NUEVA CLASE Y NACIONALISMO

Dinko A. Tomasic

 

Studia Croatica, Año I, Buenos Aires, julio-septiembre de 1960, N° 1

 

El sistema de gobierno desarrollado en los actuales países comunistas ha causado una aguda diferenciación social y la estratificación de clases[1]. Además, en los países dirigidos por los comunistas e integrados por dos o más nacionalidades diferentes, quedó establecida la hegemonía de una nacionalidad sobre las demás.

 

Es un hecho harto conocido que en la Unión Soviética, los miembros de la nacionalidad gran-rusa, que comprende menos del 50% de la población total, constituyen la mayoría abrumadora en los supremos cuerpos partidarios (Presidium, Secretariado, Comité Central). Ellos dominan también en las más altas jerarquías gubernamentales, militares, administrativas e intelectuales del país. Además, como resultado de esta posición hegemonística de los gran-rusos, los miembros no-rusos del partido deben estar lo suficientemente rusificados como para que los líderes rusos les permitan ocupar puestos de poder y de confianza.

 

La misma práctica se aplica también a los puestos de poder en los niveles locales de la sociedad soviética. En Ucrania, por ejemplo, en 1927, sobre 29 millones de ucranianos había 2.677.000 gran-rusos, o sea el 9 % de la población. Pero el Partido Comunista Ucraniano, según las estadísticas oficiales de 1927, estaba compuesto en aquel entonces por 51,96% ucranianos y 46,15% rusos. Fueron precisamente los miembros rusos del partido, junto con los ucranianos rusificados, quienes dominaban en el partido y dictaban su política[2]. Semejante situación se dió en la Checoeslovaquia comunista. Allí la clase gobernante estaba predominantemente integrada por los miembros de nacionalidad checa. Las filas de esta Nueva Clase fueron abiertas a los eslovacos únicamente en la medida en que se habían "chequizado".

 

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Idéntico caso en la Yugoeslavia comunista, donde los miembros de nacionalidad servia y de religión ortodoxa han logrado establecer su hegemonía sobre las demás nacionalidades del país, conforme lo demostraremos en las siguientes páginas.

 

El Comité Central de la Liga Comunista de Yugoeslavia, elegido en el Sexto Congreso del Partido (1952), comprendía alrededor de 58,5% miembros de origen ortodoxo. Los miembros de ascendencia croato-católica y esloveno-católica formaban aproximadamente el 35% de este cuerpo supremo, mientras que la participación musulmana fue tan solo el 5% [3]. El nuevo Comité Central, elegido en el Séptimo Congreso del Partido, en abril de 1959, acusa una composición semejante. De los 135 miembros, 44 (32,6%) son servios, 16 (11%) montenegrinos, 13 (9,6%) macedonios es decir, hay 73 miembros, o el 54,1% de fondo ortodoxo. Cinco miembros (3,7%) se declararon yugoeslavos y deben ser agregados al grupo ortodoxo. De esos cinco, tres son musulmanes, uno croata y uno servio. El grupo ortodoxo, junto con los yugoeslavos, totaliza 78 miembros, el 57,8%. El resto se compone de 30 (22,2%) croatas, 23 (17,1%) eslovenos y 4 (2,9%) de minorías nacionales (2 albaneses, 1 búlgaro y 1 húngaro)[4]. Ahora bien; conforme a las estadísticas de antes de la segunda guerra mundial los ortodoxos representaban el 46% de la población total, mientras que el porcentaje de los católicos alcanzaba en aquel tiempo 39 y el de los musulmanes 11. Estas relaciones no han cambiado fundamentalmente desde la guerra.

 

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La composición nacional y religiosa del Comité Central del Partido Comunista Yugoeslavo no refleja el cuadro completo del dominio de una nacionalidad sobre las otras. Se supone que el Comité Central del Partido debe ser un cuerpo representativo. Está integrado por los representantes del partido de las seis repúblicas constitutivas (Bosnia- Herzegovina, Croacia, Macedonia, Montenegro, Servia, Eslovenia) y, por ende, propende a dar un cuadro representativo de varias nacionalidades y religiones por lo menos en apariencia.

 

En las jerarquías militares, gubernamentales y otras, esta aparente representación no se considera necesaria. Así, por ejemplo, las estadísticas referentes a los supremos jefes militares de Yugoeslavia indican que este importante cuerpo se halla casi enteramente en manos de los oficiales servio-ortodoxos. Una reciente encuesta arrojó que de los 146 generales de más alta graduación, 110 (76%) eran servio- ortodoxos. Sólo 36 (24-%) eran de fondo romano-católico y no figuraba en esa encuesta ni un solo general de fondo religioso musulmán [5]. Según la estadística del 1° de enero de 1958, había en ese tiempo en Yugoeslavia 218 generales en servicio activo. De ellos, 162 (74,31%) eran de fondo servio-ortodoxo, 29 (13,31%) croatas, 22 (10,00%) eslovenos, 4 (1,84%) macedonios y 1 (0,46%) judío. No había ni uno solo de religión musulmana. [6]

 

Los datos personales de estos generales revelan que un número considerable de los servio-ortodoxos se enroló en el movimiento de los partisanos (guerrilleros comunistas) durante la segunda guerra mundial por su oposición nacionalista a las autoridades croatas y por su oposición nacionalista a las fuerzas de ocupación alemanas. Los generales de confesión católica, por otro lado, han sido afiliados al Partido Comunista y promovidos al grado de general, no solamente por sus aptitudes, sino también por su desnacionalización y orientación comunista internacionalista[7].

 

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De igual manera, la dominación servio-ortodoxa en los asuntos de gobierno se manifiesta en la composición de las representaciones diplomáticas de Yugoeslavia en los países extranjeros. De conformidad con el International Yearbook para 1953, de los 33 jefes de misiones diplomáticas yugoeslavas, 23 (70%) eran servios. Según estadísticas más recientes (1° de enero de 1958), de los 46 jefes de misiones diplomáticas, 29 (63%) eran servio- ortodoxos. Del resto, 7 son croatas, 7 eslovenos, 2 musulmanes y 1 macedonio. De 24 Consulados Generales que Yugoeslavia mantiene actualmente en los países extranjeros, 17 Consules Generales (70%) proceden del fondo nacional servio. Del remanente, 2 son croatas, 3 eslovenos y 2 macedonios[8].

