugoslavia y escapa a la presión directa del totalitarismo rojo. En cambio, otras comunidades religiosas son autocéfalas y no cuentan con el apoyo moral tan firme de sus correligionarios de otros países.

3) Por idénticas razones en ambas Yugoslavias, la actual comunista y la anterior monárquica, se practica la discriminación en provecho de la Iglesia ortodoxa serbia y en perjuicio de la Iglesia Católica. La tradición cultural y estatal de Serbia, que incluso hoy goza de posición hegemonista, está estrechamente unida a la Iglesia oriental, mientras la Iglesia occidental y los pueblos occidentales son tenidos "por enemigos hereditarios" de Serbia, vale decir de Yugoslavia.

4) Los católicos por su buena organización eclesiástica, su alta cultura religiosa y particularmente por su doctrina social son para los comunistas peligrosos adversarios ideológicos.

Todo eso se desprende claramente de las consideraciones ulteriores. En el capítulo que trata sobre la situación de las comunidades religiosas en la Yugoslavia monárquica (1918-1941) se reprocha también a la Iglesia nacional serbia por su "posición predominante" (pp. 16-18), mas se subraya que tal posición era comprensible "dados sus méritos históricos en la creación y salvaguardia del Estado de la nación serbia". Más aun se recalca que la Iglesia serbia había hecho bien al oponerse oportunamente a la ratificación del concordato con la Santa Sede.

De manera muy distinta se trata a la Iglesia católica, presentada como una institución antinacional, pese al hecho de que en los países católicos, como ser Irlanda, Polonia, Croacia, países hispanos, etc., no obstante su carácter universal, la Iglesia católica tiene tantos méritos en la historia de las naciones mencionadas que en cierta medida es considerada, como la Iglesia nacional. En la parte relativa a la actuación de la Iglesia Católica entre las dos guerras (pp. 18-25) se habla con acentuada animosidad de su obra cultural-religiosa y se la interpreta como un empeño por controlar toda la vida nacional y como una acción contraria a los intereses nacionales. Los comunistas pasan por alto el hecho de que los católicos en Croacia consideraban deber patriótico tomar parte en la oposición nacional a la unión estatal yugoslava, impuesta por la fuerza, unión ésta que fue la negación no sólo del derecho de los croatas a restablecer su Estado nacional sino también de la misma subsistencia del grupo social-nacional croata.

Cuán tendencioso, y hasta ignorante, es el autor, se deduce también de su afirmación de que la Iglesia Católica en la Yugoslavia monárquica, donde se la relegaba, quiso impedir y obstaculizar la actividad de las demás comunidades religiosas. Y ¿por qué? "La Iglesia católico-romana se ha proclamado a sí misma como la única y verdadera Iglesia para la salvación del alma" ¿Es que toda religión no se considera la única verdadera?

El autor se muestra extremadamente tendencioso cuando reseña el fracasado intento de la firma del concordato entre la Santa Sede y el Reino de Yugoslavia. En un Estado donde, según lo admite el autor, la Iglesia nacional serbia que comprendía el 41% de los fieles (muchos de ellos no eran de nacionalidad serbia) gozaba de posición privilegiada, era normal que el 39% de los católicos regularizasen sus relaciones con las autoridades estatales mediante concordato para asegurar la igualdad religiosa.

En 1934 fue firmado el concordato. Era la época de la dictadura del rey Alejandro, que buscaba no la igualdad de los croatas católicos y los serbios ortodoxos sino los efectos en el plano exterior. El régimen esperaba, además, debilitar con ello la oposición nacional croata a la dictadura granserbia. Por motivos análogos el régimen comunista actual trata de conseguir un modus vivendi con la Santa Sede. Por eso, también hoy, oficialmente se aceptan y defienden las tesis de los chovinistas serbios que en 1936 impidieron la ratificación del concordato por parte del seudo parlamento yugoslavo. El chovinismo granserbio inflamó tanto los ánimos que los obispos ortodoxos excomulgaron a los diputados serbios que se habían declarando en la primera votación a favor de la ratificación del concordato. Los obispos ortodoxos tomaron parte activa en las bochornosas manifestaciones callejeras. La jerarquía eclesiástica ortodoxa reclamaba abiertamente la posición privilegiada de la Iglesia serbia. Varios diarios liberales y serbófilos de Francia y Checoslovaquia calificaron esa actitud como peligrosa para la existencia misma del Estado yugoslavo. Por fin, el concordato no fue ratificado y ése fue un argumento más y convincente para los croatas de que no era viable la convivencia serbocroata en un Estado común.

Tomando en cuenta esos hechos, resulta muy significativo que el autor adopta los puntos de vista de los opositores serbios de entonces a la igualdad de los católicos y ortodoxos en Yugoslavia. Sin criterio alguno hace suyas las interpretaciones capciosas de la proyectada disposición del concordato, según la cual la Iglesia católica podría ejercer libremente su misión en el Reino de Yugoslavia.

La propaganda anticatólica granserbia, verbigracia, aprovechó al máximo la errónea interpretación del término "la misión", como si significara el derecho a organizar las misiones católicas entre los serbios con el propósito de convertirlos al catolicismo (pp., 120-21). Los obispos serbios reaccionaron "al darse cuenta de que las posiciones de la Iglesia ortodoxa serbia estaban amenazadas en provecho de la Iglesia católica". Conforme a la concepción típica de los chovinistas serbios, según la cual la Iglesia católica sería el exponente de los intereses nacionales italianos frente a los pueblos eslavos, el autor insinúa que el gobierno yugoslavo abogó en 1937 por la ratificación del concordato "a fin de llevar a la práctica sus proyectos políticos, que consistían en su adhesión cada vez más íntima a las fuerzas del Eje". Vale decir que el gobierno yugoslavo, para congraciarse con Mussolini e Hitler, tuvo que favorecer a la Iglesia católica. El autor va tan lejos y afirma que el rechazo del concordato -lo que equivalía a reafirmar que los católicos, croatas y eslovenos, eran ciudadanos de segunda categoría- fue la concesión hecha a la opinión pública unánime no sólo en Serbia sino "en todas las regiones de Yugoslavia", o sea, también entre los católicos, quienes, según se sostiene en otra parte, estaban bien organizados, disponían de una prensa poderosa y habían "conseguido someter a casi todos los intelectuales y, naturalmente, a la multitud. Aparte de las gentes y movimientos progresistas, raro era el hombre político y burgués que se diera cuenta de las intenciones de la Iglesia católico-romana y que se enfrentara a sus objetivos clericales" (p. 20). El autor termina su exposición de ese problema alegando que los separatistas y los chovinistas croatas aprovecharon el rechazo del concordato y que los pueblos de Yugoslavia sintieron en propia carne durante la última guerra "la actividad 'fructuosa' de la Iglesia católico-romana y del Vaticano". Se refiere a la desintegración de Yugoslavia y al restablecimiento del Estado de Croacia en 1941-1945.

En el capítulo siguiente el autor responsabiliza a la Iglesia católica de los conflictos nacionales entre los croatas y los serbios. Poco antes (pp. 24-25) habla "de la pretendida Acción Católica puesta en marcha desde el Vaticano, una nueva ola ofensiva de la Iglesia católico-romana... en todos los Estados del mundo". Su fin es fanatizar a los fieles católicos en su devoción clerical", "luchar ciegamente por su confesión", por "su poder terrenal". El autor manifiesta que en las organizaciones juveniles de la Acción Católica bajo el amparo del Estado, se crearon grupos paramilitares, como por ejemplo Orao, que luego se iban a convertir en "focos de crímenes".

Aparte de las interpretaciones propiamente comunistas de los fines y métodos de la Acción Católica, trátase aquí de grandes inexactitudes históricas. La organización católica juvenil deportiva Orao que actuaba no sólo en Croacia, sino en Bohemia y Eslovenia como contrapeso a la organización laicista Sokol, fue prohibida en Croacia durante la dictadura ya en 1929 y después no fue restablecida. Por lo tanto, resultan falsos todos los cargos concernientes al carácter paramilitar de las organizaciones juveniles católicas. El Estado no las protegía, sino que las prohibió por ser croatas y católicas y dio el monopolio exclusivo a la organización nacionalista yugoslava Sokol. Los obispos católicos tuvieron que prohibir la afiliación de los jóvenes a esa organización netamente laicista y antirreligiosa, lo que provocó acres polémicas y persecuciones de padres y estudiantes que por razones religiosas o patrióticas se negaron a formar parte de esa organización laicista, que, por otra parte, predicaba que no hay tal pueblo croata en el sentido étnico.

La actitud anticroata del autor se manifiesta también en el fragmento en que habla de la formación de la comunidad antigua católica en Yugoslavia después de la primera guerra mundial. Ese movimiento disidente surgió en Croacia en la época revolucionaria y confusa de la postguerra. Algunos sacerdotes pedían el divorcio y la supresión del celibato. Cuando los gobiernos yugoslavos granserbios empezaron a favorecer ese movimiento con el propósito de originar el cisma político y religioso en Croacia, la nueva comunidad quedó reducida a unos cuantos miles de adherentes que de esa manera podían conseguir el divorcio. Vidic, empero, ve lo contrario. "La Iglesia viejo-católica empezó por ganar sus fieles en número harto importante, por medio de los conceptos patrióticos y nacionalistas, por medio de la causa yugoslava y porque se oponía al Vaticano y a su política dirigida contra los eslavos y contra el Estado yugoslavo" (p. 27). (El régimen comunista favorece a dicha secta. En el libro que nos ocupa, en la página 138, hay una foto en la cual el presidente de "la República Popular de Serbia", no de Croacia, condecora en Belgrado "al eminente militante nacional", obispo viejo-católico Milan Dobrovoljac).

En el capítulo "Actitud de las comunidades religiosas durante la guerra" (se entiende la segunda guerra mundial) se acusa a todas las comunidades religiosas que "se hallaban íntimamente unidas al medio político reaccionario" o asumieron una actitud pasiva ante el alzamiento comunista o incluso colaboraron con "las fuerzas invasoras". Sin embargo, cierto número del clero "en primer lugar los sacerdotes ortodoxos", se plegó al alzamiento. Por supuesto, el alto clero serbio es acusado de haber colaborado sistemáticamente con los traidores de la patria. "Sin embargo, el patriarca serbio Gavrilo no quiso ponerse de parte de las fuerzas de ocupación y de los quislings". "Ya en una buena parte del clero se puso del lado del enemigo y de Draza Mihailovic".

Como contraste a esta reseña favorable de la actitud de parte del clero ortodoxo serbio que en su afán de restaurar a Yugoslavia en su función de Gran Serbia estaba dispuesto a someterse a los comunistas, ayudados por Rusia, surge un cuadro totalmente diferente cuando se trata de los musulmanes, protestantes y católicos.

Se acusa a los musulmanes (la mayor parte son croatas de Bosnia y Herzegovina y el resto lo integran las minorías albanesa y turca) de haber prestado su apoyo "al Estado ustachi" (rarísimas veces se lo llama correctamente el Estado Independiente de Croacia). "La Iglesia evangélica alemana, con su obispo Popp en Zagreb (capital de Croacia, N. de la R.) estaba totalmente al servicio de las fuerzas alemanas...". (El obispo Popp fue muerto por los comunistas en 1945).

