Vida y obra de Ivan Mestrovic

Branko Kadic

Studia Croatica, Volumen 6, 1962

El 16 de enero de 1962, a la edad de 79 años y en pleno afán creador, falleció de síncope en South Bend, Estados Unidos, Ivan Mestrovic, célebre artista plástico croata, caracterizado por Auguste Rodin como "el fenómeno más grande entre los escultores" y a quien The New York Times calificó, en la nota necrológica, como "uno de los gigantes del arte escultórico". La Universidad de Nôtre Dame; donde últimamente dictaba la cátedra de Bellas Artes, asimismo como el mundo artístico norteamericano y europeo rindieron cálidos homenajes a esa figura descollante en el arte escultórico de nuestro siglo. Por su expreso deseo sus restos mortales fueron inhumados en el mausoleo que antes de la guerra Mestrovic había diseñado y erigido en su pueblo Otavice, en Croacia: Murió como exilado político croata y quiso dormir el último sueño en su patria.

A continuación, sin pretender dar un cuadro completo y exhaustivo, delinearemos un esbozo biográfico de Mestrovic, apuntando los datos salientes de su vida y su prolífica obra.

Ivan Mestrovic, oriundo de una familia campesina croata, nació el 16 de agosto de 1883 en Vrpolje, Croacia septentrional. Aquel año, como los años anteriores, sus padres fueron al norte del país en busca de trabajo de estación. La niñez y la mocedad las pasó en la casa paterna en Otavice, pequeña aldea en la retaguardia de Dalmacia, situada en los Alpes Dináricos. Toda esa región es rocosa y poco fértil. Su familia era muy numerosa y necesitada; de costumbres patriarcales y de arraigadas tradiciones católicas. La madre de Mestrovic, piadosa y devota, manifestaba singular ternura a su hijo taciturno y ensimismado. Toda esa comarca fue durante siglos escenario de cruentas luchas contra los invasores osmanlíes, lo que dio origen a baladas históricas, cantos épicos y una concepción particular del heroísmo. Crecido en ese ambiente de lucha tenaz contra el suelo poco fértil y henchido de sabores heroicos, Mestrovic, como Giotto, cuidaba de niño, las contadas ovejas y cabras de sus padres. Muy temprano manifestó su vocación por la escultura, tallando y grabando piedras y maderas mientras cuidaba el rebaño. Con la ayuda del párroco; a la edad de 15 años, fue enviado a Split como aprendiz en el taller de marmolería de Pablo Bilinic. Split, hermosa ciudad en el Adriático, otrora residencia del emperador romano Diocleciano; quien construyó allí un soberbio palacio con mausoleo, -hoy iglesia catedral- desplegó toda su riqueza de monumentos clásicos, románicos y renacentistas a los ávidos ojos del genio joven. Quedóse allí un año aprendiendo a leer y escribir y sorprendiendo a todos los "maestros marmoleros" por su imaginación, habilidad y maestría en la modelación y reproducción de distintas figuras. Su talento precoz y extraordinario llamó la atención de un industrial vienés, quien le costeó el viaje hasta la ciudad imperial para que prosiguiera sus estudios. El cambio era asaz brusco y dramático. El joven pastor, sin conocer una palabra de alemán, sabiendo apenas leer y escribir, se encontró de sopetón en un ambiente suntuoso en la Viena imperial, con tantos museos, tantas esculturas de la antigüedad. Sin diploma ni certificado de estudios secundarios, sin dibujos, fue aceptado en la Academia de Bellas Artes cuando su director vio sus trabajos primerizos, mayormente copias de las obras de los antiguos maestros que se guardan en Hofmuseum. El nivel artístico de la Academia no era muy elevado y los trabajos de los profesores más bien estereotipados, prevaleciendo un neobarroco convencional. Otto Wagner era la personalidad creadora más saliente en la Academia vienesa, iniciador de la nueva arquitectura y las artes decorativas en Austria. Wagner fue también organizador e inspirador principal de la Secesión vienesa. A su influencia debe atribuirse el interés y competencia de Mestrovic en el diseño arquitectónico y por la conjugación adecuada de los conjuntos escultóricos-arquitectónicos. El estilo predominante en la escultura europea en general antes del Nouveau Art y el movimiento expresionista se exteriorizaba en figuras monumentales con temas religiosas, históricos y mitológicos con el simbolismo clásico o contemporáneo y mayormente con implicaciones morales y patrióticas. La única excepción fue A. Rodin cuyas esculturas, atormentadas e inspiradoras, contrastaban con la enorme variedad de los monumentos nacionales que ornaban las plazas y paseos de las ciudades europeas. En este ambiente cultural y artístico estudió Mestrovic en Viena de 1900 a 1904. Durante ese período había ejecutado varias esculturas, más de 25 piezas grandes entre retratos, santos, temas religiosos, figuras desnudas y composiciones originales. La obra de mayor proporciones expuesta en el Salón de Secesión en 1904 era un modelo en yeso titulado En la fuente de la vida, representando varias figuras simbólicas desnudas y entrelazadas: Amor, Juventud y Ancianidad, sedientos todos del agua de la Vida. La municipalidad de Zagreb adquirió en 1910 esa composición y la colocó en la plaza, frente al Teatro Nacional. Para Carl Wittgenstein, Mestrovic ejecutó otra variante: En el manantial de la vida, de simbolismo universal, y con el dinero ganado viaja a Italia y luego a Francia. Del mismo período datan varias composiciones de contenido osado y original: Timor Dei, escultura de un enorme pie desnudo, de músculos tensos y dedos convulsos; un relieve simbolizando la vieja leyenda en torno a la Edificación de Skadar, con una mujer empotrada por el fatal sino en los muros de la ciudad; el monumento al poeta romántico croata Luka Botic, erigido en Split.

