STUDIA CROATICA vol. 005, año 1961

 

 

 

STUDIA CROATICA

 

Año II, Buenos Aires, 1961, N° 5

 

CASTRO Y TITO - SEMBRADORES DE LA CIZAÑA NEUTRALISTA.. 2

RECUERDOS DE HOMBRES Y SUCESOS POLÍTICOS.. 7

EL SISTEMA FEDERAL YUGOESLAVO.. 21

IVO ANDRIC, ESCRITOR CROATA, PREMIO NOBEL DE LITERATURA.. 27

LA RENTA NACIONAL EN CROACIA DE POSGUERRA.. 34

LOS VALORES EN EL ARTE DE IVAN MESTROVIC.. 41

DOCUMENTOS.. 44

POLÍTICA DE OPRESIÓN NACIONAL EN LA YUGOESLAVIA COMUNISTA.. 44

CRÓNICAS Y COMENTARIOS.. 52

LA REACCIÓN VIOLENTA DE TITO CON MOTIVO DE UN ACTO CONMEMORATIVO DE LAS VÍCTIMAS DE SU RÉGIMEN.. 52

RESEÑA DE LIBROS.. 59

 


CASTRO Y TITO - SEMBRADORES DE LA CIZAÑA NEUTRALISTA

Los puntos coincidentes entre el "castrismo" y el "titoismo" en cuanto a la naturaleza de sus respectivos regímenes, las tácticas de la conquista y el afianzamiento del poder saltan a la vista. Dos jefes de las guerrillas, yugoeslava y cubana, explotaron con éxito las circunstancias anormales, uno la ocupación extranjera de Servia y otro la dictadura de Batista, para organizar sus propias fuerzas de represión, contando con el apoyo y las simpatías de los países democráticos. Todas sus tretas fueron calculadas con anticipación a fin de establecer un gobierno comunista, exterminando y aniquilando despiadadamente a los políticos y las instituciones democráticas. No se perseguía la liberación tan propalada sino la sustitución de una opresión por otra más rigurosa, pues los nuevos dictadores establecieron los regímenes totalitarios recurriendo al terror físico y moral, científicamente estudiado y aplicado en base de las múltiples experiencias del comunismo internacional. Además, al insistir en los términos de liberación autodeterminación y no-intervención, abusaron cínicamente de los sentimientos y valores del mundo libre para implantar los regímenes de opresión, subordinados a los intereses de una gran potencia, paradigma del imperialismo.

En la conferencia de "los países no comprometidos", celebrada en Belgrado a principios de septiembre último, pudo comprobarse que, además de las apuntadas, existen entre Castro y Tito otras coincidencias, y de modo especial, en el ámbito de la política exterior y por lo tanto más peligrosas porque constituyen una persistente amenaza al bien común internacional.

En primer término, ambos gobiernos, a pesar de su carácter comunista, coinciden en cuanto no pertenecen al Pacto de Varsovia, es decir que no son formalmente países satélites de Moscú. Por consiguiente Tito y Dorticós, personero de Castro, han podido aparentar ante los países de Africa y Asia que no están "comprometidos" no obstante que, tanto Cuba como Yugoeslavia, no pueden ser considerados países neutrales ni neutralistas porque son agentes activos de la subversión comunista internacional.[1]

Si al respecto cabía alguna duda, ésta se disipó a raíz de la conferencia de Belgrado, pues los puntos de vista de Tito y Castro coincidieron en los problemas de la política internacional y, además concordaban con la política oficial del Kremlin. Mientras Abdel Gamal Nasser, neutralista definido, compartió en parte la postura occidental, al menos frente al problema de Berlín y la unión alemana, los yugoeslavos y los cubanos se alinearon con Krushchev y Ulbricht. Mientras Jawaharlal Nehru y otros contados neutrales en la conferencia de Belgrado condenaron las explosiones atómicas con que Krushchev, adversario categórico de toda neutralidad, "bombardeaba" la conferencia de los países "no comprometidos", Tito y Castro no lo hicieron, aunque hasta ese momento clamaban por todos los medios de difusión contra el peligro de las irradiaciones atómicas y la carrera armamentista. Tito llegó hasta atenuar la culpa de Moscú, como si el letal estroncio fuera peligroso únicamente a raíz de las explosiones; nucleares de los países occidentales y saludable si proviene de los estallidos soviéticos.

Con el espíritu patente del neutralismo en el sentido antioccidentalista en Belgrado se trató también la tan trillada cuestión del anticolonialismo y antiimperialismo, denominador común de los dirigentes afro-asiáticos congregados en Belgrado para deliberar de la lucha por la libertad; bajo los auspicios de un dictador comunista. En la época actual, cuando los gobiernos de la Europa Occidental, fieles a su ideario democrático, reconocen el derecho de autodeterminación a sus ex colonias posibilitando, en mayoría de los casos, la independización pacífica y el ingreso en las Naciones Unidas de un gran número de las jóvenes naciones, Tito y Castro, en lugar de considerar ese fenómeno como un significativo proceso social y político, un triunfo de la libertad, y la cuestión de la descolonización de Asia y Africa en vías de solución, protestan contra los países occidentales, comportándose como si fueran ellos quienes forzaron la descolonización. Al mismo tiempo pasan por alto otro colonialismo, expansivo y agresivo, que en nuestros días está en su auge, esclavizando y explotando las naciones de tradición milenaria. Tito y Castro, frente al problema del colonialismo e imperialismo, se portan como si fueron daltonicos que no ven el color rojo, es decir el colonialismo y el imperialismo soviéticos. La liberación de los pueblos oprimidos y despojados les interesa únicamente en cuanto pueden despertar los viejos rencores de los países ex-coloniales con el fin de formar sobre esa base un bloque neutralista, que dentro de la organización de las Naciones Unidas y el ambiente de la guerra fría alterarían la relación de fuerzas en menoscabo del Occidente.

Mientras Castro, protegido declarado de Moscú y Pekín, actúa de ese modo por razones obvias, los motivos de Tito son más complejos y menos evidentes. Su lealtad incondicional a Moscú en el campo de la política internacional, evidenciada en la conferencia de Belgrado y sobre todo su aceptación de las interpretaciones soviéticas e incluso stalinistas del problema colonial y nacional, podemos valuar tan solo, si nos percatamos del hecho de practicarse la política imperialista del tipo comunista no solamente en la Unión Soviética, sino también en Yugoeslavia, tal vez en forma aún más dura. En efecto, Servia en Yugoeslavia, al igual que Rusia en la Unión Soviética, practica la política de explotación económica y de opresión nacional perjudicial para los pueblos enteros y que constituyen la mayoría absoluta de su población, En ese sentido la política de la pequeña Servia, es decir de los dirigentes comunistas yugoeslavos es la reproducción minúscula del modelo ruso soviético. Los comunistas yugoeslavos, lo mismo que los bolcheviques antes de llegar al poder, censuraban al imperio ruso y al reino yugoeslavo, respectivamente llamándolos acertadamente "la cárcel de los naciones". Sin embargo, por el poder mágico de la dialéctica comunista, las cosas cambian de color y carácter tan pronto como los comunistas se apoderan del gobierno, de manera que los comunistas yugoeslavos críticos acerbos del expansionismo panservio del Alejandro, el rey-dictador, siguieron con la misma política de la opresión nacional. Pese a la propaganda sobre supuesta liberación y autodeterminación de los pueblos de Yugoeslavia, tras la fachada del federalismo comunista, rige el centralismo omnipotente en favor de Servia, bajo el control del partido comunista, dirigida en forma autocrática, con la supremacía neta de Servia, si bien se reconoce oficialmente el carácter plurinacional de Yugoeslavia.

Por eso, el dictador comunista yugoeslavo, principal patrocinador de la conferencia de Belgrado, se cuidó mucho de que no se discutiera el problema del colonialismo y el imperialismo en su totalidad, como lo habían propuesto algunos países en la conferencia de Belgrado, los organizadores de la conferencia de Belgrado sencillamente no cursaron invitación a ningún gobierno democrático que pudiese plantear el problema del imperialismo soviético. Si en principio se creía, al parecer incluso en Washington, que la conferencia de los neutrales podría resultar en algo positivo, al menos en el caso de compararse la política occidental y soviética respecto a las aspiraciones nacionales de los países oprimidos, esas esperanzas quedaron truncadas. Quienes conocen la realidad yugoeslava, no podían nutrir esas ilusiones. Hablar en Belgrado del imperialismo soviético es como hablar de la soga en casa del ahorcado.

La conferencia de Belgrado, pues, fue concebida desde el comienzo como deliberación de aquellos países afroasiáticos, recién emancipados, que por su definida postura procomunista o por estar ocupados con sus problemas locales, no llevarían al orden del día el problema de los pueblos centroeuropeos y asiáticos, oprimidos por los soviéticos. De ese modo la conferencia de los países "no comprometidos" adquirió carácter de reunión de los representantes de veinte y tantos países afro-asiáticos, celebrada en una capital europea, que de hecho gravita hacía la zona soviética e incluso euroasiática. Sucedió, pues, que en la conferencia en Belgrado participaron, salvo Cuba, únicamente los países que por tradición no pertenecen al mundo occidental. Por eso, los términos políticos del Occidente, allí usados, no tenían siempre el significado verdadero y original. Las ideas y formas políticas occidentales, como ser la democracia y el Estado nacional, en caso de afirmarse en la Europa Oriental, provocarían la disgregación automática tanto del imperio ruso como de su epígono servio.

No debe extrañar, pues, la coincidencia de Tito y Castro en circunscribir las enunciaciones anticolonialistas y antiimperialistas exclusivamente a los países fuera de la esfera de influencia soviética. Abstrayendo las causas del conflicto entre Moscú y Belgrado, entre los dirigentes comunistas soviéticos y yugoeslavos existen hondas afinidades y una estrecha comunidad de intereses, que no se puede alterar con miles de millones de dólares regalados por los Estados Unidos a Tito. Por eso, se encontraron en una misma línea el personero de Castro, protegido de Moscú y Pekín, y Tito, repudiado por los comunistas soviéticos y chinos como revisionista.

En los planes de Moscú y Pekín, castrismo y titoísmo tienen el mismo papel de propagar el neutralismo prosoviético. Mientras Krushchev y Mao Tse Tung prohiben a sus satélites entrar en contacto con los disidentes yugoeslavos, dieron visto buena a la participación de Cuba en la conferencia de Belgrado, patrocinada y costeada por Tito. En consecuencia, la actitud de Krushchev hacía dicha conferencia no fue ni imprecisa ni contradictoria, según la definieron ciertos comentaristas occidentales, desorientados en el laberinto comunista táctico y dialéctico. Krushchev hizo todo lo posible para impedir la cristalización en Belgrado de los auténticos puntos de vista neutrales, recurriendo a la vez a medios brutales y sutiles, según su costumbre, es decir, reanudando las explosiones atómicas en vísperas de la conferencia y, saludándole oficialmente. Krushchev, igual que Mao Tse Tung no cree en la neutralidad auténtica, por considerarla como una forma camuflada de la política prooccidental. Toleran y propician tan solo el neutralismo que - según queda señalado - implique una posición antioccidental.

La conferencia de Belgrado, pese al hecho de haber escapado el control de la misma al dictador yugoeslavo, evidenció que la intensa previa actividad diplomática de Tito, en sus frecuentes viajes a los recién constituidos países afro- asiáticos, en realidad concordaba con las intenciones de Moscú y Pekín. Además, los desmesurados gastos que el gobierno de Tito invirtió en la organización de la conferencia no están en la relación razonable con supuestas ventajas por aumento del intercambio comercial. La participación de Cuba y el apoyo sin reservas de sus reclamaciones respecta a la base de Guantámano evidencia los propósitos que atañen a los pueblos americanos. Todo indica que Tito, experimentado propulsor del neutralismo, se desempeña como mentor de Castro para instruirlo sobre cuales son los métodos más convenientes al promover el neutralismo prosoviético en la América Latina. Las actividades de Tito y Castro deben complementarse.

Se ha conjeturado que la actitud francamente prosoviética de Tito sorprendió e irritó al embajador norteamericano en Belgrado George Kennan. Es difícil imaginar que Tito lograse embaucar a uno de los más sagaces conocedores del comunismo. Lo cierto es que, después de la conferencia, Washington anunció la revisión de su ayuda económica, militar y moral prestada hasta ahora a la dictadura comunista yugoeslava. En primer lugar, fue diferida la entrega de 500.000 toneladas de trigo norteamericano excedente.

Alarmado por este vuelco, Tito fue con toda prisa a El Cairo para entrevistar a Nehru que regresaba de Washington. Se sabe que Nehru observó una actitud cautelosa y reservada. Dio a entender con toda claridad que no había previsto esa reunión con Tito. Ya en Belgrado dificultó los manejos de Tito y se apresuró a demonstrarlo con su visita oficial a Washington. La actitud neutral de India, no debe confundirse con neutralismo, regateo y la extorsión política. La improvisada conferencia en El Cairo llegó a molestar incluso a Nasser, quien su quebranto en Siria debe en gran parte a los consejos de su amigo Tito, inspirador de ciertas medidas socializantes en lo económico y de un destemplado centralismo.

La revisión de la política occidental frente al propulsor yugoeslavo del neutralismo, prosoviético por definición, no quiere decir que en Washington de repente va a prevalecer aquella corriente que desde el primer día estaba disconforme, por razones de orden moral, con la ayuda incondicional prestada a la dictadura comunista yugoeslava. No obstante esa política tiene que ser modificada, debido, ante todo, a la situación cubana. Si bien el papel de Yugoeslavia y Cuba difieren bastante dentro del marco de la estrategia mundial del Occidente, no cabe practicar y propiciar el aislamiento diplomático y económico frente a Cuba castrista invocando los principios democráticos y valores del mundo occidental, prestando al mismo tiempo ayuda, material y, lamentablemente, moral a la despiadada dictadura comunista yugoeslava. Según las apreciaciones de un experto, Dr. Drago Zalar, recién publicadas por una comisión senatorial en Washington, los Estados Unidos después de 1950 entregaron a Yugoeslavia la ingente suma de 2,5 mil millones de dólares (Le Monde, París, 15-XI-61), es decir los fondos suficientes para solucionar muchos problemas de las naciones suramericanas. Una parte de esos fondos, más de 200 millones de dólares, Tito había regalado a los países neutralistas de Africa. Mientras se procede así, la lucha contra el castrismo queda despojada de su sentido ético y suministra argumentos a quienes insinúan que se trata tan sólo de un indigno juego de intereses.

Prescindiendo del aspecto moral del problema, la ayuda prestada al dictador comunista yugoeslavo porque había chocado con Stalin definida cautelosamente como "política, del riesgo calculado", no dio el resultado esperado por ser ayuda incondicional. Washington no puso condiciones prestando fe a las enunciaciones enfáticas según las cuales los dirigentes comunistas yugoeslavos celosos de su soberanía nacional y de sus principios comunistas rehusarían esas ayudas en caso de estar ligadas a concesiones políticas. No se ponderó debidamente la naturaleza del conflicto Stalin-Tito, ni se tomó en cuenta la ilimitada ansia de poder de los políticos balcánicos y orientales.

Tito y su pandilla lograron mantenerse en el poder gracias a la ausencia de la ocupación del ejercito soviético, que en 1944 penetró en Servia y les entregó el poder, pero tuvo que retirarse luego bajo la presión de los Aliados occidentales, es decir bajo la amenaza del eventual desembarco anglo- americano en las costas croatas. Así y todo, las posibilidades de Stalin de ejercer presión sobre el gobierno comunista yugoeslavo todavía eran grandes y es muy probable que Tito habría terminado como Rajk en Hungría, Pauker en Rumania y Petkov en Bulgaria, si Stalin no hubiera temido el derrumbe del régimen comunista, odiado por los pueblos oprimidos de Yugoeslavia. Pero el régimen fue consolidado gracias a la cuantiosa ayuda dispensada por el Occidente.

Al inaugurarse la política de ayuda incondicional a un dictador comunista contra el otro, se creía que se iba a abrir una brecha en el sistema monolítico del comunismo mundial y que el ejemplo contagioso de la disidencia impune del supuesto comunismo nacional yugoeslavo cundiría en otros países satélites. El caso de la rebelión húngara y la simultánea adhesión de Tito a la represión soviética, que culminó con la cobarde entrega de Imre Nagy y que provocó la airada indignación de los progresistas no desalentó del todo a los partidarios de la ayuda sin condiciones a la tan despreciable dictadura comunista. Se arguyó erróneamente que había una sola alternativa: la ayuda incondicional al "titoismo" o el triunfo de la fracción comunista yugoeslava leal a Moscú. Las cancillerías occidentales imaginaron a un Tito principista, en vez de tratarlo de afortunado caudillo y aventurero, autócrata del tipo oriental, ansioso ante todo de mantenerse en el poder. Las "eternas tiranías de Oriente", según la expresión de Ortega y Gasset, implican para quienes las detentan privilegios incontables (Tito, señor de vidas y hacienda de sus súbditos, vive y viaja rodeado de lujo de mil y una noches), pero también de grandes riesgos. Cuando se pierde el poder, peligran la libertad y la vida.

No tomando en cuenta esos factores político-sociales, los gobiernos occidentales desperdiciaron la gran oportunidad de vincular su ayuda al grupo gobernante yugoeslavo con las concesiones políticas y, aún peor, de cierto modo se convirtieron en cómplices de una oprobiosa tiranía. El apoyo a un régimen de opresión tendría su justificación únicamente en caso de tratarse del mal menor sin que quepa otra alternativa. Procediendo así los gobiernos democráticos desalentaron a los resistentes al comunismo opresor, especialmente en Europa centro-oriental. Carece de sentido combatir por un lado la Unión Soviética por tratarse de un sistema denegatorio de las libertades políticas, individuales y nacionales, y por el otro respaldar a Yugoeslavia, que es la Unión Soviética en miniatura. Es la distinción errada entre el comunismo soviético y el yugoeslavo se ha ido tan lejos que los exilados anticomunistas de Yugoeslavia quedan excluidos de las organizaciones anticomunistas patrocinadas por los gobiernos occidentales y en ciertos casos se les niega el derecho de asilo político, Así, por ejemplo, las organizaciones de los pueblos sojuzgados en Yugoeslavia comunista no integran la prestigiosa organización "Asamblea de las Naciones Cautivas Europeas", como si ellos no fuesen víctimas de la tiranía comunista al igual que Hungría, Polonia, Rumania, etc. En realidad, la situación de los croatas, eslovenos, y macedonios resulta en cierto sentido más difícil. Ni en teoría se les reconoce el derecho de establecer sus Estados nacionales, sino que bajo el pretexto de la "unión y fraternidad de los eslavos meridionales" se hallan en relación de sometimiento con Servia, idénticamente como dependen de Rusia los pueblos ucraniano, lituano, armenio y tantos otros, incorporados por fuerza al imperio ruso y luego a la Unión Soviética. No tiene sentido censurar a la Unión Soviética por la supresión de las libertades nacionales de tantos pueblos, si se sigue ignorando la misma condición de los pueblos oprimidos en Yugoeslavia.

Huelga señalar que los pueblos cautivos en la Yugoeslavia comunista esperan con cierta aprensión la anunciada revisión de la política norteamericana hacía el régimen de Tito. Los partidarios de la ayuda incondicional al "titoismo" argüirán que Tito ya está suficientemente fuerte (no olvidemos, gracias a la cuantiosa ayuda norteamericana) como para descartar las concesiones políticas, tendientes a la democratización de país y que condicionando en las actuales circunstancias esa ayuda se empujaría a los yugoeslavos hacía la normalización de relaciones entre Moscú y Belgrado con la respectiva imposibilidad de fomentar las disidencias dentro del bloque comunista.

Ese supuesto resulta totalmente erróneo. La normalización de las relaciones soviético- yugoeslavas significaría el control del partido y gobierno comunista yugoeslavos por Kremlin, lo que brindaría a Krushchev la potencia de liquidar more soviético a Tito y su grupo. Por consiguiente a los dirigentes comunistas yugoeslavos no les queda la posibilidad de un arreglo con Kremlin, sin o con la ayuda norteamericana. Y si Moscú lograra peligrar el régimen yugoeslavo, a "titoístas" no quedaría otra alternativa que aceptar las condiciones de Occidente.

Eso podría ocurrir antes de lo que se supone. Yugoeslavia, pese a las apariencias, es un país relativamente pequeño, pauperizado y políticamente complejo. Pudo jugar el papel de uno de los "grandes" del neutralismo, gracias a. la ayuda norteamericana que en su parte se invirtió en las campañas propagandistas antioccidentales. Pese a la industrialización precipitada y a la insistente publicidad sobre los métodos socialistas, desconocidos en la misma Unión Soviética, Yugoeslavia ni siquiera consiguió solucionar el problema básico de alimentación de la población, aunque entre las dos guerras, bajo una administración incapaz y corrompida, exportaba cantidades considerables de víveres. Actualmente las fuentes oficiales reconocen que el país atraviesa una seria crisis económica. El intento de aplicar ciertas reformas, patrocinadas por el Fondo Monetario Internacional, fracasó. Hace dos años Tito se jactaba blasfemando de que en adelante la alimentación con cereales no dependería de la "gracia del cielo", es decir de la lluvia, pero durante el año en curso se vio obligado a solicitar dos veces de Washington urgente socorro en trigo.

Tampoco la situación política de Yugoeslavia, tanto externa como interna, se presenta favorable. Poco vale el intercambio de visitas entre Tito y los monarcas de Nepal, Abisinia y Marruecos mientras que en Europa y en los países de la vecindad inmediata no tiene amigos. Los gobiernos comunistas lo tratan de vendido a los enemigos de la clase obrera, mientras Alemania Occidental - la principal fuente de divisas para la economía yugoeslava - rompió relaciones diplomáticas con Belgrado por haber reconocido éste al gobierno comunista de Pankow. Las relaciones con los países vecinos, mayormente comunistas - Hungría, Rumania, Bulgaria, Albania - distan mucho de ser satisfactorias. Esos países, a. eventual iniciativa de Moscú, pueden esgrimir contra el "titoismo" argumentos de índole ideológica, debilitando la cohesión del partido comunista gobernante. También pueden explotar la oposición de los pueblos y minorías que padecen la dominación servia. Los Estados comunistas lindantes con Servia pueden fomentar la oposición de la numerosa minoría húngara, radicada en Voivodina, la de los macedonios que gravitan hacia Bulgaria o de los albaneses de Kosmet, que constituyen la tercera parte del pueblo albanés. En la política interna de Yugoeslavia, aparte del serio problema nacional, aparecen muchas otras grietas. Desde el comienzo del actual régimen existió una oposición fuerte de los católicos al comunismo ateo y una resistencia pertinaz y exitosa de las campesinos a los intentos de la colectivización de minifundios.

Recientemente se registraron conflictos en las mismas filas comunistas, reflejos de los contrastes nacionales y culturales. Los dirigentes comunistas en Croacia y Eslovenia, presionados por el medio ambiente, se oponen hasta en la forma abierta al centralismo y de modo especial a la política inversionista favorable a Servia, por tratarse de una explotación del tipo colonial. Por otra parte, hay síntomas de una pugna sorda sobre quien sucedería a Tito. Ese mar de fondo adquiere significado especial, pues al esloveno Kardelj lo favorecen, principalmente, los comunistas eslovenos y croatas, mientras al servio Rankovic lo apoyan sus connacionales. Las diferencias nacionales, pese al hecho de que los dirigentes comunistas las estiman no decisivas, coinciden con las distintas interpretaciones de los postulados marxistas. Croacia y Eslovenia son países de tradición occidental y, por ende, aun en las filas comunistas, se refleja cierta tendencia prooccidental, mientras que en Servia se amalgaman en una singular síntesis el comunismo con el patriotismo servio y las tradiciones paneslavistas. A las potencias occidentales, por primera vez, se ofrece la oportunidad de interferir en esas luchas internas entre los comunistas yugoeslavos en favor de las tendencias prooccidentalistas y en contra las tendencias "neo-cominformistas". Además, la lucha por la sucesión de Tito y la orientación política, combinada con factores de la crisis política y económica, podría provocar serias dificultades al régimen. Las potencias occidentales deben estar preparadas para tal eventualidad mejor que en el caso de la crisis húngara y polaca.

Todo indica, pues, que frente al "fidelismo" y "titoismo" deben aplicarse las medidas acertadas, teniendo en cuenta, naturalmente, las diferentes condiciones y la ubicación geográfica de Cuba y Yugoeslavia. La imposibilidad de fomentar la resistencia antisoviética de los gobiernos impuestos y controlados por la ocupación rusa, la experiencia adquirida a raíz del apoyo "titoista" a la represión de la revolución húngara y al neutralismo prosoviético, demuestra que el camino justo no es respaldar a un dictador comunista contra el otro, sino en apoyar a quienes luchan por las libertades democráticas y nacionales. Esas especulaciones con Tito, con el fin de dividir a los comunistas, se demostraron completamente estériles. Tan sólo los éxitos que obtendrían los combatientes por la libertad en cualquier país bajo el yugo comunista, contribuirían al prestigio de las potencias democráticas y levantarían la moral de los pueblos sometidos; inclusive del pueblo ruso. Mucho más que todas las sutilezas teóricas en torno al "titoismo" y el supuesto "comunismo nacional" que sirve tan solo para fomentar las ilusiones a los progresistas comunizantes sobre la posibilidad de un comunismo aceptable para la conciencia del mundo libre y a la desmoralización de los pueblos oprimidos de Yugoeslavia. Tanto la situación imperante en Europa, como en el Caribe y en toda la América latina, no admite más esas tácticas en el fondo inmorales con el titoismo, indignas de las grandes democracias. Además, es peligroso olvidar, que no se puede justificar la represión del "fidelismo", si al mismo tiempo se presta apoyo incondicional al "titoismo". Nada cambia el hecho de haber declarado Castro su fe marxista- leninista con propósito de comprometer el apoyo soviético con una formal declaración que lo ubica dentro del bloque soviético, de modo que Krushchev no podría sacrificarlo a cambio de ventajas en otras partes del mundo. Al revés, Krushchev está desligado de la obligación de amparar a los "revisionistas" yugoeslavos de modo que el Occidente no debe desperdiciar la oportunidad para exigir a cambio de ayuda a Tito las concesiones políticas esenciales. De otro modo se verá condenado de prestarse al chantaje perdurable dando apoyo a tan odiosa tiranía comunista hasta el día, cuando los soviéticos se decidirán ejercer la presión efectiva, con el fin de imponer en Yugoeslavia el grupo comunista ortodoxo. Y con el gobierno comunista actual lo conseguirán sin duda alguna.

 


RECUERDOS DE HOMBRES Y SUCESOS POLÍTICOS

Ivan Mestrovic

Publicamos en este número unos fragmentos del libro Uspomene na politicke ljude i dogodjaje - Recuerdos de hombres y sucesos políticos - del insigne escultor croata Iván Mestrovic. Las memorias que están imprimiéndose para la Biblioteca de la Revista Croata, Buenos Aires, constan de 400 páginas. Paralelamente con su vasta obra artística, Mestrovic, sin ser un político profesional, mas si un ferviente patriota, participó activamente en las gestiones políticas de los exilados croatas durante la primera guerra mundial y luego, gozando ya de renombre mundial, estuvo en contacto personal con influyentes figuras políticas de su país y del extranjero. Los fragmentos de sus memorias que transcribimos en versión castellana se refieren principalmente al asesinato de Stjepan (Esteban) Radic, perpetrado el 20 de mayo de 1928. Radic, jefe de la oposición croata a la hegemonía servia, fue gravemente herido en el recinto del parlamento de Belgrado mientras sesionaba, y muy pronto sucumbió a las balas mortíferas disparadas por el diputado servio Punisa Racic. Publicamos además, otros fragmentos con el relato de los encuentros y entrevistas de Mestrovic con las destacadas personalidades políticas y culturales que ilustran cabalmente los contrastes nacionales en Yugoeslavia y especialmente entre los servios y los croatas. Las memorias de Iván Mestrovic tienen especial valor por ser testimonios de una figura no política, prestigiosa y de renombre mundial. Las notas aclaratorias son de nuestra redacción.

AMENAZA DE MILAN GAVRILOVIC

(En 1924, antes de viajar a los Estados Unidos para asistir a una exposición de sus esculturas, Mestrovic conversó también con Jovan Jovanovic, presidente a la sazón del Partido Agrario Servio.)

Apenas nos sentamos, Jovanovic me preguntó si había estado con Davidovic[2]. Al contestarle afirmativamente, me dijo:

-Pobre Cika Ljuba. Tiene buenas intenciones, pero la cuestión es si lo dejan realizarlas. ¿Le contó su conflicto de ayer con el Gospodar[3] y acerca de la presentación y retiro de su renuncia?

-Sí, me lo contó todo.

-¿También cómo el rey de los servios, croatas y eslovenos habla de los croatas ?

-Sí, también. Le previne que no lo contara a otros croatas que desconocen que semejantes insultos son habituales aquí en Belgrado y tienen otro sentido que en Croacia.

-Bueno, pero no deja de ser un escándalo que un rey... ¿Le contó lo que motivó el llamado del rey y su demanda de la renuncia a raíz del discurso de Radic? Tal vez Cika Ljuba ni lo sepa.

-Nada me dijo de ello.

-Algunos oficiales, encabezados por Petar Zivkovic[4], se presentaron ante el rey y exigieron que se citase en el acto a Davidovic para pedirle la renuncia; si no quiere hacerlo, le pasará lo que al otro Alejandro (Obrenovic). ¿Comprende usted en qué país y en qué situación vivimos? Usted se va, y con razón, al extranjero.

Apenas dijo Jovanovic estas palabras, apareció detrás de él Milan Gavrilovic[5], su correligionario en el Partido Agrario. Estaba furioso, al extremo y gritando dijo:

-¿Habéis oído cuánto está diciendo ese Radic? Es un escándalo ¿qué es lo que no está admitido en este Estado?

Jovanovic, mirándolo por encima de los anteojos, le replicó:

-Siéntate, Milan, y no te pongas nervioso. Radic sigue expresándose en su lenguaje y a favor de su pueblo. Dime, por favor, ¿qué se dio a los croatas hasta ahora en este Estado para que Radic pueda hablar en tono más conciliatorio?

-¿Sabéis que el rey ha pedido que Davidovic retire su renuncia? - inquirió Gavrilovic.

-Sé que el rey le solicitó la renuncia y que Davidovic la presentó. Luego, al cabo de pocos minutos, el rey le pidió que la retirara, acordándole facultades más amplias.

-Ljuba tal vez lo cuente, pero no puede ser.

-Dejen a Cika Ljuba que intente con Radic. Acaso sea, el más piado, por su carácter tratable, para hablar y negociar con Radic.

-No, señor Joco, íha de derramarse sangre!

-¿Sangre de quién, señor Gavrilovic? - le pregunté yo.

-Hay que matar a Radic. El Estado es más importante que Radic

-Claro que el Estado es más importante que cualquiera, pero ¿sabe usted que tras Radic está el pueblo croata entero o es que usted se propone disparar, a través de Radic, sobre mi padre y mi hermano?

-¡El Estado importa más que todos los croatas! Sangre, sangre debe correr para que se vea quién es más fuerte, los croatas o el Estado.

-Según semejante lógica, el Estado importaría más que los servios también. Entonces, ¿qué y quién es el Estado? ¿Unicamente la camarilla de Belgrado?

Miré la silla, me temblaban las manos, quise saltar y agarrarla, cuando entró el Dr. Milan Curcin, quien se había acercado de puntillas hasta la puerta, escuchó la conversación y terció censurando acerbamente a Gavrilovic y su conducta. Esta escena desagradó mucho a Jovanovic.

ASESINATO DE ESTEBAN RADIC

Me encontraba en Split cuando el 20 de junio de 1928, en el recinto e la Asamblea Nacional de Belgrado, se atentó contra la vida de Radic.

Cuando llegó la noticia acerca del atentado, la gente quedó horrorizada. Se decía que los diputados croatas habían sido muertos, el misma Radic gravemente herido y otro más. Se barruntaba que Radic también hubiese sido asesinato y que se lo daba sólo como herido gravemente para atenuar el impacto de momento y hacer que se recibiese luego con más calma. Los términos "gravemente herido" suscitaba con todo los más sombríos presagios.

Al día siguiente encontré a la señora del almirante Stankovic. Se me acercó y me dijo en francés:

-Esos servios no sólo son primitivos, sino bandido natos y pérfidos canallas.

Luego me contó lo que le había contestado el comandante de la plaza, general Trnokopic, a su esposo, cuando el almirante Stankovic le dijo que era una vergüenza disparar contra los diputados nacionales y, de añadidura en el recinto del parlamento, pues eso podría traer consecuencias graves tanto internas como externas. En lugar de contestar, el general preguntó al almirante:

-¿Está muerto Stipica?

-No, Esteban Radic no está muerto - replicó Stankovic - sino, de acuerdo a las noticias - solo gravemente herido. Los muertos son su sobrino Pablo Radic y Jorge Basaricek.

-Oh, p... madre que lo parió, cómo tiró tan mal - contestó Trnokopic y añadió- : El resultado será que habrá que balearlo de nuevo, si sobrevive.

Ese mismo día me topé con el almirante Stankovic y le pregunté si su señora había reproducido correctamente su conversación con Trnokopic. - Sí - respondió el almirante - es enteramente exacto lo que le dijo, pero no todo lo que me dijo Trnakopic. Además de lo que sabe usted ya, expresó que era necesario matar a Trumbic[6], a todos los croatas prominentes, incluso a usted.

Nos miramos Stankovic y yo como si nos faltaran palabras. Stankovic, empalidecido, dijo rechinando los dientes:

-Con tales bestias en piel humana nos sentamos en la revista Jadranska straza y vuestros tontos spalatinenses denominaron un trecho de la costanera "La ribera del mayor Stojan". Me es odioso y me avergüenzo de ser considerado servio por profesar la fe ortodoxa.

-No se vaya al otro extremo, mi almirante...

-¿Por qué no? Anoche, en Sibenik, me expresó lo mismo el obispo servio ortodoxo Irineo Djordjevic. Todos los que integramos la minoría servia en Croacia somos ingenuos, y especialmente los croatas.

-¿Es posible eso?

-Créamelo, como me ve ahora aquí, que me lo dijo por considerarme servio, según expresó exactamente así: "¡Caray, Stipica (Radic) no está muerto! Eso significa que una vez más tendremos que cubrirnos de vergüenza". Y eso, ¿no es lo mismo que anda diciendo Trnokopic?

Luego Stankovic agregó suspirando:

-¿Cabe esperar algo de semejante país? En él, valga la expresión, se piensa colectivamente en matanzas colectivas.

Aunque ciertos rasgos de Radic no me gustaban y especialmente su notoria ambigüedad en las declaraciones, ahora me di perfecta cuenta de que aquel balazo contra Radic estaba, en efecto, destinado al pueblo croata entero. Y llegué a la conclusión de que la aludida inconstancia de Radic no era sino evasión ante el proyectil mortífero que se le estaba preparando desde que asumió su conocida postura en el Consejo Nacional[7] hasta el momento de hacer en él blanco, en el parlamento de Belgrado. Estaba perturbado en extremo y salí enseguida de Split para Zagreb.

Tampoco allí, pude hallar tranquilidad, de moda que a los pocos días me fui a Opatija, donde se hallaba mi esposa con los chicos.

EN LA LEGACION DEL REINO DE LOS SERVIOS, CROATAS Y ESLOVENOS EN ROMA

En Opatija, después de unos días, empezaron a molestarme los cálculos de vejiga, como solía ocurrirme antes y tuve, como otras veces, que irme a Fiuggia, cerca de Roma, a curarme.

Al día siguiente de mi arribo a Roma, fui a la legación yugoeslava a visitar al embajador Milan Rakic[8] y hacerme presente. Al entrar a las oficinas de la legación hallé a dos empleados, sentados tras sus mesas, simulando escribir algo. No estimé necesario presentarme de nuevo, pues el ordenanza me había anunciado, sino que dije solamente: "Buenos días", y pregunté por el señor embajador Rakic. Ninguno se movió y uno, sin levantar los ojos de la mesa, me contestó:

-No está.

-¿Sabe cuándo vendrá?

- No lo sé.

-¿Puede decirme si se encuentra en Roma o está ausente?

- No sé.

-Bueno, señores - dije y salí por el patio del Palacio Farnese. A medio patio me alcanzó un joven, bastante alto, me llamó por mi apellido y pidió que me detuviera. Me detuve y le miré en la cara.

- ¿Me conoce? Bueno, como podría...

-¡Oh, Rastko! ¿Eres tú?- . Se sonrió.

- Sí, soy yo - y empezó a disculparse.

-Me avergüenzo a más no poder de cómo se lo atiende en nuestra legación, que ha de abandonar así. Estaba en mi despacho, a cuya puerta daba usted la espalda cuando entró y preguntó por Rakic. Y ellos de ese modo... ¡qué vergüenza! Soy un funcionario subalterno y no pude intervenir.

-No importa, Rastko. Ellos no me conocen y el embajador por quien pregunté no está; está terminado el asunto, pues.

-No está bien, por favor, y no es verdad que no lo conocen ni tampoco es exacto lo otro, que... He ahí la impertinencia. ¿Cuántos días permanecerá en Roma? - preguntó Rastko.

-Mañana por la mañana salgo para Fiuggia y allí permaneceré dos semanas

-¿De regreso se quedará en Roma y sería posible que nos veamos y conversemos?

Díjele, al despedirnos, que me quedaría un par de días en Roma antes de regresar y que lo vería con mucho placer.

Se trataba de Rastko Petrovic, hijo de Mita Petrovic, oriundo de Voivodina, cuya casa solía visitar y fui amigo de su hija Nadezda, pintora talentosa. La familia entera era versada en bellas artes. Rastka, el benjamín de Mita, podría tener ocho o nueve años cuando yo iba a su casa, desde entonces no lo había visto. Ahora, ya crecido, lo reconocí por ser imagen de su padre.

Cuando volví de Fiuggia, llamé a Rastko, quien me visitó en mi hotel y cenamos juntos. Me contó, o mejor dicho me explicó, por qué me habían atendido de ese modo en la legación.

Cuando fui anunciado, Rakic estaba en su despacho, se levantó y profirió:

-¿Qué quiere éste aquí?

Luego me contó que Rakic y todos los de la legación estimaban que la separación de Croacia era un hecho consumado y hasta querían colocar en la fachada de la legación el escudo servio e izar la bandera servia. Por eso le extrañaba a Rakic mi visita a la legación. No obstante, habían enviado a una mujer, J. Hristic, tras de mí a Fiuggia, alojada en el mismo hotel, para observar con quiénes me reunía. Era hija de un tal Hristic, ex ministro de Obrenovic, que vivía en Italia como cantante y, además, era espía de la legación.

 

DICTADURA DEL REY ALEJANDRO

(El 6 de enero de 1929 el rey Alejandro había abolido la constitución seudodemocrática, prohibió los partidos políticos e implantó su dictadura personal. Mestrovic desaprobó públicamente ese curso político antidemocrático inaugurado por el Rey).

Al llegar a Belgrado primero fui a ver al ministro de la Corte para informarme si había llegado el material para el busto, despachado de Zagreb, y para enterarme a qué hora me recibiría el Rey. Dragomir Jankovic, ministro de la Corte, era un hombre amable pero deprimido: Nos conocíamos bien y desde mucho tiempo, le pregunté qué le pasaba. Me contó entonces que él se desempeñaba en la Corte desde el entronamiento del rey Pedro, que era leal a la dinastía y que había hecho cuando estuvo a su alcance por el bien dinástico.

