Cardenal Stepinac
CARDENAL STEPINAC: Mártir de los Derechos Humanos
M. Landercy

[continuación]

Las condiciones para una paz duradera

Después de las Conferencias de Cuaresma dictadas por el padre jesuita Ivan Kozelj a los estudiantes de Zagreb, el Arzobispo tuvo que pronunciar el 18 de marzo de 1945, en la Basílica del Sagrado Corazón, una homilía final, que fue escuchada con gran interés.

Poco tiempo antes, el Arzobispo había recibido la visita de un oficial partisano vestido de civil quien le había dicho: "Los alemanes están por perder la guerra. Cuidado con lo que va a decir a los estudiantes!". Mons. Stepinac respondió: "El Arzobispo de Zagreb dirá lo que deba decir. No pedirá permiso a nadie como no se lo ha pedido nunca a ningún gobierno". Llegado el momento, el Arzobispo abordó el tema de la paz y de las condiciones requeridas para que esta fuera duradera.

Después de haber evocado una antigua costumbre de Etiopía que consistía en apagar sus fuegos y encenderlos de nuevo con el fuego del jefe del clan, Mons. Stepinac continuó diciendo: "Qué bendición sería que todos los hombres apagaran en su corazón el fuego del odio para encender el del amor extraído del corazón de Dios, que Jesús trajo al mundo (Lc. 12,43)... Después de cinco años de masacres es normal que vosotros os preguntéis cuáles son las posibilidades de una paz duradera para la humanidad... Para responder a esta pregunta, es necesario comprender qué es la paz.

Es paz la impuesta por el aniquilamiento de los pequeños pueblos, con las armas de los grandes que se han puesto de acuerdo para hacerlo? Es la paz de la que se adueña una clase de la sociedad a través de la dictadura de la espada y del fuego, dejando extinguirse a los demás, aunque éstos sean mayoría? Es la paz de los que matan impunemente, sin tener que rendir cuentas, a los intelectuales, a los sacerdotes y a los ciudadanos que tienen una opinión política contraria? Es la paz de los que hacen imposible toda actividad de la Iglesia, pretextando que la Iglesia no tiene derecho a hacer política?

Tal paz sólo sería una guerra latente que, instalada en el corazón de los hombres, podría estallar de nuevo y causar los asesinatos y las destrucciones de las que hoy somos testigos. San Agustín dio la verdadera definición de la paz: "Pax omniun rerum tranquillitas ordinis": la paz de todas las cosas es la estabilidad del orden.

Si queremos una paz duradera, ésta debe cumplir una triple condición: respetar los derechos de Dios, preservar la natural dignidad del hombre y respetar los derechos de los otros, los de los individuos y los de los grupos, pueblos o Estados que sólo son un conjunto de personas en el cual cada uno tiene sus derechos. Ya San Pablo (Tit 2, 12) nos invitaba a vivir en el presente siglo con temperancia y dominio de sí, con justicia hacia los otros y con devoción hacia Dios. Es triste e incomprensible ver a los comunistas advertirnos antes de su llegada que no se opondrán a la fe, pero al mismo tiempo, constatamos que en los territorios que han conquistado, impiden la instrucción religiosa en las escuelas, impulsan el matrimonio exclusivamente civil, requisan las instituciones escolares de la Iglesia y, además asesinan a los sacerdotes. Y se atreven a decir que actúan de tal forma por veredicto del pueblo!

Hasta hoy, no habíamos hablado abiertamente de todo esto, teníamos graves motivos. Pero llegará el día en que la Historia se conocerá y se desenmascararán todas las mentiras.

No estamos preocupados por las amenazas ni por los ataques contra el Arzobispo de Zagreb a quien quieren incluir en el número de los criminales de guerra. Que todos sepan que el Arzobispo conserva la frente bien alta, suceda lo que suceda, pues su conciencia está tranquila. Al mismo tiempo, no temo decir que el pueblo croata rechazará todo régimen, de extrema izquierda o de extrema derecha que no respete su tradición católica más que milenaria. Tal régimen no representaría más que una ínfima minoría que podría quizás tomar el poder por la fuerza, pero tal poder no puede ser el fundamento de una paz duradera".

Carta pastoral del 24 de marzo de 1945

En su carta a los fieles en momentos de la Conferencia de los Obispos croatas, en marzo de 1945, los Obispos justificaron su posición contra todo terrorismo y a favor de una justicia del poder, rechazando al comunismo que de antemano los acusaba de ser "criminales de guerra". Señalaban también el derecho del pueblo croata a la libertad y a la independencia, ese derecho al cual el pueblo croata no había renunciado durante 1.300 años. Los Obispos católicos croatas, afirmaban, respetan este derecho que Dios otorga a su pueblo, y que es conforme a la justicia y al derecho internacional.

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