Aportes al esclarecimiento del origen de la Primera
Guerra Mundial
Studia Croatica -
Edición Especial
Buenos Aires, 1965
Impresionantes necrópolis con numerosos monolitos de
formas singulares
J. G. FRATIJA
DURANTE los cuatro siglos del dominio otomano en Bosnia y
Herzegovina (1463-1878), se constituyeron algunas poblaciones urbanas
relativamente grandes con numerosos monumentos, edificios característicos, que
reflejan más influencia persa que árabe y dan una nota peculiar al paisaje de
Bosnia, pintoresco de por sí. El viajero puede encontrar y sentir, muy cerca de
los grandes centros culturales del Occidente, el Oriente islámico en edición
más auténtica que en la misma Turquía.
Es de lamentar que durante el dominio turco hayan
desaparecido varios monumentos de la época anterior, mientras la Bosnia
medieval integraba el reino de Croacia y después, cuando se constituyó como un
reino aparte. A la acción del tiempo han podido resistir tan solo numerosas
lápidas sepulcrales, llamadas stechak, tal vez por
tratarse de grandes y macizos monolitos de diferentes formas y tamaños,
numerosos y dispersos en una vasta zona fuera de las ciudades. Ora se
encuentran en pequeños grupos, ora aislados, a veces como grandes necrópolis,
algunas de las cuales cuentan con un millar de esos sepulcros.
Esos monumentos constituyen un fenómeno regional
específico, tanto por su ubicación como por su forma. La tumba y la lápida
sepulcral forman una unidad inseparable, puesto que la tumba está bajo la
lápida, cubierta completamente. Muchas tumbas están dispersas en lugares
aislados. Por regla general están lejos del templo, lo que ocurre también con
las necrópolis, que en nada se parecen a los cementerios amurallados y cerrados
de Occidente. Dichas necrópolis se hallan generalmente fuera del poblado, están
situadas en un espacio muy amplio, posiblemente en las colinas. Impresionan los
stechak en los paisajes abiertos que integran y
transforman por su cantidad, tamaño, forma y ubicación. La fantasía popular a
causa de su volumen los atribuye a los gigantes de los tiempos mitológicos.
Ese fenómeno cultural insólito y específico, aún no
explicado totalmente, llamó la atención de numerosos arqueólogos[1].
Por ello, todo estudio sobre Bosnia resultaría trunco sin una somera referencia
a los stechak y a los resultados de las
investigaciones científicas realizadas hasta hoy v a las teorías sobre dicho
fenómeno, su significado y simbolismo.
FECHA: De la gran mayoría de esas lápidas sepulcrales
puede afirmarse con seguridad que se remontan del siglo XIII a fines del XV.
Quiere decir que en su mayoría datan de la época del banato
y reino medieval bosníaco y que la invasión otomana significó una ruptura
brusca de esta tradición. Todavía se discute sobre cuándo y cómo aparecieron.
EXTENSIÓN: Stechci (plural) se
encuentran no solo en Bosnia y Herzegovina (dentro de sus fronteras en la época
del Congreso de Berlín), sino en las vecinas regiones croatas de formación
geológica calcárea, especialmente en Dalmacia (varios miles de ejemplares), Lika, e incluso en Eslavonia. A. V. Solovjev
verificó en 1956 en Bosnia y Herzegovina 59.500 ejemplares. Luego se
encontraron nuevos grupos. Cierto número de stechei
se halla en Montenegro y en la cuenca del río Drina
perteneciente a Serbia. De hecho, trátase del ex
territorio medieval de la Croacia Roja, que durante el gobierno de los Nemanjic perdió su carácter croata. En total, hasta ahora
se verificó la cifra de 75.000 stechoi.
DENOMINACIÓN: Estos monumentos sepulcrales se denominan
actualmente "stechci", tal como el pueblo
los llama. Ese vocablo deriva del verbo croata stajati
(ponerse o estar de pie, tenerse derecho). Antaño había otras denominaciones,
algunas aún en uso, y se refieren tanto a la forma como a la función de esos
monumentos sepulcrales. Así tenemos bitig (marca,
hito), mramori (mármoles), maset
(del vocablo italiano masseto, lugar pedregoso,
piedra grande), znamenie (signo, omen),
kucha (casa), lieto (cama),
kami (piedras).
CLASIFICACIÓN: La característica principal de los stechci es la de hallarse aislados o en grupos en un
espacio libre y constar de bloques macizos de piedra, cubriendo las sepulturas.