Buena parte de ese capítulo está dedicada a los ataques a la posición de los católicos durante la guerra. La Iglesia católica tomó el derrumbe de Yugoslavia como buena ocasión "para hacerse acreedora y apropiarse del mismo poder de que hacía gala en las comarcas del norte de Yugoslavia en la época de Austro-Hungría". Para el autor, en consecuencia, Croacia sería únicamente "la comarca al norte de Yugoslavia", y al frente de dicha comarca la Iglesia católica tenía "al dócil lacayo del Vaticano y antiguo alumno jesuita Pavelic, con el arzobispo Stepinac y, recurriendo a todos los medios, actuaba para forzar a los no católicos, y en primer lugar a los ortodoxos, a negar su fe y a adherirse a la Iglesia católica... Con conocimiento y con bendición de la Iglesia católico-romana y del Vaticano se han llevado a cabo los crímenes horribles de los ustachis: crímenes ejecutados en el mal llamado Estado Independiente de Croacia..."

El Vaticano -sostiene el autor- aspiraba a la restauración de la monarquía de los Habsburgo como un gran Estado católico centroeuropeo. A continuación se nombran algunos miembros del clero católico que tomaron parte en las luchas entre los serbios y los croatas, sin decir que fueron suspendidos por las autoridades eclesiásticas por ser incompatible su acción con la función sacerdotal. Cabe acotar aquí que entre ellos se interpolaron también los nombres de los sacerdotes ejemplares que ejercen actualmente su misión pastoral en diferentes repúblicas del Nuevo Mundo. Entre otros está acusado el arzobispo de Sarajevo, Ivan E. Saric (fallecido en Madrid en 1960), digno representante espiritual de los católicos de Bosnia y Herzegovina. El autor dice que "su actividad criminal fue coronada por actos sin escrúpulos y sin vergüenza". Luego se falsifica el carácter de la comisión obispal, constituida para impedir y prevenir las conversiones forzosas. En el libro se sostiene que la función de esa comisión fue, por el contrario, promover las conversiones coercitivas al catolicismo. Este no es un invento del autor, sino la tesis oficial de la propaganda yugocomunista.

Los católicos eslovenos son mencionados únicamente para subrayar "que es bien conocida la actividad traidora en la Eslovenia ocupada del príncipe-obispo Gregorij Rozman, de Ljubljana..." (este ferviente pastor murió en los Estados Unidos donde actuó entre numerosos refugiados católicos eslovenos).

En la parte que se ocupa de la posición vaticana durante la última guerra (pp. 39-42) se aduce que la Santa Sede consideró el restablecimiento del Estado croata en 1941-45 "como la realización de sus viejas aspiraciones y de su proyecto de creación en los Balcanes de un país católico y sólido que debía servir de baluarte contra la invasión de los movimientos de corrientes peligrosas procedentes del Este". Por ello el Vaticano, prescindiendo de su posición neutral, dio su pleno apoyo y reconocimiento a los fundadores del Estado Independiente de Croacia. Para el autor, el colmo de la culpabilidad del Vaticano sería la audiencia que el Papa Pío XII concedió a Pavelic en 1941. (¿Qué diría hoy el autor de la audiencia privada que otorgó Paulo VI a Andrés Gromyko?). También se acusa al Vaticano por mandar a Croacia al Delegado Apostólico en la persona del abad benedictino Ramiro Marcone.

Se falsifica el carácter de su función que se ajustaba plenamente a la práctica de la Santa Sede. Un viaje que el abad Marcone hizo a Bosnia y Herzegovina es visto como la agitación en la lucha antiserbia. De hecho el delegado apostólico trató de influir con su presencia para que las tropas del II Ejército italiano, estacionado en aquellas provincias, cesaran en sus acciones violentas. Los italianos, además, prestaban ayuda a los nacionalistas serbios chetniks que exterminaban a los musulmanes y los católicos y dieron muerte a varios sacerdotes católicos. Se repite sin fundamento alguno la calumnia de que el Vaticano enviaba mensajes a Croacia en el sentido de que las conversiones "mediante la fuerza armada" son lícitas. El Vaticano habría manifestado sus simpatías hacia Pavelic cuando le dio el pasaporte, terminada la guerra, para trasladarse a la América del Sur (Se ve a todas luces que el autor ignora totalmente cómo actúa el Vaticano. Además, es archisabido que Pavelic llegó a la América del Sur con pasaporte de la Cruz Roja Internacional).

Nos parece innecesario rebatir el aserto del autor de que Pavelic estaba al frente de la Iglesia católica en Croacia. La idea de que un laico puede ser jefe de la Iglesia católica en un país cabe únicamente en la fantasía de un hombre nacido y educado en el mundo de la tradición césaropapista bizantina. La Iglesia católica en Croacia durante la última guerra, conducida por su decidido y recto pastor, arzobispo de Zagreb y metropolitano croata, Luis Stepinac, supo ocupar el lugar que le correspondía. Estaba al lado de su pueblo cuando luchaba y se sacrificaba por el ideal de la independencia nacional y al mismo tiempo nunca dejó de predicar y señalar que la justicia y el respeto de los derechos humanos y divinos son el fundamento de todo Estado y de toda sociedad civilizada. Los comunistas, al calumniar a la Iglesia católica en Croacia y a la Santa Sede, subrayando la ayuda que prestaron al Estado de Croacia durante la guerra, sin quererlo, hablan a favor de la lucha por la independencia de Croacia, ya que el mundo libre conoce muy bien el verdadero carácter de la Iglesia católica. Si la jerarquía católica, con el Papa a la cabeza, ayudó tanto al Estado de Croacia, según dicen los comunistas, eso significa que se trataba de una causa justa y buena. Y así era. La Iglesia católica no debe avergonzarse de su benévola actitud hacia la lucha del pueblo croata por su independencia nacional y contra el comunismo ateo a pesar de la confusa y contradictoria pugna de los grupos políticos e ideológicos durante la última guerra mundial.

En el capítulo que trata del status jurídico de las comunidades religiosas se habla únicamente de la injerencia unilateral de un gobierno, controlado y dirigido por el Partido Comunista, en la materia de las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Existe la separación de la Iglesia y del Estado en varios países libres, sobre todo donde no predomina una comunidad religiosa. Por lo tanto, dicha separación no tiene el mismo carácter en un país libre y en un país comunista.

De los textos constitucionales y legales, citados en el libro, se colige que la presunta libertad de culto se halla bajo el riguroso control de un régimen ateo y totalitario. El art. 5º de la Constitución de 1946 contiene, por ejemplo, las disposiciones siguientes: "Las escuelas religiosas para la formación del clero son libres, pero sometidas al control del Estado" ... "Las organizaciones políticas teniendo por base un dogma religioso quedan prohibidas". El art. 26 de la Constitución dice en uno de sus incisos:; "Los hijos menores gozan de una protección especial del Estado".

La disposición que prohíbe una organización religiosa como la democracia cristiana habla por sí misma. Tales disposiciones revisten suma importancia en un país neutral en lo religioso como lo es un Estado democrático laico, y además en un régimen que se autoproclama la dictadura del proletariado.

Según la ley sobre las comunidades religiosas por la transgresión eventual de un seminarista no se castiga sólo al culpable, sino puede clausurarse la escuela, el seminario o la institución a la que pertenece (art. 23). De esa manera los seminarios dependen de la policía política comunista. No es un mero presupuesto sino la dura realidad. Repetidas veces fueron montados procesos políticos contra los seminaristas y sus superiores. Se dictaron penas severas y en varios casos se decretó la clausura del seminario respectivo.

"La protección de los menores" se realiza contra la voluntad de los padres y los niños deben denunciar a sus progenitores como elementos subversivos y adversarios del régimen. La ley sobre las comunidades religiosas entre otras cosas permite el bautismo de los niños previo consentimiento de los padres, pero si el niño cumplió 10 años el padre no debe intervenir (art. 14). De ese modo se considera que un chico de 10 años posee más madurez espiritual que sus padres. La experiencia dice que todas las supuestas libertades religiosas en un Estado comunista son restrictivas y se interpretan de acuerdo a los criterios y los intereses momentáneos del régimen.

La manera de exponer la organización eclesiástica en Yugoslavia en lo tocante a los católicos es tendenciosa, plagada de prejuicios, lo que se refleja también en la errónea terminología usada. En lugar de la Santa Sede varias veces figura "Santo Lugar". De los conventos católicos se dice que tienen "el príncipe o el depositario a su frente" (p. 67).

En un capítulo aparte se habla de las organizaciones sindicales de los sacerdotes, prohibidas por los obispos y la Santa Sede. Los comunistas se empeñan en que el mayor número de sacerdotes católicos se afilie a esas organizaciones, concediéndoles varios beneficios de orden económico, pero sin éxito. En los capítulos que se ocupan de los edificios religiosos, considerados monumentos culturales, y de los contactos internacionales de las comunidades religiosas surge en forma evidente el carácter privilegiado de la Iglesia ortodoxa. Se dan todos los detalles de los monumentos medievales serbios y apenas se mencionan las iglesias y otros edificios católicos muy numerosos, verdaderas joyas del arte religioso occidental. El autor describe extensamente los lazos de la iglesia serbia con la rusa y otras iglesias ortodoxas y relata las visitas intercambiadas por sus representantes. En cambio, ni hablar se puede de los contactos directos con el exterior de la Iglesia católica hasta el Concilio Vaticano II, cuando se permitió a los obispos trasladarse a Roma. Como no hay organizaciones de la Acción Católica, los croatas y los eslovenos brillan por su ausencia en los congresos católicos internacionales. Tanto el régimen comunista, como el monárquico antes, no ven con buenos ojos la vinculación internacional de los católicos siquiera individual, pues, sencillamente, se trata de vínculos cono el mundo occidental, con los países democráticos, ajenos a los gobernantes de Belgrado, sean comunistas o no. La tendencia persistente de la Yugoslavia bajo la hegemonía serbia, prescindiendo del régimen imperante, persigue la separación de los croatas y los eslovenos del mundo libre y el fortalecimiento de la influencia del mundo ruso al que pertenece Serbia por su básica tradición nacional.

 



[1] Ver artículos de nuestro colaborador Petricevic.

[2] Komunist, 3/III/1966. Belgrado.

[3] Hrvatski Glas, Winnipeg, 18/III/1966, Canadá.

[4] Yugoslav Communism. By Viktor Meier. Published in Communism in Europe. Volumen I, Cambridge: Massachusetts Institute of Technology Press, pp. 20-80.

[5] Vjesnik u srijedu, Zagreb, 6/I/1966.

[6] Le Monde, París, 7/III/1966.

