CON MOTIVO DE LA EDICIÓN MADRILEÑA DE LA SAGRADA ESCRITURA EN CROATA
Pablo Tijan
Studia Croatica, volumen 3-4, 1961
Acabada la última contienda mundial, la capital de España inició a grandes pasos el proceso de convertirse en centro cultural de carácter cosmopolita. Aparte de un elevado número de hispanoamericanos que en Madrid estudian y desarrollan sus actividades culturales, hay en la capital de España muchos intelectuales y estudiantes de todos los países del Centro y Este europeo que aquí continúan sus estudios y trabajan intensamente para sus respectivas colectividades nacionales en el exilio. Los que por su seria y sistemática labor cultural se destacan más entre ellos son, indudablemente, los croatas.
La colonia croata tenía en Madrid, durante casi dos lustros, la sede de su organización Croatia Academica Catholica, agrupación central de los intelectuales católicos croatas diseminados por todos los países del mundo. Esta organización publicó desde 1949 hasta 1955 su revista Osoba i Duh (Persona y Espíritu) bajo la dirección del P. Jacinto Eterovic, O.P. y el poeta y periodista Lucas Brajnovic. La inevitable dispersión de los jóvenes intelectuales croatas, acabados sus estudios universitarios en España, comportó también la supresión de la publicación de esta bien dirigida revista. Aunque es de lamentar su desaparición, sin embargo, hay que decir que tales revistas tienen su propio momento histórico y cumplida su tarea, pueden y deben ser sustituidas por otras empresas editoriales que se adapten mejor a las nuevas circunstancias y oportunidades.
Durante los años de su más fecunda actividad, la organización Croatia Academica Catholica edita, en 1953, la segunda edición del Nuevo Testamento en magnífica traducción croata de Mons. Ivan Ev. Saric, anciano arzobispo de Sarajevo y poeta, que también halló en Madrid el refugio y la paz al calor de los cuarenta años de benemérito apostolado en su arquidiócesis. Esta edición del Nuevo Testamento, destinada a los emigrados croatas, ha sido bien acogida de modo que una nueva empresa, la editorial croata Osvit, fundada en Madrid por el escritor Lucas Brajnovic, decidió publicar todos los libros de la Sagrada Escritura, cosa que en este año ha sido llevada a cabo[1].
Las ediciones de la Sagrada Escritura siempre son un acontecimiento cultural de primer orden, puesto que la mayoría de las naciones modernas comienzan su historia literaria precisamente con la traducción de la Biblia en lengua vernácula. A España se debe el honor y el mérito de haber editado la primera Biblia políglota. Actualmente está preparándose otra edición poliglota del Libro de los Libros. Cabe, pues, dentro de la tradición biblicista española, hablar también de esta edición croata.
Los croatas son los primeros eslavos que recibieron el Santo Bautismo, ya en los siglos octavo y noveno, permaneciendo siempre fieles a la Iglesia católica romana. La tradición bíblica entre ellos es muy antigua y muy arraigada, pues se apoya nada menos que en la autoridad de San Jerónimo. Es sabido que los croatas de la costa adriática conservaron el privilegio de usar el eslavo eclesiástico en la liturgia, concesión excepcional que consagra definitivamente su fidelidad a la lengua y a la escritura de los apóstoles eslavos SS. Cirilo y Metodio. En momentos difíciles, cuando había necesidad de oponerse a la latinización, los glagolitas croatas defendían sus prerrogativas con la autoridad de S. Jerónimo como presunto autor de la escritura glagolítica y primer traductor de los Santos Evangelios en croata, habiéndose olvidado la verdad histórica de los SS. Cirilo y Metodio.