En ciertas zonas prevalece el tipo de grandes necrópolis y en otras se hallan
en pequeños grupos o aislados. Viene de tamaño diferente en forma de lápida,
caja mortuoria, de "casa" (semejante al sarcófago romano), de
paralelepípedo de varias dimensiones, de la cruz antropomórfica, de obelisco,
etc. Por regla general se presentan como grandes bloques de piedra y los más
pesados tienen más de 30 toneladas. No se los puede separar por zonas en cuanto
a forma y tamaño, pero cabe determinar las zonas en que prevalecen ciertos
tipos.
Por consiguiente, su clasificación se establece en base a
forma, ubicación, extensión de las necrópolis, ornamentos e inscripciones.
Estas últimas muy raras por cierto.
En líneas generales, hay tres grandes zonas con
características particulares:
1) La zona de Herzegovina, Dalmacia y en parte de
Montenegro se distingue por grandes necrópolis, prevaleciendo el tipo de stechak en forma de "casa", parecido al sarcófago
romano y al paralelepípedo, a menudo de gran tamaño, en promedio más de dos
metros de alto. La mayoría de esos monumentos carecen de ornamentos. Los
epitafios e inscripciones son muy raros. No obstante, en esta zona el
porcentaje de stechoi con ornamentos es asaz alto. La
necrópolis Radimlja cuenta con el 48% de los stechci decorados, y la necrópolis en Siroki
Brijeg, con el 41%. Además, allí se encuentra la
mayor parte de las 200 inscripciones descubiertas. Los ornamentos son de tipo
especial, prevaleciendo la imitación de casa bajo el impacto de la monumental
arquitectura occidental (hay que tener en cuenta la proximidad de Dubrovnik, Split y de la costa italiana). Las inscripciones
están esculpidas con letras especiales y autóctonas llamadas bosancica y redactadas en el antiguo dialecto croata ikavski. En esta zona los ornamentos acusan dos variantes.
Los de Dalmacia y de las regiones aledañas denotan formas de la arquitectura y
escultura clásica y románica, son de tipo occidental y abundan en decoraciones
figurativas, bajorrelieves, mientras que los procedentes de la región más
oriental muestran ornamentos que consisten en símbolos y motivos florales.
2) En la Bosnia central no son frecuentes grandes
necrópolis y predomina el tipo de stechak pequeño,
sobre todo en forma de "casa", pero de tipo peculiar con las
características de la casa bosníaca de madera (brvnara).
Sin embargo, aquí también se conservaron varios stechci
monumentales, destacándose el de los banos Kotromanic en Donja Zgosca. Cabe mencionar que en la Bosnia central estaba el
pivote principal del poder del reino feudal medieval bosníaco bajo la dinastía
de los Kotromanic.
3 ) La tercera zona se halla en la Bosnia oriental. Allí los
stechoi parecen en pequeños grupos o aislados. A
menudo encontramos la forma de una columna cuadrangular semejante al obelisco.
Si tienen ornamentos, estos son de tipo especial. Prevalecen ornamentos
florales. Análogas características presentan los stechoi
en la cuenca del Drina. en
Serbia.
ORNAMENTOS: La mayor parte de los ornamentos tienen forma
de espiral, trenzas, rosetas, símbolos de la luna y del sol, cruces, etc., y
los menos son de carácter figurativo, especialmente figuras humanas y escenas
de caza, a menudo escudos, estilización de flores, hojas y árboles. Una parte
de los ornamentos, como queda dicho, imita las formas y decoraciones de la
casa. Por su técnica y estilo, todos esos ornamentos pertenecen al arte
primitivo o ingenuo. El marmolero se expresa en
líneas sencillas. Perfila las figuras en bajorrelieve con el mínimo de
detalles. Con todo, los artistas anónimos consiguen efectos impresionantes
combinando masas, formas y ornamentos con la ubicación de los monumentos
sepulcrales, en grupos o aisladamente. Este arte es muy afín a las concepciones
estéticas contemporáneas. Su ejecución testimonia una mano segura, la expresión
es madura y vivida. Los motivos artísticos no son improvisados sino resultado
de maduración y de larga tradición. Ciertos autores hablan de estilos y
escuelas distintos. En Dalmacia y en una parte de Herzegovina prevalecen
símbolos lunares y solares; en la Herzegovina oriental y en la Bosnia central
sobresalen escenas figurativas, especialmente las de caza, lo que atestigua la
influencia de los señores feudales croatas lugareños. En la Bosnia oriental,
sobre todo alrededor de Ludmer, predominan los
motivos florales. En toda Bosnia son muy frecuentes ornamentos espirales,
perfiles de las manos, de escudos y espadas. Generalmente son difundidos los
motivos religiosos, tanto cristianos, a saber: la cruz, la palmera, el lirio,
la vid, las llaves y el bastón de la autoridad sacerdotal, como los símbolos de
la mitología pagana, a saber: la cruz gamada, el árbol de la vida, símbolos
solares y lunares.