-Y ahora me retribuyen de ese modo - añadió- únicamente haberme atrevido, con la mejor intención, a expresar mi opinión.

-Pero, ¿qué pasó?

-"El Gospodar me echó. Me dijo que a partir del primero no ocuparía este puesto. Me importa un comino. Acaso sea mejor para mí, pero el modo... como si fuera un criado. Como a un criado, como a un perro". Dragomir apretaba los dientes para no romper en llanto.

-Y ¿por qué?

Bueno, le diré, por haberle aconsejado que no infrinja la constitución, que en eso siguiera la huellas de su padre y, amigo mío, que entendiese con los croatas. Cómo entenderme con los croatas - me contestó- cuando ellos quieren constituirse como si fueran un Estado dentro del Estado. Pues, no me dará órdenes Macek[9] - Chillaba.

-Si nosotros no cedemos en nuestra causa servia, ¿por qué obligarlos a ceder en su causa croata? ¿Por qué no habrían de tener ellos su autonomía, su parlamento (Sabor), su ban (virrey) y su bandera, si lo quieren, si tal es su tradición? - contesté al Rey.

-No, jamás lo consentiré - me dijo el Rey: ¿Es qué habremos de ver, desde Kalemegdan, ondear la bandera croata en Zemun, como lo exige Macek?

-Al tratar de calmarlo, advirtiéndose que lo que se estaba tramando podría resultar fatal para él y para el Estado, me dijo: "Váyase", Yá ve usted por qué me echó. Y todavía vuestros croatas cuentan que Punisa salió de mi despacho para disparar en el Parlamento contra Radic y sus diputados.

-¿No es verdad eso, señor Jankovic?

-Formalmente es verdad, pero no en el sentido insinuado. Punisa podía acudir y acudía a la Corte cuando le daba la gana, y podía entrar por aquí o por la puerta principal. Aquel día fatal no pasó por aquí, pero por aquí salió sin saludarme. Ese es la pura verdad.

ATENTADOS CONTRA SUFFLAY Y BUDAK

Cuando el 18 de febrero de 1931 fue asesinado, en el centro de Zagreb; el profesor Dr. Milan Sufflay,[10] cundió en la ciudad gran excitación, no solo a causa de su personalidad, sino también por los métodos empleados por el régimen para deshacerse de los desafectos. Se llegó a saber que lo ultimaron agentes policiales y pronto quiénes eran. Y otros indicios hubo de que el asesinato de Sufflay se perpetró por orden de las autoridades estatales. El mismo Rey, por ejemplo, dijo al Dr. Rittig, cuando éste le visitó para quejarse de tales métodos:

-Hubo que matarlo, pues era un agente italiano.

-Al agredir los mismos agentes el 7 de junio de 1932 a Mile Budak,[11] fracturándole el cráneo, vino a mi casa temprano por la mañana el amigo Trumbic. Me informó que esta misma madrugada le habían comunicado por los tales sujetos "patriotas" se habían sorteado a los dados quién debía matarlo a él, Trumbic, y quién a Macek. Su informante le suministró incluso los nombres de los ejecutores. No le pregunté quién era el informante, pero me parece que lo fue Vasiljevic, subjefe de la policía de Zagreb, quien era de Croacia, de origen servio, y el Comité Yugoeslavo lo había sacado del cautiverio durante la primera guerra mundial. Trumbic claro está, estaba inquieto sin perder su presencia de ánimo, con todo estar bajo la impresión de que el asesinato se perpetraría.

-No sé cómo cuidarme, pues de noche pueden irrumpir en mi hogar y matarme en la cama.

Lo acompañé hasta su domicilio y luego me fui a la Gobernación a ver al gobernador Perovic. Estaba enfermo y guardaba cama. Encontré a su secretario Vojnovic, que ocupaba el mismo cargo durante la gestión de Silovic. Por éste, y por otros conductos, sabía que Vojnovic era un espía del régimen en la Gobernación. No quise, por lo tanto, decirle a Vojnovic el motivo de mi visita, e insistí en hablar personalmente con el gobernador. La señora Perovic a duras penas me dejó pasar, pues su marido, en efecto, estaba muy afiebrado. Le referí el caso de Trumbic, solicitando que comunicara bajo clave inmediatamente al Gobierno lo que había oído de mí. Me prometió hacerlo en el acto. Pero, no seguro yo de que eso daría resultado, me cité con el cónsul francés en mi casa. Le conté el asunto, rogándole informara sobre el particular también a su colega inglés. Fui luego a ver a Jovo Banjanin[12], lo puse al tanto y le pedí que inmediatamente se trasladase a Belgrado y allí solicitara una audiencia urgente con el Rey, para comunicarle la noticia y su fuente. Así lo hizo Banjanin. Alejandro me agradeció luego "por haberse evitado una desgracia más".

Trumbic no tenía buena salud y esa amenaza lo abatió más. Para sacarlo de su estado apático, y en parte de la inseguridad, sin su conocimiento escribí a Benes, sugiriéndole que Masaryk podría invitar a Trumbic como huésped, y a este último le aconsejé que se fuera a las termas de Karlovi Vary (en Bohemia). Pensaba que Trumbic, una vez recuperado, se sentiría más seguro a su regreso. No mencioné la situación económica de Trumbic (percibía tan solo 3.500 dinares por mes como pensión), pero Benes lo sabía por otros canales. Benes me contestó que el Presidente de la República no podría invitarlo, en estos momentos, pero que el Gobierno checoeslovaco le brindaría la posibilidad de permanecer a su cargo a Karlovi Vary todo el tiempo que desease. Trumbic, desde luego, rehusó, y yo me sentí ofendido por la respuesta de Benes. La postura de Masaryk pudo haber sido motivada por ciertas disensiones entre él y Trumbic, o, lo que es más probable, por miramientos al régimen de Belgrado.

ENTREVISTAS CON EDOUARD HERRIOT Y ALEXIS LEGER

(Mussolini, aprovechando el descontento de los croatas contra la dictadura del rey Alejandro, en momentos que Francia, abrumada por la presión del Tercer Reich, procuraba fomentar la normalización de las relaciones entre Roma y Belgrado, puso como condición previa las cesiones territoriales en la Provincia adriática croata de Dalmacia Por consejo de los políticos croatas, Mestrovic, con motivo de su exposición organizada en París en 1933, visitó a influyentes personalidades de París y Londres.)

Poco después de mi llegada a París, en marzo de 1933, visité a Edouard Herriot. El jefe de los radicales socialistas que en 1932 era presidente del gobierno y ministro de relaciones exteriores, desempeñaba, fuera del gobierno también, uno de los papeles principales en la vida política de Francia. Me recibió en su gabinete en la Asamblea Nacional. Cordial y desenvuelto, apenas me senté, por encima de su pipa me dijo:

-Sé por qué viene. Los puercos italianos reclaman vuestra Dalmacia. Inquirí enseguida si tenía conocimiento de la misión de un coronel francés, (que últimamente había visitado Sofía, Belgrado y Zagreb) y si ésta se cumplía con el consentimiento del gobierno y del Estado Mayor francés. Lo confirmó y me dijo que conocía su conversación conmigo. Luego declaró que la situación de Yugoeslavia dista mucho de ser halagüeña, tanto en el interior como en el exterior. Censuró al Rey y a la dictadura con palabras terminantes.

-Los de Belgrado se enloquecieron de megalomanía y nosotros tenemos otros asuntos más urgentes que defenderlos de los italianos. Dos veces impedimos que os ataquen y no sé hasta cuándo lo querremos y podremos hacer, pues Hitler y el nazismo están cobrando tanta vigor que nos preocupa diez veces más que el conflicto yugoeslavo-italiano. Transmita eso a vuestro "Alejandro el Magno" y dígale que tenemos asuntos más apremiantes que protegeros de los italianos. Que él resuelva, el problema servio-croata y los italianos la pensarán dos veces antes de atacarlos aisladamente. Sin eso, Mussolini opina que el atacarlos equivaldría a un paseo.

Terminada la conferencia, Herriot me envió a Léger[13], director del Quai d'Orsay quien me informaría de cuanto los franceses habían gestionado en Belgrado con respecto a la solución del conflicto servio-croata.

Al día siguiente visité a Léger, en el Quai d'Orsay. Me recibió amablemente, diciéndome que Herriot le había anticipado mi visita. Me hablaba de sus preocupaciones cada vez más graves a causa del creciente poder de Alemania, que se expande con increíble rapidez, y por su capacidad de organización. Luego declaró que ellos tampoco subestiman el poder de los italianos, "como lo hacen, al parecer, vuestros factores responsables". Quizá Mussolini no haya logrado hacer de los italianos valientes soldados, pero están bien armados, mientras que a ustedes les falta mucho y, de añadidura, están desunidos. En este sentido hicimos reiteradas gestiones y dimos consejos amistosos. Vuestro Rey posee una increíble autosuficiencia. Por otra parte, empero, sabemos que él es el único entre los servios a favor de Yugoeslavia. En general, todos los servios son megalómanos y quieren su Gran Servia. Entretanto, a nosotros no nos interesa ni Servia ni Croacia, nos interesa Yugoeslavia y por eso contribuimos a su creación".

Luego me dio a leer las instrucciones remitidas a Naggiar, su embajador en Belgrado, y la respuesta de éste. Se le instruía que dijese al Rey, "en forma cortés pero seria", que el gobierno francés está muy preocupado por el conflicto yugoeslavo- italiano y por las relaciones internas entre croatas y servios, aconsejando amistosa pero seriamente una pronta solución del conflicto croata- servio. En su informe Naggiar comunicó haber visitado al Rey, quien acogió con benevolencia la sugestión, pero le pidió que informase a su gobierno que le dejara el tiempo requerido por el problema que constituye una de sus preocupaciones primordiales. Luego el Rey habría prometido dar a los croatas cuatro carteras ministeriales y la autonomía a Croacia. Léger me preguntó qué pensaba yo de la autonomía y si los croatas quedarían satisfechos con ella.

Le contesté que a él, francés, y dada la organización interna de su país, le parecería tal vez mucho, pero que yo estimaba que la simple autonomía no satisfaría a los croatas. Además, habría que ver de qué clase sería y qué alcance tendría esa autonomía y en qué medida se respetaría sus fueros.

Léger se encogió de hombros y replicó:

-Tiene usted razón. Se trata de los Balcanes.

Luego me contó que él, en general, dirige todos los asuntos, por estar "el titular del ministerio de Relaciones Exteriores, Joseph Paul Boncour, atareado con Ginebra, donde se halla en este momento, pero tan pronto regrese, seguro que me recibirá gustosamente y conversará conmigo. Se expresaba elogiosamente de la capacidad de Naggiar, diciendo:

-De no estar en Belgrado, se sentaría aquí, junto a mí. El es oriental, de modo que podrá en Belgrado entenderse y negociar mejor. Lo enviamos a Belgrado confiándole la misión de contribuir a la solución de vuestro problema interno.

A continuación recalcó que ellos seguirán aconsejando a Belgrado para que se solucione el problema interno.

-Visite de vez en cuando a Naggiar en Belgrado; le mandaré instrucciones de que le comunique todo lo vinculado al problema, sobre todo nuestros mensajes y las respuestas del Rey.

Volviendo a las tensas relaciones entre nosotros y los italianos, se quejaba de la postura inglesa. "Toda vez que proponíamos intervenir ante unos y otros a fin de atenuar la tirantez, consentían hacer gestiones conjuntas en Belgrado, pero jamás se avinieron a dar pasos mancomunados en Roma". Al término de la entrevista declaró:

-En este momento también la situación se presenta muy turbia y no sabemos lo que Mussolini será capaz de emprender contra vosotros.

ENCUENTRO CON SVETOZAR PRIBICEVIC EN PARIS

Precisamente en esos días, en 1933, Pribicevic[14] publicó en París; en francés, su libro "La Dictature du Roi Alejandre". Me llamó por teléfono preguntando si podríamos encontrarnos, dónde y cuándo. Le propuse encontrarnos en mi exposición. Me preguntó si no me desagradaba aparecer en público con él. Le respondí que no, y nos dimos cita para las once. Poco después me telefoneó de nuevo y solicitó que cambiara el lugar y la hora de la entrevista, pues lo siguen paso a paso los espías de Spalajkovic[15] y, además, quería hablar conmigo larga rato a solas y sin ser molestados. Convinimos en que él llegaría a eso de las seis de la tarde a mi hotel.

Llegó puntual; parecía flaco, nervioso y desgraciado. Nos encontramos en el salón del hotel y apenas habíamos cambiado unas palabras propuso que subiéramos a mi cuarto. Así lo hicimos y apenas sentados, Svetozar me dijo que quería hablar conmigo extensamente acerca de su experiencia con los servios, especialmente con el Rey, de su carácter, de sus concepciones personales y granservias, luego de la incapacidad de los croatas de entender a los servios de Servia para defenderse adecuadamente. Radic fue el único - me dijo - quien había comprendido sus métodos. Por eso lo asesinaron y ese crimen no fue perpetrado sin el conocimiento de Alejandro, pues tenía prisa de que tras Baja[16] desapareciera también, Radic, y poder así ser, además de rey, el conductor del pueblo.

Al contestarle que no sabía quiénes habían participado en la preparación del asesinato y movido la mano de Punisa, pero que me era difícil creer que pudo haberse hecho con el conocimiento del Rey, pues no le convenía ahondar aún más el abismo entre croatas y servios, Pribicevic me dijo:

-El no ve las cosas así. Su propósito es que todos se enemisten entre sí, se vuelvan unos contra otros para erigirse luego en única árbitro al que todos recurrirían en demanda de favores. De ese modo justifica su dictadura, que desde tiempo maquinaba con Pera[17]. Punisa fue mero instrumento y la bala la dispararon todos los granservios no sólo contra Radic, sino simbólicamente, contra todos los croatas. Me extraña que usted no comprenda eso, aunque no sea un político.

-Pero, ¿qué clase de política es esta que piensa que los problemas "se resuelven con balas, sobre todo entre quienes deben vivir bajo techo común?

-Ellos piensan así. Eso es su tradición y su temperamento balcánico. Svetozar me miraba durante todo ese tiempo como si pensara que yo lo entendía o que no tuviera confianza en él. Cuando lo noté, le dije:

-Señor Svetozar, su hermano Milan es mi amigo y siempre conversamos como hermanos, sin rodeos y con total confianza recíproca, aunque disintamos a veces. Sin embargo, entre nosotros dos, entre usted y yo, se levanta un muro, hay algo que es preciso dilucidar antes de poder hablar como amigos y hermanos.

-Lo mismo experimenté yo durante años y años, incluso después de aquella tragedia en el Parlamento cuando conversamos en Zagreb. Empero, mi pecho estaba expuesto junto con el de Radic en el recinto parlamentario y por la misma causa.

-Es verdad, señor Svetozar, y eso lo honra, pero hay un asunto anterior que me molesta. Usted sabe que desde hace bastante tiempo no quería retribuirle el saludo, es decir no lo hice hasta hace poco, cuando usted vino a mi mesa en el restaurante Grudski Podrum de Zagreb.

Seguidamente le conté lo que me había relatado Protic[18] sobre su reiterada propuesta en el consejo de ministros de mandar una expedición e punitiva a Croacia, pues los croatas no querían reconocer haber sido liberados por los servios ni lo reconocerían hasta tanto no fuesen sometidos por la fuerza. Le pregunté si eso se ajustaba a la verdad. Me contestó que sí. Luego le pregunté: ¿Es cierto (lo que Mons. Ritting me había contado) que usted quiso ya en 1918 asesinar a Radic, u organizar su asesinato, después de haberse opuesto en el Consejo NacionaI a su propuesta para consumar aquella modalidad de unión con Servia? De eso se había enterado Mons. Ritting, por lo que sacó a Radic del Parlamento de Zagreb por la puerta trasera y lo ocultó varios días en sus aposentos de la parroquia.

-Todo eso es cierto, pero estaba entonces en delirio y exaltado, como los demás, y no sólo servios sino croatas también. Temíamos que se frustrase la unión y que, al no consumarse muy pronta, pudieran intervenir otros. Todos estábamos locos, no sólo yo, sin presentir a dónde íbamos ni con quién tendríamos que habérnoslas. Admito que durante años estuve en este error. Creía ser ministro y ejercer el poder hasta que descubrí haber estado todo ese tiempo sólo un figurón del Rey.

A continuación me narró varias fases y sucesos que le abrieron los ojos, a punto que se hizo más radical que el mismo Radic, y no ver otra salida que la unión de los servias radicados en Croacia con los croatas y el derrocamiento de la hegemonía servia, incluso el destronamiento del rey y el establecimiento de la república confederada. Si los servios de Servia no accedieran, allá ellos, que vivan como quieran en su solar ancestral y nosotros aquí, unidos en la Croacia y otros territorios que formaran parte integrante de la monarquía austro-húngara.

-¿Y su proselitismo servio, señor Svetozar? ¿Recuerda con qué terquedad insistió usted en 1905, en Rijeka, durante las discusiones sobre la Resolución de Rijeka, en que se subrayase la individualidad servia en Croacia?

-Sí, lo recuerdo. Ahora lo veo con más calma. Nosotros los servios, en el Triunicato[19], en ningún caso, en ninguna combinación, podemos separarnos de Croacia, mientras que una Croacia disminuida va contra nuestros intereses, pues nos menoscabaría. Por lo tanto, nuestro destino está unido al de los croatas. Por lo demás, tampoco antes fuimos desatendidos en Croacia; el lugarteniente del virrey fue siempre un servio, y hasta el presidente del Parlamento croata fue servio, - ¿se acuerda de Medakovic? - y los croatas, debo admitirlo, nunca hacían cuestión de eso. Y ahora, vió usted, ¡qué trato se da a los croatas en Belgrado! A nosotros los servios radicados en Croacia no puede sino agradarnos y convenirnos que se nos incorpore Bosnia y Voivodina, puesto que aumentará nuestro número e influencia y la igualdad descansará sobre basamentos aún más firmes.

Al cabo de esta exposición, Svetozar abordó nuevamente la situación imperante en el país, se refirió de modo particular al Rey, a su educación deficiente, a su carácter irascible como pérfido y especialmente a su dictadura, destacando que mientras vive el Rey hará todo lo posible contra la vigencia de la constitución y del parlamento. Esquivaría el problema croata y jamás le dará una solución justa. Si advierte que las cosas no marchan, tratará de acordar a la Croacia territorialmente reducida una especie de autonomía con menos facultades que en la unión con los húngaros.

Después de la aclaración inicial, nuestra conversación de desarrollaba sin asperezas y en un clima de plena confianza mutua. Nos quedamos hasta la medianoche y, platicando, nos habíamos olvidado de la cena. Nos despedimos muy cordialmente y cuando le apreté la mano, sentí cierto dolor en mis adentros, quizá por su lamentable estado físico y psíquico. Estaba muy débil, y su mirada era inquieta y atemorizada. Me pareció que temía incluso por su vida.

Pocos días después de la avenencia Cvetkovic-Macek[20] nos encontramos el Dr. Curcin[21] y yo en Belgrado. Cenamos en el restaurante Srpski Kralj (Rey servio) Después de cenar, nos invitó el Dr. Bogdan Popovic a pasar a otro rincón de la sala, donde tenían su peña los académicos, que semanalmente se reunían allí.

Estaban presentes: el profesor Slobodan Jovanovic, Bogdan Popovic, Guta Protic, Misa Trifunovic y el Dr. Nikola Stojanovic, quien asistía su calidad de secretario del recién fundado "El Club servio", presidido por Slobodan Jovanovic[22].

Conocía bien a Slobodan Jovanovic y estábamos en buenos términos. Parecía favorecer la normalización de las relaciones servio- croatas. Cada verano lo pasaba en la isla Hvar y nos encontrábamos en Split. Cuando nos sentamos, Slobodan Jovanovic se dirigió a mí, con esa su voz de eunuco, y me dijo en tono asaz brusco:

-¿Hasta cuándo ustedes los croatas seguirán matando a los servios en Zagreb?

Lo miré asombrado y sonriéndome le contesté:

-Hasta ahora sabíamos que se mataba únicamente a los croatas, cika Slobodan, pero yo opino que no se debería matar ni a unos ni a otros. ¿Y por qué se excita tanto por dos hombres? Cierto, todos deberíamos inquietarnos por cada vida humana. Aquí se trata, por lo que he oído, de un policía, notorio por su brutalidad, a quien alguien mató de noche por motivos de venganza personal. Otro hombre muerto, según dicen, fue tomado por un agente policial. Debemos lamentarlo todos, pero ¿qué se le va hacer? Este cambio es una pequeña revolución, en la que perecieron dos hombres, uno culpable, otro justo, como suele ocurrir en revoluciones. El Dr. Macek se quejaba en mi presencia de este accidente y lo condenó. Se busca a los culpables.

-El segundo, en efecto, fue muerto sin intención y por confusión. Fue confundido en la oscuridad con un policía que torturaba a los detenidos. Es un pariente lejano de mi mujer y estamos informados de que fue muerto por error - comentaba el Dr. Nikola Stojanovic.

-Pero nosotros no permitiremos que en este país se pueda matar a los servios. Si fuese necesario, sublevaremos a los servios y correrá la sangre a raudales - rugió cika Slobodan.

-No se debe matar ni a los servios ni a los croatas, cika Slobodan, ni a nadie. Usted no se inquietó, o por lo menos no se hizo oír, cuando se mataba a los croatas. En Senj, los gendarmes mataron a la gente como si fueran liebres, y como si tal cosa. Ninguno de ustedes dijo ni pío, no levantó la voz de protesta, aunque se imaginaran que sangre clama sangre[23].

-Aquello era otra cosa. En defensa del Estado se comete cualquier cosa - replicó el señor Slobodan Jovanovic.

-¿Quién le dice que así se defiende al Estado y que ése es el camino correcto? - le contesté.

En ese momento Misa Trifunovic[24] me tomó de la mano, diciéndome quedamente.

-Deje, hay que echar agua en el fuego, ya que de otro modo se sublevarán, en efecto, los servios, como lo dijo el señor cika Slobodan. Entonces, ísálvese quien pueda! Usted no conoce a los servios.

-Los conozco, señor Trifunovic, mas no se puede exigir de los demás que se callen mientras se los golpea. Negociar y amenazar con cuchilladas y el derramamiento de sangre, eso no. Todas llevamos al demonio bajo la piel.

-Usted, en efecto, se excita por un incidente insignificante, aunque lamentable, y junto con nosotros deseaba se llegue a un acuerdo - -dijo el Dr. Curcin a Slobodan.

-Sí, naturalmente, pero no deseaba esta Avenencia. Qué acuerdo... lo firmó un gitano... Ya lo veremos... Semejante avenencia no compromete a los servios - replicó Slobodan.

-Yo siempre dije, que la creación de un Estado común con las croatas era el mayor disparate. Debíamos tomar y anexar las provincias con las minorías servias en Croacia y dejar a los croatas en su terruño que hiciesen lo que se les diese la gana y se arreglasen como mejor supieran. Mantengo aún esta opinión; y, finalmente así será - terció el señor Protic con tono sumamente autoritativo.

Se hizo un silencio al parecer aprobatorio.

-Estamos divididos, divididos - prosiguió cika Slobodan; divididos por la religión y por la mentalidad. Eso se debe atribuir al pasado dé los de allende (croatas) y a ambas Iglesias, principalmente a la católica, cuyo jefe reside en el extranjero. De ahí todas las querellas y la intolerancia - peroraba Slobodan.

-Sólo en parte, señor Slobodan. Ya que insiste, le diré dónde está, mayormente, la culpa intelectual y dónde el semillero del chovinismo: en su Academia "de ciencia pura". Sus académicos escriben y ustedes publican que si hay croatas en Bosnia y Herzegovina los había "importado Austria". Y usted todavía quiere que nuestros hijos lo acepten y lo crean como una verdad histórica, no obstante las tumbas de sus antepasados que se remontan a la época anterior a la llegada de la población ortodoxa. En consecuencia, ustedes los intelectuales y vuestra Academia de Ciencias son el semillero principal del chovinismo; otros, ignorantes, os siguen y porque os consideran su faro.

Pronto nos marchamos. Al despedirse, Bogdan Popovic[25] expresó el deseo de cenar al día siguiente a solas conmigo y el Dr. Curcin. Así la hicimos. Bogdan estaba de capa caída, pero comedido y amable. Al punto empezó:

-Quería que nos viésemos y conversásemos. El problema es grave y, si se quiere, triste. Sin embargo, Slobodan y usted asumieron un tono que excluía una discusión académica elevada. Slobodan es hombre inteligente, pero estaba excitado por lo que ocurrió en Zagreb y empezó en tono cortante y usted le replicó de igual modo y le dijo cosas que dolieron no sólo a él sino a todos. Especialmente nos dolió lo que usted dijo de Bosnia, que nosotros ya un siglo llevamos en nuestro corazón.

-Le creo, profesor, pero la llevamos también nosotros. Mi familia es oriunda de Bosnia y de allí procede la mitad de Dalmacia. Por eso no tenemos que mirarla como a una manzana que quisieramos poner en la alforja. Ante todo, ni ustedes ni nosotros debemos considerarla de tal modo que se convierta en la manzana de la discordia.

-Es cierto lo que está diciendo, pero nuestra gente está acostumbrada, ya desde Karageorge, a considerar a Bosnia como su provincia y no toma en cuenta si allí viven también otros que no son o no quieren ser servios.

-¿Y quién tiene culpa si ustedes no dicen la verdad a su pueblo? - Usted, empero, dijo ayer a Slobodan que los servios son advenedizos en Bosnia.

-No empleé ese término: dije que vuestros colegas los académicos- escriben y ustedes, esto es la Academia Servia de Ciencias, publica que los croatas en Bosnia fueron "importados" por Austria. Y eso es una burda mentira. Usted, como hombre instruido, sabe que no es así, lo que, además, puede, si quiere, verificar incluso en los documentos servios, ya que todos los historiadores servios no son como Stanojevic.

-No soy historiador. Tal vez algún historiador exagere, pero es exacto que en Bosnia hay dos veces más servios que croatas.

-Será así, sí usted por croatas toma únicamente a los católicos. Sin embargo, también es cierto que los servios en Bosnia no constituyen ni la mitad de la población total. Entonces, ¿qué hacemos?.

-Usted toma en cuenta también a los "turcos" [26] o, como los llaman los bosniacos, Muje.

-Puede llamarlos Muje o Alije, no importa, ellos están allí, son aborígenes, viven en las tierras ancestrales y son sangre nuestra.

-En su fuero íntimo se consideran turcos. En su corazón miran no hacia Zagreb o Belgrado sino hacia Estambul. Su número no cuenta ni para vosotros ni para nosotros. Sé que a los servios los odian y uno que otro simula ser croata, aunque no lo es.

-Es cosa de ellos. Ellos sabrán mejor que nadie qué son y en favor de quién están. Sin embargo, les asiste el derecho divino y humano de estar en un pie de igualdad con sus demás coterráneos.

-En todo caso, ellos son de importancia secundaria; lo grave es que los croatas nos odian y nada quieren con nosotros.

-No los odian, profesor, o por lo menos no la mayoría abrumadora; es que estamos litigando y usted sabe por qué. No preste oído a los cuentos; vaya a Zagreb y pase allí algún tiempo, conozca a la gente, hable con ella y verá en qué consiste la cosa.

-No quiero, amigo, ni puedo. Tampoco antes de la unificación me detenía en Zagreb más de un día y, desde que estamos juntos menos aún. No dije que usted nos odiará u hombres como usted. Pero, una golondrina no hace verano. La mayoría nos odia, y en eso estamos. Ni siquiera nos toleraban los de Hvar cuando iba a veranear allí con Slobodan.

-No quieren estar sometidos a Belgrado, señor profesor, lo que no significa que no quisieran estar con Belgrado en un pie de igualdad. Usted se ha puesto en la cabeza que únicamente los croatas están descontentos. Yo, en cambio, como muchos croatas, accedería que en Bosnia se consultase sólo a los servios si quieren ser gobernados como hasta ahora y sometidos a Belgrado o preferirían gobernarse a sí mismos. En caso de inclinarse a seguir sometidos a Belgrado, anexen a Bosnia.

-Sé y lo sabemos todos que no lo votarían. Todos nos odian: croatas, bosniacos y montenegrinos, incluso ustedes los Lale[27] - dijo dirigiéndose al Dr. Curcin.

-No odian, sino no quieren que se los oprime y explote - replicó el Dr. Curcin.

Nadie quiere estar con nosotros; váyanse, pues todos con quien quieran.

-¿Qué significaría eso ahora? - exclamó el Dr. Curcin.

-Significaría: la Servia de antes de Kumanovo. Tal cual. Entonces estabamos más tranquilos y más felices, vivíamos mejor que ahora.

IMPRESIONES DE UN ENVIADO DE MUSSOLINI EN DALMACIA

(Cuando el derrumbe del Reino de Yugoeslavia, Mestrovic se hallaba en Split y, después de su ocupación y anexión por Italia, se trasladó a Zagreb, donde pasó varios meses encarcelado, acusado por las autoridades del Estado Independiente de Croacia de planear su fuga a Londres. A instancias del Papa Pío XII recobró la libertad, y en 1942 se albergó en el instituto croata de San Jerónimo en Roma y de ahí partió en el año 1943 a Suiza, donde permaneció hasta la terminación de la guerra.)

En Roma, mis viejos conocidos italianos no me invitaban a sus casas, "ni yo tenía, por otra parte, muchos deseos de salir. Una vez hubo de aceptarla a una joven señora la invitación a cenar en su casa. Hija de unos amigos míos, a quien de niña tuve en mi regazo, durante mucho tiempo me llamó "tío". Su padre era italiano y rusa la madre. Se casó con un profesor, a la sazón alto funcionario en el ministerio de educación y como tal, por supuesto, afiliado al partido fascista. Estábamos los tres solos. Después de cenar mi "sobrina" insistía en que su marido me informara acerca de su misión en Split y Sibenik. Volpicelli - tal el apellido de su esposo - se sentía incómodo, pero cedió ante la insistencia de su mujer. Conforme que hacía un mes Mussolini le pidió que se trasladara a Dalmacia, sin decir al gobernador Bastianini en Zadar o a quien fuera el motivo de su viaje ni quien lo enviaba. Le encargó investigar minuciosamente cuántas familias auténticamente italianas había en Split y Sibenik. Volpicelli pasó más de quince días en Sibenik y Split, hurgó en todos los registros, hasta doscientos años, y más, atrás y comprobó que en Sibenik vivían únicamente ocho familias auténticamente italianas y en Split sólo tres, de las que dos no tenían ya ni una gota de sangre italiana. Una había llegado de Sarajevo hace cosa de ciento treinta años, la raíz de su apellido era turca y una mitad de los miembros de esa familia se sentía croatas y la otra italianos. Al enterarse de ello, Mussolini miró con asombro, como si fuera imposible, y cuando Volpicelli le explicó de qué modo había recabado los datos referidos, empezó a gritarle:

-Aunque no haya ni un solo italiano, expulsaré al último croata y colonizaré allí a los italianos.

Me contó cuán sorprendido fue, al igual que los oficiales y los profesores italianos, con quienes se encontró, de la alta conciencia nacional de los croatas, cuyo nivel cultural es superior al italiano.

-En Split hay dos escuelas secundarias mejores que las de Roma y las jóvenes de Split tienen más instrucción que las mujeres de nuestros oficiales.

De las autoridades de ocupación había oído que la oposición popular crecía de día en día y que ,sus medidas eran demasiado severas; varios fueron fusilados y, entre ellos, unos cuantos colegiales que manifestaban contra la italianización de las escuelas. A los fascistas se le atribuía las medias drásticas, pues en Italia había también doble vía: el ejército y los fascistas, siendo más influyentes éstos. Me advirtió Volpicelli que un italiano, enviado como director del liceo clásico en Split, le había dicho que mi hijo mayor había provocado "un incidente grave" con el retrato del Rey o de Mussolini, lo que pudo haberle costado la vida, pero él no quiso indagar más - era padre también-; aconsejó a mi esposa, eso sí, retirar al muchacho de la escuela y pagarle clases particulares. Ella así lo hizo, pero, no obstante ello, persistía el peligro de que se descubriera el incidente y que el muchacho lo pasara mal. Por ello, Volpicelli me aconsejó llamar a toda mi familia so pretexto de pasar la Navidad conmigo. Así hice y mi mujer con tres hijos obtuvo el permiso de reunirse conmigo.

STEPINAC ACERCA DE LAS RELACIONES DE DRAZA MIHAILOVIC CON LA ITALIA FASCISTA

-Poco antes de conseguir trasladarme a Suiza llegó a Roma por poco tiempo el arzobispo Stepinac. Llegó en avión y me confió el motivo de arribo, esto es, hacer entrega al Papa de todos los documentos relativos a los crímenes y fecharías cometidos por los nazis y fascistas en nuestro territorio, incluyendo la parte anexada de Dalmacia: Había remitido secretamente instrucciones a todos los párrocos para que le enviasen, en forma secreta también los documentos pertinentes. Respondieron el 85% y Stepinac, con todos esos informes en su portafolio, voló a Roma para entregarlas al Papa.

-¿Por qué no los envió con su secretario?

-No lo hice, porque considero que sólo debo arriesgar a mi vida y no la ajena, y estoy seguro que la habría perdido en caso de sorprenderme los alemanes.

Esta vez Stepinac estaba muy nervioso y me contó que los nazis habían fusilado hace ocho días a su hermano por supuesta colaboración con los partisanos. Subrayó que los nazis y los fascistas se volvían cada día más crueles y la situación en Croacia más desesperada, en gran parte debido a las luchas entre los chetniks y los ustachi, suscitándose un odio nunca visto entre servios y croatas. Constató el hecho de que en ambos lados se está generalizando el odio. En prueba de que todos los servios no odian a los croatas me relató lo que le había pasado no hace mucho con un oficial servio. El aludido oficial lo visitó en la Curia y le dijo lo siguiente:

-Me envió el general Draza Mihailovic a entregar esta carta al general italiano[28]. Hasta Belgrado me acompañaron hombres de Mihailovic y me entregaron a los de Nedic, éstos a los alemanes que me acompañaron hasta Sarajevo y de allí hasta Zagreb, los italianos. En Zagreb los italianos me instalaron en el Hotel Esplanade, diciéndome que esperara hasta que volviesen a llevarme ante el general. Espera que te espera y hoy es el cuarto día. Me aburría, afuera llovía y abrí con cuidado la carta y cuando me enteré de su contenido, sentí vergüenza y decidí no entregarla, pase conmigo lo que pase. Excelencia, yo soy de Servia, juré fidelidad al Estado yugoeslava, pero esta carta es una traición de ese Estado y no quiero ya llevarla, sino entregársela a usted y que la guarde para la historia. Lo que me pasará, poco me importa; ya estoy hastiado de la vida al cabo de tantas calamidades e infamias.

-El hombre se fue y con la carta me quedé yo –terminó Stepinac.

- ¿Recuerda, Excelencia, de su contenido? - inquirí.

-Como no recordarlo; me acuerdo de cada palabra, pues la leí repetidas veces. Empieza con el título "Excelencia" y "Colega". Luego Mihailovic pasa al asunto destacando que las relaciones entre Italia y Servia fueron siempre no sólo buenas sino amistosas hasta que los croatas se incorporan al Estado Servio. A partir de ese momento se envilecieron y agravaron día a día. Actualmente, empero, ambos, servios e italianos, conocen a los croatas, de modo que ha llegado el momento para una colaboración íntima, pues "los objetivos perseguidos son idénticos: vuestros, el exterminio de los croatas de Dalmacia; nuestros, su exterminio en Bosnia y Herzegovina".

No nos ocupamos más de esta carta. Stepinac, como si la carta no contuviera nada nuevo para él, y yo prefería hablar de los documentos que entregó al Papa.

-¿Llegará el Papa, Excelencia, a leer los documentos entregados?

-Creo que sí, o su lectura la confiará a uno de los cardenales.

-Sabe usted que la mitad de los cardenales es profascista, de modo...

-Lo sé pero el Santo Padre no lo es y querrá oír la verdad, querrá estar informado.

-El Papa es italiano y no serán de su agrado las noticias desfavorables para los italianos.

-Dios santo, es italiano y, yo también, si fuera el Papa, ante todo sería croata, pero el Papa actual profesa principios tan elevados y tiene conciencia de su alta misión...

-Estoy convencido de eso, pero opino que sería conveniente entregar una copia al señor Miron Taylor, delegado de Roosevelt ante el Vaticano. Stepinac estaba de acuerdo y el señor Taylor me confirmó más tarde en Nueva York, que había recibido los documentos.

Stepinac había de salir a la media hora hacia, el aeródromo cuando llegó el ordenanza del Mons. Magjerec, rector del Instituto San Jerónimo, invitándole a cenar algo.

-No tengo tiempo y no me importa cenar. Puede traerme un pedazo de pan y un huevo, o algo parecido, lo que me pondré en el bolsillo y comeré en el avión.

Dos minutos después volvió el ordenanza y dijo al arzobispo que un sacerdote deseaba hablarle.

-Lo siento, pero no tengo tiempo, ya que dentro de cinco minutos debo salir - contestó Stepinac estrechándome la mano.

-Quédese, por favor, esos pocos minutos.

Entre tanto, el mozo regresó enseguida, y le entregó una tarjeta. Stepinac se levantó diciendo:

-Es un jesuita que viene de parte de su General, debo atender; quédese usted, regresaré en dos minutos.

Salió y, en efecto, volvió pronto, un tanto nervioso y me dijo:

-El general me previene de cuidarme, que los nazis tratan de eliminarme, pero ¿qué me importa? Y se despidió:

-Adios, es muy probable que no nos veamos más. Me matarán los nazis o los comunistas más tarde.

ENTREVISTA CON ALLAN DULLES

Un día me visitó Dragutinovic, funcionario de la Legación yugoeslava en Berna, quien, excepción hecha de un escribiente, era el único croata en la Legación, y me contó que su vida en la Legación se hacía insoportable, pues todos los días insultan a los croatas con los peores ultrajes, como si todos fuesen ustachas, tildándole a él también de ustacha, aunque por su rango venía después del embajador, y ustacha, desde luego, nunca lo fue.

