Pero los sucesos más graves
sucederán en Kosovo, la región más pobre de Yugoslavia. Esta provincia,
considerada por los serbios como la cuna en donde ellos nacen como pueblo, la pierden
cuando en la batalla de 1389 son derrotados por las tropas otomanas. El dominio
turco permite la llegada de albaneses que durante siglos se van instalando en
la región a la que consideran su verdadera patria. Con una fuerte tasa de
natalidad, llegan a ser de lejos la mayoría indiscutida de la población (77%).
Los albaneses por lo tanto, se consideran dominados por la minoría serbia que
cuenta con el apoyo de la policía y el ejército serbio en la región; más la
animosidad de la población serbia. Tito y la Constitución de 1974 les había
entregado un estatuto, una asamblea y un gobierno, quitándole a la república de
Serbia el derecho de intervenir en los asuntos internos del Kosovo. Estos
habían podido así desarrollar su lengua y cultura como también sus relaciones
con la Albania vecina. El nacionalismo albanés del Kosovo va tomando fuerza y
confianza en sus medios y al mismo tiempo se comienzan a registrar ataques
hacia la población serbia de la región. La policía y la justicia del Kosovo,
dependiendo de autoridades locales, no demuestran inquietud ni toman medidas
para impedir la continuación de dichas agresiones; los serbios comienzan a
huir, abandonando la región y culpando a las autoridades por su incapacidad de
protegerles. El anhelo de los albaneses es obtener el estatuto de república
para su región, colocándole al mismo nivel que las otras seis repúblicas
yugoslavas y romper sus lazos que la atan a Serbia. En este ambiente
enrarecido, se producen violentos enfrentamientos en la universidad de Pristina
(capital del Kosovo) en marzo-abril de 1981. La causa de dicha agitación nace,
sea por problemas internos de la universidad (problemas de calidad en el
restauran universitario) o quizás por el nombramiento de un Serbio como
presidente de la Academia de ciencias. Lo cierto es que la revuelta estudiantil
surge con violencia y ésta se extiende a los mineros, a los obreros y continúa
hacia otros pueblos y ciudades del Kosovo. Industrias y fábricas serán
destruidas; numerosos manifestantes están armados. El gobierno yugoslavo envía
el ejército y en los combates habidos, se calcula que mueren cerca de mil
personas. Se trata de una verdadera rebelión del pueblo albanés. Las fuerzas
armadas logran restablecer el orden, pero la situación no mejora; el odio entre
ambos pueblos se acrecienta. Los Albaneses denuncian los abusos del régimen
militar y sus miles de arrestos, los serbios a su vez se quejan de los ataques
en su contra y que las autoridades albanesas no les brindan protección. Será
desde esta región, a causa de las medidas que tomarán las autoridades serbias
presididas por Milosević en marzo de 1989, que la situación general de la
Yugoslavia de Tito comenzará a tambalear para caer definitivamente en 1991.
Milosević, al quitarle al Kosovo su estatuto de provincia autónoma, inicia
la escalada de conflictos que darán como resultado cientos de miles de muertos
en Croacia y Bosnia principalmente y la agudización de su guerra a los
Albaneses del Kosovo después de terminada la guerra en Bosnia.
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Gaspar Glavic: Mis lecturas sobre los 2000 años de
la historia de Croacia
Studia Croatica - electronic edition
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