INSCRIPCIONES: En relación con el elevado número de stechci hay pocas inscripciones (epitafios), apenas 200.
Todas están escritas en croata, en signos bosancica.
Muy pocos autores de esta epopeya en piedra grabaron su nombre. Se llaman Semorad, Grubac, Miogost. Sus nombres nos dicen únicamente que se trata de
maestros vernáculos croatas. Es en Herzegovina donde se conservó la mayor
cantidad de epitafios. Contienen pocos hechos históricos y se refieren a unos
cuantos nombres de los miembros de las familias nobles. Los grandes señores bosníacos
fueron casi siempre enterrados en las iglesias igual que sus pares en la Europa
occidental.
Las inscripciones son bastante convencionales: invitan a
que se respete la paz del difunto, advierten sobre el carácter transitorio de la
vida. Se encuentra a menudo la fórmula: Fui lo que es usted y usted será lo que
soy yo ahora. En varias lápidas se subraya con altivez que el difunto descansa
"en su propia tierra", "en su noble herencia", "en su
solar ancestral".
En Radimlja, una de las mayores
necrópolis de Herzegovina, se citan nombres de los duques Miloradovic
y Hrabreni. En esas tumbas se repite la figura del
guerrero con el puño alzado, desproporcionalmente grande, como si estuviese
deteniendo algo. Ese gesto también constituye uno de tantos misterios
inexplicables de esas lápidas sepulcrales. Con todo, los epitafios son un
material valioso para la investigación histórica y linguística.
ORIGEN Y SIGNIFICADO: El problema pendiente del origen de
estos monumentos se vincula al problema, tampoco resuelto, del sentido de
distintas figuraciones escénicas, simbólicas o decorativas. Hasta hoy día todos
los esfuerzos para establecer el sentido de este fenómeno cultural resultan
teorías más o menos ingeniosas, aunque en vista de los recientes resultados
cabe descartar la tesis predominante hasta hace poco, de que tales monumentos
pertenecían exclusivamente a los adictos a la herejía bogomil
(patarena).
Los ideólogos del paneslavismo y el yugoeslavismo,
para quienes los influjos católicos, es decir occidentales, son negativos,
trataron de presentar el bogomilismo y los stechci como la expresión de la oposición de los croatas
bosníacos al mundo de la cultura y la civilización occidentales. Incluso
algunos voceros de la historiografía nacionalista croata exaltaron la herejía bogomil como una manifestación de la individualidad
nacional, una especie de husitismo croata. Los
ideólogos del titoísmo abusaron de estas teorías
durante el conflicto Stalin-Tito. Los interpretaron como presunta expresión del
no conformismo tanto con Bizancio como con Roma, dos focos de civilización de
entonces. Intentaron construir un tercer mundo de la cultura y la civilización,
una tercera posición histórica. Esas teorías calcadas sobre una situación
momentánea, las promovió especialmente el más destacado escritor comunista de
Croacia, Miroslav Krleza.
Después del reacercamiento entre Moscú y Belgrado, de toda esa hojarasca quedó
únicamente el recuerdo de una interpretación tendenciosa antioccidental y
anticatólica, del pasado de Croacia en beneficio de las teorías del
paneslavismo y el yugoeslavismo.
Hoy hasta la ciencia oficial de la Yugoeslavia comunista
viene desechando cada vez más la tesis bogomil sobre
los stechoi. Su único sostenedor consecuente, que la
defiende con deducciones ingeniosas, es el Dr. A. Solovjev.
Casi la totalidad de los demás estudiosos opinan que los stechci
son el legado común de la población de aquel tiempo, prescindiendo de si era
católica o adicta al bogomilismo. En verdad, resulta
insostenible una interpretación unilateral de los stechoi,
teniendo en cuenta sus numerosos ingredientes, incluso católicos y formas
occidentales. La cruz es un símbolo expresamente católico en relación con los patarenos bosníacos, quienes no la usaron y la consideraban
un símbolo diabólico. Las escenas de caza contradicen también la cosmografía patarena, que repudiaba la matanza de los animales. Las
formas artísticas de la gran parte de esas tumbas, particularmente las arcadas
en forma de casa-sarcófago, son de origen occidental. Múltiples ornamentos
reflejan generalmente un folklore rico y variado, herencia común del pueblo
croata.
