Bosnia y Herzegovina

Aportes al esclarecimiento del origen de la Primera Guerra Mundial

 

Studia Croatica - Edición Especial

Buenos Aires, 1965

 

V. BOSNIA EN LA MONARQUÍA DUALISTA (1878-1918)

EN EL período comprendido entre 1878 y 1918, Bosnia y Herzegovina desplegaron su mayor progreso en cuanto a civilización, pero el problema nacional quedó abierto y siempre agudo en el espacio de Bosnia. Mientras la mayoría de la población estaba ligada por su origen con Zagreb, otra parte se sentía, por su relación confesional, siempre más perteneciente a Serbia. La política oficial de la monarquía no supo resolver este problema, sino que su acción de equilibrio artificial aumentó las pasiones. Austria garantizó con un tratado turco-austríaco, de 21 de abril de 1879, la libertad religiosa de los musulmanes y el 28 de marzo de 1880 fue firmado un concordato entre Austria y el Patriarca ecuménico de Constantinopla con garantías para la Iglesia ortodoxa en Bosnia[1]. Las pasiones nacionales se desbordaron cuando la Iglesia ortodoxa de Bosnia se llamó Iglesia ortodoxa-serbia, mientras en la misma Serbia se conservaba el nombre de la griega. La propaganda serbia, ayudada por los rusos, proclamó a Bosnia tierra serbia, consideró a los católicos de Bosnia como una creación de los Habsburgo y a los musulmanes como serbios que se pasaron al islamismo, perdiendo la conciencia nacional[2].

La crisis de anexión de 1908 fue la manifestación externa de la psicosis interna de Bosnia. La diplomacia austríaca todavía en el tratado de Berlín se garantizó para sí el derecho de anexionar, en ocasión adecuada, Bosnia y Herzegovina. Los disturbios en Macedonia, en 1897, obligaron a Rusia y a Austro-Hungría a encontrar una compensación recíproca. En el convenio de Murzsteg de 1903, ambas potencias se decidieron a pedir de Turquía las necesarias reformas en sus posesiones balcánicas. La entrevista Izvollski y Aehrental celebrada el 16 de junio de 1908 en Buchlau (Moravia), tuvo que fallar por fin sobre la suerte de Bosnia. El ministro austríaco Aehrental, en una carta avisó al canciller alemán von Bulow que el ministro Izvollski se expresaba en forma favorable sobre la decisión y modo de anexión de Bosnia y Herzegovina. El 5 de octubre de 1908, el emperador Francisco José I firmó el decreto de anexión. Serbia reaccionó, pero luego reconoció que "la anexión no infringía sus derechos", lo que fue oficialmente firmado el 31 de marzo de 1909 [3]. Una vez más, se manifestó que para el Estado Mayor serbio ha sido siempre mucho más habitual mirar hacia el Sur que a Occidente. Montenegro reconoció la anexión el 8 de abril de 1909, mientras las potencias signatarias del Tratado de 1878 dieron sus firmas de adhesión el 10 y el 11 de abril del mismo año. El "placet" serbio y de Montenegro fue facilitado por ciertas compensaciones económicas, demostrándose así la supuesta importancia "biológica y orgánica" que tenía Bosnia para estos dos Estados vecinos.

Ocupación y anexión desde punto de vista del derecho internacional

La posición político-jurídica en el caso de Bosnia tiene un doble aspecto, es decir, por un lado, en el campo internacional; por otro, en el sentido interno de la Monarquía dualista, aparece como un fenómeno especial y particular entre todos los Estados y formas componentes de la Monarquía Danubiana. Las opiniones de los juristas y políticos están muy divididas respecto a las consecuencias relacionadas con la ocupación y los convenios internacionales que han condicionado una situación jurídica un tanto extraña. Unos tratadistas (Lingg, Neumann, Listz, Lammasch, Fanchille, Schmid) consideran que Austria-Hungría, todavía en el año 1878, con la decisión del Congreso de Berlín, obtuvo todos los derechos soberanos sobre Bosnia y Herzegovina. Otros (Schneller, Spalajkovic, Vesnic, Henrich, Wurmbrand) defienden la tesis de que Austria-Hungría durante la ocupación tuvo solo un dominio administrativo, determinado y reducido por los derechos de Turquía y las obligaciones hacia otros Estados europeos. De tal manera, Bosnia y Herzegovina, jurídicamente, siguieron dentro del área de la soberanía turca. Hay otros aún que, como Jellinek, no niegan que los tratados hayan garantizado la continuidad de la soberanía del Sultán, pero estiman que este derecho de los turcos se redujo solamente a un puro nudum ius. Pero que este nudum ius tenía de verdad un significado se ve claro, puesto que fue necesario el acto de anexión en el año 1908, y si la anexión no significaba ningún cambio (el estado de anexión, efectivamente, se dio desde el día de la ocupación), no hubiera sido obligatoria su proclamación. El mandato que Austria-Hungría obtuvo para gobernar estas provincias lo consideraban unos como condominio, pero este término no es adecuado en tal caso, porque Austria-Hungría aparece aquí, no como dos Estados, sino como un único sujeto representado por la Monarquía[4].