El decenio siguiente o sea el segundo período del arte mestroviciano (1904-1914), inspirado en los motivos nacionales y épicos de los eslavos del sur, se caracteriza por su grandiosidad, por sus formas patéticas, vigorosas y apasionadas. Ese ciclo suele llamarse también el ciclo de Kosovo, cuya realización era sueño juvenil de Mestrovic, surgido de la poesía, popular. Su plan era levantar un "templo", un mausoleo, en conmemoración de la batalla de Kosovo (año 1389), en la que perecieron muchos combatientes cristianos contra los conquistadores osmanlíes. Las leyendas y la poesía popular que de niño escuchaba le inspiraron un estilo épico, desprovisto de contenido religioso. Coincidió también con las guerras balcánicas, preludio de la primera guerra mundial. El proyecto de Mestrovic de erigir un santuario nacional tiene varios precedentes, desde la antigüedad y el panteón romano, hasta el panteón neoclásico de París y la Vaihalla cerca de Regensburgo en Alemania. Rodin mismo abordó los temas patrióticos como los Ciudadanos de Calais. Por otra parte, este primer conjunto arquitectónico-escultórico de Mestrovic estaba destinado al fracaso, al igual que su sueño juvenil de unión de los pueblos sureslavos, tan dispares y antagónicos desde el punto de vista político, cultural, histórico y religioso. Además de carecer de unidad y armonía, la realización del panteón fue resistida obstinadamente por los servios, de mentalidad bizantina, que repudiaban y aborrecían la estatuaria en general en los templos y, por añadidura, muchos de los elementos clásicos, góticos y renacentistas que contenía el proyecto, amén de la concepción misma para ellos extraña, de raíz católica y occidental.