[7] Algunos periódicos europeos se refirieron a las inclinaciones intelectuales de Koca Popovic. En efecto, ese típico representante de la decadencia de la alta burguesía servia, de rápido ascenso y caída más rápida aún, editaba antes de la guerra en Belgrado la revista surrealista exclusiva Nemoguce-Impossible. Ya el título bilingüe indica que se trataba de una imitación de los surrealistas franceses. La revista se editaba en 150 ejemplares, destinados al círculo “selecto” de los snobs. Sus financistas fueron Koca Popovic, Marko Ristic, escritor marxista y primer embajador de la Yugoeslavia comunista en París, y Stanislav Krakov, íntimo colaboracionista del nacionalsocialismo alemán. En dicha revista Koca Popovic había publicado su autoentrevista. A la pregunta: “¿Qué hace falta a la humanidad?”, contestó: “Una trompeta infantil, una garrafa de gas y una caja de fósforos”. Y a la pregunta: “¿Qué piensa usted de la venganza?”, Popovic dio esta significativa respuesta: “ La venganza del cabecilla rojo será atroz; hasta los nińos en las entrañas maternas responderán”. En efecto, en 1945, en el área del II Ejército yugoeslavo, con sede en Zagreb, al mando del general de los guerrilleros comunistas, Koca Popovic, se cometieron matanzas colectivas de croatas y eslovenos. Millares y millares de niños fueron matados en el útero materno. (Cf. La Tragedia de Bleiburg, “Studia Croatica”, Nros. 10-13). Por cierto, la venganza del cabecilla rojo fue horrenda.

[8] Phillis Audi, Yugoslavia, Londres 1955, p. 194.

[9] The New York Times, el 20 de febrero 1966. El texto en la sección “Notas y comentarios” del presente número.

[10] Winston Churchill: La Segunda Guerra Mundial – Triunfo y Tragedia, Buenos Aires 1955, p. 209.

[11] Vjesnik, Zagreb, 9/I/1965.

[12] Times, Londres, 12/XI/1965.

[13] Borba, Belgrado, 12/XI/1965 en el artículo de P. Stojanovic: Con medidas administrativas no podemos impedir la salida de los obreros al extranjero; ef., el artículo de M. Baletic en Vjesnik, Zagreb, 21/XI/1965: ¿Por qué ilegalmente?

[14] Borba, 12/XI/1965, Belgrado.

[15] Vjesnik, 18/1/1965.

[16] Respecto de las noticias sobre la depuración de Rankovic por tratar de hacer "la revolución de palacio" -noticias que nos llegan mientras el presente número se halla en la imprenta- aquí se trata, evidentemente, de la táctica de Rankovic para no suscitar o reforzar suspicacias en su actitud granserbia. (N. de la R.).

[17] Cfr. AFP, Reuter, 12/3/1965

[18] Vjesnik, Zagreb, 5/3/1965.

[19] N. Pospelov, P. Zablinovkyi, A. Serchaminov: Ruskaia literatura, Moscú, 1945.

[20] Dostojevski danas, Kolo, Nos. 6-7, Zagreb, 1964.

[21] Ibid.

[22] Ed. Iskustvo, Moscú, 1961.

[23] Komunista, febrero 1965, Belgrado, N. 408.

[24] Die Zeit, 19/3/65.

[25] Die Welt, 6/5/1965.

[26] Narodni list, 6/5/1965, Zadar.

[27] Borba, 29/7/51.

[28] Borba, 9/10/51.

[29] Ver: "La Pensée", revue du rationalisme moderne, A. Cornu: Karl Marx à, Paris, p. 100, 1961, pág. 24.

[30] Para estudiar la relación entre el nacionalismo-dogmatismo y el absolutismo político ver: Hans Kelsen: Staasform und Weltanschauung, Tubingen 1933; H. de Man, por ejemplo, dice que el comunismo de Marx es el fruto auténtico de su tiempo, una síntesis del racionalismo y de métodos de las ciencias naturales. Su racionalismo "consiste à transporter le principe de causalité mécanique, qui si manifeste dans la technique, à l'intérpretation des faits psychiques. Elle voit dans la pensée rationelle... la règle de tout vouloir et de tout devoir social...".

[31] M. Scheller: El puesto del Hombre en el Cosmos, pág. 26, Buenos Aires, 1938.

[32] Theilhard de Chardin: El Porvenir del Hombre, Madrid, 1962. Aquí se puede ver el alcance y el sentido de la interpretación de la evolución de un eminente sabio y sacerdote católico. "Sin la evolución biológica, que ha constituido el cerebro, no habría ánima santificada..." y en cuanto al objetivo último de la evolución,Teilhard dice: "En el seno de un Océano tranquilizado, pero en el que cada gota tendrá consciencia de permanecer, siendo ella misma, terminará la extraordinaria aventura de mundo. El sueño de toda mística habrá hallado su satisfacción plena y legítima. ERIT IN OMNIBUS DEUS", pág. 379. Esta posición acepta también el jesuita español E. Aguirre. Ver: Cuadernos Hispanoamericanos, en el artículo: El Mañana de la Evolución, N. 193, enero 1966.

[33] Pío XII: Encíclica "Humani Generis", Colección Completa de Encíclicas Pontificias, Ed. Guadalupe, Bs. Aires, Tomo II, pág. 1804.

[34] Existe la opinión sobre este asunto, que podríamos llamar creacionismo "lato sensu". Ver: Cuadernos Hispanoamericanos, enero 1966, pág. 179. Romano García, presentando el libro del C. H. Waddington: La naturaleza de la Vida, dice: "Ya Anaxágoras, frente a Empédocles y Demócrito, que explicaban los cambios evolutivos por las colisiones y conjugaciones azarosas de los átomos, veía en tales cambios la materialización de un propósito inteligente" (Waddington), lo que admite la disposición creadora desde el principio, depositando en la primera materia todo el desarrollo ulterior.

[35] Es sumamente interesante lo que dice: "La especie humana desaparecerá como han desaparecido los dinosaurios... lentamente perderá nuestra estrella su calor y su luz, entonces desaparecerá en ella toda la vida... Entonces no se salvará nada de la civilización humana o superhumana. Descubrimientos, filosofía, ideales, religión -nada existirá ya. De nosotros no quedará tanto ni cuanto quedó del hombre de Neanderthal... En este pequeño rincón del universo será anulada para siempre la irrisoria aventura del protoplasma... La aventura que, posiblemente, se repita en otros planetas... Pero, por donde quiera, siempre sostenida por las mismas ilusiones; creadora de los mismos dolores, absurda; de la misma manera frustrada; de igual manera, por doquiera, destinada fatalmente, desde el principio, a la muerte definitiva y a la eterna oscuridad". Jean Rostand: "Pensées d'un Biologiste", pág. 103, 4. Citado en "Crkva u Svijetu", vocero de la diócesis de Split, enero 1966.

[36] J. Huxley: En su famosa polémica con el presbítero anglicano Mascall: Die Mucht des Menschen ist alarmierend, en Die Zeit Nro. 32/1960, Complemento, pág. 1.

[37] Gustavo A. Wetter: El Materialismo Dialéctico Soviético, págs. 222, 3, 4 y 5. Buenos Aires, 1950. "Esta ley que por Engels fuera ubicada en el segundo puesto, hoy en día es colocada generalmente en le primero. Esta ubicación preferencial corresponde a la importancia capital que le atribuye Lenin, quien dice: "La condición del conocimiento de todos los procesos del mundo está en su autocínesis, en su desarrollo espontáneo, en su vida viviente y en su conocimiento como unidad de los opuestos". La esencia de esta autocínesis es descrita por Lenin como: "... el desdoblamiento del uno de los opuestos, que se excluyen recíprocamente, y la relación recíproca entre ellos"... "La 'Unidad' (coincidencia, identidad, equilibrio de la acción) de los opuestos, es condicionada, temporánea, transitoria, relativa. La lucha de los opuestos, que se excluyen recíprocamente, es absoluta, así como también es absoluto el desarrollo, el movimiento".

[38] Ver sobre las propiedades innatas de la materia y el concepto de "Qual" en F. Engels: El socialismo utópico y socialismo científico, pág. 13, Ed. Coyoacán, Buenos Aires, 1961.

[39] A. Cornu, op. cit. "La généralisation de la production de valeurs d'échange, qui caractérise le régime de la propriété privée et en particulier le sistème capitaliste, a déshumanisé à la fois le travail, le produit du travail et l'échange". Pág. 29.

[40] "El objetivo de la historia, después de haber desaparecido la verdad de otro mundo, es el restablecer la verdad de este de aquí. El primer deber de la filosofía, que se halla al servicio de la historia, después de haber desenmascarado la sagrada forma de la alineación del hombre de sí mismo, desenmascarar también esta alineación en sus formas profanas. La crítica del cielo se convierte así en la crítica de la tierra, la crítica de la religión en la crítica del derecho, la crítica de la teología en la crítica de la política". Karl Marx: Zur Kritik der Hegelschen Rechts-Philosophie: Einleitung, en la obra de Marx-Engels: Uber Historischen Materialismus, Berlín, 1930, pp. 17-18.

[41] A. Cornu: op. cit. en nota bajo el texto: "Ceci (la crítica de Hegel y Feuerbach - n. observación) montre combien sont peu fondées les tentatives sans cesse réiterées del penseurs burgeois, qui posent comme notion centrale et fondamentale du marxisme, no la notion de praxis, mais celle d'aliénation, pur rejeter l'élément révolucionaire de la pensée marxiste et la réduire à une utopie moralisante, à un humanisme, dont le but serait la réalisation de l'homme vrai, socialment indiferencié". Pág. 32.

[42] E. Aguirre, S. J., en revista Cuadernos Hispanoamericanos, cita a J. Huxley: "El hombre tiene de hecho nueva responsabilidad, le guste o no; ha sido promovido a 'Director de la empresa evolutiva' y no tiene opción a rehusar este cargo", pág. 9.

[43] Idealismo y Materialismo en la concepción de la historia, J. Jaurès y P. Lafargue, Ed. Siglo Veinte, Buenos Aires, 1960, pág. 47.

[44] "Ici s'achève l'itinéraire surprennat de Prométhée. Clamant sa haine de dieux et son amour de l'homme, il se détourne avec mépris de Zeus et vient ver les mortels pour les mener à l'assaut du ciel. Mais les hommes sont faibles, ou lâches; il faut les organiser. Ils aiment le plaisir et le bonheur immédiat; il faut leur apprende ŕ refuser, pur le grandir, le miel des jours. Ainsi, Prométhée, á son tour, devient un maître qui enseigne d'abord, commande ensuite. La lutte se prolonge encore et devient épuisante. Les hommes doutent d'aborder ŕ la cité du soleil et si cette cité existe. Il faut les sauver d'eux-męmes... Le Prométhée seul, est devenu dieu et rčgne sur la solicitude des hommes. Mais, de Zeus, il n'a conquis que la solicitude et la cruauté..." A. Camus: L'Homme Révolté, Gallimard, 1951, pág. 301.

[45] R. Rolland: Péguy, pág. 21, Buenos Aires, 1916.

