Ivan Duknovic (Giovanni Dalmata), destacado escultor del "quattrocento" romano

J. G. Fratija

 

Studia Croatica, Volúmenes 7-8, 1962

 

El aporte croata al humanismo y el Renacimiento no está todavía lo suficientemente valorizado, destacado y esclarecido en la literatura especializada. Las tendencias nacionalistas infiltradas en la historiografía de los pueblos europeos hicieron que se presenten e interpreten unilateralmente incluso aquellos movimientos y empresas en los que tomaron parte todos los pueblos de la Europa occidental, cada uno según sus posibilidades y peculiaridades. El aporte de los pueblos pequeños no se aprecia debidamente o se atribuye a los pueblos grandes. Eso pasa a menudo cuando se trata de los relativamente numerosos artistas nacidos en Croacia, quienes a causa de las continuas luchas contra las invasiones osmanlíes tuvieron que refugiarse en el extranjero para poder trabajar y crear. Durante el Renacimiento, Croacia fue escenario de cruentas, largas y extenuadoras luchas. Formando parte de la muralla oriental defensiva de la Europa occidental, Croacia cumplía con su misión histórica con tanta abnegación y sacrificio que el Papa León X, de la familia Medici, le confirió el título de scutum saldissimum ac antemurale Christianitatis. Ese Papa renacentista, hijo de Lorenzo Medici, hablaba con el conocimiento de Croacia a cuya defensa había contribuido con más de 100.000 ducados. Croacia no es sólo vecino directo de Italia en su frontera oriental, sino que el instructor de los hijos de Lorenzo Medici fue el franciscano croata Juraj Dragisic, célebre humanista conocido con el nombre de Georgius Benignus de Salviatis, fugitivo de Bosnia, entonces bajo la ocupación y dominación turca.

No sólo los autores e historiadores extranjeros suelen omitir el origen croata de los numerosos sabios, escritores y artistas que actuaron en el extranjero, predominantemente en Italia, sino que los mismos autores croatas están desorientados cuando escriben sobre ellos. Como si se sintieran heridos en su orgullo nacional ante el hecho de que tantos talentosos croatas trabajaron fuera de su patria y que la mayor parte de sus obras se hallan en Italia y en grandes museos europeos. No debe extrañar ese sentimiento de frustración. Hasta época, reciente no se tenía en debida cuenta el hecho de que en la era prenacional y hasta la eclosión de los movimientos nacionales, los intelectuales y creadores europeos no se sentían extranjeros en cualquier centro cultural y docente de la Europa Occidental y que eso no hería sus sentimientos patrióticos. Así muchas celebridades croatas en el ámbito cultural, científico y artístico actuaron en el extranjero sin perder vínculo con su patria, que de vez en cuando visitaban, ejecutaban allí algunas obras o por lo menos, a su apellido agregaban Croata, Dalmata, Schiavone[1], o se llaman según el lugar de su nacimiento en Croacia. El pintor Juraj Culinovic es conocido como Giorgio Schiavone y el célebre pintor Andrija Medulic como Andrea Meldola Schiavone. El miniaturista Julio Clovio firma algunas de sus obras con Giulio Clovio da Croazia o Croata[2]. El destacado arquitecto del Renacimiento italiano Luciano Laurana lleva el nombre de su ciudad natal y también su homónimo el escultor Francesco Laurana que trabajó para los reyes de Aragón en Nápoles. Ivan Duknovic, otro gran escultor renacentista oriundo de Croacia, figura en la historia del arte bajo el nombre de Giovanni Dalmata.

Todos ellos pertenecían al mismo tiempo a la sociedad cristiana occidental y a su patria Croacia. Esta unidad fue debilitada, luego con las diferenciaciones radicales entre la cultura occidental y las culturas nacionales, consideradas estas últimas como unidades culturales definitivas y de máximo alcance. Sin embargo, en los tiempos recientes toma cuerpo la conciencia de que las culturas nacionales de les pueblos europeos no son sino expresión local, la variante nacional, de la cultura y civilización común del Oeste europeo.