Mestrovic expuso en París en 1905 en el Salon d'Automne, y sus trabajos suscitaron especial interés del anciano Rodin. Desde esa fecha los unió una estrecha amistad y admiración recíproca. Su primera gran exposición tuvo lugar en el salón de la Secesión vienesa, comprendiendo más de cincuenta esculturas de diferentes tamaños, vinculados mayormente con su proyecto del templo de Kosovo. Los críticos e historiadores de arte como Arthur Roessler y Joseph Strzygowski elogiaron el vigor, la originalidad y la maestría técnica de las figuras y del material, desatando particularmente los valores artísticos y simbólicos de Viudas, Recuerdos y Viuda con el Niño. La misma exposición se organizó un año después en Zagreb, capital de Croacia. De esa época datan también los retratos de sus padres, expresión cabal del auténtico tipo campesino, llano y sencillo, sufriente y bondadoso. Al año siguiente Mestrovic expuso el mismo grupo en la Exposición Internacional, celebrada en Roma, que le dio fama mundial y le otorgó el primer premio. Ese período del arte mestroviciano se caracteriza por la expresión vigorosa, la grandiosidad, la monumentalidad y los temas patriótico heroicos, extraídos de la historia y epopeyas tanto croatas como de los demás pueblos sureslavos.

Durante la primera guerra mundial vive exilado en Italia, Francia e Inglaterra alternando su trabajo escultórico con la actividad política. Realiza proyectos menos ambiciosos, incluyendo ciertos temas religiosos: Crucifijos, Las Piedades, San Juan Bautista, bustos de Leonardo Bistolfi y del anciano Rodin. En 1915 expone en Albert Museum de Londres y en varias ciudades del Reino Unido. Los críticos británicos destacan su poderoso élan, las formas dinámicas y la adaptabilidad arquitectónica de sus esculturas. Además de numerosos retratos y bustos hechos durante la guerra, Mestrovic empieza a inclinarse más y más hacia los temas religiosos, pasa de los motivos nacionales y locales a la temática universal, expresando los ideales intrínsecamente humanos de libertad, justicia, caridad y bondad. Junto con su soberbio relieve Arqueros de Domagoj (príncipe medieval croata), talló un alargado crucifijo en madera e hizo su primer panel del ciclo de la Vida y Pasión de Cristo que terminaría después de la segunda guerra mundial. Los estragos, tragedias y sufrimientos causados por la guerra encontrarán su honda expresión en Las Piedades y Vírgenes con el Niño. Le estatuaria de carácter nacional corre paralela con los motivos y figuras bíblicos y evangélicos: Profetas y varios Moisés, símbolo de la autoridad moral de la ley. Su estilo atraviesa nueva fase imprimiendo formas alargadas a su movimiento y diseño de reminiscencias arcaicas bizantinas. Un dolor desgarrador y la contorsión de rostros y figuras dan a sus nuevos creaciones una expresión espiritual y sublimada desconocida en sus obras anteriores más bien de carácter realista y naturalista. Con la terminación de la primera conflagración mundial se inicia la fase de la madurez creadora de Mestrovic.

Con afiebrado ímpetu se dedica a la realización de sus proyectos. Surgen monumentos y estatuas de los próceres y hombres ilustres de la historia de Croacia. En primer lugar cabe destacar la monumental capilla votiva de Nuestra. Señora de los Angeles -mausoleo de la familia Racic-, construida en la pequeña península, entre cipreses y asomándose al Mar Adriático. Esta iglesia proyectada y ejecutada por Mestrovic contiene varias esculturas y bajorrelieves suyos, en un nuevo estilo de mayor purificación y espiritualidad. En 1919 realiza una gran exposición en Petit Palais en París. Luego en 1924-1925 organiza muestras en Nueva York (Brooklin Museum), en Chicago (Art Institute), Detroit, Buffalo y otras ciudades norteamericanas. En esta ocasión, la municipalidad de Chicago le encargó dos indios ecuestres para el Grand Park. El siguiente año ejecutó el monumento de Gregorio, obispo medieval croata de Nin, que regaló a la ciudad de Split. Mestrovic dirige al mismo tiempo la Academia de Bellas Artes de Zagreb, imprimiéndole nuevo impulso y elevando su categoría. Bajo su mano rectora y su guía se están fraguando varios jóvenes talentosos. En 1930, además de la estatua ecuestre a Simón Bolívar, de potente expresividad, diseñó y construyó su magnífica residencia en Split, combinación de varios estilos que armonizan con el paisaje encantador junto al mar con las montañas desnudas por fondo. Proveyó su mansión de numerosas esculturas y pinturas, que luego donaría, lo mismo que su galería de Zagreb, al pueblo croata. Su gloria y su renombre alcanzaron el punto culminante. El escultor confiere mayor síntesis y recato a sus composiciones que se traducen plenamente en el impresionante mármol Historia Croata.