El motivo de su visita no fue quejarse de ello, sino comunicarme que el señor Allan Dulles deseaba que los visitara, pues tenía un mensaje oficial de Washington para mí. Dulles era el enviado personal del presidente Roosevelt en Europa. Aquejado de flebitis, no me era posible acudir a la cita, de modo que le comuniqué que iría tan pronto me sintiese mejor y pudiese caminar. Mi enfermedad se prolongó y no pude moverme por un tiempo. Dulles me hizo saber nuevamente, por intermedio de Dragutinovic, que si no me atrevía a visitarlo en Berna, por las eventuales persecuciones contra mis familiares en el país, él vendría a Lausana y podríamos vernos en algún restaurante, de noche. No me quedaba otro remedio que ir, si bien con pies vacilantes. Llegué de noche a Berna y cené en casa de Dulles. Después de la cena, Dulles abordó el asunto, motivo de su cita, y me leyó las instrucciones de Washington junto con las preguntas que debía hacerme. Primero era una especie de explicación del porqué se dirigían a mí. Se me señaló que en los Estados Unidos había un crecido número de inmigrantes croatas y servios que reñían y se formulaban incriminaciones recíprocas en forma virulenta. Los servios acusaban a los croatas de haber traicionado a Yugoeslavia y haberse unido a los enemigos, y los croatas a los servios de haberlos maltratado y perseguido. Incluso la representación oficial yugoeslava en Washington denunciaba a los croatas. Los norteamericanos no saben a qué atenerse, quién tiene razón. Alegan que los inmigrantes croatas son más numerosos y que son ya sus ciudadanos, pero quisieran ser justos con ambos bandos. Estiman que yo les diría con toda objetividad cuáles son las causas principales que precipitaron el derrumbe de Yugoeslavia y motivaron conflictos tan violentos. Yo, según mi leal saber y entender, le expuse las causas. Luego me preguntó cómo el pueblo en Croacia había acogido el Estado Independiente de Croacia y la colaboración con los alemanes e italianos. Le dije mi impresión: que el noventa por ciento del pueblo croata saludaría a su Estado independiente, pero que el mismo porcentaje está contra el Estado ustacha sencillamente porque éste no es libre y no cree que jamás podría serlo bajo el amparo de Alemania e Italia.

La pregunta siguiente fue si era viable un entendimiento entre los croatas y los servios y el mantenimiento del Estado común. Le declaré que después de haber anhelado durante tantos años la unión, me era difícil y lamentaba mucho tener que dar una respuesta negativa, pero que no creía que después de todo lo pasado desde la iniciación de la vida en común y de lo que estaba sucediendo ahora fuera posible entendimiento alguno para preservar la comunidad estatal. Que era difícil creer que los croatas y los servios fuesen capaces de resolver por sí su conflicto y encontrar una solución juiciosa. Harían falta árbitros imparciales y desinteresados.

-¿Quiénes serían y cómo deberían actuar?

-Pues, los Aliados. Ustedes y los ingleses deberían desembarcar en Dalmacia. El pueblo entero los recibiría con júbilo y el ejército croata, los domobrani, se pasaría en el acto a los Aliados, como asimismo la mayoría de los ustachi, descontentos a causa de la anexión italiana de Dalmacia. Toda la población estaría de vuestro lado y los italianos se darían a la fuga al aparecer el primer soldado aliado, pues entraron mediante fraude sin disparar un solo tiro. En esta expedición invasora surtiría gran efecto la presencia de muchos soldados de origen croata, que son tantos en los Estados Unidos y el Canadá. Ellos se entenderían con el pueblo, le infundirían confianza e ímpetu. No deberían servirse de oficiales servios porque eso suscitaría sospecha entre la gente. Una vez ocupado el país por el ejército aliado, habría que instalar en Zagreb un gobierno croata presidido por el Dr. Machek, que cuenta con la mayoría, y en Belgrado un gobierno servio, aunque fuere bajo la presidencia de Nedic. La ocupación aliada debería durar hasta tanto se calmasen los espíritus y fueran capaces de pensar sobriamente, y luego hacer que el pueblo, tanto en Servia como en Croacia, votase por separado si quiere una comunidad estatal o no y qué tipo de régimen.

En síntesis, ésta fue mi respuesta a Dulles relativa a las preguntas oficiales de Washington.

Dulles me contó que, de los yugoeslavos, conocía al embajador Fotic[29], un hombre inteligente, y que le parecía partidario de una Servia más grande, de la que los croatas serían excluidos. Contesté que poco conocía a Fotic, pero que entendía que integraba la camarilla granservia, responsable número uno de la desintegración de Yugoeslavia. Le pregunté a continuación si se había encontrado con algún croata. Me dijo que una vez había conferenciado con Subasic, sin haberle dejado éste la impresión de hambre de mayor calibre, alegando, a modo de rectificación que tal vez eso haya que atribuirlo al deficiente conocimiento que del idioma inglés tenía Subasic, no pudiendo expresarse adecuadamente[30]. Quería saber qué representaba él. Le expliqué que era el ban de Croacia y que el Dr. Macek lo envió al exterior para que, junto con Krnjevic, representara a los croatas, y que sería lo más conveniente llevar a éste, en caso de producirse el desembarco aliado en Dalmacia, que es una provincia croata[31].

Dulles trasmitió a Washington lo conversado y no sé cómo el gobierno yugoeslavo en Londres se enteró y discutió el asunto en el Consejo ministerial el que, según supe más tarde, había resuelto publicar un comunicado declarándome "traidor", por haber propuesto ocupación foránea. Se habrían opuesto únicamente dos ministros, Jovo Banjanin y Srdjan Budisavljevic.

CRIMENES COMUNISTAS EN CROACIA

(Mestrovic al terminar la guerra desoyó los llamados zalameros de los funcionarios comunistas de regresar al país; se radicó en los Estados Unidos, renunció a la ciudadanía yugoeslava y optó por la norteamericana. Es profesor de Bellas Artes en la Universidad de Notre Dame.)

Unos días después de la entrada de los guerrilleros de Tito en Zagreb me llegó de allí un mensajero, conocido mío, que actuaba en la organización clandestina y durante toda la guerra trabajaba para los partisanos y era partidario del comunismo. Estaba moralmente abatido. Me contó que durante los primeros días de la llegada de los partisanos había poquísimas víctimas, hecho que a él y a muchos otros sorprendió gratamente, felices de que cesase el derramamiento de sangre. Luego centenares y centenares de personas fueron interrogadas y soltadas. El quinto o sexto día fueron citados nuevamente no sólo ellos, sino una multitud de ciudadanos, más de 16.000, y llevados al campo de concentración, cercado con alambrada de púas en la periferia de Zagreb. De allí desaparecían durante la noche en dirección a Sljeme. Allí los conducían al borde de los hoyos de la cantera, y ultimados a martillazos en la nuca, los arrojaban y enterraban. Igual que a los oficiales polacos en Katyn. Este es un pequeño fragmento del cuadro general de la "tercera liberación" de la infeliz Croacia, mientras que el cuadro entero comprende a Srijem, la Eslavonia oriental, donde los partisanos- chetniks exterminaban a la población croata. El broche lo constituye Bleiburg, donde los "libertadores" asesinaron a cuantos cayeron en sus manos: militares y civiles, hombres y mujeres, en una palabra a cuantos "el glorioso Poglavnik" había inducido a salir al encuentro de las tropas inglesas, en busca de su protección. Los ingleses se mostraron tan "humanos" que los entregaron a todos a los guerriIleros comunistas, como si fueran ovejas, y éstos obraron con ellos como lobos con las ovejas aterradas del redil. El mismo destino les cupo al gobierno de Pavelic, al anciano presidente Mandic, inocente de toda culpa, y a otros. Un vagón de carga, atestado de estos desgraciados, cuyo supuesto destino era Italia, donde los Aliados procesarían a los culpables, fue enganchado por un oficial inglés al tren que se dirigía a Ljubljana, y de este modo fueron entregados a los guerrilleros comunistas. El aludido oficial inglés lo hizo sobornado por los partisanos, que le regalaron un coche norteamericano nuevo. Este detalle me lo contó años después un oficial superior comunista que concertó ese canje.

University of Notre Dame, Indiana, EE.UU.

 


EL SISTEMA FEDERAL YUGOESLAVO

Janko Zagar

Actualmente se conoce de sobra que Yugoeslavia es un Estado multinacional y que al ordenamiento político interno constituye su problema fundamental.

La idea y hasta el nombre de una comunidad eslava en el sureste europeo son de origen croata, si bien contaban con partidarios entre otros pueblos, principalmente entre los eslovenos y servios. Mientras los servios realizaron su Estado independiente en el siglo pasado encabezado por una dinastía nacional, a raíz de la desmembración gradual del Imperio otomano, los croatas mantuvieron y fortalecieron sus tradiciones políticas en las luchas parlamentarias dentro de la Monarquía de los Habsburgo, que integraron hasta 1918. Si bien sus derechos políticos, no fueron siempre respetados al pié de la letra, es preciso destacar que las dos instituciones políticas croatas, el parlamento (Sabor) y el ban (virrey) fueron no sólo los símbolos sino los auténticos depositarios de la soberanía.

Tal situación hizo posible no sólo el desarrollo cultural y literario de Croacia sino que dio origen a varias, aunque débiles corrientes políticas que trascendían sus fronteras. Por sus consecuencias, la corriente más importante era la que abogaba por el reagrupamiento de todos los pueblos sureslavos: croata esloveno, servio, montenegrino y búlgaro, dentro de una comunidad estatal. Ese Estado fue, de hecho, realizado en 1918, sin los búlgaros.

Su defecto principal radicaba en que todos esos pueblos, de diferente religión y tradiciones políticas antagónicas, se encontraron via facti bajo la dominación de un solo pueblo, el servio, gobernado por una dinastía de tipo oriental. En lugar del sistema federal, adecuado a las diferencias nacionales y culturales, fue implantado el centralismo, que con sus persecuciones políticas y la explotación económica provocó en 1941 el derrumbe del Estado.

Qué fuerza cobró la idea separatista ya entre las dos guerras mundiales, especialmente en Croacia, lo comprueba fehacientemente la actitud asumida entonces por el partido comunista. En el V Congreso de la Internacional Comunista, celebrado en Viena en 1925, el sector croata del Partido Comunista Yugoeslavo postuló y consiguió que en la declaración de principios fuese incluido también el derecho "de separación de Croacia, Eslovenia y Macedonia", del sistema yugoeslavo, y que se les otorgara "el derecho de constituir sus propias repúblicas". El sector comunista servio rehusó reconocer ese principio, de modo que ese mismo año tuvo que intervenir Stalin en el Congreso celebrado en Moscú. Stalin censuró a los comunistas servios sin satisfacer completamente a los comunistas croatas y propuso el sistema federal del Estado como el programa partidario. El principio federal fue aceptado por la jefatura comunista de Yugoeslavia durante la segunda, guerra mundial, convirtiéndose en la base de la primera constitución postbélica, promulgada en 1946. Según esa, constitución Yugoeslavia quedó dividida políticamente en 6 "repúblicas populares": Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Macedonia y Servia, comprendiendo esta última los dos "territorios autónomos", Voivodina y Kosovo- Metohija.

La primera constitución postbélica de 1946 fue la consecuencia no sólo de ese fondo histórico y del experimento trágico de la Yugoeslavia monárquica, sino también de la organización militar comunista durante la guerra. Una especie de federalismo tomó cuerpo dentro de las filas de los guerrilleros partisanos al constituirse por razones estratégico-tácticas los "consejos antifascistas" regionales, con sus órganos "legislativos" y "ejecutivos". La ley electoral, promulgada por la Asamblea provisoria en 1945, confirmó el principio federal vigente al prever para el futuro parlamento dos cámaras: El Consejo Federal y el Consejo de las Nacionalidades. El Conseja Federal representa al pueblo como conjunto y el Consejo de las Nacionalidades a las repúblicas federales individuales y a las provincias autónomas. Con esos preparativos, quedó asentada por anticipado la base del ordenamiento federal, de manera que la constitución votada en 1946 refrendó únicamente la situación existente. En el artículo primero de dicha constitución se declara que "La República Federal Popular de Yugoeslavia es un Estado federal popular de forma republicana", una comunidad de pueblos iguales, quienes en virtud del derecho de autodeterminación, incluyendo el derecho de separación, expresaron su deseo de vivir conjuntamente en el Estado federal".

No obstante la fachada federal de la constitución, actualmente ni siquiera los dirigentes comunistas desmienten que el Estado en el citado período, fue regido por un programa rigurosamente centralista. La idea federal quedó desvirtuada desde su principio por dos factores negativos, es decir, por el hecho de que todo el poder lo detentaba el partido comunista, cuyo cuadro administrativo lo integraban mayormente los servios, dejando la impresión de que el nuevo Estado se halla de nuevo dominado por un solo pueblo. Otro factor negativo fue el Plan Quinquenal de la recuperación económica. Si bien todas las repúblicas se adhirieron formalmente a la recuperación del país ésta no se realizaba en el nivel de las repúblicas sino en el plano estatal, con el fin de afianzar la unidad nacional, y estaba dirigida totalmente por el poder central. Esa desfiguración práctica del federalismo causó desde el primer momento graves efectos, tanto en el terreno político como en el económico. Tras el conflicto con Moscú, producido en 1948, Tito condenó personalmente ese intento de unificación compulsiva, al decir en el V Congreso del Partido Comunista Yugoeslavo que "bajo el disfraz de un plan económico se había creado tal centralismo burocrático que toda iniciativa de ciertas repúblicas se vio trabada".

La escisión surgida con la Unión Soviética en 1948 brindó la oportunidad para hacer responsable de todos los defectos y las fallas a la presión soviética y para iniciar la revisión de ciertos procedimientos políticos y económicos que hacían peligrar la existencia del régimen comunista. Varias medidas destinadas a la descentralización llevaron a la primera reforma constitucional efectuada el 13 de enero de 1953. En virtud del artículo 115 de la nueva Ley Constitucional, quedaron anulados los capítulos VI a XII y el XV de la Constitución anterior, como asimismo todas las disposiciones de esa constitución "que contradicen las disposiciones de la presente ley", los citados capítulos se refieren a la estructura del Estado y a los órganos del poder. La Ley Constitucional de 1953 retiene, pues, la forma federal del Estado. La soberanía de las repúblicas, inclusive el derecho de separación, no fueron revocados directamente. Sin embargo, con la nueva constitución el contenido del federalismo yugoeslavo quedó tergiversado. El Art. 2 de la nueva constitución estipula que "todo el poder pertenece al pueblo trabajador". En la constitución de 1946 no figuraba el atributo "trabajador" cuando se hablaba del poder. El Art. 6 de esa constitución decía que "todo el poder emana del pueblo y pertenece al pueblo". En la nueva Ley Constitucional en cambio el atributo "trabajador" se repite cada vez que se trata acerca del poder, la libertad y la actividad política. Con esa formulación la misma Ley Constitucional ha sancionado una dirección clasista del país. Que la nueva Ley Constitucional fue redactada en ese sentido lo confirman todas las reformas político- administrativas subsiguientes. Su propósito ya no es la federación de comunidades nacionales (repúblicas populares), aunque éstas no quedaron suprimidas, sino la autonomía de las unidades menores, locales, como ser las comunas y los consejos obreros. El Estado se concibe como una comunidad indivisible que no tiene que habérselas más con los problemas nacionales. La reforma constitucional en su totalidad fue interpretada por los órganos oficiales como transición del centralismo a la descentralización o, de acuerdo a la terminología comunista, como transición de la dictadura del proletariado al período de la extinción del Estado. En ese sentido se llevó a cabo cierta reforma territorial de las comunas y de los órganos legislativos y ejecutivos, cuyos rasgos fundamentales pasamos a puntualizar.

La ley Constitucional de 1953 introdujo en todos los cuerpos representativos desde la comuna hasta las repúblicas y la federación dos cámaras: la del Consejo del pueblo" y la "del Consejo de los Productores". En virtud de esa reforma, los comités populares de las aldeas y ciudades, así como los parlamentos de las repúblicas, se convirtieron en bicamerales, lo que no lo eran según la constitución de 1946, mientras que en el parlamento federal el "Consejo de los Productores'' reemplazó a la cámara alta anterior, o sea al "Consejo de las Nacionalidades", que elegían las repúblicas y los territorios autónomos y que representaba sus intereses ante la federación. Empero, el "Consejo de Nacionalidades" no fue suprimido totalmente sino que se transformó en un comité asaz inestable dentro de la cámara baja actual, es decir dentro del Consejo Federal Popular, pudiéndose reunir únicamente en caso de disentir las leyes y decretos de las repúblicas populares con los federales. Así y todo, la identidad de las leyes e intereses locales (republicanos) con los federales se cree tan firme que Eduardo Kardelj, vicepresidente del Consejo Ejecutivo Federal, anticipó en su comentario sobre la nueva Ley Constitucional que el Consejo de las Nacionalidades nunca se reuniría[32].

La Asamblea Popular Federal (el parlamento federal) compuesta según la nueva Ley Constitucional por el Consejo Federal y el Consejo de Productores, detenta "la soberanía nacional y es el órgano supremo del poder de la federación" (Art. 3). El Art. 15 enumera en 11 puntos las facultades que competen a la Asamblea Popular Federal y que incluyen: reforma de la constitución; elección y revocación del Presidente de la República y del Consejo Ejecutivo Federal; designación y revocación de los jueces del Tribunal Supremo Federal. En la competencia del parlamento federal entra también la legislatura federal que, en la práctica, abarca todos los detalles de la vida privada y pública de los ciudadanos, sus derechos y libertades, educación, propiedad, trabajo y seguro. La Asamblea Federal Popular fija el monto de la contribución social (impuestos) de la comuna y de los colectivos obreros, decide sobre los planes económicos y sobre el presupuesto federal, orienta la educación y la cultura y decide sobre los demás asuntos "cuando éstas atañen al interés general de todas las repúblicas populares". Ejerce el control sobre la política exterior, proclama el estado de guerra, ratifica los convenios internacionales y aprueba la modificación de las fronteras entre las repúblicas que de mutuo acuerdo proponen esa modificación. En relación con las seis repúblicas populares, la Asamblea Popular Federal es el único cuerpo que juzga si las constituciones y las leyes republicanas concuerdan con la constitución y las leyes federales. En todos esos asuntos ambas cámaras participan en un pie de igualdad en las sesiones conjuntas o separadas. La labor de la Asamblea Federal Popular se desarrolla en las comisiones permanentes a formadas ad hoc. Cada cámara puede proponer modificaciones al proyecto de ley o de otro acto legal, presentado o ya votado en otra cámara. Si surge conflicto entre las dos cámaras acerca de las modificaciones propuestas, se designa una comisión especial conjunta con el objeto de llegar a un acuerdo. En caso de que la comisión especial no llegue a un acuerdo, entonces disuelve la Asamblea Federal Popular y se convoca a elecciones.

La constitución yugoeslava, que sostiene el punto de vista de la democracia directa, no admite la división de poderes. La Asamblea Federal Popular ejerce, en consecuencia, el poder legislativo y el ejecutivo también. El poder ejecutivo está confiado al presidente de la República y al Consejo Ejecutivo Federal. El Art. 70 de la Ley Constitucional dice "La Asamblea Federal Popular delega al Presidente de la República y al Consejo Ejecutivo Federal la representación de la República Federal Popular de Yugoeslavia como Estado, el cuidado de la ejecución de las leyes, el control de la administración federal y otras tareas ejecutivas que incumben a la federación". Cada Asamblea Federal Popular, recién elegida, elige a su vez al presidente de la República en su primera sesión plenaria. El presidente es elegido entre los miembros de la Asamblea y su mandato es por cuatro años, si bien la Asamblea puede revocarlo antes de expirar este plazo. El presidente ejerce el poder también después de disolverse la Asamblea hasta la elección del nuevo presidente. Los derechos y los deberes del presidente están fijados en los Arts. 71 al 78 de la nueva ley Constitucional. Representa al Estado dentro y fuera del país; decreta las leyes, expide las notas reversibles sobre la ratificación de los convenios internacionales; nombra a embajadores; acepta las cartas credenciales y revocatorias de los representantes diplomáticos extranjeros y, por decreto, confiere condecoraciones. Como presidente simultáneo del Consejo Ejecutivo Federal puede suspender la ejecución de todo acto del gobierno, con la obligación de presentar sin demora el problema en litigio ante la Asamblea Federal Popular. Además, el presidente de la República es el comandante en jefe de las fuerzas armadas y como tal preside al Consejo de la Defensa Nacional, nombra y revoca a los oficiales y, en colaboración con el consejo militar se ocupa de la organización y movilización de los recursos y fuerzas necesarios para la defensa nacional. El presidente de la República obra de acuerdo y dentro de la Constitución y las leyes vigentes y por su desempeño es responsable ante la Asamblea, a la que informa sobre la gestión del Consejo Ejecutivo Federal. Personalmente no participa en la votación de la Asamblea y en caso de ausencia o enfermedad lo reemplaza uno de los vicepresidentes del Consejo Ejecutivo Federal.

El Consejo Ejecutivo Federal es elegido también entre los miembros de la Asamblea, en su primera sesión plenaria. Lo integran de 30 a 40 miembros, con dos o más vicepresidentes. Es misión del Consejo Ejecutivo Federal controlar y ejecutar las resoluciones y leyes extensivas a todo el país. Según la constitución, elabora el proyecto del plan social federal y el del presupuesto federal, fija las directrices al trabajo de los órganos sociales federales, redacta y presenta los proyectos de ley, proclama la movilización, ratifica los convenios internacionales, funda nuevas empresas, dispone de los fondos estatales, nombra y revoca a los secretarios, subaecretarios de Estado y gobernador del Banco nacional, dicta sobre la disolución de la Asamblea, concede indultos, controla el poder judicial y ejerce demás funciones determinadas por las leyes federales (Arts. 79 al de la Ley Constitucional[33]).

El Consejo Ejecutivo Federal se elige por el término de cuatro años, lo mismo que la Asamblea Federal Popular, si bien ésta puede revocar antes de expirar dicho plazo al Consejo entero o a cada uno de sus miembros. Igual que el presidente de la República, el Consejo Ejecutivo Federal sigue funcionando, incluso después de la disolución de la Asamblea, hasta la nueva elección. El Consejo es responsable por su gestión ante la Asamblea la cual puede anular todo acto que en su opinión no se ajusta a la ley. A su vez el Consejo Ejecutivo Federal puede suspender la ejecución de los decretos y otros actos de los Consejos Ejecutivos de las seis "repúblicas populares" si los considera disconformes con la constitución y las leyes federales. De este modo los gobiernos de seis "repúblicas populares" están subordinados no sólo a las seis respectivas asambleas, sino directamente al Consejo Ejecutivo Federal.

El Consejo Ejecutivo Federal instituye secretarías del Estado, entidades administrativas y otros organismos específicos que ejercen directamente las funciones ejecutivas de incumbencia federal. Las Secretarías del Estado reemplazan lo que antes eran ministerios y en su competencia entra también la ejecución directa de las leyes federales cuando el interés general así lo exige. El número de las secretarías no está fijado, se forman y disuelven por ley. Las secretarías actuales más importantes son: de relaciones exteriores, del interior, de la defensa nacional, de economía y de la administración pública. Rinden cuenta de su desempeño al Consejo Ejecutivo Federal y juran ante el presidente de la República. El texto del juramento lo determina el Consejo Ejecutivo Federal. Cada Secretario de Estado está facultado, en su jurisdicción, para invalidar los decretos y otros actos de los secretarios de los Consejos ejecutivos de cada una de las seis "repúblicas populares", asistiendo el mismo derecho a otras instituciones ejecutivas en el nivel federal, a saber: la policía federal, UDBA (Oficina de la Seguridad del Estado), etc. El número de tales instituciones administrativas no está fijado. Se forman según el criterio del 3 Consejo Federal Ejecutivo, del que dependen, y el Consejo, a su vez, responde por ellas ante la Asamblea.

En lo concerniente a la estructura político-administrativa de las "repúblicas populares" no cabe agregar nada sustancial a lo ya dicho. Las Asambleas populares republicanas - en Croacia quedó la antigua denominación Sabor - constan del Consejo de la República y del Consejo de Productores, participando ambos en un pie de igualdad. El Consejo Ejecutivo republicano, elegido en la sesión conjunta bicameral, se encarga de la ejecución de las resoluciones. Al frente del Consejo Ejecutivo está el presidente. Cada Asamblea republicana tiene su presidente, mas las repúblicas no tienen presidentes, puesto que su título queda reservado al presidente de la República Federal de Yugoeslavia. Siguiendo el modelo de la administración federal, también en el nivel republicano existen secretarías y otras instituciones para atender los asuntos de la esfera de cada república. De su desempeño son responsables ante el Consejo Ejecutivo y éste ante la Asamblea republicana (Arts. 100 al 112 de la Ley Constitucional).

El Art. 16 de la Ley Constitucional trata sobre la relación entre las repúblicas y la federación en el ámbito legislativo. Se subraya de modo especial "que las repúblicas populares pueden dictar leyes únicamente si para ello están facultadas por la ley federal". Con eso quedó establecida su dependencia casi absoluta de la federación, que además viene confirmada por las medidas siguientes. Cada una de las seis repúblicas puede dictar leyes complementarias a toda ley federal y promulgar su legislación en el terreno en que no existe legislación federal, con la condición de estar contestes con las leyes federales. Al dictarse una ley federal, quedan anuladas automáticamente las disposiciones de las leyes republicanas relativas a la misma materia.

La cuestión de la adecuación de las leyes republicanas a las federales compete exclusivamente a la Asamblea Federal, mientras que la moción de examinar esa adecuación puede partir del Consejo Ejecutivo Federal, del Consejo Ejecutivo republicano, del Tribunal Supremo Federal, de los cuerpos representativos de las provincias autónomas e incluso de la organización e institución local interesada.

No cabe duda ni es secreto alguno que los órganos republicanos del poder son meros instrumentos administrativos del gobierno central. No hay, en rigor, campo alguno de la vida social en el que la soberanía de las repúblicas esté inequivocadamente precisada. Parece que eso resulta harto desagradable, no sólo por razones políticas, por el orgullo y por la aspiración a la independencia a lo, que los pueblos incorporados a Yugoeslavia no han renunciado, sino también por la dependencia y la explotación económica que hacen peligrar la existencia misma del partido comunista en ciertas repúblicas y territorios nacionales. Recientemente se informó sobre la nueva reforma constitucional. Es interesante señalar que en el debate que se está realizando en el parlamento federal se ha propuesto, entre otras reformas, "que en la nueva constitución deberíanse regular con más precisión las relaciones entre la federación y las repúblicas" [34].

De Acuerdo a la constitución yugoeslava, todos los ciudadanos de 18 años cumplidos gozan del derecho de voto activo y pasivo. En la estructura actual se dan, empero dos sistemas electorales, uno para la elección de los diputados para el Consejo del Pueblo y otra para el Consejo de Productores. A guisa de ejemplo, tomamos la Asamblea Federal Popular, cuyo modelo siguen las Asambleas de las seis repúblicas. Para la cámara joven, el Conseja Federal, eligen todos los ciudadanos de 18 años cumplidos, mediante voto directo y secreto. Como norma, por cada 60.000 habitantes se elige un diputado. Además, cada república delega 10 diputados, a los que debemos sumar 6 diputados de la provincia autónoma de Voivodina y 4 diputados del territorio autónomo de Kosovo- Metohija. El total de los diputados nacionales en el actual Consejo Federal alcanza a 371.

Para la cámara alta -el Consejo de Productores- eligen y pueden ser elegidos únicamente los productores, es decir los afiliados a los colectivos obreros. En consecuencia, el Consejo de Productores no es elegido mediante el voto universal, ni por repúblicas ni en forma indirecta, sino por intermedio de los delegados de los consejos obreros. Unicamente los consejos obreros de los comités populares de las comunas son elegidos en forma directa por los productores locales. El actual Consejo Federal de Productores está integrado por 216 diputados, que representan a dos grupos de los productores: el industrial y el agrícola. Respecto a esa división es menester subrayar que en el Consejo de Productores el grupo industrial cuenta con 168 diputados, el grupo agrícola sólo 48. La razón de esta desproporción, que por sí sola relega al sector agropecuario al segundo plano, no radica en la desproporción numérica entre los productores industriales y agrícolas, sino en el sistema electoral que favorece adrede al grupo industrial. El sistema electoral y el título de productor no se basan en el número y la calificación de los trabajadores sino en el volumen del llamado "producto social" del grupo respectivo. Lo que quiere decir que cuanto mayor sea el "producto social" dicho grupo dispondrá de más mandatos. Como los productos industriales son más caros que los agropecuarios, su "producto social" global, expresado en dinero, supera automáticamente al del grupo agrícola, y de esa manera el grupo industrial obtuvo los 2/3 de mandatos y el agrícola 1/3. De semejante sistema electoral cabe decir que es no sólo antidemocrático sino también antisocialista, ya que no toma en consideración al trabajador y el trabajo sino únicamente el producto del trabajo. Esa injusticia fue sancionada por una ley especial de 1954, según la cual el "producto social" de los grupos respectivos se mide por el promedio obtenido durante los tres últimos años transcurridos. Kardelj motivó ese procedimiento, enderezando en primer lugar contra los campesinos y los trabajadores agrícolas, cuando dijo "que los consejos obreros son instrumento de la lucha de clases" y que ellos "suplen la inferioridad, numérica de la clase obrera y le aseguran el papel social que le pertenece por ser propulsora del desarrollo hacia el socialismo" [35]. Con esas palabras quedó claramente definida la tendencia de la constitución y de la estructura política entera.

La tercera y básica instancia del poder en el sistema federal yugoeslavo es la comuna. La denominación evoca, a la Comuna de París, muy fresca en la memoria de los comunistas y que con insólita frecuencia se cita en la prensa y en los discursos en Yugoeslavia. De acuerdo a la nueva Ley Constitucional, la comuna es una comunidad socialista autónoma, encabezada par el comité popular, en el que los trabajadores deciden en forma directa y democrática sobre los asuntos relacionados con la vida y la gestión comunal. Los Comités Populares no son una institución reciente. Se remontan a los años de guerra, cuando cada destacamento de partisanos se organizaba en el territorio invadido la autoridad local, preservándola al finalizar la guerra. Cuando, al producirse el cisma con Moscú en 1948, fue propiciado, la política de descentralización, el régimen comunista esgrimió a la comuna como argumento de que el poder le proviene del pueblo. Desde esa fecha se prestó atención especial a la comuna.

Dos razones indujeron al poder federal central a la reforma de la comuna. La primera tendío a limitar la autocracia de los jefes partisanos locales cuya incapacidad e ineptitud administrativa en nada beneficiaban al Estado. Su autoridad es restringida por su mayor responsabilidad entre la población local, a la que se brindó la posibilidad de una crítica más amplia a través de las elecciones y las reuniones locales. La segunda razón era que de esa manera el poder central podía cubrirse con la autonomía local y responsabilizar a las autoridades locales de los fracasos. Cabe mencionar que el régimen no sólo admite tal crítica sino que la estimula, especialmente en casos de corrupción de los órganos locales o de incumplimiento de los planes económicos.

Sin embargo, la autonomía comunal se ve restringida por el principio fundamental del sistema imperante, que requiere una observación total del orden socialista, implantado y además por la compleja red de la dependencia, y responsabilidad administrativa, como asimismo par las leyes que prescriben la actuación de las comunas, fijan "la contribución social" (impuestos) que deben aportar al Estado y a cada república. Si bien esas "contribuciones sociales" resultan bastante gravosas fuerza es señalar que mediante horas extra y trabajos "voluntarios", prescindiendo en este lugar de los salarios bajos, a veces se logran resultados notables, particularmente en la construcción de edificios y obras públicas, como ser: centrales eléctricas, acueductos, caminos, escuelas, etc..

A la reorganización del sistema comunal precedió el intento de la autogestión obrera en la producción, y, por extraño que parezca, la comuna fue instituida como instancia básica del poder precisamente para controlar la autogestión obrera. Cuando se introdujo el sistema del autogobierno obrero en ciertas empresas, muchas de ellas no tardaron en aprovechar la libertad relativa y, compitiendo con otras obtuvieron ganancias que fueron distribuidas entre los obreros. Todo eso fue logrado no obstante altas impuestos fijados por el Estado, que, aprensivo respecto a las "tendencias capitalistas", implantó el sistema según el cual no sólo los obreros sino toda la población local deben dirigir la producción a través de los Comités Populares. La Ley Constitucional de 1953 sancionó esa novedad que, de hecho, llegó a ser la base y la característica principal del federalismo yugoeslavo. A fin de que la independencia económica de las comunas sea más eficaz y el control más fácil, se llevó a cabo una reforma territorial que redujo el número de las comunas de 4.052 a 1.193, en 95 distritos.

Los representantes de la autoridad popular en las comunas y los distritos son los Comités Populares. Actualmente constan, según queda dicho, de loa Consejos Populares y Consejos de Productores comunales o districtuales, respectivamente. Ambos Consejos se eligen por cuatro años, con la diferencia de que el Consejo de Productores se elige en forma directa únicamente en las comunas, mientras que en los distritos esas elecciones se efectúan por intermedio de los delegados de los Consejos Obreros.

El Consejo Popular de la Comuna está compuesto de 15 a 30 miembros. Las relaciones entre loa Consejos Populares y los Consejos de Productores son idénticas en el plano federal y el republicano, con la diferencia de que carecen de sus propios órganos ejecutivos. Los órganos ejecutivos gozan del estatuto de los empleados públicos, pero se desempeñan más bien bajo el control y las directivas de los Comités Populares. El presidente del Comité Popular es elegido entre los concejales municipales y vigila la labor de los órganos comunales, si bien carece de autoridad sobre ellos.

Los Consejos Obreros constituyen la instancia básica de la autogestión obrera. Sus derechos y deberes fueron fijados por la ley en 1950 y completados posteriormente por numerosos decretos. Todos los obreros de una empresa eligen el Consejo Obrero por voto universal y puede integrarse por 15 hasta 160 miembros. Si la empresa tiene menos de 30 obreros, entonces todos ellos integran el Consejo Obrero. Ed Consejo Obrero elige a sus delegados al Consejo de Productores, fija el plan industrial de la empresa, determina los sueldos y decide sobre la distribución de las ganancias. De entre sus miembros elige y controla a la Comisión directiva, especie de órgano ejecutivo. El Comité Popular de la comuna nombra al director de la empresa. El sindicato propone la lista de los órganos que deben elegirse, pudiendo proponerla otro grupo que represente la décima parte de los obreros votantes.

El art. 7 de la Ley Constitucional determina los principales derechos y deberes en cuanto a la autogestión en la comuna, en la ciudad y en el distrito. La función primaria de la comuna consiste en ajustar los intereses de los ciudadanos con los intereses de la comunidad, asegurar el progreso social, cultural y económico en su jurisdicción, administrar los bienes sociales, fijar los impuestos municipales, disponer de los ingresos, organizar el autogobierno de la comuna, controlar el desempeño de sus órganos e instituciones, velar por la salud pública, seguros, educación y el orden público en su jurisdicción, elegir y revocar a los jueces municipales y districtuales, ejecutar los planes y otras disposiciones federales y republicanas y a tal efecto presentar mociones, etc. El Comité Popular ejerce todas esas facultades de acuerdo y dentro de la Constitución y les leyes vigentes.

A la estructura política y administrativa que acabamos de delinear en forma sumaria, débense agregar dos factores que afectan directamente a los ciudadanos: la asamblea de los electores y el referendum. En principio, un determinado número de electores puede en cualquier momento reunir a los electores y pedir cuenta a cada uno de sus diputados, desde los comunales hasta federales. A su vez, cada diputado debe por lo menos una vez por año convocar la asamblea de sus electores, informarles acerca de su gestión y oír las eventuales quejas. Esta interesante faceta del sistema no se aprovecha en forma debida, y, generalmente, cuando se recurre a ella, la iniciativa proviene del Partido Comunista que desea liberarse de un diputado indeseable, idéntico principio se aplica en lo atinente al referéndum. Ante ambas posibilidades, el pueblo se mantiene más bien reservado, pues sabe que en ningún caso puede imponer su voluntad. El régimen, en cambio, recurrió a esos medios cuando le favorecían. El caso más interesante es el de Milovan Djilas, antes la segunda personalidad del régimen, quien según las estadísticas, obtenía en su distrito electoral mayor porcentaje de votos que el mismo Tito, sin embargo, bastaba con excluirlo del Partido Comunista para que perdiera automáticamente la confianza de todos sus electores.

Considerando que por un lado Yugoeslavia es un Estado multinacional y que la constitución reconoce en teoría la autodeterminación de los pueblos que la integran, y que, por el otro lado, el centralismo excesivo practicado entre las dos guerras fue el impedimento principal para el acercamiento de sus pueblos, el sistema federal yugoeslavo debería basarse en el respeto de la individualidad nacional de cada pueblo y, cuando menos, reconocer cierta soberanía de las repúblicas en las materias determinadas y definidas por la constitución. En cambio, no hay campo de acción en el que la república pueda decidir por sí sola, es decir sin la injerencia de los órganos federales de Belgrado. El sistema, enfocado desde el punto de vista teórico, puede parecer en cierto grado atractivo en cuanto a la comuna y la autogestión obrera. En ese aspecto Yugoeslavia se asemeja más a una federación de comunas que a federación de las repúblicas populares. Por lo demás, las repúblicas populares son el único campo donde los deberes y derechos no están precisados en la constitución, salvo en términos ambiguos, respecto a la facultad de proclamar su constitución, que debe ajustarse a la constitución federal. También pueden dictar su legislación en materias especificas no incluidas en la legislación federal. Tomando en cuenta que la legislación federal abarca prácticamente todos los aspectos de la vida y la sección social, a las repúblicas no les queda otra función sino la ejecución administrativa y el control de las comunas. Incluso ese control de las comunas resulta bastante restringida desde que éstas pueden tratar directamente con el gobierno federal y los diputados nacionales federales son ex oficio miembros de los Comités Populares. A la imprecisión en lo atinente al poder legislativo de las repúblicas populares y a su total subordinación a la federación súmase la subordinación de cada órgano o institución republicanos al correspondiente órgano o institución federal. Así, por ejemplo, los secretarios republicanos no dependen sólo del Consejo Ejecutivo republicano, sino directamente de los secretarios federales. El Consejo Ejecutivo republicano es responsable no solamente ante la Asamblea republicana, sino directamente ante el Consejo Ejecutivo federal, que puede anular cada acto, prescindiendo de la opinión de la Asamblea republicana. En forma idéntica, por supuesto, las Asambleas republicanas dependen de la Asamblea Federal. En cuanto a esta última, debemos reiterar que pese a las atributos constitucionales que la hacen detentora de soberanía, no cabe duda alguna que es únicamente ejecutora sumisa de las órdenes impartidas por el partido comunista. El poder central no está compartido con nadie ni tampoco controlado. El poder judicial, que en un sistema federal debería ser el intérprete independiente e imparcial de la constitución, no es sino un órgano ejecutivo más del gobierno central. Los jueces son nombrados y destituidos por resolución de la Asamblea Federal, de las Asambleas republicanas, y las de los Comités Populares según se trate de los jueces federales, republicanos o municipales. Así y todo, el dictamen de la instancia judicial inferior está subordinado a la instancia superior. El mismo sistema de nombramiento y dependencia rige también en cuanta a los fiscales. De ese modo toda autoridad y cada órgano del poder terminan en el gobierno central.

El factor más significativo que atenta no sólo contra una auténtica federación sino también contra la democracia, es el sistema unipartidario para todo el Estado. Desde la terminación de la última guerra hasta ahora todo el poder lo detenta el Partido Comunista, que no desmiente ese hecho ni oculta, su decisión de no compartirlo con nadie. En la medida en que el régimen, en el curso de los años, logró afianzar sus posiciones con los medios constitucionales y legales, el terror y la opresión policial cedieron.

En cambio, si el régimen quiere juzgar y condenar a cualquier persona nada lo puede impedir. Su posición la mantiene a través de las organizaciones controladas, siendo las de mayor importancia: el Partido Comunista, la Liga Socialista del Pueblo Trabajador y los sindicatos. En éstas organizaciones también rige el mismo principio de la subordinación jerárquica: comuna - república - federación. El número todavía muy bajo de afiliados en todas esas organizaciones crece, mientras que la calidad y, lo que es muy importante, el ímpetu revolucionario decrece. Con todo, los comunistas no están satisfechos con la situación política ni económica actuales según se desprende de las declaraciones públicas formuladas por los dirigentes partidarios y de la necesidad de encarnar una nueva reforma constitucional. La prensa yugoeslava anuncia que la nueva constitución superará las concepciones clásicas y que será una constitución auténticamente socialista. Tales comentarios nos permiten deducir que la actual no lo es.