 

El dominio servio en Yugoeslavia se evidencia con mayor claridad todavía en las estadísticas oficiales del Partido, de las instituciones gubernamentales y militares en Bosnia-Herzegovina. Esta República constituyente sirve como buen "test" de la política del Partido respecto a las nacionalidades, por cuanto el territorio de Bosnia-Herzegovina está, étnicamente, más mezclado que ninguna otra región yugoeslava y aquí ningún grupo nacional o religioso acusa una mayoría numérica absoluta.

 

Según los datos estadísticos oficiales (1948), hay en Bosnia- Herzegovina alrededor de 2.700.000 habitantes. De éstos, 1.150.000 son servio-ortodoxos (42%), 900.000 son musulmanes (33%) y 700.000 católicos, de acuerdo al credo religioso. En cuanto a su orientación nacional, 1.260.000 (47%) se declararon servios 650.000 (24%) croatas y 800.000 (30%) "musulmanes nacionalmente indefinidos". [9]

 

El Comité Central del Partido Comunista para Bosnia-Herzegovina cuenta con 48 miembros (1955). Sin embargo, este cuerpo máximo de gobierno de la República está constituído por 35 servios-ortodoxos (73%), 10 musulmanes (21%), 2 católicos (4%) y 1 judío. Y en cuanto a su orientación nacional, 30 miembros de este Comité se declararon serviqs, 17 "yugoeslavos" ;y sólo uno croata.

 

Ahora bien; no existe tal nacionalidad "yugoeslava". Las principales nacionalidades de Yugoeslavia son: croata, macedonia, servia y eslovena. Los montenegrinos, empero, se identifican con la nacionalidad servia. Existen también minorías nacionales en Yugoeslavia, a saber: albaneses, húngaros, rumanos. Los que declararon ser "yugoeslavos" son, por lo tanto, los que se desnaturalizaron o los que están orientados más bien en sentido internacional que nacional, pero dispuestos a apoyar la política del dominante grupo servio en el Partido y en el gobierno del país. Es por eso que en el Comité Central del Partido Comunista de Bosnia-Herzegovina, los 10 musulmanes, 3 de los 35 servios-ortodoxos, 1 de los 2 católicos y el miembro judío se declararon "yugoeslavos" [10]. Eso es una nueva confirmación del principio político de la Nueva Clase, sentado más arriba, según el cual, los que quieren subir en la jerarquía partidaria o gubernamental deben pertenecer a la nacionalidad dominante o estar asimilados por ella.

 

Hasta el reclutamiento de los afiliados ordinarios es regido por el mismo principio político. Así, por ejemplo, en 1950, el Partido Comunista tenía en Bosnia-Herzegovina 54.150 afiliados. De éstos, 37.320 (70%) eran servio- ortodoxos por su fondo religioso 8.714 eran musulmanes, 7.519 eran católicos y 607 judíos.

 

Sin embargo 41.005 (81%) se declararon servios, 5.117 croatas, 4.920 "yugoeslavos", 3.012 "musulmanes nacionalmente indefinidos" y 5 otros [11]. Aquí notamos que relativamente gran número de musulmanes, que de otro modo se declaran, en mayoría abrumadora, como "nacionalmente indefinidos", pusieron, al entrar en las filas partidarias, la nacionalidad "servia" o "yugoeslava". Lo mismo sucedió con cierto número de católicos de Bosnia-Herzegovina, que de otro modo se identifican casi exclusivamente como croatas.

 

La política consistente en favorecer la orientación nacional servia o yugoeslava a expensas de la orientación nacional croata se pone de relieve también en otras instituciones de Bosnia- Herzegovina. Así, por ejemplo, la policía regular (milicia) de Bosnia-Herzegovina cuenta con 11.700 agentes. De éstos, 7.832 (70%) son servios-ortodoxos, 2.100 musulmanes y 1.718 católicos. Pero tocante a su orientación nacional 8.340 (79%) se declararon servios, 2.510 "yugoeslavos" y únicamente 380 croatas y 420 como "musulmanes nacionalmente indefinidos" [12].

 

Entre los oficiales de la milicia en el territorio de Bosnia-Herzegovina se observó con mayor claridad la misma tendencia. De los 620 oficiales de policía, 411 son ortodoxos, 130 musulmanes y 79 católicos. En cuanto a su orientación nacional, 502 (81%) se declararon servios, 102 "yugoeslavos", y sólo 14 croatas y 2 "musulmanes nacionalmente indefinidos" [13]. Como es de esperar, idéntica situación prevalece en otras instituciones estatales de Bosnia- Herzegovina. Por ejemplo, de los 196 diputados del Consejo de la República de Bosnia-Herzegovina, que constituye el más alto cuerpo legislativo y administrativo de la República, 144 (73,48%) se declararon servios, sólo 38 (19,35%) croatas, 9 (4,59%) yugoeslavos y 4 (2,05%) como "musulmanes nacionalmente indefinidos [14].

 

Este dominio de elementos servios y servio-ortodoxos en el Partido Comunista de Yugoeslavia no es ningún fenómeno nuevo. Es más bien tradicional en el movimiento comunista yugoeslavo que desde sus comienzos tuvo la servioortodoxia como su base nacional y cultural. El Partido Comunista de Yugoeslavia tomó cuerpo en abril de 1919, cuando, por iniciativa del partido social-demócrata de Servia, tuvo lugar en Belgrado la reunión de todos los partidos socialistas de Yugoeslavia. El propósito de esta reunión fue crear un partido comunista e ingresar a la Internacional Comunista que acababa de formarse en Moscú bajo la dirección de Lenin. A fines de 1920, el Partido Comunista Yugoeslavo contaba 69.000 afiliados, en su mayoría servio-ortodoxos[15].

 

Las elecciones celebradas el mismo año para la Asamblea Constituyente indican también que los votos comunistas fueron obtenidos, en su gran mayoría, en las regiones ortodoxas, tales como Montenegro, Macedonia y Servia. De igual modo, la representación parlamentaria y la dirección del partido en aquel tiempo se hallaban, mayormente, en manos de los ortodoxos por su fondo religioso. De la total representación parlamentaria comunista, 82 por ciento eran de ascendencia ortodoxa, aunque los ortodoxos representaban en aquel entonces sólo 46 por ciento de la población total. Había únicamente 9 católicos y 1 musulmán, comparados con 48 ortodoxos entre los diputados comunistas. En cuanto a su afiliación nacional, había tan sólo 6 eslovenos, 3 croatas, 1 ó 2 macedonios. Cuarenta y ocho eran servios (inclusive 4 montenegrinos).