[46] A. Camus: Op. cit., págs. 253 y 257

[47] A. Camus: Op. cit., págs. 241 y 307

[48] H. Wallon: "Témoignage", en la revista "Pensée", pág. 3, toma la posición contra el positivismo científico, por no querer pronunciarse sobre lo que está más allá de lo positivamente comprobado. Así, según él, se deja lugar para lo misterioso, para lo excepcional, para lo providencial y autónomo. "Et l'autonomie absolue des individus autorisait la croyance qu'il peut y en avoir d'excepcionnels, de providenciels, que leur destin place au-dessus des autres: on sait l'espèce de credulité populaire qui s'attache è la personne des dictateurs".

Wallon evidentemente trata de exterminar una clase de dictadores, excepción de la historia de los pueblos civilizados, para substituirla por otra, del terror racional, como lo ha demostrado en forma tan brillante su connacional A. Camus. Además, desde la sociedad de esos racionalistas modernos, actualmente se libra una batalla muy recia contra Pauwels y Bergier, por temor a permitir el derecho de ciudadanía a otras fuerzas del espíritu, fuerzas irracionales, lo que para los marxistas significa la degradación de la ciencia y el retorno a la hechicería.

En cuanto a la crítica de nuestros filósofos marxistas del régimen comunista yugoslavo, debemos destacar que la ideología oficial yugoslava está contra ellos. Efectivamente, el gobierno de Belgrado en la edición Práctica y Teoría de la Edificación del Socialismo en Yugoslavia, preparada para los lectores de idioma castellano, toma posición al respecto con las siguientes enunciaciones: "... El humanismo abstracto preconiza, a veces, la necesidad de realizar, en las relaciones actuales, los elementos fundamentales de la sociedad comunista; pero en el grado actual de desarrollo material de la sociedad yugoslava, y no sólo de la sociedad yugoslava, sólo podría realizarse en el mejor de los casos, una especie de comunismo primitivo, no exento de elementos burocráticos-estatales, impresos fuertemente". Pág. 372. Del texto fácilmente desprendemos que la política oficial de Tito rechaza el humanismo de los filósofos de Zagreb, insistiendo en la veracidad, la intangibilidad y la posibilidad de realizar la sociedad comunista. Al comunismo "primitivo" le faltan elementos, pero con "elementos burocráticos fuertemente impresos" todo se va a conseguir. Además el ministro de Tito, Kyrov, al defender la orientación económica de su gobierno hacia el Occidente, no pone en duda la superioridad del socialismo-comunismo frente al sistema de libre empresa. Una vez obtenidos los elementos técnicos del mundo capitalista, se realizará la plena industrialización, llegará "el apocalipsis industrial" y con él el comunismo puro! ¡La fe comunista en su futura sociedad queda intangible y, naturalmente, también el terror racional como medio de realización!

[49] Cf. J. Petricevic, Política agraria en Yugoslavia, "Studia Croatica" Nros. 2-3, 1961, pp. 117-129, Fracaso del titoismo en agricultura y el campo en general, "S. C." Vol. 4, 1962, pp. 309-324.

[50] Statisticki godisnjak SFRJ 1964 (En Anuario estadístico de Yugoslavia 1964), ed. El Instituto Federal de Estadística, Belgrado, p. 142.

[51] FAO, Production Yearbook 1963, Roma, p. 37.

[52] Statisticki godisnjak SFRJ 1964 (El anuario estadístico de Yugoslavia, 1964), p. 145; Borba del 2/10/1964. Datos provisorios.

[53] Statiscki godisnjak SFRJ, 1963-1964 (El anuario estadístico de Yugoslavia, 1961964)

[54] Anuario estadístico de Yugoslavia.

[55] Anuario estadístico de Yugoslavia 1964, pp. 150 y 153.

[56] Cf.: FAO, Production Yearbook 1963, Roma, p. 222.

[57] Calculado según el Anuario estadístico de Yugoslavia 1964, pp. 150 y 161.

[58] Cf. Vjesnik del 22/VII/64; K. Dzeba, Razgovor o novim cijenama (La discusión sobre los nuevos precios).

[59] Vjesnik, 2/ /1976, Zagreb.

[60] Vjesnik u srijedu, 8/XII/1965.

[61] New York Herald Tribune, edición parisina del 23/XII/1965.

[62] New York Herald Tribune, 4 y 5/XII/1965.

[63] Cf. Schematismus Provinciae Dalmatae SS. Redemptoris O.F.M., Spalati 1965, 1960. Su padre se llamaba Marko y madre Matija Radojkovic.

[64] Ibídem.

[65] Acerca del profesor fray Pedro Grabic consultar: Mp. O. Petar Dr. Grabic (1882-1963) Zivotne crtice i glavnija djela, Split, 1964, p. 8; cf. el artículo de Balic: "Glavne oznake dogmatsko-apologetske naravi O. Fra Grabica", ibid., 14-26.

[66] Cf. Ephemerides theologicae lovaniensis 4 (1927) 743; Antonianum, Romae, 1 (1926) 507.

[67] Este estudio fue publicado den Revue d´histoire ecclésiastique, Lovaina, 22 (1926) 551-566.

[68] Cf. Nova revija, Makarska, 7 (1928), 13-22; 8 (1929) 3-16; 9 (1930) 1-21; 10 (1931) 310-329, 414-417; Bogoslovni vestnik, Ljubljana, 9 (1929) 185-219; Theologische Revue, Münter in Westf, 28 (1929) 449-451; Recherches de théologie ancienne et médiévale, Lovaina, 2 (1930) 160-188; 3 (1931) 191-201.

[69] Cf. Theologische Revue, 28 (1929) 414-417; Nova revija, 10 (1931) 414-417.

[70] Cf. Nova revija, 10 (1931) 331-352; 390-392; 11 (1932) 123-140.

[71] Bibliotheca Mariana medii aevi - Textus et disquisitiones, Collectio edita cura Instituti Theologici Macerskensis (Dalmacia), I-II, Sibenici 1931-1933; III-V; Sibenici-Romae 1941-1945; VI-VIII, Romae 1951-1954.

[72] Cf. Bittremieux, J., en Ephemerides theologicae lovanienses 8 (1931) 464-465: "Hoc fasciculo cl. Balic dignissime inaugurat novam collectionem mariologicam... Eruditionem ingentissimam manifesttat Auctor ubicunque; maximam curam in edendo adhibuit, quibus accedit elegans ac nitidus edendi typus; ex quibus omnibus de scientifica soliditate totius collectionis ex hoc primo fasciculo bene augurare jam licet. Quantae utilitatis pro estudio ac progressu mariologiae erit, omnes facile vident"; ver también reseñas en Nova revija 10 (1931) 375-379; en Recherches de théol. Ancienne et méd. 4 (1932) 593-595; Collectanea franciscana 3 (1933) 109-13.

[73] Autores tratados en la colección: Ionnes de Polliaco et Ionnes de Neapoli; Duns Scotus; S. Bonaventura; Asunción de María en los escritores del siglo XIII; Constitución de Sixto IV sobre la Inmaculada Concepción de María; Jacobus a Voragine; Dionysius Cartusianus; S. Albertus Magnus es eius coaequales. Ver nota Nº 9.

[74] Cf. Acta Ordinis Fr. Min., 53 (1934) 14.

[75] Cf. Malo A. - M., Pour le centenaire de Lourdes, Montreal, Canadá, 1958, 89.

[76] Cf. Acta Ordinis Fr. Min., 53 (1934) 50-65.

[77] Colectanea franciscana slavica. Acta congressum professorum complectentia, I-II Sibenici 19371940. La crónica del congreso en Zagreb se halla en el vol. I, p. V-XXIV - 534-574; la crónica del congreso en Cracovia figura en el vol. II, p. V-XIX. El tercer congreso, dedicado al Cristo Rey, debió celebrarse en septiembre de 1939 en Bratislava, Eslovaquia, pero fue postergado debido a la crítica situación política. Los provinciales de las cinco provincias franciscanas croatas, junto con la eslovena, habían decidido en su reunión de 17-18 de septiembre de 1939, celebrarlo en Zagreb en 1941 con motivo de los festejos de 1300 años de la cristianización de los croatas y de sus primeras relaciones con la Santa Sede. Debido a la guerra, tampoco esta vez pudo celebrarse. Cf. Collectanea franciscana slavica, II, p. XIX, nota 8.

[78] Cf. Collectanea frac. Slavica, II, p. XVIII-XIX.

[79] Cf. Ibid., II, p. XIV.

[80] Ver la Constitución sobre la Asunción de María Munificentissimus Deus en "Acta Apostolicae Sedis" 42 (1950) 753-771. De la participación de Balic en la promulgación de ese dogma se hablará en las páginas siguientes.

[81] Dom Quentin H., O.S.B., La vulgate à travers les siècles et sa révision actuelle, Roma 1926, 85: "Ya no se lee ningún texto, clásico o patrístico, en una edición del siglo XV; la crítica ha pasado por doquier, logrando que las ediciones hagan progreso a veces muy grande".

[82] Ioannis Duns Scoti, Doctoris Subtilis, Ordinis Minorum, Opera omnia, vols. I-XII, ed. Lucas Wadding, Lugduni 1639.

[83] Ioannis Duns Scoti, Doctoris Subtilis, Ordinis Minorum, Opera omnia, editio nova iuxta editionem Waddingi, vols. I-XXVI, ed. Ludovicus Vives, Parisiis 1891-1895.

[84] Balic C., The life and works of John Duns Scotus, in Studies in Philosophy and the History of Philosophy, Washington, 3 (1965) 15-26.

[85] Cf. Balic C., Die kritische Textausgabe der Werke des Johannes Duns Skotus, in Archiv für Geschichte der Philosophie, Bd. 43, Heft 3, Berlín 1961, 303-304; The nature and value of a critical edition of the complete works of John Duns Scotus, in Studies in Philosophy and the History of Philosophy, Washington, 3 (1965) 369.

[86] La obra publicada como primer tomo de la nueva colección: Bibliothèque de la Revue d´histoire ecclésiastique, 1, Lovaina 1927, pp. XVI - 370.

[87] Ioannis Duns Scoti, Doctoris Subtilis et Mariani, Theologiae Marianae elementa, quae ad finem codicum manuscriptorum editit P. Carolus Balic (Bibliotheca Mariana medii aevi) 2 A. Sibenici 1933, pp. CLVL - 452.

[88] Amadeus a Zedelgen, O. M. Cap., in Collectanea franciscana, 5 (1957) 262.

[89] Cf. Acta Capituli Generalis a. 1927, ad Claras Aquas 1928, 40; Acta Ordinis Fr. Min., 58 (1939) 25-26.

[90] Cf. Acta Ordinis Fr. Min., 57 (1938) 233.

[91] Amedeus a Zedelgen. O. M. Cap., in Collectanea franciscana, 5 (1957) 262.

[92] Gilson, E., Duns Scott à la lumière des recherches historico-critiques, en Scholastica ratione historico-critica instauranda, Romae, 1951, 507.

[93] Cf. Ratione criticae editionis Operum omnium I. Duns Scoti, I, Romae, 1939, 106-114.