París

 

 


IVO ANDRIC, ESCRITOR CROATA, PREMIO NOBEL DE LITERATURA

Ivo Bogdan

La academia sueca, destacó en su anuncio oficial que se concedió el premio Nobel de literatura de 1961 a Ivo Andric por "la épica, fuerza con que ha descripto temas y destinos humanos de la historia de su país".

Pero el hecho de que por primera vez no se haya aclarado a qué literatura y a qué cultura nacional pertenece el flamante Premio Nobel prueba cuánta confusión hay acerca de lo que es Yugoeslavia y cuánto desconocimiento de las relaciones político-nacionales imperantes en el país del escritor premiado. Este problema reviste importancia secundaria cuando se trata de los ganadores del premio Nobel de medicina, física y química, pero no así cuando se distingue la obra de escritores, que por su persona, idiosincrasia e idioma están unidos a su patria. Máxime, en nuestro caso, cuando se subraya la fuerza épica con que Andric ha descrito temas y destinos humanos de su pueblo.

En momentos en que uno de los problemas aciagos de la política internacional es considerado el futuro status de Katanga, ni una institución occidental de prestigio de la Real Academia Sueca, ni la prensa occidental, consideran necesario verificar la nacionalidad del nuevo premio Nobel de literatura, sencillamente por tratarse del hijo de un pueblo pequeño y políticamente sojuzgado, privado de la libertad nacional. Se acepta lisa y llanamente la propaganda de un régimen dictatorial de que se trata de un "escritor yugoeslavo".

Si clasificando a Andric entre los escritores yugoeslavos se quiso significar que es súbdito de la República Popular Federal de Yugoeslavia, nacido en una provincia que actualmente está incorporada a Yugoeslavia (Andric nació en Bosnia en 1892, a la sazón ocupada por Austro-Hungría; pero que de jure reconocía la soberanía de la Sublime Porta) y que vive en Yugoeslavia nada hay que objetar. Mas, con el mismo criterio habría que decir que Boris Pasternak es un escritor soviético y no ruso.

Es decir, alegando tan sólo que se trata de un escritor de Yugoeslavia no queda aclarado a qué literatura y cultura nacionales pertenece Andric. Ni siquiera se esclareció si es un escritor de cultura oriental u occidental.

Del hecho notorio que Yugoeslavia no es un Estado nacional sino multinacional, procede que la nacionalidad yugoeslava, en el sentido étnico no existe. Contradiciendo la realidad y la verdad histórica, la dictadura del rey Alejandro había proclamado la teoría de una nacionalidad yugoeslava, lo que incluso el régimen comunista actual no pudo aceptar, sino que reorganizó a Yugoeslavia como Estado federal dividiéndola según el criterio nacional, con una sola excepción, en seis "repúblicas populares". Por la tanto, no existe un pueblo yugoeslavo, sino pueblos de Yugoeslavia. De acuerdo a la clasificación oficial, esos pueblas son: servio, croata, esloveno, macedonio y montenegrino.

Tampoco hay un idioma yugoeslavo, pues hoy se reconocen oficialmente por lo menos tres idiomas: el esloveno, el macedonio y el croata-servio. En cuanto al croata- servio se admiten oficialmente diferencias y se forman comisiones de lingüistas para uniformar y homologar las expresiones idiomáticas y formas gramaticales de las dos literaturas. Prescindiendo de la cuestión específica, de si los servios y croatas usan dos idiomas diferentes o dialectos y modalidades de un mismo idioma, el hecho es que existen dos literaturas separadas y diferentes, la croata y la servia, con distinto desarrollo histórico y diferentes formas idiomáticas, con dos tradiciones literarias y dos públicos lectores, amén de dos alfabetos diferentes.

La literatura nacional croata, se remonta a la época, renacentista surgida de las obras glagolíticas de carácter sacro, nutriéndose de las letras clásicas y de las obras medievales del Occidente, mientras que los servios carecían hasta mediados del siglo pasado de una verdadera literatura nacional. En Servia había una literatura pobre, de temas eclesiásticos, escrita, en el antiguo ruso-eslavo que el pueblo no entendía. Las letras servias se desarrollaron apenas en la segunda mitad del siglo pasado. Los servios usan el alfabeto cirílico como los rusos y los croatas el latino.

Por consiguiente, si no existen un pueblo, un idioma y una cultura yugoeslavos, tampoco se puede hablar de una literatura yugoeslava, ni de escritores yugoeslavos. El Premio Nobel Ivo Andric no puede ser yugoeslavo ni por su nacionalidad ni como literato. Puede ser, según la constitución actual, súbdito de Yugoeslavia, pero de acuerdo a la filiación nacional puede ser: servio, croata, esloveno, macedonio o montenegrino. Como escribe en croata, nació en el seno de una familia católica croata y en el territorio nacional croata, donde se educó, y luego desde joven actuó en medios literarios croatas publicando sus trabajos en las editoriales croatas, puede considerárselo únicamente como escritor croata.

En ese sentido poco importa si los últimos libros de Andric fueron publicados en Belgrado y si oficialmente se lo llama "escritor yugoeslavo". El hecho de que se omite tendenciosamente su nacionalidad croata e incluso se intente presentarlo como escritor servio, sometiéndolo, a tal efecto, a una fuerte presión tanto antes como ahora, revela a todas luces cuán falaz es la propaganda oficial cerca de la "hermandad y unidad de los pueblos yugoeslavos". Yugoeslavia pudo restaurarse en 1945 debido únicamente a que los comunistas, en la fase crítica de la guerra, consiguieron convencer a los Aliados que eran antípodas del chovinismo granservio del general Draza Mihailovic y presuntos paladines de la política igualitaria y de la reconciliación de los pueblos de Yugoeslavia, ante todo de los croatas y los servios, "unidos" con tanta fortuna en 1918 que, surgida la primera crisis internacional, se produjo el derrumbe fulminante de Yugoeslavia y la cruenta guerra entre los servios y los croatas. El caso de Andric también indica que el restablecimiento de la "nueva Yugoeslavia" en 1945 no fue el triunfo de la "hermandad y unidad" de los pueblos divididos, según el slogan propagandístico oficial, sino la victoria de la tradición y el pensamiento balcánicas y bizantinos-rusos de Servia en lo cultural y político sobre Croacia, depositaria. de los valores de nuestra sociedad occidental en su confín oriental en los Balcanes, dos veces sacrificada, en 1918 y en 1945.

Ivo Andric nació el 10 de octubre de 1892 en Travnik, otrora ciudad de los visires, en Bosnia, en el seno de una antigua familia católica croata. En Travnik, donde convive desde siglos la población croata de religión católica y la islámica, Andric fue educado en el renombrado liceo de los jesuitas, que durante decenios fue el foco del espíritu nacional croata hasta 1945, esto es hasta el colapso del Estado Independiente de Croacia, cuando los comunistas lo confiscaron. Bosnia, su patria chica, con hondas huellas que dejó allí durante 400 años el Imperio otomano, cuya tercera parte de la población son los musulmanes, será el tema predilecto de los cuentos y novelas de Andric. Ha estudiado en la facultad de filosofía en Zagreb, Viena, Cracovia y Graz, donde se diplomó. Por la sólida instrucción clásica, en el liceo de Travnik, por los estudios superiores cursados en Croacia y Austria y por haber vivido como diplomático en los grandes centros de cultura, Andric llegó a ser gran escritor europeo. Su primer afirmación literaria fue su inclusión en varias revistas croatas y en el simposio "La joven lírica croata" (Zagreb 1914), en la que el delicado poeta Ljubo Wiesner (muerto en Roma 1950 como exilado político) reunió a doce poetas de una generación que elevaría el nivel de la producción literaria croata. Estos escritores jóvenes se presentaron en vísperas de la primera conflagración mundial como croatas combativos, algunos de ellos con ideas revolucionarias contra el imperio austro- húngaro, que integraba Croacia durante siglos (1527 - 1918) como un reino asociado. Invocando el principio nacional, postulaban la desmembración de la monarquía danubiana por ser plurinacional y el ingreso de Croacia en una comunidad estatal de los pueblos sureslavos. Andric, compartiendo ese ideario, fue internado a raíz del atentado de Saravejo, prólogo de la primera guerra mundial, aunque no tuvo ninguna vinculación con ese crimen de los terroristas servios.

En 1918, Andric publica en Zagreb sus meditaciones líricas con el titulo "Ex Ponto", prestado de Ovidio. En ese "diálogo con el alma", Andric describe la vida como un presidio : "No hay otra verdad - dice - que el dolor; no hay otra realidad que el sufrimiento; dolor y sufrimiento en toda gota de agua, toda hoja de hierba, en cada sonido de voz viviente, en sueño y vigilia, en vida, antes de la vida y tal vez después de la muerte". Umberto Urbani, eslavista italiano, dice que Andric expresó el dolor ante el común destino humano, y que debe leerse "como los salmos de David, como el libro de Job".

"...La luz, encendida por el alma del poeta Ivo Andric, arde como una lámpara votiva sobre, el inmenso sepulcro de la gran guerra para recordar a los Muertos e indicar a los vivos el nuevo camino de la salvación y de la perfección" [36].

En 1919 Andric publicó en Zagreb su segundo libro de poesías en prosa titulado "Inquietudes" y en 1920 una colección de cuentos breves y narraciones "El viaje de Alija Djerzelez", que tuvieron gran acogida en Croacia, donde tal género literario tiene muchos cultores. El eslavista italiano Giovanni Maver expresa que las "Inquietudes", "diario del alma", junto con el libro de narraciones "El viaje de Alija Djerzelez", revelan una refinada sensibilidad artística, una extraordinaria madurez espiritual y la profundidad reflexiva de Andric[37]. Desde 1924 a 1936 fueron publicados tres libros de prosa con el título "Cuentos", en las que Andric trata en escorzo los temas y los destinos humanos que luego volcará en sus grandes novelas. Escribió además, estudios literarios y ensayos, uno sobre Simón Bolívar, y tradujo a Walt Whitmann, entre otros.

Después de la guerra, Ivo Andric ha sido aceptado en la diplomacia del recién creado Reino de los Servios, Croatas y Eslovenos, que los servios consideraban como ampliación del Reino de Servia, siendo uno de los contados croatas en el servicio diplomático, reservado a los servios como elementos de confianza. Actúa en Graz, Roma, Bucarest, Madrid, Ginebra, Trieste, Belgrado y por último llega a ser ministro en Berlín (1939-41). En todo ese período de diplomático su creación literaria no fue fecunda. Durante la última guerra escribió en Belgrado, ocupada por las tropas alemanas, su obra maestra "El puente sobre el río Drina", (1945) y después de la guerra "La crónica de Travnik" y "La señorita".

Ya las obras escritas antes de la segunda guerra mundial valieron Andric un puesto de honor en las letras contemporáneas croatas. El erudito croata Slavko Jezic lo considera "la figura literaria de mayor relieve entre la juventud revolucionaria croata" de la época de la primera guerra mundial. De su libro "Ex Ponto" dice que se trata de diálogos con el alma, íntimos, sinceros y cálidos. De semejante inspiración y factura son las poesías en prosa "Inquietudes". Otro carácter tienen sus cuentos breves de la vida y tradiciones bosniacas, que se distinguen por la densidad de su forma, por el delicado sentimiento psicológico, la riqueza colorística, y la belleza idiomática, sobre todo "El Viaje de Alija Djerzelez" y "Narraciones".[38]

El crítico croata Ante Petravic escribió acerca del primer libro de Andric que podría servir como un vademécum, a todos los que sufren en esta vida terrenal. "Unicamente los que padecieron sufrimiento y dolor de la vida pueden gozar de este libro y percibir toda su belleza y grandeza". Petravic estima ya con esta obra Andric había adquirido "nombre inmortal en la literatura croata".[39]

Andric fue incluido en varias antologías croatas. Milan Begovic insertó en el simposio "La prosa croata del siglo XX" dos cuentos de Andric, destacando que "es uno de los primeros narradores croatas en general". "En sus cuentos densos, pulcramente acabados, llenos de vuelos líricos, describe mayormente a Bosnia y a los bosniacos, tratando de darles el carácter universal". Cita el juicio del Dr. Antun Barac, profesor de literatura croata en la Universidad de Zagreb: "A través de sus narraciones se siente lo vano que es la vida humana, lo inútiles que son los empeños del hombre de sustraerse al dolor y a las pasiones, lo permanente e inevitable de su caída en la nada y la muerte" y concluye alegando que todos los cuentos de Andric son dignos de antología[40].

Renombrados eslavistas extranjeros lo incluyen entre los mejores escritores croatas, entre ellos los italianos Luigi Salvini, Umberto Urbani, Giovanni Maver y, entre los franceses, Jean Dayre, quien lo hizo figurar en su excelente antología de los cuentistas croatas[41].

Las obras principales de Andric de mayor extensión, "El puente sobre el río Drina" y "La Cronica de Travnik", se aproximan más al género novelístico, aunque en realidad son historias y, como dice el autor "crónicas". En ambas novelas nos da un cuadro de su provincia natal, Bosnia, revelándose como avezado conocedor y hondo buceador de la psicología de la población musulmana, aunque se tenga que lamentar la actitud política incorrecta y arbitraria que asume para con esta secular clase dirigente y población musulmana aborigen.

La acción en "El puente sobre el río Drina" se desarrolla durante varios siglos, desde la construcción del puente a mediados del siglo XVI hasta 1914, en rigor hasta las primeras semanas de la guerra entre Austro-Hungría y Servia. El puente, un punto de cruce para, las rutas del Imperio otomano, el autor lo toma como eje de su narración histórica. El lugar de acción es Visegrad, pequeña población bosniaca, asomada a las aguas raudas del río Drina, en el linde de Bosnia y Servia. La ubicación del puente y de la localidad en la línea divisoria donde se entrechocan culturas y organizaciones estatales opuestas, condiciona los acontecimientos que mueven la acción y determinan los destinos humanos inevitables, los momentos más dramáticos de la existencia de individuos y colectividades. Melancolía resignada y fatalismo oriental se respiran en las páginas de esta obra, todo bajo el influjo de las tres fatales en esta malhadada frontera de mundos, reflejo de ascensos y decaimientos de grandes imperios. Vida tranquila e idílica mientras reina la paz; conmociones y tormentas durante los conflictos de las fuerzas antagónicas, pues en ese confín se encuentran y chocan tres civilizaciones: la bizantino- rusa, la occidental y la islámica. En vano Mehemet Sokobi - Sokolovic, en forma croata - gran visir de tres emperadores osmanlíes, oriundo de Bosnia, había tratado de unir por siempre con el centro del Imperio otomano, mediante un monumental puente sobre el río Drina, el bajalata de Bosnia, la avanzada turca hacia el Occidente, afianzando de este modo las formas culturales y políticas del mundo islámico que expandía con éxito el Imperio osmanlí mientras estaba a la altura, de su misión histórica. Tan pronto perdió su ímpetu el Imperio, agotado en la inútil lucha con la Cristiandad Occidental, surgen las crisis que paulatinamente motivan el retiro de los turcos al Asia Menor. Cada fase de ese retroceso secular repercutirá dolorosamente entre los musulmanes de Bosnia, que Andric en su novela llamó "turcos" y únicamente en una nota observa que se trata de un sobrenombre erróneo para definir a la población aborígen de Bosnia que no es turca ni "en el sentido racial ni étnico" [42], y que, cabe agregar, habla el mismo idioma y se expresa en el mismo dialecto que los croatas católicos.

Los protagonistas de religión islámica hablan en la novela como otros croatas, matiz este que desaparece en las traducciones. El hecho de que en Bosnia existen fuertes núcleos de musulmanes debe atribuirse a las agudas disensiones internas y conflictos de carácter religioso-político en el reino de Bosnia medieval - reino vasallo de Croacia-Hungría - anteriores a la invasión turca en el siglo XV. Debido tal vez a la poca accesibilidad a las influencias tanto de Roma como de Bizancio[43], en Bosnia prendió la secta religiosa de los patarenos, llamada bogomili o "la iglesia de Bosnia", parecida a la de los albigenses y valdenses en la Francia meridional. Contra esa secta el reino húngaro-croata, la primera línea defensiva de la Cristiandad Occidental en el oriente europeo, organizó varias cruzadas. El resultado fue que los bogomili acogieron a los conquistadores osmanlíes como aliados bienvenidos, con el tiempo se convirtieron al islamismo y salvaguardaron sus privilegios políticos y económicos. Bosnia era la única provincia del Imperio otomano que conservó la institución occidental de la nobleza territorial hereditaria además del uso de la lengua croata en la administración. En consecuencia, los musulmanes que Andric pinta como gente desorientada y perdida no son advenedizos ni conquistadores, sino autóctonos y sus principales familias son la rancia nobleza lugareña. En cambio, advenedizos son los ortodoxos radicados en Bosnia durante las guerras turcas, quienes apenas siglos después aparecen como instrumento del expansionismo servio.

Narrando la vida de Visegrad, pegada a la frontera servia, donde no hay población católica, Andric no pudo dar un cuadro completo y verdadero de las relaciones confesionales, culturales y políticas en Bosnia, incomprensibles sin la presencia del elemento católico croata. Tampoco dio un cuadro real de la población ortodoxa, integrada mayormente por los inmigrantes del interior balcánico, de modo que Visegrad, o con más exactitud sus alrededores, contiguos al territorio servio, hacen una excepción. De este modo, en el relato de Andric el río Drina pierde su significado de una frontera fatal entre Oriente y Occidente europeos, que en vano quiso unir el gran visir Mehmed bajá Sokolovic (Sokobi, en versión turca). Se trata de una de las más antiguas fronteras europeas. Aparece en la época de los emperadores Diocleciano y Teodosio; luego como frontera entre los Imperios bizantino y franco, entre la Iglesia occidental y oriental; frontera entre los reinos medievales croata y bosniaco respectivamente, y el servio. Dentro del Imperio otomano Drina es la línea divisoria entre el bajalato de Bosnia y el de Belgrado, y más tarde, al sustituirse a principios del siglo XIX el nuevo Estado nacional servio, se convierte en la frontera entre la provincia turca de Bosnia y Servia, para llegar a ser, por último, en virtud de la resolución del Congreso de Berlín, el linde entre Servia y Austro-Hungría (1878- 1918). Reaparecerá en 1941-45 como frontera entre el Estado Independiente de Croacia y Servia, ocupada militarmente por los alemanes, y, a partir de 1945 hasta ahora, como frontera entre la "República Popular de Bosnia. y Hercegovina" y la "República Popular de Servia", dentro de la "República Federal Popular de Yugoeslavia".

Andric no escribe historia sino una "novela" del puente sobre el Drina. No presenta los tiempos transcurridos en su verdad histórica sino su reconstrucción imaginaria que, lamentablemente, no se ajusta a la realidad histórica. Está bajo la influencia del mito nacionalista servio sobre la caída del reino medieval servio y bajo la descripción romántica de la lucha de los pueblos balcánicos por la emancipación nacional. Eso vale especialmente para los relatos anacrónicos de las escenas de tortura cuando el Imperio otomano estaba en el cénit de su poderío y sus súbditos; balcánicos ni soñaban rebelarse.

Andric capta con hondura distintas reacciones de la población ortodoxa y musulmana ante los grandes acontecimientos, a saber: la retirada de los turcos de Hungría y Croacia, luego de Servia y Bosnia y por último, de Sandzak y Macedonia. En cada uno de esos cambios los servios ven la posibilidad de papeles invertidos, es decir, esperan convertirse de súbditos en clase dirigente, mientras los musulmanes encaran con ansiedad y temor los tiempos por venir. El islam en Bosnia, además de ser una confesión, implicaba las formas culturales y políticas de la civilización islámica. Los musulmanes bosniacos, al integrarse a través de la religión al mundo islámico, habían preservado las posiciones de la clase social dirigente y la pérdida del poder significaba para su nobleza la catástrofe económica, y para sus siervos, mayormente ortodoxos, la liberación no solamente política sino también económica.

El Imperio turco era hereditario político de Bizancio en los Balcanes a la vez que vehículo de la civilización islámica, árabe y persa. Su retirada planteó el problema de su herencia cuanto política, tanto cultural, que en forma aguda aparece en Bosnia, zona de encuentros y conflictos de tres concepciones culturales distintas, cuyos depositarios respectivos eran: los ortodoxos, los musulmanes y los católicos. Con la retirada de los turcos y la ocupación austríaca a los bosniacos se presentó la alternativa predominio de la influencia occidental, apoyada por los croatas o influencia servio-bizantina, respaldada por la Rusia expansionista. La opción de los católicos y los ortodoxos era espontánea. La posición de la población musulmana era mucho más grave. En un ambiente donde se suele identificar la religión con las formas culturales y políticas, la orientación no era fácil. Los musulmanes no podían optar por Servia, ya que por su origen y su idioma son croatas. Bosnia, desde el punto de vista geográfico, económico y vías de comunicación, gravita hacia otras regiones croatas. La idea nacional croata, fiel a las concepciones occidentales, hacía distingo entre la filiación confesional y nacional. El mundo occidental, en la actual fase laica de su civilización, integró con éxito además de los católicos y protestantes, también a adherentes de otras confesiones y a los agnósticos. En la época en que Turquía se reforma, y adopta los logros culturales y políticos occidentales, los musulmanes de Bosnia y Herzegovina, croatas por su origen, pueden elegir un camino parecido. Adoptando los logros culturales del Occidente, se integran al mismo tiempo en la comunidad nacional croata, En ese sentido, la ocupación austríaca de Bosnia favorecía indirectamente la penetración croata frente a los servios, que siguen identificando la confesión con la nacionalidad. Según estas creencias, hondamente arraigadas, únicamente los miembros de la Iglesia nacional servia pueden ser ciudadanos Iegales e iguales. Por otra parte, la propaganda nacionalista de la época romántica acentuó los antagonismos entre la población musulmana y la ortodoxa. De las obras de Andric se infiere claramente que los musulmanes se vieron obligados, no obstante su origen e idioma, a abandonar a Servia junto con los turcos. A Turquía no podían ir todos, por la sencilla razón de no ser turcos. El único refugio que les quedó era Bosnia, bajo la administración austríaca. Ya no eran la clase política dirigente, pero tampoco se los oprimía. Hasta las Guerras Balcánicas (1912- 1913), mientras Bosnia lindaba con el Imperio turco, podrían nutrir ciertas ilusiones y a veces simpatizar con la agitación antiaustríaca de los nacionalistas servios. Sin embargo, al ver que los servios ambicionaban conquistar a Bosnia y sabiendo qué destino les cupo a los musulmanes en Servia y Montenegro, se inclinaron hacia el lado austríaco, especialmente durante la primera conflagración mundial, en que Turquía era aliada de las Potencias Centrales.

Andric interrumpe su crónica en 1914, consiguiendo el efecto favorable a la propaganda granservia, sobre el supuesto derecho de Servia a anexar a Bosnia. En su novela, el elemento servio tiene conciencia nacional, hondamente arraigada, mientras que los musulmanes añoran el Imperio turco. La administración austríaca es presentada como totalmente foránea y sin apoyo popular alguno. De haber seguido con su narración, Andric hubiera tenido que escribir sobre las calamidades que se abatieron sobre la población musulmana al derrumbarse la monarquía danubiana y constituírse Yugoeslavia, dominada por los servios. Hubiera tenido que registrar la idea revanchista servia, patente en su crónica, que dió resultados horrendos, precisamente en el momento en que escribía "El puente sobre el río Drina". En el distrito de Visegrad y parcialmente en ese mismo puente, según el informe oficial de las autoridades croatas, los chetniks de Draza Mihailovic degollaron a 6000 musulmanes[44]. El Drina ensangrentado se llevaba en su rápido fluir las víctimas inocentes del agresivo chovinismo servio. En efecto, el puente sobre el río Drina hoy día nada une ni simboliza.

Abstracción hecha del fondo político e histórico, esta novela de Andric cobra el valor literario de una obra maestra. Su estilo es "brillante y fluye como agua, cristalina, acabado en detalle y depurado, de modo que deja la impresión de las grandes novelas, inteligibles para los extranjeros por tratar la problemática humana, tal cual, o parecidamente como se da junto a todos los ríos del mundo." [45].

Otra obra de envergadura de Andric es "La Crónica de Travnik", en la que narra los sucesos en la ciudad de Travnik siete años antes de la caída de Napoleón. La trama es el conflicto entre los cónsules francés y austríaco, y a través de sus intrigas y rencillas conocemos la división y las querellas entre musulmanes, católicos, ortodoxos y judíos[46]. Sus obras de fecha reciente son la novela "La señorita", amén de otros cuentos breves. Si bien casi toda su obra se refiere a Bosnia, a su pasado y a sus motivos típicos, Andric no se encierra en un medio local, sino que, sirviéndose de un penetrante análisis psicológico de sus protagonistas, eleva los destinos humanos a nivel universal.

Los connacionales de Andric y, de modo especial, sus bosníacos croatas, incluso ciertos partidarios del régimen comunista actual, le reprochan el haberse excedido en su concepción del integralismo yugoeslavo y que el cuadro deformado y tendencioso que pintó de los musulmanes benefició el predominio servio en Bosnía a expensas de los católicos y musulmanes que constituyen la mayoría. En los últimos decenios, tanto los católicos como los musulmanes en Bosnia, dieron prueba concluyente de su conciencia nacional croata, de modo que deberían estar igualados a los ortodoxos y no tratadas como ciudadanos de segundo orden, que actualmente no pueden declarar con plena libertad su nacionalidad[47]. Precisamente "El puente sobre el río Drina", en que Andric presentó a los musulmanes como si careciesen de conciencia nacional, contribuyó a una de las maquinaciones más viles del régimen comunista: declarar a los musulmanes "nacionalmente indefinidos". De este modo, en Bosnia, habitada por un tercio de católicos, un tercio de musulmanes, declarados estos últimos "nacionalmente indefinidos", quedó asegurada la supremacia política, de los servios. Las "repúblicas populares" de Servia, Croacia, Eslovenia, Montenegro y Macedonia, dentro de Yugoeslavia, fueron constituidas según el criterio nacional, menos la "república popular" de Bosnia y Herzegovina, so pretexto de que aquí no hay una definida mayoría nacional. Por eso, a los musulmanes no se les reconoció su nacionalidad croata y en Bosnia se impuso la supremacía servia[48]. Dentro del sistema federal sería lógico y justo que Bosnia y Herzegovina estuviesen incorporadas a la "república popular" de Croacia. Si a la "república popular" de Servia se integraron las "provincias autónomas" de Kosmet, con la mayoría albanesa, y Voïvodina, donde los húngaros, alemanes, croatas y rumanos forman la mayoría, nada obsta para que Bosnia, como provincia autónoma, esté dentro de la "república popular" de Croacia. El motivo resulta claro. El régimen comunista sigue, un tanto atenuada, la política de la expansión servia. Es de lamentar que un gran escritor haya secundado, aunque indirectamente, tal política imperialista.

La postura de Andric hacia los musulmanes suscita censura justificada por parte de los mismos comunistas, y, sin embargo, tales referencias críticas no pueden publicarse[49]. Aspecto interesante éste, no cabe duda, que la Real Academia Sueca ignoraba mientras deliberaba acerca del candidato oficial de Yugoeslavia.

Ivo Andric, que permite esas maniobras, es víctima también de las circunstancias congénitas a un Estado heterogéneo como Yugoeslavia. El y algunos intelectuales croatas imaginaban a Yugoeslavia, mientras actuaban como jóvenes revolucionarios idealistas, coma comunidad de pueblos sureslavos iguales, donde Croacia ocupará un puesto adecuado a su tradición occidental y a su adelantado desarrollo cultural y económico. Mientras la mayoría de sus correligionarios se retractó ante la cruda realidad yugoeslava, Andric, desempeñándose en el servicio exterior y viviendo en el extranjero, siguió la línea de menor resistencia. Uno de sus colegas del servicio diplomático, el asilado político servio K S. Pavlovic, dice que Andric supo adaptarse en tal medida al nuevo ambiente "que muy pocos presentían que es católico y croata y menos aún ex pupilo de los jesuitas. Muy simpático, accesible, serio, trabajador, digno de confianza, sucesivamente ocupará los puestos de ayudante de Stojadinovic, de embajador de Cincar-Markovic en Berlin y de presidente de la Sociedad de Escritores en la era de Tito. Pondráse el turbante e invocará a Alá, aceptará la cruz y rezará a Dios, no renunciará a la estrella roja, ni tampoco la exhibirá demasiado y experimentará que sus viejos amigos - que son muy numerosos - tendrán que llamarlo - muy a pesar suyo - compañero fray Juan, Hadji- bey Andric" [50].

En una forma, aparentemente ingenua, de reproche de un amigo decepcionado, ese ex diplomático servio formuló acusaciones tremendas contra Andric, contando con la sensibilidad de los círculos servios tanto nacionalistas como comunistas. Llamarlo alumno de los jesuitas, fray Ivo, bey y hadji (peregrino a la Meca) equivale, a los ojos de los servios, a todo lo opuesto a sus pretensiones en Bosnia. Los servios identifican a los jesuitas con Austria, que consideran su "enemigo hereditario". Los frailes son el prototipo de los católicos en Bosnia y de la influencia occidental, mientras que los beys y hadjis evocan el poder de los turcos, "enemigos ancestrales de Servia". La mención de que Andric había escalado altos peldaños de su carrera diplomática durante los gobiernos de Stojadinovic y Cincar- Markovic equivaldría a una peligrosa denuncia, si la policía comunista no supiera que el Dr. Milan Stojadinovic - fallecido en octubre último en Buenos Aires - fue primer ministro de aquel gobierno yugoeslavo que durante la dictadura monárquica (1935-39) desertó el sistema francés de "cordón sanitario" en la Europa Centro-oriental, e hizo buenas migas con las potencias del Eje. Stojadinovic ostentaba sus relaciones amistosas con Goehring y Ciano y estaba dispuesto a introducir el tema unipartidista[51].

El Dr. Alejandro Cincar-Markovic, ministro de Relaciones Exteriores de Yugoeslavia (1939-41), negoció y firmó la adhesión de Yugoeslavia al Pacto Tripartito en marzo de 1941. Andric era a la sazón jefe de la representación yugoeslava ante el gobierno del Tercer Reich. Durante la guerra vivía tranquilo, en la ocupada Belgrado como persona grata de los alemanes. Para los comunistas y los nacionalistas servios todo eso sería motivo más que suficiente para privarlo de libertad y quitarle la vida. Llegados al poder en 1945, los comunistas colgaran al gran novelista croata Mile Budak, prohibieron sus obras, las sacaron de todas las bibliotecas y borraron su nombre de todos los manuales e historias de literatura, por ser un patriota croata. El gran poeta cósmico croata y ensayista enjundioso Agustín Ujevic, bohemio empedernido que aborrecía de las pugnas políticas - y que merecía el premio Nóbel más que nadie entre los escritores croatas - fue llevado al banquillo de los acusados por no querer renegar de sus sentimientos nacionales. No cabe duda que la situación de Andric, en los momentos críticos de la ocupación soviética de Belgrado a fines de 1944 y en las primeros tiempos del régimen comunista, era precaria. Se salvó, según hemos visto, por coincidir su postura hacia los musulmanes de Bosnia con los intereses granservios, decisivos también bajo el nuevo sistema. Su novela "El puente sobre el río Drina" fue editada todavía durante la guerra, en marzo de 1945, por Prosveta, "la editorial nacional de Servia".

Si la actitud de Andric era sincera a simulada a efectos de salvar la vida, se sabrá cuando termine la tiranía comunista. Lo seguro es que los servios no lo consideran suyo. El publicista croata Bogdan Radica, yerno de Guillermo Ferrero, que pasó la guerra en Estados Unidos, volvió en 1945 a Belgrado y, viendo que era totalitario el régimen que se afianzaba, escogió la libertad y fugó, durante su estada en Belgrado pudo conversar con Andric y apreciar cómo lo enjuiciaban los servios. En sus reflexiones literarias, publicadas no hace mucho, Radica subraya que Andric "por su estilo y forma es escritor occidental... Su educación católica en el Liceo jesuita de Travnik, perfeccionada luego en Zagreb y en las universidades austríacas, le facilita captar el sentido de la prosa francesa y acomodarla a nuestras posibilidades lingüísticas". Radica relata también que el escritor servio Branko Lazarevic le había dicho que Andric era "fray Juan", hombre con la mentalidad de un franciscano de Bosnia. Aunque no lo fuera, los intelectuales de Belgrado lo sentían así. Andric, para ellos, era "un fraile católico" de Bosnia y nada más, lo que para los servios significa un Kulturträger austríaco, infiltrado entre los servios de Bosnia.

"En Ex Ponto y varios ensayos - prosigue Radica-, sobre todo en los que habla de los países latinos, Ivo Andric se expresaba con el lenguaje de un católico, educado por los jesuitas. Un día, mientras paseábamos por las calles de Belgrado, me hablaba con nostalgia del liceo de Travnik y del arzobispo Saric[52], evocando las palabras de éste: Omnia bona ex Travnik" [53].

Así y todo, con motivo del otorgamiento del premio Nobel se intentó presentar a Andric como si fuese escritor servio. Un corresponsal servio de la United Press dio esta noticia harto significativa: "El Croacia, tal vez los críticos digan que el croata Miroslav Krleza tiene más títulos para recibir el premio que Andric, un servio. Por su parte, la Federación de Autores Yugoeslavos propuso a su vez los nombres de Krleza y Andric como candidatos al Premio Nobel". Miroslav Krleza es indudablemente un gran talento literario, más fecundo y polifacético que Andric. Dramaturgo, novelista, narrador, ensayista, crítico y poeta, Miroslav Krleza es el representante más conspicuo del expresionismo en Croacia y, por cierto, el más destacado intelectual comunista en Yugoeslavia. Comunista combativo desde la revolución rusa, Krleza debía ser el candidato oficial de un régimen comunista que no dejó de apoyar. El hecho de insistirse en la candidatura de Andric invirtiéndose cuantiosas sumas en las traducciones de sus novelas, debe atribuirse también a que, entre otros motivos, Krleza que contempla la lucha nacional croata, dentro de los esquemas marxistas y leninistas es, pese a su crítica destructiva de la sociedad croata, un escritor que destaca su conciencia nacional croata. Su obra no se ajusta a las pretensiones expansionistas servias ni se puede tergiversar su nacionalidad croata como en el caso de Andric.

El hecho de que el régimen comunista yugoeslavo diese preferencia, a un oportunista que no es comunista, sobre un autor explícitamente comunista de igual o tal vez mayor talla literaria, por ser más aceptable para los círculos nacionalistas servios, habla por si solo de la supremacía servia en la Yugoeslavia comunista.

Mientras los croatas están en realidad complacidos por el hecho de haber conseguido un escritor croata el máximo galardón internacional de literatura, lo que evidencia el alto nivel de nuestra cultura nacional, en el mismo tiempo es de lamentar el ocultamiento intencional de la nacionalidad del nuevo Premio Nobel. Se ha silenciado y hasta falsificado su nacionalidad con el fin de explotar los tesoros culturales croatas para ponderar el prestigio de una cultura nacional yugoeslava - inexistente - y hasta ensalzar a un régimen liberticida. Cabe deplorar los desaciertos de los prestigiosos intelectuales occidentales y de la misma Real Academia Sueca, quienes omitieron afianzar el hecho de ser Andric un escritor croata, formado dentro de la tradición croata y occidental. Esa omisión inviste el carácter suicida, pues con ella se perjudica una vez más a un pueblo sacrificado, sostenedor y defensor de los valores de nuestro mundo occidental en su expuesta frontera oriental. Por otra parte, no es posible comprender el arte de Andric, sin percatarse que los destinos humanos que describe han sido condicionados por los encuentros y conflictos, inherentes a la frontera de las civilizaciones.

Buenos Aires

 


LA RENTA NACIONAL EN CROACIA DE POSGUERRA

Tihomil Radja

(1947-1960)

Uno de los índices principales del desarrollo económico de una nación es su renta nacional, esto es, la totalidad del consumo y el ahorro de una comunidad en determinado período. Por regla general, pues, el incremento del ingreso nacional implica por sí solo el incremento de la riqueza total, o sea el progreso económico de una comunidad. En cambio, ese incremento como tal no significa, necesariamente el aumento del bienestar material nacional ni siquiera el avance en el desarrollo económico. Si, por ejemplo en una determinada comunidad el gobierno central gasta la mayor parte del ingreso nacional en el armamento, la policía o lo despilfarra de cualquier modo, entonces no aumentará, en proporción al crecimiento del ingreso, el bienestar material de esa comunidad, es decir su consumo total de los bienes materiales. Eso ocurre con frecuencia en sistemas sociales de tipo colectivista-comunista. Desde luego, el crecimiento insuficiente del bienestar material de la población en esos sistemas, tarde o temprano, de un modo u otro, resulta serio obstáculo pana el incremento de la renta nacional. En dichos sistemas suele casi siempre quebrarse la relación óptima entre los gastos y las inversiones en la edificación ulterior, sin que haga falta mencionar ingentes gastos que requiere el mantenimiento del "aparato de opresión" de un Estado totalitario moderno.

Por otro lado, puede darse que el ingreso nacional acuse incremento sin que por ello la economía en su conjunto registre progreso alguno. Este caso se da en Venezuela, donde los beneficios provenientes del petróleo y de otros yacimientos minerales no han contribuido substancialmente - por lo menos hasta ahora - al desarrollo de los demás sectores económicos.

En consecuencia, los datos correspondientes al ingreso nacional de una comunidad deben examinarse a la luz de las reservas señaladas y teniendo en cuenta la estructura, económica total de un país. Pese a esas reservas, la moderna ciencia económica estima que la fluctuación del ingreso nacional es el índice económico básico, dando por entendido que la vida económica, como la vida en general, es demasiado compleja para poder expresarla con meras cifras.

En la tabla siguiente se refleja la fluctuación anual del ingreso nacional, de la población y de las inversiones brutas en el desarrollo económico y no económico de la Croacia de posguerra (nos circunscribimos a la llamada "República Popular de Croacia,", incorporada compulsivamente a Yugoeslavia comunista).[54]

FLUCTUACION DEL INGRESO, DE LA POBLACION E INVERSIONES BRUTAS EN CROACIA 1947-1960

Año

1947
1948
1949
1950
1951
1952
1953
1954
1955
1956
1957
1958
1959
1960

Ingreso nacional (en miles de millones)
347
296
325
316
323
268
320
353
400
395
479
492
572
620

Población (en miles)

3750
3788
3820
3851
3882
3913
3946
3989
4036
4072
4108
4152
4194
4238

Inversiones brutas (en miles de millones)
68,8
99,6
113,3
103,3
86,0
66,7
70,9
88,5
87,9
97,4
110,2
118,6
142,8
- [55]
(2)

De las cifras consignadas se deduce que el ingreso nacional en el período contemplado aumentaba de acuerdo a la tasa promedio de alrededor del 7,3%. En general, esa tasa es bastante favorable. Sin embargo, si se toma en cuenta la participación muy alta de las inversiones brutas en el producto social bruto (el ingreso nacional más la amortización), que en el período en estudio alcanzaba cerca del 24%, se nos presenta un cuadro diferente. En el período de preguerra (1919-1940), esa participación llegaba al 17%. [56]

Cabe advertir que en el período postbélico no se procuraba reemplazar ciertas plantas y edificios con los recursos de amortización, de modo que surgió en ciertos casos la descapitalización en muchos ramos industriales (textil, viviendas, etc.). A guisa de comparación indicamos también que, según las estimaciones de Stevan Stajic, el ingreso nacional, de acuerdo a los precios estables entre 1935 y 1939, crecía conforme a la tasa del 7,84% [57]. Cabe suponer, pues, que ese crecimiento en el territorio de lo que era entonces el Banato de Croacia, fue superior.

