| |
RECUERDO DE DOS REINAS DE BOSNIA EN ROMA Y ZADAR
En el aluvión turco que en el siglo XI anegó el reino medieval
bosníaco, desapareció la mayor parte de los monumentos de la
época de los monarcas croatas y bosníacos. Imponentes ciudades
fortificadas de rancias familias nobiliarias se transformaron
gradualmente en ruinas que confieren hoy romántico aspecto a
los valles de los ríos Vrbas y Una. De un centenar de iglesias
y conventos se conservan muy pocos. De la dinastía nacional de
los Kotromanic, que gobernaron en Bosnia como ban y luego como
reyes del siglo XII al XV, se conserva un puñado de monedas de
oro y plata, muchos documentos escritos, necrópolis de los stechak,
algunos sepulcros, ruinas e inscripciones. (Debe mencionarse
la tumba del poderoso ban Esteban Prijezda, Zgoscha, que tiene
la forma de un stechak monumental, con esculturas interesantes).
Por ello, tiene mayor valor lo conservado de los gobernantes
bosníacos fuera del país, sobre todo lo relativo a dos reinas
de la dinastía Kotromanic que dejaron recuerdos en Roma y en
Zadar.
La primera es Isabel (Jelisava), reina croata-húngara, hija del
ban Esteban II Kotromanic y esposa de Luis I el Grande, de la
rama napolitana de los Angevinos, que reinaban en el siglo XVI
en Croacia y Hungría y algún tiempo en Polonia y Lituania. Jelisava
dejó en Zadar, entonces la ciudad más importante de Dalmacia,
un precioso relicario con el cuerpo de San Simón el Justo, quien
en la presentación en el templo tenía al niño Jesús
en sus brazos.
Dicho sarcófago está provisto de relieves con figuras de las
familias gobernantes croatas de los Subic y los Kotromanic.
La otra reina que queremos evocar es Catalina, esposa del rey
Esteban Tomás, que al caer Bosnia se refugió en Roma, donde murió
en flor de la santidad, y en su testamento legó a la Santa Sede
el reino de Bosnia.
La última reina de Bosnia, y a la vez la última reina de sangre
croaL ta, era hija de Esteban Vukcic Kosacha, luego duque, y
de Ana Cantacuceno. Los Vukcic, al nacer Catalina en 1424, eran
ya en tercera generación señores de la parte meridional
del reino bosníaco,
de Zahumlje, Travunja y Podrinje. Esteban Vukcic Kosaca (gobernaba
de 1435-1466) amplió las posesiones heredadas, y obtuvo el prestigioso
título de duque (herzog), tal vez del emperador germánico-romano
Federico III, que a la sazón fue tutor del rey húngaro-croata
Ladislao I Póstumo. El emperador le confirió el título de herzeg,
por proceder, por parte materna, de la casa real Nemanjic. De
ahí el nombre Hercegovina de la región donde gobernaba
(nota 1), conservado hasta hoy.
(nota 1) D. Mandic: Bosna i Hercegovina, tomo I, Chicago, 1960, pp.118-141.
Catalina, que más tarde seria beatificada, hasta su casamiento
perteneció a la secta patarena igual que su esposo. Gracias al
empeño del Papa Eugenio IV, los esposos abrazaron el catolicismo.
En vísperas de su boda, el aludido Papa, mediante una bula hizo
legítimo a Tomás, y con la otra anuló su matrimonio patareno
con Vojaca, por cuanto la Iglesia católica no reconocía el matrimonio
según la fórmula "si me serás buena y fiel".
Esteban Tomas fue hijo ilegítimo del rey Ostoya y sucedió a su
tio, el rey Tvrtko, por derecho de mayorazgo, conforme a la costumbre
bosníaca. En el orden sucesorio no importaba si uno era de familia
real de matrimonio legítimo o ilegítimo (patareno).
Catalina! de 22 años, pasó al catolicismo y hasta su muerte se
portó como una católica ferviente. Su marido Esteban Tomas abrazó
el catolicismo antes de casarse, cumpliendo el deseo de su tío
Tvrtko II, católico devoto. El nuevo rey seguramente tuvo presente
también la razón de Estado, dado que era vasallo de los reyes
húngarocroatas, netamente católicos que organizaban campañas
militares y punitorias contra los patarenos bosníacos.
De Catalina se sabe que fue coronada, de hecho, la última reina
de Bosnia, pues el sucesor de su marido Esteban Tomasevic (1461-1463)
murió sin casarse. El último rey de la Bosnia libre no fue el
hijo sino el hijastro de Catalina, hijo de su marido en primeras
nupcias. Le pertenecía la sucesión en virtud del mayorazgo. Los
hijos de Catalina y Esteban Tomas, Sigismundo y Catalina, al
morir su padre, tenian 5 y 1 años, respectivamente.