[94] Normae pro collatione codicum manuscriptorum a Commissione Operibus I. Duns Scoti edendis servandae, Romae 1939, pp. 8.

[95] Pelster, F. J., en Scholastik, 27 (1952), 246-247: "Ich glaube nicht zu übertrieben, wenn ich sage, dass siese Opera zu den schwierigsten Ausgaben gehören, die je unternommen wurden".

[96] El plazo de su labor literaria fue demasiado corto: "unum fere decennium 2, cf. Disquisitio historico-critica, en Ioannis Duns Scoti, Doctoris Subtilis et Mariani, Opera omnia, ed. Vaticana, I, p. 155; cf. asimismo Balic C., The life and works of John Duns Scotus, 2-14.

[97] Gilson, E., Duns Scot à la lumière des recherches historico-critiques, en Scholastica ratione historico-critica instauranda, Romae, 1951, 516

[98] Ratio criticae editiones Operum omnium Ioannis Duns Scoti, I-III, Romae, 1939-1951.

[99] Disquisitio historico-critica y varias Adnotationes están impresas en Ioannis Duns Scoti, O.F.M., Doctores Subtilis et Mariani, Opera omnia, ed. Vaticana, I. Civitas Vaticana 1950, 3-319; IV, 1956, 1-46; VI, 1963, 1-30; XVII, 1966, Introductio.

[100] Cf. entre otras, ej. Gr., Antonianum, 20 (1945) 267-308; Miscellanea Giovanni Mercati, vol. 6 (en Studi e Testi, 126), Città del Vaticano 1946, 292-233; Mélanges Auguste Pelzer, Lovaina 1947, 551-556; Libro e Biblioteche (en Bibliotheca Pontificii Athenaei Antoniani, 5-6), Roma 1950, 189-219, Scholastica ratione historico-critica instauranda (en Bibliotheca Pont. Athnaei Antoniani, 7), Roma 1951, 489-501; Scriptorium, 8 (1964) 304-318; Archiv für Geschichte der Philosophie, Bd. 43, Heft 3, Berlín, 1961, pp. 303-317.

[101] Ioannis Duns Scoti, O.F.M. Doctoris Subtilis et Mariani, Opera omnia, studio et cura Commissionis Scolasticae ad fidem codicum edita praeside P. Carolo Balic: Ordinatio, vols. I-IV, Civitas Vaticana 1950-1963; Lectura, vols. XVI-XVII, Civitas Vaticana 1960-1966.

[102] Masai F. En Scriptorum, 8 (1954) 142.

[103] Pelzer A., en Revue d´histoire ecclésiastique, 51(1956) 439.

[104] Dumont C., S.J. Nouvelle Revue Théologique, 88 (1956) 439.

[105] Gilson E., Bulletin thomiste, 8 (1955) 115

[106] Geyer B., Franziskanische Studien, 33 (1951) 301.

[107] Pelster F., S.J., Archivum franciscanum historicum, 44 (1951) 215.

[108] Nardi B. Revista de storia di filosofia, 1951, p.8.

[109] Xiberta B., O. Carm., Revista española de teología, 15 (1955) 689.

[110] Van Steenbeghen F., Revue philosophique de Louvain, 50 (1952) 611-612.

[111] Idem, Ibid., 61(1963) 321.

[112] Martin R. M., O.P. Revue d´histoire ecclésiastique, 24 (1928), 175.

[113] Cf. ver nota 15.

[114] Scholastica ratione historico-critica instauranda. Acta congressus scholastici internationalis Romae Anno Sancto 1950 celebrati (Bibliotheca Pont. Athenaei Antoniani, 7), Romae, 1951, pp. XXIII, 670.

[115] Cf. Programma: "Duns Scotus Congress" - Secundus Congressus internationalis scholasticus VII recurrente saeculo a nativitate I. Duns Scoti celebrandus (Oxonii 1114 sept., Edimburgi-Duns 15-17 sept. 1966), Romae, 1965.

[116] Concilium Oecumenicum Vaticanum II, Decretum de institutione sacerdotali, Nos. 15 y 16.

[117] Cf. Acta Ordinis Fr. Min. 85 (1966) 53-56.

[118] Cf. L´Osservatore Romano, 22/X/1950, p. 1: "Apenas elegido Papa, Pío XII confió al entonces monseñor Tardini, que tenía tres puntos principales en el programa de su pontificado: la nueva traducción del Salterio, la definición de la Asunción, y las excavaciones de la tumba de San Pedro".

[119] Cf. L´Osservatore Romano, 9-10 dic. 1950, pp. 1 y 2.

[120] Cf. L´Osservatore Romano, 1/XI/1950; Acta Apostolicae Sedis, 42 (1950) 778-782.

[121] Sardi V., La solenne definizione del dogma dell´Inmacolato Concepimento di Maria Santissima. Atti e documenti pubblicati nel cinquantesimo anniversario della stessa definizione, I-II, Roma, 1904-1905.

[122] Balic. C., Von Tode und Himmelfahrt Mariä, en Wissenschaft und Weisheit, 5 (1938) 183-201; De definibilitate Assumptionis B. V. Mariae in caelum, en Antonianum, 21 (1946) 3-67; De Assumptione B.V. Mariae quatenus in deposito fidei continentur, en Antonianum, 24 (1949) 153-182; La controversia acerca de la muerte de María Santísima desde la Edad Media hasta nuestros días, en Estudios Marianos, Madrid, 9 (1950)101-123; Verso la definizione dogmatica dell´Assunzione della SS. Vergine Maria, en L´Osservatore Romano, 19/VIII/1950.

[123] Balic C. Testimonia de Assumptione B.V. Mariae ex omnibus saeculis, I-II, Romae, 1948-1950; cf. vol. I, p. IX.

[124] Laurentin R., La vie spirituelle, nro. 378, noviembre 1952, p. 393, nota 16: "Le soin apporté à èlucider les questions de date et d´athentiché et la présentation de cet Enchiridion sont dignes de tous éloges".

[125] Cf. Ver nota nro. 9.

[126] Bibliotheca mariana moderni aevi - Textus et disquisitiones, Collectio edita cura Academiae Marianae Internationalis, I-III, Romae, 1953-1964. Sobre Bibliotheca mariana medii aevi ver nota nro. 9.

[127] Bibliotheca Assumptionis B.V. Mariae - . Textus et disquisitiones, I-IV, Romae 1948-1962; Bibliotheca Immaculatae Conceptionis - . Textus et disquisitiones, I-IX, Romae, 1950-1959; Bibliotheca Mediationis B.V. Mariae - . Textus et disquisitiones, I-II Romae 1952-1960.

[128] Laurentin R., La vie spirituelle, nro. 378, noviembre 1952, 391.

[129] Cf. Malo, A.M., Pour le centenaire de Lourdes, p. 89. R. Laurentin ("mariologue bien connu", prof. Phillips), analizando sendos volúmenes de dichas colecciones, con frecuencia elogia la labor de Balic: "En esta colección (Bibliotheca Immaculatae Conceptionis) se siente plenamente la notable dirección de P. Balic... aquí puede extremar sus exigencias. El resultado es notable: ordenamiento bien concebido, redacciones claras y objetivas, apoyadas paso a paso en notas precisas. La documentación agota los inéditos y nos brinda, cuando lo merecen, una impecable edición crítica. Los índices rematan el conjunto que se presenta en la misma tipografía clara y aérea que las actas del congreso. Es un verdadero descanso espiritual consultar obras tan bien hechas". La vie spirituelle, nro. 456, diciembre 1959, pp. 539-540.

[130] Ver el texto de la carta papal Deiparae Virginis Mariae en las actas del congreso de Montreal: Vers le dogme de l´Assomption (en Studia Mariana, 4), Montreal 1948, 4-5.

[131] Cf. Ordinationes peculiares Commiss. Mariali Franciscanae, Romae 1948, 5.

[132] Cf. Ibid., p. 4.

[133] La crónica de cada congreso consultarla en el tomo correspondiente de Studia Mariana.

[134] Studia Mariana, cura Commissionis Marialis Franciscanas edita I-IX, Romae (Lisboa, Madrid, Buenos Aires, París, Montreal, Burlington, etc.) 1947-1954.

[135] Cf. Acta Pontificae Academiae Marianae Internationalis, Romae, 1, (1961) 18.

[136] Ibid., p. 18. Es interesante acotar aquí el juicio de R. Laurentin: "¿De dónde estriba el interés primordial de esos congresos? En el encuentro, en la reunión, en los intercambios que suscitan. Acabamos de ver que el trabajo mariano de siglo XX se organiza en el cuadro de las sociedades nacionales. La proximidad geográfica y lingüística impuso tal solución. No está exenta de peligro: de producir mariologías en el vaso cerrado donde el factor nacional perjudica al factor Iglesia, puesto que las tendencias, buenas o malas de cada país se exageran y porque cada sociedad particular tiende a erigirse en norma. Importaba, pues, que se celebren reuniones supranacionales donde las tendencias divergentes puedan tomar conciencia de sus particularismos, neutralizarse, también intercambiar sus logros positivos. Ese resultado fue conseguido tanto al margen como durante las manifestaciones de las que ha informado la prensa. Fue conseguido no sin dificultad: dificultades insuperables aparentemente, afrentadas con intrepidez por el padre Balic. La dificultad básica material es el idioma. El presidente de la Academia Mariana insistió esta vez que las sesiones se desarrollen en latín. Y por cierto, es una buena solución" (CF. La vie spirituelle, Suplément, nro. 52, 1er. trimestre 1960, p. 234).

[137] Ver crónica del congreso en la colección Alma Socia Christi, I, Romae, 1951, un tomo de 382 páginas con muchas fotografías; cf. ver nota 82.

[138] Ver la crónica del congreso en la colección Virgo Immaculata, I, Romae, 1958, un tomo de 422 páginas y con abundante material gráfico; cf. nota 83.

[139] Ver la historia y la crónica del congreso en Nuntia periodica de congressu mariologico-mariano international in civitate Lourdes diebus 10-17 sept. 1958 celebrando, nro. 1-5, Romae 1957-1958.

[140] Cf. Acta Pontificae Academiae Marianae Internationalis, 3 (1965), 53-72.

[141] Malo, A.M. Pour le centenaire de Lourdes, 90-91.

[142] L´Osservatore Romano 1958, sept. 12, 15-16, 17, 19, 20; 1965 marzo 17, 19, 22-23, 25, 27, 31.

[143] Alma Socia Christi (Acta congressus mariologici-mariani Romae anno sancto 1950 celebrati), I-XIII, Romae, 1951-1958.

[144] Virgo Immaculata (Acta congressus mariologici-mariani Romae anno 1954 celebrati), I-XVII, Romae, 1955-1958.

[145] Maria et Ecclesia (Acta congressus mariologici-mariani in civitate Lourdes anno 1958 celebrati), I-XVI, Romae, 1959-1960.

[146] Cf. Acta Pont. Academiae Marianae Internationalis, 3 (1965) 53. El primer volumen está imprimiéndose.