El gobierno francés organiza en 1933 la exposición individual de las obras mestrovicianas en Jeu de Paume. La misma muestra será presentada sucesivamente en Praga, Berlín, Munich, Viena y Graz. En los años subsiguientes diseñó y ejecutó el monumento al Soldado Desconocido, levantado en la colina Avala, no lejos de Belgrado. En Otavice construyó, para honrar la memoria de sus padres, la capilla de San Redentor, dotándola, de exquisitas estatuas y soberbios relieves y bajorrelieves. Participó en la restauración de la antigua iglesia de San Marcos, situada en la parte vieja de Zagreb, Para el altar mayor ejecutó un gran Crucifijo, alargado y estilizado, y para los altares laterales la Virgen con el Niño y Pietá, todas estatuas en bronce, mientras que en piedra esculpió la figura de San Marcos, patrón de la iglesia, "El Redentor en la tumba", "El villancico" y un tríptico representando la Anunciación, el Nacimiento y la Presentación del Niño Jesús en el Templo. Contemporáneamente con esta obra Mestrovic diseñó una iglesia conmemorativa dedicada a Nuestra Señora en Biskupija, modesta aldea cercana a la natal. La iglesia fue edificada en memoria del rey medieval croata Zvonimir y muy cerca, del lugar de una iglesia católica construida en estilo medieval croata del siglo once. Este templo de pequeñas dimensiones se asemeja por su estilo a las antiguas basílicas croatas. Mestrovic dotó esa iglesia de varias estatuas, la de la Virgen con el Niño en mármol (la Virgen vestida como la campesina de esa región), y la figura de Cristo Rey colocada encima del portal. La iglesia fue profanada y dañada y las esculturas destrozadas durante la última guerra por los guerrilleros nacionalistas servios de Draza Mihailovic, quienes en su odio y el proselitismo anticatólico y anticroata no se refrenaron de destruir las obras del escultor, que había enaltecido y popularizado tantas figuras y episodios sobresalientes de la historia nacional servia.

En esa época Mestrovic, entre otros encargos, proyectó y realizó el monumento al estadista rumano Ion Bratianu, erigida en Bucarest. Para la misma ciudad hizo dos grandes estatuas ecuestres, en bronce, la del rey Carol I y la del rey Fernando I. Los rusos, al ocupar Bucarest en 1944 desmantelaron ambas estatuas. Dos años antes de estallar la segunda guerra mundial, Mestrovic decidió volver a Split y terminar el ciclo de bajorrelieves con motivos evangélicos, empezados en la primera guerra mundial. A fin de proveer espacio y marco apropiados a esos trabajos, Mestrovic reconstruyó, en un pequeño promontorio, una capilla en estilo primitiva antiguo y el claustro con las piedras que encontró allí, provenientes de la capilla y el claustro semiderruidos que se remontan al siglo doce. Completada la estructura arquitectónica, Mestrovic colocó en la capilla los bajorrelieves en madera terminados hasta el momento, la dotó de estatuas de Cristo, de la Virgen, de los Evangelistas y de la figura central de San Juan de Apocalipsis. Mestrovic, además de las citadas, proyectó varias estructuras arquitectónicas, entre tantas el Pabellón de Bellas Artes, levantada en Zagreb, la Iglesia Votiva Cristo Rey, con motivo de cumplirse un milenio de la fundación de reino croata.

