4-5-1980-LA MUERTE DEL
MARISCAL
Tito viaja en 1979 a La
Habana, Cuba, para participar, por última vez, en la Conferencia de países no alineados.
A su regreso de la Habana, cae gravemente enfermo y, a pesar de los cuidados
entregados por los mejores especialistas del mundo, muere en Liubliana el 4 de
mayo de 1980, a la edad de 88 años. Después de un grandioso homenaje póstumo
rendido en Liubliana y Zagreb, sus restos llegan a Belgrado en donde es
sepultado en su mausoleo en presencia de casi todos los principales mandatarios
del mundo. Sus fieles lugartenientes Bakarić y Kardelj, mueren algunos
años más tarde. Si en Yugoslavia, Tito era una verdadera institución y una
leyenda, en el extranjero fue conocido sobre todo por la lucha que dio a los
alemanes, su ruptura con Stalin en 1948 y la autogestión yugoslava de 1950. Sus
retratos se mantendrán aún colgados en todas las oficinas públicas del país,
bajo la atenta mirada de la policía que cuida que nada en el "status
quo" político elaborado en 1974, comience a resquebrajarse. En aplicación
de la Constitución del 74, está instituido un sistema de rotación; cada uno de
los ocho miembros de la presidencia colegial debía ser elegido, por turno, por
sus colegas como presidente del gobierno federal, y esto por una duración de un
año. El primer problema surge de inmediato con el nombramiento del primer
presidente de tumo: según la regla establecida debía elegirse al vicepresidente
saliente, el Macedonio Lazar Kolisevski, pero se preferirá al serbio de Bosnia,
Cvijetin Mijatović.
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Gaspar Glavic: Mis lecturas sobre los 2000 años de
la historia de Croacia
Studia Croatica - electronic edition
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