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Esas palabras preliminares contribuirán a comprender por qué la vida y la obra de Ivan Duknovic, conocido en la literatura general del arte como Giovanni Dalmata, no ha sido todavía debidamente esclarecida y estudiada, si bien se trata de uno de los más eximios escultores del Quattrocento romano. Los historiadores se circunscribieron a estudiar y analizar sus esculturas ejecutadas en Roma bajo el reinado de los Papas Pablo II y Sixto IV. Apenas recientemente se arrojó luz en Croacia sobre su origen, mocedad y su estada posterior en Roma y sobre sus trabajos realizados en Croacia. También en los últimos decenios, a raíz de los hallazgos arqueológicos, se pudieron completar los datos relativos a la estada y actuación do Duknovic en Hungría, en la corte del rey húngaro-croata Matías Corvino. En base a dicho material y a sus propias indagaciones pudo escribir Kruno Prijatelj, historiador croata del arte y director de la Galería de Arte en Split, una enjundiosa monografía sobre la vida, obra e importancia de ese renombrado escultor renacentista[3]. Aparte de las breves e incompletas notas que figuran en ciertas ediciones enciclopédicas, en castellano no hay nada publicado sobre un escultor renacentista que trabajó en Italia, Croacia y Hungría y cuyas obras, además, figuran en el Louvre de París, en el Victoria and Albert Museum de Londres, y según atribuciones de algunos especialistas en el Kunsthistorisches Museum de Viena y en el Fogg Art Museum, Harvard University, EE.UU. Esperamos que el presente trabajo llenará tal vacío y servirá como fuente de informaciones a quienes en el ámbito del idioma español se interesan por el estudio del Renacimiento europeo.

Según los datos históricos publicados no ha mucho en Croacia, quedó comprobado que Giovanni Dalmata se llamaba Ivan Duknovic y que su familia procedía del pueblo Orahovica cerca de Trogir (en latín Tragurium, en italiano Traú). Hijo de Esteban Duknovic, Ivan nació en Trogir o en sus alrededores cerca del 1440, adquiriendo los primeros conocimientos escultóricos y humanistas en su pequeña patria, rica en canteras y en talleres de marmoleros. En aquel entonces se terminaba la monumental catedral de Trogir, tal vez la más hermosa en Croacia. Mientras Ivan era joven, el maestro Nicolás Fiorentino, discípulo de Donatello, ejecutaba en la catedral la capilla de San Juan Orsini, una de las obras más bellas del Alto Renacimiento.

Ya entonces, en los albores del Humanismo y del Renacimiento, los monumentos de la antigüedad se convertían en fuente de inspiración. Duknovio pudo contemplarlos cerca de la ciudad. A un paso de Trogir y Split se hallaban los restos aún bien conservados de la gran ciudad romana Salona, Allí el insigne humanista y padre de la literatura croata Marko Marulic recogía las monedas romanas y anotaba las inscripciones latinas de las necrópolis[4]. En Split se podían ver entonces los restos bien conservados de soberbio palacio del emperador romano Diocleciano, obra maestra del arte antiguo romano. El mausoleo de Diocleciano fue convertido en la Alta Edad Media en la catedral del arzobispo spalatinense cuyo título era Primas Dalmatiae ac totius Croatiae. En ese mismo tiempo el maestro Juraj Dalmatinac (Giorgio Dalmata), constructor de la catedral de Sibenik, insigne escultor y el más destacado representante del estilo gótico florido en Dalmacia trabajó en la capilla y en el altar de San Anastasio en la catedral de Split[5]. Y la misma ciudad Trogir, antigua colonia griega, luego un poblado romano de pescadores, consagraba muchos fragmentos del arte griego y del romano. Allí en casa del humanista Coriolano Cippico se conservaba un hermoso relieve Kairos de un desconocido discípulo de Lizipo y los fragmentos posteriormente publicados de "La cena de Trimalhión" de Petronio.