Esteban Tomas murió de repente y parece de muerte violenta y
su hiJo Esteban Tomasevic reconoció a Catalina por su madre legitima,
de modo que ella siguió siendo la reina hasta la caída de Bosnia
y la decapitación de su hijastro en 1463. Después de su desaparición,
los únicos Kotromanic fueron sus hijos Sigismundo de 14 años
y Catalina de 10 años. Antes de caer Bosnia, ya dos años se hallaban
en el cautiverio turco, capturados en 1461 por Ishal bajá Gazi,
consejero del sultán Murad II y oriundo de Bosnia. Sigismundo
y Catalina fueron conducidos a Constantinopla donde se los obligó,
niños todavía, a abrazar el islam. De esa manera, Catalina, como
único miembro cristiano de la dinastía Kotromanic, se consideró
detentora de la legitimidad del poder real bosníaco y como tal
fue reconocida por la República de Ragusa
(Dubrovnik) donde buscó el amparo y luego por la Santa Sede cuando
se refugió en la Ciudad Eterna, donde vivió 12 años y donde
murió.
No obstante, Matias Corvino, rey húngarocroata, invocando el
derecho de suzérain designó como rey de Bosnia en 1471 al noble croata
Nicolás Ilocki, coronado el año siguiente. Al mismo tiempo Ilocki fue
ban de Croacia. Reinó únicamente en la parte septentrional de Bosnia
y murió en 1477 sin herederos. Fue el último croata en llevar el título
del rey de Bosnia.
En Roma, Catalina vivió sin ostentación como terciaria franciscana,
pero siempre en consonancia con su dignidad real. Con el apoyo de la
Santa Sede disponía de una pequeña corte. En el hospicio croata de San
Jerónimo se conserva la tumba de su dama Paula de Mirkovic y las reliquias
de la Santa Cruz y la corona de espinas donada por Catalina. Fue gran
benefactora. En su testamento se acordó de varios miembros de
su corte. Obsequió con prodigalidad a la cofradía croata de San Jerónimo,
en torno a la cual se congregaban los refugiados de las provincias croatas.
Entre ellos figuraba el egregio bosníaco, Jorge Dragisic, amigo del
cardenal Besarion, conocido con el nombre de Benignus de Salviatis. Al
caer Bosnia, Dragisic llegó a Dubrovnik, se hizo franciscano y luego en
Italia sobresalió como humanista y filósofo. En la corte de Lorenzo de
Médici fue preceptor de sus hijos. Lorenzo lo consideraba "el hombre más
sabio y más honesto que había conocido". Aunque franciscano, Dragisic abogó
por Savonarola y tuvo que volver a Dubrovnik, pero luego el papa León X, su
ex alumno, lo nombró arzobispo de Nazaret (nota 2).
(nota 2) Dott. Giuseppe (Teófilo) Harapin: L'evoluzzone della filosofia presso i croati, "Croazia Sacra", Roma 1943, pp. 80-81.
La iglesia de San Jerónimo, conocida y frecuentada por la reina
Catalina, fue destruida y en su solar el papa Sixto V (1585-1590) levantó
un templo barroco, pues fue su titular cuando era cardenal
(Féliz-Peretti Montalto). Conciente de su origen croata, Sixto V, por
adhesión a San Jerónimo, dálmata también, fundó
con la bula Sapientiam
Sanctorum de 1/8/1589 el cabildo y dotó abundantemente a la cofradía para
que prestara socorro a cuantos lleguen a Roma de las regiones "ilíricas"
y hablen ese idioma. Por el fallo de la sagrada Rota, con ese nombre
deben entenderse habitantes de las provincias históricas croatas:
Dalmacia, Croacia (propiamente dicha), Eslavonia, Bosnia, Hercegovina e
Istria. Así el viejo nombre ilirico se usaba para designar a los croatas,
análogamente como el galo para los franceses.
Catalina murió en Roma el 25/10/1478 y pocos días antes redactó
el testamento, que se conserva. En dicho documento -cuyo párrafo principal
transcribimos en su original en latín-tal vez único en los anales de la Santa
Sede, la reina Catalina legó todos sus derechos al Reino de Bosnia al Vicario
de Cristo. Lo hizo porque sus hijos fueron obligados a abrazar el islamismo.
Sin esa disposición, en teoría, su hijo, aunque musulmán,
tendría el derecho
al trono de Bosnia. Por eso Catalina dispone que a sus hijos le incumbe el
derecho a la sucesión unicamente si regresan al seno de la Iglesia católica. Madre
solícita, en vano lo intentó todo para liberar a sus hijos
(nota 3) y nunca
perdió la esperanza de verlos nuevamente reconciliados con la Iglesia.
En su testamento les legó obsequios y recuerdos.
(nota 3) De Kraljevic Ishak bey (así se llamó luego Sigismundo Kotromanic, hijo de Tomás y Catalina), la historia turca registra que participó en la batalla de Tarsus en 1488 contra los egipcios que derrotaron a los turcos. Tomó parte como alto dignatario turco, gobernador de Karasi, y junto con los demás altos funcionarios turcos fue inculpado por la derrota y encarcelado. Mas tarde se le perdió todo vestigio (Safvet beg Basagic: Znameniti, zasluzni i spomena vrijedni Hrvati, Zagreb 1925, p. 145). Indice
| |