En base al trabajo citado del Dr. Vinski y a otras fuentes podría elaborarse el siguiente cuadro comparativo de la fluctuación del ingreso nacional en los períodos de preguerra y posguerra.[58]

CUADRO COMPARATIVO DEL INGRESO NACIONAL ANTES Y DESPUES DE LA GUERRA

Territorio

Ingreso promedio nac. (en miles de millones)

Indice

Indice

Croacia[59] 1919-1940

308

100

100

Croacia 1947-1960 (el mismo territ.)

328

106,5

95,2

Croacia 1947-1960 (territorio de la R.P.)

386

125,3

104,2

El ingreso promedio nacional alcanzaba en el período de preguerra 11.370 millones de dinares según los precios de 1938.[60] Si valuamos ese importe de acuerdo a los precios de 1956 (a efectos comparativos), obtendremos la cifra indicada en el cuadro. El cociente de la valorización es 22. El Dr. Vinski calculó con el cociente 18,7 (op. cit., p. 28) en su estimación de la riqueza según los precios de 1953 en relación a 1938. Sin embargo, él no toma en consideración los precios de los artículos de consumo, puesto que sus cálculos se refieren a la valuación de los bienes capitales y de consumo estable. Teniéndolo en cuenta, como asimismo el alza de precios entre 1953 y 1956, el cociente escogido de 22, no resulta exagerado, si bien no se puede decir que sea rigurosamente exacto.

Para obtener una comparación lo más real posible, hubo que deducir del ingreso de posguerra la participación de Istria, Rijeka, Zadar y Lastovi, ya que dichas áreas no figuran en los trabajos del Dr. Vinski relativos al período de preguerra. Según nuestra estimación, el ingreso promedio de esa área en el período de posguerra importaría alrededor del 15% del ingreso de Croacia propiamente dicha, y el número de habitantes el 7%. Teniendo su cuenta esos factores, hemos llegado a las cifras consignadas en la tabla anterior.

Cuando se coteja el ingreso nacional de dos períodos, es preciso mencionar la gran participación de los fondos extranjeros en el período de posguerra en relación al de preguerra. Según las fuentes de que disponemos, resultaría el cuadro siguiente:

EL INGRESO PROMEDIO ANUAL NETO DEL EXTERIOR EN US$ [61] (8)

 

Ingreso neto

Saldo negativo del balance comercial

Croacia 1919-1940

2.760.000

-

Croacia 1947-1959 (territ. de la R. P.)

26.544.000

36.214.000

La diferencia entre el saldo negativo del balance comercial y los ingresos fue cubierta en su mayor parte mediante préstamos a largo plazo y obsequios particulares del exterior, siendo los más importantes las remesas de los emigrados. (De acuerdo a cálculos incompletos, el ingreso promedio anual proveniente de las remesas y los obsequios de los emigrados no sería menor de 6 millones de dólares).

Ya al comienzo hicimos notar que el consumo total refleja mejor que nada el grada del bienestar material. Por cierto que cuando una comunidad alcanza un alto nivel de desarrollo económico, su consumo no crece al ritmo del ingreso nacional. Paralelamente aumenta el ahorro, tanto individual como nacional. En nuestro caso, el consumo no está satisfecho ni de lejos, incluso en las necesidades más elementales, como alimentación, vestido y vivienda. En lo atinente al ahorro no vale la pena ni hablar, puesto que no lo permite no sólo el nivel de vida, muy bajo sino también el carácter de un sistema colectivista totalitario, en el que el poder central "piensa" por todos. La relación entre el ingreso nacional por un lado y los ingresos personales y el consumo por el otro, puede reflejarse en esta tabla.

INGRESO NACIONAL, INGRESO PERSONAL Y CONSUMO PER CAPITA

Promedio anual

Precios estables de1956

 

Ingreso nacional en dinares

Indice

Ingreso personal

Indice

Consumo

Indice

Croacia 1954-1958

104.090

100

44.134

42,4

60.497

58,1

en US$

260,2

100

110,36

42,4

151,24

58,1

La tabla que antecede fue hecha, sobre los datos correspondientes a la participación del ingreso y consumo individuales en el ingreso nacional de toda Yugoeslavia. Cabe presumir que esas participaciones referentes a la "República Popular de Croacia" no difirieron esencialmente de las correspondientes a Yugoeslavia. El consumo es proporcionalmente superior al ingreso, debido a la inclusión de los créditos para el consumo, cuotas del seguro social, ingresas personales del exterior y algunos rubros menores.[62]

La conversión en dólares se hizo según el cambio U$S 1 = 400 dinares. Eso supera en 33,3% el cambio oficial de entonces, siendo al mismo tiempo inferior en 30% al cambio real de entonces. Puede admitirse que en aquellos años la relación dólar - dinar era 1:400 respecto al poder adquisitivo. Un grupo de los economistas de la Yugoeslavia actual había propuesto también esa relación.[63]

 

II

De la precedente exposición cabe deducir varias conclusiones sobre el crecimiento del ingreso nacional, el consumo individual, los ingresos personales, etc. Huelga ante todo destacar el relativamente lento crecimiento del ingreso nacional, prescindiendo del consumo, que es tan bajo, si se toma en consideración la alta participación de inversiones. En el período 1947-1959 la participación aproximada de las inversiones netas en el ingreso nacional alcanzado, cerca del 16,0%, mientras en el período de preguerra ese porcentaje importaba el 5,7%. [64]

Sin embargo, la alta participación de las inversiones puede ser espada de doble filo: casi siempre perjudica el consumo, y el consumo bajo, su vez, estanca el crecimiento de la productividad del trabajo, etc., mientras que, en rigor, las inversiones intensivas deberían crear más fuentes de trabajo, y, por ende, más ingreso, más mercadería, etc. Ponderar la relación entre inversiones y consumo es de suma, importancia para todo sistema económico. Por otra parte en nuestro caso, no hay que perder de vista los gastos excesivos de un Estado totalitario y el derroche de los recursos nacionales, libres del control parlamentario.

En síntesis, la causa primaria de ese estado de cosas estriba en las concepciones sociales y políticas del comunismo, que reducen todos los fenómenos económicos a dos dogmas sacrosantos:

a) colectivización de tipo estatal- capitalista, (los comunistas por supuesto, rehusan admitir tal carácter de colectivización);

b) la planificación central integral de la economía nacional, prioridad absoluta al desarrollo de la industria pesada.

De las causas directas podríamos puntualizar las tres más importantes:

A) la errónea política agraria y los consiguientes pérdidas catastróficas registradas en la agricultura;

B) una industrialización forzada y a menudo antieconómica a expensas del nivel de vida y de los demás sectores económicos;

C) la circunstancia de que Croacia después de la guerra fue incorporada a un Estado multinacional y, por ser más desarrollada desde el punto de vista económico que los demás territorios, los recursos creados en Croacia durante el período contemplado fueron trasvasados en buena parte a otras zonas. (Por "otras zonas" entendemos también a Bosnia y Hercegovina, dado que dichas provincias están separadas actualmente de Croacia desde el punto de vista administrativo y político).

A.

"La producción agrícola crecía en el período de posguerra según la tasa promedio algo superior al 3%, lo que es muy poco si se considera que en 1947, año básico, alcanzaba cerca del 70% de la producción agrícola media de preguerra y si se toma en cuenta que el incremento de la población era alrededor del 1,2%. Más aún hasta 1954 la producción agrícola quedó estancada. A partir del 1954 fue progresando, especialmente en 1957-1960, cuando la tasa promedio de aumento se acercó al 9%. Con todo, las mejoras registradas en los últimos años no han compensado las pérdidas sufridas durante el decenio anterior. Por primera vez en 1957 la producción agrícola superó el nivel medio de preguerra. Si a la producción de preguerra asignamos el valor 100, entonces el índice correspondiente al año 1957 es 114. Las mejoras de los últimos años se lograron gracias a una política algo más liberal para con los campesinos y al mismo tiempo mediante inversiones intensificadas en las cooperativas y granjas estatales. Así, de 1956 a 1959 se invirtió en el sector agrícola estatal 42,3 miles de millones bruta, mientras que en el período 1947-1958 esas inversiones importaron 45,2 miles de millones[65]. La producción forzada en el sector nacional no es un indicio seguro del progreso durable, según lo demuestran los resultados en los dos últimos años, cuando las granjas y cooperativas estatales operaban con pérdidas de varios miles de millones, pese a que el Estado les había anticipado y garantizado precios de compra favorables. Los campesinos productores pudieron soportar esos precios. De todos modos, para nuestro análisis tiene valor incluso una estimación aproximada de las pérdidas registradas en la agricultura durante el período objeto del presente estudio. Por falta de datos concernientes a la producción total, tomaremos el ingreso nacional proveniente de la agricultura.

 

EL INGRESO PROMEDIO NACIONAL (según los precios de 1956)

En miles de millones de dinares

Promedio anual

 

Croacia 1919-40

R.P. de Croacia 1947-60

Diferencia

Pérdida Total

Ingreso nacional de agricultura[66]

123,1

106,0

17,1

239,4

Las pérdidas totales en el período de posguerra sumarían, pues, 239,4 miles de millones de dinares, si se toma por pérdida todo lo que no alcanza el nivel de preguerra. Esta, suma representa cerca del 56% de las inversiones brutas en la industria pesada. Las pérdidas reales resultan a buen seguro aún mayores, como ser, el abandono de las mejores posesiones campesinas, casos de descapitalización generalizada en el sector agrícola: privado, etc. La industria no compensó las pérdidas operados en la agricultura, si bien la participación de la industria en el ingreso nacional aumentó considerablemente (en 1960 al 44%). Así y todo, ese aumento por sí no dice nada, debido a la estructura de la producción industrial totalmente inadecuada, especialmente en lo tocante a artículos de consumo. De 1946 a 1959, el índice de la producción de los artículos de consumo se elevó del 104 al 351, lo que es poco en vista del bajo nivel de producción en el año inicial[67]. El índice más seguro es el data citado por Jakov Blazevic en un discurso pronunciado en Zagreb en 1960 y reproducido por el diario Vjesnik del 22- I-1961, según el cual en la actual "República popular de Croacia" el 48% del territorio y el 34% de la población, desde el punto de vista económico están subdesarrollados en relación al nivel de toda la "R.P. de Croacia". La importancia que sigue teniendo la agricultura en la estructura económica de Croacia la comprueba el hecho de que el ingreso nacional decrece en forma relativa, y en algunos años en forma absoluta, siempre que falla la producción agrícola.

B

Como es sabido, el desarrollo de la industria, sobre todo de la pesada, contribuye a la rápida y pujante expansión de un país cualquiera. Sin embargo, tal política de industrialización debe apoyarse tanto en las fuentes naturales como en las posibilidades generales de la economía y de la población, teniendo presente todos los factores limitativos, esto es el nivel del consumo, la disponibilidad de la mano de obra calificada, mercados, etc. Bajo esos y otros supuestos y con la condición de una administración racional, la economía nacional crecerá en volumen y ritmo, tanto más cuanto mayor sea el porcentaje en la industria pesada en relación a las inversiones globales.

Los economistas contemporáneos de distintos países elaboraron métodos detallados y análisis exhaustivos de este crecimiento económico, conocidos bajo el nombre de modelos económicos. Muchos se basan en el modelo elemental de Marx, que divide toda la economía en dos sectores básicos: productos para la producción ulterior (Sector I) y productos para el consumo directo (Sector II). Semejante modelo está todavía vigente en toda la economía planificada de la "R.P. de Croacia" y de toda Yugoeslavia. En este trabajo utilizaremos el conocido modelo del economista indio, profesor Mahalonobis[68].

Según el modelo adjunto, en el Sector I hemos incluido inversiones en la industria pesada e ingreso correspondiente más el 25% de inversiones en el transporte. Lo demás (agricultura, forestación, artesanía, comercio, industria liviana y construcciones) lo hemos insertado en el Sector II. Advertimos que esa clasificación es sumaria y elemental, pero, en la práctica, una división ideal resulta irrealizable. Además, por falta de datos precisos sobre las inversiones netas, tuvimos que tomar en cuenta las inversiones brutas, esto es el producto social y no el ingreso nacional. (El producto social equivale al ingreso nacional más amortización), El porcentaje promedio de amortización en el ingreso nacional fue calculado según la tasa del 11%, en base a las cifras publicadas en el Anuario Estadístico Yugoeslavo de 1960, en Finanzas, Belgrado, 1958, y al porcentaje de amortización en la "república popular" de Croacia de 1952-1957, etc, Según este cálculo, resultan los valores siguientes de los cocientes relevantes del modelo: a = 0,24 ; Lk = 0,4 ; Lc = 0,6 ; Bk = 0,326 ; Bc = 0,333 ; t = 13 (y no 14 por haber tomado el período de maduración de inversiones un año). En consecuencia, los cálculos para inversiones comprenden el período 1947- 1959 y para el ingreso nacional 1948- 1960. La parte de inversiones correspondientes al Sector I alcanzan entonces el 40%, lo que representa una tasa bastante alta en relación al total de las inversiones realizadas en el terreno económico y no económica. De lo que antecede cabe deducir este cuadro:

Producto social potencial y realizado en 1960

Ingreso

En miles de millones (precios 1956)

Indice

Potencial

927

100

Realizado

688

74

Diferencia

-239

-26%

Según surge del cuadro anterior, la diferencia entre el producto realizado y el potencial es muy grande. Se puede explicar de distintas maneras. Primero, que los cocientes aplicados no son reales. Sin embargo, se basan en los datos oficiales. Segundo, que la aplicación del modelo no es correcta. Al respecto, no vemos ningún obstáculo teórica para su aplicación también en las cifras brutas. Tercero, que el modelo en sí es erróneo. Al respecto, debemos hacer notar que dicho modelo sirvió de base para el segundo plan quinquenal de India (a punto de terminarse) y que dio resultados correctos. Por lo tanto, la diferencia ha de buscarse en otro lado, esto es en el mal funcionamiento de la economía croata de posguerra. Ante todo, el modelo del profesor Mahalanabis supone el aprovechamiento integral de la capacidad económica disponible. En la economía croata de posguerra se procedió al revés, derrochando a diestra y siniestra los recursos nacionales. Ese fenómeno es generalizado, trátese de las superficies cultivables, de las plantas industriales viejas o nuevas, o de la red de comunicaciones, etc. Además, los resultados no coinciden incluso por la incesante fluctuación de la producción agropecuaria. Cabe subrayar que esa producción depende tanto, si no más, de otros factores y no sólo de los recursos invertidos[69].

Por último, hemos tomado el lapso de un año como período de activación para todas las inversiones. Desde luego, ese período es corto, pero el período real (según Vojnic y Horvat) oscila entre 3 y 4 años, como promedio para toda la economía, lo que resulta excesivo y deriva de la construcción irracional, larga y costosa de algunos importantes objetos económicos en el período de posguerra. A todo eso súmase muy a menudo la inadecuada ubicación de las plantas industriales, la falta del mercado interno para fábricas grandes, la falta de materias primas nacionales para distintas industrias, lo anticuado de los medios de transporte, etc. Como ejemplo de la ubicación errada se cita a menudo la construcción de la fábrica de aluminio en Strnisce (Eslovenia), debiéndose transportar materia, prima y los productos semielaborados de Sibenik (Dalmacia) - distancia considerable - en lugar de levantar dicha planta en Dalmacia (provincia de Croacia) donde hay bauxita y energía eléctrica, en cantidades más que suficientes. En cambia, en Sisak se edificó una costosa fundición de hierro que funciona con el coque importado y el mineral traído de Vares y Ljubija, cuyo transporte encarece muchísimo la producción. Ejemplos por el estilo hay muchos y no se refieren solamente a las ubicaciones erradas, sino a todos los demás aspectos[70].

Como tercer factor del desarrollo económico insatisfactorio de la Croacia de la posguerra hemos señalado el "trasvasamiento" de los recursos a otras zonas de Yugoeslavia. Nos circunscribimos a apuntar los hechos globales y algunos aspectos de este problema, ya que su estudio a fondo requiere disponer de más informaciones y datos, incluso los de índole confidencial.

Cuando se escribe sobre este problema suele discriminarse las inversiones por zona y habitante. Desde el punto de vista político-económico reviste mayor importancia el porcentaje de las inversiones en los fondos de acumulación totales, formados en la zona respectiva. Como es lógico, lo que se acumula en una zona (esto es, las ganancias una vez descontados gastos y sueldos) se destina, en términos generales, a: 1) inversiones; 2) pago de los gastos estatales. Por cierto, que en estas categorías caben subdivisiones y que una parte vuelve a destinarse al consumo personal, etc. Para nuestra investigación, sin embargo, es substancial averiguar qué parte de la acumulación total de una zona, fue invertida en la misma zona y comparar los resultados obtenidos con los de otras zonas. Estos: resultados arrojan un cuadro bastante real y causan la, tendencia de "trasvasar los recursos" e indican en qué medida una determinada zona contribuye a los gastos del gobierno central, de las fuerzas armadas, del servicio diplomático, etc. De la tabla adjunta resultan las cifras correspondientes al período 1952-1959.

Porcentajes de inversiones brutas en fondos de acumulación republicanos 1952-1959 en miles de millones de dinares - en precios corrientes

República

Acumulación + amortización

Inversiones brutas

Porcentajes inversiones%

Servia
Croacia
Eslovenia
Bosnia-Hercegovina
Macedonia
Montenegro

2325
2028
1455
1022
318
86

1248
780
460
556
217
149

53,7
38,5
31,5
54,4
68,2
173,2

Del cuadro precedente cabe extraer observaciones y conclusiones interesantes. Para nosotros tiene mayor interés la conclusión relativa a los recursos con que se financia mayormente el desarrollo de Bosnia-Herzegovina. Es interesante hacer notar que durante la edificación llamada clave (1952- 1957) en el territorio de la "República Popular de Croacia" fueron construidos únicamente 8 objetos en relación con los noventa construidos en toda Yugoeslavia. Esas plantas fueran levantadas en Zagreb (fundición), Vinodol (hidrocentral), Sisak (fundición de hierro) Razine (aluminio), Zapresic (cerámica), Knin (fábrica de tornillos), Nin (planta salinera) y Sisak (hilandería)[71].

En 1960 se sigue con la misma tendencia, la que, además, se refleja los datas publicados y que se refieren al nuevo plan quinquenal[72].

Inversiones brutas en RFP de Yugoeslavia (en capital fijo, en los recursos económicos y no económicos) en miles de millones de dinares - en precios corrientes

 

Servia

Croacia

Eslovenia

Bosnia y Herze.

Macedonia

Montenegro

Inversiones
Acumulaciones más amortización (enero-noviembre 1960)

357

204

116

108

55

39

Acumulación más amortización (Enero-noviembre 1960)

Según los datos publicados en la prensa diaria - Vjesnik del 21-I-61 y 2-II- 1961 - en el período 1961-1965 se invertirá en Croacia 1994 miles de millones y en Servia 3585 miles de millones de dinares. Esas cifras comprenden las inversiones en el capital circulante, de modo que no se pueden comparar con las series indicadas arriba. Si se comparan los promedios anuales de esas inversiones con el promedio anual del producto social planificado, resulta que en Croacia se invertirá el 45,6% de su producto y en Servia el 59,2%. Calculado por habitante, tenemos que en ese período se invertirá en Servia 462.000 per capita y en Croacia algo, menos, 460.000. Como queda explicado, empero, ese porcentaje no resulta tan relevante como el porcentaje de inversiones en los fondos acumulativos propios.

A la luz de los datos consignados es improbable que se produzca una real descentralización de la economía - tan propagada y comentada últimamente - sino que, por el contrario, se seguirá con el trasvasamiento de los recursos.

Por último, debemos señalar que el presente trabajo adolece de defectos en cuanto a las comparaciones trazadas con el período de preguera y que los análisis de las causas del desarrollo insatisfactorio en la economía distan mucho de ser completos, exhaustivos y detallados. Los análisis no pueden ser exhaustivos sin las debidas consideraciones de índole sociológica y política lo que excede el marco del presente trabajo. Desde el punto de vista económico habría que discriminarlos por sectores y ramas económicos, mientras que nuestra exposición se ha limitado a las categorías macro-económicas, por sernos mucho más fácil el acceso a los datos indispensables.

Respecto a las comparaciones con el período de preguera, las principales deficiencias serían:

a) desigualdad de los períodos comparados; b) aproximación necesaria de tales estimaciones. Si el período de posguerra lo extendiésemos hasta 1968, recurriendo al método de extrapolación, obtendríamos, por supuesto, resultados diferentes. Mas tal investigación sería necesariamente arbitraria, pues nadie sabe lo que pasará en los años venideros. Incluso, las mismas premisas - como la de ceteris paribus - no admitirían semejante extrapolacíón, ya que hay indicios positivos de que el crecimiento económico menguará considerablemente en el período venidero. Primera razón de esa eventualidad es el aporte cada vez más reducido de los créditos foráneos. (A título de ilustración señalamos que no hace mucho - abril 1960 - el Banco Nacional suspendió todos los créditos que no figuran en el plan a causa de las dificultades surgidas en las negociaciones con Inglaterra, Francia, Suiza y el consorcio de los bancos particulares de Alemania Occidental para obtener créditos). Luego débese al saneamiento nada segura de la economía en general, al desajuste en el sector industrial y al mayor desajuste todavía entre la, producción industrial y el desarrollo del mercado, a los medios de transporte, al comercio, etc. Habría que agregar la urgente necesidad de mayores inversiones en la construcción de vivienda y en otros sectores relegados durante años.

En resumen - suponiendo que el régimen político actual se mantendrá - en el próximo período habrá que expiar todos los errores y yerros fatales, tanto teóricos como prácticos, verificados en el desarrollo económico durante los 14 años transcurridos. Si se produjera el cambio del régimen - por vía evolutiva o revolucionaria, no importa mucho - y se restableciera el Estado croata con el régimen democrático, esos mismos problemas heredados abrumarían al nuevo gobierno. Sin embargo, dentro de la libertad nacional e individual, la solución de esos graves problemas sería más fáctible y más humana.

Londres.

 


LOS VALORES EN EL ARTE DE IVAN MESTROVIC

Branimir Anzulovic

En opinión de Rodin "Mestrovic fue el fenómeno más grande entre los escultores" de su tiempo. Alonso Lansford dice por otra parte en su comentario sobre la .exposición de las obras de Mestrovic en el Metropolitan Museum de Nueva York en 1947: "Es singularmente significativo que él es casi unánimemente reverenciado por los escultores americanos de todas las escuelas como uno de los más grandes escultores vivientes".

Sin embargo, este gran escultor que todavía, a la edad de 78 años, sigue trabajando sin ninguna disminución de sus fuerzas creadoras y ocupa el cargo de profesor de escultura en la Universidad de Notre Dame en los EE.UU., no goza de la misma fama de que gozaba en toda Europa desde los comienzos del siglo hasta la segunda guerra mundial. La razón de esta relativa pérdida de popularidad no consiste en una presunta declinación de su capacidad artística sino en el hecho de que el centro de atención del público de hoy lo ocupan los escultores que, como Brancusi, Moore, Lipshitz o Creft, han ido hasta el extremo en las búsquedas formalistas y subjetivistas aun cuando esto signifique la deshumanización de sus obras. Pero ni el entusiasma ni la frialdad del gran público pueden ser considerados un indicio seguro para juzgar el valor de un artista. El mismo interés que Mestrovic suscitaba anteriormente no fue debido siempre a la justa apreciación de los valores esenciales de sus obras sino en parte a la curiosidad por lo nuevo, ya que en las primeras décadas del siglo las formas que él creaba eran tan atrevidas como lo son hoy las obras de los escultores citados.

El hecho de que Mestrovic no haya nunca abandonado la figura humana y los temas tradicionales no significa un estancamiento de su capacidad inventiva sino que es fruto de su fe en el hombre y en los valores fundamentales de nuestra civilización, la fe que lo ha preservado de la desesperación en los momentos más difíciles de su vida.

A la fuerza de esa fe han contribuido indudablemente las condiciones en que ha vivido su infancia; sus padres eran campesinos y habitaban en una región donde la pobreza del suelo obliga a una vida dura y sacrificada pero al mismo tiempo crea caracteres fuertes y resistentes. Y así como sus antepasados luchaban contra una naturaleza adversa y contra los invasores de Oriente, Ivan Mestrovic es un luchador tenaz por los ideales de la libertad y la dignidad humana, rasgo que determina tanto su actividad artística como política. Es por eso que en su arte el exquisito sentido de la forma, el perfecto dominio de la técnica y el conocimiento de los materiales han estado siempre dirigidos a la creación de formas que junto a su alto valor estético tengan un no menor valor espiritual y puedan orientar al hombre en la vida presentándole ideales y ejemplos que deberían guiarlo.

Sin menospreciar el valor puramente estético del arte abstracto que no tiene por qué ser menor al del arte "comprometido", puede decirse que los artistas que se limitan a la creación de formas bellas constituyendo un dominio de lo estético separado de las demás esferas de la vida, renuncian a ese deber social y profundamente humano de todo artista. La mayor parte de la producción artística cultural representa un escape no tanto de la realidad como de esa responsabilidad social y humano del artista. Es una posición cómoda la de encerrarse en su taller como en una torre de marfil y crear formas que aparte de su belleza no poseen nada o, en el mejor caso, un simbolismo tan vago que no logra evadirse del hermetismo subjetivista.

Sería absurdo, sin embargo, obligar a los artistas a atenerse a una problemática política, social o religiosa. Esta práctica ha llevado en los regímenes totalitarios a una extrema degradación del arte. El hecho es que la mayoría de los artistas contemporáneos han perdido la fe en el hombre y en Dios, de manera que su arte se convierte para ellos en una religión. Desde la posición de tales artistas la actitud de Mestrovic representa un anacronismo. Pero si consideramos que el valor y la vitalidad de una civilización no son independientes - de la actitud de los individuos que participan en ella sino que, por el contrario, dependen de la energía con que cada individuo reafirma en cada momento los ideales que inspiran a la civilización, entonces únicamente una actitud como la de Mestrovic puede ser el camino a la solución de la crisis actual de la cultura. La actitud opuesta significa el pesimismo y el fatalismo que facilita el trabajo a las fuerzas destructoras. Aun admitiendo que nos hallamos en el período de formación de una nueva civilización, eso no cambia nada porque una nueva civilización no se crea en el vacío, sino que conserva los elementos más valiosos de la precedente.

Es así, paradójicamente, que la causa que había alejado a Mestrovic del naturalismo predominante hacia 1900 es la misma que hace que hoy sea un escultor relativamente conservador. Esa causa es la insistencia en los símbolos y los valores, frente al interés exclusivo por lo individual en el primer caso, y a la desaparición del individuo (paralela a la desaparición de los ideales que debieran guiarlo) en el otro.

Esta insistencia de Mestrovic en los valores religiosos, éticos y sociales hace que su arte sea afín no con el arte de las épocas clásicas, sino con el de las épocas arcáicas: con el arte asirio, egipcio, cretense, griego anterior a la época de Pericles, el románico y el gótico de la Edad Media. Porque en las obras de Mestrovic, lo mismo que en el arte de esas épocas lo universal predomina sobre lo individual, la expresión de los ideales colectivos y trascendentes sobre la expresión de los estados subjetivos individuales. Para la actitud psíquica que se revela en tales obras, los ideales son mucho más importantes y más interesantes que la introspección. Lo que no quiere decir que en las obras de Mestrovic no encontremos a menudo una individualización muy precisa de los personajes, ni que él desprecie al individuo; todo lo contrario, la afirmación del valor de cada individuo es una afirmación fundamental del Occidente que Mestrovic comparte plenamente. Pero en su arte esos individuos no flotan en el vacío del solipsismo sino que los ideales que los inspiran dan sentido y dirección a sus actos y emociones. Es la fe que da tanto a Mestrovic como a sus personajes la fuerza de resistir en la soledad y la desesperación, y el mejor símbolo de ese hecho es la figura de Job, una de sus realizaciones más grandes:

Otro rasgo característico de Mestrovic que le es común con las épocas mencionadas es la preocupación por la concepción de sus obras dentro de un determinado conjunto arquitectónico. Esta preocupación ha determinado que Mestrovic haya creado varios conjuntos arquitectónicos- escultóricos. Porque la ubicación de una escultura en un conjunto arquitectónico corresponde a la ubicación del individuo en el mundo a través de un sistema de ideas que se denomina, cosmovisión o Weltanschaung, mientras que las esculturas concebidas sin saber dónde van a ser ubicadas simbolizan al individuo que se siente arrojado en el mundo sin su voluntad y movido por circunstancias que no puede controlar.

El primero de esos conjuntos arquitectónico-escultóricos ideados por Mestrovic fue el templo de Kosovo, inspirado en los mitos nacidos de la lucha de los eslavos contra los turcos en los Balcanes. Mestrovic pronto abandonó esta temática, y los conjuntos que hizo después fueron principalmente iglesias y capillas votivas. Esto podría considerarse como una transición de lo patriótico a lo religioso, pero en realidad, al mismo tiempo que es una afirmación de lo religioso es también una definición de su actitud política y nacional.

Porque la mitología que Mestrovic quiso realzar en su templo de Kosovo es periférica a la tradición nacional croata, La tradición esencialmente croata referente a la lucha contra los turcos es la tradición de resistencia, dura y sangrienta, pero exitosa, mientras que la mitología de Kosovo ha nacido de una derrota[73]. Ahora bien, si una derrota se prolonga durante siglos, eso igual que la derrota misma, se debe a una insuficiente voluntad de resistir. La caída de Bosnia, por ejemplo, se debió principalmente a la presencia de la secta maniquea de los patarenos o bogomili que, enemigos tanto del occidente católico como del oriente ortodoxo, no ofrecieron la más mínima resistencia a los turcos. La caída de Servia se debió a que el sistema bizantino césaropapista había aislado a ese país y no inspiraba a sus habitantes mucho entusiasmo de luchar por él. La parte occidental y septentrional de Croacia, en cambio, estaba fuertemente ligada, con lazos tanto espirituales como militares, al Occidente, y eso le dió la voluntad y el poder de resistir.

En cuanto la mitología de Kosovo tuvo cierta resonancia entre los croatas, eso se debe a que la zona, en la cual nacieron esas epopeyas estaba alejada tanto de Bizancio como de Roma, así que allí no se había desarrollado la conciencia nacional de ninguno de los dos pueblos, ya que la constitución de los servios y los croatas como dos naciones distintas fue condicionada por su afiliación a dos culturas y dos confesiones distintas.

Tomar esos mitos como símbolo de la unidad de los dos pueblos significa entonces pretender la vuelta a la unidad en la barbarie o la aniquilación de una de las dos tradiciones culturales.

Mestrovic se dio pronto cuenta de este dilema y con la honestidad que lo caracteriza abandonó ese sueño destinado a fracasar. Pero aun antes de que él hubiera entendido la trágica contradicción de su ideal, ella se había manifestado en la falta de armonía del templo mismo, quizá la única obra suya que carece de unidad y espontaneidad.

Por todas estas razones la insistencia en los temas cristianos en la obra posterior de Mestrovic es al mismo tiempo la afirmación de los valores universales del amor y de la libertad, y la afirmación de su nacionalidad que es una conjunción de esos ideales con un idioma particular. En cuanto a las figuras de Mestrovic, ellas en ningún momento han perdido su vigor y energía. El cambio operado después de haberse desvanecido sus sueños juveniles consistió sólo en la purificación de los ideales al servicio de los cuales está esa energía. El proceso de purificación fue extraordinariamente rápido; ya entre las primeras obras encontramos, al lado de ocasionales muestras de simpatía por una fuerza elemental, obras maduras que plantean el problema del destino y enseñan los grandes principios de amor y de sacrificio. La lucha contra el mal se libró para Mestrovic posteriormente cada vez más en el campo del espíritu, contra la debilidad inherente a cada hombre.

Esta síntesis de supremos valores morales con una igualmente alta calidad artística es lo que caracteriza la obra de Ivan Mestrovic quien bajo ese doble aspecto sigue siendo el fenómeno más grande entre los escultores contemporáneos.

Buenos Aires.

 

 


DOCUMENTOS

POLÍTICA DE OPRESIÓN NACIONAL EN LA YUGOESLAVIA COMUNISTA

Ya que los organizadores de la Conferencia de los países "no comprometidos, que tuvo lugar en Belgrado a los comienzos del mes de septiembre último, informaron previamente que podrán participar en la Conferencia tan solo los países que apoyan incondicionalmente la lucha por la liberación nacional de los pueblos oprimidos el Instituto Croata Latinoamericano de Cultura, constituido en Buenos Aires con el fin de estudiar la realidad actual de Croacia, había redactado y enviado a las cancillerías de los países participantes un Memorándum sobre la política de opresión nacional en la República Popular Federal de Yugoeslavia. El memorándum ha sido acompañado con una carta en la cual se ha señalado que los países participantes al aceptar como sede de la conferencia la capital de un país que practica una despiadada política de la opresión nacional se iban a encontrar en una posición moralmente insostenible si no prestan atención a los sufrimientos de los pueblos de Yugoeslavia, nacionalmente oprimidos.

A continuación transcribimos los puntos salientes del precitado memorándum, tanto más en cuanto corroboran los conceptos de nuestro articulo sobre Tito y Castro, sembradores de la cizaña del neutralismo prosoviético.

Yugoeslavia, al igual que la Unión Soviética, puede alardear de ser un adalid contra el colonialismo y por la liberación y autodeterminación de todos los pueblos sojuzgados, debido únicamente a que hasta ahora se presumía que en Europa, después de la primera guerra mundial, todos los pueblos sometidos habían recuperado su libertad nacional mediante la aplicación del derecho de autodeterminación. En el presente memorándum, en forma documental señalaremos ciertos hechos que son mentís rotundo de tales premisas, en lo que concierne a Yugoeslavia.

Debido únicamente al desconocimiento de las verdaderas relaciones dentro de la Yugoeslavia actual - que practica idéntico tipo de imperialismo y colonialismo que la Unión Soviética, en escala menor, por supuesto- , puede ocurrir que Yugoeslavia figure entre los países no comprometidos. Los países no comprometidos, según la definición de la Comisión Preparatoria dada a Conocer a mediados de junio último, en el Cairo, no deben contraer obligaciones de carácter político-militar con ninguno de los dos bloques antagónicos y a la vez deben apoyar los movimientos de liberación nacional y exigir el derecho de autodeterminación para todos los pueblos subyugados. Gracias únicamente a que todavía siguen ocultando con habilidad su papel protector del imperialismo enano de Servia contra los demás pueblos de Yugoeslavia, los dirigentes comunistas yugoeslavos pueden exhibirse como presuntos adalides contra la opresión nacional y, en sus frecuentes visitas a los países afro-asiáticos, erguirse como protectores de los países recientemente liberados. Por todo ello, los gobiernos y los delegados de aquellos países, que luchan sinceramente por los derechos nacionales y por la libertad de todos los pueblos sometidos, tienen sumo interés en conocer la verdad sobre las relaciones nacionales dentro de Yugoeslavia y sobre las relaciones de ese país con sus vecinos.

YUGOESLAVIA - MODERNO IMPERIO SERVIO

Yugoeslavia no es un Estado nacional sino plurinacional, creado después de la primera guerra mundial en un excepcional clima internacional favorable al nacionalismo servio. Ese nacionalismo vale en principio tanto como cualquier otro, con la reserva de que se formó en la tradición del imperialismo medieval servio. El gobernante servio Esteban Dusan el Poderoso, en 1346, arrogóse el título de "emperador y autócrata de los servios, griegos y búlgaros". Dusan ambicionaba sacar provecho de la decadencia de Bizancio, conquistar a Constantinopla y reemplazar a Basileus. Su reino comprendía la Servia medieval, Macedonia, Duklia (hoy Montenegro), Albania, Epiro y Tesalia. Ese imperio servio fue efímero mas su recuerdo se grabó fuertemente en la memoria de los servios, perduró siglos y recién en la época moderna, cristalizó los rasgos peculiares del nacionalismo contemporáneo servio, agresivo y codicioso de territorios nacionalmente ajenos.

Servia se ensanchó apenas durante las Guerras Balcánicas (1912-1913) al anexar (los servios dicen "liberar") la mayor parte de Macedonia y gran porción del territorio albanés, la región de Kosovo y Metohija. Pese a que los servios representan en Macedonia sólo el 2,5% de la población (datos estadísticos oficiales de 1948), Macedonia fue declarada "Servia meridional". En Kosovo y Metohija la mayoría de la población es albanesa, de modo que en Servia vive casi la mitad de los albaneses en vecindad directa con su Estado nacional. No obstante todos esos hechos, los nacionalistas servios siguen denominando esa región "Vieja Servia", en razón de que en la Edad Media, al parecer, los servios constituían allí la mayoría de la población.

Sin embargo, la nueva, inesperada y extensa ampliación de Servia tuvo lugar en 1918 con la incorporación de Croacia, ex reino asociado con AustroHungría, de Eslovenia y del reino de Montenegro, independiente hasta aquel entonces. Voivodina, ex Hungría meridional. fue también anexada en 1918 a Servia, aunque la mayoría de sus habitantes fuesen alemanes, húngaros y croatas.

Como se sabe, Austro-Hungría fue desmembrada por ser una comunidad nacional, en virtud del principio nacional, por el que cada pueblo debe realizar su propio Estado, mientras que las minorías quedarían integradas en los respectivos Estados nacionales. Por eso, cuando Croacia, Eslovenia y otras regiones fueron incorporadas a Servia, se sostenía la tesis de que se trataba de la "liberación y unificación de un pueblo indivisible que lleva tres nombres". De ahí la denominación del nuevo Estado: Reino de los Servios, Croatas y Eslovenos, que por sí misma acusa el carácter multinacional del nuevo Estado. Ese nombre era válido hasta 1929 y reconocido por todas las naciones. Por decreto del rey Alejandro I de la dinastía servia Karageorgevic, fue cambiado por el de Reino de Yugoeslavia. El rey había suprimido al mismo tiempo la constitución, prohibido los partidos políticos, nombres y símbolos nacionales, montando un régimen dictatorial, apoyado por el ejército en manos de los servios. Para colmo, el rey había decretado que los croatas, eslovenos, montenegrinos y macedonios no son individualidades histórico-políticas aparte, sino "tribus" del supuesto pueblo yugoeslavo. El nombre servio y los símbolos nacionales servios fueron mantenidos por la Iglesia nacional servia, mientras que los católicos y los musulmanes tuvieron que izar la bandera oficial en lugar de sus banderas nacionales. Quienes osaron desafiar esas medidas represivas afirmando, por ejemplo, que los croatas son un pueblo inconfundible, con una ininterrumpida tradición histórica, estatal y cultural de más de mil doscientos años y que, de conformidad con el principio nacional y el derecho de autodeterminación, pueden postular la restitución de su Estado, borrado del mapa en 1918 en forma violenta e ilegítima, fueron perseguidos por crimen de alta traición, encarcelados o asesinados alevosamente por los entes de la policía política. La tesis oficial era que Yugoeslavia había pasado por el proceso análogo a la unificación de Italia o Alemania en el siglo pasado. A Servia se le atribuía el papel de Prusia o del Piemonte, respectivamente.