No puede decirse con seguridad cuándo empieza a traducirse la Biblia en la viva lengua croata, pero los más antiguos textos de la lengua croata son precisamente los textos bíblicos que encontramos en los evangelistarios y leccionarios. El más antiguo leccionario conservado es el de Korcula y data del siglo XIV. El leccionario de fray Bernardino Spalatense es el primer texto bíblico croata impreso y, al mismo tiempo, el primer libro croata impreso con caracteres latinos. El propósito bien definido de traducir toda la Biblia en croata y editarla, nace a principios del siglo XVI son los años que siguen a la Poliglota Complutense. La iniciativa se debe al insigne príncipe Bernardino Frankopan que, en 1521, encargó a cinco glagolitas croatas la traducción de la Biblia entera a la lengua croata. Los croatas se adelantan, pues, a la Reforma en cuanto a la apreciación de los textos bíblicos para la educación de los feligreses y serán los mismos protestantes los que, más tarde, reconocerán estos esfuerzos católicos croatas y se servirán de ellos para su propaganda entre los eslavos del Sur. No obstante, este intento del príncipe Bernardino no fue nunca realizado, probablemente a causa de las invasiones osmanlíes que despojaron al anciano aristócrata de sus mejores posesiones.
A pesar de las guerras con los turcos, las ocupaciones biblicistas en Croacia no se abandonan y cien años después del intento del príncipe Frankopan, el jesuíta Bartolomeo Kasic tradujo el texto entero del Antiguo y Nuevo Testamento en la viva lengua croata, pero no logró imprimirlo porque las tradiciones glagolitas fueron demasiado fuertes y los sacerdotes preferían el lenguaje arcaico eclesiástico para los textos sagrados. Siguieron numerosas realizaciones parciales hasta el año 1831 cuando, por fin, se logró publicar el texto íntegro de la Biblia en croata. Desde entonces hubo varias ediciones posteriores, siempre de nuevos traductores que perfeccionaban la lengua de la traducción y el aparato crítico,. según los nuevos resultados de las ciencias bíblicas.
Sin embargo, hay una faceta en la tradición biblicista del pueblo croata que lo distingue de otros pueblos y lo acerca al español. Es el afán misionario, común a los católicos españoles y croatas. Ya se ha dicho que los españoles se adelantaron a la Reforma en cuanto al cultivo de las ciencias bíblicas, igual que los croatas, por lo menos con respecto a las traducciones y a la lectura de la Sagrada Escritura.
En este sentido es muy significativo el caso del dominico croata Padre Benjamin que se marchó a la lejana Rusia y allí hizo para el archiepíscopo Genadio de Novgorod la traducción completa de la Biblia en el idioma eslavo eclesiástico incorporando las partes ya existentes y completándola con el resto traducido de la Vulgata. Así nació, en 1499, el primer texto íntegro del Antiguo y Nuevo Testamento en Rusia. Quedó, por cierto, en manuscrito, pero lo utilizaron los traductores y editores posteriores, siendo base y modelo para la famosa Biblia de Ostrog, la primera Biblia en eslavoeclesiástico (1581), de la que luego saldrán todas las modernas versiones bíblicas de los eslavos orientales.
Otro misionero croata en Rusia el célebre padre del paneslavismo, Jorge Krizanic (+ 1683), se ofrecía al zar Alejandro Michajlovic para preparar una nueva y corregida edición de la Biblia en ruso, porque la existente de Francisco Skorina (Praga, 1517-1519), había sido hecha bajo influencias protestantes y la de Ostrog estaba anticuada por su idioma antiguo eslavo- eclesiástico. Esta iniciativa de Krizanic no tuvo ningún éxito, como tampoco el resto de su misión, porque era catolizante.
Igual que otras literaturas cristianas europeas, también la croata consta en su período medieval de gran parte de misterios, poemas y cuentos con motivos bíblicos, obras generalmente anónimas de devotos monjes y sacerdotes. El primer poema de la nueva literatura croata es Judit (1501) de Marcos Marulic (1450- 1524) escritor conocido también en España por sus obras latinas. Con particular preferencia se traducían y parafraseaban los salmos. El primer salterio croata conocido data de fines del siglo XIV y las mejores paráfrasis poéticas las hicieron los grandes poetas del Siglo de Oro de la literatura ragusea, Gundulic y Gjurgjevic. La tradición bíblica tampoco desaparece de la literatura croata en los tiempos modernos y su último gran poeta y escritor, Vladimir Nazor (18751949), tiene entre sus poesías el ciclo Leyendas bíblicas.