Con los conocimientos adquiridos en ese ambiente, Duknovic se traslada a Roma para perfeccionarse en el arte escultórico. Tiene 20 años. En Roma colabora con dos botteghe de primer orden, con la de Mino da Fiesole (1431-1484) y la de Andrea Bregno (1421-1506). "La influencia de esos dos escultores -dice Kruno Prijatelj- podrá apreciarse en su obra, pero nunca ensombrecerá su acusada nota individual y su estilo, que En lo que concierne a la problemática escultórica era mucho más vigoroso que el de ellos".

El primer trabajo que conocemos del joven Duknovic en Roma fue el escudo del Papa Pío II sobre el portal del Cortile del Maresciallo en el Vaticano. Parece que Pío II, conocido como humanista bajo el nombre de Silvio Piccolomini, quien de Roma hizo centro del arte renacentista reuniendo allí a los mejores maestros y escultores, fue el primer protector del joven Duknovic. Murió en Ancona mientras se aprestaba a conducir la cruzada en ayuda de los cristianos amenazados en la otra orilla del Adriático.

Otro trabajo ejecutado por Duknovic en Roma sería el escudo del Papa Pablo II en, al portal lateral del Palacio de Venecia en Roma. De mayor envergadura fue su participación en la ejecución del sepulcro del cardenal Giacomo Tebaldi en la iglesia romana Santa María sopra Minerva, en cooperación con Andrea Bregno. Al mismo tiempo esculpió varias estatuas y relieves para el tempietto de San Jacobo en Vicovaro, no lejos de Roma, edificado por la familia Orsini, y expresamente la luneta encima del portal, los ángeles en el arco, las ojivas y el tímpano.

Prijatelj opina que Duknovic, interrumpiendo su primera estada en Roma, volvió a Trogir alrededor de 1470, basándose en ciertos monumentos de Trogir que le atribuye, Es muy probable que Duknovic colaboró en la catedral con Nicolás Fiorentino en la capilla de San Juan Ursini y la bóveda de la familia Sobota en la iglesia de Santo Domingo. Prijatelj comprueba la mano de Duknovic en la ejecución de ornamentos en la capilla y especialmente en algunos putti. Más tarde, Duknovic esculpiría para esa capilla dos estatuas, Con argumentos convincentes Prijatelj le atribuye dos impresionantes leones en La bóveda de la familia Sobota, que fueron comparados con los de Donatello. Esa estadía de Duknovic en su patria, tras sus estudios y afirmación en Roma, no fue mero episodio en la vida del maestro, sino un significativo aporte a la afirmación definitiva de las formas plásticas y decorativas renacentistas en los conservadores talleres marmoleros de Dalmacia, que se atenían al estilo gótico bajo la influencia tanto de Venecia como de la fuerte personalidad artística de Juraj Dalmatinac (Giorgio Dalmata).

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La época más fecunda de Duknovic fue su segunda estada en Roma entre 1470 y 1481. En ese decenio definió su estilo y su perfil artístico. Dio a sus obras nueva sensación de volumen y de forma, nuevo dinamismo pletórico, mayor refinamiento p más alta calidad, ocupando el primerísimo lugar en la escultura del quattrocento romano. Su obra maestra de esa época es la tumba del Papa Pablo II, ejecutada en cooperación con Mino da Fiesole. De ese monumento dijo Vasari que es "la piu ricca sepoltura, che fusse stata fatta d'ornamenti e di figure a pontefice nessuno". Se trata de un nicho monumental, colocado en la antigua basílica de San Pedro, dotado de numerosas estatuas y relieves. Fue, lamentablemente, desmontado durante la construcción de la nueva basílica de San Pedro salvándose la mayor parte de los fragmentos en las grutas vaticanas. Algunos fragmentos se hallan en el Louvre parisino y un ángel que algunos atribuyen a Duknovic, se encuentra en Fogg Museum de Universidad de Harvard, EE.UU.