[147] Laurentin R., La vie spirituelle, Supplément, nro. 28, 15/II/1954, p. 104.

[148] Idem, Ibid. Nro. 52, 1er. trimestre 1960, pp. 224-225.

[149] Idem. La vie spirituelle, Supplément, nro. 28, 15/II/1954, p. 104.

[150] Idem La vie spirituelle, nro. 378, nov. 1952, p. 390; nro. 388, octubre 1953, p. 292, nota 15.

[151] Idem La vie spirituelle, nro. 378, nov. 1952, p. 391.

[152] Así el gran mariólogo jesuita P. De Aldama escribe en Estudios Eclesiásticos 26 (1952) 88: "Todo este conjunto de trabajos y colecciones... constituye hoy sin duda el más importante centro de investigación mariológica en el mundo. La Mariología lo habrá de agradecer siempre a la gloriosa Orden Seráfica"; monseñor Parente en Euntes docete, 6 (1953) 397, dice: "Debemos estar agradecidos al reverendo padre Balic y a todos los relatores del congreso por este largo y precioso aporte científico a la Mariología, que en nuestros tiempos se ha convertido en el punto focal de la Teología"; Michel A., dice L´Ami du Clergé, 66 (1956), 300: "Es un nuevo y verdadero monumento teológico que la Academia Mariana Internacional ha erigido a la Virgen Inmaculada en su congreso de 1954, realizado en Roma"; P. García Garcés, presidente de la Sociedad Mariológica EspaÑola y director de la revista Ephemerides mariologicae, 8 (1958) 174, escribe: "Todos los volúmenes de esta colección (Virgo Immaculata) tienen valor y precio innegables...". Varios juicios están recogidos en Nuntia periodica, Academia Mariana Internationalis, Romae, 6 (1959) 85-95.

[153] Cf. Acta Pont. Academiae Marianae Internationalis, 1 (1961) 19.

[154] Cf. Ibid., p. 7-9, 20.

[155] Cf. Ibid., 3 (1965) 3.

[156] Cf. L´Osservatore Romano, 18-19 julio 1960, Civilitá Cattolica nro. 111, 20/VIII/1960.

[157] Cf. Civilitá Cattolica nro. 113, 3/XI/1962, p. 279; . L´Osservatore Romano, 28/IX/1962.

[158] Sobre el trabajo de las comisiones preparatorias y conciliares y sobe el curso de los trabajos en las sesiones conciliares, consultar, además de los comunicados de L´Osservatore Romano, cf.: Besutti G.M., O.S.M. le note di cronica sul Concilio Vaticano II e lo schema "De B. Maria Virgine", en Marianum, 26 (1964), 1-42; Balic C., O.F.M. La docrine sur la Bienheureuse Vierge Marie, Mére de l´Eglise, et la Constitution "Lumen Gentium", du Concile Vatican II, en Divinitas, 9 (1965) 464-482; Laurentin R. L´enjeu du Concile, I-IV, París, 1962-1965.

[159] De Maria et oecumenismo, Romae 1962, pp. XI - 593.

[160] Sebastián Aguilar, CMF, Ephemerides mariologicae, 13 (1963), 491.

[161] Koser, C. O.F.M., Revista ecclesiastica Brasileira, 23, fasc. 2 (1963) 537.

[162] Laurentin, R. Revue des sciences philosophiques et théologiques 48 (1964) 122. Ver también P. Luigi Ciappi, O. P. Maestro del Sacro Palazzo Apostolico, L´Osservatore Romano, 19/XII/1962.

[163] Cf. Laurentin R. L´enjeu du Concile, II, p. 27-45; II. P. 89-113.

[164] De Scriptura et Traditione, Romae 1963, pp. XI - 742, cf. p. XI.

[165] Koser C., Revista ecclesiastica Brasileira, 23 fasc. 3 (1963) 819.

[166] Holstein H., Recherches de science religieuse, 62 (1964), p. 170.

[167] F.S.A., Ephemerides mariologiae, 14 (1964) 420-423. Cf. Julius Kaup, Franziskanische Studien, Heft 1-2, 1964, p. 163: "monumentale Band".

[168] Aldama (De) J., S.J., De quaestione mariali in hodierna vita Ecclesiae, ed. Bibliotheca Mariana moderni aevi, 3, Romae, 1964, pp. XIII - 163.

[169] Laurentin, R., La question mariale, París, 1963, pp. 176.

[170] García Garcés N., CMF, Ephemerides mariologicae, 14 (1964) 419; cf. asimismo: Aperribay B., Verdad y vida, 88 (1964) 719-728; Philips G., Ephemerides theologicae lovanienses, 41 (1964) 527-528; Boyer, C., S.J., Gregorianum, 45 (1965) 573-574.

[171] Cf. Balic C., La doctrine sur la Bienheureuse Vierge Marie..., en Divinitas, 9 ( 1965) 464: "L´un ou l´autre pourrait penser: celui qui fut membre depuis le début de la commission théologique, participant ainsi à toutes ses séances; qui fut en outre au début relateur du schéma oficiel, puis participa avec Monseigneur Philips à la rédaction du schéma actuel, est certainement en possession de détails intéressants, peut-être encore non connus ou du moins rapportés de manière imparfaite et souvent inexacte"; cf. p. 465-469; cf. Laurentin R., La Vierge au Concile, Paris, 1965, 9-16.

[172] Cf. Circa schema constitutionis dogmaticae De Beata María Virgine Mater Ecclesiae; Votum P.C. Balic, periti, Typis Polyglottis Vaticanis 1963, pp. 32.

[173] Cf. Balic C., La doctrine ..., en Divinitas, 9 (1965) 469-70; cf. Laurentin R., La Vierge au Concile, 16-17.

[174] Cf. Balic C., La doctrine ..., 469-71; cf. Laurentin R., La Vierge au Concile, 21-23.

[175] Al respecto, estimo apropiado citar aquí un párrafo del artículo de Balic La doctrine. P. 170-171, para que el lector tenga una idea objetiva: "Quand les divisions (entre los Padres Conciliares) parrurent telles qu´elles mena¸aient de ruiner tout le travail accompli, je me rendis chez le cardinal Frings, le priant d´intervenir pour qu´on accepte le texte tel qu´il était, ni plus ni moins. Il le fit et le vote du 29 octobre 1964 obtint le consentement de 1559 contre 10, et 521 se prononcant iuxta modum. Ces derniers étaint encore trop nombreux; ils auraient éte plus élevés encore si directement ou par personne interposée je n´avait pas fait tout mon possible pur convainere les Pères de se contenter de la vois moyenne qui avait ètè choisie".

[176] Cf. Maria e la Chiesa del Silenzio, Roma, 1957, p. 2.

[177] Mencionamos sólo alocuciones de los cardenales Ottaviani, Bea, Dopfner, Brown.

[178] Ver nota 115.

[179] Disquisitio de valore seu momento critico editionis Locatellinae Sermonum S. Antonii Patavini (Disceptatio Sacrae Congretationi Rituum exhibita super confirmatione cultus Doctoris S. Antonio Patavino per saecula tributi eiusque extensionis ad universam Ecclesiam), Romae 1945.

[180] Cf. Acta Apostolicae Sedis, 38 (1946) 200-204.

[181] S. Antonio Dottore della Chiesa. Atti delle Settimane Antoniane tenute a Roma e a Padova nel 1946, Città del Vaticano, 1947, XIX - 520.

[182] Cf. Acta Ordinis Fr. Min., 66 (1947) 15; 69 (1950) 43.

[183] Cf. Acta Ordinis Fr. Min., 67 (1948).

[184] Miscellanea Contardo Ferrini. Conferenze e studi nel fausto evento della sua Beatificazione (Bibliotheca Pont. Athenaei Antoniani, 1) Roma 1947, pp. X - 176. En esta colección salieron hasta ahora 14 volúmenes.

[185] Studia Antoniana, cura Pontificii Athenaei Antoniani edita, I, Romae 1948. En esta colección se editaron hasta ahora 21 volúmenes.

[186] Il libro e le biblioteche. Atti del primo congresso bibliologico francescano internazionale, 20-27 febbraio 1949 (Bibliotheca Pont. Athenaei Antoniani, 5-6) I-II, Romae 1950, pp. XX - 525-494

[187] Cf. L´Osservatore Romano, 6-7 dic. 1965.

[188] Cf. Acta Apostolicae Sedis, 56 (1964) 223.

[189] Sobre la estructura de la universidad medieval, especialmente la de París, cf. Balic C., Sredovjecna Univerza (De universitate medioaevali), Nova revija, 17 (1938) 266-282.

[190] Cf. Commentarium, Pontificia Universitas lateranensis anno academico 1959-1960, Romae 1960, 100.

[191] Acta Pontificiae Academiae Marianae Internationalis vel ad Academiam quoquo modo pertinentia, fasc. 1-3, Romae 1951-1965.

[192] Epístola apostólica Alma parens, "L´Osservatore Romano", 24/7/1966.

[193] Cfr. Cronia A., Dante nella letteratura serbo-croata, L´Europa Orientale, I (1921).

[194] Llama la Verónica faz nuestra al Santo Sudario con la faz de Jesucristo que se conserva en Roma.

[195] Delorko completó la traducción inconclusa de Mihovil Kombol, el mejor traductor croata de La Divina Comedia. De su versión se hablará más adelante. Kombol no consiguió traducir los últimos dieciséis cantos del Paraíso por fallecer antes, de manera que su traducción fue completada por Delorko, excelente conocedor del idioma y la literatura italianos. Su versión, editada por Matica Hrvatska tuvo varias reediciones, lo que prueba el vivo interés de los lectores croatas por la obra maestra de Dante.

[196] Anonimo Florentino. Commento alla Divina Commedia d´Anonimo Fiorentino del secolo XIV, ora per la prima volta stampato, a cura di Pietro Fanfani, Bologna, Romagnoli, 1866-1874. En dicha obra los versos aludidos se comentan en los términos siguientes: "Gente salvatica e scostumata nella riviera del mare adriatico" (La gente salvaje y rústica del litoral adriático). Cfr. La Divina Commedia nella figurazione artística en el secolare comento. A cura G. Biagi (et al.), Turín, 1939, v. 3., pp. 701-702. Ver también artículos y notas de Vinko Lozovina, R. Lenac y B. Poparic sobre dichos versos de Dante en Obzor (1936-37), Hrvatski Dnevnik, (1938), Jadranski Dnevnik (1937) y Hrvatska smotra (1938). Asimismo consultar el artículo de M. Deanovic en Ponte, IX, nro. 8-9 (1955), p. 1430; y B. Radica en Hrvatski Glas, nro. 25 (1965), Canadá.

[197] Dante Alighieri, Vita Nuova, XLI.