Paralelamente encuentran los motivos bíblicos su expresión también en las Bellas Artes de modo que toda la cultura nacional croata está penetrada en la Sagrada Escritura. Con ella empieza su creación cultural, su escritura y su lengua literaria y con ella culmina en la actualidad: la serie de unos cuanta magníficos relieves en madera con motivos del Nuevo Testamento por Ivan Mestrovic que es lo mejor y lo más logrado del arte contemporáneo croata, coronando dignamente una milenaria tradición biblica.
Encargado por el Episcopado croata, Mons. Saric tradujo el Antiguo y el Nuevo Testamento directamente del original, utilizando también la Vulgata y las anteriores versiones croatas. La lengua de su traducción es el más puro lenguaje literario croata moderno, salpicado con unos arcaismos propios de los textos litúrgicos que imprimen a la obra un elevado aire sobrenatural. La primera edición, provista de notas, comentarios y consejos para el uso práctico de los feligreses, apareció en Sarajevo en 1942 y, pese a la guerra, fue pronto agotada.
La segunda edición hecha en Madrid, en 1953, por encargo de la Croatia Academica Catholica, abarca, como ya está dicho, únicamente el Nuevo Testamento con idéntico texto que la de 1942, de la que se distingue por el Prólogo y por magníficas láminas de los mejores artistas croatas. Tras la portada trae la reproducción en colores de una miniatura de Julio Clovio (1498-1578), amigo y protector de El Greco. En el texto hay ocho láminas con fotograbados en relieve con motivos bíblicos que talla en madera el famoso escultor croata Ivan Mestrovic.
Bien acogida por los emigrantes croatas esta edición del Nuevo Testamento, la editorial Osvit emprendió la dura y arriesgada tarea de editar de nuevo todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento. Gracias al mecenazgo del ilustre intelectual español, Dr. D. Mariano Aguirre Martinez la infatigable labor del fundador y director de la editorial Osvit, los croatas tienen desde ahora una Biblia completa y moderna, escrita en una lengua croata viva y actualizada, y provista de notas y aclaraciones en las que se expone al conocimiento del lector los nuevos resultados de las ciencias bíblicas.
Esto de modernizar la lengua de la traducción y poner al día el aparato crítico, es la innovación más importante en esta nueva edición de la Biblia en croata. Los tiempos actuales exigían imperiosamente estos cambios y el anciano prelado, meritísimo traductor de la primera edición, ya no estaba en condiciones de hacerlo. Entonces, el mismo editor, Lucas Brajnovic, experto en letras croatas y buen conocedor de las ciencias teológicas, se encargó de esta labor responsable. Con aprobación de Mons. Saric y en permanente y estrecho contacto con él, revisó todo el texto desde el punto de vista literario y crítico, sirviéndose de las mejores traducciones modernas y de los comentarios bíblicos aprobados por la Iglesia. La Providencia concedió a Mons. Saric la dicha de ver impresa y encuadernada en nueva edición la obra más importante de su vida sólo unos días antes de su muerte, ocurrida el 16 de julio de 1960, cumplidos los ochenta y nueve años.
Todos estos pormenores están contenidos en el Epílogo escrito por Lucas Brajnovic. Es una maravillosa pieza literaria este Epílogo, lleno de ternura y de devoción hacia el Libro de los Libros, lo mismo que hacía el traductor Mons. Saric. Posee todo el valor documental necesario para comprender bien esa inmensa y difícil labor. Sin embargo, a veces, tiene el sabor de aquellas preciosas notas marginales que nos dejaron en sus libros los glagolitas croatas de la Edad Media.
Este éxito editorial de la colonia croata es, a la vez, un éxito español, porque España dio la hospitalidad y facilitó posibilidades a los intelectuales croatas para que pudiesen seguir trabajando en sus especialidades. Comprueba, además, que los emigrados croatas, pese a las dificultades económicas y al adverso desarrollo político, poco propicio para la realización de sus ideales, hicieron suyo aquel dicho del Evangelio de que no sólo de pan vive el hombre y en eso siguen fieles a la esencia de su cultura occidental y católica.
Madrid.
[1] Sveto pismo staroga i novoga zavjeta. Preveo dr Ivan Saric, nadbiskup vrhbosanski. Drugo popravljeno izdanje s biljeskama i Pogovosom Luke Brajnovica, págs. 1780. Naklada "Osvit", Madrid, 1959-1960.