v
Desde 1943 o 1945 y la Constitución de 1974, Serbia y los serbios han
sido disminuidos y rebajados con la Constitución de Tito, la Autogestión y las
reformas sucesivas.
v
En relación a la Yugoslavia unitaria entre 1918 y 1939, Serbia en la
Yugoslavia de Tito ha perdido Macedonia, Montenegro, Bosnia y Hercegovina,
siempre consideradas "tierras serbias".
v
La creación de las regiones autónomas del Kosovo y de Voivodina es una
verdadera afrenta hacia los serbios, por lo tanto intolerable.
v
Las descentralizaciones sucesivas del poder y las reformas económicas
son contrarias a los intereses y a la grandeza serbia; se debe regresar a la
buena centralización staliniana, para reforzar la unidad de Yugoslavia y
resolver los problemas económicos.
v
Los serbios deben vivir en el mismo Estado y éste no puede ser otro
que el controlado por los serbios.
Tito es designado como el
principal culpable de las desgracias de los serbios y de Serbia. Estos mismos
académicos piden en el verano de 1988, que se reexamine el "rol
histórico" de Tito, a fin de destruir su leyenda. No se limitarán solo en
constatar la desgracia y la "decadencia" de Serbia durante el
socialismo titista, sino que además proponen las acciones siguientes:
v
Encontrar un nuevo dirigente para los comunistas serbios, con las
características necesarias para imponer su conducción, pero también debe ser
pro-ortodoxo y aliarse con ellos, especialmente con la iglesia ortodoxa serbia,
para que juntos, ser capaces de movilizar las masas serbias y restaurar la
grandeza perdida de Serbia.
v
Para restaurar la grandeza serbia, el primer paso es suprimir la
autonomía de Voivodina y Kosovo y recuperar Montenegro, movilizar los serbios
en Serbia y las minorías serbias en Montenegro, Voivodina, Kosovo, Bosnia,
Croacia y Macedonia. Esta movilización será conducida por el futuro líder que
se debe encontrar lo antes posible.
v
Para restaurar la grandeza espiritual de Serbia, todos los serbios
deben vivir en un solo Estado. Para llegar a este fin, se debe tomar control de
la Liga de los comunistas yugoslavos, del ejército, la policía serbo-yugoslava
federal, la diplomacia y obtener la adhesión a este proyecto de los buenos
comunistas y de las minorías serbias en las otras Repúblicas federadas.
v
Con una buena propaganda tanto sobre el plano nacional yugoslavo como
en el internacional, el proyecto de la gran Serbia deberá poder realizarse sin demasiado
sufrimiento para el pueblo serbio, que de todas maneras será recompensado, y
sin conflicto abierto con las otras naciones. Pero, si es necesario, el
proyecto deberá hacerse incluso recurriendo a la guerra que de todas maneras
debe ganarse".
Como una manera de encubrir
estas claras intenciones de restauración de la Serbia del medioevo, se presenta
todo como un plan destinado a proteger la unidad del país y evitar así la
desintegración del Estado y el caos. Este renacimiento de la ideología nacionalista
serbia, había sido precedido algunos años antes por una petición firmada por
212 intelectuales serbios llamada "protiv gonjenja na Kosovi" (contra
la persecución de los serbios en el Kosovo) y apoyada por la Asociación de
escritores serbios. Dobrica Čosić, escritor serbio, es el intelectual
más conocido que lidera el grupo que redacta el Memorándum de 1986 y que más
adelante Milosević lo hará elegir presidente de Yugoslavia. Pero la
alimentación de la llama nacionalista de los serbios, a la cual los intelectuales
de la Academia de ciencias de Belgrado tanto aportaron, escapará muy pronto de
las manos de sus autores para caer en las del equipo que trabaja para ayudar a
la toma del poder de Slobodan Milosević, quien la utiliza como bandera de
lucha nacionalista y logra con ella hacerse del partido y de la presidencia
yugoslava.
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Gaspar Glavic: Mis lecturas sobre los 2000 años de
la historia de Croacia
Studia Croatica - electronic edition
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