Croacia: Mito y Realidad

CROACIA: MITO Y REALIDAD

C. Michael McAdams

[continuación]

Palabra y realidad

A pesar de las garantías escritas dadas a la minoría serbia en Croacia, los críticos dicen que son sólo palabras, no hechos. Pero las acciones de muchos serbios ortodoxos hablaron volúmenes. Cuando Croacia fue atacada, muchos serbios huyeron no a Belgrado, sino a la capital croata, Zagreb, y a otras áreas no ocupadas. Más serbios eligieron vivir en paz en Croacia libre que los que escogieron vivir bajo la ocupación serbia de Belgrado. Todavía en marzo de 1995, sólo meses antes de la liberación de las áreas ocupadas, 218 mil serbios étnicos vivían en Croacia libre, comparados con los 184 mil en Croacia ocupada. Los serbios croatas pacíficos no fueron maltratados en Croacia, donde varios fueron elegidos para formar parte del Parlamento y uno fue su vicepresidente.

En febrero de 1995, un escritor del staff del Los Angeles Times escribió un extenso artículo sobre los serbios, calificándolos de "minoría oprimida", citando sólo a dos serbios por nombre, como ejemplo de la opresión que padecían. Uno de ellos, Veselin Pejenovic, era miembro del Parlamento, ex consejero en el Ministerio croata de Defensa, consejero del gobierno croata y profesor de Ciencia Política en la Universidad de Zagreb. El otro, Milorad Pupovac, era profesor de lingüística y cabeza del Foro Democrático Serbio (un partido político de oposición), y jefe de Lingüística Aplicada en la Universidad de Zagreb. El escritor admitió que doce bancas en el Parlamento eran ocupadas por serbios en ese momento, pero no mencionó que un serbio, Milan Djukic, era el vicepresidente del Parlamento. Aparentemente no se les ocurrió al periodista o a sus editores que se trataba de posiciones poco usuales para una minoría oprimida en un país donde, según el escritor, los serbios no podían acceder a un trabajo. Por el contrario, ni un solo croata en Serbia -12 por ciento de la población en 1991- tuvo ninguna posición de autoridad después de 1989.

De hecho, el parlamentario Veselin Pejenovic hizo notar que el gobierno croata, a pesar de las devastaciones de la guerra, gastó un millón y medio de dólares en 1995 y 1996 para las necesidades políticas y actividades de la comunidad serbia. Esta comunidad tenía tantas organizaciones, que en 1996 se formó en Zagreb un Consejo Nacional de Organizaciones Serbias (NSSO). A mediados de 1996 el gobierno croata mantenía 40 jardines de infantes, 60 escuelas primarias, cinco escuelas secundarias y tres departamentos universitarios sirviendo a comunidades minoritarias en sus propias lenguas, con curricula en nueve idiomas.

En abril de 1996 otro serbio más pidió retornar a Croacia y adoptar la ciudadanía croata. Jovanka Broz, la viuda del presidente Tito y serbia de Croacia, pidió la ciudadanía croata. Ella vivió en Belgrado por varias décadas, pero no podía soportar más la vida bajo Slobodan Milosevic, quien la mantenía en virtual arresto domiciliario. Su hijo Aleksandar Miso Broz, que es un diplomático croata, propuso que los restos de Tito sean devueltos a su pueblo natal de Kumrovec, Croacia. Ya que Milosevic se mostraba deseoso de destruir el elegante mausoleo de Tito en Belgrado, parecería que por fin hasta Tito podría retornar a Croacia.

"Conversiones Forzadas"

Finalmente, a comienzos de 1995, un escritor serbio, Moura Dimic, se puso a escribir ficción pura en el National Catholic Register, al intentar resucitar el fantasma de la "limpieza étnica", afirmando que "la Iglesia Católica de Croacia ya había `convertido' a por lo menos 11 mil cristianos ortodoxos". Esta afirmación fue inmediatamente desmentida por los líderes católicos y serbio-ortodoxos de Croacia. El 11 de enero de 1995 el archipreste Jovan Nikolic, de Zagreb, afirmó que el rumor sobre las conversiones había sido "instrumentado con mentiras, medias verdades e información falsa", y afirmó lisa y llanamente que esas conversiones no habían tenido lugar. A pesar de las palabras de los líderes católicos y ortodoxos, los mitos de conversiones forzadas y de destrucción masiva de iglesias ortodoxas continuaron durante la guerra.

El 5 de marzo de 1996 los mitos fueron en gran medida puestos a descansar cuando el metropolita serbio-ortodoxo de Ljubljana-Zagreb, Jovan Pavlovic, visitó Croacia por invitación del obispo católico de Sibenik, Srecko Badurina, a pesar de los años de propaganda, el dignatario eclesiástico observó que no había daños en los monasterios e iglesias ortodoxas que visitó.

Después de años de odio y destrucción, Jovan Pavlovic ordenó a sus sacerdotes y obispos que retornaran a sus puestos en Croacia, urgió a los serbios a retornar a sus hogares, y declaró que el obispo católico croata era altamente respetado por la Iglesia Ortodoxa. Refiriéndose a la próxima fase de las relaciones entre católicos croatas y serbios ortodoxos, dijo:

"Ante estos obstáculos, puede decirse `es imposible' o `es posible con la ayuda de Dios'. Nosotros debemos decir `es posible con la ayuda de Dios', pero no siempre es posible ver el día, el tiempo, el cómo y el cuándo precisos. Si establecemos nuestra posición sobre una firme base divina, entonces será posible anticipar lo que no podemos planear. Por lo tanto, ésta es una conversación que debería guiar nuestros pasos en esta dirección cristiana hacia un futuro cercano o distante".

Quizás el obispo Badurina y el metropolita Jovan escribieron las primeras palabras de un nuevo capítulo de reconciliación en una Croacia del siglo XXI en paz, multiétnica y multirreligiosa.

 

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Edición electrónica de Studia Croatica, 1998