[198] Cfr. Trabajo de Mirko Deanovic, Dante prema Hrvatima (Dante acerca de los croatas), Hrvatska Enciklopedija, tomo 4, Zagreb, 1943, p. 588. Es escritor croata y prestigioso publicista norteamericano, Bogdan Radica en su estudio "Dante 1265-1965" (Hrvatska Revija, Buenos Aires, 1965, tomo 3, pp. 182-183) comenta los versos de referencia y cita a su profesor de la lengua y literatura italianas Vinko Lozovina en la escuela secundaria de Split, quien opinaba que el sudario de Verónica se mostraba especialmente a los romeros croatas porque en él había escritas letras glagolíticas (Sobre la Glagolitza Croata ver el estudio de M. Japundzic, Studia Croatica, Año V, nro. 1-2, pp. 55-76).

[199] El comentarista de este forse (acaso) T. Casini en Ponte, IX, nro. 8-9 (1955).

[200] M. Deanovic, op. cit..

[201] Cuando durante la primera guerra mundial y en la Conferencia de la Paz los croatas lucharon contra las injustas cláusulas del Pacto de Londres (de carácter secreto) de 1915, según las cuales Istria entera y gran parte de Dalmacia con sus islas debieron ser incorporadas a Italia como recompensa por su participación del lado de las Potencias de la Entente, pudieron citar al mismo Dante en defensa del principio nacional.

[202] Trad. Del italiano por Juan González, Conde de Cheste; Ed. El Ateneo, Buenos Aires, 1959. Nota del traductor de dicha edición: Pola es ciudad de Istria y el Cuarnaro el golfo que la baña y separa la Italia de la Croacia.

[203] Paraíso, XIX, 140-41. "Aquel de Rascia", es decir el rey serbio Uros Milutin, falsificador de la moneda veneciana.

[204] M. Deanovic, Ponte, nro. 8-9, 1955, p. 1430.

[205] Nacido alrededor de 1450 en el territorio de la República de Dubrovnik. Si bien actuaba en Italia (falleció en 1528 como decano del Cabildo de Treviso) no se olvidó de su patria chica. Hizo importantes donaciones a la iglesia de la Madre de Dios en Lastovo, donde todavía se conserva un cuadro de la Virgen de Pier Francesco Bisoli con la figura del donante e inscripción: Virgini Matri Boninus de Boninis, decanus travisinus aere su j.f. MDXVI. Su nombre y apellido en latín es la traducción fiel de su nombre y apellidos croatas.

[206] Sobre Marko Marulic ver: Pedro Barnola S.J, Epifanía americana de un insigne humanista croata, "Studia Croatica", Año I, nro. 1, Buenos Aires, pp. 58-60; Ante Kadic: La literatura renacentista croata, "Studia Croatica", año III, nro. 4, 1962, pp. 293-96.

[207] Cf. C. Dionissoti, M. Marulo, traduttore di Dante, Miscellanea L. Ferrari, Florencia, L. Olschki, 1952. Transcribe el texto íntegro de la traducción de Marulic y en parte la comenta. Influenciado por las pretensiones infundadas del irredentismo italiano sobre Dalmacia, étnicamente la provincia croata más pura, considera a Marulo (Marulic) "dálmata" y nada más. R. Vidovic, Marulicev prepjev Dantea, "Mogucnosti" nro. 4 (1956). El mismo autor, Dante u hrvatskim i srpskim prijevodima, "Mogucnosti" nro. 7-8 (1963); luego Versioni croate e serbe di Dante, "Studi Danteschi", XL (1963), pp. 411-441. Ver también la bibliografía citada allí.

[208] Cf. El trabajo de Vidovic sobre las versiones croatas de Danta. Ver asimismo Bibliografija rasprava, clanaka iknjizavnih radova (vol. Para el año 1960 y ss.), luego Republika, nro. 5 (1965) dedicada a Dante, con las colaboraciones de F. Cale, M. Zoric, O. Delorko, M. Peic y otros.

[209] Acerca de dichos escritores ver: Ante Kadic, op. cit.

[210] Petar Preradovic (1818-1872), Stanko Vraz (1818-1851) e Ivan Mazuranic (1814-1894), escritores de nota de la época del resurgimiento nacional croata de los aÑos treinta y cuarenta del siglo pasado. Ante Tresic-Pavici (1867-1945), Silvio S. Kranjcevic (1865-1908), Ivo Vojnovic (1857-1930) y Agustín Ujevic, destacados escritores y poetas de fines del siglo pasado y de la primera mitad del siglo presente. Algunos representan la cumbre de la creación poética croata.

[211] Entre otros escribieron sobre Dante: Ivan K. Ostojic (1882), M. Srepel (1889), I. Krsnjavi, L. Vojnovic, M. Begovic, Dinko Sirovica, Lj. Marakovic, Stj. Ilijic, A. Ssso, A. Petravic, V. Vitazica, Vl. Nazor, A. Tresic-Pavicic, V. Lozovina, B. Poparic, T. Ujevic, R. Lenac, S. Rac, A. Wenzelides, M. Deanovic, I. Hergesic, A. Bonifacic, M. Kombol, B. Radica, O. Delorko, F. Cale, M. Zoric, M. Peic, I. Franges y otros. Entre las dos guerras mundiales I. Krsnjavi, L. Vojnovic, M. Deanovic y Vl. Nazor pronunciaron conferencias sobre Dante, y con motivo del 6to. centenario de su muerte las revistas Kritika y Savremenik publicaron colaboraciones especiales. Vale la pena destacar que dedicaron su atención a Dante todas las revistas literarias sin distinción de ideologías, desde la católica Hrvatska prosvjeta (1939) hasta las comunistas Republika y Forum (con motivo del 7mo. Centenario del nacimiento de Dante).

[212] Cf. Vidovic, op. cit., ver nota 13.

[213] F. Cale en Republika, nro. 5 (1965), Zagreb. A. Nizeteo en Hrvatska Revija XV, t. 3 (1965), Buenos Aires.

[214] D. Alighieri, La Comedia Divina, 1ra. Parte: Infierno. Traducción y comentario de Iso Krsnjavi; ed. Matica Hrvatska, Zagreb, 1909, p. 3.

[215] D. Alighieri, El Infierno, traducción de V. Nazor, comentario y epílogo de I. Hergesic, Zagreb, Matica Hrvaska, 1943. Las partes restantes todavía en manuscrito. Es extraño que a un Nazor no se le publican ni hoy día algunas obras póstumas.

[216] D. Sirovica, La versión croata de Dante, "Zadarska revija", IV, nro. 4 (1965).

[217] Dante Alighieri: La Divina Comedia, trad. Mihovil Kombol, Zagreb, ed. Matica Hrvatska, 1948-63. Muerto Kombol en 1955, los últimos dieciséis cantos inconclusos del Paraíso los tradujo Olinko Delorko. Esta edición de Dante fue reimpresa repetidas veces.

[218] Vidovic, op. cit.

[219] Cfr. M. Zoric, Nasi novi pjesnici i Dante, "Repúblika", XXI, nro. 5 (1965).

[220] Cfr. Branko Kadic, Julio Clovio, protector del Greco joven, "Studia Croatica" aÑo II, nro. 1 (nota 2), pp. 19-24.

[221] Cf. M. Peic, Dante i Hrvatsko slikarstvo (Dante y la pintura croata), "Republika", XXI, nro. 5 (1965).

[222] J. Badalic, Inkunabule u NR Hrvatskoj, Zagreb, 1952. A. Nizeteo, The First Press in Croatia, "The Library Quaterly", XXX, nro. 3 (1960), p. 209.

[223] Cornell University. Rare Book Library. Biblioteca Dantesca. The request of Willard Fiske, Cfr. M. Bishop A History of Cornell, Ithaca, N.Y., Cornell University Press, 1962.

[224] Isidoro Krsnjavi (1845-1927), escritor, pintor, erudito y, sobre todo, meritorio organizador de instituciones culturales croatas como ministro de educación y culto en el gobierno croata autónomo de Zagreb a fines del siglo pasado y comienzo del actual. Dicho gobierno estaba influenciado por los húngaros, de modo que los patriotas lo criticaban acremente, per ni sus adversarios políticos más radicales le negaron sus méritos extraordinarios en el fomento de la cultura croata. Se oponía a toda clase de yugoslavismo. Escribió una biografía novelada de San Francisco de Asís.

[225] Vlaho Bukovac (1855-1922), el pintor croata más destacado por los años 1900. Alumno de Cabanel, tuvo mucho éxito en París y en Praga, donde era profesor en la Academia de Bellas Artes.

[226] Bela Czikos (1864-1931), profesor de la Academia de Bellas Artes de Zagreb fundada por Krsnjavi, notable representante y jefe intelectual del academismo pictórico croata.

[227] Mirko Racki, destacado pintor croata, escenógrafo, profesor de la Academia de Bellas Artes en Zagreb y miembro de la Academia de Ciencia y Artes, Zagreb.

[228] Dante, Tre donne intorno al cor mi son venute. Canz. XVII, Stanza V.

[229] Versión castellana: Juan González, Conde de Cheste; Ed. El Ateneo, Buenos Aires, 1959.

[230] De acuerdo a la estadística oficial de 1963, en el perímetro urbano de Sibenik viven 23.000 habitantes, y casi igual número en sus alrededores densamente poblados.

[231] La forma italiana es Sebenico y data de la época de la administración veneciana.

[232] F. Racki, Documenta Historiae Chroaticae periodum antiguum illustrantia, en Monumenta Slavorum Meridionalium 7 (1877), 66.

[233] Ibid., pp. 65-66.

[234] Rey de Croacia y Dalmacia (1089-90) de quien se conserva un documento, expedido apud castrum Sibinico, feckado el 8/IX/1089 (Cf. Racki, Ibid., p. 148).

[235] Marko Kostrencik, Nacrt historije hrvatske drzave i hrvatskoga prava (Esbozo de la historia del Estado croata y del derecho croata), Zagreb, 1956, pp. 175-176.

[236] Ferdo Sisic, Pregled Povijesti Hrvatskog naroda, Zagreb 1862, p. 144.

[237] Cf. J. G. Fratija, Arquitectura islámica en Bosnia y Herzegovina, "Studia Croatica", 1965, pp. 273-278.

[238] Cf. el artículo El milenio polaco y los croatas, en este número; Pedro Vukota, Croacia en la geografía Blaviana, "Studia Croatica", Año I, Nro. 1, pp. 56-57; J. B. Fratija, Recuerdo de dos reinas de Bosnia en Roma y Zadar, "Studia Croatica", 1965, pp. 151-52.

[239] Antun Dabinovic, Hrvatska drzavna i pravna povijest, Zagreb, 1940, p. 214.