En 1942 fue representado en forma digna en el Pabellón del Estado Independiente de Croacia en el Bienal de Venecia. Luego se trasladó a Roma, donde ejecutó un busto del Papa Pío XII, varias piezas para el Instituto Croata de San Jerónimo en Roma, una Pietá de grandes dimensiones y el expresivo y monumental relieve Stigmata de San Francisco para la iglesia de Santa María Mediatrice. Poco después se trasladó a Suiza, donde residió tres años, para en Lausana, y parte en Ginebra. Terminada la guerra, pese a la deprimente nostalgia y los zalameros llamados de Tito de regresar a su país y continuar su obra, se rehusó a volver a, su patria esclavizada, privada de la libertad nacional y de los derechos humanos.

Los inenarrables sufrimientos y tragedias que desató la segunda guerra mundial que experimentó en carne propia, constituyeron el punto inicial de un nuevo estilo, de la nueva visión y enfoque en la obra de Mestrovic reflejados plenamente en la exposición individual de sus esculturas, realizada en 1947 en el Metropolitan Museum de Nueva York. En la primera vez en los anales del Metropolitan Museum que un escultor era honrado en vida con su exposición. La figura de Job, retorcida y desgarrada por el dolor, y a no era una expresión poética del escultor sino testimonio de tantas tragedias y horrores de la guerra. Se acentúe el carácter religioso de su arte cada vez más espiritualizado; más despojado de lo anecdótico y episódico; se vuelve símbolo puro, mensaje encarnado de los valores humanos y cristianos, de ese período son notables varios estudias de los Evangelistas, la estatua de San Francisco, el dolor de la Pietà y sobre todo las Mujeres bajo la Cruz.

Mestrovic en 1947 fue designado profesor de Bellas Artes en la Universidad de Syracuse, Nueva York, y desde 1955 hasta su muerte dictaba la misma cátedra en la Universidad de Nôtre Dame, South Bend.

Uno de los rasgos distintivos de los retratos de Mestrovic es el de recalcar la expresión del carácter. De ahí su interés por figuras descollantes tanto bíblicas como de temática, histórica, nacional y universal; de ahí también sus varios estudios de San Jerónimo, su compatriota y patriarca de la Iglesia, la figura del Papa Sixto V, reformador y constructor, quien terminó la basílica de San Pedro en Roma, de ascendencia croata y patrocinador del hospicio croata en Roma, y varios retratos de su amigo entrañable, el gran justo, que era, el cardenal Luis Stepinac.

La tensión muscular anterior cede paso al éxtasis espiritual (María Magdalena bajo la Cruz); en lugar de las formas retorcidas de sus Viudas primitivas del ciclo de Kosovo, encontramos movimiento exquisito en Psique y Perséfone Suplicante. La figura clásica de Venus cobra una interpretación no tan pagana y sensual.

La nómina de las obras realizadas por Mestrovic en Estados Unidos es impresionante. El proyecto del enorme monumento dedicado a los judíos, víctimas de la persecución racial, numerosas estatuas para iglesias, institutos y colegios norteamericanos, amén de varios retratos, bustos y la gigantescas y soberbia Pietá. Además ejecutó los monumentos de Mila Gojsalic, Andrija Kacic Miosic, San Juan Bautista, San Antonio y otros que regaló al pueblo croata. Hizo también el monumento al poeta montenegrino Petar Njegos y al P. López de Mendoza quien en 1565 celebró la primera misa en lo que es hoy EE.UU. Esos monumentos, obra y regalo del gran hijo de Croacia, quedarán durante siglos como testimonio, y, estímulo del espíritu de libertad que está latente y vigilante detrás de la cortina de hierro y de silencio impuesto por los comunistas.