Mino da Fiesole tuvo la parte principal en la concepción del conjunto del sepulcro de Pablo II y de su línea básica arquitectónica. En cuanto a la parte escultórica, lo superó Duknovic, quien hizo las esculturas más hermosas y vigorosas, que le valieron merecido lugar entre los grandes maestros del Renacimiento.

Por falta de documentos escritos, varios autores que se ocuparon de tumba de Pablo II sobre todo H. Tschudi, A. Venturi y L. Donati- no están siempre acordes sobre a quién atribuir ciertas esculturas, a Duknovic o a Mino da Fiesole. K. Prijatelj, partiendo de aquellas estatuas y fragmentos que llevan la firma de Duknovic como la Esperanza en la tumba de Pablo II y la estatua de San Juan en Trogir, y analizando minuciosamente el estilo y los trazos característicos de ambos artistas, coincide con las atribuciones de Tschudi y ensalza su sagacidad. Según ellos, en la tumba mencionada, debería atribuirse a Duknovic los siguientes trabajos: la figura yacente del Papa Pablo II en el sarcófago; el gran relieve de la Resurrección, de una concepción vigorosa y lírica; relieve de Dios Padre con los ángeles, motivo éste que Duknovic tratará reiteradamente; la estatua de la Esperanza que lleva la firma del escultor; estatuas de los evangelistas SS. Marcos y Mateo; el relieve de la Creación de Eva, acaso la más hermosa composición de la tumba; relieve con uno de los escudos del Papa; un ángel derecho; tres ángeles a la derecha del grupo con el Dios Padre y un fragmento de arquitrabe con querubines. Todas esas partes están en Le Grotte Vaticane. Prijatelj le atribuye certeramente también el arquitrabe de Leuvre con decorativas cabezas leoninas en medallones.

En la fase final de los trabajos de la tumba de Pablo II Duknovic y Mino da Fiesole elaboraron conjuntamente el tabernáculo, trabajo mediano guardado hoy en la sacristía de la iglesia romana de San Marcos. Luego Duknovic está ocupado con dos obras grandiosas. Primero con Andrea Bregno trabaja en la tumba del cardenal Bartolomé Roverella y luego, casi solo, ejecuta el sepulcro para el cardenal Bernardo Eroli en la antigua basílica de San Pedro.

En la monumental tumba del cardenal Roverella, Duknovic hizo dos esbeltos y estilizados ángeles junto al sarcófago, nuevo tipo de cariátides, y un relieve de lírica factura y concepción de la Virgen entre los ángeles, además de una estatua enorme y monumental de Dios Padre.

De lo que fue espléndida tumba del cardenal Eroli quedan únicamente fragmentos en las grutas vaticanas. La figura yacente en el sarcófago del cardenal es de expresión impresionante y vigorosa llena de un nuevo ritmo lírico. Es la cumbre de las realizaciones de Duknovic con figuras yacentes. La figura monumental de Cristo, colocada frontalmente, es la creación más acabada del maestro que testimonia nuevas facetas de su personalidad artística. Las figuras de los santos apóstoles Pedro y Pablo, también conservadas, son expresivas en su concepción y la intensidad de la vida interior. De esa época son dos relieves de Duknovic -Virgen entre ángeles y Dios Padre- fragmentos de una tumba ahora en Grotte Vaticane.

A. Venturi atribuye a Duknovic incluso la tumba del cardenal Pietro Riari en la iglesia de los Santos Apóstoles, mientras que Prijatelj opina que es un trabajo conjunto de Andrea Bregno y Mino da Fiesole. Tampoco estima acertadas otras atribuciones, como los trabajos en cancellata y cantoria de la Capilla Sixtina en el Vaticano, y el escudo del Papa Alejandro VI encima de la puerta de los Apartamenti Borgia.