 

A semejanza de la máxima dirección partidaria, también los cuadros partidarios inferiores eran, por mayoría abrumadora, ortodoxos y servios. Eso se desprende de la composición nacional y religiosa del grupo de 502 candidatos para las elecciones parlamentarias, de los que - 342 (casi 69 %) eran de ascendencia ortodoxa y servia, mientras que 140 (28 %) eran católicos y sólo 2,3 por ciento musulmanes. El porcentaje de los católicos en la total población de Yugoeslavia era en aquel tiempo 39 y el de los musulmanes 11 [16].

 

Puesto que la dirección servia del Partido Comunista yugoeslavo en esa época tendía a imponer su ideología nacional al Partido, se produjo un conflicto abierto con la política de la Internacional Comunista, dirigida por Stalin. A la sazón Stalin exigía que el Partido Comunista yugoeslavo sacara provecho del antagonismo nacional interno entre los servios y los croatas y entre los servios y los macedonios, como asimismo entre los servios y los montenegrinos. Quería que el Partido abogara por las ideas de la separación nacional, a fin de provocar la desintegración del país y así crear las condiciones para que los comunistas tomasen el poder. Semejante política, sin embargo, contrariaba completamente las ideas y los sentimientos de los líderes servios del Partido Comunista yugoeslavo. Esa gente se había identificado con los ideales nacionales servios y quería preservar la integridad territorial de Yugoeslavia bajo la dirección servia [17].

 

Debido precisamente a ese conflicto entre la dirección servia del Partido Comunista yugoeslavo y Stalin, en 1938, Josip Broz Tito, croata por nacimiento, llegó a la más alta posición del Partido como su Secretario General. Tito, empero, en su trabajo de organización y preparación del Partido para la futura revolución, se inclinaba a confiar cada vez más en el elemento servio del Partido, particularmente desde que el Partido se empeñó en atraer a los elementos servios en número mucho mayor que de las demás nacionalidades yugoeslavas. En su "política de cuadros" Tito prestó atención especial a los grupos jóvenes de estudiantes y universitarios. En ese sentido, cierto número de colegios secundarios en Montenegro, Bosnia y Servia Occidental, al par que en la Universidad de Belgrado, revestían importancia fundamental desde el punto de vista del futuro del Partido. fue precisamente en esas instituciones docentes, y especialmente entre los estudiantes de origen servio-ortodoxo, donde Tito encontró a sus más entusiastas y más capaces partidarios[18]. El resultado fue que entre esa gente joven Tito reclutaba y entrenaba a los futuros jefes partidarios, militares y administrativos. Lo admitió él mismo al reseñar el trabajo del Partido con respecto a la organización y propaganda. Tito dijo: "Gran parte de crédito para ese trabajo debe atribuirse a la organización del Partido de la Universidad de Belgrado. Esta Universidad era conocida, desde hace tiempo, por su libertad de pensamiento, especialmente entre las dos guerras. En primer lugar, la mayoría de los estudiantes eran hijos de campesinos y obreros, por regla general de Montenegro, Bosnia y regiones servias. La mayor parte de esos estudiantes vivía en sus casas y llegaban a Belgrado únicamente para rendir exámenes; ellos estaban en constante contacto con el pueblo" [19].

 

Además, fue la misma gente que había formado los contingentes yugoeslavos en la guerra civil española.

 

Las mismas brigadas luego se convirtieron en núcleos de la lucha guerrillera de los partisanos durante la Segunda guerra mundial. En el curso de esas actividades guerrilleras, a fines de noviembre de 1942, los partisanos comunistas se sintieron lo suficientemente osados como para emprender la organización de una legislatura clandestina, su primer desafío para la toma del poder en Yugoeslavia. De los 68 diputados presentes en el acto de constitución de ese cuerpo, en su primera reunión, 53 (78%) eran servios- ortodoxos, 10 eran croatas-católicos, 4 musulmanes y 1 judío servio[20]. La principal lucha de los partisanos, la organización del primer gobierno partisano y luego la organización del gobierno revolucionario partisano (noviembre de 1943) tuvieron lugar en la Bosnia Occidental, en una zona habitada principalmente por servios-ortodoxos[21].

 

Las razones por las que los servio- ortodoxos fueron atraídos por el Partido Comunista yugoeslavo en número comparativamente mucho mayor que las otras nacionalidades y religiones, incluso bajo la dirección de un hombre de origen croata y católico son mútiples.

 

El pueblo servio-ortodoxo sentía durante siglos íntima afinidad con el pueblo ruso-ortodoxo en base a la religión común (ortodoxos orientales) y a la similitud lingüística y cultural. El eslavofilismo que reclama cualidades superiores para los eslavos y su cultura, y el paneslavismo, que propaga la unidad cultural y política de todos los eslavos bajo la dirección rusa, echaron hondas raíces entre rusos y búlgaros, como asimismo en Servia y Montenegro. Tanto entre los jefes como entre el pueblo en los pequeños países eslavo-ortodoxos. La Rusia Ortodoxa fue considerada como "Gran Madre Rusia". Rusia los había ayudado en el pasado a conseguir y consolidar su independencia nacional. Esperaban también que Rusia los protegería en el futuro y les ayudaría a fortalecer y extender su poder nacional.

 

Debe tomarse en cuenta que para los pueblos ortodoxo-orientales, religión y nacionalidad se identifican. Por razones históricas, en la Cristiandad Oriental, a diferencia de la Cristiandad Occidental, la Iglesia ha sido identificada con el Estado. En consecuencia de esa situación, la Iglesia Ortodoxa consideraba como su deber el promover los intereses políticos del Estado con el cual se asoció. Por eso, la Iglesia Ortodoxa había contraído objetivos políticos y nacionales, además de sus funciones religiosas. Por ende, varias iglesias ortodoxas promovían el credo religioso juntamente con el nacionalismo entre sus adeptos. Esas iglesias nacionales fueron denominadas según sus identificaciones nacionales (rusa, servio-ortodoxa, etc.). De aquí que el nacionalismo entre esa gente, debido a su mezcla con la religión, tomase arraigo tan hondo[22]. Como la ideología eslavófila y paneslava implicaba también la supremacía ortodoxa, podía esperarse que dichos movimientos encontrarían partidarios especialmente entre los eslavos ortodoxos.

 

Al mismo tiempo, sin embargo, rivalidades, conflictos y guerras se sucedían entre varias naciones eslavas. Algunas se extendieron a expensas de otras y establecieron su hegemonía, esgrimiendo como justificativo la ideología de la unidad paneslava. Los gran-rusos, por ejemplo, mandaban sobre los ucranianos y bielorusos, los checos dominaban a los eslovacos.

