ASESINATO DE ESTEBAN
RADIĆ - (20 de junio de 1928)
Para liberarse de su
principal adversario, según los consejos dados por la clase que vivía a la sombra
de la monarquía en Belgrado, el rey Alejandro designa y arma a un diputado
serbio, Punisa Račić, para que cometa tan vil atentado. El lugar
elegido para el asesinato es el propio parlamento de Belgrado. No hay dudas que
el lugar elegido y el método para deshacerse de un adversario político indican
una mentalidad balcánica y bárbara de este rey Karageorgevich.
El diputado serbio ejecuta
el contrato el 20 de junio de 1928, disparando sobre Radić y contra el
grupo de diputados croatas. Dos diputados (P. Radić, el nieto de Esteban
Radić, y Djuro Basariček) mueren sobre los bancos del parlamento
serbio. Esteban Radić y otros dos diputados croatas (J. Pernar y J.
Granda) quedan gravemente heridos. Radić muere por consecuencias de sus
heridas algunas semanas más tarde, el 8 de agosto de 1928.
Funerales impresionantes se
efectuarán en Zagreb con la asistencia de una muchedumbre inmensa más los
representantes de toda Croacia: Istria, Bosnia, Dalmacia, Voivodina,
Eslovenia... será una gigantesca demostración contra la política del terror y
del crimen que ejerce desde Belgrado Alejandro I. Incluso en las capitales
europeas se levantan voces de inquietud, sobre todo entre aquellos que habían
aconsejado a Radić (de París a Moscú) de continuar sus esfuerzos para encontrar
soluciones pacíficas a los problemas del país. Pero, la respuesta de los
serbios será la misma que ya habían practicado antes y entre ellos mismos. Este
acto aberrante cometido por los serbios en el parlamento de Belgrado, será el
punto de partida que dará inicio a una serie de tragedias que repercutirán no
solo en los pueblos croatas y musulmanes, sino en los propios serbios.
Ø
Para los croatas, dos caminos serán posibles desde el día del
asesinato de sus representantes:
mantener la serenidad y perseverar
en su lucha pacifica y desesperada por la obtención de sus derechos legítimos
(que era lo que estaba haciendo el partido de Radić y que continuó su
sucesor Vlado Maček);
o perder toda esperanza de
que los serbios puedan comprender lo que significa un sistema democrático y
respetuoso de las naciones que lo componen. En ese caso, solo cabe la guerra
para hacerse respetar y conquistar la libertad perdida. Esta será la solución
elegida por Ante Pavelić.
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Gaspar Glavic: Mis lecturas sobre los 2000 años de
la historia de Croacia
Studia Croatica - electronic edition
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