Adolfo Venturi atribuye también a Duknovic una serie de monumentos arquitectónicos. Si bien se le cita en un documento de la época como arquitecto, las pretensiones de Venturi carecen de asidero. En cambio su atribución a Duknovic de la expresiva estatua de San Juan Evangelista en la capilla de San Juan Ursini en Trogir, fue confirmada al descubrirse hace poco la firma Ioannis Dalmatae F., esculpida al pie de la pieza. Esa estatua, síntesis de los elementos más característicos del estilo de Duknovic, en opinión de Prijatelj, fue elaborada durante la segunda estada de nuestro maestro en Roma.

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En el decenio de 1480 a 1490, I. Duknovic reside en Hungría, en la corte del rey húngaro-croata Matías Corvino, convertida en verdadero centro de la cultura humanista y el arte renacentista. Ahí, además de una serie de escritores y artistas plásticos europeos, se hallaban varios croatas, y entre ellos dos escultores: Jacobo Stafileo e Ivan Duknovic, ambos de Trogir.

De la vida y actividad de Duknovic en ese decenio no existen muchos datos. Las obras artísticas de las residencias del rey fueron en parte destruidas y en parte trasladadas por el Solimán II a Estambul, tras la derrota del ejército húngaro-croata en Mohac, acaecida en 1526. Gran parte de Hungría fue conquistada y las residencias reales fueron saqueadas y destrozadas. Por ello, sólo se salvaron fragmentos y algunos retratos de la obra de Duknovic, realizada en Hungría.

Entre otros documentos fidedignos que comprueban la estada de Duknovic en Hungría, existen dos donaciones. En la primera, fechada en Viena el 25 de julio de 1488, el rey Matías, de acuerdo con su esposa Beatriz de Aragón -denominada por los humanistas Diva Beatrix- dona "magistri Ioannis Duknovich de Tragurio, statuarii sive marmorum sculptoris... castellum Maykovez vocatum in comitatu Crisiensi habitum", castillo Maykovez en Croacia, en el distrito de Krizevci, para retribuirle por sus obras extraordinarias y difundir su gloria por los siglos de los siglos. Al mismo documento se refiere a él un contemporáneo de Duknovic, el escritor humanista croata Ludovicus Tubero-Crijevic de Dubrovnik, quien lo llama Ioannes Dalmata illustris sua aetate scultor[6].

A Duknovic, por cierto, pertenece el relieve de la Virgen de Diósgyötir, uy dañado, que hoy se guarda en el Museo Nacional de Budapest. No hay unanimidad para atribuirle la fuente ricamente decorada con torso del pequeño Heracles de mármol colorado, festones decorativos de flores, frutas, escudo de armas y blasones. Esa fuente se hallaba en la residencia veraniega del rey Matías Corvino en Visegrad. Sus restos fueron descubiertos recién en 1941-42. P. Meller aportó argumentos convincentes para atribuir la paternidad de esa fuente a Duknovic, opinión que comparte K. Prijatelj, igual que la opinión de A. Venturi respecto a los dos relieves retratos que se encuentran en el Museo Nacional de Budapest, que representan al rey Matías y a la reina Beatriz. En cambio, es dudoso que el relieve del rey Matías en el Museo de Arte de Viena sea obra de Duknovic. Aproximadamente a la misma época y al mismo ciclo pertenecen un retrato de un humanista, que se guarda hoy en el palacio Cippico en Trogir, y el retrato más logrado de esa serie que representa al poeta y humanista italiano Francesco Cinti, conservado hoy en el Victoria and Albert Museum de Londres.

A Duknovic se atribuye también la paternidad de otras obras y fragmentos, conservados parcialmente en Hungría. Prijatelj no niega su influencia en algunas de estas obras, mas sostiene que circunscribiendo la obra de Duknovic, realizada en Hungría; a la fuente de Visegrad, a la Virgen de Diósgyör y a los relieves con retratos, la personalidad del maestro cobra en coherencia y unidad. Esa obra refleja nuevos momentos y cambios en su estilo, la modelación de materiales y el tratamiento de volúmenes, testimoniando a la vez acerca de su notable importancia en la introducción de formas renacentistas en Hungría.