 

De igual modo, Servia pudo imponer, a fines de la primera guerra mundial, su hegemonía política sobre las amplias zonas habitadas por los pueblos croata, macedonio, montenegrino y esloveno. Servia sacó provecho de su posición de aliada de las potencias victoriosas en la guerra y justificaba su dominación sobre las demás naciones sureslavas en nombre de la "unidad yugoeslava" (sureslava). En la segunda guerra mundial los servios lograron recobrar su supremacía anterior, tomando esta vez su hegemonía la forma de comunismo.

 

Los servios fueron atraídos en número cada vez mayor al movimiento comunista en el curso de la segunda guerra mundial, no tanto por su ideología comunista internacionalista. Se han resentido violentamente al devenir una minoría nacional en el recién establecido Estado Croata y católico. Además, los atraía el contenido eslavófilo y paneslavo del comunismo ruso. Para muchos de ellos, el bolchevismo era aceptable mientras fuera ruso y eslavo y en tanto ofreciera las perspectivas de una Yugoeslavia restaurada bajo la dirección servio-ortodoxa [23].

 

Otra razón importante del llamado comunista a los servios-ortodoxos estriba de la psicología del comunismo. El movimiento comunista, conforme lo concibió Lenin, es una organización militante cuyo objetivo consiste en llegar al Poder por cualquiera y todos los medios. Tanto en su ideología como en su práctica este movimiento recalca conspiración, violencia y crueldad con respecto a la toma del poder y en el trato con los adversarios, todos considerados como "enemigos". El partido comunista de tipo leninista sigue, en su organización interna, los principios de autoritarismo, disciplina militar férrea, total dedicación al partido y abnegación por la causa de la revolución. Semejante partido, pues, tiende a seducir a la gente de una catadura psicológica e ideológica peculiar. Mas semejante partido debe proceder con un criterio selectivo en la afiliación y el entrenamiento de sus miembros y "cuadros" (los funcionarios del partido). Por esa razón, uno de los aspectos fundamentales de organización del partido comunista consiste en su "política de cuadros", es decir, en la selección metódica y minuciosamente planeada de sus miembros, en su entrenamiento y adoctrinamiento en su promoción en base a severas pruebas de capacidad, desempeño y lealtad, y en su ascensión a los puestos y funciones en mérito a habilidades especiales talentos y confianza[24]. Uno de los criterios más decisivos en la promoción de cuadros es el grado de "partidismo", o sea, el sentido de dedicación y abnegación por la causa, y de subordinación a la dirección suprema.

 

En términos generales, el partido en sus fases pre-revolucionaria y revolucionaria, debido a sus aspectos psicológicos, hace llamados y recluta en sus filas tipos de militantes, dinámicos, agresivos, consagrados, fanáticos y conspiradores. Además, el partido, en razón de sus facetas psicológicas, sus ideas de una sociedad sin clases, por su hermandad universal y libertad cultural y personal, recurre también en esta fase de su desarrollo, a cierto número de idealistas, con orientación universal, y a utopistas de varia índole. Además, fundándose en su supuesta lucha contra toda clase de explotación y opresión, el partido se dirige con vigor, en esta fase de su desarrollo, a numerosos miembros de las naciones sojuzgadas, de las clases explotadas y de las minorías desterradas.

 

Cabía esperar, pues, que el Partido Comunista yugoeslavo, en sus fases revolucionarias y debido a sus aspectos psicológicos y paneslavos, ejerciera fuerte atracción entre los servios-ortodoxos de los Alpes Dináricos.

 

Estos montañeses de las regiones de Montenegro, Bosnia Occidental, Servia Occidental y Croacia Central (Lika) son renombrados por su militancia y rebeldía tradicionales, por sus cualidades castrenses y resistencia a las penurias, por el deseo de poder y por su crueldad, como asimismo por su sentido de heroismo, dedicación y abnegación en aras de los ideales servios-ortodoxos[25]. Tales rasgos fueron particularmente exaltados durante la segunda guerra mundial, cuando los servios-ortodoxos de estas regiones se encontraron bajo las autoridades croatas católicas. El partido, pues, prestó atención especial a esta gente tanto antes como durante la guerra. Como resultado de todas esas circunstancias tenemos que la mayoría de los más altos comandantes militares de la Yugoeslavia contemporánea procede de la zona dinárica (Mapa I) [26]. La orientación ideológica de esta gente se moldeó bajo la influencia de Belgrado, sede de la ortodoxia servia y del nacionalismo servio (Mapa II). [27]

 

III

 

De acuerdo a las enseñanzas leninistas, cuando en un país los comunistas tomen el Poder deben implantar la "dictadura del proletariado", consolidarla y desarrollarla como base para la expansión del comunismo a otros países, persiguiendo su objetivo de la revolución mundial. Esta es la tercera fase de la revolución mundial[28]. Por ello, el partido llegado al Poder en un país, sigue recurriendo y reclutando a los individuos militantes, dedicados, fanáticos, crueles y deseosos del poder. Eso se convierte en imperativo para la promoción de la ideología revolucionaria; aún más, para la autoperpetuación en el poder de un pequeño grupo de conspiradores profesionales y consagrados, que han implantado un gobierno totalitario en oposición a las amplias capas de la población.

 

Esas circunstancias, empero, provocaron la formación de una casta gobernante - la Nueva Clase - que se apoderó del control de todo el aparato del gobierno y monopoliza íntegramente la vida social, económica y educacional del país. Ocupando tal posición, el partido debe recurrir también a gente muy capacitada e instruida, especialistas en todas las esferas de las actividades política, económica y militar. Para gobernar con eficiencia, el partido depende del saber de esos expertos. Y a fin de granjearse su lealtad, el partido los premia en forma de ingresos relativamente altos, de comodidades y privilegios especiales. El partido depende también de los conocimientos y pericia de los eruditos y docentes, novelistas y artistas, publicistas y periodistas. El resultado es que toda esa "ínteligentsia" - administrativa, tecnológica y humanista - promueve intereses creados en sus estatutos y posesiones y por ende tiende a identificarse con la Nueva Clase [29].