De ese modo, con métodos fraudulentos y violentos, fue implantado el moderno imperio servio. El principio nacional quedó desvirtuado so pretexto de que todos los pueblos yugoeslavos constituyen una unidad nacional. Sin embargo de esa misión "libertadora" de Servia quedó deliberadamente excluida Bulgaria, si bien los búlgaros hablan un idioma eslavo, son vecinas inmediatos de Servia y por sus tradiciones religiosas y culturales mucho más afines a los servios que los croatas de religión católica e islámica o los eslovenos católicos. Se omitió a Bulgaria en razón de que en la Yugoeslavia (Sureslavia) así restringida, Servia representaría tan sólo la cuarta parte de la población total. (Según la estadística oficial de Yugoeslavia, edición de 1948, Servia tenía 4.136.934 habitantes, o sea el 26,2% de la población total). En un Estado yugoeslavo que incluyera a Bulgaria, Servia no hubiera podido, en ningún caso ejercer la hegemonía política. Por otro lado, los macedonios son tan afines a los búlgaros que acaso la mayoría se identifica desde el punto de vista nacional con ellos, mientras que todos, sin excepción, anhelan realizar la unificación de Macedonia, vinculándose con Bulgaria, poseedora de la Macedonia de Pirin.

Yugoeslavia, pues tal como fue creada en 1918 y reconstituida en 1946, incluye varios pueblos sureslavos. Hoy se reconoce oficialmente que cinco "repúblicas populares" - Servia, Croacia, Eslovenia, Macedonia y Montenegro acusan carácter nacional, mientras la "república popular de Bosnia y Herzegovina" seria un territorio mixto en el sentido nacional.

Además, Yugoeslavia heredó de Servia muchos problemas espinosos debido a la anexión forzada de importantes territorios étnicamente ajenos.

Entre Servia y Bulgaria se arrastra desde 1913 una abierta hostilidad por la incorporación de Macedonia a Servia. Tal fue la causa de entre conflictos bélicos entre Sofía y Belgrado.

Los servios impidieron la unión del pueblo albanés al anexar las regiones en las que vive casi la mitad de todos los albaneses.

Servia, de añadidura, anexó Voivodina, región que tenía mayoría alemana, húngara y croata.

Por las razones expuestas, los croatas no podrían solidarizarse con los servios en la defensa de tales fronteras, que constituyen un peligro latente para la paz y una violación de las derechos de los pueblos balcánicos y centroeuropeos. Con todos esos pueblos, los croatas desean vivir en paz y amistad.

Semejante política imperialista y aventurera pudo inaugurarse y mantenerse únicamente con mistificaciones y medios violentos. Yugoeslavia, aunque creada con la invocación de los principios democráticos y con el respaldo de 'las potencias democráticas vencedoras en la primera guerra mundial, en el período entre las dos guerras no pudo ser gobernada democráticamente. Tampoco lo puede ser hoy día prescindiendo de las "democracias populares". Semejante Estado no puede ser patria de pueblos libres.

 

STALIN Y TITO PRIMERO CENSURARON EL IMPERIALISMO SERVIO...

Se podría decir que la actitud de la Unión Soviética y por extensión del Partido Comunista Yugoeslavo para con la política de los gobiernos panservios entre las dos guerras mundiales fue negativa. No sólo para con el régimen sino en cuanto al mismo Estado. Igual que los bolcheviques en la Rusia zarista, los comunistas yugoeslavos sostenían que el Reino de Yugoeslavia era "una cárcel de los pueblos" y, según la definición de Tito, "el país más típico de la opresión nacional en Europa" (Ver: "La lucha por la liberación de Yugoeslavia", p. 132).

El Partido Comunista Yugoeslavo reunido en el II Congreso, en junio 1920 resolvió "defender la unidad nacional" de Yugoeslavia. En el V Plenario del Comité Ejecutivo del Comintern, reunido en Moscú en 1925, habló Stalin invocando el criterio leninista, según el cual la lucha por la liberación nacional está en conexión indisoluble con el problema general de la revolución proletaria, como una parte del problema del triunfo de la dictadura del proletariado. Censuró a los dirigentes comunistas yugoeslavos por haber subestimado el importante movimiento popular por la independencia entre los croatas y eslovenos". Los comunistas en Yugoeslavia deben sostener el derecho de las nacionalidades a la autodeterminación, es decir, el derecho de cada nacionalidad a separarse y a llevar una existencia estatal independiente (Ver: Bolsevik, Nro. 7 del 15/4/1925). Cuando luego el servio Sima Markovic entonces Secretario General del Partido Comunista Yugoeslavo trató de reducir el alcance de estos criterios dispares, Stalin, en un artículo ad hoc (Bolsevik, Nro. 11-12 del 30/4/1925) desmintió rotundamente sus alegatos. Luego Markovic fue destituido como secretario del partido.

En qué consiste - pregunta Stalin - la esencia del problema nacional en los momentos presentes cuando dicho problema se ha convertido, de problema estatal interno y de carácter local, en un problema mundial, en el problema de la lucha de las colonias y países dependientes contra el imperialismo? La esencia del problema á nacional consiste en los momentos presentes en la lucha de las masas populares de las colonias y países dependientes contra la explotación financiera, el sojuzgamiento político y la despersonalización cultural de estas colonias y de estas nacionalidades por parte de la burguesía imperialista de la nacionalidad dominante". Stalin advierte que el mismo Estado yugoeslavo se ha formado como resultado de la colisión entre las dos coaliciones imperialistas fundamentales" y que las actuales fronteras del Estado yugoeslavo, fronteras creadas como resultado de guerras y violencias, no pueden convertirse en punto de partida y en base legal de la solución del problema nacional.

Por eso, el problema de autodeterminación y de separación de los pueblos sojuzgados en Yugoeslavia no puede tomarse como un problema académico, sino de actualidad práctica.

El Partido Comunista Yugoeslavo fue luego reorganizado, según las instrucciones del Comintern, sobre la base de las secciones nacionales y acto continuo se constituyó el Partido Comunista de Croacia. Haciendo hincapié en el derecho de separación de los pueblos sometidos en Yugoeslavia, los comunistas querían captar las simpatías de las masas y al mismo tiempo debilitar el Estado Yugoeslavo creado por las potencias vencedoras para servir de piedra angular de un sistema en función de "cordón sanitario" contra la expansión soviética.

Esa actitud radicalmente antiyugoeslava se vio modificada luego cuando estando Hitler en el poder, la Unión Soviética trataba de aliarse con Francia, protectora principal de Yugoeslavia, y procuraba estructurar, dentro de la Sociedad de las Naciones, un sistema de lo que se llamó la "seguridad colectiva". Al mismo tiempo en Europa propugnaba las coaliciones con los socialistas y liberales, llamadas Frente Popular.

Sin embargo ese viraje soviético con respecto a Yugoeslavia se operó con suma cautela. Si bien los comunistas se sintieron decepcionados por haber fracasado en la conquista de las masas croatas, pues como repetidas veces se constató en las reuniones del Comintern, los croatas habían organizado, bajo la jefatura de Esteban Radic, un movimiento propio de liberación nacional, procedieron con circunspección. En los años críticos, el Partido Campesino Croata fue, en efecto, el único movimiento democrático de volumen en Yugoeslavia en franca oposición a los gobiernos dictatoriales panservios.

José Broz Tito incluso después del conflicto entre Moscú y Belgrado en el V Congreso del Partido Comunista Yugoeslavo, celebrado en 1948, criticó acerbamente a aquellos comunistas que después de la primera guerra mundial abogaban por la "llamada unidad de los servios, croatas y eslovenos en la Yugoeslavia de Versalles, políticamente desorganizada". En su informe político presentado ante el Comité Central del Partido, José Broz Tito (citas extraídas de la edición oficial publicada en Belgrado en 1948), destacó que "tan pronto se hubo constituido el Estado de los servios, croatas y eslovenos en 1918-20, se vio con claridad que en dicho Estado, cargado con muchos antagonismos, impuestos dentro de la hegemonía panservia por la dinastía de los Karageorgevic y por el gobierno burgués, dichos contrastes se agudizaron desde el principio. Uno de los elementos principales de esa intensificación fue el problema nacional no solucionado, ignorado totalmente por la camarilla gobernante que se aferraba tenazmente a la fórmula: "un pueblo con tres nombres", es decir que los servios, los croatas y los eslovenos constituían un pueblo indiviso, pasando por encima de los macedonios y los montenegrinos. La unificación de los servios, croatas y eslovenos se operó en 1918 mediante una asistencia eficaz de las victoriosas tropas servias y francesas, que invadieron Croacia, Eslovenia y Montenegro para asegurar a la burguesía servia una posición dirigente, aunque ni en Croacia ni en Eslovenia había un sólo soldado austríaco o alemán".

"En Montenegro y en Croacia - continúa Tito - se produjo una fuerte oposición a esa unión nacional; esa oposición fue ahogada en sangre y fuego tanto en Montenegro como en Croacia. Esta, pues, fue la misión de las tropas francesas y servias en las regiones recientemente anexadas". Los comicios para las constituyentes fueron celebrados "bajo el terror" y la nueva constitución, promulgada con la ausencia de los diputados croatas, "sancionó las concepciones de los hegemonistas panservios". El sistema centralista negaba que existiese el problema nacional en el Estado recién creado", de modo que con "eso fueron creados los elementos para agudos conflictos que tendrían lugar en el futuro en torno del mismo problema".

Los círculos granservios y la monarquía servia prescindían de todos esos factores, iratando de resolver el problema nacional con medidas violentas. "En vista de todo eso - dice Tito--, el conflicto, en lugar de disminuir, se agudizaba continuamente, a tal punto que un diputado servio, partidario del régimen, Punisa Racic, disparó su revólver matando a los diputados (croatas) Pablo Radic y Jorge Basaricek, mientras que Esteban Radic (el líder croata), quien luego murió a causa de las heridas, y los diputados Pernar y Grandja, quedaron gravemente heridos. Ese crimen cometido en el parlamento, organizado por los reaccionarios allegados al rey y con eI consentimiento del rey, provocó luchas callejeras en Zagreb (capital de Croacia) y suscitó profundo malestar en otras partes del país. Perdiendo la posibilidad de seguir disfrazándose con el manto democrático, el rey Alejandro pisoteó la constitución, suprimió la constitución de San Vito, disolvió el parlamento y proclamó su dictadura monarco- fascista. Así terminó un período de una democracia falaz, se inició el período de abiertos métodos dictatoriales, de la más brutal opresión nacional y explotación social de los pueblos de Yugoeslavia.

Un país, creado en nombre del principio nacional y del derecho de autodeterminación, que resultó ser su negación rotunda, tuvo que disgregarse y se disgregará cada vez que medie un conflicto externo. Durante la última guerra, Edward Hallet Carr, reconocida autoridad británica en los problemas nacionales, escribió can acierto en su obra: "¿Nacionalismo... y después?":

"El arreglo de la primera guerra mundial no puede de modo alguno considerarse como final y definitivo. La national self-determination llegó a ser una invitación permanente a la secesión. El movimiento que desmembró a Austro- Hungría y creó a Yugoeslavia y Checoeslovaquia tuvo que ser seguido por los movimientos para el desmembramiento de Yugoeslavia y Checoeslovaquia. Habiendo sido aceptadas las premisas del nacionalismo, su evolución era natural y legítima, sin que haya sido posible ponerle término".

La constitución de la república eslovaca en 1939 y el restablecimiento del Estado croata en 1941, como asimismo la reintegración a Bulgaria, Albania y Hungría de los territorios anexados antes por Servia, implicaban una evolución política concordante con el principio nacional y con el derecho de autodeterminación. La anulación de dichos actos en 1945 mediante la restauración de Checoeslovaquia y Yugoeslavia implicaría, en rigor, la lesión de dichos principios y derechos. Se trata, pues, de un proceso político retrocesivo, cargado con un cúmulo de problemas y nocivo tanto a los intereses de los pueblos involucrados como a los intereses de otros países, especialmente para los que posibilitaron y siguen manteniendo tal arreglo anormal.

El colapso de la Yugoeslavia monárquica sobrevino estando todavía en vigencia el pacto Ribbentropp-Molotov de 1939. Si bien ya a fines de 1940 había tirantez entre Moscú y Berlín a causa de los intereses encontrados en la zona balcánica, los comunistas seguían todavía con cierta simpatía las victorias del Tercer Reich. Por lo cual no hubo una reacción unánime entre los comunistas yugoeslavos con motivo del golpe de Estado de marzo de 1941. Mientras los comunistas servios apoyaron con entusiasmo la defensa de Yugoeslavia, los comunistas no servios no dejaron de considerar a Yugoeslavia como una cárcel de los pueblos", lo que, en efecto, era.

Por eso, los comunistas croatas y macedonios consideraron el colapso de Yugoeslavia con cierta satisfacción. Es verdad que el cambio del régimen no los favorecía, por cuanto seguían actuando en la ilegalidad, pero tuvieron que reconocer que la nueva situación significaba la realización del derecho de autodeterminación y separación de los pueblos y minorías subyugadas. Los comunistas macedonios se adhirieron al partido comunista búlgaro, que los afilió como la cosa más natural, Cuando Draza Mihailavic organizó la guerra nacionalista servia con objeto de restaurar la Yugoeslavia, muchos de los comunistas, sobre todo los macedonios y croatas, calificaron esa lucha de nociva y reaccionaria.

Los comunistas desataron la guerrilla a invitación soviética, más no estaban todos conformes con el programa oficial del Partido Comunista yugoeslavo de que habría que luchar no sólo para aliviar a la Unión Soviética, agredida por Hitler sino también por el restablecimiento de Yugoeslavia. Opinaban que era difícil convencer a los croatas, macedonios, albaneses y otros grupos antes sometidos, que la restauración de Yugoeslavia significaba "la liberación nacional". Esos slogans podían tener eco únicamente entre los servios, quienes con el desmembramiento de Yugoeslavia, de hecho Servia ampliada, habían perdido sus colonias y aspiraban a recuperarlas. Por esa causa los dirigentes comunistas tuvieron que limar muchas asperezas antes de conseguir la disciplina dentro de sus filas. Así y todo, las guerrillas de los partidarios, conforme ellos mismos lo reconocen, hallaron su apoyo principal entre los servios, cobrando así su lucha carácter nacional servio.

José Broz Tito admite en el informe político citado precedentemente que existían dificultades, mas trata de aminorar su alcance. Entre otras cosas recalca que en Macedonia, debido a la oposición de los jefes comunistas no era posible "en los primeros años de guerra organizar un levantamiento armado... pues en su opinión Macedonia no estaba ocupada sino liberada por las tropas del rey Boris, mientras que las tropas alemanas jugaron "un papel positivo", ya que contribuyeron a la "liberación" de Macedonia". El mismo Stalin tuvo que mediar en el conflicto entre los comunistas búlgaros y servios, dictando para Macedonia una especie de condominio que perduró hasta 1948.

En el mismo informe, José Broz Tito acusó también a los comunistas croatas particularmente al miembro del Comité Central del Partido Comunista Yugoeslavo, Andrija Hebrang, de haber asumido una posición incorrecta hacia la minoría servia en Croacia, que se había solidarizado con Mihailovic general nacionalista servio cuyo programa era restablecer a la Yugoeslavia monárquica y eliminar al Estado croata, Con respecto a Hebrang y sus partidarios, Tito dijo que "estaban por el debilitamiento de la vinculación de Croacia con Yugoeslavia" (Servia) y que "en ellos se notaba en cada paso de cada día su separatismo nacionalista croata". Hebrang, mientras Tito lanzaba esas acusaciones, se hallaba ya encarcelado. Siendo un destacado miembro del Comité Central del partido comunista, ocupaba importantes cargos partidarios y gubernamentales hasta el conflicto Belgrado-Moscú, No lo eliminaron antes por cuanto Moscú no aprobaba totalmente el chovinismo servio, si bien en principio consintió la restauración de Yugoeslvia. Por esa razón Hebrang, terminada la guerra, pudo censurar entre bastidores el chovinismo servio, protestar contra la fijación de las fronteras en perjuicio de Croacia y contra la matanza en masa de los soldados croatas fuera del combate. Rankovic, servio, jefe de la policía política, justificaba esas medidas como represalias contra los remanentes fascistas. Hebrang le replicó hasta en el parlamento que en primer lugar se trataba del exterminio de los patriotas croatas.

Durante la guerra, Moscú aceptó el programa de restablecer a Yugoeslavia, considerando que en aquella situación las más descontentos eran los servios y que su combatividad se podía explotar únicamente prometiéndoles el resurgimiento de Yugoeslavia. Al mismo tiempo se procuraba apaciguar a los pueblos y minorías subyugados en Yugoeslavia prometiéndoles una estructura federal después de la "liberación".

¿COMO SE CONCULCARON LOS DERECHOS DE AUTODETERMINACION EN CROACIA, MACEDONIA Y ESLOVENIA?

Según quedó dicho, los comunistas croatas y macedonios no aprobaban el programa de los comunistas servios tendiente durante la última guerra al restablecimiento de Yugoeslavia sobre la base federal. Al desmoronarse Yugoeslavia en abril de 1941, Stalin expulsó al embajador yugoeslavo y en un comunicado, transmitido por Tass, dio a entender que reconocía la situación creada.

Pero cuando Hitler agredió a los Soviéticos y en vista de la hegemonía análoga que ejercen Servia y Rusia sobre otras nacionalidades, no les fue difícil a los comunistas servios persuadir a Stalin sobre las ventajas de una Yugoeslavia restaurada y estructurada según el modelo soviético que aseguraría a la Unión Soviética una salida al Adriática a través del territorio croata. Restaurada Yugoeslavia después de la guerra como un Estado comunista, con infracción a lo acordado en Yalta entre Stalin, Roosevelt y Churchill, el 31/1/1946 se promulgó la constitución, copia fiel de la constitución soviética de 1936. Su primer artículo reza: "La República Federal Popular de Yugoeslavia es un Estado popular federal de forma republicana, una comunidad de pueblos igualitarios que, ateniéndose al derecho de autodeterminación, incluyendo el derecho de separación, expresaron su voluntad de vivir mancomunados, en el Estado Federal".

Dado que el federalismo en un país, gobernado en forma exclusiva y centralista por el partido comunista, es mera formalidad, la única diferencia es que en la Yugoeslavia actual no se oculta su carácter multinacional como se ocultaba en la monárquica. Por eso, al igual que en la URSS y Checoeslavaquia, también en Yugoeslavia hay un pueblo dominante, es decir el ruso, el checo y el servio, respectivamente. Los integrantes de los restantes pueblos y minorías siguen siendo ciudadanos de segunda categoría.

La discriminación nacional en Yugoeslavia se presenta en forma más drástica que en la URSS y Checoeslovaquia, países éstas de civilización homogénea, donde los grupos étnicos dominantes forman la mayoría o casi mayoría de la población total (rusos y checos, respectivamente), superando por su desarrollo cultural y económico a los demás grupos étnicos. En Yugoeslavia la situación es al revés, ya que es un Estado heterogéneo en el aspecto cultural y religioso; el grupo étnico dominante (Servia) representa la cuarta parte de la población total y por la causa de la plurisecular dominación turca acusa un evidente atraso cultural y económico en comparación con Eslovenia y Croacia, víctimas hoy día de la hegemonía servia y la explotación colonialista.

En lo referente a la aserción contenida en el citado artículo de la constitución yugoeslava sobre la supuesta aplicación del derecho de autodeterminación en Yugoeslavia y la renuncia a separarse, huelga destacar que Yugoeslavia fue restablecida por las armas y medidas terroristas. En ese clima los comunistas convocaron a comicios para las constituyentes, admitiendo una lista única y eliminando toda oposición.

Si bien una parte de la población combatió en las filas de los guerrilleros partisanos, eso no implica que todos ellos deseaban implantar un régimen comunista o restaurar a Yugoeslavia. Además los croatas, macedonios y miembros de otros grupos étnicos, según admiten los mismos comunistas, no se plegaron al movimiento insurreccional. Las tropas de los partisanos estaban compuestas en su gran mayoría por servios.

Por otra parte, los comunistas obligaban a entrar en sus filas sirviéndose de las represalias que tomaban los alemanes contra la población, represalias a menudo provocadas intencionalmente, y en la última fase de la guerra decretaron la movilización obligatoria en los territorios que dominaban. Contaban, además, con la abundante ayuda de los aliados occidentales.

Así y todo, la guerrilla de los partisanos estaba a punto de desaparecer en 1944. Tito se salvó fugándose en un avión inglés y se quedó en la isla Vis hasta que a fines del mismo año los contingentes del Ejército Rojo irrumpieron en Servia, conquistando Belgrado y allí instalaron al gobierno comunista.

En el ya citado informe político, es decir después del entredicho Moscú- Belgrado, Tito elogiaba aún el aporte del Ejército Rojo en la "liberación" de Yugoeslavia, si bien actualmente afirma todo lo contrario. Citamos sus textuales palabras:

"En el otoño del 1944, en su magnífico avance, persiguiendo a las hordas derrotadas de Hitler, llegó a nuestras fronteras el heroico Ejército Rojo... El heroico Ejército Rojo nos ayudó a liberar a Belgrado, Servia Oriental y Voivodina. Eso era gran ayuda para nosotros, lo mismo que la ayuda que la Unión Soviética nos prestó durante la guerra para dotar de técnica bélica a nuestro ejército, que al final de la guerra tenía 52 divisiones."

Par tanto, los comunistas subieron al poder gracias a la ayuda directa del Ejército Rojo. Sin embargo, la conquista de las regiones occidentales , donde los soviéticos no podían operar conforme a los acuerdos previos entre los Aliados, era sumamente difícil. Allí había 200.000 soldados croatas, 20.000 guardias nacionales en Eslovenia y un número indeterminado de los chetniks de Draza Mihailovic en la frontera de Montenegro. Tito, en el informe citado, dice expresamente que la frontera croata era un hueso duro de roer. En los lindes croatas-servios, en Srijem y Eslavonia se combatía ferozmente durante meses. Tito dice acerca de esos combates :

"En esas luchas finales sufrimos pérdidas cuantiosas. A título informativo, diré que sólo en el frente de Srijem, durante pocos meses, y luego también en Eslavonia tuvimos 70.000 heridos. Lo que prueba la intensidad de la lucha. Sobre todo combatían desesperadamente por cada palmo de tierra los restos de los ustashi croatas...". Por un lado peleaban los servios bajo la dirección comunista y por el otro los croatas que luchaban por su independencia nacional. Allí donde llegaron las guerrilleros de Tito apoyados por la aviación británica, exterminaban a la población croata, partidaria de la independencia nacional. Esas medidas represivas culminaron cuando, terminada la guerra, entraron en la Capital de Croacia - evacuada con intención de ahorrar vidas y bienes - y al asesinar a más de 100.000 soldados croatas, desarmados y devueltos por el comando militar británico en Austria, donde se habían refugiado, después de finalizar las hostilidades. Esa matanza colectiva involucraba a los ex-soldados y a los civiles eslovenos y croatas. Por lo demás, las cárceles y los campos de concentración en Croacia y Eslovenia estaban repletos.

En semejante clima, pues se celebraron las "elecciones" para las constituyentes. Según lo estipulado entre los Aliados, un gobierno mixto compuesto por comunistas y políticos del gobierno exilado, formado ad hoc, debía convocar a comicios libres. Para impedirlo los comunistas recurrieron a medidas terroristas pisoteando las obligaciones contraídas en el sentido de que no impondrían su sistema y se respetaría la voluntad de los pueblos de Yugoeslavia, libremente expresada. Tito, incluso, llegó a jactarse de que se ha procedido con mala fe. Dijo en su informe político: "Teníamos que aceptar esas obligaciones porque los Aliados occidentales, de otro modo, no habrían reconocido la nueva situación en Yugoeslavia". (Pág. 78 de la edición oficial). Si las potencias coloniales hubiesen organizado de modo similar elecciones y plebiscitos en sus posesiones afroasiáticas para determinar si los pueblos respectivos querían independizarse, es bien seguro que ninguno habría logrado su independencia nacional y se afirmaría luego que "habían renunciado a ser libres e independientes".

Si Hungría, Bulgaria, Albania y otros países detrás del telón de acero constituyen Estados nacionales, ¿por qué privar de ese derecho a Croacia? Si Rusia reconoció a Polonia, que otrora formaba parte integrante de su imperio, su individualidad nacional, histórica y política, ¿por qué Servia no hace lo mismo respecto a Croacia, que por su desarrollo histórico, político, por su cultura y religión, es por lo menos tan diferente de Servia que Polonia de Rusia? Además, el sostenimiento de la dominación servia y de la explotación colonial de Croacia, Macedonia, Eslovenia y de las minorías nacionales que viven a lo largo de la frontera de Albania y Hungría, no es una condición indispensable para mantener un régimen comunista. Al menos así no ha sido hasta el 1948, el año del conflicto entre Moscú y Belgrado.

Bajo el slogan "hermandad y unidad", los comunistas servios procuran ocultar su política de opresión y explotación económica de los demás pueblos y minorías nacionales. ¿Por qué no se permite que, por ejemplo, la minoría albanesa de Kosmet se reintegre en su Estado nacional, Albania?, ¿Por qué no se ha procedido del mismo modo con la minoría húngara?.

El caso de Macedonia es particularmente grave. Los macedonios aspiran a unirse con Bulgaria por dos motivos: en Bulgaria vive un alto porcentaje de sus connacionales y además se sienten afines al pueblo búlgaro, de modo que cierta clase de unión de Macedonia con Bulgaria sería una solución positiva y justa. Si tanto Bulgaria como Servia tienen gobiernos comunistas, con qué derecho impiden los servios la liberación nacional y unificación de los macedonios? Por otra parte el gobierno ateísta de Belgrado impone a los macedonios la jurisdicción de la Iglesia nacional servia, favorecida en contraste no sólo con los católicos y musulmanes, sino con los macedonios y montenegrinos ortodoxos.

El chovinismo servio también salió muy favorecido con la creación de la "República Popular de Bosnia y Herzegovina", que, si bien cuenta con mayoría croata entre católicos y musulmanes, no fue incorporada en la "República Popular de Croacia". Todo el poder en Bosnia y Hercegovina se halla en manos de los servios, quienes impusieron una diferenciación artificial entre los croatas de religión católica y de la islámica. Si esa provincia formase parte de la República Popular de Croacia, los musulmanes tendrían voz y voto y un papel preponderante en todos los asuntos que atañen a Bosnia.

Actualmente, como antes en la Yugoeslavia monárquica, se practica la política de explotación económica a favor de Servia. Los nacionalistas servios sostenían que los croatas y eslovenos formaban parte del supuesto "pueblo yugoeslavo unitario" y que en aras de la solidaridad nacional tenfan que soportar la carga principal en cuanto a la reparación de los daños que había sufrido Servia en la primera guerra mundial. Los comunistas servios dominan Yugoeslavia no pueden justificar la explotación de Croacia y Eslovenia invocando la solidaridad nacional porque reconocen oficialmente el carácter plurinacional del Estado yugoeslavo. Por eso inventaron una teoría absurda sobre la obligatoria igualdad económica de todos los pueblos de Yugoeslavia. Arguyen que están aplicando ese principio de la igualdad económica, de modo que las "repúblicas populares más adelantadas económicamente", esto es, Eslovenia y Croacia, deben sufragar los gastos y soportar la carga que implica la industrialización acelerada de Servia, Macedonia y Montenegro. No se trata de sacrificar los superávit y los sobrantes, sino de trabajar por un nivel de vida mísero (el promedio del salario mensual asciende a 20 dólares) con el fin de promover el progreso industrial de otros pueblos, favorecidos por el régimen. El gobierno central de Belgrado asigna la mayor parte de la renta nacional de Croacia y Eslovenia a financiar obras en otras repúblicas, muchas veces a título de experimentos que traen escaso beneficio.

Todo eso prueba que Servia está favorecida en la Yugoeslavia comunista, que sigue siendo igual que antes la Yugoeslavia monárquica, uno de los países más típicos de opresión nacional y de explotación económica en beneficio de la minoría.

A la opresión nacional y la explotación colonial, practicadas en Yugoeslavia a beneficio de Servia. se suman sus ambiciones imperialistas frente a los países vecinos. Los comunistas servios contribuyeron a que se estableciese un gobierno comunista en Albania, país que consideraban una dependencia propia. Albania pudo liberarse de millares y millares de "técnicos" servios que se comportaban como en país ocupado, apenas en el momento en que se produjo el conflicto entre Moscú y Belgrado Actualmente, los dirigentes. comunistas albaneses buscan respaldo en el lejano Pekín, temerosos de que Moscú y Belgrado puedan entenderse nuevamente a sus expensas.

Yugoeslavia había intentado someter a Bulgaria, incorporándola como la séptima república popular, en tanto que Sofía exigía que sus relaciones deberían ser las de dos asociados con derechos iguales. El apoyo soviético prestado en esa ocasión a Bulgaria fue una de las principales causas del entredicho Belgrado-Moscú. Acto seguido el Kremlin, junto con todos los demás países del Cominform, acusó a los dirigentes comunistas yugoeslavos, de nacionalismo, mejor dicho de chovismo servio.

Por eso, el supuesto "comunismo nacional" en Yugoeslavia y la presunta lucha de Belgrado por la "independencia" contra el predominio soviético dentro del bloque comunista, significa en primer término la defensa de los intereses y privilegios servios en detrimento de otros pueblos y minorías oprimidas en Yugoeslavia y de los países vecinos, a saber: Albania, Bulgaria y Hungría.

Es indudable que Yugoeslavia no reúne condiciones para que se la considere un país no comprometido, conforme a la definición dado por la Comisión Preparatoria dé la Conferencia de los países no comprometidos. Se trata de un Estado que practica una política inhumana de opresión nacional. Las declaraciones de los representantes yugoeslavos en favor de los movimientos de liberación africanos y su autodeterminación nacional contrastan violentamente con las opresión nacional y la explotación colonial dentro de Yugoeslavia.

Incumbe ahora a los participantes en la Conferencia de los países no comprometidos ponderar si Yugoeslavia puede figurar en el grupo de los neutrales y si no es su obligación moral referirse también a los sufrimientos y explotación de los pueblos y minorías sometidos en Yugoeslavia, cuando se trate el problema de la dignidad humana y libertad de todos los pueblos y de modo especial el derecho de la autodeterminación.

Instituto Croata Latinoamericano de Cultura

 

 


CRÓNICAS Y COMENTARIOS

LA REACCIÓN VIOLENTA DE TITO CON MOTIVO DE UN ACTO CONMEMORATIVO DE LAS VÍCTIMAS DE SU RÉGIMEN

La entidad "Croatas Unidos" en Cleveland, EE.UU., organizó el 30/5/61, coincidiendo con el Memorial Day (día de recuerdo de los soldados norteamericanos caídos), un acto recordatorio de los croatas asesinados por las huestes comunistas de Tito, terminada ya la segunda guerra mundial. Esa matanza en masa de los ex soldados y civiles, incluso mujeres y niños, es conocida como tragedia de Bleiburg, por la localidad homónima en Austria, cerca de la frontera de Yugoeslavia, donde los comunistas en el mes de mayo de 1945 empezaron la masacre de sus adversarios. Trátase de una larga cadena de asesinatos en masa, cometidos semanas y meses después de haber cesado las hostilidades bélicas, ocurridos en varios puntos desde la frontera austríaca hasta Macedonia. Por su importancia numérica supera varias veces la matanza de los polacos en Katyn y por su atrocidad es de los peores crímenes de la historia universal.

Cabe destacar el acto recordatorio en Cleveland por haber tomado parte activa en él dos figuras prominentes norteamericanas y por la violenta reacción primero del Cónsul General yugoeslavo en Pittsburg y después del mismo dictador yugoeslavo Tito, quien censuró en uno de sus discursos a los participantes norteamericanos y atacó a los exilados políticos croatas.

El diputado Michael A. Feighan, orador principal en este acto recordatorio, censuró la conducta del cónsul yugoeslavo Ivan Mirosevic, quien le había enviado una carta, calificando a todos los exilados croatas de fascistas y criminales de guerra, intimando al Diputado que no participase en el acto con el que "los croatas se atreven a conmemorar sus crímenes y atrocidades", sabiendo muy bien que recordarían a las víctimas del terror comunista. El Señor Feighan calificó al cónsul Mirosevic de "mero títere comunista que debe cumplir las órdenes de sus amos" y su carta "como una insolente intromisión de un Estado extranjero en los asuntos internos norteamericanos", y declaró que pediría la expulsión del cónsul yugoeslavo de los EE. UU.

"Es menester recordar - destacó Feighan - que los comunistas reconocen únicamente sus leyes. Ellos reconocen nuestras leyes hasta tanto las puedan utilizar para destruirnos. Estoy muy bien enterado de los hechos deformados en las llamadas actividades criminales atribuidas al pueblo croata. También estoy al tanto de los numerosos crímenes cometidos por el Partido Comunista Yugoeslavo. Claro, para ellos esos crímenes son los actos de justicia, puesto que el fin justifica cualquier medio. Conozco también el carácter del Estado comunista yugoeslavo. Es un Estado que persigue destruir nuestro concepto de vida. Ellos pregonan incesantemente la destrucción de nuestro sistema y alientan el neutralismo que conduce al comunismo en el mundo entero. Son bien conocidas sus actividades subversivas en el Lejano Oriente y en Africa... En cuanto a mí, me siento altamente honrado de estar en la línea de los Croatas Unidos de los EE.UU. Ellos son ciudadanos americanos y libres de expresar sus opiniones. Viven como hombres libres y es natural que el cónsul Mirosevic los odia, ya que él y su gobierno odian y temen a todos los hombres libres, siempre y cuando tratan de desenmascarar los crímenes comunistas y promover la causa de la libertad."

Al finalizar su discurso el diputado Feighan invitó a los presentes a oponerse a la conspiración internacional del comunismo: "Debemos seguir con esta lucha hasta tanto las naciones, grandes y pequeñas, sean libres e independientes, con el derecho de disponer de su destino. Con vuestra ayuda y la ayuda de todo hombre temeroso de Dios, tanto las naciones grandes como las pequeñas serán libres y la nación croata recuperará su lugar en la familia de naciones y erguirá, alta la cabeza, como siempre lo hizo y lo hará."

Otro orador norteamericano en el acto recordatorio en Cleveland fue el ex comisionado norteamericano para los refugiados en Europa, doctor Edward M. O'Connor. En su opinión la matanza en masa de los croatas en 1945 constituye "una de las mayores y más trágicas matanzas que conoce la historia de la humanidad". Refiriéndose a las interpretaciones comunistas de la lucha de los croatas por su independencia nacional en el año 1941, cuando proclamaron la secesión del Reino de Yugoeslavia y organizaron su propio Estado nacional, afirmó: "Nadie puede argüir que esa independencia fue impuesta al pueblo por Hitler o Mussolini o cualquier otro dictador. El pueblo croata reclamó ese status durante siglos. Ellos (los croatas) no estaban contentos con su situación en la comunidad o imperio Yugoeslavo. Al igual que otros pueblos del Sureste y Centro europeo, anhelaban su independencia nacional, y siendo un pueblo culto y sagaz, los croatas se percataron que la guerra había creado una situación apropiada y oportuna para declarar su independencia nacional."

Revisten valor testimonial los datos alegados por el ex funcionario norteamericano concernientes a la extradición y la matanza de los croatas en 1945, en los días en que desempeñaba una importante función en Europa.

"Once días después del acuerdo firmado en Reims - dijo E. M. O'Connor - los ingleses exigieron que el ejército croata, o su mayor parte, tal vez setenta mil soldados, depositasen sus armas, garantizándoles la protección prescripta por la Convención de Ginebra, aplicable no solo a los prisioneros de guerra, sino también a la población civil." Esa repatriación forzosa luego horrorizó a la conciencia americana cuando, durante la administración de Truman, se puso en evidencia que la extradición significaba la muerte de los cientos de miles de inocentes. "Lo seguro es prosiguió el disertante - que el ejército croata, al deponer sus armas, fue entregado a los partizanos de Tito... Es seguro que no menos de quinientos mil croatas fueron asesinados, y su única culpa fue haber luchado por la independencia de su país, Lucharon por el derecho de ser libres; lucharon por las libertades, por las que nosotros también estamos dispuestos a dar nuestras vidas."

"Tito y sus cómplices saben muy bien, por cierto, que todos los patriotas croatas no han muerto. Muchos de ellos prosiguen la lucha en la patria. Muchos se asilaron en el mundo libre para informar con veracidad sobre Tito y su banda y seguir luchando por la libertad y la independencia de Croacia..."

El diputado Feighan cumplió con su promesa, y el 7 de junio de 1961, se refirió en el Congreso a la insolencia del cónsul yugoeslavo en Pittsburg, dirigiendo al mismo tiempo una nota de protesta al Departamento de Estado: En el Congreso expresó: "Considero que este asunto es muy serio. El diplomático comunista infringió las garantías constitucionales relativas a la libertad de reunión y de libre expresión, aseguradas a nuestros ciudadanos. No pediré nada menos que la expulsión del Cónsul yugoeslavo de nuestro país...". En efecto, el agente consular yugoeslavo tuvo que abandonar el suelo norteamericano.

Todo eso que acabamos de resumir suscitó la ira del dictador comunista yugoeslavo, que no pudo ya fingir ignorancia de las actividades de los exilados croatas. Por eso, al hablar en la ciudad servia Uzice con motivo del vigésimo aniversario de las primeras luchas de los guerrilleros comunistas en Servia, se expresó de mismo modo que el cónsul expulsado en su carta mencionada. Igual que todos los dictadores totalitarios confunden su régimen y sus crímenes con el país:

"Nosotros - dijo Tito - sabemos que hay en el mundo mucha gente que no quiere a nuestro país. Muchos reaccionarios en Occidente dicen públicamente que no quieren a nuestro país; además muchos lo odian. Nosotros los entendemos, pues ellos en relación a nuestro país se guían por sus intereses personales y de clase. Mas cuando se trata de un caso tan drástico como es la organización y celebración de un acto ustachi en Norteamérica y su vinculación con el Memorial Day, entonces no se trata solo de los intereses personales que lo inspiraron. El caso citado es uno de tantos ejemplos de las relaciones incorrectas para con nuestro país. Sin embargo, cuando diversos elementos reaccionarios en los países occidentales emprenden o sostienen acciones semejantes, podemos comprenderlos por cuanto sabemos que se trata de nuestros enemigos de clase. Sabemos que lo hacen por sus intereses ideológicos y de clase y porque odian el comunismo y todo lo que es progreso, todo lo que es ineludible y acelera el derrumbe de su sistema caduco."

Tito en esa oportunidad ocultó el hecho de tratarse del acto conmemorativo de las víctimas del comunismo, exterminadas en masa que constituye uno de los magnos crímenes de la historia. A su tiempo Milovan Djilas trató de justificar este crimen cuando que era preciso que "los desarmados soldados croatas muriesen para que slavia pudiera vivir."