Para el problema de Bosnia y Herzegovina hay que tener en cuenta que el fenómeno de formación de los nuevos estados y situaciones jurídico-políticas no se da siempre de repente y, por consiguiente, la naturaleza jurídica de la nueva situación puede ser juzgada según el curso de su continuo desarrollo. Pero, a pesar de las fijas decisiones internacionales, puede decirse que, según la intención de las partes firmantes, la ocupación por Austria-Hungría significaba de facto que Bosnia y Herzegovina quedaban en una fórmula suave, incorporadas al Imperio de los Habsburgo.

La posición jurídico-política en la Monarquía dualista

La anexión provocó una crisis en el campo internacional, pero en el interior del Imperio tuvo otro aspecto. El dualismo de la Monarquía austro-húngara fue uno de los mayores obstáculos para la inclusión definitiva de Bosnia dentro del Imperio; mejor dicho, se esperaba ver en qué parte de la Monarquía sería incluida la nueva región. Los húngaros pedían que Bosnia fuera incluida en el dominio de la corona de San Esteban, reclamando los derechos de los reyes de la primitiva Unión húngaro-croata, lo que los autores austríacos rechazaban enérgicamente (Bernatzik). Por su parte, los juristas e historiadores croatas y la misma Dieta croata exponían sus derechos sobre Bosnia, defendiendo los derechos históricos nacionales de la corona del rey Zvonimir y de los reyes de la dinastía Kotromanich. cuyo reino era vasallo de la corona croata.

Junto al problema de Bosnia, ha sido una vez más defendido el sistema trialista croata para el Imperio.

Las discrepancias en la realización de la anexión fueron un gran obstáculo no sólo en el campo de la política internacional, sino también, y quizá más, en la política interior. La ley propuesta al parlamento austríaco y al común húngaro-croata no fue nunca aprobada a causa de las divergencias expuestas.

Bosnia y Herzegovina, en el Imperio de la Monarquía danubiana, primero por el sistema dualista y luego por su rara situación, fueron consideradas de distintas maneras (como tierra accesoria, como "Reichsland", como tierra independiente, etc.). Con la constitución de 1910, Bosnia y Herzegovina no alcanzaron la posición de Croacia como Estado, pero mejoraron su posición jurídico-política, facilitando la formación de la Monarquía en la forma federal-trialista (Wurmbrand)[5].

El poder soberano en Bosnia lo ejercía, con carácter dualista, el monarca como soberano de cada una de las partes de la Monarquía. El emperador y el rey (título oficial del monarca austro-húngaro) tenía el poder legislativo, en unos casos en forma de leyes paralelas para ambas mitades de la Monarquía y para los demás absoluto, hasta que con la Constitución de 1910 fue instalada la Dieta territorial. Según el mismo concepto, fue organizado el gobierno de la administración territorial en Bosnia. Cuando la administración militar cesó, su gobierno pasó a depender del Consejo de los tres ministros comunes al Imperio. En el Ministerio de Asuntos Exteriores de Viena se organizó una alta comisaría para Bosnia compuesta de tres representantes de los ministerios comunes, o sea, de Guerra, de Hacienda y de Asuntos Exteriores, más los representantes de los dos Gobiernos (austríaco y húngaro-croata). El Gobierno se transformó, creándose una cancillería de Bosnia como dirección general en el común Ministerio de Hacienda. Desde el año 1880, esta institución ejercía la suprema administración de Bosnia y Herzegovina. Pero los factores constitucionales de cada uno de los Estados influían en los asuntos de Bosnia (parlamentos). El sistema de coordinación en las leyes del parlamento austríaco y húngaro-croata hasta la muerte de la Monarquía fue norma fundamental en la posición constitucional de Bosnia y Herzegovina: política de contribuciones e impuestos, política monetaria, construcciones ferroviarias y todos los llamados asuntos dualistas del convenio austro-húngaro.

