Ya en el siglo VII de
nuestra era, Croacia y Serbia son dos naciones vecinas a las cuales separa el
río Drina: croatas y serbios jamás vivieron reunidos en un Estado antes de
1918, o sea, durante once siglos. En Europa hay otro caso parecido entre España
y Portugal. Los croatas vivieron sucesivamente en el Imperio de Carlomagno, y a
continuación, después de cuatro siglos de independencia, ingresan al reino de
Hungría-Croacia en el 1102, y, a partir de 1527, entran a formar parte del
Imperio de Austria-Hungría-Croacia hasta el año de 1918. Los turcos otomanos
lograrán conquistar Bosnia y las regiones limítrofes con Croacia (Krajina), y
que es en donde se instala a vivir la minoría serbia de Croacia. El pueblo
croata resistirá con éxito durante cuatro siglos (del siglo XIV al XVIII) la
invasión Turca, a un precio muy alto en sufrimientos y pérdidas de vida. La
defensa heroica e inclaudicable de los croatas, detiene el avance Otomano y les
impide el paso hacia el Oeste. El Papa, como reconocimiento, agradece a los
croatas y les da el título de "Antemurale Christianorum". Los croatas
católicos, mantenidos siempre fieles a la iglesia Católica Romana, son unidos
estrechamente a la Europa Occidental, gracias a las numerosas ordenes
religiosas y a los intercambios culturales con Europa, y no con Bizancio ni menos
con Rusia.
Los serbios, del siglo VII
al XII, estuvieron siempre bajo el dominio de Bizancio o de los Búlgaros. Será
solo en el siglo XIII que Serbia, aprovechando la declinación de Bizancio, se
convierte en un Estado independiente, cuyo creador espiritual es san Sava,
fundador de la iglesia ortodoxa serbia y del mito del Imperio serbio-bizantino.
Serbia desea entonces ocupar el puesto dejado libre por Bizancio en su rol de
Imperio, lo cual permitiría al patriarca serbio convertirse en el patriarca de
Constantinopla. El zar Dušan, se proclama "zar de los griegos y
serbios", al morir en 1355, el efímero Imperio serbio se derrumba como un
castillo de naipes, pero no así la locura de grandeza de las clases dirigentes
serbias, sean estas del siglo XIII o las que estaban en el poder en el último
decenio del siglo 20. Cuando el mito de la gran Serbia es resucitado al
comenzar el siglo XIX, y que comienza a realizarse efectivamente en los
primeros años del siglo XX (guerras balcánicas, atentado de Sarajevo, creación
del Estado de los Serbios, Croatas y Eslovenos el 1 de diciembre de 1918),
Serbia se apoyará siempre en las minorías serbias de Croacia, Bosnia y Hungría
del Sur, y como un agente importantísimo para la unión de estas minorías: la
Iglesia ortodoxa serbia. El sostén de las minorías serbias a la política de
Serbia, la defensa de los privilegios obtenidos de los Turcos y de los
generales de Austria, la alianza de estas minorías serbias con los adversarios
políticos de los croatas, todo esto contribuye a crear una animosidad y
hostilidad creciente a fines del siglo XIX entre croatas y serbios en Croacia,
y que pronto se extenderá a Bosnia. La firma precipitada del acta de creación
del Estado de Serbios, Croatas y Eslovenos, fue un verdadero "robo
político" cometido por el representante de la minoría serbia de Croacia,
Svetozar Pribičevič, y la oligarquía ortodoxa serbia de Belgrado, con
la complicidad si no la voluntad de Alejandro I Karageogevich y la Mano negra.
El acta de Unión del 1 de Diciembre de 1918, cumplía todas las condiciones para
la constitución de la gran Serbia, ya que ella no tenía en cuenta:
Pribičević, no
tuvo en cuenta para nada todos estos acuerdos y las recomendaciones del Consejo
nacional de Zagreb, como tampoco las advertencias del líder croata Esteban
Radić quien había declarado, el 24 de noviembre, que los croatas no aceptarían
jamás un Estado centralizado en el cual todo el poder estuviese concentrado en
Belgrado en manos de los serbios. El acta de la Unión fue considerada como
ilegal por los croatas, así como la constitución de Vidovdan de 1921, que los
croatas jamás aceptaron.
El l ° de noviembre de
1918, comienza lo que diplomáticos occidentales (nada de enterados) llamarán
"luchas tribales", "luchas intestinas". Desde esa fecha,
los serbios habiendo tomado el poder total del nuevo Estado, toda idea de
federación o confederación de los Eslavos del Sur se convertirá en una utopía a
causa de la hegemonía serbia sobre las otras naciones no serbias. El acta de
"Unión" proclamada por el rey serbio Alejandro I, el 1ero de
diciembre de 1918 representa en la realidad un triple golpe de Estado:
1. el golpe de Estado
serbio en Voivodina, el 25 de noviembre de 1918, anexada directamente a Serbia,
sin que se haya efectuado una consulta democrática al conjunto de la población
de esta región;
2. el golpe de Estado en
Montenegro, el 26 de noviembre de 1918, mediante el cual se suprime la
existencia del Estado de Montenegro y se anexa éste a Serbia;
3. el golpe de Estado del l
ero de diciembre de 1918, con el cual se anexa ilegalmente, gracias al serbio
Svetozar Pribičević, la totalidad de los territorios del ex-Imperio
de Austria.
Según la constitución
serbia de 1903, el rey Alejandro I, no tenía el derecho de haber proclamado la
Unión de Serbios, Croatas y Eslovenos. El Sabor de Zagreb jamás aceptó esta
Unión, no así la Škupština (parlamento) de Belgrado en donde fue aceptada el 29
de diciembre de 1918. La Unión del l ero de diciembre:
Las condiciones necesarias
requeridas para que esta Unión pudiese haber sido aceptada eran:
- que ella se hubiese
basado en una adhesión voluntaria de los pueblos;
- que hubiese existido el
derecho, a la autonomía económica y cultural e incluso política;
- que hubiese existido una
participación y una adhesión a los valores comunes para construir un porvenir
común en beneficio de todas las naciones y no solamente en provecho exclusivo
serbio.
Como ninguna de estas
condiciones existieron o no fueron respetadas, era por lo tanto lógico, que tal
Estado no pudiese vivir sin conflictos y problemas de todo orden, lo que le
llevaba obligatoriamente a convertirse en una dictadura política y policial, y
que conducirá rápidamente a una guerra civil que tomará en seguida una
dimensión trágica en 1941.
El nuevo Estado se compone
de 275'000 km2 y con una población total de 12.5 millones de habitantes; los
serbios, representando un máximo de 40% de la población, en contra un 60% de
las otras nacionalidades, deciden de imponer su dictadura sobre los dos tercios
de los habitantes de este nuevo Estado creado de una manera tan poco democrática.
Muy pronto las naciones que forman este Estado dominado por la monarquía y la
clase política serbia, comenzarán a sentir las presiones políticas, la opresión
y el terror de parte de los que desean a toda costa realizar el sueño de la
gran Serbia, todo lo cual agravará rápidamente la situación de los pueblos en
este nuevo reino serbio:
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Gaspar Glavic: Mis lecturas sobre los 2000 años de
la historia de Croacia
Studia Croatica - electronic edition
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