Croacia: Mito y Realidad

 

CROACIA: MITO Y REALIDAD

C. Michael McAdams

[continuación]

El nuevo gobierno croata adoptó las leyes raciales y económicas alemanas, y persiguió a judíos, serbios, comunistas, líderes del Partido Campesino y otros. Mientras que luchaba por su propia supervivencia contra los cetnik serbios, quienes querían restaurar la monarquía serbia, y contra los partisanos dirigidos por los comunistas, el Estado croata se unió al Eje y luego mandó tropas al frente ruso, donde miles murieron durante el sitio de Stalingrado. En tanto que la mayoría del pueblo croata estaba a favor de un Estado croata independiente, muchos no apoyaron al régimen Ustase. Cuando estalló la guerra había menos de 12 mil miembros en el movimiento, representando menos del 1 por ciento de la población croata. En 1942, en su punto más alto, había sólo 50 mil ustase.

Más del 60 por ciento eran de la zona empobrecida de Hercegovina occidental, con un fuerte sentimiento antiserbio derivado de la dictadura de Alejandro. Un 20 por ciento eran musulmanes que se unieron en directa respuesta a las masacres serbias en Bosnia. El líder del popular Partido Campesino Croata fue puesto en prisión por el régimen durante la guerra.

Muchos miembros de la oficialidad de los Domobran croatas (ejército regular separado de los ustase) eran pro-Aliados y apoyaban al Partido Campesino Croata. En septiembre de 1944, oficiales pro-Aliados intentaron un golpe en contra de Pavelic. Los complotados habían recibido la promesa de un desembarco anglo-americano en Dalmacia, y tenían la intención de volcar al Ejército croata en contra de Alemania para apoyar la invasión.

El desembarco nunca tuvo lugar. El Dr. Ivan Subasic, del gobierno yugoslavo en el exilio, supo del complot e informó a los soviéticos. Inmediatamente, Stalin contactó al presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt y le informó que cualquier acción de ese tipo sería violatoria del acuerdo de Teherán, por el cual se había dividido a Europa en esferas de influencia.

Roosevelt canceló todos los planes para el desembarco, pero los canales secretos británicos retuvieron la información, no haciéndola llegar a los croatas, en el entendimiento de que cualquier revuelta, inclusive una que estuviera destinada al fracaso, era mejor para la causa aliada que nada ocurriera.

Serbia y los cetniks

En Serbia se estableció un nuevo gobierno pro-Eje, primeramente conducido por Milan Asimovic y luego bajo el ex-ministro de Guerra, general Milan Nedic, quien gobernó hasta 1945. Nedic apoyó a Hitler y se reunió con él en 1943. Este nuevo gobierno estableció leyes raciales aún más duras y estrictas que las dictadas por el príncipe Pablo e inmediatamente estableció tres campos de concentración destinados a judíos, gitanos y otros. Nedic formó sus propias tropas paramilitares de choque, conocidas como Guardia de Estado. Esta Guardia estaba constituida por antiguos miembros de los cetniks, grupo que había existido como una policía paramilitar exclusivamente serbia, bajo Alejandro y Pablo, para forzar la lealtad de los miembros no serbios de las fuerzas armadas.

Cuando Yugoslavia se desintegró, una fracción de los cetniks prestó juramento de fidelidad al nuevo gobierno nazi serbio. Otro grupo permaneció bajo su líder de antes de la guerra, Kosta Pecanac, quien colaboró abiertamente con los alemanes. Un tercer grupo de cetniks siguió al fascista serbio Dimitrije Ljotic. Las unidades al mando de Ljotic se encargaron principalmente de capturar a judíos, gitanos y partisanos para su ejecución o ser deportados a campos de concentración.

En agosto de 1942, el gobierno serbio anunció con orgullo que Belgrado era la primera ciudad en el Nuevo Orden que era Judenfrei o "libre de judíos". De los 12 mil judíos de Belgrado, sólo sobrevivieron 1115.

Otro grupo de cetniks se alineó detrás de Draza Mihailovic, un oficial del ejército de 48 años que había sido sentenciado por una corte marcial bajo el mando de Nedic, y que tenía contactos cercanos con Gran Bretaña. Mihailovic ofreció alguna resistencia a las tropas alemanas mientras colaboraba con los italianos. El 22 de julio de 1941 el gobierno yugoslavo en el exilio anunció que era imposible continuar la resistencia.

A pesar de que Mihailovic y su gobierno en el exilio mantuvieron una feroz campaña de propaganda para convencer a los aliados de que sus cetniks estaban infligiendo graves daños al Eje, los cetnik poco hicieron para el esfuerzo de guerra, y colaboraron abiertamente con alemanes e italianos mientras combatían a los Ustase y a los partisanos.