Bosnia y Herzegovina, con el Sandyacato de Novi Pazar, fueron gobernadas al principio de la ocupación por un gobierno militar, conservándose las costumbres administrativas de los tiempos turcos, cuando eran administradas como único territorio administrativo llamado vilayet. Austria dejó el Sandyacato de Novi Pazar durante la posterior crisis anexionista, pero en la guerra balcánica vino a poder de Montenegro. El día 28 de octubre de 1879, con Decreto imperial se crea el Gobierno territorial bajo la presidencia del general comandante en jefe de las tropas como gobernador de la región. El Gobierno se formó según el ejemplo de Croacia y estaba compuesto de cuatro Departamentos (Interior, Hacienda, Justicia y Obras Públicas). El año 1912 hubo una ampliación de Departamentos (Gobernación, Hacienda, Justicia, Cultos-Educación, Fomento y Construcciones). Para los asuntos civiles, el año 1882 fue nombrado un alto comisario civil, "adlatus", como adjunto del gobernador (para los asuntos de la administración civil). La justicia fue separada de la administración. El territorio se dividió administrativamente en seis circunscripciones, distritos y municipios.

Bajo el gobierno constitucional

Bosnia y Herzegovina, el 17 de febrero de 1910, recibieron, con el Decreto imperial, su propia Constitución. La nueva Constitución se componía de seis leyes fundamentales: 1) La Constitución territorial; 2) La ley electoral; 3) Reglamento de la Dieta territorial; 4) La ley de las diputaciones de distritos; 5) La ley de las asociaciones, y 6) La ley de sociedades. Estas leyes fueron promulgadas por acuerdo entre ambos Gobiernos, pero no fueron discutidas en los parlamentos respectivos. La competencia de los Gobiernos y de los parlamentos no sufrió ningún cambio, porque todos los proyectos de leyes tenían que ser aprobados por ambos Gobiernos antes de que fueran expuestos a la Dieta de Bosnia. La Dieta tenía competencia en los asuntos territoriales previamente determinados y no abarcaba los asuntos del presupuesto militar referente a la parte que afecta al territorio de Bosnia. La comisión común de las delegaciones ministeriales no tomaba parte en la legislación, salvo el control sobre la actividad del Ministerio de Hacienda, que, como órgano común, estaba obligado a informar a las delegaciones de su labor en los asuntos bosníacos. El Ministerio daba las contestaciones y explicaciones pedidas, mientras en el presupuesto la comisión otorgaba su visto bueno una vez discutido por la Dieta territorial y aprobado por el monarca. El Gobierno territorial, según la Constitución, no era responsable ante la Dieta ni tampoco tenía que contestar a las interpelaciones, mientras la Dieta podía expresar su opinión en las "adresas" y resoluciones. El soberano, en caso de excepción, podía dictar las leyes, aunque la Dieta no se hubiese reunido, y esta potestad se refería particularmente a los asuntos de presupuesto.

La Dieta estaba formada de una Cámara, compuesta de 92 miembros, de los cuales 72 eran diputados elegidos y 20 vitalicios, nombrados por el monarca. (Los diputados natos de la Dieta de Bosnia fueron reis-ul ulema, el jefe religioso de los musulmanes, el director de Vakuf, tres muftias, el arzobispo y dos obispos católicos, dos provinciales franciscanos, cuatro arzobispos ortodoxos, el presidente del gran consejo administrativo y cultural de la Iglesia ortodoxa, el gran rabí sefardita. más otros personajes de gran importancia en la vida de Bosnia). Los miembros restantes fueron elegidos, no por los partidos políticos, sino según proporción numérica entre tres confesiones.

Hay que reconocer que la administración austríaca de Bosnia fue un gran éxito. El progreso se advirtió en todos los aspectos; pero, a pesar de todo, no se pudo borrar la espinosa situación entre las nacionalidades. En el suelo bosníaco se sentía cada vez más una tendencia a la forma trialista como única solución, no sólo nacional croata, sino de todo el sur de la Monarquía, en tanto que las intrigas de la dinastía serbia Karageorgevich eran más y más peligrosas.

La anexión no resolvió el problema bosníaco, lo que más tarde produjo una situación muy tumultuosa. La gran maniobra militar tuvo que atemperar las pasiones y, en primer lugar, con la presencia del heredero, partidario del trialismo, garantizar la deseada reforma, pero el atentado cortó este proceso y llevó al mundo a una guerra cuyo fin fue el ocaso del Imperio de los Habsburgo.

 

 



[1] Jean Larmeroux: La politique exterieure de l'Autriche-Hongrie (1875-1914), Paris 1918.

[2] Ciro Truhelka: Bosna "Hrvatska Enciklopedija", Zagreb 1941-45, Sv. 3 (p. 154-156).

[3] Dr. Josip Nagy: U predvecerje aneksione krize - Kolo XVII. Zagreb 1963 (p. 150-163)

[4] Prof. Dr. Ferdo Culinovic: Op. cit. p. 320 y E. S. (Eugen Sladovic): "La administración y situación jurídica 1878-1918", "Hrvatska Enciklopedija", T. III, pp. 156-157.

[5] Dr. Juraj Andrassy: "Bosna", Zagreb 1943, - "Hrvatska Enciklopedija" Zagreb 1941-1945, Sv. 3.(p. 156-157)