 

Parecería, pues, lógico, que el partido comunista en un estado multinacional habría de dirigir su política de cuadros para evitar antagonismos entre los varios grupos nacionales y étnicos del país. Al parecer, la consolidación del poder partidario sería grandemente favorecida si existiesen entre los varios grupos nacionales y étnicos del país relaciones armoniosas y amistosas más bien que hostiles. Para conseguir tal objetivo, cabía esperar que el partido tratase muy sistemáticamente de introducir una representación más o menos proporcional de los varios grupos nacionales y étnicos en la más alta jerarquía partidaria y en las más altas instituciones del país, sea administrativas y legislativas, sea judiciales y militares, económicas y docentes. Eso no ocurre, sin embargo. Todos los regímenes comunistas contemporáneos, en países multinacionales, han acusado hasta la fecha fuerte tendencia a una concentración monopolística del Poder político, económico y social en manos de un grupo, relativamente pequeño, de personas pertenecientes al grupo dominante o están enteramente asimiladas por ese grupo.

 

El partido advierte cabalmente que semejante tendencia representa uno de los puntos más flojos de su gobierno. Lo demuestra el hecho de que el partido propicia leyes y decretos, estatutos y reglamentos que hacen punibles por ley toda discriminación nacional y todo antagonismo nacional. Los máximos líderes y funcionarios partidarios hacen frecuentemente declaraciones en tal sentido. Mas eso es pura ideología, mientras que en la práctica vemos que tales normas y reglamentos se aplican únicamente a las nacionalidades subyugadas y no a la nacionalidad dominante. Así se oye a menudo hablar de enjuiciamientos y procesos contra los "burgueses nacionalistas" en Ucrania y en las Repúblicas asiáticas y bálticas de la Unión Soviética. Semejantes procesos fueron montados, con frecuencia, contra los eslovacos y los croatas, como asimismo contra los intelectuales judíos, pero rara vez, si alguna, contra los rusos, los checos o los servios.

 

Las razones de esta política aparentemente ilógica derívanse de la necesidad y la conveniencia de la estructura monolítica del Partido y del Estado en una sociedad controlada por los comunistas. Cuando a principios del siglo XX Lenin concibió la organización del partido comunista, su objetivo principal era desarrollar un instrumento que fuera el más eficaz en la lucha contra la policía zarista rusa; un instrumento que pudiese socavar sistemáticamente el régimen zarista y, llegado el caso, permitir al partido tomar el Poder. Lenin creía que para poder alcanzar dichos propósitos el partido comunista debía ser limitado a un número relativamente pequeño de conspiradores profesionales, bien entrenados, disciplinados y completamente consagrados a la causa de la revolución. Este grupo debía estar sólidamente integrado alrededor de su dirección máxima, la cual, a su vez, estaría compuesta por "una docena de gente talentosa que trabajase en perfecta armonía" [30].

 

Lenin también concibió el partido comunista como una organización militante y combatiente, empeñada permanentemente en una guerra clandestina o abierta con sus enemigos hasta su derrota y destrucción. Mas, a fin de alcanzar el máximo de eficiencia combativa, el partido, conforme a la concepción leninista, debía mantener la "unidad absoluta de voluntad y acción", y una disciplina militar estricta y subordinada de los cuadros y filas inferiores a la jefatura suprema[31]. Semejante alto grado de monolitismo puede lograrse únicamente si los líderes y los cuadros partidarios piensan y actúan igualmente, es decir, si poseen entrenamiento, experiencia y personalidad similares o idénticos y pueden trabajar al unísono, sin roces. Quienes no pueden alcanzar tal grado de uniformidad deben ser depurados sistemáticamente.

 

Semejante organización del partido resultó muy eficiente en acción y casi impenetrable e inmune a infiltración por parte de sus enemigos, particularmente por el servicio secreto enemigo. fue precisamente tal organización del partido lo que ha permitido a Lenin y a sus bolcheviques tomar el Poder en Rusia en 1917. Lenin, en consecuencia, llegó a la conclusión de que tal partido debería ser organizado en escala internacional y convertirse así en el Estado Mayor del proletariado mundial en su revolución contra la burguesía del mundo entero[32]. De ahí que el modelo del partido ruso, mediante la institución de la Internacional Comunista, fue impuesto a los partidos comunistas en todo el mundo[33]. En ciertos casos, este sistema de organización partidaria sirvió a su propósito tan bien y tan eficientemente como en Rusia, en lo tocante a la toma del Poder y al establecimiento de la dictadura del partido. Los ejemplos más salientes de lo antedicho son los casos del Partido Comunista yugoeslavo y del Partido Comunista chino.

 

Llegados al Poder, y a fin de perpetuarse como casta gobernante, los bolcheviques declararon que el "enemigo" interno no había sido derrotado. En realidad, sostenían que el enemigo estaba ahora más activo y amenazante que antes de que tomasen ellos el Poder[34]. Y con el objeto de eliminar cualquier oposición a su gobierno, Lenin y sus adláteres consideraron imprescindible, a efectos de un control total de la sociedad, aplicar el sistema conspiratorio de gobierno también en la administración del Estado. De este modo, Rusia se convirtió, también, en el modelo de organización estatal aplicado en la formación de todos los Estados bajo control comunista.

 

Ahora bien; para mantener "unidad absoluta de voluntad y acción", tanto en el partido como en el Estado, la actuación de los foros partidarios y de los cuerpos legislativos en una sociedad bajo gobierno comunista, no puede tener nada que se asemeje a la actuación de los partidos políticos y a las instituciones representativas vigentes en los gobiernos de tipo Occidental. En los sistemas políticos occidentales existe casi un pleno juego de varias fuerzas sociales, tanto dentro de los partidos políticos como en las instituciones representativas. Las facciones interpartidarias como asimismo las coaliciones, alianzas y bloques entre partidos y agrupamientos multipartidarios, suelen formarse y disolverse libremente, dependiendo de las presiones circunstanciales y de los objetivos políticos y sociales variables y a menudo en pugna de los grupos representados. Pero en el sistema leninista de monolitismo político, faccionalismo y otros agrupamientos formados para alcanzar diferentes objetivos políticos, o los mismos objetivos mediante diferentes medios, son prohibidos como un sacrilegio y castigados con depuración (expulsión o ejecución)[35]. En lugar de libre juego de fuerzas sociales y decisiones tomadas por mayoría de votos, en el sistema del Partido Comunista, el grupo que consigue dominar al Comité Central impone desde arriba la unanimidad de votos en el partido y en los cuerpos legislativos. Mediante las directivas partidarias, se logra también "unidad de voluntad y acción" en todas las instituciones gubernamentales, económicas, docentes y militares.