Al expresarse de este modo el principal ideólogo del comunismo yugoeslavo, entonces lugarteniente de Tito, había pronunciado la condena del régimen que, invocando la razón de Estado, practica cínicamente el maquiavelismo más crudo. A la par había revelado la verdadera naturaleza del Estado yugoeslavo, que puede sobrevivir tan solo por la criminal matanza colectiva, un verdadero genocidio, de los croatas, quienes constituyen la tercera parte de la población de ese conglomerado heterogéneo impuesto a la gran mayoría de sus desafortunados súbditos por engaño, violencia y crimen.

Entre las dos guerras se había constituido en París la sociedad Les Amis de Yougoslavie, de carácter oficioso. Esta sociedad, de acuerdo a la política oficial de Francia, aceptó la tesis de que Servia, desempeñando en 1918 el papel de Piemonte, había "liberado y unificado" a los croatas, eslovenos y montenegrinos. No se tomaba en cuenta la ausencia de los supuestos culturales y políticos indispensables para semejante papel, pues Yugoeslavia es un país heterogéneo en lo cultural, nacional y religioso, careciendo de las condiciones necesarias para llegar a ser una nación como Italia y Alemania. (En la misma época a los alemanes presentaban a Servia como la "Prusia de los Balcanes").

Restaurada Yugoeslavia en 1945 bajo el régimen comunista, Les Amis de Yougoelavie, se ocuparon primordialmente de socorrer a los numerosos refugiados de Yugoeslavia, en primer lugar a los servios y luego también a los croatas. Cabe destacar aquí los grandes méritos de que se hizo acreedora Francia después de la guerra al recibir a todos los exilados anticomunistas y rehusando los pedidos de su extradición, formulados por los gobiernos respectivos lo que, lamentablemente, no es el caso de Italia y Austria.

El trato favorable dispensado a los servios se debe a una tradición política reforzada por la comprensible actitud sentimental francesa hacia Servia, su pequeño aliado de la primera guerra mundial. Si bien entre Francia y Servia no existen afinidades culturales y si entre Francia y Croacia, a los franceses les quedó imborrable el recuerdo de los poilus d'Orient, caídos en el frente de Salónica por la liberación de Servia, de modo que Yugoeslavia fue tratada como Servia engrandecida y no como un Estado multinacional. Poco a poco y a paso lento se descubría la realidad yugoeslava. Incluso ahora, muchos dirigentes franceses no se percatan que Servia se alió a Francia como agente de Rusia y apareció como protegido de Francia, apenas tras el derrumbe de la Rusia zarista, íntimamente ligada a la dinastía servia de Karageorgevic.

Implantada en 1929 la dictadura del rey Alejandro con el fin de salvar la unión nacional y estatal frente al peligro del "separatismo croata", muchos franceses prominentes captaron que en realidad el régimen dictatorial atentaba contra la libertad nacional de todo un pueblo. La política oficial, por lo menos pro forma, aceptó la tesis oficial de la dictadura real. La lucha de Croacia por su libertad nacional tampoco resultó favorecida a raíz del atentado cometido en Marsella en 1934, atribuido tendenciosamente a los fascistas, nacionalsocialistas e incluso a los comunistas. Sin embargo, la deserción por parte de los gobiernos dictatoriales de Yugoeslavia del sistema de las alianzas francesas en vísperas de la última conflagración bélica, los sucesos ocurridos durante y después de la guerra hicieron que en Francia no se considerara a Yugoeslavia como Servia ensanchada, sino como un Estado plurinacional donde hay una oposición persistente contra la hegemonía servia. Además, en los círculos católicos franceses se censura la discriminación religiosa, practicada tanto en la Yugoeslavia monárquica como en la comunista, en detrimento de los católicos croatas y eslovenos.

Así y todo, buena parte de la opinión pública francesa todavía no distingue con claridad que Francia y Servia tienen tradiciones culturales y políticas asaz apuestas y que es imprescindible modificar a fondo los esquemas anticuados concernientes a la situación en Europa Central y en los Balcanes. Si Francia desea preservar su influencia en esa zona europea vital, debe asentarla en las bases firmes de afinidades culturales.

Cuánta confusión reina hasta entre los socios de Les Amis de Yougoslavie con aspecto a la verdadera postura servia, lo ilustra cabalmente el incidente Provocado por las condolencias que la comisión directiva de esa Sociedad envió a S. S. el Papa Juan XXIII con motivo del fallecimiento del cardenal Luis Stepinac. La comisión directiva, presidida por ex ministro Louis Marin, fallecido no ha mucho, lo consideró como un acto de cortesía internacional y de solidaridad cristiana, por la trascendencia de la figura heroica del Arzobispo Metropolitano de Croacia. Sin embargo, diferente era la actitud de los exilados servios, presentes en la asamblea. Unos abandonaron la sala en señal de protesta y varios guardaron un silencio ostensible que implicaba desaprobación. La prensa nacionalista servia en el exilio criticó acerbamente la iniciativa de la comisión directiva, alegando que el cardenal Stepinac, por ser patriota croata, era enemigo de Servia. Se solidarizaron, ni más ni menos, con la tesis sostenida por los perseguidores comunistas de Stepinac.

Esa exteriorización del odio y la intolerancia religiosos pudieron tener sólo efecto negativo entre los franceses amigos de Yugoeslavia. En tal clima fue invitado un político croata a dar una conferencia, lo que ocurrió por primera vez en la historia de dicha sociedad. El disertante era el Dr. Juraj Krnjevic, secretario general del Partido Campesino Croata, prominente figura en la lucha contra la hegemonía servia y veterano en las lides políticas. Después de la primera guerra mundial fue designado secretario general del principal partido croata que en todas las elecciones obtenía la mayoría abrumadora de los votos croatas. Siendo un político de definida orientación democrática, pasó largos años en el exilio durante la dictadura del rey Alejandro y, desde 1941 hasta ahora. Actualmente reside en Londres.

El Dr. Krnjevic habló el 24 de mayo último ante los Amigos de Yugoeslavia, de la lucha croata por la libertad nacional. A continuación transcribimos algunos párrafos de su conferencia:

"El problema de las relaciones servio- croatas es, en su esencia, asaz sencillo y de fácil comprensión. Es el problema de la dominación servia en Yugoeslavia, de la resistencia y de la lucha de los croatas contra esta dominación. No se puede comprender bien los acontecimientos trágicos que han sacudido y siguen sacudiendo a Yugoeslavia, si no se tiene plena conciencia de ese hecho capital. En efecto, cada suceso importante ha sido presentado a la opinión pública nacional e internacional, de manera que sus causas reales quedaron oscurecidas y desconocidas. En el mismo comienzo de la existencia de Yugoeslavia, sus dirigentes se han esforzado por convencer a la opinión pública internacional que Yugoeslavia es un Estado unitario, basado en la voluntad y los sentimientos fraternales de los pueblos de Yugoeslavia. Es justamente el reverso de la verdad. Tan pronto el pueblo croata pudo, después de la formación de Yugoeslavia, expresar en 1920 su voluntad durante las elecciones generales con sufragio universal, por mayoría absoluta repudió el acto de unión de Yugoeslavia y el régimen instaurado por los servios que les garantizaba la dominación total sobre los otros pueblos de ese país y particularmente sobre el pueblo croata, cuya resistencia se acercaba cada día a la unanimidad. Esta actitud vigorosa del pueblo se afirmó incesantemente en los comicios siguientes. El comportamiento del pueblo croata no significaba odio preconcebido al pueblo servio, sino que era la expresión de la conciencia del pueblo croata, adquirida desde tiempo atrás, de su individualidad nacional política, como asimismo de su firme voluntad de establecer el Estado soberano croata."

"En el Imperio de los Habsburgo, los croatas, siglos ha, habían manifestado claramente esta voluntad nacional. La conciencia nacional croata era tan vigorosa que en el siglo XIX, cuando las tendencias centralistas de los Habsburgo eran más virulentas y cuando Bohemia era una mera provincia austríaca, únicamente los croatas, junto a los alemanes de Austria, los húngaros, habían preservado el status de Estado, La posición de una nación política claramente definida, que, por otra parte, consiguieron mantener, pese a todos los esfuerzos conjugados de Viena y Budapest, hasta el derrumbe del Imperio austro-húngaro:

"La evolución política del mundo contemporáneo infunde, por lo demás, impulso y justificativo complementarios a la lucha permanente del pueblo croata tendiente a restablecer su soberanía nacional. Recobrada esa soberanía, se abrirá automáticamente la puerta a todas las posibilidades de cooperación entre el Estado croata y el Estado servio en el espíritu de igualdad y en el cuadro de una Europa libre y democrática".

El hecho de que un auténtico político croata fuese invitado a hablar en la sociedad Les Amis de Yougoslavie, defendiendo y fundamentando la tesis de que la única solución del problema servio- croata consiste en la creación de dos Estados separados que esa solución es conveniente para la Europa libre, cayó como una sorpresa entre los políticos servios exilados. Los chovinistas servios, residentes en París, presentaron a continuación al Dr. Juraj Krnjevic como si fuese un extremista que unilateralmente promueve el programa de un Estado independiente croata sin el consentimiento de su partido y, sobre todo, sin la conformidad de su presidente, el Dr. Vlatko Macek, que vive en Washington como exilado político. La comisión directiva de Los Amigos de Yugoeslavia, reunida el 26 de junio último, dirigió una carta, no a Krnjevic, sino Macek, presidente del Partido Campesino Croata, haciendo constar su opinión de que "la política que pone en tela de juicio la existencia del Estado yugoeslavo constituye un peligro para los croatas, servios y eslovenos."

Esta maquinación de los chovinistas servios, no dio, empero, el resultado deseado. Croatia Press (Review and News Bulletin, Nueva York, Nro. 219, agosto 1961) comenta sobre el particular:

"Este intento, por intermedio de los franceses, idéntico a tantos intentos anteriores de los chetniks, se basa en la esperanza de que el Dr. Macek desaprobara al doctor Krnjevic por las presuntas divergencias políticas. Con ese motivo se nos informó en fuentes autorizadas que quienes se prestan a tales especulaciones se engañan de punta a punta. En los círculos croatas en los Estados Unidos, tanto en los allegados al Partido Campesino como en los independientes, este acto se considera como una injerencia impropia en los asuntos políticos croatas."

Con posterioridad se publicaron los datos complementarios sobre la posición de "Los amigos de Yugoeslavia" como también la contestación del Dr. Macek. La comisión directiva de dicha asociación francesa, reunida el 26 de junio último, según un comunicado en la prensa, expresó su satisfacción por "haber establecido un estrecho contacto y realizado conversaciones sinceras con los representantes del Partido Campesino Croata, pero se consideraba obligado a guardar una actitud reservada en lo tocante a los puntos de vista del Dr: Krnjevic". Con este propósito su presidente, Paul Bastid, ha sido encargado de llevar a conocimiento del Dr. Macek la opinión de dicha sociedad que "toda política que pusiera en tela de juicio la existencia del Estado yugoeslavo, constituye un peligro tanto contra los croatas y eslovenos como para los servios". A pesar de todo el presidente de los "Amigos de Yugoeslavia" en su mensaje al Dr. Macek se expresó en términos inequívocos contra la política panservia, sosteniendo que "la unión yugoeslava debe respetar en sus formas constitucionales las particularidades nacionales de los pueblos que integran a Yugoeslavia". Es decir, ha sido destacado el carácter plurinacional del Estado yugoeslavo.

El presidente, Dr. Vlatko Macek no hizo esperar su respuesta. Con la carta del 19 de julio, fechada en Washington, se solidarizó con el Dr. Juraj Krnjevic, secretario general del partido que preside. A continuación transcribimos en versión castellana la respuesta ntegra del Dr. Macek de acuerdo con "La Revista Croata" Nro. 44 pp. 473-4, Buenos Aires 1961:

"Señor Presidente: Acuso recibo de su amable carta del 10 de julio. Que me sea permitido hacer el siguiente comentario:

En mi opinión no fue el Dr. Krnjevic quien puso en tela de juicio la unidad del Estado yugoeslavo. Esta unidad fue puesta en tela de juicio ya en 1918 por la manera como fue creado el Estado de los servios, croatas y eslovenos, volviéndose aún más dudosa cuando en 1929 el rey Alejandro quiso mediante un edicto dictatorial crear un "pueblo" solo y único yugoeslavo.

De ese modo nosotros los croatas nos vimos privados ya en 1918, y especialmente en 1929, de todos los derechos que durante muchos siglos habíamos logrado salvaguardar en la antigua Austro- Hungría. El nuevo Estado, fuese llamado el Reino de los Servios, Croatas y Eslovenos o Yugoeslavia, fue, en realidad, la Servia engrandecida. No es de sorprender, pues, que semejante situación provocó la más enconada oposición de todos los croatas, que se manifestó durante todo el tiempo de la existencia del Estado yugoeslavo, y particularmente en los comicios celebrados en 1935 cuando los croatas, pese al voto público, dieron al Partido Campesino Croata más del 90% de sus sufragios.

Teniendo en, cuenta este hecho y deseando normalizar los asuntos estatales el príncipe Regente Pablo concertó conmigo el Avenimiento del 26 de agosto de 1939. Tres días después fue ratificado por los diputados nacionales croatas con 90 votos a favor y 1 en contra. Sin embargo ese Avenimiento (y no el Pacto con Hitler) motivó que un puñado de oficiales irresponsables dieran el golpe de Estado contra el gobierno de Dragisa Cvetkovic y apartaran al príncipe Pablo (el 27 de marzo de 1941. N. de la R.). No obstante ello, no rompimos relaciones con este gobierno de conspiradores y el Dr. Krnjevic accedió a exilarse como vicepresidente del gobierno para poder continuar la búsqueda de un compromiso. Sus experiencias con los representantes de los partidos servios le convencieron en muchas oportunidades, igual que a mí, que era imposible una unión con Servia sin condiciones y sin garantías. Es decir, nos damos cuenta que se trataría una vez más para los croatas someterse a una hegemonía servia. Por eso es la cosa más natural que todo político responsable croata se oponga a tal solución. Espero, señor presidente, que usted tendrá comprensión por estas sinceras y breves palabras.

Es obvio, que el Dr. Macek con su carta dio su total respaldo a las declaraciones del Dr. Krnjevic. La unión estatal entre Croacia y Servia es una imposibilidad. La experiencia dolorosa de esta unión a lo largo de cuarenta años viene demostrando de manera inequívoca, que es dable tan sólo dentro del sistema dictatorial servio. Por lo tanto, tiene razón el Dr. Krnjevic cuando sostiene que la única garantía y condición para la libertad de Croacia es el Estado croata soberano en el cuadro de una Europa libre y democrática.

En cuanto al fondo del problema, o sea si el mantenimiento de Yugoeslavia conviene a los croatas, las experiencias probaron inequívocamente que Croacia, en el curso de 1300 años de su historia, jamás se encontró en peor situación que en las últimas décadas en la comunidad estatal con Servia. Esteban Radic, encarcelado por su lucha en favor de la república croata, anotó hace más de 30 años en su diario que la unión compelida entre Croacia y Servia hará que, por culpa de los hegemonistas servios, ambas caigan víctimas de los comunistas, mientras que una república croata podría evitar tal nefasto destino. Los acontecimientos dieron la razón a Radic. Si Croacia se halla hoy bajo el yugo comunista se debe a la política granservia.

Por otra parte, los croatas aborrecen al imperialismo servio que perjudicó a todos los vecinos de Servia, - Hungría, Rumania, Bulgaria y Albania. Los croatas no quieren convertirse en los cómplices del chovinismo servio defendiendo las fronteras de una Servia indebidamente ensanchada con los territorios nacionales de los pueblos con quienes los croatas quieren vivir en paz y amistad.

Los franceses, amigos de los Pueblos de Yugoeslavia, han de comprender que Servia, por sus tradiciones nacionales, es un aliado potencial de Rusia y que Croacia es en aquella región el defensor secular de los valores culturales occidentales. Hoy, mientras se está formando la comunidad europea, el lugar de Croacia es, seguramente, estar al lado de Francia y de Europa, mientras que la orientación de Servia es más que dudosa.

Los croatas, al igual que otros pueblos europeos, participaron en la colonización de los países de ultramar y especialmente de ambas Américas. Las corrientes inmigratorias se intensificaron a fines del siglo pasado y a principios del actual a tal punto que la cuarta parte de los croatas vive radicada en distintos países del Nuevo Mundo, Africa del Sur, Australia y Oceanía. A esos inmigrantes económicos cabe agregar a los refugiados de la postguerra, opositores al comunismo y a la dominación servia en Yugoeslavia. El número de esos refugiados alcanza 100.000 y crece día a día, pues, salvo Alemania Oriental, Croacia es el país cautivo europeo que suministra más asilados políticos.

El gobierno comunista de Belgrado presta atención especial a los croatas de ultramar. Por un lado se beneficia con las numerosas remesas en divisas que esos inmigrantes mandan a sus familiares e intentan sacar provecho político de sus vínculos políticos y sociales y por el otro se esfuerzan por paralizar la actividad anticomunista de numerosos exilados políticos.

A continuación y en forma sintética nos referiremos a los hechos ocurridos en los últimos tiempos para demostrar de qué modo los gobernantes comunistas yugoeslavos proceden, para contrarrestar la actividad política de los exilados croatas. Las protestas verbales y los "piquetes" de los exilados políticos en Nueva York que pedían libertad para el pueblo croata durante la presencia de Tito en las deliberaciones de las Naciones Unidas del presente año incomodaron tanto al dictador yugoeslavo, quien no admite la más mínima oposición política, que presentó enérgica protesta ante las autoridades norteamericanas y organizó en toda Yugoeslavia manifestaciones masivas contra la libertad norteamericana.

Merece la consideración especial la extorsión que practican los representantes diplomáticos y consulares yugoeslavos sobre los exilados en relación con sus familias que viven en Yugoeslavia. Si esos quieren que sus familiares se integran con ellos, los visiten o simplemente que no sean perseguidos, se exige que deben abstenerse de toda actividad política discordante con el régimen comunista, lo que, de hecho, implica limitar la libertad de los países libres. Semejante coacción atañe, por lo tanto a los gobiernos de los países libres, sobre todo cuando se trate de las personas extorsionadas que optaron por su ciudadanía.

En esta actividad intimidatoria y de coacción se destacó, entre otros, Predrag Grabovac, ex funcionario consular yugoeslavo en Buenos Aires, donde, según es notorio y público, fueron además cometidos varios atentados contra los inmigrantes croatas y desatada una violenta campaña difamatoria. En aquella ocasión los periódicos croatas aportaron pruebas que Grabovac, quien acusaba a los exilados croatas de criminales de guerra por haber luchado contra Yugoeslavia, su cárcel nacional, y contra la tiranía comunista, era responsable de los asesinatos de prisioneros croatas y alemanes durante la guerra. Esa incriminación comprobada tuvo eco inesperado no hace mucho en Alemania Occidental. La agencia noticiosa francesa AFP informó de Munich el 6-XII-1961 que Grabovac, designado consul yugoeslavo en dicha ciudad, fue inculpado por el periódico croata Hrvatska drzava de idénticos crímenes y que en base a los cargos formulados, el diputado demócrata cristiano, el Dr. Paul Wullner, solicitó del ministro de justicia de Baviera se incoara el juicio contra el nuevo consul yugoeslavo en Munich: Su pedido fue satisfecho y los tribunales de Baviera ya iniciaron la acción pertinente interrogando a los testigos. En vista de ello el gobierno de Belgrado se apresuró en revocar a su consul.

Otro incidente de resonancia ocurrió en Stuttgart, Alemania Occidental. Según las noticias de las agencias periodísticas los representantes yugoeslavos, con motivo de la "fecha patria", es decir del comienzo del levantamiento comunista organizaron una fiesta con la participación de un grupo folklórico venido de Zagreb. A ese propósito quisieron aprovechar la presencia de los obreros croatas que, con el permiso de las autoridades yugoeslavas, trabajan en Alemania. (Esos obreros constituyen un mentís rotundo de la propaganda sobre la ocupación total y el nivel de vida mejorado en Yugoeslavia comunista). Al manifestar los refugiados croatas de Stuttgart contra él régimen comunista en su patria y al reclamar la libertad nacional del pueblo croata, fueron atacados por los agentes secretos comunistas. Uno de los manifestantes, Vlado Balan, recibió una puñalada en la espalda y el delincuente, que fue apresado, resultó un tal Petar Trkulj de frondoso prontuario policial, condenado varias veces por agresión y difusión del material pornográfico.

El terrorismo de los comunistas yugoeslavos fue la respuesta a la acción de los inmigrantes croatas en Brasil en relación con la anunciada y postergada visita oficial de Tito al Brasil. Los agentes comunistas yugoeslavos quisieron intimidar a los inmigrantes croatas, radicados en ese gran país, y el 30 de octubre último agredieron a la señora Anka Ilek, propietaria de una farmacia en San Pablo, donde guardaba el archivo de la sociedad Brasil-Croacia. Dos agentes secretos comunistas penetraron a las 11 de la noche a la farmacia, bajaron la cortina de hierro y se abalanzaron contra la propietaria con el propósito de introducirla desmayada en el coche que esperaba en la puerta, y robar archivos mencionados. Sin embargo, no contaron con el empleado que se encontraba en el laboratorio contiguo y profirió gritos pidiendo socorro. Los agresores tuvieron que huir dejando desmayada a la señora Ilek, secretaria de la oaciedad de los inmigrantes croatas, cuyo marido fue raptado años atrás en Roma por los agentes comunistas yugoeslavos.

Con el fin de atemorizar a los refugiados croatas en vista de una posible visita de Tito a Venezuela, el embajador yugoeslavo en Caracas, Lazar Udovicki, denunció a las autoridades venezolanas que el primero de diciembre último intentaron raptarlo unos jóvenes inmigrantes croatas. Con motivo de esa denuncia sensacional, la embajada yugoeslava en una conferencia de prensa formuló a los órganos periodísticos de Caracas ya conocidos cargos de los comunistas contra los croatas tildándolos de criminales de guerra. Entre otros cargos formulados figura el de que se trata de los croatas que tras la caída de Perón se refugiaron en Venezuela y que eran compañeros de los que cayeron en filas de la Alianza Libertadora Nacionalista, Por supuesto, no pudieron citar ni un solo nombre, pues es un hecho comprobado judicialmente que ningún croata figuraba entre los aliancistas. El embajador de Tito no pudo alegar nada en concreto y ciertos diarios reflejaron la opinión de los exilados croatas de que se trataba de una farsa tendiente a desatar nueva campaña denigratoria contra los anticomunistas. "La Asociación croata de Venezuela", rechazando las imputaciones de los opresores comunistas, dio a publicidad la siguiente aclaratoria, que transcribimos del diario "El Nacional" del 5-XII-1961:

"En méritos a las informaciones aparecidas en la prensa capitalina en el día 3 del presente en la relación al supuesto asalto perpetrado en contra del Embajador de Yugoeslavia y en las cuales aparece la Asociación Croata de Venezuela implicada en dicho acto, la Junta Directiva de la Asociación se ve obligada a informar lo siguiente:

1) Rechazamos categóricamente todas las insinuaciones del señor Embajador de Yugoeslavia en el sentido de vincular el asalto de que fue objeto, con la Asociación Croata de Venezuela, cuyos propósitos son de índole puramente cultural, social y caritativa.

2) Protestamos enérgicamente contra las ofensas dirigidas por el Embajador de Yugoeslavia a los miembros de la Junta Directiva de la Asociación Croata de Venezuela, que son casi en su totalidad ciudadanos venezolanos y que, como tales, procederán inmediatamente a solicitar la protección de las Autoridades competentes para evitar futuros ataques de personas que indebidamente ofenden a ciudadanos venezolanos y se inmiscuyen por lo tanto en la vida política del País.

3) Carentes de verdad parecen las declaraciones del señor Embajador de Yugoeslavia en cuanto a la identidad de los presuntos asaltantes, por cuanto, siendo, según él, de edad entre 20 y 25 años, mal podrían ser "croatas colaboradores de los nazis" ya que en tal caso deberían haber colaborado con los nazis (de 1941 a 1945) a la edad de 4 a nueve años, respectivamente. Dudamos inclusive que hayan podido ser los hijos de algunos entre cientos de miles de croatas que fueron, después de la guerra, bárbaramente asesinados por el actual régimen de Yugoeslavia, oportunidad en la que fue esclavizada la Nación Croata por dicho régimen.

4) Manifestamos que es completamente falsa la afirmación del Embajador de Yugoeslavia en el sentido de que la Asociación Croata de Venezuela ha hecho declaraciones junto con una organización política del País.

5) Consideramos que, aún siendo ciudadanos venezolanos, no podemos dejar de apoyar moralmente a la esclavizada Nación Croata en su lucha justificada por la libertad y autodeterminación, que han sido sancionadas por la Magna Carta de las Naciones Unidas.

6) No dudamos de que las Autoridades competentes aclararán en el más breve tiempo el caso que nos ocupa y que relucirá mejor que nunca la tradicional honradez y el amor a la Paz de los croatas."

Omitimos las referencias a otros incidentes análogos por considerar que los relatados son evidencia suficiente de los esfuerzos de los comunistas yugoeslavos en asegurar la visita del dictador Tito con intención de ampliar la influencia comunista en Latinoamérica. Para conseguirlo, estiman necesario acallar a los inmigrantes croatas, recurriendo a todos los métodos de presión: a calumnias, coacciones, extorsiones y a las medidas del terror directo.

El profesor universitario Dr. Johann W. Mannhardt, uno de los editores de la revista Europa Ethnica, publicada en Stuttgart, Alemania Occidental, al término de su viaje de estudio por los países suramericanos Pronunció el 11 de septiembre último, bajo el patrocinio dei Instituto Croata Latinoamericano de Cultura, en el salón de lectura del Club Cultural Croata-Argentino, una conferencia, abordando el tema: "La revista Europa Ethnica y su círculo". El prestigioso conferenciante esclareció las ideas contemporáneas sobre las minorías étnicas en los países de Europa occidental que comparte "La Unión Federalista de los Grupos Etnicos Europeos". Pasó en revista la situación actual de los principales grupos étnicos en Europa. Destacó que con el fin de asegurar su preservación y libre desarrollo y eliminar a la vez las causas de los conflictos nacionales, la revista Europa Ethnica propicia la creación del derecho internacional referente a los grupos étnicos minoritarios.

A la conferencia, atendida por un crecido número de los intelectuales croatas radicados en Buenos Aires, siguió una animada discusión, que permitió al distinguido especialista alemán aclarar los puntos de mayor interés para sus oyentes. Estaban presentes también como gratos huéspedes los representantes del movimiento esloveno que aboga por el Estado nacional esloveno dentro de la Unión Europea.

 


RESEÑA DE LIBROS

Vetrinjska Tragedija (La Tragedia de Vetrinje), Ed. "Ameriska Domovina" Cleveland, EE.UU, 1960, pp. 159.

B. M. Karapandzic, Kocevlje, Titov najkrvaviji zlocin, (El crimen más grande de Tito), Cleveland, EE.UU., 1959. pp. 62.

Leopold Rohrbacher, Ein Volk ausgolescht, Salzburg, Austria.

Dr. Ivo Omrcanin, Mártires de la Fe, Ed. Librería Católica Acción, Buenos Aires, 1961, pp. 64.

Los cuatro libros del epígrafe, escritos por autores de distintas nacionalidades - esloveno, servio, alemán y croata - tienen en común el ocuparse de los crímenes, perpetrados por los comunistas yugoeslavos sobre eslovenos, servios, alemanes y croatas, principalmente en 1945, ya terminada la guerra. Como se trata de crímenes horrendos, cometidos por los dirigentes de un régimen que busca ayuda y favores del mundo libre, conviene arrojar luz sobre ciertos hechos indispensables en una justa e imparcial estimación del comunismo yugoeslavo. Por el momento, sin ahondar este tema, nos circunscribiremos a reseñar los libros del epígrafe, seguros de que pueden servir como fuente de informaciones verídicas para los estudiosos del comunismo y ante todo del comunismo yugoeslavo.

"La Tragedia de Vetrinje" fue publicada en esloveno por la revista quincenal eslovena Ameriska Domovina. Sin precisar al autor o autores, el libro, que consta de 124 páginas de texto y 14 de material gráfico, contiene documentos relativos a la tremenda tragedia que sufrió el pequeño pueblo esloveno, de apenas un millón y medio de habitantes, situado entre Italia, Croacia, Hungría y Austria. Esos sucesos trágicos ocurrieron después de la última guerra, en 1945, a partir del mes de mayo, cuando más de 12.000 combatientes anticomunistas llegaron a la provincia austríaca de Carintia, ocupada a la sazón por las tropas inglesas. Primero se los instaló en el campo de concentración en Vetrinje (Viktring en alemán), al sur de Klagenfurt (Celovec en esloveno). Creyeron en las promesas de los oficiales del VIII Ejército del Reino Unido de que se les trasladaría a Italia, puesto que sus representantes participaron durante la guerra en el gobierno real yugoeslavo en Londres y estaban provistos de carnets, que indicaban ser tropas del ejército yugoeslavo. Por su orientación católica se rehusaron participar en el gobierno de coalición yugoeslavo, controlado por los comunistas, sabiendo muy bien que se trataba de una táctica de Tito para obtener el reconocimiento diplomático de los gobiernos aliados. No obstante, abrigaban la esperanza de que el Comando Aliado para la zona mediterránea los trataría como a exilados políticos. Cuando las autoridades militares inglesas empezaron a llevarse, grupo tras grupo, a los refugiados eslovenos, se creía que partían para Italia. De hecho, se los trasladaba a la estación Podroznica, (Rosenbach), junto a la frontera yugoeslavo-austríaca, y ahí eran entregados a las huestes militarizadas de Tito. Tras indescriptibles torturas y humillaciones fueron asesinados casi todos. la mayor parte en Kocevlje (10.000) y en Huda Jama (Fosa siniestra) cerca de Celie (1.000), en Radovljica, cerca de Bled y en varios puntos entre Ljubljana y Skofja Lokva. Muy pocos fueron los que se salvaron y luego escaparon de Yugoeslavia. Sobre la base de sus declaraciones testimoniales se reconstruyó la tragedia eslovena.

El libro comprende cuatro capítulos: I. Eslovenia bajo la ocupación enemiga 1941- 1946; II. Vetrinje. 1. Llegada a Vetrinje, 2. Primer contacto con los ingleses; 3. En el campo de concentración de Vetrinje; 4. Extradición del ejército nacional esloveno - Control de los medios de transporte-; 5. La salvación de los refugiados civiles; 6. Conclusión; documentos y observaciones. III. La suerte de los entregados: 1. Los transportes de Podroznica (Rosenbach); 2. Los transportes de Pliberk; 3. Amnistía y comisiones; 4. Repercusiones de la tragedia de Vetrinje; 5. Al cabo de 15 años; 6. Los heridos. IV. Documentos: La respuesta oficial inglesa respecto a la extradición de los guardias nacionales eslovenos (domobrani) Memorándum del Comité Nacional Esloveno - Llamado a movilización. Además el libro contiene un epilogo y fotografías.

Esa matanza coincidió con la masacre de los servios, montenegrinos, de la numerosa minoría alemana, de italianos en la zona triestina y especialmente de los croatas. En este libro, por supuesto, se habla principalmente de la tragedia eslovena, con pocas referencias a la matanza colectiva de los croatas. Así, un testigo que estaba en el campo de concentración de St. Vid cerca de Ljubljana declara: "Cuando nos instalaron en los pabellones, allí había alrededor de 4000 croatas y alemanes detenidos, civiles, mujeres y hasta niños. En tres días murieron 27 croatas. Cuando cavábamos fosas para arrojar sus cadáveres y al sepultar a uno, lo descubrí secretamente y vi que tenía espuma en la boca y que a consecuencia de las torturas no le quedaba ni un pedazo de piel intacta en la espalda". (p. 75).

El fondo político de la tragedia eslovena defiere un tanto de lo que pasó en Croacia. Croacia, durante la guerra, era un Estado soberano, mientras que Eslovenia estaba ocupada por las tropas alemanas e italianas. La población especialmente en la zona de ocupación del Tercer Reich, estaba sometida a represión severa, por lo que surgió un movimiento de resistencia. Sin embargo, la minoría comunista, apenas unos cuantos miles, rehusó integrar la dirección de ese movimiento y organizó el Frente de Liberación Nacional, entablando la guerra civil o fratricida. Los combatientes eslovenos anticomunistas reconocían el gobierno yugoeslavo establecido en Londres y tan pronto se organizaron empezaron a enfrentarse con el terror comunista, manteniendo lazos con el general servio Draza Mihailovic, ministro de guerra a la sazón del gobierno exilado yugoeslavo. Más tarde, los domobrani eslovenos (guardia nacional) cooperaron también con los chetniks servios de Dimitrije Ljotic, que colaboraron con las tropas de ocupación alemanas en Servia contra los comunistas. Al reconocer los aliados, en la última fase de la guerra, al gobierno de Tito como único gobierno legítimo, los combatientes nacionales eslovenos se esforzaron en vano, terminada la guerra, por presentarse como tropas aliadas. Los ingleses dieron fe a las acusaciones comunistas de que colaboraban con los ocupantes, lo que selló su triste destino. El comando inglés en Austria los entregó a los comunistas, quienes inmediatamente procedieron a su exterminación. No se tomó en cuenta que esos eslovenos de orientación nacional y católica no podían colaborar con los guerrilleros comunistas, pues sabían que su único propósito era la toma del poder y la implantación de la dictadura comunista.

B. M. Karapandzic, servio, correligionario del mencionado Dimitrije Ljotic, relata en su opúsculo la matanza de Kocevlje, donde junto a eslovenos y croatas fueron asesinados también "voluntarios" servios y montenegrinos, que durante la guerra lucharon contra los comunistas, mayormente en el territorio servio, ocupado por los alemanes. Eran en su mayoría partidarios de Ljotic, Nedic (jefe del gobierno servio bajo la ocupación alemana) y de Draza Mihailovic, abandonado por sus aliados ingleses en 1944, quienes creían que los guerrilleros de Tito perseguían en primer lugar la expulsión de las tropas enemigas y no la toma del poder. Así las cosas, a los guerrilleros anticomunistas no les quedó otra alternativa que cooperar cada vez más con el ejército del Tercer Reich.

Ya a fines de 1944, Servia era ocupada por las tropas soviéticas y las huestes comunistas, de modo que los "voluntarios" anticomunistas servios y montenegrinos se retiraban con la ayuda alemana a Croacia, luego a Eslovenia y, por último, a Austria. Allí fueron concentrados en Vetrinje junto con los eslovenos y pequeños grupos croatas. Los ingleses los entregaron a los guerrilleros comunistas so pretexto de trasladarlos a Italia. Eran algunos millares y todos fueron asesinados, mayormente en Kocevlje, Eslovenia. El autor dice textualmente: "En Kocevlje fueron exterminados todos los que el comando inglés había entregado a Tito, a saber: 12.000 "domobrani" eslovenos, 3.000 "voluntarios" servios, 1.000 "chetniks" montenegrinos y 2.500 "soldados croatas".

El autor indica en la página 62 una lista de documentos, sin citarlos en el texto, lo que le resta carácter científico, aunque este trabajo de Karapandzic constituye en sus razgos generales un testimonio fidedigno.

Leopold Rohrbacher relató, con la serenidad y minuciosidad propia de los autores alemanes, el exterminio de la minoría alemana en la actual provincia autónoma de Voivodina, dentro de la República Popular de Servia, por parte de los comunistas servios. En Yugoeslavia había mas de medio millón de alemanes, radicados durante los últimos siglos a raíz del retroceso del imperio otomano, en lo que antes era la Hungría Meridional, región agropecuaria sumamente fértil y extremadamente abigarrada desde el punta de vista étnico.

Una parte de esos colonos alemanes, temiendo la revancha comunista servia, se retiraba con las tropas alemanas en 1944. No obstante - según afirma el autor quedaron casi 250.000, que luego fueron exterminados bárbaramente o expulsados. De este modo quedaron arruinadas las ricas y progresistas colonias alemanas en Yugoeslavia, lo que tendría funestas consecuencias en la economía de la Yugoeslavia de posguerra. El destino cruel y la expulsión colectiva de las minorías alemanas en Polonia y Bohemia son harto conocidos, pero no tanto la suerte trágica corrida por centenares de miles de colonos progresistas alemanes de Yugoeslavia. Fueron reemplazados por los primitivos montañeses servios y montenegrinos a fin de modificar el carácter étnico de esa región tan fértil, la más rica de Europa Central. Los soviéticos propiciaban esas medidas drásticas e inhumanas, igual que en Polonia y Bohemia, con el propósito de crear causas permanentes de enemistad entre Alemania por un lado, Polonia, Bohemia y Servia por el otro y obligar a esos países a depender de Rusia frente a las justas reclamaciones de Alemania.

Mártires de la Fe, libro del autor croata Dr. Ivo Omrcanin, publicado en castellano, relata la matanza de los sacerdotes católicos croatas durante y después de la guerra. El autor reunió los datos referentes a 363 sacerdotes, asesinados no solamente por los comunistas, sino lamentablemente también muchos por los chetniks, nacionalistas servios. Los servios, nacionalistas y comunistas sin distinción, practices de Yugoeslavia, su cárcel nacional que practicaba la discriminación religiosa y caban la revancha sobre los croatas católicos por haberse separado de Servia, esto haber restablecido su Estado nacional. El Dr. Omrcanin publica, la nómina de esos mártires de la fe, agregando todos los pormenores, aunque no siempre completos, acerca del lugar, fecha y demás circunstancias de su muerte violenta. Se entiende que no es fácil recoger todos los datos mientras impere un régimen comunista en Croacia. Así y todo, el trabajo del Dr. Omrcanin constituye un documento de primer orden que, estamos seguros, atraerá la atención de los círculos católicos de habla española.

Para concluir, cábenos hacer notar que en 1945 los comunistas perseguían y exterminaban con particular saña y virulencia a los croatas, por haber defendido con arrojo y sacrificio sus libertades nacionales, políticas y religiosas. Hasta ahora no se ha publicado la documentación completa sobre tal genocidio. Como se trata de varias decenas de miles de asesinatos alevosos, crímenes individuales o colectivos, perpetrados en distintos lugares, la colección y la sistematización del material documentario tropieza con muchas dificultades, a lo que debe atribuirse que hasta la fecha no se haya publicado un libro exhaustivo y documentado sobre la tragedia croata, que reviste carácter de típico genocidio.

Charles Kamber,

Lynch, Nebraska, EE.UU.

 

 

P. Marko Japundzic, T.O.F. - Mateo Karaman (1700-1771) arcivescovo di Zara, Roma 1961, pp. 108.

Mateo Karaman, insigne arzobispo de Zadar, partidario de la conversión de los disidentes eslavos orientales y meritorio redactor de un misal glagolítico, no figuró en la historia política y literaria croata hasta que se inició, a mediados del siglo pasado, el Renacimiento nacional croata.

El padre Japundzic, doctor en ciencias eclesiásticas orientales, esclarece en el libro del epígrafe la vida y la obra de ese dignatario eclesiástico, aportando muchos datos inéditos hasta ahora que recopiló en la biblioteca vaticana. Su trabajo fue publicado con el debido Imprimatur.