Tras los múltiples caminos inciertos que en nuestro siglo tomó el arte experimental y después de la flamante consagración del arte abstracto, la potente figura de Mestrovic se yergue como un frondoso árbol secular, rico de frutos y firmemente enraizado. Aunque a muchos les parezca como un sobreviviente de "un mundo soñado a la manera clásica'', nadie que aprecie los valores escultóricos le negará históricamente su importancia y su grandeza. Mestrovic nunca intentó alejarse del pasado por mero amor de una concepción actual de moda. Hay afinidad evidente de la escultura preclásica y clásica en el vasto repertorio artístico y la "mitología" mestroviciana. Mas, si el pasado revive en el presente en su vasta estatuaria, también se dan muchos elementos del futuro, en tal medida que sus obras iniciales tenían carácter vanguardista. Las obras maestras de Mestrovic, especialmente los temas religiosos, poseen cualidad de perennidad y no dependen de uno u otro estilo o expresión artística. Más que el arte de las épocas clásicas le atraía el arte arcaico de los asirios, egipcios, de Creta y Micenas, el arte primitivo helénico anterior a la época de Pericles, el románico y el gótico de la Edad Media, debido a su carácter universal, a sus valores religiosos, éticos y sociales de orden superior, al impulso con que elevan al ser humano hacia Dios. A medida que su cosmovisión se ensancha, las aspiraciones y sufrimientos individuales se vierten en términos épicos, llegan a ser perennes y monumentales, despojados de todo elemento incidental y literario En el novísimo ciclo de este gigante a la par de Miguel Angel y Rodin se manifiestan en sumo grado la expresión depurada, la materia espiritualizada y la elevación lírica.

Además de ser "el fenómeno escultórico más grande del siglo", Mestrovic era también un escritor perspicaz y estilista singular. En el período de preguerra publicó varios trabajos en la revista Nova Europa (Zagreb). En 1945 se editó en Zurich en versión alemana, su Diálogo de Noche Buena, escrito en croata, bajo el título Dennoch Will Ich Hoffen. Era colaborador asiduo de la Revista Croata que desde hace once años viene editándose en Buenos Aires. A fines del año pasado la editorial de ésta revista publico sus voluminosas memorias: Recuerdos de hombres y sucesos políticos. Sus interesantes Diálogos con Miguel Angel, reveladores de sus conceptos artísticos, filosóficos y éticos, fueron publicados en alemán en la revista Kunst ins Volk, Vols. VIII, IX, Viena, 1957-59. Inéditos deja un libro de cuentos inspirados en el folklore croata y un drama de argumento político.

Mestrovic ostentaba numerosas decoraciones y distinciones internacionales: Gran Oficial de la Legión de Honor de Francia; miembro honorario y corresponsal de varias Academias, Universidades e Institutos de Bellas Artes en Europa, y EE.UU.; premiado y distinguido por instituciones y entidades culturales y artísticas tanto europeas como norteamericanas. En Croacia es considerado como genio y gloria de la nación.

Las esculturas, pinturas, dibujos paneles y bajorrelieves de Mestrovic figuran en galerías, museos, colecciones privadas, instituciones y templos tanto de Europa como Norteamérica y Buenos Aires.

Bibliografía: Sobre Mestrovic, su vasta obra y su importancia como escultor existe extensa bibliografía en lo que va del siglo. Por millares se cuentan notas, artículos, comentarios, ensayos, referencias y estudios sobre el arte mestroviciano en todos los idiomas europeos. A continuación consignamos los trabajos y comentarios más significativos: Milan Curcin: Ivan Mestrovic, monografía, Londres 1919; Josef Strzygowski: Eine Grabkirche von Ivan Mestrovic, Darmastadt 1923; Josef Strzygowski, Ivan Mestrovic, Capilla Votiva de la familia Rezcic, Zagreb 1937; los catálogos más importantes: La exposición de Mestrovic (Brooklyn 1924) por Christian Brinton; Ivan Mestrovic (exposición en París 1933), por André Dezarrois y R. Warnier; Catálogo de la Galería de Ivan Mestrovic en Split, 1957; la Universidad de Syracuse, EE.UU., editó en 1948 una soberbia monografía con numerosas láminas y exhaustivo análisis, The Sculpture of Ivan Mestrovic; Laurence Schmeckbier Ivan Mestrovic, sculptor and patriot, Ed. Syracuse University Press, 1969 (contiene amplia información sobre la vida y obra del artista y 200 reproducciones en papel ilustración con los datos pertinentes). La misma editorial imprimió, en separata, diez magníficas reproducciones de los paneles en madera del ciclo La vida de Cristo.