 

A un grado tan alto de regimentación y conformidad dentro de Partido y del Estado se llega mediante el sistema de "manipulación conspiratoria". En esta estructura organizacional cada foro partidario y cada nivel de conducción de todas las instituciones públicas se halla dividido en varios grupos pequeños, oscilando según la índole y el grado de autoridad. El más pequeño, pero a la vez el más significativo de esos grupos en el plano de la organización local, de república o nacional, consiste en el núcleo impermeable, muy compacto, de los que deciden. Este "Sanctum" del cuerpo partidario o gubernamental pone sus decisiones en práctica a través de un pequeño grupo de asesores y ejecutores capaces y leales (el "círculo interno"). Ellos también aseguran la ayuda de "hombres de frente", escogidos por el prestigio de que gozan en las filas partidarias (la "masa partidaria"), por su habilidad de influencia sobre amplias capas de la población, como asimismo por su disposición a seguir, sin más, las directivas de la dirección interna del partido. En semejante estructura, cada una y todas las decisiones de la dirección suprema del partido se comunican inmediatamente al núcleo partidario en cada plano del partido y de allí al núcleo directivo en cada plano correspondiente de la organización estatal "cinta de transmisión").

 

En cada cuerpo del partido y en cada plano de la organización partidaria núcleo de los que deciden está organizado, por regla general, en forma de un "secretariado". Y la unidad monolítica de voluntad y acción en todo el partido se logra mediante el "Eje de secretariados", que va ininterrumpidamente desde arriba para abajo de la pirámide partidaria (ver la Carta). La unidad política (la "línea partidaria") en el Eje Secretarial se mantiene de acuerdo al principio de "representación inversa". Este recurso consiste en tener en cada cuerpo partidario y en cada plano de la organización partidaria a uno o más hombres-clave, que son miembros del cuerpo partidario superordenado y representan así a este cuerpo y su política en las unidades inferiores del partido y no viceversa. De ese modo queda establecido un eslabón irrompible del máximo cuerpo partidario, el Secretariado del Comité Central, o el Politburó (Presidium, el Comité Ejecutivo del Comité Central) a la unidad partidaria más baja, es decir, a la unidad básica del partido o célula.

 

Este sistema de control de arriba se ve reforzado por el principio de "centralismo democrático", según el cual las decisiones tomadas en un cuerpo partidario superior deben ser ejecutadas por los cuerpos partidarios inferiores "incuestionablemente, pronta y correctamente". En teoría, "el centralismo democrático" implica también libre discusión en base a la mayoría de votos dentro de las filas. En la práctica, sin embargo, los cuerpos inferiores del partido se limitan a discutir cómo llevar a cabo las directivas de un cuerpo superior. Este sistema de control de arriba queda reforzado también por otro recurso, como es el principio de "comunicación vertical", según el cual los cuerpos partidarios en el mismo plano de organización no pueden comunicarse entre sí directamente, sino sólo a través de su común cuerpo superordenado. Eso ayuda a prevenir la formación de una oposición organizada en la masa partidaria contra las directivas de arriba. De igual modo, el principio de control directo de arriba faculta a la máxima dirección del Partido a interferir directamente en los asuntos de los foros partidarios en cualquier plano de la organización partidaria, a través de un sistema de "instructores". Estos son asesores e inspectores que sirven como enviados y perros guardianes de la suprema dirección partidaria en los planos inferiores de la organización del partido. Ellos verifican si las directivas del partido han sido ejecutadas pronta y correctamente. Para que todo ese sistema de organización funcione sin roces, el Secretariado principal de la pirámide partidaria decide sobre la promoción de cada persona al núcleo de los que deciden y al círculo interno, en cada plano de la organización partidaria. Dichas promociones se hacen en mérito a la capacidad y la habilidad como asimismo a la lealtad al supremo líder del partido.

 

Las elecciones para el Congreso del Partido, que representa el cuerpo legislativo supremo del partido, no son directas, sino indirectas. Eso permite a la dirección partidaria manipular las elecciones para el Congreso del Partido de modo tal, que esté segura la elección de los hombres leales, que dicen sí. Así todo ese sistema de organización monolítica y conspiratoria permite a la máxima dirección del partido y a su Eje Secretarial perpetuarse en el poder y establecer su permanente control sobre el partido y su política. Sólo cuando mediante "revoluciones de palacio" el supremo líder del partido es alejado, entonces suelen sobrevenir cambios personales más radicales, tanto en los máximos cuerpos partidarios como en todo el Eje Secretarial[36].

 

El núcleo del partido, o la casta gobernante, mantiene su control total de la sociedad al monopolizar y concentrar en sus manos toda la propiedad y todas las fuentes de producción e ingresos. Además, la casta gobernante refuerza el sentido de total dependencia de cada individuo del partido y del Estado en cuanto a su vida y subsistencia, mediante el control sistemático de pensamiento y sentimientos. Esta forma de manipulación psicológica se logra a través de la monopolización y concentración en manos del partido de todos los medios de comunicación entre afiliados. Sin embargo, mientras tanto la economía dirigida por los comunistas es una economía de escasez, la única manera de asegurar la lealtad de los expertos necesarios en la administración estatal y en la dirección económica en investigación y tecnología, en enseñanza y propaganda, consiste en premiarlos a expensas de los campesinos, obreros industriales y la baja burocracia (empleados, oficinistas y técnicos)[37].

 

IV

 

El problema fundamental para el partido consiste, pues, en preservar y perpetuar en sus manos la administración de un sistema de control total tan complejo y delicado. Una manera de resolver este problema podría ser la política de "puerta abierta". Es decir, afiliando al partido a toda gente experta, sin atenerse a sus antecedentes nacionales sociales y religiosos. Semejante política, empero, tendería a debilitar al partido en sus aspectos ideológicos y disciplinarios. Podría fácilmente conducir hacia la desintegración del sistema de monolitismo partidario y provocar el traspaso de poder y de control estatal del partido a manos de la burocracia. Por ello, el partido, a fin de evitar tal suerte, debía recurrir a otros medios para concentrar todo el control en sus propias manos.