Muerto el rey Matías en 1490, Duknovic abandona a Hungría y durante los veinte años subsiguientes reside y trabaja sucesivamente en Trogir, luego en Venecia, Ancona y probablemente en Zagreb por el año 1510. No se conoce con exactitud la fecha y lugar de su fallecimiento, presumiéndose que ocurrió por el año 1510.

En los últimos veinte años, signados por evidente y comprensible decadencia, Duknovic esculpió algunas obras significativas, como ser el relieve de La Virgen, hoy en el Museo Cívico de Padua, y el busto de Carlo Zeno (hoy en el Museo Correr de Venecia). Por su refinamiento, la frescura extraordinaria su gracia y espontaneidad, por su estupendo tratamiento, ese relieve es una de las obras maestras de Duknovic. El retrato de Carlo Zeno, atribuido a Duknovic también por A. Venturi, es muy sugestivo y expresivo. Para la capilla de San Juan Ursini en Trogir, Duknovic elaboró en esa época La estatua de Santo Tomás Apóstol y para La catedral de Ancona -donde antes que él se hizo famoso el maestro constructor Juraj Dalmatinac (Giorgio da Sebenico)- un monumento sepulcral en relieve del Bienaventurado Girolamo Gianelli. En Venecia no llegó a terminar el gran altar para 1a Escuela de San Marcos. A Duknovic se atribuye también la lápida sepulcral del obispo de Zagreb. Lucas Baratin, cuyos fragmentos se encuentran en el Museo Histórico Croata en Zagreb. En uno de esos fragmentos está grabada firma del escultor: Ioannis...

En la extensa y fecunda obra plástica de Duknovic, se pueden apreciar ciertas influencias del Quattrocento romano, luego elementos puramente clásicos, especialmente en el tratamiento del mármol. En las estatuas ejecutadas durante la segunda estada del maestro en Roma se cristaliza su tendencia por los volúmenes puros bajo el impacto de Piero della Francesca y Francesco Laurana (Franjo Vranjanin). En su fase húngara se hacen visibles ciertas influencias nórdicas.

Con todo, las influencias apuntadas no pudieron ensombrecer la vigorosa personalidad artística de Duknovic, sino que la enriquecieron como les suele ocurrir a todos los genios auténticos.

Kruno Prijatelj estima que los rasgos característicos de La obra de Duknovic son: sus concepciones generales de las esculturas, donde se funden un lirismo delicado y un dinamismo inquieto, detalles específicos de caligrafía, el modo de cincelar, tratamiento de cabellos, postura de las figuras, la expresión típica de los rostros, ojos y labios muy característicos, La materia del encarnado blanda como cera, el juego de vestido con repliegues triangulares tan propios del maestro. Su auténtica originalidad se refleja en el conjunto y la unidad de sus esculturas y composiciones, impregnadas de un hondo lirismo y de un inquieto dinamismo v que se remonta al gótico tardío, aunque en ciertas obras asoman formas preanunciadoras del barroco.