[240] Geoffroy de Willehardouin, uno de los comandantes de la cuarta Cruzada, describió también la conquista de Zadar. Una parte de los cruzados franceses, pese a la protesta de los delegados del Papa Inocencio III, consistió en conquistar Jadees en Eslavonie por 35.000 marcos de plata, para pagar el transporte de los cruzados en las naves venecianas. Willehardouin relató el sitio de la ciudad y los conflictos entre los cruzados y los venecianos. De Zadar dice que "la cité fermée est de hautes murs et de hautes tours; et vainement en eussiez-vous demandé une plus belle, plus forte, ni plus riche" (La Conquête de Constantinople... écrite par... maréchal de Champagne et de Romanie"; "Classiques de l´histoire de France au moyen âge", Chap. 38-40). El Papa emitió un interdicto contra los conquistadores de Zadar y sobre todo contra los venecianos, censurando sus fechorías. "Au lieu de gagner la Terre promise, vous avez eu soif du sang de vous frères. Satan, le séducteur universel, vous a surpris. De mauvais anges vous ont induit, sous prétextes des nécessités inéluctables, a dévier... au païement de votre dette la dépoulle des chrétienes... Tout aurait dû vous détourner de ce dessein, le respect de la croix placée sur vos épaules, le respect du roi, de Hongrie et de son frère, le duc André, croisé comme vous; le respect tout au moins de l´autotité apostolique.Vous n´avez déféré ni à Dieu, ni au Siège Apostolique. Vous avez obligé les gens de Zara à capituler. Sous vos yeux les Vénitiens ont détruit les murs de la cité, pillé les églises, renversé les édifices, et vous avez partagé avec eux les dépouilles de ces malheureux. Sous peine d´anathème, arrètez-vous dans cette oeuvre de dèstruction et faites restituter aux envoyés du roi de Hongrie tout ce qui leur a eté enlevé...". Andrea Vicentino y Tintoretto perpetuaron en el palacio ducal la conquista de Zadar, y sus lienzos prueban los métodos de las conquistas venecianas.

[241] El cardenal Boson (las biografías de los papas inserte en el Liber Censum de Cencius Camerarius, Liber Pontificalis, ed. Duchesne, 1886-92) describió la visita que el papa Alejandro III hizo a la ciudad de Zadar en 1777. Acota que la ciudad está "ubicada en los confines de Hungría" es decir que la ciudad pertenece al reino húngaro-croata. "Visto que ninguno de los papas había anteriormente visitado esta ciudad, el clero y el pueblo se regocijaron inmensamente a causa de la llegada del Papa y bendecían con voz alta a Dios por haber permitido que su servidor Alejandro, sucesor del bienaventurado Pedro, visitara la iglesia de Zadar. Luego de montar, según la costumbre romana, un corcel blanco, lo llevaron en procesión por la ciudad con inmensas alabanzas y cánticos en su lengua eslava (in eorum slavica lingua) hasta la iglesia catedral de Santa Anastasia... Cuatro días después, el Soberano Pontífice dejó Zadar y costeando las islas eslavas... llegó felizmente ... a Venecia". Esos eslavos, se entiende, eran croatas.

[242] Las galeras de las ciudades dálmatas tomaron parte activa en la batalla naval de Lepanto. Algunas ciudades dálmatas guardan todavía con gran respeto los trofeos de la trascendental victoria.

[243] En 1409, Ladislao, llamado el Napolitano, el último angevino con pretensiones al trono croata-húngaro, se dio cuenta de que prevalecería el partido de Segismundo I de la dinastía de Luxemburgo y por 100.000 ducados vendió a Venecia: Zadar, Novigrad, Vrana y la isla de Pag, el único territorio croata que estaba en su poder, y también sus presuntos derechos a las ciudades dálmatas. Por supuesto que Venecia tuvo que conquistarlas, pero la transacción concertada con Ladislao, en la concepción de aquellos tiempos, le facilitó la conquista. Invocando sus derechos adquiridos mediante la compra, Venecia no se portó como un simple conquistador, sin tener en cuenta cómo logró su título, no reconocido, por supuesto, por el rey Segismundo, monarca legítimo de Croacia, Hungría, Bohemia y emperador romano-germánico.

[244] Cf. el ensayo de Ante Kadic, La literatura renacentista croata, "Studia Croatica", 1962, nro. 4 (nota 9), pp. 287-308.

[245] Ljubo Karaman, Umjetnost u Dalmaciji XV i XVI (El arte en Dalmacia en los siglos XV y XVI), Zagreb, 1933; C. M. Ivekovic, Dalmatien Architektur und Plastik, Bd. I-VIII, Viena, 1927; Ivan Bach, Likovna umjetnost u primorskoj Hrvatskoj. "Nasa Domovina", Zagreb 1943m, pp. 669-675; Hans Folnecies, Studiens zur Entwicklungsgeschichte der Architektur un Plastik des XV, Jahrhunderts in Dalmatien, en "Jahrbuch d. Zentr. Kommision", 1914, Viena; D. Frey, Der Dom von Sebenico und sein Baumeister Giorgio Orsini en "Jahrbuch d. Zentr. Kommision", Viena 1913; A. Venturi, Storia dell´Arte Italiana, vol. VI y ss., Milán 1908.

[246] Cf. J. G. Fratija, Ivan Duknovic (Giovanni Dalmata), "Studia Croatica", vol. 2-3 (7-8) 1963, pp. 159-166.

[247] Bogdan Radica, Risorgimento and the Croatian Question - Tommaseo and Kvaternik, "Journal of Croatian Studies", Nueva York, V-VI, 1964-1965, pp. 3-144.

[248] Al inaugurar los festejos oficiales del noveno centenario de Sibenik, el 24 de abril del año en curso, Tito personalmente sostuvo en su discurso conmemorativo que la trayectoria histórico-cultural de la ciudad de Kresimir culminó en la supuesta guerra de liberación, encabezada por los comunistas.

[249] Josip Juraj Strossmayer, Dokumenti i Korespondencija I, Zagreb 1933 (Red. de F. Sisic)

[250] I. Krnsjavi, Acerca del obispo Strossmayer, Strossmayer - koledar za god. 1907, pp. 124-127.

[251] Ch. Loiseau, Strossmayer, son époque et son oeuvre, "Le Monde Slave", XIV, 1937, 426.

[252] Documenti i korespondencija, op. cit., p. 70

[253] Idem, p. 110.

[254] R. W. Seton-Watson (Scotus Viator), Die Südslawische Frage im Hamsburger Reiche, Berlín, 1913, 136.

[255] Idem, 594.

[256] Dokumenti i korespondencija, op. cit., pp. 72-73

[257] Prólogo a la "Correspondencia Racki-Strossmayer", IV.

[258] Ibid., II

[259] "Korespondencija Racki-Strossmayer", II, 65.

[260] Cf. P. C. Scolardi, Krijanich, París, 1947, 53 ff.

[261] V. Szylkarski, Solowjew und Strossmayer, "Ostkirchliche Studien", 1 bd., Würzburg, 1952, 2-15, 86-106, 174-186; 2 Bd., 1953, 36-58.

[262] Ibid. 1.175

[263] Cf. S. Rospond: Biskup J. J. Strossmayer a Polska. "Slavia", XV, Praga, 1937-38, 216-230.

[264] Seton-Watson, op. cit., 262.

[265] Idem, p. 630.

[266] Ibid., 148.

[267] Sobre la Glagolitza consultar el estudio de M. Japundzic en S.C., año V 1-2, pp. 55-76. . N. de la R.

[268] Haus-, Hof- und Stattsarchiv, Viena, P.A., tomo 259.

[269] Ibid. "Strossmayeriana varia" 1882-85, 7.73 v.

[270] El original italiano reza: "Comele he detto altre voltre l´Austria fa male i suoi conti osteggiando gli Slavi e servendo cosí stenza accorgersi alle mire della Rusia" (El archivo de los Barnabitas, Roma).

[271] Haus, -Hof- und Staatsarchiv P. A. Bd. Fasz., 1913-14.

[272] Korespondencija Racki-Strossmayer", II, 323.

[273] La Documentation Catholique, Nro. 1466, col. 432, 6 de marzo de 1966, París.

[274] Palabras de mons. Boleslao Kominek, quien, según el Anuario Pontificio, es "el encargado de la atención espiritual de los católicos de la diócesis de Vroclav" (ex Breslau), Cfr. Documentation Catolique, París, marzo 1966, col. 445.

[275] El Consejo de ministros polacos (el gobierno) dirigió el 9/1/1966 una extensa carta al episcopado polaco, alegando que el motivo de haber retirado el pasaporte al cardenal Wyszynski es el envío del mensaje a los obispos alemanes. A continuación escribiremos un párrafo de la carta del gobierno polaco:

"Lo que se dice en ese mensaje y particularmente el pedido de perdón por pecados de que la nación polaca no es culpable, es contrario a la historia, nocivo para la razón de Estado polaco y opuesto a la dignidad nacional. Todo eso suscitó en todo el pueblo polaco una justa indignación". (Ibid. Col. , 448).

[276] Ibid., col. 445.

[277] Que los comunistas polacos no lograron inducir a error al pueblo, aunque recurrieron a todos los medios propagandísticos, lo prueban las enormes multitudes en las manifestaciones religiosas y otros sucesos. La Croix (París, 10/2/1966) escribe textualmente al respecto:

"Una ukase de la Oficina de Culto ordenó que los deberes en las escuelas debían hacerse en torno a las distintas variantes de la cuestión: '¿Qué tienen que reprochar al episcopado polaco en su mensaje a los obispos alemanes?' Hubo respuestas asaz inesperadas. A su vez los alumnos preguntaban, por ejemplo, si los polacos habían abandonado voluntariamente las tierras del Este, ocupadas por la Unión Soviética; si el perdón a 'los verdugos de Katyn' y de los campos de trabajo forzado en Siberia, donde murió más de un millón de polacos, era también reprochable como 'el perdón al Oeste'; si los polacos estuvieron presentes en Yalta y Postdam". Ibid. col. 446.

[278] La lettre des évêques polonais aux évêques allemands (La documentation Catholique, Ibid., col. 431-439); La réponse des évêques allemands (ibid., col. 439-442); Message collégial des évêques polonais à l'episcopat fran¸ais (ibid., col. 450-458).

[279] Ibid., col. 428.

[280] Cfr. L´Osservatore Romano.

[281] Dr. Antun Dabinovic, Hrvatska drzavna i pravna povijest, Zagreb, 1940, pp. 208 y 214.

[282] Cfr. Milan Blazekovic, "Ilustres croatas de Bosnia y Herzegovina en el imperio turco", Studia Croatica, 1965, Nros. 1-4 (16-19), pp. 298-311.

[283] D. Mandic, Rasprave i prilozi iz stare hrvatske povijesti (Estudios y aportes de la vieja historia croata), Roma, 1963, pp. 54, 55 y 59.

[284] Cf. L´Osservatore Romano, ed. Castellana, Buenos Aires, 12 de julio 1966.

[285] L´Osservatore Romano, Ib.

[286] Cf. Las relaciones entre Yugoslavia y la Santa Sede, "Studia Croatica", v. 1-2.

[287] Cf. el texto de Informations Catholiques Internationales en la sección Documentos.

[288] The Time, 8 de julio de 1966.

[289] Ver texto completo de la carta en T. Dragoun: Le dossier du cardinal Stepinac, París, 1958, pp. 224-233.

[290] Paul Lendvai, Jugoslaviens Einvillige Kommunisten, "Der Monat", Berlín, marzo 1966, p. 23.

[291] New York, 20 de febrero de 1966. Texto en la sección "Crónicas y comentarios".