 

En el terreno legislativo, el administrativo y el judicial, el partido alcanzó tal alto grado de control mediante el sistema de "juntas directivas entrelazadas". O sea, en cada cuerpo gubernamental, en cada institución estatal y en cada plano de organización estatal (de municipio, comarca, república, nación), el núcleo de contralor está compuesto por la misma gente que forma el núcleo del partido en el mismo plano de organización. Además, el partido, atento al peligro de desvío de lealtad, debe forzar rigurosamente el principio de la "primacía de lealtad al partido". Todo funcionario del partido que muestra su adhesión a una función no partidaria de tal modo que pueda comprometer su lealtad primaria al partido, debe ser depurado implacablemente, prescindiendo de su pericia profesional o sus anteriores méritos partidarios. Semejante sistema de control atribuye importancia particular a las fuerzas armadas, incluso a las fuerzas policiales, por cuanto éstas son las únicas instituciones organizadas que poseen armas y que podrían, por lo tanto, desafiar la supremacía del Partido y derrocar su gobierno mediante una rebelión armada.[38]

 

El principio de "juntas directivas entrelazadas", como un sistema de organización Partido-Estado, entraña, no obstante, serios inconvenientes. La necesidad de la identidad ideológica y de la similitud en la formación personal de la dirección del partido y de los funcionarios partidarios, lleva casi inevitablemente al reclutamiento del aparato directivo partidario y de los funcionarios conductores del Estado entre la gente de los mismos antecedentes étnicos. Debido a la identidad cultural y la similitud de experiencias la gente procedente del mismo ámbito social y cultural está propensa a tener mentalidades similares, se entiende mejor recíprocamente y tiende a orientaciones, aspiraciones y objetivos similares o idénticos.

 

Son propensos a confiarse recíprocamente más que en gente de diferente medio lingüístico, social y religioso.

 

En consecuencia, de raíz semejante o idéntica prefiere atraer al partido a un coetáneo, apoyarse mutuamente en el escalonamiento de las jerarquías partidarias y estatal y desarrollar intereses creados comunes en la consolidación, fortalecimiento y perpetuación de sus posiciones dentro del partido y del Estado. Se forma como una casta gobernante comunista cerrada - la Nueva Clase.

 

En un Estado multinacional, tales circunstancias llevan casi inevitablemente al reclutamiento de los cuadros partidarios, especialmente del núcleo central del partido, y, por ende, de la Nueva Clase, mayormente entre un grupo nacional. Luego es esta Nueva Clase, una vez establecida en el Poder, y cuando se trata de sus intereses creados, la que presiona la política partidaria en el sentido de "comunismo nacional".

 

Los objetivos de "comunismo nacional" son la protección de la Nueva Clase contra la intrusión de clases gobernantes de otros países comunistas, y en modo particular de la Nueva Clase en la Unión Soviética. Para uso y consumo interno, la Nueva Clase, tanto en la Unión Soviética como en ciertos países dirigidos por el comunismo, tales China, Yugoeslavia y Polonia, aprovechan eficientemente los sentimientos nacionalistas para levantar la moral y galvanizar el clima psicológico. Ello fue necesario para poder combatir la falta de entusiasmo, la indiferencia y apatía reinantes en las anchas capas de la población, que se siente maltratada y explotada por los nuevos gobernantes. En los países multinacionales, bajo la férula comunista, los gobernantes comunistas fracasaron en su intención de desarrollar un patriotismo o nacionalismo "soviético", "yugoeslavo" o "checoslovaco". En consecuencia, el único nacionalismo y patriotismo a que pudieron recurrir, como estímulo y apoyo moral, fue el de la nacionalidad dominante. Advirtieron que muchos integrantes de la nacionalidad dominante, aunque opositores al comunismo, prestarían apoyo al partido siempre y cuando el partido propiciara los intereses nacionales de su grupo nacional. Tal curso de acontecimientos reforzó, a su vez, la tendencia de incorporar a la Nueva Clase preponderantemente a los miembros de la nacionalidad dominante.

 

Ahora bien; semejante desarrollo suscita violentas reacciones entre las nacionalidades subyugadas y otros grupos étnicos, en relación con el grado de conciencia nacional o étnica. Estas nacionalidades y otros grupos étnicos acaban por percibir que no sólo los esclaviza la dictadura del partido, sino también la hegemonía de una nacionalidad extranjera, y que se los emplea para promover los intereses de la nacionalidad dominante. En tales circunstancias, los grupos sometidos suelen culpar a la nacionalidad dominante de todos los males causados por la dictadura y la política del partido.

 

Carentes de medios legales de oposición, las nacionalidades oprimidas suelen recurrir a la espontánea y no organizada resistencia en masa reflejada en la pasividad política y desinterés en los asuntos del Estado. Tal desmoralización tiende a reforzar la apatía existente y la merma en la producción entre las capas más explotadas de la población, particularmente obreros industriales, campesinos y baja burocracia, sin atención a su procedencia nacional. Desmoralización que suele manifestarse ulteriormente en fenómenos de alcoholismo, "hooliganismo", promiscuidad sexual y criminalidad[39].

 

Las contramedidas del régimen, limitando las libertades individuales y de grupos, para controlar estos hirvientes resentimientos nacionales, no refrenan, sino más bien promueven, el desarrollo progresivo de la conciencia de grupo... Dichas medidas tan sólo intensifican hostilidad de grupo entre la gente que se considera explotada nacional y socialmente. Por lo tanto en lugar de resolver el problema nacional, que fue uno de los mayores alardes del comunismo, acentuaron esta fuente de conflicto interno.

 

Por otra parte, la Nueva Clase en la Unión Soviética, debido a su supremacía militar y económica, estaba propensa a sacar provecho económico y político de otros Estados comunistas. Dicha política provocó tensiones y choques abiertos entre la Unión Soviética y otros países controlados por los comunistas, y obligó a la Unión Soviética a revisar sus métodos con respecto a otros países, insistiendo, sin embargo, en su papel conductor como condición imperativa para preservar la unidad y acrecentar la eficiencia combatiente del mundo comunista.

 

Por ello, cada Estado comunista contemporáneo, fundado en los principios leninistas de organización Partido- Estado, ha desarrollado una casta gobernante que, en defensa de sus intereses creados, se tornó nacionalista, no solamente con respecto a las nacionalidades subyugadas, sino también con relación a otros países comunistas y no comunistas. Al mismo tiempo, sin embargo, todas estas clases dirigentes de varios Estados comunistas han considerado necesario mantener entre sí unidad y solidaridad. Esa política de unidad resulta imprescindible como medio de consolidación y perpetuación de su poder en relación a la oposición interna y en relación al mundo no comunista.

 

Cada Estado multinacional, gobernado por los comunistas, y el "campo comunista" íntegro se enfrenta, pues, con tres "contradicciones" básicas: el choque de intereses entre la Nueva Clase y las vastas cupas oprimidas de la población; el choque de intereses entre la nacionalidad dominante y las nacionalidades o minorías étnicas sojuzgadas; y, finalmente, el choque de los intereses creados entre las clases dirigentes de varios Estados comunistas, mientras que se ven obligados, al mismo tiempo, a mantener entre sí una solidaridad internacional .

