Desde 1946 a 1948, Stalin
intentará imponer su influencia al Estado yugoslavo y obtener la obediencia y
el respeto de Tito. La URSS pone en práctica un plan para establecer contacto
directo con los responsables locales en Yugoslavia, por sobre la dirección
titista. Estas maniobras, que ya habían tenido éxito en otros países comunistas
de Europa, fracasarán en Yugoslavia, en donde los dirigentes yugoslavos que
habían cedido a las presiones de Stalin, serán rápidamente eliminados. Tito, a
su vez, inicia contactos con los dirigentes albaneses y búlgaros, para ir a la
creación de una federación balcánica, sin tomar para nada en cuenta a Stalin.
Stalin decide que Tito debe
ser eliminado y seguir la suerte de tantos otros dirigentes que cayeron en
desgracia ante el zar comunista soviético. El 28 de junio de 1948, el
Kominform, órgano de coordinación de los partidos comunistas europeos creado
por Stalin algunos meses antes, pronuncia la condena del Partido comunista
yugoslavo y llama a las "fuerzas sanas del PCY a imponer una nueva línea
política a la dirección". Serán numerosos los observadores políticos
occidentales que predicen la inminente caída de Tito. Pero éste demuestra tener
firme en sus manos las riendas del poder y los escasos
"kominformistas" yugoslavos sufrirán todo el rigor del aparato
represivo del régimen titista. La voluntad de independencia en la población
hace que ésta entregue su apoyo al gobierno de Tito, convirtiendo el problema
en un caso de dignidad nacional y no ideológico.
En los países sometidos al
stalinismo la campaña anti-Tito será de una violencia inaudita, y la acusación
de "titista" y "revisionista" vendrá a reemplazar a la de
"trotkista" en los procesos de los años 50-53 en Hungría y
Checoslovaquia.
Lo mismo sucederá en los
partidos comunistas del mundo occidental, en donde el nombre de Tito será
puesto en la lista de los enemigos de la clase obrera por "traidor al verdadero
socialismo" que señala Stalin, el papa infalible del comunismo soviético
en esa época. Algunos años más tarde, después de la muerte de Stalin, Nikita
Kruschov viaja a Belgrado para restaurar honorablemente las diferencias tenidas
con los "herejes y revisionistas" yugoslavos.
A partir de esta ruptura,
Yugoslavia empieza a evolucionar en un sentido bastante diferente al camino
seguido por el resto de los países comunistas. En política interior, el país se
aleja, lentamente pero con decisión, del modelo stalinista. El terror represivo
se atenúa poco a poco para desaparecer en los años 50. Yugoslavia desde los
años 60 ya casi se había convertido en un país relativamente liberal: las
fronteras estaban abiertas, se permitía una cierta libertad de discusión, a lo
menos sobre ciertos sujetos no demasiado conflictivos. Pero el poder real no
dejaba de estar en manos del Partido comunista, rebautizado como Liga de los
comunistas yugoslavos, y en lo alto de la pirámide del poder: Tito. La plena
libertad de expresión no existía, sobre todo en algunas materias tabúes.
Después de las purgas anti stalinistas de 1948, habrá un proceso en 1954 contra
Milovan Djilas, el antiguo compañero de Tito, acusado de "tendencias
anarco liberales" por su libro "La Nueva Clase". El régimen
titistasocialista si bien había abandonado su etapa "totalitaria",
aún estaba claramente instalado en una etapa "autoritaria". Esta
liberalización del régimen, limitada pero real, no fue jamás teorizada, ya que
ella no estaba prevista por los dogmas, pero no pasa lo mismo con otras
innovaciones titistas que sí fueron reivindicadas, como el de la "no
alineación" y "la autosugestión".
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Gaspar Glavic: Mis lecturas sobre los 2000 años de la
historia de Croacia
Studia Croatica - electronic edition
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