El asidero de la tesis bogomil
reside principalmente en la época en que surgió ese fenómeno de los stechak, en el siglo XIII, por coincidir con el auge del bogomilismo. El más competente historiador de Bosnia y
Herzegovina, Dr. Domingo Mandic O.F.M., afirma que
los croatas, aun antes de ser bautizados en los siglos VII y VIII, levantaban
en la provincia de Pagania, entre los ríos Neretva y Cetina, grandes y hermosas losas sepulcrales,
esculpidas en lápidas monolíticas. Lo mismo hicieron
después de su bautismo, es decir 200 años antes de aparecer los bogomili en Bulgaria, y luego en Bosnia[2].
Otros autores señalan la posible influencia de los ilirios, nativos que
habitaban el actual territorio de los croatas antes de su inmigración en el
siglo VII. Los croatas mezcláronse con ellos de modo
que los antiguos ilirios forman un importante elemento de la etnogénesis croata. Por otra parte, en el territorio de la
Dalmacia romana, actualmente poblada por los croatas, había grandes necrópolis
con numerosos y característicos sarcófagos.
En resumen, los resultados de las investigaciones
históricas de los stechci desmienten cada vez más las
exaltaciones nacionalistas y antioccidentalistas del patarenismo bosníaco. Respecto a la tesis sobre la presunta
civilización medieval yugoeslava como una tercera civilización europea junto a
la occidental y la oriental, será la más acertada la de A. J. Toynbee, quien sostiene que los bogomili
"fueron una retaguardia de los bárbaros europeos continentales que habían
tenido que sufrir la experiencia extraordinaria, -y extraordinariamente penosa-
de ser cogidos entre los fuegos de dos civilizaciones agresoras, la Cristiandad
Occidental y la Ortodoxa" [3].
Por cierto que los bogomili, en
vía de desaparecer igual que los valdeses y albingeses, acosados a su vez por los reyes húngaro-croatas
y los mismos gobernantes bosníacos de religión católica, no pudieron crear unas
formas nuevas, específicas de una cultura superior. La invasión turca los
sorprendió para citar otra vez a Toynbee- en el
estado del "proletariado interno" oprimido y, como tales,
"pasaron al turco". Con ello quedó sellada la suerte de Bosnia para
convertirse a fines del siglo pasado en la piedra de discordia, tanto de las
potencias como en el plano local, entre los croatas que invocaban el derecho
histórico y nacional en vista de la mayoria étnica
croata, y los serbios, quienes querían anexar a Bosnia al Estado nacional
serbio, invocando un derecho histórico totalmente infundado y la numerosa
minoría ortodoxa en Bosnia, sólo en parte de origen serbio. En 1950, en la
exposición del arte medieval yugoeslavo sería más exacto decir del arte croata,
serbio y macedonio- en el Palacio Chaillot de París,
fueron presentados los ejemplares más hermosos de los stechei
y, con otras cosas expuestas, tuvieron que probar la supuesta tercera
componente de la cultura y la civilización contemporánea europea[4].
Por cierto, un caso típico del abuso de la cultura para fines totalrnente no culturales.
Desde el punto de vista del estudio comparativo de las
civilizaciones, los restos de las necrópolis medievales en Bosnia y Herzegovina
son indudablemente un fenómeno único, la expresión genuina de una cultura
nacional.
Buenos Aires.
[1] Sobre la
materia existen más de 400 libros, monografías y estudios. Una amplia
bibliografía sobre el tema se halla en el trabajo de Drago Vidovic:
Bibliografski podatci o steccima ("Zbornik zastite spomenika kulture", Belgrado, 1952), y en el estudio del Dr. A. Solovjev: Simbolika srednjeviekovnih grobnih spomenika u Bosni i Hercegovini ("Godisnjak Istorijskog Drustva B. i
H.", Sarajevo, 1956).
[2] Dr.
O. DOMINIK MANDIC: Bogomilska Crkva
Bosanskih Krstiana
(Croatian Historical Institute, Chicago III, 1962, pp. 99-100).
[3] ARNOLD J.
TOYNBEE: Estudio de la Historia, compendio de los volúmenes I-VI, Buenos Aires
1952, p. 421.
[4] Consultar
la Introducción de Miroslav Krleza
al catálogo de la Exposición y artículo del mismo autor: Plaidoyer
pro domo en la revista "Jugoslavija", Beograd, zima 1950.