 

Hablando del imperialismo nacional de su tiempo, Lenin destacó las tres importantes "contradicciones": el conflicto entre los obreros y los propietarios de los medios de producción, particularmente los "trusts" monopolísticos; el conflicto entre varias naciones imperialistas acerca de posesiones territoriales, mercados y materias primas; el conflicto entre el imperialismo nacional y sus pueblos coloniales y en dependencia. Lenin declaró que debido a sus contradicciones internas, los días del imperialismo nacional estaban contados, que el imperialismo se hallaba en la última etapa de desarrollo. El concibió un partido de revolucionarios y conspiradores profesionales, cuyo objetivo era derrocar el sistema del imperialismo "moribundo" y edificar sobre sus cenizas un orden nuevo y mejor un orden comunista.[40]

 

Pero parece que la Nueva Clase - que evolucionó de los fundamentos del monolitismo político de Lenin y que se denomina comunista - ha desarrollado su propio sistema de explotación económica y de imperialismo nacional. La cuestión ahora es: ¿Será capaz o no la Nueva Clase de resolver sus propias contradicciones antes de que se desintegre como resultado de presiones intery externas? [41]

 

Bloomington, Indiana University.

 



[1] Milovan, Djilas: The New Class (New York, 1957). Ver también D. Tomasic, The Impact of Russian Culture on Soviet Communism (Glencoe, Illinois, 1953).

[2] Basil Dmytrskyn: National and Social Composition of the Membership of the Communist Party (bolshevik) of the Ukraine, Journal of Central European Affairs (Boulder. Colo.) octubre, 1957 pp. 254, 258.

[3] Biographies. Manuscript, Indiana University, 1959. En adelante, Biographies.

[4] La orientación nacional de los miembros del CG es tomada de S. Jankovic y M. Mihajlovic edit.: Ko je ko- biografski podaci o jugoslavenskim savremenicima, Belgrado, 1957.

[5] Biographies.

[6] Anon. [Adil Zulfikarpasic], "Generali Titove Komunisticke Armije", Hrvatski Dom (Frigurgo, Suiza), vol I, Nro. 98, enero-febrero 1959, p. 11. Zulfikarpasic era miembro del PCY. Durante la guerra era teniente coronel en el ejército comunista de Tito. Dejó las filas comunistas en 1947 y desde entonces vive exilado.

[7] Biographies.

[8] Anon. [Adil Zulfikarpasic], "Diplomacija Komunisticke Jugoslavije", Hrvatski Dom, op. cit., p. 13-14.

[9] De hecho, estas cifras estadísticas no concuerdan con el verdadero sentir de los musulmanes, quienes se declaran nacionalmente indefinidos bajo la presión del régimen comunista, ensañado especialmente con los croatas de religión islámica.

[10] Adil Zulfikarpasic "Bosna i Hercegovina u Svijetlu Statistickih Podataka". Bosanski Pogledi (Viena) , vol. I (1955) , p. 38.

[11] Ibid., p. 39.

[12] Ibíd., p. 37.

[13] Ibid., p. 38.

[14] Ibíd., p. 35

[15] Istorijski Arhiv Komunisticke Partije Jugoslavije (Belgrado, 1949-1953); vol II p. 27. En adelante Istorijski Arhiv.

[16] Definitivni Rezultati Popisa Pucanstva Kraljevine Srba, Hrvata i Slovenaca, 1921 (Belgrado, 1931).

[17] Istorijski Arhiv, vol II, pp. 70, 67-77, 73. Ver también Sima Markovic, Nacionalno Pitanje u Svetlosti Marksizma (Belgrado, 1923) , pp. 118, 123-124.

[18] D. A. Tomasic, National Communism and Soviet Strategy (Washington, D. C. 1957), p. 39. En adelante Tomasic, National Communism.

[19] Vladimir Dedijer, Tito (New York, 1953) , p.48.

[20] Comparar Borba (Belgrado), dic. 6, 1952 en Istorijski Arhiv, vol I, Par. 2, pp. 250-59.

[21] Tomasic, National Communism, Cap. IV y V.

[22] D. A. Tomatic, "Slavs", Encyclopedia Americana (New York, 1957).

[23] Tomasic, National Communism, Cap. IV.

[24] Ibíd., Cap. III y IV.

[25] Para un análisis detallado de la cultura dinárica ver Jovan Cvijic: "Studies in Yugoslav Psychology" Slavonic Review (Londres), dic. 1930. Ver también Edith M. Durham: Some Tribal Origins, Laws and Customs of the Balkans (Londres, 1928). Ver también D. A. Tomasic: Personality and Culture in Eastern European Politics (Nueva York, 1948). En esta última obra se analizan también diferencias y similitudes entre ortodoxos y católicos en las regiones dináricas. Importante contribución a nuestro conocimiento de la cultura dinárica y su psicología se puede hallar asimismo en la biografía de Milovan Djilas: Land Without Justice (Nueva York, 1958).

[26] Este mapa, como asimismo el Mapa II, ha sido confeccionado por Joseph Strmecki, de la Universidad de Pittsburg.

[27] Biographies.

[28] Joseph Stalin, Foundations of Leninism (Nueva York, 1939) , p. 91.

[29] M. Djilas, The New Class, op. cit.

[30] Lenín, Collected Works (Nueva York 1929) , vol. IV, pp. 196, 180-201.

[31] Lenín, Selected Works, vol. V, pp. 60, 204. Ver también Stalin, op. cit., pp. 119-20

[32] Stalin, op. cit., p. 110.

[33] Ver Tesis y Estatutos de la Internacional Comunista y Programa de la Internacional Comunista, particularmente "Condiciones de Admisión".

[34] Lenín, Selected Works, vol. VII, pp. 140-141; vol. X, pp. 60, 80. Ver también Stalin op. cit., pp. 48-50.

[35] Stalin, op. cit., pp. I22-24.

[36] Tomasic, National Communism, pp. 37-38, 41-43, 97, 102-108.

[37] M. Djilas, The New Class, op. cit.

[38] Tomasic, National Communism, pp. 103, 96-101.

[39] Ibid., pp. 141-44.

[40] Stalin, op. cit., pp. 13-14.

[41] Se agradece el apoyo financiero prestado por Indiana University y Social Science Research Council.