Los logros máximos del arte duknoviciano lo constituyen la Creación de Eva, la Resurrección, La Esperanza y Dios Padre de la tumba del Papa Pablo II, la Virgen en la tumba del cardenal Roverella, la estatua de San Juan en Trogir, las figuras del Cardenal y de Cristo en la tumba de Eroli, la Virgen en Padua y ciertos retratos ya mencionados. Para Croacia tienen suma importancia los trabajos realizados por Duknovic en Trogir. Mientras que otros grandes maestros croatas como Culinovic (Giorgio Schiavone), Medulic (Andrea Meldolla Schiavone), el miniaturista Klovic (Julio Clovio), Benkovic y ambos Laurana trabajaron casi exclusivamente en el extranjero, donde dejaron sus obras, Ivan Duknovic ejecutó una parte de su obra en Croacia, representando un papel muy significativo en el movimiento plástico en Dalmacia a través de sus esculturas en Trogir, y especialmente a través de su estatua de San Juan, la hermosa escultura que adorna la extraordinaria capilla de Nicolás Fiorentino. En los talleres marmoleros y en las botteghe del primer cinquecento dálmata encontramos repercusiones y formas inexplicables sin la presencia y la enseñanza de Duknovic. Introdujo en Croacia maduras formas del arte renacentista en momentos muy difíciles, cuando las embestidas turcas llegaban a las puertas de Split y Trogir. Bernardo Zane, arzobispo de Split, describiendo en forma conmovedora los sufrimientos del pueblo croata ante el Concilio Laterano, dijo: "Eso no lo he oído decir, no lo he leído, sino que lo he visto al igual que mis doce obispos sufragáneos en sus ciudades. A menudo, pobre de mí, mientras oficiaba, me veía obligado a desprenderme del hábito eclesiástico, asir las armas y correr a las puertas de la ciudad para animar a la gente consternada y consolar a los afligidos para que resistieran valerosamente al enemigo despiadado y sanguinario". Otro obispo, que a la vez era banus (virrey) de Croacia, Petar Berislavich, oriundo de Trogir como Duknovic, cayó combatiendo contra los osmanlíes mientras conducía como comandante supremo del ejército croata, a sus soldados que lo consideraban, según las crónicas de aquel tiempo, "más bien su padre que el virrey".

Vista a la distancia histórica de cinco siglos, la obra escultórica de Duknovic resulta clara y coherente. Aplicando el criterio estético moderno, su personalidad artística surge descollante y original, con todo no haber sido esclarecida y valorizada como lo merece.

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Bibliografía: El presente trabajo se ha hecho aprovechando los datos consignados en la citada monografía de Kruno Prijatelj y en otras publicaciones de autores croatas. L. Donatti publicó también una extensa bibliografía sobre Duknovic en su trabajo: L'attivitá in Roma di Giovanni Dalmata de Traú, Archivio storico per la Dalmazia, X, Vol. 59, pp. 522-534, vol. 62, pp. 54-66. Otros trabajos de importancia serían H. Tschudi: Giovanni Dalmata, Jahrbuch der kángl. preuss. Kunstsammlungen, IV, Berlín 1883: A Venturi: Storia dell' Arte Italiano; L. Donatti: L'attivitá de Giovanni Dalmata de Traú a Roma. Archivo storico per la Dalmazia, X, vol. 59, pp. 522-534; P. Meller: Mátyás Király visegrádi dszktíja, Budapest 1946 y del mismo autor: La fontana di Mattia Corvino a Visegrad, Annuario dell'Instituta ungherese di storia dell'arte, I, Florencia 1947, p. 47-73. Los trabajos de los demás autores tanto croatas como extranjeros, figuran en la monografía de Bruno Prijatelj.



[1] Schiavone en Italia, especialmente en Venecia era sinónimo de croata. Ver Studia Croatica, Año I, No. 1, el trabajo Croacia en la Geografía Blaviana, p. 50.

[2] Ver artículo Julio Clovio Croata, protector del Greco joven, Studia Croatica, Año II, V. I, p. 21.

[3] Kruno Prijatelj: Ivan Duknovic, Ed. Drustva Historicara Umjetnosti (Sociedad de Historiadores de Arte), Zagreb, 1957, pp. 96, con 65 láminas y el resumen en francés.

[4] Ver artículo: "Anepifanía americana de un insigne humanista croata", Studia Croatica, Año I, N° 1, pp, 58-60.

[5] Ljubo Karaman: Umjetnost u Dalmaciji, XV i XVI stoljeca (Arte en Dalmacia, siglos XV XVI, Zagreb, 1933, pp. 55-57.

[6] Ludovici Tuberonis: Commentariorum de rebus suo tempore. Libri XI en J. B. Schwandtner, Scriptores rerum Hungaricarum, II, Vindebonae 1746, pp. 107-381. El párrafo citado está en el capítulo X del libro III.