Mateo Karaman nació en junio de 1700, se educó y fue ordenado sacerdote en Split, otrora soberbio palacio del emperador romano Diocleciano, situado en una comarca encantadora que, a partir del siglo VII, será la cuna del Reino de Croacia. Ordenado sacerdote ,por el arzobispo de Split (Archiepiscopus spalatensis, olim salonitanus, Dalmatiae, totiusque Croatiae primas) partió a Zadar a ocupar la cátedra de filosofía, esperando que el arzobispo de aquella ciudad, Vicente Zmajevic, insigne humanista y sobrino del arzobispo de Antivari, primado de Servia, iba a comprender los problemas de los sacerdotes glagolitas.

Con la finalidad de la propagación de la fe y para promover el retorno de los cristianos orientales, Zmajevic había fundado en Zadar un seminario "ilírico", que será inaugurado luego durante la administración de su sucesor Karaman. En ese instituto croata los seminaristas estudiaban, entre otras materias, la escritura glagolítica y el antiguo eslavo. Los Papas Adriano II y Juan VIII, atentos a las razones de la propagación de la fe, concedieron a los croatas, el uso del antiguo idioma eslavo en la liturgia, escrito con alfabeto especial, llamado glagoliza. Este privilegio excepcional rige hasta hoy día, de modo que en la región marítima de Croacia la santa misa se celebra en el lenguaje arcaico eslavo eclesiástico, mientras que las oraciones, epístolas y el evangelio se leen en el idioma croata literario. En momentos difíciles cuando se combatía la glagoliza con el fin de imponer el latín, los glagolitas croatas se defendían con la autoridad de San Jerónimo, oriundo de Dalmacia, presunto autor de la escritura glagolítica y Primer traductor de los Santos Evangelios en croata, habiéndose olvidado la actividad de los hermanos SS. Cirilo y Metodio.

El arzobispo Zmajevic envió a Karaman en 1723 a Rusia para perfeccionarse en el antiguo eslavo- eclesiástico que luego enseñaría en el seminario y le ayudaría en la redacción del nuevo misal glagolítico que pensaba editar, pues el último publicado en 1631, en redacción de Levakovic, adolecía de errores lingüísticos y conceptuales. Karaman residió en Rusia, en casa de Mateo Zmajevic, hermano del arzobispo de Zadar, quien, enemistado con los venecianos, huyó de Boka Kotorska y se refugió en Rusia. Ingeniero de construcciones navales, combate en 1714 al lado de los rusos contra los suecos. En buena medida, gracias a su inteligencia y audaz acción se salvó el emperador ruso y venció a la flota sueca. En 1722 fue nombrado almirante, con el encargo de reconstruir la flota rusa. Durante el reinado de Pedro el Grande y Pedro II se desempeñó como comandante supremo de la armada rusa. Por intermedio de ese croata, ferviente católico y almirante ruso, Karaman pudo vincularse con la clase dirigente rusa, con la corte imperial y conocer la vida y costumbres de ese inmenso país. Además de abocarse al estudio del antiguo eslavo, su preocupación constante era cómo hacer para que el pueblo ruso regresase al seno de la Iglesia de Roma. En ese sentido envía informes y propuestas concretas a la Sacra Congregación de la Propagación de la Fe en Roma. Recomienda el envío de misioneros croatas a Rusia a causa de la similitud idiomática. "La santa Iglesia católica tiene en los sacerdotes croatas un tesoro escondido", dice textualmente en uno de sus informes.

De regreso a su patria, es llamado a Roma a propósito de la redacción del nuevo misal glagolítico, nueva versión corregida del misal de Levakovic. Fue nombrado abad del convento de SS. Cosme y Damián, renombrado en la historia croata por haberlo fundado el rey croata Pedro Kresimiro IV (1058-1074), legándole extensas posesiones, libres de la injerencia del poder secular. Los escritos eclesiásticos con escritura glagolítica datan del siglo IX. Las ediciones más conocidas de los misales glagolíticos son: un misal del 1405, escrito en un convento dálmata y editado por el regente de Bosnia, Hrvoje Vukcic Hrvatinic; un misal editado en Senj en 1494 y otro que lleva fecha de 1483 pero sin consignar el lugar de su edición, luego el Misale Glagoliticum, impreso en 1628 y el ya mencionado misal de Levakovic de 1631.

Karaman, trabajando con absoluta dedicación durante dos años, preparó la nueva edición del misal glagolítico, que fue impreso en 1741 en Roma.

Como premio a su asidua labor y su vida ejemplar, fue designado obispo de Osor, diócesis de muy antigua data. Mientras tanto Esteban Rusic de Dubrovnik sometió a una severa crítica el misal de Karaman, lo que le obligó a una extensa y documentada réplica, que abarca 592 páginas y refleja sus profundos conocimientos históricos teológicos y filológicos. Tal vez la única objeción justificada sería de haber rusificado aún más el lenguaje en lugar de aproximarlo al idioma literario croata.

Seguidamente Karaman ocupará el cargo del visitador de los institutos ilíricos (por "ilírico" se entendía en aquel entonces croata) de Fermo, Loreto y Asís. En esos colegios cursaban estudios los clérigos destinados a difundir la doctrina cristiana en los Balcanes y especialmente en las regiones ocupadas por los turcos.

Muerto en 1745 el arzobispo de Zadar Zmajevic, su puesto lo ocupa Karaman. Zadar, una antigua ciudad dálmata, enclavada en el Adriático, fue durante siglos importante centro de la vida política, cultural y religiosa. Ya en el año 380 era sede del obispado y luego muchas órdenes tenían allí sus conventos. Los conventos benedictinos se remontan al siglo XI, siendo el más antiguo el de Santa María, que data de 1066, fundado por Cika, sobrina del rey Pedro Kresimiro. El historiador medieval italiano Farlatti, anota en su obra Iliricum Sacrum, que el año 1177 el Papa Alejandro II había visitado a Zadar (Zara) y fue saludado "imensis laudibus et canticis altissime resonantibus in eorum slavica lingua" (con grandes ovaciones y cantos muy resonantes en su lengua eslava).

En el territorio del arzobispado de Zadar vivían pequeños núcleos de cismáticos orientales, que se radicaron allí huyendo de los Balcanes ante las embestidas turcas durante los siglos XVI y XVII. Esos refugiados no alcanzaron las orillas del Adriático, por serle extraño ese elemento a su temperamento montañés. Entrando en contacto con esos disidentes el arzobispo Karaman se desilusionó bastante, Pues todo su celo misionario y sus afanes apostólicos tropezaban con la total incomprensión de los advenedizos ortodoxos, no sólo en el sentido religioso sino también cultural. Este enfrentamiento existe también hoy día y en forma más aguda, de modo que Croacia, país guardián de la frontera occidental que mereció hace siglos el título honorfíico de Antemurale Christianisatis, actualmente, frente a los asaltos del comunismo se levanta como una muralla del Occidente.

El autor esclarece muchos puntos discutibles acerca de la vida y obra de ese notable dignatario eclesiástico, fallecido el 7- V-1771 en Zadar, y pone en claro su actividad misionera con los eslavos disidentes.

Srecko Karaman, Buenos Aires.

 

 

Petar Ciklic: El Hombre y su Personalidad, Ed.: Club de Lectores, Buenos Aires, 1958, pp. 387.

Este es el segundo libro que el Dr. Ciklic ha publicado en la República Argentina. El primero, titulado Caracterología, vio la luz en Córdoba en 1948. El autor ha publicado además en Roma un libro en latín sobre la inteligencia humana.

El Dr. Ciklic estudió teología en su país natal, Croacia. doctorándose luego en la Universidad Gregoriana en Roma. Después prosiguió y amplió sus estudios durante varios años en Munich, Viena y Erlangen. Durante su estada en la Argentina residió en la ciudad de Córdoba, donde ejercía la actividad docente en el Seminario Metropolitano, en el Colegio de Monserrat y en la Escuela Normal Superior. Ahora, se encuentra en los EE.UU., ocupando el cargo de jefe del departamento de psicologia de la Universidad Loyola de Los Angeles.

El libro El Hombre y su Personalidad está destinado a los pedagogos, médicos, sociólogos, juristas, militares, sacerdotes, políticos, y a cuantos tengan inquietudes por conocer la personalidad, el temperamento y el carácter de las personas que los rodean, de penetrar en los estados anímicos y comprender su ser biopsíquico. Es una excelente introducción al estudio de la personalidad que, a la par provee al lector de amplia información sobre el tema, atrae por su agrado y por su interés. El objeto principal del autor fue despertar interés por los problemas psicológicos y ofrecer al lector una orientación en ese maravilloso mundo de los acontecimientos psíquicos, tan interesante y tan atractivo, pero también tan complicado si no se posee ningún sistema para orientarse en él. Uno de tales sistemas, probablemente el mejor, es la tipología de Kretschmer, que el Dr. Ciklic expone ampliamente en su libro. Se basa en la relación de diversos tipos corporales con diversos temperamentos y diversas personalidades. La psicología ha estudiado desde sus comienzos esta influencia de los factores constitucionales sobre el temperamento y el carácter humanos; es suficiente mencionar aquí los célebres médicos y fisiólogos antiguos Hipócrates y Galeno, la escuela tipológica francesa y el famoso texto de los "Aforismos" de la escuela médica de Salerno. Pero, como observa el Dr. Ciklic, "nadie antes de Kretschmer ha observado con tanto sentido psicológico las relaciones entre la constitución corporal y el temperamento humano". La exposición de la tipología de Kretschemer en el libro que comentamos es hecha siempre con miras a la finalidad del libro, que es la de ayudar a comprender la conducta de las personas más o menos normales que hemos de tratar en la vida diaria. Por esa razón el autor dedica más atención a los casos normales que á los patológicos. Entre los numerosos e interesantes ejemplos tomados de la literatura o la vida real que el autor cita para ilustrar los casos discutidos, se encuentra un gran número de ejemplos tomados de la literatura y de la vida nacional croata, lo que evidencia el esfuerzo del autor por hacer conocer de esta manera algunos detalles de la tradición cultural croata. Aunque el Dr. Ciklic considera el sistema de Kretschmer como el adecuado al propósito del libro, no se limita a él sino que se refiere también al método psicoanalítico y al experimental. Hay además un capítulo sobre la relación de la personalidad y el medio ambiente, y varios más sobre los signos expresivos de la personalidad: en la conducta y el modo de vestir, en los ademanes y la música, en el modo de hablar y escribir y en la fisonomía. En todos esos aspectos del tema el autor muestra tanto su profundo dominio de la materia como su capacidad de exponer los conocimientos 3 en una forma clara, coherente y amena.

Puede decirse, pues, que el libro cumple plenamente el objetivo que se había puesto su autor.

Branimir Anzulovic, Buenos Aires.

 

 

Jere Jareb, Pola stoljeca hrvatske politike (Medio siglo de política croata), Ed. Biblioteca de la Revista Croata, pp. 180. Buenos Aires 1960.

Dr. Vladko Macek, presidente del Partido Campesino Croata, actualmente radicado en Washington como asilado político, publicó en 1957 en Nueva York, en inglés, el libro de carácter autobiográfico: In the Struggle for Freedom (ver reseña en STUDIA CROATICA, Año II, Vols. 2-3, pp. 224- 26), resumiendo allí sus recuerdos y apreciaciones sobre la política croata, especialmente en lo concerniente al período entre las dos guerras, cuando actuó como el protagonista principal de los acontecimientos políticos en Croacia. Jere Jareb, joven publicista croata (cursó sus estudios en Zagreb y en Columbia University, EE..UU.) escribió, a raíz del libro del Dr. Macek, un extenso estudio, publicado primero en "La Revista Croata", Buenos Aires, que luego completó y publicó con el título del epígrafe, agregando copiosa bibliografía (pp. 143- 173) e índice de nombres.

El medio siglo de política croata que trata Jareb abarca de 1896 a 1945. En el primer capítulo, indebidamente breve, el autor analiza la crisis política causada por el sistema dualista de Austro- Hungría, en el que las provincias croatas estaban divididas en tres territorios administrativos. Cuando la monarquía multinacional de los Habsburgo, incapaz de transformarse en una comunidad de naciones libres, estaba agonizando - debido en gran parte a la situación anormal en Croacia-, el desenlace de la primera guerra mundial halló desprevenidos tanto a Viena y Budapest como a Zagreb. Austro- Hungría fue despedazada, en nombre del principio nacional, sin obtener Croacia su independencia nacional ni siquiera derechos políticos más amplios de los que tenía antes como reino asociado con atributos soberanos, sino que fue anexada al reino de Servia como una provincia más. La oposición de los croatas entre las dos guerras, el restablecimiento del Estado Independiente de Croacia en 1941 y los esfuerzos por consolidarlo y defenderlo ante los asaltos del comunismo yugoeslavo, constituyen el tema principal de ese libro, enfocado en tres fases.

El protagonista de la lucha nacional croata en la primera fase - 1919-1928 fue el fundador y presidente del Partido Campesino Croata, Esteban Radic y tras su violenta muerte, que inaugura la segunda fase - 1929-1841-, el liderazgo pasó a su sucesor, el Dr. Vladko Macek. El autor somete a minucioso análisis ese período, en que la resistencia croata, bajo la conducción de Macek se había convertido en el dinámico, coherente, disciplinado y combativo frente nacional contra la dictadura monárquica, una de las peores en la Europa de entonces. Hasta la muerte del Rey dictador, asesinado en Marsella en 1934, se completaba la acción en el frente interno y la de los exiliados que por primera vez en la historia croata recurrían a los métodos del terror político como consecuencia lógica de la incorporación compulsiva de Croacia, país de arraigadas tradiciones occidentales, en un Estado predominantemente balcánico Muerto el dictador Alejandro I Karageorgevich, se ahondan las divergencias entre los opositores croatas. La corriente nacionalista aboga por la ruptura incondicional de todos los vínculos estatales entre Servia y Croacia, mientras que el Partido Campesino Croata se inclina a un compromiso, si bien de carácter provisorio. El resultado de esos esfuerzos conciliatorios fue el Avenimiento (Sporazum, en croata), estipulado en 1939 en vísperas de la guerra, por el Partido Campesino Croata y el gobierno yugoeslavo, respaldado por la Regencia o, en rigor, por el príncipe Pablo de la dinastía servia Karageorgevich. Croacia obtuvo una autonomía restringida de carácter provisorio sobre un territorio amputado.

Jareb, compartiendo los puntos de vista nacionalistas, critica esa política de avenencia, analiza en detalle la gestión interna de Macek y su participación en el gobierno entre 1930-41. Sin embargo, omite analizar los hechos decisivos que llevaron a Yugoeslavia a adherir al Pacto Tripartito en marzo de 1941, acto éste que motivó el golpe de estado, organizado por un grupo de oficiales servios superiores, apoyados e instigados por los partidos tradicionales servios que perseguían, en primer lugar, la liquidación de la restringida autonomía concedida a Croacia. Los servios trataron de presentar a los ojos de los Aliados, a los representantes democráticos croatas como colaboracionistas de la Italia fascista y del Tercer Reich. El Dr. Macek, en su aludida obra, trató de rectificar las informaciones falsas que los políticos servios lanzaron durante la guerra.

En 1941, la oposición nacionalista croata aprovechó el citado golpe de estado y la disgregación fulminante de Yugoeslavia, proclamó la independencia de Croacia y tomó el poder. El nuevo gobierno fue reconocido por los países del Eje y se mantuvo hasta finalizar la guerra. Jareb, quien actuaba en las filas nacionalistas, reprocha al Dr. Macek por compartir la tesis de las propagandas que durante la guerra sostenían la ilusión del Reino de Yugoeslavia y tildaban a los nacionalistas croatas de quislings y colaboracionistas. El autor comprobó que el restablecimiento de la independencia de Croacia correspondía a los deseos del pueblo y estima, que pese a la desfavorable situación exterior que dictaba cierto grado de acomodación con el todopoderoso Tercer Reich, hubo que aprovechar la oportunidad brindada.

Trata in extenso los problemas relacionados con la proclamación y organización del Estado Independiente de Croacia, señalando los errores y omisiones cometidos por el régimen del Dr. Ante Pavelic. En su opinión, el error capital de Pavelic fue no haber hecho nada ni permitido que en el momento preciso otros hicieran lo necesario para desvincular a Croacia del Tercer Reich y buscar la manera de que el ejército croata colaborase con las fuerzas aliadas al menos después de la capitulación de Italia. Jareb recalca que los nacionalistas croatas, en primer lugar la joven generación intelectual, no seguía a Pavelic como un ideólogo político sino que luchaban y postulaban la restitución y consolidación del Estado nacional croata. Examina con apreciaciones críticas los datos, incompletos aún, tocantes al frustrado intento de golpe de estado en Croacia en el verano de 1944, cuyo objetivo fue plegarse a los Aliados occidentales. Expone detenidamente las relaciones entre Pavelic y la Italia fascista, mereciendo su juicio negativo la actitud de Pavelic.

En el capítulo final aboga por una acción aunada de todos los exilados croatas y censura la discriminación que se hace de aquellos que durante la guerra pelearon por su Estado nacional. En ese sentido, cuando se refiere a la situación imperante en la Croacia de posguerra, objeta a los comunistas croatas el haber aceptado el programa servio de restituir a Yugoeslavia, desintegrada en 1941, en lugar de mantener el Estado nacional croata, aunque con el régimen comunista. El federalismo, invocado por los comunistas yugoeslavos, lo define como un mero disfraz de la dominación servia. Así y todo, hace una concesión a los comunistas, en nuestra opinión injustificada, como si ellos hubieran salvaguardado los intereses croatas en la costa adriática y dado impulso a la industrialización del país.

El método de Jareb es analítico-crítico, concordante con el que prevalece en la ciencia política e histórica norteamericana. Si bien su posición básica arranca del nacionalismo, la exposición y valorización del acontecer histórico dista mucho de ser propaganda política. Su libro, copiosamente documentado, ambiciona servir a la verdad y, por ende, a su pueblo. La documentación no es completa, debido a que muchos documentos no están al alcance y por atribuir el autor a ciertos datos e informaciones mayor valor del que tienen. En resumen, su obra es un intento serio de examinar con método crítico y científico los hechos ocurridos en la política contemporánea croata. El autor mismo destaca que no se trata de conclusiones definitivas. El libro de Jareb puede ser útil para los extranjeros interesados en las relaciones políticas y nacionales en Yugoeslavia, hasta tanto no aparezca una obra similar en un idioma mundial, pues refuta con argumentos y documentos a la vista tantas falsedades en relación con la lucha croata por la autodeterminación y libertad nacional, divulgadas por la propaganda yugoeslava tanto antes y durante la guerra como ahora.

Ivo Bogdan, Buenos Aires.

 

 

 



[1] Ultimamente, las cancillerías de los países occidentales hacen distinción entre los neutrales y neutralistas. "Si neutral significa una posición centrista con inclinación política hacia Occidente, neutralista implica una posición centrista con inclinación política hacia Oriente" (New York Times).

[2] Ljubomir Davidovic, que sus amigos apodaban "Cika (viejo) Ljuba", destacado político servio, entonces presidente del gobierno y presidente del Partido Demócrata. Había inaugurado una política reconciliatoria con la oposición croata, pero pronto tuvo que dimitir.

[3] Gospodar, amo, vocablo que usan servios y montenegrinos para referirse al rey, por ser autócrata. En este caso se refiere a Alejandro I, de la dinastía servia Karageorgevic.

[4] El general Petar Zivkovic, uno de los oficiales que en 1903 habían asesinado bárbaramente al último rey de la dinastía Obrenovic y su esposa Draga, y entronizaron a los Karageorgevic; uno de los exponentes principales de la camarilla militar servia. Abolida la constitución en 1929, presidía el gobierno dictatorial del rey Alejandro.

[5] Milan Gavrilovic, jefe del Partido Agrario Servio al morir Jovan Jovanovic; en 1940-1941 embajador yugoeslavo en Moscú; miembro del gobierno yugoeslavo exilado en Londres, actualmente presidente del Comité nacional servio en Estados Unidos. Siendo un fanático chovinista servio, a raíz del atentado cometido contra Radic escribió en el más importante diario de Belgrado "Politika", que Radic se había sublevado contra el Estado, pero que el Estado resultó ser más fuerte que él.

[6] Dr. Ante Trumbic, político croata, presidente del Comité Yugoslavo en el exterior durante la primera guerra mundial; primer canciller del Reino de los Servios, Croatas y Eslovenos y delegado en la Conferencia de Paz. Al advertir que los servios gobiernan en el nuevo Estado como si se tratara de la Servia ampliada, recurriendo a métodos antidemocráticos, abogó por la libertad nacional de Croacia (Ver: Studia Croatica, Nro. 1, Año 1, p. 93).

[7] En 1918, trás la ruptura de todos los vínculos entre Croacia por un lado y Austria y Hungría por el otro, Radic se oponía a la simple "unión" entre Croacia y Servia. Subrayando que los croatas y los servios son dos pueblos diferentes con distintas culturas y tradiciones estatales, postulaba una especie de confederación entre dos Estados iguales y soberanos.

[8] Milan Rakic, destacado poeta servio. A la sazón la legación yugoslava Roma se hallaba en el Palacio Farnese. En el servicio diplomático del nuevo Estado estaban casi exclusivamente los servios.

[9] Vladko Macek, sucesor de Radic, presidente del Partido Campesino Croata, exigía del Rey la reforma de la constitución seudodemocrática y centralista y, para Croacia, status de estado confederado.

[10] Milan Sufflay, eminente historiador y albanólogo, ideólogo nacional croata de acentuada orientación occidental, amigo y consejero del Dr. Macek. Fue asesinado por la policía política de la dictadura real. Por iniciativa del ingeniero Agustín Kosutic, vicepresidente del Partido Campesino Croata, asilado a la sazón, "La Liga para los Derechos del Hombre" con sede en Berlín dio a publicidad una protesta contra ese atentado y contra las medidas represivas en general de la dictadura yugoeslava. Esa protesta fue firmada, entre otros, por el sabio Alberto Einstein y el escritor Heinrich Mann.

[11] Mile Budak, gran novelista y político croata. Los agentes de la dictadura lo dieron, igual que a Sufflay, en la calle de Zagreb, golpeándole en la cabeza. A duras penas sobrevivió. Fue colgado por los comunistas en 1945.

[12] Jovan Banjanin, político servio, durante 1935-41 miembro suplente en el eje de Regencia, designado en el testamento del rey Alejandro.

[13] Alexis Saint-Léger, ganador del premio Nobel de literatura de 1960 bajo el seudónimo literario Saint-John Perse.

[14] Svetozar Pribicevic, presidente del Partido Demócrata Independiente, que agrupaba mayormente a la minoría servia en Croacia. Pribicevic trabajó por todos los medios, lícitos, e ilícitos por la anexión de Croacia a Servia. En 1918 desempeñó papel decisivo. Por algún tiempo fue el asesor principal del rey Alejandro en lo concerniente al "problema croata" y partidario de los métodos violentos del centralismo de Belgrado y de la hegemonía servia. Sin embargo, enfrentado con la realidad de la Servia balcánica, paulatinamente prevaleció en él la influencia occidental y la educación de su juventud. Como tal chocó con las ambiciones autócratas del rey Alejandro y, se unió a la oposición de Radic. En la lucha subsiguiente por los derechos y las libertades políticas de Croacia y otras regiones, pertenecientes otrora a Austro- Hungría, fue consecuente hasta el final. Durante la dictadura, por una feliz casualidad escapó al atentado organizado por la policía política. Por intercesión de Masaryk le fue otorgado el pasaporte. Se asiló y murió en el exilio, pobre, enfermo y decepcionado.

[15] Milan Spalajkovic, político de orientación granservia, embajador de Belgrado durante muchos años en París.

[16] Baja, apodo de Nicolás Pasic, jefe del Partido Radical Servio que dominó totalmente en el escenario político servio y luego yugoeslavo, tras la eliminación del último Obrenovic del trono servio, de 1903 hasta 1926. Durante el reinado del débil Pedro I era, de hecho, dictador de Servia. Luego chocó con las ambiciones autócratas del rey Alejandro I, quien, por fin logró quitarle el poder. Durante la Rusia zarista era un típico exponente del imperialismo ruso en los Balcanes y, en Servia, arquitecto de la política que desembocó en el atentado de Sarajevo, prólogo de la primera guerra mundial.

[17] El general Pera Zivkovic. Ver nota 8.

[18] Stojan Protic, político servio, algún tiempo primer ministro del reino de los servios, croatas y eslovenos. A diferencia de Pasic, se oponía al centralismo opresor en detrimento de los croatas.

[19] Triunicato (Trojednica) forma abreviada del título diplomático del "Reino de Croacia, Eslovenia y Dalmacia", que en virtud de "Nagodba", acuerdo húngaro- croata de 1867, tenía status de reino asociado, cuya capital era Zagreb y el jefe del poder ejecutivo Bano (virrey), mientras que el poder legislativo lo detentaba el Parlamento (Sabor). El virrey y el Parlamento eran enteramente soberanos en los asuntos de la administración interna, de la judicatura, educación, culto, agricultura, mientras que el ejército, servicio diplomático, finanzas y comunicaciones incumbían en parte, o en su totalidad, al gobierno conjunto de Budapest o Viena, respectivamente. "Nagodba" fue un acuerdo de carácter internacional y toda modificación estaba supeditada a la aprobación del Parlamento de Zagreb. Los croatas luchaban por la ampliación de los fueros de su gobierno, esto es por la igualdad completa con Austria y Hungría y por la incorporación de las provincias de Istria, Bosnia y Herzegovina al Triunicato. La oposición de los chovinistas húngaros y los pangermanos austríacos a la satisfacción de las reclamaciones croatas favorecía la agitación de los terroristas servios, tendiente a la separación de Croacia de la Monarquía danubiana y a la creación de un Estado común de los eslavos del sur.

[20] Bajo la presión de la situación internacional, en vísperas de la segunda guerra mundial, el gobierno yugoeslavo del Dr. Dragisa Cvetkovic, con aprobación del Príncipe regente Pablo Karageorgevic, el 26 de agosto de 1939, concertó una avenencia con el presidente del Partido Campesino Croata, dr. Vladko Macek, en virtud de la cual se formó "Banovina Hrvatska", el Banatato Croata, si bien, sobre el territorio étnico-histórico croata reducido y con facultades limitadas y con el carácter provisorio. La creación de un gobierno autónomo croata dio motivo a reacciones violentas en todos los círculos panservios. A Dragisa Cvetkovic lo llamaban despreciativamente "el gitano". Dicha Avenencia fue la causa principal del golpe militar del 27/III/1941, que provocó una crisis política tanto interior como exterior, seguida por la fulminante capitulación y el desmembramiento del Reino de Yugoeslavia. Los trozos que transcribimos caracterizan fielmente la mentalidad de los círculos servios responsables.

[21] Dr. Milan Curcin, servio oriundo de Voivodina, director y editor de la revista "Nueva Europa" de Zagreb, partidario de una Yugoeslavia organizada democráticamente amigo íntimo de Ivan Mestrovic.

[22] Slobodan Jovanovic, catedrático de derecho constitucional, presidente de la Academia Servia de Ciencias de Belgrado, el más descollante intelectual servio. Encabezó la agitación contra la "Avenencia". Apadrinó el golpe de Estado del 27/III/1941, y de 1941-43 presidió el gobierno yugoeslavo exilado en Londres, de tendencias netamente anticroatas.

[23] El autor alude aquí a uno de los numerosos casos en que los órganos del poder dictatorial mataban a los patriotas croatas indefensos por haber izado la bandera croata o entonado canciones patrióticas. En Senj, en Croacia con motivo de un concierto, los gendarmes asesinaron, el 9/V/1937, a seis muchachos y a una muchacha, hiriendo a muchas personas con balas dum-dum.

[24] Misa Trifundovic, uno de los líderes del Partido Radical Servio; durante la última guerra, ministro en el gobierno exilado y, por breve período, su presidente.

[25] Bogdan Popovic, profesor de literatura, miembro de la Academia Servia de Ciencias y destacado escritor.

[26] "Turcos", apodo popular para los musulmanes de Bosnia, que constituyen un tercio de la población. En boca de un intelectual y político es un término despectivo no se trata de turcos sino de aborígenes bosniacos, que son del mismo origen, hablan el mismo dialecto que los croatas católicos.

[27] Lale, sobrenombre que a veces se usa para especificar a los servios de Voivodina, fértil región agropecuaria lindante con Rumania y Hungría, con mayoría no servia.

[28] Mestrovic especificó en otro lugar (ver: The Croatian Voice, 17/IX/1956, Winnipeg, Canadá) que el general italiano aludido era Mario Roatta, comandante del Ejército italiano destacado en el frente balcánico.

[29] Dr. Milan Fotic, destacado diplomático servio, durante la guerra embajador yugoeslavo en Washington; maquinaba contra los croatas y abogaba por la creación de gran Servia.

[30] Desafortunadamente, la impresión desfavorable de A. Dulles era acertada pues Subasic no supo defender los intereses croatas. Sin ser autorizado por su partido concertó con Tito en 1944 el pacto funesto que los comunistas burlaron con premeditación.

[31] Dr. Juraj Krnjevic, secretario general del Partido Campesino Croata, vicepresidente de los primeros gobiernos yugoeslavos en el exilio. Se oponía a las tendencias granservias de la mayoría de los miembros de dichos gobiernos, como asimismo al pacto Subasic- Tito. Vive asilado en Londres y desarrolla una intensa actividad política por la liberación de Croacia del comunismo, de la dominación servia y por el restablecimiento del Estado croata democrático dentro de la comunidad de los pueblos de Europa Occidental.

[32] E. Kardelj y Sekulic: La Ley Constitucional, Boletín Oficial, p. 16, Zagreb, 1953.

[33] En otra parte de este trabajo analizaremos algunas características generales del federalismo yugoeslavo. Sin embargo, nos parece que es necesario señalar desde ya ciertas contradicciones que asoman en el mismo texto de la Ley Constitucional. Al lector no le será difícil advertir que muchas facultades que competen al Consejo Ejecutivo Federal (por ejemplo, Art. 79, 5) referente a la ratificación de los convenios internacionales) incumben al mismo tiempo a la Asamblea; como es el caso de la misma ratificación (Art. 15, 8). Esta objeción se refiere a la formulación defectuosa e imprecisa del mismo texto, puesto que, en rigor, el trabajo del Consejo Ejecutivo concuerda siempre con el trabajo de la Asamblea, si bien no cabe duda alguna que la Asamblea obedece a las instrucciones del Consejo y no viceversa.

[34] Vjesnik, 18/IV/1961, Zagreb.

[35] Vjesnik, 30/XII/1952, Zagreb

[36] Umberto Urbani: Scrittori Yugoslavi, Trieste 1927, pp. 199-200.

[37] Giovanni Maver. L'Europa Orientale, 1924, p. 51-2.

[38] Slavko Jezic: Hrvatska Knjizevnost (La literatura croata), Zagreb 1944, 382- 3.

[39] Ante Petravic; Cetvrte studije i portreti (Estudios y retratos, libro IV), Split, 123, p. 112.

[40] Milan Begovic: Hrvatska, proza XX stoljeca, (La prosa croata del siglo XX) Zagreb, 1943, p. 193.

[41] Jean Dayre: Anthologie des conteurs croates modernes, Zagreb 1933, p. 259.

[42] Andric, El puente sobre el río Drina, Belgrado 1945, p.

[43] Arnold J. Toynbee: Estudio de la historia - Compendio I-VI por D C. Somervell, Buenos Aires 1952, P. 421.

[44] "Siva knjiga" - Odmetnicka zvjerstva i pustosenja, (Libro Gris - Atrocidades y devastaciones de los sublevados) - Edición del Ministerio de Asuntos Exteriores del Estado Independiente de Croacia, Zagreb 1942, p. 100.

[45] Vinko Nikolic: Ivo Andric Premio Nobel, Revista Croata, Buenos Aires 1961 Tomo 44, p. 446.

[46] Omitimos analizar el libro "La Crónica de Travnik", por considerarse generalmente "El Puente sobre Drina" como la obra más característica de Andric. Además "La Crónica de Travnik" que acaba de aparecer en Buenos Aires con el título "Sucedió en Bosnia" será objeto de una reseña aparte en Studia Croatica.

[47] D. A. Tomasic: Sobre la nacionalidad de los musulmanes en Bosnia y Herzegovina, Studia Croatica, Nos. 3-4, pp. 174-180, Buenos Aires 1961.

[48] D. A. Tomasic: "Nueva clase y nacionalismo", Studia Croatica, Año I, Nro. 1, pp. 63-64.

[49] Bosanski pogledi - Enfoques bosníacos. Viena, año II, Nos. 9 y 10

[50] K. S. Pavlovic: Vojislav Marinkovic i njegovo doba (V. Marinkovic y su época), libro IV, Londres 1957, pp. 130-31.

[51] Ivan Mestrovic: Uspomene na politicke ljude i dogadjaje, Buenos Aires 161, p. 290.

[52] Mons. Ivan Evangelista Saric, arzobispo de Bosnia-Herzegovina, oriundo de Travnik. Perseguido por los comunistas, buscó asilo en Austria en 1945; falleció el año pasado en Madrid. Ver: Studia Croatica Vol. 1, Año II, pp. 91- 93.

[53] Bogdan Radica: "Slovo o hrvatskom slovu" - Charla sobre las letras croatas, Revista Croata, Vol. 40, pp. 429, Buenos Aires 1960.

[54] Bosnia y Herzegovina, dos provincias históricas croatas, no están incluídas en la presente reseña por falta de los correspondientes datos estadísticos.

[55] Este cuadro está compuesto conforme a las fuentes siguientes: SGJ - Anuario Estadístico Yugoeslavo - 1954- 1960; El Boletín estadístico mensual Nø 116, Ed. del Instituto Federal de Estadísticas, Belgrado, 1958; Indeks, Nos. 4/58/59/60, Belgrado; Inversiones 1947- 1958, Ed. del Banco de Inversiones, Belgrado, 1959; El Boletín Estadístico del Banco Nacional, años 1958, 1959, 1960 y el Nø 1/1961; Estadística demográfica, 1956 y 1967, Ed. 1959/1960, Belgrado.

La estimación del ingreso para los años 1947, 1948 y 1949 fue deducida por el autor, debido a que la estadística oficial registra sólo el ingreso para todo el territorio de Yugoeslavia, sin discriminarlo por "repúblicas populares".

Las cifras son expresadas en precios de 1956. La conversión a los precios fijos de 1966 fue realizada en base a los datos referentes al ingreso nacional de Yugoeslavia en 1947-59, publicados en el Anuario Estadístico Yugoeslavo de 1960. El dato relativo al ingreso para 1960 fue extraído del diario Vjesnik del 2/II/1961 y la conversión a los precios fijos la hizo el autor en base a las cifras correspondientes a la fluctuación de los precios suministradas por el ministro Todorovic ante la Asamblea Federal (ver Borba, 1/3/1960) y en base al índice del crecimiento real del ingreso entre 1959 y 1960, publicados por Economic Survey for Europe, Ginebra 1961. Las inversiones corresponden a las invertidas en los fondos básicos (el capital fijo).

[56] Ivo Vinski: Inversiones en Croacia entre las dos guerras, Belgrado 1956 (en croata).

[57] S. Stajic: El ingreso nacional de Yugoeslavia, Ed. Instituto Económico de Servia, Belgrado 1959 (en servio).

[58] Bibliografía: Además de la ya citada, Dr. Ivo Vinski: La riqueza nacional de Yugoeslavia, Zagreb 1957 (en croata); Indeks, ed. del Instituto Fed. de Estad., años 1953-54; Anuario Estadístico del Reino de Yugoeslavia, Belgrado 1940.

[59] Abarca el territorio de la actual "República Popular de Croacia", menos Istria, Rijeka, Zadar y Lastovo. Las siglas R. P. significan: república popular.

[60] Ver: Vinski, op. cit., p. 13.

[61] Dr. I. Vinski, op. cit.; La Estadística oficial del Fondo Monetario Internacional. El Dr. Vinski cita la cifra de 120.000.000 de dinares de 1938 como ingreso del exterior, promedio 1919-1940. El término "ingreso neto" no está aclarado. Para el período de posguerra hemos tomado la suma global de la ayuda económica, distintas donaciones (salvo particulares) y préstamos a largo plazo. Entre todos, el rubro más importante es la ayuda económica. No se tomó en cuenta la ayuda de la UNRA en 1946 y 1946 (cerca de 50 millones de dólares). La parte correspondiente fue calculada según la participación de Croacia en el total de inversiones brutas del 47 al 1959 (23,7%).

[62] En parte eso resulta también debido a la diferente metodología de calcular el ingreso nacional en los países comunistas, que no incluye los ingresos llamados deducidos, esto es: pensiones, jubilaciones, rentas, etc. A efectos comparativos, el ingreso de preguerra fue ajustado conforme a esa metodología en los estudios del Dr Vinski Según el cálculo de las Naciones Unidas ese ingreso importaría 13.480 millones de dinares para el período de preguerra.

[63] Ekonomska Politika, 7.X.1959, p. 1139.

[64] El porcentaje correspondiente al período de posguerra se hizo según los cálculos análogos a los del economista D. Vojnic en Ekonomski Pregled (Reseña Económica) 10-1959, Zagreb 1959, y el correspondiente al período de preguerra que se publicó en el estudio citado del Dr. Vinski. El término "inversiones netas" equivale a las inversiones brutas menos amortización.

[65] Inversiones 1947-1958, op. cit.; Boletín Estadístico del Banco Nacional, op. cit.

[66] Estimación efectuada según los mismos cocientes que para el ingreso nacional. De acuerdo a ciertos datos - Vinski, Stajic en la Reseña Trimestral de la economía de Yugoeslavia, IV, 1964 - puede estimarse que la participación de la agricultura en el ingreso nacional de preguerra para el determinado territorio de Croacia alcanzaba a cerca del 40%.

[67] "Industrija 1959", ed. Instituto Federal de Estadística, Belgrado, 1960.

[68] Ver: la revista india de estadística Sankhya de 1955. La fórmula modelo reza:

Yt = Yo { 1 + a (Lk Bk +Lc Bc) [(1+ Lk Bk) t - 1]}

Yt = ingreso nacional en año t; Yo = ingreso nacional en año base; a = participación de inversiones en el ingreso nacional; Lk = porcentaje de inversiones en el Sector I en relación al total de inversiones; Bk = rentabilidad marginal de inversiones en el Sector I; Lc = porcentaje de inversiones en el Sector II; Bc = rentabilidad marginal.

El economista B. Horvat dice que en la planificación de la economía yugoeslava se aplicó un modelo similar (ver: Ekonomist, 2-1960).

[69] Es de interés hacer ver que las pérdidas calculadas coinciden casi con las pérdidas estimadas en la agricultura - 232: 234: Valdría la pena examinar en qué medida se trata aquí de una correlación.

[70] Ver: M. Mirkovic: Uvod u Ekonomiju FNRJ - Introducción a la economía de Yugoeslavia - Zagreb, 1958.

[71] Ver: Estudios y análisis (Studije i analize), N 9, Belgrado 1959.

[72] Ver: Indeks, 3-1961; Boletín Estadístico del Banco Nacional, 1-1961.

[73] La derrota de Kosovo (1389) dio por terminada la independencia política de Servia medieval y el comienzo de casi quinientos años de dominio turco. El triunfo de los osmanlíes se debe a la profunda crisis del mundo de la civilización bizantina. Los pueblos balcánicos, puestos ante el dilema: resistir con ayuda del Occidente, condicionada a la unión con Roma, o avenirse a los turcos, eligieron la Pax ottomanica.